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SAVE LA DATA por Yumber Vera Rojas

Dentro de la amplitud y el colorido de la escena de la música urbana argentina, Save La Data ocupa un lugar insular. A pesar de que sus shows en vivo se transformaron paulatinamente en su mejor tarjeta de presentación, al igual que en una experiencia única, no se trata de un colectivo, ni de una crew. A lo que más se parece es a una banda. Pero ni tanto. O quizá es la síntesis de todo eso. El Auelo, MC de este laboratorio sonoro todavía en construcción, mide sus palabras al momento de definir la identidad del proyecto. “Es un grupo cuyo espíritu creativo se basa en la colaboración”, explica. “Nosotros cinco somos el núcleo estable, y a partir de ahí sumamos a otros músicos. Proveemos la producción, el manejo del material y la gestión de fechas. A los artistas invitados sólo les pedimos que hagan su parte performática de la manera más lúdica posible”.

Aunque tampoco es una jam, Save La Data es un compendio de músicos del funk, del R&B y del hip hop argentino: movidas que supieron cobijar y moldear ese formato. “Somos un híbrido”, aclara El Auelo. “Cuando el proyecto surgió, era una especie de jam curada o preproducida. La idea era generar unos beats, y ofrecerlos. Pero nos agarró la pandemia, y todo lo que eran shows en vivo se cortó. Modificamos el eje, y empezamos a hacer esos beats para una situación más cancionera. Le pasamos la instrumentación a los artistas para que compusieran un tema, una letra o lo que sea”. A lo que Sophie Sobral, cantante del grupo, añade: “En esa etapa inicial, nuestra idea nunca fue hacer covers, que es algo característico de las jams. Queríamos que surgieran composiciones arriba de los beats. De hecho, muchas de las canciones fueron compuestas para nuestro primer show”.

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Si los grupos que reivindican al groove tienen su sostén en la base rítmica, en Save La Data ese lugar lo ocupa la dialéctica entre el bajista Federico Ulrich y Manquel Lo Presti, devenido en este caso en beatmaker o en algo parecido a un arquitecto sonoro. “Cuando hago el sampling, imagino de qué manera pueden sonar la batería y el bajo, en primera instancia. Después viene el resto de la instrumentación”, describe Manquel. “No tenemos referencias de otros proyectos que hagan lo mismo que nosotros. Los beats provienen de vinilos y casetes heredados de abuelos u otros familiares. Pero nunca usamos cosas tan trilladas. Tratamos de reciclar sonidos vintage con elementos que vamos consiguiendo. Alguien en otra parte del mundo debe estar haciendo algo similar a lo que hacemos que nosotros. No lo sabemos. Aunque tampoco sería motivo de inspiración”.

Entonces El Auelo, también frontman de Militantes del Clímax, ahonda: “La motivación y por qué surgió esto fue porque Manquel estaba experimentando con el sampleo, que es una técnica que a mí me gusta mucho y que es característica del hip hop”, apunta. “A partir de eso, la idea era colaborar con artistas que cada uno de nosotros fue conociendo, y con los que generó vínculo. Tiene una cosa más social dentro de la música. Por ahí no podemos colaborar con esa gente en otro contexto, como en mi caso. Militantes de Clímax es una banda grande, y eso me limita a poder hacer algo con algún cantante o una rapera que me gusta. Save La Data es más manejable, y es lo que nos divierte. Tiene un espíritu más por ese lado que por la búsqueda propiamente musical. Lo sonoro terminó siendo producto de las personas que estábamos involucradas y del deseo de explorar”.

Artistas como Cusifai, An Espil y Emcikre están entre las voces invitadas de los exiguos registros musicales de Save La Data que se pueden conseguir en las plataformas digitales de música. También en YouTube. Sin bien el concepto del proyecto está resuelto, aún no le encontraron definición a la manera de presentarlo. Hasta ahora no existen discos del grupo, sino extractos de grabaciones de shows en vivo. “Es lo que más nos cuesta responder cada vez que nos preguntan por lo mismo”, se sincera El Auelo. “Es un proyecto extraño que surgió en un contexto extraño como la pandemia. Fue lo que pudimos hacer en ese momento. Para nosotros era mucho más fácil laburar desde el sampleo y las voces, que juntar a una banda. No podías salir de tu casa, pero sí podías mandar un archivo por Internet. Es algo medio indefinido, ahora estamos produciendo cosas”.

Más allá de la particularidad del proyecto, la propia coyuntura (por la razón o por la fuerza) fortaleció su esencia: reciclar la información. O, como su nombre lo indica, salvar la data. En la medida que van tomando conciencia sobre el hecho creativo, le ponen rótulo al resultado de su producción: track, pieza, canción. “Es un poco de todo”, afirma Sophie. “Quizá hay algo flotando en el aire, un concepto de buscar dejar sentada la data en distintos formatos. Jugamos con eso a propósito. Por eso la estética tiene que ver con el disquete o el videocasete. Hay beats de Save La Data que son grabados desde un casete o sampleadeos desde ahí. Le mete un poco de verdeo”. Y El Auelo completa: “Nos divierte explorar. Nos divierte conseguir un equipo viejo, una máquina de ritmos vieja, y sacar un beat de ahí. Pese a que hoy lo podés hacer de Internet, esa es nuestra parte nerd. Forma parte de las cosas con las que crecimos”.

