Descubro la Biblia ...y encuentro a Jesús
6 a 9 años
PRIMER TRIMESTRE, AÑO B
Serie Mi Biblia, mi tesoro
6 a 9 años
PRIMER TRIMESTRE, AÑO B
Serie Mi Biblia, mi tesoro
Serie Mi Biblia, mi tesoro
Textos:
Mercè Gascón
Esther Villanueva
Ilustraciones:
Ferni
Diseño:
Agustina Daniela Flores
Revisión teológica:
Jonathán Contero
Es un proyecto de Aula7activa, editora digital de AEGUAE (Asociación de Estudiantes y Graduados Universitarios Adventistas de España), en colaboración con el Ministerio de la Infancia de la UAE (Unión Adventista Española).
Todo el trabajo de elaboración de textos, actividades y revisión se ha realizado de forma gratuita y desinteresada.
Edita:
AULA7ACTIVA-AEGUAE
Barcelona, España
E-mail: redaccion.aula7activa@gmail.com / info@aeguae.org Web site: www.aula7activa.adventista.es / www.aula7activainfantil.blogspot.com / www.aeguae.org Primera edición en español, 2024
Es propiedad de:
CC BY-NC-ND 2022, Mercè Gascón, Esther Villanueva
CC BY-NC-ND 2022, Aula7activa-AEGUAE, en español para todo el mundo
Todos los derechos reservados al autor y los editores.
Contacta con nosotros infantil.aula7activa@gmail.com
Nos gustaría recordarte algunas pautas para estudiar con tu hijo la Biblia.
• Busca un momento del día tranquilo tanto para ti como para tu hijo, a ser posible, siempre a la misma hora y que no interfiera con otras actividades ni con los momentos de ocio ni de descanso.
• Si tu hijo así lo quiere, deja que «personalice» el material con sus dibujos, que lo coloree, que pegue pegatinas...
• Es importante que tu hijo/a estudie la lección cada semana. Dedicad un tiempo, breve, cada día a estudiar la Biblia. No lo dejes solo con la escuela sabática. Contigo es mucho más divertido. Va a tener preguntas, va a necesitar ayuda para buscar los textos bíblicos y, como hay actividades para distintos niveles de dificultad, los niños más pequeños necesitarán la ayuda de los padres. Observa con ellos las ilustraciones y reflexionad juntos. Adapta el material que tienes entre manos a la edad de tu hijo, a sus gustos y a sus intereses. Cada niño es distinto y tú conoces mejor que nadie a tu hijo.
• Aprovecha su capacidad de aprendizaje y de memorización para que aprenda versículos de la Biblia de memoria. La memorización de estos versículos lo acompañará toda la vida y los podrán recordar en momentos cruciales.
• Los conceptos que tu hijo debe aprender de las historias bíblicas son: amor a Dios y al prójimo, confianza en Dios porque él está al mando, obediencia por amor (nunca por miedo al castigo), alegría de convivir con Dios cada día y esperanza de que aunque las cosas no nos salgan como nosotros queremos, algún día todo será perfecto. Lo importante es que tu hijo se familiarice con la historia de la salvación y que aprenda pautas para relacionarse con Jesús y con sus semejantes de acuerdo a los valores cristianos.
• Nunca le trasmitas ideas como: tengo que portarme bien porque Dios me vigila, cuando hago algo malo Dios se enfada y me castiga, al cielo solo irán los niños buenos o Satanás me persigue para ser malo. Son conceptos que, además de no tener base bíblica, crean una imagen distorsionada de Dios. Busca ideas en positivo: Tengo que portarme bien porque es bueno para mí y para las personas que están conmigo; Dios me ama tanto si hago las cosas bien o mal, pero se alegra cuando las hago bien y tomo buenas decisiones; a veces hacemos las cosas mal, y tengo que sufrir las consecuencias de mis actos, pero Jesús siempre está dispuesto a ayudarnos a hacer las cosas bien; aunque Satanás me quiera engañar, con Jesús soy más listo que él.
• Disfrutad de esos momentos. Que cuando sea mayor recuerde con cariño esos minutos de complicidad entre vuestra familia y Jesús.
Un abrazo en Jesús.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 3
LECCIÓN 1. UN PUEBLO MENTIROSO
LECCIÓN 2. ¡CADA UNO A SU CASA!
LECCIÓN 3. TIEMPO DE JUECES
LECCIÓN 4. EL EJÉRCITO DE GEDEÓN
LECCIÓN 5. SANSÓN, UN HOMBRE FUERTE, PERO DÉBIL
LECCIÓN 6. RUT ELIGE CAMBIAR DE VIDA
LECCIÓN 7. SAMUEL, EL NIÑO QUE ESCUCHÓ A DIOS
LECCIÓN 8. ROBAN EL ARCA DE LA ALIANZA
LECCIÓN 9. ¡QUEREMOS UN REY!
LECCIÓN 10. LA TRANSFORMACIÓN DE SAÚL
LECCIÓN 11. DIOS ELIGE UN NUEVO REY
LECCIÓN 12. DUELO DE GIGANTES
LECCIÓN 13. DE HÉROE A FUGITIVO
VERSIONES DE LA BIBLIA Hemos utilizado la versión Dios habla hoy (DHH). Cuando se utiliza otra versión, se indica.
4 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Comprende y memoriza:
«Hay amigos que no son amigos, y hay amigos que son más que hermanos»
(Proverbios 18:24, Traducción en lenguaje actual)
En el desierto de Parán vivía un hombre muy rico, que se llamaba Nabal. Nabal era un gran ganadero. (Puedes leer cuánto ganado tenía en 1 Samuel 25:2). Pero Nabal era un hombre malo y egoísta.
Los pastores de Nabal y corrían grave peligro porque había muchos ladrones violentos que se llevaban el ganado y mataban a los pastores.
Los hombres de David los protegieron en varias ocasiones. Sin la ayuda de David y de sus hombres, Nabal habría perdido muchos animales. Pero Nabal nunca le dio las gracias.
Llegó el tiempo de esquilar las ovejas. En casa de Nabal se reunió mucha gente para ayudar e hicieron una gran fiesta con banquete incluido. Mientras tanto, en el campamento de David estaba faltando la comida. Cuando David se enteró de la fiesta de Nabal, mandó a unos mensajeros para pedirle que les diera algunos alimentos. David le había hecho el favor de proteger a su ganado y ahora le pedía, por favor, algo de comida. ¿Sabes qué respondió Nabal (Léelo en 1 Samuel 25:10,11)
¡David se sorprendió mucho! Él y sus compañeros habían sido muy bondadosos con Nabal y le habían ayudado a salvar a sus animales, sin pedir nada a cambio. David sintió que Nabal estaba siendo injusto y se enfadó muchísimo. Tan enfadado estaba que preparó a sus hombres para atacar a Nabal.
Enseña a tus hijos a resolver los conflictos que se presentan en la convivencia diaria, usando el diálogo y la no violencia. Tomar decisiones cuando estamos enfadados siempre hará que nos equivoquemos.
David estaba dispuesto a pelear. Salió hacia la casa de Nabal para vengarse de él por ser tan mal educado y egoísta. Pero uno de los criados de Nabal corrió a contárselo a Abigail, la mujer de Nabal. Le contó que David y sus hombres habían cuidado de los pastores y del ganado y cómo Nabal había sido un desagradecido.
Abigail era una mujer buena, inteligente, hermosa y muy diferente de su marido. Ella era bondadosa, atenta y muy sabia. A ella también le pareció injusto lo que había hecho su marido y sabía que si no hacía algo rápidamente David atacaría el campamento. Así que, sin decirle nada a Nabal, cargó unos asnos con mucha comida y se la llevó a David.
Abigail encontró a David por el camino. Se arrodilló para pedirle perdón. Se disculpó por lo que había hecho su marido; si ella se hubiera enterado de que David necesitaba comida, les habría dado toda la que necesitaran. Y se la traía en los burros. Abigail le recordó que algún día sería rey de Israel y que, si se dejaba llevar por la ira y la venganza, el pueblo no confiaría en él.
Eso hizo pensar a David. Tenía razón. El disgusto de David fue desapareciendo y agradeció a Abigail su valentía y su sabio consejo. Luego cogió la comida y volvió al campamento con sus hombres.
Abigail regresó a su casa. Hablando y pidiendo perdón, Abigail evitó una pelea violenta.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
TU LECTURA DEL MARTES
Cuando Abigail regresó a la fiesta, fue a hablar con su marido sobre lo que había pasado, pero se encontró a Nabal completamente borracho. Así que Abigail no quiso explicarle nada.
A la mañana siguiente, cuando se le había pasado la borrachera, Abigail le contó lo que había hecho. En lugar de agradecer a su mujer por haber evitado un desastre, se puso furioso y gritó y gritó. ¡Era su comida y no quería compartirla con nadie! Se enfadó tanto y estaba tan rabioso que le dio un ataque al corazón. Estuvo enfermo varios días. Pero en aquel tiempo no había hospitales ni medicinas para enfermedades tan graves, así que al final murió.
La noticia llegó al campamento de David. David había quedado admirado por la inteligencia, la bondad y la belleza de Abigail. Ahora que se había quedado viuda, David mandó unos mensajeros con una propuesta para Abigail. ¿Qué propuesta era? (Lo sabrás si lees 1 Samuel 25:40)
Abigail también admiraba a David por su valentía y su buen corazón. Y también era un hombre muy atractivo. Era todo lo contrario que su marido. David pensaba en los demás y siempre estaba dispuesto a ayudar.
Abigail supo enseguida lo que quería hacer. Aunque tenía una casa preciosa con mucho ganado y muchos criados, ella quería compartir su vida con David. Así que recogió sus cosas, llamó a cinco de sus criadas, se fueron al lugar donde acampaba David y se casó con él.
• Abigail demostró ser una mujer inteligente de los pies a la cabeza. Recorre el vestido siguiendo el camino.
Lee con tus hijos Proverbios 14:27 y comenta con ellos por qué el obedecer a Dios nos ayuda a ser más felices. Explícales cómo influyen los estados de ánimo en la salud.
La reacción primaria de los niños cuando les hacen algo malo es responder de la misma forma: mal por mal. Hoy es un buen momento para que puedas reflexionar con tus hijos sobre la venganza y sus consecuencias. Ponles ejemplos de la sociedad y del mundo actual (guerras, peleas entre pandillas, etc.).
Explícales la diferencia entre hacer justicia o vengarse de alguien y como el sentimiento de venganza nos destruye como personas. El perdón nos cura por dentro.
Saúl, aunque había prometido no matar a David, volvió a cambiar de opinión y decidió perseguirlo de nuevo.
Saúl y sus soldados acamparon cerca de donde se escondían David y sus hombres. Esa noche, David y Abisaí, uno de sus soldados, fueron al campamento de Saúl para ver cómo estaban las cosas. Todos dormían. Pasaron por medio de los soldados con mucho cuidado para no despertarlos. Entonces, allí delante de ellos, vieron a Saúl y Abner, el capitán de su ejército, profundamente dormidos. Al lado de Saúl estaban su lanza y una botella de agua. ¡Qué gran oportunidad para eliminar a su enemigo! Abisaí estaba seguro de que Dios lo había planeado así y le pidió permiso para matarlo. ¿Qué le contestó David? (Lee 1 Samuel 26:11)
Después de alejarse del campamento de Saúl con la lanza y la botella de agua, David llamó a voces a Abner. Todo el mundo se despertó y supieron lo que había pasado. Él había estado junto a Saúl y podía haberlo matado fácilmente mientras dormía. Pero no lo había hecho. Otra vez, delante de todos los guerreros de Saúl, demostró que David no era enemigo del rey, que era Saúl quien lo odiaba sin ninguna razón.
Saúl miró a sus soldados. Todos se habían dado cuenta de lo injusto que estaba siendo el rey. Dos veces había tenido David la oportunidad de matarlo y las dos veces lo había dejado ir sin hacerle ningún daño. Como todos los soldados le miraban, Saúl volvió a pedir perdón a David. Le dijo, otra vez, que ya no volvería a perseguirlo.
Saúl volvió a su casa y David siguió su camino.
• ¿Qué falta en el dibujo? El dibujante ha dejado el dibujo incompleto para que tú lo acabes.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
TU LECTURA DEL JUEVES
Durante algún tiempo David vivió en una ciudad llamada Siclag. En una ocasión en la que David y sus hombres estaban fuera de la ciudad, los amalecitas aprovecharon para atacar la ciudad. Lo destruyeron todo, quemaron las casas y se llevaron a las mujeres, los niños, los ancianos y todas sus pertenencias.
David estaba angustiado por su familia y por las familias de sus guerreros y tenía que ir a rescatarlos como fuera.
Pero debía hacerlo con cuidado. Si atacaban a los amalecitas y se organizaba una batalla podían hacer daño a los prisioneros. Entonces, ¿cómo iba a rescatar a sus familias?
David decidió consultar al que mejor sabía lo que había que hacer: decidió consultar a Dios. Dios le dijo que no tuviera miedo. Él estaría con David, protegería a los prisioneros y podría recuperar a todas las personas que habían sido secuestradas.
Así que David y sus hombres salieron en persecución de los amalecitas. Pero algunos estaban tan cansados que no podían seguir el camino y se quedaron al otro lado del torrente de Besor.
Por el camino encontraron a un egipcio medio muerto. ¿Quién era? (Lo sabrás si lees 1 Samuel 30:13)
David ayudó a aquel hombre y en agradecimiento, el esclavo egipcio los llevó hacia el campamento amalecita.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 9
Cuando David y sus hombres llegaron al campamento amalecita, estaban haciendo una fiesta celebrando el botín que habían robado. David aprovechó que estaban desprevenidos, los atacó y rescató a todas las personas. ¡Qué alegría verse todos juntos de nuevo! Pero cuando terminó la batalla resultó que los amalecitas habían robado también a los filisteos y había muchísimas más riquezas de lo que esperaban. Y decidieron quedarse con el botín de los amalecitas para repartirlo entre todos.
Cuando volvieron a reunirse con aquellos que se habían quedado en Besor, se llevaron una gran sorpresa por la cantidad de riquezas que traían.
David decidió hacer el reparto del botín entre todos los hombres y sus familias a partes iguales. Pero algunos de sus guerreros comenzaron a quejarse. Creían que era injusto que los que se habían quedado en Besor tuvieran la misma parte que los que habían luchado en la batalla. David les explicó que tenían esas riquezas gracias a la ayuda de Dios y que por ello debían compartirlas entre todos.
La generosidad de David era tan grande que apartó una parte del tesoro que no iba a ser ni para él ni para sus hombres. Sabía que en Judá tenían problemas y faltaban los alimentos porque estaban en guerra con los filisteos. Por eso envió a varias ciudades una parte de las riquezas conseguidos de los amalecitas (ver 1 Samuel 30:26-31).
• Coloca en el crucigrama el nombre de algunas de las ciudades con las que David y sus hombres compartieron el botín según 1 Samuel 30:27-31, Dios habla hoy.
Betel - Ramot - Jatir - Aroer - Sifmot - EstemoaRacal - Hormá - Corasán - Atac - Hebrón
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Comprende y memoriza:
«Dios mío, enséñame a vivir como tú siempre has querido. Tú eres mi Dios y salvador, y en ti siempre confío»
(Salmo 25:4,5, Traducción en lenguaje actual)
Reflexiona con tus hijos sobre si nos alegramos cuando les va mal a nuestros enemigos. Es muy común oír expresiones como «él se lo ha buscado, que se aguante». Comenta con tu hijo si en alguna ocasión se ha alegrado de que le ocurriera algo malo a alguna persona que no le gustaba. David nos demostró que hay que amar tanto a nuestros amigos como a nuestros enemigos. Debemos pedir a Jesús que cambie nuestros sentimientos negativos y nos ayude a no ser rencorosos ni vengativos.
TU
Los filisteos atacaban otra vez Israel. Saúl se enfrentaba a una gran batalla con un ejército filisteo numeroso y bien armado. Saúl estaba desanimado y tenía miedo, pero no pidió consejo a Dios. La batalla comenzó y fue un desastre. Muchos israelitas murieron. Saúl y Jonatán también murieron en la batalla. Tres días después, un joven cansado, sucio y con la ropa rota llegó al pueblo donde vivía David. Venía de la batalla contra los filisteos. ¿Qué le contó sobre la batalla? (Léelo en 2 Samuel 1:4)
Aquel joven le enseñó la corona y el brazalete de Saúl para demostrarle que el rey había muerto. Aquel joven estaba seguro de que David se alegraría y de que le daría una recompensa por esa noticia. ¡Qué equivocado estaba! (Lee en 2 Samuel 1:11,12 lo que hicieron David y sus hombres)
Pasó mucho tiempo desde que David fuera pastor hasta que fue coronado rey, pero él siempre confió en Dios y en sus promesas. Recuerda con tus hijos alguna promesa que nos haya hecho Dios. «¡Llámame cuando tengas problemas! Yo vendré a salvarte» (Salmos 50:15, Traducción en lenguaje actual)
David nunca buscó hacerle daño a Saúl. Ni siquiera se alegró por su muerte, aunque eso significaba que había llegado el momento de ser rey de Israel. David estaba muy triste y lloró la muerte de Saúl y la de su mejor amigo Jonatán.
David siempre fue leal a Saúl porque respetaba que hubiera sido elegido por Dios. Aunque David también había sido elegido por Dios, esperó hasta que Dios decidiera cuándo era el momento de convertirse en rey.
Ahora Saúl y su hijo Jonatán, el amigo de David, habían muerto. Y David sabía que necesitaba a Dios para pedirle consejo sobre lo que tenía que hacer. Así que se lo preguntó. ¿Qué le dijo Dios? (Léelo en 2 Samuel 2:1)
David fue a Hebrón, en Judá. Allí todo el mundo lo conocía. Después de tantos años ya sabían que David era el elegido por Dios para reinar en Israel, así que la gente de la tribu de Judá lo nombró rey.
