Apuntes feminismo bn

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Apuntes para un debate sobre el feminismo desde una perspectiva libertaria

Índice El anarcofeminismo, la práctica, la ideología, y muchas discusiones ............................................................3 Breve punteo sobre las diferentes corrientes de pensamiento feministas .........................................................5 La primara ola ..............................................................................................8 La segunda ola ............................................................................................11 La tercera ola ..............................................................................................16 Género y opresión.......................................................................................18 Doble opresión............................................................................................24 El Patriarcado y el Estado............................................................................25

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El anarcofeminismo, la práctica, la ideología, y muchas discusiones Este cuadernillo que hoy presentamos desde Bandera Negra en el marco del XXVIII Encuentro Nacional de Mujeres lo hacemos con la intención de poder aportar a la construcción de un debate profundo en torno a la opresión de género, donde buscamos que crezca la concientización sobre la importancia y complejidad de un pilar nodal del actual sistema de opresión: la sociedad de géneros. De esta forma, buscamos difundir nociones básicas que atravesaron la historia, praxis y debates feministas necesarios para la comprensión del Patriarcado y sus consecuencias. Creemos que sin la comprensión del Patriarcado no se pueden entender en su total magnitud temas como –para poner solo algunos ejemplos- la discriminación hacia los y las homosexuales, la prohibición del aborto en la Argentina o la situación de las personas prostituidas. Por otra parte, buscamos con este material aportar a la concientización sobre la correlación que existe entre este sistema y las relaciones interpersonales, donde desnaturalicemos los mecanismos usados para reproducción de sentido hegemónico del Patriarcado, a través de relaciones sociales marcadas por la heteronormatividad, la cosificación del cuerpo, etc. Con estas intenciones, este cuadernillo se basa en un recorrido con una perspectiva libertaria de las diferentes corrientes de pensamiento dentro del feminismo, la categoría género y un acercamiento a la definición de Patriarcado. Sobre la cuestión de género es nuestra intención desnaturalizar las nociones que existen como sentido común sobre los cuerpos sexuados y sus roles, e incluso replantear la idea que se suele tener sobre la categoría “sexo” como consecuencia biológica y analizar la construcción social de este y las identidades y opresiones consecuentes. Relacionado con los dos temas descriptos pretenderemos avanzar en conceptos que nos acerque a problematizar la relación de las relaciones de poder que produce y reproduce el Patriarcado con la existencia del Estado, como la forma autoritaria mediante lacual se aliena al pueblo de la propiedad de los medios para producir su vida. Este es un aporte desde el plano teórico que apunta a la reflexión para poder construir más y mejores herramientas para la lucha de las mujeres y el resto de los oprimidos en la lucha contra el Patriarcado y el Capitalismo. Bandera Negra- Noviembre 2013

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Breve punteo sobre las diferentes corrientes de pensamiento feministas Feminismo:Victoria Sau, (2001), en el volumen I de su “Diccionario Ideológico Feminista” lo define de la siguiente manera:

“El feminismo, es un movimiento social y político que se inicia formalmente a finales del siglo XVIII –aunque sin adoptar todavía esta denominación- y que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano, de la opresión, dominación, y explotación de que ha sido y son objeto por parte del colectivo de los varones en el seno del patriarcado bajo sus distintas fases históricas de modelo de producción, lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquélla requiera.”

Definir al feminismo resulta difícil dado la heterogeneidad que existe en su interior, mientras que también su definición se transmuta según si es tomado como corriente de pensamiento o como movimiento social. A grandes rasgos, lo podemos definir como el conjunto de teorías, organizaciones y acciones destinadas a emancipar a la mujer de su subordinación respecto al hombre para construir una sociedad de iguales. Qué significa esta emancipación, cómo se logra; qué se entiende por igualdad, qué se entiende por “hombre” como sujeto/colectivo social, qué se entiende por mujer, si la emancipación de la mujer debe ser también la emancipación de las sexualidades oprimidas, si la liberación de la mujer es su desaparición como género (al igual el proletariado su desaparición como clase) si existe o no el Patriarcado, y si es así cuál es su incidencia en lo económico, social, psíquico, etc. son algunas de las diferencias que distinguen a las distintas teorías y acciones definidas como feministas. El feminismo surge como crítica y organización por parte de las mujeres en contra de los sufrimientos y subordinación soportadas por ellas frente al mundo masculino.Se toma como el inicio del feminismo en tanto movimiento organizado al movimiento sufragista, acontecido desde mediados del siglo XIX hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo ya a fines del siglo XVIII comenzaron a manifestarse las primeras precursoras del feminismo(1): La revolución francesa (1789) había enarbolado las banderas (1) Se recuerda que hablamos de precursoras del feminismo por su aporte a la sistematización de la crítica contra la opresión de la mujer, y las primeras elaboraciones teóricas sobre la necesidad y el cómo de su liberación. Las resistencias de mujeres en contra del Patriarcado lo podemos encontrar desde mucho tiempo antes, incluso en la antigüedad.

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de fraternidad e igualdad, existiendo dentro de sus aspiraciones la igualdad jurídica, la libertad y derechos políticos, claro que en un sistema androcéntrico (2) estos derechos solo incluían al hombre.Este fenómeno no era nada nuevo en la historia, dado que siempre los acontecimientos históricos habían sido hegemonizados por y para el hombre; pero en la revolución francesa las banderas de igualdad y fraternidad habían sido también enarboladas por las mujeres, siendo las burguesas participantes activas en la lucha contra la nobleza, por lo que al ver que la Francia postrevolucionaria las dejó confinadas en el mismo lugar de antaño, mientras habían dado la vida por la revolución, con tales agudas contradicciones empezaron a surgir demandas de muchas mujeres por el reconocimiento del papel social de la mujer y de ciudadana con los mismos derechos que los hombres. En 1791,inspirada en la Declaración de derechos del Hombre y Ciudadano, Olimpia de Gourges escribe Declaración de los derechos de la Mujer y Ciudadana, en donde parafrasea a la primera: "Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea Nacional, considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del hombre son las únicas causas de los males públicos y de la corrupción de los gobiernos (...) reconocen y declaran (...) los siguientes derechos del hombre y del ciudadano.” Así escribe: “Las madres, las hijas y las hermanas, representantes de la nación, piden ser constituidas en Asamblea Nacional. Considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos de la mujer son las únicas causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer en una solemne declaración los derechos naturales, inalienables y sagrados de la mujer (...)” Esta obra denunciaba la exclusión que sufrieron las mujeres en la Revolución Francesa en su supuesto proyecto igualitario y liberador. Las demandas que incluían eran sobre todo la igualdad jurídica con respecto a hombre, haciendo hincapié en el derecho al voto. Dos años después de escribir esta obra, Olimpia de Gouges fue guillotinada acusada de ser contrarevolucionaria y reaccionaria. Casi simultáneamente, en 1792 desde

(2) Androcentrismo: Presunción de que la experiencia masculina sería "la universal". Define la mirada masculina como centro del universo, como medida de todas las cosas y como representación de la humanidad. Es el punto de vista dominante.

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Inglaterra, Mary Wollstonecraft escribió Vindicación de los derechos de la mujer. Con esta obra desarrolló una lúcida crítica a la teoría política rousseauniana e insistió en la igualdad en la instrucción de la mujer y en su derecho de acceder al trabajo remunerado. Wollstonecraft apuntó contra los sofismas sobre los que se sostenían los argumentos de por qué la mujer tenía un lugar de subordinación en el Derecho, y defendió a la mujer contra los argumentos de estupidez innata y de su supuesta condición proclive al pecado y la corrupción. En ese sentido afirma que es sobre todo la educación recibida y el encierro, lo que convierte a la mujer en estúpida, y afirmando que esta es un ser humano racional al igual que el hombre, propone el igual acceso a la instrucción superior, al acceso al deporte y a la cultura como los medios que permitirán a la mujer cambiar su condición y ser capaz de ocupar el mismo lugar en la sociedad que el varón. Por estas ideas, este texto es considerado como el primer posicionamiento propiamente feminista, ya que teoriza sobre las desigualdades del hombre y la mujer, y propone una línea de acción específica para cambiarlas. La propuesta de modificar la educación de la mujer para que esta logre adquirir cualidades consideradas masculinas, encaja dentro del grupo de lo que posteriormente se ha considerado “feminismo de la igualdad” (verLas tres líneas teóricas fundamentales del feminismo).

