Nº2 ENTONAR EL AIRE
Editorial 2 Presentación 3 Funza, una celebración por las palabras 3 Letras funzanas: inspiración en tiempos de incertidumbre 4 Entonar el aire 5 René Rebetez, el crononauta de Subachoque 19 Cartografías del Silencio
Artículo 6 Leyendo, creando y experimentando en las infancias 11 La lectura en voz alta desde la virtualidad 12 Ánthropos Anágnosi, el inicio del reconocimiento 22 ¿Por qué hablar de la Grecia antigua en el siglo XXI? 26 La lectura a viva voz es magia y fuerza para el lector 29 El contador de historias 33 Boom de autoayuda
Recetas colombianas, sabores y memorias con voz de mujer 8 Parte I 24 Parte II
Cuento 7 No hay clase 12 Una playa singular 16 Florecer 17 Ay... Daniel 18 Ballet 22 Apendicitis 27 Instrucciones para matar al Coco 28 La literatura es mi madero de náufrago
Poesía 12 Arquitectura temporal 12 Sonido de las flores 17 Tejidos del disparo 23 Presagios de café 27 La eternidad en un guiño 27 Golpe 33 Canto I 34 Ya no llores más, abuelo
Reseña 5 Florecimiento prematuro 13 La mujer tigre 18 Román Pires, el intérprete del clavicordio 32 Sobre el almohadón de plumas
Oralitura 13 El compositor 13 Deseo 27 El que reza y peca empata 28 Pasajeros 29 Crónica de Viernes Santo
Juegos de palabras 14 Parte I: niñas y niños de 3 a 9 años 30 Parte II: niñas y niños de 7 a 12 años
Narrativa Gráfica 34 El mono desnudo
Ganadores Concursos Municipales 36 Concurso Municipal de Cuento 39 Concurso Municipal de Ortografía
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Fotografía: Enrique Barbosa
Presentación
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a pasado un año ya desde que presenté el primer número de la revista literaria Alondra. Hoy, mientras escribo estas palabras, reitero mi orgullo frente a los procesos culturales que, en ese primer texto, resalté.
Funza, que en todo sentido vive en constante desarrollo, también lo hace cuando avanza a la vanguardia en materia de producción editorial. Este segundo número de Alondra presenta, además del gran talento artístico de los estudiantes de la Escuela de Literatura del Centro Cultural Bacatá, un conglomerado de piezas gráficas que dialogan, todas, con los temas de los textos que allí han sido publicados. Alondra continúa siendo ese punto de interconexión entre artistas gráficos, ensayistas, docentes, narradores y poetas que ponen de relieve las riquezas de nuestro municipio. En nuestro territorio la palabra se eleva gracias a todas las personas que, desde el trabajo juicioso y articulado, unen esfuerzos con la Administración Municipal para dar paso a producciones que se destacan por sus altos estándares de calidad. Hoy, no dudo al afirmar que la articulación entre la Escuela de Literatura del Centro Cultural Bacatá, el Biblioparque Marqués de San Jorge y la Red del Lenguaje en este gran proyecto que hemos llamado Plan Municipal de Lectura, Escritura y Oralidad, sigue gestando proyectos de gran impacto para toda nuestra comunidad: • Dos talleres inscritos a la red nacional de talleres de
• Festival Internacional de poesía Cartografías del silencio. • Antología de cuento y poesía Funza 2021. • Simposio Nacional de Escritura Creativa. • Reconocimiento departamental a la Escuela de Literatura con más de 15 talleres de formación y difusión de nuestras escritoras y escritores locales. Lo anterior, como consecuencia de las orillas artísticas y administrativas que trabajan asiduamente con el fin de brindar espacios para la cultura y la producción editorial en el municipio, que facilitan, en muchos sentidos, el acceso libre al conocimiento y la exploración estética que, en estos tiempos, se ha vuelto tan necesaria. No cabe duda, Funza está cumpliendo con una de sus principales metas: consolidarse como la Ciudad Universitaria de Colombia. Y para ello seguiremos aportando los recursos necesarios con el fin de otorgar lugares para el desarrollo intelectual y artístico de este municipio que, como guapuchero, me hace sentir honrado y orgulloso. Agradezco a todas las personas que aportaron a la construcción de este nuevo número de Alondra. Y a quienes se encuentran interesados en los procesos de escritura y lectura del municipio, los invito a que se unan a la Escuela de Literatura. Dios les bendiga.
escritura creativa RELATA. • Concurso municipal de ortografía.
Daniel Felipe Bernal Montealegre • Alcalde 2020-2023
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Funza, una celebración por las palabras
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l Ministerio de Cultura, este año, celebra la vida y obra de uno de los más grandes poetas que ha visto nacer Colombia: Héctor Rojas Herazo. Hoy, al presentar Alondra II, un territorio en el que se siembran semillas para la Literatura del municipio, imagino que, dentro de no mucho tiempo, los escritores que se dieron a la tarea de crear y creer en el arte de la palabra, tendrán también un lugar en las letras nacionales.
Desde el Centro Cultural Bacatá y la Funza Líder hemos venido realizando esfuerzos para tener a grandes escritores en los conversatorios y recitales de poesía Cartografías del Silencio. Esto se ha visto reflejado en la gran acogida de parte de todos los habitantes del municipio que, tanto en las transmisiones virtuales, como en los eventos presenciales, han tenido la oportunidad de compartir con figuras de la talla de Víctor Gaviria, escritor y cineasta.
El Centro Cultural Bacatá se ha comprometido, desde todos sus flancos, con el arte. Este año, específicamente en la Escuela de Literatura, hemos notado cómo el creciente interés de la población en el conocimiento que allí se comparte, ha representado un aumento significativo en los procesos que se llevan al interior de los 15 talleres que la conforman.
En este segundo número de Alondra celebramos la palabra, la creación, el arte funzano, la capacidad creativa de todos nuestros estudiantes. Con el gusto y el orgullo que me provocan los textos y obras gráficas que aquí se incluyen, no me queda más que invitar a los guapucheros a leer estas obras que, de una y mil formas, nos invitan a conocernos y reconocernos como habitantes de este territorio que sigue y seguirá creciendo en los procesos artísticos y formativos que han tenido lugar en nuestro Centro Cultural Bacatá.
Es un completo orgullo, entonces, ver cómo las personas que de forma individual crean historias, poemas y otras expresiones relacionadas con la Literatura, se unen aquí para dar vida a un compilado sólido y de calidad: la revista literaria Alondra II.
Juan David Barbosa Silva
• Director Centro Cultural Bacatá
Ilustración: Juan Carlos Galindo
Letras funzanas: inspiración en tiempos de incertidumbre
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s un hecho, los que estamos leyendo estas palabras somos sobrevivientes (hasta ahora) de la primera pandemia del siglo XXI, gracias en parte a que pudimos tener ocupada nuestra mente y nuestra creatividad, en las artes de la palabra, una vacuna para el alma. Es un honor presentar Alondra II, segunda edición de la primera revista literaria de Funza, hecha con amor y una pasión inusitada por las letras de nuestro municipio, pero también con una clara proyección nacional e internacional por su enfoque y calidad. La revista selecciona lo mejor de los procesos adelantados por el Centro Cultural Bacatá en el marco del Plan Municipal de Lectura, Escritura y Oralidad, además de mantener un hilo conductor activo y pertinente de cada uno de los contenidos. Se destaca la alta calidad de las ilustraciones y fotografías que acompañan las notas, artículos, cuentos y piezas poéticas,
materiales seleccionados con un sentido estricto de la estética que hacen de Alondra una revista amena y al mismo tiempo un medio literario profundo y altamente pertinente en la actual crisis. Felicito a la maestra Aura García Fontecha y a su equipo de la Escuela de Literatura por repetir el acierto y mantener viva la llama de las artes de la palabra, también agradezco a nuestro director del Centro Cultural Bacatá, maestro Juan David Barbosa Silva y por supuesto a nuestro alcalde, Daniel Felipe Bernal Montealegre por su apoyo irrestricto a nuestros proyectos. Alondra II hace parte de un conjunto de publicaciones con las esperamos impactar de manera directa sobre los proyectos de promoción de lectura, escritura y oralidad de Funza. No queda más que invitar a los lectores a devorar esta bella revista, de principio a fin, como un delicioso plato de buena literatura y socializarlo con sus amigos y conocidos.
Víctor Manuel Mejía Ángel
• Director Plan Municipal de Lectura Escritura y Oralidad de Funza PMLEO
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Entonar el aire
EDITORIAL
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na nueva alondra ha llegado a nuestras manos, hemos dejado atrás las Casas habitadas para ocupar el aire con nuestras voces de ave de humedal. La oralidad, la escritura creativa y, por supuesto, la producción editorial local han sido las protagonistas de los proyectos que hemos desarrollado en el 2021, por lo que es un orgullo para mí presentar el segundo número de la Revista Literaria ALONDRA, como resultado del proyecto pedagógico y artístico que desarrollamos desde los procesos de la Escuela de Literatura del Centro Cultural Bacatá, con apoyo del Biblioparque Marqués de San Jorge y la Red del lenguaje de Funza. Una publicación creada enteramente en nuestro municipio con aportes de los integrantes de los 15 procesos de formación artística que componen nuestra Escuela; escritores y narradores gráficos de todas las edades, a quienes agradezco por transcribir parte de su lectura del mundo en estas 40 páginas, rodeadas por la ilustración para la portada creada por la artista Dani Elisa, con su interpretación de los elementos de nuestra identidad cultural funzana, que aporta al concepto general para este número: la ternura manifiesta en las prácticas de la lectura en voz alta. Como Comité editorial nos hemos esforzado por ofrecer a nuestra comunidad una revista de calidad artística con diversidad en géneros literarios que van desde la poesía, el cuento, la oralitura, pasando por el artículo de opinión, la reseña crítica, hasta las secciones acostumbradas para Cartografías del Silencio, los concursos literarios municipales, la semblanza del autor cundinamarqués y tres secciones específicas para los procesos creativos realizados por nuestras niñas y niños, la voz de la mujer y narrativa gráfica. La administración de Funza Ciudad Líder se ha caracterizado por apoyar y promover los diversos procesos culturales que habitan nuestro territorio. Aunque aún nos quedan retos por completar, Funza ya es referente de la creación literaria del departamento de Cundinamarca, y es un gusto para mí agradecerlo a nuestro Alcalde Daniel Felipe Bernal Montealegre, por fomentar espacios donde el arte y la literatura entonan culturas de paz y construcción
de memorias colectivas. Gracias a los esfuerzos de la Administración municipal y la Dirección del Centro Cultural Bacatá, en cabeza del maestro Juan David Barbosa Silva, hoy nuestros escritores funzanos tienen la oportunidad y confianza de ver sus obras en publicaciones de alta calidad artística como la que hoy presentamos, y es que no hay una mejor estrategia para promover la lectura y atrapar a nuevos lectores entre nuestros habitantes, que propiciar espacios de encuentro para escuchar las voces en alto de nuestros propios familiares, vecinos, amigos y docentes. De igual manera, quiero agradecer al maestro Víctor Manuel Mejía, Director del Plan Municipal de Lectura, Escritura y Oralidad de Funza, por su liderazgo y compromiso con el crecimiento del sector, sin olvidar su rol como fundador del Taller de narrativa Funza para contar, que hoy permanece después de 12 años entre los procesos de la Escuela de Literatura. No me puedo despedir sin exaltar el juicioso compromiso de mi equipo de trabajo, Comité editor de esta publicación, docentes de la Escuela de Literatura del Centro Cultural Bacatá. Los maestros Jorge Valbuena Montoya, Andrés Susatama y Anderson Alarcón Plaza, y la maestra Dayana Álvarez Piñeros; profesionales apasionados por las artes, cuya labor social ha propiciado la creatividad y originalidad evidente en las piezas que componen esta revista. Así mismo, al diseñador Leonardo Parra Avilán y a nuestro pasante Nicolás Cruz González, gracias a ambos por aportar su visión artística a la cimentación de este proyecto. Concluyo realizando la invitación a compartir el contenido de esta revista practicando la lectura en voz alta. Todos juntos construimos el camino lector, encuentros entre nuestras formas de leer y conectar con la vida, leer a otros, leer para otros. Con el encanto de las palabras llegan siempre la apertura de nuestras posibilidades para asombrarnos, consultar, aprender, construir, deconstruir y poder expresar posturas propias. En este devenir constante entre lo que escuchamos, lo que vemos, lo que sentimos y nuestra identidad como sujetos del lenguaje libres, entonamos nuestras voces con el aire, y con el aire viajamos entre estas páginas, rumbo a las que aún nos quedan por cantar.
