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Revista Cultural

Octubre-Noviembre Aร O XVI

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Agradecimientos Antes que nada, este número no sería realidad sin la fantástica labor de todos los colaboradores y, especialmente, el equipo editorial de AwA. También agradecemos a la Dirección de la Escuela el apoyo económico en la impresión de cada edición de AwA. Gracias a todos los que habéis aportado, tanto los habituales como los nuevos, porque es vuestro trabajo el que llena de vida estas páginas que estás a punto de leer. Nunca son suficientes las palabras, irónicamente, para agradecer a las mentes inquietas que nos hacen la existencia en esta escuela un poco más agradable. Y por supuesto, gracias a ti, gracias por leernos, gracias por siempre estar ahí, porque las palabras son para ser leídas y vosotros sois los que les dais significado. AwA

ATENCIÓN

AwA es imparcial y actúa como medio de expresión para todo aquel que quiera ser leído, todas las opiniones presentes en este número no representan bajo ningún concepto la posición de la revista y, son solo propiedad del autor de dicho artículo. De hecho, animamos a cualquiera a participar con un artículo de contraopinión y así mantener un ecosistema abierto y plural.

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EDITORIAL En respuesta a la ola mediática que está teniendo el intento de independencia por parte de Cataluña, la Escuela de Industriales ha decidido seguir su propio camino, que ya empezó a pavimentar hace años IKEA, y ha declarado la República Independiente etsiiana, mandando “a freír puñetas” al resto de la UPM. “Nosotros siempre hemos estado al margen del cuerpo de la UPM, ¿cómo vamos a sentirnos parte de ella si nunca hemos pisado CIU?” declara un industrial agitando la bandera con su escudo. “Pues si se creen tan listos que se separen, que el resto disfrutaremos viendo cómo se hunden más rápido que el Titanic” declara un naval. La decisión unilateral por parte de la dirección de la ETSII no ha sentado bien a todos sus estudiantes, un energías nos comenta muy alterado “los GIEn venimos a esta escuela a terminar el grado aunque nosotros somos de Minas, ¿a cuento de qué tenemos que aguantar esta mierda?” A pesar de las manifestaciones por la unidad en Aeronáuticos, se dice que la influencia del secesionismo podría haber llegado hasta Embajadores, junto con los que los Industriales podrían aliarse para formar los Països Industrials y fortalecer su posición. El cuerpo estudiantil ha quedado dividido entre la decisión pro y contra y en medio, una mayoría silenciosa, espectadora de un acontecimiento histórico en la UPM. Hablamos con el colectivo senior de la ETSII que no tienen pelos al declarar: “Mira guapo, como buen MII que soy, yo ya he echado los papeles para irme a Suecia el año que viene, solo quiero llegar entero a junio”. Una semana ajetreada le espera al Rectorado UPM si quiere conseguir evitar que la ETSII se emancipe.

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En medio de todo el ruido, el caos y la tensión por la situación en Cataluña, resulta difícil ver algo que no sea odio y desconfianza. Por eso destacan mensajes como este, publicado en Facebook por Laura Moreno de Lara, que no tiene ningún desperdicio. Espero que os guste. Gongo

NO CARIÑO, TU NO ERES ESPAÑOL No cariño, tú no eres español. Ser español no es llevar la bandera, ni gritar como un verraco frases de odio que espero que no sientas. Tampoco lo es ponerse una pulserita en la muñeca, ni cantar el cara al sol. El concepto de ser español es algo totalmente distinto, o al menos lo debería ser, porque a estas alturas de la historia yo ya no sé qué decirte. Como española que soy, te voy a contar lo que para mí es ser español: Ser español es arder cuando arde Doñana o temblar cuando tembló Lorca; es sentarte a escuchar historias de meigas en Galicia y llegar a creértelas; es ir a Valencia y no sentir rabia por leer un cartel en valenciano, sino que te agrade poder llegar a entenderlo y es presumir de que las Canarias nada tienen que envidiarle al Caribe. Sentirse español es sufrir por no haber podido vivir la movida madrileña, enamorarte del mar al oír Mediterráneo de Serrat, es pedirle borracha a tu amiga catalana que te enseñe a bailar sardanas, querer ir a Albacete para comprobar si su feria es mejor que la de Málaga y sorprenderte al ver lo bonita que es Ceuta. Para mí ser español es presumir de que en Andalucía tenemos playa, nieve y desierto; sentir casi mérito mío que un alicantino esté tan cerca de un Nobel, pedirle a un asturiano que me enseñe a escanciar la sidra y morirme de amor viendo las playas del País Vasco en Juego de Tronos. También es española la cervecita de las 13.00, el orujo gallego, la siesta, el calimotxo, la paella, la tarta de Santiago, las croquetas de tu abuela y la tortilla de patatas. Lo son las ganas de mostrarle lo mejor de tu ciudad al que viene de fuera y que tú le preguntes por la suya; es hacerte amiga de un vasco y pedirle que te enseñe los números en euskera, por si pronto vuelves a por 2 ó 3 pintxos; es enorgullecerte de ser el país ejemplo a nivel mundial en trasplantes, de formar parte de la tierra de las mil culturas y de ser los del buen humor. No hay nada más español que se te pongan los vellos de punta con una saeta o con una copla bien cantá, atardecer en las playas de Cádiz, descubrir casi sin querer calas paradisiacas en Mallorca, hacer el camino de Santiago en septiembre maldiciendo el frío o que Salamanca y Segovia te enseñen que no hay que ser grande para ser preciosa. Así que, acho, picha, miarma, perla, tronco, tete, mi niño… eso es ser español, lo otro es política. Pero si de política quieres impregnar este concepto, también te vuelvo a decir que te equivocas: porque ser español no es desear que le partan la cara a nadie, es sufrir la situación de paro de tu vecino o el desahucio que has visto en la tele; ser español no es oprimir el SÍ o el NO de toda una comunidad autónoma, es indignarte cuando nos llaman gilipollas con cada nuevo caso de corrupción; ser un buen español es querer que en tu país no haya pobreza, ni incultura, ni nfermos atendidos en pasillos del hospital y, joder, querer quedarte aquí para trabajar y aportar todo lo que, durante tanto tiempo, precisamente aquí has aprendido. Eso es ser español, o al menos, eso espero. Octubre-Noviembre

