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De opinión
Balcei 192 noviembre 2020
#alcorisasaleunida
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Tiempos de perplejidad
Daniel Innerarity en su libro Política para perplejos (2018), dejaba patente su perplejidad y preocupación ante el impacto que diversos hechos han producido en nuestras sociedades, una perplejidad plagada de efectos negativos y espinosas incertidumbres hacia el futuro.
El primero de estos hechos fue la elección de Donald Trump en noviembre de 2016 como presidente de los Estados Unidos (EE.UU.), algo que rompía las reglas y los parámetros de la política norteamericana, que renegaba del legado de la anterior presidencia de Barack Obama y que sembraba de dudas y temores las políticas a aplicar por el polémico empresario, convertido en el líder de la (todavía) nación más poderosa del mundo. ahora, en el cuarto año de su mandato, previo a las elecciones presidenciales del próximo noviembre, la perplejidad ha dado paso a la preocupación. Trump no sólo ha dinamitado las incipientes políticas sociales de la Administración Obama, sino que ha crispado las relaciones internacionales en todos los frentes: desde la política arancelaria y la guerra comercial con China, hasta su apoyo entusiasta al Brexit británico, debilitando así la alianza transatlántica con los países de la Unión Europea (UE), hasta su actitud beligerante con Venezuela e Iran o el respaldo cerrado que ofrece al gobierno de Benyamin Netanyahu que ha sepultado las escasas esperanzas que aún quedaban de lograr un acuerdo de paz justo al eterno conflicto palestino-israelí.
Hasta aquí los hechos de todos conocidos, pero ante el temor de una posible reelección de Trump, bueno es recordar las reflexiones que Innerarity nos hacía para explicar cómo una figura tan atípica (y peligrosa) como el magnate americano ha podido llegar a la Casa Blanca. Y es que, como explica el citado catedrático de filosofía política, ello responde a “cambios sociales y políticos insuficientemente advertidos por quien se sorprende ante sus efectos” y que responderían a varias razones. La primera de ellas es la existencia de “una política degradada”, ya que la actividad pública no se concibe como un ejercicio de virtudes públicas, como diría Cicerón, sino como el oficio de “un círculo cerrado de privilegiados que se dedican al ejercicio de la intriga”, tal y como quedó patente en los factores que propiciaron su elección, así como en los datos conocidos durante el proceso de destitución (impeachment) al cual fue sometido.
La segunda razón es que la irrupción de Trump en la política con su exitoso lema “america first”, lo ha convertido en un abanderado contra los efectos negativos que la globalización estaba causando en amplios sectores de la sociedad americana. De ahí, su defensa de políticas proteccionistas o el establecimiento de barreras para defender a unos Estados Unidos, que se sentían en decadencia, de sus enemigos reales o imaginarios. Una peligrosa reacción propia de un exacerbado nacionalismo que se ha aprovechado de la angustia de los trabajadores que han sufrido los devastadores efectos de la globalización y de la deslocalización en las zonas industriales deprimidas o en el Medio Oeste agrario y conservador, para aupar al poder la retórica demagógica de Trump.
Y un tercer factor no menos importante: la reactivación del orgullo de los llamados WASP (White Anglo-Saxon Protestant) norteamericanos, un orgullo de tintes supremacistas y racistas, que rechaza el valor de la multiculturalidad en un país que, como es el caso de los EE.UU., se formó por oleadas de emigrantes de origen diverso, como también lo es, por cierto, la familia de Trump, cuyos orígenes se hallan en Escocia y alemania. Ello explica su política anti-migración, cuyos ejemplos más duros y patentes son el trato recibido por los inmigrantes ilegales que llegan a EE.UU. y su anhelado proyecto de muro en la frontera con México.
Otro motivo de perplejidad, tan grave como el anterior, ha sido el desgarro producido por el Brexit británico que ha agrietado no sólo el proyecto sino también los sentimientos europeístas y cuyo futuro está plagado de incógnitas todavía difíciles de calibrar, un proceso de separación de la UE liderado por otro personaje que nos llena de preocupación cual es Boris Johnson, un Brexit que, en palabras de Innerarity es “uno de los fenómenos en los que el miedo a lo desconocido se traduce en torpeza y pone en marcha una serie de operaciones políticas de dudosa coherencia”.
Y qué decir de la perplejidad que nos causa el preocupante auge de la extrema derecha en muchos países, también en España, una cuestión ante la que hay que hacer frente con firmeza para lo cual es fundamental reforzar el cordón sanitario como han hecho en Europa Angela Merkel o Macron y no como sucede en España donde el PP y Ciudadanos rinden vasallaje a las órdenes imperativas de Vox y aceptan sumisamente que el partido de Abascal les marque la agenda y les capte su electorado con sus mensajes y propuestas abiertamente reaccionarias. Como decía Pierre Moscovici, “la democracia es un tesoro muy frágil”, pero para preservarla, resulta esencial que los partidos democráticos cierren el paso a los grupos que, bajo diversas denominaciones o maquillajes, defienden posiciones de extrema derecha, y consecuentemente, la derecha democrática tiene que alejarse de cualquier tentación de alcanzar parcelas de poder aliándose o mimetizando posturas y mensajes propios del neofascismo. ante este panorama, ahora agudizado por la perplejidad causada por los dramáticos efectos de la pandemia del coronavirus, como señalaba Ulrich Beck, “las sociedades contemporáneas no pueden atribuir todo aquello que les amenaza a causas externas; ellas mismas producen lo que no desean” y es que, como recordaba Innerarty, “hay que sustituir la inculpación hacia fuera por la reflexión hacia dentro”. Tal vez si logramos superar de forma positiva la perplejidad que en estos últimos años nos han suscitado acontecimientos como los indicados, podremos cambiar el rumbo de nuestra sociedad, una nave que, en estos temas, está surcando unos mares tan inciertos como peligrosos.
josé Ramón villanueva herrero
Balcei 192 noviembre 2020
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RESQUICIOS DE LA hISTORIA (xxIII) Salud e higiene en Alcorisa bajo la dictadura de Primo de Rivera
Como hemos ido viendo a lo largo de los para comprender mejor los objetivos e intereanteriores artículos, la preocupación por las ses de una elite paternalista, que buscaba mejomejoras sanitarias fue una constante en los ras en la higiene de “su” población. Para ello, años de transición entre la Restauración y la el buen empleo del agua era fundamental para dictadura de Primo de Rivera. Esta necesidad evitar enfermedades, por lo tanto, todos los vese hacía evidente en un país donde las infraes- cinos tenían el derecho a acudir a las fuentes tructuras sanitarias y las condiciones de vida públicas para su uso doméstico, destinando los de la población se alejaban de una higiene lo- abrevaderos para la caballería. En cuanto al lacal y particular que reduciría cualquier tipo de vado de la ropa, se tenía que hacer en los dos enfermedades. Este agravio sobre la salud pú- lavaderos que había, en los cuales se procuraría blica pronto encontraría su eco en las reclamas el agua corriente, prohibiendo su empleo cuansociales, que apoyadas por los médicos, veían do el ésta se estancara. además, se vetaba el la necesidad de tomar una dirección sobre este lavado de la ropa de los enfermos, teniéndose campo, el cual afectaba a gran parte de la so- que hacer aguas debajo de las “Balsas”, donde ciedad española. el ayuntamiento había habilitado un espacio
Esta preocupación va a ir ligada a un pe- para ello. riodo en el cual España se verá afectada espe- Respecto a los excrementos y aguas resicialmente por dos sucesos que originarán una duales, se subrayó el problema de la falta de caída demográfica de su población más joven: alcantarillado y se recomendó la apertura de la guerra de Marruecos y la mal llamada gripe pozos sépticos en aquellas casas que pudieran, “española” (1918-1919). Este hecho va a re- aconsejando a los que no tuvieran esa capacipercutir bruscamente no solo bajo la perspec- dad, que los depositaran y desplazaran a pozos tiva demográfica, sino también en la socioe- alejados de la población. Incluso la normativa conómica, ya que era esencial una mano de obligaba que no se mezclaran los excremenobra sana y fuerte para poder afrontar el nuevo tos con el estiércol de las cuadras, teniendo progreso económico. a pesar de ello, la preo- en cuenta la ventilación y la capacidad de las cupación por una mejora de la salud general mismas, llevándose a cabo inspecciones perióiba poco a poco adquiriendo fuerza. Primera página del Real Decreto del Reglamento de dicas. Cabe recordar que este vertido de excre-
