AntologĂa de PoesĂa de estudiantes del plantel Cuautepec
Jacobo Venegas Estudiante / Compilador
Dra. Esther Orozco Rectora de la UACM
La presente publicación es apoyada como proyecto estudiantil de la Coordinación de Servicios Estudiantiles, con el objetivo de contribuir al desarrollo académico de la comunidad estudiantil de la UACM. Proyecto del estudiante: Jacobo Venegas Licenciatura: Creación Literaria Matrícula: 07-011-0744 Plantel: Cuautepec Coordinadora de Servicios Estudiantiles Mtra. Ericka Araiza Flores Diseño y formación: Benito López Martínez Miguel Ángel Esparza Cortés
Primera edición: julio 2012 Colección: Estudiantes poetas D. R. © Antología de poesía de estudiantes del plantel Cuautepec. D. R. © Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Av. División del Norte 906, Col. Narvarte Poniente, Del. Benito Juárez, C. P. 03020. México D. F. Teléfono: 11 07 02 80 www.uacm.edu.mx Impreso en México
PUBLICACIÓN SIN FINES DE LUCRO. DISTRIBUCIÓN GRATUITA. PROHIBIDA SU VENTA
AntologĂa de PoesĂa de estudiantes del plantel Cuautepec
Jacobo Venegas Estudiante / Compilador
Presentaci贸n
I.
Presentación
L
a Universidad Autónoma de la Ciudad de México, a través de la Coordinación de Servicios Estudiantiles, con el afán de estimular la creación literaria y amplitud de conocimientos entre los estudiantes, publica esta serie intitulada Estudiantes Poetas. La serie consta de cinco tomos, uno por plantel, en los cuales se pondrá de manifiesto la creatividad y talento de escritura de los estudiantes universitarios. A través de la serie se pretende incentivar una de las mayores prioridades de nuestra casa de estudios: el fomento a la expresividad de los estudiantes de la UACM, proyecto que abanderamos con orgullo, y que parte del afán por alcanzar la excelsitud a través del conocimiento y la creación. Respecto a los aspectos editoriales para la confección de este libro, cabe señalar que en cuanto a los trabajos literarios de los estudiantes, se ha respetado con rigor la estructura e intención impresa por los autores, considerando que cada escritor, incluso en sus albores, tiene su forma muy personal de expresarse. Por ello, los trabajos publicados sólo han sido sometidos a las correcciones ortográficas de rigor. Destacamos y agradecemos profundamente el esfuerzo realizado por los estudiantes participantes, que volcaron en el papel su creatividad a través de las palabras, esperamos que este libro sea del agrado del lector y que estimule el potencial que hay en cada uno de los estudiantes de la UACM.
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Daniel Cravioto
II.
Daniel Cravioto nació en 1982. Actualmente estudia la licenciatura en Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Fue becario del ICyTDF-UACM con el proyecto Expandir Letras, que promociona la lectura y escritura creativa en escuelas primarias de la delegación Gustavo A. Madero. Fue antalogado en el libro de poetas estudiantes de la UACM Coleópteros enfebrecidos, 2012. Antalogado en el libro El laberinto del camaleón en la Cofradía de Coyotes, 2012. Ha realizado diferentes presentaciones literarias y recitales de poesía: Primera feria del Arte “Cuerpo Poético”, UACM 2011; “Amore Facti” en la Casa de Cultura de Azcapotzalco, 2012; “La imaginación es una mujer caprichosa” en la Cuarta Jornada Literaria Estudiantil, 2011. Actualmente es miembro del Cuerpo Poético, Colaborador cultural de Shikoba y parte del Gerión de Poesía.
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Antología de poesía
Gárgola sin nombre
Videntes, lámparas que alumbran a los pupitres sin discípulos. Se detiene la tinta, bala tatuada sin nombre. Se pudre el seminario, en gárgola, en piedra sin epitafio. Se come los laureles sin su pueblo. Biblioteca que olvido el cerro hierático. Desciende sin pasar por el juicio. Creyó entrar en la beatitud sin bajar al sótano de los murciélagos. Los relojes colapsan sin renacer. Sin transfigurar el eco que no recuerda. Se quedó entre piedras, entre efigies que no descifran el lenguaje. Piedra sin centro para evitar un sacrificio. Se ahoga con su sangre, estéril artefacto que observa con miedo. Desagua el torrente sin lágrimas que secó la gárgola. Desagua por su boca la cañería, despierta sanguijuelas que se pegan en mi piel. Me dejo desangrar entre gusanos para que chupen mis entrañas.
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Daniel Cravioto
Piedra, alimento de la pica diluye el contorno, quédate en la forma sin llegar al centro. Esculpe y transfigúrate a la piedra, sin cincel en mano fractura la dureza que contiene. La suavidad de una gota desgasta el granito. Prefiero ser estalactita en el vientre de la tierra. Guía entra al limen de la materia. Calla protervo signo, obrero clandestino sin lápiz fortifica la empresa. Escucha el centro de la pirámide orgánica, forma el epíteto sin ángulo. Apunta la estrella a la fogata madre. ¿Gárgola sin nombre, por qué callas? “Aguardo el instante para robarme la noche, pero mis alas están selladas”. La piedra no excreta la penumbra sólo cobija mierda de pájaros. Defeca semillas de oro, y comulga sin altares.
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Antología de poesía
Oruga naranja
Ciudad arquetipo de olímpica capital azteca. Todo converge en las puertas del metro, se abren los portales a la dimensión desconocida. Los infinitos contraen un espacio. Las miradas cruzan el Misterio de La raza. Nada existe, todo existe en huacales de oficio distinto. El origen fluye en el vagón ¡El final nunca detiene el caos en Hidalgo! Circula el orbe en espiral. Sólo hay un instante de entrada y pretexto. Caos contrario capturado en féretro. Resucitan al eco en Salto del agua, en el nido de hangares se sumergen. Acuarela humana emerge en fila en Auditorio. Para cantar en Garibaldi y tomar una Tacuba. Fray Servando se toma una Jamaica cerca de Candelaria. Llega a Bellas Artes para seducir a Eugenia. El metro avanza en el telón dramático. Los espectadores escuchan, la tragicomedia popular. La alarma arbitra pocos minutos, el susto de Martín Carrera. A carrera las puertas que cierran en Consulado. En realidad simultánea. Juglares aparecen y declaman poesía. La escena muere en Panteones, se levanta la terminal, la víctima en Barranca del muerto.
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Daniel Cravioto
Se quedó dormido y se fue al túnel de la cuca. El trovador con su rola armoniza, el guardarropa clandestino de pasajeros. En Chapultepec Observatorio los pecados de Oceanía con el canguro. Me queman los pies como a Cuauhtémoc por creerme Zapata en el vagón de la academia. Mientras los Levitas se creen poetas, yo me endulzo el placer con una Balbuena en la Merced. Perdóneme por la rima no les valla agriar su atole. Mejor cómanse su guajolota antes de entrar al bote de los tamales. Apretados y con sabor a rajas, mole, dulce con pasas. Al metro con olor a Chile verde. Habitación de antojos y mordidas. Los borrachos se sacan el boleto en Camarones para llegar a Ermita por la mordida de Mixcoac. Piden perdón en el camino a San Antonio, por La paz de su Chabacano. El vagón se convierte en una rocola sinfónica. Merolicos, lloran una Popotla, por la Normal. Filibusteros abordan el pasaje en Zapata y arman Revolución Nopalera, en Constitución de 1917. En Balderas. Oradores del hueso se comen unos tacos en Ferrería. Para ir a la Basílica, y rezar un Rosario, para no llegar /a Santa Martha. En un intervalo todo converge en el mismo Peñón viejo. Mejor me como una Sevilla na en Puebla. O un Chabacano en Chilpancingo. Mientras la Doctores se duerme en la Obrera del albañil. En Universidad el pensador observa el Patriotismo
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Antología de poesía
Tepalcate en Politécnico. La piedra filosofal universitaria se escapa por Viaducto al Canal del norte de la frontera. El ateo le obsequia un Talismán al religioso. El anarquista recita con Impulsora a Netzahualcóyotl, al diputado en Candelaria. Y sin saber de quién es el Tepito en los apretones, todos viajan en el mismo tren con Buenavista. Esperan el mismo turno con San Lázaro. Comparten el mismo asiento en el trono de Moctezuma. Aunque llegue un Norte 45 el 18 de marzo, y cabalgue un Potrero a Balderas disparando Insurgentes. Moliendas y alientos ajenos con olor a Viga. Y pase por el Vallejo de Lindavista. El conductor de nuestra casa siempre marca la llegada a Pantitlán. El nido de la oruga se destruye y se trasforma en Juanacatlán en el Bosque de Aragón. Me sorprendió Acatitla con un remedio en el Río de los remedios, para curarme de espanto por creerme Niño héroe en la hora del almuerzo. Por eso me como mi torta antes de entrar al metro. Compro mi boleto al caos de naranjas. Me voy, que ya me voy, en el convoy con los Indios verdes. Me voy con la oruga naranja, a comerme una Xola en el túnel a Santa Anita. Les dejo mi boleto en la taquilla, para visitar el trono de Los Reyes y hagan Bellas Artes.
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Daniel Cravioto
Mezcal
Extractan belfos mezcal. Lacustre baño de piñas aplasta el sórdido cortejo. Hermandad superflua tuesta el alcohol en arterias, destila mujer ríos en bronce. Caballito al fondo de las entrañas. Esconde virgen quemante, alarido. Goce y castigo afrenta que embriaga. Fermenta tus senos calor manglares. Limón cítrico, amarre chispa, lubrica el ardor mezcal. Adrenalina atraviesa tu garganta, enjambres avergüenzan el apetito. Lengua amarra colmillo narcótico seducen las arterias manjar. Veneno, seduce jabalí el trago artificio de placer, tertulia camaleón. Subes el calor, dilatas, surtes ónix, al fondo.
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Antología de poesía
Hierve, gesticula un afluente. G U S A N O D E M A G U E Y C R Ă? A Atardecer agua ardiente embriaga la noche.
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Daniel Cravioto
Gloria Esmeralda L贸pez Vela
III.
Fotografía de: Ana Rosa Bernabé Ávila
Gloria Esmeralda López Vela nació en la Ciudad de México el 28 de febrero de 1989. Actualmente estudia la licenciatura de Creación Literaria en la UACM. Es fiel escritora del género narrativo, principalmente del cuento; sin embargo, no deja de lado los demás géneros literarios. Prepara sus obras: Feliz cumpleaños y otros cuentos (cuentos de necrofilia); sus novelas, La herencia y Tom y el espejo (novela para niños); tiene un poemario titulado Voces inusuales. Ha participado en diversos concursos de poesía y cuento, y ha obtenido de este último una mención honorífica con su cuento de terror llamado “La bestia”. En febrero de 2012 estuvo en la XXXIII Feria Internacional del Libro en Palacio de Minería donde participó con la lectura de su cuento “Feliz Cumpleaños”. Actualmente, es Directora General de dos antologías, una de cuento de terror y otra de poesía erótica.
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Antología de poesía
Lo que te dije
Te dije no y la luna me encarceló con su luz. Te dije no y el movimiento de tu cuerpo dijo lo contrario. Te dije no y me acorralaste entre tus brazos. Te dije no y ya me encontraba mar adentro, intentando escapar de las olas que me hacían prisionera de los agobiantes “no” que mi voz temerosamente pronunciaba. El sol, apuntando a mi rostro, me despertó esta mañana. Recordé entonces la noche anterior: siempre te dije “no”, y la única vez que te dije “sí” ya no estabas.
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Gloria Esmeralda López Vela
Amor matemático
Cada poro tuyo es un número que va del uno al infinito. En cada roce de tu piel un trazo asimétrico se marca quédamente en la mía: triángulos, círculos, cuadrados, pentágonos y las figuras más amorfas que sólo tú conoces. Contigo debo calcular la duración del beso, la distancia entre labios cuando nos amamos, y así obtener la velocidad con que llegaste solamente para besarme. Me cobijo en tus brazos numéricos y en ellos empiezo a multiplicarme.
