La idea de las termas nace en busca de recuperar la identidad del baño ya perdida en Quito, piscinas como las del Sena, Santa Clara o las mismas piscinas de Guápulo ya no existen o se encuentran es estado de abandono. Lamentablemente, la ciudad no ha creado nuevas piscinas públicas para el uso y recreación de la gente, olvidando la importancia en términos de salud e higiene que estas representan dentro de las grandes ciudades desde el tiempo de los griegos antiguos. El edificio se plantea como una excavación en la montaña en memoria de la cantera, que ahí existió.