SECUESTRO. Otra arma del terrorismo

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¿ dónde estarás? Colombia el caso de Ingrid Betancourt ... y muchos otros. “… Mi amor, cómo nos ha cambiado la vida a toda la familia en estos tres últimos años. Siempre he vivido cerca de la gente que sufre, pero nunca imaginé que una ausencia doliera tanto. Cada mañana, cuando abro los ojos, me pregunto ¿cómo estarás?, ¿dónde te tendrán? Me preocupan cosas tan pequeñas como qué estarás desayunando, sabiendo que te dan café negro, que te sienta mal, o si te bañas en una quebrada y si el agua está muy fría. Y me angustio con mi baño de agua caliente, con mi buen desayuno, y eso me hace llorar. En realidad, son sólo las primeras lágrimas del día...”


Son palabras de la madre de Íngrid Betancourt, Yolanda Pulecio. Como ella, tres mil mujeres - madres, esposas o hijas - sufren el horror de tener familiares secuestrados en las selvas de Colombia. De ellos, 21 personas son víctimas de secuestros políticos - seis parlamentarios, doce diputados regionales, un ex ministro, un ex gobernador y la ex candidata a la presidencia (Íngrid) - además de 47 oficiales y suboficiales del Ejército y de 3 instructores estadounidenses. El resto, mas de 2.200 personas, han sido secuestradas para obtener dinero por su rescate.

militantes suyos que pagan condenas en la cárceles de Colombia. En el caso de los secuestros por dinero, los asimilan a lo que llaman “impuesto revolucionario”. El drama que generan con ellos es terrible. Ricos o pobres, ancianos o niños, hombres o mujeres, todos ellos pueden ser tomados como rehenes. Niños: en el año 2002 fueron 372. En el año 2003, 349. Son secuestrados en parques, en la puerta de una escuela o en los autobuses escolares. El operativo es para los secuestradores rápido y sin mayores riesgos, como ocurrió hace dos años en

El marido de Ingrid Betancourt, Juan Carlos Lecompte, y la madre de la excandidata, Yolanda Pulecio.

Aunque la llamada “industria del secuestro” corre a veces por cuenta de la delincuencia común, la mayor parte de los plagios que cada año se realizan en Colombia tienen un autor muy conocido: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Organización comunista (en efecto, su credo ideológico es marxista leninista ortodoxo), aspira a establecer en Colombia un régimen idéntico al de Cuba y Corea del Norte). Jamás las FARC han ocultado ser autoras de los dos mil o mas secuestros por año. A todos ellos les da el nombre de “retención”. En el caso de militares y políticos, busca canjearlos por

la ciudad de Cali, cuando cuatro hombres armados subieron a un autobús escolar y se llevaron a un niño de cinco años para extorsionar a sus padres. Los plagios siempre se producen por sorpresa, incluso dentro de las propias casas. Florinda Farfán, una modesta empleada de clase media, no encontró a su hija Juli, de once años, cuando volvió a la casa. Bajo la lluvia, la buscó por las calles del barrio hasta las dos y treinta de la mañana. Finalmente, una compañera de la niña le contó cómo dos hombres a bordo de un Volkswagen rojo se la habían llevado.

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Los rescates que piden los guerrilleros de las FARC son siempre desmesurados para gente que apenas cuenta con el recurso de su sueldo. “Nunca pensé que mi familia fuera secuestrable”, cuenta Nora de Ricaurte, una empleada oficial, cuyo marido fue plagiado cuando se dirigía a su casa de campo, en la carretera que conduce de Bogotá a los Llanos Orientales. El comandante guerrillero Romaña le hizo saber que el rescate costaba 1.000 millones de pesos (4 millones de dólares) suma que nunca pudo pagar. Ahora ella piensa que está muerto porque no ha vuelto a tener noticias suyas. Guillermo Cortés Castro, un conocido periodista , que tiempo atrás había ocupado el cargo de Cónsul en Sevilla, fue secuestrado poco después de cumplir 73 años. Durante 7 meses debió recorrer páramos y otros intrincados lugares montañosos cambiando permanentemente de campamentos guerrilleros. Entre las pruebas de supervivencia que recibió su familia durante los 205 días que permaneció secuestrado, hubo una foto en la que él aparecía semidesnudo, colgado de un árbol y con la cara ensangrentada. “Vamos a ver si ahora sí su familia quiere pagar, le decía un guerrillero pasándole por el cuerpo un trapo empapado de sangre de un pollo que acababa de descabezar. No se toman para nada en cuenta las enfermedad o dolencias crónicas que padecen los secuestrados. Ángela de Pérez, esposa del senador Luis Eladio Pérez, no pudo acompañar a su marido en el secuestro. El senador sufre de diabetes y ella intentó inútilmente establecer contacto con sus captores para llevarle las medicinas que solía tomar. Desde entonces va dejando estos remedios en las zonas apartadas del sur del país donde se supone que su marido pueda encontrarse. A los secuestrados no se les permite el contacto directo con su familia. Sólo pueden escuchar el programa de radio de la Cadena Caracol “Las voces del secuestro”, transmitido a las cinco de la mañana todos los días, y en el cual esposas, padres e hijos les envían mensajes de aliento. Obligados a permanecer en lugares selváticos, sufren leishmaniasis y graves infecciones graves de la

piel. El parlamentario Óscar Tulio Lizcano, secuestrado por las FARC, logró enviarle una carta a su hijo contándole sus penurias. “Los guerrilleros me sacan muchos gusanos del cuerpo; son blancos, peludos y de anillos negros; duele mucho”. La crueldad de los guerrilleros no tiene límites. El mundo pudo comprobarlo con el caso dramático del niño Andrés Felipe López. Gravemente enfermo de un cáncer terminal , apareció en la televisión, implorándoles a las FARC que soltaran a su padre. Quería verlo antes de morir. “ De la manera más suplicante le pido que libere a mi papá”, le dijo el muchacho al jefe de dicha organización terrorista, Manuel Marulanda Vélez. La televisión captó el doloroso ruego del niño en su lecho de hospital. Incluso el Gobierno ofreció canjear al padre secuestrado por un guerrillero que se hallaba preso y enfermo en la cárcel. Todo fue inútil. El niño murió sin ver a su padre y éste, por su parte, murió de un tiro en la cabeza y otro en la espalda cuando, desesperado por ver a su hijo, intentó escapar. Los secuestros, que son la segunda fuente de ingresos del grupo terrorista, después del tráfico de droga, no son necesariamente selectivos. A veces afectan a grandes grupos en los lugares más insospechados. El domingo 30 de mayo de 1999, cerca de 300 personas se encontraban escuchando misa a las 11 de la mañana en la iglesia La Maria, en Cali. De improviso, en el templo irrumpieron dos docenas de guerrilleros armados. Suspendieron brutalmente el oficio religioso y empujaron a los feligreses a furgonetas cerradas que habían estacionado en la puerta. Hombres, mujeres y niños fueron llevados a las montañas que se alzan al sur de la ciudad. Cada familia de los centenares secuestrados, debió pagar un rescate. Tal es el recurso terrorista que emplean las FARC y el ELN (Ejército de Liberación Nacional). Esta publicación, realizada por Verdad Colombia, Federación que agrupa a 22 ONG democráticas, aspira a sacar del olvido ante la opinión internacional el drama del secuestro que vive Colombia.

Como ella, 3.000 mujeres sufren en Colombia el horror de familiares secuestrados

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SECUESTRO 多 nueva arma del terrorismo ?


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PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Hasta cierto punto, sí. El secuestro extorsivo, es decir, como recurso para obtener dinero, siempre ha existido. También el secuestro con fines políticos. Pero nunca como ahora se había convertido en un recurso del terrorismo mundial, sea por parte de los fundamentalistas islámicos, de ETA en España o de las FARC en Colombia. El secuestro, adelantado por estas organizaciones terroristas, pretende sobre todo ejercer una presión violenta, moral o política sobre Estados democráticos para que éstos cedan a sus exigencias. ¿DÓNDE SE PRODUCE EL MAYOR NÚMERO DE SECUESTROS? No es en Irak, como podría pensarse, aunque allí esta arma terrorista ha logrado un efecto de opinión nunca antes visto por el hecho de realizarse contra ciudadanos comunes y corrientes de diversas procedencias (americanos, italianos, franceses etc.), los cuales corren el riesgo de ser decapitados si no se atienden las exigencias de sus captores. Pero, en realidad, es en América Latina donde se concentra un 75% de los secuestros que se cometen en el mundo, según la organización Control Risk Group. Y en América Latina, el país donde este flagelo ha alcanzado dimensiones espeluznantes es Colombia. ¿POR QUÉ EN TÉRMINOS DE SECUESTRO, LA SITUACIÓN DE COLOMBIA ES PEOR QUE LA DE IRAK? Colombia bate el triste récord mundial en materia de secuestros. En 2002, 145 funcionarios públicos y dirigentes políticos colombianos fueron secuestrados. Entre ellos, la candidata presidencial Íngrid Betancourt,

16 alcaldes, 27 concejales, un gobernador, 5 miembros del Congreso y 18 diputados departamentales. Adicionalmente, 71 miembros de la Fuerza Pública fueron secuestrados hace unos años: 33 de las Fuerzas Militares y 38 de la Policía Nacional. Un ex ministro y un ex gobernador fueron asesinados por sus captores durante un intento de rescate realizado por la Fuerza Pública. A todos ellos, incluso a personas de bajos recursos, se les exigen pagos millonarios. Según la Fundación País Libre, de los 3.000 secuestros anuales que hasta hace poco se producían en Colombia, el 77% son cometidos por las organizaciones terroristas FARC y ELN. El secuestro se ha convertido en la segunda fuente de financiamiento de esas bandas. En 2001, de todas las personas secuestradas en Colombia, 49 eran extranjeras (14 de la Unión Europea). De ellas, 26 fueron liberadas, otras tres fueron rescatadas por el grupo Gaula de la Policía, 4 fueron liberadas por presiones de las autoridades y 3 lograron fugarse. Todavía 13 siguen en cautiverio.

En Colombia el secuestro se ha convertido en la segunda fuente de financiación de los terroristas.

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¿QUIÉNES SON LOS RESPONSABLES DEL SECUESTRO EN COLOMBIA?

alias Gabino, confirma esta apreciación en una entrevista concedida a la periodista española María López Vigil, autora del libro titulado Camilo camina en Colombia.

Ante todo dos organizaciones al Entre los 1.200 secuestrados que margen de la ley: las FARC (Fuerzas ¿A QUIÉNES tienen las FARC en Colombia, 47 son oficiales y suboficiales del EjérSECUESTRA Y POR QUÉ? Armadas Revolucionarias de Colomcito y de la Policía. Según un video bia) y el ELN (Ejército de Liberación difundido por la organización terroLos grupos subversivos, o sea las Nacional). Surgidas en los años 50, la rista, los secuestrados permanecen primera, y en los 60, la segunda, como FARC, el ELN, el EPL, realizan dos en espacios alambrados en plena selmovimientos guerrilleros de extrema tipos de secuestros:1º) Los secuestros va. Muchos de ellos padecen grandes enfermedades tropicales. izquierda, sus métodos de lucha son de personalidades políticas, así cómo de oficiales y suboficiales del Ejército y la hoy típicamente terroristas: carros bomPolicía, cuyo propósito es el de establecer presión sobre ba, paquetes bomba, minas antipersonales, atentados, el Gobierno y la opinión pública, con el fin de lograr, además del secuestro tanto extorsivo como político con bajo el tema emblemático de “Acuerdo humanitario”, un el fin de obtener que el Estado acepte exigencias y concanje de estos secuestrados por los guerrilleros que diciones impuestas. También apelan al secuestro en pagan condenas en las cárceles de Colombia. 2º) Los menor escala sus antagonistas, las llamadas Autodefensas secuestros extorsivos con el fin de obtener dinero. En Unidas Campesinas, AUC, bandas de extrema derecha realidad, el secuestro es la segunda fuente de financiafuera de la ley. ción de estos grupos, después del tráfico de droga. Se Todos ellos han encontrado en esos inhumanos deliproducen de dos maneras distintas. Los secuestros inditos una muy lucrativa forma de financiar sus operaciones viduales, que se realizan luego de escoger la victima en y pagar a sus combatientes. En 2003, las FARC secuestrarazón de su capacidad económica y de su vulnerabilidad; ron a 673 personas. En ese mismo periodo, el ELN comey los secuestros colectivos indiscriminados. En los últitió 342 aprehensiones y las autodefensas ilegales (AUC), mos 8 años este última modalidad de secuestros se ha 174. Según el estudio realizado por la fundación País realizado en carreteras, autopistas, clubes, iglesias y ediLibre, en 542 secuestros de 2003 no pudo ser identificaficios residenciales. do el autor y los otros 421 plagios fueron atribuidos a la No hay en estas acciones consideraciones de edad o delincuencia común. (EFE, febrero 23 de 2004). Del total de secuestrados en 2003, 902 fueron liberados, una situación social. Las FARC y el ELN han secuestrado buena parte tras el pago de rescates; 587 siguieron en poniños - 300 por año, en promedio -, ancianos y mujeres. der de los captores, 400 fueron rescatados por las fuerzas Tampoco se discrimina su situación económica. Se parte del orden, 204 dejados en libertad por presión de las aude la base de que toda persona, aún de modestos recurtoridades y 37 lograron fugarse. Otras 71 víctimas muriesos, puede ser canjeada por dinero. La evaluación se hace ron en cautiverio. (El Tiempo, 23 de febrero de 2004). tomando en cuenta su automóvil, tarjetas de crédito, cuentas bancarias o propiedades. ¿CÓMO JUSTIFICA LA GUERRILLA LOS SECUESTROS? ¿POR QUÉ SECUESTRAN EXTRANJEROS? Denominándolos “retenciones”, las FARC y el ELN lo justifican como una especie de impuesto revolucionario o como una forma de lucha. Manuel Pérez, el ex sacerdote español que fue el comandante supremo del ELN desde 1969 hasta finales de los años 90 - cuando murió - explicaba en un “Manual de Finanzas” escrito por él, que el secuestro de técnicos extranjeros debía ser una prioridad. Su sucesor, Nicolás Rodríguez Bautista,

Los técnicos, ingenieros o ejecutivos de firmas extranjeras o transnacionales son especialmente codiciados por las guerrillas, pues por el rescate de ellos se hace pagar a sus respectivas empresas. Es una modalidad que presenta para los delincuentes posibilidades de aumentar considerablemente la rentabilidad de este delito. De hecho, por algunas de estas víctimas, empresas petroleras han llegado a pagar sumas millonarias por su liberación.