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Antología de poesía
Fueron tus brazos tercos
Fueron tus brazos tercos, asfixiantes de deseo, los que lucharon en una interminable batalla bajo el manto del cielo; me hicieron rehén del tiempo y enardecieron mi cuerpo. Con tus brazos tercos me moldeaste como un escultor perfeccionando su pieza. Fueron tus brazos tercos los que convirtieron mis muslos en montañas, mis labios en pétalos, mis ojos en lunas y mis manos en el puente del deseo. Entre tus brazos tercos, amor, existí por vez primera. DESPEDIDA Me voy de ti, sí, de ti. Ya no hay más: ya no hay sol, ya no hay paz. Ya no hay miel en tu piel y no hay más luz en tu ser.
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Gloria Esmeralda López Vela
De ti me voy y es que hoy soy la voz del mar que se va y la flor que ya no está.
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Antología de poesía
Voy a empezar de cero
Pondré un poco de maquillaje sobre estos párpados tristes, para disfrazar lo que ayer me hiciste. Levantaré delicadamente mis pestañas para que se logren ver mis ojos color esmeralda. Le pediré al sol que me regale una pizca de sus rayos para iluminar tan sólo un poco mis labios. Cepillaré uno a uno mis cabellos con los trozos del cristal roto que me dejaste de recuerdo. Cambiaré mi vestido negro y haré uno nuevo con la manta azul del cielo. Me perfumaré con rosas de castilla, azucenas o gardenias, para opacar tu fragancia de traición. Y cuando llegue la noche le pediré a la luna que me devuelva mi voz, porque a partir de hoy empezaré de cero.
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Gloria Esmeralda López Vela
Aún no
Te escribo a ti, casi a oscuras y en silencio; tú, desnuda, acostada en el cuaderno, te quedas quieta; trato de dibujar tus letras con un poco de metáforas a la luz de las velas, pero tu risa satírica no me deja concentrarme. Te levantas, me miras; yo suspiro y me doy por vencida. Quiero poseerte, hacerte mía, pero entre más lo intento más lejos te siento. Dejaré por un tiempo esta pluma, creo que aún no estoy lista para describir con esta tinta la finura que te envuelve, a ti, mi querida poesía.
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Antología de poesía
Cotidianeidad
Escribir con un suspiro el sonido de tus labios; pintarte caricias con fantasías en medio del silencio; abrazar tu piel sin ni siquiera tocarte; respirarte, olerte, sentirte cerca y no verte; saborear la delicia de tus besos sin poder probarte; soñarte, desearte, imaginarte, ¿qué más puedo hacer en la oscuridad de mis días, sino esperar el momento que aparezcas en vida y dejes de ser sólo un sueño?
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Gloria Esmeralda López Vela
Así eres
Callada, sumisa, rebelde y atrevida; te envuelves con un pañuelo y hasta con el manto del cielo. Erudita, exacta, coqueta y divertida; te vistes con una palabra y hasta con muchas de metáforas. En ti habitan todos los sentimientos, todas las emociones; por ello, muchas veces al verte me duele; otras me entristece. Luego me enamoras sin que te lo propongas; basta con respirarte a través de tu impresión en la hoja para que me dé cuenta que eres real y no una quimera.
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Antología de poesía
Te esperaré
Ayer te estuve esperando bajo el mismo árbol, nuestro árbol. Tenía la ilusión de que volverías y que al verme me abrazarías con la misma emoción cual si fuese el primer día. No llegaste. Y así te esperé los seiscientos días anteriores: soporté el sol que agotaba mi paciencia; me aferré a nuestro árbol, porque el viento excitado no paraba de importunar; la lluvia borraba las lágrimas de las hojas casi muertas en el pasto, que lentamente se fueron secando. Dejé pasar un par de días para volver a ir a nuestro árbol y acariciar nuestras iniciales raspadas que hicimos con una navaja. Cuando regresé, el cielo estaba triste y el sol se había ocultado. Así que me paré frente a nuestro árbol pero tu inicial ya había sido borrada.
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Gloria Esmeralda López Vela
Juramento
Hagamos un juramento, uno en el que sólo nos involucre a los dos. Juremos llorar, reír, soñar; juremos disfrutarnos el uno al otro y adornemos el día con pura poesía. Juremos no volver a angustiarnos ni por la noche ni por el día, ni por las estrellas que ya no salen ni por las montañas que no hemos conocido. Juremos no enojarnos más porque el viento rozó nuestra cara, porque la tierra baila alrededor de nuestros pies, porque los pájaros hacen fiesta en plena primavera. Juremos, juremos que todo esto lo haremos para engrandecer nuestro amor. Pero eso sí, juremos que lo haremos en la siguiente vida, porque al menos en ésta juntos ya no podemos estar.
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Antología de poesía
Eclipse de sol
Dos astros en el mismo universo fusionan sus disímiles formas y convergen en un punto más lejos de la imagen de Dios. Esos seres con el alma tenaz provocaron que la geografía juntara al mar con la arena, los astros a los planetas, la mente a los pensamientos en una atmósfera magistral. Las notas silenciosas, estáticas, dibujadas en un pentagrama vacío, adquieren la voz al llamado de la luna y de las olas del mar emerge un sentimiento imposible de describir. En el eclipse de sol los átomos se dispersan, las vanas realidades se alimentan de metáforas y la luna ríe en silencio si nos mira. Sol y luna consuman el fuego y reflejan el inmenso poder que cada uno posee.
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Gloria Esmeralda López Vela
El duelo concluye, profundo suspiro. Un destello aparece. La semilla germina y un capullo inhala la naturaleza. Seres que cruzaron miradas, fueron uno.
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AntologĂa de poesĂa
Eduardo Medina
IV.
Foto: Elena Juárez/ Coordinación Nacional de Literatura-INBA
Eduardo Medina nació en octubre de 1989. Es estudiante de la licenciatura en Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Publica mensualmente en la Revista Registro, y en Palabras Malditas con un espacio titulado “Ensayos sobre lo imbécil” en donde tratan temas que son aparentemente triviales, pero que tocan dimensiones filosóficas profundas, como decir groserías o comer tacos. Columnista semanal y crítico de cine para la Revista Attack Magazine. Columnista semanal en la Revista Golffa Magazine. Ha publicado también poemas en la Revista Palabras Fonemas y Formas. Ha sido jurado de concursos de narrativa en preparatorias del Estado de México. Su obra ha sido leída en la XXXIII Feria del libro del Palacio de Minería. Actualmente trabaja en una trilogía de novelas eróticas y en un volumen de cuentos que llevará por título Serena Tempestad.
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Antología de poesía
La hora doble
1 Silba a lo lejos como el despertar de la rosa que se abre, a veces como latido, como el temblar del eco en las entrañas; después del fuego, es el reino ingrávido de las cosas sin nombre, del suspiro inexistente, es el cadáver del polvo… vértigo de piedras vueltas tiempo, vueltas viento, vueltas nada. 3 Silencio. La ceniza vuelve a caer sobre las hojas. Lentamente nos volvemos hambre. La tierra esconde sus raíces, y sangra, gota a gota, su miseria.
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Eduardo Medina
5 Tenemos forma de silencio, debajo de los nombres, somos cicatriz. Tampoco el recuerdo, nuestros pasos, los caminamos sobre arena. Fuimos caída antes de ser polvo; en el umbral del tiempo se quemaron todas nuestras voces, todas nuestras lágrimas. 7 El hierro tiembla dentro de las cámaras. Todo el fuego no es suficiente, es el ardor de toda nuestra sangre, el que se abre como una flor sobre la tierra muerta; todos los muros caen igual que arena, ni la tiniebla resiste el encanto de esta muerte, lunar, como todas las mentiras; solar, como todos los sueños. 9 Este instante mudo grita a la distancia su vacío.
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Antología de poesía
10 Te formaste detrás del sol y yo fui el eco de mi orfandad. Volviste a ser eternidad antes de llegar a mi latido, y el esplendor de todos los soles fue apenas una raíz, un pájaro, fue nuestro nacimiento de ceniza, de agonía amurallada… Lejos, más allá del olvido, yace muerta nuestra historia.
8 Arianne fue tu nombre y ocupaste con tu muerte cada pétalo, para ser de carne, fuiste como el sol, llanto de milenios, un instante calcinado de conocimiento, de iluminación. Llegaste a mí en la hora doble, puerto donde descansan todas las eternidades, para hacer de mi espíritu el encuentro de todos los abismos. Fuiste, en tu primer aliento, el delicado reflejo de tu muerte.
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Eduardo Medina
6 En cada desdoble sumamos todas nuestras muertes: cada hora sanguinaria fue vértebra de nuestra servidumbre. El gesto de nuestra primer colisión fue un trago amargo de ternura; un soplo de tinieblas, huesos amurallados, como todos los siglos en la historia de la muerte. 4 La sangre coagulada huele a primavera: es probable que jamás volvamos a abrir la boca, los gritos mueren, y todos los silencios nos tiemblan en el alma. 2 En el principio fuimos llanto, fuimos nada.
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Antología de poesía
Ojos sin luz
Ni fantasmas, ni hambre; lágrimas mentidas, grietas del mundo sin forma. Respiración sin tiempo, ni memoria; ángeles abatidos en los milenios de tinieblas; como tersura de viento, abriéndose, cerrándose, indiferentes; como evidencia del olvido, como ruinas en la tierra de otro tiempo, abandonados a su suerte en el mar lechoso de los sueños. Ojos como cicatrices, como águilas guardando el secreto de su vuelo, como polvo flotando en los rincones: cadáveres, sombras, ecos: zopilotes emisarios de la rabia, sangre seca,
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Eduardo Medina
allanada, algodones hambrientos de estallar bajo el sol; pétalos de la muerte, tumbas de muertos anónimos en la historia de la paz. . . . Allá, a lo lejos, el engaño del ruido, el principio del cielo, una lágrima mentida; palidecer o una sonrisa y silencio.
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Antología de poesía
Leng Tch’e
Carne abierta tendida sobre la sangre, reposando en el fuego del látigo; ojos de serpientes hundidas en el fango o vísceras; llanto enmudecido, mordaza, clemencia, cadáver embrutecido de humo místico, milenaria ofrenda de hombre o condena, condena de mártires olvidados de salvación de ceniza… es la orfandad de los condenados, la redención carnívora de los hombres, sueños de ciudades doradas o pantanos empobrecidos de hambre, es el cuerpo de los apóstoles negros, el curso diabólico de los sueños; rostro descubierto, contemplación divina del desmembramiento, un golpe seco a los codos, al cuello, luego la líquida absorción
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Eduardo Medina
de la muerte, el vómito escarlata del desgraciado; locura de hombres anónimos, trance de espectadores masturbados en el sueño homicida de su instinto; ceremonia de dioses decapitados… una rosa sobre los dedos que palidece, el mar hambriento de siglos, de embarcaciones perdidas, de hombres temerarios, beso salino en los labios, el canto de las sirenas a lo lejos insectos devorando el cráneo de un perro, luego el humo, los inciensos, silencio vagabundo de muerte, el sacramento de los ancestros de piedra, de sangre; coágulos, terrones, hierro fundido, devorado, aleteo ensombrecido de aves, rumor lejano de ríos, tersa calma luminosa: el paraíso. En la cesta el símbolo, en pedazos, de mí mismo.
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Antología de poesía
Guadalupe Rosas Bรกrcenas
V.
Guadalupe Rosas Bárcenas nació en la Ciudad de México. Estudia la licenciatura de Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Es egresada del IPN como Ingeniera Química Industrial. Elaboró la Antología del El laberinto del camaleón (poesía); participa en la Antología Estamos jodidos todos ustedes, (Cofradía de Coyotes), con la obra Ángel Marchito. Es directora del proyecto “Expandir Letras”, que promociona la lectura en escuelas primarias de la delegación Gustavo A. Madero, proyecto apoyado con la beca ICyTDF-UACM 2011. Ha participado en la obra de teatro infantil El complot asesino así como en: Estamos jodidos todos ustedes de Ana Lidia Martínez Alba y Érase una vez de Pedro Alejos. Presentó el libro Violenta armonía en la universidad de Tlahuelilpan, así como con títeres en escuelas primarias. Ha dado diversos talleres de creación literaria para niños en el estado de Hidalgo y la Ciudad de México. Es integrante del grupo Poetas Rodantes y El Cuerpo Poético.
