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Mons. Satué: “La sinodalidad es una buena noticia para toda la Iglesia”

Mons. José Antonio Satué participó en febrero en la VIII Jornada del Ministerio Ordenado, organizada por el Secretariado para el Ministerio Ordenado y el Instituto Diocesano de Teología y Pastoral (IDTP). Natural de Huesca, es obispo de Teruel y Albarracín “una Diócesis pequeña que no llega a 100.000 habitantes, -explica- pero que es muy extensa”. Algunos pueblos están a dos horas de la capital y tiene una población muy dispersa, con más de 250 parroquias. En el último siglo, Teruel ha perdido la mitad de su población y él reconoce que eso marca mucho “es un caso clarísimo de la España despoblada, pero es gente muy acogedora, que procura que su situación y la de su tierra mejore y también son capaces de disfrutar de esa situación en la que viven. Yo, la verdad es que allí me encuentro en mi casa”.

En su paso por Bilbao, Mons. Satué habló ante un grupo de más de 60 personas, del importante papel que el ministerio ordenado tiene en el desarrollo de la sinodalidad, “buena noticia para toda la Iglesia”, que no se tiene que dejar de puertas adentro, “sino que nos tiene que ayudar a cumplir mejor nuestra misión, cada uno la suya, la de los sacerdotes, el laicado o las personas consagradas”.

Reconoce que el proceso sinodal ha despertado muchas esperanzas “pero tampoco podemos negar que hay ciertas resistencias, aunque en general, -señalapercibo en las personas más implicadas dentro de la Iglesia, tanto laicado como sacerdotes, una esperanza fuerte de que nos pueda servir para renovarnos tanto personal como comunitariamente. Y eso afectará también a la manera en la que transmitiremos o haremos presente la ter nura de Dios en nuestro mundo”.

Resalta la importancia de animar este proceso por parte del ministerio orde nado “El concilio repite muy a menudo que el sacerdocio ministerial está al servicio del sacerdocio común de todos los fieles y, por tanto, nuestro papel de pastores es ayudar a que cada persona bautizada desarrolle toda su potencialidad. Por otra parte, según reconoce algún documento de la Santa Sede, el ministerio ordenado tiene la mision específica de ayudar, a que este proceso sinodal de discernimiento comunitario, se desarrolle en fidelidad al Evangelio y a la tradición de la Iglesia. Una tradición que tenemos que interpretar creativamente, pero también fielmente. Ese es nuestro papel, animar y ayudar a que el proceso se mantenga fiel a la tradi ción de la Iglesia”.

Menores no acompañados

Durante un tiempo Mons. Satué vivió en Roma donde fue oficial de la Congregación para el Clero en la Santa Sede y colaboró con la Casa di Marco, institución para menores no acompañados del Servicio Jesuita a Refugiados. Fue una experiencia muy importante para él “una cosa son los temas de los que hablamos, cuando no conocemos a personas concretas que están implicadas y otra es cuando ciertamente las conocemos. Yo, ahora, cuando se habla de menas, pongo caras concretas a los chavales que estaban en aquella casa, que venían casi todos en patera o en muy malas condiciones”.

Recuerda como veía la tristeza en sus caras durante meses “hasta que llegaba un momento en que cambiaban y empe- zaban a ver aquello como una oportunidad”. Tenían dificultades con el idioma, la mayoría hablaban árabe “en muchas ocasiones era solamente estar, acompañar y cuando veías alguno más triste, pues acercarte. La verdad es que eran chavales que aprendían rápido el idioma y en algún momento te podías comunicar”. Por otra parte, todos eran musulmanes “y tampoco era cuestión de hacer catequesis allí, pero yo cada vez que me iba, tenía la sensación de haberme renovado por aquellos chavales” •

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