No obstante, las instituciones primoriveSanidad Municipal, 9 de febrero de 1925. mentos se tenía que hacer por la noche. ristas muy pronto se dieron cuenta de que era La preocupación por la higiene llegará a fundamental impulsar mejoras en la salubridad pública, aplicando una le- los hogares, donde se obligará que las nuevas viviendas reúnan las congislación basada en la necesidad de construir una “dictadura sanitaria”1 . diciones higiénico-sanitarias necesarias, y a las existentes se les recomenPara ello había que superar los reglamentos de higiene de 1904 y el pro- dará que impulsen obras para su adaptación. Entre estas mejores se subrayecto de 1910, que dieron lugar a disputas entre la centralización y la yaba la necesidad de abrir ventanales para la ventilación de la casa o la municipalización de las competencias de higiene y salubridad. a pesar de prohibición de la cría de conejos y otras especies que pongan en riesgo la ello, la cuerda se destensaría con la aprobación del Real Decreto de 9 de salud. así, aquellos que no dispongan de las condiciones óptimas de salufebrero de 1925, con el que se impulsaba un nuevo reglamento municipal bridad serán denunciados. Para ello se encargaba el Inspector Municipal, de sanidad2 . De esta manera, los ayuntamientos se encargaban de procurar Rogelio Carreras Salas, cuya labor era la de supervisar las condiciones de a sus vecinos unas condiciones higiénicas y sanitarias propias para cada los domicilios, al igual que las posadas y casas de huéspedes, por un lado, localidad. y aquellos lugares públicos, talleres, fábricas y tiendas, por otro. Respecto
Si focalizamos nuestra mirada sobre el entorno alcorisano, podemos a la Escuela, se controlaba también la higiene del espacio y se realizaban ver que este tipo de medidas penetraron en la preocupación de los poderes revisiones periódicas a los escolares para evitar contagios. locales municipales, tal y como se puede observar con la ya mencionada Todo ello también afectó a las vías públicas, en donde se obligaba a construcción del hospital de San Sebastián3 o en el proyecto de reforma y cada vecino a limpiar su confrontación de la calle y se castigaba a los aduladecuación del matadero municipal4. Sin embargo, al igual que en el resto tos que hacían “aguas mayores y menores” en las mismas, prohibiéndose de municipios españoles, el Reglamento Sanitario Municipal llegaba tam- también verter agua sucia. En el caso que fueran niños, la responsabilidad bién a alcorisa estableciendo una serie de 62 artículos agrupados en nueve caía en los padres, aunque tenían que ser los maestros quienes les educaran capítulos que marcarían nuevos cambios en la conducta higiénica de nues- en la buena práctica de la higiene. tra población5 . Dicha normativa fue presentada el 1 de septiembre de 1925, En cuanto a los alimentos se perseguía la adulteración de artículos de pero aprobada el 17 de junio de 1926 por figuras locales de ámbitos tan primera necesidad y se evitaba que estuvieran en contacto con otras que dispares como el político, sanitario, religioso, educativo o administrativo. pudieran contaminarlos. Por otra parte, sobre los animales de ganado que a continuación me centraré en detallar de forma breve los distintos fallecían de enfermedad infecto-contagiosa, se les tenían que enterrar en apartados y los puntos más relevantes del Reglamento Sanitario Municipal espacios alejados del municipio que habilitaba el ayuntamiento. además, se adaptó el matadero municipal acorde a la normativa vigente de salubridad, obligando a sacrificar allí a todos los animales cuya carne se destinaba 1 Término empleado en los espacios profesionales de “Política sanitaria: de la dictadura de Primo de Rivera a la II de Salud Pública. 2000. Nº74. Monográfico. la época. HUERTAS, Rafael. República”. Revista Española a la venta. Tal y como hemos comentado, el miedo por las enfermedades infec2 Real Decreto aprobando el Reglamento de Sanidad Municipal. 9 de febrero de 1925. to-contagiosas existía, por lo que se tomaban también medidas de prevenNº193. ción en este ámbito, obligándose el aviso de cualquier contagio de enfer3 Archivo Municipal de Alcorisa. Carpetas: 42-24, 42-25 y 42-26. También se pueden medad, aislando y desinfectando todo lo que rodeaba al enfermo. En el ver los artículos escritos por Rafael Catalán Casas en los números 188, 189, 190 y 191 de la caso de que la epidemia se descontrolara, el ayuntamiento tenía que solirevista Balcei, correspondientes a las páginas 4 Dicha decisión trajo graves problemas plicado en: ALLOZA, F. Yo soy mi memoria. 78-79, 97, 79, 68-69, respectivamente. al nuevo gobierno local. Dicho suceso es exFragmento de un siglo en la Tierra Baja. Ayto. citar al Gobierno Civil o al Inspector Provincial de Sanidad la ayuda de la brigada sanitaria móvil de la provincia. En el caso de que hubiese un enferde Alcorisa y Balcei. Alcorisa. 1998. Pp. 41-45. mo se obligaba a la desinfección de las ropas y habitación que empleaba, 5 Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 41-29. permitiéndose entrar únicamente a la persona que lo atendía, a quien se le
Balcei 192 noviembre 2020
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recomendaba el uso de una bata exclusivamente para ese objeto y el lavado con agua sublimada. Igualmente se empleaban otros desinfectantes como los líquidos pulverizados, la cal o el cloruro de cal mezclado con agua.
El último espacio que había que mantener higienizado iba a ser el cementerio, donde se prohibían abrir nuevas sepulturas hasta que no pasaran al menos diez años; además, los féretros de los enfermos tenían que estar cubiertos por una capa de cal. Igualmente se optó por abrir una zona de enterramiento para aquellos cadáveres infectados con enfermedades tales como el cólera o el tifus, entre otras. Incluso en el camposanto se adaptó un espacio para las autopsias en el caso de cadáveres investigados en procesos judiciales.
Muchas de estas normas no siempre contentaron a la población por motivos diversos, los cuales trataré de resumir a continuación. En un primer lugar encontramos el sentido económico, ya que muchas familias no podían costearse ciertas reformas en sus hogares o asumir determinados pagos. También está el aspecto cultural e ideológico, influido por diferentes costumbres cotidianas difíciles de cambiar y fuertemente arraigadas en la sociedad del momento. Por último, podremos ver el motivo sociopolítico, englobado en una sociedad fuertemente fragmentada en clases, cuyas capas más bajas veían en estas medidas imposiciones caciquiles por parte de las élites políticas y sociales, las cuales estaban muy alejadas de ellos, siendo las que dominaban la esfera política del momento.
No obstante, aunque hayamos visto la relevancia del gobierno local en este campo, debemos de remarcar que a partir de la aprobación del Estatuto Provincial (21 de marzo de 1925), normativa reguladora de las provincias españolas, éstas tuvieron que encargarse de mantener los Institutos de Higiene, que agruparían todos los aspectos referidos a la sanidad y salud pública6 . a pesar de todos estos avances, la dictadura de Primo de Rivera reflejó un débil progreso en la mejora del sistema sanitario español, invirtiendo solo el 0.25% del gasto público, una centésima más en comparación con 1921. aunque el empeño del nuevo y endeble estado corporativo por mejorar la salubridad e higiene de los españoles estuvo presente, muchos municipios continuaron sin alcantarillado, sin luz o sin acceso a la cultura, quedando marginados de un progreso que parecía que no iba con ellos.
Prácticamente cien años después nos encontramos bajo una situación de incertidumbre sanitaria y vital; una complejidad muy diferente a la de nuestros ancestros, los cuales no poseían ni los medios, ni la información que nosotros tenemos. Por ello, sin descubriros nada nuevo, debemos ser responsables, pragmáticos y empáticos para salir juntos de esta problemática global. La Historia, como Ciencia Social, tiene que aportar su granito de arena en esta lucha contra el virus, por lo tanto, comprendamos nuestro pasado, repensemos nuestra Historia, entendamos nuestro presente, y mejoremos nuestro futuro. Salud e higiene pública.
6 Estatuto Provincial. 21 de marzo de 1925.
Portada del Reglamento Sanitario Municipal de Alcorisa. Carpeta 41-29. Archivo Municipal de Alcorisa.
Memoria reglamentaria de la Brigada Santitaria Provincial. Archivo Municipal de Alcorisa. Caja 334.
BIBLIOgRAFÍA:
ALLOZA, Francisco. Yo soy mi memoria. Fragmento de un siglo en la Tierra
Baja. Ayto. de Alcorisa y Balcei. Alcorisa. 1998. BALCEI. Números 188, 189, 190 y 191. FERNÁNDEZ CLEMENTE, Eloy. Gente de orden: Aragón durante la dictadura de Primo de Rivera. 1923-1930. Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja. Zaragoza. 1997. HUERTAS, Rafael. “Política sanitaria: de la dictadura de Primo de Rivera a la II
República”. Revista Española de Salud Pública. 2000. Nº74. Monográfico. RÚJULA, Pedro. Alcorisa. El mundo contemporáneo en el Aragón rural.
Ayuntamiento de Alcorisa. Alcorisa. 1998.
Fuentes primarias:
Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 42-24. Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 42-25. Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 42-26. Archivo Municipal de Alcorisa. Carpeta 41-29. Archivo Municipal de Alcorisa. Caja 334. Estatuto Provincial. 21 de marzo de 1925. Real Decreto del Reglamento de Sanidad Municipal. 9 de febrero de 1925.
Rafael Catalán Casas rafac10c@hotmail.co
Almacenes de Aragón se despide de la Corredera de San Pablo tras más de un siglo de existencia
El comercio centenario de la familia Tello, de origen alcorisano, cierra sus puertas de forma definitiva
Paradojas de la vida, a Almacenes de Aragón el Ayuntamiento de Madrid le colocó la placa que lo distingue como comercio centenario de Madrid durante el tiempo que estuvo cerrado por la Covid-19. El reconocimiento oficial de los 100 años de este clásico establecimiento de la Corredera Baja de San Pablo llegaba también junto a la noticia de su adiós. Hoy cierra definitivamente sus puertas.
Antonio Tello, a sus 69 años recién cumplidos, representa a la tercera y última generación de tenderos de la misma familia que han estado al frente de este negocio que inició su abuelo, Víctor Tello, en el año 1919, continuó su padre, Joel Víctor Tello, y él ha mantenido y gestionado desde 1993.
