National Geographic México Febrero 2021

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02.2021

EL ENIGMA

VIRUS D E LO S

Nos matan por millones, pero sin ellos la vida sería imposible 02/21




MÁS ALLÁ

FEBRERO DE 2021

C O N T E N I D O

En portada El Mimivirus es uno de los virus más grandes y complejos que se conocen. Los científicos esperan que estudiarlo arroje luz sobre el origen y la proliferación de los virus. ILUSTRACIÓN DE MARKOS KAY

T E S T I M O N I O S

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LA GRAN IDEA

Nacido para vagar

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Nunca fuera de temporada Plantas frágiles y bien conservadas durante mucho tiempo cobran nueva vida frente a la cámara. F OTO G R A F Í A S D E NICK KNIGHT

Tras meses de confinamiento por la pandemia, este autor está aún más seguro: explorar el planeta es una actividad fundamental para los humanos. POR ERIC WEINER

DECODIFICADOR

Voltaje volcánico ¿Cómo las erupciones volcánicas provocan relámpagos?

INNOVADOR

P O R JA S O N T R E AT

Atención a las tortugas Los reptiles se originaron en África, donde ahora están desprotegidos, dice un conservacionista que busca remediarlo.

E I R E N E B E R M A N -VA P O R I S

P O R A N N I E ROT H

Å K E R ST RÖM ; F OTO

EN EL CAMPO

Frío noruego Con traje de neopreno, surfea aguas a 4 °C en invierno. P O R LO L A A K I N M A D E D E A N D R E A F R A Z Z E T TA

ADEMÁS

Ojos que disuaden ataques Nuevo retrete espacial

ADEMÁS

La vida en tirolesa


F E B R E R O

A R T Í C U L O S

Un mundo de virus Sí, el coronavirus es un asesino. Pero los virus también pueden ser benéficos. P O R D AV I D Q U A M M E N F OTO G RA F Í A S D E CRAIG CUTLER ......................................

P. 30

Mujeres en movimiento En 2019, 130 millones de mujeres no vivían en su lugar de origen según datos de migración. Ese año, decenas de millones se vieron obligadas –por enfermedades, desastres naturales, violencia o pobreza– a migrar en sus países o hacia el extranjero. P O R AU R O R A A L M E N D R A L F O T O G R A F Í A S D E E V E RY DAY P R O J E C T S . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . P.

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CONTENIDO

Preservar el paraíso En Costa Rica, un oasis de biodiversidad siente los efectos de la COVID-19. P O R JA M I E S H R E E V E F OTO G R A F Í A S D E C H A RL I E H A M I LT O N J A M E S ......................................

P. 90


NATIONAL GEOGRAPHIC SOCIETY es una organización mundial sin fines de lucro que extiende los límites de la exploración para incrementar el entendimiento de nuestro planeta y generar soluciones para un futuro más sostenible.

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T E S T I M O N I O S FOTOGRAFÍAS DE ODO L

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N AT I O N A L G E O G R A P H I C


SIEMPRE EN TEMPORADA Especímenes recolectados por más de 300 años se preservan con cuidado en un herbario de Londres. VO L . 4 8 N O. 2

Un lirio escalante recolectado en Inglaterra en 1954 (izq.) y una Angelica cyclocarpa de Nepal tomada en 1975, muestran la belleza duradera de las plantas bien preservadas.

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T E S T I M O N I O S

Las enredaderas de pasiflora han sido apreciadas en jardines de clima templado por mucho tiempo. Ahora alojado en el Museo de Historia Natural de Londres, este espécimen se cultivó en Nueva York en 1972.

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N AT I O N A L G E O G R A P H I C


En el sentido de las manecillas del reloj: lechuga de mar, Isla de Man (1895); orquídea Dracula roezlii, Colombia (1885); algas pardas o cola de pavo real, Inglaterra (1930); camelia, Inglaterra (1979).

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T E S T I M O N I O S

En 1982, naturalistas trajeron a Inglaterra muestras de Brownea rosa-del-monte, un árbol del sotobosque en la selva de Panamá. Se dice que algunas partes de la planta se usaban con propósitos medicinales.

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N AT I O N A L G E O G R A P H I C


Una cualidad distintiva de Anemone hortensis es su variación de color. Estas anémonas tienen pétalos rojos, blancos, rosas, morados o malvas y su centro suele ser de un tono morado uniforme.

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T E S T I M O N I O S

EL TRASFONDO E N E S T E M U S E O, P L A N TA S D E TO D O E L M U N D O H A N S I D O R E C O L E C TA D A S , P R E S E R VA D A S Y A H O R A F O T O G R A F I A D A S .

del Museo de Historia Natural en Londres es una de las colecciones de plantas más grandes del planeta. Los especímenes recolectados durante más de 300 años fueron secados y luego pegados sobre papel en álbumes grandes, los cuales se resguardan cada uno en su propio cajón al interior de una cámara climatizada. Muchas muestras son reliquias de un mundo que ya no existe, traídas por científicos famosos como Carlos Linneo. Durante el esplendor del Imperio británico, los científicos recolectaban plantas con propósitos médicos y económicos. EL HERBARIO

Por años, el fotógrafo Nick Knight hojeó páginas del herbario en busca de ejemplares atractivos. Él y su esposa Charlotte hojearon miles de muestras pardas y marrones hasta encontrar algunas vibrantes: nenúfares y camelias. Knight fotografió cientos de especies en un diminuto estudio que instaló en el museo. Luego, durante la posproducción, borró las notas escritas y otros detalles originales para que las plantas aparentaran flotar. Todo lo que queda es el fino arte de la naturaleza, cultivado en el pasado y capturado para la posteridad. — DA N I E L S TO N E

En 1966, un biólogo recolectó ramas de este arbusto elegante en Belice.


E X P L O R A LO S D E S C U B R I M I E N TO S D E H OY Q U E D E F I N I R Á N E L M U N D O D E M A Ñ A N A N AT I O N A L G E O G R A P H I C

VO L . 4 8 N O. 2

¿Nacimos para deambular? V I A J A R N O E S R A C I O N A L , P E R O E S TÁ E N N U E S T R O S G E N E S . E S T O S S O N L O S M O T I VO S P O R L O S Q U E D E B E R Í A S P L A N E A R T U P R ÓX I M O R E C O R R I D O.

POR ERIC WEINER

últimamente: lo uso como portavasos o para nivelar las patas de la mesa, también es un excelente juguete para mi gato. Bienvenido a la pandemia de las decepciones. Viajes cancelados o ni siquiera planificados por temor a que se suspendan. Reuniones familiares, intercambios en el extranjero, vacaciones en la playa… ¡puf!, se fueron. Un virus diminuto los aniquiló. Este sedentarismo no es natural para los humanos. Viajar está en nuestros genes. La mayor parte de nuestra historia como especie “la hemos vivido en gran medida como cazadores-recolectores y nómadas que se desplazaban en grupos pequeños de 150 o menos”, escribe Christopher Ryan en Civilized to Death. Esta vida nómada no fue accidental. Fue práctica. “Mudarnos con un grupo vecino siempre es una opción para evitar posibles conflictos o cambiar de aires sociales”, afirma Ryan. Y Robert Louis Stevenson lo precisó: “El asunto es moverse”. L E H E DA D O B U E N U S O A M I PA SA P O RT E

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REFLEXIONES

EN LA PROPIA NATURALEZA DEL VIAJE RADICA LA ESPERANZA . SUP ONE ILUSIÓN. EXIGE UN ACTO DE FE E IMAGINACIÓN SUBIR A U N AV I Ó N Y D I R I G I R S E A UN DE STINO LE JANO.

¿Pero qué pasa si no podemos movernos? ¿Qué ocurre si no logramos cazar o recolectar? ¿Qué hace un viajero en tal caso? Hay muchas respuestas, y “desesperar” no es una de ellas. Somos una especie que se adapta. Podemos tolerar periodos breves de sedentarismo obligado. Y una pizca de autoengaño ayuda: nos convencemos de que no estamos castigados, sino descansando entre viajes, como el vendedor que espera su siguiente comisión. Pasamos los días revisando revistas de viajes o feeds de Instagram. Vemos con nostalgia nuestros souvenirs. Todo ayuda. Por un momento. La industria del turismo la pasa mal, igual que los viajeros. “Le di tantas vueltas a mi decepción que casi me dolía de manera física”, me contó la periodista Joelle Diderich desde su hogar en París, tras cancelar cinco viajes apenas la primavera pasada. Mi amigo James Hopkins es budista y vive en Katmandú, Nepal. Uno creería que goza de la cuarentena en una especie de retiro forzado de meditación. Y así fue por un tiempo. Pero, en una llamada reciente por Skype, James se veía demacrado y abatido. Me confesó que estaba inquieto, que extrañaba su itinerario de “10 viajes al año”. Nada parecía ayudar. “No importa cuántas velas encienda, cuánto incienso queme, a pesar de vivir en uno de los lugares más sagrados del sur de Asia, no pude cambiar mis hábitos”. Cuando colgamos sentí un alivio, mi malhumor se había validado. No soy yo, es la pandemia. Pero también me preocupé, pues si un budista en Katmandú está por enloquecer, ¿qué esperanza tenemos el resto de las almas que no acostumbramos esa quietud? En la propia naturaleza del viaje radica la esperanza. Viajar supone ilusión. Exige un acto de fe e imaginación subir a un avión y dirigirse a un destino lejano, esperando, deseando probar lo inefable. Viajar es una de las pocas actividades que hacemos sin conocer el resultado y nos deleitamos en esa incertidumbre. Nada es más olvidable que un viaje que sale tal como se planeó. racional. No tiene sentido apretarse en un supuesto “asiento” para desplazarse a una velocidad aterradora con destino a un sitio distante en el que no hablas el idioma ni conoces las costumbres. Todo a un costo altísimo. Si ejecutáramos un análisis del costo-beneficio, nunca viajaríamos. Sin embargo, lo hacemos. V I A JA R N O E S U N A AC T I V I DA D

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N AT I O N A L G E O G R A P H I C


Las formaciones geológicas en el Parque Nacional Badlands inspiran “otra forma de ver las cosas”, lo que para el escritor Henry Miller era una de las recompensas de viajar.

FOTO: BENJAMIN RASMUSSEN

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REFLEXIONES

Por eso soy optimista sobre el futuro de los viajes. De hecho, argumentaría que es una industria esencial, una actividad básica. No en el mismo sentido que los hospitales o las tiendas de alimentos: viajar es crucial como los libros y los abrazos. Es alimento para el alma. En este momento estamos entre un platillo y otro, saboreando dónde hemos estado y anticipando a dónde iremos. Tal vez sea Zanzíbar o acampar en las cercanías, donde siempre hemos tenido ganas de ir. James Oglethorpe, un viajero experimentado, está feliz de quedarse quieto por un momento y contemplar “el cambio gradual de luz y las nubes en la cordillera Azul” de Virginia, EUA, su hogar. “Mi mente puede llevarme el resto del camino por el mundo y más allá”. No es el lugar lo que es especial, sino lo que llevamos a él y, lo más importante, cómo interactuamos con él. Viajar no se trata del destino ni el trayecto sino de descubrir “otra forma de ver las cosas”, como subrayó el escritor Henry Miller. No necesitamos viajar muy lejos para adquirir una nueva perspectiva. Nadie lo sabía mejor que Henry David Thoreau, quien vivió buena parte de su corta vida en Concord, Massachusetts, donde observó el lago Walden Pond desde todos los ángulos posibles: la cima de una colina, en sus orillas, debajo del agua… A veces se agachaba y se asomaba por entre sus piernas para maravillarse con el mundo invertido: “Desde el punto de vista indicado, toda tormenta y toda gota de agua en ella es un arcoíris”, escribió. Thoreau nunca se cansó de contemplar su amado lago, como tampoco nosotros lo hemos hecho con la belleza sutil de nuestro mundo análogo e imperfecto. Si acaso, la pandemia revivió nuestro cariño por él. Ya sabemos cómo es una existencia digital, aislada, y (al menos a la mayoría) no nos gustó. Las bancas del estadio Wrigley Field en Chicago, la sección de orquesta del Lincoln Center en Nueva York, los callejones de Tokio… extrañamos esos sitios. Somos criaturas de lugar y siempre lo seremos. Tras los ataques del 11 de septiembre, muchos predijeron que sería el fin de los vuelos, o al menos que se reducirían de manera considerable. No obstante, las aerolíneas se recuperaron rápido y, para 2017, trasladaron un récord de 4 000 millones de pasajeros. Nos privaron de volar por un tiempo y lo valoramos más, al grado de que hoy toleramos la inconveniencia de los filtros de seguridad (revisiones de cuerpo completo) por el privilegio de transportarnos a sitios lejanos, donde compartimos el pan con otros.

Futuros sostenibles A medida que los viajes se normalizan, algunos destinos estarán mejor preparados para gestionar los problemas que presenta el turismo. Los 25 destinos que forman parte de nuestra lista anual “Lo Mejor del Mundo” (ngenespanol.com/traveler) adoptaron soluciones como la conservación de la naturaleza y del patrimonio cultural. Esta es una breve selección.

VIAJAR ES ALIMENTO PARA EL ALMA. EN ESTE MOMENTO ESTAMO S ENTRE UN PL ATILLO Y OTRO, SAB OREAND O D ÓNDE HEMOS ESTAD O Y ANTICIPANDO A DÓNDE IREMOS.

En nuestra prisa por regresar al mundo deberíamos tener en cuenta el efecto que ha ejercido el turismo masivo en el planeta. Ahora es el momento de adoptar los valores fundamentales del turismo sostenible y permitir que guíen nuestros recorridos. Salir de las rutas tradicionales, quedarse más tiempo en los destinos, viajar en temporada baja o conectar con las comunidades y consumir de manera local. Adquirir bonos de carbono y recordar que el chiste de viajar es aceptar las diferencias que hacen de este mundo un lugar tan extravagante. “Uno de los enormes beneficios de viajar es conocer gente y descubrir puntos de vista distintos al propio”, asegura Pauline Frommer, experta en viajes y locutora de radio. Así que adelante, planea tu siguiente salida. Es bueno para ti según investigadores como Matthew Killingsworth, decano de la Facultad de Wharton en la Universidad de Pensilvania. “Anticipar el futuro puede ser una fuente de alegría si sabemos que nos esperan cosas buenas, y anhelar el viaje es muy positivo en particular”, dijo a National Geographic el año pasado. Planificar un viaje es casi tan placentero como hacerlo. La anticipación es la propia recompensa. He visto de primera mano la emoción de un viaje esperado. A mi esposa no le entusiasman las fotos de viaje, pero ahora pasa horas en Instagram mirando fotos de cabañas en los Alpes y arrozales en Bali. Un día le pregunté por qué. “Son fascinantes. Me recuerdan que hay un mundo enorme y hermoso allá afuera”, me confesó. Muchos, yo incluido, hemos dado por sentado viajar. Nos volvimos flojos y privilegiados, y eso nunca es bueno. Tom Swick, cronista de viajes, me comparte que antes, viajar lo daba por hecho. Ahora, asevera, “lo considero un regalo”. j Eric Weiner es corresponsal en el extranjero para NPR y autor de libros como The Geography of Bliss, The Geography of Genius y The Socrates Express.

Denver, Colorado Para 2030 espera que 100 % de su consumo energético sea renovable.

Copenhague, Dinamarca Para 2025 quiere ser la primera capital del mundo con huella de carbono cero.

Alónnisos, Grecia Conservará un naufragio antiguo en un nuevo museo submarino. Gabón Protegerá más de 11 % de su territorio como parque nacional.

Columbia Británica, Canadá Se centrará en experiencias indígenas gestionadas por las naciones originarias del país. Isla de Lord Howe, Australia Reclutará voluntarios de la comunidad y tecnólogos para proteger especies endémicas.


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HALLAZGOS

No son ojos reales, pero... Los grandes felinos pueden cancelar una cacería si creen que han sido reconocidos, así que los ganaderos de Botsuana ahuyentan depredadores al pintar ojos en el trasero del ganado. Un estudio de cuatro años concluyó que el ganado con marcas tiene menor probabilidad de ser atacado que el que no las tiene. —AR

ENVÍOS DESDE L A VA N G U A R D I A DE LA CIENCIA Y L A I N N O VA C I Ó N

ECOSISTEMAS

¿Cómo ves?: Un talento más de las aves lira 1

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Los nuevos elementos del retrete incluyen: (1) el asiento y (2) el tanque que trata la orina para convertirla en agua potable (como dice la astronauta Jessica Meir: “¡El café de hoy es el café de mañana!”). VIAJES ESPACIALES

SERVICIOS MEJORADOS N A S A R E D I S E Ñ Ó E S T E I N O D O R O E S PA C I A L PA R A Q U E F U N C I O N E M E J O R , S O B R E T O D O PA R A L A S A S T R O N A U TA S E N E L E S PAC I O , D E P O S I TA R L O S D E S E C H O S humanos de manera adecuada puede ser difícil. La falta de gravedad puede ocasionar irregularidades excretoras, como se escuchó en el centro de mando de NASA durante la misión Apolo 10, en 1969: “Papel, ¡pronto! –imploró Tom Stafford a sus compañeros–. Hay un trozo de mierda flotando en el aire”. Ahora, por primera vez desde 1993, NASA envió un inodoro rediseñado a la Estación Espacial Internacional. Como su predecesor, el reluciente trono usa la succión para eliminar rápido los residuos. Los astronautas orinan en un embudo con manguera, y depositan el material sólido como se debe. Pero, con más mujeres en el espacio, el nuevo retrete también se diseñó para la anatomía femenina, por lo que permite que las mujeres hagan varias cosas a la vez, lo que la agencia llama “operaciones dobles”. Además, el asiento y el barandal facilitan el trabajo. “Algunos prefieren flotar sobre el asiento, otros sentarse con firmeza –dice Melissa McKinley, de NASA–. Lo importante es que la forma [del asiento] te lleve al sitio preciso”. Un extra: levantar la tapa activa la succión automática para evitar flotadores indeseados. — N A D I A D R A K E

FOTOS (DE ARRIBA ABAJO): BEN YEXLEY; JAMES BLAIR, NASA/JSC; JOEL SARTORE, PHOTO ARK

La espléndida ave lira puede aplastar escorpiones con sus patas como rastrillos; imita sonidos, desde alarmas de autos hasta el habla de humanos, y un nuevo estudio apunta a que esta ave polifacética escarba más tierra que cualquier otro animal en la Tierra, incluso más que lombrices y tuzas. Al buscar insectos en el suelo forestal, cada ave puede remover la enorme cantidad de 352 toneladas de hojarasca y tierra cada año a lo largo de su territorio, al este de Australia. Esto oxigena el suelo y reduce los riesgos de incendio. — A N N I E R O T H


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DECODIFICADOR

VOLTAJE VOLCÁNICO

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Varios ki kilóm lómetrros por o or encim enc ima de es e te p pun unto to, el agu agua en la colu olumna mna com mienza a congelarse, lo oq que ue pued ed de ac activ t ar de tel des t los mu uy intensos.

