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La vida se perfila nueva cada día. Ahora sí, el bosque se ha convertido en mí casa multicolor. Ya en los albores de la madurez del año natural, los amarillos de los álamos han dado paso a colores rojos, carmesí y, en definitiva, es tiempo de ocres y cada vez más, los pardos y marrones se adueñan del valle. Aquí y allá, entre el perenne verde de las coníferas, fieles a la clorofila, se dejan ver conatos de grises, de ramas vacías, de muerte en vida. En este mes, mi vara de bambú, Yug, me pone en camino hacia las cumbres rocosas, donde el DO, la música viva, son los topetazos de los machos de las cabras monteses. Testuz contra Testuz. Golpe contra golpe parecen sacudir los montes de Iberia. Los paladines, tal como señores feudales medievales, luchan con brío por el harén más portentoso. Por aquí y por allá, la vida animada parece tener cierta urgencia. Topillos, ardillas y ratones de campo se afanan por recolectar grano para el invierno, mientras el gato montés trabaja a destajo por llenar su estómago. En el bosque intermedio, el oso se atiborra de todo tipo de bayas y frutillas tardías y, en su defecto, se une a la cruzada del gato selvático y atrapa ratones y cualquier tipo de proteína viva disponible: necesita hacer acopio de grasa para el blanco inminente. Al atardecer, entre las peñas de la Calavera, me siento a admirar el cortejo celestial del Gran Duque, el Búho Real, mientras medito en la muerta de la vida y en la vida de la muerte. Más abajo en la Villa de los hombres, se celebran días de Muertos, mascaradas de difuntos, visitas a cementerios, coladas moradas y pastelillos de unas fechas que hablan de transición. Me gustan las Peñas de la Calavera, porque desde aquí puedo divisar los dos mundos: la vida sin mí, con pájaros carpinteros, águilas reales, lobos y nutrias, y la vida conmigo, abajo, en la aldea humana. Canastos de castañas asadas, boniatos, parientes y amigos, dramas sempiternos humanos con envidias, ambiciones, nacimientos y muertes, casamientos y divorcios. Manifestaciones y procesiones religiosas, políticos, creyentes y ateos, artistas y deportistas, comerciantes y filósofos: todo es un bestiario variopinto de raza humana. El lobo que hay en mí ama a los hombres, aunque lo persigan como a un proscrito, y el humano que habito solo es paz junto al arroyo, bajo el canto del ruiseñor. Yo soy de Aquí, siempre de Aquí, ahí dónde esté. Soy mujer y hombre, animal, nube y amapola, soy tú y soy la alegría que no precisa de definición alguna, tengo la edad del tiempo y el corazón del Sol. Mi amante es la Luna y mi hermana la Estrella, soy mi padre y también el hijo de mi hijo. Nunca nací, así que me encanta jugar a morir una y otra vez. En noviembre, ya presiento el cambio de Ciclo, ya casi quiero vestirme de blanco, mientras en las largas tardes, la oscuridad me arropa a la vera de una lumbre. Te amo porque me amo, y me gusta jugar a perderte y a encontrarte en los pliegues infinitos del vestido de noche, del traje de gala del Tiempo. ¿Qué es la muerte para el mundo sin mí, para la naturaleza no humana? Pues es muy simple: energía en transformación, materia orgánica que cambia de estómago, savia de árboles que viaja hacia las raíces, cambio, introversión, hibernación, sueño, vida mudando sus trajes, la misma montaña y sus cuatro colores estacionales. ¿Y para el mundo conmigo, qué es la muerte? Pérdida, dolor, desaparición, duelo, vacío, apego, depresión y luego es noche fecunda, despertar, reencuentro, ilusión, apego, expansión y crecimiento, pero sobre todo ciclo a ciclo, aprendizaje, comprensión, madurez y finalmente sabiduría para que, en el justo lugar dónde él tiempo y la eternidad se dan un beso, pueda convertir la inocencia en consciencia y sonreír al espejo de mi Padre: El Sol. Te deseo ningún deseo y un buen amanecer. TAI
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En el ser humano conviven dos partes, una racional y domesticada y otra irracional y salvaje. Existe una creencia a menudo explícita pero también implícita en muchas filosofías o propuestas "espirituales", que condenan al lado salvaje. Eso mismo lo han hecho la mayoría de las religiones. Todo el lado domesticado, racional y controlado de nosotros mismos habita en las regiones del hemisferio izquierdo del cerebro, mientras en el lado derecho existe una intrincada selva de instintos, sensaciones, impulsos, visiones y emociones. Es el hábitat natural de nuestro lado más salvaje. Cuando nos aferramos a nuestra imagen personal y social, esa entidad con la que nos identificamos tiende a considerar el otro lado de la frontera cerebral como una región peligrosa e incontrolable y, por supuesto, primitiva e inferior. ¿Pero esto es así? Por supuesto que no. Mientras el mundo racional del hemisferio izquierdo tiende a juzgar, clasificar y ordenar todo, según unos parámetros totalmente arbitrarios y limitados (aunque a menudo defendidos como "científicos", "espirituales", "elevados" y demás auto proclamaciones del hemisferio izquierdo), en el lado derecho de la materia gris se escuchan los aullidos en la noche. En este mundo impreciso, lo eterno, infinito o posible llenan la vida humana de libertad. Es en este ámbito donde existe el arte, el entusiasmo, la pasión, la poesía. También la locura, la aventura, la explotación, la mística y el misterio. No quiero hacer apología del lado irracional sino más bien reflejar la necesidad vital de la complejidad, la riqueza y la complementariedad. De hecho, la vida desde la dominancia izquierda suele ser excluyente, controlada, arrogante, insegura, conservadora, rutinaria y básicamente limitada. Es decir, una jaula de oro o no, pero realizada con barrotes de ideas fijas. Adentrarse en el lado salvaje es abandonar la cuadrícula de la ciudad y perderse en el laberinto forestal: sendas imprecisas, posibilidades, opciones, incertidumbres, pulsiones, peligros y maravillas. A nuestro ego le gusta ser un misionero y tratar de controlar y convertir a las pobres criaturas salvajes o un explorador victoriano que trata de conquistar y civilizar lo que encuentra.
