qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqw ertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwer tyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty ANTOLOGÍA POÉTICA DE LOS SIGLOS XIX Y XX uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui 4º ESO opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiop asdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas dfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf CURSO 2012-2013
IES Bachiller Diego Sánchez
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POESÍA SIGLO XIX ROMANTICISMO JOSÉ DE ESPRONCEDA Nació en Almendralejo (1808) y desde muy joven se vio seducido por la literatura y la política. La represión política que siguió al trienio liberal motivó su encierro en un convento de Guadalajara. Tras recobrar la libertad, regresó a Madrid, pero los acontecimientos políticos del país lo impulsaron a marchar al extranjero. En Londres conoció a Teresa Mancha, con quien mantuvo una accidentada relación sentimental. Durante sus breves etapas en Madrid, participó activamente en la vida literaria de la capital y a pesar de sus frecuentes encarcelamientos y destierros pudo escribir sus primeras obras. El contacto con la poesía romántica europea (Byron, Scott) influyó en él poderosamente y orientó su propia producción poética hacia un romanticismo exaltado, pletórico de ritmo, color y fantasía. El reconocimiento público le llegó gracias a El estudiante de Salamanca y El diablo mundo. En septiembre de 1840, la victoria liberal y la posterior regencia de Espartero le permitieron dar el salto a la primera fila de la palestra política española: elegido diputado a Cortes por Almería, y secretario de la legación española en La Haya. A su muerte, acontecida súbitamente en 1842, era considerado el mejor poeta español del momento.
CANCIÓN DEL PIRATA
que ni enemigo navío,
Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela un velero bergantín;
ni tormenta, ni bonanza, tu rumbo a torcer alcanza, ni a sujetar tu valor. »Veinte presas hemos hecho a despecho, del inglés,
bajel pirata que llaman, por su bravura, el Temido, en todo mar conocido del uno al otro confín.
»y han rendido sus pendones cien naciones a mis pies.
La luna en el mar riela, en la lona gime el viento y alza en blando movimiento olas de plata y azul;
»Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar.
y va el capitán pirata, cantando alegre en la popa, Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Estambul;
»Allá muevan feroz guerra ciegos reyes por un palmo más de tierra, que yo tengo aquí por mío cuanto abarca el mar bravío,
—«Navega velero mío, sin temor,
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»¡Sentenciado estoy a muerte!; yo me río; no me abandone la suerte, y al mismo que me condena, colgaré de alguna entena quizá en su propio navío.
a quien nadie impuso leyes.
»Y no hay playa sea cualquiera, ni bandera de esplendor,
»Y si caigo ¿qué es la vida? Por perdida ya la di,
»que no sienta mi derecho y dé pecho a mi valor.
»cuando el yugo de un esclavo como un bravo sacudí.
»Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar.
»Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar.
»A la voz de ¡barco viene! es de ver cómo vira y se previene a todo trapo a escapar: que yo soy el rey del mar, y mi furia es de temer.
»Son mi música mejor aquilones el estrépito y temblor de los cables sacudidos, del negro mar los bramidos y el rugir de mis cañones.
»En las presas yo divido lo cogido por igual:
»Y del trueno al son violento, y del viento al rebramar,
»sólo quiero por riqueza la belleza sin rival.
»yo me duermo sosegado arrullado por el mar.
»Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad, mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar.
»Que es mi barco mi tesoro, que es mi dios la libertad. mi ley, la fuerza y el viento, mi única patria la mar».
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GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER Poeta español nacido en Sevilla en 1836 y fallecido en Madrid en 1870. Es uno de los grandes poetas románticos del siglo XIX. Sus rimas suponen el punto de partida de la poesía moderna española. Se inició en el arte pintando al lado de su padre y hermano, pero abandonó la pintura en 1854 cuando se dedicó por completo a la literatura. Su educación literaria tuvo especial aprecio a los poetas latinos y españoles del Siglo de Oro. A la búsqueda del ritmo musical, de la expresión ajustada y noble, se une una inclinación prerromántica hacia lo sublime: la emoción ante la noche, la muerte, la fragilidad humana, etc… Trabajó de redactor en un gran periódico, El Contemporáneo. Bécquer, que desde 1858 estaba aquejado de una grave enfermedad, probablemente tuberculosa o venérea, se trasladó a Toledo, a casa de su hermano Valeriano. Éste murió en septiembre de 1870 y el poeta el 22 de diciembre, a los treinta y cuatro años.
RIMA VII Del salón en el ángulo oscuro, de su dueña tal vez olvidada, silenciosa y cubierta de polvo veíase el arpa. ¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas como el pájaro duerme en las ramas, esperando la mano de nieve que sabe arrancarlas! —¡Ay! —pensé—; ¡cuántas veces el genio así duerme en el fondo del alma, y una voz, como Lázaro, espera que le diga: «¡Levántate y anda!». RIMA LIV Cuando volvemos las fugaces horas del pasado a evocar, temblando brilla en sus pestañas negras una lágrima pronta a resbalar. Y, al fin, resbala y cae como gota de rocío al pensar que cual hoy por ayer, por hoy mañana, volveremos los dos a suspirar. 3
RIMA XXIV Dos rojas lenguas de fuego que a un mismo tronco enlazadas se aproximan y, al besarse, forman una sola llama. Dos notas que del laúd a un tiempo la mano arranca, y en el espacio se encuentran y armoniosas se abrazan. Dos olas que vienen juntas a morir sobre una playa y que al romper se coronan con un penacho de plata. Dos jirones de vapor que del lago se levantan y, al juntarse allá en el cielo, forman una nube blanca. Dos ideas que al par brotan; dos besos que a un tiempo estallan, dos ecos que se confunden; eso son nuestras dos almas.
RIMA XXX Asomaba a sus ojos una lágrima y a mi labio una frase de perdón; habló el orgullo y se enjugó su llanto, y la frase en mis labios expiró. Yo voy por un camino; ella, por otro; pero, al pensar en nuestro mutuo amor, yo digo aún: —¿Por qué callé aquel día? Y ella dirá: —¿Por qué no lloré yo?
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ROSALÍA DE CASTRO (Galicia, 1837-1885) Es la pieza fundamental del resurgimiento de la literatura gallega a finales del S.XIX. La obra de Rosalía de Castro cambió el panorama de las letras gallegas tras un paréntesis escrito de varios cientos de años, consiguiendo una recuperación del idioma y sentando las bases para el posterior surgimiento de un nacionalismo romántico. Sus obras más importantes son Cantares gallegos (1863), obra que narra la historia del pueblo gallego, y Follas novas (1880), su último poemario lleno de filosofía personal. En castellano habría que destacar En las orillas del Sar (1884). Su influencia es considerada de gran calado y la fecha de publicación de Cantares Gallegos fue elegida para convertirse en el Día de las Letras Gallegas.
Hora tras hora, día tras día, Entre el cielo y la tierra que quedan Eternos vigías, Como torrente que se despeña Pasa la vida. Devolvedle a la flor su perfume Después de marchita; De las ondas que besan la playa Y que una tras otra besándola expiran Recoged los rumores, las quejas, Y en planchas de bronce grabad su armonía. Tiempos que fueron, llantos y risas, Negros tormentos, dulces mentiras, ¡Ay!, ¿en dónde su rastro dejaron, En dónde, alma mía?
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CAROLINA CORONADO (Almendralejo, 1820-Lisboa, 1911) Fue una de las más importantes autoras españolas del siglo XIX, siendo considerada como uno de los grandes exponentes de la literatura romántica en español. Compuso sus primeros poemas cuando tenía 10 años y desde entonces no cesó de escribir en toda su vida, debiendo incluso robar horas de su sueño para dedicarse a este trabajo apasionado. Padecía catalepsia crónica (inmovilidad repentina del cuerpo), cuestión que la obsesionó con la idea de ser enterrada viva; en muchos de sus poemas hace alusión a este temor. Además, Carolina estaba muy convencida de sus ideas revolucionarias; tal es así que en su casa de Madrid se reunían de forma cotidiana tertulianos y hombres perseguidos por su pensamiento político. Desgraciadamente esta actitud llevó a que muchas de sus obras fueran censuradas por la justicia. También destacó su producción novelística, entre la que habría que señalar títulos como La rueda de la desgracia o Paquita.
