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Rincón del libro
Balcei 192 noviembre 2020
#alcorisasaleunida
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Una invitación a la reflexión
de nuestros familiares, amigos y esperamos que también de vosotros. Como los tiempos que trascurren actualmente no son los más propicios para hacer una presentación como nos gustaría, aunque pensamos hacerla cuando se pueda, hemos dejado unos pocos libros en la Librería Espallargas. Desde aquí le damos las gracias a Carmen por su desinteresada colaboración. a continuación, compartimos el prólogo y la primera de las veinticuatro fotografías que contiene el libro.
Portada del libro «Panorámica de una sociedad enferma».
Desde Balcei queremos que seáis partícipes de un proyecto que se gestó entre abril y septiembre de 2016, y que ha visto la luz en julio de 2020. Se trata de un libro que hemos titulado «Panorámica de una sociedad enferma. Veinticuatro imágenes para combatir la ceguera.»
En 2019 le pregunté a mi amigo abilio andrés si podría escribir un pequeño comentario sobre cada fotografía que yo había realizado sobre diferentes temas de actualidad. Después de pensarlo me dio su respuesta afirmativa. al cabo de algunos meses de trabajo con la maquetación y la portada, que corrieron a su cargo, decidimos autopublicar unos cuantos ejemplares para nuestro disfrute y el
EFECTO BUMERÁN
Con esta serie de fotografías quiero crear conciencia en la gente y también en mí.
En multitud de ocasiones, conscientes o no, hacemos daño a la naturaleza y a nosotros mismos.
Unas veces por desidia, otras, por actuaciones egocéntricas, malvadas y agresivas contra cualquier elemento de nuestro hábitat.
Hemos creado una sociedad enferma, consumista, insensible a los problemas del igual y del diferente.
En numerosos conflictos bélicos o en tiempos menos convulsos, el genocidio a menudo estuvo y todavía está presente en la actualidad. Debemos alentar siempre la paz y defender el derecho a la vida y a la libertad de cada persona, sea cual sea su raza, religión, orientación sexual o idea política.
El cambio climático ya está aquí y será más grave en las próximas décadas. Si no ponemos remedio ya, las generaciones venideras y el medio natural pagarán irremediablemente nuestra falta de decisión para reparar el perjuicio que les estamos ocasionando.
Manuel Abad
Una de las páginas del libro.enferma».
vER LO EvIDENTE
Hace ahora un año Manuel Abad me propuso escribir una serie de frases cortas con la intención de guiar la interpretación de sus fotografías cuando se dieran a conocer. Se trataba de crear una especie de puente conceptual que hiciera posible el diálogo entre el autor y el espectador. Por entonces no pensamos en autopublicar este sencillo libro, sin embargo elegimos actuar en coherencia con su contenido y difundirlo a través de este medio impreso, por considerarlo más íntimo, duradero y estable que, por ejemplo, las redes sociales.
Las veinticuatro imágenes me infundieron gran respeto porque abordaban asuntos trascendentales relacionados con la ética individual y social. Desde el principio, me identifiqué con el carácter de la respuesta del autor a su entorno: auténtica, sensible, crítica y visual; y con la idea trasversal que la fundamenta: cómo todos y cada uno de nuestros actos individuales tienen consecuencias sociales.
En esta sociedad supuestamente avanzada, parece existir un nuevo tipo de ceguera que provoca la disminución de la capacidad para ver lo evidente.
Balcei 192 noviembre 2020
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ecos de infancia Cándida Espallargas Rueda 1 de diciembre de 1921
Cándida Espallargas Rueda.
Vivía con mi madre, Antonia Rueda Aguilar, con mi padre, Mariano Espallargas Peñarroya, y con una cuadrilla de hermanos. Primero mi hermana Pilar, «Pilarica», que murió a los tres años sin estar malica. Estaban cenando y se quedó muerta. Después vino Carmen que a los treinta y cinco años se murió de repente, Pedro que murió en el frente de Madrid por una bala perdida, después Daniela que está en una residencia de Teruel, yo, Manolo y Ángel.