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Detrás de la alambrada si están en la selva o en sótanos si están en la ciudad, las FARC mantienen a los secuestrados en condiciones infrahumanas.

Uno de los casos más sonados ocurrió en enero de 1984 cuando el ELN secuestró a un ingeniero y dos ejecutivos de la multinacional alemana Manessmann. Esta última, luego de la liberación de los secuestrados, confesó que había pagado a la organización guerrillera dos millones de dólares. Posteriormente el ELN aclaró que no había recibido dos sino veinte millones de dólares con el fin de permitir a la firma alemana la construcción de un oleoducto petrolero que le había sido contratado. Gracias a estos fondos el ELN pudo reclutar gente y comprar armamento para disponer no de tres, sino de once frentes de “combate” (La industria del secuestro en Colombia, un negocio que nos concierne, Pax Cristi, Holanda 2002 pag 85).

Claude Stein-Metz, un geólogo francés que trabajaba con la firma Geo Services, fue secuestrado por el ELN en enero de 1999. Antes de que las negociaciones entre los terroristas y los mediadores de la Cruz Roja y de la empresa hubieran concluido, el geólogo murió de agotamiento. Abandonado por los guerrilleros en una montaña, su cuerpo fue encontrado a comienzos del mismo año. Los guerrilleros pretenden justificar el secuestro de extranjeros utilizando el clásico discurso anticapitalista y anti-imperialista, ahora actualizado con argumentos de defensa del medio ambiente y de lucha contra la globalización. De esta manera se busca disfrazar con razonamientos de carácter político o ideológico lo que es ante todo una operación financiera.

Gracias a la intervención de agentes del GAULA - cuerpo especializado en la lucha contra la extorsión y el secuestro- han sido liberados en Colombia, en el último año, 2.312 secuestrados.

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Entre los años 1995 y 2000, el número de secuestros de extranjeros fue de 408, lo que equivale a 81 casos por año.El 50% de estas víctimas fueron europeas.Esta elevada cifra tiene por causa directa el hecho de que tanto las FARC como el ELN estiman que el europeo cuenta probablemente con una póliza de seguro que cubre tal contingencia. En algunos casos disponen los secuestradores de información previa a ese respecto. Tal fue el caso de la esposa del ex Presidente de la multinacional alemana BASF secuestrada en 1996. Los plagiarios dijeron saber, en su primera llamada exigiendo pago por el rescate, que la víctima estaba asegurada por seis millones de dólares. “El secuestro es hoy un arma del terrorismo transnacional que debemos derrotar”, declaró recientemente el Vicepresidente de Colombia, Francisco Santos. En lo últimos años, gracias a la política Antisecuestro diseñada por el gobierno del presidente de Colombia Álvaro Uribe Vélez, el número de secuestros de nacionales y extranjeros disminuyó en un 55,8 % (2004) ¿CUÁLES SON LAS MODALIDADES DE SECUESTRO MÁS RECIENTES? Desde hace más de cinco años, al secuestro con móviles económicos se sumó el secuestro con móviles políticos. Consistía en aprehender funcionarios, congresistas, concejales, alcaldes, líderes políticos y miembros de la Fuerza Pública. También se llegó a secuestrar obispos de la iglesia católica y pastores de las iglesias protestantes. Aunque el propósito esencial es el de obtener un canje con guerrilleros detenidos, se busca también intimidar, silenciar periodistas y líderes populares, castigar y ahuyentar a los agricultores y empresarios y cerrarles el paso a las inversiones extranjeras en el país. ¿CUÁNDO COMENZÓ EL FLAGELO DEL SECUESTRO EN COLOMBIA? Como práctica sistemática, este fenómeno data de la época en que aparecieron las primeras guerrillas comunistas en los años 50. Al principio, estos actos podrían contarse con los dedos de la mano. Años mas tarde, luego de la reunión de la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad) en Cuba, este delito empezó a cobrar amplitud hasta llegar a fines del año 2000 a la cifra espeluznante de tres mil setecientos secuestros, según estadísticas reunidas por la fundación País Libre. Es posible que esta cifra sea aún mayor si se toma en cuenta, como lo sostiene el libro La industria del secuestro en Colombia publicado por Pax Cristi en Holanda, que “muchos secuestros en Colombia no se denuncian a las autoridades y se resuelven en privado”.

¿QUÉ SON LAS PESCAS MILAGROSAS? Es una modalidad del secuestro colectivo. Consistía en bloquear el tránsito de una carretera y detener los automóviles, obligando a los viajeros (padres, madres, hijos, familiares y amigos) a internarse en el monte con los guerrilleros para exigir luego a sus familiares sumas de dinero por la liberación. Este tipo de secuestros masivos lo hacía propicio la geografía colombiana, pues las carreteras suelen atravesar vastas regiones montañosas y selváticas, escasamente pobladas y con insuficiente presencia policial o militar. De 1998 a 2002, precisamente el período durante el cual el entonces presidente Andrés Pastrana Arango intentó adelantar negociaciones de paz con las FARC, dejándoles a estas una zona desmilitarizada de 42.000 kilómetros cuadrados, el secuestro aumentó de manera escandalosa. La cifra total de personas plagiadas en estos cuatro años fue de 12.948. Muchas de ellas fueron llevadas a la zona fuera de todo control militar cedida a la guerrilla, de modo que allí podían ser retenidas impunemente mientras sus familiares llevaban a la misma zona las sumas exigidas por su rescate. Las pescas milagrosas, por fortuna, han desaparecido hoy gracias a fuertes dispositivos de vigilancia desplegados por el gobierno de Uribe Vélez a lo largo de las carreteras, así como la vigilancia aérea y a una red de informantes establecida a lo largo y ancho del país. En los “puentes” festivos y fines de semana se organizan grandes caravanas de automóviles que se dirigen a fincas, poblaciones y lugares turísticos sin riesgo alguno, gracias a los mencionados operativos de seguridad. ¿QUÉ OCURRE CON LOS SECUESTRADOS? De la cifra de 12.948 personas secuestradas, 3958 permanecían en cautiverio en agosto del 2.002, 552 habían fallecido sin encontrar la libertad, 5.543 habían pagado rescate, 183 habían logrado escaparse y 2.332 fueron liberadas gracias a la acción del Estado, en particular de los Grupos de Acción Unificada para la Libertad Personal (GAULA). Esta unidad especial capturó a 2.280 secuestradores. Del análisis de los casos registrados entre 1999 y 2002 se pudo establecer que el sector social más afectado por el secuestro fue el de los empresarios o comerciantes, con 1.657 casos. Le siguió, en número, el secuestro de niños con 1.162 casos. En los grupos sociales restantes aparecen empleados comunes, funcionarios, ingenieros, ganaderos, agricultores y conductores de vehículos. ¿QUÉ HACE EL GOBIERNO CONTRA EL SECUESTRO?

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Marcha de protesta en Bogotá por el secuestro de una niña de 14 años. Con el fin de obtener dinero de sus padres, más de 300 menores son secuestrados cada año en Colombia por las FARC.

Ante esta calamidad social, el gobierno colombiano aprobó el 4 de marzo de 2003 un plan titulado “Políticas contra la extorsión y el secuestro extorsivo”, cuyo propósito era reducir el número de estos delitos. Dicho plan forma parte de la política de Defensa y Seguridad Democrática del presidente Álvaro Uribe. Los medios de acción puestos en marcha por el gobierno son esencialmente los siguientes:1º) una vasta red de informantes, con protección de identidad y recompensas que se dan a cambio de denuncias susceptibles de identificar y detener a miembros de las milicias urbanas de la guerrilla o a sus cómplices en las zonas rurales; 2º) reforzamiento de la protección en las pequeñas poblaciones mediante la creación de un cuerpo especial de “soldados campesinos” que presta servicios de vigilancia y seguridad en las mismas zonas de donde son oriundos; 3º) reforzamiento y vigilancia de las carreteras por medio de unidades móviles o puestos fijos de patrullaje, secundados por vigilancia aérea; 4º) aumento de los dispositivos del GAULA. ¿CUÁLES SON LOS RESULTADOS DE ESA POLÍTICA? Una ostensible reducción en los índices de criminalidad. Si bien en el año 2003 fueron secuestradas 2.200 personas -una de las cifras más altas del mundo-, el secues-

tro descendió en un 26% respecto del año anterior. En el primer semestre del 2004, la reducción fue del 39%. “Una disminución sustancial de la violencia política, un sólido crecimiento económico y un Ejército que ha revivido bajo el mando de un Presidente fuerte, sugieren que Colombia podría estar cambiando el rumbo de su guerra” escribió el Wall Street Journal el 10 de agosto del 2004. Gracias a estos mejoramientos en los índices de seguridad, la inversión extranjera en Colombia aumentó en un 73%, lo que en cifras absolutas equivale a 546 millones de dólares. La inversión en el sector privado nacional se reactivó notablemente. Según un informe de la Comisión Europea, la Unión Europea se convirtió en ese mismo año, en el 2003, en la mayor inversionista directa en Colombia, con 436.6 millones de dólares.

¿QUÉ PIENSA LA ONU DE ESTOS RESULTADOS? Los logros relativos a la seguridad nacional del último período fueron aceptados por las Naciones Unidas. En abril del 2004, fue publicado un informe acerca de la situación de derechos humanos en el mundo. La parte que concierne a Colombia elogia los resultados del gobierno colombiano en la reducción de los índices de violencia. Por su parte, la Comisión Europea condenó

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también los secuestros por pretendidas razones políticas o económicas y expresó su profunda preocupación por el alto número de personas que se encuentran ilegalmente privadas de la libertad o secuestradas. La Comisión hizo un llamamiento urgente para la liberación. ¿QUÉ PAPEL JUEGA LA POBREZA EN EL SECUESTRO? No falta en Europa quienes, por desconocimiento de la realidad colombiana, creen que la pobreza y las desigualdades sociales juegan un papel determinante en el aumento o auge de los secuestros. Es un error. Desde luego, la pobreza afecta a un 60% de la población, como ocurre en casi todos los países de América Latina. Es muy probable que esta realidad influya en el aumento de delitos tales como el robo o la ocupación ilegal de zonas urbanas y rurales. Es cierto también que grupos de delincuencia común realizan secuestros cuyas víctimas son entregadas a la guerrilla, mediante el pago de una suma notablemente inferior a la que ésta acaba exigiendo a los familiares del secuestrado. Pero el secuestro no ha sido en ningún momento un recurso de los sectores sociales mas deprimidos de la población que buscan sus medios de subsistencia en la economía informal. Esencialmente -no debe olvidarse- es hoy, en Colombia, como en el Medio Oriente, un arma extorsiva del terrorismo tanto política como económica. Sus victimas no sólo son personas de la clase alta, sino también, y aún en mayor grado, profesionales, comerciantes o funcionarios de clase media y aún modestos trabajadores. ¿A QUÉ SE DEBE LA EXISTENCIA DE GUERRILLAS EN COLOMBIA? Algunos sectores europeos piensan que el conflicto colombiano tiene por causa la lucha de un pueblo contra un régimen autoritario. Se trata de una percepción equivocada. Desde hace muchos años Colombia tiene un régimen democrático, con una absoluta división de poderes, una pluralidad de partidos políticos que van desde el conservatismo hasta un partido comunista legal, una prensa libre, una total libertad sindical, y gobernadores, alcaldes, congresistas y diputados elegidos por el voto popular. La Corte Suprema de Justicia, la Fiscalía General de la Nación, la Procuraduría, La Corte Constitucional, El Consejo de Estado, La Contraloría General de la República, La Defensoría del Pueblo y el Poder Legislativo representado por el Senado y la Cámara de Representantes, son completamente independientes del Poder Ejecutivo. El Gobierno y sus funcionarios pueden ser criticados y las denuncias sobre corrupción o actuaciones erróneas o ilegales son objeto de investigaciones

por el Ministerio Público y los Tribunales. La guerrilla, de filiación marxista-leninista, tanto en lo que concierne a las FARC como al ELN, aspiran a establecer por las armas un régimen parecido al de Cuba o al de Corea del Norte. Lo expresan así en sus documentos. Pero tal proyecto sólo tiene el apoyo de un 3% de la población y un rechazo declarado en las encuestas del 97%. ¿Por qué entonces subsiste? Por dos razones. La primera son los millonarios recursos que recibe del tráfico de drogas, tráfico que la convierte en la guerrilla más rica del mundo. No sólo promueve y controla cultivos, sino también los laboratorios donde se procesa la coca, los aeropuertos clandestinos desde donde se exporta, aparte de ser ella misma negociante en los mercados internacionales. El segundo factor que la favorece es la intrincada geografía del país. Cordilleras y páramos casi inaccesibles y sobre todo cerca de 400.000 kilómetros de selva con muy escasa densidad de población y una débil presencia de la Fuerza Pública en estas zonas, le permiten mantener sus campamentos y planear sus operaciones sirviéndose de este refugio natural. ¿CÓMO OPERAN LOS GRUPOS TERRORISTAS EN EL SECUESTRO? El modus operandi del terrorismo colombiano en el campo del secuestro supone una gran estructuración del grupo operativo y un respaldo financiero claro. Las víctimas potenciales son estudiadas y observadas por esas bandas durante el tiempo que sea necesario para determinar la cuantía de sus depósitos bancarios, sus propiedades e ingresos, sus rutinas, etc. El trabajo de inteligencia de las organizaciones terroristas tiene por meta la obtención de información exacta. Luego, ella pasa a hacer un seguimiento de varias semanas o meses, destinado a determinar la rutina laboral y familiar de la víctima y sus medidas de seguridad. Enseguida, la banda decide cuál es el momento y el sitio del ataque y cual es la persona del núcleo familiar más vulnerable para realizar la acción de secuestro. En estas labores las organizaciones criminales designan varios equipos. Casi siempre estos equipos no se conocen entre ellos. Las formas que asumen en general las bandas terroristas (con altas dosis de clandestinidad, sigilo y compartimentación en sus relaciones) las habilita para cometer ese delito y escapar a la justicia. Una vez determinada la capacidad económica de la víctima y su vulnerabilidad, la banda terrorista procede a ejecutar la acción de secuestro, en horas del día o de la noche, en vivienda urbana o rural. Todo depende del previo “estudio de seguridad” y de las probabilidades de no contar con la presencia de la Fuerza Pública en el lugar del secuestro. Para esta acción son utilizados varios grupos

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Marulanda, Cano y Raúl Reyes tres dirigentes de las FARC, organización terrorista responsable de más de 2.000 secuestros anuales en Colombia.

