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Lo que dice la Biblia acerca de la homosexualidad
Richard Davidson
Profesor de Interpretación del Antiguo Testamento Seminario Teológico Adventista Andrews University
La Biblia contiene siete pasajes principales (o grupos de pasajes) que lidian con el tema de la homosexualidad. En este artículo vamos a analizar brevemente cada uno de estos pasajes. 1 A lo largo de nuestra argumentación estableceremos una diferencia entre la homosexualidad como orientación (propensión, inclinación, condición, tendencia) y la práctica homosexual (aunque no entraremos en el debate de si o cuánto de la orientación se hereda o se adquiere, ya que no existe ningún texto bíblico que aborde esta cuestión de manera directa). Tras la Caída de Adán y Eva, todos los seres humanos nacemos siendo pecadores, con una naturaleza pecaminosa y una inclinación hacia el mal. Todos somos «productos defectuosos» desde que nacemos, y tenemos una tendencia a la lujuria sexual (así como de otros tipos) heredada y cultivada, seamos heterosexuales u homosexuales; sin embargo, gracias al sacrificio expiatorio de Cristo no somos condenados por esas tendencias (ver Génesis 8:21; Salmos 51:5; Romanos 3:9-18; 7:13-24; 8:1-8; Efesios 2:1-3; 1 Juan 1:8; 2:16). Tal y como se argumenta más adelante, el AT condena la práctica homosexual y el sostenimiento de pensamientos lujuriosos homosexuales y de tentaciones relativas a la práctica homosexual, pero la Biblia no condena la orientación homosexual per se, del mismo modo en que no condena las tendencias naturales y las tentaciones lujuriosas heterosexuales, siempre que no se alberguen pensamientos al respecto ni se actúe sobre ellos. No cabe duda de que el poder de Dios puede efectuar una transformación total tanto de la práctica como de la orientación, como ocurre en ocasiones. 2 Algunos homosexuales experimentan un cambio de orientación milagroso, mientras que otros deciden someter sus tendencias homosexuales a la influencia y poder del Espíritu Santo durante el resto de sus vidas, tal y como debemos hacer todos en lo que a los deseos de la carne se refiere (Gálatas 5:16- 25). La culpabilidad no se halla en las tendencias, sino en que se actúe según esas tendencias (ya sea en la imaginación o en la práctica real). 3
La práctica homosexual en el AT
I. El proyecto edénico de Dios: Génesis 1:27; 2:24
Según el paradigma edénico de Dios, la sexualidad humana encuentra su expresión en el matrimonio heterosexual. Según
Génesis 1:27, el ser humano fue creado «hombre y mujer».
La distinción sexual entre hombre y mujer es fundamental para definir lo que es el ser humano. «No podemos hablar del hombre [la humanidad] sin decir hombre o mujer y también hombre y mujer. El hombre [la humanidad] existe con esta di
ferenciación, en esta dualidad». 4 Por consiguiente en Génesis 1 «se proclama que la heterosexualidad es
el orden de la creación». 5
«Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne». - Génesis 2:24 (RVR60)
Génesis 2:24 (RVR60) presenta una teología sucinta del matrimonio: «Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne». El uso de la palabra ‘por tanto’ [‘al-ken] al principio indica que la relación de Adán y Eva es
el modelo a seguir para todas las relaciones humanas sexuales en el futuro. La referencia al «hombre [’ish]… y… su mujer [’ishto]”» indica que la relación matrimonial heterosexual entre un hombre y una mujer es el modelo edénico para todos los tiempos. La relación matrimonial heterosexual que implica la unión sexual de un hombre con una mujer (no de un hombre con otro hombre o de una mujer con otra mujer) constituye el paradigma divino —el “orden de la creación”— para la humanidad desde el principio. Este modelo de la creación de relaciones heterosexuales se considera la norma a lo largo del canon bíblico del AT. Cualquier desvío de esta norma heterosexual se representa de forma negativa como una distorsión de la norma de la creación por parte de los escritores bíblicos.
II. Sodoma: Génesis 19; Ezequiel 16:43,50
La historia de Lot y Sodoma (Génesis 19:1-11) es bien conocida así que no es necesario reproducirla en detalle. Algunos sostienen que este pasaje no hace referencia al [la contemplación
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o consideración del] acto homosexual, sino que más bien lidia con cuestiones de hospitalidad. Sin embargo, la palabra hebrea «yada’» ‘conocer’ que se utiliza en el vers. 5 (RVR60) se refiere claramente al acto sexual (tal y como se ve tres versículos después). En la narrativa del Génesis, la primera referencia que se hace a la maldad de Sodoma (Génesis 13:13) habla de los «hombres de [’anshe] Sodoma» (RVR60), y utiliza el término «‘anshe» (la forma en plural constructo de «’ish» que significa ‘hombre’ en contraposición con la mujer), en lugar del término más genérico ‘gente’ «’am», que se utiliza comúnmente en el resto del Génesis para referirse a los habitantes de una ciudad. 6 En Génesis 19:4, se utiliza el mismo término «’anshe» «hombres de» dos veces en un único versículo, de nuevo para subrayar el hecho de que estos son los hombres que rodeaban la casa de Lot.
El contexto inmediato también da a entender que la maldad de Sodoma va más allá de (aunque no elimina) la cuestión de la hospitalidad. El narrador primero describe a los hombres de Sodoma como «malvados» y dice que «cometían pecados muy graves contra el Señor» (Génesis 13:13). Luego Dios mismo pronuncia el mismo mensaje: «El clamor contra Sodoma y Gomorra resulta ya insoportable, y su pecado es gravísimo». (Génesis 18:20). Tal lenguaje difícilmente podría describir simplemente un espíritu de falta de hospitalidad.
Muchos intérpretes modernos reconocen ahora que en Génesis 19 se describen tanto el acto sexual (contemplado) como el asunto de la falta de hospitalidad (o xenofobia), pero insisten en que la cuestión sexual es de violación o de violencia, de modo que este pasaje no ofrece evidencias de una condenación de la práctica homosexual en general. Ciertamente está claro que las acciones específicas que se contemplan por parte de los hombres de Sodoma incluyen la violación homosexual, pero a la luz del desarrollo de la narrativa en su conjunto, este acontecimiento se utiliza para caracterizar la profundidad de la depravación de Sodoma y Gomorra. Por consiguiente, «es probable que el pecado de Sodoma no sea tan solo uno de falta de hospitalidad o incluso de un intento de violación de un huésped, sino más bien el intento de violación homosexual de unos huéspedes varones… [Lo] que hace que esta muestra de inhospitalidad sea tan vil, lo que convierte a la palabra ‘Sodoma’ en un sinónimo de inhumanidad para los extranjeros visitantes de círculos judíos y cristianos posteriores, es la forma específica en la que se manifiesta esa falta de hospitalidad: la violación homosexual». 7
El contexto más amplio de los pasajes proféticos posteriores del Antiguo Testamento que hacen referencia a esta narrativa denotan claramente una interpretación sexual y un castigo del acto homosexual per se y no solo de la violación homosexual (Ezequiel 16:43,50). 8 III. La práctica homosexual y la legislación del Pentateuco: Levítico 18:22 y 20:13
La ley mosaica condena vehementemente y aplica las sanciones más severas a la actividad homosexual. La legislación básica que proscribe la práctica homosexual se encuentra en Levítico 18:22: «No te acostarás con un hombre [zakar] como quien se acuesta con una mujer. Eso es una abominación». El significado del término «zakar» es claramente ‘hombre’, y señala a todos los miembros de este género independientemente de la edad. Así que el uso de este término prohíbe todas las relaciones sexuales de hombres con hombres. «El lenguaje que se utiliza es terriblemente no técnico, y no deja lugar para la ambigüedad». 9
A pesar de que la prohibición de Levítico 18 menciona de forma explícita únicamente a las relaciones homosexuales entre hombres, es probable que la prohibición de relaciones lésbicas esté implícita en esta legislación. En general, la ley mosaica (incluido incluso el Decálogo) se considera desde la perspectiva de un hombre. El uso de la forma masculina y singular es la forma hebrea de expresar situaciones que incluyen a ambos sexos, tal y como se ha aplicado en muchas lenguas modernas antes de que surgiera la reciente costumbre de poner énfasis en la utilización de lenguaje que incluya a ambos sexos.
Existen numerosas evidencias en el texto bíblico de que esta legislación constituye una ley moral trans-cultural y transtemporal, y de que no es tan solo una ley ritual de aplicación solo a Israel:
En primer lugar, la relación sexual homosexual se considera un «delito sexual de primer nivel», y se agrupa con otros delitos sexuales punibles cuyo castigo es la pena de muerte (Levítico 20:10-16). La pena de muerte para la práctica homosexual es exclusiva de la ley bíblica, y la inclusión en Israel de esta práctica como un delito castigable con pena de muerte subraya lo serio del asunto.
En segundo lugar, la legislación que prohíbe la actividad homosexual se agrupa con la prohibición de otros actos sexuales que trascendía a la cultura y la situación del antiguo Israel: el incesto, el adulterio y el bestialismo (Levítico 18:6-23).
En tercer lugar, la relación sexual homosexual es considerada por Dios como «to’ebah» ‘abominación’ (Levítico 18:22; 20:13). Este término se utiliza dos veces (en singular) para referirse a las prácticas homosexuales en particular, y cuatro veces más en Levítico 18 (en plural) para resumir todos los pecados relacionados con el sexo (incluyendo la homosexualidad) que se mencionan en este capítulo (vers. 26,27,29,30). Estas son las únicas ocasiones en las que se encuentra este término en el libro de Levítico. El significado básico de «to’ebah» es ‘una cosa abominable, detestable y ofensiva’ y el uso de este término va
Lo que dice la Biblia acerca de la homosexualidad
más allá de los contextos de rituales-cultos y en la mayor parte de las veces (si no en exclusiva) se refiere a los delitos morales y no rituales. 10 El hecho de que entre la lista de prohibiciones específicas de actos sexuales de Levítico 18, la palabra «to’ebah» se mencione solamente en relación directa con la relación sexual homosexual, da una idea del grado de ofensa que se asocia a la actividad homosexual.
En cuarto lugar, en Levítico 18:24-30 y 20:22-23 Dios indica que las distorsiones sexuales que se han descrito en los versículos anteriores (y que incluyen a la homosexualidad) contaminan por su propia naturaleza y no porque sean una violación del ritual de culto de Israel. Debido a la existencia de estas prácticas entre los cananeos —que no observaban el ritual de culto de Israel— «la tierra misma se contaminó… y ella vomitó a sus habitantes» (Levítico 18:25). Del mismo modo en que la tierra vomitó a los cananeos, Dios advierte que vomitará a Israel si practica esta abominación (vers. 27-28). Esta ley “natural” se resume en Levítico 18:29: «Cualquiera que practique alguna de estas abominaciones será eliminado de su pueblo».