Algún tiempo después, los dirigentes de las demás tribus también lo aceptaron como su rey.
• Los ancianos y los gobernantes de Judá fueron a presentarse ante David para aceptarlo como rey. Elige y colorea los bocadillos correctos después de leer 2 Samuel 5:1,2.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
TU LECTURA DEL MARTES
David debía comenzar por ganarse el respeto de su pueblo, no por tener un ejército muy grande y bien preparado, sino por ser un rey justo y compasivo que inspirara confianza. David había demostrado que, cuando era el jefe de un grupo de fugitivos, se preocupaba de las personas e intentaba ayudarlas. Ahora, que era rey, debía seguir haciéndolo.
Si David hacía un buen trabajo como rey, Israel sería un ejemplo a seguir por las naciones que había alrededor. Las personas que adoraban ídolos y que vivían en Israel y en las naciones vecinas se darían cuenta de que el Dios de David era mucho mejor que sus dioses y sus estatuas.
¿Crees que lo logró?
En pocos años Israel se convirtió en un país cada vez más importante (ver 2 Samuel 5:10). Y algunos de los reyes del norte se dieron cuenta de que David era un hombre especial y un buen gobernante.
La Biblia menciona que el rey Hiram, de la ciudad de Tiro, quiso hacerse amigo de David. ¿Sabes lo que hizo? (Lee 2 Samuel 5:11)
La ciudad de Tiro era una de las ciudades fenicias. Fíjate lo importantes y ricos que eran, que tenían barcos que llegaban a lo que hoy es España para comerciar. David hizo amigos muy ricos y poderosos que conocieron al Dios de Israel.
El palacio que los fenicios regalaron a David se construyó en una ciudad pequeña llamada Jerusalén. Pronto la ciudad creció con todas las personas que trabajaban para el rey.
Comentad con vuestros hijos que ser un buen gobernante de un país es algo muy difícil, casi imposible si Dios no está a tu lado. Nuestro mundo cambiaría si todos los gobiernos de los países hicieran caso a Dios. Se acabaría el hambre, las guerras, las injusticias…
• En este mapa puedes ver la situación del territorio fenicio, la nueva ciudad de David, Jerusalén, y el territorio de Tartesos hasta donde llegaban los barcos fenicios para comerciar.
Cuando David huía de Saúl, vivió un tiempo en las ciudades filisteas. Ahora que se había convertido en rey de Israel, los filisteos se enfadaron mucho y le declararon la guerra. Los filisteos reunieron un gran ejército que ocupaba todo un valle cerca de Jerusalén. David y sus hombres se protegieron en la fortaleza de la ciudad y allí el rey consultó a Dios qué debía hacer.
Dios le dijo que estuviera tranquilo, que él le iba a dar la victoria sobre los filisteos. Luego le dijo lo que tenía que hacer: no atacaría de frente, sino que tenía que dar la vuelta hasta un bosque y esperar allí escondidos.
¿Qué es lo que tenían que esperar? (Léelo en 2 Samuel 5:24).
Eso es lo que hicieron David y sus hombres. Salieron de Jerusalén, dieron un gran rodeo para evitar al ejército filisteo y se encondieron en el bosque. Y cuando oyeron un sonido como que un ejército caminaba sobre las copas de los árboles, entonces salieron y lucharon contra los filisteos.
No sabemos exactamente qué era ese ruido, pero algunos estudiosos de la Biblia piensan que eran ángeles que lucharon contra los filisteos para hacer ganar la batalla a David y los suyos.
Durante algún tiempo los filisteos no molestaron a los israelitas.
• Completa el dibujo según la lectura de hoy.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
David había hecho de Jerusalén una ciudad cómoda para vivir y cada vez más bonita. Además del palacio del rey, se construían casas cada vez mejores con calles empedradas y fuentes.
Entonces David se acordó de que el arca de la alianza estaba en un pueblecito a 15 kilómetros de Jerusalén que se llamaba Baala. David pensó que no era justo que él viviera en un bonito palacio mientras que el arca de Dios estaba en una casa de pueblo porque Dios era el que había hecho que Israel y Jerusalén fueran ricos. Así que el rey planeó construir en Jerusalén una tienda especial para colocar el arca de la alianza.
Estaba tan feliz que organizó el viaje del arca con una gran celebración. Invitó a miles de personas para acompañar todo el camino. Mientras lo recorrían, todos alababan a Dios. Iban cantando y danzando. (Lee 2 Samuel 6:5 y y sabrás qué los instrumentos tocaban)
David también cantaba y danzaba. David estaba feliz. Si él podía vivir en una ciudad como Jerusalén, quería que Dios estuviera con él en todo momento, que fuera su vecino. Por eso cantaba y danzaba con tanta alegría en medio de la gente, como si fuera un ciudadano más.
Dios quiere que lo adoremos con alegría. No quiere que seamos un pueblo triste. Por eso, es muy importante que utilicemos el canto y los instrumentos musicales para alabarlo. ¿Cantas habitualmente en tu hogar junto a tus hijos?
¿Por qué crees que Dios quiso que se utilizara el canto como un elemento de aprendizaje de sus enseñanzas? Intenta ponerle música al versículo de menoría de esta semana y cántalo con tus hijos, como lo hubiera hecho David.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 15
Cuando el arca llegó a la tienda que David había preparado, la celebración se volvió mucho más solemne. Con todo respeto y reverencia se hicieron los sacrificios tal y como había quedado escrito en el libro de la Ley. Luego, al terminar las ceremonias, David le dio un regalo a cada persona antes de que regresaran a sus hogares.
• Lee 2 Samuel 6:19 y sabrás qué regalo hizo. Colorea los objetos que sirvieron de regalo.
Cuando David volvió a casa después de la celebración, Mical, su primera esposa, la hija de Saúl, lo estaba esperando muy enfadada. Mical había visto desde la ventana cómo David cantaba y bailaba como si fuera un ciudadano más. Se había mezclado entre la gente y se había mostrado feliz alabando a Dios. A Mical le parecía que David, siendo el rey de Israel, debería cuidar su comportamiento. No podía mezclarse con el pueblo. Debía mantener las distancias porque él era superior a todos los demás ciudadanos.
¡Era el rey!
Pero David le respondió que, delante de Dios, era un humano más. Delante de Dios no hay unas personas más importantes que otras. Y por eso mismo, por no ser orgulloso como Saúl, por ser una persona que se preocupaba de sus súbditos, David era un rey querido por todo el pueblo.
¿Alguna vez has pensado que eres menos valioso o menos importante que otra persona? ¿Alguna vez has pensado que tú eres mejor que otro niño de tu clase?
Lee Gálatas 3:28 y piensa en cómo nos tratamos las personas. Si todos somos iguales ante Dios, todos debemos tratarnos con respeto y amor.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Comprende y memoriza:
«El Señor ha ordenado que cuando una persona le haga una promesa, deberá cumplir su palabra y hacer todo lo que haya prometido»
(Números 30:2, Dios habla hoy)
Algún tiempo después de haber traído el arca a Jerusalén, David comenzó a pensar que no era justo que él viviera en un lujoso palacio de piedra y madera mientras que el arca de la alianza estaba en una tienda de campaña. Así que empezó a hacer planes para construir un templo de piedra para colocar el arca y hacer todos los rituales que se hacían en el tabernáculo. Sería como el tabernáculo del desierto, pero mucho más grande y hermoso. David quería tener un templo mucho mejor que cualquier otro templo de los pueblos de alrededor para demostrar que Dios es más grande que cualquier ídolo pagano.
David consultó al profeta Natán y le contó sus planes. Pero esa noche Dios le habló al profeta. Le dijo que no necesitaba un templo lujoso. Tampoco quería que David lo construyera. David era un hombre de guerra. Había luchado contra muchos de los pueblos de alrededor (ver 1 Crónicas 22:8). Si David construía un templo todo el mundo creería que el Dios de David era un Dios guerrero como él. Por eso prefería esperar a que viniera un rey pacífico para que todo el mundo viera al Dios de Israel como un Dios de paz.
La sociedad de Canaán en la época de los jueces y de David era una sociedad sumamente violenta. Y el pueblo de Israel se convirtió también en un pueblo violento para responder a los ataques de los cananeos. Pero Dios no deseaba las guerras. No deseaba atacar a ninguna nación. Dios quería que los demás pueblos se convirtieran y eso no se hace con guerras sino a través de la paz, la comprensión, la colaboración y el respeto.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 17
De todas formas, David quiso dejar preparado todo para cuando fuera el momento de construir el templo. Hizo los planos, almacenó materiales y regaló una gran parte de sus riquezas para que, cuando fuera posible, se construyera el templo. (Lee 1 Crónicas 29:2-4 y alucina con el material que tenía guardado David para el templo).
Después de entregar todo ese enorme tesoro para la construcción del templo, David habló con otras personas en Jerusalén. Si ellos querían, también podían colaborar. Mucha, muchísima gente quiso dar ofrendas voluntarias para la construcción del templo. Y fueron ofrendas muy generosas. La gente llevó oro, plata, bronce y hierro. Había toneladas y toneladas de metales. Otros, que tenían piedras preciosas también las entregaron como ofrenda para construir el templo. (ver 1 Crónicas 29:7,8). Y todos lo dieron de forma voluntaria. (Puedes leer cómo se sentían en 1 Crónicas 29:9)
Pero el templo debía funcionar igual que funcionaba el tabernáculo del desierto. Por eso David organizó por familias a los grupos de sacerdotes y levitas que harían los rituales y que trabajarían dentro del templo para que todo funcionara bien y administraran la ofrendas que los israelitas. También organizó un coro y una orquesta que trabajaría en el templo para alabar a Dios (ver 1 Crónicas 25:1).
Lo dejó todo bien preparado para cuando fuera necesario.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Ahora que David era la persona más poderosa de Israel recordó que tenía que cumplir una promesa. Era una promesa que él y su amigo Jonatán se habían hecho el uno al otro. Habían prometido que cada uno iba a cuidar de la familia del otro.
Después de tantas guerras y batallas, David quería saber si todavía vivía alguien de la familia de Jonatán a quien él pudiera ayudar de alguna manera (ver 2 Samuel 9:1).
Si hoy en día quieres localizar a alguien puedes contratar a un detective para que lo busque, puedes poner anuncios en la televisión o buscarlo por redes sociales. Pero en aquellos tiempos solo se podía saber dónde estaba una persona preguntando a unos y a otros. ¿Encontraría David a alguien que le pudiera decir si vivía algún descendiente de Saúl? Era difícil descubrirlo porque nadie quería hablar por miedo a que David quisiera hacerles daño. Esa era la costumbre de los reyes de aquellos tiempos: matar a toda la familia del anterior rey. Pero David era un rey diferente.
Alguien encontró a un hombre llamado Siba. Siba había trabajado para Saúl y su familia. Tal vez él sabía qué había sido de los hijos de Jonatán, así que lo mandó llamar.
Siba se dio cuenta de que David no quería hacer daño a la familia de Saúl y le contó que todavía vivía un hijo de Jonatán que se llamaba Mefiboset.
Mefiboset había vivido escondido en casa de un amigo de su padre. (Lee 2 Samuel 9:4 y sabrás dónde vivía)
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 19
A los niños les resulta difícil ser amigos de otros niños que tienen alguna discapacidad. Enseña a tus hijos a empatizar con ese tipo de personas. Acompáñalos para que puedan visitar a algún amigo que esté enfermo. Invita a algún niño con alguna discapacidad a jugar con tu hijo en casa. Prepárales juegos divertidos donde los dos puedan participar y pasárselo bien. Tu ejemplo vale más que mil palabras.
David descubrió que Mefiboset, el hijo de su amigo Jonatán seguía vivo y también se sorprendió de su triste historia. Mefiboset solo tenía cinco años cuando su padre y su abuelo Saúl murieron en la batalla. Aquel día, cuando la gente que estaba en el palacio de Saúl escuchó lo que había sucedido, la niñera de Mefiboset lo cogió en brazos y corrió con él para esconderlo. Pero el niño se le cayó al suelo y se quedó cojo de los dos pies. Ya nunca más pudo caminar bien (ver 2 Samuel 4:4). Desde entonces había vivido en casa de Maquir, un hombre muy rico e influyente, amigo de su abuelo. Vivía allí escondido, sin que nadie supiera quién era, por miedo a que lo mataran. ¿Sabes qué significa el nombre de Mefiboset? Significa vergüenza. ¿Y de qué crees que Mefiboset tenía vergüenza? Mefiboset tenía mucha vergüenza porque estaba cojo. En esa época no había ni hospitales, ni radiografías. Cuando los niños se caían y se rompían un hueso se quedaban cojos para toda la vida. Las personas cojas no podían trabajar y se sentían inferiores. ¿Conoces algún niño que no pueda caminar? ¿Cómo crees que se siente?
• Encuentra siete diferencias entre los dos dibujos.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Cuando le dijeron a Mefiboset que el rey David quería verlo se puso a temblar de miedo. Él sabía que David y su padre habían sido buenos amigos, pero es posible que los enemigos de David le hubieran contado tantas mentiras que no sabía qué le esperaba en el palacio. Mefiboset creía que el rey lo llamaba para matarlo, porque su abuelo Saúl se había portado muy mal con él. Y lo peor de todo, es que había puesto en peligro a Maquir, que durante tantos años lo cuidó y lo escondió en su casa. Ahora él también sería castigado.
Pero cuando llegó al palacio de David, el rey lo recibió con mucho cariño. Nada de lo que se había imaginado era real. ¿Qué pensaba hacer David con él? (Léelo en 2 Samuel 9:7). Mefiboset no se lo podía creer. También tendría las tierras y las riquezas de su familia. Ahora necesitaría ayuda para administrarlas. ¿Y quién mejor que Siba, el que se ocupaba de administrar la casa de su abuelo? (ver 2 Samuel 9:12) Pensarás que es muy fácil hacer regalos y ayudar a las personas que lo necesitan cuando eres muy rico. Pero David hizo algo mucho más importante, a partir de aquel día trató a Mefiboset como si fuera su hijo.
Si algún amigo tuyo se quedara huérfano, ¿te gustaría que tus padres lo adoptaran y le dieran el mismo trato y cariño que a ti? ¿Tendrías celos de él?
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 21
Durante los siguientes años el reino de David creció en riquezas y en territorio.
Algunos de los reinos vecinos hicieron pactos de paz con David, igual que el rey fenicio Hiram. Pero no todos los reinos de alrededor querían ser amigos de David. Muchos de ellos desconfiaban y tenían miedo del poder de David.
Eso hizo que durante muchos años David siguiera envuelto en guerras, batallas, traiciones y peligros. Pero David siempre confió en Dios. Cada vez que alguien atacaba Israel, David siempre le consultaba para saber qué tenía que hacer, y el rey siempre siguió las instrucciones.
¿Sabes cuál fue el resultado del reinado de David? (Léelo en 2 Samuel 8:15).
• Encuentra en la sopa de letras los nombres de todos los pueblos a los que David venció según 2 Samuel 8.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Comprende y memoriza:
«¡No te desanimes ni tengas miedo porque el Señor mi Dios estará contigo! Él no te dejará ni te abandonará»
(2 Crónicas 28:20, Dios habla hoy)
El rey David era muy anciano y tenía que empezar a pensar en quién sería el próximo rey de Israel. Dios le había prometido que uno de sus hijos se convertiría en rey. Pero ¿cuál de ellos sería el mejor rey para Israel? (Léelo en 1 Crónicas 28:5)
Salomón era uno de los hijos más jóvenes y algunos de sus hermanos mayores no estuvieron de acuerdo en que Dios lo hubiera elegido para ser rey.
Uno de ellos era Adonías. Era mayor que Salomón y se creyó con derecho a coronarse a sí mismo sin avisar ni a su padre ni a los consejeros de su padre.
Cuando David se enteró mandó llamar al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benaías, sus consejeros. Tenían que darse prisa para coronar a Salomón antes de que el pueblo empezara a hacer bandos y hubiera problemas. (Lee 1 Reyes 1:33-35).
Cuando todo el pueblo se enteró del nombramiento de Salomón lo celebraron por todo lo alto (ver 1 Reyes 1:39,40)
Al final, Adonías, sin el apoyo de su padre ni del pueblo tuvo que renunciar a ser rey.
• Resuelve el crucigrama con los personajes de la lectura de hoy.
Reflexiona con tus hijos sobre cómo se sienten cuando los padres le hacen un regalo a uno de los hermanos y el otro cree que lo merecía más.
Lee con tus hijos
Proverbios 1:8,9 y explícales alguna historia personal o de algún personaje conocido donde el obedecer a los padres y a Dios les trajo muy buenas consecuencias.
Lee con tus padres el texto de memoria de esta semana. Esas palabras se las dijo David a su hijo Salomón cuando lo nombró su sucesor. ¿Te han dado tus padres algún consejo parecido cuando sentías miedo ante alguna situación?
Los padres acostumbran a dar consejos. ¿Sabes por qué? Aunque muchas veces pensemos que son unos pesados, porque siempre nos dicen las mismas cosas, lo hacen porque nos quieren. Los padres han vivido muchos más años y han aprendido cosas que quieren compartir contigo. También se han equivocado y te dan consejos para que tú no te equivoques. Los consejos que nos dan nuestros padres son como las señales de tráfico que encontramos en la carretera. Nos informan del camino que debemos seguir y del peligro que corremos. Obedecerlas nos ayuda a evitar un accidente.
El rey David aconsejó a su hijo Salomón para que pudiera ser un buen rey. Salomón fue un hijo obediente y Dios le dio mucha sabiduría e inteligencia. La Biblia nos dice que fue el hombre más sabio de su época. (Lee 1 Reyes 4:19-34).
