El proyecto educativo de la UACM Versi贸n para estudiantes
Universidad Autónoma de la Ciudad de México Nada humano me es ajeno Rector Hugo Aboites Aguilar Secretario General Ernesto Aréchiga Córdoba Coordinación Académica Micaela Rosalinda Cruz Monje Coordinación de Servicios Estudiantiles Samuel Cielo Canales Jefe de Publicaciones Carlos López Barrios
El proyecto educativo de la UACM Versi贸n para estudiantes
Documentos de Apoyo Académico _______________________________________________________________________________ El proyecto educativo de la UACM : versión para estudiantes / Universidad Autónoma de la Ciudad de México – México : Universidad Autónoma de la Ciudad de México, 2014. 59 p. : fot. byn. ; 21 cm. “Basado en El proyecto educativo de la UACM, edición de mayo 2007”. 1. Universidad Autónoma de la Ciudad de México – Modelo educativo. – 2. Educación superior - Distrito Federal (México). – I. Universidad Autónoma de la Ciudad de México
LC LE7 .M369 Dewey 378.125 _______________________________________________________________________________
El proyecto educativo de la UACM. Versión para estudiantes Basado en El proyecto educativo de la UACM Edición de mayo de 2007
D.R. © Universidad Autónoma de la Ciudad de México
Dr. García Diego, 168, col. Doctores, del. Cuauhtémoc, 06720, México, DF Quinta edición, 2014 Distribución interna www.uacm.edu.mx Reservados todos los derechos. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida, archivada o transmitida, en cualquier sistema —electrónico, mecánico, de fotorreproducción, de almacenamiento en memoria o cualquier otro—, sin hacerse acreedor a las sanciones establecidas en las leyes, salvo con el permiso expreso del titular del copyright. Las características tipográficas, de composición, diseño, formato, corrección son propiedad del editor.
Impreso en México
El proyecto educativo de la UACM
Introducción
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a Universidad de la Ciudad de México fue fundada el 26 de abril de 2001, por decreto del Jefe de Gobierno del Distrito Federal1, como respuesta a las necesidades de educación superior en la ciudad de México. Su fundación fue un hecho histórico en la entidad, donde a pesar del incremento de la población y la demanda de este nivel de estudios, en treinta años no se había creado ninguna universidad pública. Tres y medio años después, la Asamblea Legislativa le otorgó la autonomía mediante la promulgación de la Ley de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), que fue publicada el 5 de enero de 2005, en la Gaceta Oficial del Distrito Federal. Desde su creación, el propósito de la UACM ha sido ampliar las oportunidades de educación superior para la población del Distrito Federal y contribuir a la construcción de una sociedad más 1
Gaceta Oficial del Distrito Federal, núm. 51, 26 de abril, 2001
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justa y democrática, haciendo extensivos los beneficios de una educación crítica, científica y humanística a capas más amplias de la población. Con este sentido social, la Universidad realiza sus funciones sustantivas de docencia, investigación, difusión de la cultura, extensión académica y cooperación social, así como la certificación de estudios y el otorgamiento de diplomas, grados y títulos académicos de educación superior. Como todo proyecto educativo, el de la UACM se define a partir de concepciones sobre la sociedad a la que se aspira, el ciudadano que se quiere formar, el significado de la tarea educativa y las ideas que orientan los procesos mediante los cuales la persona aprende. Desde la década de los 70 del siglo pasado se observa en el país un cambio en las concepciones de la educación y una tendencia a privilegiar intereses de índole privado. Esto ha conducido a la reducción de oportunidades de educación superior y mayores índices de exclusión: el acceso a las universidades se ha cerrado para miles de aspirantes que han logrado la certificación de sus estudios de educación media superior. Para justificar las políticas que reducen las oportunidades de realizar estudios universitarios, se habla de la incertidumbre laboral que se vive en México y de que un grado universitario ya no es motor de movilidad social, pues las universidades no pueden garantizar que sus egresados encuentren empleo. Por el contrario, frente a la realidad de estas circunstancias, la UACM sostiene que la educación universitaria es vital para el desarrollo de las personas, la sociedad y el país y que las condiciones argumentadas subrayan aún más la necesidad de contribuir a ampliar la formación universitaria de la población y elevar el nivel educativo nacional. Valora sobre todo el hecho de que la educación superior hace posible la formación de ciudadanos
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que se apropian de la cultura y las herramientas necesarias para ejercer un pensamiento crítico, hacer frente a las circunstancias, generar propuestas y acciones para transformarlas, y desplazarse con mayores posibilidades en un mundo cada vez más incierto.
Principios y políticas El proyecto educativo de nuestra casa de estudios se desarrolla en el marco de un ideario fundacional, un conjunto de principios de carácter humanista, social y académico, que dan pie a las políticas generales que orientan su realización. Carácter público, sin costo para sus estudiantes La UACM es una institución pública de educación superior sostenida por el erario, creada para cumplir las funciones académicas que corresponden a toda universidad, como un servicio que beneficia a la sociedad. Asumiendo plenamente el derecho a la educación, la institución ofrece a la población mayores oportunidades de acceder a estudios superiores en condiciones más equitativas, y rescata el sentido auténtico de lo público, al constituirse en un espacio universitario donde todos los aspirantes con certificado de bachillerato tienen cabida, independientemente de cualquier otra condición. Se asume como una institución abierta a todo aquel que quiera estudiar, aprender y obtener certificados universitarios, y no requiere pago alguno por inscripciones o colegiaturas, ni por los materiales o el uso de equipos e instalaciones que pone al alcance de sus estudiantes.
