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Jesús como Mesías en el evangelio de Lucas
El evangelio de Lucas representa un giro en la mentalidad de la iglesia primitiva. Los “cada día” lucanos establecen una nueva forma de concebir el tiempo de la iglesia frente a la promesa; los cristianos viven la promesa fuera de los límites de una fecha establecida 1 ; se reúnen en el templo, cada día; incluso el pan que comparte es el pan del “mañana” 2 ; se van añadiendo a la iglesia los que deben ser salvos, cada día; predican por las casas y celebran la cena del Señor, cada día… La vivencia de esta nueva temporalidad requiere de una relectura del ser mismo de la Iglesia y de su misión 3 . Se observa una dependencia clara entre la exposición de lucana y la paulina, y no es de extrañar ya que Lucas es uno de los más íntimos colaboradores de Pablo 4 , se podría decir más: Pablo lo identifica con aquel que permanece a su lado cuando todos los demás lo han abandonado 5 .
Lucas representa, en cualquier caso, una mentalidad diferente a la de los cristianos judíos y una cultura de base posiblemente diferente a la judía 6 . La comprensión luca
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4 5 6 Cf. Hch 1,7 MUÑOZ, F., La oración del Padrenuestro (II parte), Cauriensia, Vol. IV (2009), pp. 440- 441. CHOURAQUI, A., La Bible, Paris, Desclée de Brouwer, 2012, pp. 1987-1989. Cf. Flm 1,24 y Col 4,14. Cf. 2 Tim 4,10-11. Cf. FITZMYER, J., El Evangelio según san Lucas (T.1), Madrid, Cristiandad, 1986, pp. 81-91.
Antonio López Postigo
Decano de la Facultad Adventista de Teología (FAT) Sagunto, Valencia
na, que parte de un conocimiento importante del AT y del método derásico 7 , se va a acercar incesantemente a la forma en la que los nuevos conversos provenientes del paganismo deben comprender el cristianismo, pero no ya como un judaísmo sino como un “camino” universal de salvación 8 , proveniente de este pero que conduce a una forma nueva de entender las doctrinas, la Ley, la historia de la salvación y la salvación misma, y al Mesías prometido al mundo entero. Esta universalización del cristianismo, que supera el pasado ampliando los esquemas sociales, temporales y teológicos, hace del evangelio según Lucas un documento esencial para la vida de la iglesia desarrollada en el tiempo.
La perspectiva diacrónica lucana hace que su evangelio siempre esté de actualidad. Además, debemos tener en cuenta que el evangelio de Lucas es el producto de un proceso sistemático de compilación y reflexión 9 que él mismo anuncia 10 , usando una perspectiva histórica necesaria para comprender el sentido de la Iglesia y su misión en el desarrollo de la Historia en la que Dios interviene 11 . Lucas reescribe
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8 9 10 11 Cf. DEL AGUA PÉREZ, A., El Método Midrásico y la Exégesis del Nuevo Testamento, Valencia, Institución S. Jerónimo para la Investigación Bíblica, 1985, pp. 191-193. Hch 16,17; 18,26; y sobre todo 19,9 y 23. Ibíd., pp. 57-59. Cf. Lc 1,1-4. Cf. DIEZ MACHO, A., El Mesías anunciado y esperado, perfil humano de Jesús, Madrid, Santiago Apóstol, 1976. una Historia de la Salvación 12 en la que Israel se desarrolla y crece dando lugar a una realidad más universal y con proyección eterna. Así, el Mesías de Lucas es universal y eterno, encuadrado en un punto de partida determinado pero que se constituye el umbral de la eternidad.
Lucas expresa de forma descriptiva la salvación como proceso universal inclusivo 13 . Los gentiles van a descubrir que el Mesías prometido a Israel es también su Mesías. Por esto, Lucas dará gran importancia a la figura de Abraham, quien es el padre de la fe de todos los creyentes, aunque en la genealogía llega hasta Adán, padre de todos los hombres. Con Lucas, las figuras relevantes para Israel se descubren como relevantes para todos los pueblos.
El cambio que representa la forma en la que Lucas trata la historia de Cristo y de la Iglesia implica una nueva concepción del universo en sí mismo, y de la relación que el evangelio tiene con él 14 . Israel deja de ser el centro del universo para integrarse en él, en un tiempo, en unas coordenadas
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14 MARGUERAT, D. (Ed.), Introduction au Nouveau Testament, Genève, Labor et Fides, 2000, pp. 99-100. THIELMAN, F., Teología del Nuevo Testamento, Florida, Editorial Vida, 2006, pp. 143-145. Sería muy interesante tener en cuenta, sobre la Historia como revelación en la Biblia, la reflexión general presentada por SCHÖKEL, L.A., Madrid, Cristiandad, 1986, pp. 35-40.
Antonio López Postigo
y con un propósito determinado que no tiene fin, que no caduca. Esta integración proyecta a Israel en lo que luego se va a denominar como la Iglesia en la metanarrativa de la Historia de la Salvación 15 .