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Antología de poesía
“También vi resplandecer una barca de oro que se mecía en aguas sombrías haciéndome gestos” Zaratustra. Friedrich Nietzsche
El cuadro dentro del círculo
AL ABRIR EL CIELO ENTRO A LA SUPERFICIE EL FIRMAMENTO REGOLOTEA EN MÍ, UN FUERTE ESFISGE CADUCA MI SER. ALZO LA VOZ PERO SE ROMPEN SORDOS INSTANTES CAÍDA EN ACERO PIEDRAS Y PICOS ESTALLAN LAS LLAMAS DEL MAR LOS ALZES SE BUSCAN EN EL OCÉANO Y…. CAE, CAE, CAE EL SONIDO DE LOS MUERTOS RENACE INSTANTES DE /TROMPETISTA. AVANZA AL INFIERNO BELLO ESPÉRAME SORDO, LA VOZ DEL SILENCIO ABRE MI PALADAR CON LA PALABRA EL HADES METAMORFO RELÁMPAGOS EN EL FANGO, EL CÍRCULO QUE CONTIENE EL CUADRO LA PUERTA QUE ROMPE UN CRÁNEO SAN PEDRO LA CORTINA DE LA VIDA CÁE TROMPETISTA EN LOS VOLCÁNES DE GALILEO
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Guadalupe Rosas Bárcenas
COROS CAMINO ORIFICIO RAÍZ MISTERIO, HURACÁN DE PULMÓN LOS LABIOS DE OXIDENTE EN MIS PIES DE INDIO ENTONA EL PRESENTE, LA CAÍDA DEL SEÑOR… ESPÉRAME – HADAS EL CANTO DE LAS SIRENAS EN ESPIGAS DE LAGO GIRO, UN CORDÓN ME ALIMENTA ACORDES, REQUINTOS FUNERALES UN ECO MORTAL DEL CORAZÓN FUNDE EL METAL DEL APARATO 9:45 LA MUERTE NACE ENBELLECE LOS CLICHÉS DEL ERMITAÑO MI MADRE HA PUESTO SU PULSO EN MI PANZA SU SILENCIO ME HABLA NUEVE Y DOS DÍAS EMPIEZA A CABALGAR A GATAS EL OXÍGENO ENVENENA MI SER HUMANO APRENDO A CIRCULAR ENTRE ACORDEONES PERO EN 15 AÑOS NO ENCONTRÉ EL SER SOL ENFOCADO EN LAS MISERICORDIAS DEL AIRE CONCENTRO EL CUADRO DESIERTO DESCODIFICADO
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Antología de poesía
UN HALCÓN SUJETA MIS LABIOS SALGO VOLANDO CON LA PIEDRA DE MI PADRE UN LAUREL TATÚA EL ÁRBOL DE LA GRAVEDAD MIL PENSAMIENTOS GRITAN LA CÓLERA DE PAZ CANTA TROMPETISTA EDAD TIERNA EN LAS TELARAÑAS DE PAQUIDERMO CONJURO BOCANALES SED CUERPO SAL FUEGO AZARES SUEÑOS DE ROMPECABEZA FORZADA LA MANO QUE EMBONA EL DOLOR TIERNO PARA FINALIZAR… DE NUEVO EL CÍRCULO LAS ORILLAS LA ARRUGA DEL CUADRO TRUENA LAS PUNTAS Y, FUSIÓNATE CON EL ESPIRAL LIMITAR LA ESENCIA QUE RECORTA A UN NIÑO QUE DELIRA CON FLOTAR.
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Guadalupe Rosas Bárcenas
Oleaje
Movimiento Catástrofe, inventada la máquina. Cristales fugaces. En puntos muertos, codifica las matrices de las madres de acero tricolores y lentes desenfocados mascan los tic tac que abrirían la neurosis de los sofistas muertos por las armas… Uno, dos, tres mil ochocientas ciudades en estrechos /yacimientos cucarachas. Derrocha la alarma de poder finito cerebral. Fragmentos que lloran las sombras, con música descompuesta. I Voy ionizando. Un candado torcido en el cuello, diamante en mano corbata con hilos de ego sabiduría lustrada. Proclamo felicidad enganchado con alfileres y tacones de vidrio.
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Antología de poesía
Reacción
Con mi anillo aromático fui exilado- enamorado del prefijo nitro me reaccionaré. Por ti me bautizo funcional. Alcanos florales-integraré fluidos de aldehídos evapora acetona – tu palabra benzoica inventa el mar en ácido básico.
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Guadalupe Rosas Bárcenas
Tepetate
Enorme bulto que se moja por la tarde tus colores que describen lo acabado de la tierra. El rojo, el vino y el negro: sentimientos que me conmueven; veo tu manto compactado. En tu cuerpo las sombras de las nubes. Los rayos del sol reflejan un gris agua; ya no tendrás las plantas que crecían a tus pies. Extrañarás el atardecer en la montaña, Te morirás en la ciudad con un vestido negro que se /rompe con el tiempo.
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Antología de poesía
Oficio
Exalta la espina, renombra a la vecina venusta agita al lector con el vientre escatológico. Los nervios traicionan al miembro viril demanda las tensiones. La soga recorta mis pulmones, las tijeras exigen mi sangre mi parte trasera se pinta de blanco con el contacto de seis manos. Los años no existen en la supremacía metamorfosis.
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Guadalupe Rosas Bárcenas
Necro
Semilla muerta nutre la tierra penetra al hombre necro quema al Saturno de los textos. Quiero que mi muerte sea una salvación gratuita. Ruina ígnea, sé la continuidad de las partes mixtas. Mi nombre YOUALLI siervo fugitivo de la noche espero el resplandor eclipsado para derramar el mercurio de mi sangre.
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Antología de poesía
Mausoleo
Individuo, cuerpo. Amalgamación superflua del hombre acuoso, tierra y ternura espiga segada de verde mutilación estéril de la razón.
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Guadalupe Rosas Bárcenas
Pasado
Espero el tiempo perdido. Camino en la sombra recogiendo pedazos de mí y en el silencio grito tu nombre. Corro tras de ti y lo único que alcanzo es tu eco.
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Antología de poesía
Roberto Luviano
VI.
Foto: Patricia Isabel Corona Montiel (Furto Sakamoto, 2012)
Roberto Luviano nació en el Estado de México en 1974. Es egresado del diplomado en Creación Literaria de la Escuela de Escritores de la SOGEM. Actualmente estudia la licenciatura en Creación Literaria en la UACM. Ha publicado los libros de poesía: Falhar de Cornos (La perra pelona, 1999), Arqueología del Odio (Premio Nacional de Poesía Tinta Nueva, 2003), El cuaderno de la escritura o del deleite por Malke Arnaki (Shajor, 2008). Prepara el libro de cuentos Canevá, en poesía Jadis el Antaño, Erórica de la podredumbre. Ha sido publicado en la antología teatral, Estamos jodidos todos ustedes (Cofradía de Coyotes, 2012), además está incluido en el Mapa poético; participado en el encuentro multidisciplinario México Joven (Xalapa, 2010), jurado en diversos certámenes de poesía, oratoria por parte de la DGETI y profesor del Taller de Oratoria en la ESIME- ZACATENCO del IPN Imparte varios talleres de creación literaria en casas de cultura. Ha dado diversas conferencias en el Museo Nacional de Arte, en el marco del programa Mira y Lee.
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Antología de poesía
Bakír
La tristeza de los cadáveres está perfumada los jardines se pierden en laberintos. Yo taciturno me vuelco aromáticamente me vuelco al río llorado y tus lágrimas marroquíes saben a arena a éxodo de perfumes. Los artificios del artesano sirven para moldear una ciudad gigante que se destroza a gritos y golpes húmeda en perfume el asesino se maquilla y será otra vez Bakír y su espada atravesará corazones perfumados yo taciturno volveré por las noches agonizando en los jardines del camino sangrante y tus puentes Bakír serán destruidos en las ruinas /de las perfumerías. Cuánto cadáver perfumado y el sabor amargo de los sexos de las almendras de las especies y las carnes. Volveré a Bakír desnudo violentamente desnudo. Los cuerpos eróticos exactos. La belleza de las botellas de perfume incrustadas en los ojos extasiados de los monjes y la lluvia huele a Flor Santa a químicos a tierra quemada volveré con mis huesos a Bakír y lloraremos perfumes amargos como las dagas dolientes como las almendras lloraremos perfumes
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Roberto Luviano
hermana marroquí volveré a Bakír desnudo estático como el asesino de los opiarios. Se cuentan 23 cadáveres penetrándose y al fondo las palomas levantan el vuelvo en llamas llorando perfumes amargos y un mago desaparece.
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Antología de poesía
Emir
Y los perfumes sodomizan a los huesos de rodillas la locura. Los cuartos de las escuelas psiquiátricas apestan a morgue y el Emir se perfuma con sándalo y se estremece con los espejos. Bella marroquíe el desierto llora. El Emir entra en las perfumerías con su pañuelo blanco quita el polvo de los cuerpos se cuentan 23 cadáveres y el llanto mientras el Emir besa las tetas duras y pálidas de las cortesanas y acaricia con su daga los culos para penetrar los signos con los perfumes la bota del Emir pisa las costillas del perfumero mientras la daga vuelve a su sitio... y llora las lágrimas secas con los ojos de los cadáveres y los padres mueren bajo los puentes de Bakír y el Emir llora y sale huyendo de los cristales incrustados en cruz en los ojos desorbitados de los que contemplan en los opiarios y llora por la muerte y llora sodomizando los espejos por la muerte y los perfumes se revientan en las danzas y los cuerpos desnudos se perfuman
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Roberto Luviano
a las orillas del río y el Emir llora y la locura los hospitales huelen a tabaquería y perfume y los locos en los psiquiátricos hacen palomas de papel y las tiran por las ventanas sodomizando su cadáver imposible y la locura y el amor y la muerte en la morgue psiquiátrica ante los ojos del Emir quien recita la muerte y sodomiza sus lágrimas y el tiempo de las perfumerías y de la morgue. Se cuentan 23 cadáveres. Resuenan los cadáveres en la perfumería como campanas suenan como los adagios llevando sus esencias y sus especias bajo los perfumes y el Emir recita en su diván psiquiátrico.
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Antología de poesía
Moustache
Bakír se ahoga en un río violento la lluvia del desierto arremete contra las casas y el Emir se levanta del diván loco. Cuando las estrellas se pierden entre el delirio las casas se vuelven llanto rojo de muerte en peste de perfumerías. Se cuentan 23 piedras y aposentos de madera. El Emir arranca su locura se recita en silencio. Las bocas de los cadáveres huelen a polvo. El cuerpo del Emir se cae en el mareo de los cuerpos el tiempo se destruye en su locura. Bakír el huérfano La tierra. La daga del Emir se precipita a la destrucción la memoria y el papel destruido y mi cuerpo de papiro se escribe en la destrucción los perfumes irritan el tacto. La gacela tiene el sexo perfumado la memoria del Emir se encoleriza la imagen de la gacela le aterra los jardines se tocan y se mueren amarillos como el bello cuerpo de la ermitaña como el vello púbico de las putas Oh Bakír. Retornaré mi cuerpo a las brazas de los aserraderos y ladrilleras me abrazaré al árbol del río que pasa mi llanto se volverá ermitaño. Bakír golpea al Emir hasta la muerte escupe sangre perfumada
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Roberto Luviano
los cuerpos se tocan con la muerte con el deseo de la memoria el desierto habla como un niño que habla en el balbuceo oracularmente los ojos negros se enganchan con los azules como morir en los espacios. El Emir cae recitando de su diván psiquiátrico. Bakír el eterno Bakír El huérfano sin memoria. Y los centros psiquiátricos. son habitados por los padres hablados. El Emir cae en su perfumero. Los dos sexos amarillos y un cuerpo. Bakir besa su primer cuerpo en la mesa de perfumes. Y llora. Y recita. Y llora. Y canta. La orfandad de la muerte rasurada los dos cuerpos se mojan se hacen a la muerte el amor del Emir se recita muere la lluvia de la arena penetra los ojos extasiados de los cadáveres y de los monjes que rasuran los cuerpos la psiquiatría se cicatriza en la locura la peste y el llanto el Emir recita su muerte y acaba Bakír besa su primer cuerpo.