Nuevos hallazgos dilucidan complejos procesos tras los relámpagos volcánicos. P O R I R E N E B E R M A N - VA P O R I S Y J A S O N T R E AT FOTOGRAFÍAS DE FRANCISCO NEGRONI CUANDO EL VOLCÁN Calbuco

de Chile se despertó con un estruendo en abril de 2015, hizo erupción sin mayor advertencia. La columna de humo cargada de ceniza y fragmentos de roca se elevó 23 kilómetros a la atmósfera para generar una espectacular tormenta que produjo miles de relámpagos. A pesar de que las explosiones volcánicas más poderosas y de mayor altura suelen producir las tormentas eléctricas más deslumbrantes, no todas las erupciones crean relámpagos. Los científicos comienzan a entender los complicados procesos que determinan la diferencia. La intensidad y el agua tienen un papel fundamental. Las recientes erupciones en Alaska e Indonesia han esclarecido cómo el hielo puede ocasionar relámpagos, aunque aún no se sabe la proporción exacta de hielo o ceniza que se necesita para formarlos. Hoy se estudian las mayores erupciones para obtener respuestas.

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Según Según n su tamaño año o y carga, ga, las pa p rtí tícul cu as a se se mue mu ven a differe erente er nte es velo velocid cidade ade ad des por tod da la la colu olumna mna er e upt ptiva iva.. iva

CÓMO LAS ERUPCIONES VOLCÁNICAS DESATAN RELÁMPAGOS

El mag m ma se essintegra

Las pa Las parrtículas colisionan

Mientrass el magma se eleva Fragmentos hacia la sup uperficie del volde roca Gas en cán, su conte tenido de agua expansión se evapora con on rapidez, lo que desintegra gra lla roca fundida en pequeñas ñas parpa tículas. Esto crea partículas as cargadas durante la primeCámara magmática ra etapa de una erupción.

A medida que la columna eruptiva alcanza la atmósfera, las partículas densamente comprimidas choc hocan entre sí impulsadass po por la potencia. La fricció ricción provoca que ganen anen y pierdan electrones, por lo que se cargan tro de electricidad.

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MAYA WEI-HAAS. FUENTE: ALEXA VAN EATON, ENCUESTA GEOLÓGICA DE ESTADOS UNIDOS

Columna eruptiva


DÓNDE:

Los Lagos, Chile

C UÁ N D O :

abril de 2015

en abril de 2015, el volcán Calbuco hizo erupción por primera vez desde 1972, en dos fases primarias. El fotógrafo Francisco Negroni capturó la explosión llena de relámpagos con vívidos detalles.

DISTINCIÓN:

CHILE

A MÉRI CA DEL SU R

Calbuco 2 015 m 6 611’

2

1

Las a co coli l ion lis io o es e entre las partícula tíc u s de ula de rroca ca, un proceso o conoci con o do como oci o efecto triboeléc boe léctr co, occurren cuando léctri o lass pa partí rtícul tícu ulas a se s raspan o cho oca can un unas as ccon ntra otras.

Cerca de la fisura vo olcánica, pe ueñ peq ñas descargas as eléctricas emi miten t una señal cono on cida como radi a ofrecuencia ia continu , una nua n se señ eñal anticipad p a de una a er erupc u ión vo volcá cánica.

Hielo

L cargas se separan Las

El agu agua a se se cong cong ongela ela

Partícculas con carga positiva comienzan a separarse de aquellas que tienen una carga negativa dentro de la columna. Esto resulta en un desequilibrio de carga que crea un campo eléctrico tan fuerte como para generar relámpagos.

Si una un n co olum mna se eleva v lo suficient en e en la atmósfera se formará hielo. Las columnas ricas en agua tienden a producir más cristales de hielo que, al entrar en contacto con el granizo y microgotas de agua sobrefusionada, intensifican los relámpagos.

Líquido

Vapor

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A T R AV É S D E L A L E N T E

Al mercado, de volada UN FOTÓGRAFO NARRA UN MODO DE VIDA TRADICIONAL LIGADO A UN P ODEROSO RÍO EN R I E S G O P O R E L C A M B I O.

HISTORIA Y FOTOGRAFÍAS DE FRITZ HOFFMANN

llamado Nu en China, es uno de los últimos grandes ríos de curso libre en Asia. Hace casi dos décadas, China anunció que lo represaría. Varios grupos étnicos viven en esta parte del suroeste chino, que se denomina Tres Ríos Paralelos por los cauces del Nu, el Jinsha (Yangtsé) y el Lancang (Mekong) que la atraviesan. La UNESCO designó el sitio Patrimonio de la Humanidad por su biodiversidad. En 2008 visité esta región remota para contar su historia antes de que sea alterada por siempre. Comprobé que la tierra baja a lo largo del Nu era escasa. Las aldeas estaban en la parte más elevada de los desfiladeros que flanquean el río. En un lado, un camino corría paralelo al borde del acantilado. Pocos puentes atravesaban el cauce. Noté que los habitantes cruzaban el río con una tirolesa: dos cables de acero gruesos sujetados a los extremos del barranco, uno para cada dirección. La gente llevaba cuerda y polea al cinturón o al hombro para engancharse y cruzar. E L R Í O S A LW E E N ,

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Al fotografiar la zona, cartografié todos los cruces de cables mientras apreciaba el paisaje y la luz. El cañón, estrecho y profundo, a menudo estaba bajo la sombra. Estudié a la gente que cruzaba a toda prisa, deslizándose sobre las aguas revueltas del Nu (que significa “enojado”, en chino). Lo hacían solos, en pareja, con animales. Vi gallinas, cerdos, una cabra. Localicé la tirolesa más cercana a un poblado y fui hacia ella un día de mercado con mi asistente Chuan Jianhua y nuestro conductor tibetano Zhu Linwen (ambos miembros de la minoría étnica lisu). Varios grupos de personas cruzaban. Alquilé un arnés y una polea. Con una cámara colgada al cuello y un rollo fotográfico en mi bolsillo, enganché la polea en el cable de retorno y me impulsé hasta la mitad del río. La corriente era fuerte. Colgado sobre el Nu, fotografié a la gente mientras cruzaba hasta que los que esperaban volver a casa se impacientaron conmigo. Me impulsé de regreso para dejarlos pasar y luego me


enganché de nuevo al cable para otro intento. Tras una mañana suspendido sobre el río y tomando fotos desde la orilla, decidí concluir el trabajo. Al guardar nuestras cosas en el auto, observamos las cumbres frente a nosotros. Un grupo de personas se dirigía al trayecto escarpado. Jianhua gritó: “¡Tienen una vaca!”. Saqué un telefoto que rara vez uso y miré hacia la cima. En efecto, había una vaca (y una cabra también). El camino se dividía en dos. Contuve la respiración mientras mirábamos al grupo descender. Linwen sujetó sus cuentas de oración. Jianhua rezó en lisu. Cuando la gente con la vaca eligió el camino hacia el cruce de cables, una inyección de adrenalina hizo que me hormiguearan los dedos de los pies. ¿Cuál es el mejor ángulo?, me pregunté al correr por la orilla del río. Necesitaba capturar las aguas en la foto, pero era difícil. Antes de que pudiera ver las posibilidades, el grupo ya estaba en el cable y Nan Boyi (arriba) cruzaba con confianza.

Su familia ató una eslinga alrededor de la vaca, la enganchó en la polea y le dio un empujón hacia nosotros. Agitando las patas por los aires, la vaca descendió por el empinado ángulo del cable pero perdió impulso a mitad del trayecto. Quedó colgada, dando patadas y mugidos de angustia que se escuchaban más fuerte que el estruendo del río. Boyi se impulsó para llegar a ella. Ahí, el aldeano lisu se giró a sí mismo, cerró el arnés en los tobillos del animal y comenzó a jalar de vuelta al camino. Llegué al final del cable justo cuando Boyi y la vaca se acercaban. Por una fracción de segundo, estuve cara a cara con Boyi. La vista fue inmediata e íntima, completada por el estruendoso río bajo nosotros. Muchos años después, aún no se construyen las presas, pero la tirolesa se reemplazó por un puente. j Fritz Hoffmann comenzó a tomar fotos en China desde 1994. Ha fotografiado muchos reportajes para la revista, incluyendo la historia de enero de 2019 sobre medicina china.

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UNA MÁQUINA DEL TIEMPO ATEMPORAL 22

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FOTOGRAFÍAS DE CRAIG CUTLER

suficiente para Brittany Nicole Cox cuando busca piezas o herramientas. Ella es una horóloga anticuaria, entrenada para conservar y restaurar relojes históricos y joyas de relojería autómata (1 y 8). “Trabajo en objetos creados antes de la producción en masa y la estandarización de las cosas, como la rosca de un tornillo”, explica. Para reemplazar alguna parte en un mecanismo delicado que estuvo congelado por un siglo, ella lo construye en su taller de Seattle, a menudo con otras antigüedades. “Hay mucha destreza y arte en ellas”, dice. — LY N N E WA R R E N UNA FERRETERÍA NO ES

2. Taladro vertical Este robusto dispositivo, tal vez construido hace más de 100 años, aún es preciso para fresar huecos en las placas del mecanismo y otras piezas pequeñas. 3. Compás de engranajes Al calibrar la posición de los engranes, esta herramienta asegura que la potencia en un tren de engranajes se transmita de manera eficiente y sin desgaste. 4. Pinzas de precisión Como extensiones de bronce y acero de sus manos, las pinzas ayudan a Cox a alinear piezas en un solo movimiento. 5. Juego de demarcación La herramienta por excelencia, con estacas de varios tamaños y un soporte para la que está en uso. Tiene muchas funciones, como el ajuste y colocación de piezas pequeñas. 6. Lupas Para ver su trabajo a detalle y con claridad, Cox usa un par de lentes de aumento montados en un marco. 7. Torno de relojero Este torno para cortar engranajes se inspira en uno propiedad del pionero automotriz Henry Ford, un ávido reparador de relojes. 9. Sierra de joyero Cox halló esta delicada sierra de mano en una tienda de Inglaterra al estudiar su posgrado. “Tal vez se fabricó a finales del siglo XIX –cree–, yo la uso siempre”. 10. Cronocomparador Para mantener la hora exacta, un reloj mecánico requiere un resorte de equilibrio que oscile a una frecuencia de hasta 36 000 “latidos” por hora, según el mecanismo. Este dispositivo suizo ajusta los resortes a 18 000 “latidos” por hora. 11. Desarmadores personalizados Con códigos de color para cada tamaño, estos destornilladores de relojero moderno incluyen puntas que Cox modificó para adaptarse a cabezas de tornillo antiguas no convencionales. 12. Torno de arrondir Este dispositivo de hierro de principios del siglo XX remodela los dientes de los engranajes desgastados.

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INNOVADOR

TOMAS DIAGNE P O R ANNIE ROTH

FOTO DE REBECCA HALE

Él quiere que “el hogar de la tortuga” fomente la conservación del reptil Hace cerca de 260 millones de años, el ancestro más remoto de las tortugas, un reptil bulboso de nombre Eunotosaurus africanus, surgió de un huevo en la cuenca del Karoo, en Sudáfrica. Sus descendientes evolutivos se expandieron por el mundo, lo que dio origen a los testudínidos de hoy. “África es el lugar de origen de la tortuga, sin embargo, aquí se le ignora por completo”, afirma el conservacionista y explorador de National Geographic Tomas Diagne. En su natal Senegal, y en buena parte del territorio africano, la pérdida de hábitat y la agricultura desmedida han puesto en peligro a muchas especies de tortugas, pero esta crisis se ha desatendido. Dispuesto a cambiarlo, Diagne ha dedicado los últimos 25 años a estudiar, rescatar, reproducir en cautiverio y reintroducir tortugas en peligro de extinción en Senegal. En su adolescencia, Diagne pasó mucho tiempo rescatando ejemplares enfermos o heridos de tortugas de espolón africanas, el tercer testudínido más grande (algunos machos alcanzan los 90 kilogramos). Con los años, su pasatiempo se convirtió en una carrera de conservación para reptiles. En 2009 fundó el Instituto Africano Chelonia, la primera organización africana dedicada en exclusivo a la conservación de las 60 especies de tortuga del continente. Al inspirar a la siguiente generación de investigadores africanos, Diagne espera que África sea líder mundial en la conservación de la tortuga. j



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T R AY E C TO S

Las islas Lofoten son parte de los destinos escénicos más formidables

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TODOS A BORDO

VIDA ISLEÑA

Envuelto por corrientes árticas y fiordos estrechos, el archipiélago de Lofoten atrae a los amantes de la aventura, incluidos surfistas invernales. Montar las gélidas olas aquí requiere una dosis noruega de indre kraft, o fuerza interior. Durante la década pasada, los avances técnicos en vestimenta para agua fría hicieron posible pasar más tiempo en temperaturas que por lo general entumecen. “Solo somos nosotros, nuestras tablas y la vastedad de la naturaleza”, comparte la surfista alemana Aline Bock (aquí con su amiga Lena Stoffel).

Tras surfear, hacer paddleboard o senderismo, los aventureros pueden romper su frío aislamiento y calentarse con la centenaria cultura pesquera que define a las islas. Entre curtidas cabañas rojas llamadas rorbu, las costillas de bacalao (ingrediente principal del guiso de pescado) se secan al viento. Durante el invierno, en el Círculo Polar Ártico la luz del día es esquiva, lo que brinda amplias oportunidades de perseguir los remolinos verdes de las auroras boreales, sobre todo alrededor de las villas de Reine y Svolvær.

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ENFOQUE ECOLÓGICO Catalogadas como “destino sustentable” por el Consejo Global de Turismo Sostenible, las islas Lofoten se han centrado en preservar su cultura y reducir el impacto negativo del turismo. Mientras el cambio climático derrite los glaciares y eleva el nivel del mar, las olas de las islas tarde o temprano serán demasiado peligrosas para montarse. Los esfuerzos de conservación exitosos, como poner fin al desarrollo de combustibles fósiles en alta mar, podrían beneficiar tanto al medio ambiente como a las personas.


“CUANDO LA OLA PERFECTA VIENE Y LA MONTAS BIEN, TODO ES ALEGRÍA Y F E L I C I D A D P U R A S ”. —Aline Bock, surfista.

para surfear en invierno.

EN NÚ UMEROS

P O B L AC I Ó N D E U N S TA D, E L S I T I O PA R A S U R F E A R M Á S FA MO S O D E L A S I S L A S

T E M P E R AT U R A P RO M E D I O DEL AGUA EN FEBRERO

KILÓMETROS BAJO EL CÍRCULO P OLAR ÁRTICO

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CÍRC

LA O PO R ÁRT UL

NORUEGA

Islas Lofoten

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POR LOLA AKINMADE ÅKERSTRÖM

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ARTEFACTOS

de 1906 de National Geographic se dedicó a fotografías espontáneas de animales (un mapache, un alce, un venado) que activaron un dispositivo para disparar un flash y un obturador. Esta “cámara trampa” del fotógrafo y congresista estadounidense George Shiras inició una nueva era en la fotografía de vida silvestre. Más de un siglo después, ingenieros del Laboratorio de Tecnología de Exploración de National Geographic aún inventan formas de capturar imágenes de animales silvestres. Las cámaras modernas pueden funcionar por meses y las Crittercams son tan ligeras como para pegarlas a los peces. Los dispositivos recopilan imágenes de las criaturas más esquivas de la Tierra –algunas en peligro de extinción– e informan sobre el comportamiento animal. Hace 12 años, los ingenieros de National Geographic querían mostrar la perspectiva de un tiburón al nadar por la costa mexicana. Fabricaron lo que, se cree, es la primer cámara de alta definición colocada en un tiburón. Un intento por sujetarlo acabó con el ingeniero Mike Shepard cayendo de un bote junto al tiburón, el cual merodeaba en busca del cebo que lo atrajo. “No es tan peligroso como el trabajo de un bombero –dice Shepard, quien subió ileso–, pero a veces haces algo ridículo como intentar ponerle una cámara a un tiburón”. — N I N A S T R O C H L I C EL NÚMERO DE JULIO

LA PERSPECTIVA DE UN TIBURÓN A M E D I DA Q U E L A T E C N O LO G Í A D E C Á M A RA S E VO LU C I O N A , E L O B J E T I VO DE LA CRITTERCAM SIGUE SIENDO EL MISMO: LLEGAR ADONDE LOS HUMANOS NO PUEDEN. FOTOGRAFÍA DE MARK THIESSEN

Esta Crittercam, fabricada a la medida en la sede de National Geographic, se diseñó para sujetarse a la aleta de un tiburón y capturar su movimiento por el agua.