«Mi abuelo era natural de Alcorisa, Teruel y, tras ejercer de representante de corsetería por el Cantábrico, cuando pensó en asentarse lo hizo en Madrid, abriendo junto a un socio los que llegaron a ser los famosos Almacenes Mazón. Una vez independizado fundó almacenes de aragón y hasta hoy».
Situados junto al Teatro Lara, en el edificio de 1879 propiedad de la Fundación Milagros Lara, estos almacenes han permanecido en el barrio como vestigio de un tipo de comercio prácticamente desaparecido. alcanzaron su máximo esplendor en los años 50-60 del pasado siglo, cuando llegó a contar con hasta siete empleados que no daban abasto y eso que por aquel entonces había muchas tiendas similares en el barrio y en la misma Corredera, tal y como recuerda antonio, que creció en el comercio y que a los 14 años se incorporó ya al mismo como trabajador.
«Siempre hemos contado con productos de primeras marcas y gran calidad. Creo que nuestros proveedores siempre fueron los mejores, algo que no era fácil de conseguir en épocas en las que todo el género que se producía se vendía, tenías que convencer al fabricante de que te vendiera a ti las cosas», rememora cuando preguntamos a antonio Tello por parte del secreto de la longevidad de su negocio.
«Nuestro producto estrella ha sido la ropa de cama. Las cortinas y alfombras —tiempo atrás— se vendían igualmente muy bien y, lue-
Balcei 192 noviembre 2020
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Almacenes Aragón Antonio Tello tercera y última generación de propietarios de la misma familia de Almacenes de Aragón. Almacenes de Aragón. Exterior de Almacenes de Aragón, en el número 15 de Corredera Baja de San Pablo.
go, cosas como la ropa interior constituían un buen complemento. a lo largo de los años, las ventas de mantelerías serían las que más han caído, hasta ser casi nulas en los últimos años», comenta Tello, dependiente a la vieja usanza: exquisito trato y conversación, consejos de todo tipo para que los tejidos no destiñan o las toallas perduren mullidas y varios másteres en psicología del cliente y técnicas de venta adquiridos gracias a décadas de experiencia tras el mostrador.
En la actualidad, en el escaparate de almacenes de aragón los pijamas, albornoces, toallas de equipos de fútbol, paños de cocina, mantas y sábanas que se muestran parecen objetos anacrónicos en la oferta comercial de un barrio con fama de marcar tendencias, pero aún tienen su público. «aunque los clientes de toda la vida han ido desapareciendo por causas naturales, nos hemos mantenido bien trabajando para la hostelería y con la multitud de hostales e, incluso, apartamentos turísticos, que hay en la zona. además, el hecho de ser los únicos de nuestra especie en haber resistido abiertos también ha hecho que ganemos cuota de mercado, pero ya es hora de que me jubile. He estado esperando a que josé Manuel Blanco, empleado de la casa durante 50 años («antes los empleados eran como parte de la familia»), llegara también a la edad de jubilación para cerrar y, sin ser una meta, me ha hecho ilusión llegar a los 100 años abiertos. Pero una vez que todo eso se ha cumplido he decidido apresurar el cierre, que había pensado para final de año. Si he vuelto a abrir después del confinamiento ha sido para poder despedirme en persona del local, del barrio y de los clientes, pero ya no me quedan ganas ni motivos para continuar. además, a causa de la Covid-19 han cerrado muchos fabricantes y no hay casi proveedores para nuestro sector». antonio Tello sabe que va a echar de menos el contacto diario que tiene con la gente en almacenes de aragón, el pulso de la vida en el barrio que recibe en las conversaciones que mantiene con quienes pasan por su negocio y el hecho de sentirse querido y apreciado por vecinos y clientes. Lo que no añorará es la «esclavitud» que exige estar al frente de un negocio y los muchos años pasados sin vacaciones. «Toca reinventarme y, tras permanecer en casa obligado por el coronavirus, parado por vez primera, me he dado cuenta de que no se está tan mal y que puedo dedicar mi tiempo a hacer otras muchas cosas que me gustan», afirma mientras se ocupa de una liquidación total de artículos que ha ido viento en popa.
Además de tendero, Tello es doctor en De- gura del director José Buchs, pionero del cine recho («aunque nunca he ejercido, está bien español y que vivía en este mismo edificio, y formarse, estudiar y aprender por puro placer») otra de toros por la tarde, que frecuentemente y un apasionado del teatro, afición que compar- terminaba en bronca dada las pasiones que el te con su mujer. al mundo de las tablas no sólo tema despertaba entre los aficionados». ha de agradecerle antonio haber pasado buenos No es amigo antonio Tello de acumular reratos sino que, estando pared con pared con el cuerdos físicos de su centenario negocio. Sabe Lara, asegura que muchos clientes de todo Ma- que por algún lugar debe tener alguna fotografía drid han conocido su establecimiento cuando antigua del mismo, pero no sabe bien dónde. La acudían a ver alguna de las funciones del ve- preciosa y antigua caja registradora que tenía en cino teatro. el local hace tiempo que la vendió a alguien que
«El Lara daba mucha vida a la calle, tanto se enamoró de ella. Sólo conserva un cuaderno comercialmente como por el ambiente que se de anotaciones testigo de cuando se vendía «al generaba a su alrededor, sobre todo en los tiem- libro»; esto es, apuntando las pequeñas cantidapos en los que los teatros se llenaban siempre y des que los clientes iban pagando poco a poco por las tardes había hasta dos funciones diarias hasta completar el precio de los productos que y compañías como las de alberto Closas y Ju- se llevaban, una especie de crédito por el que no lia Gutiérrez Caba estaban fijas en él. Todos los se cobraba intereses y al que recurrían, incluso, vecinos tomaban la fresca en la calle: se pro- primeros actores de las compañías que actuaban ducía una romería de sillas en las que se senta- en el Lara, que según Tello podían tener más ban simplemente para ver a quienes acudían al fama que dinero en el bolsillo y cuyas identidateatro, mucho famoso y personas importantes y des se resiste a desvelar. bien vestidas que, en sí mismas, constituían un Cuando hoy cierre su tienda, almacenes espectáculo para el vecindario. Esa costumbre de aragón pasará a formar parte de la historia duró hasta que quitaron a los serenos», cuenta. comercial de la ciudad y del barrio. a antonio
De esa extinta Corredera de San Pablo, le gustaría que los nuevos inquilinos del local también recuerda, en primera persona, el mer- respetaran la bonita fachada de madera y cristal cado callejero que se ponía en la calle y que ter- que presenta el establecimiento, pero sabe que minaba en la plaza de San Ildefonso y, de oídas, eso no dependerá de él. La placa conmemoratilos sacos terreros que cubrieron portales y co- va del centenario de su establecimiento quedará mercios durante la Guerra Civil y la cuevas que descontextualizada en la acera, junto a la entratienen casi todos los comercios de esta vía y que da de quién sabe qué nuevo negocio. durante la citada contienda estaban comunica- Antonio Pérez das entre sí y sirvieron como refugio. 30/06/2020 (Somos Malasaña)
Como otro de los símbolos del comercio viejo que es, hasta el último día de estar abierto, almacenes de aragón ha mantenido un clásico de este tipo de establecimientos: dos sillas cerca del mostrador a disposición del cliente que espera y, sobre todo, del vecino que simplemente pasa a conversar. «Mi abuelo me dijo que nunca las quitara. Las sillas llaman a la clientela e inducen a la confesión. Hay mucha gente que está muy sola y viene aquí a desahogarse. En otros tiempos, incluso tuvimos aquí dos tertulias fijas durante años: una de cine por la mañana, en torno a la fiAlmacenes de Aragón Imagen antigua de la Corredera Baja de San Pablo con el mercado de San Ildefonso al fondo Imagen OLÓZAGA vía Memoria de Madrid.
colaboraciones El otro Mayotte
Ya dice el refrán que no es oro todo lo que reluce y una isla tropical con paisajes paradisíacos puede esconder una realidad tan oscura como el atardecer desde una de sus playas.
Los que me conocen y a los que les he hablado de mi experiencia en Mayotte saben que esta isla me ha dado muchas cosas buenas y que está llena de lugares increíbles que dan ganas de retener en la memoria para siempre. Sin embargo, la isla también cuenta con un lado menos bonito, lo que mi madre, cuando vino de vacaciones, llamaba el otro Mayotte, el que no se ve a primera vista.
Uno de los principales problemas que tiene este trocito de paraíso es la inseguridad y la violencia que actualmente están dando lugar a un clima de tensión generalizado que no cesa de aumentar.
La sociedad de la isla, en general, no cree mucho en las leyes traídas desde la metrópoli francesa, sino que prefiere tomarse la justicia por su mano. Son frecuentes los enfrentamientos y la rivalidad entre bandas de pueblos vecinos para arreglar ajustes de cuentas por temas de robos, agresiones o palizas que dan lugar a carreteras cortadas, chabolas quemadas, coches destrozados o comercios saqueados. Para evitar encontrar alguna situación desagradable, muchos de nosotros recurrimos a Facebook, ya que allí, en diferentes grupos de Mayotte, se comenta la actualidad y sobre todo los conflictos que están teniendo lugar en ese mismo momento. así pues, muchas veces, cuando tenemos algo planeado en otro pueblo o tenemos que hacer algún trayecto, recurrimos a esta red social y planificamos nuestro día en función de estas noticias: modificamos nuestra ruta para ir por el camino más tranquilo y con menos riesgo o posponemos o cancelamos lo que teníamos que hacer.