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La Primera ola Como vimos, la etapa comprendida entre fines del S XVIII y mediados del S XIX,es precursora del feminismo dado que es en la que se redactan documentos en contra de la desigualdad de la mujer frente al hombre, y emerge desde lo teórico y la acción política la conciencia de la mujer como colectivo social. Así están dadas las condiciones para que emerjan movimientos organizados de mujeres. Acorde a los anteriores reclamos de igualdad jurídica y educativa, el primer movimiento de mujeres fue el sufragismo, donde se destacaron principalmente en los países de Estados Unidos e Inglaterra. En Estados Unidos, bajo las ideas de la democracia burguesa, proclamadas en el proceso de Independencia de los EE UU de Inglaterra, se producen las contradicciones de las mujeres que habiéndose sentido incluidas dentro de aquellas ideas de carácter patriótico de la independencia de su país junto con los hombres, veían cómo habían sido excluidas de los lemasdel liberalismo estadounidense al no poder votar, ni presentarse a elecciones, ni ocupar cargos públicos ni afiliarse a partidos políticos. Así, el sufragismo contó entre sus referentes a mujeres de la burguesía –que además de la desigualdad política eran también afectadas por la discriminación del derecho de propiedad- pero fue un movimiento de interclase, dado que la confinación a la vida privada y la exclusión explicita desde el derecho a la vida pública eran compartida por las mujeres de ambas clases. A su vez, también las mujeres en el avance del modelo liberal por sobre el esclavista, habían participado de las actividades antiesclavistas, por lo que se habían constituido muchas oradoras públicas, que tenían capacidad para organizarse y establecer programas de acción. Así emergen como referentes Lucrecia Mott y Elisabeth CadyStanton, quienes organizaron en 1848 una convención sobre los derechos de la mujer en los Estados Unidos en Seneca Falls (Nueva York). El resultado de esa jornada es la redacción de la llamada “declaración de sentimientos de Seneca Falls” (…), documento en el que se argumenta el carácter natural de la igualdad entre hombres y mujeres, por lo que afirma que toda las leyes que “impidan que la mujer ocupe en la sociedad la posición que su conciencia le dicte, o que sitúen en una posición inferior a la del hombre, son contradictorias al gran precepto de la naturaleza y por lo tanto no tienen ni fuerza ni autoridad”. Tomando esta Declaración como lineamiento, se formaron distintas organizaciones de mujeres cuya reivindicación era la enmienda de la Constitución que les diera acceso al voto y al permiso legal de entrar en la vida pública. Las acciones fueron puramente pacifistas e institucionales, a diferencia del movimiento sufragista inglés, el cual fue el más radical del movimiento sufragista. El sufragismo inglés Surgió en 1851, tres años después de la Declaración de Séneca Falls, tomando a esta como modelo para su pliego de reivindicaciones. Durante cuarenta años las feministas organizadas apelaron

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a distas instancias institucionales. Más adelante, por el fracaso de estas vías, a principios del siglo XX pasaron a organizarse acudiendo a la acción directa, que consistió en escraches a funcionarios políticos, huelgas de hambre y destrucción/ataques contra edificios públicos, siendo detenidas por la policía y encarceladas. El inicio de la Primera Guerra Mundial hizo que liberaran a las sufragistas presas, y les dieran concesiones, dado que se necesitaba que las mujeres pudieran sustituir en el trabajo fabril y administrativo a los hombres que debían reclutar como soldados. En 1917 fue aprobada la ley de sufragio femenino en Inglaterra, tres años después se aprobó en estados Unidos. Esta primera etapa del feminismo, en la que se desarrolló la lucha por la igualdad jurídica frente al hombre produjo que las mujeres crearan sus propias organizaciones, y se insertaran en la vida pública política como colectivo social con el consecuente desarrollo desuconcientización sobre las opresiones y discriminaciones sufridas por el mismo hecho de ser mujeres. En esta etapa las mujeres feministas se esfuerzan por combatir a la misoginia romántica (3); sin embargo, en su defensa por los derechos de las mujeres, al igual que sus opositores, aceptan la idea heredada de una feminidad naturalizada, los argumentos entonces más utilizados por las sufragistas es la justificación de la necesidad para la sociedad de que las mujeres lleguen a la política para mejorarla con sus características “purificadoras” propias de la feminidad: su sensibilidad, instinto de cuidado maternal, su virtud, delicadeza, etc. Así, en esta etapa se desarrolla la idea de “igualdad en la diferencia” (idea que en otro plano, coincide con muchas militantes socialistas, ver “feminismo de la diferencia”), dado que se sostiene la naturalización del rol de las mujeres, pero no la idea de que este rol sea inferior que el del hombre y deba confinarse al ámbito privado. Este argumento surge alrededor de la primera década del 1910, donde como estrategia de propaganda y posición teórica se sostenía que las mujeres debían tener derechos políticos no a pesar de sus diferencias con los hombres sino debido a esta: la adquisición de derechos no para su propia libertad, sino para mejorar a 'la sociedad'. Además de la naturalización del rol de la mujer, este posicionamiento se amolda a la imposición androcéntrica que considera a los hombres como personas completas con potenciales y derechos (los cuales no tienen que ser justificados), mientras que la mujer es definida en relación a las funciones que cumple para ellos. A su vez, también hubieron dentro de esta etapa los argumentos de feministas que sostuvieron que es el lugar que el hombre le da a la mujer lo que hace que esta sea inferior (3) Misoginia romántica:Son las conceptualizaciones que tienen como fin reargumentar desde distintas vertientes (como pueden ser la conexión de la mujer con la naturaleza, su función reproductora, de madre, su belleza y debilidad corporal, etc.) que el destino de las mujeres es la familia, bajo la idealización de este lugar, y el de los varones el trabajo y el Estado. La obra de Rousseau está fuertemente marcada por esta impronta, como así también la de pensadores como Nietzche, Schopenhauer y Hegel.

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a él, que si fuera educada e instruida como el hombre, y pudiera acceder a los mismos oficios, profesiones, negocios y cargos, esta podría ser tan masculina como el varón (Ver “feminismo de la igualdad”). En la batalla política y teórica librada por estas feministas, sus argumentos contra las ideas que sostenían su subordinaciónque se estancaron en la justificación de la mujer frente a estos, manteniéndose dentro de los parámetros androcéntricos, constituyó una de las derrotas del feminismo en esta etapa. Como parte de su saldo, vemos que en esta etapa queda asentada la idea de que lo que vincula políticamente a la mujer es la identidad de su sexo: Solo la organización en tanto que mujeres puede lograr que los hombres cedan sus privilegios presionados por la acción política de las mujeres organizadas.