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Por David Quammen Fotografías de Craig Cutler

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Aunque temidos como agentes de enfermedad, los virus también hacen maravillas al dar forma a la evolución desde su inicio. Cerca de 8 % de nuestro ADN proviene de virus que infectaron a nuestros ancestros lejanos y colocaron genes virales en sus genomas. Algunos de esos genes ahora juegan un papel crucial en las primeras etapas del desarrollo del embrión y la placenta alrededor de este feto de 13 semanas. LENNART NILSSON, TT / BIBLIOTECA DE FOTOS DE CIENCIA (COMPUESTA POR DOS IMÁGENES)

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Mientras pasa un tiburón cebra, un buzo en el Acuario del Pacífico en Long Beach, California, muestra la imagen de un bacteriófago, un tipo de virus que infecta bacterias. Inofensivos para plantas y animales, los bacteriófagos son fundamentales para la salud de los ecosistemas marinos: los océanos

de la Tierra están repletos de estos y otros virus. El Hábitat de Arrecifes Tropicales y el Jardín de Coral Blando del acuario contienen 1 389 875 litros de agua, con un estimado de 5.32 billones de virus. DOMINIK HREBÍK Y PAVEL PLEVKA, LABORATORIO DE VIROLOGÍA ESTRUCTURAL, CEITEC, UNIVERSIDAD MASARYK, REPÚBLICA CHECA (BACTERIÓFAGO)




Un cráneo de neandertal descansa cerca de esqueletos humanos en el Musée de l’Homme de París. Cuando los humanos modernos abandonaron África, se cruzaron con neandertales y de inmediato adquirieron genes que evolucionaron durante cientos de miles de años. Los científicos encontraron 152 genes heredados de neandertales que nos ayudan a crear una respuesta inmunitaria y llegaron a la conclusión de que estos genes permitieron a nuestros antepasados luchar contra los nuevos virus que encontraron en Europa. RÉMI BÉNALI


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V I R U S . Agitamos una varita y todos desaparecen. El virus de la rabia se fue de repente. El de la polio también. El horrible y letal virus del Ébola se esfumó. El del sarampión, el de las paperas y las diversas influenzas se acabaron; grandes causantes de miseria y muerte en la humanidad. No hay más VIH, por lo que la catástrofe del SIDA nunca sucedió. Ya nadie sufre de varicela, hepatitis, herpes zóster o incluso resfriado común. El SARS de 2003, la alarma que (hoy sabemos) marcó la era moderna de las pandemias, no está más. Y por supuesto, el nefasto SARS-CoV-2, causante de la COVID-19 y asombroso en lo variable de sus efectos, tan complicado, peligroso y transmisible, desapareció. ¿Te sientes mejor? No lo hagas. Este escenario es más equívoco de lo que crees. El hecho es que vivimos en un mundo de virus. Virus de diversidad insondable y abundancia inconmensurable. Los océanos solos pueden contener más partículas virales que estrellas en el universo observable. Los mamíferos son capaces de portar al menos 320 000 especies diferentes de virus. Y cuando agregas aquellos que infectan animales, plantas, bacterias terrestres y cualquier otro huésped posible, el total llega a… montones. Pero más allá de los grandes números, hay grandes consecuencias: muchos de esos virus aportan beneficios adaptativos, y no daños, a la vida en la Tierra, incluida la humana. No podríamos continuar sin ellos. No hubiéramos surgido del fango primigenio sin ellos. Hay dos longitudes de ADN que se originaron a partir de virus y ahora residen en los genomas de seres humanos y otros primates, por ejemplo, sin los cuales (un hecho asombroso) el embarazo sería imposible. Existe ADN viral entre los genes de animales terrestres que ayuda a agrupar y almacenar recuerdos (aún más asombroso) en pequeñas burbujas de proteínas. Otros genes extraídos de los virus contribuyen al crecimiento de los embriones, regulan el sistema inmunológico y resisten el cáncer, efectos importantes que recién ahora empiezan a entenderse. Resulta que los virus han jugado un papel 36

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Jason Shepherd, neurocientífico de la Universidad de Utah, sostiene la imagen de una reconstrucción tridimensional de una cápsula de proteína similar a un virus que juega un papel fundamental en la cognición y la memoria. El gen Arc, que lleva el código para crear esta maravilla esférica, fue adquirido por vertebrados terrestres de un ancestro similar a un virus hace unos 400 millones de años. La cápsula, que se asemeja a las cápsides que rodean los genomas virales, transporta información genética entre las neuronas del cerebro humano (arriba) y el de otros animales. SIMON ERLENDSSON, MRC LABORATORIO DE BIOLOGÍA MOLECULAR (CÁPSULA); ROBERT CLARK (CEREBRO)


crucial para desencadenar importantes transiciones evolutivas. Eliminamos todos los virus, como en nuestro experimento mental, y la inmensa diversidad biológica que adorna nuestro planeta colapsaría como una hermosa casa de madera cuyos clavos se retiran al mismo tiempo. Un virus es un parásito, sí, pero a veces ese parasitismo luce más como una simbiosis, una dependencia mutua que beneficia tanto al visitante como al anfitrión. Como el fuego, los virus son un fenómeno que, en todos los casos, no es bueno ni malo; pueden traer ventajas o destrucción. Todo depende del virus, de la situación, de tu punto de referencia… Son los ángeles oscuros de la evolución, terroríficos y terribles. Eso es lo que les hace tan interesantes. la multiplicidad de los virus hay que comenzar con lo básico: qué son y qué no son. Es más fácil decir lo que no son. No son células vivas. Una célula, como las que se ensamblan en grandes números para formar tu cuerpo, el mío, el de un pulpo o una onagra, contiene maquinaria elaborada para construir proteínas, empaquetar energía y realizar otras funciones especializadas, según sea el caso de una célula muscular, del xilema o una neurona. Una bacteria también es una célula, con atributos similares aunque mucho más simplificados. Un virus no es nada de esto. Tan solo decir lo que es un virus ha sido tan complicado que las definiciones han cambiado durante los últimos 120 años. Martinus Beijerinck, un botánico holandés que estudió el virus del mosaico del tabaco, especuló en 1898 que se trataba de un líquido infeccioso. Durante algún tiempo, un virus se definía en principio por su tamaño: algo mucho más pequeño que una bacteria pero que, como ellas, podía causar enfermedades. Más tarde se pensó que era un agente submicroscópico que contenía un solo genoma, muy pequeño y el cual se replicaba dentro de las células vivas, pero eso era solo un primer paso hacia una mejor comprensión. “Defenderé un punto de vista paradójico –escribió el microbiólogo francés André Lwoff en The Concept of Virus, un influyente ensayo publicado en 1957–, a saber que los virus son virus”. No es una definición muy útil, pero sí una advertencia justa, otra forma de decir “únicos en sí mismos”. Solo se aclaraba la garganta antes de comenzar un razonamiento complejo. ARA APRECIAR

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Lwoff sabía que los virus son más fáciles de describir que de definir. Cada partícula vírica consta de un tramo de instrucciones genéticas (ya sea escritas en el ADN o en esa otra molécula portadora de información, el ARN) empaquetadas en una cápsula de proteína conocida como cápside. En algunos casos, la cápside está rodeada por una envoltura membranosa (como el caramelo que se pone sobre una manzana) que la protege y ayuda a capturar una célula. Un virus puede copiarse a sí mismo solo al ingresar a una célula y controlar la maquinaria de impresión 3D que convierte la información genética en proteínas. Si la célula huésped no tiene suerte, se fabricarán muchas partículas virales nuevas que, a su salida, provocarán que la célula explote dejándola destrozada. Ese tipo de daño, como el que ocasiona el SARS-CoV-2 en las células epiteliales de las vías respiratorias humanas, es en parte la forma en que un virus se convierte en patógeno. Aunque si la célula huésped tiene suerte, tal vez el virus solo se asiente en este acogedor puesto de avanzada, ya sea inactivo o para modificar su pequeño genoma en el genoma del huésped, y esperar su momento. Esta segunda posibilidad tiene muchas implicaciones para la mezcla de genomas y la evolución, incluso para nuestro sentido de identidad como humanos, un tema al que regresaré. Una pista por ahora: en un popular libro de 1983, el biólogo británico Peter Medawar y su esposa Jean, una editora, afirmaron: “No se sabe que ningún virus haga el bien: se ha dicho de manera acertada que un virus es ‘un paquete de malas noticias envuelto en proteínas’”. Se equivocaron. Sin embargo, hoy se sabe que algunos virus hacen bien. Lo que está envuelto en la proteína es un envío genético, y eso podría resultar una buena o mala noticia, según sea el caso. los primeros virus? Esto requiere que echemos un vistazo a casi 4 000 millones de años atrás, cuando la vida emergía de una cocción incipiente de moléculas largas, compuestos orgánicos simples y energía. Digamos que algunas de las moléculas largas (tal vez ARN) se comenzaron a replicar. La selección natural darwiniana habría comenzado ahí, ya que esas moléculas (los primeros genomas) se reprodujeron, mutaron y evolucionaron. Al buscar a tientas una ventaja competitiva, algunas pudieron haber encontrado o creado membranas y paredes para su protección, lo que ayudó a crear DE DÓNDE VIENEN

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las primeras células, mismas que dieron lugar a la descendencia por fisión, dividiéndose en dos. Pero también se dividieron en un sentido más amplio, al divergir para convertirse en Bacteria y Archaea, dos de los tres dominios de la vida celular. El tercero, Eukarya, surgió tiempo después; nos incluye a nosotros y a todas las demás criaturas (animales, plantas, hongos o ciertos microbios) compuestas por células con una anatomía interna compleja. Esas son las tres grandes ramas del árbol de la vida, tal como están dibujadas en la actualidad. Entonces, ¿dónde encajan los virus? ¿Son una cuarta rama? ¿O una especie de muérdago, un parásito que llega de otro lugar? La mayoría de las versiones del árbol omiten a los virus por completo. Una escuela de pensamiento afirma que los virus no deben incluirse en el árbol de la vida porque no están vivos. Es un argumento que persiste y depende de cómo se defina “vivo”. Aun más intrigante es otorgar la inclusión de los virus dentro del gran término llamado Vida y luego preguntarse cómo entraron. Existen tres hipótesis principales para explicar los orígenes evolutivos de los virus, conocidas por los científicos como coevolución, escape y reducción. La coevolución es la noción de que los virus llegaron a existir antes que las células, de alguna manera ensamblándose a sí mismos en el fango primitivo. La hipótesis del escape postula que los genes o tramos de genomas se filtraron fuera de las células, quedaron encerrados dentro de las cápsides de proteínas y se hicieron erráticos hasta encontrar un nuevo nicho como parásitos. La hipótesis de la reducción sugiere que los virus se originaron cuando algunas células redujeron su tamaño bajo presión competitiva (es más fácil replicarse si eres pequeño y simple), perdiendo genes hasta aminorarse a un minimalismo tal que solo al parasitar las células podrían sobrevivir. Existe una cuarta variante conocida como hipótesis quimérica, la cual se inspira en otra categoría de elementos genéticos: los transposones (a veces llamados genes saltarines). La genetista Barbara McClintock dedujo su existencia en 1948, un descubrimiento que le valió el premio Nobel. Estos elementos oportunistas logran su éxito darwiniano tan solo al rebotar de una parte de un genoma a otra, en casos raros de una célula a otra, e incluso de una especie a otra, utilizando recursos celulares para copiarse una y otra vez. La autocopia los protege de la extinción accidental. Se acumulan de manera extravagante. Constituyen, por ejemplo, casi la mitad del genoma humano. Los primeros virus, según esta idea, pueden haber surgido de tales elementos al tomar prestadas proteínas de las células para envolver su desnudez dentro de cápsides protectoras, una estrategia aún más compleja. Cada una de estas hipótesis tiene sus méritos pero, en 2003, nueva evidencia inclinó la opinión de los expertos hacia la reducción: un virus gigante. dentro de las amebas, que son eucariotas unicelulares, recolectadas en agua extraída de una torre de refrigeración en Bradford, Inglaterra. Dentro de algunas de ellas había una misteriosa

Contar virus Para contar los virus en el Hábitat de Arrecifes Tropicales y el Jardín de Coral Blando del acuario, contratamos a Alexandra Rae Santora, una estudiante de doctorado que trabaja con Jed Fuhrman, profesor de la Universidad del Sur de California. Ella pasó una muestra a través de un filtro de 0.02 micrones que atrapa virus y bacterias, y usó una coloración de unión al ADN para hacerlos visibles bajo un microscopio de fluorescencia. Los organismos más grandes son bacterias; los puntos, virus. Con una cuadrícula de conteo, determinó la cantidad de virus en el campo de visión. Conocer el tamaño del filtro y el volumen de agua le permitió calcular la población por cada litro.

E E N C O N T RÓ

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ALEXANDRA RAE SANTORA


Una imagen de un embrión humano con solo ocho células se cierne tras Joanna Wysocka, profesora de biología del desarrollo en la Universidad de Stanford. Wysocka y sus colegas descubrieron que un retrovirus endógeno humano, una secuencia genética adquirida a partir de una infección viral antigua, se enciende durante esta etapa de desarrollo y produce proteínas. Wysocka cree que el gen, conocido como HERV-K, podría proteger al embrión de infecciones virales y ayudar a controlar el desarrollo fetal. Para cuando un embrión humano se ha convertido en un blastocisto multicelular (arriba), HERV-K (aquí teñido de verde) está presente por doquier, pero se concentra más en las células que se convertirán en un bebé. LENNART NILSSON, TT / BIBLIOTECA DE FOTOS DE CIENCIAS (EMBRIÓN); MARK WOSSIDLO, UNIVERSIDAD DE STANFORD / UNIVERSIDAD MÉDICA DE VIENA (BLASTOCITO)



Hace 150 millones de años, los virus infectaron mamíferos y dejaron genes que impulsaron un avance evolutivo contundente: la placenta, que permite que los nutrientes y el oxígeno lleguen al feto, y se liberen los desechos y el bióxido de carbono. Los mamíferos con placentas pueden moverse con sus crías por nacer, haciéndolos menos vulnerables a los depredadores. En los humanos, dos genes que se originan a partir de virus, sincitina-1 y sincitina-2, ayudan a formar la membrana placentaria que se adhiere al útero; esta membrana también puede prevenir que el sistema inmunológico de la madre ataque al feto como un objeto extraño. LENNART NILSSON, TT / BIBLIOTECA DE FOTOS DE CIENCIAS (FETO A LAS 16 SEMANAS). MODELO: MELODY CARBALLO, 35 SEMANAS DE EMBARAZO

NOTA DEL EDITOR

Esta foto de un feto, la de la página 41, y la foto del embrión en las páginas 30 y 31, son obra del fotógrafo sueco Lennart Nilsson (1922-2017). Su trabajo pionero que documenta la vida antes del nacimiento se mostró por primera vez en la revista Life, en 1965, y aún es insuperable.


masa amorfa tan grande como para ser vista con un microscopio óptico (se suponía que los virus eran demasiado pequeños para eso, visibles tan solo con un microscopio electrónico) y parecía una bacteria. Los científicos intentaron detectar genes bacterianos en su interior, aunque no hallaron ninguno. Al fin, un equipo de investigadores en Marsella, Francia, invitó a aquella cosa a infectar otras amebas, secuenció su genoma, reconoció lo que era y lo llamó Mimivirus porque imitaba a las bacterias, al menos en cuanto a su tamaño. De diámetro era enorme, mayor que las bacterias más pequeñas, y su genoma también era gigante para un virus, con casi 1.2 millones de letras en comparación con, digamos, 13 000 para un virus de influenza. Era un virus “imposible”, de naturaleza viral pero demasiado grande en escala. Jean-Michel Claverie era un miembro principal de ese equipo en Marsella. El descubrimiento del Mimivirus, me contó, “causó muchos problemas”. ¿Por qué? La secuenciación del genoma reveló cuatro genes inesperados: genes para codificar enzimas que, se presume, son exclusivos de las células y nunca antes vistos en un virus. Esas enzimas, explicó Claverie, se encuentran entre los componentes que traducen el código genético para ensamblar los aminoácidos en proteínas. “Así que la pregunta era –añadió Claverie–, ¿para qué diablos necesita un virus” esas enzimas sofisticadas, activas por lo general en las células, “cuando tiene la célula a su disposición?”. ¿Qué necesidad realmente? La inferencia lógica es que el Mimivirus los tiene como remanentes porque su linaje se originó por la reducción genómica de una célula. El Mimivirus no fue casualidad. Pronto se detectaron enormes virus similares en el mar de los Sargazos y el nombre se convirtió en un género homónimo, que contiene varios gigantes. Luego, el equipo en Marsella descubrió dos más, de nuevo parásitos de amebas, uno extraído de sedimentos marinos poco profundos frente a la costa de Chile y el otro de un estanque en Australia. Hasta dos veces más grandes que un Mimivirus, incluso más anómalos, fueron asignados a un género separado que Claverie y sus colegas llamaron Pandoravirus, en referencia a la caja de Pandora, como explicaron en 2013, por “las sorpresas que se esperaban de su estudio posterior”. La coautora principal de Claverie en ese artículo fue Chantal Abergel, viróloga y bióloga estructural (y también su esposa). De los Pandoravirus, me dijo Abergel con una risa cansada: “Eran un gran desafío. Son mis bebés”. Detalló lo difícil que había sido saber qué eran, pero al observar que no se replicaban por fisión, ella y sus colegas se dieron cuenta de que eran virus, los más grandes y desconcertantes que jamás se hayan encontrado hasta ahora. Estos descubrimientos sugirieron al grupo en Marsella una variante audaz de la hipótesis de la reducción. Quizá los virus se originaron al reducirse a partir de células antiguas, pero de un tipo que ya no está presente en la Tierra. Esta clase de “protocélula” pudo haber sido distinta y competir con el ancestro común de todas las células conocidas en la actualidad. Quizás estas protocélulas perdieron la competencia y fueron excluidas de todos los nichos disponibles para los seres vivos no parasitarios. Es VIRUS