En quinto lugar, que la ley de Levítico 18 comprende la ley moral universal, y no solo la ley ritual que era solo de aplicación a Israel también es evidente por el hecho de que estas leyes se aplican de forma explícita a los no israelitas «extranjeros» o «forasteros» y también a los nativos israelitas (vers. 26).
En sexto lugar, el hecho de que se aplique al «extranjero» se convierte en un factor decisivo para la iglesia primitiva del NT en su labor de determinar qué leyes debían considerarse obligatorias por los gentiles cristianos más allá de los Diez Mandamientos. En Hechos 15, las cuatro categorías de prohibiciones que se imponen sobre los gentiles cristianos son precisamente las mismas cuatro, en el mismo orden, que se encuentran en Levítico 17-18 y que son de aplicación al extranjero, con una prohibición final, porneia, que resume las actividades sexuales ilícitas que se describen en Levítico 18. Está claro que la comunidad neotestamentaria del pacto vio esta referencia al «extranjero» como una indicación de la naturaleza trans-temporal y trans-cultural de estas leyes, incluida la ley que prohíbe la actividad homosexual (ver más sobre este tema en el apartado en el que se analiza la evidencia del NT más abajo).
Por último, la razón para las prohibiciones de Levítico 18 —incluida la homosexualidad— descansa sobre los principios fundacionales del orden de la Creación de Génesis 1:27-28: la Creación del ser humano a imagen de Dios como «hombre y mujer», únicos y distintos del resto de la creación de Dios. Esta conexión con el orden de la Creación se presenta de manera implícita en el refrán de Levítico 18:22 y 20:13: «con un hombre como… con una mujer». Esta frase establece una conexión intertextual entre Génesis 1:27 y Génesis 2:24. El refrán que encontramos en Levítico 18:22 y 20:13 «es la mejor indicación de lo que constituye la mayor preocupación; concretamente el comportarse con un hombre como si este fuera una mujer al convertirle en el objeto de los deseos sexuales de un hombre. Esto es una abominación, una violación aborrecible de los límites establecidos por la divinidad —en este caso, los límites de género establecidos en la Creación—». 11
IV. La práctica homosexual y los antiguos profetas: Jueces 19 (cf. 1 Reyes 14:24; etcétera)
Las referencias que se encuentran en los antiguos profetas sobre prostitutos en los cultos «qedeshim» manifiestan que el problema de la prostitución masculina en los cultos (que suponía una actividad sexual homosexual) era común durante el periodo de la monarquía dividida (1 Reyes 14:24; 15:12; 22:46; y 2 Reyes 23:7). 12 La única referencia explícita que se hace a la actividad homosexual no relacionada con el culto en los Profetas/Escritos se encuentra en Jueces 19. Este “texto de terror” al final del libro de Jueces presenta a los hombres de Guibeá haciendo avances homosexuales hacia el levita (vers. 22). Al utilizarse el verbo «yada’» ‘conocer’ queda claro que se está haciendo referencia a la relación sexual.
A pesar de que en este caso no se realizó ninguna actividad homosexual, el narrador deja clara la visión contemporánea sobre ésta al transmitir las palabras del dueño de la casa dirigidas a los agresores homosexuales: «–No, hermanos míos, no seáis tan viles [hip‘il de ra‘a], pues este hombre es mi huésped. ¡No cometáis con él tal infamia [nebalah]!... Pero con este hombre no cometáis tal infamia [nebalah]». (Jue. 19:23-24). Existen dos cuestiones desde la perspectiva del dueño de la casa: cumplir con su responsabilidad de mostrar hospitalidad a su huésped, y evitar que sea violado por la pandilla homosexual. Ambas forman parte de la salvajada vil y malvada que solicitan los maleantes. Desde luego que los habitantes de Guibeá fueron inhospitalarios, pero también intentaron cometer una violación homosexual. Estos dos temas se entrelazan, tal y como ocurre en el relato paralelo de Sodoma y Gomorra en Génesis 19. «La falta de hospitalidad se refleja en su intento de violación homosexual. La falta de hospitalidad y la homosexualidad no son mutuamente excluyentes…» 13
Ante la observación que se hace a menudo a este pasaje de que únicamente condena la violación homosexual y no toda la actividad homosexual, uno debe considerar el contexto más amplio del Pentateuco y de los Antiguos Profetas en los que se toma una posición clara en contra de la relación sexual homosexual: «En estos contextos, ¿cómo es posible argumentar de forma razonable que la relación sexual homosexual per se no sumaba a la dimensión de horror del anciano, el levita, y el narrador
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de la historia? La repugnancia provocada por la penetración masculina de hombres debe haber sido un factor significativo para denominar en dos ocasiones a la demanda de mantener relaciones sexuales con el levita como un nĕbālâ mucho mayor que el que se relacionaba con tener relaciones sexuales con la hija del anciano y la concubina del levita». 14
El autor de Jueces da su propio resumen de la atrocidad contemplada (violación homosexual) y la atrocidad cometida (la violación de la concubina) en Guibeá a través de las palabras de los que vivían cuando ocurrió este suceso: «Nunca se ha visto, ni se ha hecho semejante cosa, desde el día que los israelitas salieron de la tierra de Egipto. ¡Pensad en esto! ¡Consideradlo y decidnos qué hacer!» (Jueces 19:30). Siglos más tarde, Oseas, sin mencionar de forma explícita un intento de violación homosexual, alude no obstante a este acontecimiento de la historia de Israel cuando lo compara con la degradación moral de Israel en su época: «Han llegado al colmo de la corrupción, como en los días de Guibeá; ¡pero Dios se acordará de sus perversidades y los castigará por sus pecados!» (Oseas 9:9; cf. 10:9).
La práctica homosexual y el Nuevo Testamento
V. La práctica homosexual y las enseñanzas de Jesús: Mateo 5:32; 15:19; 19:9; Marcos 7:21; 10:6-8
El hecho de que Jesús citara Génesis 1:27 y Génesis 2:24 (Marcos 10:6b-8; cf. se cita solo a Génesis 2:24 en Mateo 19:5) hace explícito el punto de la relación heterosexual: «Pero al principio de la creación Dios “los hizo hombre y mujer”. “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos [hombre y mujer] llegarán a ser un solo cuerpo.”». Jesús subraya el hecho de que «Dios hizo» o dispuso este modelo desde «el principio de la creación» mostrando así su aceptación de la naturaleza prescriptiva de los textos de la Creación, y su comprensión de que las relaciones heterosexuales (no homosexuales) ordenadas por Dios en Génesis 1 y 2 siguen siendo el modelo a seguir para los tiempos del NT.
Cuando Jesús se pronuncia en contra de la porneia (Mateo 5:32; 15:19; 19:9; Marcos 7:21), si se considera el trasfondo del AT, debe incluir también las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo así como otras prácticas sexuales ilícitas. La naturaleza de porneia (sin calificativos) tal y como la utiliza Jesús y varios autores del NT ha sido sometida a considerable debate, pero el AT provee la clave para identificarla. Es especialmente significativo su uso (de nuevo sin calificativos) en Hechos 15, donde son inconfundibles las alusiones intertextuales a Levítico 17 y 18. Hechos 15 proporciona una lista de cuatro prohibiciones para los gentiles cristianos que fueron dadas por el Concilio de Jerusalén: «abstenerse de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de la carne de animales estrangulados [es decir, que no se les hubiera extraído la sangre], 15 y de la inmoralidad sexual [«porneia»]» (vers. 29). Es especialmente llamativo que esta es la misma lista, siguiendo el mismo orden, que las cuatro prohibiciones legales principales que eran de aplicación tanto al extranjero/ forastero como a los nativos israelitas en Levítico 17 y 18. Estos capítulos del AT prohíben: (1) ofrecer sacrificios a los demonios/ ídolos (Levítico 17:7-9); (2) comer sangre (Levítico 17:10-12); (3) comer cualquier cosa cuya sangre no haya sido extraída (Levítico 17:13-16); y (4) varias prácticas sexuales ilícitas (Levítico 18). En este caso claro de intertextualidad, el Concilio de Jerusalén concluyó de manera inequívoca que las prácticas que les eran prohibidas a los forasteros no circuncidados en Levítico 17 y 18 eran las que debían prohibirse también a los gentiles cristianos no circuncidados de la iglesia. El paralelismo de la cuarta prohibición en cada pasaje es inequívoco: lo que Hechos 15 denomina «porneia» son las mismas actividades sexuales ilícitas incluidas en Levítico 18. Estas actividades se pueden resumir en general como relaciones sexuales ilícitas que incluyen el incesto, el adulterio, las prácticas homosexuales y el bestialismo. Varios académicos han identificado esta conexión intertextual. 16 La correlación que existe entre Hechos 15 y Levítico 17 y 18 parece proporcionar una base sólida para determinar lo que la iglesia primitiva entendía al utilizar el término «porneia». «Ningún judío del siglo I habría hablado de «porneia» (inmoralidad sexual) sin tener en mente la lista de ofensas sexuales prohibidas de Levítico 18 y 20, en particular el incesto, el adulterio, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, y el bestialismo». Así que la denuncia de Jesús de «porneia» incluye todas las formas de la práctica homosexual. Es probable que Jesús también tuviera en mente la condenación de la práctica homosexual cuando hace referencia a la pecaminosidad de Sodoma (Mateo 10:15; 11:23-24; Marcos 6:11; Lucas 10:12; 17:29).
VI. La práctica homosexual y las epístolas paulinas: Romanos 1:24-27; 1 Corintios 6:9-11; 1 Tim. 1:10
El apóstol Pablo denuncia de manera particular la lujuria y la práctica homosexual en varios pasajes: Romanos 1:24-27; 1 Corintios 6:9-11; y 1 Timoteo 1:10. Cada uno de estos pasajes se debe interpretar en última instancia teniendo en consideración el contexto del AT en los que se sitúan de forma explícita.
