Aluvi贸n de pensamientos in煤tiles y sublimes de Juan Carlos Bautista
Aluvi贸n de pensamientos in煤tiles y sublimes
Colección Quaderna 3
Juan Carlos Bautista (Tonalá, Chiapas, 1964) es periodista, poeta y narrador. Estudió Comunicación en la UNAM. Es autor de los poemarios Lenguas en erección (1992; Quimera, 2007), Cantar del Marrakech (1993) y Bestial (2003). Su obra ha sido reunida en antologías de poesía en México, España y Colombia. Ha sido becario del Centro Mexicano de Escritores (beca “Salvador Novo”) y del Fonca en el área de Jóvenes Creadores en dos ocasiones. Dirigió el videodocumental Amor chacal (2001), que ganó el premio del Público del Festival Mix de la Cineteca Nacional. Ha colaborado en distintas revistas y periódicos del país y del extranjero como Punto de partida, Viceversa, El Universal, El país (Montevideo, Uruguay), Arquitrave (Colombia) y Trópico (Brasil).
Aluvi贸n de pensamientos in煤tiles y sublimes de Juan Carlos Bautista
Diseño de la colección: Administración:
Benito López Martínez Víctor Espíndola Villegas
Distribución mundial Aluvión de pensamientos inútiles y sublimes/ Juan Carlos Bautista Primera edición: febrero de 2010 D.R. © 2010, Juan Carlos Bautista Martínez D.R. © 2010, de la edición en español para todo el mundo: Sergio José Rodríguez Téllez (Quimera ediciones) Querétaro 172-6, Roma, 06700, Cuauhtémoc, México. quimera@anodis.com Tel.: 55 64 43 38. ISBN: 978-607-00-2528-0 Ninguna parte de este libro, incluyendo las características gráficas, puede ser reproducido por ningún medio sin el permiso de los titulares del copyright. Impreso y hecho en México/ Printed and made in Mexico
A VĂctor Jaramillo A HernĂĄn Bravo Varela
La sublime
Noche. Al cruzar frente al espejo, un travesti me susurra: tú, vuélvete «otra». El descarado travesti que es la flor polinizando al gusano. El travesti, Eva delirante: la primera de todas las mujeres. Me susurra, la miel de la frase en los labios: «qué bárbara». Vestido ya de mujer, fui al espejo y me enamoré de las sucesiones vertiginosas del rostro. Era una demolición de mi ego por mi vanidad. Lo superfluo era lo profundo. La frivolidad, una manera rabiosa de arder.
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¿La belleza en el espejo es una estatua de sal? Todo el cuerpo del travesti está hecho de diminutos espejos. —Yo soy otra —dije. Pero detrás de mí insistía la voz: la voz que se parece al alma, la voz que es casi tan poderosa como el cuerpo. Al travesti más perfecto lo traiciona la voz: la voz del joto, del impostor. Por eso mismo, los travestis no la simulan; antes, al contrario, la dramatizan. Otra vez, como en la tragedia griega, la máscara es verdad, y la voz lo es todo: el personaje y su destino. La voz que recorría las habitaciones de mi cuerpo hasta encontrarme maniatado en la última de ellas.
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La cultura del tocador y la recámara: el vestido es una piel espontánea, natural; la piel desnuda es un artificio, la culminación de un rito elaboradísimo. O bien, la desnudez del mono que regresa al árbol. O mejor: la desnudez del hombre que se rinde. Yo le dije: juguemos. Juguemos ese juego iridiscente de los monstruos. Ella se ajustó el vestido con las manos. Las flores se tatuaron en su carne. La vestimenta es la gramática del individuo. Reinventar la apariencia es reinventar la biografía y la manera de pensar.
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