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La segunda ola “Aquellos individuos que hoy son definidos como mujeres deben erradicar su propia definición y en efecto 'suicidarse' para darse a luz como individuos” Ti-Grace Atknison, feminista perteneciente a la 2da ola Esta etapa del feminismo fue marcada por su prolíferaproducción teórica en torno a la cuestión de la mujer, así como también por las profundas divisiones teóricas y políticas. A grandes rasgos, uno de los saldos teóricos de esta etapa es la separación sexo/género (que luego será criticada por las feministas de la tercer ola, quienes avanzaron aún mucho más en el estudio del “sexo/género”). Muchos toman como el texto inaugural de esta etapa al “Segundo Sexo” escrito por Simone de Beauvoir, publicado en 1959. En esta obra Beauvoir se preocupa por la cuestión de la libertad de las mujer, entendiendo a la libertad desde el marco existencialista propuesto por Sartre, así afirma que las limitaciones de la mujer son impuestas externamente por el hombre e internamente por ella misma, que es complaciente con su propia opresión por el temor y la angustia que debe atravesar la para rechazar el mito de la feminidad que se le ha impuesto. El segundo sexo se basa sobre la pregunta ¿qué es una mujer?, para contestar a esta pregunta Beauvoir rechaza a las dos respuestas existentes hasta ese entonces: Por un lado descarta la idea de un “eterno femenino”, la explicación de la supuesta existencia de una esencia femenina inmutable, como también rechaza el posicionamiento feminista basado en negar la existencia de la feminidad, dado que afirma “todo ser humano concreto está siempre singularmente situado. Rechazar las nociones de eterno femenino, de alma negra, de carácter judío, no es negar que hoy hayan judíos, negros y mujeres; esa negación no representa para los oprimidos una liberación, sino una huida inauténtica”. Entonces, ¿qué es la mujer? “la relación de los dos sexos no es la de dos electricidades, la de dos polos: el hombre representa a la vez lo positivo y lo neutro, hasta el punto que en Francés se dice “los hombres” para designar a los seres humanos. (…)La mujer aparece como el negativo, ya que toda determinación le es imputada como limitación, sin reciprocidad. (…) La mujer tiene ovarios, un útero; he ahí las condiciones singulares que la encierran en su subjetividad, se dice tranquilamente que piensa con sus glándulas. El hombre se olvida olímpicamente de que su anatomía también comporta hormonas, testículos. Considera su cuerpo como una relación

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directa y normal con el mundo que él cree aprender en su objetividad, mientras que considera al cuerpo de la mujer como apesadumbrado por todo en cuanto lo especifica. 'la mujer es mujer en virtud de cierta falta de cualidades -decía Aristóteles- y debemos considerar el carácter de las mujer como adoleciente de una imperfección natural'. Y a continuación Santo Tomás decreta que la mujer es 'un hombre fallido', un ser 'ocacional'. Eso es lo que simboliza la historia de la Génesis .La Humanidad es macho, y el hombre define a la mujer no en sí misma, sino con relación a él, no la considera un ser autónomo. 'La mujer, el ser relativo…' escribe Michellet. Y así lo afirma Benda: `El cuerpo del hombre tiene sentido por sí mismo, abstracción hecha del de la mujer, mientras que este último parece desprovisto de todo sentido si no se evoca a l macho… el hombre se piensa sin la mujer. Ella no se piensa sin el hombre'. Y ella no es otra cosa que lo que el hombre decide que sea. La mujer se determina y se diferencia con relación al hombre, y no éste en relación a ella, la mujer es lo inesencial frente a lo esencial. Él es el Sujeto, él es lo Absoluto; ella es lo Otro” (4). ¿Qué significa que la mujer no es Sujeto si no 'lo Otro`? En “el Segundo Sexo” Beauvoir utiliza como marco teórico a la filosofía hegeliana de los dualismos, y las investigaciones antropológicas de Lévistrauss sobre la prohibición de incesto como inicio de la cultura. Haciendo un reduccionismo teórico, lo que Beauvoir plantea utilizando estas dos teorías vendría a ser que el pensamiento humano se sostiene desde la construcción de alternancias, de dualismos; el día/noche, luna/sol, el Bien/el Mal, estos dualismos se complementan entre sí en relaciones de reciprocidad, el uno no es sin el otro. Así los humananos creamos nuestra propia identidad en dialogo con un “otro”: los proletarios constituyen su 'nosotros proletarios' al contraponerse al 'ellos burgueses', los negros forman un `nosotros negros' al anteponerse a 'lo otro', ellos blancos, etc. Sin embargo, la feminista afirma que esta reciprocidad no existe en la relación de los sexos: el hombre para constituir clanes toma como objeto de intercambio a la mujer, la cosifica en su función de reproductora, utilizándola como objeto sexual y reproductor. Desde esta perspectiva, desde el inicio de la cultura (5) la apropiación y cosificación la hembra humana por los hombres es lo que crea a la 'mujer', y le permite a este constituirse como tal, la mujer es entonces 'lo otro' sobre lo que el hombre constituye su yo sujeto. De esta manera Beauvoir afirma: ¿Cómo es posible, entonces, que esta reciprocidad no se haya planteado entre los sexos, que uno de los términos se haya afirmado como el único

(4) El subrayado es de la autora (5) Ver la prohibición de incesto es tomada como el inicio de la cultura en “Las estructuras Elementales de Parentezco” – Lévi-strauss

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esencial, negando toda relatividad con respecto a su correlativo, definiendo a este como la alteridad pura? ¿Por qué no ponen en discusión las mujeres la soberanía masculina? Ningún sujeto se plantea, súbita y espontáneamente, como lo inesencial; no es lo Otro lo que, al definirse como Otro, define lo Uno, sino que es planteado como Otro por lo Uno, al plantearse este como Uno. Mas, para que no se produzca el retorno de lo Otro a lo Uno, es preciso que lo Otro se someta a este punto de vista extraño. ¿De dónde le viene a la mujer esta sumisión? (…)Existen otros casos en que, durante un tiempo más o menos prolongado, una categoría consigue dominar completamente a otra. (…) Sucede también, a menudo, que los dos grupos en presencia han sido independientes al principio: en otros tiempos se ignoraban, o cada cual admitía la autonomía del otro; ha sido un acontecimiento histórico el que ha subordinado el más débil al más fuerte: la diáspora judía, la introducción de la esclavitud en América, las conquistas coloniales son hechos acaecidos en fecha conocida. En tales casos, para los oprimidos ha habido un antes; tienen en común un pasado, una tradición, a veces una religión, una cultura. [ en el caso del proletariado ] es un desarrollo histórico lo que explica su existencia como clase y lo queinforma respecto a la distribución de esos individuos en esa clase. No siempre ha habido proletarios, pero siempre ha habido mujeres; estas lo son por su constitución fisiológica; por mucho que remontemos el curso de la Historia, siempre las veremos subordinadas al hombre: su dependencia no es resultado de un acontecimiento o de un devenir; no es algo que haya llegado. Y, en parte, porque escapa al carácter accidental del hecho histórico, la alteridad aparece aquí como un absoluto. Una situación que se ha creado a través del tiempo puede deshacerse en otro tiempo: los negros de Haití, entre otros, lo han probado cumplidamente; por el contrario, parece como si una condición natural desafiase al cambio. En verdad, la Naturaleza, lo mismo que la realidad histórica, no es un dato inmutable.(...) Los proletarios dicen «nosotros»; los negros, también. Presentándose como sujetos, transforman en «otros» a los burgueses, a los blancos. Las mujeres -salvo en ciertos congresos, que siguen siendo manifestaciones abstractas- no dicen «nosotras»; los hombres dicen «las mujeres» y estas toman estas palabras para designarse a sí mismas; pero no se sitúan auténticamente como Sujeto. Los proletarios han hecho la revolución en Rusia; los negros, en Haití; los indochinos luchan en Indochina: la acción de las mujeres no ha sido jamás sino una agitación simbólica, y no han obtenido más que lo que los hombres han tenido a bien otorgarles; no han tomado nada: simplemente han recibido . Y es que lasmujeres carecen de los medios concretos para congregarse en una unidad que se afirmaría al oponerse. Carecen de un pasado, de una historia, de una religión que les sean propios, y no tienen, como los proletarios, una solidaridad de trabajo y de intereses; ni siquiera existe entre ellas esa promiscuidad espacial que hace de los negros de Norteamérica, de los judíos de los guetos y de los obreros de Saint-Denis o de las fábricas

