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Review: Steam Deck, un segundo intento prometedor

A finales de 2012 se empezaron a leer los primeros artículos basados en fuentes que decían que Valve estaba trabajando en una consola para competir con los futuros dispositivos de nueva generación de Microsoft y Sony, las futuras PS4 y Xbox One. La consola no tendría un diseño único y los fabricantes debían idear sus propias creaciones. La empresa fundada por Gabe Newell puso dos condiciones para poder utilizar la designación Steam Machines, venir con SteamOS instalado, el sistema operativo basado en Linux desarrollado por ellos mismos, y venir con un Steam Controller. El Steam Controller pretendía aunar las capacidades de un mando tradicional a la vez que posibilitaría utilizar los juegos que hasta entonces hacían uso del teclado y el ratón en el salón.

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Las primeras unidades no empezaron a estar a la venta hasta 2015, momento en el que las consolas, especialmente la PS4, ya se habían popularizado inmensamente. Competir con la consola de Sony con lo que era, tanto por componentes como por precio, una serie de PCs, fue una batalla perdida. Al estar basado en Linux, SteamOS solo era compatible con un puñado de los juegos que se vendían en Steam. En 2018 se lanzó la última Steam Machine. Poco después, y pese a ser muy positivamente valorado por la comunidad Valve, dejó de vender los Steam Controllers.

Valve no tenía el mejor historial en cuanto a lanzar productos de hardware exitosos, por eso mucha gente se mostraba recelosa en 2021 cuando Valve presentó la Steam Deck. Un dispositivo que cumpliría con todos los requisitos de una Steam Machine, porque de hecho fue desarrollada como tal, pero en formato portátil. Las primeras unidades de la Steam Deck empezaron a llegar a los clientes que las habían reservado en marzo de este año, pero al hacer la reserva Valve ya avisaba que, debido a la escasez de chips, algunas versiones podrían no llegar a quienes los reservaron hasta el tercer trimestre de 2022, y ese ha sido nuestro caso.

La Steam Deck es un dispositivo grande y pesado, con casi 700 gramos de peso, más del doble que una Switch, y 30 cm de izquierda a derecha. Cuenta con una pantalla de 7 pulgadas con una resolución de 1280x800, con una calidad pobre y rodeada por unos marcos generosos, dos altavoces sorprendentemente potentes y todos los controles que podrías desear.

Además de todos los joysticks, botones y gatillos que podrías encontrar en un mando de una Xbox también tiene dos superficies táctiles, un concepto heredado del Steam Controller, y cuatro botones traseros una idea que puede verse en mandos como el Elite para Xbox. Todo está en la posición que cabría esperar, especialmente cómodo para jugadores con las manos grandes, exceptuando los botones traseros, demasiado cercanos al borde lateral y las superficies táctiles, que obligan a adoptar una posición un tanto incómoda para los pulgares.

Hay dos razones para que Steam Deck sea el producto revolucionario que es, la primera de ellas es su hardware, su SoC comparte la arquitectura con la PS5, Xbox Series S y X, utiliza 4 núcleos Zen 2 para el procesador y 8 núcleos RDNA 2 para los gráficos.

Pero las necesidades tampoco son las mismas, una pantalla de 7 pulgadas con una resolución casi 16 veces inferior de la que se espera en una PS5 puede moverse con cuatro veces menos núcleos gráficos. Los juegos que son compatibles con Deck funcionan sin ninguna dificultad en ella y cuando se resisten el software de la consola ofrece una infinidad de recursos para ajustar la experiencia de la mejor manera posible. La compatibilidad con los juegos de Steam no es universal pero ha mejorado mucho desde las Steam Machines. Valve ha desarrollado Proton, un sistema para traducir las instrucciones de Windows a Linux sin perder rendimiento por ello. Los juegos de Steam muestran la capacidad de la Deck con los colores de un semáforo. Los verdes funcionan perfectamente, los amarillos tienen algún problema como la escala del texto que los alejan de una experiencia perfecta y los grises (sustituyendo al rojo del semáforo) no son compatibles en absoluto. Hay muchas razones para esta incompatibilidad y Valve promete estar trabajando en solucionar algunos casos. La segunda razón es el precio. Puedes tener una Steam Deck desde 419 euros, aunque probablemente no la recibas hasta el año que viene.

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