Concebir a Cristo como el Mesías prometido a los descendientes de Jacob es una cosa y concebirlo como el Mesías prometido al mundo es otra. La vocación mesiánica de Cristo es universal, así como también el sacerdocio y la oferta de salvación. Lucas realiza una reflexión literaria inclusiva, pues no desecha lo que se ha dicho y escrito anteriormente sino todo lo contrario, como el mismo Lucas dice al comienzo de su evangelio, se dedica a examinar con detenimiento cada una de las fuentes que están a su alcance y las fusiona literariamente en un solo cuerpo. Podríamos decir que Lucas no rompe con el pasado sino que los supera y lo dota de un nuevo significado reinterpretándolo en clave universalista.
Lucas ofrece un retrato humano de Cristo evitando el patetismo, para ello suprime paradójicamente ciertas expresiones pasionales 16 , aunque relee y reinterpreta 17 otros evangelios dotando a Jesús de los sentimientos y debilidades inherentes a su naturaleza humana. Pero no nos engañemos, no humaniza meramente a Jesús sino que muestra su inherente humanidad. Al contrario que en los apócrifos, en los que observamos algunas representaciones artificiosas e incluso pomposas
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17 THIELMAN, F., Op. Cit., pp. 127-131. SCHMID, J., El evangelio según san Lucas, Barcelona, Herder, 1968, p. 31. Aunque podríamos decir mucho más que reinterpretar, ya que en algunos textos como el del Padrenuestro, (Lc 11,1-4), en la que Lucas presenta una redacción más breve, podría intuirse que bebe directamente de una fuente más antigua que el evangelio de Mateo. Cf. JEREMIAS, J., Teología del Nuevo Testamento (vol.1), Salamanca, Sígueme, 1980, p. 231. de Cristo, Lucas presenta a Cristo de forma natural 18 . A pesar de lo dicho anteriormente, Lucas emplea profusamente el título de “el Señor” para Cristo, hasta 24 veces 19 , y esto indica que aunque lo ve en toda su humanidad también refleja su poder y divinidad. Esta visión equilibrada hace que Lucas utilice los títulos de Jesús profusamente pero sin exclusividad, los dosifica sin preferencias, tanto antes de la resurrección como después. Este aspecto también debe ser objeto de nuestra reflexión; en virtud de los títulos empleados en el evangelio, podemos decir que, en la narrativa lucana, Cristo es el mismo antes y después de la Cruz, que no asume un nuevo título después del Calvario, su resurrección no aporta nuevas funciones sino una forma imperecedera y un ámbito renovado de ejercer los títulos que ya ostentaba 20 .
En el evangelio de Lucas tienen gran importancia los parias de la sociedad, aquellos grupos considerados no deseables para la convivencia 21 . Así Cristo es representado como el que dignifica a aquellos que no tienen dignidad, el que percibe al pobre y a la viuda y los ayuda e incluso alaba y esto es fundamental para entender el concepto de Mesías en su evangelio. El Mesías es para Lucas la respuesta a los humildes y desposeídos, a las mujeres, a los niños, a los extranjeros, a los enfermos, a los pecadores y las prostitutas, en definitiva a la gran masa de población que constituyen la mayoría sin relevancia en cualquier tipo de sociedad, en cualquier cultura 22 . Lucas ve a los invisibles, como médico conoce la intimi
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22 BOVON, F., El evangelio según san Lucas (Vol. I), Salamanca, Sígueme, 1995, p. 31. FITZMYER, J., Op. Cit. p. 332. Ibíd., p. 335. CARRILLO ALDAY, S., El evangelio según san Lucas, Estella, Verbo Divino, 2009, pp. 36- 37. SCHMID, J., Op. Cit., p. 33-34. dad de los hombres y las consecuencias de sus errores, que solo hallan respuesta en el Cristo.
Resulta evidente para el lector atento que en los escritos de Lucas el título de Cristo no es el título más usado en referencia a Jesús, pero esto no es óbice para poder afirmar que es el más importante desde un prisma teológico 23 . Lucas es el único evangelista que constata que el nombre “cristianos” se les atribuyó a los primeros creyentes 24 . Cristo es el centro de las vidas de aquellos que se acogen a la salvación que solo Dios puede proveer. Lucas retrata a Cristo de forma entrañable. Para él, Jesús es humano y podemos decir que es en Él donde reposa toda la humanidad, y si bien no incide especialmente con otros relatos sobre los aspectos de la personalidad de Cristo, sí lo hará tanto en sus reacciones, como en sus acciones y vínculos sociales.
Jesús, el Mesías Ungido de Dios
Los términos “Mesías”, “Cristo” y “Ungido” son equivalentes, por lo que los usaremos indistintamente aunque preferentemente utilizaremos “Mesías” por su significado eminentemente teológico. El apelativo “Cristo” como título del Mesías aparece 24 veces en la obra de Lucas, este título surge del judaísmo palestinense. El término מָש ִׁחיַ) Māšîaḥ) fue traducido por los LXX como christos que es una traducción muy fiel pues tiene exactamente el mismo significado 25 .