En 2020, apenas nació este laboratorio sonoro, cada uno de sus integrantes hizo su aporte arqueológico y de archivología. “Fui a buscar los vinilos que dejó mi abuelo, que eran de tango”, rememora Sophie, dueña de una carrera solista que tiene en el single Colores su más reciente lanzamiento. “Se los di a Maquel, quien se puso a buscar una orquesta zarpada, y armó un beat. Nos es que buscamos música de los géneros que nos gusta. Sería más fácil. Pero preferimos rescatar elementos que son impensados”. Sin embargo, la solidez del acabado final de las pistas contrasta con la metodología de trabajo del quinteto. “Somos desorganizados en ese sentido”, reconoce la cantante. “Los beats surgen más de la curiosidad espontánea. Uno deja un vinilo, y otros se ponen a escucharlo. Y se arma una colaboración. Igual, estamos todo el tiempo conectados en lo cotidiano”.

El Auelo aprovecha esa cotidianidad para diseccionar aún más el proceso de producción de los beats en Save La Data: “Cuando nos juntamos a escuchar los discos, sacamos un par de loops. Un poco empieza por ahí”, revela. “Por ahí quedan cuatro o cinco beats básicos, rudimentarios, que van a parar a una especie de archivo. Y después viene la parte de la colaboración. Dependiendo de si el invitado es un vocalista o un músico, vemos el tipo de música que hace, el tipo de onda. Dentro del archivo de beats disponibles, y que están medio crudos, empezamos a tantear cuál pista le queda mejor. Se trata de hacer un macheo entre las ideas que hay, con lo que uno se imagina para ese artista. A partir de eso, le damos dos o tres opciones para que se sienta cómodo o cómoda al momento de elegir. Cuando eso vuelve con una propuesta, se empieza a construir una composición”.

A la hora del show en vivo, y como resultado de ese trabajo de producción previo, Save La Data puede llegar a tirar alrededor de 18 pistas. “El vivo nos ordena. Es el espacio para poner a circular esos beats que se cocinan previamente”, especifica Sophie, lo que le da pie a El Auelo para aclarar: “No hay tanta improvisación. A los recitales llegamos con los temas ya listos. Algunos son breves y otros instrumentales, que sirven para las intro”. Aparte de los dos cantantes, del DJ y del bajista, el grupo lo completa Johnatan Vainberg en guitarra (es asimismo sonidista de Save La Data, al igual que de Wos, Nafta y Militantes). Ellos son el núcleo estable, al que se van sumando en sus actuaciones (de manera itinerante) otros cantantes y músicos. “Entre nosotros tenemos un set básico, donde incluimos los temas grabados”, detalla Sophie. “Luego se suman los invitados, que por ahí hacen temas que no están grabados”.

Si bien está latente la posiblidad de que no participen invitados, la misma experiencia de su performance termina invocando el featuring. Y esto evoca el espíritu de fraternidad de las iniciáticas block parties. “No tenemos 20 años”, expedita El Auelo. “El hip hop lo curtimos desde jóvenes. De chico, yo grababa mis casetes de la radio, y para mí ese es un soporte hermoso. Al igual que el vinilo. Poder explorar eso es algo que nos da mucho gusto. Además, acá es muy difícil tener una samplera o a una máquina de ritmos. Son equipos que están viejos”. A pesar de su devoción por el pasado, Save La Data no deja de mirar al futuro. “Mi sueño de niño era pasar por la puerta de un bar, escuchar hip hop y entrar a ver qué pasaba. Pero lo que terminaba sucediendo era que tenía que tomarme un tren y dos colectivos para ir a un lugar donde eso sucedía. Por eso me encanta que sea hoy un lenguaje comprendido”.

Por más que Save La Data ponga la tilde en su cualidad experimental, apelando incluso a ese groove lo-fi y a esas voces souleras para sostenerla, en sus presentaciones en vivo la respuesta ha sido diferente. Su participación en el festival Hit Hot en el estadio Obras Sanitarias, en septiembre de 2022, fue fiel reflejo de ello. “Fue el primer show que hicimos en un escenario grande”, expresa El Auelo, cuyo proyecto paralelo compartió grilla con Militantes del Clímax, An Espil y Nafta. “Pensamos que el público iba a ir más tarde, como suele pasar. Pero había bastante cuando salimos al escenario. Ese show lo tomamos como el cierre de una primera etapa: desde que surgimos hasta hoy. Y eso fue algo muy lindo para nosotros. La verdad es que no podíamos haber pedido más. Fue una manera de rendirle tributo a la gente que nos apoyó desde el principio”.

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