EN EL COLEgIO CON LAS MONjAS
Siempre fui a la escuela de las monjas, desde los tres años en parvulicos hasta que salí con catorce. Yo me quedaba en casa con mi hermana mayor, Carmen, mientras mi madre se iba a coger las olivas y las monjas le dijeron: — “Oye, ¿cómo es que no viene la Carmen a escuela?” — “Porque vamos a las olivas y se tiene que quedar con la niña pequeña” — “Pues que venga a escuela y que venga con la niña pequeña”
Y yo con Sor Isidora Azpilicueta, la primera superiora que hubo en alcorisa y la que fundó este convento. El colegio se pondría en marcha en 1924 y la gente se volcó con las monjas. Era una mujerona, alta y recia. Si la viera ahora aún la conocería. Muy alegre y buena, buena de verdad, porque recogía a los zagalicos. Ya no daba clases y andaba con una silla, así como ahora llevan andadores y aquí se hizo muy ancianica.
Era yo tan pequeñica que no sabía llamar a la monja. Me enseñaba a rezar mientras mis hermanas estaban en la escuela. a veces íbamos al oratorio, me sentaba en un banco y me enseñaba: «Niñito Jesús que estás en el copón, pega un brinquito y ven a mi corazón”. Pero yo aún no sabía decir copón y decía «topón», Sor Isidora que “copón” y yo dale con “topón”.
Después vino otra monja, sobrina de ella y que también se llamaba Isidora Azpilicueta. Otras que recuerdo son Sor Concepción, Sor Celedonia, Sor Francisca y Sor Gloria Pastor que la encontré hace unos años en Zaragoza, cerca de la “Casa Grande”; me reconoció y me contó que desde alcorisa se la llevaron al convento de Ricla y allí creo que estará todavía.
Compañeras de mi edad eran Felisa Pérez, Rosa Omedas, Joaquina Roselló y otra Joaquina Roselló que eran primas hermanas. Íbamos muchas porque, no es por nada, las monjas tenían muchas chicas. a las maestras también venía mucha gente, pero la enseñanza de las maestras con la de las monjas era completamente diferente, en coser y en todo, porque las monjas nos enseñaban a bordar y a hacer muchas cosas.
El colegio lo recuerdo muy bien. Mi clase era grande, muy grande. En las paredes había mapas, pizarras y otras cosas. Una tarima de a palmo con la monja sentada en la silla con su mesa; a continuación, las alumnas en mesas de a dos, un poquitín inclinadas con agujero para poner el tintero. Cuando teníamos que escribir con tinta, una niña salía y ponía los tintericos en las mesas y después los recogía. alguna vez nos manchábamos, que de todo tocaba (risas).
Había un jardín muy grande, que daba a la calle La Virgen, con dos galerías. Una, en la planta de arriba, donde estaban los váteres de las monjas y el oratorio; y otra galería en la planta de abajo para los parvulicos. También había una bodega que daba miedo, yo estuve una vez o dos y dicen que llegaba hasta mitad de la plaza de Los Arcos. Se entraba desde la calle La Virgen y había muchas parretas grandes.
Estábamos en tres secciones hasta los catorce años y cuando los cumplíamos, si queríamos seguir yendo a la escuela, pagábamos un duro al mes. El primer uniforme que llevamos era de color garbanzo, con una vivica por los cuellos y en los bolsillicos encarnada, y después nos lo pusieron blanco. Los domingos íbamos todas a escuela con el uniforme para ir a misa. Subíamos a la iglesia y nos poníamos en el pasillo que separaban las dos filas de bancos, de rodillas o sentadas si había algún banco vacante o como podías. Las monjas nos vigilaban y no nos dejaban hablar.
De cartera llevábamos una bolsica con dos asicas que nos hacían las madres de un trozo de ropa y a escuela se ha dicho. ahí metíamos el cuaderno para escribir con tinta y pluma, una caja que le decíamos plumier y una pizarra para escribir con pizarrín, poníamos en la pizarra un agujerico y un trapico para ir borrando. Lo que mejor aprendí en el colegio fue a hacer labores, de lo demás regular. Una vez hice a mi hija un vestido de lagarterana que llamó la atención.
