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Acompañamiento en las exequias

José Antonio Herrero.

“Acompañar en los tanatorios es como un regalo. ¿Por qué? Porque me recuerda la fe que he vivido y la que he mamado. La fe que a veces se me ha olvidado, pero que está ahí. Me recuerda que algún día me va a tocar a mí y que, por la edad, no va a tardar mucho. Es un momento que, generalmente, uno lo quiere esconder, pero ahí está. Cuando me miro al espejo veo a una persona querida por Dios

Juan Luis Crespo.

“Me aparté de la Iglesia a los 14 años y volví a los 24 y desde entonces no he parado. He pasado por monitor de juventud, pastoral familiar y ahora me han `fichado´ para este servicio en los tanatorios. Estoy de suplente. Me llaman cuando hay más funerales de lo habitual a la vez. Si me llama Alberto voy. Desde ese momento estoy en oración. Algunos responsos son más complicados por las características de la persona que ha fallecido, pero intento tratar a todos por igual, independientemente de las circunstancias. Realmente en un momento así lo que se necesitan son las tres C-s: Conmover, Consolar y Compadecer. Y algo muy importante es la pastoral del abrazo. De esta manera muestras a la otra persona que tienes los mismos sentimientos, aunque en diferentes grados. Uno de nuestros objetivos en este servicio es hablar de la vida eterna, porque es lo que tiene sentido para nosotros.

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