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Pero, y si... Siempre hay un "y si", o un “quizás”, también un "erase una vez", que podría continuar con “un lobo se adentró en la ciudad”. El lado derecho, imaginativo, creativo e incluyente, puede jugar a saltar a cada lado del espejo. Y, ¿si ese personaje definido y definible que te devuelve una imagen segura de ti mismo solo fuera una careta, una máscara para que un lobo se paseara por la ciudad, se tomara un té en una cafetería y pasara desapercibido? Los indígenas de muchas culturas nos han dejado el legado de que todos tenemos un animal Tótem, un guía por los intrincados mundos subconscientes. Existen tribus Lagarto o Águilas, quizás Osos o Tigres. Y este bagaje cultural del hemisferio derecho ha pasado a nuestra vida cotidiana, anclada en el cerebro izquierdo, con clubes deportivos que se llaman "jaguares", "leones", etc. Lo mismo que coches deportivos "Mustang" y, por todos lados, en las marcas, la publicidad y en todo lo demás aparecen elefantes, hipopótamos, cebras, delfines, cóndores. Hay todo un animalario natural. Hoy te invito a dejar todos los prejuicios del cerebro izquierdo y cerrar tus ojos. Busca un lugar tranquilo y conecta con tu animal favorito. Ahora, siente que ese animal bello, poderoso y hermoso es una parte de ti. Puedes correr con tu caballo interior, volar con tu águila interna, surcar los mares con tu delfín interior. Ábrete a explorar una dimensión distinta de ti, deja por un rato de identificarte con formas humanas y mira tu cuerpo como un planeta vivo. Túmbate cómodo y siente las montañas y cordilleras de tus huesos, los ríos y cascadas de tus venas, explora con mente abierta las sensaciones de cada parte de ti.
Otra opción es irte al bosque y quedarte quieto como un árbol y abrir plenamente tus sentidos. No hagas nada, no busques nada, solo disfruta plenamente de estar ahí. Poco a poco descubre todo un mundo animado a tu alrededor, mundo de seres vivos que aparecen, cuando la mente se calla, cuando no hay ningún “yo” al acecho. Espiritualidad no es un sistema de creencias, es tomar contacto con la fuerza primaria que trasciende toda idea y pensamiento. A menudo no podrás alcanzar la anhelada completitud desde una mente condicionada. Desde el viejo mecanismo del miedo y el deseo, del esfuerzo y la búsqueda salta al lado salvaje, al hemisferio que ya es completo y permanece plenamente consciente. TAI
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El sentimiento es tu casa, tu hábitat. Nadie vive en un lugar o en un tiempo. Nuestra verdadera nación, nuestro lugar es nuestro propio sentimiento... Tu vida es solo lo que sientes. Si no sintieras nada, no habría nada. Un sentimiento es una idea, un pensamiento asociado, conectado a una frecuencia energética. Esa energía es lo que conocemos como emoción. Y las emociones pueden vibrar a diferente frecuencia, desde el pánico inmovilizador hasta el amor expansivo. Un mismo pensamiento, una misma imagen mental se puede asociar a muchas frecuencias emocionales, lo que crea mundos y formas de vivir diferentes. Imagina la imagen mental de una rosa o la de un cadáver. Verás de inmediato cómo la primera imagen suele asociarse a emociones más relajantes o bellas que la segunda imagen. Eso se debe a que los mismos pensamientos ya poseen energía, y además tienen un componente conector con la mente colectiva, lo que facilita la estimulación de los introyectos sociales y los prejuicios. Las imágenes no son neutras debido a que el que lo percibe tampoco lo es. El caso es que el motor de la vida humana es un sentimiento, el deseo. Y lo que nos mueve, en primer lugar, es la necesidad de salir de la incomodidad, del malestar, del dolor o del sufrimiento. Es en esta realidad que empieza el fenómeno de la proyección. El sentimiento de carencia crea la fantasía de Ángeles y Demonios. Los Ángeles son la idea de que lo que realmente necesitamos está fuera de nosotros mismos, así que todos los ideales, sueños y paraísos son proyecciones de nuestras carencias. Por otro lado, los demonios son los culpables de nuestras desgracias y sufrimientos: el gobierno, el clima, los virus, el mundo, las circunstancias; hay infinidad de demonios para acusar ante nuestra insatisfacción. Los grandes