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prETSIIdiarios Cuando Bolonia llegó con toda su gloria a las univer- el problema de agolpamiento en las aulas en las que sidades españolas no solo supuso que las licenciatu- enseña el profesor Mengano que te hace magia con la ras pasarán a ser grados + máster sino que cambió tiza. Y así unas aulas se desertan y en otras hay alumpor completo la forma de estructuras los sistemas de nos sentados hasta el alféizar de la ventana. evaluación de las asignaturas. A esto le siguen las comprensibles quejas de los alumEn la ETSII se llegó hasta donde se pudo: se creó nos de las clases inundadas, que tienen que pelearse la evaluación continua, se empezó a insistir mucho con extranjeros por las sillas. ¿Solución? El profesor en la enseñanza “práctica” (trabajos en grupo, prác- Pepito empieza a pasar lista en clase anunciando que ticas profesionales, etc), se estableció el sistema in- la asistencia empezará a contar como nota de clase ternacional de créditos ECTS y más. Cada uno tiene (hasta un 10% de la nota) provocando así que los su propia opinión del nivel de éxito que ha tenido alumnos emigrantes vuelvan a su clase de origen, de la implantación del proceso Bolonia en la Escuela y la que recuerdo se fueron para aprender de mejores tampoco voy a indagar mucho en eso en este texto, profesores, chantajeados por ese punto de clase que sin embargo, de lo que vengo a hablar hoy aquí es de no pueden permitirse perder. una de sus consecuencias: La Evaluación Continua, y más específicamente, de Y todo esto sin contar con los alumnos repetidores, la nota de clase.(de aquí en adelante hablaré de mi que en ciertas asignaturas superan a los nueva matríexperiencia como alumna de GITI, y no pretendo ge- cula, que también pueden decidir cambiarse de proneralizar a otros grados como GIQ o GIO ya que no fesor para alguna clase o directamente no asistir. Y conozco su situación). si os parece que las aulas están llenas, dad gracias a que muchos de los repetidores deciden estudiar desEn GITI, salta a la vista lo llenas que están las clases, de casa porque si no en asignaturas como Materiales lo que no es ninguna sorpresa cuando consideramos o Electromagnetismo hasta en la lámpara estaría senque cada año entran unas 450 personas y cuatro años tado alguien. después de gradúan en torno a un tercio (Fuente: La ETSII en cifras 2015). Hay un atasco de gente bastan- A lo que quiero llegar con todo esto es que no hay te importante y las aulas y los profesores dan hasta fácil solución para regular el aforo de alumnos en donde dan y aquí es donde empieza el problema al las aulas puesto que no vivimos en un mundo ideal, que me quiero dirigir: puntuar la asistencia a clase pero ya que de momento no podemos arreglar esto al como parte de la evaluación continua es un grave menos terminemos de una vez con las cadenas que error, y un robo para la gente que decide no asistir. supone para muchos la nota de asistencia a clase. Y esto es así por las siguientes razones: en un mundo ideal, todos los profesores enseñarán bien y todos los alumnos, repetidores y primeras matrículas, cabrían en el aula, pero no es así, y en la vida real lo que ocurre es que cuando te toca el profesor Pepito, que explica con los pies, uno tiene la imperiosa necesidad de cambiarse de clase para intentar aprender algo y tener alguna posibilidad en enero, a lo que le sigue 6

Las clases de los malos profesores no deberían estar llenas gracias al chantaje con puntos sino a que ellos mismos reflexionen y mejoren como profesores y así el pensamiento de “o me cambio de profesor o a julio” no vuelva a cruzarse por la cabeza de ningún alumno.

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Chiquita de la asfaltada.


¿Por qué es importante saber? Por: Nannerl

Esta fue la pregunta de reflexionar en mi examen de ética de 4º de la ESO, aún me acuerdo por lo mucho que me ha hecho pensar posteriormente. Si hoy en día tuviera que responder, daría exactamente la misma respuesta que entonces: para que no te ENGAÑEN. A mi modo de ver, la ignorancia es la forma de manipulación más potente que se utiliza actualmente, y no sólo no nos defendemos de ella, sino que la fomentamos. Una de las principales vías de transmisión de información degenerada es la prensa. Parece ser que bajo el lema “es mi opinión” se puede decir todo lo que se quiera, incluso si se habla de hechos concretos o cifras, donde no hay cabida a distintas interpretaciones. Vivimos en Opinolandia, donde todo el mundo puede sostener la idea que quiera porque “es su opinión” y no hace falta argumentos ni hechos para sostenerla. No sólo eso, sino que si tienes la osadía de contradecir su opinión, aportando los datos pertinentes, basta con decir que es falso, sin ningún otro tipo de justificación, para que la gente se vuelva a creer su opinión. Se podrían poner muchos ejemplos de este tipo de situaciones, una de ellas está a la orden del día actualmente y nos quita el sueño a los españoles, pero para no herir la sensibilidad de nadie, voy a poner un ejemplo neutral.

Mercedes Milá y un bioquímico, José Miguel Mulet, sobre La enzima prodigiosa, un superventas sobre alimentación que sostiene que, preservando ciertas enzimas en el organismo se pueden prevenir enfermedades cardiacas e incluso el cáncer. De entrada me parece una imagen completamente esperpéntica, que bien podría ser utilizada por un Valle-Inclan del siglo XXI para burlarse de situaciones ridículas de hoy en día. Que equiparen la opinión de un profesional con la de una persona que simplemente “cree en ello” es absurdo, así pasa que tras la intervención del bioquímico con argumentos sólidos, a ella sólo le quedaba insultarle diciendo que estaba gordo como ¿argumento? para rebatir su opinión. Este es un ejemplo menor y que no tiene una gran transcendencia, pero hay situaciones mucho más peligrosas que juegan con la historia, la economía, la ciencia… datos y hechos exactos que son transformados para manipular a las personas. Por lo tanto, defendámonos de la ignorancia, siendo prudentes cuando escuchemos ciertas informaciones, contrastándolas y no siendo partícipes de la difusión de datos erróneos. Es mejor no opinar si no se está seguro o no se tienen los suficientes datos, antes que propagar ideas falsas, porque de este modo lo único que transmitimos es lo ignorantes que somos.

Como algunos recordaréis este marzo hubo un debate televisivo (si es que se puede llamar así) entre

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POR: RESIDENTE

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DEDICADO A ALBERTO Y SUS OPINIONES DE MIERDA ;)

Cualquier intento de escapar, de huir, de salir corriendo, es en vano. Están en todas partes, en cualquier rincón. Te persiguen, te hostigan, te acosan. No queda un solo lugar en el planeta donde puedas refugiarte y sentirte a salvo. La epidemia es ya imparable. Las opiniones de mierda han invadido todo lugar donde nos sentíamos seguros, convirtiendo las calles y las casas en territorio hostil. En esta guerra a la que la población civil nos hemos visto arrastrados en contra de nuestra voluntad, no existe trinchera lo suficientemente profunda como para no ser alcanzados por la metralla de las opiniones ajenas arrojadas con impiedad sobre las líneas enemigas. La estrategia militar se basa en ataques sorpresivos, con opiniones lanzadas por la retaguardia por quien menos te lo esperas, opinando sobre cualquier tema sin siquiera tener la decencia de hacer un mínimo trabajo previo de documentación para argumentar las ideas que se expresan. En cualquier tema sobre el que se debata, hablar sin tener ni puta idea (perdón por la franqueza) es aterrador para el interpelado; cuando se trata de política, es peligroso. Existe, sin embargo, otra facción entre la población, que podríamos definir como paramilitares de la opinión del siglo XXI, que dedica sus esfuerzos a diseminar por el mundo su opinión sobre cualquier tema sin que nadie se la haya pedido. Es indiferente que les relates un problema que te ha ocurrido, el titular de un periódico o que simplemente se acaben de incorporar a una conversación ajena; en su filosofía de la “guerra relámpago” dialéctica, ellos siempre dan el primer golpe con una valoración personal sobre el asunto sin venir a cuento. Quien ataque primero se queda Polonia. ¿Acaso te he pedido tu opinión? ¿Es que alguien te ha preguntado? ¿De verdad crees que necesito saber lo que piensas sobre mi vida? ¿Crees en serio que preciso una valoración tuya sobre todo lo que hago? No obstante, una vez superada la guerra de trincheras, nos adentramos en un terreno escabroso donde el armamento pesado deja paso a una sutil tensión interpersonal, la Guerra Fría de la superioridad moral, donde no hay disparos pero sí heridos. 8

