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Un presente de inspiración

BETHEL: UNA IGLESIA VIVA

Durante un período de 53 años, el pastor de la Iglesia Manuel Martínez Garibay mantuvo un liderazgo continuo, acompañado por jóvenes que respondieron al llamado de Dios para servirle. Con el paso del tiempo, algunos de estos jóvenes han dejado Bethel para asumir la dirección de otras Iglesias.

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A partir del 44° aniversario de organización, el pastor formó el Equipo Pastoral, con el propósito de que, a su tiempo, algunos de ellos fueran ordenados al Ministerio Pastoral. A la fecha sirve al Señor con miembros que, siendo algunos profesionistas, tienen el llamamiento de Dios. Cada uno de los integrantes tiene a su cargo un ministerio, reuniéndose una tarde al mes por 5 horas, para ver por la marcha de la Iglesia. Entre sus tareas de cuidado pastoral hacia la gente, tienen una tarea específica establecida en la Escritura: “Adiestrar a los santos para la obra del ministerio, además de orar por los trabajos, problemas y necesidades”. En el tiempo en el que este equipo se formó, estaba integrado por los hermanos C.P. Felipe Alvarado Malpica, Ing. Jaime Priego Rosique, C.P. José Luis Sosa Godina y el Hno. Ramiro Gómez Pérez.

Ordenaci N

El pastor Manuel Martínez Garibay se dedicó a orar para discernir quién sería el ministro que se ofrecería voluntariamente y sería ordenado como pastor. Finalmente, recibió una respuesta y la confirmación de que el hermano Ramiro Gómez lideraría la misión Oasis de Vida en la Sierra de Puebla, mientras que el hermano

Jaime Priego se trasladaría a Querétaro debido a asuntos laborales. El hermano Felipe Alvarado continuaría apoyando en la misión de Coacalco y en la Iglesia en Clavería. Sin embargo, solo una mano se levantó en señal de disposición y valentía; fue la del hermano José Luis Sosa Godina, quien expresó con determinación: “Heme aquí, envíame a mí”. Esta respuesta se convirtió en la confirmación del Señor a las fervientes oraciones del pastor Manuel Martínez. El 18 de junio de 2017, José Luis Sosa Godina fue ordenado como pastor de la Iglesia Bautista Bethel.

Así, durante seis años, el pastor José Luis Sosa, dirigido por el Espíritu Santo, y bajo la guía y apoyo del pastor interino Manuel Martínez, ha coordinado el plan de trabajo año con año de la Iglesia.

En la Iglesia, todos compartimos una responsabilidad otorgada por el Espíritu Santo desde que fuimos llamados a Él. Este llamado personal nos brinda certeza y seguridad acerca de quiénes somos y para qué fuimos llamados.

Fuimos llamados a la salvación y reconocemos que Él nos ha hecho sus hijos, prometiendo nunca apartarse de nosotros, incluso si somos infieles, pues Él permanece fiel. Además, Dios nos ha colocado en su iglesia local con un propósito específico: ministrar en ella. Cada miembro es un ministro de la Iglesia.

La Iglesia trabajando conforme a dones y ministerios

Durante estos seis años, nuestra Iglesia ha permanecido con una estructura tradicional en la cual trabajamos. Sin embargo, hemos llegado a comprender que Dios tiene para su Iglesia una organización distinta, no basada en estructuras humanas, sino en las funciones que el Espíritu

Santo nos concede a través de los dones espirituales. Esto nos da la certeza de que podemos avanzar con éxito.

Es por esto que cada miembro es capacitado para servir en la función específica que Dios le ha asignado en la Iglesia, siguiendo la metáfora del cuerpo humano: “Todos los miembros son necesarios y en la Iglesia contamos con todos los recursos necesarios para cumplir el plan de Dios”.

La Iglesia se mantiene a través de varios ministerios en los que los miembros participan en su trabajo y actividades. En Bethel, los ministerios son apoyados por programas de trabajo dirigidos por codirectores.

En la Iglesia no hay improvisaciones, y cuando las hay vemos fracasos o resultados mediocres, lo cual está reñido con la Iglesia de un Cristo victorioso, que nos llama a ser más que vencedores.