Las monjas eran de cantar en el mes de María, en el mes de las flores. Una vez canté un solo en el coro: “Canten ruiseñores, canten noche y día, la flor de las flores, la virgen María”. Conmigo estaban Carmen “la Catarra”, Mercedes Alloza y Joaquina Roselló que se han muerto, y otra Joaquina Roselló que está en Zaragoza. Todas cantábamos igual, ni mal ni bien. El que cantaba muy bien era mi marido, muy cantador y muy divertido. Cuando venía la fiesta del Ángel teníamos armonía por la noche, pero desde que se ha muerto él ya no hay armonía en la calle.
Yo no era ni buena ni mala. Castigos, pues claro que había, te castigaban con cuentas o sin ir a comer a casa y ya está. a veces te amenaza-
1930. Cándida Espallargas Rueda (a la derecha), con nueve años, junto a sus hermanos Daniela, Manolo y el pequeño Ángel con un año de edad. Esta foto se la hizo en la plaza de Las Escuelas durante las fiestas de septiembre.
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ban con que si no te portabas irías a la carbonera, una habitación con carbón que había a la izquierda al entrar por la calle La Virgen. No eran pegonas las monjas, a mi no me pegaron nunca.
El castigo gordo vino al principio de la República con la primera boda por lo civil. Se casaron Concha “la Pincha”, que no hace muchos años que murió, y uno que se llamaba Santos, no sé los apellidos. La gente decía: “¡Que se casa la Pincha por lo civil!” Sentimos la bulla de la plaza del Ayuntamiento y todas de cabeza a un balcón del colegio que da a la calle La Purísima. Queríamos ver la boda y, en eso, subió Sor Celedonia, que no sé si se bajó por alcahuetear la boda o porque tenía que bajar. Nos dijo “¿qué hacéis ahí?, todas tenéis la misma culpa” (risas) y nos ordenó hacer veinte cuentas de dividir por habernos movido del sitio. ahora, al cabo de los años, se me ha olvidado dividir, se olvida todo.
Desde que me casé vivo en la calle Baja, pero de niña vivía en la calle Cura Aguilar número 18 y ya no vive casi ninguno con los que jugaba entonces a “pajarito” y a “anillo, anillo” que te ponías en dos tandas y a correr. Nos sentábamos todas en una línea adelante: “Anillo, anillo, de un cepillo, de un marqués, que en un camino me han dicho que cuántas hijas tenéis, si las tengo o no las tengo, las dejo de tener, mi hija que me la llevo”, casi no me acuerdo, y sacábamos a una de la fila y otra vez igual.
Jugábamos poco porque teníamos poco tiempo. Salías de la escuela y había otras cosas: hacer cuentas, te mandaban escribir un trozo de lo que fuera o escribir cartas. Con la escuela teníamos bastante, pero siendo niña ayudaba poco en casa porque tenía dos hermanas mayores que yo.
TIEMPO DE REPúBLICA Y DE gUERRA
Yo tenía diez años. Me acuerdo del día que entró la República y de la mujer que llevaba la bandera, Bibiana se llamaba. Ella fue la que llevó la bandera republicana por todo el pueblo. Después quería ser ermitaña del calvario y el cura no le quiso dar el Calvario por eso. Mosén José Velasco, el que me dio la comunión y el que me bautizó, le dijo: “Señora Bibiana, cómo le voy a dar a usted el Calvario si tiene esto y esto, la gente…» Este mosén marchó a Zaragoza y al mes casi justo se murió de repente cuando estaba bautizando a una niña.
Eran tiempos muy difíciles, te marcaban. Había contraste de los republicanos con los de derechas y las chicas que venían a las maestras tiraban a una tanda y las que marchábamos al otro lado tirábamos a otra tanda. Nosotras con las monjas el domingo ibas, a escuela no, al patio, nos reuníamos allí y nos llevaban hasta el campo el fútbol paseando y jugando y ya está, y a los otros los maestros no los llevaban a misa. En Alcorisa había tres maestros: don Doroteo que era de izquierdas, don Miguel de derechas y había un don Vicente que era muy de derechas.