¿Pones en práctica los consejos de tus padres?
¿Qué ocurre cuando desobedeces a Dios y a las personas que te quieren?
El hijo sabio recibe el consejo del padre.
(Proverbios 13:1)
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
¿Te gustaría ser rey? ¿Por qué?
Ser rey en el pueblo de Israel era mucho más difícil que en los tiempos actuales. El rey tenía la misma responsabilidad que tiene hoy un presidente del gobierno y, además, tenía que ser una persona elegida por Dios y dar ejemplo a todo su pueblo para que todos quisieran obedecerle. Israel tenía que ser un país al que todas las naciones quisieran imitar, porque su Dios era poderoso y les ayudaba, no solo a ganar guerras, sino a ser más felices en la convivencia diaria.
El rey David le enseñaba a Salomón a ser rey desde que era un niño. Salomón escuchaba atentamente todo lo que le enseñaba su padre y lo ponía en práctica. David se daba cuenta que le quedaba muy poco tiempo de vida y le dio a su hijo el siguiente consejo:
«[…] Sé valiente y compórtate como un hombre. Obedece todos los mandamientos de nuestro Dios, y todas las leyes que nos dio por medio de Moisés. Si haces esto, te va a ir bien en todo lo que hagas y en cualquier lugar a donde vayas. Dios prometió que el trono de Israel será siempre ocupado por mis descendientes, si ellos se portan bien y le son completamente fieles. Así que pórtate bien para que Dios cumpla su promesa».
(1 Reyes 2:2-4, Dios habla hoy)
Tened en cuenta que para los niños en la edad de vuestros hijos el concepto «portarse bien» tiene que ver con hacer caso a lo que las figuras de autoridad (padres, maestros, adultos…) le piden o hacer lo posible por contentarlas. Vosotros sois su referente de buen comportamiento. En estas edades, vuestras órdenes y vuestro ejemplo conforman su sistema moral.
• ¿Te ha costado mucho comprender el consejo que David le dijo a Salomón? David le mostró el gran secreto para ser un buen rey. Descúbrelo tú también descifrando el código.
• David le dijo a su hijo que se portara bien. ¿Qué es portarse bien? Escríbelo aquí con la ayuda de tus padres.
Intenta que el estudio de la Biblia se convierta en algo divertido para tus hijos. Según Ellen G. White el culto familiar no debería alargarse más de 10 minutos. Utiliza juegos y cantos para amenizar el tema.
Como ya vimos hace unas semanas, además de ser pastor, guerrero y rey, David era músico y poeta. Muchas de las canciones que escribió las podemos leer en el libro de los Salmos. No tenemos la música, pero sí la letra. Algunas de esas canciones nos dicen como Dios nos ama y nos cuida, como por ejemplo el Salmo 23, que seguramente ya te lo sabrás de memoria. Otras son oraciones que David le hace a Dios. Y en otras, David nos da consejos para que podamos ser felices.
Esta semana vamos a leer algunos de estos consejos. Nosotros usaremos la Traducción en lenguaje actual de la Biblia, pero tú puedes usar tu Biblia y compararlo. Habla con tus padres para que te ayuden a seguirlos.
Empezaremos por el Salmo 1.
«Dios bendice a quienes no siguen malos consejos ni andan en malas compañías ni se juntan con los que se burlan de Dios». (Salmo 1:1).
«Dios bendice a quienes aman su palabra y alegres la estudian día y noche» (Salmo 1:2).
Eso es lo que estás haciendo ahora mismo. Cuando estudias la Biblia con alegría siempre aprendes algo bueno para hacer en tu vida.
David nos aconseja que elijamos bien a nuestros amigos. Eso no quiere decir que dejemos de lado a otros niños y niñas o que no ayudemos a todos el mundo. Lo que quiere decir David es que cuando vamos con niños que hacen cosas malas o con niños que no quieren ser amigos de Jesús y seguimos sus consejos, nos vamos a meter en problemas y no seremos felices.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
David continua el salmo 1 diciendo que las personas que siguen los consejos de Dios:
«Son como árboles sembrados junto a los arroyos: llegado el momento, dan mucho fruto y no se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hacen les sale bien!» (Salmo 1:3, Traducción en lenguaje actual).
Es verdad que, en esta vida, por mucho que hagamos caso a Dios en todo, podemos tener problemas como una enfermedad, un accidente o alguien que nos quiere hacer daño. Pero lo que quiere decir David es que cuando hacemos las cosas como Dios nos pide nuestra vida será mucho mejor.
El apóstol Pablo, muchos siglos más tarde también habló del fruto de las personas que se dejan guiar por Dios. (Puedes leerlo en Gálatas 5:22,23). ¿No crees que es más feliz una persona amorosa, amable, alegre, paciente, humilde, fiel y prudente?
En el árbol aparecen las características del fruto del Espíritu según la versión Dios habla hoy.
• Colorea las palabras que describen a las personas que tienen el fruto del Espíritu.
Hoy vamos a leer algunos de los consejos de David que aparecen en otros salmos. Vas a leerlos uno por uno y comentar con tus padres qué te parecen estos consejos.
En el Salmo 15 nos dice que «quien así se comporta, vivirá siempre seguro». Vamos a ver algunas cosas que dice este salmo.
• quien piensa en la verdad y habla con la verdad (vivirá siempre seguro);
• quien no habla mal de nadie ni busca el mal de nadie ni ofende a nadie (vivirá siempre seguro);
• quien cumple lo que promete, aunque salga perdiendo (vivirá siempre seguro);
El Salmo 37 es otra de las canciones de David llena de sabios consejos. A ver qué te parecen:
• Tú debes confiar en Dios. Entrégale a Dios tu amor, y él te dará lo que más deseas. Pon tu vida en sus manos, confía plenamente en él, y él actuará en tu favor; así todos verán con claridad que tú eres justo y recto.
• No des lugar al enojo ni te dejes llevar por la ira; eso es lo peor que puedes hacer.
• La gente humilde recibirá la tierra prometida y disfrutará de mucha paz.
• Más vale un pobre honrado que muchos ricos malvados. Dios pondrá fin al poder de los malvados, pero apoyará a los que son honrados.
• Cuando a Dios le agrada la conducta de un hombre, lo ayuda a mantenerse firme. Tal vez tenga tropiezos, pero no llegará a fracasar porque Dios le dará su apoyo.
• Fíjate bien en la gente honrada, observa a los que hacen lo bueno; para esta gente de paz hay un futuro brillante.
¿Estás dispuesto a seguir estos consejos?
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Comprende y memoriza:
«Pues el Señor es el que da la sabiduría, la ciencia y el conocimiento»
(Proverbios 2:6, Dios habla hoy)
Salomón comenzó a gobernar el país siendo muy joven. Al principio tenía a su padre para ayudarle, pero David murió poco tiempo después. Salomón estaba muy preocupado porque ser rey era muy difícil, aunque llevaba a la práctica todos los consejos que David le había dado.
Dios sabía que Salomón le amaba y al verlo tan preocupado quiso ayudarle. Así pues, una noche, en Gabaón, el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo: «Pídeme lo que quieras, y yo te lo daré» (1 Reyes 3:5).
• Si Dios te dijera lo mismo ¿Qué le pedirías?:
Reflexiona con tus hijos sobre las necesidades que tenéis cada uno de los componentes de la familia, sobre las necesidades que existen en la sociedad y sobre las necesidades que hay en el mundo, y orad por ellas.
Seguro, que lo que has elegido es algo que te hace mucha ilusión y es muy importante para ti, pero ¿te ayuda a ser mejor persona? ¿Has pensado en algo que puedas compartir con los demás?
¿Qué crees que pidió Salomón? (Puedes leerlo en 1 Reyes 3:9).
Explícales a tus hijos como vosotros también le pedís a Dios sabiduría para ser unos buenos padres. Como padres también podéis equivocaros sin daros cuenta, por esos es bueno crear un clima de diálogo y escuchar las opiniones de vuestros hijos.
¿Sabes qué es la sabiduría? La sabiduría es más que la inteligencia y el saber muchas cosas. La sabiduría es actuar correctamente de acuerdo a la inteligencia y a los conocimientos que uno tiene. Las personas sabias saben solucionar los problemas que aparecen en la vida como lo haría Jesús.
Hay personas que son muy inteligentes y saben muchas cosas, pero si no obedecen a Dios no podemos decir que sean sabias. Hay personas que se saben la Biblia de memoria, pero si no ponen en práctica lo que Dios les dice, tampoco son sabias. Y los niños, ¿pueden ser sabios? La Biblia nos habla de un niño que sí lo fue. Es un niño a quién todos debemos imitar. ¿Sabes quién es? (Lee Lucas 2:40 y descubrirás su nombre)
Salomón demostró ser una persona humilde. Se dio cuenta que podía tener todas las cosas del mundo, pero sin sabiduría no podría llegar a ser feliz. Necesitaba la sabiduría para gobernar su vida y su pueblo (ver 1 Reyes 3:6-9). Salomón era muy joven y estaba preocupado porque quería gobernar bien. Él conocía los consejos y las leyes que Moisés estableció para su pueblo, pero si se equivocaba otras personas podían sufrir las consecuencias. Salomón no quería equivocarse, por eso le pidió a Dios que le enseñara a distinguir entre lo que está bien y lo que está mal y poder solucionar de forma justa los problemas que le presentaban las personas del pueblo.
• Estas son algunas de las cosas que Salomón escribió sobre la sabiduría. ¿Qué te parece? Coméntalo con tus padres.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
¿Crees que la petición de Salomón fue una buena respuesta? Podía haber pedido un reino más grande, tener todas las riquezas del mundo, ganar todas las guerras… Pero solo pidió sabiduría para poder gobernar de forma justa al pueblo de Israel.
¿Y sabes una cosa? A Dios le gustó mucho esa petición porque no pensaba en sí mismo, pensaba en los israelitas y en su responsabilidad de gobernante. Quería lo mejor para su pueblo y quería cumplir la voluntad de Dios de que Israel fuera un ejemplo para todas las naciones y que todas las personas de los países vecinos reconocieran a Dios como el único Dios verdadero.
¿Y sabes otra cosa? Dios le concedió su deseo y además le dijo que, gracias a la inteligencia, sabiduría y buen gobierno, Salomón sería un rey inmensamente rico y admirado por todos los demás reinos.
• Lee las palabras que Dios le dijo a Salomón y coloca las que están en los cuadros en el lugar correcto.
(1 Reyes 3:11-14, Traducción en lenguaje actual)
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 31
Podéis leer algunos de los proverbios de Salomón y comentarlos con vuestros hijos. Por ejemplo, Proverbios 17:22 (actitud ante la vida); Proverbios 16:28 (relacionarse con las personas); Proverbios 12:10 (cuidar de las mascotas); Proverbios 6:6 (aprender de la naturaleza)
Dios le dio a Salomón sabiduría, inteligencia y gran capacidad para comprenderlo todo. Fue más sabio que todos los sabios de Mesopotamia y Egipto. Era famoso en todas las regiones de alrededor. Escribió tres mil proverbios y mil cinco poemas. Habló acerca de los árboles, desde el cedro que crece en el Líbano hasta la hierba que crece en las paredes. También habló acerca de los animales, los pájaros, los reptiles y los peces. (ver 1 Reyes 4:29-34)
Salomón se convirtió en un gran científico. Estudiaba la naturaleza y a través de todo lo que Dios había creado se daba cuenta de lo grande que era su Dios. Pero todo lo que aprendía no quería quedárselo solo para él, sino que lo explicaba a los demás y muchas personas venían a oírlo. De muchos países de la tierra venían a escuchar lo sabio que era Salomón. Entonces él aprovechaba para hablarles de su Dios.
En el libro de Proverbios de Salomón nos da muy buenos consejos para que la vida nos vaya bien y podamos ser felices.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Al poco tiempo de empezar a reinar, Salomón comenzó a construir el templo que había diseñado su padre David. Iba a ser un edificio muy grande con muros de piedra. Lo normal era traer piedras desde la cantera y allí mismo golpearlas hasta darles la forma que se necesitara para cada hueco del muro. El lugar donde se hace un edificio es un lugar ruidoso y más si hay que cortar las piedras. Pero Salomón pensó que el templo debía ser tan especial que quiso construirlo con el menor ruido posible. Así que todo se planificó hasta el más mínimo detalle. Las piedras venían ya cortadas con las medidas exactas desde la cantera de forma que encajaban como un puzle (ver 1 Reyes 6:7). Salomón quiso que todo el trabajo se hiciera de una forma ordenada, limpia y silenciosa porque entendía que a Dios le gusta el orden y las cosas bien hechas. No tenemos más que imaginar el mundo que creó, que todo era bueno en gran manera.
El templo iba a ser bastante parecido al tabernáculo del desierto, pero mucho más grande. Tendría un patio o atrio, un lugar santo y un lugar santísimo, pero en vez de paredes y techos de telas, sería de piedra recubierta de madera. Además, tendría tres pisos de altura.
Salomón hizo construir un montón de habitaciones alrededor del templo para almacenar todas las cosas necesarias para los sacrificios y las ceremonias que se iban a celebrar o para que durmieran los sacerdotes que tenían turno de trabajo.
Todo era realmente hermoso. Había una escalera de caracol para subir a los pisos más altos, cortinas bordadas, maderas con dibujos tallados y en el lugar santísimo se colocaron dos ángeles enormes de madera. Y todo el interior se recubrió de oro. No había ningún edificio igual en todo el mundo.
Nuestras iglesias no son templos sagrados, pero si son lugares comunes de encuentro y adoración. Enseña a tus hijos a mostrar respeto y cuidado por la iglesia y todo lo que hay dentro (bancos, decoraciones, materiales que se usan en la escuela sabática) porque un lugar bien cuidado es un sitio acogedor donde poder disfrutar de la adoración y los momentos de comunión.
Tardaron siete años en construir el templo. Pero ahora estaba terminado y listo para la ceremonia de dedicación a Dios.
Salomón eligió el mes de septiembre para la ceremonia, porque para entonces ya se habían terminado las cosechas y toda la gente podría asistir. Además de los israelitas, llegaron personas de otras partes del mundo. Ninguno había visto o escuchado algo tan magnífico como lo sucedido durante los días de la dedicación del templo.
Para esa ocasión se preparó una música especial. Ciento veinte sacerdotes tocaban trompetas. Había tres grupos de levitas cantores que además tocaban arpas, címbalos y salterios. (Lee 2 Crónicas 5:13).
Los sacerdotes trajeron el arca de la alianza y la colocaron en el lugar santísimo bajo los ángeles de madera.
Cuando los sacerdotes salieron ¿Qué ocurrió? (Léelo en 2 Crónicas 5:13,14)
Luego Salomón comenzó a orar delante del altar de los sacrificios. Todos escucharon al rey alabando a Dios y pidiéndole que bendijera a su pueblo.
Cuando terminó de orar sucedió algo muy especial. ¿Sabes qué fue? ¡Descendió fuego desde el cielo! (Puedes leerlo en 2 Crónicas 7:1)
• Ordena las palabras y sabrás qué cantaban los levitas en la inauguración del templo.
(1 Crónicas 7:3, Traducción en lenguaje actual)
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Comprende y memoriza:
«Todos los reyes de la tierra querían verlo y escuchar la sabiduría que Dios le había dado»
(2 Crónicas 9:23, Dios habla hoy)
Una vez, Salomón se tuvo que enfrentar a un problema muy difícil. Dos mujeres vivían en una misma casa. Cada mujer tenía un bebé y cada bebé dormía con su mamá. Una noche, mientras todos dormían, uno de los bebés murió.
Cuando la madre se dio cuenta, se le ocurrió una idea muy mala: cambiar a los bebés sin que su compañera se diera cuenta. Y eso fue lo que hizo.
Cuando la otra mujer se despertó, se asustó mucho, pero se dio cuenta de que ese bebé muerto no era el suyo. Entonces, empezaron a discutir y a gritarse mutuamente.
Como no había forma de saber cuál de las dos mujeres estaba diciendo la verdad y cuál estaba mintiendo, las mujeres fueron a ver al rey Salomón. El rey las escuchó cuidadosamente mientras hablaban. Cada una de ellas insistía en que el bebé vivo era el suyo.
Si esto hubiera ocurrido en nuestros tiempos, la solución sería muy fácil. Haríamos un análisis de sangre o de saliva de las mujeres y del niño y sabríamos quien es la madre verdadera. Pero en aquellos tiempos no existían esas pruebas. Por eso, todo el pueblo creía que era imposible saber de quién era el niño y se preguntaban cómo iba Salomón a resolver el juicio. No era fácil, ¿verdad?
• Completa lo que dijo cada mujer escribiendo las vocales que faltan.
(1 Reyes 3:22, Traducción en lenguaje actual)
Pregúntale a tus hijos si alguna vez han tenido que renunciar a algo que querían mucho por amor. Aprovecha la situación para explicarles alguna historia donde un acto de renuncia por amor queda recompensado.
Seguramente, Salomón oró para que Dios le diera la respuesta y se le ocurrió una gran idea.
Les dijo muy serio que viniera un soldado con una espada y que ¡cortara al bebé por la mitad! Realmente él no pensaba hacerlo, pero quería descubrir quién era la madre verdadera.
Cuando dio la orden a una de las mujeres le pareció buena idea. Sin embargo, la otra madre suplicó que no lo hiciera. Pidió que le diera el bebé a la otra mujer, pero que lo dejara con vida (ver 1 Reyes 3:26). ¿Sabrías tú también decir quién era la verdadera madre?
Por supuesto, la verdadera madre era la que prefería quedarse sin su bebé pero que siguiera vivo porque lo quería muchísimo y no quería que lo matasen. Salomón entregó el bebé a su verdadera madre.