Aura García Fontecha
• Coordinadora Escuela de Literatura del Centro Cultural Bacatá • Directora artística y editorial
Fotografía: Enrique Barbosa
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René Rebetez, el crononauta de Subachoque Jorge Eliécer Valbuena Montoya • Docente EFAC Literatura CCB
al país que quiso transformar desde que conoció en el colegio a quien sería su compañero de utopías, Camilo Torres Restrepo, amigo de Los nadaístas y la Generación Mito, el país que tuvo que dejar a los 16 años para crearse un futuro en Ginebra, donde estudió Ciencias económicas, y donde conocería la vida bohemia que le enseñó que “escribir es un viaje”. No ejerció su carrera de economía, o sí, quizá de otro modo, por todo cuanto alcanzó a hacer y deshacer en su vida. Cuando regresó a Colombia a sus 24 años se hizo gerente de importantes editoriales y revistas que le mostraron un lado decepcionante de la clase política colombiana y que lo motivaron a viajar a Cuba con el fin de apoyar la revolución. Entregado a la causa en la isla, conoce al Che Guevara y los detalles de los cambios que se auguran en el continente, pero su espíritu de viajero lo lleva a México, donde decide aprender el arte de la restauración, lugar donde inicia la publicación de sus obras y donde fundaría junto a Alejandro Jodorowsky, la importante revista Crononauta, primera publicación Latinoamericana dedicada a la Ciencia Ficción.
Ilustración: Guapucha
“Aún hay más” reza el epitafio de René Rebetez sobre la lápida de su tumba en Providencia, su última morada, “mirando al mar”, como lo pidió antes de morir, pero en Subachoque Cundinamarca, donde nació en 1933, el aire tranquilo que ronda sus callejuelas parece ser el lugar predilecto para leer la obra que dejó este gran escritor colombiano, que aunque poco se habla de él y poco se difunde, es al acercarse a sus letras que nos encontramos con ese otro país imaginario que nos cambia las coordenadas de nuestra memoria. Las palabras de su epitafio no podían ser más indicadas para referirse a una vida habitada intensamente, sin límites ni fronteras (físicas o imaginarias), Rebetez fue un viajero incansable, pensador, filósofo, mago, economista, poeta, actor, revolucionario, editor, productor de cine, bucanero, místico, guionista, ajedrecista, narrador, restaurador de arte, antropólogo, cocinero, entre otras labores que ejerció como si la vida fuera un librocuento que cambia de capítulos y personajes cada cierto kilometraje de páginas. Su vida se puede recorrer como una novela de viajes o una suerte de Mil y una noche donde cada episodio trae uno nuevo, más inesperado que el anterior. Hijo de un relojero y de una pintora, nieto de un escultor; pasó su infancia entre Subachoque y Bogotá y por azares de la vida tuvo que presenciar momentos y personajes emblemáticos del país. Recibe su juventud expulsado del Colegio San Bartolomé, por “transgresor”, corriendo por las calles incendiadas del Bogotazo, viendo a los ojos
Si por algo conocemos con mayor vehemencia a René Rebetez es por su obra literaria, pero más específicamente por ser el escritor de Ciencia Ficción más importante que ha tenido Colombia y por la manera certera de pensarse su oficio. De la Ciencia ficción afirmó que era más que un género literario, que es una filosofía, una forma de pensar quiénes somos y hacia dónde vamos, una forma de habitar el pensamiento que va más allá de la literatura. Valiosos argumentos que desarrolló en sus textos narrativos y en sus ensayos, obras que siguen vigentes, acercándonos a los debates abiertos sobre la Ciencia Ficción en la actualidad. Parece haber sido un escritor para leer en el futuro o como el título de su más importante antología, un contemporáneo del porvenir. Así nos acercamos a sus obras como a un viaje místico en el tiempo, que no termina de perdurar. Sus obras emblemáticas en cuento son: Los ojos de la clepsidra: cuentos y poemas, México, Pájaro cascabel, 1964; La nueva prehistoria y otros cuentos, México, Diana, 1967; Ellos lo llaman amanecer y otros relatos, Bogotá, Tercer mundo, 1996; Cuentos de amor, terror y otros misterios, Bogotá, Cooperativa editorial magisterio, 1998. En ensayo: La ciencia ficción: cuarta dimensión de la literatura, México, SEP, 1966; Rayo: el alquimista, Roldanillo, Ediciones Embalaje del Museo Rayo, 1990; La odisea de la luz: ciencia y sufismo, Bogotá, Martínez Roca, 1997; Providencia: el último refugio, Bogotá, Tercer mundo, 1998. Reseñas: El libro de hoy, México, Diana, 1968. Antologías: La ciencia ficción: breve antología del género, México, SEP, 1966; San Andrés y Providencia: gastronomía isleña, Bogotá, Nueva gráfica digital, 1997; Contemporáneos del porvenir, Bogotá, Espasa, 2000.
Florecimiento prematuro Gloria Esperanza Mora • Taller de Literatura Universal, Escuela de Literatura El cuento titulado “El regreso” es una historia corta pero bien narrada de una situación específica transcurriendo en calma, sin notorios sobresaltos; cotidianidad en un pueblo apartado y olvidado por todos. Muchos detalles del presente sin ahondar en un pasado doloroso y común para casi todos los personajes, excepto para Hilda quien retoma sus recuerdos dando detalles sueltos de lo ocurrido, dolorosamente distanciado al de los demás, recuerdos que la convierten en una desalmada y vengativa hermana que frente al inminente regreso de una supuesta muerte decide mentirle a su progenitora.
Esta historia, escrita por Fernanda Trías, uruguaya de 44 años quien ha publicado tres novelas en diferentes editoriales iberoamericanas y un libro de cuentos, nos enseña la madurez obligada que puede presentar un niño a causa de traumas que no debió vivir. Nos transmite la sensación de que el madurar física y mentalmente de una forma inesperada y traumática no siempre es una madurez sana, aunque aparentemente no pase nada.
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Leyendo, creando y experimentando en las infancias Chris Dayan Melo Tarquino • Promotora cultural - Biblioparque Marqués de San Jorge
Lidia Bravo Sepúlveda Andrea Rodríguez Cachaya Natalia Parra Avilán • Guías de servicio bibliotecario - Biblioparque Marqués de San Jorge
Fotografía: Felipe Romero
Garvey afirma “el niño no juega para aprender, pero aprende cuando juega”, esto mismo sucede en la adquisición de la lectura, debe darse de manera expresiva y dinámica, es por ello que a través de la Línea de Promoción y animación de lectura del Biblioparque Marqués de San Jorge, se implementa en los diferentes jardines del municipio la estrategia de lectura, escritura y oralidad, a través de condiciones pedagógicas y didácticas que tienen como base los cuatro pilares de la educación inicial como mediadores para el aprendizaje: el ambiente, el juego, las artes y la literatura.
El taller “Me reconozco cuando te leo” ha sido liderado por la promotora cultural Chris Dayan Melo Tarquino y apoyado por las promotoras culturales Natalia Parra, Andrea Rodríguez y Lidia Bravo. A continuación, mencionaremos algunas de las experiencias significativas de las actividades didácticas que hemos creado a partir de estos pilares: El ambiente: Por medio de la lectura en voz alta, la entonación, los gestos, la observación y uso de sonidos del espacio en el que se realiza el taller, los niños y niñas logran realizar una lectura dialógica y un reconocimiento del espacio de lectura que proponemos; así mismo, a través de respuestas a preguntas simples se permite el desarrollo de su capacidad comunicativa verbal y no verbal, además de la creación de nuevas historias y asociaciones en relación con el texto que usamos como base. El juego: A lo largo de los procesos realizados, nos enfocamos en la diversión como parte fundamental de la experiencia (brincar, saltar, agacharse, trepar, gritar, esconderse y girar), también provocamos la imaginación a través de escenarios
y personajes creados y fomentamos la integración en los grupos con actividades simples como llevar el ritmo de la música, actuar y bailar. El arte: A modo de recordatorio de la experiencia o producto artístico de la sesión, los niños y niñas son guiados para desarrollar una manualidad relacionada con la obra literaria que se ha trabajado, sucede pintando con los dedos, coloreando plantillas, creando personajes y escenarios con plastilina, escarcha, origami, foamy, e infinidad de materiales que promueven la imaginación y nos dejan recuerdos únicos con el sello personal de cada uno de los participantes. La literatura: Los libros-álbum y libros de tela han sido indispensables en las actividades desarrolladas en los jardines. Estos son objetos atractivos por su variedad de símbolos, narrativas sencillas, personajes cercanos e historias de fácil recordación. Por medio de ellos, los niños y niñas se relacionan con habilidades de categorización y conocimiento del mundo importantes para su crecimiento: emociones, colores, formas y texturas.
Un día de taller: ¡Me reconozco cuando te leo! Antes de llegar al jardín programado, alistamos los materiales, los cuentos, las canciones y los juegos que vamos a utilizar, también nuestras orejitas de animales porque al vernos disfrazadas, los niños y las niñas se sienten más tranquilos y el vínculo con nosotras se fortalece. Durante el trayecto al jardín vamos practicando los cantos, recordando los cuentos con toda la expectativa de conectarnos con ellos y pasar un momento divertido y pedagógico para todos. ¡Hemos llegado!, al ingresar las docentes nos reciben con un cálido saludo de bienvenida, los estudiantes nos observan con curiosidad, ya han visto nuestros
disfraces y les da mucha risa por lo que preguntan sobre eso, ya saben que será un día diferente en el jardín. A continuación, les mostramos todos los libros y el material que vamos a utilizar durante nuestro taller, así vamos preparando el ambiente. Ellos no pueden evitar ojearlos, explorarlos, intentar leer alguna palabra o interpretar alguna imagen, ya que hemos seleccionado historias agradables y adecuadas para su edad, libros que tienen imágenes grandes y texturas, rimas, cuentos para cantar, entre otros. Las docentes preparan a los niños en el aula y damos inicio con nuestro “Saludo a la naturaleza”, por medio de esta
canción los niños y las niñas aprenden la importancia del cuidado del medio ambiente y de sí mismos, fortaleciendo así su autoestima y la importancia de agradecer un nuevo día. Inmediatamente pasamos a un juego que permite despertar su atención y concentración (usamos juegos de coordinación visual y auditiva y juegos sensoriales), poco a poco todos los niños se van conectando con la actividad. Ya estamos listos para iniciar con la lectura en voz alta de nuestro cuento con la dinámica introductoria del “libro preguntón”. Les cuestionamos sobre los personajes, espacios, colores y título del libro. Esta dinámica la creamos con el fin de
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que los niños estén atentos a la historia ya que, si alguno se distrae, el libro se cierra hasta que todos estén atentos nuevamente. Cuando inicia la narración, todos los niños se encuentran a la expectativa de la historia y sus personajes, a medida que transcurre el relato realizamos preguntas sobre lo que acabamos de leer del tipo: ¿en qué lugar sucede la historia?, ¿cuántos personajes hay?, ¿qué están haciendo?, ¿qué sonido emite este personaje?, ¿se trata de un animal o de una persona?, ¿de qué color es su ropa?, ¿qué emociones transmiten sus gestos? Así permitimos la participación activa de todo el grupo hasta finalizar el cuento, jugamos con las palabras y compartimos entre todos la enseñanza o reflexión que podemos inferir de esta historia. Llega el momento de crear y para ello realizamos una actividad artística que hace posible que los niños y las niñas puedan expresar sus sentimientos y emociones a través de otro medio, distinto al verbal, fortaleciendo valores como la autoconfianza, el trabajo en equipo y estimulando su conocimiento del mundo y motricidad fina. Finalizada la actividad manual, fomentamos la exploración del resultado de sus propias creaciones y de las de sus compañeros. Ha llegado el momento de despedirnos, no sin antes decirles que pronto volveremos a vernos en otro juego literario. Así, regresamos al Biblioparque con una gran
sonrisa por haber realizado nuestra misión con amor y dedicación, rumbo a empezar de nuevo y prepararnos para otro espacio, otros libros, otros dibujos, otros niños y niñas, otras sonrisas, otras experiencias.