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Los pulmones conservados de una niña de dos años que murió en 1912 en el Charité, un hospital de Berlín, ofrecen evidencia de que el virus del sarampión se propagó del ganado a los humanos en el siglo IV a. C., más de 1 000 años antes de lo que se creía. Sébastien Calvignac-Spencer, biólogo evolutivo del Instituto Robert Koch, halló el espécimen en el Museo de Historia Médica de Berlín. Secuenció el genoma del sarampión, el más antiguo conocido, y lo usó junto con otros genomas del mismo virus para calcular cuándo divergía del ganado. MARKUS BACHMANN


posible que sobrevivieran como parásitos en otras células, redujeran el tamaño de sus genomas y se convirtieran en lo que hoy llamamos virus. De aquel reino celular desaparecido tal vez solo quedan ellos, como las gigantes cabezas de piedra en la Isla de Pascua. los virus gigantes inspiró a otros científicos, en particular a Patrick Forterre, del Instituto Pasteur en París, a formular ideas novedosas sobre qué son los virus y qué roles constructivos han desempeñado, y aún desempeñan, en la evolución y funciones de la vida celular. Las definiciones anteriores de “virus” eran inadecuadas, propuso Forterre, debido a que los científicos confundían las partículas víricas (fragmentos del genoma encerrados en la cápside conocidos como viriones) con la totalidad de un virus. Eso, argumentó, era tan incorrecto como confundir una semilla con una planta o una espora con un hongo. El virión es solo el mecanismo de dispersión, sentenció. La integridad real del virus también incluye su presencia en una célula una vez que se apoderó de su maquinaria para replicar más viriones, más semillas de sí mismo. Ver las dos fases juntas es presenciar que la célula se ha convertido, en efecto, en parte de la historia de vida del virus. Forterre reforzó esa noción al inventar un nuevo nombre para la entidad combinada: virocélula. Esta idea también refiere al enigma de “vivo o no vivo”: un virus se encuentra vivo cuando es una virocélula, plantea Forterre, sin importar que sus viriones sean inanimados. “La idea tras el concepto de virocélula –me señaló por Skype desde París–, era en esencia centrarse en esta etapa intracelular”. La fase delicada en la que la célula infectada, como un zombi, obedece el mandato viral, lee su genoma y lo replica, pero no siempre sin sobresaltos, tambaleos y errores. Durante ese proceso, continuó Forterre, “nuevos genes pueden originarse en un genoma viral. Y este es un punto importante para mí”. Los virus aportan innovación, pero las células responden con sus propias innovaciones defensivas, como la pared celular o el núcleo, por lo que se trata de una carrera armamentista hacia una mayor complejidad. Muchos científicos han asumido que los virus logran sus principales cambios evolutivos mediante el paradigma del “virus carterista”, que arrebata ADN de uno y otros organismos infectados para luego poner las piezas robadas en el genoma viral. Forterre sostiene que el robo sería más a menudo al contrario: las células toman genes de los virus. Una visión aún más amplia, la cual sostienen Forterre, Claverie y otros científicos como Gustavo Caetano-Anollés, de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign, es que los virus son la fuente preeminente de la diversidad genética. Según este pensamiento, los virus han enriquecido las opciones evolutivas de las criaturas celulares durante los últimos miles de millones de años al depositar nuevo material genético en sus genomas. Este extraño proceso es una versión de un fenómeno conocido como transferencia genética horizontal: genes que fluyen hacia los lados L D E S C U B R I M I E N TO D E

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VIRUS

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PEQUEÑO Y SIMPLE Los virus se muestran aquí a 20 000 veces su tamaño real. A esta escala, el ancho Cápside de un cabello humano promedio sería 50 veces la altura de esta página.

Virus del Nilo Occidental 50 nm

ADN

Unos 55 millones de virus del Zika podrían caber en el punto final de esta oración.

Ampliado x10

Zika 50 nm

Virus adenoasociado 20 nanómetros (nm) de diámetro

HERRAMIENTA ÚTIL

INSTRUCTORES VIRALES

Los científicos ahora pueden insertar ADN en el genoma de muchos virus rudimentarios y usarlos para entregar este material a células específicas. Esta prometedora investigación puede conducir a métodos más seguros de terapia génica.

La vacunación es como un ejercicio de entrenamiento para el sistema inmunológico. La exposición a un virus debilitado, uno muerto o alguno de sus componentes, le enseña al cuerpo a reconocer y atacar ese invasor en específico. Si se encuentra el virus, el sistema inmunológico podrá responder más rápido.

Sarampión 80-100 nm

Virus marinos Estos diminutos virus infectan Archaea que oxida el amoníaco, microorganismos oceánicos que desempeñan un papel importante en el ciclo del carbono y el nitrógeno. La infección regular de Archaea por estos virus puede ayudar a regular tales periodos y afectar ecosistemas enteros.

Influenza 80-100 nm

Virus en forma de huso del Nitrosopumilus 65 nm

MOTORES evolutivos El Arenavirus, que se transmite por roedores, suele atravesar la membrana celular mediante receptores que importan hierro a las células. En respuesta a los virus, estos receptores se han modificado de manera continua, un ejemplo de cómo los virus dan forma a la evolución de la vida. Arenavirus 80-100 nm

N U E S T R O M U N D O

V I R A L


Virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) 80-100 nm

Dengue 50 nm

Virus que transmiten mosquitos

EDITORES VIRALES

Los virus de tamaño mediano, como el del Nilo Occidental y el dengue, se transmiten a los humanos a través de la saliva en la picadura de un mosquito, y viajan en el torrente sanguíneo por todo el cuerpo.

Los virus ingresan a una célula y secuestran su maquinaria para replicarse, pero los retrovirus como el VIH lo hacen al insertar sus genes en el ADN de la célula; si lo hacen en células germinales, el ADN puede acabar como parte del genoma del huésped. Hay miles de fragmentos de retrovirus antiguos en el genoma humano; los científicos descubrieron que una membrana crucial en la placenta, que posibilita el embarazo interno, evolucionó con ayuda de antiguos genes retrovirales.

SARS-CoV-1 80-120 nm

Coronavirus Se sabe que existen siete coronavirus que infectan a los humanos: uno ha llevado a la pandemia actual. Llamados así por sus proteínas puntiagudas, su “corona” les ayuda a atacar células y se propagan a través de gotas respiratorias y aerosoles.

Envoltura

ARN

Espícula viral

SARS-CoV-2 (causa COVID-19) 120 nm

MERS-CoV 120-135 nm

Las células se consideran la base de la vida, pero los virus, con toda su diversidad genética, también pueden participar en ese papel. Los primeros virus y células de nuestro planeta tal vez evolucionaron en una relación entrelazada y a menudo simbiótica entre depredador y presa. La evidencia incluso sugiere que los virus pudieron haber comenzado como células, pero perdieron su autonomía a medida que evolucionaron para prosperar como parásitos en otras células. Esta relación de dependencia inició una larga historia de coevolución: los virus que viven en las células hacen que sus anfitriones se adapten y esos cambios hacen que los virus hagan lo mismo en un ciclo interminable de superación.


Bacteriófagos A medida que los virus se hacen más grandes, también se vuelven más sofisticados. Los bacteriófagos son virus que atacan a las bacterias; este (a la der.) infecta E. coli. Los bacteriófagos tienen cabezas complejas que llevan ADN y estructuras de cola intrincadas que identifican y se unen a las células huésped; luego inyectan material genético viral a través de tubos especializados.

Variola (causa viruela) 325 x 260 nm

Virus del Ébola 970 x 80 nm

ADAPTADORES MORTALES Los virus grandes que infectan a los humanos, como la variola (que causa la viruela) y el virus del Ébola, tienden a tener una alta tasa de mortalidad. Tal vez se deba a que muchos virus grandes transportan proteínas virales además de sus genes, que abruman las defensas del huésped.

Rabia 75 x 180 nm

¿UN ÁRBOL DE VIDA MÁS INCLUSIVO?

ARCHAEA Organismos unicelulares que comparten algunas características con eucariontes y bacterias, y prosperan en ambientes extremos.

Hace miles de millones de años, la vida en la Tierra se dividió en tres ramas: Archaea, Bacteria y Eukarya; sin embargo, investigaciones recientes sugieren que los virus deben considerarse una cuarta rama. Este diagrama muestra que los virus comparten muchas características primitivas con los antepasados celulares tempranos que tal vez evolucionaron junto con ellos.

P O E M T I

VIRUS

EUKARYA Organismos unicelulares y multicelulares cuyas células tienen un núcleo organizado.

BACTERIA Organismos unicelulares que carecen del núcleo organizado de los eucariontes. Organismo celular


GRANDE Y COMPLEJA

Bacteriófago T4 90 x 200 nm Mimivirus 750 nm

GRANDES PISTAS SOBRE LOS ORÍGENES

En este diagrama, la distancia entre virus y organismos indica cuán estrechamente están relacionados entre sí.

La hipótesis de reducción supone que los virus se reducen para utilizar la maquinaria de su anfitrión y reproducirse. El nuevo soporte para la idea llegó en forma de virus gigantes de la familia Mimiviridae. Establecieron “fábricas de virus” en las células huésped que pueden parecerse a algunas de las primeras interacciones entre virus y células.

JASON TREAT Y EVE CONANT; MESA SCHUMACHER. ILUSTRACIÓN: MARKOS KAY. FUENTES: GUSTAVO CAETANO-ANOLLÉS, UNIVERSIDAD DE ILLINOIS EN URBANA-CHAMPAIGN; MYA BREITBART, UNIVERSIDAD DEL SUR DE FLORIDA; EDWARD CHUONG, UNIVERSIDAD DE COLORADO BOULDER


a través de las fronteras entre varios linajes (la transferencia vertical de genes es la forma más conocida de herencia: de padres a hijos). El flujo de genes virales hacia los genomas celulares ha sido “abrumador”, argumentaron Forterre y un coautor, y tiene el potencial de ayudar a explicar grandes transiciones evolutivas como el origen del ADN, el del núcleo celular en criaturas complejas, el de las paredes celulares e incluso la divergencia entre las tres grandes ramas del árbol de la vida. de la COVID19, las discusiones apasionadas con los científicos a veces ocurrían en persona, no por Skype. Hace tres años tomé un vuelo de Montana a París porque quería hablar con un hombre sobre un virus y un gen. Ese hombre era Thierry Heidmann, y el gen, sincitina-2. Él y su grupo lo descubrieron al examinar el genoma humano (las 3 100 millones de letras del código) para encontrar tramos de ADN que parecieran el tipo de gen que un virus usaría para producir su envoltura. Hallaron unos 20. “Al menos dos resultaron ser muy importantes”, comenzó Heidmann. Eran importantes porque tenían la capacidad de realizar funciones esenciales para el embarazo humano. Esos dos eran sincitina-1, que descubrieron otros científicos, y sincitina-2, que encontraron él y su grupo. La forma en que estos genes virales se convirtieron en parte del genoma humano y con qué fines se han adaptado son aspectos de una historia notable que comienza con el concepto de retrovirus endógenos humanos. Un retrovirus es un virus con un genoma de ARN que opera en sentido contrario a la dirección habitual (de ahí el prefijo “retro”). En lugar de usar ADN para producir ARN, que luego sirve como mensajero enviado a la impresora 3D para producir proteínas, estos virus usan ARN para generar ADN y luego lo integran al genoma de la célula infectada. El VIH, por ejemplo, es un retrovirus que infecta las células inmunitarias humanas al implantar su genoma en el de ellas, donde puede permanecer inactivo. En algún momento, el ADN viral se activa y convierte en una plantilla para la producción de muchos más viriones del VIH, los cuales matan a la célula al liberarse de manera explosiva. Y aquí la gran vuelta de tuerca: algunos retrovirus infectan a las células reproductoras (aquellas que producen óvulos o espermatozoides) y, N E L PA S DAO, A N T E S

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N AT I O N A L G E O G R A P H I C

al hacerlo, insertan su ADN en el genoma hereditario del huésped. Esos tramos insertados son retrovirus “endógenos” (internalizados) y, cuando se incorporan a los genomas humanos, se conocen como retrovirus endógenos humanos (HERV). Si no te acuerdas de nada más en este artículo, es posible que desees recordar que 8 % del genoma humano consiste de dicho ADN viral, el cual está remendado en nuestro linaje por retrovirus a lo largo de la evolución. Cada uno de nosotros es un duodécimo HERV. El gen sincitina-2 está entre los más importantes. Durante cuatro horas me senté en la oficina de Heidmann mientras me explicaba, con una computadora portátil para mostrar gráficos y tablas, el origen y funciones de este particular gen. La esencia es casi simple: un gen que en inicio ayudó a un virus a fusionarse con las células huésped encontró su camino hacia los antiguos genomas animales; luego se reutilizó para generar una proteína similar que ayuda a fusionar las células y crear una estructura especial alrededor de lo que se convirtió en la placenta, abriendo así una nueva posibilidad en algunos animales: el embarazo interno. Esa innovación fue muy importante en la historia evolutiva, lo cual generó la facultad para que una hembra llevara su descendencia en desarrollo de un lugar a otro dentro de su cuerpo, en lugar de dejarla vulnerable en algún sitio, como los huevos en un nido. Con el tiempo, el primer gen de este tipo de retrovirus endógenos se reemplazó por otros similares pero más adecuados para el papel. El diseño de esta nueva forma de reproducción mejoró y la placenta evolucionó. Entre estos genes virales adquiridos se encuentra la sincitina-2, una de las dos sincitinas en los humanos que ayudan a fusionar las células para formar una capa placentaria junto al útero. Esa estructura única que media entre la madre y el feto permite la entrada de nutrientes y oxígeno, transporta productos de desecho y dióxido de carbono, y tal vez protege al feto de posibles ataques originados por el sistema inmunológico de la madre. Resulta casi un milagro de diseño eficiente, donde la evolución ha transformado un componente viral en uno para los humanos. Al final, le pregunté qué dice todo esto sobre cómo funciona la evolución. Él se rió de alegría y yo también, de asombro y fatiga. “Nuestros genes no son únicamente nuestros genes –dijo–. Nuestros genes también son genes retrovirales”.


ese retrovirus, el que nos da la sincitina-2, es solo un ejemplo de un patrón mayor. Otro es el gen de Arc, que se expresa en respuesta a la actividad neuronal en mamíferos y moscas… se parece mucho a un gen retroviral que codifica una cápside de proteína. Una investigación reciente de varios equipos, incluido uno dirigido por Jason Shepherd en la Universidad de Utah, sugiere que Arc juega un papel clave en el almacenamiento de información dentro de las redes neuronales. En pocas palabras: la memoria. Arc parece empaquetar información derivada de la experiencia (encarnada como ARN) en pequeños sacos de proteínas que la llevan de una neurona a otra. En la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford, Joanna Wysocka y un grupo de colegas hallaron evidencia de que los fragmentos virales que produce otro retrovirus endógeno humano, conocido como HERV-K, están presentes en la etapa más temprana de los embriones humanos y podrían jugar algún papel positivo en la protección contra infecciones virales, ayudar a controlar el desarrollo fetal o ambos. Además, su grupo se ha centrado en un transposón particular que parece haber ingresado al genoma humano como una especie de sección prólogo del HERV-K, y luego encontró formas de copiarse a sí mismo y rebotar en otras partes del genoma hasta estar presente en 697 ejemplares dispersos. Esas copias parecen ayudar a activar casi 300 genes humanos. “Para mí, lo que en verdad es alucinante –aceptó Wysocka– es que cerca de 8 % del genoma humano son HERV”, una parte de nuestro ser que en esencia es “un cementerio de infecciones retrovirales del pasado. Nuestra historia de infecciones retrovirales aún da forma a nuestra evolución como especie”. Si 8 % de tu genoma y el mío es ADN retroviral, y la mitad son transposones, entonces tal vez la noción misma de individualidad humana (e incluso más, de supremacía humana) no sea tan sólida como nos gustaría creer. A CONTRIBUCIÓN DE

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de tal agilidad evolutiva, por supuesto, es que los virus a veces pueden cambiar de anfitrión, pasan de un tipo de criatura a otro y triunfan como patógenos en el nuevo y desconocido huésped. Eso se llama infección por derrame y es la forma mediante la cual surge la mayoría de las nuevas enfermedades infecciosas en humanos, con virus adquiridos de un huésped animal. En el huésped original, conocido como reservorio, un virus pudo haber permanecido en silencio durante miles de años con poca abundancia y bajo impacto. Es posible que haya hecho un acuerdo evolutivo con el anfitrión del reservorio y aceptara seguridad a cambio de no causar problemas. Pero en un nuevo anfitrión, no es necesario que el antiguo trato se cumpla. El virus puede explotar en abundancia y provocar malestar o sufrimiento en esa primera víctima. Si el virus no solo se replica, sino que también logra propagarse de persona a persona, estamos ante un brote. Si pasa por una comunidad o un país, se trata de una epidemia. Si rodea al mundo, es pandemia. Así que volvemos al SARS-CoV-2. L INCONVENIENTE

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Según los científicos, el flujo de genes virales hacia los genomas celulares ha sido “abrumador” y puede ayudar a explicar algunas grandes transiciones evolutivas como el origen del ADN, el núcleo celular y las paredes celulares, e incluso la divergencia entre los tres grandes dominios de la vida.


