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Miéin)les,26 diciembre 2007
Cine Un clásico
El manuscrito encontrado en Zaragoza (Wojciech Has, 1965) Como "Los caballeros teutónicos", como "Cenizas", como "Faraón", "Rekopis znaleziony w Saragossie" ("El manuscrito encontrado en Zaragoza") pertenece a ese raro ciclo de superproducciones en las que el cine polaco se embarcó durante la década de los 60. Fue Wojciech Has quien llevó a la pantalla la obra de su compatriota, el conde Jan Potocki, escritor ilustrado e impenitente viajero que recorrió el Sur de Europa y el Norte de África entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, en el que ya, como romántico, se quitó la vida. Heredera lejana del barón Münchhausen y prima hermana de "Crónica de un loco", de Karel Zeman, "El manuscrito encontrado en Zaragoza" ofrece una atractiva mezcolanza de géneros, desde la sátira barroca al cuento oriental tácitamente inspirado en las "1.001 noches", pasando, cómo no, por el relato picaresco, sobre el que Has volverá años más tarde en "Las tribulaciones de Baltasar Kober". Para esta alquimia no puede haber mejor crisol que la España evocada por Potocki, un país que es a un tiempo encrucijada de culturas y el mágico escenario donde vivos y muertos se dan cita. El Siglo de las Luces se concreta aquí en los pensamientos del geómetra Velázquez y en los modos caballerescos de Alfonso van Worden, capitán de la guardia valona que hereda de su padre el sentido del honor y una despreocupación por la muerte típica del militar que ha sobrevivido a guerras, duelos y escabechinas. El gentilhombre engendra a su hijo sobre un camastro que flota sobre las aguas de un aposento inundado, momento que marcará el porvenir de Alfonso, condenado a vivir sobre bases menos sólidas aún que las de su progenitor, quien antes de gozar con la hembra se permite recordar sus hazañas bélicas, en este caso la participación en el sitio'de Lérida. Cautivo de las princesas africanas, el joven Alfonso se vale de un obsequio materno (el medallón que contiene un fragmento de la Cruz) para sustraerse en vano a la incestuosa alianza que sus primas le proponen. Más adelante, y quizá para neutralizar el poder del sagrado objeto, las hermanas ofrecerán al caballero un talismán hecho con trenzas de sus cabellos. Por medio de fetiches y conjuros (amuletos, filtros, elixires, rehquias o libros adivinatorios), musulmanes, judíos y cristianos combaten a sus adversarios y se atraen el favor ajeno. El filme es pródigo eii sobresaltos e historias de aparecidos, pero tal vez el momento más inquietante coincide con la llegada de Alfonso al castillo donde mora su viejo padre. Montado en su caballo, el capitán entra lentamente en el patio mientras las fantasmales hojas barren el suelo y una luz invemal se proyecta desde el arco principal. El recuerdo de viejos desafíos, de gestas olvidadas, sale al encuentro del joven, ajeno a la muerte que le acompaña por los caminos. Pocas veces se habrá visto en la pantalla una síntesis tan hermosa de frío y nostalgia, de gloria y decadencia, de nobleza y desahucio. En la película escasea el mobiliario, la guerra y la vocación itinerante de los personajes lo impiden. Sin embargo, casi todos los recintos -moriscos y cristianos- presentan un lujo bastardo, como si los tapices, ajuares y ornamentos fueran el resultado de múltiples rapiñas, cuando no de botines de guerra revendidos por docenas de mercenarios. "Los señores no comercian -se oye decir a im lacayo-. Los señores destruyen". Por culpa de la guerra, si no gracias a ella, los bienes pasan de un dueño a otro; el honor es moneda de cambio y la patria, un destino pasajero. El único territorio común es la muerte. Por ello, el paisaje de la película está atravesado de cadáveres, cuerpos mutilados y esqueletos, hasta el punto de que la calavera se convierte en el principal leit motiv de la historia. Protagonizado por Zbigniew Cybulski, la malograda estrella del cine polaco que fallecería tres años más tarde, "El nianuscrito encontrado en Zaragoza" abriga una sutil pretensión monumental. De hecho, todo él fíhne parece construido sobre la idea pictórica de un mural compuesto por varios frescos. El resultado deslumhra, no sólo por la original visión de las guerras napoleónicas (superior a la de la contemporánea "Cenizas", de Andrzej Wajda), sino por la descripción fantástica de un país, España, que es visto a la vez como un enorme osario y como un escenario en el que la sensualidad se alia con la imaginación macabra. A Bécquer le habría complacido. José Andrés Dulce El Día (Santa Cruz de Tenerife) 26/12/2007. Página 96
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Fotograma de."Rec", codirigido por laume Balaguero y Paco PlazaypOTO CEDIDA
Horror cotidiano "í^Benjamín Reyes