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Las opiniones ya no juegan el papel de armas arrojadizas ni se dejan sentir con estruendo en el campo de batalla. La estrategia pasa ahora por ganarse la confianza del enemigo para someterlo y atacar su retaguardia con argumentos de incontestable autoridad moral. El ejemplo más típico es el del amigo que regresa de una estancia en el extranjero con ese aura mesiánico de quien ha conocido mundo y, por aplastante lógica, se ha convertido en un ser superior cuya opinión debe ser respetada. No importa cuán colosales puedan ser sus errores o cómo de equivocado pueda estar, si osas disentir en alguna manera, tu argumentación de simple mortal carecerá de la más mínima importancia desde su elevado altar de sabiduría. Y por supuesto, como profeta de una nueva religión, te ofrecerá amablemente un decálogo de leyes que debes aplicar a tu vida para que sea plena. “Es que si no has viajado, no has abierto tu mente. Las cosas allí son diferentes”. El Hiroshima de los razonamientos. Así, en medio del fuego cruzado de las opiniones ajenas, se nos presentan dos alternativas como ciudadanos: bien rendirse ante este régimen gobernado por el postureo y la impertinencia y entrar a formar parte de la disidencia, en un apartado y silente rincón en el ostracismo social; o bien empuñar las armas que dejan nuestros compatriotas al caer y luchar en esta guerra por la supervivencia. La clave quizás se encuentre en una de las canciones más ridículas que haya escuchado recientemente: “Que no pase un día sin que des tu opinión de mierdaaaaa…”.

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Etsiimados compañeros, ya son muchas las asignaturas dejadas atrás, muchos los ECTS en la mochila y muchas las PEC y lunes salvados. ¿Y? ‘Dejados atrás’, esa sería la mejor forma de transmitir el sello que me dejan la mayoría de asignaturas. Dejadme que me explique. No quiero que sea así. Yo estaba aquí por algo. Vine para seguir con ello. No pretendo decir que tras pasar termo II seas capaz de calcular la destrucción exergética de una bomba que cavita en un ambiente politrópico sin usar la función de Helmholtz y dar un resultado con dos decimales (y luego entregar en el buzón la fructífera memoria) . No, me refiero a las ideas generales. ‘La filosofía’ de las cosas. Con todo el tiempo que ponemos en esto, aunque algunos pretendan que me crea que ‘chapan’ el último día (qué término más ‘under’) me gustaría que nos lleváramos más. Nos deberíamos llevar más. Y mejor. Me refiero a la forma de enfocar el aprendizaje y la docencia. Cuando un profesor te dice que la forma de resolver los problemas de su asignatura es ‘meter las fórmulas en la batidora’, la acreditación ABET sufre, y mucho. Creo que todo queda desvirtuado si tratamos esta magnífica carrera de la forma en la que a veces se hace. Cuando un tipo se sacó de la chistera la corriente de desplazamiento (God bless Maxwell) no lo hizo para que años más tarde nosotros (los que le importábamos un pimiento de Padrón auténtico) hagamos problemas sobre ello. No. Estoy convencido. Lo hizo porque para desarrollar el conocimiento necesitaba (muchas veces tras la observación empírica) de esa herramienta matemática. Tenía fundamento, y mucho. El porqué vino antes que el ‘qué da’. Así se ha construido todo esto que tenemos hoy. Estoy seguro. Quizá sea demasiado Old School y esto sea solo un trámite, pero como sé que no, que siempre hay justos en Sodoma y que todavía hay valientes que siguen dando perspectiva desde su papel docente y héroes que aún se preguntan de vez en cuando algún porqué (sí, ese que no te van a pedir en Colaboración de JMdot ningún examen pero que responde a una honestidad intelectual que es admirable y que nunca debe pasarse por alto), sigo creyendo que esto a lo que nos dedicamos aquí tiene sentido. Porque siempre lo ha tenido aunque en ocasiones parezca que no. Hagamos que lo siga teniendo y no dejemos que la entropía de esta escuela siga creciendo, porque más tarde o mas temprano, ahí fuera se darán cuenta de que podemos convertirnos sólo en gente con la espalda muy ancha. Y no es eso de lo único de lo que quiero presumir. Digo hagamos porque no es algo unilateral. Sé, sabemos (y saben) que las PEC, los finales y el TFG acaban por ser ‘salvados’ y que sacarlos adelante es primordial. Faltaría más. Pero creo que es el papel de todos reclamar lo que es nuestro, quiénes somos y queremos ser. No de los alumnos, de todos, y no perder la perspectiva del porqué lo hacemos. Solo así podremos descifrar el cómo para que éste siga estando a la altura. Porque aquí, lo estamos (Y si no, do not mind me, I am just thinking again)

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Nacionalismo y lenguas ¿Qué lleva al ser humano tener esa necesidad de sentirse parte de un grupo lo suficientemente grande como para sentirse orgulloso, pero lo suficientemente pequeño como para sentirse distinto a los demás? Esto se lleva particularmente al extremo cuando se trata de nacionalidades, ya que se crean rivalidades entre países y comunidades autónomas, ¿pero con qué motivo?, fortuitamente naciste en una región donde la gente comía ligeramente distinto, tenía un determinado acento o incluso un determinado idioma, wow, felicidades, deberías sentirte orgulloso, congrats. No comprendo esa dependencia y desesperación por demostrar que somos distintos a otras personas que bien podrían ser como tú o como yo si hubieran nacido aquí. Un idioma puede hacer mucho por darle forma a la mentalidad y cultura de una sociedad, pero es también el mayor causante de la división y las fronteras, ¿por qué no soy libre de irme a vivir a Australia una temporada si así lo deseo? ¿No somos todos iguales? Hemos creado barreras artificiales basadas en confusos sentimientos de unidad, pero hasta donde me interesa. La Unión Europea, ahora en declive, fue un proyecto visionario, buscando la unión de nacionalidades en un principio tan aparentemente distintas, pero a la vez tan parecidas. Pero como siempre, cuando hay problemas nos gusta señalar fuera y evadirnos de toda responsabilidad: La Unión Europea nos obliga a acep-