Todo el discurso de Pablo en Romanos 1 se sustenta en la cita del AT de Habacuc 2:4, y los textos bíblicos del AT son su fuente de autoridad para el comportamiento social normativo. «Pablo y su público comparten el conocimiento del juicio de Dios sobre la actividad homosexual según el Antiguo Testamento». 18
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Se ha argumentado que Romanos 1:24-27 solo habla de «formas abusivas de comportamiento homoerótico: la pederastia (inclinación erótica hacia los niños), el sexo con esclavos, la prostitución o el homoerotismo en el contexto de cultos idólatras, así que no podemos saber lo que Pablo habría pensado sobre una relación de pareja estable entre adultos». 19 Otros sostienen que Pablo no conocía el concepto de una orientación homosexual —una disposición relativamente fija y congénita— así que no podemos saber lo que Pablo habría pensado acerca de las relaciones sexuales entre dos personas del mismo sexo que se orientan a ese mismo sexo de manera exclusiva. 20 Otros han presentado un argumento misógino, afirmando que Pablo se oponía a las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo porque temía que las uniones homoeróticas desestabilizaran la dominación jerárquica de los hombres sobre las mujeres. 21
Sin embargo, en contra de todas estas posturas, se ha demostrado que Romanos 1:24-27 contiene unos fuertes ecos intertextuales de los relatos de la Creación del Génesis, y en particular de Génesis 1:26-30. 22 Si uno reconoce la conexión intertextual entre Romanos 1:24-27 y su subtexto de Génesis 1:26-30, entonces todos los intentos recientes de descartar este pasaje como condenatorio de las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo dejan de ser relevantes y se desmoronan:
En relación a los argumentos sobre la explotación y la orientación: ninguna unión homoerótica habría contado con la aprobación de Pablo porque Pablo fija más su atención en Génesis 1 que en los modelos abusivos de su cultura o la presunción de bisexualidad. La preocupación principal para Pablo era lo que la relación sexual entre dos personas del mismo sexo no era: la unión complementaria de un hombre y una mujer tal y como fue ordenado por Dios en la Creación y revelado en la Escritura. Una unión homoerótica bien establecida o con los impulsos congénitos posteriores a la Caída no satisfacen esa preocupación. En cuanto al argumento misógino, Génesis 1:26-31 subraya la diferenciación de género, la masculinidad y la feminidad esenciales, y no la estratificación de género. 23
En Romanos 1:26-27 Pablo condena las relaciones entre dos personas del mismo sexo, conformadas tanto por mujeres como por hombres, a pesar de que el lesbianismo no se menciona de forma explícita en Levítico 18. Tal y como se ha indicado antes, la ley del Pentateuco prohíbe por implicación todas las relaciones sexuales entre dos personas del mismo sexo por ser una distorsión del orden de la Creación; y Pablo hace explícito lo que queda implícito en Levítico 18.
Algunos han argumentado que la condenación de Pablo de Romanos 1 no se aplica a las personas que han nacido con una orientación homosexual, y que por tanto son homosexuales por naturaleza, ya que él habla de quienes «cambiaron las relaciones naturales [«physikēn»] por las que van contra la naturaleza [«para physin»]» (Romanos 1:26). Sin embargo, la palabra ‘natural’ («physikos») aquí no se refiere a lo que es natural para la persona que lo practica, sino según la naturaleza de las cosas tal y como Dios las creó, y ‘contra la naturaleza’ de lo que Dios ordenó en el principio. Gagnon hace el siguiente comentario revelador:
Si la ‘naturaleza’ se definiera en primera instancia por las inclinaciones y los impulsos, Pablo habría tenido que declarar que la vida pecaminosa era “natural” ya que Pablo entendía que el pecado era un impulso innato, que recorría todos los miembros del cuerpo humano, que había sido heredado de un ancestro (Adán), y que nunca estaba bajo el control absoluto del ser humano (ver Rom. 5:12-20; 7:7-23). El relacionar la existencia de impulsos congénitos (o al menos biológicos) con la moralidad es por tanto un planteamiento erróneo. 24
En la lista de vicios de 1 Corintios 6:19, Pablo menciona a los «malakoi» (lit. ‘los hombres blandos’). Es probable que esto sea una referencia al compañero pasivo que se describe en Levítico 18:22 y 20:13 y que yace como si fuera una mujer. 25 1 Corintios 6:9 también hace referencia a «arsenokoitai» ‘hombres acostándose con hombres’, y este término aparece de nuevo en la lista de vicios de Pablo en 1 Timoteo 1:10. En contraste con quienes consideran un trasfondo grecorromano para la condenación de Pablo (y por ello reducen este término a algo menor que todas las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo), se debe resaltar el hecho de que este término no aparece nunca en el griego secular de la época de Pablo, sino únicamente en la literatura judeo-cristiana. Es prácticamente innegable que este término fue acuñado sobre el trasfondo de los traductores de la Septuaginta en su traducción de Levítico 18:22 y 20:13, al combinar las palabras ‘hombre’ («arsēn») y ‘acostarse’ («koitē ») que se corresponden con los términos hebreos «zakar» (hombre) y «mishkab» (acostarse), que implican una relación sexual homosexual. El vínculo intertextual innegable entre el uso de «arsenokoitai» por parte de Pablo (1 Corintios 6:9 y 1 Timoteo 1:10) y Levítico 18 y 20, indica que Pablo tenía en mente el trasfondo de Levítico del AT que prohíbe todas las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y no solo en casos de explotación u orientación.
VII. La práctica homosexual y las epístolas generales: Judas 6-7; 2 Pedro 2:4,6-8
Hay dos pasajes en las epístolas generales que hacen referencia al pecado de Sodoma y Gomorra, y que condenan claramente a estas dos ciudades por sus pecados sexuales y no solo por inhospitalidad o la falta de justicia social. Judas advierte que «se han infiltrado… ciertos individuos» en la iglesia, «que cambian en libertinaje [«aselgeia»] la gracia de nuestro Dios» (vers. 4).
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Judas da tres ejemplos de los grupos de pecadores que en el AT no escaparon del juicio divino, y el tercer y último ejemplo es el de las ciudades de Sodoma y Gomorra y sus ciudades circundantes, que habían «practicado… inmoralidad sexual [«ekporneusasai»] y vicios contra la naturaleza [«sarkos heteras»].» (vers. 7). Esta referencia a la práctica de inmoralidad sexual y a vicios contra la naturaleza (de forma más literal «carne extraña», La Biblia de las Américas) es probablemente una alusión al intento de práctica homosexual de los hombres de Sodoma que se describe en Génesis 19 (sin la exclusión de otros pecados sexuales en esas ciudades), y la descripción global de Judas en definitiva representa los pecados de esas ciudades como sexuales en naturaleza y no solo relacionados con las cuestiones de hospitalidad y justicia social. 26
La segunda epístola de Pedro también da una advertencia sobre los falsos maestros que surgirían en la iglesia, del mismo modo que los falsos profetas surgieron en el antiguo Israel (2 Ped. 2:1-3). Pedro, al igual que Judas, utiliza los tres ejemplos del AT de los grupos de pecadores que no se libraron del juicio divino, y reserva su último ejemplo para la experiencia de Sodoma y Gomorra (vers. 6-10). Pedro utiliza un lenguaje similar al que utilizó Judas para describir la maldad de estas ciudades, y se centra de forma específica en sus pecados sexuales. Pedro dice que Lot «se hallaba abrumado por la conducta lujuriosa [«aselgeia»] de aquellos desalmados» (vers. 7) y «sentía rompérsele su buen corazón más y más cada día al ver y oír sus perversidades [«anomois ergois»]» (vers. 8). Al aplicar estos ejemplos del AT a la situación actual de la iglesia del siglo I, Pedro subraya los pecados sexuales: «sobre todo a los que siguen los corrompidos deseos de la naturaleza humana [«tous opisō sarkos en epithumia miasmou poreuomenous»]». (vers. 10), una descripción que encaja con el intento de violación homosexual de Génesis 19 y con la inmoralidad sexual de los tiempos de Pedro. Tanto Pedro como Judas vinculan el pecado de Sodoma y Gomorra con la inmoralidad sexual y no solo con la inhospitalidad o la injusticia social, en armonía con todo lo que hemos visto en el AT.
Nuestro análisis de los pasajes relevantes que se encuentran a lo largo de la Biblia ha revelado una condena constante y clara de la práctica homosexual. No solo se observa la condenación unívoca de la práctica homosexual a lo largo del AT y el NT, sino que también existen numerosas líneas de razonamiento que se vinculan con las leyes levíticas y las referencias del NT a esta legislación (Hechos 15) que apuntan a la naturaleza universal (trans-cultural) y permanente (trans-temporal) de las prohibiciones en contra de la actividad homosexual.
Después de analizar las pruebas tanto del AT como del NT, Richard Hayes presenta un buen resumen de lo que dice la Biblia acerca de la práctica homosexual:
Aunque solo unos pocos textos bíblicos hablan acerca de la actividad homoerótica, todos los que la mencionan expresan una desaprobación sin reservas… Las pruebas bíblicas en contra de las prácticas homosexuales es unívoca… La Escritura no ofrece fisuras ni cláusulas de excepciones que pudieran permitir la aceptación de las prácticas homosexuales en ciertas circunstancias. A pesar de los esfuerzos de algunos intérpretes recientes para explicar las pruebas de otro modo, la Biblia sigue siendo inequívoca y unívocamente clara en cuanto a la condenación de la conducta homosexual. 27
Distorsiones del matrimonio heterosexual y la gracia de Dios
A lo largo de la Biblia queda claro que Dios defiende de forma inequívoca la dualidad de los sexos de la Creación (Génesis 1:26) y la norma heterosexual para el matrimonio (Génesis 2:24). El juicio divino se pronuncia en contra de quienes practiquen la homosexualidad.
A la vez, la gracia de Dios se revela en las representaciones del AT sobre estas distorsiones. La práctica homosexual se presenta como parte de las abominaciones cananeas que se condenan en Levítico 18 y 20. Sin embargo, estos cananeos, con sus prácticas abominables, tuvieron un período de prueba de 400 años (Génesis 15:16), período en el que tuvieron muchas oportunidades de conocer al Dios verdadero y los estándares universales para la moralidad. Muchos se unieron al pueblo del pacto de Dios. También somos testigos de la gracia de Dios sobre Sodoma: Abrahán recibió dirección divina para rescatar a Lot y a los habitantes de Sodoma de las manos de cuatro reyes invasores (Génesis 14), y es muy probable que algunos de esos individuos rescatados formaran parte de la multitud que intentó cometer un acto de violación homosexual en la casa de Lot (Génesis 19). Además, Dios habría perdonado a toda la ciudad, incluidos los homosexuales practicantes si hubiera habido tan solo diez personas justas en Sodoma (Génesis 18:32).