El ideal guerrillero se extinguió. Hoy las FARC son consideradas como banda terrorista por la Unión Europea y rechazadas en Colombia por el 97% de la población.

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de individuos dedicados a una tarea específica, así como el empleo de armas de fuego de mediano y largo alcance, equipos de comunicación y diferentes vehículos. Algunas bandas emplean pequeñas aeronaves para desplazar rápidamente a la víctima hacia el lugar de cautiverio. La extracción de la víctima de la zona donde se encuentra es una acción rápida destinada a evitar el cerco policial, que se tiende instantáneamente después de emitida la noticia de un secuestro.

de búsqueda de las autoridades. Debido a la desnutrición y a las deprimentes condiciones higiénicas a que son sometidos, muchos de los cautivos adquieren enfermedades de selva, como la leishmaniasis. Otros desarrollan infecciones urinarias o intestinales. ¿CÚAL ES EL RIESGO MÁS GRAVE QUE CORRE UN SECUESTRADO?

El de morir de agotamiento durante los desplazamientos o el de ser asesinado. Las organizaciones terroristas como las FARC han Los raptores se diridado la orden de liquidar a gen enseguida al lugar de los rehenes que mantienen cautiverio. Tratándose de en cautiverio si la Fuerza las guerrillas, éste será casi Pública intenta una operasiempre en zonas inhóspición de rescate. Fue el caso tas, selváticas o montañosas del Gobernador del departadel país. En algunos casos, mento de Antioquia, Guilas guerrillas FARC y ELN llermo Gaviria, 40 años, y el han utilizado campamentos del ex ministro de Defensa, y escondrijos en territorios Gilberto Echeverri, 69 años. extranjeros, como Venezuela Junto con ocho militay Ecuador. La delincuencia res, fueron ultimados a tiros común, cuando no ha negopor hombres de las FARC, el ciado previamente con los 5 de mayo de 2003, cuando grupos guerrilleros la “venhelicópteros del Ejército se ta”de la víctima, procede a aproximaban a un campamantenerla encadenada y mento donde los captores amordazada en alguna habilos ocultaban. Echeverri y tación de un barrio deprimiGaviria habían sido plagiado. En algunos casos se ha dos el 21 de abril de 2002 El periodista Francisco Santos Calderón es uno de visto que los secuestradores cuando participaban en una los protagonistas del libro “Historia de un secuestro” menos organizados se limimarcha pacífica contra la de Gabriel García Márquez. Secuestrado por el tristan a abrir un hueco bajo la violencia. Buscando un contemente célebre narcotraficante Pablo Escobar, vivió varios meses en cautiverio antes de ser liberado. vivienda para encerrar allí, tacto con la guerrilla, se Desde entonces ha tomado como propio el drama del en condiciones espantosas, aproximaron con varios censecuestro en Colombia. La Fundación País Libre creal secuestrado, quien pertenares de acompañantes al ada por él se ha ocupado de prestar asistencia a las familias de los secuestrados. manece recluido en la osculugar donde se encontraba ridad y en la humedad hasta el comandante del frente su traslado a otro lugar o guerrillero conocido con el hasta su liberación, sea por el pago del rescate solicitado apodo de El paisa. Supuestamente interesado en el diáloo por el rescate por parte de los organismos de seguridad go, éste les envió emisarios para reunirse con él. En readel Estado. O hasta la muerte a manos de sus captores. lidad, fue una trampa, el ex gobernador y el ex ministro Cuando el rapto es realizado por un grupo subversivo, fueron tomados como rehenes. Igual suerte corrió la ex el secuestrado es llevado a una zona alejada. En uno de ministra de la Cultura, Consuelo Araújo Noguera. los campamentos de la banda, la víctima, en compañía o no de otros secuestrados, es maniatada con sogas o con ¿HAY SECUESTRADOS QUE SON cadenas, y condenada a vivir en espacios exiguos y en miASESINADOS POR OTRAS RAZONES? serables condiciones. En la mayoría de los casos, los secuestrados - hombres, ancianos, mujeres y niños de disSí. En varias ocasiones, el secuestrado es asesinatintas edades -, son obligados a realizar caminatas forzado por los terroristas cuando sus familiares no puedas de varios días, o de varias noches, para evadir la labor den pagar el rescate. Pero ha habido ocasiones en que ¿DÓNDE ESCONDEN A LAS VÍCTIMAS?

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el secuestrado es ejecutado aún después de que su familia haya pagado la extorsión. Fue el caso de Bernardo Vélez White, profesional de 62 años, hermano de la ministra de Educación Cecilia María Vélez White. Diez años atrás, su madre Gabriela White de Vélez, había sido también asesinada. Otro caso que conmovió a Colombia fue el de la ex reina de belleza Doris Gil Santamaría, secuestrada con su esposo, el empresario Helmut Bickenbach. Ellos dos permanecieron en cautiverio durante seis meses. Los dos fueron ultimados a sangre fría cuando la tropa se aproximaba a la zona donde se hallaban cautivos. ¿CUÁLES SON LOS MAYORES ESTRAGOS DEL SECUESTRO SOBRE EL EQUILIBRIO DE LAS FAMILIAS? Según la fundación País Libre, el 80% de las personas secuestradas son hombres. En esos casos, la esposa de la víctima es quien, además de soportar el dolor y el trauma de la separación forzada de su esposo o de su compañero, se ve abocada de repente a solucionar todos los problemas económicos y morales de la familia. Al mismo tiempo, ella debe manejar la negociación con los captores. “Buena parte de las más de 20.000 familias afectadas por el secuestro en los últimos 8 años en Colombia han perdido su estabilidad económica”, anota Patricia Villaveces, directora de la Fundación País Libre. No menos dramática es la situación creada cuando el plagiado vivía de un salario normal y era quien se encargaba de la manutención de sus padres. Además del abandono económico en que ellos quedan, en estos casos el impacto sentimental y la depresión moral son tan grandes que ello puede acabar con la vida de los progenitores. “Nada puede superar el impacto psicológico de la angustia, la incertidumbre y el miedo generados por la ausencia”, concluye la citada experta. (El Tiempo, 17 de agosto de 2004). El padre de Íngrid Betancourt, Gabriel Betancourt Mejía, falleció el 23 de marzo de 2002 en Bogotá. Tenía 83 años y estaba enfermo. Sin embargo, el secuestro de su hija agravó de manera considerable sus dolencias y ello lo condujo a la muerte. Los raptores, para reforzar su infamia, rechazaron la petición de la familia de que Íngrid Betancourt fuera liberada para poder asistir al menos a las honras fúnebres de su padre. ¿POR QUÉ PROLIFERA EL SECUESTRO ? Entre los factores que estimulan la comisión del delito de secuestro se puede señalar, en primer lugar, la debilidad jurídica y operativa del Estado colombiano. Para enfrentar la delincuencia en general, y para

defender la vida, los bienes y la libertad de las personas, el Estado colombiano no cuenta con el pie de fuerza ni con los recursos tecnológicos necesarios para cubrir el territorio nacional, que tiene una superficie de 1.141.740 km2 y donde se encuentran más de 2.000 puntos estratégicos vitales para la seguridad nacional. Esta debilidad es aprovechada por todos los grupos subversivos, desde las autodefensas ilegales, hasta las guerrillas y las distintas bandas de delincuentes. Todos ellos cuentan a su favor con una geografía extensa y una topografía intrincada, montañosa, plana y selvática. Los grupos subversivos disponen no sólo de abundantes recursos económicos (generados en gran parte por la actividad narcotraficante) sino que se benefician de un excelente conocimiento del terreno. Este primer factor determina el segundo, no menos importante: las dificultades en cuanto a la aplicación de la justicia. Si bien se cuenta en Colombia con un sistema constitucional y legal de derechos civiles perfectamente establecido, y con un entramado de organismos especializados de justicia y de control jurisdiccional que son independientes del Poder Ejecutivo, también es cierto que el sistema judicial colombiano se halla hoy enmarcado por una legislación en extremo garantista que limita notablemente la normal labor judicial. Este marco garantista, que se preocupa más de la forma del derecho que de su contenido, que vela más por los derechos civiles del agresor que del agredido, constituye, en ciertos casos, un obstáculo a la administración de justicia. En ese contexto, el sistema judicial colombiano logra producir fallos y condenas intachables, desde el punto de vista jurídico, contra los autores materiales e intelectuales de delitos, pero en la práctica ese mismo Estado se ve privado, retardado o impedido para hacer cumplir tales sanciones. Y ello no se debe únicamente a la insuficiencia o a la falta de recursos técnicos de los organismos de seguridad encargados de dar captura a los autores de los crímenes. ¿CÓMPLICES O INTERMEDIARIOS? Los grandes dividendos económicos obtenidos por medio del secuestro y la relativa facilidad para concluir una negociación, son acicates poderosos para la continuidad de ese flagelo. La poca vigilancia que se ejerce sobre los terroristas colombianos en el exterior y sobre los extranjeros que ingresan a Colombia facilita igualmente la actividad de aventureros que creen hacer una labor “humanitaria” con respecto a ciertos secuestros. ¿PAGAR DOS Y TRES VECES? La muerte de un secuestrado no siempre termina una negociación crapulosa. Se ha sabido de casos en los

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Gracias a su política de firmeza, el presidente Alvaro Uribe ha logrado, en dos años, disminuir en un 50% el número de secuestros en Colombia.

que, tras el asesinato o el fallecimiento del secuestrado, los guerrilleros ocultaron ese hecho a los familiares y continuaron la negociación para recibir el rescate. Una variante odiosa de este tipo de crimen es el del pago subsidiario. Cuando la noticia de la muerte del secuestrado fue conocida, los secuestradores optaron por cobrar otra suma de dinero para informar a los familiares el sitio en donde se encontraba el cadáver. Así ocurrió con Argelino Durán Quintero, veterano senador del departamento de Santander del Norte. Secuestrado por guerrilleros el 26 de enero de 1992, el popular líder político falleció en poder de sus captores, presuntamente el 19 de marzo siguiente, en una serranía. “Llevar a un anciano de 78 años por los empinados riscos de la cordillera oriental de Santander del Norte en manos de sicarios de 20 años, es científicamente una tortura”, escribió La Prensa el 5 de abril de 1992. Eso no fue todo. Los autores del crimen pidieron después a la familia tres millones de pesos por devolver el cadáver del político. Este fue entregado posteriormente, no sin que antes los delincuentes hubieran retirado los órganos vitales de su víctima (corazón, pulmones, hígado, riñones, páncreas) para que medicina legal no pudiera dictaminar la verdadera causa de la muerte. (Ibíd.) Este crimen produjo una inmensa ola de emoción y de indignación entre la opinión pública colombiana y fue la gota que colmó la paciencia del entonces Presidente de Colombia, César Gaviria, quien dio por terminado el “proceso de paz” que el adelantaba con la Coordinadora Guerrillera Colombiana en Tlaxcala, México. ¿HAY COBRO DE RESCATES EN EL EXTRANJERO? El camino de la negociación y liberación de un secuestrado extranjero, o de un empleado de una multinacional europea, está revestido generalmente de una muy bien calculada estrategia de propaganda que pretende ablandar a los negociadores extranjeros, agilizar

el pago exigido por los secuestradores y sacar, en definitiva, el mayor rendimiento a la “transacción”. Un caso que sirve como ilustración, lo constituye el secuestro de dos topógrafos suecos, Danny Applegate y Tommy Tyrving, de la empresa Skanska, quienes trabajaban en la hidroeléctrica de Urrao I, en Córdoba. El secuestro fue realizado por las FARC el 14 de diciembre de 1994. Los dos ciudadanos suecos fueron liberados el 11 de mayo de 1995, luego de que la citada guerrilla recibiera 6 millones de dólares. (La Prensa, 14 de mayo y 16 de julio de 1995. Expressen, Estocolmo, 27 de junio de 1995). Para esa negociación, un representante de las FARC, alias Marco Antonio Calarcá, radicado en ese entonces en México, viajó a Estocolmo en donde se entrevistó con la Comisión del Consejo Internacional de Comercio e Industria de Suecia ante la cual planteó sus peticiones de liberación. El terrorista logró que esa comisión publicara, como primera condición, un anuncio en varios periódicos europeos en los que se acusaba a la empresa Skanska de supuestos daños ecológicos. Como una vez cumplida esa exigencia no hubo liberación alguna, una comisión tuvo que trasladarse a Montería (Colombia). Allí una segunda condición fue formulada: convocar una “rueda de prensa” simultánea con otra que se llevaría a cabo en Estocolmo. En esas falsas “ruedas de prensa” los secuestradores acusaron a los militares colombianos de ayudar a grupos fuera de la ley. Después, la espera continuó y la liberación de los secuestrados tampoco llegó. Vino entonces una nueva exigencia de los subversivo: “Desmilitarizar una zona” del territorio colombiano. Ese fue el precio que suecos y colombianos tuvieron que pagar por la liberación de Aplegate y Tyrving. (Noticiero de las siete, marzo 7 de 1995. La Prensa 14 de mayo de 1995). Esa negociación demostró que, en realidad, la guerrilla de las FARC explota el tema ecológico únicamente como baza para obtener unos millones de dólares en el rescate de ciudadanos extranjeros. Ese episodio también dejó ver que la entidad secuestradora es capaz de abusar de la

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buena fe de los negociadores europeos y reforzar gracias a ellos su propaganda. Las FARC han montado en territorio sueco un dispositivo informático desde el cual orientan, sin suscitar la menor reacción de las autoridades, varios sitios en la internet de propaganda y de coordinación de su acción terrorista. Cuando de secuestrar extranjeros se trata, las guerrillas no hacen,en efecto, miramientos de ninguna especie. Lamentable y trágico fue el secuestro y posterior asesinato de tres misioneras y pacifistas norteamericanas a manos de las FARC. Luego de 29 meses de horrible cau-

tiverio, las misioneras fueron asesinadas a quemarropa el 19 de junio de 1995. Así mismo, el secuestro de miembros del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), una comunidad de predicadores cristianos que trabajaba en Colombia desde hacía 20 años, forzó su salida del país en 1994. Víctimas del secuestro han sido sacerdotes y obispos católicos colombianos, así como pastores y predicadores protestantes. El 2 de octubre de 1989, monseñor Jesús Emilio Jaramillo, obispo de Arauca, fue secuestrado, torturado y asesinado por el ELN. Su cuerpo fue encontrado con siete impactos de fusil y claras evidencias de tortura.

