Película de culto: The Host

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CEDIDA

"The Hosf Joon Bong-ho, 2006 F o t o g r a m a d e " C h e , e l a r g e n t i n o " , dirigida por StevenSoderbergh./CEDIDA

"The Host" es un "blockbuster", una película concebida para el gran público. "Horror movie" de primera magnitud que hace palidecer al "Godzilla" que perpetró Roland Emmerich en 1998. La cinta surcoreana es el ejemplo diáfano de que el cine comercial y el cine de autor no tienen por qué estar reñidos. Tres escenas simbólicas conforman el prólogo de "The Host", que relatan el origen de la criatura y su veloz desarrollo a la fase adulta, fiel a las convenciones del cine de monstruos. Sin embargo, la cinta dirigida por Joon Bong-ho rompe los estilemas del género cuando el monstruo adulto hace su primera aparición a los trece minutos de metraje a plena luz del sol cuando el público no lo espera. La primera escena del filme se basa en el "incidente Me Farland", acaecido en Corea del Sur en el año 2000, en el que realmente se vertieron cuatrocientas ochenta botellas de formaldehído en el desagüe de im laboratorio que fueron a parar al rio Han de Seúl. Circunstancia que da pie a la formación del monstruo en la película y que funciona como critica velada al intervencionismo de EEUU. Primorosa resulta lá última parte del exordio, que muestra un suicidio en un encuadre en picado con una pristina lluvia de telón de fondo, lo que pone de manifiesto que un ser horripilante ya está entre nosotros. La verdadera trama de "The Host" es la historia de una familia insertada en una historia de terror al igual que en "28 semanas después", dirigida por Juan Carlos Fresnadillo. El origen de la tragedia es el secuestro de una impúber por parte del monstruo. La película avanza deprisa: nada más presentar a la familia, la criatura lo destruye todo. A lo que se suma im tema subyacente: cuando el sistema no funciona, los débiles se las arreglan para protegerse. Los personajes de "The Host" están magníficamente caracterizados: una treceañera, un padre zángano que se duerme en cualquier lugar, un abuelo trabajador, una tía tiradora de arco de élite, un tío universitario en paro que se refugia en la bebida, y una madre ausente que la abandonó al nacer. La ópera prima de Bong-ho prefiguraba ya sus personajes fuera de cualquier arquetipo, despistados, sencillos pero frontales, conformando un conjunto representativo de la clase obrera surcoreana. El tema central de la escueta, pero brillante, fihnografía de Bong-ho ("Barking Dogs Never Bite", 2000; y "Memories of Murder", 2002) es la irrupción de la violencia en lo cotidiano. "The Host" es imprevisible y deslumbrante, plantea un campo visual propio y posee xma acción vibrante. La cinta está trufada de secuencias de excelencia cinemática como en la que el monstruo regurgita los huesos de los cadáveres de las personas que se ha zampado en su lúgubre guarida, la cascada de sangre en panorámica vertical, o la escena de la criatura campando a sus anchas y causando el pavor colectivo (rodada desde múltiples puntos de vista para plasmar la aparición del desastre en la vida cotidiana). La película presenta una equilibrada combinación entre humor y terror. Incluso incorpora toques de humor en momentos trágicos como la escena en la que la familia patalea ante el retrato de la adolescente desaparecida (los personajes lo viven como una tragedia, pero el espectador lo ve como una comedia). Incluso hay hiunor en el momento catártico. Bong-ho juega con las convenciones del género establecidas por Hollywood. A la mitad del metraje inserta un climax con el enfi'entamiento familia vs criatura, que se salda con la muerte del patriarca y una unidad familiar se desmembra. Asimismo, cuando matan al bicho, en lugar de la cara de un héroe henchido se refleja el rostro de la triste emoción del momento. Resolución impensable para xm filme de Hollywood: después de tantos avatares, la chica muere. En definitiva, "The Host" es la tragedia de un padre que llega demasiado tarde para salvar a su hija. El Día (Santa Cruz de Tenerife) 17/09/2008. Página 80