tencionadas notas cotidianas y sobresaltos de altura. Reflejaun universo mórbido y deliciosamente malsano Acudir al cine en los tiempos de las descargas (lega- que tiene algo de gore y algo del cine de zombies. Todo les o ilegales) en internet se convierte en un acto de xm torbellino de sensaciones extremas, trufado de imáresistencia cinéfila. Y que mejor que ir a ver una pelí- genes truculentas, que se convierte en un "sano" divercula concebida para que el espectador "viva" en sus timento fílmico. "Rec" no es una sucesión de tópicos propias carnes el miedo de los personajes, y compar- del cine de terror (sólo incluye lo del muerto redivivo) tir con un grupo de desconocidos sustos y sobresaltos ni tampoco hay sustos consabidos sino situaciones de (y eso la pantalla del ordenador no te lo puede dar): terror generadas por la propia trama. "Rec". El protagonismo de Manuela Velasco (que ha preTodo parte de vma reportera de televisión (que parece sentado los espacios televisivos "Los cuarenta princidirectamente extraída de "España directo" o "Está pales" y "Cuatrosfera") otorga una relevante capa de pasando") y su cámara (al que nunca vemos), que mien- metalenguaje a todo el asunto. De lo más destacado de tras graban un rutinario programa sobre una estación la cinta es el retrato de la reportera arribista obsesiode bomberos surge ima salida nocturna y los acompa- nada con la exclusiva, más preocupada de qué perfil ñsm. Lo que parecía xma salida rutiiiaria se va a con- queda mejor en pantalla que de la persona que va a vertir en un infierno. El filme, dirigido a la par por entrevistar, y que lleva a las últimas consecuencias la Jaume Balaguero y Paco Plaza, resulta un curioso expe- máxima televisiva de "Está pasando, lo estás viendo". rimento formal que tiene el valor de intentar irmovar La cámara nos introduce de tal manera en la trama a través de la sintaxis propia del lenguaje televisivo. que nos convierte a nosotros en un personaje más y el Balaguero, director de coherente trayectoria, siempre espectador vive en primera persona los hechos, lo que ha demostrado predilección por lo sórdido, putrefacto aumenta, exponencialmente, la desazón del espectador. y malsano. Y Plaza está más volcado en un terror con- Desenfoques, cortes bruscos, apagados y encendidos, cebido para un público impúber. zooms vertiginosos, rebobinado, visión nocturna... todo Aunque el argumento de "Rec" no es otra cosa que vale con el objetivo de conferir la apariencia de realiel desarrollo de una tv movie del propio Balaguero, titu- dad. Sin olvidar el recurso de teñir la pantalla de negro, lada "Para enfrar a vivir", que Tele 5 emitió a princi- lo que refleja la cinefilia de los directores españoles al pios de 2007, la forma narrativa es.genuina. Más allá rescatar aquella pregunta de Kirk Douglas en "Cautide las habituales convenciones del cine la película se vos del mal (1952, Vicente MiimelU): "¿A qué tiene convierte en una especie de docudrama rodado cámara más miedo la gente? (respuesta: "a la oscuridad"). Y al hombro, donde el horror sucede delante de nuestros es que "Rec" nos proporciona la experiencia de vivir ojos en tiempo real. Y no, no es un sucedáneo de "El una pesadilla en primera persona. En el último tercio proyecto de la bruja de Blair" (1999). Esta película del filme la sangre salpica al objetivo, y partir de ese resiilta un visceral ejercicio de reality horror que incluye instante, la cámara queda infectada y se vuelve más loca golpes de efecto no exentos de hxmíor negro, mahn- y crispada, empieza a fallar el sonido... Todo ello confiere un aspecto hiperrealista a la película. Detrás de esta película subyace ima feroz crítica a la telerrealidad, que ha alcanzado cotas inimaginables de deshumanización. Y es que no es lo mismo ver desgracias en "la caja tonta" que sufrirlas en primera persona. El proyecto de Balaguero y Plaza no le anda a la saga a la parodia descamada de "Gran hermano" que es la cinta nipona "Battle Royal" (2000). "Rec" invita a la reflexión sobre la violencia audiovisual sin las ínfiílas de títulos recientes como "Funny Games" (1997), de Michael Haneke o "Asesino(s)" (1997), de Mathieu Kassovitz. "Rec" es mejor que la serie de subproductos que pergeña Hollywood en la actuahdad como la infame "Planet Terror" (2007), de Robert Rodríguez o la riada de largometrajes de terror fashion tipo "Sé lo qué hicisteis el último verano" (1997). Ante la alarmante escasez de ideas de Hollywood han comprado los derechos y ya han rodado un remake. ¿Alguien se acuerda de "Vanilla Sky"? Atrás quedan los tiempos del terror patrio cutre y casposo de Armando Ossorio y Jesús Franco. Ahora, el cine de terror español, con directores como Balaguero, Amenábar, o de La Iglesia, goza de un estimable momento.
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''Rec ", que se presentó en la Sección Oficial del último Festival de Venecia, se alzó con cuatro galardones en el reciente Festival de Sitges, entre los que se cuentan el Premio de la Crítica y el Premio del Público.
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Biblioteca de la Universidad de La Laguna.