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Entrevista

Eduardo Losoha, Vicario Judicial Adjunto de la Diócesis de Bilbao

Encarcelado en Guinea Ecuatorial y exilado, encontró sosiego en Bizkaia

Desde septiembre pasado, el presbítero Eduardo Losoha viene desempeñando la labor de Vicario Judicial Adjunto en el seno del Tribunal Eclesiástico diocesano, que estudia los casos que se presentan para la nulidad matrimonial. Nacido en 1965 en Basilé, pequeña población de la isla de Fernando Poo (actual Bioko, en Guinea Ecuatorial), tiene actualmente 56 años. Y estas funciones las combina con su participación en la Unidad Pastoral de Barakaldo. Nada le fue regalado; de familia modesta, tuvo que hacer numerosas veces entre 6 y 8 kilómetros para ir andando a la escuela. Joven con inquietudes religiosas y sociales, vino a España e ingresó en el seminario de Cuenca. De regreso, ofició como párroco en la catedral de Malabo y dirigió Cáritas en un país corrupto y con los fuegos de un volcán mandado dictatorialmente por Teodoro Obiang Ngema. Acusado de colaboracionista con la revuelta organizada por jóvenes de la etnia bubi, fue encarcelado 3 años y amnistiado en 2001. Siendo su situación insostenible en Guinea Ecuatorial, se exiló a Madrid y en 2005 llegó a Bilbao.

En el asunto africano, usted maneja valentía y crítica con cierto desparpajo… tras permanecer 15 años en silencio. ¿Ha encontrado la paz en el País Vasco?

No creo que sea una cuestión de valentía. Es un deber cristiano denunciar las injusticias y la violación de los Derechos Humanos. Mi silencio podría interpretarse como pasividad o indiferencia ante el sufrimiento de mis compatriotas. En Bizkaia, encontré la paz y el sosiego necesario para realizar mi misión sacerdotal. Ésta es la razón de mi presencia aquí: servir a la Iglesia de Jesús. Por mis estudios de Derecho Canónico, además del trabajo en las parroquias, se me pidió colaborar con el Tribunal Eclesiástico, primero como abogado estable, después Defensor del Vínculo, luego como Juez y recientemente Vicario judicial adjunto.

¿Qué ha cambiado respecto a los casos registrados a finales del siglo pasado?

En la actualidad tramitamos menos causas que en años anteriores. El matrimonio canónico cada vez tiene menos aprecio en nuestra sociedad. Ha disminuido el número de bodas, también las civiles. Por otro lado, los que sufren una ruptura no ven necesario saber si su matrimonio fue nulo o no, simplemente acuden al divorcio dejando de lado el aspecto sacramental. En el 2021 se han presentado 11 demandas y hemos atendido a más de un centenar de personas. Con la reforma del Papa Francisco en 2015, a la que se dio una gran cobertura mediática, aumentaron significativamente las causas tramitadas, pero no sólo nulidades matrimoniales, el Tribunal también interviene en otras materias canónicas. ¿Qué duración tiene la tramitación de la nulidad matrimonial y cuál es su coste?

Cada proceso es único y tiene su vida propia. En nuestro Tribunal, un proceso ordinario dura aproximadamente un año, desde que se presenta la demanda hasta que se dicta la sentencia. Hay que tener en cuenta que es necesario un tiempo previo para la preparación de la demanda. La falta de recursos no es motivo para no iniciar el proceso. Las tasas son 700 euros, que se pueden reducir a 400 o eximirse totalmente. Más de la mitad de las causas son gratuitas. El hecho de pagar o no, no influye en el juicio.

“Ezkontza guztiz apurtuta dagoanean, konponketarik ez daukanean eta ezkonkideek euren bizimodua berregin dabenean datoz gugana barriro Eleizatik ezkontzeko asmoz”

Los razonamientos para solicitarla serán numerosos, pero ¿cuáles son los más habituales?

Generalmente, se suele solicitar la nulidad matrimonial cuando el matrimonio está ya roto y no tiene arreglo; los esposos han rehecho sus vidas con otras personas y quieren volver a casarse por la Iglesia. Hay casos en los que, sin tener pareja, la persona quiere estar en paz consigo misma.

¿Qué porcentaje de procesos de nulidad matrimonial llegan al Tribunal Eclesiástico vía sacerdotes parroquiales y cuántos directamente por los implicados o sus abogados?

Son muy pocos los casos que vienen por recomendación de los sacerdotes. Sería bueno que, desde las parroquias, cuando se tenga conocimiento de un caso, se animara a la persona a consultar con el Tribunal.

¿Es habitual que los solicitantes decidan acogerse al abogado que ofrece el Tribunal?

Sí, es lo más habitual. Se trata de una asistencia letrada gratuita ofrecida por los abogados estables, profesionales nombrados para esta tarea.

¿Está desterrado el bulo de que la nulidad matrimonial a través de la Iglesia es para ricos o para gente socialmente influyente?

No sabría decir si está desterrado o no dicho bulo. Lo cierto es que quienes piensan así están totalmente equivocados. Atendemos a personas de todas las condiciones sociales, no hacemos distinción alguna.

EDUARDO LOSOHA

“Kausen erdia baino gehiago doakoa da”

“Kristinau modura, ezinbestekoa da justiziarik eza eta Giza Eskubideen bortxaketak salatzea”

En alguno de los casos, ¿se suscitan roces por disparidad de criterio entre el Defensor del Vínculo y los abogados de las partes que proponen la nulidad matrimonial?

Yo no hablaría de roces. Son roles diferentes. El Defensor del Vínculo sostiene la validez del matrimonio y los abogados defienden las peticiones de la parte a la que representan, siempre buscando la verdad, con argumentos basados en hechos que hay que probar. Cada uno desempeña su papel y son los jueces los que deben decidir si el matrimonio es nulo o no, según su ciencia y conciencia. En casos concretos, ¿hay insatisfacción por las sentencias y a éstas siguen recursos?

Como se suele decir comúnmente, nunca llueve a gusto de todos. Siempre cabe la posibilidad de recurrir la sentencia. Este año sólo se ha presentado un recurso de apelación. Con frecuencia, no resulta fácil entender la sentencia, pues las causas que han provocado la nulidad afectan a las personas de tal forma que se requiere un ejercicio de humildad para asumirlas.

El decreto de confidencialidad de los Autos data de 2012, ¿sería apropiada una actualización?

Sigue en vigor, recoge una medida prevista por el Derecho Canónico para garantizar y proteger la intimidad de las personas, que consideramos necesaria.

Por último, ¿cómo la pandemia ha afectado al trabajo del Tribunal, en general, y a las vistas judiciales, en particular?

Bueno, la situación de la pandemia nos ha afectado como a todo el mundo. Aunque los procesos y sus plazos se suspendieron durante el confinamiento, al tratarse de un procedimiento principalmente escrito, continuamos trabajando telemáticamente desde casa. El 26 de mayo de 2020 retomamos la actividad presencial y procesal, aplicando todas las medidas recomendadas: uso de mamparas y mascarillas, ventilación de los espacios, desinfección de manos, etc •

Ernesto Díaz

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