Hay verdades que no pueden eludirse: Colombia es un país que registra desde hace años constantes atropellos a los Derechos Humanos más esenciales, empezando por el derecho a la vida. No puede ser de otra manera si se tiene en cuenta que en el año 2003 se registraron, por cuenta de los grupos armados ilegales, 23.013 homicidios, 3.387 secuestros extorsivos, 121 masacres y un número cercano a los 175.270 desplazados se sumaron a los dos millones ya existentes; es decir, gente que ha tenido que abandonar las áreas rurales donde tenían su residencia, ante el temor de ser asesinada sea por la guerrilla de las FARC o del ELN, sea por las Autodefensas Unidas de Colombia, más comúnmente designadas como grupos paramilitares. Cierto es, también, que en el último año por primera vez los secuestros disminuyeron 22,4%; los homicidios, 22%; las masacres, 49% y el desplazamiento, 49%.