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Antología de poesía
Bakír, el gigante
Bakír se levanta y besa ora en ayuno comienza a rasurar cuerpos para abrirlos y sacarles perfumes come y bebe vino llora sin recordar. Lo imposible del desierto y su serpiente Bakír el gigante rasura su primer cuerpo vivo ofreciéndolo /a la muerte.
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Roberto Luviano
HĂŠctor Salas
VII.
Héctor Salas (Ciudad de México, 1983). Poeta, músico y fotógrafo, actualmente cursa el octavo semestre de la licenciatura en Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, donde ha llevado a cabo distintos proyectos, que van desde muestras fotográficas hasta la participación en una banda de rock llamada “Los Cínicos”. Ha participado en la FIL del Palacio de Minería, en una mesa de poesía organizada por la UACM (Universidad Autónoma de la Ciudad de México). Forma parte del proyecto “Expandir Letras”, auspiciado por el Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal que tiene como objetivo la difusión de la Literatura en escuelas primarias. Dicho proyecto está conformado por un grupo de poetas denominado Cuerpo Poético.
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Antología de poesía
Inicio: sin memoria
Encuadro lagunas mentales en marcos de madera. Conveniente decidía en armónicos cuchillos que rebanan las hileras de gusanos en mi cabeza. Consciente del hastío busco y rebusco en la búsqueda de un encontrar, de un querer de un deseo. En el hueco que parte los cables de mi sistema, derrumbo cantos de colores, susurros de olores, caricias icónicas. Rebaso la línea de una noche que camina por el anoréxico reflejo de una mañana que no quiere llegar.
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Héctor Salas
Acritud
Hoy no tengo olfato para tu nariz ni gusto para tu boca. Hoy no tengo saliva para besarte ni tacto para tus piernas. Hoy: mis ojos salieron de tu mirada y mis oídos no alcanzaron tu voz. Quizá es que me estoy quemando: Hoy, mañana y el viernes pero no te pongas triste que en cualquier momento te pongo el lazo y te quito la liga en una noche crispada por la euforia de varias almas. Toma cualquier vestido que lo pintaremos de blanco en las caricias que desvanecen el tiempo. Contemplo a los oyentes hechizados el espejo intuye ojeras antes del desvelo concierto de dolores musculares que se quedan en las cobijas.
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Antología de poesía
Las plantas de mis pies se adaptan a la piedra que van pisando un parpado tembloroso es la imagen de de un cuerpo atisbado de comezón en la venas de ojos rasgados y color agüita. Un ácido racionado: el encanto de mis ventanas adormiladas horizonte en ventisca. Prefiero la simulación: un vestido danzando en el campo escoge un vals y de pareja unos conejos tomo mi cabeza con las dos manos y me parto en dos le sonrío a la casa que dejo atrás y de frente me encuentro con un mundo de nubes. De cabeza en el jardín corro a saludar a los topos mientras aprietan mi nariz. ¿Dónde está la enfermera que cuidó de mis ratones? el corazón tiene orejas, el corazón tiene manos, el corazón saborea tus palabras y olfatea tu cuerpo pero el corazón no ve cuando le das la espalda. El lunes: desmantela la primavera que zurciré mi paraguas y juntaré gotas de tu cuerpo para salir a la granizada.
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Héctor Salas
Visillo
Cortinas de humo tramadas por un sistema de finas voces la ausencia de ti, de algo en una noche de inclemencia. Deviene en exorcismo de pensamientos artificiales otros lo llaman un ramal de hojarascas pisoteado y fragmentado. Calculadas las horas, calculados los segundos tu sonrisa observa el oráculo de exigencia inaudita incalculable al desprecio de mis horas tibias. Ya es de mañana y el encuentro con mis ayeres sucedió en la madrugada no hay plan para deleitar el paladar. Invitación: a tomar un desayuno en la fonda de señuelos rebuscados intelectuales y aprisionados.
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Antología de poesía
Manual de degustación extravagante: perderte entre sábanas de todos y de nadie no repares en asperezas de buen comportamiento que utilizaremos la noche artificial de máscara prenderemos una vela al diccionario que nos deleita la lectura los sollozos del espacio levantan una plegaria para sólo tocarnos las narices. Contigo en el malecón para no volar y sólo caer en el mar para hundirme en las aguas de angustia y confusión. Sentados en una gradilla imaginaria se dibujan costras de un retrato en fotomontaje, paisaje en frazada cojámonos el alma, cojámonos el habla.
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Héctor Salas
El gato sonoro I Liaba tus bigotes de elegante señor alegoría de etiqueta te conozco de noche y el desenfreno te busca las garras, seducción trasnochada, impúdico el maullido. ¿Qué te parece una noche de limosnas en extraños labios verticales? Renunciar al invierno significa: carecer de imágenes envueltas en papel de china. Estela de luciérnagas incandescentes que se permiten visibles ante la noche camino de puntitas sobre mi cabeza porque se me espanta la imaginación y se despierta el pensamiento. Una licencia sin límites y abordas la corriente de extractos, de subtítulos, un tren de vagones lingüísticos donde viajan pasajeros desvanecidos retratos fugaces sin esencia individual. ¿A quién debo preguntar si el cielo tiene una habitación para mí? con una cama eléctrica y dos almohadas de agua.
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Antología de poesía
Sería sombra sin refugio tirada a la mar brincando y gozando siempre al mismo ritmo dentro de este cubo, pues el cuerpo al que seguía tropezó con otro a quien ser fiel. Majestuosas: se unen desde el silencio muy aprisionadas de la compañía real: Te recogía desde las garras la intimidad me gustaría recapturarte y andar contigo en los bordes de las paredes de esas calles perdurables de la nación. II ¿Con quién me fui a estrellar? si varias veces nos deleitamos con los mismos placeres ¿Por qué sólo el primero lo perdonaste? Solicito con las zarpas al aire un juicio justo que me haga sentir, que algún día tuve verde, amarillo, rojo y azul en la rayas. Un día ella me sedujo y me condenó a andar de semitono, cuando envenenó mi corazón y por varias noches me quedé junto a ella.
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Héctor Salas
Anclado a mi barba la acaricio pensando: que si Oliverio no soporta a las que no pueden volar a mí no me llevaron por viajar a ras de suelo, y emulo al papalote de vuelo achispado. Que tus labios callados no despojen el fulgor a esos cabellos que cubren secretos y mentiras de otras bocas. Que como colibríes: han venido a lamer tu néctar agridulce y embrujado. Que la noche no se caiga porque no hubo vibración ni calor. III Casi no llego a tu despedida casi me alegro por ti dale un beso al cielo que tengo fiebre. No me gusta andar en los ríos porque se me escurren la máscaras que había afianzado de lodo. ¿Por qué dejarlas ir? si en las noches: cuando parece que me toca bajar al infierno, me ayudan a alumbrar el campo lleno de olas, de olas que se rompen en la piedra que tejí de varias músicas.
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Antología de poesía
Hotel Doberman
Me encuentro en la fortaleza de un hogar de lámina las muñecas de porcelana han quedado en pedacitos. Las construyo de trapo, de hilos de carne de cabello ensortijado. Fragmento las luces de ojos en destellos de almíbar saboreo la encrucijada en un compás desentonado y la fábrica de imágenes destellantes. Consigo perturbar el vacío con el eco que nace de un silbido. El silbido de un velador apaga los cirios del pórtico y todo suena en ladridos de insomnio.
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Héctor Salas
De vez en cuando
d d ñ
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De vez en cuando veo telarañas en mi techo armonía de ángulos rectos figuras oblicuas de profundidad falaz soporte de patitas ligeras reflejos de paredes en su cara y panzas como espalda. ¿Quién necesita del contoneo? si solamente con saltar te tengo entre garfios con varias sogas tejidas, al fin pude escalar hasta tus pensamientos. Ya no distingo entre tu imagen real y la del espejo donde se hilan redes de un instante gesto y el que ven ahora mis ocho ojos.
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Antología de poesía
Raquel Chรกvez
VIII.
Raquel Chávez (Ciudad de México, 1989). Es autora del poemario La luna es para morderse. Fue la ganadora del Primer Premio Literario UACM-Cuautepec, 2010, en la categoría de poesía, con el poemario La red que se extiende en el aire. Actualmente cursa la licenciatura en Creación Literaria en el mismo plantel de la UACM. Ha publicado su trabajo en varias revistas universitarias y ha leído su obra en la XXXIII Feria Internacional del Libro en el Palacio de Minería. Ha participado en el taller “Versos e imágenes: Introducción al fenómeno poético”, impartido por David Huerta. En la actualidad se encuentra trabajando en el libro de cuentos Minerva y otras voces y en el libro de poesía Poemas para héroes y heroínas.
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Antología de poesía
Estampa
Un gato duerme en su sillón, hay fuego volando en la calle y un árbol dormido sobre una construcción de espejos. Abre sus ojos y ve sus limitaciones: La noche ha dejado una mordedura sobre el cuerpo del agua, una luna nítida se despliega sobre los vidrios de las ventanas y las hojas del árbol se acumulan bajo las puertas. El gato juega con sus posibilidades: saltar sobre el fango, correr entre las casas, despertar a la gente. El animal se retuerce. La gente y lo mira. La noche barre las hojas.
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Raquel Chávez
El alba negra
Negro es el color de las hojas cuando espesas se erotizan, buscando el rincón de tu cavidad celeste. El alba es negra en esta parte del mundo torre subterránea donde te he perdido. Si lo ves con mis manos, si lo sientes con mis ojos, tu luminosidad parece agitarse en cordones brillantes, y de pronto tu imagen y yo dentro del perfume ofensivo de una flor profunda. ¿Negro? ¿Cómo las letras? Casi la luna, la mirilla del revólver, el silencio después de la última estrofa; en la perdida sinfonía de las luciérnagas.
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Antología de poesía
La visión del espejo
El lápiz labial sobre tus huesos, dibuja líneas curvas de ceniza, formas que ondulan como los peces, pliegues que trepan los muros. Tu boca delineada por la espada antigua, ritual de sangre, animal agónica. Hay flechas siempre nacientes de tus ojos, raíces húmedas, subiendo parceladas. Te sonríes. Bajo tus parpados, va la luz filtrada de la belleza.
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Raquel Chávez
Esbozo de una noche surrealista
Abriendo tu pecho... abre la noche. Negra luna brinca a mis ojos, dejando caer... sangrientas frutas al suelo. …desnuda, desnuda desnuda la tierra me cobija. Pasa un río entre los sueños que abre los ojos en mis piernas. En los jardines del cuerpo se posan las mariposas, y el blanco de tus ojos derramado en el espacio.
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Antología de poesía
Amor
Vuelvo al pasillo de las blasfemias, espero la pregunta escucho un grito en el fondo de la sangre, tus ojos de uva en sueño blanco me esperan el lenguaje viene con su sensación de pérdida sin remedio sólo quiero hacerte un cuerpo de amaranto y saliva y así juntos escuchar los nombres de la tierra.
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Raquel Chávez
Lo Pulcro
Lavarle los pies a la belleza destruir un sueño de gatos reventados en plenilunio. Imagina una plétora de luces violetas y un rojo sin límites ni felicidad una tristeza de lago suspendido unos ojos llenos de tinta azulosa una mujer muriendo de hambre
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Antología de poesía
La fruta
…que peste son estas faldas en los talones. Pero la tela (brocato floreado) es la más deliciosa del mundo. Orlando, Virginia Woolf
Sobre la calzada soy un hombre. Ya no mujer que huele a café tostado y cielo. Tengo flores en la espalda, un bolígrafo y sed en los labios… ya no sufro por la muerte de las manzanas ni pienso en guerra y sacrificios soy más bien de la música y el silencio de ojos incoloros y apacibles de caminar sólo.