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Comunidad democrática y comprometida con el proyecto de la UACM
Un propósito fundamental de la UACM es constituirse en una auténtica comunidad académica, orientada hacia fines y valores comunes. Con este sentido, la organización del trabajo institucional se funda en los principios de servicio a la sociedad, de colegialidad en el desempeño de las funciones académicas, y de cooperación y vinculación entre sus distintos ámbitos. Promover la democracia y la construcción de comunidad implica asumir la diversidad de ideas y formas de operar como núcleo esencial de la vida universitaria. Por lo mismo, la UACM propicia la construcción de ambientes de colaboración a partir de relaciones de equidad y respeto entre sus integrantes, en las que se consideren tanto la divergencia de pensamiento como la posesión desigual de conocimientos. Una educación crítica, científica y humanística La UACM es un proyecto de educación humanista, que se traduce en un compromiso real con la sociedad y en un rechazo decidido a las condiciones dominantes que degradan la vida humana. En el marco de este compromiso, la universidad busca promover el desarrollo de todos sus integrantes: estudiantes, profesores y trabajadores, mujeres y varones, en el respeto a sus mutuos derechos y su dignidad, en la consideración y el compromiso con los derechos y la dignidad de la sociedad, en el rigor científico, el espíritu crítico y el sentido social. La Universidad promueve los valores de la ciencia, propiciando que los estudiantes a lo largo de su formación y los académicos en todos los ámbitos de su función, desarrollen y apliquen las capacidades de rigor científico, así como una actitud
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de duda sistemática, lo cual implica la consideración de diversas perspectivas, la discriminación y sistematización de la información, y las capacidades para analizar y sustentar conclusiones en argumentos racionales Asimismo busca promover el pensamiento crítico, como ejercicio de cuestionamiento de lo aparente, que es actitud fundamental en la búsqueda de conocimiento. Esto implica el desarrollo de capacidades reflexivas para la construcción de juicios y propuestas que se sustenten en saberes razonados y hechos analizados desde perspectivas pertinentes y, por tanto, se opone a las actitudes de prejuicio que descalifican lo ajeno o se reducen a opiniones sobre lo que no se sabe, con base en percepciones, sentimientos y opiniones no fundamentadas. La UACM busca la prevalencia de un sentido social en todas sus acciones: en la formación de los estudiantes, en el trabajo académico y en el conjunto de sus funciones institucionales, lo cual implica propiciar la creación de contextos donde se promueve la responsabilidad frente a los problemas sociales y se establecen y mantienen vínculos estrechos con la sociedad. Ingreso irrestricto, no exclusión y apoyo a quienes más lo necesitan
El proyecto de la UACM se basa en la premisa de que la educación superior es un derecho ciudadano, y atiende a la necesidad de ampliar las aspiraciones educativas de la población como condición vital para la construcción de una sociedad más justa. Con esta finalidad, ofrece oportunidades para realizar estudios superiores a quienes han certificado sus estudios de nivel medio superior y aspiran a una formación universitaria, independientemente de su edad, credo, condición socioeconómica, promedios, años transcurridos desde que obtuvieron su certificado o escuela de procedencia.
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Sobre esta base, la UACM contrarresta, en la medida de sus posibilidades, las políticas de exclusión, que tradicionalmente se justifican en calificaciones y promedios, pero claramente discriminan en función de diferencias económicas y sociales; al no excluir se apoya a quienes han tenido mayores dificultades para satisfacer sus necesidades educativas, sin prejuzgar sus méritos, es decir, sin hacer juicios sobre sus calificaciones previas. En consecuencia, el procedimiento de ingreso a la UACM prescinde de los exámenes de selección y de los promedios obtenidos en estudios anteriores. Los únicos requisitos son que el aspirante haya obtenido el certificado de estudios de nivel medio superior, se haya registrado durante el periodo establecido para ello y resulte favorecido en un sorteo. Este procedimiento se sustenta en las siguientes consideraciones. A. Que toda persona interesada en estudiar puede lograrlo si se le ofrecen las condiciones adecuadas. B. Como lo revelan diversas investigaciones, los resultados de los exámenes tradicionales de selección son un indicador muy poco confiable de las capacidades reales de los aspirantes. C. Los recursos disponibles limitan el número de estudiantes que la UACM puede atender y el sorteo es un medio que da las mismas posibilidades a todos los aspirantes (incluso, quienes no resultaron favorecidos quedan registrados para ofrecerles la oportunidad en periodos subsecuentes). D. La universidad ofrece instancias de apoyo: Programa de Integración, asesorías y tutorías, con el fin de que los estudiantes puedan superar rezagos y dificultades; y para propiciar su buen desempeño, establece que para inscribirse en cualquier curso, el estudiante debe demostrar, mediante una evaluación diagnóstica, que posee los conocimientos previos indispensables para aprender la materia. Esta medida se sustenta en hallazgos
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de investigación que ya conforman teorías: los conocimientos y habilidades previas de quien aprende determinan sus posibilidades de comprender y aplicar lo que estudia, y de ampliar y profundizar sus conocimientos estableciendo relaciones cada vez más complejas, de modo que puede avanzar en el aprendizaje de la materia de que se trate y, por tanto, en su formación. Con todo ello, la UACM busca revertir la tendencia de reservar las posibilidades de educación superior para las elites. Como lo señala su fundador y primer rector, Manuel Pérez Rocha, «una formación científica, humanística y crítica es, independientemente de dónde y del modo en que se obtiene, necesidad apremiante de todo individuo que desea vivir libre y plenamente y contribuir a hacer del mundo un espacio digno del hombre»2. Una educación centrada en la formación del estudiante En la UACM, el estudiante es el foco de atención de las acciones educativas y se le considera agente de su propia formación. En este marco, la función institucional de promover su aprendizaje implica propiciar que aprenda y aprenda a aprender, de modo que logre una formación universitaria y pueda continuar aprendiendo a lo largo de la vida. Con este sentido, la propuesta pedagógica de la Universidad se basa en un conjunto de principios que orientan su acción educativa. El conjunto de prácticas didácticas que se desprenden de estos principios, buscan propiciar la formación del estudiante, principalmente mediante la atención personalizada y grupal en tres 2
Manuel Pérez Rocha, «El proyecto de la Universidad de la Ciudad de México», conferencia en el Primer Congreso de Educación Pública de la Ciudad de México, hacia una alternativa democrática, 7 de junio, 2002
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ámbitos de aprendizaje —aula, asesoría y tutoría—, la flexibilidad curricular y en los ritmos de estudio, y la función formativa de los programas de estudio y las evaluaciones, entre otras. La atención en el aula, la asesoría y la tutoría promueven procesos interrelacionados de aprendizaje que se potencian mutuamente, favoreciendo la interacción en torno al conocimiento, el trabajo autónomo del estudiante y la consistencia de su formación. El principio de flexibilidad se articula con los postulados de la enseñanza centrada en el estudiante y su formación: la flexibilidad curricular abre al estudiante la oportunidad de elegir una trayectoria diversificada y la flexibilidad en los ritmos de estudio le permite cursar sus estudios y a la vez atender sus obligaciones extraescolares. Los programas de estudio tienen un diseño pensado para el estudiante, para darle certidumbre y lo orienten en su trabajo por cuenta propia, y también para que sirvan a los profesores como punto de partida en la elección de estrategias de enseñanza que promuevan en los estudiantes la elaboración de nuevos conocimientos, y la reflexión metacognitiva sobre sus propios procesos. Asimismo, la evaluación está pensada para aportar al estudiante orientación y recomendaciones que le permitan superar sus dificultades y avanzar hacia el logro de sus metas de formación universitaria. Por último, el trabajo colegiado de los docentes sustenta y fortalece las acciones educativas. Se trata de los grupos de academia donde los docentes reflexionan acerca de lo que enseñan y cómo lo enseñan, sobre los efectos de sus acciones en el aprendizaje de los estudiantes, y en la relación de lo que enseñan con los aspectos teórico-metodológicos de sus campos de conocimiento. Esta reflexión y el registro sistemático de los aspectos más relevantes de sus prácticas hacen posible los procesos de seguimiento y eva-
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luación que favorecen la docencia, la formación de los estudiantes y la producción y difusión de conocimiento. Flexibilidad El proyecto educativo de la UACM evita la rigidez que norma los estudios universitarios, ofreciendo a los estudiantes mecanismos que les permiten atender sus propias situaciones, intereses y necesidades. Como se señala en la exposición de motivos de la Ley de la UACM, el proyecto educativo se concreta, entre otras cosas, «en el establecimiento de condiciones de estudio que lo hacen posible a todos, [y] en la flexibilidad de sus programas que, sin mengua de su alta calidad y rigor académico, se adaptan a las condiciones de vida y disponibilidad de tiempo de los estudiantes». Flexibilidad curricular La flexibilidad curricular abre posibilidades para que los estudiantes sigan trayectorias académicas diversificadas. Les permite estructurar su ruta semestral eligiendo entre las materias indispensables y optativas de su plan de estudios —idealmente aquellas para las cuales estén mejor preparados y las que más les convengan en función de sus necesidades formativas—, y además les abre la posibilidad de enriquecer su formación cursando materias de otros campos de conocimiento. Cabe señalar que, hasta el momento, no se ha podido asignar equivalencias de créditos entre planes de estudio distintos, en gran medida debido a la rigidez de los requisitos para registrarlos; no obstante, en la UACM el estudiante tiene el derecho de cursar cualquier materia que le interese, siempre y cuando tenga disponibilidad de tiempo y sobre todo cuente con los conocimientos previos indispensables.