Según Ezequiel 16, Judá había multiplicado el número de abominaciones de Sodoma (vers. 51), incluida la abominación de la práctica homosexual. Tan solo dos capítulos después de la alegoría de Ezequiel 16, Dios abre su corazón, y revela su actitud de gracia hacia Judá: «Arrojad de una vez por todas las maldades que cometisteis contra mí, y haceos de un corazón y de un espíritu nuevos. ¿Por qué habrás de morir, pueblo de Israel? Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Convertíos, y viviréis! Lo afirma el Señor omnipotente». (Ezequiel 18:31-32). Más adelante en Ezequiel
Lo que dice la Biblia acerca de la homosexualidad
(cap. 37), Dios promete una resurrección espiritual de la muerte a las personas que regresan del exilio en Babilonia, y en este contexto, también promete capacitarlos para que cumplan sus leyes. Incluso se hace responsable de la obediencia de Israel: «Infundiré mi Espíritu en vosotros, y haré que sigáis mis preceptos y obedezcáis mis leyes». (Ezequiel 36:27). Incluso para las prácticas más distorsionadas y las abominaciones aborrecibles, ¡la gracia perdonadora y capacitadora de Dios triunfa!
A la luz de la actitud de gracia de Dios hacia todos los pecadores, incluidos los homosexuales practicantes, y a la luz del deseo pecaminoso que acecha en el corazón de cada uno de nosotros, Thomas Schmidt comparte una sabia exhortación para nosotros en la actualidad: «Debemos expresar nuestra desaprobación de la práctica homosexual desde el contexto de nuestros propios fallos sexuales». 28 Debemos reconocer que todos necesitamos que la gracia actúe sobre nuestra sexualidad, necesitamos ser sanados también, ¡incluido sobre todo el pecado heterosexual de odiar y ser intolerantes hacia los homosexuales! Debemos diferenciar entre la práctica y la orientación homosexual; si no se actúa según las tendencias y las tentaciones lujuriosas ni se contemplan, la orientación homosexual no recibe más condenación de la Biblia que la que recibe la naturaleza heterosexual pecaminosa cuando no actúa ni acaricia sus tendencias lujuriosas. Debemos emular la mezcla de justicia y gracia de Dios a la par que defendemos los estándares de moralidad sobre la pecaminosidad de la práctica homosexual, aplicando la disciplina redentora; a la vez debemos adoptar la posición firme y proactiva de perdonar y de reconocer que es posible cambiar, de dar la bienvenida tanto a homosexuales como a todos aquellos que tienen heridas sexuales en nuestras comunidades religiosas, de educar y ayudar a las víctimas del sida de forma activa. En resumen, debemos mostrar la cara de Dios tal y como se describe en la Biblia: «infinitamente sabia, íntimamente cariñosa, invenciblemente amante». 29
1 Se puede encontrar la base exegética de las conclusiones que se presentan en este artículo, así como establecer un diálogo con fuentes literarias secundarias, en Richard M. Davidson. Flame of
Yahweh: Sexuality in the Old Testament (Peabody, MA: Hendrickson, 2007), p. 133-176; ídem. ed. Roy E. Gane, Nicholas P. Miller y H. Peter
Swanson. “Homosexuality in the Old Testament”, en Homosexuality,
Marriage, and the Church (Berrien Springs, MI: Andrews University
Press, 2012), p. 5-52; Robert A. J. Gagnon. The Bible and Homosexual
Practice. (Nashville: Abingdon, 2001). 2 Ver por ejemplo: en Stanton L. Jones y Mark A. Yarhouse, Homosexuality: The Use of Scientific Research in the Church’s Moral Debate (Downers Grove, IL: InterVarsity, 2000), 117B151; ídem, “Ex-Gays?
An Extended Longitudinal Study of Attempted Religously Mediated
Change in Sexual Orientation”, en Homosexuality, Marriage, and the Church, ed. Roy E. Gane, Nicholas P. Miller y H. Peter Swanson (Berrien Springs, MI: Andrews University Press, 2012), p. 367-392. 3 Para distinguir entre práctica y orientación, ver Gagnon, The Bible and Homosexual Practice, 37B38; cf. Thomas E. Schmidt, Straight and Narrow? Compassion and Clarity in the Homosexuality Debate (Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1995), 164B165; Stanley
J. Grenz, Welcoming but Not Affirming: An Evangelical Response to
Homosexuality (Louisville: Westminster John Knox, 1998), 119B125. 4 Karl Barth, The Doctrine of Creation, trad. J. W. Edwards et al.; 4 bks.; vol. 3 de Church Dogmatics, ed. G. W. Bromiley y T. F. Torrance (Edinburgh: T & T Clark, 1958), bk. 2: 236. 5 Samuel H. Dresner, “Homosexuality and the Order of Creation”, Judaism 40 (1991): 309. 6 Ver Génesis 11:6; 14:16,21. En el resto del Génesis, el uso de ’anshe
“hombres de [un lugar]” suele poner énfasis sobre el género masculino al que se hace referencia: Génesis 17:27; 24:13; 26;7; 29:22; 34:20, 21; 38:22. 7 Gagnon, Homosexual Practice, 75-6. 8 Para consultar una discusión extensa de Ezequiel 16:43, 50, ver Davidson, Flame of Yahweh, 162-164. 9 Roy Gane, Leviticus, Numbers, NIVAC 3 (Grand Rapids: Zondervan, 2004), 321. 10 Ver un análisis meticuloso de los usos de este término en la Biblia hebrea en Gagnon, Homosexual Practice, 117b120. 11 Ibid. 135-136. 12 Ver demostraciones de que el término hebreo «qedeshim» hace referencia a los prostitutos de los cultos que mantienen relaciones sexuales con otros hombres en Davidson, Flame of Yahweh, 103-105. 13 Donald J. Wold, Out of Order: Homosexuality in the Bible and the Ancient
Near East (Grand Rapids: Baker, 1998), 85. 14 Gagnon, Homosexual Practice, 95. 15 El adjetivo griego pnikto ,j que suele traducirse por ‘estrangular o ahogar’ de hecho hace referencia a la situación que se describe en Levítico 17:13-16. H. Bietenhard (pnikto ,j, NIDNTT, 1975, 1:226) explica lo siguiente: «El mandato [de Hechos 15:20,29] se remonta a Levítico 17:13ss. y Deut. 12:16,23. Un animal debía matarse de manera tal que se dejara salir su sangre, en la que se encontraba la vida. Si se mataba al animal de cualquier otra manera, había sido estrangulado». 16 Ver especialmente H. Reisser, “porneuō”, en NIDNTT (1975), 1:497- 501; F. Hauck y S. Schulz, “πόρνη, πόρνoς, πόρνεία, πόρνεύω, έκπορνεύω”, TDNT, 6:579-595; Terrance Callan, “The Background of the Apostolic Decree (Acts 15:20, 29; 21:25)”, CBQ 55 (1993): 284-297. 17 Robert A. J. Gagnon, “The Bible and Homosexual Practice: Key Issues”, en Homosexuality and the Bible: Two Views, ed. Dan O. Via y Robert
A. J. Gagnon (Minneapolis: Fortress, 2003), 72.
Richard Davidson
18 Christopher Seitz, “Sexuality and Scriptures Plain Sense: The Christian Community and the Law of God”, en Homosexuality, Science, and the Plain Sense of Scripture, ed. David L. Balch (Grand Rapids,
MI: Eerdmans, 2000), 195. 19 Esta es la postura de, por ejemplo, Robin Scroggs, The New Testament and Homosexuality: Contextual Background for Contemporary Debate (Philadelphia: Fortress, 1983), passim, y Dale B. Martin, “Arsenokoits and Malakos, Meanings and Consequences”, en Biblical Ethics and
Homosexuality: Listening to Scripture, ed. Robert Brawley (Louisville:
Westminster John Knox), 117-136), tal y como lo resume Gagnon,
“Key Issues”, 74. Para una argumentación más extensa, ver ídem,
Homosexual Practice, 347-361. 20 Esta es la postura de, por ejemplo, Martti Nissinen, Homoeroticism in the Biblical World: A Historical Perspective (Minneapolis: Fortress, 1998), 103-113. 21 Esta es la postura de, por ejemplo, Bernadette J. Brooten, Love
Between Women: Early Christian Responses to Female Homoeroticism (Chicago Series on Sexuality, History, and Society; Chicago:
University of Chicago Press, 1996), passim, y David E. Fredrickson,
“Natural and Unnatural Use in Romans 1:24-27: Paul and the Philosophic Critique of Eros”, en Homosexuality, Science, and the Plain
Sense of Scripture, ed. David Balch (Grand Rapids: Eerdmans, 2000), 197-241, tal y como lo resume Gagnon, “Key Issues”, 75. Para una argumentación más extensa, ver ídem, Homosexual Practice, 361-380. 22 Ver Gagnon, Homosexual Practice, 236, 289-293; ídem, “Key Issues”, 77-78. También existen pruebas de que Romanos 1:18-32 es una alusión intertextual a la tradición de Sodoma del AT. Ver especialmente Philip F. Esler, “The Sodom Tradition in Romans 1:18-32”,
BTB 34 (2004):4-16. 23 Gagnon, “Key Issues”, 78 24 Robert A. J. Gagnon, “The Scriptural Case for a Male-Female Prerequisite for Sexual Relations: A Critique of the Arguments of Two
Adventist Scholars”, en Homosexuality, Marriage, and the Church, ed. Roy E. Gane, Nicholas P. Miller y H. Peter Swanson (Berrien
Springs, MI: Andrews University Press, 2012), 119. 25 Ver apoyo para esta interpretación así como una crítica de puntos de vista alternativos en Gagnon, Homosexual Practice, 306-312. 26 Ver James B. DeYoung, Homosexuality: Contemporary Claims Examined in Light of the Bible and Other Ancient Literature and Law (Grand Rapids, MI: Kregel, 2000), 221-222, donde presenta un resumen de los paralelismos con la literatura judía extrabíblica intertestamentaria. 27 Richard B. Hayes, “The Biblical Witness Concerning Homosexuality”, en Staying the Course: Supporting the Church’s Position on Homosexuality, ed. Maxie D. Dunnam y H. Newton Malony (Nashville:
Abingdon, 2003), 73, 78. Cf. ídem, “Awaiting the Redemption of Our
Bodies: The Witness of Scripture Concerning Homosexuality”, en
Homosexuality in the Church: Both Sides of the Debate, ed. Jeffrey
S. Siker (Louisville: Westminster John Knox, 1994), 3-17. 28 Schmidt, Straight and Narrow? 172. Schmidt (169-175) sostiene lo que yo considero una postura muy equilibrada en cuanto a la posición apropiada para la iglesia y la sinagoga de la actualidad sobre la homosexualidad, una posición que se adhiere tanto al estándar bíblico como a la gracia divina. 29 Ibíd., 175. Ver también, Grenz, Welcoming but Not Affirming, passim.
Traducción de Alexandra Mora
:: La iglesia adventista... ¿Un lugar seguro?