Maestros nos han dicho: "Lo que estáis buscando está dentro de vosotros mismos". Sin embargo, ninguna cirugía lo ha encontrado. No es asunto físico, tampoco de ningún psicoanálisis. No es mental. ¿Entonces? Justamente ahí está la clave. En la apreciación superficial desde la identificación con un personaje, nunca vamos a encontrar la respuesta porque el ego, en sí mismo, es una ficción que se sustenta en un sentimiento falso de separatividad. El ego se "siente" distinto, aparte, solo, vacío y busca siempre seguridad, plenitud, completitud. Pero no lo encuentra en las cosas, apenas se distrae en las relaciones trata de esconderse en la familia y la pareja. Pero al final todos mueren o se van. Lo intenta con ideales y creencias, como un Reino de los Cielos o un Paraíso. Todo lo buscado, lo anhelado y lo deseado están y son cuándo el deseo cesa. Y el deseo cesa solo cuando la proyección mental cesa. Cuando no hay "yo" no existe "el que sufre", ni nadie que desee algo". Imagina un enorme círculo, un mural bellísimo; lo ves en su conjunto y solo sientes arrobamiento, paz, felicidad y completitud. Sin embargo, cuando te acercas y ves los detalles puedes ver "guerra y paz", dramas y luchas, éxitos y fracasos, tensión y relajación. ¡Ves la vida! Entonces la clave es sencilla: ¡aléjate! Toma la distancia de ver el conjunto, no te obsesiones. Suelta, espera, deja ir. Sé paz. TAI
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Yug-Do es el Pincel para dibujar tu mundo soñado. Todo es posible. Y si lo sueñas, lo puedes vivir. No hay nada imposible. Esta es la receta: Primero atrévete a soñar, toma la lámpara de Aladino y frota tres veces... ¿Cómo te gustaría que fuera tu vida real? ¡Vamos a imaginar, que es gratis! Si tuvieras dinero, tiempo, salud y los medios adecuados, ¿qué elegirías vivir?, ¿cómo sería tú vida soñada? Aquí te recomiendo que no dejes de escribirlo todo en un papel. El ejercicio es hacerlo. Escribe... ¿Dónde viviría? ¿Cómo viviría? ¿Con quién lo haría? Pon todos los detalles. ¿Ya está listo? Vale... Ahora viene la segunda parte. ¿Cómo te sentirías si todo esto fuera ya un hecho? Escribe lo que quieras sentir. Lo que de verdad sentirías. Hazlo. Escríbelo. Es el segundo paso. Ahora viene lo bueno. Si en este momento empiezas a sentir, lo que sentirías, tu vida empezará a cambiar. Así que el tercer paso es sentir lo que quieres crear en tu vida. Y ese sentir futuro ha de convertirse en tu práctica diaria. Siéntelo y ocurrirá. No te preocupes por las cosas, las imágenes o deseos. Solo cultiva el sentimiento correcto. Lo demás déjaselo al Universo. Hay un detalle importante. ¿Cómo es el sentimiento correcto?
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Este tiene tres ingredientes: - Seguridad - Amor - Dirección Es decir, no hay miedo, me siento amado, amo y dedico mi vida y energía a servir, soy la paz que transmito. TAI
"Ciencia que trata del gobierno y de la organización de las sociedades humanas". ¿Los niños de cinco años son capaces de gobernarse y educarse entre sí? No, claro, se recurre a gente adulta. La pregunta es, ¿quién gobierna y organiza a las sociedades humanas? ¿Otros humanos? ¿Es la clase gobernanta la más avanzada, integra y evolucionada entre los seres humanos? Cuando la mente pretende gobernar y organizar a la propia mente, suele haber caos. Osho lo define como "basura analizando basura". Así que hay que encontrar "algo" de un nivel más elevado que guíe y organice a la mente. La experiencia milenaria del ser humano, a este "algo" lo ha llamado "espíritu". El espíritu debe guiar y armoniza a la mente. ¿Y qué es el espíritu? Empecemos por decir lo que no es... El espíritu no es una creencia, ni un sistema de creencias, no es una religión, ni una secta, ni una fe... Espíritu es AMOR Y LIBERTAD. Unidad consciente en la diversidad. Su manifestación es afecto, ternura, comprensión, respeto, tolerancia, aceptación de la diversidad. La realidad espiritual es NO HAGAS A LOS DEMÁS LO QUE NO QUIERAS QUE TE HAGAN A TI. Quiere para los demás lo mismo que quieras para ti. No te sientas superior, ni inferior a nadie... Ve en los demás diferentes aspectos DE TI MISMO. El otro ERES TÚ MISMO. Olvida toda la historia, la culpa y la vergüenza. Los demás se han equivocado.