Eso sirvió para que el pueblo confiara plenamente en su rey. (Lee 1 Reyes 3:28). Los padres aman muchísimo a sus hijos, tanto que no les importa renunciar a cosas que les gustan para que ellos estén contentos. La mamá de nuestra historia fue capaz de renunciar a su niño para que este siguiera viviendo.
Dios utiliza el ejemplo del amor de las madres para explicarnos cómo nos ama.
«Tendré cuidado de vosotros como una madre que da el pecho a su hijo, lo lleva en brazos y le hace jugar sobre sus propias rodillas». (Isaías 66:12).
¿Te acuerdas de darle gracias a tus padres por todo lo que te quieren y hacen por ti? ¿Te acuerdas de darle gracias a Dios por tener a tus padres?
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
La reina de un país lejano llamado Saba oyó hablar de Salomón, de su riqueza y de su sabiduría. Y decidió ponerse en viaje y visitar al rey de Israel. Ella quería saber si eran verdad todas las cosas maravillosas que había escuchado. ¿Sería cierto que era muy sabio y rico? ¿De verdad tendría un templo tan hermoso?
La reina también era muy rica y cuando llegó a Jerusalén todos quedaron impresionados. Traía muchos camellos cargados con regalos de oro, joyas y costosas especies y perfumes. Con amabilidad, Salomón le dedicó tiempo para enseñarle todo su reino y para explicarle todo lo que quería saber. Le contestó cada una de sus preguntas difíciles (ver 2 Crónicas 9:2). Lo más importante fue que Salomón le habló de Dios. No presumió de su sabiduría. Dijo que todo lo que tenía era porque Dios se lo había dado. La reina pudo ver que Salomón era humilde y que estaba convencido de lo que le decía. Cuando llegó el momento de partir, Salomón le ofreció a la reina que escogiera lo que quisiera para llevar como regalo a su país. No sabemos qué fue lo que pidió, pero sí sabemos que alabó a Dios por lo que él había hecho por su pueblo (ver 2 Crónicas 9:8). Luego le hizo un enorme regalo. (Lo puedes leer en 2 Crónicas 9:9). Puedes estar seguro de que, cuando regresó a su país, nunca olvidó a su nuevo amigo, Salomón, ni al maravilloso Dios acerca de quien había aprendido. Salomón tuvo la oportunidad de compartir su amor por Dios. Seguro que muchas personas del reino de Saba conocieron a Dios gracias a Salomón.
Pasó el tiempo. El rey Salomón era cada vez más rico. Todo el mundo quería verlo y escuchar la sabiduría que Dios le había dado, y todos le llevaban cada año un regalo: objetos de plata y de oro, capas, armas, sustancias aromáticas, caballos y mulas (ver 1 Reyes 10:23-25).
Llegó un momento en que Salomón se volvió orgulloso. Tantas alabanzas, riquezas y regalos le hicieron olvidar que era Dios quien se las daba y empezó a creer que él las había conseguido porque era mejor que los demás. Eso es ser vanidoso. La mayoría de los reinos vecinos querían hacer pactos con él. Y la forma de hacer alianzas era casarse con princesas de esos reinos. Al final tuvo muchas, muchísimas esposas y comenzó a tener muchos problemas. Las princesas no estaban en Israel por amor a Salomón. Tampoco Salomón estaba enamorado de ellas. Las princesas querían seguir siendo niñas mimadas y hacer las cosas que hacían en sus países.
Así que Salomón empezó a gastar mucho dinero en los caprichos de sus mujeres para que estuvieran contentas y no se quejaran. Incluso construyó templos a otros dioses para que sus mujeres adoraran a sus estatuas. Y otras personas aprendieron a adorar los ídolos de otros países. No. Eso no estaba bien y trajo más problemas todavía.
Salomón tenía tantas ocupaciones que se alejó de Dios y las cosas le empezaron a ir mal. Tenía mucho dinero, muchos negocios, muchas mujeres, grandes palacios… Tenía todo lo que deseaba, pero no era feliz.
Y también comenzó a tomar malas decisiones con su pueblo. Impuso unos impuestos muy elevados que casi no se podían pagar. Y a quien no pagaba lo castigaba quitándole sus tierras o haciéndolo esclavo. Los israelitas no estaban nada contentos con su rey.
• Encuentra las palabras que describen cómo quería Dios que fuera un buen rey y las que lo describen después de algunos años.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Salomón reinó durante cuarenta años. Parte de ese tiempo Dios pudo darle la verdadera sabiduría y pudo bendecirle maravillosamente. Pero después, confió en sí mismo y en sus riquezas y eso no le trajo más que desgracias.
Durante muchos años, Dios trató de hacerle ver a Salomón que las decisiones que estaba tomando eran terribles y que estaba maltratando a su pueblo. Solo cuando se hizo viejo, Salomón se dio cuenta de sus errores y se arrepintió. Pero ya era demasiado tarde para arreglar todos los problemas que había causado. Tanto él como su pueblo tuvieron que sufrir las consecuencias de sus errores.
A lo largo de su vida, Salomón escribió tres de los libros que aparecen en la Biblia: Proverbios, Eclesiastés y Cantares. Al final del libro de los Proverbios y todo el libro de Eclesiastés son consejos que Salomón escribió cuando ya era anciano y después de darse cuenta de todos sus errores. Escribió estos consejos para que otros no tomaran decisiones equivocadas como él había hecho.
• Aquí tienes algunas situaciones a las que Salomón hace referencia en sus escritos. Colorea las frases que son buenos consejos.
Dios te deja libre para que decidas qué hacer con tu vida como lo hizo con Salomón. Tus elecciones pueden ayudarte a ser feliz y hacer felices a los demás o, todo lo contrario. Tomes la decisión que tomes, Dios siempre está esperando que le pidas ayuda para no equivocarte.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 39
Después de la muerte de Salomón, comenzó a reinar su hijo Roboam. El pueblo estaba descontento porque pagaban muchísimos impuestos y las leyes que Salomón había hecho eran muy duras. Así que le pidieron a Roboam que bajara los impuestos. Pero el hijo de Salomón se dejó aconsejar por malos consejeros y los amenazó con subirles todavía más los impuestos y con castigarlos con leyes más duras que las de su padre.
Entonces el pueblo se rebeló. No querían servir a un rey que solo pensaba en sí mismo y que los trataba tan mal.
Las personas de las tribus del norte decidieron nombrar a su propio rey: un guerrero fuerte y valiente llamado Jeroboam.
Solo las personas de las tribus de Judá y Benjamín aceptaron a Roboam como rey.
A partir de entonces Israel se dividió en dos reinos. El reino del Norte o Israel con Jeroboam como rey y el reino del Sur o Judá con Roboam al frente.
Ninguno de los dos reyes fueron buenos gobernantes. Los dos construyeron ídolos y templos para adorar a otros dioses y se olvidaron de Dios. Cuando murieron reinaron sus hijos y luego los hijos de sus hijos.
Durante muchos años se mantuvieron separados los dos reinos. Dios enviaba profetas a los reyes y algunos hacían caso a los consejos de Dios, pero muchos reyes desobedecieron y continuaron adorando a los dioses paganos.
Pero Dios siempre mantuvo a profetas en los dos reinos para que todo aquel que quisiera pudiera adorarlo y consultarle.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Comprende y memoriza:
«Vuestro Padre sabe lo que necesitáis aun antes de habérselo pedido»
(Mateo 6:8, Reina-Valera contemporánea)
abes el significado de tu nombre? Si no lo sabes pregúntaselo a tus padres. También puedes preguntarles por qué eligieron ese nombre para ti.
La historia bíblica de esta semana habla de un hombre al que sus padres lo llamaron Elías que significa «mi Dios es el Eterno». Sus padres eligieron este nombre por una razón muy importante. Cuando nació Elías el pueblo de Israel se había apartado de Dios y adoraban a otros dioses. Con ese nombre querían que su hijo siempre recordara quien era su Dios, un Dios que no era un ídolo hecho de materiales que se rompen, sino que vive para siempre.
Elías nunca olvidó el significado de su nombre, fue un gran amigo de Dios y su profeta. ¿Sabes en que consiste el trabajo de los profetas? Los profetas explican a las personas el mensaje que Dios les da.
Explícales cuál fue el motivo por el que elegisteis su nombre y cuál es su significado. Coméntales que sea cual sea su nombre tenemos uno muy importante, «cristianos», porque somos amigos de Jesús.
Una vez, Elías tenía que llevar un mensaje al rey Acab y a la reina Jezabel. Dios estaba muy triste porque eran muy malas personas. ¿Recuerdas los Diez Mandamientos? Pues los reyes no respetaban ninguno. Habían dejado de amar a Dios, habían construido imágenes para adorarlas, eran crueles con las personas del pueblo que gobernaban y odiaban a los profetas de Dios.
Ahora, Dios le pedía a Elías que fuera a hablar a los reyes en su nombre. Eso era muy peligroso porque eran tan malvados que podrían mandar matarlo. Pero Elías confiaba en Dios y fue a llevarles un mensaje.
Al llegar al palacio del rey, pasó valientemente entre los guardias y se dirigió directamente hasta donde estaba el rey. Sin disculparse por ser tan atrevido le dio su mensaje.
• Descúbrelo descifrando el código.
Para los paganos, Baal era el dios de la lluvia, el rocío que regaba los campos y el sol que hacía que las plantas crecieran. El plan de Dios era demostrar que él era el único que tenía poder sobre la naturaleza y no Baal. Eso era lo que Elías debía decir a los israelitas. A partir de ese momento iba a dejar de llover, y si era verdad que Baal era un dios poderoso, entonces que hiciera un milagro y mandara lluvia.
Tan pronto como terminó de hablar, se dio la vuelta, pasó entre los guardias y salió del palacio. El rey no podía creer lo que había visto y oído. Todo sucedió con mucha rapidez. Antes de que pudiera hacer preguntas, Elías ya se había ido. Cuando Elías salió del palacio no tenía idea de lo que Dios quería que hiciera ahora. Pero estaba seguro de dos cosas: Que Acab y Jezabel iban a estar tan enfadados que tratarían de matarlo y que Dios lo iba a cuidar.
Y así fue. Al salir del palacio, Dios le dijo a Elías a dónde ir y qué hacer. (Léelo en 1 Reyes 17:3).
• Ayuda a Elías a encontrar el camino hasta el arroyo de Querit.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Elías estaba en una situación muy difícil. No podía volver a su casa porque los reyes lo perseguían. ¿Dónde viviría? ¿Dónde estaría seguro? Además, si había sequía, ¿qué iba a comer y a beber en medio del campo?
Dios lo tenía todo planeado. Elías iba a estar en un lugar seguro. Iba a tener el agua del arroyo y comida todos los días. (Podrás saber de dónde iba a sacar la comida si lees 1 Reyes 17:4)
Aunque Elías confiaba en Dios, me imagino la cara de sorpresa que puso cuando la primera mañana un grupo de cuervos lo despertó con sus graznidos. Los cuervos le habían traído comida y se la dejaron allí cerca. Elías no tenía más que levantarse y cogerla. Los cuervos trajeron pan y carne todas las mañanas y todas las tardes mientras Elías vivió allí.
Pronto pudo ver que las cosas estaban sucediendo como Dios había dicho. Pasó un día tras otro y una semana tras otra y no cayó ni una gota de agua o de rocío.
Al pasar el tiempo, los campos se secaron. Los árboles no daban fruto. Los arroyos se secaron y en los pozos había cada vez menos agua. El agua del arroyo de Querit también se fue secando hasta que quedó apenas un chorrito. Sin embargo, los cuervos le traían comida a Elías todos los días.
Al final el arroyo se secó y Dios le dijo que tendría que ir a Sarepta, una ciudad a muchos kilómetros de allí en un país extranjero. Allí viviría con una mujer viuda que lo cuidaría. ¿Pero cómo iba a saber quién era?
Transmite a tus hijos la sensación de saberte protegido por Dios en cada momento de la misma forma que hizo con Elías. Dios aprovechó la inteligencia de los animales y la habilidad que tienen para encontrar comida para cuidar de su amigo. Lo mismo hace contigo y conmigo. Él ha prometido cuidarnos y Dios siempre cumple sus promesas, aunque muchas veces, de una forma que nunca hubieras podido imaginar.
La propuesta de Elías puede parecer egoísta si nos quedamos solo con el «dame de comer a mí primero». Pero la petición viene con una promesa. Hablad con vuestros hijos que cada vez que Dios nos pide algo siempre hay una promesa o la intención de que nos vaya bien. Elías no era egoísta, solo quería demostrarle a esa mujer que para Dios nada es imposible.
Después de un largo viaje, Elías llegó a Sarepta. Estaba cansado, hambriento y sediento. Ahora tendría que buscar a la viuda que habría de cuidar de él. No tuvo que buscar mucho, a la entrada de la ciudad encontró a la mujer que recogía leña. Elías la llamó y le pidió algo de beber y de comer (ver 1 Reyes 17:10,11).
La viuda, aunque no pertenecía al pueblo de Israel ni al de Judá, creía que el Dios de Israel era el Dios verdadero. Además, ella siempre había sido amable con los extraños. Pero tuvo que ser sincera con Elías porque era tan pobre que apenas tenía para comer ella y su hijo. Si compartía su comida se quedaría sin nada (ver 1 Reyes 17:12)
Pero Elías le dijo que si compartía la poca comida que tenía, Dios no iba a permitir que murieran de hambre. Le dijo que mientras compartiera su comida con él no le faltaría ni harina ni aceite para hacer pan. (Lee 1 Reyes 17:14)
En realidad, aquella mujer no tenía nada que perder. De todas maneras, ella y su hijo iban a morir de hambre porque no tenían dinero para comprar comida. Así que decidió ayudar a ese forastero y compartir la poca comida que tenía. ¡Qué fe tan grande la de esta viuda!
• Encuentra en el dibujo 20 veces la palabra «fe».
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
La mujer obedeció a Dios y a su profeta y ocurrió algo maravilloso. (Lee 1 Reyes 17:15,16). No se acabó la harina ni el aceite hasta que empezó a llover y pudieron volver a cultivar los campos.
¿Te imaginas al hijo de la viuda? Cada día al despertase debía ir a ver las tinajas para comprobar si estaban llenas. Y cada día Dios hacía el milagro. No sabemos cómo se llamaba ese niño, pero seguro que le hubiera gustado llamarse Elías porque desde aquel día su Dios era también el Dios de Elías.
Dios puede solucionar nuestros problemas sin nuestra participación, pero quiere que formemos parte de sus milagros y nos usa para que estos ocurran, lo mismo que hizo con la viuda ¿Sabes por qué? Porque para ser felices necesitamos aprender a amar a los demás y a compartir las cosas que tenemos con las personas que lo necesitan.
Si Jesús te pidiera que le ayudaras ¿lo harías?
Jesús explicó una vez cómo podemos ayudarlo.
Explicad a vuestros hijos que debemos ayudar a nuestros semejantes siempre porque es lo que Jesús haría. Cuando ayudamos a los demás, somos el instrumento de Dios para hacer un pequeño milagro en sus vidas.
«”Porque estuve hambriento, y vosotros me disteis de comer; estuve sediento, y me disteis de beber; llegué como un extraño, y me recibisteis en vuestra casa; no tenía ropa y me la disteis; estuve enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y fuisteis a verme”. Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento y te dimos de comer y beber? ¿Cuándo llegaste como un extraño y te recibimos en nuestras casas? ¿Cuándo te vimos sin ropa y te la dimos? ¿Cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”. Y el rey les dirá: “Os aseguro que todo lo que hayáis hecho en favor del más pequeño de mis hermanos, a mí me lo habéis hecho”». (Mateo 25:35-40, La Palabra).
• Encuentra en la sopa de letras las palabras en negrita del texto de arriba.
Algún día, muy pronto, Jesús llamará a muchos niños y adultos que duermen en sus tumbas y les dirá que es hora de despertar. ¿No será maravilloso? Hablad con vuestros hijos sobre las personas que queréis volver a ver o que querríais conocer cuando Jesús vuelva.
Un tiempo después, mientras Elías estaba en casa de la viuda, sucedió algo terrible. El hijo de la viuda enfermó. Se puso muy, muy enfermo y murió. La madre lloraba desconsolada abrazada al cuerpo del niño. Elías también estaba muy triste. Dios había hecho un milagro cada día para que pudieran vivir durante el tiempo del hambre. ¡Y ahora el niño había muerto por una enfermedad!
Entonces, Elías tomó al niño de los brazos de la madre, lo llevó a su habitación y lo colocó en su cama. Luego oró para que Dios hiciera un milagro y lo resucitara (ver 1 Reyes 17:20). Al principio no sucedió nada. Pero Elías siguió orando. ¿Qué ocurrió entonces? (Léelo en 1 Reyes 17:22)
Por fin el niño abrió los ojos. Quizá bostezó como si empezara a despertarse. Probablemente se sorprendió de encontrarse en el cuarto de Elías.
Elías le dio gracias a Dios por el maravilloso milagro. Quizá sonrió al levantar al niño y llevárselo a su madre que, como comprenderás, estaba muy agradecida a Dios. La viuda ya había demostrado que confiaba en Dios. ¡Ahora, lo amaba más que nunca!
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Comprende y memoriza:
«¡Llámame cuando tengas problemas! Yo vendré a salvarte y tú me darás alabanza»
(Salmo 50:15, Traducción en lenguaje actual)
Desde el día que Elías visitó al rey Acab, dejó de llover en todo el territorio de Israel. Los malvados Acab y Jezabel echaban la culpa a Elías y enviaron soldados por todos lados para matarlo. Pero no lo encontraron. Como venganza, los reyes dieron la orden de capturar a todos los profetas del Dios verdadero que pudieran encontrar.