El más alto índice de popularidad entre los mandatarios de América Latina lo tiene el Presidente colombiano Alvaro Uribe Vélez. Ello lo debe a su política de firmeza frente al terrorismo y a su contacto permanente con la población.

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Ingrid Betancourt un caso que conmueve al mundo


¿Por qué ha sido tan grande su repercusión en Francia y en el resto del mundo?

Por dos razones. Primero, porque nacida en Colombia en 1961, de padres colombianos, pero formada desde muy pequeña en París, ciudad donde su padre ocupó el cargo de Embajador ante la UNESCO y más tarde su madre fue Consejera de la Embajada de Colombia en Francia, licenciada en el Institut des Sciences Politiques, casada en primeras nupcias con un diplomático francés, Fabrice Delloye, Íngrid Betancourt así como sus dos hijos, Melanie y Laurent, tiene la doble nacionalidad colombiana y francesa. En segundo lugar, porque se trata de una figura carismática, que se abrió paso en su país primero como representante a la Cámara, luego como senadora y finalmente como candidata a la Presidencia, luchando contra la corrupción política y el narcotráfico. Por obra de esta doble y valerosa acción suya, tanto ella como sus hijos fueron amenazados, obligándola a enviarlos al exterior, sin que por ello desistiera de continuar su lucha. De todo esto dejó constancia en su libro La rabia en el corazón. Escrito en francés y publicado inicialmente en Francia en el año 2001, esta obra la hizo célebre al convertirse en un best seller y ser traducido a varios idiomas. El movimiento político encabezado por ella gravita en torno a temas trascendentales como la defensa del medio ambiente, la lucha contra el clientelismo político y la corrupción, y la búsqueda de la paz. Gracias a su interés ecológico, su tendencia política forma parte del movimiento mundial de partidos verdes. En su intervención en la ciudad de Canberra, Australia, el 15 de abril del 2001, definió su objetivo político hablando de la necesidad de “Una rebelión democrática y pacífica para pasar en América Latina de democracias formales a democracias reales” Con un perfil tan notable, su secuestro por parte de las FARC de ninguna manera podría pasar desapercibido. ¿Cómo y cuándo fue secuestrada Íngrid Betancourt? Candidata del partido verde colombiano Oxígeno a la elección presidencial del 26 de mayo de 2002, Íngrid Betancourt fue plagiada el 23 de febrero de ese mismo año, junto con la abogada Clara Rojas, asesora y compañera de la formula presidencial. El secuestro fue realizado por guerrilleros de las FARC en el sur del país, cuando ella se dirigía a la población de San Vicente del Caguán, cuyo Alcalde pertenecía a su movimiento. Ella tenía en ese momento 40 años. Cuando le fue negada la posibilidad de viajar por vía aérea al lado de los periodistas que acompañaban al entonces presidente Andrés Pastrana y que se dirigían también a San Vicente desde la ciudad de

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Florencia, Íngrid partió en un vehículo oficial del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) el cual fue interceptado por los guerrilleros. De este riesgo había sido previamente advertida por las autoridades militares y por los servicios de inteligencia, pero Íngrid Betancourt, cuyo valor y audacia fueron siempre rasgos que estuvieron presentes a lo largo de su carrera política, tomó la decisión de viajar sin escolta, pues éstos no quisieron seguir adelante dado el alto riesgo que corrían todos de ser secuestrados. Íngrid viajó pues acompañada por Clara Rojas, dos periodistas y un conductor. Una vez perpetrado el secuestro del grupo, los guerrilleros de las FARC decidieron dejar en libertad a los acompañantes de Íngrid. Sin embargo, Clara Rojas en acto de extraordinaria solidaridad, insistió en quedarse al lado de su colega y amiga.

¿Por qué fue secuestrada? Aunque las FARC jamás incluyeron entre sus planes este secuestro, tanto más que Íngrid Betancourt se mostró partidaria de los diálogos con las FARC, sin por ello aprobar sus métodos de lucha, su captura apareció como un elemento providencial ante los dirigentes de esta organización. En efecto, éstos habían diseñado una estrategia tendiente a lograr la liberación de sus compañeros que cumplían penas en diversas cárceles del país por los delitos de rebelión, homicidio o secuestro. Se trataba de secuestrar el mayor número posible de personalidades políticas, con el fin de presionar al Gobierno para obtener un canje. Previamente a la retención de Íngrid Betancourt, las FARC habían secuestrado en Cali a 15 diputados y en diversos lugares del país a cinco senadores, además de alcaldes, un gobernador y cerca de un centenar de policías y soldados. Una candidata a la presidencia respondía con sobrada razón a su objetivo. ¿Qué repercusión ha tenido este secuestro? Muy grande. En comunicado de prensa fechado el 24 de febrero de 2002, la ONU condenó el secuestro de Íngrid Betancourt y de Clara Rojas, al tiempo que exigió la liberación inmediata de todos los secuestrados. La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia recordó en otra declaración que “con estas actuaciones se infringen gravemente las normas humanitarias”. El presidente de Francia, Jacques Chirac, su canciller en el momento del secuestro y ahora ministro del Interior, Dominique de Villepin, el ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Igor Ivanov, el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, entre otros, han expresado su protesta por este secuestro y han pedido su liberación incondicional e inmediata. El Grupo del Partido Socialista Europeo con-

sidera que Íngrid Betancourt representa un “símbolo de la lucha contra la corrupción y en favor de la justicia social”. El 5 de octubre de 2004, junto con la Asociación Bielorrusa de Periodistas, la activista chechena Natalia Estemirova y el ruso Sergei Covalet, la dirigente colombo-francesa fue elegida finalista al Premio Sajarov de derechos humanos del parlamento europeo. Además de esto, numerosas ciudades y poblaciones francesas la han declarado ciudadana de honor. ¿Qué se sabe sobre el estado de salud de Íngrid Betancourt? Raúl Reyes, dirigente de las FARC, hizo saber a un periodista que el estado de salud de ella era bueno, pero no su estado de ánimo, afirmación que parecería explicable si se tiene en cuenta que pocos días después de secuestrada, su padre, Gabriel Betancourt, falleció y que sus captores no le han permitido ningún contacto directo, telefónico o epistolar, con su familia, ni visita alguna de la Cruz Roja o de mediadores eclesiásticos, con el fin de verificar en qué condiciones realmente se encuentra. La última prueba de supervivencia de la ex candidata y ex senadora fue un vídeo grabado por las FARC en mayo de 2003 y difundido por la televisión colombiana el 31 de agosto siguiente. A propósito de esta comparecencia, su madre, Yolanda Pulecio, declaró: “A Dios gracias dice que está bien pero me angustia mucho lo que ella debe sentir.” De su lado, Melanie, la hija de Íngrid, señaló para el documental español Terrorismo: su mano en Colombia “Tiene una lucidez impresionante, está aislada en medio de la selva, pero da la impresión de que ve las cosas mejor que uno” ¿Qué pide la familia de Íngrid Betancourt? La familia, hablando no sólo con relación al caso de Íngrid sino al de las personalidades políticas, los policías y soldados en manos de las FARC, con cuyos familiares es solidaria, solicita que se realice el llamado Acuerdo Humanitario para lo cual considera indispensable negociaciones directas entre el Gobierno y la organización guerrillera. Mediadores eclesiásticos, como el arzobispo de Popayán, Luis Augusto Castro, han establecido contactos con las FARC y han obtenido de dicha organización un acuerdo de principio para dejar en libertad a los 47 oficiales y suboficiales del Ejército en su poder, a seis parlamentarios, 12 diputados regionales, un ex ministro de Desarrollo, un ex gobernador del departamento del Meta, la ex candidata presidencial Íngrid Betancourt y tres instructores estadounidenses, hechos prisioneros luego del derribamiento de un avión, a cambio de un número no determinado aún de guerrilleros recluidos en cárceles colombianas.

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“Si no hay canje, habrá que liquidarlos” La terrible amenaza de El Mono Jojoy, jefe militar de las FARC, pesa sobre la vida de Ingrid Betancourt y demás secuestrados. José Briceño, alias “El Mono Jojoy” es el jefe militar de las FARC. A él se debe el secuestro de numerosas personalidades políticas de Colombia entre ellas la ex candidata Ingrid Betancourt, seis senadores y 15 diputados regionales.

La familia de Íngrid Betancourt sostiene que este acuerdo humanitario es viable tomando en cuenta dos circunstancias: la primera es la vida de los secuestrados y el sufrimiento de sus familias. La segunda,el hecho de que hoy en día, dada la ayuda militar que está recibiendo el Gobierno de Colombia de los Estados Unidos, la creación de un cuerpo de soldados campesinos, de nuevas brigadas móviles y batallones de alta montaña, la relación de fuerzas en la lucha contra la insurgencia permitiría la liberación de cincuenta guerrilleros sin que esto representara un cambio sustancial del actual enfrentamiento. Al mismo tiempo, voceros suyos como Juan Carlos Lecompte, esposo de Íngrid Betancourt, han expresado su inquietud por el hecho de que los secuestrados son usados por las

FARC para cubrirse frente a la presencia de la Fuerza Pública. “Estamos denunciando que las FARC están usando nuestros familiares como escudos humanos”- declaró Lecompte a la AFP el 25 de agosto del 2004 -. Los usan para protegerse de la acción del Ejército, y esto es un atropello, un abuso, una arbitrariedad muy grande”. La actitud de la familia es igualmente critica con la actitud del Gobierno “El Presidente tiene una política de guerra y es inflexible”, dice Yolanda Pulecio madre de la secuestrada. “No parece comprender que el acuerdo humanitario, que intercambia secuestrados políticos por guerrilleros presos, es la única salida”. Astrid Betancourt, la hermana de la ex senadora, estima por su parte que los obstáculos que la guerrilla opone al acuerdo humanitario son salvables.

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¿Qué propone el gobierno colombiano? El gobierno colombiano no se opone al acuerdo humanitario. Según un comunicado al gobierno suizo del 23 de julio del 2004 y ratificado luego en una carta remitida a monseñor Beniamino Stella, Nuncio Apostólico de su Santidad, el 28 de octubre del mismo año, el presidente Uribe Vélez propone: a) Liberar de manera unilateral 50 guerrilleros procesados o condenados por rebelión, a los cuales se les ofrece, bajo la garantía de Francia y de la Iglesia colombiana, viajar al extranjero o incorporarse al programa oficial de reinserción. b) Acto seguido, la guerrilla liberaría a los secuestrados políticos y a los miembros de la Fuerza Pública en su poder. Dicha liberación contaría con el apoyo de Suiza y de Francia. Para llevar a término este acuerdo de voluntades, Uribe propuso inicialmente: 1º). Reiterando su palabra empeñada, el Gobierno liberaría inicialmente 15 guerrilleros que estén en las cárceles por el delito de rebelión. 2º). Acto seguido, la guerrilla liberaría, como prueba de buena voluntad, un número similar de personas secuestradas en su poder. 3º). De manera inmediata, se procedería a una reunión con las FARC en la sede de la Nunciatura Apostólica de Colombia o en otra Embajada. 4º). La reunión se adelantaría por un tiempo no mayor de 5 días, con el único propósito de perfeccionar el acuerdo. 5º). El transporte de los miembros de las FARC a Bogotá y su regreso se adelantaría por cuenta de la Cruz Roja Internacional, con el apoyo de la Iglesia colombiana. 6º). No se suspenderían acciones militares en ninguna parte del territorio nacional. Posteriormente a esta propuesta y con miras a facilitar un acuerdo, el Gobierno unilateralmente concedió indulto a 23 guerrilleros que pagaban penas en las cárceles de Colombia. El presidente de la república, Alvaro Uribe Velez, declaró: “No podemos desmilitarizar zonas, pero vemos la posibilidad de que voceros de la guerrilla puedan acudir a un sitio que cumpliera las mismas condiciones o muy similares a las de una zona desmilitarazada. Podrían

El Presidente Uribe ha liberado unilateralmente más de 20 guerrilleros de las FARC como gesto para mostrar su voluntad de llegar a un acuerdo que permita la liberación de los secuestrados políticos, y entre ellos Ingrid Betancourt.

reunirse en una iglesia, urbana o rural, en cualquier parte del país, a fin de que su llegada (de las Farc) se coordine con la iglesia y con la Cruz Roja Internacional. Es un paso más por parte del gobierno. Nosotros deseamos de todo corazón que estos secuestrados estén libres cuanto antes”.

El gobierno colombiano no se opone al canje humanitario, pero no acepta para ello desmilitarizar una zona del país.

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La familia considera indispensable negociaciones directas entre el gobierno y las FARC.