En la época en la que escribió Lucas se creía que el Mesías aparecería con cierta inminencia 26 , él mismo es el único evangelista que narra el episodio de la predicación de la profetisa Ana 27 en la
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26 27 FITZMYER, J., Op. Cit. p. 331-332. Cf. Hch 11,26. DUFOUR, X.L., Vocabulario de Teología Bíblica, Barcelona, Herder, 1996, p. 529. Cf. Jn 21,20-25. Cf. Lc 2,38.
Jesús como Mesías en el evangelio de Lucas
que explícitamente se cita que hablaba de Jesús con “todos los que aguardaban la redención en Jerusalén”. Lucas es sensible al sentimiento de proximidad de la aparición de la figura del Mesías. Incluso los enemigos de Jesús preguntan si Él es el Cristo 28 . Desde un punto de vista histórico sabemos que en los siglos I-II surgieron algunos líderes a los que se les atribuyeron características mesiánicas, como el mismo Lucas menciona, y que pretenden ser grandes personajes 29 .
El ungimiento era un acto litúrgico de significado profundo en Israel que se asocia de una venida del Espíritu sobre el ungido 30 . La unción era un rito esencial en la coronación de los reyes de Israel que hacía del rey una persona santa, esta santificación estaba simbolizada por el nezer, que se significa como signo de consagración, y que era una diadema que portaba el monarca 31 e idéntica a la que también portaba el sumo sacerdote 32 , quien para iniciar sus funciones también era ungido 33 . En español, el término “nazareno” es tanto un gentilicio como la designación de aquel que se consagraba al culto a Dios y que etimológicamente procede de nezer 34 . El nazireato era una práctica que existía en el NT, que comenzó siendo un carisma que se producía como consecuencia del llamado de Dios 35 y que terminó siendo un voto 36 .
El retrato de Cristo como el Mesías universal que realiza Lucas en su evangelio es espléndido. Al principio de su obra ya
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33 34 35 36 Cf. Lc 22,67. Cf. Hch 8,4. DE VAUX, R., Instituciones del Antiguo Testamento, Barcelona, Herder, 1992, pp. 155. Cf. 2 Sam 1,10. Cf. Ex 39,30. Cf. DE VAUX, R., Op. Cit. , pp. 154-157 Cf. Ex 29,7. DE VAUX, R., Op. Cit., p.588. Cf. Am 2,11-12. Cf. Hch 18,18. avisa al lector; él ha compilado lo que se ha escrito con anterioridad y podemos añadir que lo hace magistralmente. La selección de Lucas es muy cuidadosa e incluye los rasgos genéricos y los títulos de Jesús. Pero estos rasgos y títulos elevan a Jesús desde una humanidad solidaria y común hacia otros aspectos que la trascienden y glorifican, que tienen que ver de forma determinante con el título de Ungido, de Cristo. Esto que acabamos de expresar puede ser desarrollado en 6 puntos:
1. Cristo ungido del Espíritu Santo desde la encarnación.
Lucas expone la concepción virginal de Jesús en María por obra del Espíritu Santo 37 en un lenguaje que, aunque claro y directo, está transido por el misterio. Resulta curioso que Lucas emplee un lenguaje claramente figurativo para narrar el hecho de la concepción siendo que él es médico, y por tanto un hombre de ciencia. Debemos proceder con toda cautela cuando exponemos este hecho, pues la llamada ciencia hoy no se corresponde con lo que entonces se llamaba ciencia. Aun así, es innegable que la medicina es un área empírica de las ciencias, en la que es fundamental la observación y la deducción, pero en este caso solo hay revelación y una metodología precisa aplicada a esta. La fe de Lucas rechaza la tentación de exponer los hechos de forma naturalista. También abruma la sencillez y la fuerza dramática con la que se expresa y esto da pruebas de su pericia y brillantez como escritor 38 . La acción misteriosa del Espíritu da lugar a la concepción sobrenatural de Cristo en María, una mujer judía común, en la que no hay nada resaltable sino una gran humildad. Lo que hace grande a Ma
37 38 Cf. Lc 1:34-35. TRENCHARD, E., Introducción a los cuatro evangelios, Grand Rapids, Portavoz, 2004, p. 72. ría, por así decirlo, es lo que Dios ha hecho con ella. Por eso Jesús es principalmente el Cristo, el Ungido de Dios y el Mesías de los hombres. Negar el misterio de la encarnación sería negar al Mesías. Dicho misterio es, en Lucas, el comienzo de un viaje teológico por la Historia de la Salvación, que incluye el pasado, el presente y el futuro, y el cumplimiento de la profecía mesiánica contenida en Is 7,14.