”Es importante fomentar la lectura en los niños ya que mejora el lenguaje, desarrolla la capacidad de concentración, memoria y estimula la imaginación. Los talleres son muy enriquecedores, generan un estímulo positivo, generan ambientes diferentes y nos han gustado mucho.” Carolina Rojas, Docente- Gimnasio Pedagógico la Granja de José Funza “Fomentar la lectura a temprana edad mejora el lenguaje y la expresión en los niños, las actividades han generado en los niños alegría, gritos de felicidad ya que son actividades motivantes, creativas y nuevas en donde se les permite cambiar de ambiente y explorar libremente.” Mirian Henao, Labradores Funza
“Educar con amor es la clave precisa para estimular el buen desarrollo de un niño. Actividades tan dinámicas y bonitas como las que nos ofrecen ustedes en cada una de sus visitas nos motivan a enseñarles más cosas a nuestros niños. Gracias por este gran aporte a la educación donde hacen que cada niño exprese sus emociones con cada lectura e interpretación de cuentos, es una bonita manera de dar amor.”
Docente-
Guardería
“Las actividades que se proponen desde la promoción del Biblioparque han fortalecido vínculos afectivos, amplían el vocabulario y aportan en el proceso cognitivo de los niños. Han sido actividades lúdicas orientadas al proceso de aprendizaje y se interrelacionan con las temáticas de nuestro jardín.” Carolina Villareal, Docente- Gimnasio la Sabana Funza
Paola Rozsi Parra Roa, Docente- Fundación Mundo Mágico Funza
No hay clase Daphne Monsalve Ravelo • Semillero Juvenil de escritores funzanos, Escuela de Literatura El marcador se apoyaba y garabateaba en el pizarrón haciendo un chillido casi insoportable. Dibujaba ecuaciones para los niños de sexto grado. El profesor con zapatos negros, de esos que venden “chiveados”, que en vez de Adidas decían “Adadis”, se dio media vuelta y con tono firme exclamó: —¿A alguien le gustaría resolver el punto 3? Hubo un silencio fastidioso, o eso se creía escuchar. Allá en su puesto todo manchado de lapiceros y colores, y con stickers de carros y balones, estaba Hernando, chismoseando con su compadrito, Juan Manuel. —¡Hernando! —refunfuñó el profesor. Yo supongo que, si está tan cómodo y ya hizo los ejercicios, no le importa venir y dar la clase usted.
Hernando estaba fresco como lechuga y aclaró en frente de las miradas amenazantes de sus compañeros: —Claro profe, será un placer. Se puso en el frente de la clase, con sus zapatos desanudados y su camisa medio salida de su pantalón, y con cara seria, de esas fingidas, dijo: —Estimados estudiantes de la clase, me gustaría informar que… ¡LES DEJO LA CLASE LIBRE! El profe se largó de la clase, rojo de la rabia, y la clase celebró con chicles.
Canto de Alondra La lectura en voz alta te obliga como lector a leer más allá de ti. No eres el único que busca entender el texto y sería egoísta no compartirlo apropiadamente. Así que procura que te oigan tantas personas como puedas ver. Párate derecho para que el aire fluya con libertad, y con él tu voz; también proyecta la voz, nada de murmullos ni gritos. Ya el público juzgará el texto y opinará de él, pero desde que cumplas bien tu papel de lector, el público y, sobre todo el texto, te lo agradecerá.
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Recetas colombianas, sabores y memorias con voz de mujer Creación colectiva Círculo de la palabra femenino, Escuela de Literatura Introduce Dayana Álvarez Piñeros • Docente EFAC Literatura CCB
Allí donde la tierra había devorado a los olvidados, nació una plantita verde, llena de arruguitas y con puntitos blancos. Las mujeres y los hombres la probaron, les gustó, se la comieron, entonces recordaron. Había nacido la memoria. Nicolás Buenaventura
Este recetario se consolida como un legado que pretende escuchar algunas de las memorias gastronómicas proyectadas en recetas. Aquí cada texto representa la historia del territorio colombiano, un referente de algunas regiones del país, que hoy se encuentran en un lugar común, Funza, donde se cocinan diversas estrategias para fortalecer las subjetividades femeninas.
Las voces descritas a continuación, constituyen un tejido comunal, vecinal y sororo. Recetas que desatan historias familiares y los saberes heredados, relaciones entre mujeres y saberes con nuestras ancestras. Un motor narrativo que posibilita encuentros, chismes, risas, comidas, que a su vez configuran prácticas para la democratización de las ideas, los saberes, los recuerdos y las memorias; pero sobre todo la posibilidad de participar activamente en la narrativa histórica escrita por mujeres en nuestro país.
Añoranza de Guayaba Rocío Castañeda Medina Recomiendo reunirse con la familia una tarde de esparcimiento, después de jugar con los niños, acompañar la jalea con un trozo de queso o un vaso de leche. Ingredientes • Guayaba • Agua • Panela Cuando empieza la temporada de cosecha de guayaba, siento el olor de la jalea cocinando en el fogón de leña.
Preparar jalea era una jornada larga: levantarnos a las cinco de la mañana, hacer las arepas, embotellar el aguapanela, alistar el canasto, salir a caminar más de una hora para llegar a la orilla de la represa —donde las guayabas se encontraban por montón— y trepar en los guayabos para recoger las más bonitas y que no estén llenas de gusanos. La competencia de quién bajaba más guayabas la ganaba mi hermano. Él tenía esa agilidad para poder subirse con rapidez en cualquier guayabo, siempre se las ingeniaba para ganar. Comíamos a la orilla de la represa, mi mamá improvisaba el fogón mientras mi papá nos enseñaba a poner la carnada para pescar. Cuando estaban llenos los canastos caminábamos de regreso a casa, encendíamos el fogón y empezábamos con la preparación: Se deben escoger las guayabas más maduras y bonitas —porque mi mamá no permitiría que llevaran ni un negrito, eso le cambia el color a la jalea—, lavarlas bien y atizar el fogón para que la candela sea fuerte y las cocine más rápido. Hay que cocinarlas, que queden blandas, no quemadas. Las ganas de una cucharada de jalea nos hacían perder la paciencia, pero ahí siempre estaba la señora Rosana, mi mamá, con ceja fruncida. Ilustración: Brandara
Ilustración: Luisa Valero
A las cinco de la mañana empezábamos la jornada moliendo el maíz pelao para las arepas, lo que nunca nos gustaba, así que nos turnábamos. Nuestros brazos se cansaban, pero otras vueltas con tal de probarla no importaban. Cuando pasábamos las guayabas por el colador sabíamos que nuestro trabajo había terminado. De ahí en adelante mi mamá se encargaba, hacía el melao con la panela, agregaba la pulpa de la guayaba, reacomodaba muchas veces las brasas para distribuir el calor, revolvía constantemente la pulpa para que no se pegara y probaba si ya estaba en su punto. Cuando pasaba la cuchara y se veía el fondo del caldero sabíamos que ya estaba. Cada uno alistaba su plato de lata para que se enfriara, el más bonito siempre fue el de mi hermana menor, azul con dos rosas rojas en el centro. El de mi papá nunca supimos de dónde apareció, decía ejército nacional, era el más grande.
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El amor de la abuela sabe a... Carolina Medellín Uno a uno se va armando, el amor en trozos se está cocinando.
Husmeo entre las ollas, cual si fueran cajas de sorpresas... destapo la primera, ¡Ummm, presas de pollo! Destapo la segunda, hirviendo está el arroz, en una más pequeña se cocinan las arvejas.
¿Qué haces abuela? Revuelvo la masa, limpio las hojas, echo agua a la olla para que después de envueltos vayan a cocción.
El guiso de la sartén, me seduce con su olor. ¿Esa grande qué tiene?, trocitos de cerdo. ¿Y en la que está al lado?, papitas al vapor. La abuela grita desde la mesa: ¡Ojo con la zanahoria! La tía pone al momento res y huevos al fogón. Ilustración: Luisa Valero
Nubes de naranja para recordar a mamá Carolina Quiñones Tu sonrisa se dibuja en nubes de naranja como los rayos del sol que calientan mi alma cada nuevo amanecer. En la casa de mi infancia, mi madre nos deleitaba con sus exquisitas recetas. El ponche de huevo, que batía con azúcar hasta formar espesas nubes blancas que se deshacían en la boca, el arroz con pollo y su toque de pimentón, papitas fritas y la pasta rociadita con queso mozzarella. El sábado o el domingo teníamos el privilegio de sentir por completo su exquisito humor. Su mirada profunda y tal vez triste que se regocijaba mirando a sus cuatro traviesas y risueñas niñas. Recuerdo su voz llamándonos
para beber este mágico elixir, sus días alegres, brillantes y mágicos en los que tuvimos el honor de ser acompañadas por tan hermoso ser. Mamá preparaba una deliciosa bebida de jugo de naranja, hace mucho que yo no la preparo, pero de repente llega a mí como cuando fortuitamente, un olor, un sabor o una canción traen recuerdos y consigues retenerlos y perpetuar su esencia. Para traer a la mente los hermosos recuerdos de mi madre y de mi infancia necesitaré:
Preparación Todo a la licuadora, memorias de sus abrazos, besos, sus palabras, su sonrisa, su gracia y gran esencia. Recomiendo beberla en una tarde soleada, escuchando una de sus canciones favoritas… será un deleite para la mente, el cuerpo y el alma.
Receta para ocho comensales (Siete traviesas niñas y un pequeño encantador) • El zumo de dos naranjas bien jugosas • Dos claras de huevo batidas • Dos cucharadas de azúcar • Dos pocillos de leche Ilustración: Luisa Valero
Arroz Atollado: todo un beneficio Miriam Ruby Morales Cada día llego al templo de la cocina con amor y dedicación a preparar los alimentos para mi familia con sazón y sabor. ¡Antojando ando, qué rica vida!
Me encanta el arte de cocinar, es un rito, placer para mantener la vida saludable, además, aporta beneficios emocionales y físicos. La comida es mucho más que algo que sabe bien y llena la barriga, necesitas aprender a saborearla y disfrutarla intensamente.
Elaboración Ingredientes para 10 personas Cocción 60 minutos
Ilustración: Luisa Valero
• 1 zanahoria grande rallada para darle color al arroz • 1 pimentón grande rallado • 2 libras de habichuela • 1 libra de arveja desgranada
• 1 kilo de arroz • 1 pechuga de pollo grande • 1 libra de carne de cerdo • 6 chorizos santarrosanos • Salchichas rancheras • Aceite • Especias: tomillo, laurel, ajo, perejil • 4 cebollas cabezonas
Cortas la carne de cerdo, en cubos pequeños, la cebolla en rodajas, la pechuga, y el chorizo. En una olla grande debes poner a fuego lento el aceite, sofríes la cebolla cabezona, las carnes, el ajo y el pimentón. Pones a hervir dos tazas de agua, recuerda agregar una cucharadita de bicarbonato para que las verduras no pierdan el color. Deja cocinar por diez minutos y luego adicionas el arroz, las hojas de laurel, el tomillo, la zanahoria y las carnes.
ALONDRA
10
Nov.2021
Recuerdos de mi abuela Diana Trujillo Trujillo Hay recuerdos que evocan un aroma, nos hacen pasar saliva y pensar en nuestros seres amados. Aún permanecen en mi mente los olores
deliciosos que emanaban de la cocina, allí siempre estaba mi abuelita, con sus recetas y saberes de toda la vida. Nos reuníamos en familia, escuchábamos villancicos, el árbol era un arbusto seco, que se envolvía en algodón con luces de diferentes colores y adornos navideños.
