8ª PONENCIA
PANEL P. [...] R. El profesor Fernández conoce personalmente al autor. Es un estudiante de teología, ya ha terminado teología, con una maitrise [tesina final de licenciatura de teología en la Facultad de Teología de Collonges. N. del E.] sobre el particular. Y este artículo es ya de por sí un artículo muy completo, razón por la cual, viendo el tiempo del que disponía no ha querido entrar de lleno en él. Hay pues, en este artículo una aproximación desde un punto de vista exegético y está abordado desde una óptica pastoral muy interesante, muy completa. No obstante, va a proceder a resumir lo que la Biblia dice sobre el particular. No hay demasiados textos, no son estos muy numerosos, tal vez haya cinco o seis. Por ejemplo, uno de ellos es el episodio que sucediera en Sodoma y Gomorra en el que sabéis que Cristo, encarnado en forma de hombre que está discutiendo con Abrahán, con el que antes previamente había compartido una comida y Abrahán le había lavado los pies. Posteriormente el Eterno le va a decir a Abrahán: he venido a ver, a observar el pecado de Sodoma y Gomorra porque es una cosa enorme. Cuando observamos el texto se denota que la ciudad entera, desde el más joven hasta el más mayor, se juntan en torno a la casa de Lot y pretenden conocer esas dos personas invitadas de Lot. Y el texto es claro porque se trata de tener con ellos relaciones sexuales. En los textos de Levítico y Deuteronomio está claro también que el Eterno condena estas relaciones sexuales, las relaciones sexuales existentes entre un hombre y un hombre; y, por supuesto, también es condenado el hecho de una mujer con una mujer. Por lo que encontramos dos aproximaciones diferentes de la homosexualidad. Una primera que es abierta, querida, deseada, una rebelión abierta contra Dios en la que se quiere reaccionar contra un Dios que dirige nuestra vida, en la que uno se vanagloria de la condición de ser homosexual. Y la Biblia reconoce en esta desviación sexual una rebelión contra el Dios creador y reconoce, pues, una idolatría. Y el primer capítulo del libro de los Romanos, el apóstol Pablo dirá en Romanos 1 a partir del versículo 26: «Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza. De igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo de sí mismos la retribución debida a su extravío. […] –Y fijaos hasta donde llega la rebelión de este tipo de homosexualidad que en el versículo 32 dice:– Quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no solo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.» (Romanos 1: 26-27, 32).
He aquí que se trata de un acto idolátrico y rebelde contra Dios. Los reyes de Judá e Israel en la apostasía panteísta a la cual habían conducido al pueblo, van incluso a llegar a introducir la prostitución sagrada en el mismo templo de Salomón. Por lo que hay este tipo de homosexualidad que no es sino una rebelión abierta contra Dios. Pero también hay un segundo tipo de homosexualidad que es la persona que sufre por ser homosexual. Porque no existe un problema genético detrás. Porque en ciertas sociedades donde hay una imagen paternal y maternal muy fuerte el problema realmente no existe. Se trata de un problema de orden cultural, siendo la homosexualidad un déficit de tipo afectivo que la persona ha experimentado en su relación con el padre del mismo sexo. Por lo que el niño sufre una carencia afectiva hacia el padre del mismo sexo. Entonces, sea masculina o femenina la homosexualidad, no significa sino que el síntoma de una perturbación de tipo afectivo. Comprended entonces que si lo que se exige al homosexual es de terminar esta práctica sin primero, de alguna manera, paliar esta falta afectiva con el
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