El Espíritu Santo ocupa un lugar muy relevante en los escritos de Lucas 39 , que lo concibe principalmente como la potencia creadora de Dios. Podemos decir que el Espíritu crea a Cristo en María. Es un acontecimiento similar a la Creación del mundo en Génesis; un fenómeno misterioso que realiza Dios en su propia voluntad. El relato de la concepción de Jesús está precedido por el de la concepción milagrosa de Juan el Bautista. Se establece un contraste entre los dos relatos que nos ayuda a comprender la dimensión del misterio en el Mesías prometido. En los dos casos actúa Dios directamente, pero solo en el de Cristo se menciona al Espíritu como agente de la concepción, en este caso en María 40 .
El milagro de Juan estriba en posibilitar lo que ha dejado de ser posible por las circunstancias de deterioro y la vejez, aunque era altamente improbable por la infertilidad manifiesta. El milagro del nacimiento de Cristo consiste en hacer posible lo imposible, la ausencia de varón hace humanamente inviable una concepción, ante esta ausencia se produce la presencia del Espíritu que alienta la creación y vida desde el principio 41 , y que “cubre a María con su sombra” 42 . El engendra
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41 42 Cf. CONGAR, Y., Espíritu Santo, Barcelona, Herder, 1991, pp. 70-75. Cf. GUIJARRO, S. (Coord.), El Evangelio del Espíritu, Estella, Verbo Divino, 1998, pp. 25-28. Cf. Gen 1,1-2. Cf. Luc 1,35.
Antonio López Postigo
miento de Cristo es único y solo atribuible a Dios, Jesús es el Ungido, el Cristo y el Mesías desde su nacimiento por obra del Espíritu Santo.
2. Jesús es impulsado por el Espíritu en su ministerio.
El evangelio de Lucas describe la acción del Espíritu durante el ministerio de Cristo con una relevancia de la que los otros sinópticos carecen.
El Espíritu se manifiesta en el acto inicial de su ministerio terrenal; durante el bautismo el Espíritu desciende sobre el Mesías en forma corporal acompañado de la voz de Dios que declara a Jesús Hijo amado y Bien de Dios 43 . Este es un acto forense mediante el cual Dios hace una declaración ante los hombres, es algo incontrovertible, un fenómeno sobrenatural que recuerda a tiempos veterotestamentarios. Dios se muestra en Trinidad en un mismo escenario, la escena es inaudita y sin precedentes. Sin duda, esta escena redimensiona lo que significaba hasta el momento ser el Ungido de Dios, porque se supera la espera de un hombre vinculado a Dios, de un humano en estado de santificación plena, para esperar a un hombre que se revela como el mismo Hijo de Dios, el Santo de los santos.
La siguiente escena que vamos a analizar es la conocida como “las tentaciones de Jesús”. Lucas nos dice que Jesús, lleno del Espíritu 44 , lo que posteriormente es interpretado por el mismo Jesús como “ungido” en el orden que sigue Lucas, fue conducido al desierto por el mismo Espíritu. Jesús contiene al diablo y este lo deja “hasta el tiempo oportuno”, podríamos decir “hasta una ocasión más propicia”. A partir de la unción del Espíritu en el bautismo, Jesús es conducido por Él continuamente y la conducción del Espíritu
43 44 Cf. Lc 3,22. Cf. Lc 4,1. se revela en que es capaz de vencer al diablo continuamente. Cuando regresa a Galilea 45 , no hay merma en Jesús, no se ha debilitado, su unción se ha confirmado y se introduce un nuevo concepto teológico: Jesús manifiesta el poder del Espíritu. Ser el Mesías, el Cristo no solo es un título, es poder de Dios.
La escena que vamos a analizar ahora requiere nuestra atención particular. Lucas nos hace viajar en el tiempo y nos lleva a la época de los profetas, aquella que anunciaba que Cristo sería el Mesías esperado, el Ungido de Dios. Jesús va a Nazaret, a su tierra, a su pueblo. El pueblo no ha cambiado pero Jesús sí. El día escogido es sábado, Jesús es Señor del sábado, y en su día se manifiesta a su pueblo 46 . En alusión a esto, encontramos que los hechos descritos por Mateo se presentan en una secuencia de narración paralela a Lucas 47 ; Jesús entra en la sinagoga un sábado, se le aplica un texto de Is que incluye la unción del Espíritu y su vocación mesiánica 48 , después hay un conflicto con los creyentes y todo acaba con la victoria de Jesús sobre el diablo en una curación sobre un endemoniado, hemos de precisar que solo la curación en Lc también se produce en un día de sábado. Lo más destacable del relato lucano es que el texto que lee Jesús declara que antes de predicar a los pobres, sanar a los quebrantados de corazón, proclamar la libertad de los cautivos, devolver la vista a los ciegos, poner en libertad a los oprimidos y proclamar el año de la buena voluntad de Dios debe ser ungido mediante el Espíritu Santo. Cristo se proclama el Mesías al leer el texto de Is 61,1, por eso tiene poder para realizar su misión; el Espíritu está constantemente con Él y lo asiste. Lc supera el concepto
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48 Cf. Lc 4,14. Cf. Lc 4,18-19. Cf. Mt 12 en correspondencia con Lc 4,16- 39. Cf. Is 42,1-4; 61,1-2. de unción como acto y lo articula como un proceso vital.