Gay y adventista
Hace un par de días recibí la última edición de Kinship Connection, la publicación periódica de SDA Kinship, una organización adventista gay. Kinship se fundó en California a fines de la década de los setenta del siglo pasado, a raíz de que un adventista gay que se sentía solo publicara un anuncio preguntándose si había más gays adventistas. Poco a poco, SDA Kinship se ha transformado en una organización que, en la actualidad, está presente en muchos países del mundo, Europa incluida. Tiene pocos miembros, pero suelen estar bien organizados.
Quienes pertenecen a ella buscan un lugar en donde sentirse seguros siendo quienes son. Son gays y son adventistas. Algunos han “salido del armario” y otros todavía no han revelado su “secreto”. Tienen la sensación de que Kinship les da ese lugar seguro que necesitan. Se reúnen de vez en cuando para asistir a conferencias, pero lo normal es que asistan a sus respectivas iglesias adventistas. Otros no van a ninguna parte. Muchos de ellos han dejado de ir a la iglesia porque tenían la sensación de que no eran bien recibidos. Con todo, por sus venas todavía corre sangre adventista. Todavía se definen como adventistas y la Iglesia Adventista sigue siendo su casa. ¿Por qué suelen sentirse tan mal entre nosotros? ¿Por qué tienen la sensación de que tienen que irse de casa? Está claro, han oído muchas veces que la homosexualidad es pecado y, por lo tanto, hay que erradicarla de la iglesia. Ese mensaje se ha repetido una y otra vez en los sermones, en las publicaciones y en las conversaciones privadas. Conocen muy bien los textos bíblicos que “hablan de la homosexualidad”. Probablemente se hayan acusado a sí mismos de obrar más mal que nadie. Muchas veces le han suplicado a Dios que los vuelva “normales”. En la iglesia han escuchado muchos rumores confusos sobre qué significa ser gay. Por eso me sorprende que todavía asistan a la Iglesia Adventista. Nadie escoge vivir con esa sensación de exclusión. Muchos de ellos se han sentido heridos y rechazados y, con todo, siguen viniendo.
Michael Pearson
Profesor jubilado de Newbold College
Miedo
Una de las principales razones por las que las personas gay (hoy en día se prefiere la denominación LGTBI, acrónimo de lesbiana, gay, bisexual, transexual e intersexual) no se sienten cómodas es que perciben nuestro miedo. Tenemos miedo de quienes son distintos a nosotros y solemos envilecerlos. Buscamos distanciarnos de ellos y no dudamos en culparlos de que las cosas no anden como debieran.
Vea las reacciones ante las oleadas de inmigrantes y refugiados que han cruzado Europa durante el año 2015. Buscaban un lugar seguro lejos del peligro de la guerra, de la persecución, del hambre y de otras amenazas para la vida y la seguridad. Alemania ha abierto las puertas más que ningún otro país de Europa. Pero, incluso allí, se ha desarrollado el movimiento PEGIDA para oponerse a la recepción de unos refugiados que buscan asilo. El movimiento PEGIDA se organizó en enero de 2015, en España y en otros países del continente existen movimientos similares. Se teme por el empleo, por la capacidad de que las estructuras del país puedan absorber a tanta gente, sobre la hipotética islamización de Europa. Se teme a unos extranjeros que tienen hábitos y creencias extraños. Hay un profundo temor de que esas personas acaben cambiando la naturaleza misma de nuestra sociedad.
Ese mismo temor que atenaza a la Unión Europea también se detecta en la Iglesia Adventista.
Nuestro propio temor
La mayor parte del tiempo muchos de nosotros preferimos negar que tenemos miedo de algo. La Biblia nos dice más de 360 veces, una por cada día del año, que no hemos de temer. Pero nos cuesta desarrollar el hábito de confiar en lo que nos inspira temor. Lo máximo que podemos hacer es comprometernos a esforzarnos toda nuestra vida sabiendo que jamás lo conseguiremos.
La iglesia adventista... ¿Un lugar seguro?
Asimismo, a veces camuflamos nuestros miedos refiriéndonos a la Biblia. Cuando logramos convencernos a nosotros mismos de que una conducta en particular que muestran los demás está mal, podemos convencernos de que los sentimientos negativos que experimentamos son legítimos, son síntomas de legítima indignación. Podemos esconder nuestro temor tras el fuerte lenguaje de la condenación.
Pero, si somos sinceros, no nos queda otra que admitir que, con frecuencia, estamos más asustados que ofendidos.
Pero, ¿miedo de qué?
Si eso es así, tenemos que preguntarnos de qué tenemos miedo.
Para muchos de nosotros, la Iglesia Adventista se ha convertido en el lugar seguro donde nos podemos refugiar de un mundo amenazador. Es nuestra casa. Somos sus miembros. Además, sospecho que, de algún modo, pensamos que ella nos pertenece. Por lo tanto, es comprensible que, cuando personas extrañas quieren venir y hacer de nuestra iglesia también su casa, nos sintamos amenazados. Nos gustaría ver a más gente en la iglesia pero solo si quien venga es del tipo correcto, solo si se comportan como nuestra familia, solo si son como nosotros en los aspectos más importantes. Y la sexualidad es uno de esos aspectos. Es algo profundo. Está en el centro de nuestra propia identidad. De manera que ver a hombres que encuentran atractivos a otros hombres y a mujeres que se sienten atraídas por otras mujeres nos incomoda.
No es de extrañar que nos sintamos a disgusto ante las personas LGTBI.
No se sabe cuántos
Una de las razones por las que nos sentimos mal con las personas LGTBI es que probablemente creamos que seremos menos capaces de anticipar sus reacciones porque en un sentido importante y profundo son distintas a nosotros. Si, en el área de la sexualidad, sus instintos naturales son tan distintos de los nuestros, ¿en qué más serán diferentes? Si pueden traicionar su género, ¿qué más podrán traicionar? Históricamente, y por muchas razones, la homosexualidad ha sido vinculada con la traición de la sedición. ¿Qué hay más antinatural que traicionar a la propia gente?
Cierto que en la historia política occidental reciente algunos de los traidores más notables fueron homosexuales. Pero a ello hay que añadir inmediatamente que la mayoría fueron obligados a espiar bajo la amenaza de que se hiciera pública su condición sexual. Hasta hace muy poco, hacer pública la orientación homosexual de una persona podía conllevar el descrédito, la exclusión de la familia, la pérdida del empleo y, hasta el siglo XIX en algunos países, la pena capital.
Bienvenida sea la prudencia
Si la iglesia tiene que ser un lugar seguro para las personas LGTBI, tiene que serlo para todo el mundo. Todos los miembros de nuestra comunidad tienen que sentir que la iglesia es un lugar seguro para ellos. Pero no es nada fácil. No es nada fácil si los creyentes tienen visiones tan conflictivas sobre qué está bien y qué está mal. La situación exige moderación y predisposición a escuchar al otro, a reconocer que tenemos que vivir en un mundo en el que nada es como nos gustaría que fuese.
En la Unión Europea, las voces moderadas reconocen que no se puede dar asilo a todos los que llegan sin que los recursos queden desbordados. Por lo tanto, es preciso imponer cierto nivel de control. En él se incluye el número de inmigrantes admitidos, las habilidades que pueden aportar a la economía, las amenazas que pueden llegar a sufrir en casa… Es preciso que haya una cierta transacción, una especie de análisis de coste-beneficio.
Lo mismo sucede en la iglesia. Si quieren ser bien recibidas, las personas LGTBI han de reconocer que tienen ciertas responsabilidades para con la comunidad de la iglesia. Por lo general, están más que dispuestas a hacerlo. Además de ofrecer sus talentos a la comunidad, tendrán que reconocer que su presencia puede ser fuente de controversias y algún posible conflicto. Eso quiere decir que será preciso tener paciencia con lo que sería un lento cambio en la opinión y las actitudes. Eso quiere decir que hay que reprimir el sentimiento de ofensa en ocasiones en las que lo natural sería lo contrario.
Quienquiera que se implique en la construcción de una iglesia inclusiva tendrá que entrar a la eterna conversación sobre cuestiones de la vida, sobre las esperanzas y los miedos de nuestra comunidad eclesial. Tendremos que estar dispuestos a admitir que todos cargamos con nuestros miedos, miedo de quien es diferente a nosotros. Tan pronto como reclamemos para nosotros el campo elevado de la moral, tan pronto como afirmemos que Dios está de nuestra parte y contra todo aquel que esté en desacuerdo con nosotros, tendremos un problema.
Emoción, razón y fe
A todos nos gusta pensar que cuando expresamos nuestro punto de vista sobre un asunto como este nos comportamos de manera racional. Preferimos pensar que nuestras fórmulas teológicas son perfectamente coherentes. A algunos les gusta afirmar que la Biblia se interpreta a sí misma, que basta con leer las Escrituras. Este es un punto de vista de lo que sucede que se suele sostener con total sinceridad. Pero se basa en una visión de la fe demasiado racional.
La fe tiene numerosos componentes. La emoción y la razón son dos de ellos. La volición, la disposición a actuar de cierta manera es otra. En la fe suele haber también un elemento social;
Michael Pearson
si no queremos que nuestra llama se extinga necesitamos el calor de los demás. Un elemento que suele pasar desapercibido es la estética de la fe. La manera como expresamos realmente nuestra fe en la música, el arte, la poesía, el teatro, etcétera, es importante. El tipo de lenguaje que usamos para expresar nuestra vislumbre del misterio de Dios es absolutamente crucial. Todos ellos forman parte de la fe, ninguno puede separarse.
Siendo así, tendremos que estar dispuestos a examinar nuestras propias emociones, en especial la ira y el temor, con el fin de reconocer cuál es su fuente. Tenemos que examinar nuestras esperanzas y con qué facilidad se frustran. Cuando nos enfrentamos a todas esas cosas que nos dividen, el mayor error que solemos cometer es dar por sentado que podremos resolver nuestras diferencias recurriendo a medios exclusivamente racionales, intercambiando principios, datos, conceptos y justificaciones. Pero no basta.
Dicho de otro modo, nos hemos convertido en verdaderos hijos e hijas de la Ilustración. Confiamos en los argumentos. Son importantes, pero no bastan. Hemos de poder detectar los temores de los demás y respetar a quien los sufre.
Confesión
Tendrá que admitir que los adventistas hablamos mucho del pecado y de la necesidad de confesarlo. Con todo, nos cuesta confesar en público. Quizá sea porque tiene asociaciones particulares para nosotros, asociaciones con otras comunidades de fe. Si escucha con atención la oración pastoral de un servicio de culto adventista, se dará cuenta de que casi no sabemos qué hacer con la confesión. Habrá una petición de perdón por nuestros pecados en general, es decir por lo que hemos hecho. Mejor sería que no confesásemos qué hacemos sino quiénes somos.
