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HISTORIA DE LA IGLESIA Un pasado de inspiración

Miembros Fundadores

UN PASADO DE INSPIRACIÓN 1963-1981 (25 años)

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La Iglesia Bautista Bethel fue establecida el 29 de junio de 1963 como resultado del amor de Dios en la vida de un grupo de creyentes. Fue iniciada por la hermana Altagracia Colunga Vda. de Valdés, quien, con gran entusiasmo, involucró a su hija, la hermana Orelia Valdés de Mercado, en el trabajo misionero en una zona empobrecida. En sus primeros meses, Bethel funcionó como una misión de la Primera Iglesia Bautista de la Ciudad de México, y varias señoritas de la iglesia colaboraron cada domingo. Durante dieciocho meses, las hermanas Valdés y Mercado llevaron a cabo el trabajo, el cuidado, las visitas, el testimonio y el servicio en el nombre de Cristo.

El apoyo del Dr. Francisco Mercado fue fundamental, y Dios obró el milagro. Así nació Bethel como iglesia denominacional.

Desde ese momento, Bethel se convirtió en la decimosexta iglesia organizada en la Ciudad de México y comenzó su andar como tal. Sin embargo, lo más hermoso de Bethel no fueron sólo las bendiciones materiales recibidas, sino las personas: humildes, sencillas, muchas veces sin preparación académica, pero apasionadamente entregadas al Señor y a su servicio.

Hermanos y hermanas de todas las edades colaboraron generosamente con sus ofrendas y trabajaron arduamente con sus manos callosas, ya sea usando una pala, una brocha o un pico. Hombres y mujeres dedicaron sus rodillas a la oración constante por Bethel y su labor.

Durante veinticuatro años, Bethel creció en unidad, evitando pleitos, divisiones y contiendas. Si bien enfrentaron problemas y necesidades, siempre se mantuvieron unidos para regocijarse en los triunfos que Dios les otorgaba.

Bethel tiene un pasado inspirador que fue guiado por el Espíritu Santo a través de tres planes sexenales de trabajo. Aunque no todas las metas soñadas se cumplieron, estos planes llevaron a Bethel al lugar que ocupa en la actualidad.

Al recordar esos primeros veinticinco años (1963-1988), se pudo experimentar una alegría emocionada ante tanto amor de Dios y la entrega de los hermanos en Bethel.

Ahora, al contemplar el presente y el futuro, es necesario construir sobre el fundamento que es Cristo, no sólo en términos doctrinales, sino también viviendo y proclamando Su enseñanza en la vida de cada miembro. De esta manera, todos, sometidos a Dios y a su Iglesia, pueden ser de un mismo sentir, unidos en amor y dedicados con espíritu, alma y cuerpo para predicar al Señor que tanto nos ha amado.

UNA VISIÓN DE FE (1988)

Al celebrar nuestras “Bodas de Plata” con 25 años de dedicación a Dios, decidimos conmemorar este hito siguiendo la voluntad del Señor y trabajando unidos como Iglesia. Presentamos en oración nuestro Plan Operativo, “En Dios Haremos Proezas”.

Este plan era como un verdadero Plan de Batalla para nosotros. Aunque conscientes de su ambición, nos lanzamos a cumplir estas “proezas” confiando en el poder del Dios de los Ejércitos y buscando su gloria. Adoptamos lemas significativos, como “En Dios Haremos Proezas”, recordándonos que nuestra victoria no dependería de nuestras fuerzas, sino del poder del Espíritu Santo. También proclamamos “Vida en Cristo es Vida Nueva”, como lema evangelístico, y nos inspiramos con himnos como “Al Frente de la Lucha” y “Dios, Yo Quiero Ser Cristiano”, expresando nuestra entrega y dependencia total de Dios en medio de la oposición.

Con una fuerte convicción de que Dios estaba con nosotros, nos lanzamos a cumplir nuestro plan operativo, confiando en su dirección y poder para alcanzar las metas que nos habíamos propuesto. Buscar el engrandecimiento del reino de Dios en la tierra, por medio del cumplimiento fiel de la gran comisión:

“EN DIOS HAREMOS PROEZAS

La Iglesia Bautista Bethel, consciente de que Dios le ha dado un propósito perfecto e inmutable, de que le ha dotado de una organización perfecta —ni un recurso de más, ni uno de menos— y que Dios provee los dones necesarios en el momento necesario —ni antes ni después—, se lanzó a esa batalla de crecimiento. Batalla que sólo pudo entenderse en el nombre de Dios, que sólo pudo emprenderse en la gracia de nuestro Señor Jesucristo y que sólo pudo ganarse en el poder del Espíritu Santo.

BETHEL, MILAGROS DE DIOS DURANTE 60 AÑOS

"Nuestro Dios está en los cielos. Todo lo que quiso ha hecho". —Salmo 135:6

Cada año que pasa, se confirma más y más en la vida de la Iglesia Bautista Bethel que la misma no es otra sino la obra de Dios. Una obra de Dios que hace milagros, de un Dios que es el Todopoderoso y que se manifiesta por sus obras en la naturaleza, en la vida personal de cada creyente y muy en especial en la vida de su Iglesia.

Surgió de una pequeña misión y ha crecido, convirtiéndose en una iglesia evangelística con decisiones de fe y bautismos, una iglesia misionera que lleva el mensaje, y una iglesia que sirve y ayuda a los demás. Todo esto ha sido posible gracias a la soberanía de un Dios que hace milagros.

A través de la serie “Milagros de Dios”, se busca recordar los milagros que Dios ha hecho en Bethel, tanto en la vida espiritual como en la vida material de la Iglesia, reconociendo que Bethel es una obra de Dios sostenida y guiada por 60 años.

1963 Dios Nos Dio Nuestra Primera Capilla

Después de la organización de la Iglesia Bautista Bethel el 29 de junio de 1963, surgió la necesidad de adquirir un terreno y una capilla apropiada. A pesar de contar con un fondo de quince mil pesos, el costo superaba los sesenta mil. Con fe y determinación, la hermana Mercado emprendió la búsqueda de un lugar y encontró uno al otro lado de la calle, cuyo costo ascendía a cuarenta y cinco mil pesos. La iglesia confió en que Dios proveería los recursos necesarios y, tras múltiples trámites, faltaban treinta mil pesos. Con el generoso préstamo del Dr. Francisco Mercado y el esfuerzo sacrificado de los hermanos, lograron obtener la cantidad requerida y adquirir un terreno de trescientos metros cuadrados.

La adquisición del terreno fue motivo de gran felicidad y gratitud para la Iglesia Bautista Bethel. Reconocieron que su obra era un testimonio del poder y la provisión de Dios. A través de la fe y el esfuerzo conjunto, experimentaron el cumplimiento de su sueño y la manifestación de los milagros de Dios en sus vidas. La Iglesia Bautista Bethel encontró en este proceso una confirmación de su propósito y una prueba de la fidelidad divina en su caminar.

1964 Un Milagro M S En La Compra De Azcapotzalco 187

A pesar de las limitaciones financieras y la falta de recursos para emprender nuevos proyectos, el pastor reflexionaba sobre las posibilidades de crecimiento en el terreno actual. Sin embargo, un día, mientras caminaba hacia su casa, se detuvo frente a una antigua casa en venta en la Avenida Azcapotzalco número 187. El lugar parecía perfecto para la Iglesia Bethel, con amplios salones en tres pisos y un jardín.

El terreno medía 720 metros cuadrados y el último precio solicitado era de $235,000 pesos. Aunque el costo de esa propiedad parecía estar fuera de su alcance, el corazón del pastor se llenó de esperanza ante la posibilidad de hacer realidad ese sueño.

Decidieron vender el terreno actual de la iglesia, el cual valía $45,000 pesos, pero aún necesitaban reunir una gran cantidad de dinero. El pastor buscó préstamos y donaciones, mientras que la hermana Mercado buscaba donativos y ropa para vender. En dos meses lograron reunir $210,000 pesos, incluyendo la venta del terreno a un médico llamado Dr. Mercado, quien se los compró por un monto mayor. Además, recibieron un generoso donativo de la Junta de Misiones Foráneas de la Convención Bautista del Sur de E.U.A.

Sin embargo, cuando estaban a punto de adquirir la propiedad, recibieron la noticia de que debían pagar 20,000 pesos adicionales en impuestos y gastos notariales. A pesar de no tener los fondos necesarios, el pastor encontró una solución: vendió su automóvil, un Mustang, por el precio exacto que necesitaban. La iglesia luego reembolsó al pastor el dinero para comprar otro automóvil. Con gran alegría, esperaban ansiosos el día en que pudieran firmar las escrituras y tomar posesión de su nuevo templo.

1968 Dios Nos Da Un Hermoso Templo En Un A O

Después de sólo tres años de tener su hermoso templo, la Iglesia se embarcó en una nueva misión: construir un nuevo edificio para albergar a cuatrocientas personas. Aunque carecían de recursos y dinero, el pastor y los miembros de la congregación aceptaron el desafío como la voluntad de Dios y se pusieron manos a la obra. Con gran entusiasmo, comenzaron la construcción, obtuvieron los permisos necesarios y la Iglesia comenzó a ofrendar generosamente. Durante un año entero, las familias se sacrificaron comiendo sólo arroz y frijoles para contribuir con todo lo que podían.

Cada domingo, en el patio, se recolectaban botellas, periódicos, muebles y otros objetos donados por los miembros de la Iglesia. Además, recibieron donaciones de ropa usada que se arreglaba y vendía, y los retazos de tela se destinaban a la limpieza o se vendían a imprentas. El amor y el esfuerzo de los hermanos permitieron que la obra avanzara y se superaran los desafíos financieros.

