Boletín AYDO 189

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La existencia tiene dos tiempos, uno manifiesto al que llamamos vida y otro inmanifiesto al que llamamos muerte. El momento es ahora, el lugar es aquí. Le digo esto al cerebro para que respire lentamente. Llevo rato caminando, subiendo una loma y bajando otra, aspirando romeros y tomillos vivos, observado nubes caprichosas y aves de vuelo raudo y silencioso. Estoy buscando animales salvajes, pero éstos hoy se muestran tímidos y efímeros. A penas distingo la silueta de una paloma torcaz o unas perdices rojas que levantan su vuelo rasante y precipitado. "Hoy no hay nada", dice un cerebro frustrado. Pongo una sonrisa para calmar a una mente expectante. Así es, así es. Nada, cantidades ingentes de nada. Si buscara nada, ¡estaría servido! Pero la mente, siempre la mente, genera temores, expectativas y ansiedades. Así que, bajo un centenario olivo, decido sentarme. Sí, me digo, es aquí, sí, es ahora. La búsqueda ahuyenta los pájaros, la búsqueda ahuyenta el objeto de los deseos, la búsqueda ahuyenta la calma. Así que me siento, y simplemente me dispongo a recibir plenamente el momento. Un momento es lugar y tiempo a la vez, es lo visible y lo invisible, un momento contiene el pasado y el futuro, un simple momento es un portal al infinito. ¿Tengo un momento? Respiro, sonrío, la brisa fresca de una mañana de finales del invierno anuncia la primavera. Un momento lo puede cambiar todo. ¿Soy esclavo del tiempo? A medida que me dejo investir de quietud puedo percibir la entrada a otro mundo, a un universo paralelo. Tengo a cincuenta centímetros una lavandera picoteando aquí y allá, afanada en su quehacer diario, un abejorro recolecta néctar en una jara violeta, zumbando su música eléctrica como cualquier joven con un walkman a todo volumen. Dejo que el aire entre solo, que salga solo; no prometo ninguna inmovilidad, pero la tranquilidad me mantiene en modo ahorro; solo estoy, solo soy. Las hojas del olivo, que tan bien hacen al corazón, se mueven frenéticas hasta que, en mi conciencia, aparece el artífice del escándalo, un pequeño mosquitero verde y vivaracho con los ojos pintados para salir de fiesta. Disfruto plenamente de estar aquí, más que esperando, descubriendo lo que se me quiere mostrar por sí mismo. Había salido de casa con algunas ideas y metas, ahora las he cambiado por el presente. Así que mientras disfruto de unos preciosos gazapos de conejo, y sigo jocoso sus travesuras, pienso en cómo es posible que hace un rato no apareciera nada. Está claro: la frecuencia mental genera una realidad.

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Lo normal es que el estado de desconexión interior genere malestar y, desde este estado, la mente proyecte resultados futuros. Es decir, genera expectativas de felicidad. Piensa la mente: "Si consigo esto, o lo otro, todo irá bien, y podré sentirme mejor". Entonces entramos en modo deseo, en modo expectativa, en modo comprar o conseguir algo, ya sea una cosa o una experiencia. Sin embargo, el momento lo contiene todo. El salto cuántico se produce cuando detienes este proceso. Entonces surgen todas las maravillas. Los pájaros vienen a ti, el amor te alcanza, las infinitas posibilidades se despliegan. Y es que la mente es un cristal mágico. Si lo limpias y lo utilizas bien te convertirá en un Mago de Luz. En vez de buscar cosas o experiencias para poder sentirte bien, solo tienes que empezar por detenerte y SENTIRTE BIEN, sin más, con la respiración tranquila, con el momento, sin buscar nada en especial. Entonces todo empezará a cambiar. Esa nueva frecuencia empezará a atraer a tu conciencia mil cosas que reforzarán y expandirán tu bienestar, y es muy probable que sueños que creías muy lejanos se cumplan con toda naturaleza y facilidad. Este es el secreto de este olivo centenario: “¡Deja que todo te llegue! Pero no lo esperes, ¡Créalo!”. Y no digo que tengas que crear objetos o cosas, no; solo crea armonía en tu presente, en el momento mismo, en el aquí y en el ahora. Alguien me preguntó, “¿cuál es la diferencia entre expectativas y esperanza?”. Es muy sencillo: las expectativas son esperar a que te toquen unas buenas cartas. La esperanza es saber y confiar en que sabrás hacer el gran juego con las cartas que te toquen, sean las que sean. Porque el gran juego no depende del exterior, sino se la verdadera libertad, esa que no depende de nada y solo hallarás en tu interior. Ser libre no es un estado civil ni social, no depende de ningún condicionante externo, ni dinero ni salud ni situación alguna. Ser libre es recordar simplemente tu poder interior, ese legado de tu naturaleza esencial, ser libre es estar en contacto con lo que eres, es ser el SER. Me levanto. Varios pajarillos salen zumbando, sorprendidos, como si de repente me hubieran descubierto. Una lagartija interrumpe su sesión de solárium y sale también a toda pastilla. Parece que cuando me muevo, todo se mueve. Disfruto del paseo, veo fotos maravillosas por todas partes, y ¡pensar que hace un rato no veía nada! ¡Si ya es primavera! Sí, el 21 de marzo iniciamos el año natural, el eterno ciclo del renacimiento y la renovación. Desde el uno de marzo al 22, cada día hay un mensaje, cada día permite un recuerdo, cada día es una clave para entender mejor el puente entre el infinito y el tiempo, entre lo normal y los milagros, entre el aquí y las galaxias más lejanas, entre tu corazón y el mío. No hay muerte. ¿Lo has entendido ya? Ahora se abren 360 días nuevos para comprenderlo mejor. No hay muerte, solo un nuevo amanecer. Y es literal. ¡Feliz Primavera y Feliz Año Nuevo Cósmico! TAI

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¿Es el Yug-Do una forma de Yoga?

La meditación bajo el olivo da para más. Sí, la mente del ego humano se mueve porque, como todo, la mente humana es energía, y como toda energía se manifiesta entre dos polos, en este caso, el deseo y el miedo. Meditar es descubrir la naturaleza de la mente. Cuando estamos en contacto con nuestra esencia, con la Fuente de la que emerge todo, incluido la mente, no hay miedo, ni deseo. Sin embargo, el infinito se manifiesta en tiempo para hacerse consciente de sí mismo. Así que, una y otra vez, la mente tira del ego buscando algo o huyendo de algo. En parte, el ser manifestado está condicionado a buscar para sobrevivir. Así que miedo y deseo tienen su aspecto natural y bello, sin embargo, tal y como decían los antiguos chinos, la única enfermedad es el "demasiado" y también el "demasiado poco": es decir el desequilibrio. Así que cada vez que nos centramos recordamos el sentido de todo. El problema es que cuando estamos descentrados y empujados por automatismos de miedo y deseo excesivo, no nos apetece meditar, ni hayamos el "cómo". Así que hay que empezar por bajar las revoluciones, detenerse un poco o, al menos, ir más despacio. Desde ahí podremos plantearnos la posibilidad de encontrar el punto medio, mediar y meditar. Los deseos de satisfacción, protección o complementación son el motor del movimiento inconsciente. Solo cuando empezamos a darnos cuenta y a parar, podremos reducir esta ansiedad innecesaria. Delante de todo siempre está la zanahoria de las recompensas. Eso es la expectativa. Ella nos da esa falsa seguridad que es el control. Así que, incluso cuando se cumplen las expectativas negativas o las profecías auto cumplidas, vivimos algo de sensación de control. Aparece un "lo sabía", "me lo temía". La esperanza, por otra parte, es hija de la profunda confianza en uno mismo y en la vida. "Seré capaz de resolver lo que ocurra", "la vida es buena, y puedo esperar lo mejor". La realidad es que somos seres humanos y, desde nuestro centro, podemos bascular hacia lo humano o hacia el Ser. Cuando vamos hacia lo humano, es cuando las expectativas y los deseos se activan de forma automática. Así que es humano tener expectativas, sentirnos contentos y satisfechos cuando se cumplen o, bien, frustrados y enfadados cuando no. Por otro lado, cuando empezamos a reconocer nuestro Ser, más seguros de nosotros mismos nos sentimos y el deseo de las cosas o experiencias exteriores se modera. Y digo "modera" porque el deseo de tener o experimentar no es malo en sí mismo, solo cuando se vuelve compulsivo y trasladamos nuestro centro y bienestar al futuro es que el sufrimiento está servido.