Los científicos aún tratan de rastrear dónde se originó el SARS-CoV-2. El murciélago de herradura mayor y el pangolín chino (p. op.) son considerados posibles huéspedes. Los virus que se hallan en ambas especies se relacionan con este virus pandémico. Junto con un equipo internacional, el profesor asociado de biología en la Universidad de Penn State, Maciej Boni, rastreó el virus hasta hace unos 100 años, cuando los coronavirus en los

pangolines divergieron de los presentes en los murciélagos. El SARS-CoV-2 pudo haber evolucionado a partir de virus de murciélago más conocidos, hace entre 40 y 70 años. “Se sabe muy poco sobre la diversidad de estos virus”, admitió Boni, y agregó que se han identificado decenas de miles de genomas del virus de la gripe aviar, pero menos de un centenar de los del coronavirus. “En principio, podría haber virus más cercanos o muy

similares al SARS-CoV-2 en murciélagos, pero no hay suficientes estudios; no hemos recolectado suficientes virus en los murciélagos y simplemente no lo sabemos”. Este murciélago (Rhinolophus ferrumequinum) fue capturado en la región de Tashkent, Uzbekistán, en 1921; el pangolín (Manis pentadactyla) vino de la provincia de Guizhou, China, en 1945. FOTOGRAFIADOS EN EL MUSEO DE HISTORIA NATURAL DEL CONDADO DE LOS ÁNGELES (MURCIÉLAGO Y PANGOLÍN)



El funcionamiento interno de un criomicroscopio electrónico (der.) muestra su complejidad tecnológica. El instrumento, que puede crear imágenes de virus hasta casi el nivel atómico en tres dimensiones, reveló la estructura puntiaguda que ahora conocemos del SARS-CoV-2. Un monitor que se usa con el microscopio (extrema der.) muestra una sección transversal del virus y un modelo computacional en tercera dimensión. LEO HILLIER, LABORATORIO DEL CONSEJO DE INVESTIGACIÓN MÉDICA DE BIOLOGÍA MOLECULAR (IMÁGENES DEL MONITOR); ZUNLONG KE, LESLEY MCKEANE Y JOHN BRIGGS.



Un pedazo de reconstrucción del SARS-CoV-2 a partir de una tomografía crioelectrónica (arriba) muestra que las espículas sobresalen en ángulos extraños. Estas tienen tres articulaciones (cadera, rodilla y tobillo) que les permiten moverse, lo que puede aumentar las probabilidades de adherirse a una célula. Un modelo molecular a resolución atómica (der.) muestra las proteínas que forman la espícula, con cadenas idénticas señaladas por el rojo, naranja y amarillo. Se protegen con cadenas de glucanos, moléculas en color azul que ocultan la espícula de los anticuerpos humanos. Comprender la estructura de la espícula es clave para diseñar vacunas eficaces. MATEUSZ SIKORA, INSTITUTO DE BIOFÍSICA MAX PLANCK (RENDERIZACIÓN DEL MODELO MOLECULAR); CORTESÍA DE BEATA TUROŇOVÁ Y MARTIN BECK, LABORATORIO EUROPEO DE BIOLOGÍA MOLECULAR (SARS-COV-2)


Algunos tipos de virus tienen más probabilidades de causar pandemias que otros. Entre los candidatos más preocupantes están los coronavirus debido a la naturaleza de sus genomas, su capacidad para cambiar y evolucionar, y su historial de causar enfermedades humanas graves como el SARS, en 2003, o MERS, en 2015. Así que, cuando la frase “nuevo coronavirus” se comenzó a usar para describir la nueva enfermedad en Wuhan, China, esas dos palabras fueron suficientes para hacer temblar a los epidemiólogos del mundo. Los coronavirus pertenecen a una categoría infame de virus, los de ARN monocatenario que incluyen influenza, ébola, rabia, sarampión, Nipah, hantavirus y retrovirus. Son infames en parte porque un genoma de ARN monocatenario está sujeto a mutaciones frecuentes a medida que el virus se replica, y dicha mutación proporciona una riqueza de variación genética aleatoria sobre la que puede trabajar la selección natural. Sin embargo, los coronavirus evolucionan con relativa lentitud en relación a los virus de ARN. Llevan genomas bastante largos (el del SARS-CoV-2 llega a unas 30 000 letras), pero sus genomas cambian con menos rapidez que otros debido a que cuentan con una enzima para corregir mutaciones. Sin embargo, también son capaces de realizar un truco llamado recombinación, en el que dos cepas de coronavirus que infectan la misma célula intercambian secciones de sus genomas y dan lugar a una tercera cepa híbrida de coronavirus. Eso puede ser lo que ayudó a crear el nuevo coronavirus. El virus ancestral tal vez residía en un murciélago, con posibilidad uno de herradura, que pertenece a un género de pequeñas criaturas insectívoras con narices en forma de herradura que por lo regular portan coronavirus. Si se produjo la recombinación al agregar algunos nuevos elementos cruciales de un coronavirus diferente, esto pudo haber sucedido tanto en un murciélago como en otro animal. Los científicos exploran estas y otras posibilidades mediante la secuenciación y comparación de genomas de los virus en varios huéspedes potenciales. Todo lo que sabemos por ahora es que el SARS-CoV-2, tal como existe hoy en los humanos, es un virus sutil capaz de seguir su evolución. y los virus quitan. Quizá la razón por la que son difíciles de colocar en el árbol de la vida es que, después de todo, la historia de la vida no tiene la forma de árbol. La analogía arbórea solo es nuestra forma tradicional de ilustrar la evolución, canonizada por Charles Darwin. Pero Darwin no sabía nada de virus. Y si verlos en toda su multiplicidad nos da a los humanos una visión más clara de la enmarañada conexión del mundo natural, si reflexionar sobre nuestros propios contenidos virales nos quita algo de nuestro sublime desprendimiento, entonces les dejo a ustedes que digan si esos son daños o beneficios. j S Í Q U E L O S V I R U S DA N

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Los libros de David Quammen incluyen Derrame: Infecciones animales y la próxima pandemia humana, que predijo la COVID-19. Craig Cutler es artista y fotógrafo especializado en naturaleza muerta y retratos ambientales; se esfuerza por contar una historia en cada imagen.

VIRUS

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MUJERES EN MOVIMIENTO YA S E A P O R T E M O R , E S P E R A N Z A O D E S E S P E R AC I Ó N , M I L LO N E S D E MUJ E R E S E N E L M U N D O M I G R A N C A DA A Ñ O E N B U S C A D E U N A V I DA N U E VA .

P O R AURORA ALMENDRAL F OTO G R A F Í A S D E THE EVERYDAY PROJECTS 58


Una mujer camina a casa a través de un campo abrasado por la sequía en Somalilandia. Un clima cambiante y más extremo ha trastornado millones de vidas en el Cuerno de África. A medida que el ganado, las cabras y los camellos mueren, los pastores seminómadas como ella no han tenido más remedio que emigrar, a menudo a campamentos de desplazados o ciudades.


INTRODUCCIÓN

Raxma Xasan Maxamuud nunca quiso dejar su casa en Somalilandia, pero un ciclo implacable de sequías convirtió los ríos en polvo y secó los pastos de los que dependía su ganado. En Honduras, la violencia llevó a Kataleya Nativi Baca, una mujer transgénero, a un viaje peligroso hacia la frontera con Estados Unidos. Las mujeres constituyen cerca de la mitad de quienes emigran fuera de sus naciones y dentro de sus propios países, algunas atraídas por la promesa de un futuro mejor; aunque para quienes se enfrentan a la hambruna o al peligro en sus territorios de origen, la migración es una apuesta por su propia supervivencia. Para este reportaje, las fotógrafas de The Everyday Projects –una red mundial que desafía estereotipos con perspectivas diversas– exploran cómo las adversidades y obligaciones, la violencia, la pobreza, el cambio climático y otras fuerzas menoscaban la vida de las mujeres, lo que las impulsa a realizar viajes que les cambian la vida. La Organización Internacional para las Migraciones informó que, en 2019, había 272 millones 60

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de personas, 130 millones de ellas mujeres, que vivían en una nación que no era la de su nacimiento. Más de 60 % de esos migrantes viven en Asia y Europa. Sin embargo, la mayor parte de la migración internacional es de carácter regional, con movimientos hacia y entre países del Medio Oriente, África del Norte y el África subsahariana, que son los que crecen con más rapidez. En los últimos decenios, las mujeres han emigrado cada vez más a países ricos para convertirse en el sostén de la familia, en lugar de reunirse con sus parientes. Aceptan empleos en el trabajo doméstico, en el cuidado de niños y ancianos, así como en la manufactura y la agricultura, un cambio que se describe como “la feminización de la migración”. Las mujeres migrantes que viven en el extranjero tienen más probabilidades de estar sobrecalificadas para esos trabajos y ganar menos que los hombres; la mayor parte de los ingresos la envían a sus familias en su nación de origen. Para las mujeres que escapan de la violencia o la pobreza, las rutas clandestinas que toman aumentan su vulnerabilidad al tráfico sexual, agresiones y violación. Y para aquellas que van a territorios con leyes débiles o son indocumentadas, asegurar sus derechos humanos puede resultar imposible. La migración forzada de refugiados y solicitantes de asilo aumentó un promedio de 8 % anual de 2010 a 2017, en comparación con menos de 2 % de la migración internacional. De los 33.8 millones de personas que se vieron obligadas a emigrar al extranjero en 2019, casi la mitad eran mujeres. Ese año, otros 33.4 millones de personas, más de la mitad de ellas mujeres, se vieron obligadas a desplazarse dentro de sus propios países, 75 % de ellas debido a desastres naturales. En las páginas siguientes contaremos las historias de cinco mujeres migrantes que ilustran diversas facetas de la experiencia de reubicación: la decisión de partir, la esperanza y las dificultades del viaje, la llegada a circunstancias desconocidas, la adaptación a una nueva vida y la comprensión de que, por más exigente o traumático que sea el desarraigo del hogar, la migración puede ser un camino hacia la libertad. Aurora Almendral es una periodista radicada en el sureste de Asia, cuyo artículo anterior para la revista trataba sobre la cultura de la migración en Filipinas.


Esperanza y resiliencia En los últimos años, millones de mujeres han dejado sus hogares para viajar entre pueblos y urbes, y a través de las fronteras, en busca de nuevas vidas. La COVID-19 redujo el flujo, pero las presiones para emigrar –violencia, opresión, sequía, pobreza…– aún persisten. La esperanza de cambio lleva a muchas a embarcarse en traslados que pueden ir de la alegría a la tragedia.

01 02 03 04 05

SOMALIA

La red de The Everyday Projects utiliza la fotografía para desafiar estereotipos y expandir la narrativa en todo el mundo. Ocho fotógrafas se reunieron para documentar el impacto de la migración en las mujeres de todo el orbe. Este artículo se creó con el apoyo adicional de National Geographic Society. Para obtener un plan de estudios complementario, creado por el Centro Pulitzer para estudiantes de secundaria, visita pulitzercenter.org/ womenonthemove.

PÁGINA 62

migrar O MORIR

| Después de que la sequía matara su ganado, una

pastora somalí no tiene más remedio que unirse a un campamento de desplazados.

HONDURAS X MÉXICO EL VIAJE

PÁGINA 68

| Para una solicitante de asilo transgénero, el paso a través de México

hacia la frontera con EUA está lleno de expectativas. Entonces llega la desesperación.

VIETNAM X SINGAPUR EL CONTRATO

PÁGINA 76

| Una mujer vietnamita busca seguridad financiera para su

familia a través de un matrimonio negociado con un hombre en la próspera Singapur.

MYANMAR X AUSTRALIA

PÁGINA 80

ENCONTRAR LA PAZ | Una mujer rohinyá, cuya familia escapó de la violencia y la opresión de su pueblo en Myanmar, disfruta de libertad y seguridad en Sídney.

PAKISTÁN

PÁGINA 84

| Una joven nacida durante la diáspora afgana en Pakistán deja su hogar para encontrar más libertad a través de la educación.

NUEVAS OPCIONES

MUJ E R E S E N MOV I M I E N TO

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SOMALIA

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SOMALIA FOTOGRAFÍAS DE NICHOLE SOBECKI

Migrar o morir PERDIÓ CASI TODO CUANDO LA SEQUÍA MATÓ SU GANADO. AHORA ESPERA SU OPORTUNIDAD EN UN CAMPAMENTO PARA DESPLAZADOS.

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as ovejas fueron las primeras en morir. Incapaces de encontrar suficiente pasto para comer, se tornaron flacas y apáticas, sus balidos se desvanecían. “Morían a nuestro alrededor, como si estuvieran envenenadas”, dice Raxma Xasan Maxamuud. En la aldea de Haya, al centro de Somalilandia –un Estado no reconocido y autoproclamado al interior de Somalia–, Raxma y su familia de pastores criaron 300 cabras y ovejas, así como 20 camellos. Durante cuatro semanas de sequía, en 2016, todos sus animales habían perecido. Los pastores seminómadas somalís, que cuentan el paso de los años con la llegada regular de las lluvias, comenzaron a notar que, durante los últimos 20 años, estas eran erráticas y ya no se alineaban con otros ritmos de vida, como cuando sus animales daban a luz. “Si alguien aún duda del cambio climático –dice Sarah Khan, jefa de la suboficina de Hargeysa del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados–, solo tiene que venir aquí”. Raxma calcula que tiene unos 36 años. Durante su vida, las sequías severas solían ocurrir cerca 62

N AT I O N A L G E O G R A P H I C


Un camello joven tira del hiyab de Cadar Maxamed en Xinjiinle, al norte de Somalilandia. El camello se llamaba Baruud –“resistente”– porque su madre sobrevivió años de sequía, a diferencia de la mayoría de los animales de Cadar. Los camellos y otro ganado son la base de la riqueza de los pastores en la región.

MUJ E R E S E N MOV I M I E N TO

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Una mujer mira al cielo y observa un enjambre de langostas en el centro de Somalilandia. Los extremos climáticos han provocado la mayor destrucción de cosechas por brotes de langostas en los últimos 22 años.



de dos veces cada década, pero las sequías devastadoras entre 2016 y 2017 destruyeron casi 70 % de la economía pastoral de Somalilandia, su actividad principal. Los ríos y lagos alimentados por la lluvia, que habían dado sustento a generaciones de pastores, desaparecieron. En Haya, en 2016, los pozos se secaron por segunda ocasión en cinco años. “La vida que teníamos antes era como vivir en un castillo –recuerda Raxma–. Vendíamos cabras y teníamos carne y mantequilla. No necesitábamos la ayuda de nadie: ayudábamos a los demás porque teníamos demasiado”. Los pastores somalís miden la riqueza no con lo que pueden comprar sino con el tamaño de sus rebaños. Perder su ganado es como si su casa se incendiara, les robaran el coche y les vaciaran la cuenta bancaria el mismo día. En Haya, el olor a muerte de miles de cadáveres podridos flotaba en el aire, pero durante tres

meses, mientras la sequía de 2016 se profundizaba, los parientes de Raxma resistían. Las familias con camellos sobrevivientes compartieron la leche con aquellos cuyos rebaños habían muerto y, a medida que la comida escaseaba, los adultos guardaban las porciones más grandes para los niños pequeños. La diarrea se propagó, prosigue Raxma, y la gente temía por sus vidas. Con todos sus animales ahora muertos, los aldeanos reunieron dinero y alquilaron un camión que los llevara a un campamento de desplazados internos cerca de Burco, al centro de Somalilandia. El Banco Mundial calcula que, para 2050, 143 millones de personas en el África subsahariana, Asia del Sur y América Latina se verán obligadas a desplazarse dentro de sus propios países debido a las condiciones climáticas. Hoy día, Raxma y hasta 600 000 personas en Somalilandia están varadas en campamentos, y dependen de la ayuda humanitaria para comer y beber.


ARRIBA

Raxma Xasan Maxamuud, de 36 años, ha estado varada durante tres años en un campamento para personas desplazadas a las afueras de Burco, en Somalilandia. Extraña la abundancia y felicidad de su antigua vida como pastora, antes de que murieran los rebaños de su familia afectados por la sequía.

Raxma no ha perdido la esperanza. Nombró a su hija menor Barwaaqo, una palabra que evoca la prosperidad, abundancia y felicidad que se siente cuando los rebaños están sanos, las lluvias son abundantes y la tierra es verde. Raxma lo perdió casi todo, pero el nombre de su hija es una expresión de gratitud, ya que la supervivencia de su familia es su propio tipo de riqueza. —AA Nichole Sobecki es una fotógrafa radicada en Nairobi, Kenia, que se enfoca en la conexión de la humanidad con el mundo natural. Síguela en Instagram @nicholesobecki. Asma Dhamac contribuyó con reportajes en Somalilandia.

I Z Q.

Las hermanas Maryan Yusuf y Xaawa Yusuf, de 15 y 12 años respectivamente, estudian árabe en la casa de su familia, al norte de Somalilandia, bajo la mirada de su madre Caasha Jaamac (centro), de 40 años. La familia ha tenido que reconstruir dos veces después de perderlo todo, primero por la sequía y luego por un ciclón. Muchos somalíes recurren a la educación para preparar a sus hijos para un futuro en el que su vida pastoral tradicional podría ya no ser viable.