Durante un año, la congregación se sacrificó, comiendo arroz y frijoles para ofrendar el dinero que habrían gastado en comida. Además, el pastor utilizó un terreno que tenía en La Presa, Estado de México, con cerdos para vender y destinar los ingresos a la construcción. Se obtuvieron donativos y préstamos, y todos los días hubo trabajo constante en el templo. Aunque faltaba dinero al finalizar, una familia prestó un órgano eléctrico y la familia Elizazarrás sacrificó su jubilación para completar los detalles. Ambos recibieron bendiciones, consiguiendo un nuevo hogar y viviendo en él hasta su muerte.

El 30 de junio de 1968, bajo una lluvia abundante, la Iglesia Bethel dedicó su hermoso templo al Señor. Cada miembro de la congregación había trabajado, ofrendado y orado, unidos en su fe en un Dios de milagros. Confían en un Dios maravilloso que siempre los ha bendecido, buscando siempre agradarle y hacer Su voluntad. Bethel cree en un Dios que les dice:

“No te apartes ni a diestra ni a siniestra”; “Esfuérzate y sé valiente para hacer todas las cosas que te he mandado”; “Todo lo que hagas en ello serás prosperado”; “Yo estaré contigo”; “No te dejaré ni desampararé”. Este Dios es el Dios de Bethel, cuya obra puede ser vista en parte de su historia.

1971 Dios Nos Da Claver A 18

Un ingeniero jubilado que pasaba diariamente por la Iglesia Bethel ofreció vender una casa que pertenecía a su difunta hermana. Aunque su esposa era católica y no estaba interesada en nosotros, el ingeniero nos ofreció una parte de la propiedad que colindaba con nuestro templo, que eran 130 metros cuadrados. Sin embargo, no teníamos los fondos necesarios para comprarla. El pastor propuso que, a través de una campaña de timbres, colocáramos cartillas para que cada semana pudiéramos contribuir con una ofrenda sacrificial que nos permitiera adquirir esos 130 metros cuadrados adicionales.

Después de seis meses de comprar timbres cada semana y juntar el dinero necesario, pudimos comprar los 130 metros cuadrados de terreno al ingeniero. Sin embargo, Dios tenía algo más grande para nosotros. Un hermano externo se ofreció a prestarnos los $350 mil pesos adicionales que necesitábamos para adquirir todo el terreno, ampliando así nuestra propiedad en 500 metros cuadrados más.

La iglesia aceptó esta nueva bendición del Señor y, en un mes, tomamos posesión del terreno y la casa. Trabajamos juntos para acondicionarla y convertirla en un lugar habitable. Hoy en día, esa casa ha sido demolida para dar lugar a algo mejor. Es maravilloso ver cómo, cuando una iglesia trabaja unida con fervor y ofrenda con sacrificio, Dios provee más de lo que se necesita para glorificarse a sí mismo.

Una mañana, la vecina de la Iglesia se acercó al pastor ofreciéndole vender su casa a un precio muy accesible. Aunque la Iglesia no tenía los recursos en ese momento, poco después un her- mano se presentó con una donación de 25 mil pesos y sugirió utilizar el dinero para comprar la casa. Con la colaboración de la congregación, lograron adquirir la propiedad, lo que resultó en un espacio perfecto para actividades de la Iglesia. Esta historia es un testimonio de cómo Dios provee oportunidades y recursos cuando su pueblo trabaja en unidad y ofrenda con generosidad.

La iglesia enfrentó de nuevo la oportunidad de comprar una hermosa casa, pero carecía de fondos.

Un miembro de la iglesia sorprendió al pastor anunciándole que se iría de México y que le ofrecía regalar una propiedad que valiera 125 mil pesos que estuviera contigua a Bethel, mientras se presentaba la oportunidad de comprar una casa cercana por el mismo precio. Conmovido por esta coincidencia, el hermano entregó un cheque para la compra y, al día siguiente, se completó la adquisición y se obtuvieron 500 m2 adicionales de terreno. La congregación se maravilló por la provisión divina y expresó gratitud a Dios y al generoso hermano, renovando su confianza en un Dios de milagros.

El domingo siguiente, la Iglesia compartió la emocionante noticia y celebró cómo en tan sólo dos días Dios había obrado poderosamente. Agradecieron al hermano usado por Dios y pidieron sabiduría para aprovechar las nuevas bendiciones. Con renovado fervor, se comprometieron a avanzar confiando en un Dios que provee de manera sobrenatural, y la casa adquirida se convertiría más tarde en la Planta Educativa Bethel, un testimonio vivo del crecimiento y la transformación continua de la obra de Dios en la Iglesia.

1979 Lo Que Dios Hizo Para Tener Un Campamento

Durante años, el pastor y la Iglesia anhelaron tener un campamento propio donde no tuvieran que buscar lugares temporales. En 1979, el pastor inició la promoción de un fondo, pero los recursos eran limitados. La Dra. Beatriz Saracibar se acercó al pastor para ofrecer ayuda y juntos buscaron un lugar adecuado. Después de explorar diversas opciones sin éxito, finalmente encontraron un lugar que cumplía con la mayoría de los requisitos, aunque carecía de agua. Con fe y determinación, decidieron visitarlo, confiando en que Dios proveería.

A pesar del alto precio inicial, el padre de la hermana logró negociar un precio más favorable. Sin embargo, surgieron desafíos financieros, ya que necesitaban encontrar treinta hermanos dispuestos a pagar mensualmente y el vendedor requería el pago completo. A pesar de las dificultades, el vendedor accedió a las condiciones deseadas debido a la importancia del propósito, y se fijó una fecha para firmar el convenio y realizar el primer pago, aunque sólo contaban con cuarenta mil pesos.

La fe en Dios y la confianza en su provisión llevaron a la congregación a perseverar y buscar soluciones. A través de la generosidad y compromiso de los hermanos, así como de una respuesta sorprendente del vendedor, se logró el milagro de adquirir el terreno deseado.

El pastor y tres jóvenes visitaron el terreno destinado a ser el campamento de la Iglesia, aunque en ese momento sólo veían árboles y no podían tener la visión completa. Sin embargo, los jóvenes se comprometieron a comprar diez lotes y reunieron el dinero necesario, inspirando a otros a unirse en el esfuerzo. A través de ahorros personales, préstamos y tarjetas de crédito del pastor, se logró adquirir el hermoso terreno para el campamento.

Los hermanos que compraron los lotes lo hicieron por amor al campamento, y muchos de ellos donaron sus derechos de uso a la Iglesia. A pesar de las dificultades en los pagos, Dios siempre proveyó y permitió que se construyera una cabaña comedor-cocina para el campamento. Este testimonio revela cómo la fe, el esfuerzo conjunto y la provisión milagrosa de Dios hicieron posible la realización de este proyecto, demostrando la grandeza y fidelidad del Señor en todas las cosas.

Campamento Bautista Bethel

Nuestro campamento siempre ha estado abierto para todos los camperos que desean asistir. Sólo pedimos sujetarse a las condiciones básicas de cuidado, orden y limpieza. La pileta levantada hace 36 años para poder llevar agua potable tiene un servicio efectivo. Las pipas de agua llegan a este lugar desde donde se distribuye el agua.

“Soñar no cuesta nada”, me decía un hermano, pero los sueños que Dios nos da, Él los hace realidad. Así fue: necesitábamos dos lugares prioritarios, un comedor y una cocina para dejar “el desierto” de años atrás. No teníamos dinero y sólo pedimos al Señor, quien nos contestó. Conocí a unos hermanos de la Universidad Bautista de Texas, quienes, al saber lo que hacíamos, se ofrecieron a ayudar: “Pastor, denos seis meses para preparar todo”.

Así fue, a los seis meses me indicaron que ya estaban listos siete hermanos adultos para venir a México y levantar el comedor. Ellos podrían poner todo el material si nosotros ayudábamos en la construcción. Fueron palabras que sonaron como música a nuestros oídos.

Hicieron los planes. Los hermanos vinieron por tierra con una suburban y un tráiler con herramienta y demás. Llegaron al campamento donde ya los esperábamos con ansia. Desplegaron sus conocimientos de construcción, pues la mayoría trabajaba en eso en Houston.

Después de planos y medidas, comenzamos la excavación en el lugar destinado para ello. Los jóvenes de la Iglesia trabajaron mano a mano con los hermanos que sólo contaban con 10 días.

El trabajo se adelantó y los hermanos se fueron, esperando regresar al año siguiente. Nos dejaron trabajos sencillos que hacer y ellos se fueron.

Con gozo supimos más tarde que fueron y consiguieron recursos para comprar todo el material necesario para concluir la construcción. Así, el siguiente año, nuestro comedor sin vidrios estaba listo para usarse. Piso de cemento y muchos sueños. Los hermanos volvieron enamorados de su trabajo, dejándonos una sierra y otras herramientas.

Los sucesos anteriores en campamentos realizados nos hablaban de una cocina que con botes alcoholeros y leña bajo las manos de las hermanas Rico y Lima nos preparaban los alimentos para 100 o 120 camperos. Todos comíamos en el suelo, con plato personal y vaso que cada uno llevaba. ¡Qué sabrosos eran los frijoles con pasto! Pero más tarde pudimos ver nuestro comedor y cocina funcionar como es debido.

El clima en el campamento es siempre frío, pero en nuestra historia de 36 años, sólo en una ocasión hemos visto nevar. Fuimos al campamento y subimos, aunque ya no pudimos regresar hasta días más tarde; la nube cubrió con su mano blanca todo el campamento. La pick-up del pastor quedó a medio camino hasta que logró subir. Fue un espectáculo maravilloso que no se ha vuelto a repetir.

Tiempo después, se levantaron algunas cabañas, adoptadas por hermanos que nos visitaron y pagaron su costo, como la cabaña Pratville y Montogomery, que fueron costeadas por pequeñas iglesias de Alabama, hasta donde fuimos con 12 adolescentes para conocerlos y para promover nuestro campamento. Dios nos proveyó para esas cabañas. ¡Qué diferencia poder dormir en una litera y bajo un techo! No en el suelo, bajo una tienda de lona o en una perrera.