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Flexibilidad en ritmos y duración de los estudios La flexibilidad en el ritmo de estudios abre posibilidades de seguir estudiando a quienes tienen situaciones que no les permiten ser estudiantes de tiempo completo. Aunque en la UACM todos los estudiantes pueden inscribirse cada semestre en el número de materias que realmente puedan cursar y con las que realmente se puedan comprometer, el mecanismo está pensado para incluir a quienes deban dedicar una parte importante de su tiempo a cuidar hijos, padres, y atender otras obligaciones familiares o para quienes trabajan para mantener a sus familias, contribuir al gasto de la casa, mantenerse a sí mismos o simplemente costear los gastos que implica su asistencia a la universidad. Los estudiantes en estas situaciones pueden cursar sólo una o dos materias por semestre y llevar alguna en el periodo intersemestral, intensificando el estudio por cuenta propia y aprovechando las asesorías que ofrecen sus profesores. También, cuando no cuentan con los conocimientos indispensables para avanzar de manera sostenida, tienen la libertad de llevar algunas materias del semestre que les corresponde y dedicar más tiempo a otros cursos, talleres o asesorías, para adquirir los conocimientos que les hacen falta. Con ello se busca que puedan ir avanzando en sus estudios, y aunque les implique un tiempo largo, logren completar su licenciatura y alcanzar sus metas. Este tipo de flexibilidad se sustenta en los principios básicos del proyecto de la Universidad. Aunque resulte inaceptable para las corrientes dominantes de la eficiencia a toda costa, la UACM asume su vocación democrática y, en el cumplimiento de los propósitos de su creación, amplía el acceso a la educación y apoya a quien más lo necesita, abre oportunidades a quienes tienen anhelo de estudios sin tener cabida en otras universidades públicas y a quienes por razones de orden diverso no les es posible dedicar todo su tiempo al estudio.
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No obstante, para aprovechar esta vertiente de la flexibilidad, es importante considerar lo siguiente: a) La posibilidad de realizar una trayectoria académica a un ritmo lento e irregular implica para el estudiante una enorme responsabilidad. Su situación particular no lo exime de las dos únicas obligaciones que la Ley de la Universidad le requiere: no desperdiciar los recursos que la universidad le ofrece y no inscribirse en ninguna materia para la cual no cuenta con los conocimientos y habilidades previos que se requieren para cursarla. b) Ni la flexibilidad en el ritmo de estudios ni el hecho de que la UACM no condiciona el derecho a certificar en función de la asistencia, justifican la no asistencia o la asistencia irregular. Los estudiantes necesitan analizar sus posibilidades y decidir cuáles y cuántas materias cursar en el semestre, porque quien se inscribe a un curso asume el compromiso de participar en sus dinámicas de trabajo y de construcción de conocimientos. De hecho, cada sesión colectiva es un andamio para la siguiente, y a menos que el estudiante elija estudiar la materia por cuenta propia con apoyo de asesorías, no hay otra manera de construir significados sobre los contenidos del curso que participar con constancia y, desde luego, estudiando por cuenta propia. Por lo mismo, presentarse a certificar sin el necesario respaldo de lo estudiado y comprendido es una contradicción: se convierte en un rezago más y en sentimientos de traición contra el propio compromiso originalmente elegido. c) Las oportunidades de flexibilidad se potencian con dos medidas fundamentales: la evaluación diagnóstica, que informa al estudiante si cuenta o no con los conocimientos previos indispensables o si requiere talleres o cursos básicos para subsanar deficiencias; y la tutoría, que le acompaña en su trayectoria
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académica, lo apoya en el desarrollo de su autonomía y en la toma de decisiones informadas y responsables sobre las materias a cursar, sus procesos y sus metas. La no especialización temprana La estructura curricular en la UACM responde en gran medida al propósito de ofrecer a los estudiantes la oportunidad de formarse en una amplia cultura científica y humanística, de tal modo que no se sientan atraídos por la especialización temprana y puedan aproximarse a perspectivas multidisciplinarias. Por una parte, la oferta curricular está organizada por colegios, cada uno de los cuales trabaja campos amplios de conocimiento: Humanidades y Ciencias Sociales, Ciencia y Tecnología, y Ciencias y Humanidades. Por otro lado, el conjunto de licenciaturas de cada colegio incluye un ciclo básico, común a todas las carreras o planes de estudio; y un ciclo superior, específico para cada licenciatura. Los ciclos básicos, con duración de cuatro semestres en Ciencia y Tecnología y de tres en los otros campos, están diseñados para trascender lo disciplinario y buscan promover la integración de conocimientos con planteamientos científicos y de amplia perspectiva cultural. Los conocimientos de la especialidad disciplinaria se abordan en el ciclo superior, donde al igual que en el ciclo básico, es posible hacer trayectorias diversificadas, que permitan una integración de conocimientos de diversas disciplinas sobre objetos de conocimiento comunes. Esta forma de organizar los estudios de licenciatura permite posponer la especialización y superar la tendencia a devaluar o ignorar aquello que no pertenece a la propia especialidad; además, sienta bases para comprender la interdependencia entre diversos campos de conocimiento y el potencial explicativo que aporta la integración de diversas perspectivas.