Después del regreso de los 70, se introduce un nuevo elemento como consecuencia de la unción del Espíritu. Lucas nos dice que Jesús se regocijó en el Espíritu Santo 49 y pronuncia una alabanza que solo Él podía articular, pero el gozo mismo si es compartido: las multitudes se llenan de alegría 50 , Zaqueo 51 , los apóstoles 52 y el mismo Dios 53 , el Espíritu produce alegría incontenible y manifiesta 54 . Como Mesías de Dios, solo Jesús conoce al Padre y solo Él puede darlo a conocer, ese es el gran cometido del Ungido de Dios; mostrar la realeza divina y el verdadero sacerdocio. Asimismo, lo hace en un momento histórico concreto diferenciado de todos los demás, un momento que fue anunciado y que muchos esperaron a lo largo de la Historia. La manifestación del Ungido, del Cristo de Dios es la consumación de los tiempos y el punto culminante de la Historia de la Salvación. La unción mesiánica de Jesús en el Espíritu supone el cumplimiento profético del AT y la plenitud de los tiempos como proceso eterno.
3. Jesús ha sido Ungido por el Padre y depende de Él para realizar su obra.
Lucas es el único evangelista que nos presenta dos situaciones que expresan de forma determinada la relación de Jesús con su Padre y que no encontramos en los otros tres evangelios. En Lc 2,48 hallamos la primera de ellas, en el texto en el que Jesús habla de “los negocios de su Padre”. Anteriormente hemos hablado del ministerio público de Jesús y del cumplimiento profético que marca el inicio de
49 50 51 52 53 54 Cf. Lc 10,21. Lc 10,20. Lc 19,6. Lc 19,37. Lc 15,7.10.23-24.32. CARRILLO ALDAY, S., Op. Cit., p. 36.
Jesús como Mesías en el evangelio de Lucas
dicho ministerio alcanzando la plenitud de los tiempos, pero Lucas es el único que nos dirá que Jesús, en su incipiente juventud y durante el rito de su salida de la niñez, ya era consciente de su filiación divina.
El contexto en el que se producen las palabras de Jesús es determinante para comprender lo vinculadas que están al acontecimiento mesiánico. Jesús habla en el templo, el lugar donde se simbolizaba la vida del Mesías en todo el ritual pero sobre todo en el rito sacrificial. Jesús es testigo del sacrificio y es consciente, además, de cómo este le da la dimensión adecuada al templo como casa de su Padre. Jesús ha aceptado el templo como el hogar y solo el Ungido de Dios y los que son ungidos por Él podrían hacer tal cosa. Los asuntos de Dios son los asuntos de Jesús porque Él es el Cristo, el Hijo del Dios vivo, y su negocio principal es el de ser el Mesías, lo que implica la salvación del mundo.
En coincidencia con los demás evangelios 55 , el ministerio de Cristo se realiza en estrecha unión con el Padre. Pero Lucas nos sorprenderá nuevamente en Lc 23,46, cuando recoge el contenido del grito de Jesús antes de expirar. Jesús clama al Padre para entregar lo único que le queda que es el espíritu. Lucas destaca la expresión “Padre” en lugar del “Dios mío” de Mateo. En el evangelio de Lucas resalta la proximidad y la filiación del Cristo en boca del mismo Jesús, en la hora de su muerte, con una fuerza superior a los demás relatos. Frente a los textos que destacan esta misma filiación en boca del centurión romano 56 , el relato lucano hace de esa afirmación la apelación de un hijo a su padre, la recubre de intimidad y dependencia y nos muestra una relación real paterno-filial.
En el relato lucano, el Mesías es ungido al comienzo de su ministerio público por el Espíritu y no dejará de realizar su labor
55 56 Lc 3,22; 9,35; 10, 21-22. Mc 15,39 y Mt 27,54. hasta entregar su último aliento, Jesús es el Cristo hasta el final de su vida y es por ello que lo es, porque la unción de Dios es perpetua. El ungimiento implica un viaje de ida y vuelta a su Padre 57 .
4. Jesús es el Mesías resucitado.
Lucas afirma la resurrección de Cristo sin describir el evento. Como ya mencionamos en el punto 1 en referencia a la encarnación, Lucas no describe ciertos hechos que considera misteriosos y milagrosos, que tienen que ver con la autoridad de Cristo como Ungido de Dios. Lucas separa la resurrección de Cristo del resto de resurrecciones que narra en su evangelio 58 . La resurrección de Cristo es la prueba de su glorificación. El Ungido de Dios debe entrar en su gloria 59 a diferencia del hijo de la viuda de Naín o la hija de Jairo. Esto quiere decir que la resurrección para Lucas es más que una vuelta a la vida.