Qué hermoso es saber que contamos con un Dios que hace milagros y maravillas, no solo proveyéndonos de instalaciones, sino que nos bendice con todo lo necesario.

Con visión y bajo la dirección de Dios, hoy contamos con un hermoso lugar que requiere de trabajos, manos y recursos para sostenerse. Sin duda, a través de usted, podemos unirnos y mantener ese lugar.

Emblem Tico Evento Navidad En Las Monta As

Desde hace 32 años se tiene este evento con marca registrada y que año con año podemos ver. Nuestro campamento vibra con siete u ocho mil personas visitándolo en los seis días del evento. Es el evento que la Iglesia Bautista Bethel promueve en forma especial para dar el mensaje de amor que tanto necesita la humanidad. Un mensaje de paz, una paz que debe salir del corazón y llegar a todo lugar en donde estemos, sea el hogar, el trabajo o la sociedad en que vivimos.

Cada día se requiere que las palabras de Jesús se hagan realidad en muchas vidas: “Mi paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo lo hace... No como el mundo la da”.

Con más de 35 mil foquitos, se ilumina nuestro campamento para dar cabida a más de 5 mil personas que asisten en la semana del evento. El frío del invierno se ve opacado por el calor humano y por los eventos que se llevan a cabo, así como por los alimentos que se expenden. Para concluir, los fuegos artificiales sellan cada noche de los eventos con broche de oro.

Historia Navidad En Las Monta As

Hace treinta y dos años, en una visita que realicé a la isla Victoria en British Columbia en Canadá, encontré un hermoso espectáculo en el verano con flores de todo el mundo y en el invierno con decoraciones navideñas alusivas; Buchart Garden’s es un lugar mundialmente conocido. El pensamiento surge de inmediato en esa ocasión: “¿Por qué no tener en México algo parecido?”. Así nace este evento, en un principio con una asistencia de 200 personas en un solo día.

Con el paso de los años, este se ha incrementado en número de días, con una asistencia de más de ocho mil personas.

Todo se hace por el resultado del amor de Dios, plasmado en vidas que han sido transformadas por el poder de Jesús.

Navidad en las Montañas no es una plataforma para cantantes, ni para obras diversas. Es un evento con presentaciones que pretende sensibilizar a la gente sobre la navidad y su verdadero sentido. Es para creyentes que lleven a gente inconversa con ellos y puedan continuar un trabajo de discipulado.

Es un espectáculo único en México, por el paisaje, la idea, la forma y todo lo presentado. Gracias a todos por su realización.

“Bien buen siervo fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré”.

En la primera década de la vida, Bethel ya tenía una tradición y trabajos de campismo. Estos eran muy innovadores dentro de las iglesias evangélicas en los años setentas. Estas le habían acarreado grandes bendiciones, buenos resultados en el evangelismo, y consolidaron su compañerismo, pero Bethel no poseía recursos económicos para adquirir un espacio propio, con instalaciones y equipo adecuado para formalizar este tipo de trabajo.

Todo se realizaba en llanos públicos con el apoyo integral y el servicio de los miembros de la Iglesia, pero se tenía visión y se soñaba con algo propio.

Diez años después, en 1982, Dios nos otorgó una gran bendición, ya que Él tenía grandes planes para Bethel, nuevamente, al contemplar el corazón de la Iglesia, la idoneidad de su visión en este tipo de trabajos, la disposición de sus miembros a servir y a continuar participando en lo material así como en ofrendas sacrificiales. Dios bendice a la Iglesia cuando posee una visión por servir y abrir nuevos espacios para trabajar.

El Señor otorgó una de las grandes bendiciones para la Iglesia, que debería ministrar sabiamente. Bethel adquirió una fracción de monte, un bosque de coníferas en estado virgen, hermosas vistas, bellos espacios verdes de difícil acceso. No existían caminos directos, sólo veredas; servicios ni pensarlo, sin agua y con algo hasta la fecha: mucho frío. Dios nos otorgó lo que hoy es el Campamento Bautista Bethel. En aquellos años los miembros de la Iglesia tuvieron una misma y sola visión:

“Usar esta gran bendición de Dios de manera digna, para agradar su nombre y que todo hombre reconociera la grandeza de Dios. Preparar la tierra para sembrar buenas obras y multiplicar”.

Desde nuestros primeros días como Iglesia, Dios le ha dado a Bethel una visión aguda para idear planes, implantar programas y proyectos que contribuyan al alcance con éxito del objetivo y la misión de la Iglesia.

Posterior a recibir de Dios esta inmensa bendición, la Iglesia en pocos años vería este refugio en el bosque ser transformado bajo estrictos cuidados, programas ecológicos y forestales, en un hermoso campamento con servicios, instalaciones y equipo, que han servido para lograr los propósitos para los cuales fueron constituidos.

Toda obra material ha sido provista por el amor en corazones agradecidos al Señor y el trabajo de cientos de manos dispuestas a servir. Los frutos espirituales y las bendiciones han sido por su autor original: Dios. Miles de personas han visitado el campamento, y en su estancia han sido transformadas, se inspiraron y tomaron importantes decisiones a lo largo de todos estos años. Se ha contado con la creación e implementación del proyecto Navidad en las Montañas.

¿Por qué realizar año tras año este proyecto navideño? La respuesta está claramente expresada en los resultados anuales que se han manifestado hasta la fecha. Años continuos de trabajo coronado en logros confirman su continuidad. Al crecer en número de asistencia, ha sido necesario mejorar nuestras instalaciones y equipo, con el propósito de que miles de personas reconozcan el nombre de Dios como autor y promotor de las acciones de “La Gente que Sigue a Jesús” y Grupo Bethel. La intención es proveer más servicios, el perfeccionamiento del evento con la aportación de nuevos conceptos y servicios, y administrar todo cuanto nos ha dado Dios.

La principal protagonista en Navidad en las Montañas es la pasión por servir a nuestro prójimo en nombre de Dios. Dar testimonio a toda persona del nombre de Cristo. Enseñar a la Iglesia las cosas que hemos aprendido para una edificación personal y edificar a la Iglesia para grandes obras.

Enciende Una Luz

El evento Navidad en las Montañas inicia dentro de nuestra iglesia con un culto especial, el cual lleva por nombre “Enciende una Luz”. Es un culto especial en el que cada creyente enciende una pequeña vela en la oscuridad conforme entra al culto, hasta que se prenden todas las velas, simbolizando el instrumento que somos para compartir esa luz que es la palabra de Dios a toda la humanidad, propagando su mensaje de salvación hasta llegar a lo último de la tierra. El culto se centra en una predicación con mensaje evangelístico, para que todo invitado escuche el mensaje de salvación y se le invite a tomar una decisión para aceptar a Cristo en su corazón. El culto se refuerza con cánticos navideños.

Al término del evento, nos gozamos con momentos de compañerismo, mismos que nos permiten testificar la manera en que, como cristianos, solemos disfrutar en familia y hermandad de estas fechas. Nuestro compañerismo va acompañado de piñatas, desde la etapa de niñez hasta la etapa de adultos mayores, cerrando nuestra celebración con la distribución de unas ricas conchas y café.

Damos gracias a Dios por estos momentos de compañerismo, que nos dan la oportunidad de compartir y, en koinonía con nuestros invitados inconversos, disfrutar del inicio de estas fechas decembrinas.

1983 Nuevamente Dios Obra Milagros

En 1982, el pastor estableció un Jardín de Niños en Clavería 18, que eventualmente se convertiría en el Colegio David Livingstone. A medida que crecía el gozo y la alegría, surgía la necesidad de encontrar un nuevo lugar para la Primaria. El terreno en la esquina de Clavería y Avenida Azcapotzalco, lleno de hierba y ratas debido a la basura arrojada por los vecinos, había llamado la atención del pastor, quien creía que podría ser destinado para la Iglesia. Aunque parecía un sueño inalcanzable, surgió una oportunidad en 1975 cuando la persona que nos había regalado Clavería 12 había indicado: “Si se los venden en novecientos mil pesos, yo lo pago”. Sin embargo, surgió un dilema cuando un grupo de hermanos de una iglesia recién organizada por Bethel se acercó al pastor, enojados y solicitando ayuda para su propia capilla y con amenaza de disolverse. El pastor explicó la situación a la Iglesia Peniel, dejando claro que la decisión no estaba en sus manos y que, si adquirían la esquina, sería bajo las mismas condiciones establecidas por el donante.

La historia nos lleva a un momento en el que la Iglesia enfrentaba obstáculos para adquirir un terreno. Después de una situación complicada con otro grupo de hermanos, el pastor oró pidiendo que, si no era la voluntad de Dios, no les concedieran el terreno. Dios respondió a la oración al no venderlo y estableciendo un precio fuera de su alcance. Sin embargo, ocho años después, se les ofreció la oportunidad de comprarlo por una gran cantidad de dinero en dólares. A pesar de las dificultades, la Iglesia se unió en una ofrenda especial llamada el “Domingo de Oro”, donde se entregaron objetos de valor. Con la ayuda de Dios y la generosidad de los hermanos, lograron reunir el 50% del dinero necesario y buscaron apoyo en una iglesia en Dallas, Texas.

Aunque no pudieron tener la reunión con la comisión designada, fueron recibidos con amabilidad y posiblemente recibirían ayuda. La historia refleja la perseverancia y la fe de la Iglesia en su búsqueda por obtener el terreno para la escuela, confiando en que Dios abriría puertas y proveería en medio de las dificultades.