impuestos al Gobierno, sino que los queremos cobrar nosotros y de paso nos apropiamos de una parte y la guardamos en paraísos fiscales, sin tributar en nuestra propia comunidad, y mientras, les lavamos el cerebro a nuestros ciudadanos. Aceptamos todo lo que nos enseñan nuestros padres de pequeños como verdades inamovibles, como acontecimientos con motivo y justificación; pero no todas las tradiciones son buenas ni ciertas e invito a todo el mundo a no aceptar inmediatamente todo lo escrito, sino a ser críticos con la vida y las enseñanzas, que para algo somos ingenieros. Quizás matar toros por diversión no era tan bueno como nos decían, quizás no existe ese dios que nos contaron, o quizás no somos víctimas de un Estado Central. Pero, ante todo, lo que nos inculcaron nuestros padres fue un idioma, un mal necesario para comunicarnos los unos con los otros, que ante todo es una herramienta, pero que desgraciadamente está destinado a evolucionar y distinguirse de otras regiones, lo que finalmente anula el propio propósito por el que existe, la comunicación. Hay que mantener X lengua viva, ¿por qué? ¿Para fomentar las diferencias entre nosotros? Qué utilidad tiene un idioma si no es la comunicación, ¿no sería mucho más lógico dejar morir las lenguas a favor de una común?

Estaría totalmente dispuesto a renunciar al español para conseguir un mundo sin fronteras, sin rechazo hacia las otras culturas, porque estas no deben provocar división sino enriquecimiento. Un planeta unitar inmigrantes, nos quitan los trabajos, somos unos do, sin guerras, un único gobierno, porque, al fin y al desgraciados racistas sin corazón y tenemos miedo de cabo, todos somos humanos. que alguien sin cualificación nos robe el empleo, o así escuchaba yo a Reino Unido, al menos; o incluso el Firmado: Nos oprimen desde el Estado Central y no nos tratan como merecemos, de los políticos de Cataluña, que si me permites traducírtelo significa: No nos dan todo el dinero que queremos, somos unos egoístas políticos en busca de poder y dinero, y no queremos pagar Octubre-Noviembre

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Me había enterado de la existencia de ESTIEM un día cualquiera, mientras cumplía mi segundo o tercer año de condena en Azkaban. Con el tiempo fue aumentando mi curiosidad, hasta que finalmente, decidí pedir plaza para un intercambio con Karlsruhe (Alemania). Aunque no pude participar en la primera mitad del evento (en Madrid), sí pude ir a Karlsruhe. Visitamos Frankfurt, Heidelberg, y por supuesto Karlsruhe. Mi recuerdo favorito de ese viaje es una tradición que tienen algunos alemanes, y que se llama Speisereise. Consiste en cocinar la cena entre dos o tres casas diferentes, y en vez de juntarse con todo en una sola casa, el grupo entero va de tour de casa en casa. Ya de vuelta en Madrid, fui participando en los eventos que se hacían aquí, y ya de paso haciendo algún viajecito cuando podía. Pasado un año y pico, y tras haber participado en algunos eventos fuera (Turquía, Portugal, Austria...) vi anunciado uno sobre industria automovilística, combinado con actividades relacionadas con emprendimiento, y nuevamente en Alemania. ¿Una semana en Alemania por 75€ más vuelos? Tal cual. Así que allí que me iba otra vez, a conocer otro poquito del país. La primera parte del evento era en Paderborn (¿Paderwhat?). Primero había que llegar a Colonia, no era difícil, vuelo directo. Tras muchas preguntas y algo de improvisación, conseguimos (el sevillano y yo) llegar a Paderborn sin hipotecarnos. El primer día vimos la ciudad (pequeña pero muy bonita), mientras iba llegando el resto de los participantes. Entre el segundo día y la mitad del tercero visitamos los laboratorios de la universidad de Paderborn, tuvimos un minicurso de alemán, salimos por la noche... Después fuimos en tren (incluido) a Dortmund, a seguir con la segunda parte del evento. Tuvimos algunas charlas y actividades relacionadas con el emprendimiento durante el cuarto día. El quinto lo dedicamos a ver la ciudad. Por alguna razón la mascota de la ciudad es un rinoceronte con alas (???), y Dortmund está plagada de ellos. Nos dividieron por equipos y ganaba el equipo que más fotos tuviera con estatuas diferentes. El día siguiente cogimos un bus a Siegen, tercera y última ciudad del evento, pero dimos un poco más de vuelta para pasar por la siderúrgica Thyssenkrupp, en Duisburg. Vimos colar acero, ensayos de diferentes aleaciones, mucha maquinaria, y finalmente un ingeniero nos explicó un poco sobre la compañía, en qué países opera, los diferentes proyectos de investigación en los que están trabajando... Una vez en Siegen nos esperaba el séptimo y último día. Allí vimos las instalaciones del equipo de Fórmula SAE de su universidad, y los coches con los que competían (de combustión, eléctricos...). Estuvimos unas horas trabajando en ideas para favorecer la implantación de los vehículos eléctricos, para después presentar por equipos delante de un jurado. Por último, ya por la tarde, quedaba la cena de despedida, que era sorpresa. Como descubrimos al llegar allí, el plan consistía en cenar en la fábrica de Krombacher, no muy lejos de Siegen. También visitamos la fábrica, pudimos probar las diferentes cervezas que producen etc etc. A la mañana siguiente volvimos en tren a Colonia, y de ahí a Madrid. Una vez más puedo decir que he conocido a gente muy guay, y también un trocito más de la cultura del país. Una vez de vuelta, toca volver a la rutina, se acaban las visitas a empresas y la fiesta, y eso no gusta a nadie, pero vuelves con algunas amistades nuevas y con ganas de hacer mil cosas. Por otro lado, este y otros eventos permiten potenciar habilidades auxiliares. Esto incluye, entre otras, hablar en público, o trabajar en equipo con gente que casi no conoces ni habla tu idioma. Estas y otras competencias transversales son bastante apreciadas por las empresas a la hora de contratar personal. Así que, si tienes curiosidad por conocer Europa un poco más, a la vez que conoces a estudiantes de ingeniería industrial, no dudes en escribirnos a rrhh.madrid@estiem.org