Y también me acuerdo de cuando estalló la guerra. Yo ya tenía 16 años. Hubo una revolución y gritaban “¡Ha empezado la guerra, ha empezado la guerra!” Mi hermano Pedro estaba haciendo el servicio en África, enseguida lo trajeron a España y tuvo la mala suerte que el mismo día que hacía dos meses que había empezado la guerra una bala perdida lo mató.
Niñas en el patio de las monjas. Desconocemos la fecha.
MOMENTOS BUENOS Y MALOS
Los momentos más bonitos de mi infancia a lo mejor fueron la profesión de una monja y el día que hacíamos la primera comunión con mosén José que estuvo aquí muchos años. Salíamos de misa y acto seguido íbamos al convento y nos daban de comer un trozo de tortilla y lo que venía. Muchas chicas habría, pero una ya casi no se acuerda. Yo comulgué con Joaquina Roselló, Felisa Pérez que era prima hermana, y con un chico que se llamaba Félix Félez Subirón.
Me acuerdo de Félix porque estaba en el Molino Bajo y era algo torpe para la doctrina. Vivían frente a mi casa y su madre le dijo a la mía si podía enseñarle. allí nos sentábamos las dos y yo ya la sabía porque las monjas nos la enseñaban, claro, pero en los maestros era otra cosa. Yo, cuando comulgué, sabía toda la doctrina.
La que profesó fue Sor Gloria Pastor. Profesar quiere decir que cuando salen monjas les ponen un rosario colgado con un Santo Cristo de madera y cuando profesan les quitan el de madera y les ponen uno de hierro en el mismo sitio, y ya no es novicia, es monja. Fuimos todas de la escuela. Se hacía en una capilla divina que no sé en qué pensaron para quitar esa capilla hermosa, antigua, preciosa, con su coro y todo, dos líneas de bancos y por medio pasabas al presbiterio y a mano izquierda estaba la sacristía. Es que el convento de las monjas lo dejó la Baronesa de la Linde para que enseñaran gratuitamente a las niñas de alcorisa.
En esta capilla estaba la Purísima con una pulsera, un brazalete que regaló la Baronesa cuando murió y que yo he llevado muchas veces puesto en la muñeca. Las monjas pedían voluntarias para barrer la capilla y yo siempre salía. a veces nos subían al altar para limpiar el polvo, le quitaba el brazalete y me lo ponía yo, y le decía “ahora el brazalete de la Virgen pues para mi”. Lo llevabas un momento y ya está.
MATARON A MI hERMANO
No tengo recuerdos malos de mi infancia pero sí de cuando era jovencica porque mataron a mi hermano. Lo fusilaron en Madrid. Nosotros estábamos con los rojos y él estaba con los nacionales, y a la que liberaron alcorisa, en 1938, enviaron de Zaragoza los papeles como que había fallecido. Pero a mi padre no se lo dijeron, no nos dieron los papeles porque desde el día que mataron a mi hermano a mi padre le quedaba una renta y esa renta la cobraban los del ayuntamiento.
Resulta que en el Seminario implantaron el hospital y nosotras íbamos voluntariamente a cuidar a los heridos. Una noche trajeron a un joven y nos llamó la atención que nada más suplicaba a su madre y a sus hermanas, y nosotros como teníamos a mi hermano que no sabíamos nada de él...