Aquella noche, el pastor de Bethel oró con lágrimas, suplicando a Dios por un milagro. A la mañana siguiente, recibieron una triste noticia: no podrían hablar como habían planeado, y les ofrecieron solo tres minutos para saludar en el culto en español y traducir al inglés. A pesar de esto, durante el culto, el pastor saludó a la Iglesia, indicando sólo de dónde eran e invitándolos a levantar sus ojos y mirar las regiones que estaban “blancas para la siega”. Un hermano desconocido entregó un cheque de sesenta mil dólares al misionero que los acompañaba, destinado a la Iglesia. Aunque había dudas sobre su autenticidad, el cheque resultó ser verdadero, lo que les permitió adquirir el terreno y construir la escuela. Con gratitud y asombro, regresaron a México, comenzaron los trámites y, en tan sólo un mes, iniciaron la Primaria.

Aunque se enfrentaron a obstáculos burocráticos, el favor de Dios se hizo evidente cuando el subdelegado permitió que comenzaran a limpiar y poner pisos en el terreno mientras se completaban los trámites. Tiempo después, el pastor enfrentó la amenaza de clausura de la obra, pero, confiando en Dios, invitó a los funcionarios de la Delegación a su oficina. A pesar de las expectativas negativas, los funcionarios mostraron interés en la Iglesia y, sorprendentemente, el jefe de Licencias decidió apoyarlos. Sin clausura ni problemas, pudieron comenzar la escuela en una semana y media, aunque sin puertas ni ventanas. Las licencias llegaron un año después por correo y, con la ayuda divina, completaron la construcción provisional, esperando el día en que Dios les permitiera tener un edificio adecuado. La presencia y la obra de Dios siempre han estado presentes en Bethel, manifestándose de maneras sorprendentes y llenas de fe. “LA IGLESIA TRABAJÓ, OFRENDÓ

SACRIFICIALMENTE, Y DIOS OBRÓ”.

1985 ¡TERREMOTO!

Después del devastador terremoto, una maestra vecina de Bethel les ofrece venderles su casa, una antigua propiedad semidestruida. A pesar de no tener dinero, comienzan a soñar con todas las posibilidades que podrían tener para utilizarla. La iglesia se anima y todos hacen sacrificios, pero las fuerzas y los recursos se agotan; sólo se reunía el 50% del costo. Parece imposible obtener la bendición, incluso si significa perder una cantidad de dinero dada como garantía.

Cuando ya casi se resignaban, reciben una llamada indicándoles que deben ir al aeropuerto para recoger a un hermano enviado por una iglesia en Los Ángeles. Después de mostrarle la ciudad y el trabajo realizado por la iglesia, el hermano deja una ofrenda que representa un 25% del costo de la casa. Aunque todavía les falta otro 25% y sólo les quedan dos días, los hermanos de la iglesia del hermano enviado de Los Ángeles envían el dinero restante a través de un giro bancario, completando el monto necesario. Dios obró un milagro en el último momento, permitiéndoles obtener la propiedad deseada y demostrando una vez más su fidelidad.

Los hermanos enviaron un ángel que observó y vio la necesidad, y luego Dios intervino para proveer lo necesario a tiempo. Con gozo y expectación, todos se pusieron manos a la obra, nivelando pisos, reconstruyendo paredes, techos y caminos. En tan sólo 15 días, aquella antigua casa se transformó en un lugar de bendición: un consultorio médico, un consultorio dental, capacitación en peinados, consultorio psicológico y un jardín de niños, todo lo que habían soñado.

Es maravilloso ver que Dios es el dueño de Su iglesia y que Él cumple Sus promesas cuando hacemos Su voluntad. Su iglesia camina de triunfo en triunfo. Una vez más, presenciamos que tenemos un Dios de milagros, un Dios de gran poder que espera encontrar instrumentos dispuestos y limpios para ser utilizados. ¡A Él sea toda la gloria!

Historia Colegio The Livingstone

Después de tener el terreno de la esquina de Clavería, empezamos a limpiarlo, pues era un casi basurero, y acudí a la delegación para pedir los permisos necesarios e iniciar los trámites para tener la licencia de construcción. El subdelegado muy cortésmente me dijo: “Pastor, empiece a trabajar, pues sin duda se llevará un buen tiempo para empezar a construir”. Así salí con un permiso verbal para principiar. Lo que no sabía el subdelegado era que teníamos muy poco tiempo para levantar lo que sería el Jardín de Niños inicial y los primeros años de la Primaria.

Trabajamos día y noche, pues nosotros sabíamos que sólo teníamos 3 meses para iniciar clases. Pusimos pisos para los salones y empezamos a levantar muros y a limpiar todo el terreno, quitando bardas viejas y mucha piedra. Así, cada día había de 20 a 25 adolescentes, jóvenes y hermanas, desde el amanecer hasta el anochecer.

Una mañana estábamos trabajando cuando llegaron 5 autos Ford blancos con una antena en su techo. Enfilaron en sentido contrario sobre Avenida Clavería y bajaron sus ocupantes, unas 12 personas de traje y corbata. Eran el delega- do, el subdelegado, el jefe de Obras Públicas, el jefe de Licencias y así sucesivamente, puros jefes. Uno de ellos, con una gran altanería, dijo: “¿Quién es el encargado de esta obra?”. Con temor y temblor dije: “Yo”. “Pues saque inmediatamente a toda la gente. Vamos a clausurar y mientras tanto denme sus documentos”, dijo. Empecé a caminar hacia la oficina que estaba adjunta en la casa que habíamos comprado y arreglado provisionalmente, invitándole a pasar conmigo, a lo que contestó secamente: “No, traiga aquí sus documentos”.

Seguí mi camino de escasos 15 metros cuando escuché lo que me dijo: “Está bien, esperaré, iremos a su oficina”. Sí, esperó y pasamos a mi oficina, en donde le servimos un refresco y le platicamos lo que sería la esquina, una escuela, que no era un negocio, sino un servicio, que ciertamente cobraríamos y que no teníamos quién nos patrocinara. Cuando vio que los adolescentes, jóvenes y mujeres eran madres del que sería el Colegio, todo cambió. Le dije: “Licenciado, yo fui con usted (subdelegado) y me dijo que principiaramos”. “Sí, pero no que terminaran”, me contestó.

“Bueno, está bien. Les vamos a ayudar”, dijo finalmente. Se acercó el jefe de Licencias para que le firmase el acta de la visita y por ende aceptando todas las culpas. El delegado le dijo: “No, vamos a ayudar a esta gente. Déjalo así”. Me indicó que él personalmente vería por mis documentos, dándome la lista de lo necesario. “Pueden seguir adelante. En cuanto la licencia esté terminada, le aviso”, concluyó. Gracias les dimos a ellos, pero sobre todo a Dios, ya que nos indicaron: “Esta licencia tarda de uno a dos años”. Y ciertamente, cuando terminabamos el

2° año de Jardín e íbamos a empezar la Primaria (hace 35 años), nos llegó por medio de un mensajero enviado por el delegado nuestra licencia de construcción. No pagamos sino una suma pequeña de costos oficiales y todo lo demás nos fue concedido, en un abrir y cerrar de ojos.

Su fundadora Miss Ruth Torres Valdés, esposa de nuestro pastor Manuel Martínez Garibay, puso su corazón para levantar el colegio y ser reconocido como uno de los tres mejores colegios de la zona por la SEP, siendo reconocido no solamente por su calidad educativa sino por su calidad humana y espíritu evangelístico.

PRESENTE DE INSPIRACIÓN: COLEGIO DAVID LIVINGSTONE

Al mismo tiempo en que podemos servimos unos a otros en el amor de Dios, nuestros ojos se levantan y podemos ver las necesidades del mundo que nos rodea y que se sintetizan en una: CRISTO en sus vidas. El servicio es una llave que permite mostrar a la gente ese amor y Dios lo recompensa con bendiciones especiales a su Iglesia.

En la vida de Bethel en 1983, vimos la gran necesidad de extender el Ministerio de Servicio a través de los niños, lo que nos llevó a organizar un Jardín de Niños con las instalaciones y equipo con que contábamos Este inicio dio lugar al Colegio David Livingstone que más tarde crecería a la sección de Primaría y luego Secundaria para llegar a el Bachillerato y sin duda pronto la Universidad.

A través del colegio y como plataforma de testimonio se ha logrado que muchas familias se rindan al Señor, y cada año esperamos ver acrecentados estos resultados. Además de ello, esto ha sido bendición a la Iglesia, ya que, por los resultados del colegio, pudimos levantar la construcción del mismo que es nuestra planta educativa y hoy día nos sirve para los trabajos de la Iglesia.

El Colegio Livingstone cuenta actualmente con una matrícula de 550 alumnos y un equipo de 80 maestros comprometidos, altamente cualificados y entregados a su labor educativa. Estos maestros infunden valores y perspectivas elevadas en la vida de los alumnos, brindándoles una educación integral.

En cuanto a los estudios de idiomas, el colegio ha obtenido reconocimiento por sus programas de inglés avalados por Cambridge English (Language Assessment) y, desde 2018, ha incorporado el francés como parte de su currículo.

Cada nivel educativo cuenta con la siguiente estructura:

Lic. Carlos F. Rodríguez Brito es el Director General del Colegio.

Profra. Nubia Tejeda Celis lidera la coordinación del Jardín de Niños

Profra. María Leticia Arteaga Olguín está a cargo de la coordinación de la Primaria.

Lic. Anabel Pérez Pérez es la coordinadora de Secundaria.

Prof. Javier Antonio Herrera Hernández es el coordinador de Bachillerato Vespertino.

Lic. Hermelinda Galindo es la responsable de la psicopedagogía.

El Prof. Hiram Rangel se encarga de las actividades extracurriculares después de clases.

Profra. Yolanda Loyo Luévano es la Coordinadora de Proyectos Especiales

El Colegio Livingstone continúa destacándose como uno de los mejores en su zona y en la Ciudad de México, gracias a un ambiente laboral impregnado de respeto, educación y amor para todos. Esta actitud ha sido una bendición para la institución, incluso en medio de los desafíos que naturalmente surgen en cualquier entidad.