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Renault, una comunidad. Viven dispersas entre los hombres, atadas por el medio ambiente, el trabajo, los intereses económicos, la condición social, a ciertos hombres -padre o marido- más estrechamente que a las demás mujeres. Burguesas, son solidarias de los burgueses y no de las mujeres proletarias; blancas, lo son de los hombres blancos y no de las mujeres negras. Todo el ensayo de El Segundo Sexo busca explicar el porqué de esta situación descripta. Esta obra y las siguientes de esta etapa tienen el gran acierto de cuestionar la feminidad, sustituyéndose la idea de las mujeres como grupo natural (sexo) por la de mujeres como grupo social (género), cuestionando las tareas sociales asignadas a ellas sobre la base de las diferencias sexuales;,virando el interés de los derechos jurídicos de la mujer a la cuestión de la subjetividad, la identidad y la vida privada como elementos centrales para la liberación de las mujeres. La producción teórica feminista salió del terreno del Androcentrismo, buscando una nueva teoría que conceptualice lo 'femenino' y 'mujer', y el origen de su opresión nacida desde las mujeres mismas. En 1963 Betty Friedman publica “La mística de la femineidad”, en donde afirma que las mujeres adolecen de una falta de identidad de la mujer producida al ser definida no por lo que es sino por las funciones que ejerce (para el hombre) como las de ser madre, esposa, ama de casa, etc. En 1966 la autora de este libro funda la Organización Nacional de Mujeres en Estados Unidos (conocido como la NOW). Esta organización planteaba como estrategia producir cambios en la subjetividad de la mujer para que estas ocuparan los lugares abiertos a ellas desde los derechos adquiridos en el plano legal, y así poder ocupar un lugar de mismidad, igualdad frente al hombre (feminismo de la igualdad). Esta organización se divide cuando feministas de su interior adhieren a las feministas marxistas que rechazaban el feminismo burgués, y a su vez consideraban al capitalismo como el sistema culpable de la opresión de la mujer. Estas feministas al separarse de la NOW, se integrarían al Movimiento por la Liberación de la Mujer. Esta organización que rechazaba el feminismo liberal, a su vez se divide cuando surgen diferencias hacia la interna, produciéndose la división entre las llamadas feministas 'políticas' (Anticapitalistas) y las 'radicales'. Estas últimas afirmaban que lo que oprimía a la mujer era el orden patriarcal que continuaba intacto. Y que el sujeto que sostenía este orden era el Hombre. Así se separa el feminismo radical. Si bien las deficiencias conceptuales y programáticas de esta corriente son claras, dado que no lograron tomar la crítica marxista del Capital a su propia crítica contra el Patriarcado, aportes que hicieron al feminismo son importantísimos, dado centran sus estrategias al definir que es dentro de la vida llamada 'privada' el pilar fundamental de la la dominación del Patriarcado. La obra principal de esta corriente es “Política sexual” escrita por Kate Millet en 1971, obra en donde escribe la célebre frase

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que las radicales tomaron como eje para sus acciones: “lo personal es político”. Esta obra define al Patriarcado como“una institución en virtud de la cual una mitad de la población (es decir, las mujeres) se encuentra bajo el control de la otra mitad (los hombres)” cuyo lugar de dominación se sostiene desde las relaciones de poder hacia el interior de la familia y la sexualidad. Esta institución –afirma- es el sistema básico de dominación sobre el que se levantan el resto de las dominaciones como la de clase y de raza. El feminismo radical se organizó por grupos de afinidad llamados grupos de “autoconciencia”, que apelaban a la transformación de las mujeres en un proceso individual de cambios radicales en su vida personal. Del feminismo radical evolucionó el feminismo cultural:Este feminismo objeta la idea de conseguir la igualdad al precio del 'suicidio' de las mujeres como tales, y busca por el contrario exaltar los valores positivos de la femineidad que el Patriarcado desvaloriza. El feminismo cultural critica al feminismo radical de la segunda ola, afirmando que este busca una vinculación política entre mujeres desde la “identidad herida”, que produce la victimización de las mujeres que las hacen caer en la impotencia y la esterilización total. Esta postura defiende al “principio femenino” y sus valores bajo la proclamación de la diferencia sexual. Gabriela Castellanos explica este feminismo de la siguiente manera: "La denominación de 'cultural' se debe a que equipara la liberación femenina con la preservación de una cultura de las mujeres, la cual aparece como alternativa a la dominante, saturada de posiciones sexistas. Esta alternativa valora las costumbres de la mujer, su manera de relacionarse, los aspectos típicos de su personalidad. De acuerdo con esta tendencia, las feministas tienen el derecho exclusivo de describir y evaluar a la mujer. Aunque la cultura machista la desprecia, la mujer puede demostrar que sus cualidades son positivas. Aquello que para los sexistas es pasividad o debilidad, en realidad es amor a la paz. Lo que se le reprocha como exceso de sentimentalismo es en verdad una mayor capacidad de expresar sentimientos, de dar ternura. La tendencia a ser demasiado subjetiva, según el discurso dominante, es una mayor conciencia de su afectividad. Lo que debe hacerse, según esta corriente de pensamiento, es reivindicar losatributos femeninos subvalorados por nuestra cultura.” (Feminismo de la diferencia) El feminismo de la diferencia fue una de las respuestas a la encrucijada en que el feminismo de la segunda ola se había metido; ya que la idea de la necesidad de la transformación de las formas de subjetividad socialmente impuestas como la diferencia de género creó un gran conflicto dentro del feminismo: la teoría afirmaba que es la identidad de género lo que vincula políticamente a la mujer, mientras surge la necesidad de destruir esta identidad, dado que está basada en el mito de la feminidad que rechazaban. Scott resume este conflicto afirmando “El feminismo se caracteriza por una paradoja: la necesidad de aceptar y al mismo tiempo rechazar la diferencia

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La tercera ola “La inadecuada llamada de la gente a 'abrazar tanto la masculinidad como la feminidad' cae en la falta de análisis sobre estos conceptos, ya que ambos son invenciones sociales que sirven a los propósitos del poder”.WillfulDisobedience Vol. 2, No. 8. En esta etapa, desde el plano teórico se desarrollan producciones muy fecundas, mientras que como movimiento social el feminismo va a entrando en decadencia por un lado por la variedad de enfoques de soluciones propuestas y visiones de los problemas de esta corriente, sin un objetivo común claro, dado el carácter post-modernista que tuvieron el modo de entender la política las feministas de esta etapa. Por otro lado, en los fines de los '80 y durante los '90 se abrió un proceso de institucionalización y 'domesticación' del feminismo a través del oenegenismo, las políticas de estado de discriminación positiva, etc. Las principales pensadoras de esta etapa son Judit Butler, Chantal Mouffe y Joan Scott. Las cuales profundizan más la Teoría de Géneros, construida durante la ola anterior. Se basan sobre todo en los planteos post estructuralistas para llegar a la conclusión que cualquier definición sobre la mujer es una forma de estereotipar o de encasillarla. Lo que debemos hacer es admitir la pluralidad, la diversidad, la diferencia entre distintas personas, ya sean hombres o mujeres. La tarea feminista, entonces, consiste en deconstruir todos los conceptos de mujer.La gran falencia de estas pensadoras es la ausencia de estrategias claras para poder construir un espacio político colectivo que permita ese proceso de transformación de las relaciones sociales y la degenerización (finalización de la sociedad de géneros). En esta etapa emerge la teoría queer, sobre el que se considera su texto fundacional “El género en Disputa” de J.Butler. Esta teoría -haciendo nuevamente un reduccionismo para sintetizarla- afirma que la orientación sexual y la identidad sexual o de género de las personas son el resultado de una construcción social y que, por lo tanto, no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales. Así, esta teoría rechaza la clasificación de los individuos en categorías universales como "homosexual", "heterosexual", "hombre" o "mujer", "Transexualidad" o "travestismo", las cuales considera que son producto de los límites genéricos impuestos por la heteronormativa, ya que las variantes de actuar y sentir a nuestro cuerpo son infinitas. Contra el concepto clásico de género, que distinguía lo "heterosexual" socialmente aceptado (en inglés straight) de lo "anómalo" (queer), la teoría queer afirma que todas las identidades sociales son igualmente 'anómalas', es decir que todas están