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Raquel Chávez
Ya no sola
Soy un hombre con manos de barro, con costumbres de costurera, con problemas de abogado, con síntomas de fiebre. Tengo la piel como la futa pelada rosada y llena de hormigas. La gracia de la brea derramándose en el árbol, el peso del higo. Ya no tengo hambre de un encuentro con guayabas. Estoy dispuesto a dejar correr las horas hasta estamparse con las paredes del infinito. (que tristeza pensar en el tiempo ahora) Cambiar mis sueños por un plato de sopa caliente, mis viajes por una ventana de madera con cristales. Planeo tirarme al agua sin problemas de pudor y modales. No usar zapatos, ni tomar del brazo a nadie; Sin embargo me aferro a conservar la tela que me cubre. Soy un hombre, no cabe duda.
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Antología de poesía
Visión nocturna
La noche teje un puente. Su lunar asciende y trepa sobre nuestras pupilas, se apaga, nos ciega. . Nosotros instalados en el gozoso silencio, en la punta de los dedos el mar que presentimos, tus párpados de viento flagelando la piel. De golpe te cae la Belleza, te monta… ¡hembra embravecida! Y con su sombra nos cubren un piélago de estrellas. Solos, tú, la Belleza y yo nos miramos encendidos. El ansia muestra su perfil de espejo y nos vemos duplicados. El hastío viene galopando tras de tu mirada, lo escucho, le temo. Teje árboles la noche: agonía de hojas y tierra sangrada —toda muerte es nocturna— ahora lo sabemos.
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Raquel Chávez
Retrato en piedra
y la calle respira tu regreso Rocío González
La calle zurce mis heridas bajo su vago amparo respiro de tu rostro, ¿dónde estás?, si antes de irte te grabé en las paredes. Ceñí muchas noches con mis manos y las deshice; pero una de ellas me fragmentó: Este pedazo de mi rostro es el que toca, te pertenece esta parte de mi lengua; pero mi vientre es de ambos, en él te dejé la ofrenda, acomodé las flores, rehíce el pan, derramé el licor. De ambos es la noche rota sobre la calle, ¿Dónde estás?, si dejé tu rostro tallado sobre la resistencia de las estrellas.
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Antología de poesía
La opresión
En la casa camina un niño. nadie lo conoce. nos levantamos con un desierto en el cuerpo. una hilera de hormigas nos sigue. tomamos algo, no sé qué. hay una ventana trasera por donde pasa la felicidad. me quedo contra la pared, en el fondo de mí, mi desierto se vacía y soy como un vaso donde irá a beber el niño. ¿y las hormigas?
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Raquel Chávez
Y la rosa de cristal que viene desde China
Hay en el cajón cosas simples: Nuestros rostros en papel mate y nuestra letra en tinta azulosa. Además hay el deseo de dejarlas ahí. El cuarto en donde acunamos nuestro finísimo espacio de existencia nos limpia del mal de vernos como los otros. Aquellos que pasan por la calle con un nunca en la boca, que abren las puertas de las tiendas departamentales como si en verdad supieran lo que están haciendo. Al final de todo, fuimos nosotros los que trajimos la rosa para ponerla junto a las plumas, en el escritorio donde el cajón nos mira con su único ojo, dispuesto a devorarnos. Fuimos nosotros quienes le dimos reina a ese espacio donde escribimos. Y la rosa de cristal que viene desde China es lo único autentico, lo único naturalmente importante en este lugar.
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Antología de poesía
Cambios
Un día despertaste y la manía se había ido, tus manos, en las que habías puesto tantos milagros y alimañas habían perdido el perfume de naranja y las arrugas. Inesperadamente un color azuloso recorría la piel de las cortinas y desataba eso que habías perdido. Algo se adelantaba desde el fondo y sabías algo se perdía y nadie quería reponértelo. La vida se hacía ancha y sobre de ella colgaban mil conejitos de colas blancas, había un puente de piedra sobre un riachuelo y te levantabas de tu cama para buscarlo, ¿dónde? Quién sabe. A contra luz, tu cuerpo se hizo transparente y pasaban a través de ti los ecos de niños ocultos que se reían, que se reían. Tu cuerpo quedo abrazado a un acróbata subterráneo, que te metió en la tierra. Así ha de deber sido tu muerte.
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Raquel Chávez
La casa
La casa estaba cerca del ojo de las violetas, pocas veces la alcanzamos, generalmente había que imaginarla: colgarse de sus columpios sepultar a sus canarios. La casa agotaba su silencio a la intemperie dominaba el gusto de las serpientes por vernos y criaba a sus animales con sigilo. Era una isla ambulante como la de Delos en donde nació Apolo. Un presagio sin motivo, palabra muerta entre los dientes.
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Antología de poesía
Mario Portillo
IX.
Foto: Alma Martínez
Mario Portillo. Poeta, cuentista y dramaturgo, nacido en la ciudad de México en 1989. Obtuvo el primer lugar en el Primer Concurso Estudiantil de Poesía Cuautepec 2010 (UACM), el segundo lugar en el Segundo Concurso Estudiantil de Poesía Cuautepec 2012 (UACM) y una mención honorífica en el Primer Concurso Estudiantil de Cuento Cuautepec 2011, también en la UACM. Se ha presentado en el Foro de Poesía “El tejedor”, de la Cafebrería “El Péndulo”, así como en el Primer Encuentro de Estudiantes de Creación Literaria Cuautepec (2011) y en la mesa de poesía “El Resplandor de la Palabra” por parte de la UACM en la Feria del Libro del Palacio de Minería. Participó en la edición 2012 del Festival de Poesía en Castilla-La Mancha, España, publicado por Corazones Lateversos. En mayo de 2012 apareció su poesía en el número 1 de la Revista Literaria “Le Pan Poétique de Muses”, en Francia, traduciendo parte de su obra al francés.
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Antología de poesía
Metáfora
Voy a escribir sobre tu piel en voz baja y a sellar en tus labios el sobre de tu cuerpo ¿será que en tu silencio habitan mis versos? tú, significas el idioma que he inventado tú sensibilizas mi contacto con la hoja yo te llevo en las palabras de mi pluma mis manos también te pertenecen, confías siempre en mi dedicatoria.
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Mario Portillo
El verso más lindo
He colocado este poema intencionalmente en tu camino. Mi voz ha sido tinta y hoja fue mi boca. Así, me leíste de la forma en que siempre quise ser leído jamás podré escribir algo mejor tu sola presencia se convirtió en mi verso más lindo.
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Antología de poesía
Encuentro
Porque saliste de mi / buscándote para entrar en ti / y encontrarme y para imaginarte tuve que abandonarme en tu memoria y para dibujarte en tu silueta tuve que inventar un nuevo idioma y confieso que así mis manos aprendieron a escribir y en ti sembré palabras que los diccionarios nunca entenderán, y al regar la tinta sobre ti escuché que nuestros corazones conjugaban el verbo amar. Recuerda que para construir tus labios le robé a los míos su forma de besar, ahora cada uno de tus sentimientos es un profundo espacio en los trazos las líneas de este verso.
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Mario Portillo
Brújula
Algún día cerrado / bajo llave a alguna hora / nunca antes encendida enmarcado el tiempo entre tus ojos me estarás esperando. Llegaré ligeramente atrasado y te diré: “perdí la brújula que me llevaría a ti y aún así te he encontrado”.
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Antología de poesía
Lentamente
Lentamente voy tejiendo mi mano al escribirte. Mis palabras se funden con el aire que respiras. Por mis venas s贸lo fluye tinta, y gotea tu nombre en mi estanque palpitante. Al exiliar de mi / a mi propia voz s贸lo puede quedar inscrita en tu piel de papiro. Mis ojos han aprendido a callar el idioma de tu aroma desnuda. Dejas caer tus ropas y libero de mis labios un armonioso deseo de estudiar desde tu imagen / al universo.
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Mario Portillo
Secreto
Me gusta contemplarte así tendida sobre mis manos revelando en secreto la puerta en mi pecho existida desde siempre cerrada, evitando que mi corazón antes de ti, haya al amor conocido.
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Antología de poesía
Sueño
¿Cuántas horas tiene tu madrugada? ¿Cuántas lágrimas guardan tus ojos? Mi tinta la extraigo de la luz de las estrellas. Tú finges que me robas todas las palabras y las escondes por cada parte de tu cuerpo. Yo coloco a mi oído sobre el mar de tu pecho y dentro de tu corazón botella guardo mis versos. Nítida y frágil desnuda entre papeles tú, duermes en mi sueño.
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Mario Portillo
Interminable
En este momento infinito no te busco, sólo te necesito. Caigo / desde tus ojos al cielo y le robo su filo la rosa la escondo en la suavidad de la piedra. Al tiempo de decir tu nombre mi boca se corta con el hielo. Te escucho desnudarte en los movimientos de las mariposas ¿detrás de qué nubes escondes tus pechos? Pretendo verter tu rostro sobre las líneas de mis manos, mis venas están saturadas del agua con que lavas tus cabellos y que decir de la frescura de tus labios sí, el único lugar que se mira en mitad del desierto de mis ojos.
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Antología de poesía
Te resfrías, cuando a solas escuchas la serenidad de las estrellas. Construyo con mis huesos un árbol que te da sombra. Tal vez tampoco estoy en mi cuando tu ausencia me castiga no lo preciso / lo calculo calculo la distancia entre nosotros. Fuera de tus ojos el mundo es un exilio. Tú duermes en el silencio de mis palabras. Tu espejo es la única fotografía que guardo de ti. Me la has robado. Tu belleza es tan ligera como el metal, tu figura tan estilizada como una espada. Jamás te toco y sin embargo te llevo en cada paso. Eres invisible como tu cuerpo.
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Mario Portillo
Silencio
Desde el perfume de tu cuerpo olvidado en el tintero voy cortando la sombra de palabras, que a la luz solían abrigar sin entablar contacto. Se perciben sin dirección desatadas por la piel /cuales besos que convierten en pequeña a cualquier inmensidad. Tu respiración ya no se escucha entre mis manos. Cada gesto tuyo me ha olvidado, sin embargo me atrapas aún en el silencio de tus labios.
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Antología de poesía
REFLEJOS que nos protejerá de nubes y estrellas. Las miradas habrán volado. Nuestros cuerpos se convertirán en metáfora habremos ya, destruido cualquier foma de tiempo. Nunca más volveremos a escena.REFLEJOS Existió un tiempo, en que de madrugada yo perseguía charcos de lluvia, y dentro de su reflejo, me disponía a pescar algunas estrellas. Su luz mojaba, y su agua brillaba. Jamás comprendí tan extraña metáfora, pero convencido estuve, que sostenía entre mis manos una pequeña parte del cielo vista desde alguna de las profundidades del mar.
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Mario Portillo
Vuelo
Serás como una mariposa a través del cielo, y yo soplaré y soplaré, para que tus alas vuelen a través de mis caricias en forma de viento.
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Antología de poesía
Naufragar
Cabe tu presencia en una botella. Lanzarla al mar, y ver como se aleja vacĂa, pero llena de ti. Contigo entre las olas tanto azul pierde su inmensidad Por rescatarte y tenerte entre mis manos y beberte y respirarte y arrancarte del cristal serĂa hermoso naufragar.
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Mario Portillo
Francisco Hernรกndez
X.
Francisco Hernández nació en la Cuidad de México, en 1985. Es estudiante de Creación Literaria en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Ha escrito y dirigido el guión para el cortometraje “Ruleta”. En el año 2012 fue becado en el diplomado en guión cinematográfico impartido por Beatriz Novaro, en la escuela de cine Cinefilias Coyoacán. Actualmente es editor de la revista Hojéame camaleón, revista para nómadas literarios.
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Antología de poesía
Instrucciones de un toro
Escógelo de entere la manada por su bravura al hablar. Exhibe toro que está a la par para este encuentro a muerte, sin pensar que ninguno de los dos tiene ventaja. Justifica que es una tradición, las tradiciones alzan la muerte de un torero, siempre y cuando se haga por amor al arte. Dile toro que va a tener una muerte digna claro está por morir entre aplausos en una fiesta jamás imaginada para su partida. No en una muerte anónima como el resto de la manada, ni en un rastro, ni tampoco en su casa, ni en un asilo, ni tampoco por el crimen organizado o por algún secuestrador mal humorado. Véndele la idea, de orejas y rabo, son signo de un buen contrincante en el ruedo. Vístete de rojo no importa que el torero sea daltónico, así no te mancharás de esa cosa roja que sale de sus /pinceladas. Déjale ir los cuernos al viento, él cuenta con medios sofisticados para no dejarse matar. Jamás escojas a uno de un grupo anti taurino, son los peores en el arte de matar.