Las navidades de mi infancia traen a mi memoria un sabor y olor especial. Receta para 8 personas Ingredientes • 8 piernas de pollo • Una yuca grande • Arracacha • Plátano verde • Papa sabanera • Cebolla larga • Cebolla cabezona • Cebollín • Un trocito de pimentón • Ajo • Tomate • Sal al gusto • Arroz • 2 aguacates Elaboración
En una olla grande colocar 8 piernas de pollo, previamente lavadas. Agregar trozos de yuca, arracacha y plátano verde. Dejar en cocción por 15 minutos, luego adicionar papa sabanera. Aparte cebolla larga, cebolla cabezona y cebollín, un trocito de pimentón, ajo y tomate, todo finamente picado. Agregar todo a la olla y dejar hervir. Finalmente, añadir la papa criolla por 10 minutos y servir acompañado de arroz y aguacate. Sugerencias Esta receta es deliciosa para hacerla el día en que la familia se reúne para decorar la casa. Después de recordar esta receta de mi abuelita, me han dado unas enormes ganas de hacerla, de solo pensarlo, ¡me saboreo!
Memorias de un cocido cundiboyacense Francy Liliana Díaz Rozo Porque todos los sabores surgen del vientre de la tierra. Mi madre siempre cocinó con la misma premisa con la que hizo las demás cosas que la sociedad de su época le entregó. La abuela Carmen con su consigna de que las mujeres buenas son las que mantienen el hogar unido, relacionó que, la cocina se circunscribe a garantizar que el alimento estuviera a las horas estipuladas en la mesa. Según me cuenta, la abuela Carmen le enseñó las recetas que hasta sus 85 años ella cocina, con algunas otras que fue integrando una vez asumió el matrimonio como otra de esas actividades aprendidas para encajar en la sociedad, el rol de esposa, luego de madre.
Pocas veces en verdad he pensado que disfruta de cocinar, es recurrente escucharla decir “no sé hacer más que los mismos sancochados de siempre”. Sin embargo, compartiré algo de lo que he recibido como herencia gastronómica de sus labios, no sin antes decir que, ahora las recetas de mamá tienen mi toque personal ya que, yo en verdad amo cocinar y de alguna forma es mi manera de honrarla ahora que, he asumido esta actividad como cotidiana en casa. El confinamiento por la pandemia me llevó a ese mágico lugar que guarda tantas cosas, disfruto de las texturas, los colores, los sabores, los aromas. Elaboración En un recipiente grande con agua y sal poner a cocer los cubios, chuguas, ibias, papa blanca y amarilla, previamente lavados y picados en trozos rústicos y medianos, así como las arvejas con vaina y las habas desgranadas, también las tres carnes partidas en trozos generosos, todo esto a fuego medio para que la cocción sea uniforme. En un sartén preparar un sofrito abundante en un poco de aceite con los tomates, cebolla, ajos, comino, color, tomillo y laurel. Una vez los tubérculos, vegetales y carnes tienen una textura blanda y suave verter sobre ellos el sofrito y dejar unos diez minutos más a fuego bajo. Pasados los diez minutos el cocido boyacense está listo para emplatar y pasar a la mesa.
Ilustración: Luisa Valero
Las cantidades de los ingredientes dependen siempre de la cantidad de comensales* • Chuguas • Cebolla larga • Ajos • Cubios • Tomates • Tomillo y laurel • Ibias • Comino • Papa blanca • Color • Papa criolla • Arveja con vaina • Carnes de cerdo • Pollo • Res • Habas Elegí esta receta no solo porque me conecta con mi madre sino con el resto de mis ancestras y la memoria del territorio que habitaron, porque despierta y activa la memoria, mantiene viva la identidad cultural de quienes somos en territorio cundiboyacense y muisca.
ALONDRA
11
Nov.2021
Ilustración: Ela Enia Montañera
La lectura en voz alta desde la virtualidad Endri Martín Torres Romero • Magíster en Filosofía Latinoamericana • Docente Red de Lenguaje de Funza
¿A qué edad debe empezar a leer en voz alta? ¿A qué edad debo empezar a leerle a mis estudiantes, a mi hijo? “En cualquier tarea, lo más importante es el principio… especialmente cuando se trata de algo joven y tierno”. Platón, La República. La lectura en voz alta desde la virtualidad no solo ha permeado a la comunidad académica, sino también a los eventos religiosos, espirituales, diplomáticos… todos los sectores se han visto involucrados, incluso la lectura de sentencias. Esto implica que cada uno tiene su particularidad, su entorno y disposición, así, se debe conservar lo sagrado que es leer desde las creencias religiosas, lo respetuoso desde las disposiciones legales como también los cuentos y lecturas de entretenimiento, cada espacio entonces conserva sus características y cada una merecerá un artículo de cuáles son las sugerencias que se deben tener presente. Leer siempre tiene un objetivo y leer en voz alta no es la excepción, esta se hace por las mismas razones por las cuales conversamos. Leemos para aprender, tranquilizarnos, para crear amistad, para entendernos como seres humanos, para saber de nuestra historia y en especial para despertar curiosidad, para inspirar e inquietar sobre un texto, autor o bien para asociar lectura con placer; pero, ¿cómo hacemos para leer en voz alta desde lo virtual?, ¿qué elementos se deben tener presente y cómo hacerlo para mantener una audiencia cautiva? Los docentes y muchas personas que utilizan la voz para expresar sus ideas o sus textos nos hemos visto involucrados en un nuevo
escenario, el cual exige una metodología y propuestas que generen acercamiento de los escuchas hacia lo que se quiere exponer; es por eso que expongo algunas ideas que pueden servir de orientación a los que leemos en voz alta, a los que nos agrada compartir textos o a los que nuestra profesión nos lo exige, no solo en este tiempo sino siempre, compartir textos a los demás y más a través de nuestra voz. Desde la experiencia de un año que transformó todo lo que conocíamos y las diversas actividades que se han realizado, propongo las siguientes pautas para llevar con éxito la lectura en voz alta desde la distancia, desde lo virtual, desde la nueva forma de comunicarnos: 1. Quizá es una perogrullada, pero entre más lee uno, mejor lo hace, más lo comprende y mejor metodología desarrolla, es decir que, para aprender a leer en voz alta desde la virtualidad, hay que hacerlo, este es el momento propicio donde la mente generará mucha creatividad. 2. Desde la virtualidad se debe conservar la misma entonación que en lo presencial, dado que no cambian las palabras ni el sentido de la lectura.
5. Generar al interior de la lectura preguntas o posibilitar la inquietud, para que los que están escuchando estén atentos y se puedan crear siempre una posible respuesta, o más dudas, o bien, más preguntas. 6. Compartir el texto en la pantalla no siempre es aconsejable, dado que los asistentes pueden adelantarse o centrarse más en lo escrito que en la voz de la persona que está narrando. 7. La lectura debe estar mediada por la incertidumbre, por lo que sigue, por lo que continúa en la narración, así se mantiene al receptor atento a lo que se está emitiendo y puede que le genere escribir notas o, al terminar, hacer preguntas. 8. En cuanto al vocabulario, es aconsejable resaltar internamente las palabras que no son comunes o que se desconoce el significado y socializarlas al finalizar la lectura. Esto con el fin de aclarar, poder cimentar la discusión y lo más importante: lograr que los oyentes comprendan el texto.
3. Se debe hacer énfasis en las pausas y entonación con la cual se quiere impactar, porque hay oportunidades donde no nos ayudarán los movimientos de las manos o el rostro, solo la voz.
9. El lector debe previamente conocer el texto y practicar la narración con el fin de vocalizar de manera correcta y clara las palabras. En el caso de los colegios y experiencias de las bibliotecas, lo recomendable es entregar el documento previamente y así evitar la mala disposición de una tilde que cambie el sentido de la oración: máquina, maquiná, maquina.
4. El texto debe ser llamativo o bien crear la expectativa antes de iniciar, porque actuaremos como la radio. Es decir que incentivaremos en las personas la imaginación, la creación y el interés en seguir escuchándonos.
10. Seguir siempre esta máxima: “podrás tener numerosas riquezas tangibles; cofres con joyas y baúles de oro. Pero más rico de lo que soy no podrás ser; tuve una madre que me leyó” (Strickland Guillilan. The Reading Mother).
ALONDRA
12
Ánthropos Anágnosi, el inicio del reconocimiento
Arquitectura temporal
Jaime Steven Grajales Barragán
Gloria Esperanza Mora
• Promotor Cultural Biblioparque Marqués de San Jorge
Se dice que, en el templo de Delfos consagrado a Apolo, se encuentra inscrita la sentencia “Conócete a ti mismo”. Muchos la atribuyen a Quilón (uno de los siete sabios), o al mismísimo dios Apolo. En cualquiera de los casos no es un dios ni un hombre el que ha tallado esas palabras en la piedra sino toda una cultura.
humano”, de igual manera, anágnosi viene del griego y es una derivación de anagnórisis que significa muchas cosas, entre ellas “reconocimiento de la identidad”. Por lo cual, cuando juntamos ambas palabras encontramos: seres humanos reconociendo su identidad, en este caso por medio de la literatura griega.
El trabajo de “conocerse a sí mismo” siempre ha estado supeditado a la individualidad. Este parte de la singularidad para definirnos en contraste con lo otro y así poder perfilar quiénes somos y qué hacemos, ejercicio que va dando sentido a la existencia. El problema de esta perspectiva, en el siglo XXI, es el desconocimiento de la Historia y la tendencia a hallarse en meros fenómenos de la actualidad que constituyen la punta del iceberg de los sucesos.
De esta manera, cada sesión de Ánthropos Anágnosi devela a sus asistentes particularidades que se han perdido o mal interpretado en el devenir de la cultura. Esto permite ver el fenómeno occidental desde otra perspectiva en la cual reconocemos por qué somos como somos y qué debemos hacer para cambiarlo. En ese sentido, el proyecto no estudia ambas culturas por separado sino una como la continuidad de la otra.
Ánthropos Anágnosi es un intento por develar en qué nos hemos convertido desde una perspectiva occidental-griega. Tanto la sentencia, como las dos palabras que componen el nombre del proyecto, nacen en el mundo helénico y nos invitan a reflexionar sobre el pasado. La palabra ánthropos viene del griego y significa “ser
La cultura griega y la colombiana no son más que aspectos separados de un fenómeno aún más confuso. La raza humana es la materia prima de la historia y los matices o las formas que cada época y cultura le dan a esta son tan solo experiencias del espectro. Debemos reconocernos para develar el misterio de nuestra especie.
Una playa singular
Sonido de las flores
Daphne Monsalve Ravelo
Beatriz Navas • Taller de Poesía Cartografías del Silencio ,
• Semillero Juvenil de escritores funzanos , Escuela de Literatura Eran las dos de la mañana. Pensamos que no encontraríamos ni un solo hotel abierto. Por suerte, logramos encontrar uno que nos ofreció sus gratos servicios. En la recepción había una hermosa mesa decorada con lúcidas promesas del mar, caracolas y caracoles, o quién sabe, ya no les pertenecen sus caparazones. Pusimos nuestras maletas en el suelo y nos fuimos a dormir. Acto seguido me pasó algo que usualmente es raro en mí. Cerré los ojos, ¿y cuál parpadeo?, ya eran las siete. Si no nos damos prisa, nos quedaremos sin desayuno. Nos bañamos, nos cambiamos, y nos fuimos en lancha a la Isla Palma. Nadé, buceé un poco y me divertí. Volvimos a casa cansados. Nos pusimos la pijama y nos fuimos a dormir. Qué raro. No sé porque nunca vi a mis padres y solamente me acompañó un cuadro y su recuerdo cálido.
Escuela de Literatura
Las flores meditan en primavera sospechan la tormenta de los pájaros el fluir inútil del silencio ante la caída de las hojas.
En el arroyo Dios desnudo.
Nov.2021
• Taller de Poesía Cartografías del Silencio, Escuela de Literatura Cromosomas, ajuar que borbotea Paso a paso, genes en construcción Un cuerpo humano surge, bembetea A.D.N. fuera del caparazón.
Brota al mundo con luz que parlotea Frágil prodigio, sin aclamación. Corre, avanza sin caer en Letea Efímero no ceder, su elección.
Escalas van donando sus aplomos Enseñanza, error, lección florecida Acuña aprendizajes, lo que somos.
Y al ver atrás la senda transcurrida Que en un suspiro cuál mágicos gnomos Sentimos, ¡oh!, que se nos fue la vida.