Es preciso que nos confesemos unos a otros aquellos miedos que nos atenazan. Es preciso que confesemos las esperanzas que otros frustraron. Es preciso que reconozcamos que aquellos cuya visión de la iglesia difiere de la nuestra despiertan la ira en nosotros. Es preciso que confesemos nuestro deseo de que la iglesia no cambie demasiado. Es preciso que confesemos que nos gustaría que la iglesia estuviera llena de personas más o menos como nosotros mismos. Queremos hacer a Dios a nuestra imagen y semejanza. Somos idólatras.
Europa en 2015
En todos los países de la Unión europea hay grupos nacionalistas que desean volver a aquella edad de oro en que su país era el mejor del mundo, en que su carácter nacional distintivo era más claro. Algunos de ellos son muy agresivos. El problema de las edades de oro es que jamás existieron de verdad. Las edades de oro jamás lo son tanto si se está en medio de ellas. Son engendros de la imaginación. Son el producto de la nostalgia de tiempos no tan complicados, más puros. Pero la nostalgia, además del pasado, distorsiona inevitablemente el presente y, por ende, el futuro.
Un punto de vista muy extendido es que lo mejor que puede hacer Europa en las circunstancias actuales es ofrecer hospitalidad a un número controlado de inmigrantes. En cierta manera, los inmigrantes favorecerán los intereses nacionales con las habilidades que aportan, porque tienen que contribuir a la vida de la nación. Europa tiene que hacerlo hasta un grado en que, en cierto modo, se sienta incómoda. Europa siempre fue un crisol de etnias. Nada ha cambiado a pesar de que recientemente el ritmo de la inmigración se ha disparado. Es un punto de vista que merece nuestra atención.
Una iglesia segura para todos
Unos principios parecidos guiarán a la iglesia. Tenemos que hacer de ella un lugar seguro para las personas LGTBI del mismo modo que tiene que ser un lugar seguro para quienes se sienten nerviosos en presencia de personas LGBI. Si la iglesia no es segura para las personas LGTBI no es segura para nadie. Y lo digo por tres razones.
La primera es que en la iglesia siempre hay quienes, por defecto, mantienen la posición de excluir a los demás, los demás que son distintos de ellos. Por desgracia, es fácil ver esta dinámica en funcionamiento en muchas congregaciones. Las justificaciones para excluir a los demás pueden ser muchas y variadas. De modo que un día u otro lo querrán excluir a usted por cualquier razón baladí.
La segunda razón es que la Biblia enseña claramente que los forasteros aportan a la iglesia cosas importantes y buenas. Sin ellos somos infinitamente más pobres.
Y la tercera es que Jesús parece sentirse claramente seguro y cómodo incluso en compañía de aquellas personas que se encuentran en los límites de la comunidad religiosa ortodoxa.
Por lo tanto, a los seguidores de Jesús no nos queda otra opción que acoger a los forasteros porque nosotros mismos ya somos forasteros.
Traducción de Daniel Bosch Queralt
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:: Love Actually
En la Antigua Grecia tenían cuatro palabras para el amor: agápe, éros, philía y storgē. Tengo entendido que en español hay muchas más. El inglés es más pobre, solo tenemos una palabra para el amor. Usamos esa palabra en tantos contextos diferentes que casi pierde su significado. Yo puedo amar a mi marido, a mi perro, el libro que acabo de leer, el color de la puerta de tu casa, mi programa de televisión favorito, mi nueva receta para una tarta de chocolate —y muchísimas cosas más—. La palabra acaba no significando nada. ¿Y qué pasa con los cristianos? Hablamos mucho acerca del amor. ¿Pero qué es el amor cristiano y cómo se ve en la práctica?
Hay una palabra en los evangelios que nos plantea varios desafíos cuando nos ponemos a pensar en qué es el amor. Esta palabra me ha desafiado en gran manera en muchas relaciones, tanto en mi familia como en la iglesia o en el mundo en general. Es la palaba ‘como’ en Juan 15:12. «Que os améis unos a otros, como yo os he amado», dice Jesús. En este contexto, ‘como’ significa ‘de la misma manera’. «Mi amor por vosotros es el modelo. Quiero que copiéis ese modelo en vuestras relaciones unos con otros.»
Los modelos son a veces cruciales para tener buenas relaciones. Una vez conocí a una mujer a la cual su madre abandonó cuando era una niña. Un tiempo después, la mujer tenía una exitosa carrera profesional como gerente, pero a medida que sus hijas iban creciendo y entrando en la adolescencia se dio cuenta de que lo que le faltaba era un modelo. Me dijo: «A veces no estoy segura de cómo tratar a mis hijas porque nunca he tenido a nadie que me enseñe a ser una mujer y una madre. No tenía muy claro cómo debía comportarse una mujer. Nadie se preocupó mientras fui adolescente de enseñarme a elegir mi ropa y el maquillaje. Nunca he sabido cómo ser una mujer. Es como caminar a oscuras.» En el viaje del cristiano, a veces sentimos que estamos caminando a oscuras —donde necesitamos alguien a quien seguir si queremos cumplir el mandamiento «amaos unos a otros»—. Amar «como Jesús amó» es un gran desafío. Podemos sentirnos como niños de preescolar que acaban de aprender las letras y se les pide que escriban como Shakespeare. Aquí es cuando vuelve a ser importante pensar en el posible significado de ‘como’. No
Helen Pearson
Consejera Psicodinámica Reino Unido
se trata de una palabra cuantitativa exacta que señale algo mensurable. Es un indicador hacia una cualidad misteriosa, un sabor, una esencia —una esencia que no se puede medir— una esencia que se puede experimentar y conocer en lo que el salmista llama las «partes internas».
Un himno inglés sobre el ‘profundo, profundo amor de Jesús’ lo describe como «vasto, inmensurable, sin fronteras, libre». Pero a veces la lírica nos pone la tentación de idealizar el amor de Dios —de hacer del amor de Jesús un concepto intelectual— tan abstracto e ideal que en la iglesia cantamos sobre él de todo corazón, sonreímos beatíficamente a nuestros hermanos y nos vamos sin tener nada que cambiar.
Pero cambio, cambio radical, y adaptación a nuestra manera natural de hacer las cosas es lo que nos pide Jesús cuando nos manda que nos amemos. Tal como recordó a sus discípulos, «Porque también los pecadores aman a los que les aman». Todos amamos a las personas que son como nosotros. Eso es fácil.
El distintivo de un cristiano es, en un sentido, un tipo de relación antinatural —un amor que, de alguna manera, consigue responder de manera positiva a aquellos que no nos aman ni entienden, aquellos que se nos oponen y nos malinterpretan, aquellos que nos tratan de manera condescendiente y nos reducen, aquellos que nos irritan o nos repugnan—.
Más difícil quizá sea que, para un grupo de personas que se sienten llamadas a predicar el evangelio al mundo, los cristianos son llamados a amar —es decir, a desarrollar la manera más anti
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Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España
¿Qué es AEGUAE?
Es la Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España. Fue fundada en 1974 con el propósito de ofrecer a este colectivo de cristianos un espacio de diálogo y reflexión sobre los retos actuales de la integración entre ciencia y fe, promoviendo el intercambio de nuestras vivencias como cristianos con la sociedad contemporánea y el entorno intelectual, siempre con el objetivo del servicio al Señor y a la iglesia.
¿Qué hace AEGUAE?
Organiza encuentros anuales de universitarios cristianos. Organiza las Jornadas de Estudiantes Adventistas anualmente. Realiza seminarios y cursos monográficos de ciencia y religión. Edita la revista Aula 7. Publica periódicamente el Boletín AEGUAE. Impulsa el proyecto editorial on-line de Aula7activa.org. Publica libros, revistas y monografías, disponibles de forma gratuita a través de la biblioteca digital de internet de Aula7activa.org. Publica libros y material didáctico para niños en la Sección Infantil de Aula7activa.org. Gestiona becas para estudiantes de teología. Promueve la educación adventista, apoyando a sus instituciones y programas. Busca el intercambio de ideas y personas a través de proyectos puntuales de cooperación.
Cómo participar...
Escribiendo artículos en nuestra revista Aula 7 y el Boletín AEGUAE. Dialogando en los foros de debate por internet. Enviando noticias y/o reportajes de actualidad.
N OT I C I A S CAFÉ HISPANO Café Hispano es la sección e n español de www.spectrummagazine.org , una publicación de Adventist Forums , el equivalente de AEGUAE en Estados Un idos. Desde enero de 2010, la edición de Café H ispano corre a cargo de Ruben S ánchez Sabat é.
La enseñanza cínica del Templo http://www.spectrummagazin e.org/cafe_hispano/2010/09/02/ la_ensenanza_c%C3%ADnica_del _templo José Manuel López-Yuste Juan Ramón Junq ueras dijo sobre esta aporta ci ón de José Manuel López-Yuste: “Y nosotros llamando aún a los locales de nuestras iglesias, templos; confundiendo continente y co ntenido, paredes con carne y sangre. [..] Gracias, José Manuel. Es siempre un enriquecedor placer leert e.” La Creación en la correspondencia a los Corintios http://www.spectrummagazine .org/cafe_hispano/2010/09/09/ la_creacion_en_la_corresp ondencia_los_corintios
Herold Weiss Te apuesto un guisante a que no sabías que la carta a los Corintios también habla de la creación. Sauna Espiritual (6): Hoy hablamos de personas http://www.spectrummagazi ne.org/node/2670
Víctor Armenteros Víctor Armenteros, marca de la c asa. “Proclamando la gracia de Dios”, como yo lo vi http://www.spectrummagazine .org/node/2657 Eduardo Kahl Crónica de un joven de la Di visión Sudamericana que asistió al último congreso de la Asociación Genera l de la Iglesia Adventista del Séptim o Día celebrado en Atlanta entre junio y julio de 2010. La Iglesia Adventista y los derechos humanos http://www.spectrummagazin e.org/node/2679 Jonás Berea Víctor Armenteros comentó lo sig uiente respecto a otro comentario sobre dicho artículo de Jonás Be rea: “Juan Ramón: Suscribo todas y cada una de tus palabras. Es hora d e levantar la voz y decir que vivimos inmersos en la transgresión con stante del décimo mandamiento. Y, lo que es peor, nos gusta. Hagamo s una huelga a la japonesa: más cariño, más afecto, mas sensibilidad, más empat ía, más asertividad, más cerca nía. Agradezco desde lo profundo de mi reflexión lo expresado en este artículo. GRACIAS.”
Difundiendo las direcciones de internet vinculadas a AEGUAE. Compartiendo las publicaciones. Colaborando en los proyectos de cooperación.