La mayoría de los que realizan este tipo de actos vandálicos son jóvenes que todavía están en el instituto, por lo que muchos de estos enfrentamientos se dan en los alrededores o incluso dentro de los establecimientos: alumnos del instituto de un pueblo que van a otro a tirar piedras desde fuera de la valla o que se esperan en la puerta —siempre cargados de piedras, pequeñas navajas o machetes— para comenzar “la guerra”. Estos actos pueden parecer “chiquilladas” pero lo cierto es que a veces son muy violentos y premeditados y ponen el alma en vilo a toda la población. Por citar algunos ejemplos, el año pasado entraron varios jóvenes armados con machetes dentro de un instituto en el que cundió el pánico y los profesores se tuvieron que encerrar en las salas con sus alumnos hasta que estos individuos desaparecieron. También el año pasado, a principio de curso, en el instituto en el que trabajaba asesinaron a un chico de 16 años tan solo por pertenecer a un pueblo distinto. al parecer, hacía poco tiempo alguien de su pueblo había robado un ordenador a un alumno de Sada —el pueblo en el que yo vivo y trabajo y que se encuentra a 45 minutos del otro pueblo—. así pues, cuando varios chavales supieron que el chico era de dicha localidad no dudaron, fueron a buscar todas las “armas” que encontraron y acecharon a la víctima. Empezaron una pequeña guerra campal en la puerta del instituto en la que unos cuantos encontraron su venganza quitándole la vida a este joven con la ayuda de piedras y destornilladores. Este año también han sido frecuentes las agresiones a profesores, sobre todo en los institutos de los alrededores de la capital, donde, por ejemplo, en uno de ellos, desde que ha empezado el curso hasta ahora, ya han agredido a cuatro profesores. Su método es el siguiente: les esperan a la salida del instituto, les roban lo que llevan encima, les dan una paliza (una señora mayor atacada estuvo a las puertas de la muerte) y luego les “marcan” el cuerpo con un machete para que nunca lo olviden. No es frecuente que estos hechos tan graves ocurran todos los días, sin embargo, prácticamente todas las semanas se escuchan historias de profesores que han sido amenazados, agredidos, a los que les han robado, etc., así como de grandes peleas entre alumnos. Para evitar esto, la mayoría de institutos suelen contar con la presencia de camiones de gendarmes tanto a la hora de entrada como de salida del centro.
La inmensa mayoría de estas bandas de jóvenes están formadas por inmigrantes ilegales que vienen de Comores que se encuentran solos en la isla porque sus padres han sido deportados o porque vinieron solos a Mayotte y se ven obligados a sacarse las castañas del fuego ellos solos desde muy pequeños (con unos 10-12 años). Estos niños viven en la calle y la única manera que encuentran de sobrevivir es integrando una de las bandas callejeras en las que predomina el poder del líder y las cuales, la mayoría de las veces, llevan a estos chavales por el camino de la delincuencia, el alcohol y las drogas. La realidad de estos niños es muy dura, pues viven en un sistema que no les acepta. Esto se explica así: muchos de estos niños han nacido aquí o llegan muy pequeños, así que tienen acceso inmediato al sistema de educación hasta la mayoría de edad, por lo que las autoridades no tienen derecho a retenerlos y enviarlos a Comores sin su padre o su madre. Cuando cumplen los 18 años se quedan bloqueados en la isla, ya que la mayoría de
Balcei 192 noviembre 2020
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ellos no consigue obtener la nacionalidad o un permiso de residencia (y tampoco tienen recursos para poder seguir estudiando), por lo que el riesgo de ser deportados a Comores es alto. Sin embargo, incluso siendo menores y estando escolarizados, es muy frecuente que los detengan y que los emparenten con una persona desconocida bajo el pretexto de que es su padre o su madre y así poder expulsarlos. Estos niños viven con la sensación de no pertenecer a ningún lado, pues han nacido o se han criado en Mayotte pero les han dicho cientos de veces que no son mahoreses, sino comoranos, y que no pertenecen a esta isla, sino a la vecina, la cual, en la mayoría de casos, no han visto nunca con sus propios ojos.
En la isla hay varias asociaciones y ONGs que intentan ayudar en este tipo de situaciones, pero debido a la enorme cantidad de niños y adultos que se encuentran en circunstancias tan precarias y a los pocos medios con los que cuentan dichas asociaciones, el problema está lejos de ser solucionado. además, a causa de la situación creada por el coronavirus, esta realidad se ha agravado todavía más, pues en la isla son muchas las familias o las personas que viven día a día y que no cuentan con ningún tipo de ahorro, sino que lo que ganan en el día es lo que les permite comer al día siguiente, por lo que el confinamiento y la imposibilidad de trabajar ha hecho que su situación se vuelva todavía más complicada. Las ayudas del estado francés y de la prefectura de Mayotte son escasas, prácticamente inexistentes. Por eso, durante el confinamiento, fueron principalmente los centros escolares y diversas organizaciones quienes llevaron ayuda alimentaria a los hogares de los niños.
Para poder comprender mejor esta compleja situación, recomiendo leer el libro titulado Trópico de la violencia (se puede encontrar en amazon o La casa del libro), en el que la escritora Natacha appanah, nacida en Mauricio pero que vivió varios años en Mayotte, cuenta cómo viven estos menores inmigrantes ilegales que se encuentran completamente solos en la isla. Dicho libro pronto contará con una adaptación cinematográfica.
Como se dice en la descripción de dicha novela, espero que este pequeño artículo os haya ayudado a conocer y entender la vida de los que aquí llamamos menas, de los que no tienen herramientas para sobrevivir y caen en las drogas, el robo y la violencia porque viven en una incomprensible marginalidad que todos sostenemos.
Elsa Nuez
Balcei 192 noviembre 2020
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colaboraciones Madrid vacía la España periférica
La capital absorbe y atrae no solo la actividad empresarial sino el talento y el grueso de la Administración en detrimento del resto del país
En 1980, el 14,8% de todo lo que producía España (PIB) se generaba en Madrid. Hoy es el 19,3%. La comunidad madrileña ha absorbido parte de la actividad del resto de comunidades en un proceso de vaciado de la periferia que no parece tener freno. aragón pesa un 3,1% en la economía española frente al 3,3% de 45 años atrás.
Los investigadores del IVIE han publicado un informe en el que muestran cómo ese vaciado se ha dado tanto en actividades económicas y empresariales como en capital humano de alta cualificación. Se da, por lo tanto, lo que en la literatura especializada se conoce como una economía de aglomeración, donde un territorio (Madrid en este caso) crece cada vez más a costa del entorno. Esa inercia que sucede en otras zonas del mundo en el caso de Madrid se ha beneficiado de una serie de decisiones políticas que no solo no han actuado como contrapeso sino que en ocasiones han alentado ese vaciado en beneficio de una enorme urbe que a priori estaba lejos de una ubicación comercial privilegiada como un puerto o un río navegable.
Ernest Roig es catedrático de la Universidad de València y coautor del informe del IVIE. Cuando se le pregunta qué elemento destacaría de la concentración de poder económico en Madrid contesta que “el hecho de que se haya convertido en un polo de atracción de mano de obra cualificada”, de tal manera que el 41% de la población tiene estudios universitarios frente al 31% de la media española. Esa atracción de talento se basa en una gran oferta educativa y una especialización en actividades intensivas en conocimiento que facilitan la existencia de numerosas ocupaciones de alto nivel de cualificación y de centros de decisión privados y públicos, reza el informe. aunque para que eso sea posible es también necesario contar con la mejor y más extensa red de comunicaciones nacionales e internacionales de España, con la que cuenta Madrid.
Reig señala como segundo factor más destacado la acción política, que sitúa todas los grandes organismos públicos (ministerios, agencias estatales, tribunales, cámaras de representación, etc.) en el entorno de la capital. Miguel Cardoso, economista jefe para España del BBVA, reflexiona que el efecto capitalidad es fuerte y lleva a una concentración en Madrid de aquellos que “quieran estar cerca del regulador o del Gobierno para hacer lobby o lo que se quiera”.
El IVIE ha calculado que la concentración de organismos públicos estatales en la capital provoca que haya unos 75.000 funcionarios del Estado más de lo que correspondería atendiendo a su población. Eso significa que, junto con sus familias, hay un contingente de 200.000 o 250.000 personas en Madrid solo porque la organización del Estado ha optado por centralizar la mayoría de organismos en la capital. Es una enorme inyección de recursos para la capital vía impuestos y un gran generador de consumo que obviamente genera actividad económica inducida.
María Jesús Fernández, de Funcas, señala que “la economía de aglomeración es como una espiral en la que cada vez el poder de atracción es mayor”. apenas hay experiencias de descentralización de servicios públicos más allá de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, que pasó un tiempo en Barcelona hasta que el Gobierno central la vació de contenidos con la creación de otros órganos.
Albert Carerras, profesor de la UPF, añade que en las últimas décadas después de la dictadura en España se ha desplegado la administración en toda su plenitud con el desarrollo del Estado del bienestar, la Seguridad Social, la regulación, y se ha concentrado en Madrid. “El Estado se ha reforzado mucho y se ha concentrado en la capital”, señala. algo parecido ha pasado con las grandes empresas, que mayoritariamente han optado por situarse cerca de la administración de ese Estado reforzado. El IVIE ha analizado que de las 100 mayores empresas de España por ingresos, 60 están ubicadas en Madrid, 9 en Cataluña, 8 en el País Vasco, 5 en Andalucía y 3 en Aragón.