¿Que respuesta han dado las FARC a esta propuesta? Doce días después, el 8 de noviembre de 2004, las FARC rechazaron la anterior propuesta del gobierno colombiano atribuyéndole carácter de “demagogia electoral temeraria e irresponsable”. Al rechazar las sedes diplomáticas como sitios de eventuales conversaciones, insisten en las zonas desmilitarizadas de los municipios de Florida y Pradera. “La oferta para liberar unilateralmente 50 guerrilleros nada tiene que ver con el intercambio” - dicen en la segunda parte de su comunicado-, ni un acuerdo de canje admite mezclas con el programa de reinserción del Gobierno que pretende negarle al pueblo colombiano el sagrado derecho a la rebelión, que implica armas, combates, finanzas.” En síntesis, la organización terrorista no ha alterado sus exigencias iniciales y justifican como sagrado derecho “el alzamiento revolucionario contra el Estado”, la compra ilegal de armas, las acciones a base de explosivos y la utilización de minas antipersonales, además de ver como operación de finanzas legítima el secuestro y el tráfico de droga. Ya en abril de 2003 la liberación de Íngrid Betancourt, de seis parlamentarios, de doce diputados regionales, de un ex gobernador del departamento del Meta y de tres supuestos agentes norteamericanos de la CIA, tenía para las FARC, como contraprestación, “la liberación de todas las guerrilleras y guerrilleros privados de la libertad de las cárceles oficiales”. Posteriormente, el 20 de agosto de 2004, otro comunicado suyo justificaba “la conexidad de ciertos delitos con el derecho de rebelión” (es decir, asesinatos, secuestro, tráfico de droga y atentados terroristas). Conviene anotar que la propuesta del Gobierno de Uribe había sido bien recibida por el delegado de las Naciones Unidas para Colombia, James Lemoyne, quien esperaba que fuera tenida en cuenta por las FARC. (El Espectador, Colombia, 09-11-04). Por su parte, Monseñor Luis Augusto Castro, quien había actuado como mediador con la guerrilla en busca de un acuerdo, consideró lamentable que las FARC pusieran como condición una zona de despeje definida y

delimitada. Según el jerarca eclesiástico, esto implicaría “utilizar este problema políticamente como una estrategia de guerra”. En igual sentido se pronunció Fabiola Perdomo, esposa del diputado Juan Carlos Narváez: “Teníamos la esperanza de que las FARC entendieran que había un momento político importante y tenían en sus manos la posibilidad de mostrar a la comunidad internacional que sí querían una salida política y negociada. Rechazamos su posición”. (El País, Cali, 09-11-04)

Avión secuestrado por las FARC

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TESTIMONIOS


“HIJO DE P..., ¿VA A DEJAR MORIR A SU HIJA?” El terrible caso de la niña Daniela Vanegas

Bogotá, 6 de octubre del 2003, 7:30 am. Frente a su casa, en el barrio Nicolás de Federmán, dos bonitas muchachas gemelas, Daniela y Angélica Vanegas, esperan el bus escolar que debe llevarlas al colegio donde estudian bachillerato. De repente, un automóvil Corsa verde se detiene bruscamente muy cerca de ellas. Del interior, bajan tres hombres armados, atrapan a Daniela y la introducen en el vehículo, que parte a gran velocidad hacia el sur de la ciudad.

Como ella, más de 300 niños son secuestrados cada año por las FARC.

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Cuatro días después del seTodos los documentos probando la realidad de sus recuestro, un hombre llama tecursos económicos, los envía lefónicamente al padre de la niña, Miguel Ángel Vanegas, Vanegas con un sacerdote hasexigiéndole una alta suma de La fotografía muestra un desfile de protesta de los ta el sitio donde provenían las compañeros de colegio de la estudiante de 15 años dinero por el rescate. Gracias Daniela Vanegas, secuestrada en la puerta de su casa. llamadas. El sacerdote logró a grabaciones telefónicas heestablecer contacto con Rochas por el Departamento Administrativo de Seguridad mero. Pero la respuesta de las FARC es desalentadora. (DAS), se logra establecer que la llamada proviene de un “Esos papeles son “chimbos”(falsos), no nos crea bobos. Usted tiene más plata”, le dicen por teléfono. teléfono móvil, desde una apartada región montañosa al El 15 de agosto del 2004, Vanegas recibe una casete suroccidente de Bogotá y que dicho teléfono es usado con la voz de su hija. Le pide a su padre que pague el respor un hombre llamado Pablito Romero, jefe de la columcate y le lee un comunicado del bloque oriental de las na “Abelardo Forero” de las FARC. Las posteriores llaFARC. No eran sus palabras, la estaban obligando a leer, madas suyas se hacen desde las orillas del rio Ariari, en asegura hoy Vanegas. los Llanos Orientales del país. A fines de septiembre del 2004, el padre de Daniela El padre de Daniela está desesperado. La suma desorrecibe una llamada del Coronel Flavio Buitrago, director bitada de dinero que le exigen no la puede pagar. En su del Departamento Antisecuestro de la Policía. Le pide angustia por demostrar que carece de recursos para atendocumentos de identificación de su hija. Sin explicarle der las exigencias de los secuestradores, Vanegas pide en aún qué ocurría, el oficial le indica que le enviará una los bancos los saldos de sus cuentas, acude al Catastro para hacer una evaluación de la casa y de la oficina que patrulla para que lo recoja a él y a su esposa Graciela. El tiene y a la central de impuestos para sacar copias certidestino es la sede del Instituto de Medicina Legal. Allí ficadas de las declaraciones de renta. También hace evaestá el cadáver de Daniela. Tiene la cara desfigurada. El luar los dos automóviles de su propiedad. Todo en vano. cuerpo ha sido encontrado el 7 de septiembre en el baLos hombres de las FARC insisten en el pago de la suma rrio Britalia, en el sur de Bogotá. El examen del médico pedida. “ Hijo de p….., - le dicen por teléfono - “¿ va a forense revela que Daniela había sido asesinada de cuadejar morir a su hija? Mire que está durmiendo en el tro puñaladas a la altura del corazón. pasto, bajo la lluvia. No puede caminar”.

Entierro de Daniela

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Andrés murió sin ver a su padre Se ha dicho, con razón, que es el episodio de secuestro más cruel ocurrido en Colombia. El 7 de marzo del 2000, hombres de las FARC tomaron por asalto la población de Santa Cecilia, en el departamento de Risaralda, al occidente de la capital, y secuestraron al cabo José Norberto Pérez de la Policía Nacional. Mientras se hallaba en cautiverio, su hijo Andrés, de 12 años de edad, enfermó gravemente de un cáncer. Consciente de que iba a morir, el niño pidió a las FARC públicamente que le permitieran ver por última vez a su padre. Incluso le envío una carta al máximo jefe de las FARC, Manuel Marulanda, alias Tirofijo. “Yo sé que en su propuesta al Gobierno busca usted un intercambio de soldados y policías por guerrilleros enfermos, pero sé también que usted, como colombiano que es, va a hacer conmigo una excepción”. Está propuesta fue apoyada clamorosamente por miles de colombianos. Todo

fue inútil. Andrés murió sin ver a su padre. Días después, este último fue asesinado a sangre fría de un tiro en la cabeza y otro en la espalda por las FARC. El relato que aparece a continuación fue escrito por la periodista Salud Hernández Mora, corresponsal del diario español El Mundo. Bogotá. Antes de dormirse, pidió que le despertaran si llamaba su padre. Nunca sonó el teléfono. Tampoco el chaval, de 12 años, volvió a abrir los ojos. Andrés Felipe Pérez murió de tristeza, susurró su madre. Le mató la infinita crueldad y el absurdo de una guerra que ya nadie entiende, según grita un pueblo cansado de tanta barbarie. A las 11.15 de la mañana del martes 18 de diciembre, un pequeño, convertido en símbolo nacional del sufrimiento de civiles inocentes frente a la intransigencia e insensibilidad de los grupos armados, expiraba en su casa de Buga, un tórrido pueblo del oeste de Colombia.«En su agonía esperaba a su padre con el mayor anhelo», recordaba llorando su madre. «Sabíamos que el pequeño, de doce años, no viviría muchas semanas más, que apenas podía respirar, que sólo el Señor de los Milagros, patrón de Buga, podría derrotar el cáncer que ya le había quitado un riñón, la mitad del otro y un pulmón. Por eso creímos que la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), cumpliría el sueño de un niño moribundo. Pero no lo hicieron. No quisieron dejar en libertad a su padre, José Norberto Pérez, un simple cabo de policía que lleva 21 meses secuestrado en la selva».

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«Todo el país clamó por un acto humanitario. Pero nos escupieron a la cara», dijo con rabia contenida el general Gilibert, director general de la Policía. «Nos preguntamos si son seres humanos», se interroga Eduardo Cifuentes, defensor del Pueblo. Pocas veces este país, castigado durante cuatro décadas por una guerra y acostumbrado a la violencia más atroz, había concentrado tanta solidaridad en torno al padecimiento de una familia. Nunca antes los medios de comunicación habían recibido tantos miles de mensajes uniéndose a un colombiano, en este caso un niño agonizante, que estiró la vida esperando a su padre hasta que no pudo más. Rafael Peña, médico del niño desde que éste tenía cinco años, resume: «Cuando un niño pierde la esperanza, se muere». La lenta agonía de Andrés Felipe comenzó el 17 de marzo de 2000. Unos 400 guerrilleros atacaron la vereda Santa Cecilia, cuyo puesto de policía, con 16 hombres, comandaba su padre. Siete agentes murieron y al resto los secuestraron. «Durante cinco años estuvo controlada la enfermedad que padecía desde su nacimiento. Dos meses después del secuestro, el niño, terriblemente deprimido, recae», asegura Peña. Desde ese momento entra y sale del hospital con frecuencia. «Que piensen en un niño enfermo y que lo liberen», fueron las palabras del niño Andrés Felipe en julio pasado, la primera vez que apareció en televisión pidiendo a la guerrilla que soltaran a su padre para que le acompañara en su grave enfermedad. Ese mes, gracias a un acuerdo entre el gobierno colombiano y las FARC, 242 soldados y policías regresaban a sus casas tras dos, tres y hasta cuatro años de cautiverio. Entre ellos no figuraron ni oficiales ni suboficiales, que tendrían que esperar otra negociación.

Andrés Felipe inició entonces, acompañado por su madre, una empleada doméstica por horas llamada Francia, una carrera contra el tiempo, clamando por la libertad de su progenitor. Desde el primer momento chocó con el muro infranqueable de la prepotencia de las FARC: «Habrá que comprobar con nuestros médicos si eso es cierto (el cáncer) o si es un método para llevarse al cabo», exigió Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo, máximo líder del grupo rebelde. «De la manera más suplicante le pido que libere a mi papá», insistió una vez más el menor. Nada conmovió el pétreo corazón de los guerrilleros, callados durante semanas. Hablaron a finales de noviembre para ofrecer el canje del cabo por Ignacio González, un guerrillero preso y enfermo. El país entero les exigió un gesto humanitario sin contraprestaciones. Las FARC insistieron en el intercambio. Los días corrían y el 3 de diciembre, después de que los médicos anunciaran impotentes que no podían hacer más por el menor, le dejaron regresar a su casa. Aunque sus vecinos le brindaron un recibimiento de héroe, Andrés Felipe no quiso saludar ni ver a nadie. Se encerró en su casa esperando su sueño. Y volvió a enviar un mensaje a las FARC rogándoles que su padre regresara para pasar juntos el 24 y el 31 de diciembre. Dos crisis respiratorias graves le obligaron a volver al hospital. Aún así, siguió luchando. Pidió un retrato de Tirofijo a Omar Gordillo, un pintor solidarizado con su causa, para enviárselo al guerrillero de regalo. Así el pequeño Felipe creyó que conseguiría algo a cambio: «Él me regala a mi papá». No hubo tiempo. La muerte le ganó la última batalla.” Salud Hernández Mora.

“Creíamos que las FARC cumplirían el sueño de un niño moribundo. Pero no lo hicieron”

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“La próxima vez

no me cogen vivo” Testimonio de un médico secuestrado

“Soy medico cardiólogo de Medellín. Fui secuestrado por las FARC en abril de 2000. Después de cinco semanas de silencio, las FARC finalmente confirmaron el secuestro a mi familia, pero sin mencionar sus condiciones. Solo al final del año 2000 pude comunicarme por primera vez con mi esposa, limitándome a indicarle por radio que estaba vivo. No sólo yo, sino toda mi familia estuvo presa durante todos esos 18 meses de angustia, soledad y miedo, un drama que cambió mi vida y me obligó más tarde a huir de Colombia. Fui secuestrado al salir de la universidad, donde dictaba clases. Cuatro individuos vestidos con uniformes de policía me hicieron detener el auto. Vine a darme cuenta de que eran secuestradores cuando me encañonaron con sus armas. Al llegar al monte, el comandante que me recibió me quitó el reloj, el anillo de matrimonio, el escapulario con el que murió mi padre y el poco dinero que llevaba. Luego fui obligado a marchar 20 días por la selva, cruzando ríos y soportando fuertes lluvias. Caminando por esas montañas altas, húmedas, muy frías, tuve una caída, me fracturé una costilla y casi no me podía mover. Cuando finalmente llegamos a un campamento de las FARC, estaba casi paralizado. Me dijeron que era un secuestro económico.Sin embargo, a mi esposa no le hicieron saber ninguna condición durante ocho meses, lo cual fue una tortura psicológica inimaginable para toda mi familia. Por las marchas tan intensas, presenté una miositis. No podía caminar, no podía pararme, me ayudaba de un bordón para poderme levantar del suelo. Además tuve

problemas de rodillas, parasitosis, gusanos, y falta de proteínas debido a la dieta de sólo arroz y fríjoles. Pero a pesar de todo esto, decidí no morir. Me empeñé en mejorar. Hacía gimnasia calisténica, intentando mover la mayor cantidad de músculos que podía, hasta que finalmente me recuperé.Fue tal mi mejoría que a los siete meses mis captores tenían miedo de que me escapara. Empezaron a amarrarme con cadenas de un metro de largo; primero de noche y después, durante cuatro meses, todo el día. Mi vida se había vuelto peor que la de un perro.