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Francisco Hernández
Acecho
Espero que los días me hablen de ti que me traduzcan esas horas malditas de tu ausencia de tu ida sin retorno. Espero ahogar mi veneno en tu boca llenarte toda de saliva Como un dragón de Komodo y así acecharte envenenarte poco a poco Hasta dejarte morir.
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Antología de poesía
Gallo
Pisa con cuidado este campo minado cántale a la de los huevos de oro. Cántale Bonita de Agustín Lara Oh aquella tonada Amorcito corazón yo tengo tentación de un beso, Infante, sí Pedro Infante con su: yo quiero ser un sólo ser contigo. Gallo acuérdate que somos bien machos en estas cosas del amar. Anda vamos saca el pecho o mejor dicho la pechuga para que vean tu galanura y tu canto al andar. Antes que el sol salga antes de que se nos duerma la noche, antes de que el hinchazón de tu cresta diga que no somos que no mandamos, anda demuestra tu hombría a cada día. písalas tal como uvas en viñedo sácale las ganas trátalas como a gatas átalas, mátalas. Dales la vuelta con son jarocho son polvo esas espuelas sobre el suelo baila el piporrazo échales el lazo.
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Francisco Hernández
El relámpago cae
Cae la noche se pueden ver las venas la sangre azul se erizan las montañas. La tierra se sabe pronto mojada. Trueno primero después luz, las hojas se saben llenas de gotas gotas llenas de luz. Una orquesta toca esta noche los animales nocturnos se saben acompañados buscan refugio en lo negro de la noche no ven a la luna para que los guie. Ven relámpagos, árboles que nacen raíces que se siembran al oírse un tronido en la tierra tormenta que acompaña a una manada de caballos cabalgan solos se dominan solos se desbocan en la ladera de la noche se desdobla la lluvia cobija a la manada. Sale la niebla por debajo de los velos el cielo tiene envidia de lo que se forma acá abajo lejos de lo etéreo. La noche aborda su tren, afuera, relámpagos.
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Antología de poesía
Coral
Reptil, me latiguea de recuerdo en el desierto de mi memoria. Pegas tu cuerpo en la zona caliente de la arena esa zona designada a tu recuerdo. Te deslizas con técnica simbólica dejando el rastro de tu partida, dibujas en la arena esas curvas de tu figura esa huella esa forma de abandonar. Abandonar la piel para dejarla echar como quien se saca un guante a la medida. Elegancia de portar máscaras, cambiar pieles. Dejar atrás el terreno recorrido, dejar flotar esa piel muerta esas escamas para darle vida a otra tú a otra que se lanza a la tierra perdida para buscar a quién picar a quién emponzoñar con la bífida palabra de tus entrañas no importa ceguera alguna. Sabes manipular esa zona caliente de los hombres, tienes esa visión térmica que ilumina a tu presa. A veces te escondes entre vestidos de arena que combinan con /tus piernas, Otras, vistes medias multicolores: Coral
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Francisco Hernández
Insomnio
Ya duérmete, ya es tarde para morir en la cama; ya duérmete, es tarde para darle caricias a la sábana. Es muy tarde para apagarle la televisión al insomnio, ya duérmete, ya es muy tarde para jalarle al gatillo, para matar a ese sueño donde un gato se posa en la barda de lo imposible. Cáete, cáete en la zanja de Morfeo. Derrama ese líquido llamado sueño. Embriaga, embriaga a la mañana tibia, en un bostezo.
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Antología de poesía
Hoy en la mañana
Acaudalado en las tibias aguas del coladero mar distante es la orilla. Cielo abierto sin nubes retazo de estrellas. La balsa cabalga, mi mareada mirada esta cabizbaja. Hoy en la mañana, acaricio tu cabeza debajo de tu almohada salpico la tímida flojera hacia tus pies enmarcados de lodo y lama maquillaje de pesados en su punto, y no más que el vestido blanco de tu solidaridad. Tú sola llamando al mar. Hoy en la mañana.
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Francisco Hernández
Espero
Espero de vuelta caballos en tu pelo espero viajes nocturnos en tus hondos pechos.
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AntologĂa de poesĂa
Toro
Bravo, negra es tu media, que seduce al hombre para jugar a / matarte. Facultad de ser como el Sol, la Luna y la Tierra. Tu fertilidad ancla en ellos, tus cuernos son Luna llena, animal abrazador de la vida /y la muerte. El fuego de tu sangre emula al Sol y tus cuernos dan vida / inagotable a la Luna. Tu mugido es un huracรกn y la lluvia tu semen, vida fecundante /de la naturaleza. Pinturas rupestres son la memoria de tu figura para los /hombres de los ayeres.
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Francisco Hernรกndez
Perro callejero
Viajas en tus límites de soledad, a veces en manada, pisas la /alambrada hechas a correr, miras y en tus ojos está la concentración /del abandono, por las noches buscas pistas para encontrarte en ese lote /baldío, en ese callejón fulminante donde hombres te avientan cascos de vidrios flotantes. Tu ladrar es música callejera para cuando viene la muerte a / visitarnos, Perro de roña y sarna, perro de patas bajas, caminas y caminas /en esas horas que no son tuyas, tus huellas nadie jamás las buscará. Esperarás la muerte acostado en el llano baldío de la noche.
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Antología de poesía
Loro
Árbol. Mundo nuevo para el loro fresco pico de montes, montañas y selvas. Vidrios son tus plumas que reflejan la banda sonora de tu música. Se me antoja dejarte reposar/ como se reposa el agua en el sereno de la noche/ dejarte derramar en los charcos de mañana y que te seques sola/ se me antoja perderte en las calle como se pierde cualquier objeto tal vez un zapato que ya no necesitas/ tirarte como se tira una bola de papel llena de letras sin sentido/ olvidarte como se olvidará éste poema.
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Francisco Hernández
Sirena
Mar de noche, carretera donde transita el paso de la gente. Has cambiado tu ruta, no pasas más por la ruta de mi vientre. Pide aventón la mujer de los marinos. Quiere encallar con algunos vecinos, tirar anclas tirar su destino. Mujer de los siete mares, dejas arponazos en todos los lugares. Llévame contigo no importan los caminos. Mujer de todos, mujer de ninguno. Marinera que en cada puerto deja su canto de sirena.
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Antología de poesía
Ochenta y cinco
Los habitantes caen desnudos sobre tu metrópolis candentes cortejan la imagen de la hecatombe. Manteles largos son tus brazos rotos cuidad mía cuidad de todos. La noche se guarda cuando tú no estás. Sismos mueven tus caderas, dejan caer el cemento en los cuerpos de tus hijos sólo un gris, el color de los pobres. El epicentro es tu corazón.
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Francisco Hernández
Ă“scar Molina Luna
XI.
Óscar Molina Luna. Nació en el D.F. el 27 de diciembre. Es estudiante de Creación Literaria de la UACM, plantel Cuautepec. Estudio en el CCH Vallejo, lugar en el que da inicio a la escritura más formal, tomando talleres de Creación Literaria con el profesor Leonel Robles. En el Colegio de Ciencias y Humanidades fue publicado por la “Gaceta CCH” y representó al plantel Vallejo en la primer antología de poesía de los planteles del CCH, así como en lecturas en la “Casa del poeta”, Casa Universitaria del Libro”, “Casa del Lago”, “Radio UNAM”. Posteriormente, en la Facultad de Filosofía y Letras también es antologado por el profesor Andrés Márquez y Leopoldo Lezama en dos antologías publicadas por la UNAM. Ex alumno de José Cruz, con el que ahora participa en sus conciertos leyendo sus propios textos. Actualmente Óscar Molina graba un disco de poesía acompañado de algunos amigos que musicalizarán algunos de sus textos.
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Antología de poesía
Nunca había visto ojos tan perversos, en un ángel ajeno. No sé si es mi muerte o mi ángel guardián, pero nunca había visto muslos tan llenos de Dios. Debería adherirme a su paso y a las migajas que caen de su sexo, quitar las arrugas de sus huesos y dejar mis maletas mal acomodadas en su vida, hacer que deje a su hombre y asomar por la tormenta de sus palabras. Nunca había visto ojos tan perversos en un ángel. Ni barcos en su lluvia, ni venados en sus espasmos. Debería de haber un pueblo de mujeres así, que se vistan de alas y pecados escondidos que no quiten el polvo de mi muerte puta y que me lleven a escarbar mi tumba a sus terrenos baldíos. Nunca había visto ojos tan perversos en un ángel ajeno. No se si es mi muerte o mi ángel guardián, Pero nunca había visto muslos tan llenos de Dios. Debería adherirme a su paso y a las migajas que caen de su sexo, quitar las arrugas de sus huesos y dejar mis maletas mal acomodadas en su vida, hacer que deje a su hombre y asomar por la tormenta de sus palabras.
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Oscar Molina
Nunca había visto ojos tan perversos en un ángel ni barcos en su lluvia, ni venados en sus espasmos. Debería de haber un pueblo de mujeres así, que se vistan de alas y pecados escondidos que no quiten el polvo de mi muerte puta y que me lleven a escarbar mi tumba a sus terrenos baldíos.
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Antología de poesía
De esa clase
Soy de esa clase de hombres que tristemente no pueden estar sin una mujer. Soy de esa clase que se esconden de Dios debajo del cielo, cual alfombra de aves que conservan las querencias y la muerte en el mismo tajo de la sed. Soy de esa clase de hombres que arrancan el pésame al amor y las limosnas a los santos. Soy de esa clase que lame el corazón, los poros, la borrachera. Soy de esos que lamen la leche de tus hojas y tragan el higo sin compasión y nunca, nunca me he sentado a platicar con los santos de otros en un baldío donde se abandona el espanto y los besos. Soy de esa clase de hombres que lamía poesía y quitaba el polvo al azul cuando la ciudad fue el tejado del desierto, acueducto del blues.
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Oscar Molina
Soy de esos lobos heridos de las axilas, porque por ahí debe de entrar la muerte friolenta y con hambre, la amante póstuma, húmeda. Soy de esa clase de hombres que conocen las costras de las iglesias, a las mujeres que naufragan con las estrellas y las pantaletas en las azoteas del destierro. Soy de esa clase de lamentos que creció con la bruma y las ojeras de Real de Catorce.
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Antología de poesía
De noche
De noche amparo al frío a las marquesinas desmoronadas en tiempos de lluvia, a la sombra del diablo y al poeta a los sueños sin palpitar de mis poemas, a las nalgas atónitas y anónimas de la calle, a la benevolencia de un anís invernal. Miro los besos de quien suele esconderse en las sombras de quien coge el abrigo, los años y una cobija el libro de su Dios que no le permite sentir mientras hace el amor en la tumba de sus manuscritos. Escucho a los fantasmas de hollín en la fé de mi piel que se hace calavera. El camino de los amantes en los entierros del alcohol duele más que un orgasmo silencioso religioso y sucio. De los pasos de la muerte aprendí que ningún burdel es ingrato en el desierto, ni a las orillas de la ciudad ni en los muslos de mi esqueleto amarillento.
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Oscar Molina
Esta última vez piso las calles que cubren el cielo que abandonaste, cuando yo no sabía de qué alcohol tenías cúal sed, si la sed pordiosera o la sed en harapos de mi muerte enferma.
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Antología de poesía
Tu sexo
Tu sexo es el culpable de mi pobreza callejera es el crematorio municipal de mis treintas, el gemido de una Iglesia triste, una estación rodeada de versos y de misas. Tu sexo desafina, deja huellas en mi muslo. En la terraza de los funerales, jamás debería de orar como un santo holgazán sin trenes a quienes hacer milagros, ni despertar sólo, con apetito. Tu sexo debe tener parvadas de ceniza y de niebla un poema en algún taburete de hotel. Debería tener una orilla de mar, cuando menos una ola que rompa con su ley. Tu sexo debería tener un puente y un desgraciado que llegue a morir en el, una prisión de traidores, un cementerio de flautas que toque de noche.