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Tú te has equivocado. Es normal, solo hay que perdonar, soltar y abrazar. El otro eres TÚ. Ámate si el otro es fanático, violento, si no escucha. Ese también eres tú. Ámate más, no esperes que te entiendan. Entiende tú. No esperes que el otro dé el paso. Dalo tú. Y el paso ha de ser una política de amor, de perdón, de comprensión. Siempre empezar por ti mismo. Luego a los demás... Olvídate de banderas, olvídate de fronteras, olvídate de credos, de himnos y ábrete a otros símbolos. Tu bandera nueva es el Sol. Tu frontera nueva es el horizonte infinito. Tu lengua, el canto. Tu comunicación, EL ABRAZO. Identifícate solo con el AMOR, sin forma, sin memoria. Solo con un recuerdo. El recuerdo de que ERES PAZ. Olvídate de todo "partido", ni siquiera tomes partido. Porque ERES ENTERO. SÉ ENTERO. Acepta el conflicto, escucha las partes, pero no repartas tu amor. El Sol ilumina todo cada día, no ilumina solo a lo bueno, a esto, o a aquello. Lo ilumina TODO. TÚ ERES TODO. Si amas de verdad tendrás que amarlo TODO. Si te defines, por un lado, castraras algo de ti. LA VERDAD UNE, la mentira separa. En realidad, toda la separación es completamente ilusoria. Si odias una parte, odiaras algo de ti. Si ves contradicciones en ti, no te asustes, ni te juzgues, en realidad, es parte de la complejidad de la vida. Más que contradicciones se trata de elementos complementarios. Solo has de amar un poco más. A ti mismo para empezar, y luego reconocerte a ti mismo en todos los demás. Esa es la política. TAI
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No voy a la naturaleza a ver a los animales salvajes, voy a sentirme cerca de ellos. A ser parte de un todo indivisible y, así, recuperar un poco la cordura. Llevo caminando por praderas, montañas, bosques, desiertos y selvas, desde que tengo uso de razón, empecé en Barcelona, buscando vida libre bajo las macetas de las plantas, que muy amorosamente tenía mi madre en la terraza comunitaria. Allí, en lo minúsculo, descubría mundos nuevos y apasionantes. Unos pocos geranios, romero y cactus bastaban para que aparecieran arañas, cochinillas de la humanidad, hileras de hormigas, mariquitas rojas tachonadas de negro, y un sin fin de habitantes que pasaban desapercibidos para la mayoría. Para incrementar las posibilidades de vida salvaje tomé prestada una vieja nevera estropeada, la puse horizontal, la llené con agua y sumergí varios ladrillos; luego solo tuve que realizar mi primera expedición a Montjuic y conseguir algunos renacuajos en el viejo pantano. El resto fue esperar y observar. Con los días, los ladrillos se fueron volviendo verdes, aparecieron algas, a los renacuajos les salieron las patas de atrás. Y un nuevo mundo se abrió ante mí: había creado un pequeño embalse. A veces sorprendía a los gorriones venir a beber, aparecieron extrañas larvas en el agua. Me di cuenta que un poco de agua, aunque fuera estancada, multiplicaba las formas de vida. Así, en pocos metros cuadrados y saltando de un terrado al otro, descubrí pequeños Dragones (gekkos) y hasta una gorda salamandra negra y amarilla, que nadie sabe cómo llegó arriba de un cuarto piso. Vigilaba la llegada de las golondrinas en primavera y las circunvalaciones de los murciélagos al atardecer. Mis aventuras de exploración aumentarían con mis años, ocho. A los diez hacía la colina de Montjuic, sobre los 12, la Montaña del Tibidabo me parecía el Himalaya. Mis "cazaderos" de bichos vivos se fueron ampliando, y en la terraza contigua a mi edificio, a la que me descolgaba con facilidad, prosperaba mi pequeño zoológico, al que trataba de crear instalaciones lo más ecológicas posibles. Tenía por ahí, ocultos de los mayores, culebras, lagartijas, ranas, ratones y, en alguna ocasión, hasta un pollo de urraca o una ardilla. Con la adolescencia, las aventuras naturalistas me llevaron a nuevas fronteras salvajes, Montserrat, y sobre todo el Montseny. Buscaba ansioso la "caza mayor": jabalís, algún águila pequeña. Sobre los catorce me acerqué hacia las grandes montañas: Los Pirineos. Desde esos años de juventud, y tras mi gran expedición a Asia, contando con quince años, he recorrido regiones salvajes de Turquía, Irán, Paquistán y luego la India. Recorrí sábanas africanas, las montañas de los Andes, el Pantanal en Brasil, y la selva amazónica. He hecho viajes por zonas muy poco concurridas de Tailandia, Malasia, Indonesia, Borneo, Java y Sumatra. Así han sido mis últimos cincuenta años de vida, al menos en mi tiempo libre. Me gusta buscar en lugares lejanos y exóticos, así como en el jardín más cercano, incluso busco y encuentro vida fascinante que llega sola a mi vivienda. La gente suele tener una idea muy romántica y falsa sobre el contacto con animales en libertad. Sí, es cierto que hay migraciones imponentes de ñus y cebras en África, o Caribús en Canadá, pero lo normal es ver muy pocos animales. Diría que el acercamiento sutil y, mejor aún, desapercibido es un arte que requiere altas dosis de paciencia. Un día entero caminando por una selva virgen en lo más profundo de Malasia puede ser agotador
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con tanto calor, mosquitos y barro, quizás deje el saldo de entrever a un mono gibón saltar de rama en rama durante diez segundos. El grito de un calao, que no llegas a ver o sentirte feliz de haberte topado con las inconfundibles huellas de un tigre. Lo más normal es ver muy poco, y menos aún fotografiar algo, más difícil que de ahí salga una foto aceptable. Cierto que hay recompensas que solo puede valorar un loco apasionado por la naturaleza: ¡Un momento! Ese momentazo que sabes que no se repetirá en la vida. ¡Los ojos azules de un leopardo mirándote a veinte metros! ¡Ver a un serow, que es uno de los antílopes caprinos más raros del mundo y que vive en número reducido en zonas montañosas del sudeste asiático! ¡O a un grupo de monos násicos en un manglar de Borneo! ¡Perseguir a un oso hormiguero por el mato groso! ¡Sentir a los elefantes de selva a cincuenta metros de tu escondite! ¡Ser embestido por un rinoceronte en Nepal! Esto sí que fue mala suerte. ¡Encontrarte cara a cara con un inmenso Banteng (toro salvaje) en Java! La gran mayoría de las veces, estos encuentros han sido en solitario, tras horas de caminata, de esperas, de explorar a paso de Tai-Chi. A veces con mi pareja y, en muy raras ocasiones, con un amigo ocasional. Es que el encuentro con lo salvaje es siempre íntimo, muy personal, casi una comunión de alma a alma. Quizás, luego no encuentres a nadie con quien valga la pena compartir la experiencia, es difícil que te entiendan, aunque lo cuentes. Eso pierde gran parte del sabor. Pero lo que es seguro, es que es adictivo y, más aún, ya no puedes vivir de otro modo. Los animales salvajes, en general, se resisten a ser invadidos por mirones ocasionales. Es necesario pedir permiso, adentrarte en su mundo y en su vida, con absoluto respeto y hasta invisibilidad. Dicen en Física Cuántica que el observador altera y cambia lo observado. Así que para propiciar un verdadero encuentro debes desaparecer tú, entrar en meditación, ser una nada, sin pensar, ser roca, brezo, pino o lobo. Sin nadie más. En fin, quizás no hay nada más maravilloso, pero tampoco es fácil. Hoy la naturaleza está invadida de ciclistas, escaladores, montañistas, excursionistas, senderistas y los cazadores. De estos últimos prefiero ni hablar. Y también está la nueva moda de los turistas de naturaleza. Tampoco hablaré de estos últimos. Cuesta encontrar lugares y momentos sagrados donde puedas beber un poco del néctar del instante mágico y exclusivo entre tú y la vida salvaje. Ahora tengo amigos en todo el mundo que pueden entender estas palabras, pero son escasos y contados, como los verdaderos amigos. Otra cosa son los conocidos, los colegas, los vecinos. Sin embargo, para mí existen infinidad de lugares salvajes para explorar, miles de posibilidades para el asombro y la fascinación, y no siempre están lejos de casa. Se trata de encontrar otra forma de ver, de escuchar, de sentir. Salir del bullicio de las masas, de las modas y mirar con más atención. No aspiro a la mejor foto, ni a ver más, sino a ser encontrado en cualquier recodo del sendero por el espíritu salvaje.