El pastor ha inculcado en el Colegio una imagen de educación, siempre buscando con amor encontrar soluciones a los problemas junto a las autoridades, padres de familia, alumnos y maestros. A sus más de 40 años, sigue siendo un ejemplo a seguir para los docentes, directivos y el personal del Colegio, combinando trabajo arduo, visión para la institución, rectitud y exigencia en las tareas realizadas. Sin embargo, lo más importante de todo es el amor que siente por el Colegio, las autoridades, los maestros y directivos, los alumnos y todo el personal de diferentes niveles.

En esta búsqueda de excelencia educativa, se tiene como aliados estratégicos a Knotion, la cual es un ecosistema educativa de vanguardia y de prestigio a nivel internacional; Oxford Education y Cambrige que nos permite certificar a los alumnos en en el idioma inglés bajo el marco europeo y recientemente celebramos alianza con la Universidad Bautista de Dallas, con la cual, nuestros alumnos y profesores van a poder tener acceso a mejores niveles educativos, becas, campamentos e intercambios estudiantiles.

En la actualidad, Miss Ruth Torres asesora al Colegio, y esperamos que la institución continúe avanzando con el personal que se ha formado, manteniendo la reputación y los principios que han sido fundamentales en el Colegio Livingstone.

Además, se cuenta con un Consejo Consultivo el cual, conformado por especialistas en educación y administración y es el encargado de diseñar, asesorar y evaluar el Programa Operativo Anual que se está implementando desde hace unos años.

El lema del pastor ha sido claro: “Todo es posible si actuamos con amor en todo lo que hacemos: servimos por amor y con amor”. Se cumplen las reglas y se mantiene la disciplina necesaria, pero siempre con comprensión y el amor que emana de una vida basada en valores y valentía.

A través del tiempo podemos ver de manera tangible los milagros de Dios a Azcapotzalco 144: “La casa vieja”, actualmente como nuestro Jardín de Niños. A Clavería 12 actualmente como las Instalaciones de Primaria, Secundaria y Bachillerato y Azcapotzalco 187 actualmente como el Templo de la Iglesia Bautista Bethel.

BETHEL, UNA IGLESIA MISIONERA

Dios a través de la historia siempre ha llamado a jóvenes y hermanos que han de servirle como misioneros y pastores, quienes bajo la dirección de Iglesia y del pastor fueron preparados.

Dios llama dentro de la iglesia a pocos hombres y mujeres para servir de tiempo completo, pero cientos de sus miembros se alistan para cumplir con la obra misionera y extender el Reino de Dios en la tierra.

La Iglesia organizó el Instituto Bautista Misionero para capacitar a los jóvenes y señoritas que, llamados por Dios, deseaban servir al Señor y trabajar al mismo tiempo en su Iglesia. Más de 20 jóvenes se prepararon y la mayor parte sirve al Señor en una iglesia.

En el 2009, Dios permitió la organización de 43 iglesias en diferentes estados del país.

Esta obra misionera da testimonio del amor de Dios y de cómo la Iglesia desde sus inicios tiene una visión clara y perfectamente definida de su misión.

IGLESIAS ORGANIZADAS 1963-2023

Bethel, “La gente que sigue a Jesús”, es la gente que habiendo tenido un encuentro personal con Él ha visto un cambio en su vida. Ahora perteneciendo a Él, le sigue en el cumplimiento de sus órdenes de marcha: “Id y haced discípulos…” (Mat. 28:18-20).

A la vez, nos dice ese mismo Señor: “Extiende el sitio de tus cabañas”. Bethel ha sido y es una Iglesia misionera que a través de su vida como tal ha organizado 47 nuevas congregaciones que sirven al Señor.

Desde su fundación en 1963, nuestra Iglesia, llamada Bethel, ha estado comprometida en hacer la voluntad de Dios en todo. A pesar de los deseos humanos de tener una gran Iglesia con miles de bautismos, hemos seguido el camino que Dios nos ha trazado, estableciendo misiones y pequeños grupos en lugares cercanos y lejanos.

Nuestra Iglesia se ha caracterizado por su sencillez material, pero ha sido enriquecida abundantemente por el Señor con innumerables bendiciones. No hemos buscado llegar a los estratos sociales más altos, sino que Dios ha traído a personas de estratos bajos, y nos ha elevado espiritualmente, bendiciendo a estos hermanos sencillos.

Deseamos dejar claro lo que representa Bethel: una Iglesia misionera que ha vivido “un pasado inspirador” durante 60 años, con eventos significativos que han ocurrido. Actualmente, estamos viviendo un “presente de acción”, donde evidenciamos lo que Dios está haciendo, y tenemos “un futuro de victoria” por delante, con los eventos que aún están por acontecer, en la medida en que el Señor nos lo permita.

“El Señor ha sido para Bethel su refugio por sesenta años siendo esto nuestro primer testimonio”. Un paralelismo con lo que expresa el Salmo 90.

A lo largo de la historia de Bethel, Dios ha llamado a jóvenes y hermanos para que le sirvan como misioneros y pastores, preparándolos bajo la guía de la Iglesia y el pastor.

Las bendiciones que Dios nos concede en los campos misioneros nos enseñan que toda la Iglesia tiene un papel específico para servir y trabajar, ya sea detrás del púlpito, visitando o involucrándose en labores prácticas. De esta manera, los miembros de la Iglesia pueden expresar su amor y contribuir a la expansión del Reino de Dios en la tierra.

Durante los últimos 60 años, Bethel ha llevado a cabo un trabajo misionero comprometido y perseverante que ha dado como resultado la organización de 57 iglesias en diferentes regiones. Estas iglesias fueron establecidas con el objetivo de difundir el mensaje del evangelio y brindar apoyo espiritual a las comunidades locales.

1. Iglesia Bautista Adriel, D. F.

2. Iglesia Bautista Berea, Coacalco.

3. Iglesia Bautista Maranatha, D.F.

4. Iglesia Bautista Abarim, Tlalnepantla.

5. Iglesia Bautista Betsan, Tultitlan.

6. Iglesia Bautista Israel.

7. Iglesia Bautista Dios es Amor, Tlalnepantla.

8. Iglesia Bautista Hetziba, Tultepec.

9. Iglesia Bautista Shadai, Atizapán.

10. Iglesia Bautista Peniel, D.F.

11. Iglesia Bautista Belém.

12. Iglesia Bautista Ixoye, Chihuahua.

13. glesia Bautista Aposento Alto, Naucalpan.

14. Iglesia Bautista Valle Hermoso, Tamaulipas.

15. Iglesia Bautista Dios Fuerte.

16. Iglesia Bautista Esmirna, Cuautepec.

17. Iglesia Bautista Turicuaro, Michoacán.

18. Iglesia Bautista Príncipe de Paz, Hidalgo.

19. Iglesia Bautista Príncipe de Paz, Cuautitlán.

20. Iglesia Bautista Bethesda, Los Reyes la Paz.

21. Iglesia Bautista Evenecer

22. Iglesia Bautista Príncipe de Paz, Plazas de Aragón.

23. Iglesia Bautista San Rafael, Coacalco.

24. Iglesia Bautista Arenal.

25. Iglesia Bautista San Joaquín.

26. Iglesia Bautista Cancún, Quintana Roo.

27. Iglesia Bautista Mapastepec.

28. Iglesia Bautista Huizlat, Puebla.

29. Iglesia Bautista Tuzamapan, Puebla.

30. Iglesia Bautista Chiapas.

31. Iglesia Bautista Elienai.

32. Iglesia Bautista Getsemaní, Naucalpan.

33. Iglesia Bautista Dios con nosotros, D.F.

34. Iglesia Bautista Malacatepec, Puebla.

35. Iglesia Bautista San Martín.

36. Iglesia Bautista Bethesda.

37. Iglesia Bautista Renuevo.

38. Iglesia Bautista Dios está aquí, Monterrey.

39. Iglesia Bautista Berea, Morelia.

40. Iglesia Bautista Juárez Barrón. Edo. Mex

41. Iglesia Bautista Tecamac, Edo. Méx.

42. Iglesia Bautista Divino Salvador.

43. Iglesia Bautista Tamaulipas.

44. Iglesia Bautista Príncipe de Paz Cuautitlán Izcalli

45. Iglesia Bautista Chimalhuacán

46. Iglesia Bautista Talabarteros Chimalhuacán

47. Iglesia Bautista los Patos Chimalhuacán

48. Iglesia Bautista la Loba Chimalhuacán

49. Iglesia Bautista Pescadores Chimalhuacán

50. Iglesia Bautista Cuidad Alegre Chimalhuacán

51. Iglesia Bautista Herreros Chimalhuacán

52. Iglesia Bautista Canasteros Chimalhuacán

53. Iglesia Bautista San Agustín Chimalhuacán

54. Iglesia Bautista las Torres Chimalhuacán

55. Iglesia Bautista Conalep Chimalhuacán

56. Iglesia Bautista Bethel Echegaray

57. Iglesia Bautista Alfarero

MISIONES TRABAJANDO PARA 2023

1. Misión Coacalco

2. Misión Amealco

3. Misión Zumpango

4. Misión Oasis de Vida

Misi N E Iglesia Berea

Dios condujo al hermano Ing. Juan Ramón Gastélum a la ciudad de Morelia, en el estado de Michoacán. Aunque sus actividades laborales lo llevaron allí, sin duda Dios tenía sus planes en movimiento.

El hermano Juan Ramón dejó un trabajo muy especial en el Colegio Águilas, en la Escuela Bíblica de la Iglesia y en el ministerio con los jóvenes en el campamento, así como en muchas otras actividades musicales.

En poco tiempo, surgió una nueva misión en la ciudad de Morelia, que comenzó a florecer rápidamente. Después de un tiempo, la Iglesia Bethel los organizó y con gran alegría vemos la expansión del Reino de Dios en muchos lugares en la actualidad. Actualmente han salido 16 iglesias de Berea.

Aunque se manifiesta de diferentes formas, el mensaje y el propósito son los mismos: “Dios ha bendecido grandemente esta nueva iglesia”.