¿Cómo te llamaré para que entiendas que me dirijo a ti, ¡dulce amor mío!, cuando lleguen al mundo las ofrendas que desde oculta soledad te envío? Aquí tu barca está sobre la arena; desierta miro la extensión marina; te llamo sin cesar con tu bocina, y no pareces a calmar mi pena. Aquí estoy en la barca triste y sola, aguardando a mi amado noche y día; llega a mis pies la espuma de la ola, y huye otra vez, cual la esperanza mía. ¡Blanca y ligera espuma transparente, ilusión, esperanza, desvarío, como hielas mis pies con tu rocío el desencanto hiela nuestra mente! Tampoco es en el mar adonde él mora; ni en la tierra ni en el mar mi amor existe. ¡Ay!, dime si en la tierra te escondiste, o si dentro del mar estás ahora. Porque es mucho dolor que siempre ignores que yo te quiero ver, que yo te llamo, sólo para decirte que te amo, que eres siempre el amor de mis amores 6
MODERNISMO RUBÉN DARÍO Rubén Darío nació en Metapa -hoy en día rebautizada Ciudad Darío en su honor. Considerado uno de los más grandes poetas en lengua hispana del siglo XX. Comenzó su periplo viajero en Santiago de Chile, donde publicaría Azul (1888) el primero de sus poemarios que levantó cierto interés desde el mundo de la crítica literaria. Más tarde, viajó por España, Francia y los Estados Unidos. Al mismo tiempo mantuvo su actividad poética y fomentaba el Modernismo, movimiento del que era máximo exponente. De esa época son sus dos grandes obras Prosas Profanas (1901) y Cantos de vida y esperanza (1905) en los que el amor por un lado y el arte y la naturaleza por otro conforman sus temas principales. A destacar su influencia sobre la Generación del 98 española y sobre nombres como Juan Ramón Jiménez, Valle-Inclán, Jacinto Benavente o Antonio Machado. A partir de 1910, Rubén Darío se retira a Mallorca y su obra comienza un lento declive. Tras una última gira abogando por la paz al comienzo de la Primera Guerra Mundial, Rubén Darío volvió a Nicaragua, donde murió el 6 de Febrero de 1916. SONATINA La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa? Los suspiros se escapan de su boca de fresa, que ha perdido la risa, que ha perdido el color. La princesa está pálida en su silla de oro, está mudo el teclado de su clave sonoro, y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor. El jardín puebla el triunfo de los pavos reales. Parlanchina, la dueña dice cosas banales, y vestido de rojo piruetea el bufón. La princesa no ríe, la princesa no siente; la princesa persigue por el cielo de Oriente la libélula vaga de una vaga ilusión. ¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China, o en el que ha detenido su carroza argentina para ver de sus ojos la dulzura de luz? ¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes, o en el que es soberano de los claros diamantes, o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz? ¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa quiere ser golondrina, quiere ser mariposa, tener alas ligeras, bajo el cielo volar; ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
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saludar a los lirios con los versos de mayo o perderse en el viento sobre el trueno del mar. Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata, ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata, ni los cisnes unánimes en el lago de azur. Y están tristes las flores por la flor de la corte, los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte, de Occidente las dalias y las rosas del Sur. ¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida! (La princesa está triste, la princesa está pálida) ¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil! ¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe, —la princesa está pálida, la princesa está triste—, más brillante que el alba, más hermoso que abril! —«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—; en caballo, con alas, hacia acá se encamina, en el cinto la espada y en la mano el azor, el feliz caballero que te adora sin verte, y que llega de lejos, vencedor de la Muerte, a encenderte los labios con un beso de amor».
LO FATAL A René Pérez Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo, y más la piedra dura porque esa ya no siente, pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente. Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror... Y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por lo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos, y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos, ¡y no saber adónde vamos, ni de dónde venimos!...
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AMADO NERVO Poeta mexicano, Amado Nervo perteneció al movimiento modernista y también destacó por su producción de novela y ensayo. Nervo comenzó a publicar artículos para El Correo de la Tarde antes de viajar a Ciudad de México, donde sus colaboraciones aparecieron en revistas como Azul y periódicos como El Universal o El Mundo. De esta época son poemarios como Perlas negras o Místicas. En 1900 se instala en París como corresponsal extranjero donde conoce a artistas como Wilde o Rubén Darío. Allí escribiría El éxodo y las flores del camino o Jardines interiores, entre otros trabajos. De vuelta a México, donde era una figura literaria consagrada, trabajó como profesor antes de ingresar en el cuerpo diplomático mexicano y conseguir plaza en Madrid, donde escribiría En voz Baja, Serenidad o Plenitud. Su carrera, interrumpida en varias ocasiones, acabó por llevarle a Argentina y Uruguay, donde moriría en 1919.
EN PAZ Artifex vitae, artifex sui Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida, porque nunca me diste ni esperanza fallida, ni trabajos injustos, ni pena inmerecida; porque veo al final de mi rudo camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino; que si extraje la miel o la hiel de las cosas, fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas: cuando planté rosales, coseché siempre rosas. ...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno! Hallé sin duda largas noches de mis penas; mas no me prometiste tú sólo noches buenas; y en cambio tuve algunas santamente serenas... Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
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JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (1881-1958) Es considerado uno de los grandes autores españoles del siglo XX y uno de los mejores poetas contemporáneos en lengua castellana, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1965. Estudió artes y Derecho, aunque dejó atrás la facultad en 1899. Vivió en Sevilla y en Madrid, donde publicó Ninfas y Almas de violeta. Debido a motivos familiares, cayó en una honda depresión de la que comenzó a recuperarse en 1901, con la publicación de Arias Tristes. En 1905 muere su padre, momento que marcó gran parte de su obra posterior, y Jiménez decidió volver a Moguer, donde escribió la mayor parte de su obra entre los que habría que destacar Baladas de Primavera, Libros de amor o Melancolía. De vuelta a Madrid y tras casarse con Zenobia Camprubí, Jiménez viaja por España, Europa y Estados Unidos, asentándose como un renovador de la poesía española y siendo una de las voces clave para la formación de la llamada Generación del 27. Entre 1925 y 1935 aparecen sus Cuadernos, donde recoge la parte más importante de su obra. De entre su obra en prosa lírica habría que destacar Platero y yo, historia de infancia que logró convertirse en uno de los clásicos de la literatura universal por derecho propio. La Guerra Civil le llevó al exilio en Estados Unidos donde permaneció hasta que en 1950 comenzó a dar clases en la Universidad de Puerto Rico y allí murió en 1958.
ADOLESCENCIA EL DÍA MENOS
En el balcón, un instante nos quedamos los dos solos. Desde la dulce mañana de aquel día, éramos novios. —El paisaje soñoliento dormía sus vagos tonos, bajo el cielo gris y rosa del crepúsculo de otoño.— Le dije que iba a besarla; bajó, serena, los ojos y me ofreció sus mejillas, como quien pierde un tesoro. —Caían las hojas muertas, en el jardín silencioso, y en el aire erraba aún un perfume de heliotropos.—
¡Ya se arreglarán los sueños, mañana se arreglarán! ¡Hoy, a soltar y a gozar! Hoy para encontrar el amigo, para olearse en los dos ríos, para hablar con duras mujeres; hoy para irisarse de césped, para ventear a caballo, para silbear en el árbol, para acerarse en las montañas, para huir por las luces anchas perdido entre glorias ruidosas... Hoy para la gran tensión fresca de un vivir sin casa ni venda.
No se atrevía a mirarme; le dije que éramos novios, ...y las lágrimas rodaron de sus ojos melancólicos
¡Ya se ordenarán los sueños, mañana se ordenarán! ¡Hoy, a romper y a cantar!
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LEÓN FELIPE (1884-1968) Se unió a una compañía de teatro, iniciando una vida nómada por toda España. Tras tres años de cárcel por un desfalco, marchó a Barcelona y en 1819 a Madrid. Posteriormente vivió tres años en Fernando Poo (Guinea Ecuatorial). En 1922, marchó a México, donde trabajó como bibliotecario, y tras ir a Estados Unidos y estudiar en la Universidad de Columbia ejerció como profesor de Literatura Española en la Universidad Cornell. Volvió a España y en 1938, por sus ideas republicanas, se exilió definitivamente a México, con incursiones en Estados Unidos (fue profesor de español en Las Vegas). Desde entonces hasta su muerte, siguió escribiendo poemas y teatro. VENCIDOS Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar. Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura, y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar, va cargado de amargura, que allá encontró sepultura su amoroso batallar. Va cargado de amargura, que allá «quedó su ventura» en la playa de Barcino, frente al mar. Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar. Va cargado de amargura, va, vencido, el caballero de retorno a su lugar. ¡Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura, en horas de desaliento así te miro pasar! ¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura y llévame a tu lugar; hazme un sitio en tu montura, caballero derrotado, hazme un sitio en tu montura que yo también voy cargado de amargura y no puedo batallar! Ponme a la grupa contigo, caballero del honor, ponme a la grupa contigo, y llévame a ser contigo pastor. Por la manchega llanura se vuelve a ver la figura de Don Quijote pasar... 11
ANTONIO MACHADO A UN OLMO SECO Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido. ¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero! Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento. No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores. Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas. Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta; antes que rojo en el hogar, mañana, ardas en alguna mísera caseta, al borde de un camino; antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas; antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida. Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera.
PROVERBIOS Y CANTARES - XXIX Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar. Antonio Machado PROVERBIOS Y CANTARES - LIII Ya hay un español que quiere vivir y a vivir empieza, entre una España que muere y otra España que bosteza. Españolito que vienes al mundo, te guarde Dios. Una de las dos Españas ha de helarte el corazón.
(1875-1938) Miembro de la Generación del 98, su obra se enmarcaría dentro de la corriente del modernismo, aunque con fuerte influencia del movimiento simbolista. Formado en Madrid y miembro de una familia volcada en la cultura, Machado frecuentó los círculos literarios de la capital. Mientras estudia pasa temporadas en París con su hermano Manuel y trabaja como actor en diversas obras teatrales. En 1907 publica la que es, posiblemente, su obra más conocida, Soledades, Galerías y otros poemas, que, junto con Campos de Castilla (1912) forman el cuerpo más importante de la obra machadiana. Su acercamiento a la Generación del 98 se materializa al conocer a Miguel de Unamuno, cuya influencia se deja notar en su obra posterior. Afincado en Soria, donde impartía clases, viaja a Valencia 12 tras estallar la Guerra Civil. En 1938 vuelve a trasladarse, primero a Gerona y luego, en 1939, pasa a Francia donde moriría poco después en Colliure.
PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936) Es considerado como uno de los grandes poetas del siglo XX y uno de los autores teatrales de referencia en la literatura española. Miembro de la llamada Generación del 27, suyas son obras como el Romancero Gitano, Poeta en Nueva York, Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba. Nacido en una familia de clase alta, García Lorca inició estudios de derecho en Granada para instalarse más tarde en Madrid, en la conocida Residencia de Estudiantes de Madrid, donde creció su interés por la literatura. Su relación con Jorge Guillén, Dámaso Alonso, Buñuel y Dalí es fundamental para el desarrollo de su obra. Poco antes de marchar a Nueva York publicó Romancero gitano, una de sus obras más conocidas. Durante la Segunda República, Lorca disfrutó del apoyo del estado para preparar sus nuevas obras teatrales, siendo Yerma o La casa de Bernarda Alba ejemplos de este periodo en el que el poeta mostró su apoyo al comunismo fundando la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. Tras el comienzo de la Guerra Civil Española, Lorca decidió permanecer en Granada pese a las amenazas que había contra él. En 1936 fue detenido y ejecutado por las fuerzas rebeldes nacionales, siendo su cuerpo enterrado en una fosa común.
ROMANCE DE LA LUNA Niño déjame, no pises, mi blancor almidonado.
La luna vino a la fragua con su polisón de nardos. El niño la mira mira. El niño la está mirando.
El jinete se acercaba tocando el tambor del llano. Dentro de la fragua el niño, tiene los ojos cerrados.
En el aire conmovido mueve la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos de duro estaño.
Por el olivar venían, bronce y sueño, los gitanos. Las cabezas levantadas y los ojos entornados.
Huye luna, luna, luna. Si vinieran los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos.
¡Cómo canta la zumaya, ay como canta en el árbol! Por el cielo va la luna con el niño de la mano.
Niño déjame que baile. Cuando vengan los gitanos, te encontrarán sobre el yunque con los ojillos cerrados.
Dentro de la fragua lloran, dando gritos, los gitanos. El aire la vela, vela. el aire la está velando.
Huye luna, luna, luna, que ya siento sus caballos.
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BALADA INTERIOR A GABRIEL El corazón, Que tenía en la escuela Donde estuvo pintada La cartilla primera, ¿Está en ti, Noche negra?
Pero mi corazón Roído de culebras, El que estuvo colgado Del árbol de la ciencia, ¿Está en ti, Noche negra?
(Frío, frío, Como el agua Del río.)
(Caliente, caliente, Como el agua De la fuente.)
El primer beso Que supo a beso y fue Para mis labios niños Como la lluvia fresca, ¿Está en ti, Noche negra?
Mi amor errante, Castillo sin firmeza, De sombras enmohecidas, ¿Está en ti, Noche negra? (Caliente, caliente, Como el agua De la fuente.)
(Frío, frío Como el agua Del río.)
¡Oh, gran dolor! Admites en tu cueva Nada más que la sombra. ¿Es cierto, Noche negra?
Mi primer verso. La niña de las trenzas Que miraba de frente ¿Está en ti, Noche negra?
(Caliente, caliente, Como el agua De la fuente.)
(Frío, frío, Como el agua Del río,)
¡Oh, corazón perdido! ¡Réquiem aeternam!
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En Viena hay cuatro espejos donde juegan tu boca y los ecos. Hay una muerte para piano que pinta de azul a los muchachos. Hay mendigos por los tejados. Hay frescas guirnaldas de llanto. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals que se muere en mis brazos. PEQUEÑO VALS VIENÉS
Porque te quiero, te quiero, amor mío, en el desván donde juegan los niños, soñando viejas luces de Hungría por los rumores de la tarde tibia, viendo ovejas y lirios de nieve por el silencio oscuro de tu frente. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals del "Te quiero siempre".
En Viena hay diez muchachas, un hombro donde solloza la muerte y un bosque de palomas disecadas. Hay un fragmento de la mañana en el museo de la escarcha. Hay un salón con mil ventanas. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals con la boca cerrada. Este vals, este vals, este vals, de sí, de muerte y de coñac que moja su cola en el mar.
En Viena bailaré contigo con un disfraz que tenga cabeza de río. ¡Mira qué orilla tengo de jacintos! Dejaré mi boca entre tus piernas, mi alma en fotografías y azucenas, y en las ondas oscuras de tu andar quiero, amor mío, amor mío, dejar, violín y sepulcro, las cintas del vals.
Te quiero, te quiero, te quiero, con la butaca y el libro muerto, por el melancólico pasillo, en el oscuro desván del lirio, en nuestra cama de la luna y en la danza que sueña la tortuga. ¡Ay, ay, ay, ay! Toma este vals de quebrada cintura.
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PEDRO SALINAS (1891-1951) Se licenció en Derecho y en Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid, y pasó tres años como lector en La Sorbona, en donde se doctoró en Letras. Obtuvo la cátedra de Literatura en la Universidad de Sevilla, más tarde enseñó en la Universidad de Cambridge, en la Universidad de Murcia , en la Universidad de Madrid y fue investigador en el Centro de Estudios Históricos. Más tarde fue profesor de la Escuela Central de idiomas, y secretario de la Universidad Menéndez Pelayo en Santander, en donde le sorprendió la Guerra Civil, exiliándose a Estados Unidos. Allí siguió su labor docente en el Wellesley College, y en la Universidad John´s Hopkins de Baltimore. Englobado en la Generación del 27, fue autor de novelas, ensayos, obras de teatro y fundamentalmente de poemas de corte amoroso.
LA VOZ A TI DEBIDA Versos 1449 a 1470
LA VOZ A TI DEBIDA Versos 494 a 521
Perdóname por ir así buscándote tan torpemente, dentro de ti. Perdóname el dolor, alguna vez. Es que quiero sacar de ti tu mejor tú. Ése que no te viste y que yo veo, nadador por tu fondo, preciosísimo. Y cogerlo y tenerlo yo en alto como tiene el árbol la luz última que le ha encontrado al sol. Y entonces tú en su busca vendrías, a lo alto. Para llegar a él subida sobre ti, como te quiero, tocando ya tan sólo a tu pasado con las puntas rosadas de tus pies, en tensión todo el cuerpo, ya ascendiendo de ti a ti misma.
Para vivir no quiero islas, palacios, torres. ¡Qué alegría más alta: vivir en los pronombres! Quítate ya los trajes, las señas, los retratos; yo no te quiero así, disfrazada de otra, hija siempre de algo. Te quiero pura, libre, irreductible: tú. Sé que cuando te llame entre todas las gentes del mundo, sólo tú serás tú. Y cuando me preguntes quién es el que te llama, el que te quiere suya, enterraré los nombres, los rótulos, la historia. Iré rompiendo todo lo que encima me echaron desde antes de nacer. Y vuelto ya al anónimo eterno del desnudo, de la piedra, del mundo, te diré: «Yo te quiero, soy yo».
Y que a mi amor entonces, le conteste la nueva criatura que tú eras.
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RAFAEL ALBERTI
(1902-1999) Durante su infancia no recibió una formación reglada y no llegó a terminar el bachillerato. A los quince años su familia se traslada a Madrid donde el joven Alberti desarrolla su actividad como pintor y poeta. En 1925 recibe el Premio Nacional de Literatura por Marinero en tierra. Pasa por la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde coincide con Federico García Lorca, Vicente Aleixandre o Gerardo Diego entre otros. Se afilia al Partido Comunista y se declara partidario de la república. Resiste en Madrid durante la Guerra Civil pero se exilia, primero a Francia, donde no es bienvenido por su comunismo declarado, y luego en Chile, Argentina e Italia. Tras la muerte del dictador Francisco Franco, Alberti vuelve a España en 1977. En 1980 recibe el Premio Nacional de Teatro y en 1983 es galardonado con el Premio Cervantes. También se le concede el Premio Príncipe de Asturias, pero debido a sus ideas republicanas, rechaza el premio. Rafael Alberti murió en 1999, en el Puerto de Santa María.
LA PALOMA
El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar!
Se equivocó la paloma, se equivocaba. Por ir al norte fue al sur, creyó que el trigo era el agua. Creyó que el mar era el cielo que la noche la mañana. Que las estrellas rocío, que la calor la nevada. Que tu falda era tu blusa, que tu corazón su casa. (Ella se durmió en la orilla, tú en la cumbre de una rama.)
¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá?
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MIGUEL HERNÁNDEZ Poeta y dramaturgo español nacido en Orihuela en 1910 y fallecido en Alicante en 1942. Suele discutirse si Hernández es encuadrable en la generación del 36 o en la del 27, debido a su proximidad con ambas. Originario de una familia humilde de campesinos, se inició en la poesía gracias al apoyo de Ramón Sijé, y tras escribir para varias revistas y publicaciones, aparece su primer libro, Perito en lunas en 1933. De formación casi autodidacta, colaboró con la Revista de Occidente y trabó amistad con poetas como Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, que influyeron en su etapa surrealista, que pronto dio paso a una poesía más social y política. Al desatarse la Guerra Civil se alista en el bando republicano, casándose mientras con Josefina Manresa, con quien tuvo dos hijos. Al intentar cruzar la frontera portuguesa fue detenido y encarcelado. Murió en la cárcel de tuberculosis.