Hasta 600 000 personas en Somalilandia están VARADAS en campamentos, y dependen de la ayuda humanitaria para comer y beber. MUJ E R E S E N MOV I M I E N TO

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MÉX MÉXICO HONDUR S HONDURAS

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HONDURAS X MÉXICO FOTOGRAFÍAS DE DANIELLE VILLASANA

El viaje AL HUIR DEL PELIGRO EN CASA SE ENFRENTÓ A UN VIAJE ARRIESGADO HASTA LA FRONTERA ENTRE ESTADOS UNIDOS Y MÉXICO, SOLO PARA ENCONTRAR MÁS VIOLENCIA E INCERTIDUMBRE.

A

ntes de que Kataleya Nativi Baca se fuera de Tapachula, México, llamó a su hermana desde el departamento que compartía con otras dos migrantes de América Central. “Mañana voy a estar mucho más lejos”, expresó. Kataleya, mujer transgénero de 28 años, era una paria en San Pedro Sula, su ciudad natal en Honduras: su madre la rechazaba y su hermano la golpeaba. En un país donde la espiral de violencia es alimentada por el machismo, cientos de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales son acosados, a menudo de manera violenta. Una red de grupos de derechos humanos averiguó que más de 1300 de estos individuos han sido asesinados en América Latina y el Caribe desde 2014, 86% en Colombia, México y Honduras. Para muchos, afrontar el peligroso viaje para buscar asilo en Estados Unidos es preferible a encarar los peligros de su país. Tapachula, una ciudad fronteriza en el sur de México, es un centro para migrantes de América Central, el Caribe y África. Kataleya pasó allí cuatro meses hasta que recibió la visa para transitar

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N AT I O N A L G E O G R A P H I C


Kataleya Nativi Baca, mujer transgénero de 28 años, huyó de Honduras tras soportar años de acoso violento. Aquí, después de cruzar en balsa a México desde Guatemala, continúa su largo viaje hasta la frontera con Estados Unidos. FOTOGRAFÍA PROPORCIONADA EN PARTE POR LA FUNDACIÓN INTERNACIONAL DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MUJERES.

MUJ E R E S E N MOV I M I E N TO

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Samanta Hilton, Alexa Smith y Escarle Lovely se relajan en su ciudad natal de San Pedro Sula, Honduras. América Latina es la región más mortal del planeta para las mujeres transgénero como ellas. FOTOGRAFÍA PROPORCIONADA EN PARTE POR LA FUNDACIÓN INTERNACIONAL DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MUJERES.



a través de México hasta Tijuana, en la frontera con Estados Unidos. Antes de subir al autobús, Kataleya se despidió de manera agridulce de la gente con la que se cruzaba en la calle, del guardia de seguridad de su lugar favorito de comida rápida, de sus compañeros de habitación… extraños que se habían hecho amigos en el desafío compartido de la fuga. “Por fin salgo de Tapachula”, aseguró. Los oficiales de migración pronto detuvieron el autobús para revisar los papeles de los pasajeros, la primera de las 20 paradas y puntos de control que marcaron un ritmo ininterrumpido y de ansiedad durante las siguientes 72 horas y 4 000 kilómetros. Muchos migrantes que no pueden conseguir papeles de tránsito a través de México piden aventón o caminan para evitar a las autoridades y el riesgo de saltar de un tren. Están expuestos a la violencia de pandillas, agresión sexual, extorsión, reclutamiento por parte de la delincuencia organizada y secuestro. Kataleya tuvo suerte: tenía papeles. Para el tercer día, el olor del baño era tan terrible que la gente se tapaba la nariz con trapos cada vez que la puerta se abría. A horas de salir de Tijuana, el autobús explotó en una conmoción. Los migrantes se apretaban contra las ventanas, entrecerrando los ojos ante una línea de metal que serpenteaba por la extensión de la pradera amarilla: el muro fronterizo de Estados Unidos. En Tijuana, Kataleya recibió un número para que su solicitud de asilo fuera escuchada: 4 050. En ese momento, las autoridades procesaban el 2 925. Seis meses después, y unas dos semanas antes de que le tocara su turno, el gobierno de Estados Unidos cerró la frontera debido a la pandemia por la COVID-19, lo que detuvo las solicitudes de asilo. Al enfrentarse a la incertidumbre y la violencia en la frontera de México, así como al rechazo en casa, Kataleya descubrió que la esperanza que la impulsó en su viaje a Estados Unidos ha sido reemplazada por un temor en la boca del estómago del que no puede escapar. Su limbo ha incluido ser robada y golpeada en los refugios para migrantes LGBTQ. En otras ocasiones ha dependido del apoyo de diferentes hombres. La desesperación domina. “De la noche a la mañana –asegura–, todo se desmoronó”. —AA Danielle Villasana es una fotoperiodista y exploradora de National Geographic cuyo trabajo se centra en derechos humanos, género y salud. Síguela en Instagram @davillasana.

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Kataleya pasó cuatro meses en la ciudad de Tapachula, al sur de México, donde obtuvo una visa que le permitió viajar en autobús 4 000 kilómetros hacia el norte, hasta la frontera con Estados Unidos, en lugar verse forzada a caminar o pedir aventón. DER.

Tijuana significó el final del viaje de Kataleya (en camisa rosa) por México y el comienzo de su solicitud de asilo. Una espera de un mes se volvió indefinida para ella cuando Estados Unidos cerró la frontera a todos los inmigrantes en marzo de 2020 debido a la pandemia de COVID-19.


La esperanza que impulsó a Kataleya en su viaje a Estados Unidos ha sido reemplazada por un TEMOR del que no puede escapar.

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Cruzar fronteras

Canadá

Guerra, hambruna y búsqueda de oportunidades han incitado desde hace mucho a hombres y mujeres a abandonar sus naciones de origen, como ilustra este mapa de los millones de personas que vivían en el extranjero en 2019. Cada vez más, en las últimas dos décadas, las mujeres han viajado independientes de otros integrantes de la familia, por lo general debido a educación o trabajo. Viajar solas aumenta el riesgo de explotación y violencia de género, pero a menudo la decisión de irse no es una elección.

AMÉRICA DEL NORTE

Estados Unidos

México

Más mujeres que hombres inmigraron Casi los mismos Menos mujeres que hombres inmigraron

Origen Más mujeres que hombres emigraron Casi los mismos

Un círculo verde indica el número de mujeres migrantes en un país. En EUA el círculo es grande y representa 26.4 millones de mujeres. El relleno de color muestra que más mujeres que hombres entraron en EUA. El número de mujeres que dejaron el territorio, 2.4 millones, está indicado por el círculo púrpura. El sombreado claro significa que aproximadamente el mismo número de mujeres y hombres dejaron Estados Unidos.

Antillas Menores

LA BRECHA DE GÉNERO EN LA MIGRACIÓN

Destino

Rastreo de sus movimientos

Honduras

Cinco millones de mujeres y niñas mexicanas viven en el extranjero, 97 % en Estados Unidos.

Venezuela†

Menos mujeres que hombres emigraron

AMÉRICA DEL SUR

MUJERES MIGRANTES 10 000 000

Bolivia

5 000 000

La mitad de los 1.2 millones de mujeres migrantes en Argentina procedían de las naciones vecinas de Bolivia y Paraguay.

1 000 000 100 000

Paraguay Argentina

Número de mujeres que viven fuera de su país de nacimiento (2019)

DESPLAZAMIENTO POR TRABAJO Los trabajadores migrantes representaban casi dos tercios de los 271.6 millones de personas que vivían en países extranjeros en 2019. Casi 48 % de los migrantes eran mujeres. Migrantes internacionales* 271.6 millones (47.9 % mujeres)

Trabajadores migrantes 164 millones

MUJERES TRABAJADORAS La mayoría de las mujeres que se van de casa a otro país tienen entre 20 y 50 años.

Estudiantes 5.3 millones

Migrantes internacionales femeninas Población mundial femenina

Menores 37.7 millones

41.5 de mujeres trabajadoras

Refugiados registrados† 25.9 millones (48.3 % mujeres)

9.2 %

60-69

9.6 %

50-59

12.8 %

40-49

17.4 %

30-39

20.5 %

20-29 Solicitantes de asilo 3.5 millones

74

70+

10-19 0-9

16.5 % 7.9 % 6.1 %

*Las categorías no son mutuamente excluyentes. †Otros 3.6 millones de venezolanos han sido desplazados al extranjero, pero no se cuentan como refugiados.


Los países de la Unión Europea albergan 31 millones de mujeres migrantes. Casi dos tercios provienen de países fuera de la UE, muchas de ellas por trabajo o asilo. Al mismo tiempo, 19 millones de mujeres y niñas de la UE viven en el extranjero.

Los países con números casi iguales de origen y destino se muestran con círculos que se intersectan.

Rusia Unión Europea Ucrania

EUROPA

Kazajistán Turquía

ASIA China

Afganistán

Siria

Pakistán Nepal Bangladesh Myanmar

Egipto

ÁFRICA

India

Vietnam

Filipinas Tailandia

Somalia

El mayor número de ciudadanos que vive en el extranjero es de India: 17.5 millones. Las mujeres y niñas representan un tercio de esos migrantes, con 1.3 millones; la mayor parte vive en Estados Unidos.

Singapur

AUSTRALIA

Los migrantes africanos tienden a ir a los países vecinos, en especial en África occidental, donde 84 % de las mujeres migrantes se trasladan dentro de la región.

LAS MAYORES BRECHAS DE GÉNERO ENTRE LOS MIGRANTES Mujeres Hombres

Brecha entre hombres y mujeres 0

Rusia China Ucrania Filipinas Canadá Tailandia Kazajistán Alemania

1

2

3

4

5

6 millones

Más mujeres que hombres

1.4 millones 0.8

La mayoría de las mujeres que salen de estos países lo hacen en busca de trabajo o educación. Muchos de los países no tienen barreras de género específicas, sociales o legales, para la migración.

0.6 0.4 0.3 0.3 0.3 0.3

Nepal México Myanmar Egipto Siria Pakistán Bangladesh India

Menos mujeres que hombres

-0.5 millones

Algunos gobiernos tienen leyes de género o normas sociales específicas que restringen el viaje de las mujeres. Siria, Pakistán y Egipto, por ejemplo, tienen leyes que hacen que sea más difícil para las mujeres obtener pasaportes que para los hombres.

-0.8 -0.9 -1.0 -1.4 -2.0 -2.6

-5.4 0

1

2

3

4

5

6

7

8

CHRISTINE FELLENZ Y MONICA SERRANO (NGM); KELSEY NOWAKOWSKI. FUENTES: CLARE MENOZZI, DIVISIÓN DE POBLACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS; ILO; IOM; UNESCO; UNHCR

9

10

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VIETNAM

SINGAPUR R

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VIETNAM X SINGAPUR FOTOGRAFÍAS DE AMRITA CHANDRADAS

El contrato DETERMINADA A ENCONTRAR SEGURIDAD FINANCIERA A TRAVÉS DE UN MATRIMONIO ARREGLADO CON UN HOMBRE DE UN PAÍS MÁS PRÓSPERO, SE ARRIESGÓ A DEJAR SU CASA EN LA ZONA RURAL DE VIETNAM.

E

l día de su boda, Ngoc Tuyen estaba rodeada de extraños. Se sentó en una banca de madera en el jardín botánico de Singapur con un vestido rojo, encaje negro y una diadema. Había conocido al novio dos meses atrás, y a su familia solo después de llegar, 16 días antes. Un agente matrimonial tradujo la ceremonia al vietnamita y sellaron su compromiso con un beso frío en los labios. Después de una ráfaga de firmas, el matrimonio de Tuyen era oficial. “Es un buen comienzo –sostiene Tuyen–. Quiero trabajar pronto”. Tuyen es una migrante por matrimonio, una de las decenas de miles de vietnamitas en la última década, la mayoría de ellas mujeres. A menudo comienza con intermediarios matrimoniales que alertan a las mujeres de los pueblos y ciudades de provincia sobre la visita de hombres de Corea del Sur, China, Taiwán y Singapur. Así es como Tuyen, de 34 años, conoció a Tony Kong, de 45. Su foto apareció en el Facebook de un intermediario con una dirección en Ciudad Ho Chi Minh, y una fecha en la que estaría viendo y entrevistando a esposas potenciales. Los términos 76

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Esta mujer vietnamita –que se casó con un singapurense hace 11 años y tiene dos hijos con él– está en un matrimonio infeliz. Tiene miedo de divorciarse porque ella,

como otras migrantes por matrimonio, depende de su marido para renovar su residencia y corre el riesgo de perder la custodia de sus hijos.


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son claros: las mujeres vienen preparadas para negociar estipendios para ellas y sus familias, y los hombres declaran sus salarios. A cambio de su belleza, juventud y compañía, las mujeres quieren estabilidad financiera y, en el caso de Tuyen, la oportunidad de trabajar y enviar dinero a su familia. Las remesas son cruciales en las zonas rurales pobres de Vietnam. “No se trata de amor”, dice Mark Lin, casamentero y propietario de la agencia matrimonial True Love Vietnam Bride (Novias de Vietnam Amor Verdadero), de Singapur. Al preguntarle si sus clientes masculinos son guapos, Lin hace una mueca antes de llegar a una respuesta diplomática: “Depende”. Lin sabe que su industria comercia con la disparidad económica. En Singapur, el ingreso promedio anual es de 92 000 dólares; en Vietnam, 7 750 dólares. Tuyen le pidió a Tony un estipendio mensual de 370 dólares y él lo negoció a 220, la cantidad

que ganaba trabajando en un puesto de comida allá en casa. No es suficiente para mantener a su familia, pero espera que, si su permiso de trabajo es aprobado, encontrará empleo en un salón de uñas y podrá enviar dinero. Para que una esposa migrante permanezca y trabaje en Singapur, debe solicitar un pase de visita de largo plazo que es renovado por su marido cada uno o dos años. Si él no lo hace, la mujer no solo pierde sus papeles sino también quizá cualquier niño nacido del matrimonio. Normalmente los tribunales conceden la custodia al padre o la madre singapurense, ya que los niños se benefician de ser ciudadanos de Singapur. Sus madres, que dependen de sus maridos para permanecer en el país, pueden padecer abuso, abandono e infidelidad, según informes noticiosos y organizaciones que brindan servicios de apoyo. Tuyen, que no habla del todo bien el mandarín con Tony, admite que no sabe lo que su nuevo


ARRIBA

Ngoc Tuyen y Tony Kong pasan tiempo juntos el día de su boda en Singapur, en noviembre de 2019. Un agente matrimonial había arreglado su primer encuentro en Vietnam dos meses antes. I Z Q.

La Agencia Matrimonial Mayle es de las pocas que quedan en Singapur después de que el gobierno tomó medidas enérgicas contra los intermediarios por violaciones a las leyes de inmigración, trata de personas y estafas financieras. Muchos agentes trasladaron sus servicios en línea, donde las jóvenes intentan llamar la atención de un hombre.

marido necesita de ella, así que cocina para él y le hace compañía, aunque no sabe si obtendrá su pase de visita a largo plazo ni cuándo. Eso depende del salario mensual de su marido, y Tony no ha logrado conseguir trabajo. Tuyen no sabe si su hijo podrá reunirse con ella en Singapur o si logrará mantenerlo. Pero el día de su boda, Tuyen estaba dispuesta a hacer su papel de recién casada. “ Estoy muy feliz”, aceptó. Y una vez más le preguntó al traductor cuándo se le permitiría trabajar. —AA Amrita Chandradas es una fotógrafa documentalista de Singapur que se especializa en identidad, medio ambiente y problemas sociales. Síguela en Instagram @amritachandradas.

Para permanecer en Singapur, las migrantes por matrimonio DEPENDEN de que sus maridos renueven sus visas. MUJ E R E S E N MOV I M I E N TO

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MYANMAR

AUSTRALIA

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MYANMAR X AUSTRALIA FOTOGRAFÍAS DE MRIDULA AMIN

Encontrar la paz LUEGO DE ESCAPAR DE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA Y SOPORTAR UN ANGUSTIOSO VIAJE, ELLA Y SU FAMILIA HAN ENCONTRADO LA LIBERTAD Y EL APOYO EN UN NUEVO HOGAR.

A

l principio, Sajeda Bahadurmia, entonces de 26 años, no sabía si los hombres de uniforme le harían daño. Era 2013 y ella había pasado 14 días, del 23 de abril al 6 de mayo, en un barco con su esposo Nayim Ullah y sus cuatro hijos, surcando el mar de Timor desde una ciudad portuaria en Indonesia hasta Darwin, en el extremo norte de Australia. El barco de 45 metros estaba cargado con más de 100 migrantes rohinyás como ellos, quienes huían de la opresión en Myanmar, así como con docenas de bangladesís y dos somalís. Cada vez que una ola fuerte se estrellaba contra el casco, ella contenía la respiración y mantenía a su hijo de un año bien sujeto a su cintura mientras los tiburones daban vueltas en el agua oscura. Su hija, Asma, de 10 años, preguntó: “¿Vamos a morir?”. “Eso se me quedó grabado en el cerebro –rememora Sajeda–. Pensé: si Alá me salva, no volveré a poner a mis hijos en peligro jamás”. Cuando la Marina australiana los recogió, no sabía si los marineros la golpearían, insultarían o manosearían, como lo hacían los militares de Myanmar en su país. Pero fueron amables, dice. 80

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Sajeda Bahadurmia, de 32 años, abraza a la mayor de sus seis hijos, Asma, de 16, en una playa cerca de Sídney. Como musulmanes rohinyá, huyeron de la persecución en Myanmar, pero el refugio que encontraron en Australia es incierto porque aún no tienen residencia permanente.