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Una educación centrada en el aprendizaje
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oda propuesta de educación implica concepciones sobre el ser humano, la sociedad que se desea, la educación y el aprendizaje. Desde la revolución industrial, un papel de la enseñanza de nivel superior ha sido la de formar estudiantes mediante la transmisión de información que se considera relevante para los distintos campos de conocimiento, con una idea enciclopédica de la educación, concebida sobre todo como acumulación de conocimientos. Aunque esta visión pretende conservar lo mejor de una sociedad y una cultura, y define al ser humano educado como quien retiene una gran cantidad de información, y al aprendizaje como un proceso de memorización, ahí se arraiga la llamada educación “bancaria” criticada por Paulo Freire, que se manifiesta en tendencias —aún frecuentes en nuestros sistemas escolares— a centrar los procesos educativos en la enseñanza, entendida como la exposición y transmisión de conocimientos a estudiantes que se limitan a recibirlos y reproducirlos. Esta educación “bancaria” también está centrada en el diseño de planes y programas de estudio que abarcan enormes cantidades de contenidos conceptuales y de información.
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Por otro lado, la dinámica vertiginosa de producción y difusión de conocimientos e información disminuye la posibilidad de proporcionar a los estudiantes el conjunto de información relevante en cualquier campo de conocimiento. Al respecto, las investigaciones sobre cómo se aprende y se construye el conocimiento han dado lugar a las corrientes pedagógicas que reconocen el aprendizaje como proceso que realiza quien aprende para reelaborar conocimientos, y ubican al aprendiz en el centro de los procesos educativos. Estas corrientes comparten la idea de la educación como proceso continuo a lo largo de la vida y una visión del sujeto que aprende como aquel que construye —reformula, adiciona, transforma y critica— la información y las ideas que son su objeto de aprendizaje.
El paradigma del aprendizaje Los marcos conceptuales que se han generado desde las posturas descritas permiten orientar la acción educativa al desarrollo de capacidades de pensamiento y de aprendizaje significativo e independiente, con el fin de propiciar una formación para la autonomía. Todos confluyen para dar lugar al llamado paradigma del aprendizaje que la UACM adopta como marco de referencia para su función educativa. Se trata de una visión de la educación en la que el aprendizaje es el propósito fundamental del conjunto de las acciones educativas, en la cual el estudiante es agente principal de su propia formación y el docente tiene un papel fundamental de mediación. En esta perspectiva, la finalidad de la enseñanza es que el estudiante aprenda de forma significativa, a partir de sus conocimientos, necesidades, intereses y experiencias.
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Desde el paradigma del aprendizaje, las interacciones del estudiante con los objetos de estudio y con sus pares y profesores, es lo que le hacen posible construir y reelaborar conocimientos y atribuirles significado, a la par que le llevan a desarrollar un pensamiento crítico que le permite establecer fundamentos para guiar sus acciones, tomar decisiones, resolver problemas y desempeñar diferentes tareas y papeles sociales. Esto implica la necesidad de que la enseñanza no se conforme con dar acceso a la información. Lo que la escuela puede y debe hacer es propiciar que los estudiantes accedan al conocimiento, a partir del trabajo de reelaboración y construcción de sentido en el que desarrollan y aplican sus capacidades intelectuales. Como señalan Pozo y Monereo: Si tuviéramos que elegir un lema [...] que guíe las metas y propósitos de la escuela del siglo XXI [...] sería el que la educación tiene que estar dirigida a ayudar a los alumnos a aprender a aprender [...]. Es difícil encontrar alguna reflexión sobre el futuro de la educación [...] que no afirme enfáticamente que una de las funciones de la educación futura debe ser promover la capacidad de los alumnos de gestionar sus propios aprendizajes, adoptar una autonomía creciente en su carrera académica y disponer de herramientas intelectuales y sociales que les permitan un aprendizaje continuo a lo largo de toda su vida1.
Los sustentos teóricos del paradigma del aprendizaje están animados por un espíritu humanista; no es casual, por tanto, que el proyecto pedagógico de la UACM coloque al estudiante en el centro de su quehacer educativo y aplique el paradigma en función de su principio de ayudar a quienes tienen mayores necesidades educativas. Con este sentido la institución enfrenta dos tareas Juan Ignacio Pozo y Carlos Monereo (coord.), El aprendizaje estratégico, p. 11
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esenciales. Necesita propiciar el desarrollo del potencial de los estudiantes para que se conviertan en personas estudiosas, que de manera autónoma y perseverante se interesen y sean capaces de producir conocimientos y, no menos importante, que el profesor desarrolle un papel mediador que facilite, guíe y aporte a los procesos de aprendizaje, con una visión centrada en las necesidades de quienes aprenden. Esto implica contribuir a que tanto los estudiantes como los docentes reconozcan su lugar en el desarrollo de las acciones educativas, y la importancia de su interacción. Que el estudiante se asuma como agente de su formación, y el docente como el facilitador que media entre los estudiantes y los conocimientos y habilidades objeto de su aprendizaje, es lo que da sentido a sus procesos recíprocos de formación.
Glosario de términos en el paradigma del aprendizaje Aprender a aprender. Se refiere al desarrollo de capacidades para aprender en múltiples y diversas situaciones a lo largo de toda la vida. Se trata de las capacidades para aplicar habilidades, conocimientos, estrategias y recursos, hábitos y actitudes adecuados para abordar nuevos objetos de estudio y alcanzar nuevos aprendizajes. Uno de sus factores fundamentales es la reflexión retrospectiva sobre cómo se alcanzó el conocimiento. Reflexión metacognitiva. Se refiere a la reflexión que el aprendiz realiza acerca de su proceso para aprender, en el cual reconoce las ideas y conceptos que pone en juego, las relaciones que establece, los procedimientos que sigue. Esta reflexión le permite identificar y analizar obstáculos, reconocer y verificar si va en la dirección correcta, y modificar o consolidar su comprensión, lo cual fa-
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vorece la retención significativa y las posibilidades de aplicar lo aprendido en situaciones nuevas. Aprendizaje significativo. El término se refiere tanto al resultado como al proceso de construir nuevos conocimientos. Se trata del conocimiento que se ha comprendido de modo que es posible explicarlo y aplicarlo, y también del proceso para alcanzar esas nuevas comprensiones. En este proceso, quien aprende coordina diversas perspectivas estableciendo relaciones entre lo que es nuevo y sus conocimientos previos, que resultan modificados cuando el aprendiz logra un nuevo conocimiento significativo. Es un proceso que depende de la motivación del sujeto que desea aprender y genera conocimientos que tienden a ser duraderos, porque al tener significado pasan a formar parte de la memoria de largo plazo. Zona de desarrollo próximo. Este término acuñado por Vygotsky se refiere a condiciones presentes en quien aprende que le generan posibilidades reales para avanzar a nuevos aprendizajes. Estas condiciones implican la posibilidad del aprendiz para poner en relación sus conocimientos previos con los nuevos contenidos que está empezando a trabajar, de manera que puede alcanzar nuevos aprendizajes. Para la enseñanza esto implica abordar conocimientos que presenten al estudiante un reto suficiente, que no sea tan simple que le haga desinteresarse, ni tan complejo que lo haga sentirse impotente; que genere su curiosidad y potencie su experiencia al grado que pueda transformarla para construir nuevas comprensiones. Representa el espacio donde es más fructífero ubicar los procesos de enseñanza y aprendizaje. Conocimientos previos. Son las ideas, nociones y conocimientos que el estudiante posee, sea aislados u organizados en su estruc-
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tura mental, los cuales se activan ante la presencia de nuevos temas y problemas, en la medida en que se establezcan relaciones entre ellos. Ayuda entre iguales. Es la interacción entre pares que trabajan en torno a propósitos comunes para alcanzar nuevas comprensiones —aprendizajes significados y compartidos—, a partir de su experiencia y la coordinación de sus acciones en torno al objeto de aprendizaje.