Misi N Las Guilas

Desde 1996, la Iglesia Bethel se dedicó a organizar el Colegio Águilas como un servicio de amor, gratuito y de calidad. Contábamos con instalaciones prestadas en un contrato de comodato por siete años, el cual finalizó al término del año 2002, a partir del cual se pagaría un alquiler mensual por ellas.

La comunidad donde se estableció el Colegio era de bajos recursos, por lo que comenzamos a brindar servicios de alimentos, despensas, atención médica y dental, asesoría y talleres tanto para niños como para padres.

Con el paso del tiempo, establecimos bases sólidas y comenzamos un trabajo misionero y evangelístico. Durante los primeros meses nos reunimos como Centro de Predicación, y más tarde nos convertimos en una Misión. El trabajo de Acción Infantil y del Colegio fue de gran ayuda para el desarrollo de la labor evangelística.

La misión contaba con alrededor de 60 niños y 25 adultos que estaban comenzando a conocer y crecer en el conocimiento de Dios. Eran familias que habían recibido a Cristo en sus vidas y ahora le servían y guiaban a otros hacia Jesucristo. Realizábamos actividades los días martes, con clases bíblicas para todas las edades, y los domingos teníamos clases bíblicas y un culto de alabanza.

Dios nos había bendecido mucho. Durante los últimos domingos, aquellos jóvenes que recibieron el mensaje de Dios regresaban, por iniciativa propia y sin ninguna presión externa, para escuchar la Palabra de Dios que es vida para ellos. Esa situación nos había impulsado a reflexionar y nos llenaba de entusiasmo, ya que entendíamos que Dios deseaba que trabajáramos con mayor fervor y estuviéramos dispuestos a esperar en su tiempo. Sabíamos que su anhelo era que muchas más personas recibieran su mensaje de salvación.

Los designios de Dios son inescrutables. Un trabajo nuevo se inició sin haberlo planeado. Dios tocó puertas y nos encargó esta tarea: predicar a la gente de la zona de Las Águilas, que había sido una zona de depósito de basura. Las personas del lugar eran pepenadores de basura; sus niños trabajaban con sus padres y hermanos.

En los tiraderos de Atizapán, Las Águilas, vimos los restos de necesidad y hambre en los niños, llevándonos a dar desayunos a esos pequeños. No tuvimos dinero, pero Dios vio nuestro corazón y proveyó para que Banco de Alimentos nos vendiera comida a un peso por kilogramo. Íbamos a la Central de Abastos, dos veces por semana recogíamos los alimentos y se preparaban los desayunos que se podían elaborar. En ocasiones era fruta, en otras verdura y en otras una mezcla de varios según lo que nos ofrecían.

Los hermanos completaban lo necesario y una vez preparado se llevaba a esas zonas. ¿Cómo financiar esos trabajos? Teníamos las manos y los corazones de los hermanos que a las 6 de la mañana estaban dando de desayunar a los niños de Las Águilas, pero faltaban recursos económicos. Así surgió un pequeño restaurante junto al templo, que servía de base para la preparación de todo, y a la vez nos permitía tener ingresos para sostener el trabajo. Dos años existió y al cubrirse la necesidad se cerró.

Allí nos colocó Dios. Por nueve años, se predicó al Señor a través del servicio, llegando a ser conocidos por la gente del lugar como “gente buena”, y aun las autoridades nos pedían: “Hagan lo imposible por continuar, pues su trabajo ha surtido efectos positivos en la zona”. Pero sin duda no era lo que Dios quería.

Bethel sirvió en el nombre del Señor en la comunidad de Las Águila. Lo hizo con sacrificio, con amor, con entrega a esos niños que carecían de todo y que sobre todo no tenían visión ni aspiraciones más allá de seguir los vicios y la miseria.

Dios sin duda será quien haga la evaluación final de este servicio, pero nosotros podemos decir que, sin haber hecho todo lo que debíamos, hicimos lo que nos fue posible y dentro de nuestras posibilidades con la ayuda de otros hermanos y, en ocasiones, en pequeña escala, de instituciones de servicio ajenas a nosotros. Dios unió esfuerzos.

En la comunidad queda un testimonio de servicio y amor que sin duda Dios usará para la ganancia de almas nuevas que quizá no lleguen a Bethel, pero llegarán a los pies de Cristo, que es lo primordial. Servimos en el nombre del Señor y el Señor hará la obra.

Aprovechando

OPORTUNIDADES-PANADERÍA

Había hermanos que sabían hacer pan. Esto era necesario para los desayunos en Chimalhuacán y en el Colegio Águilas, pero ¿cómo hacerlo? Un hermano inició la tarea, convenciendo a dos y otros más. Empezaron a hacer el pan y, a través del Hno. Gastelum, se consiguió que la embajada de Dinamarca nos donara un horno para hacerlo. Posteriormente logramos comprar uno más. “Había pan para los desayunos y para vender en la zona y en Bethel”. Todos comprábamos pan; así ayudábamos a que se tuvieran los desayunos.

Fue una oportunidad de servicio que utilizó a hermanos que consideraban que no podían servir al Señor, a la vez que un medio para ayudar al sostén de este servicio. Esto nos permitió enseñar a hacerlo a otros y ver apoyada la obra de la escuela y misión.

Misi N E Iglesia Chimalhuac N

El trabajo en Chimalhuacán comenzó de manera similar a otras misiones. Una familia de nuestra

Iglesia se trasladó a vivir a ese municipio del Estado de México y pidió que se estableciera allí un centro de predicación. Así se hizo, y Dios permitió el comienzo de lo que hoy en día es una maravillosa obra de Dios.

El entorno en Chimalhuacán era desafiante: charcos, canales de agua fétida, perros por todas partes, algunos vivos en los caminos y otros muertos en los canales. Todo esto parecía alejar a cualquiera. Recuerdo un día en que llegamos a Chimalhuacán y, debido al calor, dejamos las ventanas abiertas del automóvil en el camino. Sin embargo, las moscas cubrieron por completo el interior del vehículo. No había espacio para una mosca más.

Pero, en medio de todo eso, Dios tenía almas que necesitaban a Cristo y nadie les llevaba el evangelio. Después de tener un centro en Talabarteros, comenzamos la construcción de lo que esperábamos que fuera una capilla. En ese momento, una iglesia en Pasadena, Texas, se enteró de nuestro proyecto y ofreció ayuda con una donación de 75 mil pesos. Así comenzó la construcción.

El encargado de la construcción era un hermano asociado con una empresa especializada en proyectos rurales. Pronto nos informó que la capilla estaba casi terminada, pero, dos días antes de la dedicación, un movimiento de tierra hizo que el edificio se derrumbara, cobrando la vida de una hermana que estaba limpiando el templo. Aunque este incidente supuso un nuevo desafío, no hubo problemas legales, ya que la empresa constructora se hizo cargo de todo. Sin embargo, moralmente afectó el inicio del trabajo misionero en ese lugar.

Pero lo que era de Dios siguió adelante. Se dio a conocer nuestro proyecto “Chimalhuacán para Cristo” y comenzamos a trabajar en varios lugares simultáneamente, estableciendo centros de predicación y enviando misioneros pagados desde Tabasco.

Desafortunadamente, después de un tiempo, debido a situaciones internas en la Iglesia, algunos hermanos, autodenominados “pastores”, dividieron la congregación y se llevaron miembros de las misiones, causando dolor y tristeza. Sin embargo, ¡cuán maravillosa es la obra de Dios! Algunos jóvenes que más tarde se convertirían en directores de equipos misioneros votaron para que el trabajo no se cerrara, sino que ellos mismos asumieran la responsabilidad como directores.

Así, se organizaron hasta diez equipos que salían cada domingo del templo Bethel en CDMX, llevando consigo sus alimentos y refrescos, listos para llevar el mensaje de Cristo. Dios bendijo la obra de sus manos y continuó obrando poderosamente en diez barrios:

Talabarteros, Arenal, Los Patos, Conalep, Jacarandas, Canasteros, Ciudad Alegre, Herreros, San Agustín y Fundidores.

Cornerstone desempeñó un papel fundamental al apoyar a los misioneros, pero los jóvenes y adultos que servían decidieron destinar ese dinero para adquirir los terrenos que estaban a la venta. En ese momento, Manuel, el hijo del pastor, declaró: “Nosotros continuaremos con estas obras”, y se embarcaron en la búsqueda de lugares donde pudieran celebrar los cultos.

Lotes baldíos, cuartos en ruinas, esa era la realidad de cada misión, pero teníamos 10 lugares, algunos de los cuales fueron adquiridos por los jóvenes y pagados en cómodos abonos.

En Chimalhuacán, visualizamos que estos 10 lugares se convertirían algún día en 10 iglesias en la localidad.

En cada misión, hubo diferentes grupos que se fueron formando y cambiando a lo largo del tiempo, debido a la deserción de algunos y el agotamiento de otros. Sin embargo, nunca faltó la presencia de Bethel en cada uno de esos lugares. Aunque en ocasiones pareciera que el trabajo estaba a punto de extinguirse, siempre renació con mayor fuerza, aunque de formas diferentes.

Fundaci N Acci N Infantil

En el andar con las necesidades, pudimos ver que hay personas cristianas y no cristianas que desean y pueden ayudar en proyectos específicos que se manejen con claridad y honestidad. Esto nos llevó a dar vida a una fundación que denominamos Acción Infantil, I.A.P., que cubriera los proyectos asistenciales dirigidos a los niños y a la familia.

Se hicieron los trámites necesarios y Dios nos permitió tener esta fundación que podía solicitar donativos en especie y en efectivo para fines definidos, la cual estaba supervisada por la Junta de Asistencia Privada del Estado de México.