NANAS DE LA CEBOLLA La cebolla es escarcha cerrada y pobre: escarcha de tus días y de mis noches. Hambre y cebolla: hielo negro y escarcha grande y redonda. En la cuna del hambre mi niño estaba. Con sangre de cebolla se amamantaba. Pero tu sangre, escarchada de azúcar, cebolla y hambre. Una mujer morena, resuelta en luna, se derrama hilo a hilo sobre la cuna. Ríete, niño, que te tragas la luna cuando es preciso. Alondra de mi casa, ríete mucho. Es tu risa en los ojos la luz del mundo. Ríete tanto que en el alma al oírte, bata el espacio.
Tu risa me hace libre, me pone alas. Soledades me quita, cárcel me arranca. Boca que vuela, corazón que en tus labios relampaguea.
Ser de vuelo tan alto, tan extendido, que tu carne parece cielo cernido. ¡Si yo pudiera remontarme al origen de tu carrera!
Es tu risa la espada más victoriosa. Vencedor de las flores y las alondras. Rival del sol. Porvenir de mis huesos y de mi amor.
Al octavo mes ríes con cinco azahares. Con cinco diminutas ferocidades. Con cinco dientes como cinco jazmines adolescentes.
La carne aleteante, súbito el párpado, el vivir como nunca coloreado. ¡Cuánto jilguero se remonta, aletea, desde tu cuerpo!
Frontera de los besos serán mañana, cuando en la dentadura sientas un arma. Sientas un fuego correr dientes abajo buscando el centro.
Desperté de ser niño. Nunca despiertes. Triste llevo la boca. Ríete siempre. Siempre en la cuna, defendiendo la risa pluma por pluma.
Vuela niño en la doble luna del pecho. Él, triste de cebolla. Tú, satisfecho. No te derrumbes. No sepas lo que pasa ni lo que ocurre.
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ELEGÍA (En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería). Yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano.
En mis manos levanto una tormenta de piedras, rayos y hachas estridentes sedienta de catástrofes y hambrienta.
Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento. a las desalentadas amapolas
Quiero escarbar la tierra con los dientes, quiero apartar la tierra parte a parte a dentelladas secas y calientes.
daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento.
Quiero minar la tierra hasta encontrarte y besarte la noble calavera y desamordazarte y regresarte.
Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado.
Volverás a mi huerto y a mi higuera: por los altos andamios de las flores pajareará tu alma colmenera
No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida.
de angelicales ceras y labores. Volverás al arrullo de las rejas de los enamorados labradores.
Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos.
Alegrarás la sombra de mis cejas, y tu sangre se irán a cada lado disputando tu novia y las abejas.
Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo.
Tu corazón, ya terciopelo ajado, llama a un campo de almendras espumosas mi avariciosa voz de enamorado.
No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada.
A las aladas almas de las rosas del almendro de nata te requiero, que tenemos que hablar de muchas cosas, compañero del alma, compañero. 19
¿No cesará este rayo que me habita el corazón de exasperadas fieras y de fraguas coléricas y herreras donde el metal más fresco se marchita? ¿No cesará esta terca estalactita de cultivar sus duras cabelleras como espadas y rígidas hogueras hacia mi corazón que muge y grita? Este rayo ni cesa ni se agota: de mí mismo tomó su procedencia y ejercita en mí mismo sus furores. Esta obstinada piedra de mí brota y sobre mí dirige la insistencia de sus lluviosos rayos destructores.
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CÉSAR VALLEJO (Santiago de Chuco, Perú, 1892-París, 1938) Estudió Literatura en la Universidad de la Libertad de Trujillo, a donde se había trasladado a vivir, abandonando los estudios por razones económicas. Trabajó en una plantación de caña de azúcar, con el fin de sufragarse los estudios, licenciándose más tarde en Literatura Española en la Universidad Nacional mayor de San Marcos. Marchó a Lima, donde trabajó como profesor, publicando por entonces sus primeros poemas. En 1923, emigró a Europa, vivó en París y en España, viajó tres veces a la URSS. Se ganó la vida a duras penas con colaboraciones en las revistas Variedades y Mundial de su país, y en otras de Francia, España e Italia. Nunca regresó a Perú.
ME VIENE, HAY DÍAS, UNA GANA UBÉRRIMA... Me viene, hay días, una gana ubérrima, política, de querer, de besar al cariño en sus dos rostros, y me viene de lejos un querer demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza, al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito, a la que llora por el que lloraba, al rey del vino, al esclavo del agua, al que ocultose en su ira, al que suda, al que pasa, al que sacude su persona en mi alma. Y quiero, por lo tanto, acomodarle al que me habla, su trenza; sus cabellos, al soldado; su luz, al grande; su grandeza, al chico. Quiero planchar directamente un pañuelo al que no puede llorar y, cuando estoy triste o me duele la dicha, remendar a los niños y a los genios. Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de malo y me urge estar sentado a la diestra del zurdo, y responder al mundo, tratando de serle útil en lo que puedo, y también quiero muchísimo lavarle al cojo el pie, y ayudarle a dormir al tuerto próximo.
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¡Ah querer, éste, el mío, éste, el mundial, interhumano y parroquial, proyecto! Me viene a pelo desde el cimiento, desde la ingle pública, y, viniendo de lejos, da ganas de besarle la bufanda al cantor, y al que sufre, besarle en su sartén, al sordo, en su rumor craneano, impávido; al que me da lo que olvidé en mi seno, en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros. Quiero, para terminar, cuando estoy al borde célebre de la violencia o lleno de pecho el corazón, querría ayudar a reír al que sonríe, ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca, cuidar a los enfermos enfadándolos, comprarle al vendedor, ayudar a matar al matador —cosa terrible— y quisiera yo ser bueno conmigo en todo
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GABRIEL CELAYA Nació en Hernani, Guipúzcoa, en 1911, y falleció en Madrid, en 1991. Estudió ingeniería en Madrid, alojándose en la Residencia de Estudiantes, alrededor de la cual conoció a los grandes literatos y artistas de su época, como Dalí, Lorca o Juan Ramón Jiménez. En 1935 publicó su primer libro de poemas, Marea de silencio, con claras influencias vanguardistas de la Generación del 27. Luchó en el bando republicano durante la Guerra Civil. Su poesía seguía manteniendo cierto tono experimental, que llegó a combinar con su visión social, lo que se mostraba en obras como La higa de Arbigorriya (1975). Su compromiso político lo llevó a ser candidato al Senado por Guipúzcoa por el partido comunista. Al final de su vida su obra giraba en torno a su interés por la historia ancestral, como se percibe en obras profundamente mitológicas como Orígenes (1990).
LA POESÍA ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO Cuando ya nada se espera personalmente exaltante, mas se palpita y se sigue más acá de la conciencia, fieramente existiendo, ciegamente afirmado, como un pulso que golpea las tinieblas, cuando se miran de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte, se dicen las verdades: las bárbaras, terribles, amorosas crueldades. Se dicen los poemas que ensanchan los pulmones de cuantos, asfixiados, piden ser, piden ritmo, piden ley para aquello que sienten excesivo. Con la velocidad del instinto, con el rayo del prodigio, como mágica evidencia, lo real se nos convierte en lo idéntico a sí mismo. Poesía para el pobre, poesía necesaria como el pan de cada día, como el aire que exigimos trece veces por minuto, para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica. Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan decir que somos quien somos, 23
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. Estamos tocando el fondo. Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos, se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren y canto respirando. Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas personales, me ensancho. Quisiera daros vida, provocar nuevos actos, y calculo por eso con técnica qué puedo. Me siento un ingeniero del verso y un obrero que trabaja con otros a España en sus aceros. Tal es mi poesía: poesía-herramienta a la vez que latido de lo unánime y ciego. Tal es, arma cargada de futuro expansivo con que te apunto al pecho. No es una poesía gota a gota pensada. No es un bello producto. No es un fruto perfecto. Es algo como el aire que todos respiramos y es el canto que espacia cuanto dentro llevamos. Son palabras que todos repetimos sintiendo como nuestras, y vuelan. Son más que lo mentado. Son lo más necesario: lo que no tiene nombre. Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.
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DÁMASO ALONSO (Madrid, 1898-1990) Fue uno de los grandes estudiosos y conservadores de la lengua castellana a lo largo del siglo XX. Durante su juventud fue otro de los asistentes a la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid. Reivindicador de la obra de Góngora como crítico literario. En su obra como poeta destaca sobre todo Hijos de la ira (1944) en la que se deja ver la clara influencia de la Guerra Civil Española en la percepción vital del autor, dejando atrás la influencia de Juan Ramón Jiménez para encontrar su propia voz. Catedrático en la Universidad de Valencia y en la de Madrid, Dámaso Alonso realizó un gran labor al frente de la Real Academia de la Lengua. Fue galardonado con el Premio Cervantes de las letras en 1978. CANCIONCILLA Otros querrán mausoleos donde cuelguen los trofeos, donde nadie ha de llorar, y yo no los quiero, no (que lo digo en un cantar) porque yo morir quisiera en el viento, como la gente de mar en el mar. Me podrían enterrar en la ancha fosa del viento. Oh, qué dulce descansar ir sepultado en el viento como un capitán del viento como un capitán del mar, muerto en medio de la mar. INSOMNIO Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas). A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro, y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna. Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla. Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma, por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid, por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo. Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre? ¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches? 25
LUIS ROSALES (Granada, 1910- Madrid, 1992) Destacado miembro de la Generación del 36 y autor del aclamado poemario La casa encendida. Licenciado en Filosofía y Letras en Madrid, allí fue donde comenzó a escribir y a tomar contacto con los círculos literarios donde se movían, entre otros, los hermanos Panero, o Dionisio Ruidrejo. Durante la Guerra Civil, Rosales mantuvo sus ideas derechistas cercanas a la Falange. Su primera obra es Abril (1935) todavía sin un estilo propio definido y más cercano a posiciones clásicas que La casa encendida (1949), obra que fue ampliando durante casi veinte años. Su estilo ahí cambia, se muestra lleno de un intimismo renovado con una gran fuerza lírica y ciertos toques surrealistas que desarrollaría más adelante. Miembro de la RAE desde el año 1962, Luis Rosales fue galardonado con el Nacional de Poesía en 1953 y con el Premio Cervantes de Literatura en 1982.
bienaventuradamente nacieron para el olvido, tu piel de asombro encendido, tus ojos de limpio viento, y esta ternura que siento «herido de amor huido».