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culturalmente construidas, por lo que también rechaza la existencia de individuos "hombre" o "mujer" en la especie humana. ( ver “Género y Opresión”, y “Butler para principiantes”) Las tres líneas teóricas fundamentales del feminismo: Podemos identificar tres líneas fundamentales dentro de los feminismos, que se encuentran a lo largo de su historia. Dentro de cada una de estas conceptualizaciones se identifican matices pertenecientes a diferentes épocas, grupos y lugares en los que actúan. Feminismo de la igualdad Son todas las posturas que rechazan la sexualización de los dualismos* (que se asignan dicotómicamente al par varón/mujer por la ideología dominante), pero aceptan la jerarquización de las categorías que son asignadas a los varones. Al mismo tiempo afirman que las mujeres han sido entrenadas para ser pasivas e irracionales, pero que podrían adoptar las características asignadas a los varones. Plantean la igualdad entre hombres y mujeres aceptando la jerarquización de las características de masculino superior/femenino inferior. Feminismo de la diferencia Se caracteriza por un rechazo de la jerarquización de las determinaciones asignadas a los varones y mujeres, pero sostiene los roles asignados a ambos géneros. Se asemeja a la ideología dominante ya que identifica a las mujeres con las características que tradicionalmente le han asignado pero rechazan que estas características sean inferiores a las asignadas a los varones. Su estrategia consistirá en una revalorización del lado negativo del par femenino/masculino. Androginia Rechaza tanto la sexualización como la jerarquización de los conceptos del dualismo. Intenta tener una postura crítica en cuanto a los valores asignados a varones y mujeres, así como los papeles sexuales tradicionales. Niegan afirmaciones universalizantes sobre los sujetos, permitiendo entender a las y los sujetos contextualmente y generando la posibilidad de elegir las características que prefieran.

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Género y opresión Este copilado de textos y breve resumen sobre la cuestión de género busca, en tanto herramienta formativa, que nosotros como militantes podamos despegarnos del sentido común impuesto sobre el término 'género' como sinónimo de “mujeres” o “problemática de la mujer y homosexuales”, esta tergiversación vacía todo el profundo contenido político- ideológico del concepto género y lo saca del lugar de importancia que tiene como concepto para el armado de una estrategia feminista. El género, llevó años de apropiación y estudio feminista, y fue y sigue siendo punto pilar de debate dentro del feminismo, dado que de las diferentes formas de entenderlo se han distinguido diferentes corrientes dentro del movimiento. El término género sufrió tal simplificación y tergiversación durante la década de los '80/'90, donde muchas de las demandas y problemáticas planteadas por parte del feminismo son tomadas dentro del derecho burgués y la academia, separándolos del sentido asignado dentro del movimiento y despolitizándolos. Como señala la feminista MaguiBellotti sobre las derrotas que iba teniendo el feminismo en dicha etapa, afirma: El concepto género, su capacidad descriptiva y analítica de las relaciones de poder entre varones y mujeres, comienza a ser usado como diversidad o como equivalente a mujer. Por otro lado es utilizado en la academia para no hablar de feminismos ni de mujeres. Ya no son “Estudios de Mujeres”, menos “Estudios Feministas”, sino “Estudios de género”. (1) En la misma línea señala Joan W. Scott, En su acepción reciente, más simple “género” es sinónimo de “mujeres”. En los últimos años, cierto número de libros y artículos cuya materia es la historia de las mujeres sustituyeron en sus títulos “mujeres” por “género” (…) En esas ocasiones, el empleo de “género” trata de subrayar la seriedad académica de una obra, porque “género” suena más neutral y objetivo que “mujeres”. “Género” parece ajustarse a la terminología científica de las ciencias sociales y se desmarca así de la (supuestamente estridente) política del feminismo. En esta acepción, “género” no comporta una declaración necesaria de desigualdad o de poder ni nombra al bando (hasta entonces invisible)oprimido.(2) Despegándonos entonces de la idea de problema de género = problemáticas femeninas podemos intentar ahondar más en un concepto que sirvió al feminismo para denotar las construcciones culturales/sociales de los roles de las mujeres y los hombres, es decir demostrar que las identidades “femenino” y “masculino” son identidades subjetivas construidas meramente desde lo social; y así permitirnos avanzar en analizar cómo se construyen los géneros, qué intereses sostiene, a quiénes sirve y a quiénes oprime. El presente texto busca ser una herramienta para que nosotros, militantes

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libertarios, demos el paso más importante contra el Patriarcado que es la concientización genuina de cómo opera dentro de nuestra propia subjetividad y modos de entender la realidad, cuáles son sus consecuencias, y el grado de complejidad e importancia que tiene afrontar una verdadera lucha contra este desde el presente para la posible construcción del socialismo libertario. ¿De qué hablamos cuándo hablamos de género? El término “género” nace externamente del feminismo, aparece dentro del campo de la psicología alrededor de los años '60 a partir de estudios sobre personas que tenían una genitalidad e información cromosómica asignada a un sexo que no se correspondía con la conducta y apariencia asignada socialmente a ese sexo.Es decir, frente a la imposibilidad de poder decir que una persona era de sexo femenino o masculino, se resuelve la cuestión cambiando “sexo” por “género”: una persona es de género femenino o masculino, así se logra salvaguardar la dicotomía impuesta por el patriarcado, pero cae uno de los pilares más grandes sobre la que se sostiene esta dicotomía: queda comprobado que los roles “femenino” y “masculino” no tienen su origen en la biología, dado que quienes habían sido educados como “mujeres”, eran verdaderas mujeres a pesar de su información cromosómica “XY”, lo mismo ocurría sobre aquellos que habían sido educados como “hombres” y eran “XX”. (3) Ya en el '49 Simone de Beauvoir había formulado la célebre frase “no se nace mujer, se llega a serlo. Ningún destino biológico, psíquico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad a la hembra humana”, la idea de que “no se nace mujer, se llega a serlo” se puede considerar que es la idea en germen del género: desde el feminismo se abre una etapa en la que no se cuestiona simplemente el lugar de subordinación, opresión y sufrimientos soportados por las mujeres, sino que se cuestiona la misma idea de mujer: ser mujer no tiene por qué ser un destino para nadie, el mismo hecho de ser mujeres marca nuestra opresión porque ser mujeres es cargar con los mandatos sociales de la femineidad. Así se intenta romper con la - todavía vigente- idea de que ser hombres y mujeres es una cuestión “natural”. Posteriormente, en esta etapa se separan los conceptos sexo/ género, es decir macho/hembra no significa hombre/mujer. El primer binomio vendría a ser el sexo, y el segundo el género; el sexo sería biológico, y el género las características adquiridas por la socialización primaria y secundaria que recibe cada individuo por nacer con un sexo determinado (o sea, la educación recibida dentro del núcleo familiar, y luego reforzada por la escuela, los diferentes ámbitos públicos, los medios de comunicación, etc.). Más adelante, entrando en otra etapa dentro del feminismo, Judit Butler en el Género en Disputacritica esta separación de sexo/género con ciertos postulados que hubiesen sido realmente revolucionarios si habrían encontrado un correlato en la práctica más interesante que elplanteado por Butler. Esta autora busca deconstruir y disolver la dicotomía sexo/género al afirmar