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La esperanza, por su parte y a pesar de la raíz "espera", no se dirige al futuro o a lo incierto sino a calmarnos y darnos el tiempo para trascender el tiempo. Es decir, y aunque suene paradójico, el futuro anhelado no es después, sino que está presente en este mismo instante, solo que es necesario cambiar nuestra propia frecuencia mental para poder descubrirlo. De hecho, el futuro no existe solo hay un eterno ahora, así que el "futuro" es básicamente una idea. Todos los deseos y anhelos prometen alguna recompensa, invitan a alcanzar un estado. Si activamos la plenitud en este momento, el deseo disminuye, y se cumple aquello de que el deseo más profundo es no desear nada en absoluto. Como nuestro Ser es total, completo y UNO, es solo en la identificación con una pequeña parte, con la ínfima presencia de una forma cambiante y transitoria que se activa el mundo de los deseos y expectativas. Cuando aprendes a aquietarte, la totalidad se hace presente en ti y la sensación de que nada falta se hace viva. Como seres humanos no podemos esperar no tener expectativas y por lo tanto ilusiones y desilusiones, satisfacciones y frustraciones, pero si podemos crecer en conciencia y aprender a conciliar nuestra totalidad con nuestra parcialidad y, por decirlo de alguna forma, que nuestras ganas de aventura, de más y mejor, no nos impidan ver la belleza total de cada momento porque, al final, el camino del Yug-Do, es siempre a ninguna parte, es decir de aquí a aquí, de ahora a ahora, de momento a momento. Ante la ansiedad, el anhelo y la inquietud, respira, relájate y date cuenta que ya lo has conseguido todo. El lugar es aquí, el momento ahora. Buen viaje. TAI

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"Lo que bien empieza, bien acaba". Me levanto a las 5 de la mañana, ya tengo todo listo. Primero bebo dos vasos de agua tibia con limón y una pizca de bicarbonato. Salgo a correr. Hace mucho frío, pero voy abrigado y sudaré. Hoy han sido cinco kilómetros. Me doy una ducha a temperatura ambiente (muy fría), pero breve. El cuerpo está activado, hidratado y tonificado. Bebo dos vasos más de agua con limón para re-hidratar. Preparo un nutritivo desayuno. Tostadas de pan integral alemán de masa madre untado con tomate fresco, aceite de oliva virgen y un poco de sal de apio. Le añado aguacate y alcachofas, también Tofu tostado y caliente, hecho con tamari. De postre, nueces e higos secos. Me tomo unos mates argentinos. Luego me preparo el silium (Plantago) para regular el intestino, con Astrágalo y Clorella (un alga fabulosa). Arreglo la cocina, y me siento un rato a leer cosas bellas e inspiradoras. Son las 7.38 y todavía no amanece. Me dispongo a ir a ver el Sol y sentir si mensaje para hoy. Ayer me acosté a las 22.30, un poco tarde pero suficiente. A las diez hubiera sido mejor. ¡Me espera un gran día!

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¡Me encanta viajar! La vida para mí es un viaje, de asombro en asombro. Todo empezó aquel verano del 77, mochila al hombro, quince años y con lo puesto salí hacia la India por mis propios medios. En aquella temprana edad descubrí o, quizás, activé el gen de la vida nómada. Mi casa era el mundo, más allá del barrio, la provincia, la región, o el país. Hasta el continente se hizo pequeño. El mundo redondo siempre me hace volver, y de nuevo me hace salir. Viajar no es ir de un sitio para otro, viajar es un estilo de vida, una filosofía, una comprensión. La vida es un viaje: de incógnita en incógnita o de misterio en misterio. El viaje no se mide en kilómetros recorridos, sino en transformaciones interiores. La esencia es que, al volver, todo sea diferente: el viejo “yo” se haya convertido en otra cosa, de este modo, viajar es morir y nacer constantemente. El Yug-Do es un también un viaje, del DO, el CAMINO hasta el YUG, que es encontrarlo todo a cada paso. Es, por lo tanto, el gran viaje a ninguna parte, porque todo está en todo. Allí donde voy hay Sol y Luna, cielo y tierra, hombres y mujeres, animales, plantas, montañas y valles. Hay problemas y también soluciones. Cada lugar es distinto, no porque sea de otro modo, sino porque cada momento es diferente; así, jamás puedo volver al mismo sitio, porque al llegar ya no es el que dejé. Del mismo modo, desde que partí a los quince años en aquel viaje existencial, todavía no he regresado a casa o quizás sí, porque mi casa no está en el recuerdo sino en el presente. Hablando de memoria, recuerdo que, en aquellos años jóvenes, cuando volví a Barcelona, apenas la pude reconocer. La ciudad, mi barrio, mi gente, amigos, familia, todo había cambiado, era como si mientras yo estuve fuera, mi antiguo mundo hubiera viajado también, pero hacia rumbos diferentes. Este misterio de la vida me enamora y me fascina. El re-encuentro con los amigos y la familia siempre tiene la combinación sabia de los dos sabores. Algo conocido y otra cosa nueva y diferente. Todo crece, todo cambia, todo se transforma y, a la vez, están el mismo Sol y la misma Luna. Todo es lo mismo, nunca es igual. ¡Qué maravilla!