Desde sus inicios, la Iglesia ha tenido planes de trabajo de seis, ocho o hasta diez años, lo que nos permite conocer el camino a seguir y hacer una evaluación imperfecta de los resultados de una manera real y no solo subjetiva.

Todavía tenemos un largo camino por recorrer, estamos en un proceso, pero ya estamos en un camino sólido para lograr la meta que nos propusimos para este año: que toda la Iglesia, incluidos todos los miembros, estén comprometidos con el plan de Dios y trabajemos juntos para cumplirlo.

Como bien sabemos, la medida de crecimiento de la Iglesia, la marca el Perfil Mínimo de cada miembro activo. Este perfil es conocido y se ha mantenido a la fecha bajo los siguientes parámetros:

• Asistir por lo menos a 80% de los cultos y clases de la Iglesia.

• Ser fiel ofrendador, separando, por lo menos, el diezmo de lo que Dios le dé, trayéndolo al alfolí.

• Descubrir sus dones espirituales, capacitándose para servir al Señor en la Iglesia.

• Ser co-director en un Programa de trabajo de uno de los ministerios durante el año.

• Ganar para Jesucristo a una persona nueva, discipulándole hasta que viva una vida en Cristo y gane a otra persona.

Bajo este perfil, la Iglesia trabajaría con el número de ministros que son igual al número de miembros en la Iglesia. Sin duda vemos una Iglesia cambiante, ya que los preparados pronto se van a organizar otras iglesias o misiones, lo cual requiere que se continúe con la capacitación de otros más y proseguir en el blanco.

El Plan de Trabajo de la Iglesia contempla perfiles para cada miembro, cualquiera que sea su función. Todos tenemos un perfil que mantener y buscar llenar en sus respectivas áreas: Ser, Conocer y Hacer, ya que de esta forma somos más eficientes para el Señor.

Tiempo De Pandemia

Pastor Jose

Luis Sosa Godina

Desde diciembre del 2019 escuchábamos de una rara enfermedad en las noticias. China era en ese momento el foco de esto y conforme pasaban las semanas obteníamos más información sobre cómo avanzaban los contagios en otros países. En marzo del 2020 finalmente las autoridades de salud nos mandaron a cuarentena, por lo menos hasta regresar de vacaciones de Semana Santa.

Tuvimos nuestro último culto presencial el 15 de marzo. Un día antes, el 14, habíamos tenido un evento con Irving Nost. Fue increíble que para el 22 de marzo iniciábamos cultos virtuales. En su momento pensamos que eso era un tema de unas semanas, sin saber que recién comenzábamos una pandemia que finalmente duraría dos años y medio, y que, a la fecha, no ha terminado completamente.

Ha llegado el momento de entregar cuentas. Y yo como pastor no soy la excepción. Todos estamos o debemos estar bajo autoridad, y esta Iglesia es la autoridad a quienes debo este informe.

Sé que su amor por mí los hará ser menos severos, pero les pido que sean objetivos y que, si algo de mi informe les causa dudas o si desean aclaraciones, se acerquen a mí y con mucho gusto platicamos hasta que estas se disipen.

Todo el tiempo de la pandemia fueron días tristes y alegres, duros, difíciles, hasta cómicos; lloramos, reímos y créame que más de una noche fue de insomnio por la preocupación por la Iglesia.

Cuando recién iniciaba, la incertidumbre nos hacía suponer muchas cosas, todas ellas a la postre equivocadas.

La confusión era mucha y no nos permitía planificar correctamente, así que decidimos establecer prioridades basadas en principios que nos permitieran tener un rumbo que, si bien en el momento no era claro, por lo menos sí pretendía que estuviera basado en la Biblia, y estas fueron esas prioridades:

1.- Que no se detuviera la adoración y comunión. Teníamos claro que sería complicado continuar con la adoración a nuestro Dios, pero se podían tener cultos aun sin tecnología, pues siempre los cristianos a través de los siglos han adorado en secreto o en las casas, en épocas de intensa persecución. Con esta convicción, hicimos todo lo pertinente para que siguieran los cultos, las clases, el discipulado, etc.