La segunda cara de la moneda es que esa ingente concentración de población con salarios altos provoca que la base imponible general sobre la que el Gobierno de la Comunidad de Madrid fija la fiscalidad es mayor que en otros territorios, lo que permite que aunque se bajen los impuestos la recaudación lo aguante. El IVIE ha calculado que las rebajas fiscales decididas desde un punto de vista político e ideológico por los sucesivos gobiernos reducen en 4.111 millones de euros la recaudación potencial de la comunidad.
¿Madrid tiene una baja presión fiscal porque tiene muchos contribuyentes con salarios altos o tiene contribuyentes con salarios altos porque tiene una baja presión fiscal? “Se retroalimentan y la explicación se puede dar en las dos direcciones”, contesta albert Carreras. “Tienes una base fiscal muy amplia pero también tienes la protección de un gobierno central que no limitará esa bajada de impuestos. Lo contrario que si otra comunidad decide crear nuevos impuestos”.
Guillem López Casasnovas, catedrático de la UPF, calcula que la recaudación adicional que consigue Madrid por el efecto capitalidad y por disponer de contribuyentes con salarios más altos es de entre 406 y 622 millones de euros.
Miguel Cardoso cree que la fuerte concentración de poder en Madrid es también culpa de que no se haya podido desarrollar una red de ciudades medianas como hay en otros países. Más allá de Madrid y Barcelona, por un lado, y Bilbao, Zaragoza, Valencia o Sevilla, por el otro, no hay una red de “ciudades intermedias” que pudieran retener actividad y población, se lamenta.
Los economistas alertan también de que en ocasiones en las grandes áreas urbanas donde se dan procesos de aglomeración acaban dándose economías o “deseconomías” de congestión, por lo que se expulsa actividad y población hacia las afueras. Cardoso y Carreras ven difícil que ese proceso se pueda dar en Madrid ya que es más propio de mergaurbes en desarrollo.
En lo que todos coinciden es en que no hay ningún elemento a día de hoy que vaya en la dirección contraria de evitar que Madrid y su comunidad autónoma sigan vaciando el resto del Estado y la periferia. Ni siquiera la crisis actual derivada de la pandemia. “Con la llegada de los fondos europeos las obras se realizarán en diferentes lugares de España pero donde se tomarán las decisiones y se harán los proyectos será en Madrid y en Barcelona. Son los grandes centros proveedores de servicios”.
Carreras señala que es muy difícil “escapar” de este proceso y recuerda cómo el talento de la España vaciada sueña con ir a Madrid a hacer carrera.
Eduardo Magallón
La Vanguardia
Balcei 192 noviembre 2020
#alcorisasaleunida
Coronavirus del presente
Durante cinco años de rodados trayectos profesionales, trabajé estrechado por los animales, a los que me veía obligado a vacunar. Lo hice con todos los lechones que fueran destetados, para impedir que se contagiaran, tanto de Peste Porcina Clásica, como de Fiebre Aftosa: dos enfermedades, a la sazón, “de moda”. andaba, y al mismo tiempo corría, 1987. Ambas vacunas eran víricas: la una, la que prevenía de lo que fuera llamada “la patera”, era inactivada, portando los serotipos a, O, C, SAT 1, SAT 2, SAT 3 y Asia; y la otra, la que fuera utilizada para prevenir un tipo de peste, que no era la africana, era viva: albergaba a la “cepa china”.
Aún recuerdo el frío intenso, el de los martes. Desde La Mata de los Olmos, rumbo a Calamocha, empezaban a arañar los grados. Era un día cualquiera de invierno, cuando a las ocho de la mañana, sin que fuera noticia, el termómetro rayaba los nueve o diez bajo cero. Un café en el restaurante Lázaro, y ya recién salido el sol, un Volkswagen Passat arribaba a una explotación titulada “Los Llanos”. Ricardo, el capataz, ya esperaba la visita. Presentaba cuentas de cómo se había desarrollado la semana: las altas, las bajas, las cargas para matadero, el desvieje, las entradas para la reposición, la de los camiones de pienso. Hasta la hora de almorzar, hasta las diez, me dedicaba a vacunar los lechones de los espacios llamados “transiciones”. Eran módulos compartimentados, con ocho cuadras, donde se alojaban durante unas semanas los que habían sido destetados. a cada lado del angosto pasillo había cuatro cochiqueras, las cuales acogían a unos veinticinco miembros, por lo que, en cada uno de los cuatro módulos adosados, cabían unos doscientos “jetas”: ni más ni menos, ochocientos pacientes esperaban al ministrante. Dedicando media hora a cada uno de estos espacios, a tres minutos por cuadra, más bien me sobraba tiempo. La inoculación era por vía parenteral, preferentemente en los músculos de las tablas del cuello. Mi mano derecha se armaba con una jeringa Hauptner —la que cargaba veinticinco “disparos”— y la izquierda blandía un marcador, de color azul o rojo, con el fin de rayar al animal que había sido vacunado, para que no se quedara en esa misma sesión, ya revacunado. En un mes, cada gorrino, acababa recibiendo cuatro “descargas”. No se me escapaba ni medio, ni uno, imprimiendo al acto tal velocidad, que no se libraban ni los que aparecían tendidos… ¡muertos!
Por aquellos tiempos, la empresa porcina integradora, la que a todos alojaba, contaba con unas tres mil cerdas madres, repartidas por una provincia del sur de aragón, viniendo a producirse unos cincuenta mil puercos anuales. Tal fue así, que durante mis primeros doce meses de labor, puse unas doscientas mil inyecciones.
Las hembras reproductoras también recibían estos castigos preventivos. Cada una, cada semestre, se sometía involuntariamente a una revacunación de pseudorrabia, conocida como enfermedad de Aujeszky. Tras su entrada en el ciclo productivo, y siempre antes de que “fuera echada al macho”, se le vacunaba frente a la parvovirosis, para que sus fetos no se malograran. También frente a la enterotoxicosis por Escherichia coli, con la vacuna LTK-88, fabricada por Intervet, para que no se manifestase la diarrea en la futura camada. Con la de Mal Rojo, se les prevenía de una infección fulminante por la bacteria, Erysipelothris rhussiopathiae, habitual en la especie humana. Las muertes súbitas por las del género Clostridium, las enterotoxemias, se prevenían con una vacuna similar a la de la basquilla en el ganado ovino. También vacuné, durante un año, de gripe porcina, pero tras resultados inciertos, acabó siendo retirada de mi programa. Hubo que puntualizar, que era notable la diferencia de calidad entre las elaboradas por los laboratorios de España, y las que se desarrollaban por donde desembocaban ríos como el Garona, en empresas como Rhône Mérieux. Tenían una pega las de los galos: doblaban el precio de las ibéricas. Cada cerda me aguantaba una docena de inyecciones anuales, por lo que ello me suponía unas treinta mil, que se sumarían al cómputo anterior. Fue a partir del cuarto año cuando interesados y profanos consideraron, que se hacía totalmente necesario vacunar de enfermedad de Aujezsky a todos los tocinos de engorde de los cebaderos, por su implicación en afecciones respiratorias, en las que seguramente, como unos más, ya intervenían descendientes de coronavirus lejanos.
Considerando que no fueron cuatro, sino más de cuatro años y medio, aquellos en que me convertí en todo un “practicante”, podría estimar, que acabé aplicando un millón de vacunas en mi vida clínica. Ello sin contar las de basquilla en el ganado ovino, que supondrían unas diez mil aplicaciones por vía subcutánea, que desdeño, por no ser significativas frente a los mil miles mentados.
Fue inevitable, que de vez en cuando, en esa añorada segunda mitad de los ochenta, acabará pinchándome con todo tipo de preparados, con las liofilizadas vacunas vivas, con las muertas, no reproduciendo nunca la enfermedad para la que accidentalmente me vacunaba. Tampoco padecí las fiebres de Malta, pues seguramente acabara inmunizado, ya desde niño, por los corrales donde iba a comprar corderos con mi padre.
Por lo general, en muchos casos, si no se enferma, el paso del tiempo juega a favor de uno cualquiera, manteniendo su protección en una edad adulta, justo hasta la vejez, cuando al sistema inmunológico le cuesta producir anticuerpos con el mismo brío, le cuesta renovar toda su gama de glóbulos blancos, como los eosinófilos, los neutrófilos, los basófilos, los linfocitos, los monocitos, los macrófagos, y como las hepáticas células de Kupffer.
Todas estas prácticas me sirvieron, ya trabajando como inspector para el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón, para recabar con interés, bien motivado, todo tipo de datos sobre el origen de ciertas zoonosis, padecidas por los que fueran atendidos por los Centros de Salud del ámbito de actuación de la Zona Veterinaria de Alcorisa. Me inicié en el seguimiento de los que se veían afectados de la brucelosis. Era habitual este mal a principios de los noventa, por lo que se decidió comenzar con las campañas de saneamiento en moruecos y ovejas. También tuve que rastrear las posibles causas de otras zoonosis, como la Fiebre Exantemática Mediterránea, como el carbunco bacteridiano, como la tuberculosis, como la tularemia. Había que vigilar la evolución de los afectados por mordeduras de perros vagabundos, y las de aquellos, que aun teniendo amo no estaban vacunados. Se ponía en cuarentena al agresor, por si hubiera habido que sacrificarlo, y por si hubiera habido que salvar al agredido con la cepa Flury.