Lucas introduce en su relato el período de cuarenta días que media entre la muerte y resurrección, y la ascensión de Cristo. El Cristo glorificado también viene a predicar, pero su argumento principal es Él mismo. Su resurrección confirma quién es y además no es un hecho oculto, es un misterio a plena luz, ya que Lucas será el único evangelista que afirma con multitud de testigos que Jesús ha resucitado. La gloria del Ungido no le impide mostrarse plenamente humano; Jesús incluso come a la vista de los discípulos 60 . El Mesías, el Cristo Ungido de Dios, el que tiene poder sobre la muerte y para dar vida a todo el mundo, pide que le den de comer 61 . Estos son los detalles de Lucas en los que de una forma magistral muestra a un Dios cercano, que entra en la esfera de los prójimos sin perder un ápice de su divinidad.
57 58 59 60 61 CARRILLO ALDAY, S., Op. Cit., p. 130. Cf. Lc 7,15; 8,54-55. Cf. Lc 24,26. Cf. Lc 24,42. Cf. Lc 24,41.
La unción de Cristo está íntimamente unida a su humanidad, no se trata de ungir a un hombre para hacerlo un ser sobrehumano sino de acercar a Dios a los hombres por medio de un humano que proviene de Dios, y que en el Espíritu está siempre con Dios y que es Dios. Lucas ha comprendido muy bien que Dios se ha hecho humano en Cristo, aceptando todas las consecuencias de la encarnación, y lo ha ungido para que sea quien puede rescatar a todos los humanos. El Cristo de Lucas tiene como hermanos a toda la humanidad, así su Padre es nuestro Padre y la unción del Espíritu puede ser recibida por todos, tras la resurrección, sin importar la raza, la lengua o la situación social.
Lucas se refiere al resucitado en el camino de Emaús como Jesús, pero cuando Jesús habla de sí mismo usa el nombre Cristo, cuando está narrando la pasión y la resurrección 62 , para afirmar lo que presenta una dimensión ética de su misión: Debe predicarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecado de manera universal. Aquí se vuelve a poner de relieve la vocación universal del Ungido de Dios y de la iglesia que resultará desde el principio en controversias internas de cristianismo 63 .
La resurrección de Cristo es la culminación de los milagros. La unción del Espíritu se ha mostrado poderosa para realizar toda suerte de milagros. Jesús no conjura fuerzas taumaturgas ni se muestra como un sanador a la usanza de la época. Su lenguaje es sencillo, no hay una puesta en escena para los espectadores, sus gestos son de cercanía y redención y se centra en los que necesitan el milagro. Los milagros afirman a Cristo como el Salvador del mundo, la unción del Espíritu y la voluntad de su Padre le permiten compartir su po
62 63 Cf. Lc 24,45-47. TEJA, R., El cristianismo primitivo en la sociedad romana, Madrid, Ed. Istmo, 1990, pp. 33-37.
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der sanador con los hombres. Los milagros muestran la filiación divina del Mesías; Él es el que sana todas nuestras dolencias, rescata nuestra vida del foso y perdona todos nuestros pecados y rebeliones 64 .
5. Jesús es el Mesías que volverá.
Cristo “fue llevado al cielo” después de bendecir a los que había sacado de Betania. El final del evangelio según Lucas resulta un poco abrupto para el conocedor de las promesas. Los creyentes en Cristo quedan gozosos después de haber sido bendecidos, haber adorado a Jesús y ver cómo iba siendo llevado al Cielo.
No aparecen en el relato evangélico los ángeles, que posteriormente sí aparecerán en el libro de los Hechos, pero se intuye que Cristo es el sujeto pasivo de una acción de alguien que lo está elevando al cielo, Cristo estaba siendo objeto de la acción del Padre. Él toma al Cristo hacia el cielo por lo que esta acción es el cumplimiento de la voluntad del Padre sobre el Ungido, de aquí inferimos por el relato lucano que la vuelta de Cristo se realiza también por la misma voluntad.
El estado de gozo con el que entran en el templo alabando a Dios no es un estado pasajero, el texto dice que “estaban siempre en el templo alabando y bendiciendo a Dios”. La unidad literaria del evangelio de Lucas y Hechos de los apóstoles es evidente y debemos ver los relatos en esta continuidad, no solo temática sino incluso estructural y argumental. 65
En la introducción del libro de los Hechos se dice que Jesús dio sus mandamientos por medio del Espíritu Santo, y podemos comprender que es la unción del Espíritu lo que daba poder y autoridad a Jesús para dar mandamientos a los apóstoles, por lo que también colegimos que está afirmando implícitamente la divini
64 65 Cf. Sal 103. Cf. GUIJARRO, S., Los cuatro evangelios, Salamanca, Sígueme, 2012, pp. 350-353. dad de Cristo, y que durante los cuarenta días después de la resurrección les hablaba acerca del reino de Dios.