ALONDRA
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Nov.2021
El compositor
La mujer tigre
María Clemencia Botero Yali
Gloria Mora
• Taller de Oralitura y memoria, Escuela de Literatura
Les voy a contar mi historia, así a grandes rasgos. Por allá en los años sesenta, yo era un adolescente, me encantaba la música y daba serenatas con algunos amigos. Conocí a la que es mi esposa, nos casamos y decidimos irnos a vivir a Ecuador. Allí estudié música y ahorrando, ahorrando, pudimos irnos a Europa, exactamente a Francia. Fue duro, fue muy duro comenzar en ese país, pero los sueños, sueños son, y yo quería ser un gran músico. Entré a estudiar en el Instituto de Bellas Artes y me convertí en compositor de música de cámara. ¡Treinta años! ¡Ese fue el tiempo que permanecimos en Francia!, entre veranos, primaveras, inviernos, notas musicales y silencios, porque eso sí, yo dictaba clases de música para niños durante el día; y como yo he sido malo para el bullicio, cuando llegaba a casa, no se podía oír volar una mosca, porque mi refugio era sentarme a componer música para distraerme. ¡Me volví bueno en eso!, tanto que en Europa me reconocen como gran compositor, mis obras están registradas y se venden para ser presentadas en diferentes países del mundo: Alemania, Suiza, Rusia, Panamá, República Dominicana, Estados Unidos, Francia por supuesto, y muchos más. Pero me jubilé y la tierrita siempre llama, además que, a esta edad ya no soporta uno los cambios de clima; cada vez las estaciones pegan más duro, sobre todo el verano y el invierno.
• Taller de Literatura Universal, Escuela de Literatura Aquí les cuento: no sé si sea cualidad o defecto, pero yo poco de hablar, poco de chicanear o de hacer alharaca con mis triunfos y reconocimientos. Hace cinco años nos regresamos a Colombia, pero ¡por Dios! ¡Cómo me ha cambiado la vida! ¡Mírenme!, camisa y pantalón sucios, llenos de sudor, las uñas negras de remover la tierra, ya hasta me están saliendo callos en los dedos. ¡Pero bueno, en medio de todo soy feliz, me siento libre! Y estoy aquí, removiendo tierra, arreglando matas y regando flores ¡Ya ni sé qué más hacer! Ustedes no me lo van a creer, aquí me entretengo arreglando jardines, pero no crean, el oficio de músico no se olvida, mientras riego las flores imagino notas musicales y melodías orquestales, mientras veo las estrellas en las noches mis entrañas se agitan con titilantes acordes y cuando cae la lluvia, hago composición de melancólicas arias. Además, les cuento un secreto, estoy haciendo composiciones para unos poemas de una amiga poeta. Claro que esto de la música no es sentarse a soplar y hacer botellas ¡No! Hay que esperar a que llegue la inspiración. En ese cuentico llevo ya casi un año. Solo espero no morir antes de cumplirle a la poeta o que ella no muera primero. Mientras tanto, el jardín es ahora mi mejor composición en la tierra.
Andrés Neuman es un narrador y poeta hispanoargentino que ha ganado varios premios literarios muy importantes a lo largo de su carrera. El cuento “La Mujer Tigre” hace parte de su libro El que espera publicado en el 2000, donde lo sugestivo y lo misterioso se mimetizan en una narrativa breve pero contundente. La sensualidad juega un importante papel en el desarrollo de la historia, la mujer comparada con un exótico felino que se entretiene erotizando a su presa, atrapándola en cada movimiento de su cuerpo, ataque camuflado en inocencia y descuido muy trabajado. El rol otorgado a su personaje, un Don Nadie aspirante a escritor, dispuesto al sacrificio por el placer de admirar a su indomable musa mientras lo asedia con mortal recelo, nos invita a valorar el poder de la imagen fusionada a las letras, recreando el indiscutible símbolo de una femme fatale.
Deseo Juan Carlos Galindo Vargas • Oralitura y memoria, Escuela de Literatura
El cumpleañero sopló las velas. Al apagarlas pidió un deseo: Quiero ver el último día de mi vida. Luego estaba viéndose apagar las velas del pastel.
Canto de Alondra Si has escrito, sabes lo complicado que es llegar al texto final, el autor del texto que vas a leer en voz alta pasó por lo mismo. No se trata de leer el texto como un protocolo, se trata de entender y dar a entender las palabras que el autor quiso plasmar. El texto sabrá exigir cómo quiere ser leído y si eres capaz de comprender sus exigencias, entonces le estás dando el respeto que merece, sabrás cómo gesticular diálogos y a qué velocidad leer los párrafos. El texto y tú son un equipo que se presenta ante un público. No hagas de un buen texto, un texto soso y no hagas de ti un mal lector.
Ilustración: Brandara
ALONDRA
14
Nov.2021
Juegos de palabras
Niñas y niños de 3 a 9 años Introduce Andrés Susatama • Docente EFAC Literatura CCB
Desde que estamos en el vientre materno nos sumergimos en el mundo de los sonidos, las palabras y las narraciones, cuando nacemos a eso que escuchamos antes, se unen a nuestro universo las imágenes, los gestos y los trazos para darle sentido al mundo y luego construir nuestras propias historias. Desde la Escuela de Literatura del Centro Cultural Bacatá hemos creado espacios para visibilizar estos lugares por los que transitan las infancias, para que puedan contar y compartir sus historias de acuerdo a su edad y el momento del lenguaje en el que se encuentran los participantes de los talleres. Para la etapa del balbuceo contamos con el taller Cantos, nanas y arrullos, para las primeras narraciones el taller Un rato garabato, para complejizar historias el taller Cuenta que te cuento y, finalmente, para cerrar el proceso de exploración
y abrir la puerta a construcciones literarias más detalladas, el Semillero infantil de escritores funzanos. Es así, pues, que siguiendo las dinámicas en las que los niños desarrollan su proceso de creación literaria, usamos como dispositivo didáctico el juego, con tres de sus características: motivación, proceso estético y promoción del aprendizaje, medidas que involucran las primeras herramientas de comunicación como el sonido, el gesto, los trazos y la narración de sucesos. Los invitamos a jugar con algunas de las creaciones que nuestros estudiantes más pequeños han realizado durante el año 2021.
El disfraz de conejo
Creación colectiva del Taller Un rato garabato Niñas y niños de 3 a 5 años. En la fiesta de los carnívoros un conejo se disfrazó hasta que el tigre lo pilló.
En la fiesta de los carnívoros un conejo se disfrazó hasta que el tigre lo pilló.
Rabito, to, to, to salta, salta, ta, ta, ta juega a las escondidas comiendo zanahoria, a, a, a unas blancas y otras naranjas, ja, ja, ja.
Garritas aullando a la luna, na, na jugando con una pelota, ta,ta, y baila salsa choque, que, que, y come un sándwich de cebra, a, a.
En la fiesta de los carnívoros un conejo se disfrazó hasta que el tigre lo pilló.
En la fiesta de los carnívoros un conejo se disfrazó hasta que el tigre lo pilló.
Braya va caminando, se acerca, saluda a Lupe. Lupe está recostada luego, go, go, se va moviendo la cola, la, la y la pata, pata.
Hugo, go, go, se la pasa despierto toda la noche para buscar comida, da, da, su comida es un ratón qué susto se llevó cuando se encontró con un león. En la fiesta de los carnívoros un conejo se disfrazó hasta que el tigre lo pilló.
Ilustración: Sara Puerto Velasco
Taller Cuenta que te cuento
Ilustración: Julieta García Torres, 5 años
Zharick Avendaño
7 años
Buenos días, me llamo Gael Gael está en la montaña escalando, águila ardilla almeja, examen entrar embestir, iglesia iglú iguana, oso ojo oreja, último unión ukelele.
Ilustración: Emanuel Upegui, 5 años
ALONDRA
15
Nov.2021
Samuel Álvarez
Juan Sebastián Morales Thomas Pérez 6 años
6 años
Buenos días, ¿cómo están?, me llamo Michael Jackson
Hola, amigos ¿cómo están? Me llamo Soly.
Grrr hola, ¿cómo estás? me llamo Guepardito
Soy un felino que me gusta correr para atrapar mis presas, muchas presas, soy feroz y tengo tres colores: naranja, negro y blanco, soy feroz, muy feroz, también soy un felino grande y trepo árboles.
Guepardito está en África ahorrando, aro arco arepita.
6 años
El Jaguar corre muy veloz para atrapar a su presa, su presa es un conejo que salta muy alto y no lo puede morder. corre, corre muy veloz corre, corre muy veloz Aunque se subió al árbol para acechar a su presa, por su peso tumbó el árbol y aplastó al conejo, así se le comió corre, corre muy veloz corre, corre muy veloz
Sara Hurtado 9 años
Miauuu, hola mis compañeros, soy Pepe Pepe está en la sala durmiendo a veces amor arepas, enano especial egipcio, iglú imán Isabella, oscuro orbi ornitorrinco, usuario usa uva. Ilustración: Gabriela Carvajal García, 5 años
Ilustración: Julieta García Torres, 5 años
Lawrens Ribero 7 años
Squik, hola amigos, ¿cómo están?, me llamo Blue
Samuel Tinoco
Santiago Pérez
6 años
9 años
Hola, me llamo chispitas.
Good Morning, me llamo Sonic
Los armadillos azulitos tienen colas muy largas, las narices puntiagudas y tienen un caparazón muy duro que no se puede romper.
Sonic está en América armando autos, entonces enano enamorado.
Emma Chunza Ladino
Blue está saltando en el patio de su casa Blue está saltando en la montaña bointi, bointi, bointi, saltando muy feliz.
7 años
Hola amigos, ¿cómo están?, me llamo Lila. Lila está comiendo en China, amo a Ardilla, Emma elefante ella, iglesia indio imán, Oscar oso ojo, uña una útiles.
Isabella Tapias 6 años
Miauuu, hola mis compañeros, soy Súper Gato. Súper Gato está volando encima de la casa, asegurar abrir amigas, ella entro entero enseña, interminables influencias impaciente, oculto otros ocho, unir última unidad.
Luciana Brand 5 años
Ilustración: Álvaro Nicolás Moreno Quiñones, 9 años
Isabella Niño 6 años
Hola, me llamo Rosa. El zorro tiene cola larga y se esponja y se esponja y se esponja al caminar, carita y orejas puntiagudas muy graciosas en su andar.
5 y 7 años
Quiubo amigos, me llamo Pony Chispita. Los elefantes van caminando por la tierra de San José y tomando agua hacen purrrr Los elefantes están durmiendo en la tierra de San José y con su trompita hacen purrrr
Álvaro Nicolás Moreno
Hola, ¿cómo estás? Me llamo Clara Bella.
9 años
Clara Bella, la puercoespín. Es un animal raro que suena pin, pin, pin, y se llama puercoespín, cuando se asusta pincha las manos de un sinfín. Es un animal raro que suena pin, pin, pin el puercoespín se hace bolita para huir. Es un animal raro que suena pin, pin, pin el puercoespín huele mal y por eso los demás se van.
Emily y Jhosua Asencio
Hola anquiamigos, me llamo Ranqui. Ranqui está en la selva jugando a mover la cola, asustando arañas amarillas, este entendió enigmas, intentando imantar iglesias, órbita ocupo oso, usar un uno. Ilustración: Samuel Álvarez, 6 años
ALONDRA
16
Nov.2021
Florecer Jessica Obando
• Círculo de la palabra femenino, Escuela de Literatura
Me gustaba ir a los parques, divertirme en los juegos, leer un rato, mejor, que papá y mamá leyeran para mí, con velocidad adecuada para imaginar y sincronizar lo que me rodeaba, con historias que habitaban las páginas que al final de la tarde eran guardadas en una enorme “P” amarilla. Un día, antes de irnos a casa, dije: —¿Puedo subirme una vez más? Mis padres me miraron con ternura y me dieron permiso para unos minutos más de diversión. Se sentaron y, mientras me saludaban con la mano, corrí por el suelo lleno de rocas en donde estaba instalado un pequeño complejo de juegos. Había espejos que distorsionaban la imagen, pasé por ellos un par de veces mientras reía con las extrañas formas de mi cuerpo proyectadas en todos lados. No vi si antes estaba esa luz que se asomaba por detrás de uno de los espejos, curiosa decidí echar un vistazo, era un orbe vibrante, en su centro se podía ver una especie de trufa, según yo, de chocolate, la tomé y me la comí, era un sabor que nunca había probado. Cuando salí me encontré con un parque vacío, ni siquiera mis padres estaban, caminé por todo el lugar hasta que llegué al límite del lugar, afuera el tren pasó deprisa, con colores raros y humo color rosa. —¿Estás perdida? Un hombre me miraba con cara amable, aunque era extremamente pálido y con una apariencia extraña, no sentí miedo o alguna sensación de rechazo hacia él. —No estoy perdida, mis papás son los que se han perdido. El hombre rió mientras estiraba su mano para que la tomara. Ambos empezamos a caminar, pasé por el lugar por el que se supone mis padres estarían, pero no estaban. Llegamos a una pequeña caseta de ladrillos con ventanas curvas que cubrían todos los lados.