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En Australia, Sajeda escuchó a las personas EXPRESAR su opinión y se sintió a gusto al hacer lo mismo.

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Noor Asma, una mujer rohinyá de Myanmar, sostiene a su recién nacido durante una lección de inglés en Sídney. La mayoría de las mujeres rohinyá de la clase llegaron en barco entre 2013 y 2016 para escapar de la violencia. I Z Q.

Sajeda, al centro, protesta para exigir los derechos de los refugiados en Australia, donde muchos han permanecido con visas temporales y sin residencia permanente durante años; otros permanecen en centros de detención. “Quiero que nuestras mujeres, al igual que otras mujeres, tengan oportunidades. Quiero que todos, igual que yo, vuelen”, expone.

Respetaban las costumbres musulmanas y las mujeres realizaban controles sanitarios a los refugiados, a quienes llevaban a un centro de detención en Darwin. El gobierno de Myanmar ha perseguido durante mucho tiempo a los rohinyás, una minoría étnica musulmana. La violencia que comenzó en 2012 hizo que Sajeda y su familia se marcharan; para finales de 2017, cerca de un millón de rohinyás habían huido hacia la vecina Bangladesh y otros lugares. “En las noches no te puedes confiar”, recuerda Asma, ahora de 16 años, de cuando los militares irrumpían en sus casas. Violaban a las mujeres y arrastraban a los hombres a la calle, los arrestaban o los enviaban a hacer trabajos forzados. El gobierno de Myanmar prohibió la palabra “rohinyá”. Durante sus tres meses en el centro de detención, Asma y Sajeda se sentían ofendidas porque las autoridades se dirigían a ellas por números según el barco en el que habían llegado: ROM006 y ROM007. Aun así, pronto empezaron a entrar en su nueva vida. Cuando Asma comenzó a ir a la escuela pública no hablaba inglés, pero se reía al otro lado de la mesa con sus compañeros australianos mientras comían salchichas. Con el tiempo, Sajeda, ahora de 32 años, y su familia fueron reubicados en Sídney bajo un programa australiano que pagó sus vuelos y sus primeros meses de gastos de subsistencia. Sajeda descubrió el kétchup y se enamoró de los asados australianos. Se hizo voluntaria en una cocina comunitaria, consiguió trabajo de medio tiempo en la escuela de sus hijos y aprendió a conducir. La familia se mudó a una casa nueva en Lakemba, un suburbio de Sídney donde se hablaba rohinyá en las calles. Ella presenció la alegría en los ojos de sus hijos cuando abrieron la puerta de su primera casa. “La palabra ‘libertad’ salió de la nada –cuenta Asma–. Estoy destinada a estar aquí. Ese sentido de pertenencia me desbordaba”. En Myanmar, los que expresaban su opinión podían ser asesinados. En Australia, Sajeda escuchó a la gente expresar sus pensamientos y ella hizo lo mismo. Parada afuera de la mezquita de Lakemba, observó a los musulmanes salir a la calle después de las oraciones y se maravilló ante la vista: “Nunca había visto eso”. —AA Mridula Amin es una fotoperiodista australiana radicada en Sídney que explora temas de identidad, migración y justicia social en la región de Asia y el Pacífico. Síguela en Instagram @mridulaamin.

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PAKISTÁN

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PAKISTÁN FOTOGRAFÍAS DE SAIYNA BASHIR

Nuevas opciones AL DEJAR LA VIOLENCIA DE SU CIUDAD NATAL ELIGIERON SEGUIR UNA EDUCACIÓN… Y ENCONTRARON UNA CULTURA MÁS ABIERTA QUE LES INSPIRÓ CREATIVIDAD Y DESCUBRIMIENTO.

L

a ciudad de Quetta, en Pakistán, está rodeada de altas montañas cubiertas de nieve, aunque Farheen, de 22 años, nunca se aventuró en ellas. Evitaba los bazares de la metrópoli, tenía pocos amigos y eludía a los chicos. Le encanta bailar, pero solo lo hacía frente al espejo de su casa; las mujeres de su cultura pueden sufrir humillaciones –o algo peor– por bailar. “No soy conservadora –revela–. Tan solo estoy aterrada”. Farheen, que solo tiene un nombre, es una hazara: integrante de un grupo étnico afgano y de una minoría religiosa chiíta que ha sido perseguida, discriminada y masacrada por grupos étnicos rivales, talibanes y otros extremistas religiosos durante más de un siglo. La pobreza y las olas de guerra y violencia en Afganistán empujaron a muchos hazaras a salir del país. En la años sesenta, los abuelos de Farheen cruzaron a Pakistán y se establecieron en Quetta, hogar de cerca de medio millón de hazaras. La mayoría vive en alguno de los dos enclaves amurallados, acorralados por controles policiacos, y con miedo perpetuo a la violencia. Desde 2003, 84

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Bibi Sabar, de 22 años (izq.), se toma una selfie con una amiga en las afueras de la mezquita Faisal, en Islamabad. Bibi se mudó a Islamabad para estudiar informática, porque la violencia contra los hazaras como ella, en su ciudad natal de Quetta, hacía que fuera peligroso asistir a una universidad.

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En Islamabad, Bibi toma un autobús hacia un centro comercial con sus compañeros de universidad. La salida habría sido rara en Quetta, donde la violencia contra los hazaras musulmanes chiítas por parte de los militantes sunitas hace que tengan miedo de salir de sus recintos amurallados.


cientos, tal vez miles de hazaras en Quetta, han sido el blanco de asesinatos en ataques y bombardeos. La cultura hazara puede ser brutalmente patriarcal. “Hablan de asesinatos por honor de una manera muy informal”, refiere Farheen, en alusión a la práctica de los hombres que matan mujeres que, ellos creen, han avergonzado a la familia. “Eso me asusta”. En palabras de Farheen, “cuando vas a Quetta, tu mente y tu corazón se empiezan a cerrar”. Para muchos hazaras de Quetta, la educación ha sido su camino hacia una nueva confianza y hacia la libertad. En la interpretación hazara de los valores islámicos, la educación es socialmente deseable y un imperativo religioso, una búsqueda de toda la vida tanto para mujeres como para hombres. Para Farheen eso significó dejar Quetta en 2017 y estudiar literatura en la Universidad Nacional de Lenguas Modernas de Islamabad, capital de Pakistán. Allí, a más de 600 kilómetros de casa, Farheen dice que sus temores disminuyeron. Comenzó a tomar el autobús para ir a clases y a lugares públicos concurridos. Se volvió más abierta de mente. Cuando escuchó hablar por primera vez del K-pop, el género musical de Corea del Sur, lo despreció. “Los chicos parecían chicas y llevaban maquillaje”, señala. Pero las canciones pegadizas llamaron su atención. Empezó a prestar atención a las letras y pronto quedó enganchada. Acepta que se siente mal ahora por haber sido prejuiciosa. “El K-pop me ha ayudado mucho a aceptar nuevas ideas”. Farheen sintió curiosidad por la cultura coreana. Estudió el idioma y practicó bailes de K-pop. Los grupos cantaban de homofobia, salud mental y las dificultades de ser adolescente, lo que la ayudó a superar años de ansiedad y depresión. Farheen ve su incursión en Islamabad como el primer paso para descubrir un mundo más allá de los confines de Quetta. Después de la graduación le gustaría visitar Canadá, quizás estudiar danza en Estados Unidos o hacer una gira por Afganistán, su tierra natal hazara. Puede imaginarse viviendo en Corea del Sur. Sobre todo, Farheen está en un camino hacia la libertad de su pasado y del peso de la historia de persecución de su cultura. Adonde en realidad quiere ir, planea, es “un lugar donde nadie me conozca”. —AA Saiyna Bashir es una fotoperiodista pakistaní que cubre violencia étnica, atención sanitaria, migración y cambio climático. Síguela en Instagram @saiynabashirphoto.

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Haleema, de 22 años (izq.), una hazara de Quetta que solo tiene un nombre, charla con sus compañeros durante la clase de poesía. Para apoyar su trabajo en la universidad de Islamabad, Haleema enseña en preescolar. Planea convertirse en maestra de escuela o profesora universitaria. DER.

Otra hazara de Quetta, Farheen, de 22 años, estudia literatura inglesa en Islamabad. Aquí hace los deberes en un albergue de mujeres, cerca de su universidad. Sobre su cama hay fotos de estrellas del K-pop a cuyas canciones atribuye la apertura de su mente en temas como homofobia y salud mental.


Los hazaras, que viven bajo un constante temor a la violencia en Quetta, a menudo deciden que, para tener un FUTURO y obtener una educación, deben irse.

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Una pareja de guacamayas rojas se entretiene en un helecho arborescente en la península de Osa, en Costa Rica. La especie está amenazada en la mayor parte de su territorio, pero la población de Osa prospera como un símbolo colorido de una historia exitosa de conservación. DAVID PATTYN NPL/MINDEN PICTURES


POR JAMIE SHREEVE F O T O G R A F Í A S D E C H A R L I E H A M I LTO N JA M E S

CONSERVAR EL PARAÍSO L A P E N Í N S U L A C O S TA R R I C E N S E D E O S A E S U N MODELO

PARA

LA

CONSERVACIÓN.

A H O R A , L A C OV I D -1 9 P O N E A P R U E B A

LA

P R O T E C C I Ó N D E E S TA M A R AV I L L A N AT U R A L .

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La selva invade la playa en Cabo Matapalo, un afamado lugar para surf en la punta sur de la península de Osa. Los esfuerzos de conservación están ligados al ingreso que proviene del turismo, el cual se ha reducido al mínimo por la pandemia.


no recuerda el año en que se mudó a la península de Osa o qué edad tenía con exactitud, pero sí recuerda por qué vino: tierra gratis. En aquel entonces, la península, una saliente con 1 800 kilómetros cuadrados sobre la costa del Pacífico costarricense, era una frontera selvática que estaba separada del continente por un estrecho de manglar casi impenetrable, accesible en mayor medida por barco. Celedonia se encontraba embarazada cuando llegó con sus cinco hijos, seis pollos, un perro y 700 colones (poco más de un dólar). También llevó a su novio, pero él “odiaba la naturaleza y huía de los insectos”, recuerda. Así que tomó un hacha y clareó la tierra ella misma. “Mientras talaba los árboles pensaba cuánto habrían tardado en crecer y cómo yo los cortaba en un instante –recuerda–. Nos dedicábamos a eso, a talar la selva para subsistir”. Casi 40 años después, doña Celedonia, como todo el mundo se dirige a ella con respeto, aún vive en la misma parcela de un pueblo llamado La Palma. Cuando la conocí, en junio de 2019, vestía jeans y una blusa blanquiazul con estampas florales. Me mostró su jardín y su casa y, por su paso seguro, no había forma de saber que estaba casi ciega. CELEDONIA TELLEZ

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La botánica Ruthmery Pillco Huarcaya recolecta semillas de un árbol de nuez moscada en Osa. Los árboles que nazcan de estas semillas serán sembrados en las zonas degradadas con la esperanza de atraer monos araña y otros dispersores. “Los árboles que uno planta pueden morir –dice Huaracaya–, pero los que siembran los animales recrearán el bosque original”.


Para doña Celedonia era un día de redención: en vez de clarear la selva, ahora le devolvía un poco. Por invitación suya, una organización sin fines de lucro llamada Osa Conservation estableció una red de grupos locales y de gobierno para sembrar 1 700 retoños de árboles nativos a lo largo de su parcela de nueve hectáreas. Durante el Día del Árbol en Costa Rica, muchos de sus seis hijos, 16 nietos y 14 bisnietos se reunieron para celebrar con gran parte de la comunidad circundante. Hubo exposiciones, discursos, juegos y bailes donde los niños vistieron trajes regionales coloridos. National Geographic Society, organización sin fines de lucro, ayudó a financiar este artículo.

Al mediodía todos caminaron hacia la franja para ver a doña Celedonia plantar el simbólico último árbol. Su nieto, Pablo, excavó un hoyo. Al parecer apenada por toda la atención, doña Celedonia se agachó y colocó el cepellón en la tierra. “Quizá reconvierta toda mi granja en selva de nuevo”, expresó mientras se sacudía la tierra de las manos. Osa es uno de los parches de tierra más fecundos del planeta. A pesar de que ocupa tan solo una milésima parte de la superficie terrestre, alberga 2.5 % de sus formas de vida. La variedad de hábitats de la península –bosque nuboso, selva tropical, humedales, manglares, lagunas de agua dulce y costeras– ofrece H E C TÁ R E A P O R H E C TÁ R E A ,

C O N S E R VA R E L P A R A Í S O

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refugio a miles de especies, que incluyen ruidosas poblaciones de guacamaya roja, monos araña y otros animales que han desaparecido o menguan a lo ancho de sus territorios históricos. Cinco especies de felinos merodean sus selvas y cuatro de tortugas marinas reptan sus playas para desovar en el Pacífico. Al este, tiburones martillo y ballenas jorobadas remontan el fiordo del golfo Dulce para parir. Pero el ecosistema de Osa es frágil. Dos ocasiones en el pasado ha estado al borde de la destrucción, no tanto por grandes intereses comerciales sino por el impacto progresivo del sujeto común que tala la selva para vivir o bate los ríos en busca de algunos dólares en oro. En años recientes, algunas comunidades de Osa se han vuelto defensoras apasionadas del medio ambiente que antes explotaron. En vez de talar árboles antiguos para leña, abren senderos para ecoturistas; en vez de rastrear presas de manera ilegal, rastrean cazadores furtivos. Pero ahora la zona enfrenta una amenaza nueva. La pandemia de COVID-19 devastó la economía de Costa Rica y cerró el flujo de los dólares del turismo que habían asegurado el cambio hacia modos de vida sostenibles. Las mentes y corazones de la gente de Osa giran entorno a la ética conservacionista, pero también tienen estómagos. “La gente de aquí ama la naturaleza –dice Hilary Brumberg, la miembro de Osa Conservation que dirigió el proyecto de reforestación en la granja de doña Celedonia–. Pero cuando se trata de alimentar a tu familia o proteger la naturaleza, la familia es primero”. A N DY W H I T H W O R T H ,

director ejecutivo de Osa Conservation de 37 años, lleva su amor por la naturaleza en la piel, de manera literal: tatuajes de serpientes, lagartijas, gaviales y colibrís adornan sus brazos mientras un rinoceronte indio pasta en su pecho. Se unió a la organización en 2017, tras seis años de una lucha desalentadora por la conservación en la Amazonía peruana. “Cuando llegué a Osa, de pronto me sentí esperanzado otra vez –me comparte Whithworth durante el desayuno en la estación biológica de Osa Conservation, al suroeste de la península–. En la Amazonía veía monos araña una o dos veces cada año. Aquí lo hago una o dos veces al día. Fue transformador”. Whitworth se apresuró a darle crédito a las políticas nacionales de reforestación por el éxito de Osa. A lo largo de la última mitad del siglo XX, las 96

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selvas que alguna vez cubrieron 75 % del país fueron taladas de forma sistemática para obtener madera, pastizales y tierras de cultivo para plátanos y piñas. En menos de una generación, apenas una quinta parte del territorio permanecía cubierta por árboles. Pero, a mediados de los años noventa, el gobierno actuó no solo para detener la tendencia sino para revertirla. Se promulgó una ley que prohibía cortar un árbol sin un plan de manejo a detalle y, mediante un impuesto a la gasolina, inició un programa para pagar a los terratenientes que conservaran sus parcelas forestadas y sembraran árboles nuevos. En pocos años, la cubierta forestal de Costa Rica se ha más que duplicado y el país marcha hacia su meta: que los árboles cubran 60 % del territorio para 2030. Si la compañía de electricidad tala un árbol, me comenta Whithworth, debe proveer los fondos para plantar cinco. Loable, pero difícilmente un fin en sí mismo. “Promover solo la cobertura forestal es peligroso. Podrías acabar con un bosque vacío. Nosotros nos centramos en restaurar el ecosistema completo”. Durante ya varios años, una red de cámaras trampa que Osa Coservation coordina con universidades, terratenientes, ecolodges y otros grupos locales ha revelado lo bien que la selva se vuelve a poblar. Un estudio en los años noventa, comparte Withworth, mostró que no había vida silvestre más allá del Parque Nacional Corcovado, que cubre la mayor parte del occidente de la península. Ahora ven animales donde antes habían sido presa para la caza. Los pumas, antes escasos en el parque y jamás vistos fuera de este, se recuperan. Los ocelotes también lo hacen, lo mismo que jaguarundis y otros felinos pequeños. Los pecarís de collar, un mamífero parecido al cerdo, abundan en Piedras Blancas, un parque nacional al otro lado del golfo. A los pecarís de labios blancos, una especie relacionada, no les va tan bien fuera del parque, algo quizá de esperarse ya que son preciados por su carne y se mueven en manadas grandes que los cazadores ubican con facilidad. Los pecarís de labios blancos son la presa favorita de los jaguares, y a ellos también se les dificulta recuperarse fuera de los límites del parque. Al final, la única forma de asegurar la salud del ecosistema de Osa es hacerlo crecer. Para ello, Osa Conservation ayuda a reforestar la selva al plantar árboles en parcelas privadas que se localizan de manera estratégica, como la de doña