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CLAVE DEL MES:
FRASE DEL MES:
SILENCIO
En el verdadero silencio no hay contradicción, solo sabor a unidad
PARA LEER:
PARA VER:
Peacock, Doug
Everything, Everything (2017)
MIS AÑOS GRIZZLY: EN BUSCA DE LA NATURALEZA SALVAJE
Dirigida por Stella Meghie, con guion de J. Mills Goodloe (Novela: Nicola Yoon) y música de Ludwig Göransson. Protagonizada por Amandla Stenberg y Nick Robinson.
(2015) Edita: ERRATA NATURAE
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El hombre nace libre, responsable y sin excusas. JEAN PAUL SARTRE
No pido riquezas, ni esperanzas, ni amor, ni un amigo que me comprenda; todo lo que pido es el cielo sobre mí y un camino a mis pies. ROBERT LOUIS STEVENSON
Si no tienes la libertad interior, ¿qué otra libertad esperas poder tener?
Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo.
ARTURO GRAF
FRANZ GRILLPARZER
No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra libertad interna.
El principal aprendizaje del ego es asumir la relación causa y efecto. ANTONIO IBORRA
MAHATMA GANDHI
Buscar razones para vivir es una buena razón para seguir viviendo, y si no las hay, hay que inventárselas.
Nunca me había asustado la muerte, la usaba como motivación. Saber que hay un final te obliga a vivir.
FEDERICO LUPPI EN MARTÍN (HACHE)
SCRUBS
Nadie podrá decir que un nido calentito y dichoso dará de sí a grandes personas. La inadaptación a lo imperfecto es lo que mejora al hombre ANTONIO GALA
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Vivimos momentos muy dispares y de gran paradoja: terremotos en México y Nepal; inundaciones e incendios en California, Portugal, Galicia o Asturias; así como contaminación y abuso de los recursos naturales en muchos rincones. En la provincia autonómica de Cataluña que aboga por el independentismo o un nacionalismo recalcitrante y pasado de época que no se ajusta a los tiempos ni necesidades del momento porque fomentan y difunden la división, hay separatividad creando más fronteras, ¡como si ya no tuviéramos bastantes! Hay atentados y fanatismos, líderes políticos que no son líderes y que solo piensan en sus intereses personales y para nada en el beneficio de la mayoría; por no hablar también de la masiva corrupción de aquellos representantes políticos que deberían dar ejemplo y trabajar con mucha más equidad para crear un mundo mejor, más igualitario, más consciente en donde se respeten los verdaderos valores que nos hacen sentir dignos como seres más humanos, creativos e inteligentes. Donde la competitividad se convierte en el juego de todos ganan. Un mundo sin fronteras en donde el amor y la generosidad sean la base para establecer los cimientos para una verdadera prosperidad y realización espiritual. Parece como si el mundo hubiera entrado en convulsión o en un caos irremediable. Se dice por ahí que si la especie humana dejara de existir en muy pocos años se regeneraría el planeta y, sinceramente, no lo pongo en duda. Todos somos responsables de lo que le sucede a este planeta: muchas veces por omisión, otras por ocultación y, ¡cómo no!, por mala actuación y falta de conciencia. Pero lejos de querer ser tremendista o catastrofista me declino a favor de aquellos que hacemos nuestra aportación para vivir en un mundo mejor y más libre, en donde respetemos las leyes naturales de la vida, del universo, de un bosque o de un ecosistema. Confundimos la libertad con el hacer lo que nos da la gana sin reparar en los daños que causamos en nuestro entorno, a los demás y a nosotros mismos. “Sin responsabilidad no hay libertad”, siempre se lo oigo decir a mi Maestro, al tiempo que agradezco sus palabras y sabiduría. Cuando no hay madurez ni consciencia, no hay verdadera responsabilidad. Somos como niños queriendo llamar la atención, jugando con fuego sin saber las consecuencias, pataleando, luchando por tener el juguete más bonito y sin querer compartirlo con nuestro vecino. Estamos condenados a la felicidad, a la armonía, a una paz y un orden que son la expresión de nuestra verdadera naturaleza espiritual, de nuestra esencia. Ya estamos en ese camino, en ese orden consciente, estamos en la Era de Acuario. Edad de Oro, edad dorada o de una mayor consciencia. Sigo apostando por el ser humano consciente que es capaz de vivir en armonía y conectado con la naturaleza. En 1997 dos ecólogos de Princenton, Daniel Janzen y Winnie Hallwachs, quienes trabajan para asegurar un futuro para los ecosistemas de bosques tropicales amenazados, realizaron un experimento a favor del medio ambiente. Hicieron verter más de 12 mil toneladas de cascaras y pulpa de naranja en una zona de gran deforestación de un parque nacional de Costa Rica. A pesar del escepticismo de muchos, al cabo de unos cuantos años el resultado fue sorprendente. El área tratada tenía un suelo más rico, con más biomasa por árbol y una diversidad de especies arbóreas mucho más amplia que la zona no tratada. Los residuos agrícolas regeneraron los bosques. Secuestraron una cantidad significativa de carbono negativo sin coste alguno.