“No podía caminar, no podía

pararme, me ayudaba de un bastón para poderme levantar de suelo. Pero a pesar de esto decidí no morir”

Los guerrilleros que me custodiaban tenían entre 13 y 17 años. Aunque por lo general ingresan voluntariamente, luego no pueden abandonar la guerrilla. La deserción está castigada con la pena de muerte. Entre ellos reina el miedo, la desconfianza y la total falta de libre determinación. Carecen de todo interés por la vida humana. En uno de los campamento de secuestrados, se encontraba una persona de 68 años a quien estaban dejando morir, ya que

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les faltaba conocimiento y recursos para cuidarla. Tuve que convencerles para que le pudiera atender como médico. Finalmente me lo permitieron y así se pudo salvar. Cuando había en la región operaciones militares, me ponían de primero en la fila como escudo humano y me vestían de verde militar para que en caso de enfrentamiento no fuera identificado como secuestrado. Un mes después de mi secuestro, logré escuchar en un radio el programa Las voces del secuestro que se transmite los sábados en la noche. Esta emisora posibilita que los secuestrados reciban mensajes de sus familias. Escuchar la voz de mi esposa fue una ayuda moral enorme después de días y noches de abandono, soledad y desesperación. Supe por ella que había remitido una carta al juez Baltazar Garzón y que éste le había contestado dándole un testimonio de simpatía y condenando la práctica del secuestro. Mi familia fue obligada a pagar dos veces por mi rescate. En la segunda oportunidad se obtuvo la liberación gracias a la intervención de la Cruz Roja. El 20 de octubre del 2002 pude al fin reunirme con los míos. Fue una alegría breve, pues a los cuatro días me diagnosticaron un cáncer en el colon y tuve que ser operado de urgencia. Desde mi liberación, y hasta dejar el país unas semanas después, no salía de casa. Tenía miedo. Miedo de que las FARC me secuestraran de nuevo o me asesinaran. Miedo de que las autodefensas - otra organización ilegal que combate a los guerrilleros - me asesinaran por haber pagado rescate a la guerrilla. Finalmente, para liberarme del miedo, decidí dejar mi país, abandonar mi trabajo en la universidad, donde había sido profesor durante los últimos 18 años. Ya en el exterior, me atreví a denunciar públicamente este crimen de lesa humanidad que es el secuestro. Mandé mi denuncia pública a entidades como Amnistía Internacional y Human Rights Watch; a la ONU y a la OEA, pero no recibí reacción alguna. La única ONG que me buscó fue Pax Christi Holanda, que me invitó a divulgar mis experiencias por varios medios, para que el mundo conociera lo que está ocurriendo en mi país.” Javier Correa

Secuestrados de las FARC en algún lugar de la selva colombiana

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El triste epílogo de una marcha de la no violencia Buscando diálogo con la guerrilla, un gobernador y un ex ministro son secuestrados. Convencido de que el diálogo era el único camino para lograr la paz con la guerrilla de las FARC, Guillermo Gaviria, gobernador del departamento de Antioquia, cuya capital es Medellín, encabezó, el 21 de abril del 2002 una marcha de 2.000 personas bajo el lema de “No a la violencia”. Lo acompañaba otro personaje muy conocido en el país, el ex ministro de Defensa de 65 años, Gilberto Echeverri. El propósito común de los dos dirigentes era demandar tanto a las guerrillas de extrema izquierda como a los paramilitares de extrema derecha, organizaciones fuera de la ley que operaban en el oriente del departamento, respeto a la población civil y a sus bienes. El gobernador Gaviria era un hombre de gran valor civil, capaz de movilizar a la población contra las amenazas de unos y otros. Así, meses atrás, cuando el alcalde del municipio de Tarso, en Antioquia, estaba amenazado de muerte por grupos paramilitares, acudió en su apoyo organizando una gran marcha de solidaridad con él. Antiguo guerrillero, el alcalde se había reinsertado en la vida civil, y democráticamente, en elecciones libres, había ganado la Alcaldía. Posteriormente, el gobernador realizó una marcha similar cuando las guerrillas de las FARC asaltaron el municipio de Caicedo, golpearon al párroco del lugar y robaron a los campesinos sus productos agrícolas. Igual

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que lo hiciera antes con los paramilitares, el gobernador exigió a las FARC respeto para los campesinos y la devolución de los productos robados. Luego de estos incidentes, surge en el gobernador Gaviria la idea de organizar en el oriente de su departamento la gran marcha de la no violencia. El desfile iba encabezado por el propio gobernador Gaviria, su consejero de paz, el ex ministro de Defensa Gilberto Echeverri, y el ministro bautista Bernard Lafayette, heredero de Martín Luther King y de su lucha por la paz y por los derechos civiles y políticos. Aquel domingo 21 de abril, cuando la marcha se aproximaba al municipio de Caicedo, varios guerrilleros salieron a la vía e invitaron al gobernador y a su consejero de paz a adentrarse en el monte para sostener una reunión con el jefe de las FARC en la región, un guerrillero conocido con el nombre de El Paisa. La invitación fue aceptada casi de inmediato por el gobernador, sin medir posibles consecuencias. En realidad, se trataba de una trampa montada por las FARC para secuestrarlos. El ex ministro Echeverri Mejía no parecía muy convencido de la invitación.Se lo dijo a Gaviria. “Vamos, hombre, le replicó éste, les demostramos que el diálogo es el camino”. “Bueno, aceptó resignado Echeverri Mejía, no sin antes ironizar: “Si nos secuestran, nos jodimos porque usted está muy gordo y yo muy viejo”. Tenía razón: El Paisa los traicionó y los retuvo secuestrados.” El Gobernador y el ex ministro permanecieron en cautiverio 13 meses junto con 11 miembros de la Fuerza Pública. Expuestos a la inclemencia del tiempo, a las alimañas de la zona selvática y a las enfermedades recurrentes de esos sitios como la leishmaniasis, los dos dirigentes de la no violencia organizaron para sus compañeros de infortunio cursos de inglés, de historia y de ética. El día 5 de mayo de 2003, descubierto el campamento por la Fuerza Pública, se intentó su rescate. Fue inútil. Atendiendo instrucciones recibidas por el alto comando de las FARC, El Paisa, jefe del campamento donde se hallaban los secuestrados, dio orden de liquidarlos a sangre fría.

Los guerrilleros invitaron al gobernador y al ex ministro a dialogar con su comandante. Era una trampa.

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EL FIN DE UNA REINA DE BELLEZA Otro horror que conmovió a Colombia El secuestro de Doris Gil y de su marido, el empresario Helmutt Bickenbach, ocurrido el 26 de diciembre de 2002, conmovió a Colombia. Los dos formaban una de esas parejas que la prensa del corazón nunca olvida. A los 19 años, Doris había sido una deslumbrante reina nacional de la belleza. Cuando debía representar a Colombia en el concurso de Miss Universo, renunció a su título para casarse con un joven y apuesto empresario de origen alemán. Su boda fue todo un acontecimiento. TESTIMONIOS 10


Desde entonces, se les veía como una pareja unida y feliz que en los eventos sociales y deportivos de Bogotá atraía siempre la atención de los fotógrafos. Hasta el día en que fue secuestrada en una carretera al oriente de Bogotá, Doris Gil seguía siendo una mujer muy atractiva, madre de tres hijos y abuela de varios nietos. Iba al lado de su marido, cuando hombres de las FARC interceptaron el automóvil donde viajaban. En un primer momento, los secuestradores decidieron dejarla en libertad y retener sólo al empresario, pero ella no quiso. “Si lo llevan a él, me llevan también a mí”, les dijo. Seis meses estuvo la pareja secuestrada en lo que los guerrilleros suelen llamar un “cambuche”, es decir, un rústico refugio donde sólo algunas ramas podían protegerlos de la lluvia y el sol, pero no de arañas, culebras y otros animales del monte. Según se sabría después, los hombres de las FARC ofrecieron de nuevo a Doris Gil dejarla en libertad, seguramente con el fin de que pudiese conseguir los fondos de un rescate. De nuevo ella se negó a abandonar a su marido. El 24 de julio del 2003, al percibir que unidades del ejército se acercaban al lugar montañoso donde se encontraba el refugio, los hombres de las FARC decidieron liquidar a sangre fría a la pareja. Cuando alzaron sus armas, Doris Gil se precipitó para proteger a Helmut, su esposo. Murió abrazada a él.

“Si lo llevan a él, me

llevan también a mí ”

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¿Qué piensa Pax Christi del secuestro en Colombia? Consideraciones morales de Pax Christi Holanda por Liduine Zumpolle, hasta 2004 directora del Departamento América Látina

En Colombia se puede referir al secuestro como una industria. Antes y después de esa descripción se ha usado también en Colombia el secuestro como arma de guerra. Ambas denominaciones hacen evidente el deterioro moral de las relaciones sociales en Colombia, marcadas, además, desde hace mucho tiempo, por el homicidio político. Es bien sabido que el secuestro empleado por la subversión como “arma legítima” (según ellos), da lugar a un debate bizantino que se mueve en el resbaloso campo de la justicia o moralidad de la insurrección. Sin embargo, la privación de la libertad, es, en cualquier hipótesis, una acción violatoria de la dignidad de la persona. Y en forma análoga a lo que sucede con el homicidio, requiere una justificación casi imposible de establecer, cuando se pretende imponer su uso como forma de castigo impuesto por el Estado, lo cual se manifiesta en la actual falta de unanimidad frente a la pena de muerte. De hecho, la analogía con el homicidio nos permite reflexionar sobre la inmoralidad del secuestro. Tanto la privación de la libertad como el disponer de la vida ajena son palmarias violaciones de los derechos fundamentales de la persona humana, dado que las dos acciones atentan contra la dignidad que reconocemos a todos los hombres y mujeres por el mero hecho de ser hombres y mujeres.

Sería posible, en principio, distinguir entre la gravedad de uno y otro, ya que quitar la vida no tiene punto de retorno, mientras que la libertad puede ser recuperada si el secuestro no termina también en homicidio. Por desgracia, este final irreparable ha sido el caso en demasiadas ocasiones. Desde luego, el derecho a la vida y el derecho a la libertad de movimiento son complementarios y, en la práctica, inseparables. La inmovilidad del ser vivo es un principio de muerte: la vida consiste en el movimiento. Por desgracia, nuestras humanas desviaciones mentales acerca de los seres vivos nos han mantenido dentro de aberraciones como la esclavitud y el abuso de las bestias de carga. Y aún hoy no falta quien considere de “buen gusto” los zoológicos, las aves enjauladas y las peceras. Y en el ámbito moral, impedirle a alguien el movimiento libre es atentar contra su personalidad y en último término contra su vida. Las justificaciones del homicidio y de la privación de la libertad como sanciones sociales tienen que acudir a las diversas cabriolas mentales que acechan la noción de bien común y que se pueden denominar como “ley imperfecta”. Pero tenemos que ser concientes de que la definición del bien común, lo mismo que la del sentido

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común, requieren una condición humana que no tiene nada de común. El bien común es posible alcanzarlo cuando los integrantes de la sociedad han conseguido algún sentido común, es decir, cuando hayan acordado “firmar el pacto social”. En cambio la ley imperfecta es el caso normal entre humanos imperfectos que tarde o temprano tienen que defenderse los unos de los otros. Tan sólo en este escenario se puede entablar un discurso sobre “la humanización” de la guerra, que es, por definición, lo más inhumano de las empresas humanas. En este trayecto del camino hacia la utopía encontramos el derecho internacional humanitario. Todos sabemos que acudir al derecho internacional humanitario es un esguince mental impuesto por el sin sentido real de buscar una vida mejor por medio de una mejor muerte. Es el intento de remediar con paños calientes la terrible fiebre del asesinato y sus preámbulos como instrumento político. De hecho, el remedio ha recalentado el debate filosófico y atizado el combate. Y en el caso colombiano, donde todos los actores armados suman otra serie de ilegalidades y de inmoralidades menores a la afirmación paladina del “derecho al homicidio”, la discusión sobre la inmoralidad del secuestro reviste tintes de una hipocresía desmesurada, lo cual sólo agrava el problema y lo hace más rentable. Por tal razón, el secuestro debe ser considerado como una violación de los derechos humanos y como tal debe ser incluido dentro de los protocolos internacionales adoptados como herramientas para su defensa. En ausencia de un sentido moral capaz de superar los intereses creados de los contrincantes, en ausencia de un pacto social que pudiera dar instrumentos a los locales para detener la industria o la estrategia del secuestro, el único argumento disuasivo es la acción punitiva internacional. Lo cual supondría, para ser eficaz, que la “comunidad” internacional pudiera superar sus diferencias no solamente acerca de las maneras de defender los derechos humanos, sino la cuestión mucho más profunda, de la igualdad ante la ley internacional.

Acudir al derecho internacional humanitario es el intento de remediar con paños calientes la terrible fiebre del asesinato como instrumento político. TESTIMONIOS 13


Una luchadora contra el secuestro


Experiencias personales de Liduine Zumpolle Desde 1992, como miembro de planta de Pax Christi Holanda, se me han acercado buscando ayuda en la solución de casi 30 secuestros perpetuados por la guerrilla y paramilitares, de extranjeros y colombianos por igual. Los siguientes casos se refieren sólo a algunos de los ejemplos europeos en donde Pax Christi se ha involucrado, o ha conocido detalles cercanos. Lo que en toda confusión se vuelve muy claro, es que la respuesta europea a los secuestros de sus nacionales en países terceros, depende de los intereses definidos en cada caso individual sin cumplir una política general. La política formal (no pago) es altamente diferente de la práctica diaria informal (pago).