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Veo mis amigos de juventud en máscaras de arrugas y años, pelos canos, pero el mismo brillo de ojos. Niños disfrazados de tiempo nuevo. ¡Qué maravilla! Abrazo a ancianas niñas y también a niñas ancianas, porque en cada vida, el ciclo está completo, como un árbol en su semilla, un bosque entero en un piñón. Viajar no es solo moverse, es simplemente descubrir el medio de transporte. A veces voy en tren, otras en avión, en bicicleta o barco, pero me encanta caminar, del viaje a pie, sin importar los kilómetros o metros, esto aviva mis sentidos. Y luego, cuando simplemente me siento y sin hacer nada, veo las nubes pasar, me doy cuenta que viajo en la nave Tierra, de constelación en constelación, de misterio a misterio, a donde me quiera llevar en este periplo mágico por el universo infinito. Yo siempre viajo con mis seres queridos, porque ellos están en mí, el amor crea lazos que no conocen de distancia ni tiempo, así que donde yo miro, tú ves. Donde yo siento, tú vibras. Y así mi madre, mi Maestro y todos los que dejaron el envoltorio físico viajan siempre conmigo, me consuelan, apoyan e incluso regañan a veces. Y también están todos aquellos que quieren estar conmigo porque para ellos siempre hay hueco a mi lado. Mi compañera y amada María, Shadai, David y Lorena, mis amados hijos, ellos son carne de mi carne y espíritu de mi espíritu; también mis amigos y compañeros de viaje espiritual, hermanos de México, Ecuador, Argentina, Colombia, Italia, España, Brasil, Chile e India. Cualquier encuentro de amor sellado por la eternidad. Y mi bambú, siempre mi bambú, que es el alma del viaje, mi pasaporte al presente eterno y cambiante. Pero mi bambú ya no es de caña sino de sangre, y no lo necesito cargar por fuera, porque se reencarna en palo de escoba, vara de avellano o, simplemente, de columna vertebral. El bambú soy yo. Cada pájaro es el embajador de todas las aves del mundo. Cada gato encierra en su mirada mil tigres, jaguares y leopardos, y mi perro es mi lobo amigo. Así que, con una flor en la mano y la otra al viento, sigo adelante, de nube en nube, creando universos paralelos para compartirlos contigo. TAI

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Mi Maestro me mostró el Camino hacia el Yug. Yo puse el Do. Así juntos tocamos la misma canción. Yug-Do es la poesía de la vida, la magia de las palabras como puentes, los colores de siete arcoíris y la música de la brisa. Todo empezó cuando simplemente me detuve y me di cuenta, cuando todo el movimiento de las estrellas fue contenido en una gota de rocío, cuando comprendí que no hay nada que lograr y, en cambio, todo está por hacer. No hay muerte; sí, no hay muerte, porque la muerte es la vida y el final simplemente el principio. Todo es en cada momento, y cada instante es un portal entre la ilusión del tiempo y la danza de las hadas. Hay matemáticas en todo, perfecto orden en el caos, justicia en la injusticia y aprendizaje en el dolor. Todo está, todo es en cada flor. Por eso me encanta viajar a mundos lejanos, a otros planetas incluso, y sin salir de casa. Leo, escribo, pienso y sueño, y eso abre los siete sellos del Portal de Cristal. Todo lo posible está en cada roce de mis dedos, en cada palabra sin sonido, en cada mirada enamorada, en cada pensamiento del silencio. Si practico Yug-Do en el Jardín, 22 movimientos surgen con cada flor, y si me detengo en una, el jardín se vuelve un Palacio Celestial. En el Yug-Do menos, es más, siempre el mínimo es lo máximo y, cuando me dejo ser, todo es cumplido a la perfección. Nunca falta nada, nada sobra y esta Obra inacabada juega a enseñarte el truco del empezar. Cada vez que te dispones empiezas, y cuando empiezas el camino se abre ante ti, siempre nuevo, siempre el mismo, de flor en flor hasta descubrir la Flor Permanente. Cuando lo que no cambia es visto, olido y saboreado, el cambio es un lindo juego. Ahora me siento, te miro, y me veo. TAI

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Estoy en algún lugar de la carretera asfaltada hacia la Sierra Madre de Chiapas en el estado del mismo nombre, en México, justo en la mitad de febrero de 2018. El paisaje es feraz y austero, de talante seco, aunque no está ausente de sobria belleza; así, como ese escenario, imagino a las buenas mozas, descendientes de los mayas, que aquí y allá asoman su rostro tras alguna tienda de abarrotes. Mientras trato de imaginar un Jaguar en las lomas cercanas, salpicadas aquí y allá por franjas de bosque termófilo, escucho las conversaciones intrascendentes de mis compañeros de aventura. Vamos doce entusiastas de la naturaleza y el trabajo interior que promueve el Yug-Do. A medida que subimos por la sierra hacia el poblado Revolución Mexicana, los pardos y ocres se van volviendo más verdes, y se empieza a intuir una mayor diversidad biológica. Esta mañana todavía de noche, antes de que la Diosa Aurora quisiera asomar, recorrí cauteloso los alrededores del alojamiento en busca de mamíferos crepusculares. Ayer me confirmó un trabajador que entre matorrales y escombros son comunes el zorrillo y los tlacuaches (zarigüeyas); el primero es un mustélido muy interesante, que utiliza un chorro de olor penetrante como defensa y, los segundos, son marsupiales de América, joyas vivientes a pesar de su aspecto desaliñado, como de rata gigante, que suele ser repulsivo para alguna gente. Para mí todos son hermosos, sin excepción. Cuando me preguntan, binoculares en mano y cámara lista, digo que soy Biófilo, y como no saben lo que es, me dejan tranquilo, pero la verdad es que me identifico más con eso que con otra cosa. Biólogos y ambientalistas son la parte científica, con los que comparto rigurosidad y datos; con los ecologistas me quedo con su pasión protectora; me gusta hacer fotos, pero me desmarco del fotógrafo profesional y, más aún, de aquellos que valoran más cazar la foto que al modelo. Ser naturalista está perfecto, sobre todo siendo amateur, es decir sin compromisos profesionales y vivir la vida por el disfrute mismo. Al amanecer o atardecer también se puede sorprender al armadillo de nueve bandas, la cual es otra joya zoológica, con sus andares de muñeco mecánico y su lengua pegajosa de oso hormiguero. Ayer, por el río Grijalva, que cruza buena parte de Chiapas, disfrutamos al ver estilizadas garzas blancas, con su manto nupcial y elegancia innata, también aparecían garzas reales, con su plumaje gris elegante, tal como hombres de negocios ocupados en su pesca matinal. Entre otras especies abundantes tuvimos pelícanos, lejos de la costa en esta ocasión, los sempiternos cormoranes, unos preciosos loros verdes de mediano tamaño y cotorreo característico. Uno se los mejores encuentros fueron unos monos arañas o ateles, con sus cinco patas útiles, incluido su increíble rabo prensil. Nunca los tuve tan cerca para fotografiar, se mostraron tranquilos y confiados;

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la hembra adulta tenía un collar de seguimiento científico. Es el segundo mono de América en cuanto a tamaño, solo superado por el Aullador. La presencia de grandes cocodrilos, soleándose como estatuas vivas, dio gran atractivo al recorrido, a pesar de que ellos mismos estaban sobre envases de plástico. No les afecta directamente, pero es un síntoma de degradación ambiental que habla de la falta de sensibilidad y cultura humana. Ya son tres días por México, tras las veinte horas de viaje, once de vuelo, pasar del nivel del mar, a dos mil y pico de metros con contaminación, he estado en una gran diversidad climática. Hace cuatro días estuve a menos cinco grados en España y hoy a treinta y cinco en Tuxla Gutiérrez, la capital chiapaneca. Son cuarenta grados de diferencia. A pesar de todo, estoy bien, sin problemas y mantengo los parámetros correctos: levantarse temprano, beber mucha agua, ejercicio físico, sudar, ducha fría y alimentación vegana, adaptada a cada ambiente. No me falta el buen humor. Ayer --continúo hablando de adaptación-- dejamos la disciplina del Yug-Do para el atardecer. La mañana tuvimos que aprovecharla para bichear (o séase buscar animales salvajes), y luego ya hacía demasiado calor, así que dejamos para el atardecer la práctica de Yoga y Meditación, incluido Chi Kung, todo bajo la estructura del Yug-Do. Nos dejó una sensación maravillosa. ¿Religión? Existencialista. ¿Política? De Centro Arriba. Lo combino con anarquismo ordenado y consciente. ¿Profesión? Terapeuta holístico y transpersonal. ¿Filosofía? Biófilo. ¿Afición? Bichero activo. ¿Vocación? Despertar a la consciencia de Ser. Disfruto de casi todo, pero no acepto todo lo que me ofrecen.