Nada más comenzar el relato de los Hechos se desarrolla la última escena del evangelio 66 en la que se incluyen dos diálogos: uno con el Señor y otro con los ángeles. En los dos diálogos se habla la vuelta de Jesús. Jesús saca de la temporalidad que el hombre puede conocer el tiempo de su venida, solo el Padre lo conoce en su autoridad como tal, lo importante para los cristianos es que van a recibir la unción del Espíritu, porque solo la unción puede habilitar al ser humano como testigo de Cristo, el Ungido. En el segundo diálogo, los ángeles aseguran que Cristo volverá como un acontecer histórico. Los testigos son numerosos y han visto a Jesús siendo llevado al cielo, no es una experiencia mística colectiva sino que forma parte de la historia de los hombres. Jesús se ha marchado en un acontecimiento real que volverá a ocurrir en ocasión de su venida. Ser testigo de la ascensión es tan importante que se convierte en condición sine qua non para poder ser apóstol. 67
6. La unción del Espíritu se integra en la visión de la Historia de la Salvación que predica la Iglesia Adventista desde sus inicios.
En la visión profética de los adventistas, la unción de Cristo por el Espíritu 68 es fundamental para comprender períodos proféticos como el de las 2.300 tardes y mañanas 69 . Ellen White afirmó 70 que los primeros 483 años de los 2.300 días debían llegar hasta el Ungido y que el bautismo
66 67 68 69 70 Cf. Hch 1,6-11. Cf. Hch 1,21-22. Cf. Hch 10,38. Cf. Dan 9,25-27. WHITE, E., Primeros Escritos, California, Pacific Press, 1962, p. XII. (Prólogo histórico de los fideicomisarios) de Cristo y su unción por el Espíritu Santo cumplieron la predicción con exactitud 71 . Esta visión no fue exclusiva de ella sino compartida por los pioneros.
En la visión que ha sostenido la Iglesia Adventista (IASD) desde sus comienzos, la investigación y el escudriñamiento de las Escrituras están íntimamente ligados a la predicación del Evangelio y al objetivo de dicha predicación: Que podamos presentar a Cristo como el Mesías y Salvador Ungido de Dios crucificado, en el que se cumplen las Escrituras y en el que podemos obtener el perdón de los pecados 72 .
En cuanto a la unción universal del Espíritu, la IASD proclama en sus creencias fundamentales que a partir del derramamiento del Espíritu Santo comienza en ministerio celestial de Cristo como sumo sacerdote, en la Creencia Fundamental 24, confirmando la autoridad universal de Cristo tanto en el cielo como en la tierra 73 . Esta unción se derrama también en sus seguidores 74 en la encomienda de la misión apostólica, así se entiende el sacerdocio universal del pueblo de Dios, prometido en el Antiguo Pacto 75 y confirmado en el Nuevo Pacto 76 mediante la unción del Espíritu Santo. El ejemplo de Cristo con la lectura de Is 61, como se relata al comienzo de su ministerio en Lc 4,18, pasa a ser un ejemplo a seguir para los creyentes que deben reproducir esa conducta como seguimiento 77 .
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75 76 77 WHITE, E., El Conflicto de los Siglos, Nampa, Pacific Press, 1954, p. 327. WHITE, E., Consejos sobre Mayordomía Cristiana, Nampa, Pacific Press, 1970, p. 200. WHITE, E., Hechos de los Apóstoles, Nampa, Pacific Press, 1957, p. 31. WHITE, E., Obreros Evangélicos, Nampa, Pacific Press, 1974, p. 525. Cf. Ex 19,6. Cf. 1Ped 2,9. WHITE, E., Manuscrito 55, 1886.
Jesús como Mesías en el evangelio de Lucas
La unción como vocación universal de todos los hombres es el aspecto teológico más relevante en el evangelio de Lucas y que tendrá su repercusión desde la teología paulina 78 . En Lc 11,1-13 se trata el tema de la oración, no es algo nuevo ni excepcional que un maestro enseñe a orar a sus discípulos. Lo interesante y diferente que Lucas introduce tiene que ver con la recepción del Espíritu Santo, lo que podríamos también decir como la unción del Espíritu.
En Mt 7,11 encontramos el mismo episodio, pero el “Espíritu Santo” no aparece sino en su lugar escribe “cosas buenas”. Lucas introduce el término con la lógica del Padre nuestro. Si Dios, el Padre de Jesús, es nuestro Padre, entonces Jesús y los creyentes tienen una relación filial, eso incluye nacer a la manera de Cristo, es decir, del Espíritu. Pero el Espíritu debe ser pedido al Padre, el único que puede concederlo, el único que puede ungir a sus hijos. El episodio de Pedro en Hch 10 queda resuelto en las palabras del Mesías de todos los hombres. Lo común que deben tener los hombres para recibir el Espíritu es la petición. El Padre de Jesús es el Padre de todos aquellos que se lo piden y por ello reciben el Espíritu.