Una cantidad de 80 millones de dólares fue pedida como rescate, de acuerdo con información extraoficial del entonces comisionado de HCI, Antonio van Uden. Después de cuatro meses, en julio de 1988, la compañía pagó el rescate (se ha especulado sobre una supuesta cantidad de 10 millones de dólares) por la cual se liberó a un empleado, pero se solicitó una nueva cantidad por su colega. El segundo fue liberado finalmente por el Ejército en octubre de 1988. La embajada holandesa, que conocía el carácter dudoso de la firma facilitó el dinero para el pago. Era generalmente conocido en los círculos holandeses que la HCI estaba vendiendo ingredientes químicos al mundo del narcotráfico para la producción de cocaína. El Director de la Policía colombiana, general Miguel Padilla y sus sucesores, y el Ministro de Justicia Rodrigo Lara (asesinado por la mafia del narcotráfico en 1984) junto con la DEA habían acusado más de una vez a la firma, pero sólo habían tomado acciones judiciales cinco años después sin resultado alguno. Durante el secuestro, el M-19 mantuvo total silencio y nunca se le acreditó. Pero actualmente los antiguos líderes niegan que ellos tuvieran cualquier vínculo con el secuestro. De hecho, el secuestro hacía parte de un acuerdo en los círculos de las mafias relacionadas con el narcotráfico. En diciembre de 1989 ciertas inquietudes se presentaron en el parlamento holandés sobre la HCI, pero el Ministerio de Asuntos Económicos nunca entregaría la información solicitada, considerando que la exportación de estos insumos químicos a países productores de cocaína no era prohibida. Luego, la legislación en el control de las exportaciones de ciertos químicos fue modificada. Política: no pago. Práctica: pago.

1992

1975 El cónsul holandés y empleado de la compañía colombiana Reforestaciones Ltda., Eric Leupin, fue secuestrado en las cercanías de Cali por las FARC en febrero de 1975. Los secuestradores solicitaron rescate. Después de 20 meses fue liberado. La cantidad y la proveniencia del pago es desconocido. La política, así como la práctica: desconocida.

1988 El 19 de febrero, dos empleados holandeses de la firma Holanda Colombia, con sede en Bogotá, filial de Holland Chemical International (HCI), fueron secuestrados en Bogotá, supuestamente por el M-19. Las actividades de la firma consistían en la importación y venta de productos químicos que no se podían producir en Colombia por su legislación. Firmas holandesas como Shell, Akso Nobel y DSM son algunas de las proveedoras.

El 16 de Febrero un turista holandés fue plagiado en la región de Urabá por las FARC. Inicialmente, los secuestradores sospecharon que el sujeto era un agente de la CIA que estaba buscando cultivos y laboratorios de cocaína. Cuando la guerrilla descubrió que la víctima era un simple jardinero holandés, contactó a la Embajada solicitando un rescate de dos millones de dólares. La delegación respondió afirmando que la familia del jardinero no tenía el derecho suficiente, pero que trataría de reunir una cantidad más modesta. Cuando recurrieron al gobierno holandés, éste solicitó que se siguiera una política del no pago. La Policía se involucró y las negociaciones se estancaron. En gran parte por el hecho de que ni la Policía holandesa ni la colombiana estaban avanzando en la solución, la familia del secuestrado recurrió desesperadamente a Pax Christi buscando ayuda. Después de seis semanas de preparaciones y deliberaciones con las FARC, miembros de la ONG viajaron a Urabá, después de

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que supuestamente la guerrilla había prometido a la Embajada holandesa la entrega del holandés a Pax Christi como acto de buena fe. Al final, esto resultó ser falso. Sólo años después se supo que el rehén había sido asesinado por sus secuestradores desde antes de la llegada de Pax Christi. La razón había sido - de acuerdo con sus captores - que la Embajada había involucrado a la Policía (contradiciendo las instrucciones dadas por la guerrilla) y que finalmente no se esperaba un pago substancial. Política: no pago (Gobierno), Práctica: pago (familia)

1995 En diciembre de 1994 dos topógrafos suecos de la compañía hidroeléctrica sueca Skanska fueron raptados por las FARC el día 14 de diciembre. En marzo del año siguiente, el gobierno sueco le solicitó a Pax Christi que estuviera presente en el manejo de los dos rehenes ya que la guerrilla había solicitado su presencia en las negociaciones. La liberación tenía que ser valorada como un acto de buena fe en el campo de los diálogos de paz y no se estipuló rescate alguno. De todas maneras, el intento fue frustrado por razones militares. Finalmente, fueron liberados en 1995 con la ayuda de la Iglesia en Urabá. El gobierno sueco, la empresa de seguridad que estuvo involucrada Control Risk y la compañía Skanska afirmaron que nunca se pagó un rescate, pero las autoridades colombianas, la prensa nacional, así como personas confiables declararon lo contrario, afirmando que se había pagado una suma de seis millones de dólares por los dos suecos. Política: no pago, práctica: pago.

efectivo a los secuestradores. El Ejército colombiano afirma que la liberación del diplomático fue gracias a las Fuerzas Militares y muestran fotografías del evento para comprobarlo. Fuentes de toda confianza afirman que las verdaderas razones se pueden encontrar en el “Proceso 8.000”, la investigación criminal, en la cual el entonces presidente Samper fue acusado de recibir dineros del narcotráfico para su campaña electoral. Política: no pago, práctica: pago.

1998 Tres empleados colombianos de un proyecto técnico agrario (de Cega/Corpoica) en el noreste de Colombia que es financiado parcialmente por el gobierno holandés en el campo de la cooperación internacional para el desarrollo fueron secuestrados por las FARC. Un ex empleado holandés le solicitó a Pax Christi la ayuda para sus antiguos colegas colombianos, pero los esfuerzos permanecieron sin éxito. Cuando los colombianos fueron liberados más de un año después, oficiales del gobierno holandés afirman que se había cumplido algunas demandas hechas por las FARC con la intención de dar apoyo financiero a algunos pequeños proyectos dedicados específicamente al desarrollo en la región que las FARC estaban dominando. Pero infiltrados, bien conocidos en este caso, afirman que primero las FARC demandaron una cantidad de cuatro millones de dólares, pero que finalmente, después de negociaciones, la cantidad descendió a 500.000 dólares. Política: no pago, práctica: pago.

2000 1995 En septiembre de 1995 un diplomático inglés fue secuestrado por el grupo guerrillero Jaime Báteman. El embajador inglés recurrió a Pax Christi solicitando su ayuda en la facilitación de la liberación, suponiendo que el grupo guerrillero estaba dispuesto a hacerlo como un acto político. En este momento el gobierno colombiano estaba buscando establecer unas negociaciones de paz con este grupo guerrillero ya que con otros grupos no se había logrado hacerlo. Después de algunos contactos, Pax Christi decidió romper las conversaciones con Jaime Báteman por la poca confiabilidad de éste, los vínculos con los narcotraficantes de Cali y su evidente intención de continuar con los secuestros. De todas formas, hacia el final del año, el diplomático fue liberado bajo ciertas circunstancias que todavía no están muy claras. Las personas (religiosas) que afirman haberse involucrado en la mediación declaran que el rescate fue pagado por la familia, apoyados por el gobierno inglés; dinero que ellos mismos habían entregado en

En octubre del 2000, en la ciudad de Cali, un holandés es secuestrado por las FARC. De acuerdo con la Policía Nacional colombiana se pide una suma de cinco millones por su liberación. Aparentemente el hombre tiene vínculos con los círculos narcotraficantes de Cali. Personal de la embajada holandesa se involucra en una negociación secreta. El ministerio de Relaciones Exteriores le advierte a un influyente diario holandés que no publique información acerca del caso “porque pondría en peligro las vidas de los rehenes”, mientras que el periódico responde que es su obligación moral hacerlo. Después de 10 meses el holandés es liberado y vuelve a casa. Las autoridades colombianas confirman que sin el pago de una gran suma por el rescate, la liberación no hubiera sido posible. Servidores civiles del Ministerio holandés de Asuntos Exteriores afirman que no estuvieron informados sobre lo que pasó. Los que desarrollaron la política no tienen conocimiento del caso. El Departamento de Justicia no toma acciones contra el supuesto narcotraficante.

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OPINIONES


De la guerrilla al terrorismo Una evolución no bien percibida en Europa Por Alvaro Valencia Tovar *

En sus comienzos, el guerrillero colombiano oscilaba éste entre el marxismo rabioso y una extrema izquierda radicalizada hasta el fanatismo. El “odio hirviente” de que hablaba Lenin al explicar el fracaso de sus primeros intentos de insurgencia urbana por su inexistencia en las huestes inmaduras de San Petersburgo y Moscú, caracterizaba al insurgente criollo en las universidades, contagiando a los militantes de estratos màs bajos. La guerrilla campesina, numéricamente pequeña en sus orígenes, surgió a la sombra de la refriega federal de liberales y conservadores. No fue difícil para la avezada dirigencia del partido, inducirla a la lucha de clases, con una dialéctica elemental, que partía de los fuertes contrastes sociales, con el terrateniente poderoso o los caciques pueblerinos y su pobreza irredenta, sus necesidades y sus angustias. La violencia política dejó sedimentos amargos en el campesinado. Los odios partidistas y el caudillismo sectario, enseñaron que matar por una bandera roja o azul era lícito. Peor aún, meritorio. Alistar a ese campesino maltratado y resentido en las filas de la revolución proletaria, no resultó difícil. Unos y otros, rurales y urbanos, madurados en el interminable conflicto armado, sufrieron una metamorfosis gradual. Los perfiles sanguinarios de la confrontación nutrida por el odio, contribuyeron a insensibilizar al combatiente. El cotidiano espectáculo de la muerte, causada por manos propias o ajenas, ha ido formando una callosidad en el alma del guerrillero, que lo deshumani-

za hasta el extremo de transitar del horror al deleite. Los relatos de prisioneros y desertores se expresan con frialdad estremecedora. No hay un asomo de arrepentimiento. En muchos la indiferencia ante la muerte perpetrada a sangre fría, la violación sistemática, el incendio de la vivienda con sus moradores encerrados - hombres, mujeres, niños - revelan cierta fruición tras la apariencia helada del narrador. El ideal se extinguió por completo, abriendo paso a un fatalismo que hace de la lucha una sucesión de episodios sangrientos, en la que se pierde la cuenta de los combates, los asesinatos, las ejecuciones contra los propios camaradas en cumplimiento de sentencias implacables de “tribunales revolucionarios”. El dinero corruptor del narcotráfico sustituyó a la pobreza ferviente de los luchadores que compartían con sus cabecillas la marcha proletaria hacia un destino delirante. El terrorismo rubricó la insensibilización. Es el caso de quien coloca un artefacto explosivo, contempla en el televisor la horrenda tragedia causada por su propia mano con un triunfalismo enfermizo, o retorna al lugar del crimen para ver los efectos de su acto brutal. Su ego deformado se eleva al infinito, en relación directa con la atrocidad de sus acciones. Así se explica el apuñalamiento de Daniela, la niñita asesinada por fieras que fueron hombres; de rehenes por quienes se pagó el precio del rescate; de la masacre inhumana en el Club El Nogal de Bogotá. Si la paz llega algún día a Colombia ¡qué difícil será redimir a quienes perdieron almas y conciencias en el holocausto! *General retirado, escritor y columnista.

OPINIONES 2

El ideal guerrillero se extinguió, abriendo paso a un fatalismo que convirtió su lucha en una secesión de episodios sangrientos.


lar y es la que se ejerce en Colombia desde hace varios decenios. La práctica del tráfico de drogas y la del secuestro masivo, son dos de los ejemplos más fehacientes de sus rasgos delincuentes.

El secuestro como arma de guerra Por Elizabeth Burgos*

Cuando se aborda un tema como la guerra, es necesario determinar de qué tipo de guerra se trata. La guerra regular está sujeta a normativas que le marcan límites y penalizan las transgresiones de sus leyes. En cambio las guerras irregulares, como la guerra de guerrillas, en relación a las leyes de la guerra y por el mismo hecho de ser irregulares, son de por sí delincuentes, pues actúan fuera del marco legal establecido por las normas militares. Además toda fuerza guerrillera, tarde o temprano, termina practicando la delincuencia, o adoptando características mafiosas porque las guerrillas están mal controladas, no responden a un comando único, la mayoría de las veces los problemas de logística y de sobrevivencia las obligan a delinquir para buscarse los medios de alimentarse y apertrecharse, fuera del marco de la ley, y al cabo de cierto tiempo, surgen los señores de la guerra, que practican la guerra por su lado, y la convierten en un modo de vida. Tratándose de civiles que practican la violencia, desprovistos de un marco referencial institucional, la acción de la guerrilla suele estar motivada por creencias ideológicas, y éstas consideran que el fin justifican los medios, y, pese a un idealismo de principio, inexorablemente van cayendo en la delincuencia y en el terrorismo. La diferencia con los militares de carrera es que éstos, en lugar de ideología, sustentan su acción en un cuerpo doctrinario, provisto de técnicas que conforman al mismo tiempo una practica profesional que se ejerce en nombre del Estado. La guerrilla es por excelencia el tipo de guerra irregu-

El secuestro En la antigüedad, los persas, y los chinos practicaban la captura de rehenes que utilizaban como garantía para concluir alguna alianza en relación con un tratado de paz, pero los rehenes eran tratados de acuerdo con su rango. Fue durante el medioevo que se usó el secuestro como arma de guerra. En las guerras de caballería, se capturaban caballeros enemigos para negociarlos a cambio del pago de un rescate, pero esta práctica no concernía sino a los nobles y los caballeros. El más célebre rehén fue Charles de Orleáns que pasó varios años prisionero en Inglaterra. En 1191, Ricardo Corazón de León cuando el sitio de Acre, consideró que el rescate que pedía a cambio de liberar a la población no llegaba con suficiente rapidez, e hizo decapitar a 2.700 hombres y 300 mujeres fueron acuchilladas. En la época de las guerras modernas, tras el establecimiento de las reglas de la guerra, el secuestro no está contemplado entre ellas, antes por el contrario, significa una violación del orden de la guerra, quienes lo practican incurren en una violación de las reglas. Un ejemplo de guerra regular, en la que los contrincantes incurrieron en los peores horrores, fue la guerra germano-soviética, que culminó con la batalla de Stalingrado, la mayor batalla de la época moderna; sin embargo no se practicó el secuestro. Un caso aislado y producto del azar, fue la captura por parte de los alemanes del hijo de Stalin, Yakov, teniente de artillera, que, por supuesto intentaron canjear por el mariscal de campo Friedrich von Paulus: Stalin se negó y su hijo fue ejecutado. En América Latina, durante la guerrilla cubana en la Sierra Maestra, se practicó el secuestro pero a baja escala y de manera muy selectiva: técnicos norteamericanos, el corredor de automóviles, Fangio. El objetivo era el golpe mediático, muy acorde con el modelo castrista que le da más prioridad a la propaganda y a la guerra psicológica, que a lo militar propiamente dicho. Tras haber llegado al poder, el Estado cubano practicó, por medio de organizaciones latinoamericanas, los secuestros de aviones y de personas. En Venezuela, durante la fase guerrillera de los años sesenta, también se practicó el secuestro con el mismo objetivo que en Cuba. El golpe más espectacular, y por lo tanto el publicitado, fue el secuestro de los cuadros de una exposición de Manet organizada por la Embajada de Francia en Caracas y la del agregado militar norteamericano. Un caso excepcional por su duración fue el secues-