2.- Cuidar la salud de los hermanos. Esta fue también una prioridad muy importante, ya que entendimos que algunos hermanos enfermarían y debíamos estar al pendiente de suplir alguna necesidad especial en este sentido. Gracias a Dios, los enfermos fueron pocos y con cada uno estuvimos al pendiente en caso de tener que intervenir para ayudar de manera inmediata.

3.- Ningún necesitado en la Iglesia. Nos imaginamos que habría problemas económicos, ya que el cierre de negocios provocaría pérdida de empleos e incluso reducción de salarios. Por ello, nos propusimos tener 50 despensas disponibles, para posibles contingencias con los hermanos de la Iglesia. Esto se logró y fue de mucha ayuda, ya que pudimos bendecir aun a otras iglesias y a hermanos de otras congregaciones.

Gracias a Dios, el poner estas prioridades como foco de actuación nos permitió servir y, sobre todo, cuidar mejor a la Iglesia, ya que percibíamos estos puntos como cruciales para que no hubiera más complicaciones de las que ya de por sí había, al estar en medio de una pandemia y de una cuarentena.

Seguro es que se cometieron errores durante estos dos años y medio, yo mismo puedo mencionar algunos, como perder de vista a algunos hermanos, no tener un seguimiento puntual, no ser más duro con los cuidados de salud de algunos hermanos, y así puedo seguir. Asumo cada error cometido y les pido perdón por ello.

Cada error cometido fue completamente mi responsabilidad, y fue por el desconocimiento del momento o de las circunstancias, nunca fue por haber actuado de mala fe o con la intención de dañar a la Iglesia; ese consuelo me queda.

Usted verá en cada informe lo que se hizo y los resultados obtenidos. Pudieron ser más resultados y mejores, tal vez; lo cierto es que se trabajó con todo el amor y la entrega completa a nuestro Dios, por parte mía y de la oficina de la Iglesia.

Pronto cumpliremos 60 años, y la decisión ha sido que, durante este tiempo, trabajaremos bajo un plan emergente que ya estaba listo para darle el banderazo. Pronto habrá más pastores ordenados y yo solo seré uno más entre otros, así que seguro los próximos informes serán no míos sino de un grupo de pastores con igual consagración y autoridad.

Para nuestro aniversario 60 tendremos el Plan Bethel 2030 y seguro un bosquejo del Plan Bethel 2050. Y siempre los pastores debemos estar bajo la autoridad de la iglesia, así es el modelo de Dios y así seguirá siendo en Bethel. Uno o un equipo, siempre estaremos bajo la autoridad de la Iglesia.

Finalmente, le pido que me ayude con esto: si usted sintió que durante este período de pandemia en algún momento fui duro, indiferente, descortés o simplemente cree que le debo una disculpa, perdóneme o dígamelo para pedirle perdón personalmente.

Lea este informe y, cualquier duda que tenga, en la oficina tenemos todos los datos o yo personalmente le puedo aclarar lo que desee saber.

Finalmente, súmese al ministerio de Cristo. Hay un lugar para usted en esta Iglesia y sus dones los necesitamos para alcanzar al mundo que cada día se pierde.

Un Vistazo Del Presente

Pastor Manuel Martínez Garibay

Cuando contemplamos desde el presente el pasado de nuestra Iglesia, no podemos más que dar gracias a Dios porque él ha sido maravilloso y, a pesar de nuestra negligencia, a pesar de nuestros errores, a pesar de nuestro pecado, nos ha manifestado siempre su amor y su misericordia. Así podemos ver que el cumplimiento de las promesas del Señor no se hacen esperar: “Seré contigo todos los días hasta el fin del mundo”. Y esta ha sido la experiencia de Bethel, un pasado de inspiración, no por lo que somos nosotros, sino por lo que la Iglesia es en Dios; no por lo que somos cada uno en la Iglesia o por lo que hayamos sido, sino por lo que es Dios en nosotros. Aunque nosotros seamos infieles, Él permanece fiel. Y así podemos ver en el pasado cómo Dios obró, cómo nos fue llevando de la mano, cómo Dios nos llevó paso a paso hasta ver cristalizados los proyectos y los planes que Dios nos había dado. Fueron planes que crearon un pasado de inspiración, un presente de acción porque son actuales y un futuro de victoria porque sabemos que en Dios somos más que vencedores. Y sabemos que hasta ahora Él ha sido misericordioso y nos ha guiado.