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Sin irnos más lejos, aquí en Santa Cruz de Tenerife transformaron una gran montaña artificial de basura en un jardín botánico de 12 hectáreas de extensión especializado en la familia de las palmeras de todo el mundo y también otras especies. Mientras unos se dedican a quemar bosques, otros -desde su conciencia, buen hacer y gran corazón- se dedican a regenerarlos. Suman y suman. Son muchos los que actúan a favor del universo, de la vida y de la propia naturaleza. Aunque a veces y lamentablemente no interese mucho que se vea en las noticias o medios de comunicación. Desde mi punto de vista todo sigue su curso, todo lo que sucede es perfecto para llegar a esa posibilidad, a esa oportunidad de renacimiento y actualización. Una justicia perfecta gobierna el mundo. Este mundo y toda la humanidad que lo habita debe pasar por las etapas, transformaciones o procesos necesarios hasta que aprendamos a coexistir, a vivir en mayor armonía aprendiendo el arte de la interdependencia y de la cooperación mutua, llegando a una mayor comprensión de que todos somos uno y que todos estamos conectados. No hay nada que pase en otro lugar del mundo que no nos afecte. Somos unidad que se manifiesta desde la diversidad y eso es lo realmente interesante: ningún ser humano es igual al otro. Eso nos permite aprender más los unos de los otros, enriquecernos y nutrirnos espiritualmente. Como he oído decir a mi Maestro, “Dios se manifiesta a través de sus diferentes rostros”. Todo sigue su curso y confío plenamente en que todo irá a mejor. Sin duda alguna así será, todo evoluciona, el universo es cambio constante, los cambios son necesarios, las conmociones son necesarias para dejar atrás, soltar todo aquello que nos limita, nos frena, nos mantiene bloqueados, estancados, confundidos y nos limita para ser “seres humanos” cada vez más conscientes. Estoy de acuerdo con mi Maestro en que la democracia no es el mejor sistema político para gobernar; de hecho, estoy seguro de que algún día dejarán de existir los partidos políticos que, actualmente, solo se representan a sí mismos, porque dividen y no unifican, buscando única y exclusivamente el poder. Es necesaria una asamblea de sabios que actúe desde la verdadera vocación, desde la creatividad y co-creación, desde la plena consciencia, inteligencia, generosidad y realización espiritual. Un nuevo orden consciente. Para allá vamos. Con mi bambú y disciplina estoy creando ese orden. Con la orientación y enseñanza
de
mi
Maestro trabajo con ese fin. Yug-Do es el puente para esa realización y mi Maestro es la esencia, la luz en el camino, el faro para la culminación y manifestación de este propósito.
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“Hoy” y “Silencio” van juntos. La poesía y los colores cantan en la naturaleza y, dentro de los pinos, el Silencio contempla con una doble sonrisa. Poesía, saboreo tu canto cantando. Poesía, tu ritual abraza el Universo de la vida. Para decir el todo-nada. En Silencio. Poesía, musa indispensable de mil inspiraciones. Puente de luz que en el instante se vuelve vida. Poesía, que con Neptuno te vuelves genio. Poesía, que con Venus integras el universo, para manifestar amor. Poesía, que con Urania das la música de las esferas. Poesía, gratitud que abre las puertas del cielo en el corazón. Para amar. Poesía que hace temblar al tirano. Poesía que asombra la inocencia. Poesía que entusiasma la inteligencia para decir gracias. Poesía, tus alas de inspiración despiertan para darme cuenta y canto y cuento y todo por tu suspirar. El átomo se engrandece con la inmensidad de su microcosmos y a la mitad de su latido la poesía se ve en el espejo de la alegría. El guerrero del Yug-Do, camino de poesía, puente de consciencia y alegría, abrazas la dualidad con el amor, en el parpadeo de una sonrisa. Para hacer consciencia.