Referencias Ausubel, D. et al., Psicología educativa. Un punto de vista cognoscitivo, Trillas, México, 1998 Coll, C., Aprendizaje escolar y construcción del conocimiento, Paidós, Barcelona, 1997 Díaz Barriga, F. y G. Hernández, Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista, 2ª ed., Mc Graw Hill, México, 2002 Piaget, J., Seis estudios de psicología, Ariel, México, 1992 Pozo, J.I. y C. Monereo (coords.), El aprendizaje estratégico, Aula XXI/Santillana, Madrid, 1999 Viniegra, L. y E. Aguilar, Hacia otra concepción del currículo, 2ª ed., IMSS, México, 2003 Vygotsky, L.S., «Pensamiento y lenguaje», en Obras escogidas, t. II, Visor, Madrid, 1993
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Organización académica de la UACM
Coordinaciones de colegio
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l trabajo académico en la UACM se organiza en tres colegios que abarcan campos amplios de conocimientos: Ciencia y Tecnología, Humanidades y Ciencias Sociales, y Ciencias y Humanidades. Cada colegio cuenta con una coordinación que tiene la función de propiciar y facilitar el trabajo de proyectar, planear, coordinar, apoyar y evaluar el desarrollo de su quehacer académico. Esto incluye procurar la solidez de sus propuestas curriculares y proyectos de difusión, extensión y cooperación; propiciar que se cumplan sus propósitos, sobre todo en lo que concierne a los procesos de enseñanza y aprendizaje; promover la evaluación de la práctica, y generar condiciones para el desarrollo del trabajo académico profesional de cada profesor y academia. En cada colegio confluyen licenciaturas, posgrados y otros programas académicos. A continuación se indican las licenciaturas que pertenecen a los diferentes colegios:
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Colegio de Ciencia y Tecnología Licenciaturas • • • • • •
Ingeniería en sistemas electrónicos y de telecomunicaciones Ingeniería en sistemas electrónicos industriales Ingeniería en sistemas de transporte urbano Ingeniería de software Ingeniería en sistemas energéticos Modelación matemática
Posgrados • Maestría en fuentes renovables de energía y eficiencia energética • Maestría en ciencias genómicas • Doctorado en ciencias genómicas
Colegio de Ciencias y Humanidades Licenciatura • Promoción de la salud
Posgrados • • • •
Maestría en educación ambiental Maestría en estudios de la ciudad Maestría en ciencias de la complejidad Doctorado en estudios de la ciudad
Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales: Licenciaturas • Arte y patrimonio cultural
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Comunicación y cultura Ciencia política y administración urbana Ciencias sociales Creación literaria Derecho Filosofía e historia de las ideas Historia y sociedad contemporánea
Posgrados • Maestría en ciencias sociales • Maestría en defensa y promoción de los derechos humanos
Academias Las academias son grupos colegiados que se aglutinan en función de una carrera, una asignatura, un proyecto o alguna problemática específica en el ámbito de un colegio, y trabajan en torno a tareas y propósitos compartidos. Todos los profesores de la universidad se agrupan en academias para realizar el trabajo intelectual y práctico inherente a sus labores. Entre otras funciones, revisan y participan en la evaluación de los planes y programas de estudio, realizan seminarios de actualización, reflexionan sobre su práctica docente, y buscan formas de propiciar el aprendizaje de los estudiantes. También consideran el panorama amplio de sus diversas tareas, y procuran distribuirlas de manera equitativa entre sus integrantes.
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Programa de Integración
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n la UACM los estudiantes de nuevo ingreso inician sus procesos de aprendizaje en el Programa de Integración (PI), diseñado específicamente para apoyar y fortalecer su formación, proporcionándoles un contexto propicio para el desarrollo de las habilidades y herramientas que se requieren para cursar estudios superiores. El PI está compuesto de un conjunto de talleres que se complementan para alcanzar las siguientes finalidades: • Fortalecer el desarrollo de procesos y habilidades de pensamiento que permitan al estudiante acercarse al nivel de razonamiento matemático y verbal adecuado para iniciar su formación universitaria • Brindar la posibilidad de construir estrategias para aprender y continuar aprendiendo a lo largo de la vida • Integrar al estudiante al proyecto educativo de la UACM. Se trata de un programa con duración de un semestre, que los estudiantes cursan al ingresar a la Universidad, y está abierto para todos los estudiantes que busquen apoyos específicos relacionados con el desarrollo de habilidades para el desempeño académico.
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Lo conforman tres áreas en las que se abordan temas vinculados con el dominio de la lengua, con el manejo del lenguaje lógico-matemático, y con el desarrollo de habilidades intelectuales y estrategias de aprendizaje. Estas áreas de formación se abordan en tres talleres.
Taller de matemáticas Tiene como finalidad ayudar al estudiante a adquirir o fortalecer las herramientas mínimas de abstracción matemática y pensamiento lógico, para que desarrolle habilidades básicas de razonamiento y reconozca la importancia del pensamiento matemático tanto en el ámbito académico como en la experiencia cotidiana. El taller se imparte en distintas modalidades para los estudiantes que cursarán licenciaturas del área de humanidades y ciencias sociales y aquellos que cursarán ingenierías o promoción de la salud.
Taller de expresión oral y escrita El objetivo de este taller es fortalecer las cuatro habilidades comunicativas básicas para llegar a ser usuarios competentes de la lengua: escribir, leer, hablar y escuchar. Esto significa, entre otras cosas, comprender lo que se lee, formarse una opinión a partir del análisis y la reflexión; comprender lo que se escucha y expresarse eficazmente en situaciones diversas; comunicarse a través de la escritura y usarla además como objeto de análisis y reflexión.
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Taller de identidad, conocimiento y aprendizaje Este taller está diseñado para fortalecer y fomentar la construcción de estrategias que permitan al estudiante asumir su proceso de aprendizaje de manera autónoma. Sus actividades se articulan en torno a tres ejes temáticos: identidad, conocimiento y aprendizaje, a partir de una dinámica de trabajo basada en aspectos vinculados con el sujeto que conoce, con los procesos de construcción del conocimiento, con estrategias cognitivas y metacognitivas y con técnicas para manejar información. Todas estas habilidades son necesarias para potenciar los procesos de aprendizaje de cada estudiante, e inciden además en su formación integral, ya que le permiten seguir aprendiendo en ámbitos distintos al académico.