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Andrews University SEMINARY STUDIES
Volumen 1 2009 Númer o 2 A U L A
Nº 2 2 N u eva Época – Diciembre 2009
Suscitando temas de debate en el marco de seminarios o convenciones.
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Revista editada en inglés originalmente por el Seminario Teo lógico de la Universi dad Andrews. Publicación anual coincidiendo con la Convención AEGUAE y tratando la temática propuesta. Revista editada en Revista editada en 9 inglés originalmente idiomas por la Aso por el Geoscience Re ciación Internacional search Institute (GRI) para la Defensa de la Libertad Religiosa. Asociación de E studiantes y Grad uados Univer sitarios Adventistas de Espa ña
Septiembre de 2010
Uni Diversia... En esta ocasión, estudiantes de distintos puntos de España nos hablan de su educativo desde una perspectiva cristiana. RUBÉN FERNÁNDEZ ALDEKOA experiencia en el entorno
MARTA ORTEGA GÓMEZ
21 Años. Estudiante de segundo curso de Arquitectura Técnica. made in CRE AT IV O ¿Lo has oído alguna vez? Texto: Amador Martín. Estudiante de Medicina. ¿Te resulta familiar esa sensación de estrés, nerviosismo e incerti dumbre que se vive al final de bachillerato? Sacar el curso adelante, aprobar la selectividad con la nota de seada, que te acep ten en la universidad que quieres... Nadie piensa si está s preparado o no para lo que se te viene encima, es algo que no pued es evitar, no te puedes quedar parado. Te enfrentas a un cambio de una época en la que ibas comple tamente guiado a otra en la cual nadie te dice lo que debes hacer; simplemente se espera que ya seas un adu lto. Eso, de la noche a la mañana, ¡no es tan sencillo de conseguir! Si tienes suerte conseguirás la nota que quie res, te admitirán en la universidad que tenías en mente, y una vez estés allí te sentirás a gusto con la carrera y todo irá bien. Pero, ¿y si te equivocas? ¿Qué pasa si tu nota no es suficiente? ¿O si la carrera no te gusta?¿O si no te sientes bien en ese entorno?.¿Qué pasa si suspendes o no das la talla? Pues no p asa NADA. Es ahora cuando podemos probar y escoger el camino que más nos convenza. No son fracasos, solamente es el comienzo de tu futuro. Si quieres algo de verdad, hay que te ner mucha paciencia e insistir. Puede que a la primera todo se tuerza, que no hayas encontrado tu lugar aún, incluso que te parezca que no vas a s er capaz de hacerlo. ¿Pero quién no puede conseguir algo si Dios está de su lado? Eso es lo más importante de todo: que Dio s sabe qué es lo mejor para ti. Y tarde o temprano, por muy difícil que se lo pongas, te indicará el camino correcto. Ahora bien, ¡más nos valdr ía hacerle caso desde el principio! Así que escúchale y deja que te guíe. Porque si perseveras y no te rindes, Dios te llevará adonde necesitas e star. estado del ser, lo que los llev a a afirmar: de haber muerto hoy me habría salvado; esto nos conduce a s er temerosos. Otros, no poc os, en tienden que ser pecador es un estado, y que p or lo tanto si cambiamos de estado dejamos de ser pecadores, estamos por encima de los pecad o res, lo que nos conduce a ser autosuficie ntes . Cuando uno se sabe pecador, e l fruto debe ser el arrepentimiento, la humillación, el horror de uno m ismo, la compresión patética del otro, el ansia de perdón y la compresión de la solidaridad de la muerte. Cua ndo uno se sabe pecador arrepen tido el fruto es el crecimiento de la humildad, la identificación co n Cristo, la colaboración en el rescate d e los no arrepentidos, la con fronta ción con el mundo, el respeto y el am or por los otros expresados en la con vi vencia compasiva. ¿Qué espero de los hombre s, en tanto en cuanto son pe cadores como yo? ¿Es extraño que el hombre mienta, robe, mate, adultere, envidie o desdeñe rel acionarse con su Dios? Cuando Cristo el igió amar a los hombres sabía que somos pecador es, que vino a un mundo d on de no hay bueno ni aún un o, a un lugar donde todos estamos destituidos de la g loria de Dios. Pablo com prendió muy bien la naturaleza pecadora del hombre y la describe perfectamente en Romanos 7. Nuestra lucha no es externa, la verdadera lucha se desarrolla en el interior del ser, en las pregunt as que se hace uno a uno mismo, en la mente del que desea luchar por convertirse en pecador arrepentido y deja r de ser pecador “a secas”, del qu e no tiene recursos ni fuerzas para vencer y debe aceptar q ue puede vencer, haciendo de la victo ria un acto de fe. Como hemos menc ionado antes, si concebimos el se r como algo dinámico es ese din amismo lo que determina mi identidad, así el pecador arrepentido no se siente libre del pecado sino liberado, cada d ía, de éste. El pecador arrepentido no llega a un estado de nirvana espiritual que lo hace estar por encim a del error, para el pecador arre pentido cada día es lucha, cada día es vencer en Cristo, cada día es ver al otro como la posibilidad del milagro de la transformación, sobre todov cuando se equivoca, porque se ha experi mentado en uno mismo. El pecador arrepentido mu ere cada día para nacer con la m isma fre cuencia y acepta este proceso e n los dem ás, no juzgando sino condu ciendo, indicando, animando y acompañando a los que form an par te de su mundo como prójimos. El pecador arrepentido tiene la esperanza clara cada día, porque sabe que s u lucha terminará, que verá a Cristo con sus ojos viniendo en las nubes de los cielos y que entonces no habr á más lu chas, ni temor, ni clamor, entonce s dejará de ser un pecador a rrepentido para convertirse en un ser de luz y gloria rescatado por Dios; un príncipe junto a Cristo sin relación alguna con el pecado. Mi entras tanto nos queda esta naturaleza caída y, ten iendo en cuenta nuestra esper anza, crecer en la paciencia de soportarnos a nosotros mismos y a los otro s que s on como nosotros, cada día. “L os hombres somos pecadores, no estamos pecadores ”. Esta frase es importante porque enuncia la realidad que somos. S í, “pecador” es un atributo humano. Sólo ha existido un h ombre al que no se le puede atribuir la pecaminosidad de la voluntad: Jesús de Na zaret. Y ha sido este mismo hombre el que mejor ha entendido la natur aleza caída del ser humano, el que mejor la e xplica, el que con más acierto ha tratado a los hombres, de tal mane ra, que ha sido capaz de indicar nos el c amino para la transformación del ser, para la s uperación en un nuevo nacimiento que implica ser otra cosa, otro hombre, aquel a quien no puede atribuirse pecado alguno: Cristo Jesús. Así, en Jesucristo, “pecador” se conviert e en lo que éramos antes. Ésta es l a clave para entender que lo co ntrario de “pecador” es “pecador a rrepentido” y que esta expres ión sólo significa alguien que antes era pecador “a secas” . Ser “pecador” o “pecador arrepenti do” no son estados del ser sino formas del ser, no s on conquistas de la volun tad propia sino del Espíritu que recrea en nosotros la voluntad de Dios. Cristo es la expresión humana de la voluntad divina cooperando con el Esp íritu, y Éste es la presencia divina en la vo luntad humana que da a luz un nuevo hombre, un nuev o ser, fruto del acto creativo de Dios: el pecador arrepentido. Todas las formas del ser son dinámicas, implican una progresión positiva o neg ativa, un desarrollo existe ncial que se encamina hacia la afi rmación del ser o hacia la ne gación de éste. Este dinamism o ha sido muy mal comprendido incluso por los mismos cris tianos. Hemos confundido ser y estar. E n otras lenguas como el inglés o el francés ambos conceptos están fusiona dos, no se distinguen, ni se puede a un nivel lingüístico. Muchos entienden que ser salvo es estar salvo; no lo ven como una forma del ser sino como un Abril de 2011 Asociación de Estudiantes y Gradua do s Universitarios A dventistas de Españ a La naturaleza caída Texto: Antonio López Postig o. Licenciado en T eología, Maestría en Exégesis de N. T., Doctorando en Teología Sistem ática. Ser “pecador” o “pecador arrepentido” no son estados del ser sino formas del ser [...] E n la cima de una montaña, siento la g é lida brisa de un viento invernal rozar mi cara. Oigo a mi compañero decirme: vamos, des cendamos. Un movimiento y siento cómo l os esquís se deslizan sobre la nieve, cog en veloci - dad, comienzo a descender la m ontaña y aquí comienza: el sentido de la Trinidad . Al hablar de sentidos decimos: tacto, olfato, gusto… ¿Has pensado cómo se ría vivir sin uno de ellos? ¿Cuál refleja a la Trinida d ? ¿Trinidad? La Biblia nos habla d e Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Son tres, son uno . Teniendo esto claro podemos iniciar la búsqueda… ¿alguna pista? Te lo pondré fácil, se encuentra en la cabeza. Supongo que no te habrá ayudado mucho, pero me sirve para recalcar la importancia de que l os sentidos (a excepción del tacto que se sitúa por todo el cuerpo) solo se encuent ren situados en la zona cefálica, todo tiene su orde n como observamos en la naturaleza, en la arquitectura, en la músi - ca…. ¿en la qué? ¡Música! Esa es la palabra clave, ¡porque vamos a hablar de l oído ! ¿El centro del título te ayudó? Pero… ¿en qué se parece el oído a la Trinidad ? Recurriremos a la anat omía y fisiología del mismo: El oído se divide en tres p artes , que, desde fuera hacia dentro, son: oído exter - no, medio e interno. Tres, ¡qué casualidad! Si fueses una onda sonora que v iaja por el aire y entras por el oído de un ser hu mano verías lo siguiente: a medida que te vas aproximando a la cabeza, el orificio del oído cada vez se hace más grande hasta que al ent rar en él te sien tes como en un túnel. Pero al llegar a lo que parece el final ves que no hay salida. ¿Cómo puede ser eso? Te encuentras delante de la membrana del tímpano; es una maravillosa obra de ingeniería. El estado de tensión que p osee transmite la vibración de la onda a la cadena de hueseci llos. ¿Huesecillos? ¿Adivinas cu ántos son? Si has pensado 3, has acertado: mart illo, yunque y estribo. Éstos se encuentran en el oído medio. Bueno, pero todo esto, ¿para qué sirve? Para darte un ajuste de impedancia. ¿Un ajuste de qué….? Para que nos entendamos, viene a ser que: si te faltan estos tres huesos y la mem bra na timpánica tu sensibilidad a uditiva descende ría de tal modo que un nivel int ermedio de voz te resultaría apenas perceptible . ¡Menos mal que Dios no se olvidó de estos tres huesecil l os y la membrana! Añadiré que el