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“Ser vegetariano no garantiza que un tigre no te coma”. Una frase similar he leído en algún momento, lo cual me lleva entonces a sugerir que el practicar algo por mucho tiempo tampoco te garantiza que te vuelvas experto, es decir, no hay garantías en esta vida. “No hay garantías en esta vida”, esa frase la he oído más de una vez en boca del maestro. Y en estos momentos la estoy viviendo. Vuelvo a preguntarme, ¿para qué ser vegetariana o para qué practicar? En mi cabeza, entre la razón y la idealización está la realidad, el despertar de la conciencia y el ¿para qué?... Hace tres años conocí el Xitle. El primer año fui más de tres veces cuando comencé a realizar senderismo en la Ciudad, buscando rincones dónde contactar con la naturaleza, en diferentes alturas y frente a diversos paisajes. Allí vi la combinación perfecta entre la urbe y lo natural. Dos años atrás, en el paseo planeado para un encuentro con el Maestro, me perdí, lo cual significó que nos perdí a todos. No llegamos ni al cono. Después de ese desencuentro, lo visité tres veces más en solitario, memorizando casas, calles, árboles y cualquier otra señal para llegar al volcán y poder compartir la ruta. Un mes antes del encuentro de septiembre 2017 con el Maestro también lo hice. Cuando llegó el día me sentí nerviosa; casi a las faldas del volcán una vez más desconocí el camino, pero una señal me indicó por dónde seguir. Lloviznaba, pero aun así ascendimos. De nuevo estuve en el surco que dejó la lava hace miles de años haciendo parte del camino, entre pinos, cactus altos, magueyes y flora variada. No había ni un solo animal a la vista. Llegamos. Allí ocurrió ese momento que había visualizado años atrás, la práctica con el maestro, el alma Yug-Do en ese rincón tan especial que era parte de mi secreto. Rodeamos el cráter. Las ocasiones que he subido entro por la derecha y sigo hasta envolver todo y mientras hago un círculo, y la bajada la hago por la izquierda. No estoy segura de si esto tiene un significado esotérico, pero para mí es importante, es una especie de ritual personal. He sentido en ese lugar no una alucinación, sino esos destellos de saber que he estado allí cientos de años atrás; incluso que en alguna vida morí en él: hasta puedo recordar paisaje, lava y cascadas. El día de la visita del grupo, el camino cambió tanto que de no haberlo recorrido más de cinco veces no sabría que es por ahí, hasta hubiera pensado que no había camino; la flora desaparecía los senderos y otro paisaje que no conocía se revelaba ante mis ojos. “Nuevos caminos”, es aquí donde comprendí que no importa cuántas veces recorra el mismo camino ni cuantos años lo grabe en mi memoria, la naturaleza es cambiante, inconstante, sorprendente, lo que te da la oportunidad de explorar y cada día percibirla como nueva. Así que vuelvo al primer punto, ¿para qué caminar, para qué ser vegetariana y practicar cada día Yug-Do? Aún no lo sé, lo que sí percibo es que me sienta muy bien, que he encontrado una mejoría en mi persona, que al recordar la primera vez que tuve un bambú en mis manos y verme a este día, puedo observar que no importa el tiempo de compromiso, sino el día a día que renuevo el compromiso y que esto es para toda la vida, que no hay garantía de nada y, como dice el Maestro Antonio, solo valen los hechos bien hechos así como los detalles son los que marcan la diferencia y nos ayudan a mejor como ser humano.
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Comencé a leer el libro El Proceso de la Presencia de Michael Brown hace un tiempo. Para mí no es fácil conciliar la vida diaria con la lectura, así que voy poco a poco, avanzado. Al mismo tiempo comencé a experimentar la Respiración Conectada Consciente desde el verano, y ya reconozco algunas ventajas o hechos positivos. Me considero una persona emocional. Los sentimientos fruto de la unión de una emoción con un pensamiento o, si se prefiere, un pensamiento cargado de emoción son los que configuran nuestra realidad, como bien transmite el Maestro. De momento, me van llamando la atención un par de detalles: Por un lado, distingo lo dormido que me he sentido y me siento, valga la redundancia, en muchos sentidos; es decir, la inconsciencia vivida en el plano emocional por
largo
sorprende la influencia que
tienen algunas emociones como
el miedo en la vida diaria,
guiando actitudes, decisiones y
actos.
el
miedo a sentir me hace renunciar,
al
sentimiento que vivo. Observo
mi tendencia a mirar para
otro lado, o despistarme y que la
Descubro
muchas
veces,
que
tiempo. Por
otro,
me
mente olvide lo que he visto. Estos
son
programas
inconscientes
que
llevan
instalados mucho tiempo, y
que ahora se van colocando en
disposición
renovados.
de
ser
También
está
el
miedo a no conectar, a vivir
desconectado sin contacto con
dios, siempre en el hacer,
miedo a no escuchar lo que dice
tu propia voz interior. Tu
corazón. El miedo que hace que
se comprima y te oprima la
respiración. Miedo al olvido, a no
ser reconocido, a no ser
querido, a no estar protegido,
miedo, miedo…, todo es
miedo al fin y al cabo…
Sólo miedo. Simple miedo. Hecho este que voy aprendiendo a descubrir, a reconocer, a respirar, a asumir, a enfrentar, a despedir, a reprogramar, a ponerme en manos de la confianza en la divinidad y a seguir adelante, respirando y viviendo de otra manera nueva. Esta forma es poco a poco más auténtica, más vital, menos reactiva, más calmada, más respetuosa, más genuina y más consciente. Sólo tengo una pregunta en el aire: si todo esto me hace bien, si me doy cuenta de lo positivo que es, de que el contacto con el Maestro me eleva, y de que lo necesito y anhelo para mi vida, ¿por qué tengo la tendencia a rehuir al Maestro, a la dirección que te indica, a no tomar responsabilidades y a mantenerme en distancia? Percibo la moraleja: Reconoce tu miedo, y ¡transforma tu vida! Un abrazo, Guerrero. Un abrazo, Maestro. Todo va adelante. TAI