Otras actividades del Programa de Integración Adicionalmente, se suelen ofrecer talleres de introducción a los campos de conocimiento de cada colegio. Los estudiantes de primer ingreso participan en el taller que ofrece el colegio al que pertenece la licenciatura a la cual se han inscrito: Humanidades y Ciencias Sociales, Ciencia y Tecnología, o Ciencias y Humanidades. Al inicio del programa, las academias de Matemáticas y Expresión Oral y Escrita aplican evaluaciones diagnósticas con la finalidad de identificar cuáles son los conocimientos y habilidades básicas de lenguaje matemático, comprensión de lectura y redacción con que cuentan los estudiantes que ingresan a la Universidad. Al
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final del mismo, se evalúan los conocimientos y habilidades que son propósito de aprendizaje de estos mismos talleres, pues su acreditación es recomendable para inscribirse al ciclo básico de cualquier carrera de la Universidad. Estas evaluaciones aportan a los estudiantes información útil acerca de los temas de estudio en los que deben poner más énfasis, y también para la Universidad, pues le da elementos para evaluar y revisar sus programas.
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Ámbitos de aprendizaje
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omo se mencionó anteriormente, en la UACM los procesos de enseñanza y de aprendizaje se realizan en aula, en asesorías y tutorías, las cuales constituyen ámbitos interrelacionados donde las experiencias de aprendizaje se potencian entre sí. El trabajo de aula implica al grupo y requiere la participación colectiva y la interacción de los estudiantes en torno a los contenidos abordados. La asesoría se realiza de forma individual o en pequeños grupos que buscan aclarar dudas o consolidar y profundizar en el conocimiento de algún tema del programa que están estudiando. La tutoría es la atención personal del tutor que acompaña al estudiante en su trayectoria académica, con el fin de guiarlos en sus necesidades académicas y ayudarlo a alcanzar sus metas.
El aula Como espacio donde el profesor y el grupo de estudiantes trabajan juntos sobre los contenidos y propósitos de algún curso, el aula suele ser el ámbito que más influye en el aprendizaje de los estudiantes. Ahí confluyen el diálogo y la discusión colectivas,
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las prácticas y la orientación del docente para que los estudiantes puedan atribuir sentido y alcancen un aprendizaje significativo. En el aula se desarrolla la evaluación diagnóstica al inicio del curso, para verificar si el estudiante maneja los conocimientos indispensables para cursar la materia con éxito. Es también donde el profesor explora las ideas de los estudiantes acerca de los temas que se abordarán, para aprovechar estratégicamente sus conocimientos previos y, de ser necesario, en función de las necesidades del grupo, reorientar la planeación de sus sesiones y las formas de abordar los contenidos. Es ahí donde el trabajo colectivo permite la interacción y la colaboración entre todos los participantes para la construcción de nuevas comprensiones. Este trabajo grupal no se restringe al espacio del salón de clases; se realiza también en los laboratorios, de ciencias y de cómputo, y en trabajo de campo. En general, se trabaja con grupos de entre 25 y 35 estudiantes, dependiendo de la capacidad máxima de las aulas en los planteles. Se ha demostrado que por cada hora de trabajo en aula el estudiante necesita dedicar por lo menos una más a trabajar por su cuenta, sea de estudio individual, en casa o la biblioteca, en prácticas o trabajo de equipo, entre otras modalidades que le posibilitan continuar su proceso de aprendizaje fuera del aula. El estudiante comprometido a participar activamente en su formación, requiere una carga baja de horas clase y una cantidad amplia de tiempo dedicado a estudiar e investigar por su cuenta, de manera que la construcción de conocimientos se convierta para él en práctica cotidiana.
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La asesoría El profesor realiza la asesoría del curso cuando se la solicitan uno o varios estudiantes para trabajar sobre el contenido de la materia. Su propósito es que los estudiantes presenten sus dudas e incomprensiones, de manera que el profesor pueda aportarles la orientación que requieran para aclararlas, recomendando textos a estudiar con atención u otras actividades que necesitan realizar por su cuenta, y apoyarlos para que profundicen en lo que más les interese. Para aprovechar la asesoría los estudiantes necesitan haber hecho el trabajo necesario para plantear sus dudas e inquietudes, pues a partir de sus necesidades concretas el asesor los puede orientar. No obstante es frecuente que busquen asesorarse estudiantes que reconocen tener dificultades, pero no pueden precisarlas o ni siquiera han estudiado lo suficiente para plantear interrogantes. En este caso, el estudiante podría pedir al asesor que replique alguna experiencia del aula, o que lea con él algún material y le haga preguntas para verificar su comprensión; con ello el profesor podrá tal vez identificar los obstáculos y recomendar al estudiante acciones para superarlos. Cuando las dificultades se deben a rezagos en habilidades básicas de comprensión lectora o de razonamiento matemático, en conocimientos previos indispensables o en el manejo de categorías de análisis, el estudiante deberá estar dispuesto a dedicar un tiempo para superar sus dificultades recurriendo a talleres o asesorías, lo cual le implica suspender el curso, o realizar un trabajo muy intenso de estudio propio y consultas con el asesor para identificar sus ideas previas de manera que pueda reconocer errores y aplicar las herramientas necesarias que le permitan transformarlos y proceder a nuevas comprensiones.
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La tutoría La tutoría es un espacio de aprendizaje y mediación que implica un tipo de relación particular, dado que implica el apoyo de un tutor a un estudiante a lo largo de sus estudios. Su propósito es contribuir a detonar procesos que ayuden al tutorado a valorar sus propias metas, a fortalecer su responsabilidad, a desarrollar las herramientas que requiere para construir nuevos conocimientos, y a asumir sus compromisos, sobre todo frente a sí mismo y sus propósitos formativos. Se trata de una orientación que le lleve a reconocer y poner en práctica sus mejores recursos para aprender a construir buenos hábitos y estrategias de estudio, y a reconocer sus propias condiciones en distintos momentos de su trayectoria; en un contexto seguro que le facilite atender las recomendaciones del tutor para perseverar en su trabajo académico, y buscar las ayudas que requiera para superar dificultades. En otras palabras, la tutoría implica una relación de confianza que se construye a partir del respeto, la empatía y la honestidad constructiva entre tutor y tutorado. Es una atención personalizada que cobra especial importancia al constituir un espacio para analizar y atender las necesidades académicas que obstaculizan o dificultan el desempeño del estudiante, pero también las fortalezas con que cuenta y puede aprovechar para favorecer su proceso de autonomía. La tutoría como proceso Un esquema tentativo de trabajo en tutoría consiste en cinco sesiones de trabajo a lo largo del semestre.