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que la misma idea de “sexo” es una construcción social, la construcción de un binomio que impone la idea de un par macho/hembra sustentando la complementariedad corporal con la que se sostiene la heteronormativa. Entonces, habla de lo que llama la “performatividad del género” : la misma expectativa de que un sujeto por nacer sea macho/hembra es lo mismo que hombre/mujer y hace que tal sujeto se vea obligado a actuar como tal, es decir como hombre o mujer, poner en actos esa expectativa social sobre su cuerpo, y someter a este a las cadenas de la feminidad o masculinidad, esta dicotomía es la base de la heteronormativa, y esta -le podemos agregar- la relación social que sostiene al Patriarcado- . De esta forma explica su trabajo de “El género en disputa”: La postura de que el género es preformativo intentaba poner de manifiesto que lo que consideramos una esencia interna se construye a través de un conjunto sostenido de actos, postulados por medio de la estilización del cuerpo basada en el género. De esta forma se demuestra que lo que hemos tomado como un rasgo interno de nosotros mismos es algo que anticipamos y producimos a través de ciertos actos corporales, en un extremo, un efecto alucinatorio de gestos corporales naturalizados. (4) En esta línea, Butler afirma (…) quizá esta construcción llamada 'sexo' esté tan culturalmente construida como género; de hecho tal vez siempre fue género, con la consecuencia que la distinción entre sexo y género no existe como tal”Entonces si no es posible entender el sexo sino como construcción social, ¿para qué necesitamos una categoría llamada género? Si el sexo también está construido, ¿no será que este sexo ha sido género todo el tiempo? (…)Lo que invocamos como el conocimiento naturalizado del género es, de hecho, una realidad que puede cambiar y que es posible replantear, llámese subversiva o llámese de otra forma. (5) Para entender la crítica de Butler al sistema de dos sexos, podemos poner un ejemplo de los tantos que existen, cuando fingiendo neutralidad y objetividad desde el discurso de las ciencias exactas, se intenta examinar si una persona es macho/hembra. Tomemos el ejemplo del Comité Olímpico Internacional cuando en 1968 cambió las pruebas de feminidad por genitales a prueba por cromosomas, y al fracasar para demostrar la feminidad por estas pruebas vuelve a la prueba por genitales en 1992 (o sea que las deportistas olímpicas pasaron de desfilar desnudas ante jueces a presentar pruebas de ADN, y luego volvieron a tener que pasar por el método de desfilar desnudas). Lo interesante de este ejemplo es por qué las deportistas tenían que dar pruebas de feminidad y por qué las pruebas fueron cambiando. La cuestión es que cuando se trata de deportistas que tienen que entrar en la categoría femenino, la imagen misma de las mujeres no alcanza, dado que no tienen las características corporales asignadas a la feminidad (caderas anchas, busto

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pronunciado, etc.) debido a la actividad física que realizan. Lo que ya de entrada como ejemplo, nos demuestra que los cuerpos que tenemos naturalizados como femeninos y masculinos, no son productos naturales sino construcciones sociales del “género/sexo”. Pero lo más interesante es ¿por qué cambiaron las pruebas de genitales a pruebas por cromosomas? Porque en las pruebas por genitales siempre existían personas que no podían atribuírsele ni el sexo femenino ni el masculino, ¿y por qué se volvió a cambiar las pruebas de cromosomas por genitales otra vez? Porque en las pruebas por cromosomas también aparecieron individuos cuya información cromosómica no correspondía ni a femenino/masculino.(6) Es decir que la idea de un sexo femenino/masculino que tan profundamente tenemos internalizada, y tomamos como una verdad dada, una verdad “natural” es una construcción social, y también política- ya que la construcción del género es una construcción de poder- . Obviamente la categoría femenino/masculino no existe en la naturaleza, fue creada por el hombre (“hombre” no como sinónimo de “humanidad”, sino sujeto político “hombre”), y como lo muestra el ejemplo anterior, siempre que surgieron casos que muestran lo débil de los fundamentos materiales de esta categoría, en vez de caer esta, surgen diferentes estrategias para salvaguardar la categoría misma, y por ende el orden social establecido, el orden de la sociedad de géneros: el Patriarcado con su adherente machismo y heteronormativa. Las ideas de Butler al relacionarse con las teorías post-estructuralistas y postmodernas, hacen quela estrategia que propone para el feminismo se vincule a las ideas de sujetos múltiples, relativismo radical y tenga como única propuesta para la práctica la deconstrucción eterna. Pero la deficiencia programática no debe hacernos ignorar y desestimar la importancia de su aporte en tanto crítica al sistema actual y como herramienta en la construcción de la Teoría de Géneros. Además, un dato interesante de Butler, que ayuda a comprender su teoría, es que lejos de nacer sus ideas de abstracciones sin correlato en la realidad material, nacen a partir de la violencia sufrida en su vida misma: Crecí entendiendo algo sobre la violencia de las normas de género: un tío encarcelado por tener un cuerpo 'anómalo', privado de la familia y los amigos, que se pasó el resto de su vida encerrado en un instituto, primos gays que tuvieron que abandonar el hogar por su sexualidad, real o imaginaria; mi propia declaración de homosexualidad a los 16 años, y el subsiguiente panorama adulto de trabajos, amantes y hogares perdidos.(…) Identificar esta violencia fue difícil porque el género era algo que se daba por sentado y que al mismo tiempo se vigilaba terminantemente, se presuponía queera una experiencia natural del sexo o una constancia cultural que ninguna acción humana era capaz de modificar (…)Escribir sobre la desnaturalización del género obedece a un deseo de vivir, de hacer la vida posible, y de replantear lo posible en cuanto tal. ¿Cómo tendría que ser el mundo para que mi tío pudiera vivir con sus amigos, su

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familia o algún otro tipo de parentesco? ¿Cómo debemos reformular las limitaciones morfológicas idóneas que recaen sobre los seres humanos para que quienes se alejan de la norma no estén condenados a una muerte en vida? (7) Es decir, la construcción de la Teoría de Géneros surge a partir de la separación de sexo/género nacida de la crítica que hace el feminismo sobre la identidad femenina y masculina, apropiándose del concepto género, para denunciar las ideas esencialistas que ponen en la naturaleza el origen del ser hombre /mujer. Esta separación entre la biología y la construcción social de lo femenino, permite más adelante criticar también la categoría dual del sexo mismo, y abrir paso a la crítica de la heteronormativa. La base de la construcción del género es la imposición social de binomios organizados de manera dicotómica para la construcción de roles femenino/masculino. Esta dicotomía es un método de clasificación que consiste en la división en dos partes excluyentes, es decir que las características de una excluyen a las de la otra. La organización social patriarcal genera espacios, características y roles dicotómicos, que a grandes rasgos podemos simplificar: -Espacios dicotómicos Masculino: Ámbito público (Estado y trabajo productivo); Femenino: ámbito privado (Familia, trabajo reproductivo) -Características dicotómicas Masculino: objetividad, racionalidad, abstracción, universal, activo, inteligencia, etc.; femenino: emocionalidad, sensibilidad, singularidad, particularidad, pasividad, etc. -Roles dicotómicos Masculino: seguro, protector, emprendedor, valiente, etc.; femenino: linda, buena, maternal, provocativa, etc. Como vemos, la misma dicotomía que conforma los géneros es opresiva, y forma una relación de desigualdad de poder, dominación y sometimiento. Por lo que cuando hablamos de “perspectiva de género” al analizar las diferentes formas de violencia contra la mujer y su lugar de subordinación (como así también el de aquellos condenados a la marginalidad sexual, y en menor medida a todos quienes no encajan dentro de la identidad asignada a la masculinidad hegemónica), hablamos de poder analizar desde la perspectiva de la crítica a la sociedad de géneros como causante de dichas injusticias. Desde esta perspectiva es posible entender por qué fueron las mujeres las condenadas a ser objetos intercambiables desde la misma conformación de los primeros clanes, prostituidas desde los primeros rituales de sacrificio y 'desfloración' de vírgenes, (9), perseguidas desde las cacerías de brujas, condenadas a la maternidad obligatoria, a ser acosadas hasta la actualidad en la calle y en el trabajo, a ser compradas y vendidas para que a su vez otros las alquilen como objetos, a morir en manos de sus parejas, quemadas o

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golpeadas, a ser la mayoría de los pobres (feminización de la pobreza). Desde la perspectiva de género podemos entender desde el por qué un individuo nacido con pene pierde todos sus privilegios al decidir vestirse de mujer todos los días, hasta por qué hay más mujeres madres y prostituidas queobreras y militantes. Heteronormatividad Relación dicotómica complementaria entre personas bajo la unidad “feminino/ masculino” que se produce también en las sexualidades oprimidas, es decir aquellas que escapan de este binomio (donde existe opresión a su interna). Por ejemplo las relaciones lésbicas donde se conforma una persona que asume el “rol masculino” y otra el “rol femenino”, es decir una adaptación a la heteronormatividad. Opresión a la interna de “lo masculino”, es decir, discriminación hacia todo aquello que escapa del ideal de masculinidad heteronormativa. Entonces encontramos que aquel que es flaquito, no es rudo, afeminado, como no apto para cumplir ciertas tareas que sólo sondignas de aquellos que encajan dentrodel “ideal de lo masculino”.