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GANADOR DEL CONCURSO

AWA RELATO 2017

Stalingrado

La noche era silenciosa, hasta que se dispararon las alarmas y empezaron los disparos. El sordo sonido de las baterías antiaéreas sacó a Vasili Zátsev de su ensimismamiento. Los Stuka alemanes hacían otra pasada. El invierno se recrudecía en Staligrado en esta fría noche de diciembre de 1942. La ansiada y aplastante victoria de la Wehrmacht sobre el ejército rojo no era más que un lejano sueño; el tifus y la disentería hacían estragos en las líneas alemanas. Los soviéticos habían resistido el primer embate y estaban contraatacando. Mientras que para Hitler la batalla era un duelo personal, Stalin había convertido la guerra en algo más. Una batalla de ideologías, el máximo exponente de la guerra de clases. Y para ello había creado un símbolo. Un humilde pastor, cazador de lobos, reconvertido en francotirador, cazador de nazis. Y ahí estaba Vasili Zátsev, el símbolo, el héroe rojo, esperando su cita agazapado entre los cadáveres de sus camaradas caídos. Había tomado posición durante la noche fingiendo ser un soldado caído más. El servicio de inteligencia le había informado que Heinz Thorvald le estaba preparando una emboscada en una fábrica cercana. El mismísimo director de la escuela de francotiradores de la Schustzstaffel quería batirse en duelo y eso era una provocación demasiado tentadora como para no acudir al encuentro. La sangre le martilleaba los tímpanos. Tenía el cuerpo agarrotado tras llevar horas sin moverse; pero empezaba a rayar el alba y sabía que cualquier error en ese momento le costaría la vida a él y a muchos de sus camaradas. La tensión aumentaba. No había espacio para el cansancio ni para el dolor. Las rocas y los huesos de sus compatriotas, astillados por el fuego de mortero, se le clavaban en el vientre, pero no podía moverse. El dolor le ayudaba a permanecer despierto a pesar del cansancio. Había nevado durante la noche, así que cada cierto tiempo cogía un poco de esa nieve impregnada de sangre y barro y se la metía en la boca. El sabor era nauseabundo y le drenaba el calor del cuerpo, pero no podía permitir que el vaho de su lenta y pausada respiración delatase su ubicación. Sabía que Thorvald era bueno, muy bueno. Se oían de vez en cuando morteros haciendo llover fuego sobre las posiciones enemigas. Granadas sacando de sus escondites entre gritos desgarrados a soldados atrincherados. El característico tableteo de los fusiles automáticos nazis encasquillándose en el frio soviético. Pero todo esto no era más que un telón de fondo que Vasili ignoraba. Sus sentidos solo se centraban en los 800 metros de alcance efectivo de su arma. Seguía esperando, expectante. Habían pasado frente a él varios soldados alemanes, pero no podía permitirse abatirlos y revelar su posición. No eran objetivos prioritarios. Su siguiente bala ya tenía nombre. El tiempo pasaba, lento pero inexorable. Tras muchas horas intentado resistirse, la vejiga de Zátsev empezaba a doler. Cuando notó que comenzaba a afectar a su concentración, simplemente relajó el esfínter. El calor de la orina pronto le subió por el bajo vientre. Era muy agradable sentir algo de calor después de varias horas en la nieve. Pero había un motivo por el que había intentado aplazarlo lo máximo posible. Todo ese calor salía de su cuerpo y se perdía, y la caliente humedad pronto se tornó en frío. Al poco sus genitales y su abdomen yacían sobre el hielo de su propia orina. Pero nada de eso importaba, solo tenía una cosa en mente, abatir a su enemigo. Ya empezaba a oscurecer de nuevo y su rival no había acudido a la cita. Aun no podría vengar a sus camaradas, abatidos por Thorvald; aún no podría liberar Stalingrado de la ocupación alemana. Pero pronto, muy pronto…

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ALEX

GANADOR DEL CONCURSO AWA DIBUJO 2017 Octubre-Noviembre

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La Condescedencia En el verano antes de entrar a este lugar conocí a un chico de tercero que pasaba a cuarto. Era mi primer contacto con alguien que había vivido la escuela. Recuerdo su mirada cuando le dije que iba a hacer ingeniería industrial bajo la cupulita. Y bueno en su momento me pregunté por qué parecía que tenía ganas de darme un abrazo y consolarme . No tardé mucho en darme cuenta en el porqué de esa mirada de “ni te hueles donde te has metido”, “no sabes lo que te espera”. O alguna que otra frase que le escuché decir aquel verano como “con mi Cálculo I me convalidan tu carrera” y la mitica “tú no estudias, haces cosas, esas cosas crees que son estudiar, pero no hueles lo que es estudiar”

Yo pensaba “¡Hey!, yo ya sé lo que es la escuela, solo has pasado aquí uno o dos años más que yo, no tienes derecho a mirarme así”. No soy un muggle. Por supuesto estaba errado, aquí el tiempo no se mide como en el mundo exterior, donde la diferencia es mínima entre 19 y 20. No. Aquí el tiempo se mide en asignaturas enfrentadas y en convocatorias presentadas. Aquí un año no es un año, es los créditos cursados y la mierda que has tragado. Porque parece que la ETSII es capaz de reinventarse para descubrir nuevas formas de joderte ponérte palos en la rueda para que pagues tus buenas dobles matrículas.

Así que gente de segundo, primero y mezCuando conseguí pasar julio de primero me sen- cla, respeto a vuestros mayores, que no tía la persona más curtida de este mundo y del sabéis nada de la vida. otro, pero aún la gente con alguna cana más me seguía mirando como si tuviera cincuenta duros Tira pa ‘lante que ya disfrutarás a Claraaños vividos . munt y Blázquez

No te queda a ti ni nada...

FDO: La Voz de la Experiencia

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UNA MANANA DE DOMINGO

Una luna llena se pronuncia en la subida de sus caderas. Bandadas de pájaros sobrevuelan tajantes la nada. Era una mañana de domingo y todo se escapaba: el vaho por su nariz, el sueño, el día de mañana. No hay lugar que alcance el principio de una llama; la luna se ha hecho madre del fuego y el sol se esconde como un niño pequeño entre mis brazos, mientras que en la terraza, la mujer fuma mirando los pájaros en la distancia.

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LITZ

Por L.

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El Huracan

Por L.

Una mujer ha escrito un cuento en el que hay un huracán. Como un niño frente a un castillo de arena, siente la devoción por la destrucción y corre derrumbando todo. Ya todo en ruinas, la mujer observa los papeles volando por su cuarto; evocando las voces de un bosque muerto susurran: “Quién pudiera ser el viento.”

Necesito parar, hacer un descanso. La ansiedad que me causa esta asignatura no puede describirse con palabras. Digo esta asignatura, como si digo las dos de la semana que viene, enero, julio o acabar la carrera. No. No puedo pensar en todo esto ahora. Necesito aire. En mis minutos ‘off ‘ intento no pensar en todo ello, pero aún así, si me levanto del sitio la culpa me perseguirá. Entonces, me autoengaño y cojo el móvil. Sólo serán un par de minutos, o eso pienso. Hago la ‘putivuelta’ de las redes sociales y acabo ojeando blogs de poesía, de viajes, Por Falsteloj de meditación..., y es cuando mi cabeza empieza a divagar en estos textos y desconecto. Sin previo aviso, siendo yo consciente de que sigo leyendo, divagando y desconectando, 3 en 1, noto como mi cabeza se desprende de mi cuerpo. Dejo de sentir los pies, las piernas, la tripa. El hormigueo llega a los brazos y me sube del diafragma al cuello. No es el típico hormigueo de que se te duerme una parte del cuerpo, cómo explicarlo, es del tipo relajado, de descanso después de una buena sesión en el gimnasio. Noto el mareo, sin apenas moverme, como si flotase y de que en cualquier momento me voy a caer redonda encima de la mesa. O que en cualquier momento mis pies empezarán a flotar y tirarán de mi hacia arriba (a estas alturas he de aclarar que no he consumido nada). ¿Esto es lo que ocurre cuando meditas bien? Se que suena surrealista, pero por un momento mi mente y mi cuerpo se han separado. He experimentado verme desde fuera. He experimentado el no poder controlarme, no poder moverme por más que quisiera. He experimentado ser aire. He experimentado electricidad por mis venas. He experimentado paz, cuando hace escasos minutos todo mi cuerpo era guerra.