El joven nos dijo “¿qué les pasa a ustedes que todas noches van con lágrimas en los ojos?” Se lo explicamos y dice: “¿cómo es que no saben ustedes nada?, sí que me extraña, pues vayan al ayuntamiento”. allí fueron y les dijeron que no sabían nada, fue una mentira porque es que cobraban la renta de mi padre, se la engullían ellos. Le hicieron tasar a mi padre las tierras cuatro o cinco veces y el perito diciendo que no le pertenecía la renta. Se lo contamos a ese joven y nos dijo: «Mire, yo soy hijo de un conde y no arruinado, he quedado herido pero si me hubieran matado a mi padre le hubiera quedado una renta muchísimo más gorda que la de su padre, ¿cómo no le va a corresponder a su padre?» Nos dio una dirección para ir a Zaragoza y allí, sin entregarles ningún escrito, les dijeron que ellos lo arreglarían todo.
Cuando vino la carta al ayuntamiento y fue mi padre, lo pusieron de egoísta, que era un no sé qué. Entonces, mi padre le dijo al alcalde, al que también mataron un hijo en el Ebro: “Más egoísta eres tú, sinvergüenza ¿tú estás cobrando la renta de tu hijo y no te quedas conforme con la tuya que quieres la mía?, ¿quién es el egoísta
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Bastidor.
y el exigente?, tú, porque te llevas lo mío, que yo no me llevo lo tuyo». Le tuvieron que dar a mi padre desde dos meses que empezó la guerra hasta después de liberar alcorisa y le significaba una burrada de pesetas.
jUvENTUD Y FAMILIA
Después de salir del colegio me dediqué a ayudar a mi padre en el campo y con dieciséis años me puse a festejar con Ismael Gracia Esteban. Me casé con él a los veintidós en Alcorisa. De viaje de novios no fuimos a ningún sitio. Nos dieron mucha comida: a mí dos cahíces de trigo y a él lo mismo, es lo que tasaba para el año para cada persona; nos dieron aceite y comida para todo el año a los dos.
Mi marido, si se marchaba de su casa, dejaba a su padre empantanado. así que al día siguiente de la boda, o al otro, le dijo su padre a mi marido: — “¿Y tú ahora qué marcha llevas?” — “Pues al jornal o qué” — “Claro, y yo a buscar un peón. Mira, te quedarás tú y tu mujer aquí, los dos comeréis y beberéis de lo que hay”
Nos hizo un trato muy bueno. a mí me dieron dos pedazos de un trozo de regadío y uno de olivos, y a él un pedazo de olivos y una masadica para grano, “lo que saquéis del lote que os hemos dado, todo para vosotros”. Entre la comida que nos dieron, porque nos mantenía la abuela, y lo que sacaba yo, no he padecido, para qué vas a decir otra cosa.
De momento nos pusimos a vivir en casa de la madre de él porque ellos tienen una masada allá en la Torre Montaña. allí tenemos dos masadas y hay una tirada de piedra de la una a la otra. Tuve hijos al año y seis días; me casé el día 1 de mayo y me nació Pedro, Pedro Gracia que es buen jotero, el 6 de mayo del año siguiente. Ése es el primer hijo mío y después tuve a Mariano y asunción, la chica, o sea que bien.
vISIÓN DEL MUNDO
pasamos hambre. Mis padres se dedicaban a la agricultura, trabajaban la tierra de ellos, mi madre tenía bastantes piazos y mi padre también, con eso comíamos y vivíamos.
Veo el mundo de ahora muy mal. Está bien que la cosa vaya para arriba, mejor a que vaya para abajo, pero con tantos adelantados puede que vayamos de culo ya. Yo no quitaría nada de ahora porque es otra forma de vivir. Muchas veces pienso que igual se vive ahora que se vivía antes pero de otra manera. Criábamos dos cerdos buenos todos los años. Matábamos uno para ir comiendo todo el invierno, se hacía la recolección de la oliva, se consumía todo menos los jamones pero entre las espaldas y todo tenías comida. Hemos vivido bien, no nos ha faltado comida, ni nos ha faltado un duro, gracias a Dios.
Tengo 91 años y vivo muy bien con mi rentica, que algunas me la envidian, y yo les digo ¡la misma ocasión habéis tenido vosotras que yo! Empecé pagando un duro cada mes por los sellos del seguro y después fueron subiendo, pero ahora yo no necesito a mis hijos para nada, que con lo que cobro tengo de sobras y me resobra. Les partí la tierra a mis hijos y me dijeron «¿qué le tenemos que dar?», y yo les contesté que no me tenían que dar nada porque con lo que cobro tengo bastante.