MEMORIA DE TRÁNSITO Abril, porque siento, creo, pon calma en los ojos míos, ¿los montes, mares y ríos, qué son sino devaneo?; mirando la nieve veo memoria de tu hermosura, y cuando vi en su blancura tu inmediata eternidad, ¿fuiste si no claridad, temblor, paciencia y dulzura?
Los sitios donde has estado en la memoria los llevo sólo para ver de nuevo el rastro que allí has dejado; la tierra que tú has pisado vuelvo a pisar; nada soy más que este sueño en que voy desde tu ausencia a la nada. me hizo vivir tu mirada: fiel al tránsito aquí estoy.
Tu leve paso indolente deja en mis ojos su aroma, los ojos en donde toma revelación permanente;
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PABLO NERUDA (Chile, 1904-1973) Considerado como uno de los más grandes autores del siglo XX. En 1924 publicó el poemario Veinte poemas de amor y una canción desesperada, clásico de la poesía que se sigue reeditando hoy en día con éxito. Con posterioridad se acercaría a las vanguardias y ya a partir de 1927, iniciada su carrera diplomática, que lo llevaría de Singapur a Java, de Buenos Aires a Madrid, pasando por numerosos destinos, su poesía se volvería impura -como él decía-, surrealista. Es en España donde edita la revista Caballo verde para la poesía, de vital importancia para la Generación del 27. La Guerra Civil Española supuso un acontecimiento que marcó a Neruda. No sólo por la muerte García Lorca, ya que Neruda siempre había mostrado su activismo político en favor de la república y las políticas de izquierda. En México, escribe sus Cantos Generales, para recibir en 1945 el Premio Nacional de Literatura de Chile. Sin embargo, su pertenencia al Partido Comunista, que fue prohibido en 1948, le llevaría a enfrentarse al gobierno de Videla con una gran ferocidad. Como consecuencia, Neruda tuvo que exiliarse en Capri. A su vuelta a Chile, ya en 1952, fue publicando grandes clásicos como Los versos del capitán, Odas elementales y, sobre todo Estravagario. Ya en la década de los 70 y con el gobierno de Allende es nombrado embajador en Francia. En 1971 le fue otorgado el Premio Nobel. Neruda murió en 1973, poco después del golpe de estado de Pinochet, durante el cual su casa fue incendiada y su biblioteca destruida.
POEMA 20 Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, y tiritan, azules, los astros, a lo lejos». El viento de la noche gira en el cielo y canta. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso. En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. La besé tantas veces bajo el cielo infinito. Ella me quiso, a veces yo también la quería. Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. La noche está estrellada y ella no está conmigo. 27
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. Mi alma no se contenta con haberla perdido. Como para acercarla mi mirada la busca. Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, Mi alma no se contenta con haberla perdido. Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
SONETO XX Mi fea, eres una castaña despeinada, mi bella, eres hermosa como el viento, mi fea, de tu boca se pueden hacer dos, mi bella, son tus besos frescos como sandías. Mi fea, dónde están escondidos tus senos? Son mínimos como dos copas de trigo. Me gustaría verte dos lunas en el pecho: las gigantescas torres de tu soberanía. Mi fea, el mar no tiene tus uñas en su tienda, mi bella, flor a flor, estrella por estrella, ola por ola, amor, he contado tu cuerpo: mi fea, te amo por tu cintura de oro, mi bella, te amo por una arruga en tu frente, amor, te amo por clara y por oscura.
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OCTAVIO PAZ (1914-1998) Nacido en México, Paz comenzó su educación en Estados Unidos aunque volvería pronto a México. Aficionado a la poesía desde muy joven, Paz publicaría su primer poema con 17 años y con 23 ya se había ganado fama como joven promesa. Su primera gran obra, Entre la piedra y la flor (1941) fue escrita en Yucatán, en los primeros años de su trabajo como maestro. Dos años después recibiría la prestigiosa beca Guggenheim que le permitiría estudiar en Berkeley. Es entonces cuando Paz entró en el servicio diplomático mexicano que le llevó a varios destinos, como París o Bombay, durante casi veinte años. Es en esta época cuando publica alguna de sus mejores obras de ensayo, como El laberinto de la soledad (1950) o El Arco y la Lira (1956). En 1968 abandona el servicio diplomático y vuelve a México donde continúa con su trabajo ensayístico y poético. De entre su obra habría que destacar, aparte de las ya mencionadas, Salamandra (1961), Ladera este (1968) o Árbol adentro (1988) en poesía, y también sus ensayos Vislumbres de la India o El ogro filantrópico. Recibió los más grandes premios literarios de su tiempo, incluyendo, además del Premio Nobel, el Miguel de Cervantes, el Nacional de Literatura, el Menéndez Pelayo o el Príncipe de Asturias.
LAS PALABRAS Dales la vuelta, cógelas del rabo (chillen, putas), azótalas, dales azúcar en la boca a las rejegas, ínflalas, globos, pínchalas, sórbeles sangre y tuétanos, sécalas, cápalas, písalas, gallo galante, tuérceles el gaznate, cocinero, desplúmalas, destrípalas, toro, buey, arrástralas, hazlas, poeta, haz que se traguen todas sus palabras.
LA VIDA SENCILLA Llamar al pan el pan y que aparezca sobre el mantel el pan de cada día; darle al sudor lo suyo y darle al sueño y al breve paraíso y al infierno y al cuerpo y al minuto lo que piden; reír como el mar ríe, el viento ríe, sin que la risa suene a vidrios rotos; beber y en la embriaguez asir la vida, bailar el baile sin perder el paso, 29
tocar la mano de un desconocido en un día de piedra y agonía y que esa mano tenga la firmeza que no tuvo la mano del amigo; probar la soledad sin que el vinagre haga torcer mi boca, ni repita mis muecas el espejo, ni el silencio se erice con los dientes que rechinan: estas cuatro paredes —papel, yeso, alfombra rala y foco amarillento— no son aún el prometido infierno; que no me duela más aquel deseo, helado por el miedo, llaga fría, quemadura de labios no besados: el agua clara nunca se detiene y hay frutas que se caen de maduras; saber partir el pan y repartirlo, el pan de una verdad común a todos, verdad de pan que a todos nos sustenta, por cuya levadura soy un hombre, un semejante entre mis semejantes; pelear por la vida de los vivos, dar la vida a los vivos, a la vida, y enterrar a los muertos y olvidarlos como la tierra los olvida: en frutos… Y que a la hora de mi muerte logre morir como los hombres y me alcance el perdón y la vida perdurable del polvo, de los frutos, y del polvo.
ENVÍO Tal sobre el muro rotas uñas graban un nombre, una esperanza, una blasfemia, sobre el papel, sobre la arena, escribo estas palabras mal encadenadas. Entre sus secas sílabas acaso un día te detengas: pisa el polvo, esparce la ceniza, sé ligera como la luz ligera y sin memoria que brilla en cada hoja, en cada piedra, dora la tumba y dora la colina y nada la detiene ni apresura.
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SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX ÁNGEL GONZÁLEZ (1925-2008) Estudió Periodismo en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid y posteriormente ganó una oposición al Cuerpo Técnico de Administración Civil del Ministerio de Obras públicas, siendo destinado a Sevilla. Más tarde pidió la excedencia y se marchó a Barcelona en donde trabajó como corrector en varias editoriales y se relacionó con la intelectualidad de la época. En Madrid continuó su trabajo como funcionario, siguiendo relacionado con poetas de la llamada generación del cincuenta. En 1970, invitado por la Universidad de Nuevo México en Alburquerque, fijó su residencia en Estados Unidos, siendo profesor invitado de varias universidades y posteriormente profesor de Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Nuevo México hasta su jubilación. Entre otros premios, obtuvo el Príncipe de Asturias de las Letras en 1985. En 1996, fue elegido miembro de la Real Academia Española de la Lengua.
PARA QUE YO ME LLAME ÁNGEL GONZÁLEZ
Mientras tú existas, mientras mi mirada te busque más allá de las colinas, mientras nada me llene el corazón, si no es tu imagen, y haya una remota posibilidad de que estés viva en algún sitio, iluminada por una luz—cualquiera...