Energía Azul

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L o s I m p r e s c i n d i b l e s

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Era un grupo de amigos normal. Esa palabra que usamos para librar de culpa a cualquier sospechoso. Normal como frecuente y que no llamaba la atención. Eran una parte de un todo indistinguible e ilimitado. No os puedo decir si eran cuatro o siete, porque cada día era distinto, entraban y salían del grupo, se peleaban, se iban y volvían. Bueno, algunos no volvieron nunca. Susana y Carlos eran hermanos, de esos que se llevan súper bien, van juntos a todas partes y no entiendes cómo no se matan (porque a veces son un poco insoportables). Incluso una vez les preguntaron si eran novios. Y la broma existe desde entonces. Ana se reía mucho con ellos, porque solían hacer el tonto en los descansos, imitando al resto de compañeros. Ella tenía complejos, a los que no sabía poner nombre, pero sabía que tenía una cuerda que ahogaba sus extremidades, las cosía al suelo y le robaban el lenguaje cuando más lo necesitaba. Ella siempre se definía como una chica tímida. No daba más detalles por eso mismo. Era un misterio. Solo sabían que a Ana le encantaba cantar cuando estaba sola, y si tenía una guitarra cerca, hacía maravillas con el aire. Cambiaba la forma de respirar de aquel que estuviera cerca, les hacía cosquillas por dentro, no de las que te hacen reír, sino como unas suaves caricias por el cuello y la espalda, que te llevan directamente a un universo de sueños imposibles. Es lo mejor que puedo describir su don. Pero era tan difícil conseguir escucharla, tanto como ver llover en el desierto. Y Alberto, cuyo mejor amigo era su perro Trasto, que le seguiría al fin del mundo. Si pudiera, se lo llevaría a clase. Era buen estudiante, se cuidaba en cuerpo y mente, hacía deporte y seguía una dieta un poco rara. Prefería ir de excursión con sus colegas a la Sierra, hacer escalada, antes que ir de fiesta. Los cuatro compartían muchos gustos, risas y llantos. Eran los imprescindibles del grupo. Solían hablar de que estudiarían en la universidad, que tal artista da un concierto único e irrepetible o de por qué las respectivas parejas de Susana y Carlos se odiaban tanto. No iba a ser todo perfecto. Así, entre clase y clase, los findes, las fiestas de fin de curso en la enorme casa de Alberto (que

se daba un capricho y bebía una CocaCola) con rock a tope, se fueron conociendo más y más. Se dieron cuenta que esa complicidad y felicidad no duraría para siempre. Sus personalidades empezaban a irrumpir sin educación en las discusiones, chocaban unas con otras y les dejaba un amargo sabor de boca al despedirse. El verano anterior a empezar la uni, viajaron por Europa unos días y consiguieron organizarse con éxito. Por supuesto, había peleas, pero cada vez las resolvían de una forma menos escandalosa y más madura. Alberto no le quitaba el ojo de encima a Ana. Era muy guapa, unos ojos color miel que te hundías en ellos, un olor a frutas del bosque, una sonrisa inocente pero que él percibía con un gesto pícaro, y un pelo lacio, castaño, brillante, que cuando ondeaba al viento, se semejaba a la bandera del país donde él siempre había soñado viajar. Hablar con ella era una carrera de fondo, aguantar las pulsaciones y los coloretes a raya, no hablar demasiado porque se agobiaba, era difícil pero Alberto estaba decidido a hacerlo, poco a poco, el tiempo necesario para averiguar si ella entendía su comportamiento y si estaba interesada en él. Para Susana y Carlos, era el entretenimiento del viaje, porque se pasaban el día atosigándole a consejos de adolescentes experimentados. Alberto les escuchaba a ratos y luego les mandaba al carajo. ¿Qué sabrán ellos cómo me siento? Ellos no parecen enamorados, ni lo demuestran, ni hacen gilipolleces como las haría yo si tuviera a Ana cerca más tiempo. El viaje no daba para más, y las cosas quedaron como estaban. Alberto estudiaba veterinaria, y tenía un diario que le recordaba que ella le seguía a todas partes. Releía sus palabras a Trasto: ‘No sé qué hay en su cabeza, se guarda muchas cosas para ella, que cuando salen, vuelan con elegancia y nos sorprende a todos. Me siento pequeño con ella, sé que guarda mucho talento, su música es mi banda sonora cuando duermo. Me río tanto con ella, que el resto se extraña y no me reconoce. El día por el campo, caminando en silencio, sintiendo que estábamos a gusto el uno al lado del otro, no se me olvida. Fue el día que me resbalé con una piedra húmeda y me caí al río, que llevaba un palmo de

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;;;;;;;; agua. Sé que la cicatriz de la rodilla no desaparecerá, pero tiene una forma tan especial y única, que no me molesta. Ella fue la primera en venir corriendo a mi rescate, y me dejé rescatar y curar por ella, tiene unas manos que al tocarme la herida, las sentía como algodón. (Trasto le miraba, inquieto, flipando un poco. Tenía hambre.)Yo, mientras recorríamos el sendero, le explicaba el nombre de los árboles y me inventaba historias imposibles que encendían sus ojos y me contagiaba su risa.’ No siguió leyendo porque sentía sus ojos empañados, cargados de lágrimas. Los cuatro amigos quedaban algunos findes, era difícil coincidir ahora que tenían otros amigos fuera. Ana andaba distinta. Su piel opaca era casi transparente, contaba que en periodismo había muchas fiestas, aunque no iba a todas. Hablaba con naturalidad y sinceridad. Ella sentía que estaba cambiando, y eso era bueno (al menos para ella). Se la veía fascinada y alegre escuchando las anécdotas de sus amigos y contando las suyas propias. Alberto se estaba dando por vencido en el juego de las indirectas, que parecía no recibirlas o ignorarlas. Pero ese viernes que salieron de fiesta por Madrid, se quedó a solas con ella porque el resto había salido a fumar. Ellos pasaban de ese plan, claro. La música que ponían en el local era rock del bueno del de saltar y despeinarse, sudar y abrazarse. Aunque esto pareciera un impedimento para empezar y desarrollar una conversación, Alberto estaba en su salsa y se atrevió a acariciar el pelo de Ana. Su mano cayó con delicadeza hasta su hombro, escurriéndose por su brazo hasta su mano. Luego la soltó para que no fuera demasiado incómodo. Ella le sonreía, y Alberto aprovechó para dejar voz a su corazón, que se sentía sin aire, respirando mentiras y apariencias. ‘Ana, todo el tiempo que llevo conociéndote, los viajes juntos, lo que me queda por conocer de ti…, no puedo aguantar más y quiero decirte que mi ener-