Quiero vivir hasta que Dios quiera porque ilusión tengo. Tengo ocho nietos y los bisnietos no lo sé porque que no los he contado (risas), puede que otros siete u ocho. De mi quinta muy poquicas viven ya y es que es un año ya un poquitín avanzado.
A LOS jÓvENES
Diría a los jóvenes que no tienen sentido ni conocimiento en muchas ocasiones, que no se dejan de los padres como nos dejábamos nosotros. Cuando yo estaba en casa, si mi padre decía “mañana a coger olivas”, pues a coger olivas, si decía “ahora esto”, pues a echar una mano a mi padre, claro. algo de maldad quitaría yo en la juventud porque ahora les parece que todo el pinar es teda. Teda es una madera que arde mucho. Y no es así porque cuando uno es joven tiene que pasar la vida de joven y procurar tener para lo que te viene detrás. Si yo no hubiera mirado eso, ahora estaría en mi casa sin plumas y cacareando y así, gracias a Dios, no me falta nada.
Foto antigua de Alcorisa, allá por 1930.
Ecos de infancia
Desde la asociación Amigos del Museo de la Escuela seguimos homenajeando y recordando las palabras que nos regalaron nuestros mayores para construir una radiografía de cómo era y cómo se vivía en nuestra localidad en otras épocas. Su memoria quedó plasmada para siempre en las páginas del libro ECOS DE INFANCIA Alcorisa en la memoria que publicamos en 2014 y cuya venta sirvió para mejorar algunos espacios del Museo de la Escuela. En esta ocasión, nuestra protagonista es CÁNDIDA ESPALLARGAS RUEDA, nacida en 1921, quien de una manera extraordinaria y a veces dura como la vida misma, nos cuenta su paso por el colegio de las monjas, sus vivencias del día que entró la república y del inicio a la guerra civil, y de sus buenos y malos momentos en de una larga vida. Estamos seguros que a los lectores y lectoras de BALCEI les cautivarán y conmoverán los recuerdos de Isabel Cándida.
Salvador Berlanga
Presidente Asociación Amigos del Museo de la Escuela
abrí la foto que acababa de recibir y observe el raído edificio. Ni idea de donde estaba esa vieja construcción, pero por su hechura y tamaño tuvo que ser importante en tiempos pasados. Dado que me la había mandado el alcañizano Víctor Monzón, gran conocedor del término municipal de la “Histórica y Heroica” ciudad, supuse que aquel enorme casal debía estar en algún rincón de los dominios alcañizanos. abrí el resto de fotografías, que no hicieron más que reafirmarme en la idea de que aquella construcción no era una masía más, era algo distinto. Por fin, cuando llegué a la última foto y vi grabado en una columna la inscripción “Antiguo Balneario de Fonté”, me dio un vuelco el corazón. ¿Un balneario en alcañiz? Al instante pregunté a Víctor por la ubicación de ese viejo balneario. Me respondió que estaba en territorio caspolino, cercano a las saladas de Chiprana, junto al río Regallo.
Balneario de Fonté
¿Cómo era posible que jamás hubiese oído hablar de él? Conocía el yacimiento romano de la Dehesa de los baños, en Chiprana, incluso había estado un par de veces en la ermita de San Marcos, cercana a ese vetusto edificio, pero mi memoria no guardaba recuerdo alguno de un balneario. Víctor me envío algo más, el PDF de un libro titulado “Monografía de la ciudad de Caspe y de sus baños de Fonté”. ¿Tan importante fue esa casa de baños? No tuve duda alguna, Fonté seria el protagonista de nuestra próxima aventura en Balcei. Así que un domingo de octubre, toda la familia de Explorador de Proximidad nos pusimos en marcha en dirección a Caspe, en busca de aquel aislado edificio que un día fue refugio de hidroterapias.