Celedonia. En el corto plazo, la siembra a lo largo de ríos y arroyos en zonas de cultivo dará sombra a los animales de granja, ayudará a evitar la erosión, y ofrecerá un hábitat para aves y otra fauna silvestre. Pero el objetivo a largo plazo es crear un corredor verde sin interrupciones que trazará un arco desde Corcovado y atravesará Piedras Blancas hasta llegar al Parque Internacional La Amistad, en las montañas de Talamanca que comparten Costa Rica y Panamá. Esto requerirá no solo políticas de gobierno amigables con el medio ambiente, sino el compromiso sobre el terreno de un granjero o ganadero a la vez. “Las estrategias nacionales iniciaron este gran cambio forestal –me comenta Whitworth–. Pero la verdadera conexión con la vida silvestre viene desde abajo”. Una de las razones para la abundancia de especies en Osa es la escasez de una en particular. Hasta la los años sesenta del siglo xx, la península apenas estaba habitada por un retorcido puñado de buscadores de oro, ocupantes ilegales y

los años sesenta. Mientras los colonos ejercían presión en la rica cuenca del Corcovado, en el lado occidental de la península, los científicos ayudaron a sonar la alarma: a menos que se creara un parque para protegerla, la selva de Osa y su biodiversidad desaparecerían. Dirigidos por Álvaro Ugalde, el padre del sistema de parques de Costa Rica, el gobierno negoció una complicada permuta de tierras con la compañía maderera que llevó a la creación del Parque Nacional Corcovado en 1975. Pero quedó el problema de sacar de los límites del parque a unos 250 colonos atrincherados, quienes veían a la maderera, a los guardaparques y a los científicos con los mismos niveles de hostilidad. Al final, la mayoría aceptó mudarse a tierras provistas del lado oriental, incentivados por pagos que sumaron un millón de dólares para “mejoras” en la tierra tales como deforestación, cultivos y edificaciones. Por varios años hubo poca perturbación dentro del parque. Pero entonces el precio del oro

“Las personas aman la naturaleza, pero cuando se trata de alimentar a tu familia o proteger la naturaleza, la familia es primero”. Hilary Brumberg, Osa Conservation

fugitivos cuya reputación de ilegalidad mantuvo a la población general a raya. “Era un grupo de chicos muy rudos”, recuerda Patrick O’Connell, quien de joven encontró su camino a Osa desde Indiana, en Estados Unidos, para cazar. Se quedó y, como medio de vida, iba de un campamento minero a otro comprando oro en la selva. “Nadie moría de viejo”. En ese tiempo, 80 % de la península aún era selva antigua. Eso empezó a cambiar a inicios de los años setenta cuando, impulsados por terminar la parte sur de la Carretera Panamericana, la población se duplicó a cerca de 6 000 personas que en su mayoría ocuparon la franja de cultivo en la parte oriental de la península. Casi toda la tierra sin desarrollar era propiedad de una maderera trasnacional demasiado distante y mal manejada como para ejercer algún control, así que cualquiera que clareara un pedazo de tierra podía llamarlo suyo. Entre tanto, una estación biológica en la península atrajo otra subespecie humana: científicos extranjeros, más de 1 000 que visitaron durante

se comenzó a disparar. Aunado a un desempleo generalizado en el resto de Costa Rica, la perspectiva de hacer una fortuna, o al menos ganarse el sustento, desencadenó la segunda crisis de Osa. Hacia inicios de los años ochenta, unos 1 400 mineros trabajaban en el parque de forma ilegal. “El daño fue inmenso”, afirma Dan Janzen, un prominente ambientalista radicado en Costa Rica que fue reclutado en 1985 para conducir un estudio sobre el impacto de los mineros. Casi todos los animales en un tercio de la parte sur del parque habían sido cazados para alimentar a las comunidades mineras. Los ríos se habían convertido en lo que Janzen describe como “desiertos líquidos”; camarones, cangrejos y demás vida acuática era afectada por el sedimento de la actividad minera que obstruía los lechos río abajo. En vez de utilizar lo que él llama la fuerza de las “armas y placas doradas” para expulsar a los mineros, Jenzen recomendó tomarse un año para conocerlos y convencerlos de irse o enfrentar el arresto. Y funcionó, pero en los años siguientes el gobierno regresó a políticas más militaristas C O N S E R VA R E L P A R A Í S O

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AMÉRIC AM RICA A DEL NO NORTE RTE

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COSTA RICA AMÉRIC AMÉRICA A A DEL SU SUR R San José

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La península de Osa, en Costa Rica, es considerada una de las regiones más biodiversas de la Tierra. Investigadores descubrieron que su golfo Dulce alberga un abanico excepcional de especies. Grupos conservacionistas y comunidades locales trabajan para preservar esta combinación inusual de selva antigua, selva tropical y una bahía de forma única.

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Más de 140 especies de mamíferos, 460 de aves y miles de plantas e insectos, muchas de ellas amenazadas, han sido identificadas en los 1 800 kilómetros cuadrados terrestres y los 200 kilómetros costeros que constituyen este ecosistema vital.

Mamíferos de la selva Pumas y pecarís de collar, entre otros mamíferos, se recuperan en este paisaje tropical. La supervivencia de la vida silvestre en la región depende de un hábitat en expansión y un acervo genético diverso.

Manglares Tolerantes al agua salada, estos árboles cubren las costas y los humedales de la región. Refugio para cientos de especies terrestres y marinas, también son vitales para prevenir la erosión costera.

Sus raíces, que reducen la fuerza de las olas de tormenta, también juegan un papel importante a la hora de filtrar contaminación y desechos que pueden llegar al mar.

RILEY D. CHAMPINE Y MANUEL CANALES (NGM); ALEXANDER STEGMAIER. ILUSTRACIÓN: MATTHEW TWOMBLY. FUENTES: HILARY BRUMBERG, NOELIA HERNÁNDEZ Y ELEANOR FLATT, OSA CONSERVATION; NASA; CIMAR, UNIVERSIDAD DE COSTA RICA; GEBCO; ESA CLIMATE CHANGE INITIATIVE; LAND COVER PROJECT; WDPA

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Pavones

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Profundidades raras La formación con aspecto de fiordo tiene una boca somera y una profunda bahía protectora. Los cuatro ríos que desembocan en la cuenca regulan la temperatura y salinidad del agua.

Tiburones martillo Tras aparearse en mar abierto, el tiburón martillo común pare aquí sus crías entre marzo y agosto. Científicos estudian sus movimientos y comportamiento.

PA N CO

P A C Í F I C O

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Ballenas jorobadas La península de Osa es la única zona conocida que funciona como guardería para crías de ballenas jorobadas del Pacífico Norte y para las del Sur. La temperatura promedio del agua de 27 °C les ayuda a mantener el calor corporal.



Un puma se fija en una cámara trampa, quizá alertado por el clic del disparador. Una red de estas trampas desplegada por grupos conservacionistas, ecolodges y lugareños revela que las poblaciones de pumas y otras tres especies de felinos silvestres han aumentado en la península desde finales de los años noventa. Los jaguares aún son escasos.


que únicamente exacerbaron el resentimiento de los lugareños. En ningún lugar se ha aplicado la política de “armas y placas” de forma tan torpe como en Rancho Quemado, cerca del centro de la península. El asentamiento fue erigido en medio de la selva en los años sesenta del siglo XX por una familia de nombre Ureña, de Buenos Aires. Sus pobladores, como otros en la península, subsistían de sus cultivos y la caza. Cada tantos años una manada de pecarís de labios blancos pasaba por Rancho Quemado desde el parque y, en cada ocasión, los cazadores del pueblo abatían 80 % de la manada. Sin embargo, en 2008 los pecarís estaban acompañados por guardaparques, algunos de ellos con armas. Con su propia guardia para protegerlos, los 102

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pecarís se volvieron temerarios y acabaron con los cultivos de los pobladores mientras los lugareños miraban indefensos. Fue una victoria a corto plazo para la conservación: los pobladores solo mataron cinco pecarís ese año. Pero a largo plazo, eso ahondó la división entre el parque y la gente. Quemado, 11 años después, el pueblo tenía una energía diferente. Yo marcaba fauna con Marco Hidalgo, el enlace de Osa Conservation con la comunidad. En el restaurante al aire libre de Enrique Ureña, sobrino del patriarca de la familia, la migración estacional del pecarí a través del pueblo fue tema de conversación una vez más, solo que ahora el asunto era cómo proteger a los animales. CUANDO VISTÉ RANCHO


Dos buscadores de oro trabajan en un arroyo cerca del Parque Nacional Corcovado. Batir la arena por oro ha sido una forma de vida en Osa por décadas. Es ilegal en Costa Rica porque contamina el medio ambiente, pero el gobierno tolera algunos mineros artesanales. Ciertas comunidades que dependían de la minería han redirigido sus economías hacia el ecoturismo con éxito.

A Ureña, quien alguna vez estuvo entre los opositores más férreos al parque, le preocupaba que el número de guardaparques se había reducido demasiado; se necesitaban lugareños voluntarios que escoltaran a los pecarís en su traslado. Hidalgo comentó que Osa Conservation contaba con un proyecto de vigilancia animal que usaba radiocollares en ciertos individuos, así los movimientos del grupo se podrían rastrear con facilidad. “A quien quieres ponerle collar no es a los pecarís –interrumpió la añosa madre de Ureña, Espíritu, sentada desde el sofá en la esquina–. Es a los cazadores”. La transformación de Rancho Quemado se forjó de la necesidad. No había suficiente empleo para todos, pero la dirección fue determinada por

la educación. En 2002, Ureña y otros 14 pobladores cuyas edades oscilaban entre los 14 y 60 años tomaron un curso intensivo de biología forestal. Los alumnos aprendieron, entre otras cosas, la forma en la que los pecarís funcionan como “ingenieros del ecosistema”. Dispersan semillas, crean hábitats acuáticos con sus excavaciones y alteran la estructura de la selva al comer plantas comunes, lo que ofrece a las más escasas una oportunidad para competir. Con la comprensión de que la biodiversidad circundante era una atracción, los pobladores también aprendieron a montar instalaciones ecoturísticas. Ahora monitorean los movimientos de los pecarís, llevan el conteo de las aves, dan mantenimiento a las cámaras trampa, recolectan semillas de los árboles, y ofrecen caminatas en la selva y programas educativos para los niños. Hidalgo ha ayudado a este cambio de mentalidad, pero no se da crédito por el éxito. “Tomaron las herramientas y se transformaron ellos mismos”, asevera. Pero de ninguna manera todas las comunidades de Osa han pasado por la misma metamorfosis. Hidalgo me comentó que Los Ángeles de Drake, un pueblo al norte de la península, es tan rabiosamente anticonservacionista que, cuando el trabajo lo lleva para allá, tiene que guardar su camioneta a puerta cerrada en la escuela para que no la vandalicen. Pero, al menos en 2019, en muchas de las personas que conocí había un cambio profundo hacia una perspectiva de protección de la naturaleza. Pasé dos días con Tomás Muñoz, quien creció en Dos Brazos de Río Tigre, otro pueblo que solía depender de la minería ilegal y cambió al ecoturismo para sobrevivir. Muñoz empezó a cazar cuando tenía 10 años y a lavar arena en busca de oro dos años después. Calcula que desde la edad de 14, cuando dejó la escuela, comenzó a pasar 25 días de cada mes en la selva. Aprendió todas las reglas del bosque, lo que incluye cómo evadir guardaparques y policías (caminar sobre raíces y piedras para no dejar huellas, no lavar en el arrollo donde acampas porque el jabón será arrastrado río abajo, y no usar lociones o bloqueadores solares porque los olores inusuales son detectados con facilidad en la selva). “Una vez percibí el aceite 3 en 1 de las armas de los guardaparques –me contó–, estaban a 80 metros. Nos dispersamos y los vimos pasar desde el otro lado del río. Nunca me atraparon –dice con una sonrisa–, corría muy rápido”. C O N S E R VA R E L P A R A Í S O

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La variedad de hábitats de la península –bosque nuboso, selva tropical, humedales, manglares, lagunas de agua dulce y costeras– ofrece refugio a miles de especies.

Un grupo de delfines giradores nada lejos de la Isla del Caño, unos 24 kilómetros al oeste de Bahía Drake. Supermanadas de millares se reúnen a lo largo de las costas de Osa, atraídos por una predecible abundancia de presas.

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Cuando tenía 20 años, Muñoz dejó de cazar porque uno de sus tíos que trabajaba como guía lo convenció de que desperdiciaba su vida. Podía ganarse el sustento mucho mejor al llevar turistas hacia los animales en vez de matarlos por su carne. Pero no fue fácil remontar las costumbres atávicas de maleante de su antigua vida. “Mi tío me llevo a una estación de guardaparques donde había gallinas silvestres y pecarís muy cerca de mí –recuerda–. Mi instinto fue buscar un palo o una piedra, lo que estuviera a mi alcance para matarlos. Estaba en mi cerebro. Me tomó dos años superar esa sensación”. Muñoz me contó su historia al caminar por una playa gris pizarra hacia la entrada sur del parque Corcovado. Los pelícanos planeaban en formación sobre la rompiente en un lado y el dosel de la selva surgía por el otro, como una verde e imponente nube de tormenta. Pasamos el día en el parque, Muñoz llevaba el tripié de su monocular sobre el hombro como un rifle, deteniéndose de manera abrupta para atraer algunos monos araña con un llamado o señalar un caracara norteño, una familia de monos capuchino, una minúscula rana venenosa de Golfo Dulce o un coatí de nariz blanca que mordisqueaba un colorido cangrejo Halloween. Al día siguiente me llevó a su pueblo de Dos Brazos, que promociona su propio sendero parque adentro desde el lado oriental. Lo construyeron los mismos lugareños, la mayoría antiguos mineros de oro. Muñoz entrenó algunos como guías mientras otros proveen alojamiento a los turistas, comida y clases de cocina. El sendero no conecta con la red de caminos formales del parque, pero es más accesible y ofrece uno de los mejores avistamientos de aves en la península. “Antes la gente solo hablaba del oro que conseguía –dice Muñoz– ahora la plática es más sobre las aves”. no hubo turistas para quienes cocinar, trabajo para los guías en Dos Brazos o Rancho Quemado, ni voluntarios de Osa Conservation que cuidaran los árboles o mantuvieran a los depredadores lejos de las crías de tortuga marina en la costa del Pacífico. Costa Rica respondió con agresividad a la amenaza de la COVID-19 y cerró todo viaje extranjero. A fines de noviembre, cuando Estados Unidos había sufrido 264 808 muertes, Costa Rica registraba 1 690. Pero el daño económico fue catastrófico. La industria del turismo colapsó y se ahogaron los L A P R I M AV E R A S I G U I E N T E

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fondos para el sistema nacional de parques, lo que forzó a las autoridades a cerrar Corcovado en marzo y retirar a los guardaparques de su interior. Durante unas pocas semanas todo estuvo en silencio. Luego los guías de Osa lo compartieron en redes sociales: alguien se aprovechaba de la falta de turistas y oficiales para organizar cacerías en el parque. Dos cazadores habían abatido nueve pecarís de labios blancos, no para comer sino por deporte. Cuando llamé a Dionisio Paniagua Castro, guía durante mucho tiempo y desde la pandemia activista por la conservación en la península, podía escuchar su angustia por el teléfono. “¡Tantos animales, por diversión! –exclamó–. En definitiva tenemos que hacer algo”.


Nadadores se preparan para la competencia Cruce en Aguas Abiertas de Golfo Dulce, en el lado este de la península, programada para atraer más visitantes durante la temporada baja de turismo, al final del verano. Los nadadores compartirán Golfo Dulce con ballenas jorobadas, que llegan del Pacífico Sur en el verano para parir sus crías en las aguas protegidas del golfo.

Los guías alertaron a las autoridades, quienes enviaron policías e hicieron algunos arrestos. Pero el parque era demasiado grande, y los oficiales muy pocos y esporádicos como para lidiar con una debacle creciente. Y no solo fueron los cazadores. Con el desempleo y el precio del oro al alza a causa de la pandemia, los mineros regresaron en números que no se habían visto en décadas. Narcotraficantes y talamontes por igual aprovecharon la disrupción. Pero también había otra línea de defensa: los mismos pobladores de Osa. En respuesta a la crisis, Carlos Manuel Rodríguez, entonces ministro de medio ambiente y energía de Costa Rica, resucitó la idea de una cuadrilla de 52 guardaparques voluntarios, la mayoría guías y líderes de

diferentes comunidades que incluían Rancho Quemado y La Palma, quienes serían entrenados en tecnologías de vigilancia y desplegados para crear una zona de amortiguamiento alrededor del parque. “La gente tiene que encontrar formas de ganar dinero y la minería de oro es una de ellas”, me comentó Muñoz por teléfono. Le pregunté si él mismo estaba tentado, dado que era uno de los guías que se quedaron sin trabajo. Hubo angustia en su voz cuando respondió. “Intento no ir hacia allá”. j Jamie Shreeve es colaborador frecuente y escribió sobre la búsqueda de vida extraterrestre en marzo de 2019. Charlie Hamilton fotografía temas que van desde ratas y nutrias de río hasta elefantes.

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GREG LECOEUR

DE NUESTROS FOTÓGRAFOS QUIÉN

Un fotógrafo francés con especialidad en fauna marina. DÓNDE

En las profundidades del estrecho de Lembeh, al extremo norte de la isla de Célebes, en Indonesia. QUÉ

Una Nikon D7200 con lente de 105 mm en un housing Nauticam con dos flashes.

Las aguas repletas de coral de Indonesia son famosas por su biodiversidad y las especies que sobreviven mediante mimetismo, alianzas y simbiosis. Durante una inmersión, Lecoeur notó a un pez payaso con un compañero. El parásito Cymothoa exigua se fija a la lengua del pez para extraer su sangre. La lengua se debilita, pero el parásito sigue alimentándose mientras el pez ingiere su dieta habitual. Lecoeur dice que la toma exigió paciencia hasta que, por una fracción de segundo, el pez miró a la cámara y abrió la boca.

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