A través de la Fundación Infantil, I.A.P., que creamos para poder brindar alimentos y servicios a los niños, establecimos cuatro comedores donde se les ofrecía una comida caliente todos los días. Se instalaron cocinas y las hermanas locales se encargaban de preparar los alimentos, mientras que un hermano, respaldado por Bethel, se encargaba de adquirir los suministros alimenticios en el Banco de Alimentos y llevarlos para su preparación. Aunque algunos niños tal vez no necesitaban prioritariamente esta ayuda, dejamos en claro que Dios los amaba y que nosotros también.

Arenal Y Talabarteros

“Sin embargo, la Tierra se movía” fueron las palabras de Galileo, quien, ante todos los que decían lo contrario, afirmaba con certeza: sí, la Tierra se mueve.

Llegaron días en los que parecía que los grupos misioneros, después de casi doce años, no veían resultados sólidos. Aunque había muchos niños y pequeños grupos de jóvenes y adultos, la obra no crecía como se esperaba.

Los grupos misioneros comenzaban a sentirse agotados, aunque nunca se dejaron de celebrar los cultos en ninguna misión. Sin embargo, muchos hermanos dejaron de asistir en el mismo número que al principio.

Un Plan de Acción del pastor fue implementado. Resultó ser muy sencillo: contar con dos lugares de culto los domingos y nueve durante la semana.

Se inició esta concentración en el barrio de Talabarteros bajo la dirección del pastor, y otra en el barrio El Arenal bajo la dirección del hermano C.P. Manuel Martínez Torres.

Los trabajos fueron bendecidos, pero esta fusión ocasionó que algunos hermanos de las misiones se alejaran al no ver con claridad la visión que se tenía.

Finalmente, en el año 2004, se decidió trabajar solo en el barrio El Arenal, concentrando allí a las 9 misiones que se tenían.

Más adelante, para continuar con la obra misionera, Dios bendijo al hermano C.P. Manuel Martínez Torres con prosperidad y generosidad para sostener económicamente el trabajo misionero. Él buscó misioneros y hermanos para apoyar el trabajo entre semana, visitar y reafirmar las decisiones de fe, y posteriormente brindar un discipulado más constante a los nuevos miembros.

Además, se inició la ampliación y mejora de las instalaciones en El Arenal, se reclutó a más miembros de la Iglesia para impulsar aún más el trabajo, reorganizando las actividades y adoptando nuevas formas de trabajo. Esto inspiró a muchos a regresar y atrajo a nuevos participantes en todos los centros. Durante este período, se pudo apreciar claramente la visión y se valoró aún más la responsabilidad del trabajo en las misiones.

¿Cómo sostener el trabajo? Inicialmente, la Iglesia cubría algunos sueldos, pero poco a poco el hermano C.P. Manuel Martínez Torres asumió todos los gastos. Esto requirió ajustes y se formó un equipo directivo compuesto por los hermanos José Luis Ramírez, Roberto Ramírez y C.P. Manuel Martínez Torres. Este equipo se encargó del ministerio del trabajo y, bajo la gracia de Dios, la obra comenzó a crecer de manera sólida y consolidada.

En un breve período, Campus Chimalhuacán alcanzó a cientos de almas, con un gran número de personas y hogares que se acercaron, expresando simpatía, profesando su fe y siendo bautizados. Un testimonio conmovedor es el del año 2008, cuando 52 personas recibieron el bautismo en un solo domingo, y en 2009 esta cifra se incrementó a más de 75 personas.

Como un principio dinámico: Nuestro Pastor nos ilustra: “La Enseñanza es el corazón de la Iglesia”. Este concepto práctico ha sido fortalecido por los directores del Campus y aplicado los modelos descritos en el Plan de Enseñanza Bethel.

Edificar en la doctrina de la Biblia a los hermanos les ha permitido una edificación personal e integral, así como una edificación congregacional.

Gracias a Dios, hoy podemos encontrar a un considerable número de hermanos que en el pasado fueron alumnos, hoy son transformados y moldeados por Dios, alistándose, capacitándose y trabajando al frente de los grupos de enseñanza, ya sea con la niñez, los adolescentes, los jóvenes y los adultos.

Se trabajó en 9 reclusorios en la ciudad de México habiendo visto milagros de Dios entre esa gente que se convirtió al Señor y sus vidas cambiaron. Más de 50 expresidiarios vieron sus vidas cambiadas y volvieron a sus hogares, cambiados y con una perspectiva diferente.

Misi N Echegaray

Esta obra misionera está ubicada en el Estado de México. Inició con una pequeña congregación en número pero pronto logró posicionarse y lograr su propósito, captar y llegar a los padres de familia del Colegio Americano de Echegaray, el cual les facilitaba las instalaciones para congregarse.

Siendo uno de los proyectos del Programa Misiones, contaba con objetivos y metas que pronto la convirtieron en el Campus Norponiente de la Iglesia.

Se realizan diferentes conferencias informativas, cultos de adoración, trabajos para la niñez y la edificación de nuestros hermanos mediante la enseñanza. Se encuentra actualmente a cargo de nuestro hermano Manuel Martínez Torres.

Misi N En Amealco

El hermano John Wetington conoció a unos hombres, padres de familia y hermanos de sangre, que emigraron a Estados Unidos por temas de trabajo. Después de predicarles de Cristo, les preguntó si les gustaría que se predicara el evangelio en su pueblo y, ante la respuesta positiva de los hombres, el hermano decidió iniciar un proyecto misionero en este lugar.

Hacia los años 2008-2009, el hermano John Wetington, establece contacto con el pastor Manuel Martínez Garibay para ver la posibilidad de trabajar en conjunto y abrir una misión en la comunidad Sta. Ma. Amealco, en el estado de Hidalgo.

Las condiciones y acuerdos bajo los que se iniciaron los trabajo en esta zona fueron que el hermano Jhon aportaría un terreno para la construcción del templo, una camioneta pick-up para el trabajo misionero y la Iglesia Bautista Bethel construiría un templo de 28 m de largo x 12 m de ancho y buscar al misionero que se dedicara de tiempo completo a la obra en ese lugar.

En ese mismo año, el pastor Manuel Martínez Garibay contacta al Hno. Israel Pérez Pérez para colaborar como misionero de la Iglesia Bautista Bethel en esta zona de Hidalgo, específicamente en Nopala, donde la Iglesia Bethel ya había iniciado una misión, y adicionalmente en Amealco donde apenas se comenzaría.

Y así, después de un par de actividades organizadas y realizadas por nuestra Iglesia Bethel en la comunidad de Amealco, en junio del 2009 se inicia formalmente la misión en este lugar.

La zona de Amealco tiene un contexto evangélico de entre 80 y 100 años aproximadamente, por lo que la mayoría de las personas de edad adulta, juventud y niñez han escuchado el evangelio. En 2009, iniciaríamos como la sexta iglesia en hacer obra evangelística, y como la única obra Bautista en este lugar. Actualmente, hay 5 iglesias, incluidos nosotros, en estar activos.

La Iglesia Bautista Bethel ha estado presente en la misión durante todos estos años de trabajo misionero, y lo ha hecho a través de equipos misioneros que han colaborado en la enseñanza, predicación y evangelismo. También han participado familias en específico para ciertos proyectos, como la construcción de una cancha, acondicionamiento para evitar que las aves ingresen en el interior del templo, etc.

Desde que se inició el trabajo en este lugar, se ha hecho trabajo tanto material como espiritual. En la parte material, nuestra Iglesia Bethel construyó un templo y a través de algunas donaciones particulares se ha construido una pequeña cancha y otros acondicionamientos en el templo.

En la parte espiritual, se ha predicado, evangelizado y se han realizado toda clase de actividades (talleres, escuelas bíblicas de verano, jornadas evangelísticas, etc.) con enfoque evangelístico con el fin de alcanzar almas nuevas, y de esta manera se han tenido alrededor de 30 bautismos en todos estos años.

En la actualidad, en la misión Amealco hemos tenido momentos de crecimiento y momentos de crisis. Se ha alcanzado una asistencia de hasta 60 personas en los primeros años de trabajo misionero. Sin embargo, entre el 2013-2014, llegó una iglesia carismática y varias familias desistieron de la misión y se fueron a la otra iglesia.

Del 2016 a la fecha, hemos mantenido un pequeño grupo y actualmente la misión se compone de 20 personas aproximadamente (9 adultos y 11 niños), con quienes se ha estado trabajando.

La obra continúa y seguiremos trabajando hasta que el Señor nos lo permita o hasta que Él nos indique otra cosa. Estamos extendiéndonos a otras comunidades y el Señor dirigirá nuestros pasos. Somos instrumentos en las manos de Dios y anhelamos dar lo mejor de nosotros.

Misi N Coacalco

A finales del 2010, la hermana María Teresa Barrón inició el discipulado 1 con un grupo de 5 mujeres en su hogar. En marzo del 2011, le marcó a la hermana Saraí Cruz, coordinadora de Discipulado en la Iglesia Bautista Bethel, para solicitarle que un hermano acudiera a Coacalco a impartir el discipulado 2, a lo que la hermana respondió que estaba muy lejos. No pasó mucho tiempo cuando la hermana Saraí acudió a Coacalco para impartir el discipulado. Ya estando en el lugar, vio la necesidad y el campo listo para la siega: Dios tenía un plan para ese lugar. En ese tiempo un equipo misionero estaba trabajando en la zona del Ajusco en la CDMX. La hermana Saraí le preguntó al hermano José Luis Sosa en dónde se uniría al trabajo, si en el Ajusco o en Coacalco, a lo que el hermano respondió que en Coacalco.

Entre el 2011 y 2014, nuestras hermanas Cristina Aceves, Rita Salazar, Beatriz, Eva, Rosa

Aguilar y Edith Gómez Salazar obedecieron al Señor en la primera ordenanza. Continuamos con el discipulado 2 y en agosto del 2012 tuvimos la primera escuelita bíblica de vacaciones con el apoyo de nuestra hermana Jessica Soria Barrón y con las hermanas que tomaban el discipulado 2. Gracias a Dios tuvimos una asistencia de 40 niños y 17 profesiones de fe, de las cuales 2 familias asisten hasta el día de hoy.