El grupo está compuesto de compañeros maravillosos. Los que provienen de Ciudad de México, están Ilihutsy –la actual coordinadora de Yug-Do México- siempre atenta y eficiente; Serafín, el promotor y fundador de la mayoría de los grupos en los últimos años, es un pilar de referencia por su entrega y buen hacer; Emily y Alicia, dos monitoras de Yug-Do entusiastas con verdadero espíritu. Perla, como Ilihutsy y Serafín, profesora de esta bella disciplina, es ingeniera y excelente fotógrafa, otro pilar de abnegación y trabajo, quien en esta ocasión está acompañada de su novio Juan, informático y el más joven de nuestro atípico grupo. Y Mona, también de Ciudad de México, quien se presenta a examen para integrarse a la Escuela de Yug-Do. Por parte de Morelia están Antonieta, instructora y con muchos años ya de entrega y trabajo sobre sí misma; Fátima, que es hermana de Antonieta y también monitora, quien aporta siempre su

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inteligencia y elegancia al grupo. Guillermo, tío de las hermanas Chávez y parte del clan, quien está con su esposa Catalina, una bella pareja, son también monitores de Yug-Do. Este es el grupo que marcha por las sierras chiapanecas en busca del Jaguar. Además del joven chofer, Daniel, quien hace lo que puede ante su inevitable falta de experiencia. Operación Jaguar es también una excusa para adentrarnos en la Reserva de la Biósfera de El Triunfo. Un maravilloso bosque de niebla celosamente protegido, que solo admite a sesenta visitantes al año y refugio del ave más bella y emblemática de América Central, el Quetzal. Y otras especies míticas y de un valor ecológico incalculable, como el Pavón Unicornio. Y está el Rey, el jaguar. Entre las 120 especies de mamíferos contabilizadas en esta sierra destacan también los pumas, ocelote, zorro Gris, coatis, kinkajus, zarigüeyas, zorrillos, mapaches, coyotes, ciervos de cola blanca, y otros que voy a confirmar estos días. Además de la gran variedad de murciélagos y roedores grandes como los pacas y ardillas. También la diversidad de aves e invertebrados es enorme. En cambio, la posibilidad de ver a estas magníficas criaturas, es escasa. El bosque de niebla, o nuboselva, es muy tupido y con escasa hierba, por lo que la presencia de grandes ungulados es pobre y muy dispersa, no así los habitantes del dosel forestal. Las copas de los árboles en estas selvas brumosas, que se nos antojan llenas de magia y misterio, la presencia animal es, a menudo, detectada por sus rastros o sus sonidos. La verdadera experiencia es estar aquí y disfrutar unos días de contacto con tan extraordinario escenario vivo. Y compaginar el asombro con la experiencia interior del Yoga y la Meditación. Esto es Yug-Do en estado puro. Continuará.

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Javier, el guía y guarda bosque, me hace una señal para que me detenga. Apagamos las luces del frontal, y sí, inequívocamente es un puma, está maullando y no está lejos, quizás a un kilómetro, a lo mejor a menos distancia. Seguramente es el macho enorme, del camino de las cascadas. Maúlla unas cuatro veces, sin duda anda en celo. Es noche cerrada y dentro del bosque tropical no se ve apenas nada ni las estrellas, pero una presencia de vida múltiple nos arropa. Nos quedamos en silencio. Hace un rato, tras la loma sorprendimos a cuatro escurridizos venados de cola blanca. Primero fue una hembra con su cría, luego un macho joven, más adelante otra hembra. No están lejos, quizás cien metros, pero las condiciones de luz en la tarde y en el interior del bosque frustran los intentos de sacar alguna foto decente. Aún y así, gracias a la pericia del guía, lo consigo. Caminamos silenciosos, como felinos al acecho, llevo el equipo imprescindible: mi monopie de usos múltiples (trípode, bastón, caza serpientes y defensa personal, en caso extremo), la cámara compacta (Nikon B700), mis prismáticos (nikon Monarch 8×42) y ropa de camuflaje. Mi apariencia es selvática, aunque al lado de Javier no voy tan discreto, ya que él parece un pequeño Rambo, bajito y compacto, totalmente camuflado: es un verdadero profesional. Es capaz de reconocer, por el sonido, casi cualquier tipo de animal. Levanta troncos y encontramos enormes tarántulas y algunas serpientes. Ninguna tan bonita como la mortífera y rara nauyaca bicolor, que en estos increíbles días pude fotografiar. Cinco minutos caminando sigilosos, veinte segundos detenidos, escuchando, acechando. “¡Ahí!”, me indica. Uno, dos, tres. Un grupo familiar de unos quince coatis, que aquí llaman tejones. No nos han visto y caminan hacia nosotros, los llegamos a tener a cuatro metros. Están comiendo frutos entre el denso follaje, y no son fáciles de fotografiar, aun así, consigo varias tomas buenas. Al final, un ligero movimiento por mi parte genera su estampida general, con gran alboroto de hojas. Debajo de un tronco las linternas iluminan a una tarántula de tamaño mediano, la tomo con la mano, y siento su movimiento suave, como un masaje de terciopelo. En el camino, entre grandes silencios y esperas, Javier me narra sus tres o cuatro avistamientos de jaguar, y me describe minuciosamente la naturaleza de cada encuentro. Momento, hora, lugar, situación. También me cuenta otros tantos de puma. Y de cómo, una vez, se las vio apurado con uno de esos grandes felinos, a menos de seis metros. Aunque Javier, como cualquier excelente guardaparque, es de pocas palabras, le sonsaco cada detalle sobre sus encuentros con ocelotes y demás animales de mi interés. No hay como la sabiduría real y directa de aquel que se pasa la vida en el monte, monitoreando diferentes especies raras. Debajo de una piedra encontramos y atrapamos una hermosa culebra. ¡Qué suave! Antes de regresar nos topamos con un bellísimo venado cabrito (mazama americana), muy difícil de observar. Ni qué decir tiene que hoy me sumergí en un maravilloso sueño selvático, donde pumas y jaguares rondaban en increíbles paisajes oníricos.

