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8 súper alimentos de esta temporada

Las vacaciones no son momento de complicarse ni hacer grandes elaboraciones. Para elegir el menú es importante recordar tres aspectos básicos: uno, que con el calor los niños pierden apetito; dos, que proporcionarles una buena hidratación es esencial; y tres, que hay que tener más precaución con las intoxicaciones por alimentos.

Menos apetito

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Para combatir la falta de apetito típica de los niños en verano, opta por platos fríos. Los calientes apetecen menos y sacian más. Fruta y verdura deberían ser ahora más que nunca las estrellas del menú. Sacian poco y algunas piezas tienen un alto contenido en agua (el tomate, por ejemplo, un 94% de su peso) por lo que, además de alimentar, hidratan y ayudan a evitar el estreñimiento, típico en verano. Elige las que sean de temporada, mucho más ricas en nutrientes y que estén un poco maduras, porque son más digestivas.

Evita elaboraciones muy secas. “Una carne un poco dura será más difícil de aceptar que un corte jugoso, porque en verano incluso masticar da pereza. Una sopa o una papilla

La merluza

En verano hay gran variedad de pescados, pero según Pedro Frontera es mejor optar por los blancos, que tienen menos grasa y se digieren mejor. “La merluza siempre queda blandita, por eso la recomiendo mucho en platos veraniegos”, dice. Al horno o en papillote es nutritiva y saludable. Desmenúzala y anima al niño a coger trocitos con las manos, o acompáñala con salsa de tomate o verduras. Hacer con ella albóndigas y croquetas es otra idea: son fáciles de masticar y se pueden llevar a cualquier sitio.

La sandía

Es súper refrescante e hidrata muchísimo, así que resulta ideal para las tardes de verano. Puedes utilizarla para hacer una deliciosa sopa: sólo tienes que batirla (quita antes las pepitas) con un poco de limón y yogur. Como postre puedes prepararla en brochetas (con manzana y uvas queda genial) o en gelatina: hazla en casa añádiéndole trocitos de fruta y sírvela fría (otra forma de beber agua... ¡y mucho más divertida!). Y como merienda, no falla el granizado o el helado de sandía, que puedes elaborar solo con un poco de limón y agua, o con nata y leche.

El melocotón

Es digestivo y ayuda a combatir el estreñimiento (pero algunos pediatras aconsejan retrasar su introducción hasta los 18 meses porque es muy alergénico). Cuando el niño pueda tomarlo dáselo cortado en trocitos o en una macedonia. En repostería, apunta estas ideas: bizcocho de melocotón, natillas con trocitos de frutas o batido de melocotón y leche. “Un melocotón fresco suele apetecer mucho y con él das un montón de nutrientes al niño”, comenta el pediatra.

La pasta

Contiene carbohidratos, que aportan energía al cuerpo, y suele gustar a los niños. Además, puedes prepararla como plato único, una excelente alternativa si tu hijo no tiene mucho apetito. Por ejemplo, haz una ensalada fría de pasta con guisantes, jamón dulce, queso fresco y tomate, o incluso unos espaguetis a la boloñesa. Otras ideas en esta dirección son los canelones de carne o de espinacas con pescado. Y en cuanto a las lasañas frías, son otra buenísima opción veraniega de plato único. Prueba la de atún, es muy fácil de elaborar.

F R E S C O S Y S A N O S

menos espesas de lo habitual van muy bien... La nutrición es la misma, solo cambiamos la elaboración”, dice el pediatra Pedro Frontera, autor de Niños bien alimentados (editorial Síntesis). Por último, olvida un poco la rigidez en los horarios; si esperando media hora el niño tiene más hambre, ¿por qué no hacerlo?

Más hidratación

En verano los niños pueden deshidratarse con mayor facilidad, por eso el doctor recomienda ofrecer líquido regularmente y hacerlo entre las comidas, para no perjudicar el apetito. Una alternativa al agua son los zumos diluidos de fruta, a los que puedes añadir hortalizas. Los zumos industriales, sólo si no llevan azúcar añadida, que quita el apetito.

Cuidado con el calor

El último punto a tratar sobre su alimentación en verano es cuidar mucho la higiene al preparar sus comidas y evitar alimentos que pueden contaminarse con bacterias por estar expuestos al calor, como los elaborados con huevo, para prevenir intoxicaciones.

Gemma Cardona

Asesor: Pedro Frontera, pediatra

El tomate

El alimento rey del verano. Rico en vitaminas, minerales y agua, es muy digestivo y puedes ofrecérserlo al bebé a partir de los 6 meses. Es ideal para hacer zumo o preparar elaboraciones frías, como tomates rellenos: este plato, además de ser muy completo, permite ir cambiando el relleno según el gusto de tu hijo. Como ideas: queso fresco, jamón dulce, huevo duro o atún. A partir de los 18 meses, dáselo al niño cortado en trocitos junto a otros alimentos como huevo duro o incluso con una manzana en cuadraditos.

La zanahoria

“La zanahoria es fundamental en la nutrición infantil”, dice el pediatra. Además de ser rica en vitaminas y minerales, es digestiva, estimula el apetito y ayuda a combatir el estreñimiento. Seguramente una de las mejores maneras de comerla es cruda, porque fortalece dientes y encías. Si ya mastica bien, ofrécele palitos de zanahoria fresquitos, que puede mojar en alguna salsa de yogur, o córtala en trocitos pequeños con formas divertidas. Para acompañar carnes o pescados, prueba el puré de zanahoria y patata, queda muy suave. O como merienda: una tarta de zanahoria, ¡súper saludable!

El calabacín

Muy rico en agua (95% ), aporta vitaminas A, B y C y potasio. Su sabor suave hace que sea fácil de aceptar para los niños. Puedes elaborar con él platos fríos, como una crema fresca de calabacín que enriquecerás si le añades trocitos de jamón dulce o de queso. O puedes hacer un pastel de calabacín al horno. Si salís de excursión, una buena idea es usarla como ingrediente de una tortilla o de una quiche vegetal, que luego puedes cortar en trozos para que tu hijo vaya cogiéndolos con los dedos.

El pollo

Como se digiere fácilmente, es de las primeras carnes que se introducen en la papilla de los bebés. Entre los niños más mayores tendrán éxito las alitas de pollo al horno o unas simpáticas brochetas con tomate y calabacín a la plancha. Los niños aceptan muy bien la hamburguesa de pollo porque les resulta fácil de masticar. Otras opciones, si vais de excursión, son las clásicas croquetas o las pechugas rebozadas, que puedes cortar en trozos para que el pequeño los coja con las manos, o incluso incluir en un bocadillo, acompañadas con tomate y lechuga fresca.

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