Pero había un hombre bueno que cuando se enteró de los planes de los reyes hizo todo lo que pudo para protegerlos. Era mayordomo del rey Acab.
• Descubre el nombre del mayordomo de Acab siguiendo las siguientes pistas: Tiene dos ‘A’. Tiene tres sílabas. No tiene la letra ‘O’.
Comenta con tus hijos cómo un buen amigo ayuda a otros niños que tienen algún problema a pesar de sufrir el rechazo de los niños más fuertes de la clase. Ponles el ejemplo de Abdías que ayudó a los profetas poniendo en riesgo su vida porque esos es lo correcto.
¿Qué es lo que hizo para proteger a los profetas de Israel? (Léelo en 1 Reyes 18:4). Un día, Dios le dijo a Elías que ya era hora de que volviera a llover. Pero antes debía hablar con Acab, el rey que quería matarlo, porque iba a demostrar a todo el pueblo de Israel quién era el verdadero Dios. Elías podría haberse quedado en Sarepta donde estaba a salvo, pero decidió obedecer a Dios y volver a Israel. Seguramente Elías tendría miedo de encontrarse con soldados del rey que lo cogieran prisionero o peor, que lo mataran antes de poder hablar con Acab. Pero nuestro Dios piensa en todos los detalles. ¿Quién fue la primera persona con la que se encontró Elías de camino a Samaria? (Léelo en 1 Reyes 18:7) ¡Menos mal! Dios había preparado las cosas para que Elías se encontrara con un amigo.
Hablad con vuestros hijos sobre qué deben hacer cuando algunos niños deciden hacer algo malo y ellos son los únicos que no quieren hacerlo. Algunas veces nos da miedo quedarnos solos por hacer lo correcto, pero no tenemos que sentirnos mal, todo lo contrario, debemos ser valientes y saber que Jesús estará con nosotros siempre ayudándonos a tomar buenas decisiones.
Abdías iba buscando agua para el ganado del rey cuando se encontró con Elías. Imagínate la preocupación de Abdías cuando se encontró con el profeta, al que los reyes tenían por su archienemigo. Lo primero que pensó era buscar un lugar para esconder a Elías. Pero las intenciones del profeta no eran volver a esconderse. Le pidió que fuera a buscar al rey, que quería hablar con él.
¿Acaso Elías se había vuelto loco? Aunque a Abdías le parecía que era un error, fue a buscar al rey.
¿Sabes qué hizo el rey? En vez de enviar a sus soldados a matar a Elías, el mismo rey obedeció al profeta y fue a hablar con él. Elías tenía un mensaje de Dios para todo el pueblo de Israel.
La sequía había durado demasiado tiempo y la gente seguía sin darse cuenta de que por mucho que adoraran a Baal, aquella imagen de piedra o madera no podía hacer que lloviera. Elías le dijo al rey que mandara a todo el mundo ir al monte Carmelo. También tendrían que ir todos los profetas de Baal y de Asera. En total habría 850 profetas paganos y solo un profeta del Dios verdadero.
¿Qué hizo el rey Acab? (Lee 1 Reyes 18:20).
Los israelitas tenían mucha curiosidad. Sabían que si Elías estaba allí algo importante sucedería. Todos llegaron temprano, porque no querían perderse nada de lo que iba a suceder.
En la montaña había un altar para la adoración de Baal. También había otro altar que se había usado antes para hacer sacrificios al Dios del cielo. Pero estaba medio destruido porque no se había usado en mucho tiempo.
Elías estaba de parte de Dios. Era el momento de que el pueblo también eligiera de qué parte quería estar.
• Encuentra a Elías entre la multitud.
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Era el momento de demostrar qué dios era más poderoso. Bueno, en realidad, era el momento de demostrar si Baal existía o no.
Elías propuso hacer dos sacrificios, uno para Baal y otro para Dios. Prepararían el altar y la leña, pero no pondrían fuego. Los sacerdotes de Baal orarían a su dios para que pusiera fuego en el altar. Si Baal respondía encendiendo la leña demostraría que Baal existía.
Elías dijo a los sacerdotes de Baal que fueran ellos los primeros en ofrecer su sacrificio. ¿Respondió el dios Baal a las peticiones de sus sacerdotes? (La respuesta la encontrarás en 1 Reyes 18:26)
Elías los observaba cuidadosamente. La ceremonia comenzó por la mañana muy temprano. Pasó una hora tras otra y los sacerdotes estaban cada vez más desesperados saltando alrededor de su altar y orando a Baal, rogando que los escuchara. Dieron las doce del mediodía y nada.
Transcurrió el tiempo y las cosas iban de mal en peor. Los sacerdotes habían comenzado a hacer cosas muy extrañas. Creyendo que así Baal los escucharía, habían empezado a hacerse heridas para mostrar a Baal su devoción. Llegó un momento que estaban cubiertos de sangre y también había sangre en el suelo. Pero no habían podido hacer que Baal encendiera fuego. Finalmente, se dieron cuenta de que no valía la pena seguir adelante. Estaban totalmente agotados. Chasqueados y enojados, se dieron por vencidos (ver 1 Reyes 18:29). Llegó el turno de Elías. Mañana lo veremos.
Explicad a vuestros hijos que no se trataba de una competición para ver quién tenía razón, sino que todas las personas que adoraban a Baal se dieran cuenta, por sí mismas, de que estaban equivocadas.
«Lo que quiero es que seáis compasivos, y no que ofrezcáis sacrificios».
Mateo 9:13, La Palabra
Dios quiere que le obedezcamos siempre por amor y no solo cuando hace milagros extraordinarios. Él nos dará lo que necesitamos en cada momento porque nos ama ¿Le damos nosotros cada día nuestro corazón?
Cuando llegó el turno de Elías, pidió a la gente que se acercara. Elías preparó su sacrificio. Luego hizo algo distinto. Elías no quería que hubiera ninguna duda de que él no hacía trampa. Por eso pidió algo muy raro. Pidió traer agua y echarla por encima del altar. No fue un poquito de agua para salpicar. Echó el agua de 12 cántaros. Había tanta agua que una zanja que había alrededor del altar se llenó del agua que escurría de las piedras. Así todo el mundo sabría que Elías no había puesto fuego a escondidas. Ahora todo estaba listo. Todos estaban muy callados cuando Elías se arrodilló al lado de su altar y habló humildemente con Dios. ¡Qué diferente a lo que había estado sucediendo durante todo el día! No más gritos, no más sangre. Solo conversar con Dios. Cuando Elías terminó su oración, ¿qué sucedió? (¡Sorprendente! Tenemos un Dios maravilloso. Lee 1 Reyes 18:38). ¿Te imaginas la cara que debieron de poner todos los presentes? Un destello de fuego fue lanzado desde el cielo como un relámpago. El sacrificio, el agua, la leña y hasta las piedras fueron consumidas instantáneamente. La gente ya no necesitaba más demostraciones. Había quedado claro quién era el único Dios verdadero. (Lee en 1 Reyes 18:39)
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Elías ya había cumplido con la parte que Dios le había dicho y ahora era el momento de que Dios cumpliera con su promesa de volver a enviar lluvia. Pero seguía sin haber una sola nube en el cielo. A Elías le parecía que Dios tardaba en enviar la lluvia. Él hubiera preferido que comenzara a llover inmediatamente después del sacrificio, pero no lo hizo.
Acab estaba comiendo, pero Elías ni siquiera pensaba en la comida. Era el momento de la lluvia y la lluvia no caía. ¿Qué hizo Elías? (Léelo en 1 Reyes 18:42).
Ahora Elías estaba arrodillado pidiendo humildemente a Dios que enviara la lluvia. Elías sabía que la demostración del poder de Dios en el monte no tendría ningún valor si Dios no enviaba lluvia y acababa con la sequía. Elías mandó a su criado que subiera a un lugar alto y mirara hacia el mar y le dijera si veía algo. En aquella región las nubes que traen la lluvia proceden del mar. Por eso quería saber Elías cuándo vendrían esas nubes con la lluvia que tanto se necesitaba.
Elías siguió orando y pidiendo a su siervo que consultara el cielo. Por seis veces volvió el siervo con el mismo informe: no hay nubes. Y cada vez Elías volvía a orar. Cuando su siervo fue a mirar el cielo la séptima vez, vio una nubecita pequeña, allá a lo lejos. Elías no necesitaba más. Sabía que esa pequeña nube en el horizonte traía lluvia.
Efectivamente, esa pequeña nube se convirtió en espesos nubarrones en muy poco tiempo. Comenzó a llover de forma torrencial. La sequía había terminado.
• Colorea la nube que lleva lluvia
Muchas veces nos mostramos impacientes con Dios como Elías. Y queremos que Dios responda a nuestras oraciones enseguida y tal y como es nuestra voluntad, no la suya. Aprende a tener paciencia y a reconocer, como Elías, las pequeñas señales de que Dios está con nosotros y nos escucha cada día.
Si usáis una versión distinta a las Reina-Valera es posible que el texto bíblico diga que Dios le dio el poder a Elías de correr más rápido que el carro del rey y que llegó antes a Jezreel. El relato de hoy sigue la interpretación de Ellen G. White en Patriarcas y profetas y el Comentario bíblico adventista
Acab ya había salido hacia Jezreel en su carro cuando la lluvia se convirtió en una tormenta. La lluvia era tan intensa que apenas se podía ver el camino y los caballos seguramente estarían asustados. En esas condiciones el camino de vuelta del rey se estaba poniendo muy peligroso. Pero Dios todavía quería enseñarle una lección al rey.
En el monte Carmelo había aprendido que era el único Dios verdadero y que tiene un gran poder tanto sobre el fuego como sobre la naturaleza al hacer llover después de tres años y medio. Pero Dios quería enseñarle que, por encima de todo, él se preocupa de todas las personas, sean buenas o malas.
Y lo iba a cuidar en el camino de regreso al palacio de Jezreel. Y para ello iba a utilizar a quien el rey más odiaba en este mundo, a Elías. Dios dio poder a Elías para que, corriendo, alcanzara el carro del rey y que fuera delante del carro para guiarlo hasta llegar a Jezreel.
Había, aproximadamente, unos 45 kilómetros desde el monte Carmelo hasta el palacio de Acab lo que seguramente les llevó toda la noche recorrer y más con el clima tormentoso. Pues durante toda la noche el rey Acab tuvo delante de él al hombre al que había estado intentando matar, salvándole la vida.
El rey llegó sano y salvo a Jezreel y fue a contarle a su mujer todo lo que había sucedido. El rey había sido testigo del poder y del amor de Dios. Pero, a pesar de los milagros que había vivido aquel día, Acab no cambió. Siguió siendo la mala persona y el mal rey que había sido hasta ahora.
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Comprende y memoriza:
«Dios va preparando todo para el bien de los que lo aman»
(Romanos 8:28, Traducción en lenguaje actual)
Acab le contó a su esposa Jezabel todo lo que había sucedido en el monte Carmelo. Le contó cómo los 850 profetas paganos no pudieron encender el altar. Y cómo Dios respondió a una oración enviando fuego del cielo. A medida que lo escuchaba, la malvada Jezabel se enfurecía más. En vez de admitir que Baal no existía, se enfadó más que nunca con el profeta Elías. La malvada reina envió a un mensajero al profeta para decirle que había dado orden de matarlo. Elías no quiso esperar ni un minuto. Salió de la ciudad y escapó para salvar su vida. Continuó su huida hacia el desierto hasta que se sintió agotado. Fíjate, el día anterior el valiente Elías se enfrenta solo a cientos de profetas paganos, al rey, a los soldados y al pueblo. Pero al día siguiente... siente miedo, mucho miedo.
¿Te parece raro que después de todas las veces que Dios había cuidado de Elías y después de todo lo que había sucedido en el monte Carmelo, el profeta haya huido porque tenía miedo? ¿A que tú también eres muy valiente para unas cosas y otras te dan mucho miedo? Aunque Elías era un profeta de Dios, también era una persona normal, no un superhéroe. Es normal que las personas tengamos temores y preocupaciones, y Dios lo entiende y quiere ayudarnos.
Hablad sobre algún momento en que vuestro hijo haya tenido mucho miedo y cómo lo habéis consolado con un abrazo, dejándole dormir en vuestra cama, explicándole que no hay razones para tener miedo, etc. Dios también actúa así. Nos consuela y nos explica que, con él, aunque tengamos miedo podemos llegar a ser muy valientes.
¿Cómo ayudó a Elías? Lo primero fue hacerle saber que lo amaba y que se seguía preocupando por él. Elías necesitaba descansar y reponer fuerzas. Así que le envió un ángel para fortalecerlo, animarlo y darle de comer. (Puedes leerlo en 1 Reyes 19:5-7). Elías descansó y se recuperó. Luego Dios le dijo que fuera a encontrarse con él en el monte Horeb.
No toméis decisiones cuando estéis enfadados con vuestros hijos. Calmaos primero y pensad bien lo que les vais a decir. Enseñad también a vuestros hijos a calmarse cuando están enfadados o tengan miedo. No discutáis con ellos en medio de una rabieta o cuando estén muy alterados. Ya tienen edad para que entiendan vuestras explicaciones, pero solo lo harán desde la calma y la seguridad de vuestro cariño.
Después de muchos días, Elías llegó al monte Horeb, el monte de Dios. Ahora se encontraba en el mismo lugar donde Dios había llamado a Moisés desde una zarza ardiente ¿Te acuerdas? Dios no lo había abandonado ni un solo minuto. Elías tenía miedo, pero también estaba muy enfadado. Habló con Dios y le dijo que no era justo lo que le pasaba. Los israelitas se habían portado muy mal. Habían adorado ídolos y habían matado a los profetas de Dios. Él había tenido que estar escondido tres años y medio. Lo que Elías creía que tenía que haber hecho Dios es mandar todo su poder y destruir a sus enemigos.
Pero Dios quería enseñarle una lección. Primero hizo pasar delante de él un viento fuerte, destructor, ruidoso. Luego el suelo comenzó a temblar. Un terremoto estaba sacudiendo el monte. Pero ¿qué es lo que dice la Biblia sobre ese viento y sobre el terremoto? (Léelo en 1 Reyes 19:11). Luego apareció un fuego, pero Dios tampoco estaba en el fuego. En ninguno de esos poderes destructores estaba Dios.
• ¿Entonces, cómo se manifestó Dios a Elías? Lee 1 Reyes 19:12,13 y señala la foto correcta.
Dios nunca está con las cosas malas que pasan, ni con la violencia, sino con la paz.
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Uno de los encargos que tenía que hacer Elías era nombrar un ayudante. El nombre de esa persona era Eliseo. Dios le dijo dónde podía encontrarlo. La familia de Eliseo tenía muchos campos y siervos que trabajaban para ellos. Era una familia rica. Eliseo y su familia habían seguido adorando al Dios verdadero y nunca habían adorado a los dioses paganos.
¿Qué estaba haciendo Eliseo cuando llegó Elías? (Lo leerás en 1 Reyes 19:19)
Eliseo estaba trabajando con sus siervos. Era un joven trabajador y responsable.
Elías se le acercó, le colocó su manto en los hombros y siguió caminando.
Eliseo reconoció al profeta y cuando vio que Elías le ponía el manto encima entendió que Dios lo llamaba para ser su profeta. Así que dejó lo que estaba haciendo y corrió detrás de Elías. Eliseo le dijo que aceptaba la invitación: quería aprender todo lo que el profeta pudiera enseñarle. Pero Eliseo sabía que seguir a Elías significaba que ya no podría vivir en casa de sus padres y eso era lo más difícil porque Eliseo quería mucho a su familia. Por eso antes de salir preguntó si podía hacer una cosa.
Comenta con tus hijos en qué les gustaría trabajar cuando sean mayores.
¿Conocen a alguien que se dedique a esa profesión?
¿Les gustaría parecerse a ellos? ¿Cómo pueden servir a Dios con ese trabajo?
¿Qué era aquello tan importante? (Si lo lees en 1 Reyes 19:20, quizás no te sorprenda porque seguro que es lo que tú harías)
Luego Eliseo se puso al servicio de Elías y se fue.
Eliseo era más joven que Elías y fue una gran ayuda para él. Era inteligente, un buen estudiante y aprendió muchas cosas mientras trabajaban juntos. El primer trabajo de Elías y Eliseo fue volver a abrir las escuelas de los profetas que Samuel había fundado muchos años antes, pero que con el tiempo se habían cerrado. Por ello viajaron por todo Israel ayudando a la gente que quería aprender más del olvidado Dios verdadero.
TU LECTURA DEL MIÉRCOLES
Después de varios años de estar juntos, Elías y Eliseo estaban en la escuela de Gilgal. De alguna manera Dios había hablado con Elías y le había dicho que lo iba a llevar al cielo con él. Lo que Elías no sabía es que también se lo había hecho saber a Eliseo.
Un día, Elías le dijo a Eliseo que Dios le había pedido que fuera a la escuela de Betel, pero que iba a ir solo. Eliseo, que sabía lo que iba a suceder, no quería separarse de él ni un minuto. Por eso insistió en acompañarlo. Después de pasar un tiempo con los estudiantes de Betel, Elías le dijo a Eliseo que iba a ir al otro lado del río Jordán y que él se quedara en Jericó. Pero Eliseo le dio la misma respuesta: «No te dejaré» (ver 2 Reyes 2:6). Comenzaron a caminar hacia el río, pero a Eliseo le extrañó que no fueran a cruzar por ningún puente. Cuando llegaron a la orilla, Elías se quitó el manto y golpeó el agua con él. ¿Qué pasó? (No es muy común lo que leerás en 2 Reyes 2:8) ¿Recuerdas cuándo pasó eso otra vez? El pueblo de Israel cruzó el río Jordán con Josué cuando entraron en Canaán.