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Oscar Molina
Tu sexo es el coño de mi vida y Dios sabe, que debería tener un poema y un te amo, en algún taburete de hotel.
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Antología de poesía
El sombrero de los santos
“La iglesia católica actúa como si su Dios no los viera” Sinead O’Connor
Este país no necesita puertas, con cerraduras ni trancas. No necesita más pobres en los epitafios de las tumbas ni en los sombreros de limosna de los santos que siempre nos miran como si la muerte no existiera, como si Dios no la concediera. Personalmente creo que Jesús, no necesita tanto oro en las espinas que coronan su frente. Ni auras de gis en las banquetas, tampoco verdugos y huérfanos en el calvario y el reclinatorio mucho menos obispos miserablemente memorables en las camas de los niños, ni entre las alas de mi ángel guardián preso por sentir el miedo a las carreteras y los salmos.
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Oscar Molina
Mi país no necesita más cerraduras, ni caoba en los pies de Cristo. Necesita más músicos, poetas, camas con amantes aunque sean prestadas, más palomas con sus crías. Necesita más espinas en la lengua en el clítoris de las hadas. Necesita niños que sostengan un beso en las manos un huérfano al fondo, muy al fondo de la leche. Mi país necesita santos que no se escondan de su Dios.
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Antología de poesía
En las vías
Te pararás sobre las vías, lastimarás la suela con óxido y piedras, morderás la manga de tu camisa, despedirás con la mano abierta y ofendida al ferrocarril de las cuatro. Se llenarán de lágrimas los pulmones y en el beso del adiós quedara un sabor a carbón.
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Oscar Molina
Cruz
La vida de esta cruz dura lo que tarda el vino en la boca de la muerte. La vida de esta cruz es polvo maloliente de memorias, sin anzuelos, sin fusilados, sin cementerio.
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AntologĂa de poesĂa
Fosa común
Para los 49 niños muertos en la guardería ABC, para los huérfanos que han dejado 60 mil muertos de la guerra, y solo de Calderón, para los familiares de los que buscan a sus desparecidos…
En tu país existen minas de hadas degolladas desde la saliva, muchedumbres de ropa anémica, sin botones, sin sueños. Existen fosas comunes tan grandes donde cabe el olvido, las olas y un verso. Donde los muertos prometen ser uno mismo, compartir las flores y el agua oxidada de los botes de lata también olvidados… Existen calles donde los gatos huyeron, azoteas deshuesadas de donde se dispara soledad a los huérfanos nuevos, disparos de sombra, cocaína y discursos y discursos y muertitos… Se disparan maullidos, palomas. Un sueter roto a los ángeles con fiebre que cavan la lluvia en las nubes, en los panteones de pan.
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Oscar Molina
En tu país existen fosas comunes del tamaño de tu corazón donde cuelgan los zapatos rotos, las agujetas de los que se suicidan y los enterradores de aves. Donde los curas bendicen la pedofilia y el hambre. En donde la tierra se astilla el costado con tanto hueso escondido y llora recargada en el techo de este régimen. En tu cuarto existen fosas comunes del tamaño de tu hijo, donde caben el olvido, las olas y un verso, donde existen almas que huelen a mango a recién nacido, a pólvora y carbón dolores huecos y gotas de endecasílabos homenajes de suspiros, más no de alivio.
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Antología de poesía
En tus niños existen fosas comunes que huelen a bosque, a espinas en las ingles. En tus niños duele el miedo, que se acomoda los cestos de la limosna aferrados a las costillas rotas de Jesús, en las faldas pestilentes del sacerdocio. Existen fosas terriblemente vacías con una sola mariposa tan vacías que ni la noche, ni la muerte misma nacen en esa tierra.
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Oscar Molina
He malgastado tu vida
He malgastado tu vida con el miedo a un ángel viejo, sin más prontitud que el jugueteo de un rosario entre los dedos, con la humedad que pudre las tumbas del pueblo. Malgasté tu vida con mi mano en las mujeres. En el follaje y la ebriedad recogí tu falda y la pasee en la piedad de mi voz. Absurdamente, la sed sólo anuncia la hora mientras la calle se inunda de ramas y hojas, viruta en los charcos cuando el cielo escampa. Malgasté tu vida con las flores que brotan de mis uñas, del humo del tabaco, en la pipa de un anciano loco que atrapa mariposas para ensartar con alfileres sus corazones y sus alas. Entonces las calles de una ventana
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Antología de poesía
que ha mantenido la nostalgia por no ver tus ojos desde la paja, mueren en una nevada pidiéndole asilo al páramo. He malgastado tu vida tomando té con mis santos de yeso, con los extraños que corren por donde lloro con los muertos que cuelgan de la luna. Malgasté tu vida en la memoria de la tierra desperdigada por el viento, en la siembra eterna de la calavera sucia y modesta. He malgastado tu vida A un lado del fúnebre cortejo, de camino a mi cama al suelo y al paredón. Sin rosas, sin pantaletas sólo llevo la bendición de mis putas santas.
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Oscar Molina
Rita
Mi tumba es llevada de los hombros por ángeles parias y las estrellas son puestas con clavos, para que el rumor de la noche las deje soñar. Quien anda por ella tropezará con la cama de Dios con un amante que nunca ha visto nevar, tropezará con la muerte al borde del limbo, de los pájaros, con una butaca cercana a la tristeza, con un grano de arena, donde los vagos solían hacer versos de amor. ¡Rita! guárdame en el abrigo, un poco de esa muerte que deja suelta la tierra y sana las escaleras que dejan estrellado el recuerdo dame un corazón en el que hayan navegado los santos de la calle, las novias tristes tiradas en palabras, un beso que me quite el miedo Rita, dame de ese latido que deja el polvo en el patio cuando llueve de esas alas negras que en el invierno dispersan a los suicidas. Guárdame un poco de esa en un pergamino que me lleve de vuelta al desierto.
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Antología de poesía
QUÉ TANTO ES LA MUERTE SI SE LE PUEDE BESAR LA BOCA EN EL ÚLTIMO SUSPIRO, FROTARLE LOS PECHOS HASTA QUE EXPLOTE LAS SANGRE EN SUS OJOS. QUÉ TANTO ES LA MUERTE ENTRE LAS PIERNAS SI LA MIRADA CULPOSA DE TUS PUPILAS NO APARTARA LAS NUBES DE TU TIERRA, DE TUS RODILLAS RASPADAS. QUÉ TANTO SI LA TENTACIÓN ME LLAMA DESDE LA PARTE MÁS BLANCA DE TU CUERPO, DESDE LA CICATRIZ DE TUS COSTILLAS, DESDE LA HONESTIDAD TIBIA DE TU ALIENTO. QUÉ TANTO ES EN LA ALGARABÍA DE LA LLUVIA, CUANDO MOJA LA ENTREPIERNA DE LA CIUDAD Y MOJA LA CALLE Y MOJA MI MANO. QUÉ TANTO ES, SI LA TIMIDEZ DE MIS DEDOS SE ENGARZA EN LA HUMEDAD QUE DISIMULAS CON LA CERA QUE FROTAS EN MI BOCA, QUÉ TANTO SI LA LIVIANDAD LLEVA A LA HORCA TUS MUSLOS COMO EL VIENTO SACUDE LAS HOJAS DE UN ESCLAVO NEGRO DESDENTADO. QUÉ TANTO ES LA MUERTE SI SE LE PUEDE LLORAR SOBRE LA PIEL MIRAR TUS OJOS LEALES AL SUEÑO Y DEJAR UN BESO EXACTO ENTRE TUS AÑOS. QUÉ TANTO ES LA MUERTE,
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Oscar Molina
SI LAS PLUMAS MARCHITAS CAYERON EN UNA GRANIZADA PARA LA PASIÓN DE LOS AHOGADOS, DE LOS TURBIOS /ASESINADOS QUÉ TANTO SI DIOS TE CUBRE CON LAS OSTIAS EL DESEO, REPOSA TUS ALAS EN SU PECHO, DEJÁNDOTE UNA COPA DE VINO EN LA LIGEREZA. QUÉ TANTO ES LA MUERTE SI RECOSTADA EN TIERRA DE LIRIO DESGRANA CLAVELES PARA EL DOLOR DE LOS SUICIDAS Y DEJA UN ORGASMO DE AJENJO, SOBRE EL BURÓ. QUÉ TANTO ES LA MUERTE SI CONCEDE LA NOCHE EL REFLEJO EN EL AGUA Y LA NOSTALGIA EN TU RUMOR.
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Antología de poesía
Jacobo Venegas
XII.
Jacobo Venegas. Nació en México D.F. Es estudiante de Creación Literaria en la UACM. Ha escrito narrativa, periodismo, poesía y ha elaborado antologías. Tiene artículos en la revista Físico y Fitness (Números. 68, 69, 70. México, DF., 2008). Artículos en la revista Buzos de la noticia (Números. 171, 172, 173, 174, 175, 176 y 177). Sus libros: De cuentos: …Y con la misma gente (México, DF., 2007, Editorial Independiente); Antología de poesía: Sangre prestada (México, DF. 1996, Ediciones el Vórtice); Antología de cuentos, como Antologador. Funk (México D.F. 2010, Ed. UACM); Artículos: “La educación del físico es alternativa de identidad en comunidades subalternas”, “Del físico a la construcción identitaria. Cuerpo y movimiento” (México 2012. UACM).
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Antología de poesía
Oaxaca
Oaxaca otra vez tú, nuevamente me atraviesas, muchas cicatrices son de ti; ¿recuerdas la máquina del tren, que me iba a destrozar cuando dormía gustosamente ebrio? La primera visita, playa y vergel marino, aunque los hombres del mar me querían partir, casi pierdo mi ojo izquierdo; mucha mariguana, mezcal, mucha mariguana; ahí estaba yo donde no se hablan el mar y el cielo. Aún, a pesar, te empecé a amar. Zipolite, la Moctezuma en Zipolite, esperándome. Me quedaba inflando globos de ácido, jaibolero y mezcal, cristal de arena en la boca, mariguana, cerveza de mañana, nativa, confiando que mi valor llegara en el momento preciso, yo, espiritual, nunca la pude besar, no podía estar de pie, playa del amor pero uno lo tenía que llevar. Jaibolero y mezcal, las rocas de cristal y salvaje marea, siempre la arena brilló: window, sun, de todos colores, mi día de todos colores, nunca la pude besar, plañiendo, me di cuenta diez años después. Otra vez tú. Claro que me conoces, todo el valle me conoció, Santa Ana y los mejores aullidos de mi vida, la borrachera más grande, de la boda hasta el bautizo del primogénito, a punto de entrarle al tequio,
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Jacobo Venegas
sexo en el cerro más alto, babélicos, fauna silvestre, El viento nos moleculizó a todo el valle. Valle de cárceles pequeñas, tan pequeñas que purgan más insectos que hombres. Huatulco también. Como dice Ginsberg, “…bendito el inmenso becerro de la clase media”, y las ilusiones que materializa y revienta. Yo de peregrino, robándome las playas exclusivas, masticando bikinis y corriendo como perro con sarna; voyeur ladrón de sueños y algunos momentos, hundido en la arena y el mezcal. Huatulco es color blanco. Puerto Ángel, y Angelito, Escondido, arrugado y amargo mi corazón convenía sabor con la sal, ya había crecido, los días y las noches son así, las mujeres son así, las oaxaqueñas, así huelen y saben, saben de mí lo que yo no sé, condimentan con salmuera sus besos, ruina del polvo galáctico, génesis, con un piquete a nivel del mar, subiendo la marea y el vestido verde cuando pinta la tarde naranja. Fui pez de nía que dio
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Antología de poesía
pan a tu flor con el sol soul Mixtequilla llegaste al hotel California, ninguna bravura tan silenciosa, cuando yo veía a través de mis venas. Sé que lo sabía… Mi abuelo sabía el estoicismo que uno debe guardar ante la solemnidad de la vagina, nunca lo dijo, no le haría caso; fui presa valiente, otra vez los machetes queriendo bifurcar mi entrega a la muerte. Que cejas más grandes de jabalí, Istmo sólo tú sabes todo lo que guardas, toda tu pendiente, toda tú eres pendiente, me dibujas y corriges, al menos hubo intento. Hay cosas, hay tiempo en que la inocencia no teje. Te sigo viendo marrón. Zapoteca. Hierve el agua, arde el agua, acrisolado en aguardiente. Tienes una inconmensurable bella caída. Caminos de Antígona me perdonaron la vida, de tirarme al infinito me tiraste de un árbol, la rodilla te recuerda con apología imponderable, no recupero aún el aliento, era de fuego y suplicio, todas las frutas en el agua que hierve de tu café natural desgastado. Me fui contigo, volví, no sé con qué te quedaste.