Para que yo me llame Ángel González, para que mi ser pese sobre el suelo, fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo: hombres de todo el mar y toda tierra, fértiles vientres de mujer, y cuerpos y más cuerpos, fundiéndose incesantes en otro cuerpo nuevo. Solsticios y equinoccios alumbraron con su cambiante luz, su vario cielo, el viaje milenario de mi carne trepando por los siglos y los huesos. De su pasaje lento y doloroso de su huida hasta el fin, sobreviviendo naufragios, aferrándose al último suspiro de los muertos, yo no soy más que el resultado, el fruto, lo que queda, podrido, entre los restos; esto que veis aquí, tan sólo esto: un escombro tenaz, que se resiste a su ruina, que lucha contra el viento, que avanza por caminos que no llevan a ningún sitio. El éxito de todos los fracasos. La enloquecida fuerza del desaliento...
Mientras yo presienta que eres y te llamas así, con ese nombre tuyo tan pequeño, seguiré como ahora, amada mía, transido de distancia, bajo ese amor que crece y no se muere, bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
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MARIO BENEDETTI (Uruguay, 1920-2009) Benedetti desarrolló varios géneros literarios, desde el teatro al ensayo, si bien es conocido sobre todo por su poesía. Integrante de la conocida como Generación del 45. Se educó en Montevideo, donde trabajó desde los catorce años en una fábrica de repuestos de automóviles. Posteriormente se trasladó a Buenos Aires, Argentina, donde, formando parte del semanario Marcha, se formó como periodista. En 1946 se casó con Luz López Alegre, y siguió colaborando con numerosas publicaciones y comenzó a involucrarse con la política, fundando en 1971 el Movimiento de Independientes 26 de Marzo. Fue nombrado director del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de la República de Montevideo, puesto al que se vio obligado a renunciar tras el golpe de estado del 27 de junio de 1973. El exilio político lo lleva a Perú, luego a Cuba y finalmente a España, donde sigue desarrollando su actividad literaria. Finalmente consigue volver a Uruguay en 1983, en donde murió.
NO TE SALVES pero si
No te quedes inmóvil al borde del camino no congeles el júbilo no quieras con desgana no te salves ahora ni nunca no te salves no te llenes de calma no reserves del mundo sólo un rincón tranquilo no dejes caer los párpados pesados como juicios no te quedes sin labios no te duermas sin sueño no te pienses sin sangre no te juzgues sin tiempo
pese a todo no puedes evitarlo y congelas el júbilo y quieres con desgana y te salvas ahora y te llenas de calma y reservas del mundo sólo un rincón tranquilo y dejas caer los párpados pesados como juicios y te secas sin labios y te duermes sin sueño y te piensas sin sangre y te juzgas sin tiempo y te quedas inmóvil al borde del camino y te salvas entonces no te quedes conmigo.
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JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO (Barcelona, 1928-1999) Escritor, traductor y poeta español, está considerado uno de los máximos exponentes de la llamada generación de los 50, junto a autores como Gil de Biedma o Caballero Bonald. Hermano de los escritores Juan y Luis Goytisolo. En Madrid, donde conoció a otros autores de su generación y comenzó a implicarse en movimientos culturales contrarios al franquismo y de corriente política comunista. Publicó su primer poemario en 1955 con El retorno -en el que reúne aquellos poemas relacionados con su madre, una de sus principales obsesiones- y comienza a ganar los premios de poesía más prestigiosos del momento, como el accésit conseguido en el Adonáis, el Boscán y el Ausias March. Usa la poesía como un elemento de comunicación y de creación humanista. Destacan títulos como Taller de Arquitectura (1977) o Como los trenes de la noche (1994). Cuadernos del Escorial (1995) resultó su última obra publicada. José Agustín Goytisolo se suicidó en 1999.
EL OFICIO DEL POETA Contemplar las palabras sobre el papel escritas, medirlas, sopesar su cuerpo en el conjunto del poema, y después, igual que un artesano, separarse a mirar cómo la luz emerge de la sutil textura. Así es el viejo oficio del poeta, que comienza en la idea, en el soplo sobre el polvo infinito de la memoria, sobre la experiencia vivida, la historia, los deseos, las pasiones del hombre. La materia del canto nos lo ha ofrecido el pueblo con su voz. Devolvamos las palabras reunidas a su auténtico dueño.
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PALABRAS PARA JULIA Tú no puedes volver atrás porque la vida ya te empuja como un aullido interminable.
Tu destino está en los demás tu futuro es tu propia vida tu dignidad es la de todos.
Hija mía es mejor vivir con la alegría de los hombres que llorar ante el muro ciego.
Otros esperan que resistas que les ayude tu alegría tu canción entre sus canciones.
Te sentirás acorralada te sentirás perdida o sola tal vez querrás no haber nacido.
Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.
Yo sé muy bien que te dirán que la vida no tiene objeto que es un asunto desgraciado.
Nunca te entregues ni te apartes junto al camino, nunca digas no puedo más y aquí me quedo.
Entonces siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.
La vida es bella, tú verás como a pesar de los pesares tendrás amor, tendrás amigos.
La vida es bella, ya verás como a pesar de los pesares tendrás amigos, tendrás amor.
Por lo demás no hay elección y este mundo tal como es será todo tu patrimonio.
Un hombre solo, una mujer así tomados, de uno en uno son como polvo, no son nada.
Perdóname no sé decirte nada más pero tú comprende que yo aún estoy en el camino.
Pero yo cuando te hablo a ti cuando te escribo estas palabras pienso también en otra gente.
Y siempre siempre acuérdate de lo que un día yo escribí pensando en ti como ahora pienso.
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JOSÉ HIERRO (Madrid, 1922-2002) Estudió Peritaje Industrial, carrera que no concluyó a causa de la Guerra Civil. Tras el paréntesis de ésta, fue encarcelado durante cuatro años por pertenecer a una organización de ayuda a los presos políticos. Tras su liberación, vivió dos años en Valencia, regresó a Cantabria. Fue cofundador de la revista Corcel y fundador de Proel. También trabajó en Radio Nacional, y colaboró en numerosas revistas poéticas. Entre los numerosos premios que obtuvo, destacan el Nacional de Poesía en 1953, el de la Crítica en 1958 y 1965, el Príncipe de Asturias de las Letras en 1981, el de las Letras Españolas en 1990, el reina Sofía de Poesía Hispanoamericana en 1995 y el Miguel de Cervantes en 1998.
VIENTO DE OTOÑO Hemos visto, ¡alegría!, dar el viento gloria final a las hojas doradas. Arder, fundirse el monte en llamaradas crepusculares, trágico y sangriento. Gira, asciende, enloquece, pensamiento. Hoy da el otoño suelta a sus manadas. ¿No sientes a lo lejos sus pisadas? Pasan, dejando el campo amarillento. Por esto, por sentirnos todavía música y viento y hojas, ¡alegría! Por el dolor que nos tiene cautivos, por la sangre que mana de la herida ¡alegría en el nombre de la vida! Somos alegres porque estamos vivos.
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RESPUESTA Quisiera que tú me entendieras a mí sin palabras. Sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente. Que tú me entendieras a mí sin palabras como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde. Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte, Hace ya mucho tiempo aprendí hondas razones que tú no comprendes. Revelarlas quisiera, poniendo en mis ojos el sol invisible, la pasión con que dora la tierra sus frutos calientes. Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte. Siento arder una loca alegría en la luz que me envuelve. Yo quisiera que tú la sintieras también inundándote el alma, yo quisiera que a ti, en lo más hondo, también te quemase y te hiriese. Criatura también de alegría quisiera que fueras, criatura que llega por fin a vencer la tristeza y la muerte. Si ahora yo te dijera que había que andar por ciudades perdidas y llorar en sus calles oscuras sintiéndose débil, y cantar bajo un árbol de estío tus sueños oscuros, y sentirte hecho de aire y de nube y de hierba muy verde... Si ahora yo te dijera que es tu vida esa roca en que rompe la ola, la flor misma que vibra y se llena de azul bajo el claro nordeste, aquel hombre que va por el campo nocturno llevando una antorcha, aquel niño que azota la mar con su mano inocente... Si yo te dijera estas cosas, amigo, ¿qué fuego pondría en mi boca, qué hierro candente, qué olores, colores, sabores, contactos, sonidos? Y ¿cómo saber si me entiendes? ¿Cómo entrar en tu alma rompiendo sus hielos? ¿Cómo hacerte sentir para siempre vencida la muerte? ¿Cómo ahondar en tu invierno, llevar a tu noche la luna, poner en tu oscura tristeza la lumbre celeste? Sin palabras, amigo; tenía que ser sin palabras como tú me entendieses.
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GLORIA FUERTES (Madrid, 1917-1998) De familia humilde, hija de una costurera y un bedel. Trabajó como contable en una fábrica, al tiempo que comenzó a publicar sus primeros versos y a recitar en Radio Madrid. Entre 1938 y 1958 tuvo varios empleos como secretaria, oficio que compaginaba con su colaboración de diversos medios; en especial de revistas infantiles y para chicas. En 1942 se integró en el movimiento poético del “postismo”, ocho años más tarde publicó su primer poemario, Isla ignorada, y comenzó a ofrecer lecturas poéticas por Madrid. También cultivó el teatro y estrenó su primera obra, Prometeo. Amplió su formación estudiando biblioteconomía e inglés, lo que le sirve para ejercer como docente en la universidad estadounidense de Bucknell. Tras regresar a España, siguió publicando poesía y recibió numerosos galardones, dando varias giras por el país visitando colegios y bibliotecas, siempre en contacto con el público infantil.