• Ayuda a encontrar el camino para que Elías y Eliseo puedan cruzar el río Jordán.
Después de cruzar el río era la hora de las despedidas. Elías le preguntó si quería que le hiciera algún favor antes de separarse. ¿Qué es lo que quería Eliseo de Elías? (Puedes leerlo en 2 Reyes 2:9). Eliseo deseaba continuar el trabajo de Elías con las mismas ganas, fuerza y dedicación de Elías. Eso es lo que significa la expresión «tener el espíritu de alguien». Y Eliseo tenía muchas ganas de servir a Dios como lo había hecho Elías.
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Eliseo no se quiso separar de Elías ni un solo momento. Continuaron caminando y conversando cuando de repente se levantó viento y un torbellino envolvió a los dos profetas. En medio del torbellino apareció algo, como un carro de fuego con caballos que separó a los dos hombres y se llevó a Elías al Cielo.
Antes de que Elías desapareciera, Eliseo se agarró al manto de Elías y se quedó con él en la mano.
Elías ascendió al Cielo sin pasar por la muerte lo cual era un gran motivo de alegría, pero Eliseo lo echaría mucho de menos.
El joven profeta volvió solo hacia Jericó y se encontró de nuevo en la orilla del río Jordán. ¿Estaría Dios con Eliseo igual que había estado con Elías? ¿Sería tan buen profeta como Elías?
Eliseo miró el manto de Elías que llevaba en la mano. Miró el río. Cogió el manto e hizo lo mismo que había hecho Elías, golpeó el agua. Y ¿sabes qué pasó? Que el agua se volvió a abrir y Eliseo cruzó el río en seco. Ahora sí, Eliseo estaba seguro de que Dios lo había elegido como su profeta porque el manto no era mágico, sino que Dios fue quien abrió las aguas del rio en las dos ocasiones.
Explicadles a vuestros hijos que lo que le sucedió a Elías es algo parecido a lo que les sucederá a los que estén vivos cuando Jesús venga. Todas las generaciones hemos tenido la esperanza de ser nosotros los privilegiados de poder estar vivos en el momento de la Segunda Venida. Inculcad esta ilusión en vuestros hijos.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 57
Comentad momentos en los que, en el pasado, vosotros o toda la familia tuvisteis que hacer algún cambio en vuestra vida (mudanza, traslado, cambio de cole, de trabajo…) y cómo Dios os ayudó a sentiros bien a pesar de las dificultades.
Alguien estaba «espiando» al otro lado del río. Los estudiantes de la escuela de Jericó sabían que algo raro iba a pasar, así que siguieron a Elías y a Eliseo hasta el Jordán y vieron el milagro de secarse el río para que cruzaran los dos. Ahora vieron a Eliseo volver solo y realizar el mismo milagro. Los estudiantes no estaban contentos. Ellos apreciaban mucho a Elías y no querían quedarse sin él. Eliseo les contó que Dios se lo había llevado, pero ellos quisieron ir a buscarlo por si acaso en vez de llevarlo al Cielo lo había dejado en algún otro lugar. Después de varios días se convencieron de que Elías no iba a volver. Lo echarían mucho de menos, pero allí estaba Eliseo que seguiría enseñando, ayudando y visitando las escuelas de profetas.
Muchas veces los cambios no nos gustan, como no les gustó a los estudiantes de Jericó que Dios se llevara a Elías. ¿Alguna vez te has puesto triste cuando te han cambiado un profesor que te gustaba? En nuestra vida pueden aparecer muchos cambios: cambiar de colegio, cambiar de ciudad, cambiar de país, mudarse a otra casa, etc. Y echamos de menos a nuestros amigos, a los vecinos o los muebles de tu habitación. En tu iglesia también hay cambios. Tus maestros de escuela sabática cambian algunas veces, o el pastor se va a otra iglesia y a la tuya llega un pastor nuevo. Eso nos ayuda a conocer a más personas de las que podemos aprender cosas distintas.
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Comprende y memoriza:
«¡Cantémosle himnos! ¡Demos a conocer sus grandes milagros!»
(1 Crónicas 16:9, Traducción en lenguaje actual)
Eliseo es conocido como «el profeta de los milagros». Esta semana vamos a conocer algunos de los milagros que Dios hizo por medio de Eliseo. Después de que Dios se llevara a Elías al Cielo, Eliseo se quedó algún tiempo en Jericó, en la escuela que estaba allí.
Jericó era una ciudad situada en un oasis y durante cientos de años había tenido agua para beber y para cultivar los campos. Pero en esa época, algo había pasado. El agua estaba dando problemas. Parece ser que estaba contaminada porque, por más que regaban los campos, las plantas no crecían ni daban frutos. Seguramente tendrían que abandonar la ciudad.
Pero, como última esperanza, cuando supieron que Eliseo estaba en la escuela de profetas, fueron a verlo y pedirle consejo. Eliseo les dijo que no se preocuparan. ¿Qué les dijo que hicieran? (Léelo en 2 Reyes 2:20)
Luego fue hasta la fuente de agua y echó la sal en el manantial. ¿La sal sirve para limpiar el agua? Todo lo contrario. El agua salada no sirve para regar plantas ni para beber. ¿Era una sal mágica? Por supuesto que no. Todo el mundo lo sabía, pero quiso hacer una ceremonia para que todo el mundo recordara quién había saneado el agua, que no era otro más que Dios. ¿Cuál fue el resultado? (Léelo en 2 Reyes 2:22).
• Observa la fotografía. Todavía hoy existe ese manantial en la moderna ciudad de Jericó, y no ha dejado de dar agua limpia y fresca. Se lo conoce como «la fuente de Eliseo».
Da la oportunidad a tus hijos de que expliquen alguna vivencia en la que se sintieron ayudados por Dios. Refuerza la idea de que Dios nos ayuda tanto en los grandes como en los pequeños problemas.
Un día Eliseo recibió la visita de una mujer que tenía un grave problema. Su esposo había sido un estudiante en una de las escuelas de los profetas. Seguramente Eliseo lo había conocido. Pero había muerto debiendo mucho dinero a una persona. Ahora, esa persona amenazó a la viuda diciendo que o le pagaba todo lo que le debía o se llevaría a sus dos hijos como sus esclavos. La viuda no tenía cómo pagarle y estaba desesperada. Así que fue a pedir ayuda al profeta (ver 2 Reyes 4:1).
Eliseo empezó a pensar en cómo ayudarle a pagar la deuda. Le preguntó si tenía algo que pudiera vender ¿Cuál era su única pertenencia valiosa? (En realidad no era mucho. Puedes averiguarlo leyendo 2 Reyes 4:2)
¡Pues con eso no iba a ir muy lejos! Un poco de aceite no valía para pagar todo el dinero que debía. Pero con ese poco de aceite Dios podía hacer muchas cosas. Eliseo le dijo que fuera a casa de todos los vecinos y que pidiera prestadas todas las vasijas vacías que pudiera. Luego debía entrar en su casa, cerrar la puerta y comenzar a rellenar con su aceite todas las vasijas de los vecinos. La mujer debió pensar que Eliseo no sabía mucho de matemáticas. ¿Cómo podría llenar todas las vasijas vacías de los vecinos con solo una botella de aceite? Pero aquella mujer conocía a Eliseo y conocía a Dios, así que confió en el profeta.
Las vecinas les prestaron sus vasijas y los muchachos las llevaron a su casa. Luego hicieron lo que les había dicho Eliseo. La mujer comenzó a echar aceite en la primera vasija hasta que se llenó. Miró el interior de su vasija y estaban llenas las dos. Volvió a verter el líquido en otra vasija y ahora había tres vasijas llenas. Uno tras otro se fueron llenando todos los recipientes. Ahora solo quedaba vender el aceite entre sus vecinos. Con ese dinero pagó su deuda y todavía le sobró para vivir ella y sus hijos.
• Todas las vasijas que han encontrado la viuda y sus hijos están repetidas menos una. ¿Puedes encontrarla?
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Eliseo visitaba con frecuencia una ciudad llamada Sunem al norte de Israel. Allí vivía un señor muy rico con su esposa, y siempre que iba allí le invitaban a su casa a comer. Sabían que Eliseo era un siervo de Dios y disfrutaban de sus visitas y sus enseñanzas.
Un día se le ocurrió una idea a la mujer. ¿Qué había pensado? (La conocerás en 2 Reyes 4:10)
Al marido le pareció una buena idea. Construyeron una habitación de invitados lo suficientemente cómoda y bonita para Eliseo y su criado Giezi. Cuando Eliseo regresó otra vez a Sunem se llevó una agradable sorpresa. Eliseo estaba muy agradecido a aquella pareja.
Eliseo quería mostrarle su agradecimiento, pero no sabía cómo. Ella era una mujer rica que no necesitaba nada.
¿Qué regalo podría hacerle? Pensando así, habló con Giezi y le pidió que le preguntara a la señora si había algo especial que Eliseo pudiera hacer por ella. Pero aquella mujer era feliz con lo que tenía y no ambicionaba nada más. Todo lo contrario, había puesto su dinero al servicio del profeta para que se encontrara cómodo en sus visitas a Sunem.
Pero Giezi, sí se dio cuenta de un detalle. (Sabrás la propuesta de Giezi leyendo 2 Reyes 4:14). Entonces Eliseo la llamó para decirle que dentro de un año ella tendría un bebé. Tener hijos era muy importante en esa época. La mujer había perdido toda esperanza de tener un bebé y Eliseo sabía que eso era lo más maravilloso que le podía pasar.
Al cabo de un año, la mujer tuvo en sus brazos el hijo que tanto deseaba (ver 2 Reyes 4:17)
Hospitalidad es una palabra muy larga. Quiere decir ser amable, amigable y servicial. En nuestro mundo la gente siempre anda deprisa, y a veces es egoísta, maleducada y desconsiderada. Jesús quiere que seamos hospitalarios y bondadosos con los demás. Aunque Jesús nunca tuvo muchas cosas siempre las compartió con los demás. ¿De qué forma podemos ser hospitalarios en nuestra familia?
Habladles de nuevo a vuestros hijos de la esperanza en la resurrección el día en que Jesús vuelva.
El hijo de la mujer sunamita creció fuerte y sano. Solía ir con su padre al campo y aprender a hacer todas las tareas. Un día, fue con su padre a cosechar. No sabemos exactamente qué fue lo que sucedió, pero a media mañana el niño se puso muy mal, con un fuerte dolor de cabeza y uno de los siervos lo llevó a su casa. La madre se asustó mucho e hizo todo lo que pudo para que mejorase; pero en aquel tiempo no había medicinas como las que tenemos hoy y el niño murió.
La madre sabía que Eliseo estaba en el monte Carmelo, como a unos 25 kilómetros de allí. Si Dios le había dado un hijo, ella no entendía por qué ahora el niño debía morir. Así que dejó el cuerpo del niño en el cuarto de Eliseo y sin decir a nadie lo que había pasado fue a buscar al profeta y le explicó que su hijo había muerto.
Eliseo fue a casa de la mujer. Cuando llegó, subió a su cuarto y allí, acostado en su cama, vio al niño que llevaba ya muchas horas muerto. Eliseo no sabía qué hacer. ¿Querría Dios devolverle la vida al niño? Eliseo necesitaba estar solo para hablar con Dios (ver 2 Reyes 4:33).
Dios le inspiró para que intentara reanimarlo. Le dio calor con su propio cuerpo y parecía que el cuerpo del niño también entraba en calor, pero seguía muerto. Eliseo daba vueltas por la casa orando y sin saber qué hacer. Volvió a intentar darle calor con su propio cuerpo. De repente el niño respiró profundamente y estornudó. No una, sino siete veces. Luego abrió sus ojos. Ya no le dolía la cabeza, estaba curado. Lo que no se imaginaba es que había estado muerto, porque el niño no había sentido nada. Imagínate el agradecimiento de la madre sunamita al ver de nuevo a su hijo vivo y sano.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
En una ocasión en la que Eliseo visitaba la escuela de profetas de Gilgal, estuvieron a punto de tener una desgracia.
En ese momento Israel estaba pasando por otro periodo de sequía y había poca comida. Es posible que Eliseo hubiera traído algunos alimentos y le pidió a su siervo que preparara una olla grande de potaje para que pudieran comer todos juntos.
Uno de los estudiantes se ofreció a ayudar. Salió al campo para buscar algunas hierbas para enriquecer el guiso. Pero para su alegría encontró algo más. ¿Qué era? (Lee 2 Reyes 4:39)
Entre las calabazas y lo que había traído Eliseo iban a tener una buena comida. Sin pensarlo, las preparó y las echó al guiso. Cuando el potaje se terminó de cocinar, Eliseo y los estudiantes se sentaron a comer. Pero a la primera cucharada se dieron cuenta de que aquello sabía raro. Tenían mucha hambre y tendrían que comérselo de todas formas. Cuando preguntaron qué es lo que habían echado a la comida se dieron cuenta que los frutos que había recogido el estudiante con tan buena intención eran venenosos. Se parecían mucho a unas calabazas que ellos cultivaban en su huerta, pero no eran iguales. Enseguida avisaron para que nadie comiera ni una cucharada más.
Menos mal que Eliseo estaba allí. Mandó traer un poco de harina y la esparció por la olla. Pero ¿para qué? (Lee lo que ocurrió en 2 Reyes 4:41)
La harina no puede quitar el veneno, pero Dios sí pudo. Seguro que después de una buena comida y de un buen milagro aquellos estudiantes se aplicaron aún más para conocer a un Dios que se preocupa por nuestras necesidades.
• Encuentra las palabras que pueden envenenar nuestro corazón y táchalas del dibujo.
Muchas veces nosotros y nuestros hijos «metemos la pata» porque todavía tenemos mucho que aprender. Queremos hacer las cosas bien, pero nos salen mal. No desaniméis a los niños ni os desaniméis vosotros. Pedidle ayuda a Dios para que os ayude a aprender de vuestros errores. Y luego volved a intentarlo.
Pregúntales a tus hijos si recuerdan algún otro milagro parecido. Jesús alimentó a muchas personas. ¿Nos preocupamos nosotros también por todas aquellas personas que tienen hambre? ¿Hacemos algo por ellas?
Algún tiempo después, mientras Eliseo estaba en Gilgal, llegó un hombre con una ofrenda para Eliseo y los estudiantes. ¿Qué traía? (Léelo en 2 Reyes 4:42).
Era una ofrenda muy generosa y los estudiantes necesitaban el alimento. Pero en la escuela había más de 100 personas. Eso apenas llegaba para un bocado para cada uno.
El siervo de Eliseo estaba preocupado. Cuando los estudiantes supieran que había pan recién hecho irían todos a buscarlo como locos. Lo que el siervo se imaginaba es que los estudiantes se podrían a pelear por conseguir un trozo más grande de pan.
Cuando le contó su preocupación a Eliseo, el profeta le dijo que no se preocupara, que repartiera el pan entre todos.
El siervo obedeció resignado. Mientras cortaba el pan en pedazos pensaba que a lo mejor algunos ya habrían comido antes y él no lo sabía.
El siervo cortó todo el pan y los llamó para comer. Allí estaban todos los estudiantes esperando su ración. Comenzó a repartir un trozo a cada uno. ¡Uff! Seguro que no había pan para todos, y los que se quedaran sin pan se iban a enfadar mucho. Cuando ya iba por 20 estudiantes miró la cesta y todavía quedaba bastante pan. Cuando iba por 40 estudiantes todavía había mucho pan. Repartió a 60, a 80 y a los 100 estudiantes.
¿Qué dice la Biblia que pasó con la comida? (Léelo en 2 Reyes 4:44). Dios les demostró a aquellos estudiantes que se preocupaba por ellos.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Comprende y memoriza:
«Enseña al niño a seguir fielmente su camino, y aunque llegue a anciano no se apartará de él»
(Proverbios 22:6, Traducción en lenguaje actual)
La historia de esta semana tiene que ver con una jovencita israelita de la que no sabemos su nombre. Sus padres amaban y obedecían a Dios y le enseñaron a confiar en él y amarle con todo su corazón. Seguramente conocían a Eliseo, y su madre le había contado los milagros que Dios había hecho a través de él.
La jovencita amaba a Jesús y además era una muchacha valiente. Había elegido pertenecerle y confiar en él siempre, sin importar lo que sucediera. No obstante, su vida no iba a ser fácil.
Siria era un país vecino del reino de Israel. Cuando el rey de Siria conquistó una de las ciudades de Israel, el rey Acab luchó para recuperarla. Pero los israelitas perdieron y el rey Acab murió en la batalla. Desde esa derrota los sirios no dejaron de atacar a Israel. En una de esas ocasiones nuestra protagonista fue secuestrada y llevada a Siria. ¡Qué miedo debió de pasar!
La niña pudo haber recordado la historia de José que fue llevado como esclavo a Egipto. Ahora era ella quien tenía que tomar una decisión igual que José. ¡Decidió seguir amando, confiando y obedeciendo a Dios sin importar lo que le sucediera!
Aunque nos parezca exagerado, las primeras decisiones en cuanto a la espiritualidad se toman en la más tierna infancia, antes incluso de los 10 años. No son decisiones conscientes y están basadas principalmente en los sentimientos que las experiencias espirituales vividas les han provocado. Por ello es fundamental que las experiencias religiosas de los niños, tanto en casa como en la iglesia, sean agradables. Cuando lleguen a la adolescencia y a la juventud tomarán sus propias decisiones espirituales de un modo consciente y razonado. Independientemente del camino que escojan siempre les quedará el buen recuerdo de una infancia junto a Jesús.