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La primera, al inicio del semestre, para hacer una revisión conjunta de la evaluación diagnóstica, formular un plan de trabajo y un cronograma de actividades. La segunda, al mes de iniciado el semestre, para revisar las actividades realizadas de su cronograma, y lo que necesita hacer para alcanzar sus metas. La tercera, a mitad del semestre, para el seguimiento conjunto del trabajo realizado por materia, y para refrendar acuerdos y compromisos. La cuarta, en la semana previa a las inscripciones, para certificación (en ciclo básico y ciclo superior), con el fin de revisar las materias a certificar, a la luz del desempeño académico del estudiante durante el semestre. La última, antes de las reinscripciones, para la reflexión conjunta sobre el proceso de aprendizaje en el semestre, con el fin de planear las materias a cursar y diseñar la ruta curricular del siguiente. En este proceso es importante que tutor y tutorado documenten en la agenda el seguimiento de los elementos más significativos relacionados con avances y dificultades del estudiante y las recomendaciones del tutor, así como los acuerdos entre ambos y las acciones que el estudiante emprende al respecto. La tutoría para diseñar la ruta curricular del estudiante La ruta curricular es el programa de materias a las que el estudiante se inscribe y cursa en cada semestre de su licenciatura, a partir de reconocer sus condiciones para el estudio y sus necesidades académicas. La tutoría para diseñar esta ruta es la ocasión para revisar, con la mayor objetividad posible, los elementos que muestran la preparación del estudiante para cursar las materias de su elección
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y las condiciones en las cuales está realizando sus estudios, con la finalidad de reflexionar sobre ellos y decidir conjuntamente las materias que le conviene llevar. Esto apunta a la necesidad de promover decisiones acordadas con base en razones sólidas y criterios de realidad. Si el estudiante no cuenta con los conocimientos mínimos indispensables para aprender en las materias que elige, cursarlas sería desaprovechar su tiempo, su esfuerzo y los recursos de la universidad. Por lo mismo, como antes se indicó, para que el estudiante se inscriba y curse cualquier materia de la oferta curricular, el único requisito que debe cumplir es que cuente con los conocimientos y habilidades indispensables para aprender lo que el curso le ofrece. Otra consideración importante y que constituye una política pedagógica fundamental, es que el número de materias que el estudiante curse sea compatible con el tiempo real que tiene disponible para el estudio, considerando que el estudio por cuenta propia le implica un tiempo mínimo equivalente al que se requiere en aula. Por estas razones, las primeras tutorías tienen una importancia fundamental: en ellas se inicia la construcción de la reflexión y la confianza que harán posible una relación fructífera, en la cual el estudiante podrá ampliar la comprensión de sus propias necesidades, abrirse a las orientaciones del tutor y establecer acuerdos racionales con base en sus intereses y sus condiciones para realizarlos. Tutoría y autonomía Una función principal de la tutoría es apoyar al estudiante en el desarrollo de su autonomía, principio fundamental de la formación que la UACM propone. En tanto que la autonomía implica la capacidad para tomar decisiones y asumir la responsabilidad de
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las propias acciones, un propósito formativo fundamental es que a lo largo de su trayectoria, el estudiante haga elecciones que favorezcan la realización de sus metas. Con este sentido, propiciando procesos de razonamiento a partir del reconocimiento de intereses, situaciones, datos y hechos, la tutoría en la UACM busca favorecer que el estudiante tome decisiones con consciencia y construya así la autonomía que requiere para conducir sus estudios.
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La evaluación en la UACM, una forma de aprendizaje
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os procesos de evaluación responden a las concepciones de aprendizaje que sostiene cada institución o cada sistema educativo. Para muchos de ellos, evaluar significa contabilizar los resultados de exámenes en términos de aciertos y errores, y asignar una calificación cuantitativa. De acuerdo con las premisas de una educación centrada en el aprendizaje, la evaluación es factor fundamental de aprendizaje, ya que cuando mejor se aprende es cuando se aplica y se pone a prueba lo que se sabe. Por lo mismo, la vocación de la evaluación es favorecer el aprendizaje del estudiante; su carácter es primordialmente educativo y, por tanto, su función es servir a los procesos de cambio que implica la educación y no solamente dar cuenta de los resultados. Como parte sustantiva de la propuesta educativa de la UACM, la evaluación se articula con el conjunto de las acciones educativas y las esclarece. Se realiza con referencia directa a los propósitos de aprendizaje de cada curso o ciclo y responde a las metas formativas propuestas en los planes de estudio. También permite inferir los én-
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fasis y modalidades que se aplican en la práctica docente, da bases para analizar la estructura de los programas de estudio y revela aspectos relevantes de los procesos de aprendizaje, en tanto que permite identificar si se alcanzaron los logros previstos, reconocer otros que no fueron planeados y darse cuenta de los propósitos que no fueron cumplidos. Con ello se hace posible reestructurar la enseñanza y las actividades de aprendizaje, de acuerdo con los conocimientos y habilidades que a los estudiantes les hace falta fortalecer. Las evaluaciones que se realizan con este sentido constituyen un medio para producir conocimientos sobre los procesos formativos que se desarrollan en la universidad, y para que estudiantes, profesores y academias tomen decisiones fundamentadas que les permitan seguir avanzando por rutas trazadas, emprender nuevas acciones o diseñar nuevos caminos. Por el compromiso que implica, la evaluación tiene un carácter ético inherente: su función es emitir observaciones y juicios sobre los aprendizajes y sus procesos; por lo tanto, debe promover resultados constructivos en favor de la formación de los estudiantes y de la función educativa de la institución. Como lo ha expresado Manuel Pérez Rocha: «La evaluación y la autoevaluación en el campo educativo son exitosas si los involucrados se comprometen a realizarlas y a adoptar las medidas derivadas de sus resultados»1. En este marco, y a contracorriente del papel que la evaluación juega en la gran mayoría de las instituciones educativas como me-
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Manuel Pérez Rocha, «Evaluación y autoevaluación. (Algunas definiciones)», en Materiales de apoyo a la evaluación educativa, núm. 22, CIEES, Conaeva, ANUIES-SEP, México, 1993
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canismo de selección, exclusión y restricción2, se busca que la evaluación en la UACM constituya un instrumento al servicio de la permanencia y la formación de los estudiantes, que les aporte la información que necesitan y sustentos racionales para que puedan aprovecharla y tomar decisiones acerca de las acciones y los apoyos que requieren para avanzar en sus estudios. Esto implica un compromiso previo de las academias con la construcción de consensos conceptuales y operativos en torno a los propósitos formativos y de certificación de conocimientos, de tal modo que las evaluaciones efectivamente contribuyan a la realización del aprendizaje y sirvan para orientar la actividad académica de estudiantes y docentes. Con este sentido, las evaluaciones deben adaptarse a finalidades específicas: diagnóstica, formativa y para la certificación de conocimientos.