gía cada día es verte feliz, que consigues alumbrar al mundo con tu voz, tu bondad, tu carisma escondido. Me quedo embobado contigo y se me olvida todo lo que conozco, lo que creía intrínseco a mí, me descolocas la mente y vuelvo a tener ganas de saber de todo y de aprenderte. Y cuando estoy tan cerca de ti (apenas había 20 cm entre sus ojos) siento…’ ‘…veneno en mi sangre, magnetismo entre nuestra piel y fuego en los labios’. Alberto no sabía qué responder, no se esperaba que continuara su frase tal y como iba a salir de su boca. Ana continuó: ’Lo que sientes lo siento yo también. Querer estar con ella todas las horas que tenga y no tenga el día, robarle la sonrisa y contagiársela a la gente que se cruce contigo, respirar de su boca los problemas que se le atragantan, compartir una comida y regalarle el postre, porque disfrutas de ella, no con ella, y te aseguras de que sepa que siempre vendrás corriendo para apoyarla, dejando tu vida a medias, y compartir sus lágrimas, sentirlas como propias. Alberto, te siento como compañero del alma, que siempre estaremos juntos gracias al hilo que nos une y que no se romperá ante nada. Pero yo también estoy enamorada, y como intuyo que sabrás, el sufrimiento está implícito en esta batalla, donde nosotros no somos los enemigos que combaten a vida y amor.’ Se fundieron en un solo bando, compartiendo sus cuerpos y el agua salada cobre los hombros, mientras Susana y Carlos corrían a abrazarlos con todas sus fuerzas. Sonaba Carrie de Europe.

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Siente

Por Marina

Llueve. El sol se alza en el horizonte, despertando tímidamente los colores que el amanecer le ha robado a la noche, iluminando con dulce ímpetu las gotas que se deslizan de las nubes, dejándose caer sobre esos extrañas criaturas que algunos podrían llamar personas pero que a veces tan sólo parecen animales, pues ni tan siquiera son capaces de ver la maravillosa belleza del espectáculo natural que a su alrededor está teniendo lugar. Las somnolientas gotas de agua caen, perezosas y juguetonas, limpiando con su brillante pureza ese tan preciado aire helado al que nosotros tan poco valor le damos y sin darnos cuenta ensuciamos. Los paraguas salen del exilio e invaden las calles, rememorando el idilio que desde hace meses no mantienen, elaborando una danza que a vista de pájaro hasta puede resultar hermosa. Negros o rojos, grises o azules. Pequeños o grandes, plegables o no, su función continúa siendo la misma: escondernos. Escondernos ¿de qué? Y sobre todo, ¿para qué? No es nada más que agua, no es nada menos que agua. ¡Salgamos corriendo! ¡Escondámonos huyendo! Tan sólo imaginarnos la sensación del agua recorriendo nuestra ropa, nuestro pelo, nuestra piel, nos resulta incómoda, un estorbo que empaña la bonita imagen de perfecta belleza física que hemos creado antes de exponernos al mundo, tan superficial y artificial que en realidad lo único que logra es hacernos perder. Nos perdemos esas pequeñas cosas que nuestra vista deslumbrada y desenfocada no consigue captar a la primera, ocasión fundamental en que tratamos de entender el mundo y fusionarnos con él como inmensas partes del pequeño todo. Como el brillo opaco de una hoja que gira al caer, empujada por el peso de las diminutas gotas de agua que a ella se pegan en el vertiginoso descenso. Como la agilidad mercúrica con que el gato limpia su pelaje mojado; imperturbable el aristocrático porte del que se sabe cazador perfecto, indiferente la mirada de esos verdes ojos rasgados que todo lo ven pero a los que nada parece importar o tan siquiera interesar.

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Como la alegría jubilosa, desbordante, con que el niño salta un charco, aún inmune su límpida mente de cristal a los dogmas y creencias que empañan esa sociedad a la que pertenece. Como la insospechadamente agradable sensación de ver el agua recorriendo nuestra piel, jugando a sentir. Somos más que nuestros sentidos, mucho más, pero la limitación del alcance de nuestra percepción demostrable viene dada por ellos y el uso que les demos. Así, la vista es el más importante de los cinco, en el que más confiamos y aquel que más nos ayuda a interpretar nuestro entorno, pero ¿qué hay de los demás? ¿Por qué no los tenemos tan en cuenta? ¿Acaso no es igual de importante poder paladear una taza de chocolate caliente en una fría tarde de invierno, arropada con una suave y pesada manta, mientras observas el fuego danzar, encerrado y atrapado por unas fuertes barreras de piedra que con calmada desesperación trata de eludir? ¿Acaso no es igual de importante el aroma desprendido por una flor de selas, que inunda las calles en los albores de la estridente primavera? ¿Acaso no es igual de importante la sensación que en el cuerpo provoca esa melodía que colma tus oídos, sentada en la barra del bar, embelesada, haciéndote sentir los escalofríos que por lo general tan sólo el roce de su mano provoca en tu cuerpo, recorriendo cada una de tus marcas y lunares, abrazando con fuerza tu alma desnuda? Y es que cuando hablamos de sentir… Puede ser algo tan simple como una caricia o tan complejo como una sonrisa; tan efímero como una mirada o tan duradero como una promesa. Puede ser tan espontáneo como un abrazo o tan controlado como un beso; tan ardiente como el hielo o tan frío como el fuego. Tú, y sólo tú, decides cuál es tu objetivo y cómo quieres conseguirlo, pues el camino también marca tu destino y a nadie más requieres a la hora de seguirlo. Yo ya he escogido y tan sólo me queda decir que ni quiero ni puedo perderme nada, porque en eso deseo poder basar mi existencia: en vivir descubriendo, en descubrir viviendo. Cierro los ojos. Y sonrío.