Posteriormente, la Iglesia rentó una casa de interés social para continuar con el discipulado 2 e iniciamos con el discipulado 1. En ese mismo año iniciamos un centro de predicación con el apoyo de nuestros hermanos Jorge Estévez y Nancy Cante, Josué Israel Martínez y Alejandra Rojas. En el 2015, iniciamos con culto de predicación y clases dominicales con una asistencia de 12 hermanos aproximadamente. Posteriormente, recibimos el apoyo de 3 grupos de hermanos de nuestra iglesia, así como hermanos de nuestra iglesia que fueron invitados a predicar durante un mes.

En marzo del 2018, la asistencia promedio era de entre 50 y 60 hermanos, por lo que se rentó un salón de eventos sociales. Durante 2018-2020, el pastor Felipe Alvarado estuvo predicando hasta antes de la pandemia. Durante la pandemia, los hermanos que tuvieron a bien se conectaron a los cultos y clases en línea.

La misión retomó sus actividades después de la pandemia el 2 de octubre del 2022 en el terreno que la familia Mendoza Ramírez nos facilitó para la realización de nuestros cultos. Desafortunadamente, no regresaron todos los hermanos que asistían regularmente. La asistencia actual es de 25 a 30 hermanos. En el transcurso de este año, 4 hermanos se unieron a nuestra Iglesia firmando el libro de miembros y 8 hermanos obedecieron al Señor a través del bautismo.

Gracias a Dios por la misión que permaneció fiel al Señor durante la pandemia. A Él sea la gloria; Él es quien la sostiene y sustenta.

Misi N Zumpango

Todo surgió en diciembre del 2018. La hermana Saraí Cruz estaba vendiendo boletos de Ticketmaster para Navidad en las Montañas, cuando llegó el matrimonio Romero González a adquirir sus boletos. Comentaron que la hermana Mercedes Robles les había comentado de una promoción. Ellos conocieron a la hermana Mercedes en la actividad de hospitales, cuando la Iglesia asistía a orar por los enfermos con Talita Cumi. La hermana Saraí les preguntó qué desde dónde iban a comprar los boletos y le dijeron que de Zumpango, a lo que la hermana respondió: “Está bien lejos”. La hermana Saraí los invitó a asistir al culto a la misión de Coacalco, a donde ellos asistieron en varias ocasiones.

Posteriormente, en el 2019 la hermana Saraí les visitó en su hogar e iniciaron el discipulado 1. La hermana Aurora González invitó a tomar el discipulado a su amiga Marisol Luna, quien tomó algunas sesiones. El matrimonio Romero González tuvo problemas, por lo que dejó la continuidad del discipulado. La hermana Saraí habló con la hermana Marisol Luna y su esposo José Antonio Pérez sobre la intención que tenía de abrir obra en ese lugar y les pidió que abrieran su hogar para impartir discipulado y dar clases bíblicas a los niños, a lo que ellos accedieron. Iniciaron ellos como matrimonio el discipulado 1.

El 22 de febrero del 2020, se entregaron cajitas de Samaritan’s Purse a 16 niños, y 4 papás aceptaron a Cristo en su corazón. A la siguiente semana, regresaron a tomar clase los 16 niños bajo la compañía de esos 4 papás. Por la pandemia, se suspendieron las actividades, retomándolas el 3 de marzo del 2023.

Actualmente, tenemos 12 niños y 6 adultos. El sábado 15 de julio iniciamos cultos y clases sabatinos con el apoyo de las hermanas Albertina Márquez y Ángeles Valerio.

Confiamos en que Dios está trabajando en ese lejano lugar y como Iglesia Bautista Bethel nos estamos uniendo a lo que Él está haciendo en Zumpango para su gloria y honra.

Bethel ha experimentado notables avances en la proclamación del evangelio y el trabajo misionero en los últimos tiempos. Esto es una prueba fehaciente de que Dios obra y bendice de manera extraordinaria. Cada semana se presencian nuevas decisiones por Cristo. Estos logros son motivo de regocijo y gratitud, inspirándonos a continuar con fervor y dedicación en la misión de llevar el mensaje de salvación a más personas.

Misi N Oasis De Vida Un Testimonio Especial

Cierto día, un joven de la sierra nororiental del estado de Puebla llegó a la Ciudad de México. Había decidido venir a trabajar una temporada, recién había concluido su preparatoria y comenzaban las vacaciones de verano. Él había decidido venir sólo por un mes, ya que lo estaban preparando para ser líder social de la organización Antorcha Campesina. El joven ya llevaba varios años en sus filas, ya había trabajado para ellos y estaba más que seguro de que esa era su vocación. Era un líder nato y a sus 18 años ya dirigía grandes masas en las diferentes comunidades indígenas de la sierra. Sin embargo, había decidido salir a despejarse un mes y encontró un trabajo de chalán de albañil.

Uno de sus hermanos trabajaba en el Campamento Bethel, por lo que fue a parar ahí un mes. Al terminar ese mes, indicó que deseaba quedarse a trabajar, así que, después de platicar con él, decidimos darle trabajo como guardia de seguridad y velador de un colegio, donde se quedaba a dormir en un cuarto en la azotea del mismo.

Transcurrieron los días y en sus ratos libres comenzó a apoyar en las oficinas de Grupo Bethel. Al poco tiempo cambió de trabajo y pasó a ser el encargado de trabajos administrativos de Grupo Bethel; había capacidad en su vida. Asimismo, comenzó a asistir los domingos al templo, en donde aceptó a Jesucristo y su vida cambió. Dejó el alcohol, se reorganizó y empezó a corregir muchas cosas que no estaban bien en su vida. Pero no solo se quedó en eso, sino que buscó la manera de seguirse capacitando y en tres años logró concluir una licenciatura en Administración de Empresas.

Un día me dijo: “Pastor, mi abuelo nos vendió a mi hermano y a mí un terreno allá en la sierra de Puebla, en donde vivimos. Lo queremos donar a la iglesia para que tenga allí un lugar especial de servicio”. Eran seis hectáreas y desde luego acepté, prometiendo que un día me llevaría para conocerlo y ver qué se podía hacer.

Pasaron las semanas y un día, después de cinco horas de viaje en carro, llegamos al lugar. Para entrar en él, se debe subir una escalinata de piedra de casi mil escalones, por lo que tuvimos que descansar más de cinco veces, razón por la que le puse el nombre de “La escalinata al cielo”. Continuamos nuestro camino y al fin llegamos a la parte alta, donde nos recibió una planicie hermosísima llena de pasto y en medio de ella había unos matorrales verdes. Creí que era un ojo de agua, pero me dijeron que solo era un escurridero que todo el año tenía agua. Así surge el nombre de “Oasis de Vida”, en donde todo el que llega ahí encuentra “agua de vida” que cambia sus vidas solitarias y desesperadas en vidas nuevas con un visión diferente.

Así surgió una bendición más en la Sierra Norte de Puebla, que inició con un hermano, hoy misionero que es usado para obtener 6 hectáreas de terreno dónde se inicia el trabajo del Centro Comunitario Oasis de Vida. Que cuenta con un Jardín de Niños, un bautisterio al aire libre y las instalaciones básicas. Sobre todo cuenta con la presencia de casi 75 nuevos creyentes y niños de la zona indígena. Han terminado la construcción de su templo y dedicado a la obra del Señor. Está Misión se encuentra bajo la dirección de nuestro hermano Ramiro Gómez Pérez.

Centro Comunitario Oasis De Vida

El proyecto del Centro Comunitario Oasis de Vida surgió en el año 2010, luego de una visita realizada por el pastor Manuel Martínez Garibay a una comunidad náhuatl de unos 4 mil habitantes. El lugar está cubierto por la vegetación exuberante del bosque tropical, rodeado de grandes montañas y cañadas, ubicado en la sierra nororiental del estado de Puebla. Esta comunidad se llama San Miguel del Progreso y pertenece al municipio de Huitzilan de Serdán. Su gente es muy amable, cálida y trabajadora, que da todo lo que tiene y puede para hacerte sentir bienvenido. El 100% de la población habla la lengua náhuatl.

Los pobladores suelen migrar a las grandes ciudades del país en busca de trabajo, donde se exponen a la discriminación, al maltrato e incluso se ven obligados a olvidar sus raíces y su cultura. Adoptan los vicios, modas, etc. Esto da como resultado una falta de identidad, de cultura y un desprecio por sus orígenes.

Por lo que el proyecto busca contribuir, en primer lugar, en la conservación, rescate y valorización de esta cultura que está llena de alegría, de color, de vida y de mucha riqueza histórica. En segundo lugar, contribuir al desarrollo económico y social de esta región que ha sido marginada durante mucho tiempo, por lo que tiene un rezago educativo, económico y hasta social, si se compara con el resto del país.

No existe mayor condenación para el ser humano que no tener acceso a las oportunidades de crecimiento, de sobresalir de su condición actual. Queremos hacer la diferencia, no sólo queremos quedarnos como muchos otros en la detección de las necesidades.

Causas son muchas, pero nosotros no estamos para buscar causas; estamos para buscar soluciones y frenar este paso a la desintegración familiar; al maltrato; a la falta de oportunidades, de empleos, de aprovechamiento de los medios y recursos naturales. Y brindar nuestro servicio comunitario con las salas de computo, biblioteca y consultorios medicos.

Se iniciaron los proceso de cultivo de café, de fruta y la producción de miel que muy pronto hará que los hermanos en ese lugar mejoren su vida. Ya se han empezado a ver los resultados.

Hay café para venta que esperamos mejorar cada día. Dios nos bendice y los hermanos han ayudado a Bethel en el Campamento, en los trabajos de mejoras del colegio y de otras tareas de albañilería.

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