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Jacobo Venegas
Ceremonial, viva, Montealbán. El aura de guerrero con todo un ejército y yo contra mí. Con el bajío consumiéndome, las babillas temblando. Te he presenciado, una, otra y tú. Debí ese día permanecer contigo. Fue cuando caminaba las paredes, sin dejar rastro. Fue el día de la gran derrota. Día que me tiene en atraque. Transparente tú eres toda culpable, tienes el tamaño para ser culpable de cualquier cosa. Te inventaron “Sin tocar la tierra”, me quedó tu tambor en el pulso, lo extraje de las piedras en que viven los hombres; ya supe que tú no tienes noche ni benzedrina que te construya un cabaret para mis lágrimas. Tundra morada al riff por escribir. De mis alturas la tuya es la más. Me mineralizó la tierra que te sobra, siempre te sobra, y me engañas que te has enrojecido, que te enfría la niebla, esa que llega hasta el sueño de despiertos y de locos que andan en los orientes y en los nortes. La farmacia de humedad es migrante en la vialidad de mi historia neuronal, nombres femeninos con silocibe parieron mis rostros en el descenso a la oscuridad juvenil; allá arriba todo es madre y luz, uno se redondea como gato con su cola alcanzando la idea original de la primera idea, yo ya traigo animal pero las aves me recibieron, las grandes y felices aves, a veces me caigo, yo ya traigo animal madre y luz de lo más alto.
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Antología de poesía
Luego Juchitán, con las velas y las indescifrables. Me regalaste un acuario con los labios de poesía, te filtraron imecas letras divanes versos curativos, latido de todos los días, tus imágenes en un cuerpo, con el temblor de mi escurrimiento, la música en los libros del alma con café en el desayuno con los besos de merlot que profanan mi ausencia de lo di-vino me llevaste, me recibes renovada, magnitud es nada más lo que eres, como la lujuria que uno te respira. Otra. El valle envuelve. Me baila. Adelgazado mi cuerpo disnea. Bocado envinado aromoso de filo extraviado. Otra. Me deshago en tiritones en medio del valle abierto a veces sangrante. Sachío de San Andrés tu principal camino lo recibe el descanso la muerte. El heno hecho árbol, prodigioso. Te vas acabar, secar, arrugar, en el agua que barloventeas; mientras, yo me zambullo en la pintura de tu cisma, que porfías en melodisar alegre inconsciente. Te diste al vacío del instante. A ver cuánto se fue de mí. Mi vida usurada en la breve francachela contigo que no termina. Ni me conoces pero traigo toda tu tierra, sólo una serpiente puede burlar otra serpiente. Yo seco y tú la más fértil Tlacotepec de fieras con nahual de ángel; sigo prendido de la punta de tu lanza, atravesado hasta el fin de mi verdadera muerte. Mixteca sur que compró mi vida sin que supieras todavía hablar. Ni me tienes pero te persigo por las andanzas en las que me envenenaste con mi amor que llevo siempre.
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Jacobo Venegas
Te cambié de color y de ojos, te puse nombre, eres Azul… Estuve de siempre para darte, cada gota que cayó es una promesa que te platico en la panza, que te harta y me ríes, y me hago pequeño, caminas y te sigo, te baño y te peino, me empalago y te empalago, te duermes y yo nunca.
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Antología de poesía
Laguna
Laguna de carne, alborotada, gemebunda; mirada y superficie retratan sin luz; atada o deshidratada, religiosa con tus temores y pocos peces /en tu haber. Son lo mismo lluvias y torrentes, escampases de bondad con mezclilla pegada, todo conmigo pasión e inundamiento arrebatados hasta las orillas. Laguna con hogar adentro, sumergido intoxicado de profundidad dulce y botas de casquillo. Después de la luna sucia tus ojos en el periódico se asoman, a contra luz sin flash tu memoria. Los días me escondía en el agua que reposas. Ya te maquillas y te gusta ser Laguna, bailar conmigo a la distancia de noche en el negro ritmo último que no da entendimiento. Laguna corre siempre, se marea de preocupaciones y de histeria, se fuma el reggae que encuentra y se sirve antidepresivos de rhythm & soul… ¿te acuerdas cuándo llegué?, tú te extinguías y dabas la vida por un gato… me acosté en el piso para certificar el relieve de tus piernas. Te invité cerveza. Laguna es religiosa campesina inmaculada. Beat por no poder ser otra cosa. Beatos de percudidas calles que nos enseñaron a amar y clavarnos los pies, Laguna salpica y huelo a ella…
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Jacobo Venegas
La Guerrero, Tepito, Moctezuma, Progreso y algunos santuarios con santas imágenes de tripas salidas y nuestro corazón echado a perder. Todavía saco humo con bombas que te gustan, que te buscan. Laguna saluda a todos hasta a las ballenas, es melodiosa, musical, sin desodorante, quiere tener pies de rumba y corazón de güiro. La lluvia que es triste se integra a la superficie; es musical que laguna sea agua. Es catarsis de lluvia que los años siguen perdonando en el lobby de una nube borregosa. Con Laguna se vive de labios y AC/DC. Siempre dice que sí aunque no lo diga. Ella sabe y nunca dirá de donde vino como Ruby Tuesday. Se va de viaje. Se ha ido de viaje. ¿Traerá puestos mis calcetines?
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Antología de poesía
Mi onda
Cuando mi onda era profunda y oscura era total de ruta y tiempo, apretando a la muerte. Era stoniana a la rey lagarto, maldita y querendona. La onda era estar en onda con una child, loca, alivianada que agarrara la onda, nos echábamos un drink con gotas de lisérgico, endulzábamos el amor con yerba santa y niños dioses hasta no saber qué onda. Ninguna onda era la neta pero, ¿qué onda podía serlo? Buena onda que aprendimos a valer madres, a ser chavos de onda, ¿tú sabes qué onda, no? Lo demás ya no fue mi onda. Ella se sacó de onda, se deslizó en la permanencia del momento, me fui y agarré otra onda. Una más pesada. La mala onda es que a todos les tronaron las alas, mi onda fue ya solitaria, como un callejón triste, como campo de algodón en la mesa de la guerra sucia. Mejor apreté más a la muerte, que por cierto se portó buena onda. Seguí… ya no tan ligero pero sigo trayendo la onda, aunque luego se me va. Ahora hasta tengo una ondita.
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Jacobo Venegas
Pestañas de garra
Voy buscando los estragos de la vejez rodando en el fuego rompiendo la carpeta de la noche. Voy ardiendo mi cabello en la brasa de un habano, cayendo en lo que ella sube, se baña, se mira, también en otros ojos, mira hacia arriba, recorta todo: el piso, el dolor, el impulso, su vestido y se tantea. Voy crispando los encajes del rosicler, escondiéndome en el humo, viajando arriba del fuego en la Tenochtitlán espinada de ritmo. Es la ciudad de Jack, de Allen, de Billy de Ferlinghetti. En algunas esquinas sigo estando, riendo, olvidando, lejos de sus pestañas de garra, afiladas con el rímel y desafiando los brillos del cielo trigueño.Las cicatrices de mis brazos muestran la lectura de vivir En el Camino, aullando la ausencia. Vago sin princesa y príncipe del oleo de tu pubis, exprimiendo el corazón y robándote la tinta de tus labios, en esa hilera casi secreta que sube hasta tu ombligo, que es el principio del abismo, de la obsesión divina, de la perdición agraciada para esperar la máscara de la vejez.
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Antología de poesía
Subido en los destellos de cometas que parpadean promesas líquidas por la iluminación del día.
Voy quedando nube en la bóveda que encierran tus rendijas secretas. Voy rodando en el fuego, encendido por la elevación de las estrellas al amanecer. No hay en el día calor suficiente que ruede la lumbre; el lago que había queda tieso y la serpiente con gafas se fuma sus plumas, baila, se enreda de ti, respira tu águila y se deja comer.
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Jacobo Venegas
Bicolor
Mamá sonera, tropical, de paso pa`lante y lagrimas de día, bicolor, flota en la espuma de los mares Malibú, del edredón café, la luz le pesa, sus piernas no son diurnas, también huele a jabón de trastes, a placer de madre, huele a regazo que soluciona, que pervierte, baja sus ojos a la inestable alma y realidad de jóvenes que esperan como polluelos, guarda sus senos, usa monedero de casada, con el sol la rumba es un eco de imágenes opacas, un instrumento de trabajo, un destiempo que lleva el ritmo del desencanto del vezo, caanta de día para invocar la oscuridad y el destello reflector, el suelo calienta su planta y la apacible caída de los párpados que apretados dolidos parieron. Es romántica y balada para despedir el brilloso meridiano, arrulla el dinero para que despierte de noche, se fatiga, se embala, se conserva de la sentencia del aire.
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Antología de poesía
Equilibrio
Destellos armónicos desde el abismo, intemperie, periferia amarga que suplica y quebranta; disuelto en la hipotérmica penuria del extravío, busco descomponerme en sucesivos impulsos…saciedades. Gata insalubre, tanto miedo le tienes a la vida que nunca has pedido morirte como yo lo anhelo cada minuto de éste latir vacuo. Sombra silencio arroja desde el cieno empíreo
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Jacobo Venegas
Índice
I. Presentación
7
II. Daniel Cravioto Gárgola sin nombre Oruga naranja Mezcal
9 11 13 16
III. Gloria Esmeralda López Vela Lo que te dije Amor matemático Fueron tus brazos tercos Voy a empezar de cero Aún no Cotidianeidad Así eres Te esperaré Juramento Eclipse de sol
19 21 22 23 25 26 27 28 29 30 31
IV. Eduardo Medina La hora doble Ojos sin luz Leng Tch’e
33 35 39 41
V. Rosa Guadalupe Rosas Bárcenas El cuadro dentro del círculo Oleaje Reacción Tepetate Oficio Necro Mausoleo Pasado
43 45 48 49 50 51 52 53 54
VI. Roberto Luviano Bakír Emir Moustache Bakír, el gigante
55 57 59 61 63
VII. Héctor Salas Inicio: sin memoria Acritud Visillo El gato sonoro Hotel Doberman De vez en cuando
65 67 68 70 72 75 76
VIII. Raquel Chávez Estampa El alba negra La visión del espejo Esbozo de una noche surrealista Amor Lo Pulcro
77 79 80 81 82 83 84
La fruta Ya no sola Visión nocturna Retrato en piedra La opresión Y la rosa de cristal que viene desde China Cambios La casa
85 86 87 88 89 90 91 92
IX. Mario Portillo Metáfora El verso más lindo Encuentro Brújula Lentamente Secreto Sueño Interminable Silencio Vuelo Naufragar
93 95 96 97 98 99 100 101 102 104 106 107
X. Francisco Hernández Instrucciones de un toro Acecho Gallo El relámpago cae Coral Insomnio Hoy en la mañana
109 111 112 113 114 115 116 117
Espero Toro Perro callejero Loro Sirena Ochenta y cinco
118 119 120 121 122 123
XI. Oscar Molina Luna Sin título De esa clase De noche Tu sexo El sombrero de los santos En las vías Cruz Fosa común He malgastado tu vida Rita Sin título
125 127 129 131 133 135 137 138 139 142 144 145
XII. Jacobo Venegas Oaxaca Laguna Mi onda Pestañas de garra Bicolor Equilibrio
147 149 155 157 158 160 161
Antología de poesía de estudiantes de Cuautepec se terminó de imprimir en el mes de julio de 2012 en el Taller de impresión de la UACM. Para su formación se utilizaron las tipografías: Fedra Sans y Avenir. Tiraje: 500 ejemplares.