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Doble opresión En el capitalismo, como en las anteriores sociedades, se ha conservado el papel subordinado de la mujer, en la sociedad y en la familia, dado que toda sociedad de clases a su vez necesita del orden Patriarcal para poder existir . La familia se mantiene como una unidad económica de la sociedad, con funciones políticas e ideológicas. En lo que concierne al capitalismo, las mujeres tienen a su cargo el conjunto de las “tareas domésticas”, garantizando que los trabajadores obtengan descanso, ropa y alimento para reiniciar sus tareas día a día (Reproducción y conservación de la fuerza de trabajo). A la vez, son responsables de la crianza de los hijos y de transmitir la cultura y los valores de la sociedad que, según la ideología de las clases explotadoras, se basan en el respeto a la autoridad y el orden establecido (Reproducción ideológica). Las mujeres de la clase trabajadora (por ende, la mayoría de las mujeres) sufre una doble opresión: Una transversal a todas las clases sociales en tanto que mujeres, y otra transversal a toda la clase trabajadora, en tanto que desposeída de los medios de producción. Con respecto al carácter de doblemente oprimida, desde los partidos de izquierda se suele utilizar este concepto para subrayar las diferencias entre proletarias y burguesas, pero se hace la vista gorda para señalar las desigualdades entre trabajadores y trabajadoras que el concepto de “doble opresión” señala. Esto se debe a que no se suele trabajar desde la izquierda la realidad de la solidaridad interclase e intragénero que existe dentro del género masculino para subordinar a la mujer y mantener su lugar de privilegio con respecto a esta (ya sea consciente o inconsciente esta solidaridad). La doble opresión de la mujer nos pone en estas tensiones que debemos resolver al trabajar al mismo tiempo contra la opresión de la burguesía hacia la clase, pero también la que se da dentro de la clase misma. Exige de todo nuestro compromiso elaborar las estrategias y poner el cuerpo a resolver estas tensiones, sobre todo si pensamos no sólo la cuestión ética sino también el aporte programático que da el concepto de Doble Opresión a nuestra tarea militante: Al ser las sujetas oprimidas de la clase trabajadora las que también sufren la opresión del género, por lo que sufren al Capitalismo y al Patriarcado con mayor profundidad, son las que más contradicciones tienen materialmente con el actual sistema y quienes tienen la necesidad mayor de cambiarlo. Por lo que agudizando sus contradicciones y avanzando en sus reclamos, son potencialmente el sujeto revolucionario imprescindible para la caída de ambos sistemas. Así vemos cómo no sólo por lo que atañe al futuro sino por lo que compete a lo estratégico desde el presente, entendemos gracias a la idea de doble opresión, que sin feminismo no hay socialismo.

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El Patriarcado y el Estado Los Estados de las distintas épocas no fueros siempre iguales. Los hubo más basados en el control militar y el esclavismo, como en la antigüedad; los hubo basados en castas de duques, condes, y títulos nobiliarios de distinta índole con la concentración absoluta de un Rey; y actualmente pesa sobre las espaldas de los oprimidos y explotados de este mundo un tipo particular de Estado moderno. Bien pueden aclararse las particularidades de un Estado que ha hecho de la extensión de la miseria y la exclusión, el método sistemático para gestionar la explotación sobre aquellos sectores sociales que considera más explotables, sobretodo en el marco del neoliberalismo. En cada uno de estos distintos “tipos” de Estado, encontramos sin embargo una característica fundamental: la necesariedad de que las clases dominantes diriman cuál es el tipo de capital(8) que pondrá al resto de los capitales en punga, a fin de establecer un dominio (a veces más teñido hegemonía cultural, y a veces más basado en la violencia física) sobre el resto de las clases. Así mismo, tal y como hemos desarrollado previamente, el Patriarcado es una de las dominaciones históricas que se establecen fundamentalmente desde el hombre hacia la mujer, pero que cobra un sentido más específico en las sociedades modernas con la opresión de género. Es decir aquella serie de características atribuidas a un determinado género (tanto “masculino” como “femenino”) a fin de justificar el dominio de uno, lo cual oprime tanto a varones como a mujeres, haciendo pesar mucho mas su dominio en estas últimas. Aún así, el Patriarcado es una conjunción de estos múltiples dominios, estableciendo además, una asociación entre Padre-Dios, el dador de vida, el héroe, aquel en cuyo regazo puede contener a todos, dirimiendo entre justos e impíos. Es la ley hecha carne. Aquí, se podría tomar la doble acepción de la palabra “Ley”. En términos burgueses, sería aquel código que establece tanto los derechos como las obligaciones, un código penal, etc. En términos psicoanalíticos, si bien es más complejo, se trata del modo en que se prohíben las relaciones incestuosas madre-hijo, a través de la figura del Padre, a fin de introducir al niño en la ley social (más amplia y tortuosa que el aparato legislativo burgués). Al Estado, bien podrían aplicársele las dos acepciones: como hacedor del mundo formal, como protector. En definitiva como una potencia que se mantiene mas allá de las contradicciones para dotar al mundo de una (8) En los Estados absolutistas se produce un triunfo del capital jurídico, sobre los capitales económicos, simbólicos (iglesia en su mayoría), militares, e informacionales. En el Estado moderno, esa relación es más compleja, mediante la hegemonía del capital económico, imponiéndose en la mayoría de los Estados capitalistas medianamente desarrollados. (Ver Borudieu 1993, “Espíritus de Estado: Génesis y estructura del campo burocrático“).

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vitalidad que no tendría sin su concurso. Aquí es donde se junta el Estado y el Patriarcado. En tanto Estado burgués, es el portador en última instancia de la violencia física y el hacedor de la ley que lo legitima para el ejercicio de esa violencia. En tanto Padre, es el cobijo en el que los conflictos se funden con un afectuoso abrazo, y además es el que “hace”, el que ordena, el que propone frente a lo que entiende por caos social (ya sea el mercado, ya sea los movimientos o las organizaciones del pueblo), el que da “vida” al fin y al cabo. . Así vemos como en su lógica general de dominación, la ideología patriarcal es la rectora de lo que se llama “razón de Estado”: el Estado más allá de la ideología con la que busque imbuírselo, el Estado como institución. Tal y como a partir de la “Doble opresión” que mencionamos antes, no podemos entender el dominio de género desvinculado de las dominaciones de clase, tampoco podemos entender la lucha contra el Estado, sin emprender al mismo tiempo una lucha contra el Patriarcado. Es un sistema de opresión doblemente estructurado: opresión de género y clase; opresión Estatal y Patriarcal. Por estos todos estos motivos, entendemos desde Bandera Negra que debemos darnos profundas reflexiones al interior de la izquierda: Primero en nuestra propia práctica, qué tipo de jerarquía damos a la cuestión del Patriarcado como piedra fundamental junto con el Capital en el actual sistema de opresión, qué tipo de relaciones personales se construyen hacia el interior de la militancia, si las estructuras organizacionales reproducen o desafían el orden social del género, y empodera o debilita a las mujeres hacia el interior de la organización política, y si favorece o no la sumatoria de más mujeres a la vida pública y organización política. Como así también, debemos profundizar el trabajo de la transformación de las relaciones sociales desde el presente, superando el mero consignismo. Por ejemplo, desde el plano educativo cabe destacar la necesidad de trabajar profundamente por cuestiones tales como la entrada a los ámbitos educativos formales a las mujeres y hombres trans, por el acceso y permanencia en todos los niveles de las mujeres que tienen hijos, cuestiones que hacen a la democratización y carácter verdaderamente publico de la educación. Como así también, pensar qué tipo de conocimientos y relaciones pedagógicas se producen en los establecimientos educativos, y pensar alternativas posibles y diferentes estrategias en pos de otro tipo de educación que no esté al servicio de la conservación de los roles de géneros y la organización social paternalista.