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Ahora estamos en la furgoneta de regreso, no sabría decir si han sido cuatro días o cuatro años, porque el alma mide en intensidad y no en calendario. Con nosotros viajan por un trecho, Efraín Orantes e Isabel, su novia. Es muy difícil sintetizar todo lo que ha ocurrido y que hemos vivido en los últimos días. Todavía no está digerido, solo aparece en la consciencia como fotografía, una instantánea sin tiempo. Todo en este viaje a la selva empezó mal: el joven que nos hacía de enlace, chofer y guía, era un desconcierto para nosotros por la falta de eficacia, los retrasos, la incapacidad más la ineptitud, no podían sólo atribuirse a la juventud de un chaval de veintiún años. A pesar de sentirnos molestos con él, en realidad Daniel, ya que así se llama, ha sido víctima también de una estafa y una fea manipulación de la supuesta empresa, que Ilihutsy y Antonieta contrataron. Hasta la fecha los auténticos, o el auténtico, responsables no han hecho otra cosa que escurrir el bulto y no han dado la cara. Eso sí, nos obligaron a pagar todo por adelantado, una serie de servicios y prestaciones que ha brillado por su ausencia. Así, tras cuatro o cinco horas en una furgoneta que lo único que tiene de lujo es el nombre, llegamos a la finca de Arroyo Negro. Cabe destacar que las últimas dos horas han sido de camino de terracería, baches y polvo. Sin embargo, tras cruzar el último arroyo, y pensando que nos quedaríamos varados ahí, se abrió ante nosotros un portal a un mundo de magia y ensueño, insospechado hasta ese momento. Ahí nos recibe Francisco, un chaval muy alto, simpático y disponible, y su hermano Efraín, quien es, aparte de una excelente persona y un gran ser humano, un experimentado naturalista que ha cosechado prestigiosos premios por la conservación ambiental. Conectamos de inmediato con Efraín, así como las almas gemelas se reconocen: en minutos surge una genuina amistad y compartimos una misma pasión. Gran parte de lo vivido estos días se lo debemos a su generosidad y buen hacer. De hecho, en seguida nos damos cuenta de la pésima gestión que ha realizado la "empresa" de enlace. Nos han engañado a todos, pero por otra parte nos han permitido descubrir este rincón del paraíso y a estos amigos tan especiales. Todo el grupo de apoyo, los muchachos, los guías e Isabel, quien destila en sus hermosos ojos un alma sensible y amante de la naturaleza, todos han dado lo mejor para ayudarnos. Ayer por la mañana tuvimos el honor de conocer a Jordán, el padre de Francisco y Efraín, el dueño de esta finca que heredó de su familia. Jordán, a pesar de superar las siete décadas, está en forma y es otro pozo de sabiduría práctica. Con él recorrimos bellos e intrincados parajes selváticos. Cerca de las Salinas, que es un lugar propenso a los tapires y venados, además del hogar de hermosas nutrias, nos sorprende una piara de pecaríes de collar, que aquí de forma común llaman jabalíes.

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En estos maravillosos días hemos tenido disciplina de Yug-Do en la Selva de El Triunfo, prácticas de meditación bajo inmensos árboles centenarios, y momentos de sanación y estudio. Al estilo Yug-Do compartí, con la gente de la hacienda y con el equipo, el peculiar proyecto que venimos viviendo desde hace casi treinta años. Hubo una integración entre la ecología interior y la ecología exterior. Respeto y cooperación con el medio ambiente externo e interno. Pronto la gente que no nos conoce empieza a ver algo especial en las gentes del Yug-Do. Personas disciplinadas, limpias de corazón, disponibles y dadas a cooperar en todo. El Rancho Arroyo Negro actúa como una iniciativa particular para la preservación de la fauna y el medio ambiente. Rescatan, reproducen y liberan especies amenazadas y además se sustentan con proyectos de ecoturismo, cafetales y educación ambiental. Es realmente gracias a las iniciativas privadas que gran parte de la conservación se puede sustentar en México. Me vienen a la mente los colores de la rarísima nauyaca bicolor, una serpiente tan venenosa como bellísima, la Venus entre las serpientes, que tuvimos a bien conocer dos de ellas. He cambiado durante horas, para solo ver una ardilla, o con suerte un Coati. Pero en estas excursiones por la selva uno desarrolla una nueva comprensión sobre la vida. Cada animal que se deja ver es un regalo, pero sobre todo se aprende a escuchar, a rastrear, a sentir e, incluso, a presentir la presencia de vida silvestre. El rancho ha recibido hace dos meses un maravilloso jaguar negro, Ak-bal, oscuro como la noche, de mirada verde como los arroyos selváticos. Pronto permite que me acerque y, tras susurrarle un rato, baja su agresividad y hasta se deja tocar. Efraín pretende poder reproducir y soltar jaguares mexicanos, que raramente son negros, al igual que con todos los animales que son nativos de estas montañas mágicas. Entre las joyas de la corona, aquí habita el águila de penacho o águila elegante, que tiene un porte esplendido. También está el zopilote real, que está severamente amenazado y es tan raro como hermoso. El pavón es otro de los protagonistas de El Triunfo, un ave casi mítica, endémica de estas montañas. Y, por supuesto, el famoso quetzal, el ave sagrada de los mayas. Me impresiona sobre todo el ave unicornio o pavón, un pájaro tan grande y extraordinario que solo vive aquí. En fin, que los ornitólogos y pajareros se vuelven locos y van de éxtasis en éxtasis. Desde que llegamos hace unos días nos quedamos sin señal de teléfono ni internet, así que la fusión con la naturaleza y sus ritmos ancestrales ha sido total. Todos nos damos cuenta del bien que nos hace estar completamente aislados de la civilización, y aunque echo de menos hablar con María, ella ya sabe lo que estoy disfrutando. Es imposible describir cómo es la casa del jaguar. Cierto que todavía no lo vi, libre y salvaje, añado, pero todo llegará. He escuchado al puma, he visto sus rastros, he conocido su hábitat, sus pasos y sus presas. Y, sin duda, he de volver a este maravilloso lugar. No puedo terminar sin decirles que también conocí a Santiago Gibert, un catalán como yo, que vive en

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Coatepec, curiosamente como otro gran amigo que también se llama Santiago, catalán y en Coatepec. Coincidencias que me hacen decir, ¡increíble! Santi es ambientalista y un gran fotógrafo de la naturaleza, un excelente profesional que ha participado en varias obras literarias de difusión de especies amenazadas. Sus fotos me dejan impresionado, en especial las de águila elegante y zopilote real. Pero, sin duda, es su fotografía de un jaguar salvaje la que me impacta. Una sola vez. Una solo foto. El rostro de lo salvaje. ¡Jaguar! Del mismo modo, Efraín me comparte su momento "salvaje". En un cafetal, hace doce años, logró un solo avistamiento y una solo foto. ¡Jaguar salvaje! Por supuesto que Efraín me cuenta con precisión el momento que, según él, cambió su vida. En estos días, con ayuda de cámara trampa, se puede hacer una buena estimación de los grandes felinos que rondan por Arroyo Negro y fincas colindantes. A través de la información de Javier, Efraín y demás, puedo saber dónde se dejan ver los ejemplares del lugar. También se estiman unos dieciséis tapires, que es otra rareza difícil de observar. Es tal la riqueza biológica de El Triunfo que, en su papel de corredor entre América del Norte y del Sur, se pueden observar los animales más emblemáticos de ambos continentes, sin contar el gran número de endemismos. De hecho, se están descubriendo en estos días nuevas especies de plantas e insectos. Miro el camino de regreso. Con la mochila llena de entusiasmo y vida libre retomamos el camino de polvo hacia la civilización, con los abrazos sentidos de nuestros anfitriones. ¡Hasta pronto, El Triunfo! La aventura continúa.