El hombre se puso de pie y abrió la puerta, del otro lado estaban mis padres y el parque lleno de gente y de colores distintos. —¡Abril!... ¡por Dios Abril! Estaban desesperados pero aliviados de verme. —¡¡Muchísimas gracias por cuidarla!! Estaba jugando, entró a la casita de los espejos y no la vimos salir, luego simplemente no estaba… ¡Abril! ¿Qué pasó, por qué te fuiste, cómo te escabulliste? —Ustedes no estaban, nadie estaba, así que fui a buscarlos, pero no los encontré. —Pero no nos fuimos de esa banca, estuvimos sentados ahí. Luego tu papi entró a verte, pero no estabas, yo me quedé, él se fue a buscarte... en todo caso, qué bueno que su empleado nos avisó que aquí traen a los niños perdidos. —dijo mi mami mirando al hombre, él asintió con la cabeza y me sonrió mientras cerraba la puerta tras de mí. Después de ese día todo parecía normal, excepto por un dolorcito que, según yo, era dolor de estómago, tenia cambios de humor repentinos, no me sentía como yo misma, todo fue creciendo progresivamente hasta que cumplí catorce años. Una mañana me levanté con un humor exasperado, era un día normal de clase, odiaba madrugar y odiaba aun más el colegio, sobre todo la clase de inglés con el profesor Gil, aun así, me alisté y llegué. —Llega tarde y viene mal presentada, con las medias abajo y despeinada, una vergüenza completa, señorita. —Vengo a estudiar, no a un reinado… —¡Pero qué grosera!, firme aquí el observador y siga a clase. Firmé mientras cínicamente.
me
reía
frío y Un vacío en mi abdomen. Sentía calor y, al mismo tiempo, un malestar. gritar Salí corriendo, al fondo escuchaba al profe con su alharaca, seguí por el pasillo con el telón de muchas vírgenes mirándome, —Entra, tomaremos chocolate con galletas Ilustración: Brandara el pavoroso paisaje del colegio católico. mientras tus padres llegan, ya vienen, puedo sentirlos. Cuando llegué a los baños, apenas tuve tiempo de inclinarme al rojos, Entré al lugar, estaba ordenado, con pequeñas mesitas llenas inodoro, de mi boca salieron hojas verdes y muchos pétalos de dibujos de muchos niños, todos eran escenas de momentos no puede detenerme, me quedé mirando el desastre, pensaba que fantásticos, en algunos se podía ver halos de luz y criaturas que los debía verse horrible, pero entre más lo miraba más hermoso parecía. acompañaban. Las paredes eran rústicas, llenas de plantas boca Las flores, pétalos suaves regados por todos lados, brotando del inodoro como un enorme arreglo floral. Fui al tocador y me quedé abajo, sobre todo había mucha lavanda, olía muy bien. ahí por un instante. —Siéntate, prepararé el chocolate, ¿quieres dibujar mientras tanto? Era yo, la misma niña perdida en el parque, ahora frente al espejo, Tomé unas hojas y varios colores que él me señaló y empecé a dibujar descubriéndose mujer. el orbe con el chocolatico adentro, hice lo que pude, tomamos el chocolate y después de un rato escuchamos “toc, toc”.
ALONDRA
17
Nov.2021
Ayy….. Daniel Fanny Diaz
• Taller de Narrativa Funza para contar, Escuela de Literatura
“Pido disculpas y asumiré los costos” fue la forma como pedí perdón a la población de Medellín; sí, en un lapsus de inmadurez y pensando sólo en mí, me fui a ver el partido de mi selección, no tuve más que reconocer el error, pero como dicen por allí es más fácil hacer cosas malas que cosas buenas, aunque no lo hagas con doble intención. Mi pasión por el fútbol viene desde niño, quizás de no haberme roto el fémur y el peroné de tantas caídas tratando de ser el mejor delantero de mi equipo del barrio Tricentenario, hoy sería el jugador más reconocido del fútbol del país, James y Falcao estarían en pañales al lado mío. Pero nada pasa porque sí, porque mi otra pasión, el desarrollo de software, me da el sustento para llegar a ser lo que ahora soy; mi madre murió y debí buscar sobrevivir, “a buscar la papita papá…”, me tocó de vendedor ambulante, de mensajero, y todos los rebusques.com para finalmente graduarme como Ingeniero Electrónico de la Universidad de Antioquía y fundar mi primera empresa de software. Eso sí, me tocó comer las duras y maduras, pero todo esfuerzo tiene una recompensa y un ángel que me cuida del cielo, mi madre. Gané una beca para Estados Unidos e hice estudios de Administración de Finanzas Públicas en Harvard Kennedy School of Government, que terminé satisfactoriamente. A mi regreso, cansado de lo mismo en el país de las pocas oportunidades y de la forma como los gobernantes manejan nuestro amado territorio, fundé el partido político Los tomates; integrado por jóvenes no políticos con la fuerza de “indignados” contra el establecimiento y, la forma de hacernos notar, fue lanzar tomates o lo que llamamos “Las tomatinas”; era montar fotografías gigantes de altos funcionarios en plazas públicas, para quitar esa energía de rabia juvenil, lanzando tomates podridos, maduros, verdes a las fotos; fue noticia a nivel nacional cuando pusimos la foto del congresista Roy Barreras y todos, jóvenes, adultos, mujeres y hombres tiraban los tomates y yo gritando, “¡Palo a todos!”
Me casé con una bella mujer, Diana Marcela, qué gratitud y respeto siento por ella, pudo ser la donadora de hígado para nuestra hija para que en un futuro pueda tener calidad de vida. Esos gestos heroicos de muchas madres los quiero mostrar a mis seguidores, hoy por mis banalidades, estoy o puedo echar a perder. Ella es mi bastón. Estoy cansado. No imaginé que iba a gobernar en medio de una pandemia: no, no tengo un manual para dónde coger y qué hacer; sólo que debo hacerlo. Fuimos obligados a encerrarnos por cuarenta días, por la pandemia y para poner la cereza al pastel, un paro sin fin. La crisis económica se ahonda, y la misión es reactivar la economía, con esa intención organicé viajar a Barranquilla con un grupo de alcaldes locales y reunirme con Asocapitales; era un viaje productivo, de generar órdenes de marcha ante la apertura económica, de protocolos de bioseguridad, ponernos de acuerdo con las fechas de apertura para los estadios, estaban los presidentes de los equipos Nacional y Medellín; fechas para abrir eventos culturales y nuestra famosa Feria de las flores; no sé si fue ingenuidad o esos momentos donde quieres salirte por la tangente; cuadré la fecha menos indicada para estar allá, en Barranquilla cuando jugaba la selección y con uno de los grandes, Argentina. En mi defensa no es que quería llevar a los alcaldes a ver el partido, mi pasión juvenil, sólo quería trabajar con ellos y Asocapitales sin interrupciones de teléfonos, secretarias o asistentes. Tener la claridad para nuestra ciudad de cómo vamos a manejar la reapertura económica, con esta nueva normalidad, pero la mano izquierda borró todo lo que la derecha hizo, y sí, no tengo por qué quejarme si alguien quiere hacerme tomatinas, pondré el pecho. La verdad, y aquí me toca ser sincero conmigo, la verdad, verdad… solo quería vivir 90 minutos fuera de la realidad.
Tejidos del disparo Nydia Reyes
•Taller de Poesía Cartografías del Silencio, Escuela de Literatura
Pertrechos, <pum> Urdimbres de tambores, <PAM-PAM> detonan historias, que hieren los ovillos de la memoria. <Pum>, <PAM-PAM>… Diferencia bordada en punto de cruz del disparo. <Pum>, <PAM-PAM>… Hilos y agujas entonan silencios
Pum-to, cruz, disparo… Disparo <pum>, Cruz y punto.
Ilustración: Ela Enia Montañera
ALONDRA
18
Nov.2021
Román Pires, el intérprete del clavicordio Cecilia Fajardo de Ramírez
• Taller de Literatura Universal, Escuela de Literatura
Machado de Assis, escritor brasileño considerado el mayor nombre de la literatura de su país, escribió en todos los géneros literarios: poesía, novela, crónica, teatro, cuento, folletín, periódico y crítica literaria. Algunos de sus libros fueron más tarde llevados al cine. Joaquim Machado escribió un cuento que llamó “Cántiga de los esponsales”, este narra la historia de un gran intérprete del clavicordio de nombre Román Pires, quien era el más importante del pueblo a la hora de las misas, cumpleaños y cualquier fiesta o celebración que se organizara. A Pires todo le salía de maravilla; el cura y las damas importantes quedaban encantados cuando
él tocaba el instrumento que lo hizo famoso. Era un personaje que alegraba todas las reuniones y a ninguna podía faltar. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, Pires se preocupaba porque no podía componer siquiera una pequeña melodía para su esposa a quien amaba, pero con quien estuvo casado apenas dos años. Empezaba a escribir notas, pero solo le salía un La seguido de un Do. Pires no pudo componer ni Los esponsales que tanto deseó. Pires no entendía que no todos los intérpretes son compositores, que son los intérpretes los que hacen que la música,
la poesía, los libros y el arte en general, se conozcan y viajen en el tiempo. Los libros se vuelven películas que serán interpretadas por los grandes actores de la época con el propósito de que estas creaciones trasciendan en nuevas versiones. Toda la historia del arte está conectada con los escritores, poetas, guionistas, libretistas, músicos, compositores, pintores, bailarines y cantantes, quienes hacen posible que las obras escritas siglos atrás puedan darse a conocer, apreciar y admirar ahora. Todo esto, sin embargo, nunca lo comprendió Pires, por lo que, en últimas, su obsesión por componer lo llevó a tener un final poco meritorio.
Ballet Wilson Amado Gamboa
• Taller de Narrativa Funza para contar, Escuela de Literatura
Las notas musicales escapaban de los parlantes ubicados en todos los rincones del salón. Volaban en medio de las paredes blancas, y sin querer se estrellaban contra los espejos que cubrían por completo el muro del frente. Quizás querían pasar a un lugar más lejano hastiadas de subir y bajar siempre en el mismo salón: del techo lleno de luces, algunas de colores, al suelo cubierto de madera muy fina y brillante. Aunque sabían que al otro lado de los espejos no podían pasar. Algunas veces, las más osadas se escapaban por pequeños orificios al costado y debajo de la puerta o corrían al ver que esta se dejaba abierta, y salían a los pasillos para perderse en lo efímero de su vida. Sin embargo, un rato más tarde o al día siguiente, volvían a escapar por los parlantes con la misma felicidad y la misma intención de llegar lo más lejos posible. Se estrellaban en el techo, en las paredes, en el cristal de los espejos haciéndolos vibrar y buscaban orificios en las puertas y ventanas. Un par de zapatillas de satén que descansaban en un rincón, las miraban sonriendo con cierta timidez y temblaban al sentirlas pasar. Querían correr tras ellas, con ellas, volar y jugar formando líneas imaginarias en el aire y en las paredes, incluso en los tubos dispuestos frente a los espejos y, por qué no, atravesar las puertas. Un atardecer, la luz de las bombillas en el techo se marchó de repente, dejando todo a oscuras. Las notas callaron, pero se escaparon de los parlantes cayendo al suelo en un inmenso silencio. Fueron poco a poco resbalando por la madera lisa y se acurrucaron asustadas al lado de las
delicadas zapatillas. Estas las miraron con un halo de tristeza. —¿Qué tienen? —preguntó una zapatilla. —Nos sentimos solas y no podemos volar —respondieron tantas notas como sílabas tenían las palabras. —¿A dónde quieren ir? —indagó la otra zapatilla. —Al-vien-to —dijeron tres notas, cada una, una sílaba —y al techo—agregaron. Entonces otras notas musicales se acercaron a rastras y opinaron también lo que deseaban con una canción. —Queremos ir tras la puerta, y a las paredes, y al otro lado de los espejos y los pisos, como lo hacen ustedes. —¡Nosotras no vamos al otro lado de los espejos ni de los pisos! —recalcaron sorprendidas las zapatillas. —¡Sí! Las hemos visto. Están aquí y allá a la vez. Además, han podido ir al otro lado de la puerta cuantas veces han querido para después regresar —se escuchó entre notas. Las zapatillas se miraron e intentaron dar pasos y saltos para llegar a los espejos, pero ni siquiera pudieron moverse cinco centímetros y solo sus cintas de atar se ondearon suavemente a tres centímetros del suelo. —Y nosotras queremos volar como hacen ustedes. Van del piso al techo y de allí a las paredes y los hacen vibrar, pero no podemos movernos.