¿Qué podemos decir del pasado?

Es evidente en los frutos en la vida de cada creyente a través de la manifestación del poder de Dios, pues son vidas que, de haber estado perdidas, hoy están a los pies del Señor. Son vidas que han salido de nuestra Iglesia para formar una nueva iglesia o para irse a otra, y Dios los ha guiado y los sigue guiando. Son vidas en las que hemos visto la mano de Dios. Cuando parece que la tempestad llega, siempre está nuestro Señor: “No temas, yo te levantaré. No temas ni desmayes, yo seré tu Dios”. Y cuando hemos dejado que Dios actúe, hemos podido ver sus grandes bendiciones. Cuando pensamos “bueno, pero eso fue un pasado”, es cierto, pero fue un pasado que nos inspira a vivir un presente de acción, un presente en el cual no podemos tener las manos cruzadas, sino que tenemos que seguir adelante y ver que el Dios de los cielos nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos.

En la historia de la iglesia hemos podido ver la mano milagrosa y poderosa de Dios. En la historia de la iglesia hemos visto el cumplimiento de las promesas del Señor. En la historia hemos visto cómo Dios se ha manifestado aún en contra de nosotros mismos para hacer su voluntad, y esto es lo que nos llena de gozo y de satisfacción, lo que nos llena de poder y nos permite saber que tenemos un Dios vencedor, un Dios triunfador.

¿Qué esperamos en los próximos años?

Dios nos ha permitido tener 60 años como iglesia, 60 años que han sido día en día de victoria y de triunfo. ¿Pero qué esperamos en el futuro? Después de la pandemia hubo mucha gente que murió, otros más que se fueron de la ciudad y otros más que se alejaron del Señor, pero damos gracias a Dios porque Él permanece fiel a nosotros y nos tiene en sus manos.

Cuando pensamos en el futuro, podemos pensar en el presente, un presente de acción con menos gente que antes, pero podemos ver que Dios sigue obrando. Vemos almas nuevas que se entregan a Cristo, familias enteras que se reconcilian o vidas que se entregan al Señor para servirle en todo momento.

Siempre hemos pensado en la bendición de Dios en las vidas que sirven al Señor en el ministerio, pero aun en la pandemia o en los problemas el allanamiento de Dios ha sido fiel al haber encontrado eco en corazones que le están sirviendo.

¿Qué esperamos para el futuro? Esta es la pregunta que siempre se hace la gente, pero sabemos que en Dios somos más que vencedores. En Dios somos triunfadores y en las manos de Dios nada ni nadie nos puede apartar del amor suyo. Por eso es que la Iglesia, antes de cumplir 60 años, se ha dado a la tarea de revisar lo que ha hecho, errores, fallas, muchas, pero el perdón de Dios ha estado para con nosotros. Y ahora nos queda un presente de acción, un presente en el cual celebramos 60 años de vida como Iglesia, un presente en el cual esperamos que el Señor siga bendiciéndonos, pero también un presente de acción en donde esperamos ocupar el lugar que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Dios ha sido misericordioso y nos ha amado sobremanera. Dios ha sido misericordioso y nos sigue amando. Dios ha sido misericordioso y nos seguirá amando.

Tenemos momentos de confusión a veces, cuando hemos tenido que pensar: ¿qué estamos haciendo? ¿Cómo lo estamos haciendo? ¿Es esta la voluntad de Dios? O tenemos que decir: ¿qué pasa, Señor? ¿Por qué, por más que hacemos, no tenemos respuesta? Pero “estad quieto y conoced que yo soy Dios”, dice el Señor. Vemos un futuro maravilloso para Bethel, maravilloso no por lo que logre adquirir sino por lo que logre tener: vidas entregadas a Él, familias consagradas a Él, jóvenes y señoritas que sirvan al Señor de tiempo completo y que puedan decir: “Heme aquí, Señor, envíame a mí”.