Llegado a este empedrado hito de mi parcelada vida, querría manifestar, que todas estas centenas de miles de dosis, aplicadas en aquel segundo lustro de los ochenta, me han otorgado una cierta autoridad en el seno de la vigilancia epidemiológica, para opinar, por mí mismo, sobre esta pandemia y sus métodos de lucha, pudiendo esgrimir argumentos sobre la eficacia de ciertas medidas preventivas. Para fomentar la Salud Pública, me he visto avalado pues, por aquella experiencia lejana y no solo por mi formación académica.
Todas estas empapadas lecciones prácticas de Biología, me llevaron a indagar y a pensar en las razones por las que unas vacunas funcionaban, y otras no; unas eran necesarias y otras no; y cientos de aspectos más, que sorprendentemente, ahora, me están sirviendo para emitir juicios sobre ciertas estrategias llevadas en Europa y en américa para controlar la pandemia coronavírica. No me pronunció sobre las de Asia, ni sobre las de África, donde las guerras civiles, las hambrunas, y otras enfermedades, restan importancia, a lo que podrían considerar los que las padecen, una nueva “maldición” entre otras muchas más.
Balcei 192 noviembre 2020
#alcorisasaleunida
Ya en 1985, cuando las magistrales clases de Patología Infecciosa, hubo conceptos básicos y fundamentales de la profilaxis, que me habían quedado bien claros. Las vacunas podían ser vivas o muertas. Las muertas o inactivadas, implicaban que lo que te inoculaban no podía reproducirse en el organismo, por lo que no iba, bajo ningún concepto, a provocar la enfermedad que se pretendía prevenir. El problema de estas vacunas, entre otros, y a pesar de sus adyuvantes, era que la inmunidad que se pretendía inducir, no era tan acusada como la conseguida con las vacunas vivas, con lo cual podría no alcanzarse una protección suficiente en una proporción significativa de la población vacunada. También se nos explicaba, para que nos quedase bien claro, que casi siempre se necesitaban dos inoculaciones. Con la primera se “advertía” al organismo, que se estaba al borde del peligro, y éste “procesando la información”, empezaba a estudiar su estrategia, para cuando se viera atacado. Es decir, con esta primera toma de contacto, de alguna manera, el complejo sistema inmune se preparaba para una masiva producción futura de anticuerpos. Había que esperar a la segunda inoculación, entre quince días y mes y medio, para que, ante una nueva ofensiva, los linfocitos B, convertidos en plasmocitos, pasaran a producir masivamente unas proteínas llamadas anticuerpos: iban a ser los que velarían por todo el cuerpo, para que, ante una invasión de un virus sin domesticar, los atacantes fracasaran. Sin embargo, eran los días suspendidos entre la primera aplicación y la segunda, cuando existía un riesgo mayor de contraer la enfermedad, al haber dejado una “puerta abierta” a los salvajes microbios que todo lo iban rodeando. Pero… ¿Por qué?
Habría que considerar, que los coronavirus, los que han podido provocar uno de cada diez resfriados comunes, identificados ya en el milenio pasado, hubieran podido inducir toda una legión de anticuerpos, los cuales, pudieran haber impedido que volvieran a multiplicarse en determinados resfriados. Los estarían sujetando. Estarían evitando, por un fenómeno que podría llamarse de “inmunidad cruzada”, que incluso el mismísimo coronavirus salvaje, este SARS COV 2 que pudiera martirizar al cuerpo, le causara su poliédrica enfermedad de muchas caras.
Y habría que seguir considerando, por tanto, que una proporción importante de la población está inmunizada; y por lo tanto, pudiera ser refractaria a la colonización del coronavirus. Habría que pensar que podría ser contraproducente, en esos individuos protegidos, la práctica de la vacunación, por el hecho de malgastar inútilmente sus armas, en el afán de tratar de inactivar los componentes de una vacuna, dejándoles desnudos ante el peligroso virus salvaje, siempre acechando. Incluso en los que son sensibles, habría que obligarse —en estas primeras semanas, hasta que se produjera la inoculación de la segunda dosis— a un aislamiento estricto —mejor en una burbuja— para no ser avasallado por los coronavirus que pudiera haber en su entorno: los emanados desde la red de alcantarillado, los de alientos de gatos, de perros, los movidos por el aleteo de periquitos, los de otros pájaros; y los venidos de las gallinas, de los conejos, del ganado y de asintomáticos humanos.
Podría quedar ya claro, que tras una primera vacunación, en un incierto futuro cercano, un nutrido ejército de anticuerpos propios, pudiera “malgastarse”, bloqueando el “material” —vivo o muerto— de la primera aplicación. Y sería entonces, cuando se estaría inerme o con muchos menos pertrechos, para afrontar la invasión de todo un “coronavirus salvaje” que se mantuviera alerta; que hubiera estado buscando el momento más oportuno para la invasión, para la penetración total en un organismo que hasta entonces había estado protegido de manera natural, que se había valido de sus primeras fuerzas de choque, como los ganglios linfáticos, como las mismas amígdalas, como las intestinales Placas de Peyer; como un sinfín de reacciones químicas que activarían el defensivo sistema “complemento”.
También habría que valorar cómo se comporta una vacuna en un organismo debilitado, con arraigadas lesiones o desequilibrios fisiológicos, tan propios del paso de los años, en el que se haya visto mermada la capacidad fabril de su sistema inmunitario. Es posible que induzca una escasa producción de anticuerpos, al igual que le va a ocurrir con un recién nacido, en el que órganos linfoides, como el timo, aún no se han desarrollado.
Incluso en mujeres embarazadas o que en un futuro próximo pudieran gestar, podría haber una inactivación de sus anticuerpos circulantes, forjados frente a los coronavirus domésticos de siempre: los propios de afecciones entéricas y respiratorias. Sería entonces cuando se habrían quedado sin sus imprescindibles anticuerpos: los que deberían haber sido traspasados, mediante el calostro, a sus recién nacidos. Los neonatos se quedarían totalmente desprotegidos, en un ambiente infecto de coronavirus. Por supuesto, sería difícil y llevaría tiempo valorar estos aspectos, pero parece bastante claro que el coronavirus podría cebarse con los dos estados inmunológicos que pudieran darse en los bebés. En un primer grupo podríamos ubicar a los de madres que hubieran estado en contacto con coronavirus, y por las circunstancias puerperales que fuera, sus crías no hubieran recibido calostro. En otro, aquellos bebés que hubieran recibido anticuerpos de la madre, a través de ese caldo medicinal, absorbido a través de su pared intestinal —aún con restos de meconio— durante sus primeras horas de vida. Sería el que podría protegerles los primeros meses, siempre reforzados por las defensas de sus incipientes órganos linfoides. a partir del primer día, decaería con rapidez esa permeabilidad que iba permitiendo la absorción de unas grandes moléculas de aminoácidos: las inmunoglobulinas.
Aquí mismo, podría lanzar una idea: el hecho de convivir con mascotas, el de frecuentar el ganado, podría haber contribuido a la inmunización contra los ubicuos coronavirus. Y es que a los perros se les retiró la vacunación; a los terneros les ha venido provocando, acompañado de rotavirus, una grave diarrea; a los cerdos les ha hecho padecer de Gastroenteritis Transmisible Porcina, y a los pollos de gallina de Bronquitis Infecciosa Aviar. Los coronavirus han ido colonizando buena parte de las especies del planeta, sean mamíferos, sean aves, resultando inevitable compartir “aerosoles” con los cuadrúpedos, inevitable convertirnos en depósitos de lo que nos lanzan los pájaros que nos sobrevuelan. Se acarician las trufas de los cánidos, y se permite que nos rocen las vibrisas de nuestros gatos, y hasta se les propina merecidos besos. Es decir, los coronavirus, como los espíritus percibidos por un “sexto sentido”, están por todas las partes: la mayoría no los ve, pero hay algunos que los presienten.
Llegué a entender que luchar contra organismos microscópicos no es nada fácil. Nuestros ojos ni los ven ni los adivinan, y nunca se llega a saber bien, donde se pueden acantonar, o concentrar; o dónde se esconden. También llegué a entender que existen los “endemismos”, y que resulta imposible bajar de un básico número de casos, dado que, como
Balcei 192 noviembre 2020
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muchos entenderían, “la enfermedad está en el ambiente”, al igual que las telúricas esporas de la especie Clostridium tetani, esparcidas entre cualquier resto, sea de vida, sea inerte.
Se habla de reservorios en todas las enfermedades víricas, como pueda ser el flavivirus de la Peste Porcina Clásica, asentado en jabalíes. En ellos forma parte de su microbiota: el conjunto de gérmenes que se alojan en un organismo superior. Miles de millones que podrían llegar a pesar, si diéramos con la balanza virtual, un par de kilos. Cualquier organismo es un compendio de vida, que engloba tanto a sus propias células eucariotas, como a las que se nutren o se sirven de éstas; tanto a bacterias, como a virus, como a simples parásitos: como las giardias, como las clamidias, como las amebas. En un momento dado, alguna de estas miniaturas, que sobreviven en el cuerpo de una especie cualquiera, por razones “biológicas-filosóficas” deciden, o se les obliga, o se ven forzados, a colonizar otros organismos: sean similares, o bien diferentes al del viejo asentamiento, incluso atacando otros microbios… ¡Y si lo consideran necesario, para que su dispersión y colonización se vea facilitada, mutan!