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Revolueión fílmica ^Benjamín Reyes Steven Soderbergh afronta un nuevo "biopic" sobre la figura del Che Guevara, basándose en el diario del propio líder revolucionario. Concebida originariamente como un largometraje de cuatro horas y media, el director estadounidense se vio obligado a dividirlo en dos partes para poder distribuirlo en salas comerciales. La cinta arranca con una cena en un apartamento de México el 13 de julio de 1955 (tras im preludio que incluye imágenes de archivo del dictador cubano Batista en 1952) a la que asisten Fidel Castro, un abogado cubano y Ernesto Guevara, un médico argentino; ambos son jóvenes e ideahstas y comparten ideas pohticas y revolucionarias. La diferencia entre ambos estriba en que Castro sólo queria la revolución para Cuba, mientras que el Che la anhelaba para toda Latinoamérica. El 26 de noviembre de 1956, Castro y el Che, junto a otros ochenta guerrilleros, zarparon en im barco con dirección hacia Cuba. Sólo sobrevivieron doce de ellos. Era el inicio de la revolución cubana. A partir de aquí, la película va narrando episodios históricos, en los que se entremezclan momentos cotidianos de la figura del Che, que van construyendo su perfil. Soderbergh intenta mostrar im retrato verídico, alejado del mito. Un Che que tose constantemente víctima del asma, y al que le enyesan el brazo tras el asalto a Santa Clara. El Che Guevara es, en la cinta de Soderbergh, un idealista convencido del bien social, obse-

e^ "Che, el argentino " ofrece una visión del líder revolucionario alejada del mito romántico a través de una portentosa interpretación de Benicio del Toro, que le valió el premio al mejor actor en el último Festival de Cannes

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Biblioteca de la Universidad de La Laguna.

sionado por la educación, de férreas convicciones, un hombre de sentimientos puros e implacable con los desleales con la revolución. La cinta cubre todas sus facetas: como médico, como educador, como guerrillero y como orador. En la figura del Che Guevara subyace la dualidad entre la imagen como icono revolucionario (imagen totémica instaurada a raíz de la fotografía que captó en 1960 Alejandro Korda del líder revolucionario) y la imagen como icono capitalista, de tal manera que la segunda vertiente se ha "comido" a la primera, ya que la capacidad de absorción del capitalismo es brutal, convirtiéndolo todo en mercancía. El filme alterna secuencias en la selva rodadas en color con interferencias de textura documental rodadas en blanco y negro (reservadas para las secuencias del Che en Estados Unidos). También simultánea fechas históricas entre la década de los 50 y los 60. "Che, el argentino" es una película más de palabras que de acción. Soderberg no se recrea en las escenas de acción (apenas hay en la película tres escenas de tiros) sino que prefiere centrarse en el día a día, en las conversaciones entre Fidel y el Che, en la convivencia en los campamentos itinerantes en medio de la maleza de la selva o en los reclutamientos entre el pueblo llano. Al margen de la portentosa interpretación de Benicio del Toro (que le valió el premio al mejor actor en el último Festival de Cannes) en la piel del Che, y del meritorio papel de Demián Bichir como Fidel Castro, el resto de actores del reparto (Jorge Perugorria, Elvira Mínguez, Catalina Sandino y Unax Ugalde) sólo tienen una presencia testimonial. También destaca sobremanera la estética impoluta del filme conseguida gracias a una nueva cámara digital, la RED, una cámara de alto rendimiento que ofrece calidad de película 35 mm. sin los inconvenientes de las cámaras convencionales al sólo precisar im equipo que pesa cuatro kilos. El arduo proceso de documentación de Soderberg para llevar a cabo el filme se prolongó durante siete años. Jon Lee Anderson, biógrafo del revolucionario trabajó como asesor en todo el proyecto, en el que también han formado parte tres de los compañeros del Che aún vivos: Urbano, Pombo, y Benigno. Con "Che, el argentino" el mejor Soderbergh emerge de nuevo tras las notorias "Traffic" (2001) y "Sexo, mentiras y cintas de vídeo" (1989), El estadounidense es un director irregular capaz de pergeñar.bodrios infames como "FuU frontal" (2002) o "Un romance muy peligroso" (1998), de dirigir cintas comerciales entretenidas como "Ocean's Eleven" (2001) o "Erin Brokovich" (2002), asi como filmar títulos inclasificables como "Kafka" (1999) o "El rey de la colina" (1993). La diferencia entre la cinta italiana "El Che Guevara" (1968), dirigida por Paolo Heusch y con Paco Rabal en el papel del líder revolucionario y la estadounidense "¡Che!" (1969), de Richard Fleischer, con Ómar Sharif como Che y Jack Palance como Fidel Castro, estriba en que el filme de Soderbergh se aleja de la visión romántica del mito.


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