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BANDERA NEGRA es el fruto de un camino de construcción colectivo. Hemos pasado, en distintos momentos, por muchos niveles de militancia: independientes de base, agrupaciones de colegio, de carrera, de facultad, e incluso experiencias más amplias como frentes o federaciones. Pero hoy, finalmente, podemos decir que estamos donde queremos estar, en la construcción de un espacio militante libertario de grandes perspectivas y posibilidades, que sea capaz de darle al movimiento estudiantil (secundario, terciario y universitario) las herramientas necesarias para luchar por la educación pública y avanzar junto a la clase obrera y el pueblo en el camino de su liberación.Es por eso que al momento de formar BANDERA NEGRA, uno de los desafíos principales que atravesamos fue evaluar, discutir y finalmente acordar qué tipo de organización debíamos impulsar para avanzar en los objetivos propuestos. Así es que hoy somos una TENDENCIA ESTUDIANTIL LIBERTARIA, una definición que no es simplemente una elección de palabras, sino una opción de construcción determinada en el movimiento estudiantil. TENDENCIA: Al elegir ser una tendencia, nos afirmamos en varios sentidos. Las bases teóricas para nuestra definición como Tendencia se encuentran en los escritos (y fundamentalmente la práctica) que impulsó en los 60 y 70 la Federación Anarquista Uruguaya. Esta fue la experiencia libertaria que mayor grado de desarrollo alcanzó en aquellas décadas revolucionarias y que sienta un precedente importantísimo para todxs lxs compañerxs que, desde esta parte del continente, buscamos avanzar en la lucha por el Socialismo y la Libertad. Una Tendencia es un espacio de organización inserto en un movimiento de masas (en nuestro caso, el estudiantil, pero aplicable también al barrial, obrero, cultural, etc) que adopta una serie de definiciones que la diferencian del movimiento en general, pero que a la vez son lo bastante amplios como para permitir que compañerxs de diversas experiencias e incluso ideologías puedan trabajar de conjunto. Buscamos crecer construyendo en todos los niveles, pero no como un fin en sí mismo, sino como un medio, para que la propuesta libertaria se expanda a todos los rincones de Argentina donde la lucha por la educación del pueblo esté

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presente. A su vez, en ese camino nos vamos encontrando con muchxs compañerxs, colectivos, agrupaciones y organizaciones que buscan avanzar en nuestro mismo sentido, el de construir un cambio revolucionario y libertario para nuestra sociedad. Como Tendencia Estudiantil es que podemos contribuir con nuestras particularidades y experiencias a un proyecto de conjunto que está resurgiendo, desde la base misma de un pueblo que se subleva y busca un cambio de raíz. Por eso mismo, llamamos a todxs lxs estudiantes que sientan esta necesidad y se vean interpelados por nuestros acuerdos y accionar cotidiano, a que se sumen a construir. Todos los esfuerzos son necesarios, y para todxs hay un puesto en la lucha. ESTUDIANTIL: Esta definición que podría parecer obvia (ya que somos estudiantes) es también una elección. Entendemos que el alcance que la educación pública ha logrado en nuestro país, constituye al movimiento estudiantil en un espacio atravesado por distintas clases sociales. A diferencia de otros países, donde existen mayores restricciones, el ingreso al colegio, el instituto o la universidad sin necesidad de arancel crea un sistema educativo donde asisten grandes franjas de sectores populares, dentro de los que nos reconocemos a nosotrxs mismxs, por lo que es un ambiente propicio para interpelar al resto de nuestra clase. A su vez, si bien hay también (sobre todo en los niveles superiores) estudiantes provenientes de la burguesía o la pequeña burguesía profesional, buscamos que estxs compañerxs se identifiquen con los reclamos, necesidades y proyectos de la clase obrera y el pueblo en su conjunto. En los momentos de cambios revolucionarios, el movimiento estudiantil fue un aliado indispensable de la clase obrera, como ocurrió en Cuba, o en nuestro Cordobazo. E incluso tiene la capacidad degenerar reclamos propios que cuestionen el fondo de la dominación capitalista, como sucede actualmente en Chile. Existe una contradicción insalvable entre el capitalismo como modo de producción y dominación, y el acceso a una educación pública, gratuita y de calidad para todxs. Para superarla, se hace necesario un cambio radical, y en esa batalla es que cumple un rol primordial el conocimiento que como estudiantes generamos cotidianamente. Este puede servir para que el capital se reproduzca, o puede servir para que el pueblo se emancipe. De nosotrxs, lxs estudiantes, depende. LIBERTARIA: creemos que nuestra mejor definición ideológica es la que proviene de nuestros acuerdos: Anticapitalismo, Antiestatismo, Clasismo, Antiautoritarismo, Anarcofeminismo, Acción Directa, Democracia Directa y Federalismo. Si bien estas provienen de la experiencia histórica y las realizaciones positivas del anarquismo, como así también el origen de nuestro desarrollo militante, consideramos que los hechos valen más que las palabras. No es lo importante denominarse anarquistas, sino actuar de acuerdo a los principios libertarios, impulsarlos en nuestros espacios de militancia y que sean aceptados por el conjunto del movimiento estudiantil.

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Tras la Rebelión de 2001, por ejemplo, grandes sectores del pueblo impulsaron espontáneamente reclamos y modos de organización de marcado perfil libertario, aún sin tomar definiciones ni banderas. Es algo que está presente en la memoria de los pueblos desde que tomaron conciencia de sí mismos y comenzaron a rebelarse. Se trata, para nosotrxs, de hacer crecer eso que subyace, un mundo nuevo para todxs. Por eso mismo, como ya dijimos, llamamos a todxs a luchar por el Socialismo y la Libertad. La experiencia del tiempo de militancia como BANDERA NEGRA, que es el fruto de años anteriores y nuevas trayectorias que se suman a nuestro proyecto, es altamente satisfactoria. Hemos logrado avanzar como nunca antes pudimos hacerlo, creando genuinos espacios de militancia en todos los niveles, que pueden verse en nuestras luchas de todos los días. Aumentamos nuestra presencia en colegios secundarios de la Ciudad y hemos avanzado en una deuda pendiente, que es expandir la construcción hacia el Conurbano bonaerense. Así es como hoy estamos en el Oeste y en el Sur, luchando a diario donde el neoliberalismo ha dejado su huella más profunda. Logramos asentar nuestra presencia también en el nivel terciario, enfocados en aquellas instituciones que son directamente formadoras de trabajadores docentes, como los Normales y los Profesorados. Y en el nivel universitario hemos crecido no solo dentro de la UBA (hacia facultades donde anteriormente no existía militancia libertaria agrupada, como Ciencias Médicas o Psicología, lo que nos da presencia en 6 de las 13 facultades de la Universidad), sino también en el IUNA. Al igual que en Secundarios, avanzamos hacia el Sur del Conurbano y comenzamos a construir en la Universidad Nacional de Quilmes. Esto hemos logrado en estos meses de trabajo constante, decidido y real, lo que confirma que nuestras discusiones iniciales llegaron a buen puerto. Por lo tanto, solo nos queda seguir avanzando, seguir construyendo, en el camino de la lucha por la educación pública y con el objetivo siempre presente, de la Revolución Social.

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