Evaluación diagnóstica Esta evaluación permite identificar las habilidades y conocimientos previos de los estudiantes, ya sea al inicio de sus estudios o previo a cada ciclo o a cada materia. Evaluación diagnóstica para estudiantes de nuevo ingreso Se aplica al ingreso a la UACM, para identificar las habilidades y conocimientos que posee cada estudiante, para así determinar su nivel académico e indicarle los cursos que necesita para iniciar su Manuel Pérez Rocha, «Evaluación: crítica y autocrítica de la educación superior», en Materiales de apoyo a la evaluación educativa, núm. 13, CIEES, Conaeva, ANUIES-SEP, México, 1992
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trayectoria universitaria. Las áreas que se evalúan son matemáticas y expresión oral y escrita. Evaluación diagnóstica por asignatura Se realiza antes de que se inicie el curso, y tiene como fin conocer si el estudiante posee las habilidades y conocimientos previos que son indispensables para transitar por él con posibilidades de éxito. Su realización implica que previamente se hayan precisado los conocimientos que deberán evaluarse, y los indicadores que se van a considerar para saber si los estudiantes cuentan con ellos, información que debe estar contenida en el programa del curso correspondiente. Su aplicación se relaciona con los dos únicos requisitos que la Universidad exige de sus estudiantes: que cuenten con los conocimientos previos para cursar cada materia que eligen, y que no desaprovechen los recursos que la universidad les ofrece. Los resultados de la evaluación diagnóstica permiten al estudiante saber si cuenta con esa preparación previa indispensable y sirven al docente y al tutor, como sustento de las recomendaciones que deban cursar y no la materia, y en su caso, qué acciones emprender para superar sus rezagos. Estos diagnósticos contribuyen a hacer realidad el propósito universitario de ayudar a quienes tienen mayores necesidades de aprendizaje, en la medida en que ayudan al estudiante a verse con más realismo, y le dan elementos para trabajar con su tutor en un plan de cursos semestrales que responda a sus necesidades. Al respecto, el estudiante necesita comprender que cuando se dedica a resolver los problemas detectados en estas evaluaciones, de ninguna manera habrá “perdido tiempo”, como probablemente ocurriría si insiste en abordar materias que rebasan sus posibilidades; por el contrario, tendrá la satisfacción de construir las
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bases que requiere, tendrá más confianza en sí mismo y mayores posibilidades de éxito.
Evaluación formativa Se realiza periódicamente durante el curso, a fin de que el estudiante pueda hacerse consciente de sus avances y de lo que aún le hace falta desarrollar en cada una de las materias. Es una evaluación pensada como parte de los procesos de aprendizaje, para que el estudiante sintetice, integre y exprese sus nuevos conocimientos y reciba del profesor observaciones y recomendaciones pertinentes. Estas observaciones permiten al estudiante reconocer sus propios procesos, los recursos que emplea, los conocimientos que aplica, las habilidades que le hace falta desarrollar, las lagunas o incomprensiones que presenta, y los aspectos principales de sus procesos que necesita trabajar en asesorías y tutorías. Se trata de un mecanismo que tiende a fortalecer su autonomía en tanto que le aporta bases para reflexionar sobre sus condiciones académicas, enriquecer su interés y tomar decisiones respecto de las acciones que necesita para activar su potencial, superar problemas y seguir avanzando. Como factor constitutivo del aprendizaje, la evaluación formativa fortalece la organización, la expresión, la retención y la transferencia de lo aprendido, a la vez que promueve la autoevaluación y aumenta el conocimiento del estudiante sobre sus propios procesos. De hecho, su mayor valor está en el aporte que hace a los estudiantes; por un lado, periódicamente les da la oportunidad de poner a prueba lo que saben y demostrarlo; por otro, les devuelven resultados cualitativos que les aporta una visión más clara de sus procesos y el grado de dominio de los contenidos
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previstos. Con este fin, la devolución de resultados —expresada en términos cualitativos y con un tono propositivo— es condición fundamental del papel formativo de estas evaluaciones.
Evaluación para certificación Tiene la finalidad de dar fe de los conocimientos y habilidades que el certificado ampara. Se trata de un procedimiento de carácter jurídico-administrativo, separado de los procesos de enseñanza y aprendizaje y las evaluaciones formativas. El diseño de este esquema obedece a la necesidad de garantizar una plena confiabilidad de los certificados que la universidad expide, en tanto que dan cuenta real de los conocimientos adquiridos. La separación entre la certificación y los procesos de enseñanza y aprendizaje tiene también la finalidad de que los estudiantes centren su atención en aprender, que valoren y disfruten sus procesos para lograrlo y los conocimientos que construyen, sin la presión de un momento único preestablecido para certificarlos. Con esta medida se busca favorecer el interés por el conocimiento, los procesos de aprendizaje y el deseo de seguir aprendiendo. En la UACM, esta modalidad permite que los estudiantes se presenten a certificar conocimientos cuando saben que tienen la preparación necesaria para demostrarlos, en vez de hacerlo de manera mecánica, sólo porque se ha concluido el periodo semestral. Hace posible, también, que cualquier persona que se registre para ello pueda presentarse a certificar sus conocimientos en cualquiera de las materias que integran la oferta curricular de la UACM, sin importar dónde, cuándo o cómo los haya obtenido.
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Estos procesos están a cargo de la Coordinación de Certificación y Registro que, a través de los comités de certificación elegidos por las academias, trabaja en el diseño y aplicación de instrumentos y en la revisión y emisión de resultados.
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Índice 7
El proyecto educativo de la UACM
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Introducción Principios y políticas Carácter público, sin costo para sus estudiantes Comunidad democrática y comprometida con el proyecto de la UACM Una educación crítica, científica y humanística Ingreso irrestricto, no exclusión y apoyo a quienes más lo necesitan Una educación centrada en la formación del estudiante Flexibilidad Flexibilidad curricular Flexibilidad en ritmos y duración de los estudios La no especialización temprana
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Una educación centrada en el aprendizaje
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El paradigma del aprendizaje Glosario de términos en el paradigma del aprendizaje Referencias
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Organización académica de la UACM Coordinaciones de colegio Academias
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Programa de Integración Taller de matemáticas Taller de expresión oral y escrita Taller de identidad, conocimiento y aprendizaje Otras actividades del Programa de Integración
Ámbitos de aprendizaje El aula La asesoría La tutoría La tutoría como proceso La tutoría para diseñar la ruta curricular del estudiante Tutoría y autonomía
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La evaluación en la UACM, una forma de aprendizaje
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Evaluación diagnóstica Evaluación diagnóstica para estudiantes de nuevo ingreso Evaluación diagnóstica por asignatura Evaluación formativa Evaluación para certificación
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El proyecto educativo de la UACM. Versión para estudiantes, se terminó de imprimir el 27 de junio de 2014, en los talleres de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, San Lorenzo, 290, col. Del Valle, del. Benito Juárez, c.p. 03100, México, DF. El tiraje fue de 4000 ejemplares. El cuidado de la edición estuvo a cargo de Norma Olivos y Felipe Vázquez. Diseño y formación: Benito López. Portada: Miguel Ángel Esparza.
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