Por un momento dudamos sobre cuál sería el camino por el que llegaríamos a él. La ruta más rápida era ir a Caspe y desde allí a Chiprana, pero nos atraía la idea de bajar paralelos al río Regallo, desde Valmuel al lugar donde está ubicado el edificio. Este último recorrido discurre por camino en su mayor parte, pero es totalmente desconocido para nosotros. Finalmente, pensando en la pequeña de la casa, decidimos tomar la ruta más rápida.
Ya pasado alcañiz, superado ya el camino de acceso al vertedero de la agrupación, observe por mi ventanilla el inmenso terreno que se extendía hacia el río Ebro, combinación de grandes campos de secano y cerros de arenisca poblados de pino carrasco. Entre las carreteras N-232 de Híjar a Alcañiz, la N-211 de alcañiz a Caspe, la a-221 desde Caspe a Escatrón y la a-224 de Escatrón a Híjar se extiende una inmensa extensión de tierra en la que abunda la tierra de labor y masías con nombres curiosos, capaces de atraer al explorador menos aventurero.
Mas de Bascones, Torre las Monjas, Mas del Padre Santo, Mas de Muerdemachos, Mases de la Cueva, Mas de Capa Negra, Corral del Aljibe, Casa de Valdecatalanes, Mas del Prior, Mas de Ballester, Torre del Maño, Mas de Amante, Mases de la Foya del Burro, Mas del Cerrojo, Torre de amay… son algunos de los curiosos nombres de masias de esa zona cuyo estado desconozco, pero que merecen estar presentes en los mapas topográficos. No tardaremos mucho en comprobar el aspecto actual de algunas de ellas.
Dejamos Caspe atrás para dirigirnos a Chiprana. Mientras que la ciudad del compromiso estuvo ligada desde la reconquista a la Orden hospitalaria, Chiprana
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tuvo también pasado templario. El núcleo urbano chipranesco quedó a nuestra derecha mientras nosotros seguíamos en dirección al cauce del río Regallo. Los metros finales del río antes de su desembocadura en el Ebro, han sido inundados por las aguas del embalse de Mequinenza.
Chiprana era la conexión del Bajo Aragón con el río Ebro en época ibérica. El cauce del río Regallo era la vía de comunicación que unía los embarcaderos el gran río aragonés, con los grandes yacimientos de la vega alcañizana. Según narra la monografía sobre Caspe y los baños escrita por Don Sebastian Velilla e Insa en el siglo XIX, “en tiempo de
los romanos, y aun de los sarracenos, había diez pueblos, que eran Trabia (después Trabes), Miralpex, Monfort, Soladiella, Castelfollit, Chacon, Alcalan, Palermo y la Tallada, en cuyos sitios se hallan todavía restos visibles de su existencia”.
a nuestra izquierda, una vez atravesado el puente que salva el valle del Regallo, distinguimos una señalización horizontal en la que nos indicaba la ermita de San Marcos. Entramos por ese camino, un camino asfaltado cuyo firme esta en un estado lamentable. Continuamos recto hasta que dejamos San Marcos a nuestra izquierda y por un pequeño puente atravesamos el ferrocarril. Difícil me será explicaros cómo llegamos desde aquel punto al edificio, pues tuvimos que tirar un par de veces de Google Earth, os aconsejamos que vayáis, le echéis un ojo a esta aplicación para poder tener claro cual es el camino a seguir desde ese punto.
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Por fin llegamos al antiguo edificio donde estaban situados los baños, apenas a unos metros del cauce del río. Su fachada resulta curiosa, pues se distingue perfectamente su estructura original de sillar espectacular y su posterior ampliación con tapial. Es más, la parte vieja es de tal monumentalidad, que da la sensación de que aquellos baños son muchísimo más antiguos que el hotel balneario que se construyó en la cercanía. El hecho de que la partida, ya desde antiguo, se llame Fonté, es una evidencia de la importancia que tuvo aquella fuente/ manantial en tiempos lejanos.
