OTOÑO Esparce octubre, al blando movimiento del sur, las hojas áureas y las rojas, y, en la caída clara de sus hojas, se lleva al infinito el pensamiento. Qué noble paz en este alejamiento de todo; oh prado bello que deshojas tus flores; oh agua fría ya, que mojas con tu cristal estremecido el viento! ¡Encantamiento de oro! Cárcel pura, en que el cuerpo, hecho alma, se enternece, echado en el verdor de una colina! En una decadencia de hermosura, la vida se desnuda, y resplandece la excelsitud de su verdad divina. Juan Ramón Jiménez
EL OTOÑO SE ACERCA El otoño se acerca con muy poco ruido: apagadas cigarras, unos grillos apenas, defienden el reducto de un verano obsInado en perpetuarse, cuya suntuosa cola aún brilla hacia el oeste. Se diría que aquí no pasa nada, pero un silencio súbito ilumina el prodigio: ha pasado un ángel que se llamaba luz, o fuego, o vida. Y lo perdimos para siempre. Ángel González
LLUVIA DE OTOÑO ... El agua lava la yedra; rompe el agua verdinegra; el agua lava la piedra... Y en mi corazón ardiente, llueve, llueve dulcemente Esté el horizonte triste; ¿el paisaje ya no existe?; un dia rosa persiste en el pálido poniente... Llueve, llueve dulcemente. Mi frente cae en mi mano ¡Ni una mujer, ni un hermano! ¡Mi juventud pasa en vano! -‐-‐ Mi mano deja mi frente... -‐-‐ ¡Llueve, llueve dulcemente! ¡Tarde, llueve; tarde, llora; que, aunque hubiera un sol de aurora no llegará mi hora luminosa y floreciente! ¡Llueve, llora dulcemente! Juan Ramón Jiménez
VIENTO DE OTOÑO Hemos visto, ¡alegría!, dar el viento gloria final a las hojas doradas. Arder, fundirse el monte en llamaradas crepusculares, trágico y sangriento. Gira, asciende, enloquece, pensamiento. Hoy da el otoño suelta a sus manadas. ¿No sientes a lo lejos sus pisadas? Pasan, dejando el campo amarillento. Por esto, por senIrnos todavía música y viento y hojas, ¡alegría! Por el dolor que nos Iene cauIvos, por la sangre que mana de la herida ¡alegría en el nombre de la vida! Somos alegres porque estamos vivos. José Hierro
AMANECER DE OTOÑO Una larga carretera entre grises peñascales, y alguna humilde pradera donde pacen negros toros. Zarzas, malezas, jarales. Está la Ierra mojada por las gotas del rocío, y la alameda dorada, hacia la curva del río. Tras los montes de violeta quebrado el primer albor: a la espalda la escopeta, entre sus galgos agudos, caminando un cazador. Antonio Machado
Tan, tan. ¿Quién es? El Otoño otra vez. ¿Qué quiere el Otoño? El frescor de tu sien. No te lo quiero dar. Yo te lo quiero quitar. Tan, tan. ¿Quién es? El Otoño otra vez. Federico García Lorca
RETORNOS DE OTOÑO Nos dicen: Sed alegres. Que no escuchen los hombres rodar en vuestros cantos ni el más leve ruido de una lágrima. Está bien. Yo quisiera, diariamente lo quiero, mas hay horas, hay días, hasta meses y años en que se carga el alma de una justa tristeza y por tantos moIvos que luchan silenciosos rompe a llorar, abiertas las llaves de los ríos. Miro el otoño, escucho sus aguas melancólicas de dobladas umbrías que pronto van a irse. Me miro a mí, me escucho esta mañana y perdido ese miedo que me atenaza a veces hasta dejarme mudo, me repito: Confiesa Di también: Tienes frío. grita valientemente que quisieras morirte. Di también: Estás solo, aunque otros te acompañen. ¿Qué sería de I si al cabo no volvieras? Tus amigos, tu niña, tu mujer, todos esos que parecen quererte de verdad, ¿qué dirían? Sonreíd. Sed alegres. Cantad la vida nueva. Pero yo sin vivirla, ¡cuántas veces la canto! ¡Cuántas veces animo ciegamente a los tristes, diciéndoles: Sed fuertes, porque vuestra es el alba! Perdonadme que hoy sienta pena y la diga. No me culpéis. Ha sido la vuelta del otoño. Rafael AlberL
OTOÑO En llamas, en otoños incendiados, arde a veces mi corazón, puro y solo. El viento lo despierta, toca su centro y lo suspende en luz que sonríe para nadie: ¡cuánta belleza suelta! Busco unas manos, una presencia, un cuerpo, lo que rompe los muros y hace nacer las formas embriagadas, un roce, un son, un giro, un ala apenas; busco dentro mí, huesos, violines intocados, vértebras delicadas y sombrías, labios que sueñan labios, manos que sueñan pájaros… Y algo que no se sabe y dice «nunca» cae del cielo, de I, mi Dios y mi adversario. Octavio Paz
VALS EN LAS RAMAS Cayó una hoja y dos y tres. Por la luna nadaba un pez. El agua duerme una hora y el mar blanco duerme cien. La dama estaba muerta en la rama. La monja cantaba dentro de la toronja. La niña iba por el pino a la piña. Y el pino buscaba la plumilla del trino.
Pero el ruiseñor lloraba sus heridas alrededor. Y yo también porque cayó una hoja y dos y tres. Y una cabeza de cristal y un violín de papel y la nieve podría con el mundo si la nieve durmiera un mes, y las ramas luchaban con el mundo una a una, dos a dos, y tres a tres. Federico García Lorca
IDA DE OTOÑO Por un camino de oro van los mirlos... ¿Adónde? Por un camino de oro van las rosas... ¿Adónde? Por un camino de oro voy... ¿Adónde, otoño? ¿Adónde, pájaros y flores? Juan Ramón Jiménez