estribo es el hueso más pequeño de todo tu cuerpo . ¿Y eso cuánto es? ¡3 mm! Nuestra onda finalmente llega al estribo. Esta es la puerta al compartimento más es - pectacular de todos: el oído interno (dividido en tres partes). En él se aloja el conocido “ caracol ”. Esta ma ravilla arquitectónica transfor ma las ondas en impulsos nerviosos que posteriorm ente serán procesados por tu cerebro. A nivel básico, el caracol está compuesto por tres rampas. Gra - cias a las 3.500 células ciliadas internas y las 12.000 externas (que forman 3 filas), acciones mecánicas complejas y miles de reacciones percibimos ondas con diferente s frecuencias. Qué bonito es poder distinguir sonidos graves, medios y agudos, ¿no? En íntima relación con el caracol se sitúan los tres conductos semicirculares orientados según los tres ejes espaciales . ¡3D! Estos ca - nales, junto con el utrículo y el sáculo, nos si túan a nivel espacial, detecta n cualquier tipo de movimiento en cualquier dirección, sentido, ángulo… ¿Ves el diseño de la mano de Dios en él? Hasta ahora hemos “teorizado”, vamos a la práctica. En nuestro día a día, el oído es algo clave. Nos permite disfrutar de la buena música … hablando de la buena música, ¿se te ha ocurrido lo importante que es este sentido para un/a músico/a. ¿Qué puede ser mejor que preguntárselo? Este es el testimonio de una magnífica vio linis ta, Silvia Bazantova: “ La verdad es que estando completamente enamorada de l a música e ima - ginándome que no pudie ra oír o que no tuviera la capacidad de crearla agradezco a Dios cada día el gran regalo de poder oír y sobre todo por la música en sí, ya que por ahora lo que más me acerca al cielo y lo que más cosas buen as provoca en mí es la música (a parte de É l y el amor de las personas que me rodean) .” Siguiendo el hilo musical, los aco rdes están formados por tres notas de intervalo de ter - cera. ¿No te parece apasionante? Dios le da una gran importancia a la mú sica, millares y millares de ángeles viven para dar gloria y loor a Dios. ¿Y nosotros como humanos? ¿Qué o ímos? ¿Qué oyen los demás de nosotr os? Recuerdas un grito de triunfo después de un examen difícil; un susurro al oído diciendo: te quiero; gritar el gol de Iniest a en la final del mundial; una melodía que te transporta a un momento especial…mil cosas….¿q ué nos dice Dios? « Si dieres oído a mi voz y guardas mi pacto, serás mi especial tesoro sobre to dos los pueblos, porque mía es toda la tierra. » (E xódo 19: 5). « Amo al Señor. Porque ha escucha do mi voz y mis súplicas, porque ha inclinado a mí su o ído, por eso lo invocaré mientras yo viva. » (Salmo 116: 1-2). ¿No merece nuestro a migo Dios toda nuestra alabanza? En la Biblia apar ece más de 170 veces las palabras oído, oír o sus d erivados. ¿Queda algo más? ¡Pues si! “El primero será el último y el último el primero .” ¿Qué hace aquí esta frase? Está científicamente demostrado que el último sent ido que se pierde es el oído. Cuantas personas habrán aceptado a Jesús en este último momen to, cuando alguien le recordó en forma de susurro: “ Dios te ama, acéptalo .” En breve los oídos de aquellos que se fueron al descanso dejando su esperanza en la segunda venid a de Cristo junto con aquellos vivo s que hayan permanecidos fieles h asta el final oirán las trompetas de las hues tes celestiales y al Hijo del h ombre decirle: “Sal de la tumba, vuelve a casa junto a mí.” ¿Puedes siquiera intentar imag inar eso? Mi mayor deseo es el oírte grita r de alegría en ese momento, saber que a pe sar de las cir - cunstancias de tu vida, el peso de la sociedad, las influencias, los conflictos… decidiste oír la voz de Dios llamándote a v ivir junto a Él por la eternidad. En la Biblia aparece más de 170 veces la palabra oído , oír o sus derivados. En este número • UniDiversia: Experiencia de los estu diantes • Noticias: Café Hispano 21 Años. A menudo cuando empezamos en un nuevo centro de est udios como la universidad, tenemos la costumbre de ocul tar nuestras creencias a todos nuestros nuevos compañeros. Muchas veces el motivo es que creemos que la gente no nos va a aceptar como somos, ya que guarda mos unos principio s incompati bles con los de la sociedad juvenil de hoy e n día. Nos sentimos solos ya que es posible que seamos los únicos en nu estra clase con unas creencias tales. La experiencia me ha demostrado que no es así. Pasada la prime ra semana de clase, estaba conversando con el que sería uno de mis mejores amigos cuando surgió el tema de Dios. Resultó que él era católico y monitor de un grupo de confirmación. Con el paso de estos 3 años he ido conociendo a compañeros suy os en la universidad que también tienen a Dios en sus vidas y con lo s cuales he podido com partir diversas opiniones sobre nuestr a forma personal de entender a Dios. Es cierto que no solemos encontrar a gente en nuestro centro de estudios que sea de nuestra misma denomin ación, pero difícilmente no encontraremos a alguien que tenga pre sente en su vida el amor de Dios. A falta de un mes para terminar la carrera, he co nocido a más de 9 personas que me han demostrado que Dios puede estar donde menos te lo esperas. Así pues no tengamos miedo de decir lo que pensamos o de no sentirnos aceptados. Dios es grande y su am or llega a todas partes. Escuelas, institutos y universidades son solo e l principio. Está finalizando el proyecto de fin de carrera de Ingeniería Inform ática.
• Has leído: La dimensión olvidada de D ios [...] • XXXVI Convención AEGUAE: El laberi nto moral
En este número
• made in CREATIVO: ¿Quieres ser un glóbulo roj o? • Congreso AMiCUS 2 011: ARISE in the end • Aula7activa: se necesi ta...
Helen Pearson
natural de relacionarse con— a aquellos que no están para nada interesados en nosotros o nuestros testimonios. Somos llamados a amar a aquellos que parecen interesarse solo en sus (¡nuestro punto de vista!) pequeñas y egoístas vidas. Al empezar a pensar en estos ‘otros’, podemos ver qué gran tarea nos presenta Jesús. Somos llamados a amar a aquellos a quien la iglesia, o quizá solo en la intimidad de nuestras mentes, describimos con un vocabulario lleno de juicio y desaprobación como ‘egoístas’, ‘tontos’, ‘imprudentes,’ ‘hipócritas’, ‘pecadores’, ‘malhechores’, ‘gente del mundo’, no cristianos, no adventistas, gente secular… Podemos ampliar la lista con nuestras propias etiquetas —nuestro propio lenguaje de desaprobación—.
Y por último, y tal vez lo más difícil de todo, somos llamados a amar a aquellas personas de nuestra propia familia cristiana que ven todo esto de una manera totalmente distinta a como lo vemos nosotros —y para ellos tenemos un conjunto de etiquetas diferente—.
Esto es un gran desafío. Lo más fácil en este contexto, especialmente dentro de la iglesia, es hacernos expertos en etiquetas —expertos en juicios baratos en vez de en amor y entendimiento más costosos, centrarnos en ‘lo correcto’ en vez de en lo que es amoroso—. ¿Cómo podemos aprender a amar? ¿Cómo podemos aprender a amar? Una y otra vez, esta debe ser nuestra única pregunta.
Mi experiencia como consejera me ha enseñado que la gente aprende a amar de una manera —al ser amados, al experimentar lo que significa formar parte de una relación amorosa—. El primer obstáculo para mucha gente que viene a pedir ayuda con sus relaciones es que, sencillamente, de una u otra manera, no han sido amados correctamente. Pueden haber estado recibiendo algún tipo de afecto distorsionado, pero no han recibido amor sano.
En la vida del cristiano es igual. Muchos de nosotros estamos intentando amar a otros sin creernos realmente que nosotros somos amados. Intentamos amar porque sabemos que deberíamos hacerlo. Y pronto descubrimos que amar a otros correctamente sin ser amados nosotros es una actividad efímera. Intentar amar porque ‘es lo correcto’ tiene sus méritos, pero pierde rápidamente su energía.
La energía es un concepto importante —para amar la necesitas—. La primera cualidad del amor, dice Pablo en 1 Corintios 13 es que «es sufrido». El amor que es sufrido sin la energía, sin el espíritu de Jesús, pronto se convierte en víctima y neurótico.
La energía para amar a personas difíciles y poco atractivas viene al entender que nosotros mismos somos amados. Muchos de nosotros tendremos familiares y ‘amigos’ que llaman la atención de aquellas partes difíciles y poco atractivas de nuestro carácter y que preferiríamos que pasaran desapercibidas. El centro del evangelio es saber —no solo en nuestras mentes sino también en nuestros corazones— que adoramos a un Dios-Hombre que ama incluso nuestras partes oscuras que preferiríamos combatir y dejar en la cuneta. La energía para amar a otras personas, incluso nuestros enemigos, viene del conocimiento de que todo lo que somos es amado y aceptado. Viene del conocimiento de que incluso cuando somos cabezotas y orgullosos y vagos y mezquinos y estúpidos y codiciosos y ………………………. (rellénalo con la peor descripción de ti mismo) somos amados por Dios.
Cuando leemos los evangelios, encontramos la historia de un Dios-Hombre que no solo aceptó a las personas descritas como ‘pecadores’, sino que le gustaba estar con ellos —aún con las personas más repugnantes y menos atractivas—. Las historias de los evangelios describen un Dios-Hombre con una energía única y llena de recursos, un fondo inagotable de maneras inteligentes, creativas y constructivas de responder a las tendencias malignas e inseguridades destructivas que encontraba en los hombres y mujeres que le rodeaban. Nos enseñan a un DiosHombre dispuesto a estar ‘con’ personas aún cuando lo malinterpretaban y le rechazaban a Él y a sus ideas. Finalmente, Jesús fue un Dios-Hombre que modeló una habilidad extraordinaria para absorber la violencia sin transmitirla —una cualidad muy necesitada en la segunda década del siglo XXI—. Cuando conseguimos atisbar mínimamente ese amor y comprensión extendida a la escoria de la sociedad que rodeaba a Jesús, y nos llega el aroma de la idea de que el amor y la comprensión se le ofrece a la escoria de la sociedad al igual que a nosotros, nuestra respuesta a ese amor, la gratitud por ese amor encenderá una pequeña llama de amor, paciencia y comprensión hacia las personas del mundo que están, igual que nosotros, ¡faltas de amor!
Publicado en: Spectrum, 3 enero 2010, http://spectrummagazine.org/article/sabbath-school/2010/01/03/love-actually
Traducción de Sara Pastor