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tro de un norteamericano, representante de la Williams Illinois que estuvo secuestrado por más de tres años. En Colombia, la práctica del secuestro reviste características específicas. Primeramente se le practica de forma masiva. Luego, la manera de procurarse rehenes utilizando como mano de obra la delincuencia urbana, le da connotaciones de tipo gangsteril, pues se convierte en relaciones entre truhanes. La concordancia de orden técnico que comparte la guerrilla con el hampa es una evidencia, como también el rechazo del estado de derecho como una fuente de extorsión para conseguir medios económicos de manera masiva. Los insurgentes colombianos utilizan a los rehenes para procurarse medios económicos. Seguramente, se trata de una reserva en caso de que el tráfico de drogas se les dificulte, pues es ésa su mayor fuente de ingresos. En realidad, los secuestros, son principalmente, un arma de guerra erigida en contra la sociedad civil colombiana, la principal víctima de la guerra. El objetivo es mantener, en particular, a la población urbana en el terror, sosteniendo un estado de guerra sin necesidad de atacar militarmente a las ciudades. Es también una expresión del resentimiento que anima a los grupos armados, por tratarse de una búsqueda de reconocimiento, pero de forma negativa, ante los grupos víctimas de la violencia, con el objeto de doblegarlos, atentando contra la dignidad del cuerpo. Es una venganza en contra de aquellos que profesan otros valores. El rehén es un ser humillado en lo más íntimo de su dignidad de ser humano, porque su cuerpo es objetivizado, convertido en mercancía de canje, su dimensión humana es obliterada al ser convertido en objeto inerte, pasivo, desprovisto de iniciativa. Sufre por las condiciones a las que es sometido, sufre, porque sabe que los suyos sufren. Sufre la temporalidad insoportable de los días que pasan sin la esperanza de un desenlace.

¿Qué se puede esperar de quienes practican, aun sin haber llegado al poder, si algún día llegan a tomarlo, semejantes métodos vejatorios de la condición humana?

¿Cuándo se le conferirá el apelativo de delincuentes y asesinos a quienes todavía se les menciona con simpatía en la prensa internacional? ¿Cuándo se decidirán las instancias competentes a decretar el secuestro como un crimen contra la humanidad? *Escritora, historiadora y antropóloga venezolana Autora del libro “Memorias de un soldado Cubano”. Vive en París

El secuestro y los derechos humanos La condición de rehén, en particular en Colombia, es una de las más dramáticas en cuanto a derechos humanos se refiere. Separados de la familia, sin derecho a visitas ni a recibir noticias de sus seres queridos, viven en condiciones infrahumanas, sujetos a enfermedades, sin cuidado médico, sin ley que los proteja, ni opinión pública que abogue por ellos. Entre la categoría de prisioneros, la de los rehenes colombianos es la más vejada, la más alejada de la condición de ser humano y la más olvidada por la opinión pública internacional. La sociedad de rehenes que los grupos insurgentes han configurado en Colombia, prefigura la sociedad que ellos pretenden crear: la que existe en todos los regímenes totalitarios en donde el grueso de la población es convertida en rehén del poder. OPINIONES 4

La práctica del tráfico de droga y el secuestro masivo son dos ejemplos de los rasgos delincuentes de la guerrilla.


¿El secuestro es un crimen contra la humanidad? Por Eduardo Mackenzie*

En el conflicto armado colombiano las ramificaciones internacionales de los actores que intervienen son evidentes, abrumadoras y antiguas. Sin embargo, este conflicto es visto por el derecho internacional humanitario como un problema “interno” del país. Ello muestra que el derecho internacional humanitario, ante el caso colombiano, como ante muchos otros conflictos, sólo en apariencia “internos”, exhibe una falta de coherencia y de actualización, sobre todo respecto de la evolución reciente del terrorismo internacional y de las otras formas de la criminalidad transnacional. Las Convenciones de Ginebra de 1949 y el Protocolo Adicional II a las Convenciones de Ginebra de 1977 son la piedra angular del derecho internacional humanitario. Colombia ratificó la primera de esas convenciones el 8 de noviembre de 1961 y se adhirió al Protocolo Adicional II el 14 de agosto de 1995. Ambos tratados, firmados únicamente por los Estados, exigen protección a la población civil y proscriben la toma de rehenes. En el caso de Colombia, las organizaciones guerrilleras y las autodefensas ilegales no han ratificado ni adherido a tales tratados. En algunas ocasiones, este hecho es invocado por las guerrillas en su intento por escapar a las obligaciones de tal legislación. En otras ocasiones, esas mismas organizaciones invocan, por el contrario, dichos tratados para obtener ventajas y privilegios judiciales en Colombia y para escapar a la ley en el extranjero.

La discusión acerca de las implicaciones de esa no aceptación explícita del derecho internacional humanitario por parte de las organizaciones armadas ilegales de Colombia y de otros países, está abierta. Las tesis al respecto son variadas. Por razón de espacio, ellas no serán tratadas aquí. Sin embargo, una de esas tesis ha sido más o menos aceptada en Colombia. Ésta señala que el derecho internacional humanitario también impone obligaciones a la guerrilla y a las autodefensas ilegales (y no sólo al Estado) puesto que esas organizaciones actúan en Colombia, un país que ratificó las Convenciones de Ginebra y el Protocolo adicional II. La aceptación tácita de esta tesis es un hecho, pues, en todo caso, las bandas armadas colombianas no se han pronunciado claramente contra la misma. A pesar de su fragilidad, el acuerdo tácito y precario que existe es importante. Según el excelente estudio jurídico realizado por Pax Christi Holanda, resumido en su folleto aquí citado, el artículo común 3 y los artículos del 4 al 6 del Protocolo adicional II obligan a los grupos armados ilegales a “tratar humanitariamente a todas las personas que no son parte del conflicto y que caen en sus manos” y los obliga a “protegerlos del abuso del poder.” Pax Christi agrega: “La prohibición general del tratamiento inhumano contiene varias prohibiciones específicas, incluyendo la toma de rehenes”. Pax Christi Holanda recordó igualmente que la Comisión Interamericana aplicó esta norma a los grupos armados en su informe anual de 1966, cuando dijo: “Las condiciones extremadamente difíciles creadas por varios movimientos guerrilleros en Colombia continuaron en 1996. Estos grupos cometieron una gran cantidad de actos violentos, muchos de los cuales constituyen violaciones al Derecho Humanitario aplicable al conflicto armado interno en Colombia. Estos actos incluían los asesinatos por fuera del conflicto armado y los secuestros para exigir un rescate”. Tales prohibiciones fueron enunciadas igualmente por la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los derechos humanos, el 30 de junio de 2003, en un comunicado de prensa sobre “la importancia del principio humanitario de distinción en el conflicto armado interno”. El otro aspecto crucial de este debate es que la violación del artículo común 3 y de los artículos del 4 al 6 del Procolo adicional II constituye un crimen de guerra por el cual se puede responsabilizar penalmente, como sostiene Pax Christi Holanda, a los miembros y a los líderes de organizaciones armadas ilegales. Ello no quiere decir, sin embargo, que la legislación positiva internacional establece de manera indiscutible la posibilidad de inculpar penalmente personas individuales, y no sólo Estados, por crímenes de guerra. Esta

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inculpación eventual de individuos sería más bien el resultado de la evolución de la jurisprudencia penal internacional, sobre todo después de las decisiones rendidas por la Corte Especial para Sierra Leona (4 de octubre de 2000), la cual condenó por crímenes de guerra a los líderes del Frente Unido Revolucionario (RFU). Lo decidido ulteriormente por los Tribunales ad hoc para Yugoslavia y para Ruanda permiten pensar en esa indispensable y urgente evolución del derecho internacional humanitario. No obstante, las dudas jurídicas existen, como quedó plasmado en el informe presentado por el Secretario General de la ONU sobre el Estatuto del Tribunal de Ruanda. Tal informe adoptó una visión restrictiva del tema, insistiendo que aún era necesario distinguir entre el derecho consuetudinario aplicable a los conflictos internacionales y el aplicable a los conflictos internos. El único texto que califica de manera explícita la toma de rehenes como un crimen de guerra es el Estatuto de la Corte Penal Internacional (artículo 8, 2 -c). Ese limbo jurídico, alimentado por ciertas ONG que dicen luchar por la defensa de los derechos humanos, favorece de alguna manera a los secuestradores y a las organizaciones terroristas. El sistema de Naciones Unidas debería por ello dar un paso hacia adelante en el terreno jurídico para actualizar de manera explícita la legislación positiva del llamado derecho internacional humanitario. En cuanto a la noción de crimen contra la humanidad, en relación con el secuestro de personas y la toma de rehenes, el retardo del derecho humanitario internacional es igualmente flagrante. La Organizacion de Naciones Unidas (ONU) había considerado, en la Convención internacional contra la toma de rehenes, firmada en Nueva York el 18 de diciembre de 1979, que “la toma de rehenes es un delito que preocupa enormemente a la comunidad internacional y que (...) cualquier persona que cometa este delito debe ser procesada o extraditada”. Por su parte, el grupo del G-7, en diciembre de 1995, hizo un llamado a todos los países “no hacer concesiones sustanciales a aquellos individuos que toman rehenes” así como “negarles beneficios por sus actos delictivos” y a procesar a todas las personas responsables”. Más tarde, en la Resolución No. 1999/1, párrafo 2, del 6 de abril de 1999, la ONU manifestó que en los conflictos internos “la toma de rehenes, los asesinatos premeditados, la tortura y el tratamiento inhumano a las personas que no participan activamente en las hostilidades son graves infracciones al derecho internacional humanitario”. La Resolución agregó que “todos los países tiene la obligación de investigar a las personas que presuntamente cometieron o dieron la orden de cometer estas graves infracciones y de procesar a dichas personas ante sus propias cortes, independientemente de su nacionalidad”.

Hoy día, sobre todo después de los atentados islamistas de 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington y del atentado islamista del 11 de marzo de 2004 en Madrid, se sabe que la comunidad internacional redactó documentos y realizó acuerdos multilaterales para enfrentar a las organizaciones terroristas. En este contexto, tanto los paramilitares de las AUC, como las guerrillas de las FARC y del ELN, fueron clasificadas por los Estados Unidos y por la Unión Europea como organizaciones terroristas. A fines de abril de 2002, la ONU declaró que se mostraba dispuesta a considerar el secuestro como un crimen internacional contra la humanidad. El gobierno colombiano, por medio del entonces presidente Andrés Pastrana, saludó la actitud de la ONU y reiteró que ella “cerraría las puertas” a los terroristas colombianos que pretenden esconderse en los países extranjeros. (Agencia Xinhuanet, 27 de abril de 2002). Sin embargo, como una declaración de buenas intenciones no es lo mismo que la aprobación en regla de una norma de derecho, el vacío al respecto sigue vigente, en beneficio de las bandas criminales, internacionales o no, que atesoran medios financieros por medio del secuestro extorsivo de personas. *Abogado, escritor y periodista Secretario de la Asociación de Prensa Latinoamericana en París.

“En relación con el secuestro y toma de rehenes, el retardo del derecho internacional humanitario es flagrante”

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Lo que dicen de Colombia Durante 40 años, los gobiernos colombianos han combatido a las guerrillas de extrema izquierda y, desde los años 90, a las de extrema derecha, así como a los narcotraficantes. Hasta no hace mucho tiempo, con pocos resultados. Ahora, al fin, las cosas están cambiando. Ferry A. Dolan Revista Forbes Una disminución sustancial de la violencia política, un sólido crecimiento económico y un ejército que ha revivido bajo el mando de un presidente fuerte, sugieren que Colombia podría estar cambiando el rumbo de su guerra. The Wall Street Journal Colombia es un país que tiene una larga tradición institucional de sociedad civil, fuerte, de sometimiento de las fuerzas militares al gobierno civil. Una democracia imperfecta, desde luego, pero una democracia real. Mario Vargas Llosa Escritor En realidad, descubrimos un país que tiene más bien una cultura europea, con una vida social más o menos normal, y con una actividad económica extremadamente diversificada. La economía de la droga es ciertamente importante pero marginal. Lo más impactante en este país es el hecho de tener una elite que participa en la cultura occidental. Todos estos aspectos que configuran un país maduro y sofisticado, son bastante desconocidos en Europa. Guy Sorman Pensador y periodista francés La de Colombia ha sido una larga historia, en la que un movimiento que apareció primero con una aureola de revolucionarismo romántico, se transforma más tarde, crudamente, en una organización terrorista, por el empleo de la metodología terrorista, financiada nada menos que por el mundo narcotraficante. Julio María Sanguinetti Ex Presidente de Uruguay ¿Qué buscan los terroristas con sus acciones? La gama es muy amplia. Pueden hablar de una supuesta lucha de liberación, que finalmente es de restricción o supresión de derechos como ocurre con ETA en España. Hay otros movimientos que se disfrazan de lucha guerrillera cuando los métodos que desarrollan son netamente terroristas. Es el caso de las FARC en Colombia. Baltasar Garzón Juez Español Hay muchos prejuicios y leyendas en Europa en lo que concierne a las guerrillas latinoamericanas. El periodista francés medio está convencido de que el guerrillero latinoamericano es alguien de bien que ataca a una dictadura, sin darse cuenta de que, por el contrario, son los terroristas los que provocan las dictaduras. Jean Francois Revel Pensador francés Mi visión de Colombia, es la de un país prodigioso, herido, solitario, pues yo creo que por desconocimiento, se le ha condenado muchas veces a la soledad. Alfonso Ussia Periodista español


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