Arianna
CAPÍTULO 1
LA AMISTAD ES UN GRAN TESORO
H
abía una vez una pulguita llamada Ofelia que estaba muy triste porque no tenía amigos. Vivía en un pueblito muy retirado de la ciudad que se llamaba Or-ugas. No sabía por qué vivía en esta ciudad, pero sabía que por algo estaba allí. Era el reino de las orugas, y cuando la naturaleza lo disponía, se convertían en unas lindas mariposas de todos los colores y las combinaciones más hermosas, y de tamaños diferentes. Ofelia deseaba a toda costa hacerse amiga de las orugas, pero cada vez que ella se acercaba, les picaba sin saber por qué. Las orugas no toleraban semejante insolencia, por lo que la apartaban a un lado, y así saltaba de un lugar a otro quedando exhausta. Algunas veces se imaginaba cómo se3
rían de diferentes las cosas si tan solo fuera una mariposa, podría volar y sería muy hermosa, feliz, llena de vida, encantando con su belleza a todos los que la miraran y dejándolos extasiados. Un día Ofelia se despertó muy contenta porque había tenido un hermoso sueño. Soñó que iba a conseguir un gran amigo y que nunca se iba a separar de él. Arregló su pequeña casita con gran esmero, pues era muy organizada y aseada; detestaba la suciedad, y se quedó esperando durante muchos días, pero su amigo nunca llegó. Entonces tomó la decisión de irse a vivir a la gran ciudad; cruzó el río navegando en su balsa, hecha con las hojas de un árbol. Y aunque vino una tempestad y casi se ahoga, logró salir al otro lado de la orilla. Pasaron corriendo unos caballos y consiguió esquivarlos con un gran salto; siguió caminando y al llegar a la carretera, casi la atropella un carro, su maleta salió a volar y se le extraviaron todas sus pertenencias, incluyendo sus tesoros coleccionados a lo largo de todos los años, y el más valioso para ella: la foto de su familia, a la cual hacía muchos años que no veía, pero sabía que estaban muy bien, pues vivían en una mansión en Miami con su gran amigo Saint Bernand, al cual no picaban para no meterse en problemas, ya que siempre las llevaba a todas partes en su gran lomo. Aquel día, Ofelia lloró desconsoladamente hasta quedarse dormida en la orilla de la carretera, con un gran vacío en el corazón y en el estómago. Al día siguiente se despertó 4
y siguió su camino, sin saber con certeza cuál era; se sentía desolada y muy perdida cuando de repente la llamaron: «psst.... psst..., oye». Ella se volvió para mirar, y era una tortuga muy bonita que caminaba lentamente hacia ella. —Hola, me llamo Madeleine —dijo. —Mucho gusto —contestó Ofelia. —¿Conoces el pueblito de Orugas? Estoy de vacaciones, y mis amigos me esperan allá. Van en caravana y yo me extravíe porque me demoré un poco más arreglando unas cosas en mi casa. Mis amigos me dijeron que en la agencia de viajes, les habían recomendado este sitio porque era muy hermoso y las mariposas eran muy hospitalarias, pues a todos los que iban los impregnaban de dulzura y felicidad; además, mis amigos y yo queremos salir de la rutina y conocer cosas diferentes, 5
porque la gran ciudad en muchas ocasiones se convierte en un gran caos, y ni hablar de la contaminación —le explicó Madeleine. Ofelia le contó a Madeleine su historia y cómo habían sido sus últimos años. La tortuga se conmovió mucho y la invitó a almorzar para seguir conversando. Madeleine también le contó la historia de su familia, igual de conmovedora que la de Ofelia, con la diferencia de que por un milagro, ella fue la única que quedó con vida después de la masacre ocasionada por los cazadores de tortugas, para venderlas al mejor postor. Al escuchar la historia de la tortuga, Ofelia se llenó de gran valor y optimismo para seguir luchando por sus sueños e ideales, y además porque tenía una familia que sabía que estaba muy lejos, pero muy cerca en su corazón. Su nueva amiga se despidió alentándola para que siguiera adelante y que nunca se diera por vencida en esa búsqueda de sus sueños. Dejaron atrás muchos recuerdos infelices, y a cambio les quedó una hermosa amistad; intercambiaron sus correos electrónicos para mantener viva esa gran unión. Ofelia se sentía muy feliz y desconcertada porque no había picado a Madeleine, y no entendía por qué. Estaba muy confiada y segura de que su amistad con la tortuga nunca se terminaría. Siguió su trayecto con gran entusiasmo cantando: «Qué felicidad, la vida hay que disfrutar». Ya estaba oscureciendo y alguien pasó volando al lado de ella y le dijo: 6
