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LA ECONOMÍA GLOBAL, entre la baja de la inflación y el riesgo de recesión

les y de alta tecnología. De modo que la tendencia a la inflación no puede tomarse como algo de lo que participa toda la economía mundial”.

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Sobre la situación norteamericana, Castro señaló que “en junio, la inflación cayó al 3% anual, se contrajo unos dos puntos, porque es el resultado de la suba de las tasas de interés de la FED”. Aldo Abram, director djecutivo de la Fundación Libertad y Progreso, destacó: “Todos los precios de los bienes y servicios que son comercializables internacionalmente cotizan en dólares. No es raro que tengamos una coincidencia en términos de que haya bajado la inflación en Estados Unidos con el hecho de que estén bajando los precios de los bienes y servicios comercializables, en general”.

Para Abram, “de hecho es la inversa de lo que pasó en la pandemia de COVID-19, durante la cual, debido a las restricciones económicas que se impusieron, todos los bancos centrales de todos los países, entre ellos los más relevantes, que son los países centrales, ‘le dieron a la maquinita’”. Se refirió al Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el Banco de China, el Banco Central Europeo y, obviamente, también la Reserva Federal. Y explicó: “Al principio, esa política no generó inflación, o sea, no generó depreciación de las monedas porque la gente, como pasó acá también, decidió guardar esa moneda porque no tenía dónde usarla”. Sin embargo, continuó, “cuándo se levantaron las restricciones, la gente salió a gastar toda esa moneda que tenía”.

Para Abram el problema fue que, en vez de revertir esa política, los bancos centrales la siguieron: “Cuando apareció la inflación creyeron que no sería tan grave, cuando empezó a ser grave dijeron que iba a ser cortita. Por supuesto, terminó ocurriendo que no paraba más y, en el caso de Estados Unidos, superó el 9%. Por suerte no llegó a dos dígitos. En la eurozona superó el 10% y, menos mal, se avivaron y empezaron un ajuste monetario en 2022”.

Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, señaló que la desaceleración se explica porque “las política monetarias contractivas han empezado a surtir efecto y, por otro lado, un factor que la había motorizado, como el aumento del precio de la energía, septiembre lo más probable es que haya más subas, porque el objetivo sigue siendo la meta histórica de la FED, que es lograr una tasa de inflación del 2% anual, y en este momento está en el 3%. ha dejado de estar presente y ha habido una baja”. Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), manifestó: “Los americanos, ya desde la década del 80 cuando tuvieron una inflación del 17% anual, quedaron muy temerosos. Paul Volcker, cuando en los 80 subió las tasas a niveles muy altos, decía que el costo que puede tener una alta tasa se justifica porque la inflación implica ‘el rompimiento del contrato social’. Las personas empiezan a perjudicarse entre sí. No pagan para especular, suben los precios y nadie sabe a cuánto. Van a hacer lo que sea necesario para controlarla”.

La opinión de Jorge Castro es que “la tasa de inflación subyacente o core sigue siendo muy elevada en Estados Unidos, y esto permite prever que las alzas seguirán”. Por eso pronosticó que “en septiembre lo más probable es que haya más subas, porque el objetivo sigue siendo la meta histórica de la FED, que es lograr una tasa de inflación del 2% anual, y en este momento está en el 3%”.

Para Abram, la desaceleración tiene mucho que ver con el precio de los alimentos, que fue algo que a nosotros nos benefició en la recuperación económica posterior a la pandemia: “Cuando hay una depreciación del dólar, que es la moneda con la que cotizan todos los bienes y servicios comerciales, suben estos bienes que se pueden exportar. Cuando hay exceso de liquidez en los países desarrollados, los rendimientos pasan a ser ínfimos, entonces, ¿qué hacen los inversores? Buscan países con más riesgo, economías emergentes, pero también con mejores rendimientos y empiezan a financiar la demanda de los países que nos compran a nosotros, básicamente los más pobres”. “Uno de los países que ha tenido bastante éxito con su política contractiva de sacar la cantidad de dólares que estaban sobrando, claramente fue Estados Unidos. El Banco Central Europeo no ha tenido mucho éxito, pero su gran problema es que tiene una guerra al lado que le ha generado un montón de dolores de cabeza. No le permitió actuar en términos de austeridad monetaria tan audazmente como lo hizo la Reserva Federal y, por eso, no está bajando tan rápido la inflación”, apuntó.

El impacto sobre la actividad, por ahora, nulo

La política monetaria contractiva, en general, plantea el riesgo de impactar en la actividad y el empleo por un encarecimiento del crédito para la inversión productiva. Sin embargo, Jorge Castro explica: “Lo que está mostrando la economía norteamericana es que, a pesar de la suba de las tasas, la economía muestra un vigor extraordinario con una capacidad de generación de puestos de trabajo en el orden de los 400.000, en promedio, en los últimos ocho meses. La tasa de inversión sigue siendo elevada y creciente. Todavía no ha tenido impacto en la actividad”. Aunque, aclaró, “suele haber un retraso entre la decisión y el efecto sobre la economía real. A veces sobrepasa el año y medio”.

De todas maneras, señaló: “Lo que es seguro es que hay un creciente síntoma de que la economía norteamericana muestra una resistencia suficiente para que el aumento sistemático de las tasas no implique un proceso recesivo, como otras veces. Es una economía de una extraordinaria capacidad de creación de puestos de trabajo, el desempleo es del 3,5%. Es la tasa de desocupación más baja de los últimos 60 años”. Para Abram, “todavía quedará por elevar algún cuarto de punto más, o sea alguna contracción más. Cuando sube la tasa de interés en Estados Unidos, lo que está indicando es que va a sacar un poco más de liquidez del mercado. Eso va a afectar los precios de los bienes que exportamos. Además todavía le queda tarea por hacer a otros bancos centrales que son importantes en términos de la liquidez mundial. Se va a seguir recortando a lo largo de este año”.