CARTA PARA LEER EN EL TREN Cuando se quiere a una persona, te duele que le duela, te cansa que se canse, te agota que se agote, te entristece que se entristezca, te engaña que te engañe. Yo quiero que te quieras, que te lleves bien contigo, que no te consientas, volver a decir: -¡Qué asco de vida! LA GENTE DICE La gente dice: «Pobres tiene que haber siempre» y se quedan tan anchos tan estrechos de miras, tan vacíos de espíritu, tan llenos de comodidad. Yo aseguro con emoción que en un próximo futuro sólo habrá pobres de vocación. 37
NICOLÁS GUILLÉN (Cuba, 1902-1989) Fue periodista y escritor. Desde su juventud participó intensamente en la vida cultural y política cubana, lo que le costó el exilio en varias ocasiones. Desempeñó cargos y misiones diplomáticas de relieve. Inició su producción literaria en el ámbito del posmodernismo y la afianzó en el de las experiencias vanguardistas de los años veinte, en cuyo contexto se convirtió pronto en el representante más destacado de la poesía negra o afroantillana. De esta época son Motivos de son (1930), Sóngoro cosongo, Poemas mulatos (1931), West Indies Ltd. (1934). Luego evolucionó rápidamente hacia esas preocupaciones políticas y sociales: en Cantos para soldados y sones para turistas (1937), El son entero (1947) y La paloma de vuelo popular (1958), mostró su compromiso con la patria cubana y americana, con sus hermanos de raza y con todos los desheredados del mundo.
TENGO Cuando me veo y toco, yo, Juan sin Nada no más ayer, y hoy Juan con Todo, y hoy con todo, vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de andar por mi país, dueño de cuanto hay en él, mirando bien de cerca lo que antes no tuve ni podía tener. Zafra puedo decir, monte puedo decir, ciudad puedo decir, ejército decir, ya míos para siempre y tuyos, nuestros, y un ancho resplandor de rayo, estrella, flor. Tengo, vamos a ver, tengo el gusto de ir yo, campesino, obrero, gente simple, tengo el gusto de ir (es un ejemplo) a un banco y hablar con el administrador, no en inglés, no en señor, sino decirle compañero como se dice en español.
a la puerta de un dancing o de un bar. O bien en la carpeta de un hotel gritarme que no hay pieza, una mínima pieza y no una pieza colosal, una pequeña pieza donde yo pueda descansar. Tengo, vamos a ver, que no hay guardia rural que me agarre y me encierre en un cuartel, ni me arranque y me arroje de mi tierra al medio del camino real. Tengo que como tengo la tierra tengo el mar, no country, no jailáif, no tenis y no yacht, sino de playa en playa y ola en ola, gigante azul abierto democrático: en fin, el mar. Tengo, vamos a ver, que ya aprendí a leer, a contar, tengo que ya aprendí a escribir y a pensar y a reír. Tengo que ya tengo donde trabajar y ganar lo que me tengo que comer. Tengo, vamos a ver, tengo lo que tenía que tener.
Tengo, vamos a ver, que siendo un negro nadie me puede detener 38
NICANOR PARRA (Chile, 1914) Es conocido sobre todo por crear la antipoesía: una expresión lírica que pretende romper con los principios tradicionales de la poesía. Se licenció en Matemáticas en la Universidad de Chile. También estudió en EEUU y Reino Unido. Mientras estudiaba publicó su primer “anticuento”: Gato en el camino, en una revista que él mismo había fundado. Su primer poemario, Cancionero sin nombre, tenía reminiscencias de García Lorca, y con el segundo, Poemas y antipoemas, queda ya patente su animadversión hacia la poesía tradicional y sus reglas. Ha recibido el Premio Nacional de Literatura chileno en 1969, el premio Juan Rulfo en 1991, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de 2001. En 2011 se le concedió el Premio Cervantes, máximo galardón de las letras hispanas
Qué es un antipoeta: Un comerciante en urnas y ataúdes? Un sacerdote que no cree en nada? Un general que duda de sí mismo? Un vagabundo que se ríe de todo Hasta de la vejez y de la muerte? Un interlocutor de mal carácter? Un bailarín al borde del abismo? Un narciso que ama a todo el mundo? Un bromista sangriento Deliberadamente miserable Un poeta que duerme en una silla? Un alquimista de los tiempos modernos? Un revolucionario de bolsillo? Un pequeño burgués? Un charlatán? un dios? un inocente? Un aldeano de Santiago de Chile? Subraye la frase que considere correcta. Qué es la antipoesía: Un temporal en una taza de té? Una mancha de nieve en una roca? Un azafate lleno de excrementos humanos Como lo cree el padre Salvatierra? Un espejo que dice la verdad? Un bofetón al rostro Del Presidente de la Sociedad de Escritores? (Dios lo tenga en su santo reino) Una advertencia a los poetas jóvenes? Un ataúd a chorro? Un ataúd a fuerza centrífuga? Un ataúd a gas de parafina? Una capilla ardiente sin difunto? Marque con una cruz La definición que considere correcta. 39
EXTREMEÑOS LUIS CHAMIZO (Guareña, 1.894 - Madrid, 1.945) Se licenció en Derecho en Madrid. Poeta enraizado en las esencias del espíritu popular extremeño, supo trasladar al verso toda la fuerza expresiva de los giros peculiares del lenguaje autóctono, recreados por él y sabiamente convertidos en habla regional. El miajón de los castúos, Poesías castellanas, y Las brujas, constituyen algunos de sus títulos más conocidos. Entre sus obras inéditas destaca Flor de luna.
La Nacencia Bruñó los recios nubarrones pardos la luz del sol que s´agachó en un cerro, y las artas cogollas de los árboles d´un coló de naranjas se tiñeron.
¡Qué tarde más bonita! Qu´anochecer más güeno! ¡Qué tarde más alegre si juéramos contentos!... - No pué ser más- me ijo- vaite, vaite con la burra pal pueblo, y güervete de prisa con la agüela, la comadre o el méico...
A bocanás el aire nos traía los ruídos d´alla lejos y el toque d´oración de las campanas de l´iglesia del pueblo.
Y bajó de la burra poco a poco, s´arrellenó en el suelo, juntó las manos y miró p´arriba, pa los bruñíos nubarrones recios.
Ibamos dambos juntos, en la burra, por el camino nuevo, mi mujé mu malita, suspirando y gimiendo.
¡Dirme, dejagla sola, dejagla yo a ella sola com´un perro, en metá de la jesa, una legua del pueblo... eso no! De la rama d´arriba d´un guapero, con sus ojos reondos nos miraba un mochuelo, un mochuelo con ojos vedriaos como los ojos de los muertos... ¡No tengo juerzas pa dejagla sola; pero yo de qué sirvo si me queo!
Bandás de gorriatos montesinos volaban, chirriando por el cielo, y volaban p´al sol qu´en los canchales daba relumbres d´espejuelos. Los grillos y las ranas cantaban a lo lejos, y cantaban tamién los colorines sobre las jaras y los brezos, y roändo, roändo, de las sierras llegaba el dolondón de los cencerros.
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JESÚS DELGADO VALHONDO Mérida, 1.909 - Badajoz, 1.993 Poeta iniciado en Cáceres, donde dio a conocer sus primeros versos, cuenta con una extensa producción, de voz lírica bien definida y amplios recursos expresivos y temáticos. Situado dentro de la llamada generación del 36, entre sus obras pueden citarse Hojas húmedas y verdes, La esquina y el viento, ¿Dónde ponemos los asombros?, El secreto de los árboles, El año cero y Un árbol solo. De su obra en prosa destacan Cuentos de ayer y ahora y Yo soy el otoño.
La manzana He mordido en la manzana la lluvia fresca, mi cuerpo y una fuerte mañana. Tiene un sabor de un ayer amargo, ácido y grana, y tierno olor a mujer. Suena como en el caracol una conversación eterna, una conversación... -Adán, toma...Adán, prueba... ¡Gózame! ¿No ves que soy fruta madura, que soy Eva?
Dolor
(Ahora puedo explicarme porque entre la ropa blanca -tesoro de campo y aireHas guardado una manzana para perfumar tu carne)
Me está doliendo la primavera, el verde del ciprés y el reloj de pulsera.
Encinas 1979 “Yo no sé si la encina ha nacido de roca o ha nacido de polvo que levanta el rebaño o ha nacido de tierra, seca, caliente y loca,
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MANUEL PACHECO (Olivenza, 1920-1998) “Nací en Olivenza (Badajoz) un 19 de diciembre de 1920. A los siete años perdí a mi padre. Trasladado a Badajoz, ingreso en un hospicio, donde permanecí más de diez años. A los dieciocho recién cumplidos soy llamado a filas en la guerra civil de España. Fui monaguillo, cantador de tangos, fotógrafo, ebanista, cargador de muelle en la estación de ferrocarril de Badajoz, albañil, marmolista, repartidor de hojas de empadronamiento, comparsa de teatro, pasé hambre y me fui a Portugal en busca de la comida. No tengo ninguna clase de estudios; fui muy poco a la escuela, pues comencé a trabajar desde muy niño. Pero desde los ocho años leo todo lo que cae en mis manos. Estoy casado y tengo un hijo de trece años. Tengo también muchos amigos por todo el mundo: me los hizo la poesía. Soy esencialmente poeta. Desde 1949 he publicado varios libros de poesía. Poemas míos han aparecido en periódicos y revistas de España y el extranjero; algunos han sido traducidos a varios idiomas. También he escrito teatro y cuentos. Vivo en Badajoz; por las mañanas trabajo en una oficina y por las tardes en una biblioteca”
LAS RATAS Van royendo la piel del silencio. Suenan uñas en la noche: algo araña. ¿Un espectro? La mujer levanta la cabeza, la mujer suspende la mirada del cordel de las sombras. El niño está dormido. ¿Quién llama? Llaman largas pisadas de hambre sobre rotas pizarras. Son las ratas, que suben buscando comida. ¡Ese polvo de queso de veneno! ¡Esos platos de harina de muerte iluminados por la luz de la luna! ¡Esos puntos brillantes como gotas de sangre en la noche sin alba! Hay que cerrar la puerta. Pueden morder al niño. Han comido el veneno y ahora corren buscando un poco de agua; han comido el veneno y dan vueltas a la rueda de la noche. Golpean gordas sucias lentas rápidas. Algo suena. ¡Silencio! Algo estalla. Lentamente se acerca con sus manos de harina la molinera azul del alba.