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Pasas Rellenas de Arena Al llegar allí todo era blanco, como un estallido ciego en el que despiertan los seres que llegan de la nada. Podía sentir arena bajo mis pies que se fue dibujando en mis ojos cuando se acostumbraron a la luz. Era una playa. No había nada más que eso. Al principio me quedaba al lado de la orilla, dejando que las olas me tocaran y se fuesen constantes, como respirando, pero me empecé a meter. El agua se hacía profunda a los pocos pasos y en un momento dejó de haber tierra. Había una franja abismal que se perdía en la oscuridad de sus sombras. Me daba miedo. Todo era desértico. No había ni vegetación, ni peces, ni nada. Sin embargo, algo resplandeció entre las rocas y dejé de lado el miedo de mi soledad para recogerlo. A pleno pulmón buceé y rescaté el objeto. Era un reloj de arena que no funcionaba. Lo llevé a la superficie y lo examiné aún más. Estaba lleno de polvo de oro y por eso brillaba tanto. Hice más inmersiones y me encontré con más objetos que iba almacenando en la arena: una horquilla, una lámpara, un mechero que tenía aspecto de diente, un tarro de pasas… La superficie se iba haciendo más y más caótica, pero yo necesitaba sacar más y más objetos, examinarlos y soltarlos. A veces al caminar por la playa me encontraba con objetos sacados hace ya mucho tiempo y los volvía a examinar, encontrándoles más detalles. Un día rescaté una botella que tenía una nota dentro: “Estás muerto, y aún así quieres olvidarlo.” Me cabreé y rompí la nota en pedazos, y la botella la tiré fuerte contra unas rocas. No volví a adentrarme ese día al mar, sólo caminé por el borde de la orilla. Me encontré con una caracola y me la puse en el oído, pero no oía nada porque el mar tapaba todo el ruido que pudiera hacer. La dejé caer al suelo y me tumbé sobre la arena. Quería descansar, pero me lo impedía mi respiración. Sonaba y no me dejaba tranquilo. Y luego el ruido del corazón estaba ahí, dentro de mí, y no lo sentía mío. Me estoy volviendo loco. Me estoy volviendo loco. Y toda esta realidad tan absurda me pone más histérico. Tengo que dejar de ver y volverme ciego. Tengo que dejar de ver. Trato de ver con las manos, en vez de con los ojos, con las manos, y no hay ni negro, ni oscuridad, ni nada. Y trato de ver con la parte de detrás de la cabeza, y salen todas mis ideas estalladas en la nada. Ya no me fijo en los objetos, solo paso por ellos, sin tratar de llamarlos, solo pasando, sin reposar. Pasar y estar, no apoderarme. Al día siguiente el mar amaneció plano y no se movía. Era como una hoja de plata. No quise entrar al mar. Volví a dar paseos y me encontré con la caracola de ayer. Me la puse en el oído y sonaba. El mar está muerto. Aún resuena en las caracolas. -¡El mar está muerto!-grito tirando la caracola al mar. El mar está muerto. Y toda esta realidad está muerta. La he creado yo y se muere porque estoy muerto. Estoy muerto, aunque los latidos me susurren que estoy vivo, estoy muerto. Solo soy un objeto perdido que tengo que encontrar.

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Por L


Miradas Hay miradas de paso que evitan preguntas y flotan, sin romper las burbujas de otros ojos, sin tocar fondo jamás. Hay miradas cargadas de carne que piden permiso para imantarse miradas que gotean sangre y azúcar. Hay miradas hambrientas de espejos otras sedientas de espejismos miradas siempre tibias, que de tanto dormir caducaron. Hay miradas para chapotear en ellas un rato hasta que se te arruguen los dedos y te des cuenta que terminó el verano, y ya tienes frio. Pero hay otras miradas. Hay otras miradas en las que la marea te arrastra hasta dormirte hasta quitarte la ropa y la orientación, miradas para hundirse sin coger aire, siguiendo destellos, buscando naufragar eternamente sin hacer pie. Hay miradas que incitan al suicidio en sus balcones de la mano de sus flores más bonitas son miradas que no saben volar y aun así enseñan a aterrizar.

Por AA Octubre-Noviembre

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En la Búsqueda Quiero poder flotar como los niños atravesar el ruido y los escombros riendo y existir inabarcable, como hacen ellos. Quiero poder difuminar los mapas de humo que dibujo sin querer al mirarte, y abandonar las anclas en el oasis para siempre. Quiero poder flotar como los niños y creerme mortal al rozar el suelo pero no sé si sigo teniendo alas hasta que peso demasiado para abrirlas. Quiero matar al lobo que duerme en mis tripas sin matar al jilguero que duerme en las suyas. Quiero poder flotar como los niños gritar que nunca fue precaución sino vértigo. Pero no puedo. Sólo puedo rezar por que alguien derrumbe las paredes de mi laberinto y rescate todas las cuerdas que quemé, por hacerle el boca a boca a cada segundo de ayer y asfixiar a cada minuto de mañana.

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Coplas etsiieñas Recuerde el alma dormida Avive el seso y despierte Contemplando Como se pasa en la Etsii Como se esfuma la suerte Tan callando Cuán presto se va el placer Cuando, después del fiestón, Da dolor Cuando, al abrir el Webmail, La nota de la revisión Es peor Nuestras vidas son los ríos Que van a dar en la mar Que es materiales Allí van los señoríos Derechos a no acabar Industriales Mas todo termina bien Eso tenlo por seguro Y asimilado Y si no termina bien Es que aún está maduro No ha acabado

Por Mzeiro

Héroes El mar se vuelve rojo con pateras fantasmas que cuelgan calaveras negras de petróleo. Una cerilla desata el fuego en un mar de lágrimas sangrientas. Arden las banderas en la orilla, muertos. Un niño dormido bajo las estrellas sueña con tierras perdidas y ahogadas en odio. La madre Tierra llena de caricias su cuerpo desnudo. Hijo dormido, canta. Salva a tu madre que llena de horror y bombas se pudre entre muertes. A balas de estampidas gritan los últimos hombres que luchan por aferrarse a la vida. Hijo dormido salva a tus hermanos. Si sientes miedo cámbialo por rabia. Si mueres de dolor te llevaré entre mis brazos a los sueños de los verdaderos dioses que jugaron a ser libres entre barrotes de odio y telas pintadas.

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Por L

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Tarde

Yo me lanzo tarde y sin paracaídas, cuando lo que sentía por tí ha cambiado más que las fases de la luna. Miren, que salto y caigo y no recuerdo los motivos ni me interesa saber, sólo quiero aprender de tus fallos, de los míos, de que quererte bien es buscarte menos y juntarnos más. Que me quieras como yo lo hice un tiempo, no servirá si no vivimos en el mismo momento. Pero te tengo, amiga como el Sol que no defrauda en su espectáculo nocturno y el baile de mis dedos en tu espalda, creando del masaje un mapa de tus lunares y tus huesos, tus bonitos detalles, tu marca de nacimiento, señas de vida y riesgos. Son huellas de tus saltos y caídas que ahora veo con mis propias manos. Entiende que me enamore como tú lo hiciste alguna vez, que no puedo elegir el mapa que acarician mis dedos, y esta vez es tu espalda, tu pecho, tu boca, esta vez son tus ojos los que me señalan el Norte.

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Amor se llama Poesía Solo he conocido el amor en tus palabras. Solo he conocido el dolor en tus silencios. Y solo he conocido la poesía el día en que una gota fría recorrió mi espalda al ver la silueta de tu cuerpo al desnudo.

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