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Hace unos días en una charla del Maestro me llegó mucho una frase que dijo: “Yug-Do es <Esto Tampoco>”. Tras unos días de meditar esas palabras, vinieron a mí los recuerdos de hace ocho años cuando experimenté por primera vez el Yug-Do. ¡Cuántos cambios hasta el día de hoy he tenido a base de <Esto Tampoco>! En los primeros dos años de <Esto Tampoco> comienzo a darme cuenta de lo bien que me hace sentir cada práctica y, cada vez, mi afluencia a clases se incrementa. Comienzo a cambiar hábitos. Cambio la noche por los días. Los vicios por salud. Las amistades. Las relaciones con el sexo opuesto. Comienza una transformación. Los siguientes tres años de <Esto Tampoco> cambio la alimentación. Me refuerza en las duras pruebas que la vida me iba poniendo. Las voy superando siguiendo la guía del Maestro. Me apasiona el dar clases a nuevos alumnos. Siguen surgiendo grandes cambios a nivel interno. Percibo, intuyo, siento y observo de otra manera. Más desapego. Más <Esto Tampoco>. En los últimos dos años y medio de <Esto tampoco> regalo el tabaco. Empieza un trabajo más a nivel emocional. Comienzo a comprender el ver la belleza, la bondad y la verdad en todo y todos. Me fascinan los estudios de Maestro tanto de Yug-Do como de Yoga. Como siempre digo tras esos estudios, “tremendo globazo que tengo". Voy a los montes y ya no miro hacia adelante buscando llegar, solo observo todo a mi alrededor sin prisa, sin meta, solo disfrute del momento. Oler una flor y contemplarla. Fotografiarla para mi álbum de belleza. Escuchar el canto de los pájaros, el reptar de lagartos, el murmullo de los árboles y, por supuesto, el silencio siempre: el maravilloso momento de silencio. Mientras escribo vuelvo a releer el texto, y me digo: “muchacho, pero mira que has cambiado”, y sonrío. Es increíble lo que me ha aportado el Yug-Do y, sobre todo, usted, Maestro, para tanto cambio. El otro día hablaba con el Maestro plácidamente en mi coche, mientras íbamos al Dojo, y sus palabras fueron tan sanadoras para mí que me reforzaron para seguir adelante con el propósito que me he propuesto durante este año y en el que he depositado toda mi confianza. Como
comencé
termino,
porque
<Esto
Tampoco> continuará. Un abrazo de agradecimiento, Maestro, y para mis hermanos del Yug-Do Corazón.
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Al culminar el día, dúchate en agua calientita para desprogramarte de lo ocurrido en el día. Medita en silencio y observa tus pensamientos en posición cómoda con música cálida, suavecita y relajante. Cena poco y evita carnes, granos, carbohidratos densos y grasas. Lee temas edificantes, pero que sea poco: la buena lectura no está en la cantidad, sino en la calidad de los temas. Acuéstate temprano, pero antes hazte un masajito en los pies, aplícate aceites esenciales relajantes. Inhala directamente o difunde en tu habitación. Despiértate temprano. Ora antes de comenzar el día. Respira profundamente al menos 7 veces para oxigenar tu cerebro, tu sangre, tu cuerpo. Ve a caminar o haz ejercicios al menos durante 30 minutos; antes de salir bebe un vaso de agua tibia con limón; también le puedes agregar una pizca de bicarbonato para mantener la sangre alcalina. Dúchate en agua fría. Desayuna adecuadamente: carbohidratos, proteína vegetal, jugo de frutas y cereales. Planifica tu día para que se torne productivo y puedas aprovecharlo al máximo. Relaciónate bien durante el día con las personas, evitando enojarte, compararte, envidiar o reñir. Por el contrario: Sé tolerante, gentil, incondicional, perdona, llama y visita a tus amigos, hijos, padres, compañeros, siendo cariños@, atento, abraza, juega, ríe, agradece, ama, viaja y disfruta de las pequeñas cosas que la vida te ofrece a cada paso. Ayuda a las personas solo si te solicitan ayuda, evita ofrecerte. Almuerza a tiempo completo: carbohidratos, proteína vegetal, mucha ensalada, cereales enteros, no mezcles la sal y el azúcar, no comas demasiado rápido y evita tomar bebidas heladas. Después del almuerzo, si puedes salir a caminar y recrearte será mucho mejor. Haz tareas artísticas y artesanales que te produzcan satisfacción y dicha. Crea algo nuevo todos los días: dibuja, escribe, pinta, canta, baila, cose, haz manualidades o sigue cursos novedosos, etc. Comparte a través de los medios publicitarios, tus creaciones. Otros se beneficiarán también de tus ideas, productos o servicios. Recuerda que el que siembra cosecha. Al llegar la noche: dúchate, medita, cena poco, lee, ora, descansa temprano. Evita los excesos en la lectura, comida, sexo, música, pensamientos o actividades. Los sabios han dicho que para ser felices hay que seguir el principio de la naturaleza: “solo has de tomar lo que necesitas”.
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Si las manos hablaran mientras danzan, podrían cantar la melodía del Alma. Sin prisa se mueven al ritmo del bambú… No se aferran, solo bailan. Y en un segundo de infinita belleza, se abren al sol como flores blancas. Se escucha el sonido de la madrugada, anuncia que existe un corazón que ama. Y las manos que bailan. Y el bambú que canta.
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TENERIFE
Del 2 al 8 de noviembre Cursos de Yoga, YUG-DO, Medicina China, Esencias Florales de AIM, clases diarias, terapias personales y convivencia.
BARCELONA
10 y 11 de noviembre terapias personales en Barcelona, Vic y Pineda de Mar.
ECUADOR
Encuentro con el Formador y Creador del YUG-DO del 14 al 25 de noviembre. Cursos de Terapias, Convivencia en Papallacta, clases diarias, terapias personales y una oportunidad única para crecer y sanar.
ARGENTINA
Clases en Posadas (Misiones) con Graciela Leiva.
MÉXICO
Siguen las clases en México DF, Morelia, cursos y diversas actividades de promoción y difusión del YUG-DO.
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