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LUIS ÁLVAREZ LENCERO
(Badajoz, 1923-1983) De origen humilde, pasa su primera niñez ayudando a su abuelo como pastor. Ingresa en la Escuela de Artes y Oficios de Badajoz; y más tarde estudia Ingeniero Técnico Industrial en Madrid, compaginando sus estudios con los trabajos de mecánico o carpintero. Viaja como emigrante por Alemania, Bélgica, Francia, ejerciendo oficios tan diversos como herrero, carpintero, mecánico de coches o de aviones... Se instala definitivamente en Mérida, en donde monta un taller de forja. Más tarde se traslada a Madrid. Son años muy duros para el poeta: a la crisis matrimonial y la nostalgia de su tierra, se le une la ruina económica y más tarde una grave y dolorosa enfermedad. Cuando regresa a Extremadura, muere en 1983. Lencero fue ante todo, un poeta fiel a sí mismo; su poesía fue siempre reflejo de su propia conciencia y de sus hondos sentimientos: Dios, el hombre, la libertad... Sus títulos más significativos son tan evocadores como Sobre la piel de una lágrima, Juan Pueblo, El surco de la sangre, y Humano.
HUMANO Tengo en paz mi conciencia y mis asuntos, y de luz y esperanza me mantengo. Me sobra corazón. Y de Dios vengo, y con Él me acompaño. Los dos juntos hablamos con la hormiga y con la estrella, sin palabras, tranquilos, paso a paso, y al sentirlo tan cerca yo me abraso cuando vierto mi pie sobre su huella. Tanta luz en mi alma me conmueve, me levanta del suelo y transfigura, y pájaro me siento que procura buscar un nido en Él, mas no se atreve, no decide sus alas por humano, por insignificante bajo el cielo, y después de volar retorno al suelo a vestir carne de hombre o de gusano. Pero traigo en el pecho honda alegría y un no sé qué, del aire, más divino, que mata soledad y hace camino para que no me falte compañía. 43
JAIME ÁLVAREZ BUIZA (Badajoz, 1952) Inició estudios de Sociología en la Universidad Complutense, que interrumpió para incorporarse al negocio familiar de la relojería. Hace tiempo regresó a su plaza de funcionario en la Universidad de Extremadura. En 1977 publicó su primer libro de poemas, Desde un amor en lucha, al que han seguido otros siete poemarios: Tarde de siempre, Huida de las horas, Insistente reencuentro, Personario, Espera inacabada, Desconsolada espera y Presagio del silencio. Devoto de Jesús Delgado Valhondo, que le prologó su segundo libro y con el que mantuvo una amistad entrañable, asegura que fue precisamente Delgado Valhondo quien le quitó «la tontería de la vanidad».
La ciudad y la lluvia La ciudad está vacía, las calles muertas: una de la mañana junto a mi puerta. Está lloviendo a mares, nadie despierta, duermen los coches, solos, a rueda suelta. En la plaza hay un guardia dirigiendo estas gotas de muerte lenta.
Montejurra, 1976 Balas de color de odio asolaron la ladera, un muerto quedó tendido, asombrado, entre la hierba. Muchos lloraban de rabia, otros solo de impotencia.
Sigue lloviendo y sigue la tierra seca, ni el agua le espabila su larga siesta. La noche es un fantasma de capa negra que llora en mi ventana su triste pena. Y en la plaza hay un guardia dirigiendo los sueños de los que sueñan. (de Tarde de siempre)
Desde la cumbre escupieron con fusiles azulados. Los asesinos arriba, los muertos de pueblo, abajo: se transformó la metáfora en tristes hechos amargos. Las balas iban diciendo Patria, Fueros, Rey y Dios. Los matones, brazo en alto, cantaban el "Cara el sol". (de Desde un amor en lucha) 44
IRENE SÁNCHEZ CARRÓN (Navaconcejo, 1967) Es Licenciada en Filología Inglesa por la Universidad de Extremadura y en Filología Hispánica por la UNED. Impartió clases de español en Londres durante el año 1991. Actualmente es profesora de Lengua Inglesa en el I.E.S. “Norba Caesarina” de Cáceres. Fue ganadora del Premio “Valbón” 1996 de Valencia de Alcántara (Cáceres) y del Premio “Hermanos Argensola” 1997 de Barbastro (Huesca), con el poemario Porque no somos dioses, publicado en 1998. Obtuvo en 1999 el ''Premio Adonais'', uno de los más importantes galardones de la poesía española, como premio a su excelente poemario Escenas principales de un actor secundario, que se publicó en 2000. En 2001 colaboró en el libro conjunto Siete poetas, siete poemas y una canción publicado por la editorial De la Luna Libros. Más tarde, en 2002, publicó un pequeño libro de canciones titulado Sevillanas, y en el mismo año Atracciones de feria. Su último galardón corresponde al «XI Premio Internacional de Poesía Antonio Machado en Baeza» por su libro Ningún mensaje nuevo, de 2008.
Ningún mensaje nuevo Porque te robaré hasta el alma, te enseñaré a bailar… Bebe Los días que no vienes compruebo los mensajes, ningún mensaje nuevo, revuelvo los cajones, me voy de un lado a otro, esta casa parece un teatro vacío, libros en los estantes, poemas archivados, oscuridad, silencio, manos en los bolsillos, compruebo los mensajes, ningún mensaje nuevo, me asomo a la ventana, esta ciudad es como tantas otras ciudades, las mismas avenidas, lugares que se copian en blanco y negro el tedio,
compruebo los mensajes, ningún mensaje nuevo, escucho las canciones que me hiciste aprender, de pronto estoy bailando, río y subo el volumen, sobre las caderas se mueve mi falda… abro el cuaderno, escribo, me asomo a la ventana y grito mi mensaje: nunca sabré de qué sales huyendo los días que no vienes.
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ADA SALAS (Cáceres, 1965) Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Extremadura. Impartió clases durante dos años en Francia, en la Universidad de Angers y en la actualidad es profesora de secundaria en la especialidad de Lengua y Literatura españolas. Su primer libro Arte y memoria del inocente (1988) obtuvo el Premio Juan Manuel Rozas. Con Variaciones en blanco logró el Premio Hiperión en 1994. En la misma editorial ha publicado sus dos siguientes obras: La sed (1997) y Lugar de la derrota (2003). Su obra ha recibido la atención de la crítica y es probablemente una de las voces más valoradas en la poesía española contemporánea. Sus versos han sido recogidos en diversas antologías de nueva poesía española. Su poesía, de verso libre y poemas muy breves y depurados, busca lo esencial. En su libro, Esto no es el silencio, la escritora busca una poesía menos minimalista, con poemas de mayor extensión pero que no renuncian a una búsqueda de lo esencial.
Contempla cómo huyen las palabras. Descansa sobre el polvo que deja la memoria. Que todo tu dolor NO CONOZCO unos ojos más limpios que los tuyos. Estás en ellos y a la vez están las cosas que tú ves como las ves: el pájaro no el vuelo. Y siempre te sorprendes si te digo las cosas que se dicen los que aman. Me miras y me enseñas que el cuerpo del amor -como tus ojosno precisa palabras. Que es -como tus ojos-
te pertenezca.
Vivir es una huella.
Mira. Esto que ves ha muerto. Y esto que aún respira morirá. Hemos sido la luz. Esto es lo que queda.
transparente.
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ÍNDICE POESÍA SIGLO XIX ROMANTICISMO - José de Espronceda - Gustavo Adolfo Bécquer - Rosalía de Castro - Carolina Coronado MODERNISMO - Rubén Darío - Amado Nervo - Juan Ramón Jiménez - León Felipe - Antonio Machado PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX - Federico García Lorca - Pedro Salinas - Rafael Alberti - Miguel Hernández - César Vallejo - Gabriel Celaya - Dámaso Alonso - Luis Rosales - Pablo Neruda - Octavio Paz SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX - Ángel González - Mario Benedetti - José Agustín Goytisolo - José Hierro - Gloria Fuertes - Nicolás Guillén - Nicanor Parra EXTREMEÑOS - Luis Chamizo - Jesús Delgado Valhondo - Manuel Pacheco - Luis Álvarez Lencero - Jaime Álvarez Buiza - Irene Sánchez Carrón - Ada Salas 47
Selecciรณn de poemas y autores por Elena Blรกzquez Durรกn Departamento de Lengua castellana y literatura IES Bachiller Diego Sรกnchez de Talavera la Real (Badajoz) Curso 2012-2013
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