Tenemos gracias a Dios un futuro provisorio, un futuro en victoria que no está basado en nuestra capacidad ni en nuestro esfuerzo, sino que está basado en la persona de Cristo, que nos dice que “en Cristo somos más que vencedores”. Eso es lo que Pablo podía decir y lo que podemos expresar hasta este momento: “Con Cristo somos más que vencedores”. Por eso esperamos un futuro de triunfo y victoria. Que los éxitos que se han dado hasta ahora se consoliden y que los éxitos que Dios nos dé en el futuro puedan crecer.

Cuando miramos casi 60 años de la Iglesia funcionando, podemos ver que la mano de Dios ha sido misericordiosa, pero aun así podemos ver que nos falta mucho, que nos faltó mucho por hacer, y esperamos en Dios que ese futuro que tenemos antes de llegar al centenario de la Iglesia pueda verse coronado con triunfos y goces que nunca hemos tenido.

Es para mí un gozo el poder pensar en 100 años. Aun cuando no los podamos ver, podemos ver que Dios me ha permitido tener 60 años con la Iglesia organizada y poder ver que, a pesar de que ya las fuerzas muchas veces fallan en muchos aspectos, tenemos siempre un Dios que nunca nos falla y que nos dice: “Todo lo puedes en Cristo que te fortalece”. También tenemos al apóstol Pablo diciéndonos: “Todo lo que hagas prosperará, en todo serás bendecido”. Recordemos esto y esperamos en Dios que usted dé gracias al Señor por un año más de vida de nuestra Iglesia y que usted pueda también, como nosotros, unirse al gozo de los creyentes al ganar almas para Él, haciendo la voluntad de Dios en un México que necesita de Cristo, en un México que necesita del amor de Dios.

Que Dios les bendiga. Es mi anhelo y mi oración diaria por los días que Dios me conceda de vida todavía.

Un Futuro De Victoria

Pastor Jose Luis Sosa Godina

En los últimos años, he conocido a algunos hermanos en Cristo de otras confesiones, y lo que más ha llamado mi atención es la claridad que tienen de cómo deben ser las iglesias, qué deben predicar, cómo lo deben hacer, qué enseñar, etc.

Me da la impresión de que esperan que todas las iglesias sean iguales. Gracias a Dios, esto no debe ser así y la evidencia bíblica así lo establece. Pablo le escribió a siete iglesias, cada una de ellas completamente diferente a las otras seis. Cristo también les mandó mensajes a siete iglesias y de la misma forma cada una era diferente entre ellas, con sus aciertos y errores, virtudes y pecados. Cada iglesia es única y hay tantos tipos de iglesias como iglesias existen. Bendito sea nuestro Dios que le gusta la auténtica diversidad. Bethel no podría ser la excepción. Somos una iglesia única, ni mejor, ni peor. Simplemente única porque así es nuestro magnífico Dios. Y cuando hablo de único, no es desde un punto de vista altivo o soberbio; simplemente, diferente a otras. Hemos sido bendecidos de forma única y nuestra historia así lo evidencia. Sin ser especiales, Dios nos ha llevado por caminos de bendición que se iniciaron con el pastor que Él levantó aquí. No podemos separar las bendiciones del don que Dios nos dio, llamado Manuel Martínez Garibay. Un siervo que con su ejemplo nos ha enseñado lo que es poner a Dios en primer lugar, confiar en Dios, tener fe y en todo caso a trabajar en la obra de Dios. Gracias a Dios por la vida de nuestro pastor.

Ahora bien, ¿cómo saber qué nos hace únicos, sin ser presuntuosos? En una ocasión participé en una dinámica para redactar la misión de mi negocio. En esta, contestamos una pregunta que me parece muy poderosa: ¿cómo sería este mundo si tu negocio no existiera? Ahora me hago la misma pregunta: ¿cómo sería este mundo si Bethel no existiera? Tengo claro que Dios logra sus planes con o sin nosotros y Él ha decidido usarnos para ellos, así que responderé esta pregunta desde mi propia perspectiva y espero ser la voz de muchos hermanos míos.