Se miraron unas a otras entre las sombras grises, apenas pintadas por una tenue y pálida luz de luna que entraba por una pequeña ventana arriba de los espejos. Suplicantes quisieron responderse las preguntas entre zapatillas y notas. Entonces un ruido muy familiar apareció cerca de la puerta. Llenó el salón y se marchó de inmediato dejando la luz encendida. Los parlantes despertaron alegres y todas las notas se levantaron. Comenzaron felices a volar de pared a pared, de espejos a techos, de pisos a paredes y a espejos y a pisos y a techos. ¡Ah, qué bella locura! En un instante, como de costumbre, callaron los parlantes para invitar a otras notas, pero todas se aquietaron esperando que las zapatillas salieran de su rincón. Las miraron y alegres las llamaron, sin embargo, estas no salían. Entonces, sacando fuerza de quién sabe dónde e impulsadas por cientos de notas que se derramaban por los aires, las paredes y el suelo, saltaron al medio del salón y comenzaron a bailar al son de las notas musicales, que con una alegría inigualable volaban por todos lados. Se miraron en el espejo, aunque no pudieran volar como las notas. Y aquellas revolotearon por todas partes como mariposas de colores, aunque no pudieran atravesar los espejos y los pisos como las zapatillas que se reflejaban en ellos. Al final, a la media noche, la luz del salón se marchó de nuevo y descansaron notas y zapatillas al pie de la puerta. Recostadas en el suelo miran por debajo de la puerta al otro lado, fijamente y en silencio.
ALONDRA
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Nov.2021
Ilustración: Ela Enia Montañera
Cartografías del Silencio Introduce Anderson Alarcón Plaza • Docente EFAC Literatura
Un lector es un espía perfecto. Encuentra placer en observar por las rendijas y se siente aún mejor cuando no es descubierto por otros mientras ejecuta ese trabajo que lo encanta y lo atormenta, de vez en cuando. Podría pensarse que el lector es, también, uno de los seres más solitarios que habitan el mundo, que se dedica solamente a espiar a Katia, como canta Cote Baraibar en uno de sus poemas, que su único anhelo es el de ver arder una contundente llama de deseo en la que, por fin, se devele lo buscado. Esto último es cierto solamente en forma parcial. La lectura es un ejercicio mayormente solitario, claro, pero de vez en cuando, como en un gran aquelarre, los lectores también se reúnen y espían en conjunto, hacen ruido, ríen, lloran, se asombran, ven a muchas “Katias” que leen y se desnudan ante sus ojos. A esos aquelarres, en el mejor sentido de la palabra, fiesta y encuentro de diversidades de pensamiento, solemos llamarles recitales. Y los recitales continuados se convierten en festivales. En Funza, Cundinamarca, desde hace algunos años, hay una gran fiesta de la palabra, un aquelarre continuo de magia, Cartografías del silencio, Festival Internacional de Poesía nacido de un taller homónimo (qué tradición esa ¿no? Los padres llamando a sus hijos por el nombre que llevan ellos mismos) que ha visto nacer ya a algunas voces con mérito suficiente para destacar en las letras del centro del país. Las dos cartografías (El taller y el festival) son espacios de creación, de escucha, de escritura. Son sociedades anónimas en las que lectores y escritores confluyen para espiar mutuamente su creatividad. Con todo, puede afirmarse que un festival de poesía es, entonces, un espacio para vivir entre muchedumbres que nos recuerdan linajes desconocidos y nos hacen conjeturar sobre las vidas de aquellos ancestros que, al menos en la imaginación, como diría Díaz Granados, pueden ser payasos, santos o deportistas. De igual forma, el silencio que allí también crece podría recordar a la abuela que Ashanti Dinah retrata en su poema Olor a café, o a ese “espíritu de pájaro en pozos del ensueño” que Fredy Chikangana enaltece en su obra.
Los recitales de poesía podrían ser, de igual forma, espacios para la memoria. Entre el olvido y el recuerdo florecen los poemas. Ya Margaret Randall nos gritaba: “Escuchemos el llamado de la memoria. Pidamos a nuestros ancianos que nos cuenten sus cuentos de hazañas y dolor, de bondad y relevancia” quizá porque sabía que, gracias a la palabra, existe la evocación y que la poesía es una forma de colorear esa memoria a blanco y negro que la historia suele guardar en los anaqueles polvorientos. Son muchas las voces que han hecho parte de este recital permanente, que, como una llama de palabras encendida, sigue evocando nuestros orígenes y firmamentos más humanos y secretos. Poetas de diversas latitudes del mundo han hecho parte de esta fiesta común, de esta posibilidad de nombrar y recrear lo que nos rodea hasta habitarnos, la poesía. En el año 2021 tuvimos la valiosa participación de poetas como: Juan Carlos Mestre (España), Gabriel Chávez Casazola (Bolivia), Tallulah Flores (Colombia), Yrene Santos (República Dominicana), Jorge Eliécer Ordóñez (Colombia) Jean Portante (Francia), Santiago Grijalva (Ecuador), Shirley Villalba (Paraguay), Hugo De Mendoza (México), Emilio Coco (Italia), Ioana Gruia (Rumania), entre otros. En últimas, puede pensarse que los festivales de poesía son galaxias en las que, como la aprendiz de piano que retrata María Teresa Andruetto, podemos dejar volar nuestros pensamientos más allá del plano material en el que estamos atados, más allá de pueblos y ciudades, más allá de pandemias y encierros y eventos virtuales. Los talleres, los recitales, los festivales, son puertas interdimensionales útiles a la hora de comprender de forma diversa el mundo que nos rodea.
Andrés Ricardo Vargas Garzón (Guapucha)
Autorretrato: Guapucha
Es licenciado en educación artística de la universidad del Tolima y artista plástico emergente del municipio de Funza. Su apuesta gráfica tiene como horizonte la recuperación de la memoria histórica de su municipio a través de la exploración de las cosmogonías ancestrales de algunas de las comunidades que habitaron el territorio funzano. A través de la reinterpretación, la interrelación y la asociación, Guapucha pretende encontrar lazos que
unan las manifestaciones culturales del territorio con cosmovisiones de otros lugares del mundo. Utiliza el OP Art como una forma de hacer visible lo invisible. A continuación, presentamos su interpretación artística de piezas de algunos de los poetas que nos acompañaron en este 2021:
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Recitales de Poesía Cartografías del Silencio Olor a Café Ashanti Dinah Orozco Será porque cada arruga de su rostro es una vereda del destino. O será porque a través de la vida ha coleccionado calendarios, galerías de tapiz familiar. No sé por qué cuando boga el olor a café por los amplios corredores de la casa, mientras la nostalgia madura su túnica, el silencio es el único lenguaje de mi abuela.
Ilustración: Brandara
Espíritu de Pájaro
Asuntos Familiares
Freddy Chikangana
Federico Díaz Granados
Estos son cantos a la madre tierra en tono mayor son susurros que vienen de bosques lejanos aquellas palabras esquivas que buscan ser gota en el corazón humano Son tonos suaves como si dijéramos: “Vamos en silencio por los caminos húmedos de la vida la hierba de la esperanza nos saluda entre la noche y sus sombras nuestras huellas se abrazan a la tierra y el granizo canta entre las hojas del árbol somos el fuego de estrellas que se desprenden de la bóveda azul anunciando el nuevo tiempo aquí estamos tejiendo el círculo de la mariposa amarilla sembrando agua en los lugares desiertos en fin somos espíritu de pájaro en pozos del ensueño”
Este vivir entre multitudes y muchedumbres me recuerda el linaje que no conozco. No sé si mis antepasados fueron comerciantes o humanistas, quizá sastres de alguna corte o algún barrio. La sangre que me corre es de ellos. No sé si eran abogados o médicos, no sé si hubo algún santo, deportista, héroe o payaso pero en mis ojos reconozco cada día el licor de sus tristezas.
Ilustraciones: Guapucha
Nov.2021
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Nov.2021
La memoria trata de llamarnos la atención
Katia Leyendo (Balthus) Ramón Cote Baraibar
Margaret Randall
Lección de Piano
No existe mayor placer en la vida Katia, que espiarte en las tardes de los sábados cuando en tu cuarto lees solitaria
María Teresa Andruetto
ese libro de pastas amarillas. La memoria deambula por la tierra en esta era de pandemia y de miedo. Susurra historias de pasadas plagas, nos hace acordar de holocaustos y genocidios, nos dice que esto también pasará. La memoria trata de llamarnos la atención con libros, canciones, figuras, incluso con humor, nos asegura que el contacto amistoso que hoy extrañamos mañana va a seguir ahí. Pero la memoria también está exhausta, vapuleada por el asedio de mensajes ambivalentes, libros de historia con capítulos que faltan, noticias tendenciosas y escribas autoproclamados. Brilla el asfalto como un vestido de seda bajo las luces de un teatro. Otra vez marzo en la avenida que lleva a la maestra de piano. La llovizna humedece los silos, la alameda, la resaca de la noche en el billar. Alguien seca al sol las fachadas de laja en las casas del centro. Levantan puntos de media las chicas de Los Vascos y el verano peina el pelo en colas de caballo. Cuando sea grande, seré concertista, dice a todos la niña que va a piano. Serás profesora, dice la madre a la vuelta de los años. Piensa en eso la niña mientras muerde la madera del piano. Va su pensamiento lejos del pueblo, más allá de la maestra y del verano.
Ella insiste en que es tan oportuna como la ciencia y la esperanza, trata de ocupar su lugar en la mesa de expertos, nos hace verla como lo que es en un momento en que sabe que se la necesita como nunca. Escuchemos el llamado de la memoria. Pidamos a nuestros ancianos que nos cuenten sus cuentos de hazañas y dolor, de bondad y relevancia. Ella va a darles la mano si ustedes le dan la suya.
Por cada página que pasas deslizas como un gato angora las plantas de tus pies sobre la alfombra, mientras tus piernas que suben que bajan que se encogen que se estiran van descorriendo poco a poco tu falda, milímetro a milímetro, hasta aproximarse peligrosamente a tu sexo, a tu bahía secreta, a tu pócima mágica, a tu jardín incluso por ti desconocido. No existe otro placer en la vida como éste, Katia, de los sábados cuando espiándote detrás de una pared esperamos el momento en que reconozcas que la edad de la inocencia ha llegado a su fin, que por todo tu cuerpo una serpiente te ofrece la más tentadora de las manzanas y decidas entonces desnudarte y descubrir con tus dedos y ante nuestros ojos esa llama oculta que arde de deseo, y mires desafiante con pavor y placer el mundo al que ahora perteneces.
