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El Año 2020 desde el punto de vista del paciente
from Próspero
by AUCH revista
María Gonzalez
Este año ha sido un año diferente para el mundo entero, ha puesto a prueba a todos. Lo que ha sido interesante, para nosotros los enfermos, es presenciar cómo este año llevó a los “saludables”, o como hace poco escuché, los “able-bodied”, que se traduce en los “cuerpos-capaces”, a llevar una vida similar a la que llevamos los enfermos autoinmunes o con dolor crónico. La vida de los enfermos es una vida de aislamiento, de soledad, de planificación previa, de cuidarse la salud todo el tiempo, de estrés al salir, de cambios contantes. ¿Te suena esto parecido a lo que viviste este año?
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Aquí comparto 5 cosas que nos dejó el 2020, que acercaron un poco a “los saludables” a la realidad de los enfermos autoinmunes:
El Duelo. El duelo por la perdida de tu salud es similar a los que experimentaron los “saludables” durante la cuarentena. Ese sentimiento de pérdida de la vida a como era antes, es exacto a los que sentimos los enfermos cuando nos dan el diagnóstico de una enfermedad que no tiene cura. Es un antes y un después, es adaptarse al llamado “New Normal”, que se traduce la “nueva normalidad”. La diferencia es que para nosotros esa “nueva normalidad” implica sentirse mal física y emocionalmente. En este sentido el duelo y sus etapas nos acercan.
La vulnerabilidad. Ahora el mundo entiende qué significa ser una persona con salud vulnerable. Ciertamente el Corona Virus ha cobrado la vida de millones de personas y todos estamos expuestos, pero nosotros los inmunosuprimidos estamos en “la lista” de personas vulnerables al Covid19. Ahora saben el riesgo que corremos los inmunosuprimidos. Ahora tenemos los enfermos una muletilla de ayuda para comunicar nuestra enfermedad. Ahora cuando digo que tomo inmuno supresores se lo toman más en serio mi enfermedad. Todos aprendimos este año lo vulnerable que es la vida humana.
Lo Invisible. El Covid, hizo que algo que es invisible a los ojos, nos pusiera de rodillas, dominara nuestras vidas (si no se controla), y nos encerró en nuestras casas en aislamiento. Ahora todos saben lo que se siente que algo invisible a los ojos controle tu vida. Eso es lo que sentimos los enfermos autoinmunes cuando no tenemos nuestra enfermedad bajo control, sentimos que ella nos controla a nosotros, nos pone de rodillas y nos encierra en nuestra casa, y como nadie la ve, nadie nos entiende. Dentro de todo le dio visibilidad a nuestras enfermedades invisibles.
El aislamiento. El sentimiento de aislamiento es de las cosas más difíciles que enfrentan los enfermos. Ya sea por el dolor físico del cuerpo, por alguna discapacidad, o por un sistema inmune suprimido, los enfermos se aíslan en sus casas, para poder descansar y recuperarse. Esto los hace sentirse solos y separados del mundo, lo que conlleva muchas veces a la incomunicación con los demás y a la depresión. Si algo nos enseñó este año es el valor de un abrazo, el acompañamiento en familia, las reuniones, el ver a los otros a la cara, ahora cuando te encuentres con alguien enfermo, espero lo acompañes en su soledad.
Los sentimientos. La pandemia trajo consigo todos los sentimientos imaginables. Dejó en evidencia lo mejor y lo peor del ser humano. La valentía de los empleados de salud, el altruismo de los médicos, los intereses de los políticos, la gula de los acaparadores, la ignorancia de los que no usan máscaras, la bochorno de los civilizados de ver a los ignorantes, el orgullo de ver a quienes trabajan ayudando a otros, la vergüenza hacia muchos líderes del mundo, la esperanza de tiempos mejores, la aceptación de la nueva normalidad. Pero de todos estos sentimientos, el principal protagonista fue “el miedo”, y en específico “el miedo a la muerte”. Y ahí coincidimos todos, enfermos “saludables”. Todos sentimos miedo, miedo por enfermar, miedo por morir.
En una cita del libro “La negación de la muerte” por Ernest Becker, dice lo siguiente:
“…Pascal: «Los seres humanos han de estar necesariamente locos, pues no estarlo equivaldría a otra forma de locura». Necesariamente, porque el dualismo existencial crea una situación imposible, un conflicto intolerable. Locos, porque como veremos todo lo que hace el ser humano en su mundo simbólico es un intento de negar y superar su grotesco destino (la muerte). El ser humano, literalmente, se sume en el ciego olvido mediante juegos sociales, engaños psicológicos, preocupaciones personales tan alejadas de la realidad de su situación que son formas de locura, locura acordada, locura compartida, locura disfrazada y dignificada, pero locura de todos modos.”
Este año ha sido una locura, pero no es culpa del año 2020 o de la pandemia, es por esta “locura compartida” de aferrarnos a la vida cuando sabemos que nuestro destino es la muerte. Este año tuvimos en cierta forma un diálogo directo con nuestro destino, a nivel mundial, nos pusimos mascarillas, nos lavamos las manos, no aislamos, nunca había estado la humanidad tan sincronizada en su “locura acordada”, aunque necesaria, pero locura en fin. La más grande enseñaza de este año ha sido el de acercarnos a la salud, la importancia que existe en estar saludables, y el saber que la salud pende de un hilo y hay que resguardarla y protegerla.
Por eso, en el año 2021, deseo que nuestra “locura disfrazada” sea la de vivir una vida plena, enfocada en lo que verdaderamente importa, estar saludables (tengas o no una enfermedad), con propósito, empatía y prosperidad emocional.
¡Próspero año nuevo 2021!