La promesa de que Dios haría de su pueblo un pueblo de sacerdotes en Ex 19,6 entraba en colisión con el sacerdocio levítico, pues no todos los del pueblo de Israel pertenecían a la tribu de Leví. En la epístola a los Hebreos vamos a encontrar una solución plena, ya que ni el mismo Cristo era de la mencionada tribu. En los capítulos 5, 6 y 7 de la epístola a los Hebreos encontramos alusiones directas al sacerdocio según Melquisedec, un
78 Cf. ALETTI, J., Eclesiología en las cartas de Pablo, Estella, Verbo Divino, 2010, pp. 266- 272. sacerdocio que no está vinculado a una nación, lengua o condición concreta. Es en este sacerdocio que adquiere sentido la palabra universal y por lo tanto la promesa 79 . Todos los seres humanos pueden ser sacerdotes de Dios mediante la unción del Espíritu Santo 80 . Es en este contexto que podemos entender las palabras de Juan en Ap 1,4-6; 5,9-10; 20,6 y las de Pedro en 1Ped 2,9. Este reino de sacerdotes y reyes de Dios se hace realidad en la Iglesia de forma universal.
El pensamiento que destila la forma de narrar de Lucas y la introducción de ciertas expresiones 81 como el “cada día” (καθ ημεραν) en escenas que están vinculadas a un ungimiento diario en el Espíritu 82 nos brinda una perspectiva actualizada y universal del rol de la Iglesia ante la representación del Cristo como Mesías prometido.
Conclusión y aplicación pastoral
El tempo que nos brinda el evangelio de Lucas es el tempo eclesial. La Iglesia tiene su fundamento y fundación en Cristo. El Ungimiento de Cristo en el bautismo es el punto de inicio de un ministerio que Lucas considerará más que público, para él es universal. La unción de Cristo anunciada por Isaías y cumplida en la sinagoga de Nazaret constituye la hoja de ruta de la narración del ministerio de Cristo y la interpretación teológica de sus palabras y hechos.
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82 Cf. HENDRIKSEN, William, Comentario al Nuevo Testamento: Evangelio según san Lucas, Grand Rapids, CRC Publications, 2002, pp. 57-58. Cf. Heb 4,15, sobre la solidaridad del Mesías confirmado como Sumo Sacerdote universal. Cf. FERNÁNDEZ GONZÁLEZ, J. I., Léxico de frecuencias del evangelio de Lucas, Córdoba, El Almendro, 2007. Cf. Lc 9,23; 11,3; 19,47; 22,53; Hch 2,46-47; 16,5; 17,11; 17,17; 19,9; 20,31; 21,26.
La mentalidad de Lucas representa un cambio en la mentalidad cristiana, pero no porque vaya en un sentido diferente sino porque amplía la perspectiva cristiana hasta descubrir en ella una vocación universal que ya estaba presente en el contexto mesiánico veterotestamentario. Jesús en el Ungido de Dios para todos los hombres.
Lucas presenta al Cristo como un ser humano en una perspectiva sencilla y precisa, no destaca solo por ser un ser humano excepcional, sino porque es un ser humano que presenta a Dios encarnado. El evangelista tiene la habilidad de mezclar la sencillez de lo humano con lo inefable de su divinidad en escenas que podríamos calificar casi de costumbristas. En ese contexto es presentado Jesús como Mesías ungido de Dios.
El bautismo de Jesús es el momento de su ungimiento por el Espíritu Santo como el Hijo de Dios para que se cumpliese, en parte, la plenitud de los tiempos, esa plenitud se completa con la vuelta de Cristo tal y como lo vieron marchar. El Espíritu Santo no actúa puntualmente en el Mesías sino que lo acompaña permanentemente, incluso más allá de la muerte; en la resurrección. El Cristo resucitado es el testigo fiel de las profecías y garantiza la veracidad del AT. El Ungido que ha resucitado se convierte en el argumento principal de la predicación de los primeros cristianos, pues son testimonios vivos de la autenticidad de la Palabra en la Escrituras.
La iglesia de hoy, que espera la vuelta del Mesías, está ungida por el Espíritu Santo y es el testigo de Cristo en el mismo Espíritu. Esta forma de ser en el mundo provee el cumplimiento del oráculo profético permanente en la Escritura y muestra un signo de identidad pleno para la Iglesia del siglo XXI. La Iglesia Ungida recibe poder para manifestar los dones del Espíritu, y habita el mundo sin vivirlo, transformándolo en la ampliación del
Antonio López Postigo
Reino de los Cielos que habilita la unción del Espíritu Santo.
En la IASD se manifiestan históricamente los dones del Espíritu. El crecimiento a lo largo de los años, las estructuras educativas, administrativas y los servicios de salud muestran el derramamiento de los dones espirituales y su desarrollo. El don de Profecía manifestado en la persona de Ellen White ha nutrido a la Iglesia de dirección y consejo a lo largo de más de siglo y medio de existencia. En este sentido, el evangelio de Lucas representa una ayuda inestimable, pues frente a la sensación de urgencia frente a la parusía que preside el ánimo del cristianismo primitivo, Lucas establece una perspectiva de vivencia del evangelio proyectada en un tiempo que el hombre no puede calcular, una vivencia diaria que alcanza la realización acabada de la plenitud de los tiempos. Solo la unción del Espíritu habilita a la Iglesia en su diario vivir y solo por medio del mismo Espíritu, la IASD es respuesta de redención de Dios a un mundo que perece y en el que todos tienen oportunidad de perdón.
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