Mi madre, que era una atea convencida y militante, conoció a Cristo en 1978, justo cuando yo cumpliría 10 años. Lo conoció en una pequeña iglesia (en ese entonces) llamada Berea, salida de Bethel. Por los esfuerzos misioneros de esta maravillosa iglesia, como familia conocimos a Cristo. Y todo fue bendición desde entonces y hasta hoy. Incluso, Dios me llamó a ser pastor en Bethel, algo que no podía ser ni en mis sueños más esquizofrénicos.

Pensar que Bethel no existiera me hace sentir la gran responsabilidad que tenemos de cumplir la misión que Dios tiene para nosotros. ¿Cuántos creerán? ¿Cuántos serán bendecidos? ¿Cómo hacemos la diferencia en la vida de otros? ¿Cuántos llamaría Dios al servicio? Al reflexionar de esta forma solo pedimos una cosa a nuestro Dios: ser fieles, incluso hasta la muerte. Bethel ha sido una iglesia que siempre ha seguido a Jesús, de ahí nuestro eslogan: “La gente que sigue a Jesús”. Con errores y con fallas, pero siempre siguiendo a nuestro Salvador.

Y ahora que podemos alzar los ojos y ver al futuro de Bethel, sólo podemos aferrarnos a la misma visión que hemos tenido por toda nuestra vida como iglesia: “Puestos los ojos en Jesús”.

Durante 60 (sesenta) años, Bethel ha sido una iglesia muy bendecida. En cada plan, en cada acción, en cada paso. Hemos visto la mano poderosa de Dios sosteniendo a esta iglesia que tanto amamos. El poder de nuestro Creador ha sido fuerte en el trabajo misionero, en el colegio, en el campamento, en la organización de iglesias. Pero, sobre todo, hemos visto ese poder al usarnos (gente común, pecadores, llenos de problemas y defectos) para hacer maravillas, sin ningún mérito, solo dependiendo del Señor.

Todo este año hemos contado las maravillas que Dios ha hecho en Bethel y hemos visto cómo desde el principio ha usado a personas comunes para alcanzar la visión que nos dio. La visión de nuestro Señor Jesucristo es clara: “Id y haced discípulos a todas las naciones”.

Esta visión nunca cambia. Es siempre nuestra misión como iglesia alcanzarla. ¿Pero cómo lo vamos a hacer? Dios le dio la visión a Moisés de conquistar la tierra prometida, pero usó a Josué para las batallas diarias. Así, Dios nos ha encomendado el ministerio de la reconciliación pero ha dado una visión clara a nuestra iglesia, a través de nuestro pastor, de cómo alcanzar al mundo para Cristo y conquistarlo con el evangelio.

La pregunta es: ¿tú te sumarás a esta visión, hermano? ¿Formarás parte de ella? ¿Serás un soldado en la conquista del mundo para Cristo? ¿O solo serás un espectador que aplaude o que abuchea? ¿Tomarás el arma para la batalla o tomarás asiento en la comodidad del templo? En este aniversario y después de pasar por una pandemia, como iglesia, hemos decidido lanzarnos a alcanzar mayores victorias en el nombre de nuestro Dios.

Sin miedo, sin dudas, con una confianza absoluta en Dios y en su Palabra. Y, como siempre, gente incapaz, con problemas, sin recursos, pero con una dependencia absoluta en el Dios que nos salvó. En los próximos años, con la bendición de Dios, organizaremos 100 iglesias; iniciaremos una agencia misionera internacional; organizaremos un orfanato, un hogar de retiro para ancianos y para pastores, la universidad, una fundación de ayuda, una fundación que otorgue becas, así como el Instituto Ministerial para preparar misioneros y pastores, pero, sobre todo esto, una gran cosecha de almas. Gente que venga a Cristo rendida para adorarle y para servirle.