Animales de El Triunfo, Finca de Arroyo Negro. Jaguar Puma Ocelote Margay Yaguarundí Zorro Gris Grisón Nutria Taira Mapache Coati Kinkayu Oso hormiguero Zarigüeya Armadillo Ardilla de selva Ardilla voladora Paca

Murciélagos Ratones de campo Ciervo de cola blanca Venado cabrito o mazama Pecarí de collar Tapir Mono Araña Águila Elegante Águila Tirana Zopilote Rey Guacamayo verde Guacamayo rojo Pavón Quetzal Nauyaca Bicolor Coralillo Salamandra rosada Tarántulas

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icidad está ligada a buscar la experiencia de que, todo lo que te pasa, es para algo bueno” Destilar ese aroma es potenciar la luz que hay en ti. Escoger una vida espiritual es escoger que todo lo que te aporta la vida “es para algo bueno”. Hay una fijación en la mente: estar vivo es luchar, luchar por la vida. En un principio el ego fue creado dentro de esa lucha, el más fuerte sobrevive al más débil, y ser débil es igual a tener sufrimiento. Protegerse de todo y de todos está en nuestro A.D.N. Es una consecuencia natural para asegurar la especie, es una necesidad primordial en el instinto y que es parte de nuestra biología. Hay en nosotros un condicionamiento inconsciente que parte del instinto de conservación, dentro de la ley del más fuerte, de un mundo desconocido y por lo tanto hostil. El ego crece y existe en el ser humano a medida que el niño se desarrolla. Este condicionamiento está en la mente científica: “solo sobrevive el más apto”; así que ayudamos a nuestros hijos a volverse más fuertes. Por tanto, tenemos asegurado un ego fuerte. El concepto de más fuerte no tiene añadido el del más inteligente. Ser el más fuerte algunas veces opaca la luz que hay en la inteligencia divina que te creó. Eso es una parte de lo que reconocemos como oscuridad. En ese mundo del más fuerte, es necesario el principio de jerarquía, ya que sin ese principio el ego se hace inestable pues desconoce su luz. La inteligencia divina que nos habita puede resolver en unos segundos lo que al ego le cuesta toda una vida dejar pasar al más apto. Como decía mi Maestro, “el más apto es el que mejor sirve: a él mismo, a los demás y por ello a la vida”. Madre tierra, la inteligencia divina habita en mí. Mujeres y hombres en la nueva conciencia. Todo lo bueno está en ti. El ego es una roca, y la inteligencia flexibilidad. Caminas por encima de mi hierba y notas cómo sobrevivo,

Tu huella sólo me mantiene en el suelo unos instantes Yo sé que ese instante me deja la necesaria experiencia, No de maltrato, no de sufrimiento, no de abatimiento. Solo me deja la capacidad de volverme a levantar, no puedo estar mucho tiempo tumbada, ya que mi ser, ya que la luz, siempre me pone de pie. Dejo que el amor llegue de todas partes, Dejo que el amor se vierta en ti. Dejo que florezca todo lo bueno que hay en mí.

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¿Cómo es el sentimiento correcto?

CLAVE DEL MES: ASOMBRO

FRASE DEL MES: Todo es maravilloso

PARA VER: PARA LEER: Nick, Jans

Lobo Negro (2.017) Edita: ERRATA NATURAE

Diarios de la calle (Freedom Writers, 2.007) Dirigida y guionizada por Richard LaGravenese, según la Novela homónima de Erin Gruwell ), y música de Mark Isham, RZA, Will.i.am. Interpretada, entre otros, por Hilary Swank, Patrick Dempsey y Scott Glenn.

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Para obtener un rápido alivio del estrés, prueba a ir más despacio.

Calmaos, pues, y sabed que yo soy Dios. SALMO 46, LA BIBLIA

LILY TOMLIN

Adopta el ritmo de la naturaleza; su secreto es la paciencia. RALPH WALDO EMERSON

Mira profundamente en la naturaleza y entonces comprenderás todo mejor. Si realmente amas la naturaleza, encontrarás la belleza en todas partes.

ALBERT EINSTEIN

VINCENT VAN GOGH

Los árboles que tardan en crecer llevan la mejor fruta.

La naturaleza no es un lujo, sino una necesidad del espíritu humano, tan vital como el agua o el buen pan.

Jean-Baptiste

EDWARD ABBEY

Poquelin, conocido como MOLIERE

Siempre hay flores para aquellos que quieren verlos. HENRI MATISSE

El buen hombre es el amigo de todos los seres vivos. MAHATMA GANDHI

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El sol empieza a hacerse notar estos días de febrero. Después de las lluvias que limpian el entorno, todo se ve más despejado en las calles y las ciudades; las nubes son algodones pomposos con formas caprichosas. El cielo tiene un azul intenso y es una hermosa ventana que invita a mirar hacia el infinito. Disfruto de todo ello mientras circulo en bicicleta por la ciudad tranquila, recibiendo el maravilloso baño de luz solar. Es curioso con qué sencillez se puede disfrutar de esos pequeños instantes que enaltecen el alma y te permiten valorar el momento presente. Me siento algo inquieto por la situación por la que está pasando mi hermana pequeña de cuarenta y dos años. Se está separando de su pareja, es un tránsito difícil por los apegos y el resentimiento que produce esta situación, sobre todo cuando no hay la madurez suficiente para aceptarlo por una de las partes y sin generar ningún drama. Mi hermana es madre de una niña de siete años cuya madurez de espíritu es notable a su corta edad, aceptando y adaptándose al cambio que está experimentando como si fuera una persona adulta y es que algunas almas vienen con la lección ya aprendida. A pesar de todo, no me gusta ver sufrir a mi hermana; ella es valiente y con mucha entereza, en poco tiempo ha hecho un cambio espectacular en sí misma, ha madurado y evolucionado, pero su pareja no. Durante dieciséis años ha estado sometida a

maniático,

prisionera en una jaula dorada en donde

se sentía anulada y poco menos que

un

ella misma. Pero ha despertado, se ha

quitado la venda de los ojos y ha

dado

escuchando

su

corazón. Hablo con ella y le doy ánimos

para que siga adelante con su

decisión, determinación y con paso firme

en la conquista de su propia libertad

y de ser ella misma; lo que no suma no

debe seguir, nadie es posesión de

nadie.