• Sigue el camino y sabrás cuál fue la decisión de la joven israelita.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 65
Lo normal hubiese sido que la joven se alegrase de la enfermedad del que la mantenía como esclava, pero, al contrario, quiso ayudarlo. Recordad las palabras de Jesús años más tarde en Mateo 5:44. La joven israelita puso en práctica las palabras de Jesús. Ayuda a tus hijos a seguir su ejemplo.
Nuestra protagonista había sido llevada cautiva a la ciudad de Damasco donde vivía el rey de Siria. La compró el jefe del ejército sirio, el capitán Naamán, para que sirviera a su esposa.
Naamán y su esposa la trataron bien y la joven israelita, a pesar de no querer estar ahí, era amable y trabajadora.
Un día se dio cuenta de que la mujer estaba triste. El capitán Naamán tenía una enfermedad en la piel. En aquellos tiempos a casi todas las enfermedades de la piel se les llamaba lepra. La joven se entristeció mucho. En Israel, los leprosos no se podían acercar a otras personas porque creían que era una enfermedad muy contagiosa.
Naamán y su mujer consultaron a todos los sabios sirios, pero todos le decían que la lepra no se podía curar.
Un día la esclava se acordó de Eliseo y de las historias que había oído en Israel sobre los milagros de Dios. Estaba segura de que si alguien podía curar a su amo era el profeta. Tan segura estaba, que convenció a la mujer de Naamán y ella se le dijo a su esposo.
Naamán pensó que no tenía nada que perder y quiso ir a Israel a visitar a Eliseo. Pero era un jefe importante del ejército sirio y necesitaba el permiso de su rey para viajar a otro país. Al rey de Siria le pareció buena idea. Su capitán era un buen hombre. Si se podía curar sería estupendo. ¿Qué hizo el rey? (Si lees 2 Reyes 5:5,6 podrás ver lo mucho que apreciaba el rey a Naamán).
Con la esperanza de la curación, Naamán partió rumbo a Samaria, la capital de Israel.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
En el palacio del rey de Israel, en Samaria, estaban impresionados. ¡El capitán
Naamán acababa de llegar con un mensaje del rey de Siria! En el mensaje, el rey de Siria le decía al rey de Israel que debía curar a su capitán.
Este mensaje asustó mucho al rey israelita. Pensó que el rey sirio exigía al rey israelita que curase él o sus médicos a Naamán. Pero eso no era posible. La lepra era incurable. Pensó que lo que quería el rey de Siria era una excusa para comenzar otra guerra.
Alguien fue a la casa de Eliseo para contarle lo que estaba pasando en el palacio del rey. Eliseo se sintió decepcionado de que el rey no hubiera pensado en lo poderoso que era el Dios de los israelitas. Dios sí podía sanar a Naamán. Eliseo envió un mensaje al rey para decirle que llevara a Naamán a su casa para poder demostrar el poder de Dios.
Naamán y sus soldados llegaron a la casa de Eliseo y llamaron a la puerta. Lo normal, ante una visita tan importante, es que el profeta saliera personalmente para recibirlos. Pero para su sorpresa, Eliseo mandó a un mensajero para hablar con él.
¿Qué cosa extraña le pidió que hiciera? (Lo sabrás si lees 2 Reyes 5:10. A ti también te sorprenderá que así se pudiera curar la lepra).
• Sigue el camino para llegar al sitio donde Naamán podría curarse.
Explícale a tus hijos la importancia de la obediencia a Dios. Puede ser que, algunas veces, no entendamos las razones por las que Dios nos ordena hacer algo, pero si ponemos la obediencia en primer lugar, algún día, aquí o en la Tierra Nueva, lograremos entenderlas. La obediencia siempre nos trae bendición.
Naamán se enfadó muchísimo. Se sintió despreciado. ¿Cómo se atrevía el profeta a enviar a su siervo para hablar con él? Y cuando escuchó lo que le mandó hacer Eliseo para curarse, se sintió más insultado que nunca.
El río Jordán no era un río mejor que los ríos de Siria. Incluso a veces, era peor, porque el agua llevaba mucho lodo y era de color marrón (ver 2 Reyes 5:11,12). Naamán se dio media vuelta y se fue.
Háblales a tus hijos de la importancia de la paciencia y de la confianza en Dios. Algunas veces la respuesta de Dios a nuestras oraciones no es inmediata, pero eso no significa que Dios nos haya abandonado.
Naamán estaba enfadadísimo. Además, había perdido la esperanza de curarse y por eso también estaba muy triste. Sus siervos estaban preocupados por su señor. Al fin y al cabo, Eliseo era su única esperanza. ¿Qué le dijeron sus siervos? (Puedes leerlo en 2 Reyes 5:13)
Tenían razón. Si Eliseo le hubiera pedido que hiciera algo muy difícil para sanarse, él lo hubiera hecho. No perdía nada si lo intentaba, así que se dio la vuelta y se dirigió al río Jordán. No entendía cómo era posible que sumergiéndose en ese río pudiera curarse, pero de todos modos lo haría. Y lo hizo.
Los siervos lo observaban desde la orilla, expectantes, y contando. Una, dos, tres… Cada vez que el capitán salía de debajo del agua, lo miraban fijamente, pero no cambiaba nada en su piel. Cuatro, cinco, seis… La lepra todavía estaba allí. Se sumergió la séptima vez. Cuando salió, ¡estaba curado! Eliseo le había dicho que se sumergiera siete veces, y tenía razón. ¡La lepra había desaparecido! (ver 2 Reyes 5:14).
¡Imagina los gritos de alegría y la sonrisa en el rostro de Naamán al salir del río! Se secó y se puso sus ropas. Sus siervos también estaban felices.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Naamán volvió directamente a casa de Eliseo. Esta vez Eliseo lo estaba esperando con una gran sonrisa. Naamán había confiado en Dios, había sido sanado y el profeta se alegraba.
Ante el profeta, Naamán declaró su fe y su agradecimiento al Dios de Israel (ver 2 Reyes 5:15). También quería agradecer al profeta entregándole los regalos que el rey de Siria había preparado.
Pero había algo importante que Naamán debía entender: la curación había sido realizada por Dios no por Eliseo. No debía permitir que Naamán y sus siervos lo entendieran de otra manera. Dios había actuado. Por eso, cuando Naamán intentó entregarle los regalos a Eliseo, Eliseo los rechazó educadamente (ver 2 Reyes 5:16)
Dios nos ayuda gratuitamente, porque él nos quiere y nada más. No es como los dioses paganos que necesitaban ofrendas para no estar enfadados. Tampoco Dios te va a querer más porque des muchas ofrendas o regalos, porque él ya te quiere lo máximo.
• Añade las vocales que faltan y descubre qué nos puede dar la felicidad y no se puede comprar con dinero.
Algunas veces intentamos mostrar el cariño a nuestros hijos regalándoles cosas caras. Evita que los niños asocien el amor que les tienes con las cosas materiales que les puedas ofrecer y reflexiona con ellos sobre el tema. Lo más importante de la vida no se puede comprar con dinero; es el amor.
Apartir de ahora Naamán se comprometió a adorar solamente al verdadero Dios. Nunca más ofrecería sacrificios y holocaustos a otros dioses. Pero recordó que parte de su trabajo era acompañar al rey de Siria en algunas ceremonias importantes que se celebraban en el templo pagano de Rimón. Cuando el rey se inclinaba para adorar, se apoyaba en el brazo de Naamán, por lo que podía parecer que Naamán también se inclinaba a adorar. Quería dejar claro ante el profeta que él no iba a adorar a los dioses paganos, solo iba a acompañar al rey. Eliseo le dijo que no se preocupara, Dios conocía la sinceridad de su corazón (ver 2 Reyes 5:18,19)
Los siervos guardaron los regalos. El capitán se despidió y partieron a Damasco. ¿Te puedes imaginar a la mujer de Naamán y a su esclava cuando el capitán llegó a casa totalmente curado?
Naamán tuvo ocasión de contar muchas veces cómo el Dios de Israel lo había curado. Así muchas personas que adoraban ídolos conocieron al Dios verdadero.
• Casi todas las religiones han construido edificios para adorar a Dios o a otros dioses. Con la ayuda de tus padres intenta averiguar a qué cultura o a qué religión pertenecen estos templos. La solución está abajo.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
5.- templo cariátides, Grecia pagana
4.- templo budista, Japón
3.- templo hindú, Camboya
Algunas veces puede parecer que solo por entrar en una iglesia o en el templo de otra religión puedes estar traicionando a Dios, que entras a adorar a las imágenes que allí se exponen. Explicadles a vuestros hijos que entrar en un templo de otra religión para acompañar a alguien o por curiosidad, para visitarlo, no es ir a adorar. También es cierto que algunos dioses o santos pueden ser verdaderas obras de arte dignas de admirar. No hay ningún problema en admirar el arte que hay en muchas figuras. Eso no es adorarlas, y Dios lo sabe. 1.- mezquita islámica, Turquía 2.- catedral católica, Francia
Comprende y memoriza:
«Para los hombres es imposible, mas para Dios todo es posible»
(Mateo 19:26, Dios habla hoy)
Una de las escuelas de profetas tenía un problema. La escuela se había quedado pequeña. Había muchos más estudiantes y no había sitio para todos. Los estudiantes ya habían pensado una solución, pero quería consultar a Eliseo para estar seguros de que era lo correcto. ¿Qué propusieron los estudiantes? (Léelo en 2 Reyes 6:2).
A Eliseo le pareció una buenísima idea y les dio permiso para ir al bosque a cortar árboles con los que hacer la escuela más grande. Los estudiantes sabían que cuantas más personas trabajaran, antes terminarían. Así que uno de ellos le pidió a Eliseo que fuera él también a cortar madera para hacer la obra. Podría parecer que este estudiante era un poco impertinente. Eliseo era el profeta, era el director, el jefe. Y uno de sus estudiantes le pide que vaya al bosque a cortar árboles. ¿Qué te parece?
Pero Eliseo no se molestó, todo lo contrario, estaba encantado de ayudar. Le gustó que sus estudiantes contaran con él para trabajar. Así que todos se fueron al bosque (ver 2 Reyes 6:4)
Hoy en día también es importante aprender a hacer las cosas que vuestros hijos tendrán que realizar cuando sean mayores. Aunque estén en la escuela y tengan muchos deberes también es importante aprender a cocinar, limpiar la casa, hacer pequeños arreglos o sembrar y cultivar plantas. Aunque no lo necesites, pide y permite a tus hijos que ayuden a realizar las tareas cotidianas. Esto los hará más autónomos, responsables, cuidadosos y valorarán los trabajos domésticos realizados.
Los estudiantes en las escuelas de los profetas no solo aprendían Biblia y religión. Esas escuelas eran especiales porque, aunque la asignatura principal era aprender más de Dios y de cómo enseñar a otros, también aprendían a realizar otros trabajos para poder ganarse la vida y mantener a sus familias. Por eso sabían cómo construir su propia escuela.
• Los estudiantes ya tienen las herramientas preparadas. ¿Cuántas hachas puedes ver? Encuentra también una hoz y un mazo.
Ayuda a tus hijos a ser responsables cuando piden alguna cosa prestada. Explícales que deben cuidarla como si fuera suya y devolverla en cuanto ya no la necesiten y en las mejores condiciones.
La escuela iba a estar cerca del río Jordán y en su ribera crecían los árboles que necesitaban para hacer tablas y vigas, mesas y sillas y muchos otros objetos. Las herramientas, en aquella época, eran muy caras porque las tenía que hacer un herrero a mano y casi nadie podía tener una propia. Uno de los estudiantes había pedido un hacha prestada. Mientras trabajaba, la cabeza del hacha se salió del mango y salió volando con tan mala suerte que cayó en medio del río.
¡El estudiante se sentía fatal! Perder un hacha propia habría sido terrible, pero era una herramienta prestada. Tendría que comprar un hacha nueva para devolverla y él no tenía dinero. ¿Qué podría hacer?
Sus compañeros le ayudaron a buscar el hacha en el fondo del río, pero no pudieron encontrarla porque había demasiado barro. Todos estaban muy preocupados por no encontrar la valiosa herramienta.
Elíseo no regañó al estudiante. Sabía que había sido un accidente. Cuando ya se daban por vencidos, Eliseo cortó un palo y lo tiró al río en el sitio por donde más o menos había caído el hacha. Seguramente los estudiantes pensaron que para qué servía eso.
¿Qué era lo que quería lograr Eliseo? (No era muy normal lo que quería conseguir, pero comprueba en 2 Reyes 6:6 si lo logró)
¿Quién podía creer que el hierro flotase? Estaban tan sorprendidos que se quedaron mirando sin creer lo que veían. Eliseo le dijo al estudiante que recogiera la cabeza de hacha antes de que desapareciera el hacha otra vez.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
En tiempos de Eliseo las ciudades de Israel cercanas a Siria eran continuamente atacadas por el ejército sirio. Pero cada vez que los sirios atacaban sucedía algo que el rey de Siria no podía entender. Cada vez que hacía un plan para atacar, aunque lo hiciera con el máximo secreto, el rey de Israel siempre lo descubría. Cuando llegaban los soldados sirios ya estaban allí los soldados israelitas para defenderse. El rey de Siria llegó a pensar que uno de sus soldados era un traidor, un espía que le contaba sus planes secretos a algún israelita. Los soldados sabían que eso no era cierto. Uno de ellos le dijo al rey lo que estaba sucediendo en realidad.
¿Qué secreto le contó?
• Lee el mensaje delante de un espejo y lo descubrirás. (2 Reyes 6:12, Nueva Versión Internacional).
El rey pensó que ahora que sabía el problema, sería fácil solucionarlo. Lo único que tendría que hacer era ir a buscar a Eliseo y capturarlo. El rey investigó y se enteró que entonces Eliseo estaba en una ciudad. El rey decidió mandar a todo su ejército a esa ciudad. Así se aseguraba de que no se le escaparía.
• Colorea las casillas que tengan el mismo nombre del mismo color. Sabrás la ciudad donde se escondía Eliseo porque formará un camino que atraviesa desde la columna de la izquierda hasta la columna de la derecha.
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Durante la noche, mientras los habitantes de Dotán dormían, el ejército sirio acampó alrededor de la ciudad de forma que nadie podía entrar ni salir sin ser visto.
A la mañana siguiente, el siervo de Eliseo se levantó temprano como hacía todos los días. La noticia se extendía por toda la ciudad: ¡Los sirios habían cercado Dotán! Subió al tejado para verlo con sus propios ojos y rápidamente avisó a Eliseo. ¡Qué miedo tenía! ¿Qué podían hacer? La ciudad estaba rodeada por el
Comenta con tus hijos el texto de Romanos 8:31.
ejército sirio. Sólo podía suceder una cosa: los sirios atacarían, destruirían la ciudad y se los llevarían prisioneros.
Pero Elíseo no estaba preocupado. ¿Qué le dijo a su siervo? (Puedes leerlo en 2 Reyes 6:16).
¡Pero qué estaba diciendo! ¿Acaso Eliseo estaba ciego? Aquella era una ciudad pequeña y apenas tenían soldados. ¡No había ningún soldado israelita por ningún lado! ¿Cómo podía decir eso?
Eliseo no necesitaba ver a los soldados en los que pensaba. Eliseo sabía que estaban allí. Pero viendo que su siervo estaba aterrorizado, le pidió algo a Dios. Le pidió que permitiera ver a su siervo lo mismo que él veía.
En ese mismo momento el siervo volvió a mirar hacia fuera de las murallas. ¿Qué vio? (Léelo en 2 Reyes 6:17). Imagina cómo se sintió el siervo al observar lo que había a su alrededor: rodeando al ejército sirio un ejército de ángeles cuidaba de que no les pasara nada malo.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Los soldados sirios no sabían que había otros «soldados» protegiendo a Eliseo y a los habitantes de Dotán. No los podían ver.
Ahora a Eliseo se le ocurrió un plan. Pidió a Dios que les cerrara los ojos para que no pudieran ver (ver 2 Reyes 6:18). Inmediatamente los soldados sirios se quedaron ciegos.
Entonces Eliseo salió de la ciudad y se dirigió a los soldados que caminaban dando tumbos. Los tranquilizó y luego se ofreció a ayudarles a encontrar el camino. Los soldados se fiaron de él y Eliseo los guio. ¿A dónde los llevó? (Lee 2 Reyes 6:19). En Samaria vivía el rey de Israel.
Leed con vuestros hijos las palabras de Jesús en Mateo 5:44. ¿Por qué debemos tratar bien hasta a las personas que son nuestros enemigos? Porque eso es lo que Jesús haría, y eso es lo que Jesús hizo. Vino a este mundo a salvarnos a pesar de que no lo merecemos. Cuando hacemos cosas buenas por todo el mundo, se lo merezcan o no, estamos siguiendo el ejemplo de Jesús. ¿Quién sabe si de esta manera ellos también pueden conocer a Jesús y cambiar su vida?
Cuando llegaron allí, Eliseo volvió a orar para que recobraran la vista. Imagínate la cara de los soldados al ver que estaban en la capital del reino enemigo. Estaban rodeados de soldados israelitas. Habían encontrado al hombre al que tenían que capturar, pero él los había atrapado a ellos dentro de las murallas de Samaria.
El rey de Israel estaba entusiasmado. Había hecho prisioneros a un buen grupo de soldados sirios. ¿Qué haría con ellos ahora? Su primera intención fue matarlos, pero sabía que Dios era quien estaba dirigiendo todo y decidió consultar al profeta. ¿Cuál fue la respuesta de Eliseo? (Léela en 2 Reyes 6:22 y seguro que te sorprenderás)
Dios no quería que el rey matase a los sirios. Es más, le dijo que debía tratarlos bien, darles de comer y luego... dejar que se fueran. Elíseo sabía que los soldados sirios contarían en su país lo que había sucedido ese día. Los amigos de los soldados sabrían que los israelitas eran justos, y que Dios era mucho más poderoso que el ídolo pagano que ellos adoraban.