Y todo esto será posible fundamentado en cinco principios:

Uno. La Biblia como única regla de fe y de práctica: la Biblia será nuestra guía y brújula de cada enseñanza, plan y acción en esta iglesia.

Dos. Discipulado personal: preparar a los hermanos para que cada día se parezcan más a Cristo.

Tres. Plan de enseñanza: un plan que nos equipe para trabajar y enfrentar con victoria los retos que se vienen.

Cuatro. Ministerio de cada creyente: para todos los miembros de esta iglesia “llevar la Palabra de Dios a la gente”.

Cinco. Planes pensados en la gente: un plan único con una estructura que se adapte a las personas y que supla las necesidades de cada miembro.

Hermano, ¿estás listo para tomar tu espada y conquistar este mundo con el evangelio? Si es así, alístate como soldado para las batallas que vienen y súmate.

Tenemos un gran camino y trabajo por delante, y es posible que en algún momento nos abrume la tarea, o la veamos imposible, pero, así como Josué animó al pueblo a entrar a la tierra prometida, así nuestro Josué, Jesús, nos anima a seguir adelante aunque veamos los gigantes que están delante. Él ya ganó la guerra; solo nos toca tomar la tierra.

¡ADELANTE, HERMANOS, HACIA LA VICTORIA EN CRISTO!

Que Dios nos bendiga.

Su pastor Jose Luis Sosa G.

Una Perspectiva Para Los Pr Ximos 10 A Os

En nombre de Cristo nos lanzamos por fe sabiendo que seremos vencedores en todo lo que emprendamos. Hasta aquí nos ayudó Jehová.

“Emprended grandes cosas para Dios, esperar grandes cosas de Dios.”

Con la experiencia de haber andado con Jesús y constatar a través de casi 30 años su poder, bondad, amor y poder de Dios, nos lanzamos a seguir caminando de la mano del Señor en el futuro, realizando proezas en su nombre. Tenemos un pasado de inspiración, un presente de acción y por fe tendremos un futuro de mayores triunfos.

Pastores en la iglesia

Manuel Martínez Garibay Pastor Emérito

C.P. José Luis Sosa Godina Pastor Ordenado

C.P. Felipe Alvarado Malpica Pastores asociados

Lic. Carlos Rodríguez Brito Pastores asociados

Lic. Ramiro Gómez Pérez Pastor Misionero Metas de nuestro Plan 2030 “La Gran Comisión”

1. HACED DISCÍPULOS. Bautizándolos 250

· (Jerusalén) Trabajar suturando la zona Claveria

Meta: 100 Nuevos creyentes

2. JUDEA. Misiones actuales

· Nuevas misiones Cd. De Mex. Amealco, Coacalco, Zumpango.

· Meta: 100 nuevos creyentes cada año.

3. SAMARIA. Campo misionero Náhuatl Puebla

· Centro comunitario: capacitación de 3 misioneros al año

· Dos nuevas misiones cada año.

· Construcción de una capilla por año.

4. HASTA LO ÚLTIMO DE LA TIERRA

· Campaña de oración y apoyo por medio oriente ofrenda especial, anual al matrimonio Russel y Noemi Savage.

5. ENSEÑÁNDOLES

· 300 alumnos inscritos tomando cursos Bethel.

· Creación de la escuela para padres.

· Curso reingeniería del matrimonio.

· Curso embajadores del Rey. Una graduación por año.

· Control de clases en misiones.

· Talleres en campamento diversos.

· Creación del Instituto Bíblico Bethel

6. ENTIDADES

Colegio David Livingstone

· Cambio de preparatoria vespertina a matutina

· Apertura de la Universidad Bautista. Campamento Bautista Bethel

· Anual: Celebración de evento Navidad en las Montañas

· Mantenimiento y mejoras constantes

· Oración, la iglesia orando 15hrs. Diariamente.

Todos los demás programas en el plan de trabajo 2030 serán entregados a cada miembro de la iglesia.

En el nombre de Cristo nos lanzamos por fe sabiendo que seremos vencedores en todo lo que emprendamos...

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