Me

Templanza,

llega

mantener

controlador

y

el el

siguiendo

arquetipo

a

de

equilibrio,

la

el

paso

hacia

que tiene

su

liberación

que ver

con

de

adaptarnos a situaciones, manejar las

emociones, del perfecto equilibrio

entre el consciente e inconsciente, del agua

y de la tierra, sin perder el recuerdo

divino de quiénes somos. El ángel es un

ser andrógino que tiene un pie en el

agua y el otro en la tierra, su cabeza está

rodeada de un aura luminosa, en su

pecho vemos un triángulo dentro de una

figura cuadrada (lo divino y lo

concreto, lo espiritual y lo material), las

alas del ángel nos hablan de su

conexión con Dios, sus manos con el

hombre y sus pies con la tierra. Este

arcano nos habla de sublimar lo inferior a

lo superior, es la transformación de

lo negativo a positivo en todos los planos

mentales, emocionales y materiales. Este arcano nos invita aprender el

arte de vivir, de no bloquearnos en los

momentos no placenteros, en las

dificultades o pruebas de la vida y que

podamos cambiar nuestras posturas mentales negativas en fuerzas opuestas, solo templando nuestras emociones o conductas lograremos la profunda sabiduría interior, pues esa debería ser nuestra meta que nos convoque en el aprendizaje llamado vida. En la disciplina cada Ásana es como entrar en un templo en donde se necesita la actitud adecuada, atención y entrega para comprender el mensaje del cielo. Mi cuerpo es un templo que he de cuidar, alimentar sanamente, disciplinar desde el amor coherente para que en él habite la divinidad y pueda ser un canal de la luz, del amor y la generosidad. Para ello debo desarrollar cada vez más mi conciencia y, como dice mi Maestro, NO PERDER DETALLE. La atención plena es fundamental para una buena dirección de la energía, para un buen enfoque de lo esencial y del buen hacer en cada momento. Fortalecer el espíritu. Respiro y siento, siento y respiro, dejo de hacer y permito que la energía me guíe desde ese estadio de no mente. Respiro el momento, respiro la vida en silencio; me resumo en un instante del no tiempo y dejo que mi corazón se expanda sin ningún quiebro.

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San Cristóbal de las Casas es un pueblo pintoresco y bello, con clima frío y montañoso. A este lugar llegamos ayer domingo 18 de febrero como a las cinco de la tarde, después de viajar unas seis horas por carretera de la biósfera, llamada El Triunfo. Este es un lugar selvático con características peculiares: el color de los árboles es de un verde brillante bonito, con un clima que por las mañanas es frío y por el medio día es caluroso, es un clima que es benéfico ya que ayuda a la templanza. La fauna del lugar es la siguiente: tapir, jaguar, puma, águila, zopilote real, venado, entre muchos otros. El senderismo que practicamos es fortalecedor y sanador, pues cuidado, atención, coordinación y fuerza son necesarios para caminar en medio de ramas, troncos atravesados, etcétera. El camino era a veces muy angosto, empinado o de bajada, por lo que teníamos que ir despacio. La aventura ha sido muy buena y necesaria. Esta experiencia me ha enseñado que, durante el sendero, no hay que competir ni compararme con nadie, pues ello me complica mucho para integrarme hacia la Unidad. He comprendido que ver la montaña a lo lejos no significa que es el último límite, viene la que sigue que se ve más imponente y el espacio continúa. Estoy aprendiendo a ver sin horizontes y limitaciones miopes. Y tuve que vencerme, pues mi ego pensaba con desánimo, miedo y muchas limitantes. Recuerdo la enseñanza del camino que dice: "En el difícil arte de vencer sin ganar, vence el que se vence", y para vencerme tengo que darme cuenta. He descubierto que puedo ser rey y tener la libertad del "Loco", del caminante. Gracias, estimado Maestro, por la oportunidad, la guía, y la alegría en el sendero. Ya realizamos viajes en el desierto, selva, montaña y playa con todo tipo de climas. La experiencia ha sido maravillosa, aunque nos queda mucho por caminar. Unir la confianza con la acción al lado del Maestro me brinda la oportunidad del asombro, la sorpresa y llegar a mi propio ¡¡Eureka!! Confía en ti y serás invencible. Sé que mientras tengo la muleta de la comodidad como apoyo, no saldré del círculo. La espiral me espera. La entrega sin reservas al camino superior, sin expectativas, sin esperar nada, solo sentir, sentir, sentir. Oír con el corazón, solo oír es el paso. La guía y la corrección del Maestro es de vital importancia en mí caminar, pues me guarda de que me pierda u olvide el camino hacia el oriente. El néctar y la

esencia que brinda el Maestro es la respuesta a mi alma sedienta, que anhela el hoy eterno. "En el Silencio de lo profundo se escucha la voz de la sabiduría". Muchas gracias.

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Llego a Sevilla con la urgencia de salir del aeropuerto para llegar a la estación de guaguas, y así tomar el bus que me llevará a ver a mi familia. He llamado a mi mujer, pero no lo coge, no conectamos. Voy un poco acelerado. Por el camino me voy dando cuenta que no me va a dar tiempo de llegar a la estación para subirme al último bus, por lo que me toca conciliarme conmigo para no molestarme y se me instale el enfado. Respiro hondo. “No debe ser tan importante”, me digo. Además, no lo puedo cambiar, aunque quiera. Así que lo acepto. Es más importante percibir cómo estoy y me siento. La vida me dice "toca relajarse, aceptar y confiar". Al pararme y respirar me da por observar la belleza del entorno: veo el verde de los campos, el paisaje, la luz, las grandes superficies aradas por surcos regulares y longitudinales que, al movimiento de la guagua, hacen un efecto lineal óptico, como un abanico interminable que no para de desplegarse, y cuyo efecto en movimiento te deja embriagado y anonadado. Recuerdo a mi amigo Juan, en paz descanse o continúe, que me decía en este tipo de momentos: “vive, disfruta lo que vives y profundiza”. Los acontecimientos familiares de estos días me conectan con el mensaje que nos dio hoy el Maestro: “No hay muerte, sólo un nuevo amanecer, sólo el cambio a una nueva vida, un cambio en otro nivel...”. Llegué. Me siento en un café y me dispongo a disfrutar del solecito de la tarde, ya que tengo una hora antes del próximo autobús. Unos gorriones comen las sobras de una mesa. No es fácil acercarse a los gorriones, ni aun cuando están comiendo. Percibo una gran belleza en el momento, y por eso saco algunas fotos. Los peatones van con prisas, pero a mí, una vez aquí, ya se me han pasado. Siento que dispongo de toda la eternidad, en este eterno ahora. Sonrío hacia mis adentros, percibo mucha vida natural a mi alrededor a pesar de estar en el centro de Sevilla. Los Jardines del Prado son un pulmón que oxigena esta parte de la ciudad. Pensaba pedir algo para justificar mi estancia en la mesa, pero como no viene nadie a atenderme, tampoco voy yo a buscarlos, no es una necesidad. Reparo en este instante, en que de verdad tengo una vida rica a multitud de niveles, y debo agradecerlo más. Mi mujer, mis hijos, mis hermanos, mi familia, mi trabajo y el Yug-Do. Hay tanta riqueza. Ahora soy rico en tiempo. Cuando llega la sombra hasta donde estoy comienza a arreciar el frío crudamente, así que me introduzco en el local y pido una rica infusión caliente y busco una mesa con un ratito más de sol. ¡Qué regalo, otro poquito más de luz, otro baño! Qué bueno es darse la oportunidad de respirar y de tomarse un respiro. Me doy las gracias y también agradezco este momento, y para mis adentros le pido a la Divinidad que me permita darme a mí mismo la posibilidad de ratitos como este más a menudo en el futuro. Respiro, me estiro, me ubico, busco una postura erguida, me tomo mi infusión con sencillo y verdadero goce, calentando con la taza mis orejas, que son mis riñones y mi corazón, y vuelvo a observar mi entorno. Hay gente que entra y se va, pero algo inmutable permanece. Un silencio hondo lo percibe todo. Así es. Una chica oriental hace lo mismo que yo un par de mesas más allá. Erguida observa, se toma una infusión y escribe. Esto me conecta con la certeza de que somos más en el camino y recuerdo que he sentido estos días la necesidad de ayudar a mi Maestro y a la gente a mostrar que, en realidad, siempre estamos y somos unidos. Veo la suave brisa entre las hojas titilantes de los plataneros. Caen las hojas del invierno. Tras un instante en silencio me doy cuenta, de repente, que algo se ha renovado en mí. Miro la hora, ya estoy listo para ir a encontrarme con mi familia, y como el cuento del alma de los indios, retomo la actividad. Alguien llama por el móvil, es mi mujer, ahora sí, ahora es el momento.