“Se ignora la época del descubrimiento de este manantial, aunque su importancia y la más antigua tradición, ya verbal ya por escrito, nos autoriza para creer en la probabilidad de su existencia antes de la fundación
de Caspe”, afirma el Doctor Velilla e Insa en su monografía. “Bro-
tan las aguas por regurgitación, o sea de abajo arriba en forma de surtidor en medio de un valle ameno y delicioso, titulado El Regallo, situado al Oeste de esta población, a dos leguas de distancia de la misma, y en los confines del término de Chiprana, de que lo separa una legua escasa de camino como llevo dicho, y cruzado por la carretera de Caspe a Samper de Calanda
y Zaragoza”, continúa.
Hoy la vegetación y el derrumbe de la techumbre impiden ver si el manantial sigue regurgitando. al menos nosotros fuimos incapaces de distinguir nacimiento alguno. Yo no podía dejar de observar la raída fachada. Desde la más absoluta ignorancia arquitectónica, recordando otras obras romanas que he contemplado, no me chirrió la posibilidad de que aquel primer edificio termal fuese construido por los que tenían capital en la península itálica. aunque insisto, son los ojos de un profano en la materia.
El Doctor Velilla e Insa, tras realizar un estricto análisis químico y organoléptico de la aguas de Fonté en su publicación, especifica las propiedades terapéuticas del liquido elemento.
“Administradas en baño a su temperatura ordinaria, son útiles en las parálisis, que no estén sostenidas por una lesión orgánica, manía, hipocondría, histerismo, espermatorrea, baile de San vito y otras enfermedades en las que se busca la sedación
del frío”. Posteriormente enumera las propiedades de los baños con el agua templada y caliente. Sin duda alguna los atributos terapéuticos de estas aguas son extraordinarios.
Continuamos hacia el imponente edificio construido como hotel de los baños en 1860 por el empresario caspolino Joaquín Barberán. Se trata de un edificio de tres plantas, modesto en apariencia, que hoy día esta dividido en tres partes. Por lo que parece, la contracción original se realizó en mampuesto, luciéndola posteriormente en yeso. Si observas el edificio desde su acceso principal, los propietarios de la partición izquierda retiraron el yeso dejando a la vista el mampuesto. Es la parte del edificio que está mejor conservada. La propiedad central ha construido una puerta de garaje, usando el edificio como refugio agrícola. La de la derecha es la que permanece intacta, y a la vez es la más deteriorada. Mantiene la puerta original, cuyo vano esta rematado en sillar, dando apariencia señorial al edificio. actualmente la puerta se encuentra destrozada, lo que permite ver las estancias interiores. aún son visibles los números de las habitaciones y los mensajes que algunos clientes dejaron a carboncillo en las paredes del hotel. algunas de ellas fueron realizadas antes de que el establecimiento cerrara en 1912, por lo que resulta inexplicable que se hayan conservado. abandonamos el edificio en dirección al coche. No pude evitar lanzar una última mirada a ese enorme pedazo de historia de nuestras comarcas. Me intrigaba el uso de la construcción desde que el negocio cerro, hasta nuestros días. Concretamente, su papel en la guerra civil, pues el hecho de que un edificio de sus dimensiones estuviera entre la sede del Consejo Regional de Defensa de Aragón, ubicada en Caspe, y el frente de batalla, lo hacia un lugar ideal para el descanso de las tropas, en concreto de sus oficiales. aunque he buscado información sobre ese menester en archivos y hemerotecas, no he encontrado nada relevante, tan solo la WEB del Agitador Bajoaragonés, medio de comunicación caspolino, hace referencia a la posibilidad de que Buenaventura Durruti y Dolores Ibarruri “La Pasionaria”, estuviesen en el edificio en el año 36. Existe algún testimonio oral sobre esta circunstancia, pero no pueden asegurar que realmente fuera cierto.
Sea como fuere, los baños de Fonté son historia viva de nuestras comarcas. Las aguas de ese manantial han recibido bañistas de épocas distintas, de culturas diversas, de diferentes civilizaciones. Por desgracia, hoy ya nadie hace uso de ellas.