Normalmente esta transmisión va a ser por inhalación. Ocurre en determinados ambientes, donde se “hacina” el virus o la bacteria, para acabar tan concentrado en el aire, tan suspendido —al pesar mucho menos que el más ligero de los intrusivos pensamientos— que acabará internándose por el árbol respiratorio, bien para quedarse ahí, bien para difundirse por el plasma a todos los órganos, cebándose incluso con el revestimiento de los vasos sanguíneos: el endotelio.
En aquellas primeras clases de Microbiología con el catedrático avelino, las dudas se esfumaban, comprendiéndose al instante que la mayor parte de los gérmenes, por una mera cuestión física, en la que influye la gravedad de la tierra, se mantienen suspendidos en el aire. Solo hay que pensar como flotan los granos de polen, siendo el diámetro de los más pequeños, una veintena de veces mayor que el de este “nanométrico” virus coronado.
Cuando en el mes de abril, en pleno confinamiento, me decidí a escribir “Coronavirus del pasado”, resolví concluir con la duda. Me sometí a un dilema. Me podía mostrar optimista y pensar que el virus se difundiría peor por vía aérea, cuando el ambiente fuera muy seco, cuando el aire vehiculara mucha menos humedad, cuando el sol quemara de verdad, cuando las condiciones ambientales le “arrinconaran”. O bien, me podía mostrar pesimista —y ello me inquietaba— previendo que esas condiciones no se iban a dar, o no iban a ser suficientes, dadas sus secretas particularidades, al menos en una buena parte del planeta. Me inquietaba argumentar, que el coronavirus pudiera “pensar”, que su mejor objetivo, el más fácil, lo conseguiría asaltando organismos limpios: precisamente aquellos que aún no hubieran estado expuestos a sus espículas de guerra; aquellos en donde no se topara con férreas especies víricas o bacterianas, que le interfirieran su multiplicación. Ni siquiera se vería en la necesidad de tener que mutar, de perder su “personalidad” y modificar sus cambiantes antígenos proteínicos. Desde hacía tiempo, meses, años quizá, contaba con nuevas armas, más “sofisticadas”, para imponerse, bien pertrechado, sobre otros coronavirus ya asentados, causantes de desajustes como los meros resfriados.
Ya en mayo, podía seguir luciendo mi pesimismo, por “pensar” que una vez que este coronavirus hubiera acabado con los adultos sensibles, se cebara con niños y con recién nacidos, simplemente porque harto de que se lo pusieran difícil entre los ancianos, su “flujo maligno”, como aguas desbordadas por pesados vientos, se internaran, antes que nada, por los cauces o por las grietas que se fuera encontrando, para intercalarse por otros organismos desprotegidos, para cebarse por donde encontrara mucha menos competencia. Se infiltraría en el aire que rodea al prójimo, el cual acabaría siendo inspirado, entre fétidos gases de cañerías, con sus sustancias odoríferas en suspensión, rodeadas de variopintas vidas de ingravidez. Serían aspirados los que “cayeran” desde arriba, y no desde los drones, ni de meteoritos de excéntricos cometas, sino desde un sinfín de aves migratorias: las que surcan los cielos; las que van desprendiéndose de sus deyecciones, de sus plumas, esparciendo sus virus coronados por depresiones y montañas, ríos y valles, pueblos y ciudades.
Este virus no ha dejado de conquistar el mundo: especie tras especie. Como veterinario, se me presenta de lo más disparatada la teoría “conspiracionista”: la fuga voluntaria o involuntaria de un laboratorio, para colonizar con malignidad todo el mundo. Suelen defenderla los mismos que sostienen las ridículas teorías de la Luna, o las de las Torres Gemelas. Son los que no reparan en los desequilibrios propiciados por las salvajes “matanzas” de flora y fauna, en el medio ambiente, tanto por tierra como por mares. Tampoco tienen en cuenta las “fugas” de coronavirus en el año 2002 y en el año 2012; ni las fugas en aquellos siglos por la Edad Media, en que no existían centros de investigación. Los coronavirus han estado constantemente saltando de especie, diezmando poblaciones. Lo que ocurres es que cuando afecta a la parte más acomodada de la especie humana, se es consciente del peligro y se intenta actuar.
Habrá que entender que el contagio por virus y bacterias, en general, depende de tres factores fundamentales. Se necesita en primer lugar que haya una carga vírica suficientemente concentrada, capaz de difundirse con sigilo, que sea capaz, en su conjunto, por su abultado número de viriones, de traspasar las barreras que cada organismo le levanta, para después arrasar. Una vez más, como en tantos conceptos de la Medicina, se depende de lo que suma: ni más ni menos que de la cantidad.
En segundo lugar, debe haber un tiempo de exposición suficiente, para que esos virus suspendidos en el aire, puedan concentrarse en el cuerpo humano, a través de las distintas “oleadas” que le van llegando. Pueden proceder de un espacio interior donde se han acumulado; o bien, directamente del aire recalentado del que contagia, el cual va a ser inspirado, de una manera constante o intermitente. Hay que pensar que cuando se huele el mal aliento del prójimo, es porque hay unas partículas en suspensión, que han salido de su cavidad bucal, que son inhaladas y que estimulan los sensores olfatorios de la mucosa pituitaria, por el interior de las narices. Rodeando a esas partículas en suspensión, que exhalamos cuando respiramos, ni que huelan ni que no huelan, se encuentran microbios. Es fácil dar con el ejemplo si pensamos en la difusión del humo del tabaco, cuando en espacios cerrados, va impregnando con su aroma la ropa.
En tercer lugar, se precisa de una sensibilidad propia de cada individuo para contraer cualquier enfermedad infecciosa, bien porque se esté inmunizado con toda una suerte de inmunoglobulinas, bien por-
Balcei 192 noviembre 2020
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que se sea resistente con todo un ejército defensivo, dispuesto en las principales vías de entrada al cuerpo. Insistir, en que buena parte de las personas que han rodeado a un enfermo no se han contagiado; que a veces, los individuos con más edad, los de la mejor genética, son resistentes a la invasión, trasladándose parte de la malignidad a los individuos más jóvenes.
Recalcar, que la mayor parte de las especies animales, de abasto y las de compañía, posiblemente cada uno de los mamíferos, puedan albergar coronavirus. Lo acogen murciélagos, pangolines, visones y casi todo el resto de vertebrados salvajes y asilvestrados. El del 2012, el del Síndrome Respiratorio del Oriente Medio, el de la letalidad entre los afectados del treinta por ciento, anidaba en los camellos. además, los coronavirus viene circulando por el siglo XX por todas las granjas de pollos y ponedoras, acabando con todos los que eclosionaban, y también con los que no pasaban de las dos semanas de vida. Fácilmente se puede comprender que se haya difundido a un sinfín de especies con pico, tanto de vuelos cortos, como de vuelos más largos. Y fácilmente, es relativamente razonable asumir, que bien a través de sus carnes, o de su entorno, se haya adaptado al cuerpo humano ¿Quién puede asegurar, que los movimientos masivos de los cientos de especies emplumadas, cruzando continentes y océanos, de este a oeste, de norte a sur, de sur a norte, de oeste a este, no han tenido ninguna repercusión? ¿Son suficientes las explicaciones de transmisión limitada a humanos, para entender cómo ha llegado a algunos recónditos lugares? ¿Podría suscitarse la duda de que este virus de la bronquitis infecciosa aviar hubiera mutado, o hubiera evolucionado, o se hubiera adaptado a la especie humana, para ser llamado OC43 o 229E: dos de los potenciales patógenos, entre muchos, de nuestro aparato respiratorio? ¿Podrían ser considerados estos dos, unas meras variantes del que se ha mentado?
Es posible, que casi nadie quiera aceptar otras vías de transmisión, además del contacto estrecho: cauce habitual y común, para la mayor parte de las enfermedades infecto-contagiosas. Es admisible, que muy pocos hayan pensado en los miasmas emanados de la red de alcantarillado, y que los coronavirus suspendidos, venidos de abajo hasta arriba, emerjan desde el subsuelo de las ciudades, para ser inhalados, con cada movimiento respiratorio. Incluso es factible, que los que se adentren por nuestros celulares tejidos, desde despejadas calles —bien por la boca, por las narinas, y hasta por vía conjuntival— al ser pocos, pudieran ejercer en algunos individuos un efecto vacunal.
Es posible que el planteamiento epidemiológico inicial, no solo el de España, sino el de Europa, en general, haya fallado. Es posible que quizás las medidas de prevención hayan servido de bien poco, dadas las circunstancias sociales, económicas y de diversidad ambiental del Viejo Continente; y dadas las conductas, no solo de los españoles, sino de nuestros paisanos del norte, y de los del este. Hasta es posible que, quizás, la fortaleza de la estrategia debiera haber ido encaminada, en cientos de aspectos, al tratamiento. Hasta podría cuestionarse la relativa importancia de los fómites, la relativa importancia de las mascarillas, siempre en comparación con otras medidas, por haber llevado al ciudadano a proporcionarle una fallida sensación de seguridad, la cual podría haberle inducido a descuidar aspectos fundamentales de la trasmisión, que no habría tenido en cuenta, por no haber sido suficientemente informado.