Jorge Colina, sin embargo, destacó: “La FED avisó que no va a seguir subiendo la tasa. Como la inflación viene bajando la van a dejar ahí hasta que se consolide la baja. Los europeos también hicieron lo mismo. El BCE está manejado por los alemanes y lo primero que hicieron fue subir las tasas. Todos tomaron la política de dejar de emitir y subir la tasa”.

Para Víctor Beker, con respecto a la política adoptada “la FED se maneja en un camino de cornisa que, por ahora, le ha dado resultado”. Y añadió: “Tiene un ojo en la inflación y otro en el desempleo. El efecto principal fue desacelerar la inflación que era lo que buscaban. Ahora puede generar una caída en la actividad económica que, por ahora, no está ocurriendo”. Por eso, opinó, “es posible que persista en esta política de incrementos parciales de acá a fin de año, a menos que los indicadores de actividad y empleo enciendan una luz amarilla”.

Sin embargo, Aldo Abram, consigna: “La política de la Reserva Federal ha sido muy conservadora, moderada. Yo hubiera sido más agresivo. Nosotros porque estamos acostumbrados a niveles de inflación estratosféricos. Ya hemos echado cuero de elefante, nada nos afecta nada. Pero en el mundo la gente está sufriendo increíblemente. Ellos notan el empobrecimiento, nosotros estamos acostumbrados”. Abram recordó: “No ha habido estos niveles de inflación en el mundo desde los 70. Si bien la tasa está en el nivel más alto desde 2001, a principios de los 80, justamente para controlar la inflación que llegó al 14% en Estados Unidos, llegó a estar arriba del 16%. Para convencer a la gente de que tu moneda es confiable hay que pagar un costo caro, que es lo que le pasó a Estados Unidos”.

¿Amenaza de recesión global?

Pero la centralidad de la economía norteamericana y la influencia de las tasas de la FED en el sistema financiero global plantean la posibilidad de generar un impacto recesivo que trasciende las fronteras de los Estados Unidos.

Para Jorge Colina, sin embargo, no hay riesgo: “El objetivo de ellos es bajar la inflación. Sólo los argentinos nos acostumbramos a vivir con inflación. No hay riesgo de recesión porque es una inflación generada por exceso de emisión durante la pandemia. Cuando se normalice, la inflación va a caer sin afectar la actividad”. Para Jorge Castro, sin embargo, la desaceleración a escala mundial que se está produciendo tiene, al parecer, otras fuentes: “La primera y fundamental es la puja entre Estados Unidos y China por la hegemonía mundial que ha provocado una fractura de las cadenas transnacionales de producción, las cadenas de valor a nivel mundial. La directora del FMI, Kristalina Georgieva, dijo que en los próximos diez años se va a producir un crecimiento de la economía del 4%. Es un conflicto de orden político con alto impacto económico”.

El impacto regional

Pero la suba de tasas impacta, en particular, a los países emergentes porque provoca el denominado flight to quality, que consiste en la migración de capitales desde los países emergentes hacia los bonos del Tesoro, más seguros y con crecientes rendimientos. Además, afecta el valor de las commodities que producen los países periféricos.

Para Jorge Castro, “el caso de la Argentina es aparte porque es el único país que tiene una tasa de inflación del 120% anual y que está en el orden del 7% mensual”. A eso añadió: “El resto de los países de América Latina tienen equilibrio macroeconómico y no tienen inflación”. Además, explicó: “No impacta de mane - ra directa en la Argentina porque está ajena al sistema financiero internacional. El único impacto que puede provocar es lo que suceda con el precio mundial de las commodities”.

Jorge Colina agrega: “Los países que están endeudados en dólares van a tener que generar más recursos fiscales para pagar los intereses en esa moneda. Del 1% al 5% subieron cinco veces. Muchos países de Latinoamérica, como Uruguay, emitieron deuda en moneda doméstica, por lo cual no lo sienten. Argentina tampoco lo siente porque está afuera del mercado financiero”. Para Colina, sin embargo, “se prevé que, si sube la tasa de interés, los capitales se van a los desarrollados y los emergentes tienen que subir sus tasas para atraer capitales”.

Pero, además, “en general, cuando suben la tasas, las commodities tienden a bajar”. Y hay otro factor más a tener en cuenta: “De por medio está la guerra en Ucrania que trae una presión al alza de los precios de los granos y de la soja, que son las exportaciones de Argentina. La energía bajó mucho. Todo el mundo pensaba que empezaba un período de alto precio del petróleo. Pero, evidentemente, cuando Rusia quedó afuera, el resto de los países entró a vender y eso hizo que el precio bajara”.

Aldo Abram destacó: “Para Argentina, todo lo que nos jugó a favor en 2021, y la invasión rusa a Ucrania, que nos sacó dos competidores importantes, permitieron que nuestros precios permanecieran altos hasta mediados del 2022. Ahora nuestros precios van a seguir bajando, en tanto y en cuanto el dólar se siga apreciando y la liquidez sea escasa y deje de financiar. Esto hace que los inversores busquen lugares más seguros que, claramente, son los países desarrollados que dan un poco más de rendimiento. Entonces prefieren invertir allá que financiar la demanda interna de, justamente, los que nos compran”. Aldo Abram resumió: “Durante este año seguiremos sufriendo las consecuencias de este ajuste en la política monetaria que está haciéndose a nivel mundial y ya hacia finales de este año o principio del año que viene estaremos en la reversión, saliendo del pozo. El año que viene, no digo que tendremos viento a favor, pero dejará de ser en contra y eso ya es suficiente”.

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