—Cierra los ojos, no te asustes por lo que veas cuando los abras. Ofelia, abrió los ojos y se quedó estupefacta, pues nunca había visto un murciélago tan gracioso y con una carita tan tierna. Él le dijo: —Mucho gusto, mi nombre es Benjamín, voy volando muy apurado porque se me está quemando mi comida favorita, la lasaña. ¿Quieres acompañarme a cenar? La pulguita inmediatamente asintió con su cabecita, pues traía mucha hambre y sed. Benjamín la vio tan cansadita que la invitó a dormir en su cueva y le arregló una cama en una cajita de fósforos. Al día siguiente, Ofelia se levantó muy temprano y dio un gran salto para darle un tierno beso en la frente a su amigo Benjamín, pero ya no estaba; le había dejado una nota en su mesita de noche pidiéndole el favor de que escribiera su correo electrónico para chatear por internet. Después de caminar mucho tiempo, Ofelia por fin llegó a la carretera donde transitaban todo tipo de vehículos. De repente escuchó una corneta muy fuerte que la asustó; era el carro del señor Smith, y cuando paró en el semáforo, Nerón, su perro, escuchó un ruido y abrió la puerta del auto, sabía cómo hacerlo sin que el señor Smith se diera cuenta; vio a Ofelia y cordialmente la invitó a que subiera al auto. Durante el trayecto se quedó profundamente dormida, al lado de Nerón. Tenía un pelo negro muy hermoso, olía delicioso, a talco de bebé, pues su amo se esmeraba en su cuidado. 7
Nerón se despertó y vio a la pulguita, dormidita, arropada con su cobijita amarilla que le había obsequiado su amiga Madeleine, y acostada sobre la almohadita que le había regalado Benjamín; se enterneció mucho y se le acercó, en ese momento ella despertó asombrada y él le dijo: —Recuéstate sobre mi lomo. Desde ese momento se volvieron los mejores amigos, logrando así cumplir parte de su sueño. Ofelia, y Nerón tuvieron que separarse por razones del destino; pues llegó Afrodita a la vida de Nerón. Ella era una perrita aterciopelada, gris y con unos ojos grandes muy hermosos que se iluminaban cada vez que su amado le decía cosas hermosas al oído, pero Afrodita detestaba a las pulgas porque siempre le picaban. Entonces, Ofelia no tuvo más remedio que partir a otro lado, dejando atrás los mejores años de su vida.
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CAPÍTULO 2
LAS AVENTURAS DE OFELIA EN EL FANTÁSTICO MUNDO DE LOS PAYASOS
O
felia dio muchas vueltas sin un rumbo fijo y conoció muchos lugares. Hasta que un día apareció Toribio: un caballero pulguiento encantador, elegante, culto y aventurero; le encantaba viajar a donde el destino quisiera enviarlo. Sus amigos le decían: «Von Voyage», cada vez que emprendía una nueva aventura. Él presentía en el fondo de su corazón que esta sería la mejor aventura de toda su vida. Flechó a Ofelia con sus grandes ojos verdes, fue amor a primera vista, la invitó a cenar en uno de los restaurantes más elegantes de la ciudad. Ella lucía un hermoso vestido de lentejuelas azules que moldeaban su hermosa figura. Al verla entrar al restaurante, 9
TO CUEN S PAR
ALARGAR A-VIDA -L
A
Ofelia es una pulguita que no tenía amigos, pero poco a poco vence los obstáculos y va encontrando valiosas amistades. Cuando conoce a Toribio y se casa con él, su vida se transforma, pues se llena de amor, felicidad y magia. Juntos se marchan a vivir a Filantropía, donde nacerán Perlita y Serafín, que vivirán una maravillosa infancia. Cuando se gradúan, emprenden un viaje mágico a la fuente de los sueños, y es ahí donde empiezan a afrontar los miedos y los obstáculos que surgen en la vida. Durante ese mágico viaje conocen el Mundo de los Portales, donde vivirán extraordinarias aventuras y conocerán a las hadas. VALORES IMPLÍCITOS: La amistad, la familia y la valentía para vencer los obstáculos, con lo cual logramos despertar los talentos que tenemos escondidos. Por otro lado, se destaca la importancia de la tolerancia y el respeto, ya que todos somos iguales y tenemos un destino. Además, cuando nos amamos a nosotros mismos, logramos descubrir la verdad de lo que realmente somos, y es ahí cuando podemos amar sinceramente a los demás.
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