Y sigue siendo posible, que muy pocos se hayan planteado que no hay remedio, que como un fuego de California o de australia, tiene que pasar; que se controlará y apagará, cuando cambien los vientos, entendiendo por “vientos” un cúmulo de circunstancias, que nadie, ni el mejor equipo científico, va a descubrir. Incluso podría sobrevivir un rescoldo, disimulado por cenizas, que siempre se mantendría, dispuesto a prender de nuevo cuando se le oxigenara, cuando se le “alimentara”. Pero… ¿Hasta qué punto es osado lanzar esta idea? Antes de seguir haciéndome más preguntas y de seguir comprometiendo “opiniones”, que se han impuesto para que fueran adoptadas como dogmas, he querido justificarme pecando de cierta osadía, lanzando las que podrían ser arriesgadas hipótesis por toda la rosa de los vientos.
Pedro juan Nuez garcía
Sobre la Fibromialgia (FM)
La Fibromialgia (FM) es una enfermedad cuyo origen y tratamiento, después de tantos estudios e investigaciones, sigue siendo desconocido.
Según mi investigación, la FM es una enfermedad postraumática que afecta a nuestros huesos en diminutivas microfisuras que se manifiestan a lo largo de los años, sabemos que la FM va en progresión por lo que va desde el año a los 40 años desde que se ocasionó el daño, la caída, accidentes de tráfico, cirugías donde se toca el hueso etc. aquí también entran los problemas crónicos que no llegan hacer FM.
Los síntomas de la FM son comunes a otras muchas enfermedades del sistema musculo-esquelético y reumáticas.
No está especifcado el origen de la enfermedad y de ahí la complicación de su tratamiento, pero hay una parte de nuestro sistema musculoesquelético que es la fascia, que no es el origen, pero sí el que desencadena la enfermedad, el origen viene de nuestros huesos que, en muchas ocasiones, pueden generar verdaderas incapacidades.
En esta enfermedad no existe una herencia genética, la FM no tiene un patrón genético de herencia pero sí puede tener una herencia genética y está probado en osteoporosis, reuma, etc.
Como sabemos, la osteoporosis desgasta y deteriora el hueso y de ahí se puede llegar a tener FM, en algunos casos, pero no en todos, por ejemplo, si tenemos osteoporosis y una vida laboral dura o también en jóvenes que practiquen deportes bruscos. En estos casos se es más propenso a tener FM que la persona que lleva una vida tranquila.
La FM, como los problemas musculoesqueléticos que pasan a ser crónicos, tiene una corrección de hasta un 80% (y en algunos casos más), con un tratamiento manual sin fármacos, aunque el tiempo de recuperación depende de cada persona, lo que sí es una garantía que el alivio del dolor es prácticamente inmediato.
Los cambios hormonales de la mujer juegan un gran papel en esta enfermedad, en cómo les afecta y de ahí también que haya más mujeres que hombres con FM. Una mujer con osteoporosis que realizaba trabajos forzosos o realizaba deportes a temprana edad, como patinaje en el que los golpes van sobre la cadera y sacro; baloncesto, en el que los golpes van a los hombros y codos; fútbol y deportes de contacto, donde los golpes van a las rodillas, pecho y espalda, se debe tener en cuenta que todos esos golpes quedan ahí sin curar, pero cuando tienen el cambio hormonal de un embarazo sale prácticamente todo, también se
Mauricio Andrés Martínez López.
sabe que la FM se manifesta a partir de los 30 o 40 años que es la edad media de los primeros embarazos. Si juntamos todas las partes mencionadas tenemos los puntos de la FM, en hombres ocurre prácticamente lo mismo, pero sin un embarazo ni esos cambios hormonales, ahí tenemos el por qué de la estadística, sólo quedaría probarlo clínicamente con personas con FM y con problemas crónicos.
Mauricio Andrés Martínez López
colaboraciones ¡Que no se nos olvide!
Balcei 192 noviembre 2020
#alcorisasaleunida
La dimensión de la pandemia del covid-19 y su tratamiento mediático está ocultando situaciones de violación de derechos humanos, que se están haciendo crónicas.
En muchos lugares se viene produciendo un ataque sistemático a los más débiles, a los que se encuentran en situaciones de desarraigo o de desamparo ante la violencia de unos y el mirar hacia otro lado de los que podrían actuar.
Pongamos un par de ejemplos que desde Acción Solidaria Aragonesa seguimos con preocupación: Moria, en Grecia y la región del Chocó en Colombia.
Durante años la isla de Lesbos ha sido testigo de la llegada de miles de inmigrantes y refugiados a sus costas ante la indiferencia de Euroquedaron en la isla sin refugio, hacinados en un campo destinado a solo 2.000 personas, Moria. El incendio del campo ha agudizado la tensión y mientras el gobierno griego ha levantado uno nuevo sin condiciones dignas en el que pretende instalar de nuevo a los refugiados. Las protestas se han agudizado y la mayor parte de los mismos se niegan a reubicarse y exigen a la UE que se aceleren las resoluciones de asilo, ante el temor de que el nuevo campo se convierta en una estancia permanente. Están reivindicando la aplicación del derecho internacional sobre asilo y refugio, nada más.
Mientras tanto, la Comisión Europea quiere presentar al Parlamento un nuevo Sistema Europeo Común de asilo que tiene que abolir el injusto y farragoso reglamento de Dublín, pero que se enfrentará a la oposición de un grupo de países centroeuropeos.
Es urgente poner en marcha un sistema de distribución de la responsabilidad que tenga en cuenta las capacidades de recepción de cada país, pero también los lazos y preferencias de los propios solicitantes de asilo.
Casi 200 ONGs europeas firmaron un “Llamado urgente a la acción por parte de las organizaciones de sociedad civil de toda Europa” ante los incendios en Moria. Los gobiernos europeos deben reubicar urgentemente a las personas desplazadas de Grecia. Estos campos sobrepoblados se caracterizan por unas condiciones de vida escuálidas y un déficit severo de condiciones sanitarias o higiénicas, incluso con un riesgo más elevado debido a la COVID-19. La situación de otros Hotspots (puntos calientes) en Grecia es igualmente insostenible y las advertencias reiteradas siguen sin respuesta desde hace más de cuatro años.
Piden al Parlamento Europeo que investigue el papel que desempeñaron la Unión Europea y los Estados miembros en la gestión fallida de Moria. Además, instan a la Comisión Europea, a la Presidencia alemana del Consejo de la UE y a los Estados miembros a que consideren las horribles imágenes del incendio de Moria como una prueba inequívoca del trágico costo humano de un sistema de asilo y migración de la Unión Europea basado en políticas de contención y disuasión. Recomiendan a la Comisión Europea que tenga en cuenta estos hechos con vistas al Nuevo Pacto sobre Migración y Asilo, y que garantice que las mismas políticas no sirvan de base para las propuestas de «centros de procesamiento» en las fronteras de la Unión Europea. Es vital que el Nuevo Pacto sea una oportunidad para no repetir los errores del pasado.
En el departamento del Chocó, Colombia, se viene arrastrando una grave crisis de derechos humanos. La Iglesia Católica y diversas organizaciones sociales y étnicoterritoriales han firmado un comunicado titulado “Clamor por la vida y la paz” que denuncia esta situación de negación sistemática de derechos y de la violación del Derecho Internacional Humanitario y la falta de presencia del Estado y se comprometen en la defensa de las comunidades y en apoyar sus actuaciones para que sientan
Incendio en Moria.
pa. al final, unos 14.000 (aunque seguramente el número será más alto)
la cercanía de la Sociedad Civil.
A una sola voz, expresamos nuestros reiterados compromisos y exigencias: 1. Continuaremos visibilizando y denunciando las perversas afectaciones que causan sobre nuestro pueblo y el territorio la deficiente presencia del Estado, el incremento de las agresiones de los actores armados y la corrupción que frena el desarrollo de las comunidades. 2. Nos solidarizamos con los hermanos y hermanas de nuestros territorios y de otras regiones de Colombia, azotadas por el asesinato e intimidación de los líderes, lideresas y comunidades, el reclutamiento de menores de edad, la instalación de minas antipersonales, la instrumentalización de jóvenes y mujeres, el confinamiento, el secuestro, la extorsión, los asesinatos selectivos, el desplazamiento, la pérdida de la autonomía comunitaria y la disputa territorial ejercida por actores armados con diferentes intereses económicos y políticos.
Rechazamos las perspectivas de fumigación con Glifosato y las acciones de connivencia entre algunos miembros de la Fuerza Pública con actores ilegales en algunos lugares del territorio. 3. Seguiremos en la tarea de acompañar a las comunidades para hacerles sentir la cercanía de la Sociedad Civil. A pesar de las múltiples agresiones de los actores violentos y del silencio y exclusión del Estado, les haremos saber que no están solos y que tienen quien los escuche y defienda. Junto a la Defensoría del Pueblo, la Oficina para los derechos Humanos de la ONU, y otros actores solidarios, a partir del mes de septiembre reanudaremos las continuas misiones humanitarias de monitoreo, acompañamiento y verificación al interior de los territorios para oír, documentar y visibilizar las diferentes situaciones que obstaculizan el goce efectivo de derechos de las comunidades expresado en el clamor de sus líderes y autoridades étnicas. 4. Fortaleceremos, con base en los aportes de las comunidades, la agenda de incidencia social y política ante los entes territoriales, órganos de control y espacios internacionales de derechos humanos. 5. Apoyaremos el Pacto por la Vida y la Paz que se suscribirá a partir del 10 de septiembre del 2020, desde la Costa Pacífica y el Suroccidente de Colombia como una herramienta que recoge nuestro pensamiento y nuestras acciones transformadoras.
Pilar Sarto Fraj
acción Solidaria aragonesa