La tortuga
mofletuda 4
Raúl Dueñas Montes
Ilustrado por Isa Ramírez Herrera
Y ATILA, LA ANGUILA
¡Qué lugar tan tranquilo y agradable! Aquella charca era magnífica para sus habitantes. La tortuga Mofletuda jugaba durante el día con las famosas, asombrosas y sabrosas babosas, y como no, con sus hermanas tortugas. Lo malo era que de vez en cuando, la tortuga Mofletuda se comía una de estas jugosas babosas. También se distraía con el ratón Ramón, porque sus movimientos eran muy rápidos y la 3
Raúl Dueñas Montes
pobre tortuga se quedaba embobada mirándolo. Una ardilla muy pilla volvía loca a las jóvenes tortugas. Pasaba por encima de sus caparazones y les rozaba con su cola en la nariz... En fin, era inquieta y veloz. Joaquín, el joven jabalí, revolvía toda la tierra a su alrededor, y eso facilitaba la tarea a las tortugas, que todas las mañanas se daban un festín, gracias a Joaquín. El fabuloso oso Alfonso es hermoso y vigoroso, camina siempre cauteloso, saludando con aire amistoso. La tortuga Mofletuda y sus amigas siempre contestan amigablemente, por educación y por temor a que Alfonso se enfade, y en vez de una sonrisa, les dé un gruñido. La serpiente Vicente, el conejo Pepe, Sacristán el Gavilán y muchos más, saludan o charlan con la tortuga Mofletuda. 4
La tortuga Mofletuda y Atila, la anguila
Por el día, las flores brillan con un maravilloso esplendor, dejando a su alrededor una magnífica fragancia, envidiable en el resto del bosque. La amapola Fabiola y el altísimo girasol Fran Gasol, daban la bienvenida al despertar del sol. El mosquito Perico era feliz con su pico. Paquita, la mariquita, saluda con la patita, y la rana Mariana, junto con el sapo Paco, saltan de charco en charco. En las noches despejadas, la luna llena se reflejaba en la charca de las tortugas, iluminando todo su entorno con un matiz blanco resplandeciente. Pero las noches que la luna no asoma su cara, es decir, las noches de luna nueva, se ilumina en el fondo de la charca una zona misteriosa. Es la zona más profunda de la charca 5
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y nadie se atreve a investigar de dónde viene esa brillante luz. Muchos animales temen adentrarse en la charca en esas noches de cielo oscuro y brillante agua, porque se oían cuentos de todo tipo. Unos hablaban de criaturas fantasmagóricas que daban miedo porque se comían a todo aquel que se atreviera a acercarse al lugar. Otras fantasías hablaban de animales nunca antes vistos, que cuidaban de una entrada secreta a un mundo mágico, y quien lograra entrar, nunca jamás lo dejarían salir. Las ancianas tortugas comentaban que en ese sitio, todo el que se acercaba demasiado, jamás volvía a la superficie. Ni siquiera los peces como la trucha, que todo lo escucha, podían aportar algo real al enigma de este asunto. 6
La tortuga Mofletuda y Atila, la anguila
Ni siquiera el anfibio como el tritón orejón, que prestaba mucha atención, lograba descifrar el misterioso entuerto. Pero siempre hay intrépidas aventureras dispuestas a correr riesgos. Una de estas noches de luna nueva, dos primos de la tortuga Mofletuda, se aventuraron al fondo para saber algo más sobre esa iluminación. Eran la prima Josefina y el primo Marcelino, ambos valerosas tortugas. En una ocasión… ¡treparon a lo alto de un árbol! Eso sí, al final un chimpancé llamado Andrés las tuvo que bajar con mucho cuidado, porque eran incapaces de volver al suelo por sí solas. Y otra vez, cuando eran más pequeñas, idearon con ramas verdes un tirachinas que las mandaba directa a una cascada cercana. 7
Ocho Suricatos
Nuestra amiga, la Tortuga Mofletuda, tiene que ir a rescatar a sus primos, pero antes debe superar su miedo a lo desconocido. Cuando se enfrenta al problema, sabe buscarle una solución, basada siempre en la amistad y el respeto. Sabe que se puede ayudar a todo el mundo con un poco de esfuerzo y grandes ideas. Para ello, se junta con amigas y amigos que están dispuestos a perdonar y que entienden que vivir con rencor no hace feliz a nadie. VALORES IMPLÍCITOS: ¿Tener miedos? No hay motivos, la solución está en el interior del libro, pero también dentro de nosotros mismos. En la valentía está la clave para poder hacer que un enemigo se convierta en amigo, y es más fácil de lo que uno pueda pensar. Actuar con educación y tratando siempre de ayudar; no rindiéndose nunca ante los problemas que van surgiendo. Si pedimos perdón, que sea siempre de verdad, que se sienta y que todo siempre culmine en un sincero abrazo, porque puede solucionar muchas cosas.
ISBN 978-84-18017-35-3
A partir de 8 años www.babidibulibros.com 9
788418
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