Tai.

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Selva Verde, vida, estrellas, infinito, re conexión, compartir. He vivido una aventura viva, como bien dice el maestro, con un antes, un durante y un después. Al final es UNO, y quizá aún no me pueda dar cuenta de todo lo vivido. Hay mucho que contar, desde mi óptica, mi alma y todo mi SER. Hubo varios imprevistos con sus propias soluciones, y sé que al final vivimos lo que debíamos vivir, sin más ni menos. Me quedo con la calidad humana y buena onda de todos los que conocí, desde el chofer que nos llevó desde el aeropuerto de Tuxtla, a El triunfo, San Cristóbal de las Casas y por todos aquellos puntos de Chiapas. Me quedo con un mejor sabor de boca ante los anfitriones de Arroyo Negro: Efraín, Francisco, Jonás, Isabel, Bety, Christopher y los guías, quienes hicieron de nuestra estancia tan placentera como estar en casa. Además, la compañía de todos, con el aplomo y valentía de don Serafín, la organización y la gestión de Ili (sobre todo por su paciencia, ya que ser coordinadora es una labor ardua y multifacética por lo que reconozco y agradezco su labor), los ojos brillantes de Guillermo (me recuerdan a los ojos de los niños), la sonrisa de Katy, los ojos de ilusión de Fátima, el asombro de Antonieta, el cuidado y ternura de Emily, la disposición de Alicia, el azul de Mona (candidata a cinto negro), y el amor de Juan (mi novio y compañero de aventuras). Por supuesto, la guía y sabiduría del maestro, sin quien el viaje no hubiera sido posible ni siquiera planteado o visualizado. En estos días de ver, respirar, sentir y ser belleza, me encontré con mariposas marcadas con un número 88 en el interior de las alas e interior negro con pequeños vivos en azul eléctrico como polvo de hadas; conviví con serpientes, guacamayas, pavas, colibríes (a los que estuve escuchando a lo largo de todas las caminatas en los diversos senderos), cóndor, el águila Alex que no puede volar, aves varias que se escuchaban por aquí y allá. Gran impresión me causó el espíritu inquieto del jaguar negro de Ak-bal quien, por cierto, como buen felino me marcó mientras le hacía una fotografía. Antonio me dijo que ahora me protege, por lo que desde esa perspectiva valió la orina en la cara, mi chamarra y la cámara. Las experiencias de caer, levantarme y tener miedo de seguir en el sendero de la selva -camino que en momentos fue irregular y salvaje, en otros más claro y bondadoso--, me llevaron a distinguir una analogía entre la vida que va del interior al exterior y viceversa. Vi una unidad, una interrelación.

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San Cristóbal de las Casas Además del escenario del centro y su reciente restauración, así como de una rica taza de cuatro especies de cacao de Chiapas con cardamomo, pude degustar el sabor de un bosque. Allí tuve un ascenso a ritmo de fotógrafo y explorador, aunque cuando me di cuenta que mi réflex no tenía batería viví un momento de colmo que se convirtió en una invitación a observar y sentir la naturaleza. Fuimos un grupo pequeño conformado por Mona, Emily, Juan, Antonio y yo. El maestro nos fue compartiendo varios tips, desde reconocer el camino, observar la naturaleza hasta volvernos parte de ella. Hubo muchas otras enseñanzas pero que no se pueden describir porque son vivenciales. Finalmente, el momento que tanto temía se hizo presente de una manera maximizada: en el veloz descenso, el paisaje y el camino cambiaron a tal grado que creía que no era el mismo. Esa vez lo vi lleno de hojas secas, de pendientes irregulares con rocas y tierra suelta. Antonio nos recomendó aflojar todo el cuerpo, hacernos bolitas y rodar, una vez más venciendo temores, corriendo a todo lo que podía, tropezando en algunos momentos y temiendo de golpear la cámara, terminé empapada en sudor, pero muy satisfecha por todo el paseo. Nuestra estancia en la Ciudad de México fue fugaz, ya que había que seguir por los caminos de Michoacán. El traslado fue en un crucero doble piso de bellos paisajes que disfruté mucho. Aún continuamos en Morelia, y cerraremos con broche de oro en la Ciudad de México. Como en todos los viajes del maestro, sé que este capítulo todavía no termina, y se sigue escribiendo en el gran libro de mi vida.

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El calor es tan insoportable aquí que sudas aún sin moverte. Pienso en el mar y todo mi ser se agita, lo extraño. Ha hecho mucho calor estos meses. A pesar de todo, tomo mi bambú. Debo quitar mis ansias por no fumar: ha llegado el momento de dejar todo aquello que con su humo no puedo ver. ¿Qué intento no ver o vean los demás entre la humareda que emite mi acto? Ese es mi trabajo interno inmediato. Estudiar qué o para qué lo hacía. O simplemente dejar que me muestre mi corazón lo que quiera cuando voy a su encuentro. Quizás en esos momentos me diga el porqué o tal vez no lo sepa nunca. Ya no importa porque la decisión está tomada, y creía que iba a ser más dura. 23 días sin fumar es un logro: cambio de hábitos, hago cosas diferentes y pongo atención en la respiración. Veo cómo entra el aire hasta el vientre y vuelve a salir. ATENCIÓN y DECISIÓN. Mi bambú, esencias, agujas, auriculoterapia, comida sana, frutas y verduras son las que ayudan a mantener mi decisión. Como he dicho, tomo mi bambú y libero mi mente, dejo que todo suceda, sólo sigo los movimientos uno tras otro, sin prisa. Hoy disfruto más porque es festivo por carnaval. Tengo el tiempo de la mañana para mí. Todo es HOY Y AHORA. Momento a momento.

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Cursos de Acupuntura Cuántica, Kinesiologia Holistica, Yoga, YUG-DO, terapias personales.

 

Días 9 y 10 de marzo, terapias personales en Barcelona, Pineda y Vic.

  Renovado

todo el equipo. Con un nuevo Cinturón Negro... Mona.. Continúa Ilihutsy como Coordinadora General. La Escuela a cargo de Serafín Mendoza, y Morelia, con Antonieta Chavez al frente... Maravillosa experiencia la de febrero y ya dispuestos y planeando la siguiente para julio.

 Continúan las clases y actividades habituales en los parques y la Escuela de Cintos. Preparando el próximo gran encuentro.

 Continúan las clases en Posadas, Misiones, con Graciela Leiva. 

Ya todo listo para el Encuentro de Semana Santa... 29, 30, 31 de marzo y uno de abril... Excursiones, observación de la naturaleza, Yoga y Formación de YUG-DO...

Para bajar las anteriores publicaciones:

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