Y durante algún tiempo los sirios dejaron de molestar a los israelitas.
Contadles a vuestros hijos de alguna experiencia en la que una «coincidencia» os solucionó un problema. Enseñad a vuestros hijos a reconocer esos pequeños momentos en los que la mano de Dios se manifiesta.
Un tiempo antes de la curación de Naamán Dios le dijo a Eliseo que se iba a producir un largo periodo de sequía de siete años. Eliseo intentó avisar a todo el mundo para que estuvieran preparados. También avisó a la mujer que vivía en Sunem, ¿te acuerdas de que resucitó a su hijo? Le dijo que se fuera a vivir durante algún tiempo a otro país, mientras durara la sequía. La mujer, aunque no le gustaba mucho la idea, hizo caso al profeta y se llevó a su familia a la tierra de los filisteos, donde podrían vivir sin pasar hambre.
Cuando el periodo de sequía terminó, la mujer regresó a su casa. Y se encontró con una desagradable sorpresa: alguien se había quedado con su casa y con sus tierras. No sabemos si fue un vecino de la ciudad o si el rey o sus hombres habían aprovechado su ausencia para quedársela. Así que decidió ir a Samaria a hablar con el rey y que le devolvieran sus posesiones.
Mientras tanto, en Samaria, el rey Joram había llamado a Giezi, el siervo de Eliseo, para que le contara las maravillosas historias de Eliseo como profeta de Dios (ver 2 Reyes 8:4). Giezi estaba contando al rey cómo Eliseo resucitó a un niño en Sunem, cuando alguien les interrumpió. ¿Quién era? (Aunque te lo imaginas puedes leerlo en 2 Reyes 8:5). ¡Qué coincidencia!
El rey escuchó su reclamación atentamente y enseguida resolvió el problema. ¿Qué ordenó hacer el rey? (Léelo en 2 Reyes 8:6). Tal vez, si Giezi no hubiera estado contándole la historia al rey en ese mismo momento, el rey no habría hecho caso a la sunamita.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Comprende y memoriza:
«Todo lo bueno y perfecto que se nos da viene de arriba, de Dios, que creó los astros del cielo»
(Santiago 1:17, Dios habla hoy).
Durante algún tiempo hubo paz entre Israel y Siria. Pero el rey sirio decidió atacar otra vez Samaria, la capital de Israel. Rodeó la ciudad con su ejército para que nadie pudiera entrar ni salir. El plan era que cuando se les acabara la comida, los israelitas tendrían que rendirse. Y eso es lo que ocurrió: los habitantes de la ciudad comenzaron a pasar hambre. La comida se estaba acabando y cada vez pagaban más caro cualquier alimento. La gente se estaba quedando sin comida y sin dinero.
El rey Joram estaba desesperado. No sabía cómo alimentar a los habitantes de Samaria y los veía morir de hambre sin poder hacer nada.
Cuando no sabemos resolver un problema, las personas acostumbramos a echarle la culpa a alguien. Esta vez, Joram le echó la culpa a Eliseo que, por cierto, estaba en Samaria tan hambriento como los demás. ¿Qué ordenó el rey? (Léelo en 2 Reyes 6:31)
Proponed con vuestros hijos formas alternativas de gestionar la crisis. La propuesta de Joram era «sálvese quien pueda, el que tenga más dinero». ¿Es eso justo? Recordad a vuestros hijos ejemplos bíblicos de solidaridad: leyes para las viudas y los huérfanos, reparto de la tierra de Canaán por tribus, ayuda de David a las ciudades de Judá cuando pasaban hambre, solidaridad de la iglesia primitiva… Podéis leer en Efesios 4:28 o en Romanos 2:13 el ideal de los primeros cristianos.
• En Samaria había que buscar comida por los rincones… Encuentra dos panes, una berenjena, un pollo, una lechuga, una bandeja de fruta y un queso
Hablad con vuestros hijos de los peligros de echarle la culpa a los demás de los problemas que tenemos. ¿De quién era la culpa de la guerra? ¿De los sirios o de Dios? ¿De quién era la culpa del hambre dentro de la ciudad? ¿Del mal gobierno del rey o de Dios? Es verdad que hay personas malas, que se equivocan sin importar si hacen daño a otros. Pero eso es culpa de las personas malas no de Dios. Sabemos que contamos con la ayuda de Dios para distinguir entre lo bueno y lo malo y actuar en consecuencia.
En la casa de Eliseo estaban reunidos los ancianos de la ciudad. Seguramente se habían dado cuenta de que la única solución a su terrible problema era Dios. Mientras estaban reunidos, Dios habló con Eliseo y le advirtió de las intenciones del rey. Él compartió con los ancianos lo que Dios le acababa de decir. Dijo que un mensajero del rey llegaría pronto, y les pidió que lo protegieran y no abrieran la puerta. Mientras hablaban, llegó el mensajero del rey. ¿Qué mensaje traía? (Puedes leerlo en 2 Reyes 6:33) ¡Qué desfachatez! ¡Echarle la culpa a Dios!
Entonces Dios volvió a hablar con Eliseo. Dijo que, al día siguiente, por la mañana, la comida se vendería baratísima. Eso quería decir que a la mañana siguiente habría comida de sobra para toda la ciudad.
• Encuentra las 7 diferencias entre los dos dibujos
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Al mismo tiempo, fuera de las murallas de Samaria había cuatro hombres.
¿Quiénes eran? (Lo sabrás si lees 2 Reyes 7:3)
Los leprosos tenían prohibida la entrada en la ciudad, así que, cuando las puertas se cerraron para evitar la invasión siria, se habían quedado fuera. Estaban tan hambrientos como los habitantes de Samaria. No podían entrar a la ciudad, pero es que no había comida ni dentro ni fuera. El único lugar donde había comida era en el campamento sirio.
¿Puedes recordar otra ocasión en la que los enemigos de Israel huyeron como habían hecho los sirios? Piensa en Gedeón y su ejército de trescientos hombres. ¿Y lo que ocurrió con Jonatán y su escudero? ¿Y el sonido de soldados marchando por el bosque?
Esa tarde decidieron acercarse hasta allí a ver si algún soldado quería compartir su comida. Lo peor que podía pasarles es que los sirios los mataran, pero iban a morir de hambre de todas formas…
Llegaron al anochecer. Tal vez con la oscuridad de la noche los sirios no se darían cuenta de que eran leprosos. ¿Qué descubrieron cuando llegaron al campamento sirio? (Con eso no habían contado. Léelo en 2 Reyes 7:5).
¿Qué es lo que había pasado? No había ningún soldado por ninguna parte. Todo estaba en silencio. Lo único que se oía era a los animales. Pero es que allí estaba todo lo demás: las tiendas, las ropas, la comida… ¡Comida! ¡Había comida por todas partes! Los cuatro leprosos comieron hasta que ya no pudieron más. Luego revisaron las tiendas y se llevaron un montón de riquezas que los sirios habían abandonado.
¿Por qué no había nadie? Esa mañana los sirios habían oído un ruido tremendo como de carros y de soldados. Creyeron que el rey de Israel había pedido ayuda a reyes de otros países amigos y les entró tanto miedo que salieron corriendo pensando que les atacaban. Y no les dio tiempo a llevarse sus cosas.
Comenta con tus hijos alguna situación en la que alguien les haya hecho un regalo. ¿Cuál ha sido su actitud? ¿Han querido compartirlo con sus hermanos y amigos? Dios nos da cada día regalos como lo hizo con los leprosos, reflexiona sobre ello con tus hijos. Haz una oración agradeciendo a Dios por todo lo que nos da y pídele que nos dé el don de la generosidad para saber compartir con los demás.
Los cuatro leprosos se pasaron la noche disfrutando de la comida y de los tesoros que se encontraron. Al principio, solo podían pensar en ellos mismos y la suerte que tenían. Pero pronto se dieron cuenta de que estaban siendo egoístas. Se acordaron de que la gente de la ciudad estaba pasando mucha hambre. Así que sin esperar a que amaneciera fueron a la ciudad y se lo dijeron a los guardias de la muralla (ver 2 Reyes 7:9)
Los guardias de la ciudad se lo dijeron al rey. Pero el rey desconfiaba de la noticia. No podía ser tan fácil. Estaba seguro de que el enemigo les había tendido una trampa para hacerles abrir la puerta de la ciudad.
Uno de sus siervos no estaba tan seguro de que fuera una trampa. Eliseo había dicho que el problema iba a desaparecer. ¿Y si los sirios se habían ido de verdad?
Se le ocurrió una idea. Le dijo al rey que enviara unos carros con cinco caballos para comprobar si lo que decían los leprosos era cierto.
Enseguida, algunos soldados, en carros tirados por los únicos caballos que quedaban, se pusieron en marcha. Cuando llegaron al campamento sirio se lo encontraron desierto pero lleno de alimentos y todas las cosas que los soldados habían abandonado. Para asegurarse de que no era una trampa miraron por los alrededores y descubrieron un camino lleno de ropas y cosas de valor abandonadas que los soldados habían dejado en su huida. No había duda, los sirios se habían ido. ¡El enemigo había desaparecido!
• En el campamento había mucha riqueza. ¿Puedes encontrar 14 piedras de oro?
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Eliseo se estaba haciendo mayor. Durante más de cincuenta años había sido el profeta de Israel. Había vivido durante el reinado de muchos reyes. Fue un hombre bueno, que se preocupaba por la gente. Tan pronto visitaba las escuelas de profetas y ayudaba a construir una escuela como visitaba al rey de Siria. Ungió al rey Jehú de Israel e hizo multitud de milagros sin mostrarse orgulloso. Pero, sobre todo, había amado y confiado en Dios toda su vida. Eliseo estuvo enfermo algún tiempo antes de morir, pero ni aun en su enfermedad dejó de ser el mensajero de Dios para los habitantes del reino de Israel. Eliseo fue un maravilloso ejemplo de confianza en Dios.
Los reyes de Israel, al contrario, prefirieron gobernar sin la ayuda de Dios. Dios les envió muchos profetas para recordarles que él no podía ayudarles a la fuerza y que si rechazaban su protección otros pueblos podrían hacerles daño. El pueblo también continuó adorando a otros ídolos y se olvidaron del Dios de Abrahán, de Moisés y de David. Cuando tenían problemas pedían ayuda a sus dioses de madera o de metal, y claro, esas figuras no podían ayudarlos a vencer sus enemigos.
Unos años después, Siria fue invadida por el Imperio Asirio. Los asirios avanzaron hasta Samaria y les declararon la guerra. Ni el rey Oseas, que entonces reinaba en Israel, ni el pueblo pidieron ayuda a Dios. Al final los asirios ganaron la guerra y obligaron a los israelitas a irse a vivir a cientos de kilómetros de allí en otras ciudades que no conocían. De esa manera el reino del Norte, el reino de Israel desapareció.
Busca en internet, en redes sociales o en Youtube algún video de una gallina defendiendo a sus polluelos. Vedlo con vuestros hijos para que vean cómo Dios es capaz de protegernos, aunque el enemigo parezca más grande y más fuerte.
Si observas a una gallina con sus pollitos verás como la mamá va picoteando y buscando granos de cereales, gusanos o trocitos de vegetales y lleva a sus hijos donde está la comida para que puedan alimentarse. A veces los pollitos se despistan. Jugando, jugando, se van alejando de la madre y la gallina va rápidamente a buscarlos, porque si están lejos de ella pueden perderse. Corren mucho peligro, porque algún zorro o animal salvaje puede acercarse a ellos y al no estar la madre para defenderlos pueden hacerles daño e incluso comérselos.
Jesús es la gallina y nosotros los pollitos. Él nos cuida, nos vigila, nos defiende y nos va a buscar cuando nos alejamos. Quiere reunirnos como la gallina hace con sus hijos porque solo si estamos cerca de él podremos estar seguros.
Pero puedes estar seguro de que Jesús, como mamá gallina, siempre estará cerca para ayudarte.
Durante este trimestre hemos descubierto, a través de la vida de diversos personajes, cómo Dios hizo todo lo posible con el pueblo de Israel para enseñarles a ellos y a nosotros a vivir en paz. Porque a Dios no le gusta la violencia ni la guerra
Jesús también vino a este mundo a enseñarnos, por medio de su vida, a vivir en paz. Pero ¿por qué crees que siguen existiendo las guerras? Porque la mayoría de los gobernantes y de las personas no han dejado que Jesús entre en sus corazones y cambie los sentimientos de rencor, egoísmo o envidia por sentimientos de amor hacia los demás.
Jesús dijo las siguientes palabras al pueblo de Israel para convencerlos de que los amaba y quería ayudarles, pero solo algunas personas le hicieron caso: ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos bajo las alas, pero no quisiste! (Mateo 23:37, Dios habla hoy).
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
Versiones de la Biblia utilizadas: Dios Habla Hoy, Traducción en lenguaje actual, Reina-Valera Contemporánea (http://www.biblegateway.com), Reina-Valera 2000
BIBLIOGRAFÍA GENERAL:
• VVAA: Comentario Bíblico Adventista. Edit. ACES. http://www.ellenwhitebooks.com/comentario/
• VVAA. Diccionario Bíblico Adventista del Séptimo Día. http://iglesiaadventistaagape.org/Documents/Diccionario%20B%C3%ADblico%20Adventista%20del%20 Séptimo%20D%C3%ADa%20parte1.pdf
• WHITE, Ellen G.
• Patriarcas y profetas. Editorial ACES. Varias ediciones. http://patriarcasyprofetas.tripod.com/PatriarcasYProfetas.pdf
• Profetas y Reyes. ACES. http://www.infonom.com.ar/profetas.pdf
LECCIÓN 1. AMIGOS Y ENEMIGOS DE DAVID
• 1 Samuel 25–29.
• Patriarcas y profetas, capítulo 66
LECCIÓN 2. ¡CADA UNO A SU CASA!
• 1 Samuel 31:2; 2 Samuel 1–6.
• Patriarcas y profetas, páginas 697-708.
LECCIÓN 3. CUMPLIENDO PROMESAS
• 2 Samuel 7,9,11,13.
• Patriarcas y profetas, páginas 770-786.
LECCIÓN 4. DAVID: EL BUEN CONSEJERO
• 2 Samuel 14–20.
• Patriarcas y profetas, capítulo 72.
LECCIÓN 5. SALOMÓN: UN HIJO SABIO
• 1 Reyes 3,4,10–12; 2 Crónicas 9.
• Profetas y Reyes, capítulo 1.
LECCIÓN 6. REY SABIO, REY NECIO
• 1 Reyes 3,4,10-12; 2 Crónicas 9.
• Profetas y Reyes, capítulos 3-6
LECCIÓN 7. UNA SEQUÍA MUY LARGA
• 1 Reyes 12:25-33; 16:29-34; 17:1-24.
• Profetas y Reyes,capítulos 9 y 10.
LECCIÓN 8. EN EL MONTE CARMELO
• 1 Reyes 18.
• Profetas y Reyes, páginas 106-111.
LECCIÓN 9. UN AYUDANTE PARA ELÍAS
• 1 Reyes 19; 2 Reyes 2.
• Profetas y Reyes, páginas 121-122, 162-171, 177-178.
LECCIÓN 10. ELISEO, EL PROFETA DE LOS MILAGROS
• 2 Reyes 4.
• Profetas y Reyes, capítulo 19.
LECCIÓN 11. UNA MUCHACHA VALIENTE
• 2 Reyes 5.
• Profetas y Reyes, capítulo 20.
LECCIÓN 12. DIOS HACE MÁS MILAGROS
• 2 Reyes 6:1-23; 8:1-6.
• Profetas y Reyes, páginas 191, 192, 195.
LECCIÓN 13. CUATRO LEPROSOS HAMBRIENTOS
• 2 Reyes 6:24-33;7.
• Profetas y Reyes, páginas 193, 194.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
• Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.
«Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús» es el material para 6 a 9 años de la serie «Mi Biblia, mi tesoro». El currículo «Mi Biblia, mi tesoro» ha sido escogido por voto de la XXI Asamblea de la Unión Adventista Española para ser utilizado en las clases de escuela sabática infantil de todas las iglesias del territorio de esta Unión durante el quinquenio 2022-2027. Este material impreso se puede conseguir por suscripción anual con Editorial Safeliz a través de las librerías de iglesia. Aquellas iglesias que ya utilizaban este material deberán realizar la suscripción anual de escuela sabática con Editorial Safeliz.
Para cualquier consulta podéis dirigiros a:
Departamento MIAF+ de la UAE (mjroth@adventista.es) o
Sección Infantil de Aula7activa (infantil.aula7activa@gmail.com)
A Dios por todos los milagros que hemos visto y vivido a lo largo de la elaboración de este material.
A todas aquellas personas que con sus ánimos, su tiempo y su aportación económica han contribuido al proyecto. Sin ellos habría sido imposible llegar hasta aquí.
A las iglesias de Lleida y Madrid-Alenza, cuna y desarrollo del proyecto.
A la UAE y al Departamento MIAF+ y a los delegados de la XXI Asamblea de la Unión Adventista Española por la confianza depositada en este trabajo.
Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús. • 87
Te invitamos a comenzar una aventura junto a tus hijos con la Biblia como escenario. Cada semana descubrirás un nuevo tesoro en forma de historia bíblica en el que siempre estará Jesús, tu amigo y compañero de juegos y aprendizaje.
Usa el material como mejor se adapte a vuestra dinámica familiar y a la madurez de tu hijo pero intenta dedicarle un ratito todos los días.
Y, sobre todo, disfruta de estos momentos, pasadlo bien, divertíos y dejad que Jesús forme parte de vuestra vida.
88 • Descubro la Biblia... y encuentro a Jesús.