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Nov.2021
¿Por qué hablar de la Grecia antigua en el siglo XXI? Sebastián Guerrero
• Taller Ánthropos Anágnosi, Biblioparque Marqués de San Jorge
Toda la cultura occidental se erige imponente sobre los hombros de la Grecia que va desde Homero hasta Alejandro Magno, pero a partir de ellos se ha avanzado tanto en el tiempo, en las artes y en las ciencias, que a hoy puede incluso parecer arcaico, probablemente anticuado y hasta obsoleto, el dedicarle tiempo al estudio o la lectura de dicha Grecia, pero, ¿realmente lo es? A lo largo del taller Ántrophos Anágnosi, hemos recorrido hasta el momento la mitología griega y recientemente hemos pasado al campo del teatro, iniciando con tragedia, y en tan poco tiempo hemos abordado tantos temas que sería difícil hacer mención pormenorizada de cada uno de ellos, no tanto por su extensión, sino por el valor subyacente que cada uno manifiesta. Lo cierto es que, contra toda sorpresa, la mitología, los personajes —tanto dioses como héroes— y las aventuras, tienen incluso más vigencia en nuestra actualidad que muchas obras contemporáneas que, en lugar de abrir camino a la reflexión sobre nuestra realidad, buscan cegar nuestra
visión, o sesgarla a un imaginario que nos haga olvidar de nosotros mismos. Abordar a la Grecia clásica en su totalidad y de manera cronológica nos ha permitido, en cambio, generar una conciencia sobre el yo y sobre su relación con el contexto. A partir de los héroes hemos llegado a conclusiones de conciencia y vocación social. A través de las diosas y deidades femeninas hemos planteado la reivindicación de la mujer en sociedad y ante sí misma, es incluso gracias a Lisístrata que desentrañamos la quintaesencia de nuestro álgido panorama político y social reciente. Y no se trata de que las clases estén siendo encaminadas adrede a cuestionamientos ideológicos, sino que entrar en el contexto de la Grecia antigua es, por antonomasia, entrar en uno mismo, conocerse y entenderse como un individuo y, a la par, en un miembro más de un organismo más grande como lo es la Polis, por la cual había que vivir en armonía con uno mismo y con los demás. El taller nos ha unido con nuestro yo más remoto, con aquel que, por medios propios, difícilmente —o jamás— encontraríamos.
Ser griego en aquel entonces era ser ciudadano, era ser pensante, era ser artista, era tener ímpetu, un ímpetu brindado por los dioses que, lejos de la perfección divina que conocemos hoy, eran muy humanos, tan humanos como para permitir, en lugar de reprimir, toda pasión humana tanto como cada virtud racional y el ejemplo perfecto para explicar esto son los dioses Apolo, maestro de la razón y la virtud, y Dionisio, divinidad del vino, los banquetes y el exceso. Ántrophos Anágnosi nos ha brindado la oportunidad de descubrir que, por más pilar que sea Grecia de nuestra civilización, aún sigue siendo vigente en nuestro destino. Es por esto que ahora, y posiblemente siempre seguirá siendo útil y necesario el estudio de los griegos que alguna vez nos dieron identidad, de los mitos que alguna vez creyeron realidad, de las obras que en algún momento fueron más necesarias para la purificación del espíritu que para el mero entretenimiento, y de todos aquellos personajes icónicos que nos enseñan, con sus logros, sus fracasos o sus vidas, lo frágil que es la condición humana.
Ilustración: Ela Enia Montañera
Apendicitis Marcela Alfonso
• Taller de Narrativa Funza para contar, Escuela de Literatura
La punzada en la parte baja del abdomen y las arcadas la hacían llorar. Las sábanas blancas transparentes por el sudor se pegaban a su piel cerosa y la cánula, pegada a la muñeca con una cinta, le dolía. Atada a una manguerilla por donde una bolsa suspendida en un atril le suministraba un líquido blanquecino y turbio. El cabello castaño largo hasta la cintura no ayudaba, era una maraña. Toda una tortura cambiar de posición. Estaba sola en una habitación de paredes desnudas con una ventana, afuera un trozo de nubes cenizas. La puerta se abrió dando paso a un hombre viejo vestido de blanco y sin mirarla escribió algo en una tabla. -Meggy, es algo simple. Pronto saldremos de ese molesto e inservible órgano - dijo palmeándole con suavidad el hombro.
- ¿Y mamá? -Está arreglando el papeleo para la cirugía. Ya eres casi una adulta, puedes quedarte sola un rato. El hombre tomó la jeringuilla abandonada sobre la mesa e inyectó la bolsa a la cual estaba conectada. -Duerme, al rato vendrán por ti. Hombre, paredes, habitación y dolor se fueron borrando despacio hundiéndola en el sopor. -Es el hombre más horrible sobre la tierra, madre -susurró espantada lady Meggy. - ¡Bah!, exageras. Tener barba azul es solo
un pequeño defecto. Su virtud es la riqueza, es un conde, un noble. Eres una muchachita tierna, bella y está loco por ti. Eso es lo importante. La jovencita acababa de cumplir quince años. Cruzó los brazos en el pecho resignada mientras el conde de Rais con frondosa barba celeste le mostraba el castillo en donde vivirían después de la boda. Grandes estancias de roca maciza y fría, ventanales altos de cristales esmerilados cruzados con barrotes, adornos y trofeos de platería herrumbrosa apilados en cada rincón y un fuerte olor fétido en todo el lugar. Los alrededores de la construcción estaban colonizados por maleza y entre ella espiaban algunas esculturas pálidas de mujeres sin brazos dominadas por el musgo.
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Nov.2021
-Esta será tu morada perpetua -dijo Barba azul con una sonrisa más parecida a una herida abierta. Meggy despertó por el vomito de hiel retorciéndose con dolor. A pesar de sentirse mal estaba feliz de despertar. Una señorita envuelta en ropa y gorro inmaculados la tranquilizó, dijo: “En el quirófano las cosas salieron bien”. Pronto saldría de recuperación e iría a una habitación en otro piso. También enfatizó en que no se tocara el abdomen, ni hiciera fuerza porque se podía abrir la sutura. La jovencita no entendía nada de lo que la mujer decía, estaba mareada y le dolía íntegro. Con un balbuceo preguntó por su madre, quería tomarla de la mano, pero ella había ido a darse un baño y cambiarse de ropa. -Te inyectaré un analgésico, necesitas descansar -le dijo la mujer impecable mientras hundía una aguja en su antebrazo. Todavía lady Meggy estaba ataviada con el vestido de boda, el velo resbalaba por el cabello largo aromatizado con jazmines. Se preguntaba por las anteriores esposas del conde. Barba Azul entró bufando con aliento alcohólico al aposento amoblado como una mazmorra. Casi en penumbra, una lánguida luz de vela reflejaba oscilantes figuras tétricas y alargadas en las paredes. La barba celeste parecía resplandecer. Le arrancó el vestido y luego las enaguas mientras ella rogaba que no siguiera. Con mirada lasciva y palabras sucias la tumbó boca abajo en la cama y tomó con violencia su virtud desde atrás, como una fiera. Los gritos se escuchaban en los jardines en donde el festín continuaba. El cuerpo se sacudió de forma brusca e involuntaria. Varias mujeres inmaculadas trataban de controlarla. El hombre de antes, el viejo vestido de blanco, entró de prisa y dijo frunciendo el ceño: -La fiebre está muy alta, tendremos que pasarla a cirugía de nuevo-. Revisó la tabla que colgaba de la cama. —Señorita, póngale un sedante. Hablaré con la madre. Meggy no podía hablar, la debilidad solo le permitía negar con la cabeza. No quería volver a dormir. El líquido entró caliente regándose rápido en todas direcciones. -Saldré de viaje algunos días por asuntos concernientes a mis propiedades. Tienes
permiso de ingresar en cualquiera de las veintitrés habitaciones, te has portado biendijo Barba azul entregándole un manojo de llaves amarillentas-. Sin embargo, hay un aposento al que no debes entrar. Está al lado del sótano y nadie tiene consentido irrumpir allí. -Y depositó también en las manos de la joven una llave dorada como oro-. Lady Meggy cerró las manos temblorosas sin mirarlo a la cara. No quería dejarle ver sus párpados hinchados y la nariz rota que había producido sendos moretones debajo de los ojos. —Si te atreves a entrar en ese aposento, lo sabré y te mataré. —lady Meggy tragó saliva y se limitó a asentir.— Asomada por los barrotes de la ventana lo vio perderse en el horizonte cabalgando a gran velocidad. Sin pensarlo dos veces corrió a la habitación prohibida, quizás tendría escondidos en ese lugar grandes tesoros y con ellos podría huir del país y deshacerse de ese espantoso hombre. La llave dorada poseía arabescos hermosos y algo parecido a un ojo en la empuñadura. La introdujo en el cerrojo con suavidad y escuchó con regocijo el clic. La enorme puerta de madera labrada con siluetas de demonios se abrió con un chirrido de lamento y exhaló un bostezo de putrefacción. Entró tropezando en las sombras, algo viscoso en el piso la hizo resbalar, cayó sentada y tocó la espesa sustancia. Esta era la peste. Hizo un respingo y encendió una vela para ver alrededor. Por poco cae de nuevo ante el horror, podía escuchar los latidos de su propio corazón. Infierno en donde reposaban las antiguas esposas del conde. Clavadas en las paredes y ahora alumbradas por la llama con lenguas ámbar danzando entre los cadáveres y las alimañas que se servían de ellos. El piso inundado de sangre sin coagular le hizo soltar la luz y correr ahogada cerrando la puerta detrás de ella. Quiso huir con las manos vacías. Era tarde. El conde había regresado, un documento olvidado en el estudio lo obligó a volver de inmediato. Con prisa se cambió de vestido y se lavó manos y cara. Sumergió la llave dentro del cuenco de agua para limpiar la sangre, pero cuando la sacaba, del ojo de la empuñadura brotaba siempre una lágrima de sangre. La limpió con paños, con jabón de tierra, era imposible. No dejaba de emanar el líquido escarlata. De un empellón, Barba Azul abrió la puerta y enfurecido la vio con manos y
llave manchadas. Sacó el cuchillo del cinto y se lanzó sobre ella. Unas manos tibias y suaves le hicieron abrir los ojos sobresaltada, con respiración entrecortada y el corazón queriendo salir. Todavía veía un poco borroso, reconoció a su madre que feliz la besaba en la frente. El hombre viejo vestido de blanco estaba al lado con una sonrisa de satisfacción. -La infección ha cedido- dijo apretándole con suavidad los pies dibujados por la sábana-. Meggy seguía sin entender, pero poco a poco la angustia se apaciguó. Pronto saldría. Era ese maldito lugar, que le producía terribles sueños. Y cuando estaba más feliz sin saber el por qué volvió a sumirse en el letargo. Quiso huir, perderse en el bosque, sus piernas se enredaron con la falda pesada y tosca. No pudo escapar. Barba Azul la aferró del cabello arrastrándola hasta la fatídica habitación junto al sótano. Llorando lady Meggy suplicó y juró no volver a entrar allí. No hablaría con nadie de esto, nadie lo sabría. -Te lo dije esposa mía, ahora debes morir como todas estas desobedientes mujeres. La levantó del suelo jalándola del cabello, dejando descubierto el cuello. lady Meggy sintió el frío de la hoja metálica sajando despacio la piel tersa, ahora era su propia sangre tibia oprimiéndola con agonía. No volvería a tener esos extraños sueños de habitaciones sin color, ni dolores de barriga, ni con el hombre y las mujeres vestidos de blanco, mucho menos con esa madre amorosa que la besó en la frente.
Presagios de café Nydia Reyes
• Taller de Poesía Cartografías del Silencio, Escuela de Literatura Un bombardeo de anuncios
Canto de Alondra El público es un juez que puede calificarte a ti y al texto. El texto dará de su parte para defenderse y tú también debes hacerlo. El público es tranquilo, no se mueve mucho, no hace ruido y está pendiente de cómo haces las cosas. Ellos quieren escuchar un buen texto y eso obliga como mínimo a una buena lectura. No le temas al público, no le huyas a su mirada y no te escondas con el libro, míralos de frente y asegúrate que te oigan, porque eres tú quien está al frente y tienes el texto que quieren escuchar.
susurra a mi oído vestidos de ajedrez, en un jamais vu.
Una procesión de presagios, revuelca el reguero de emociones, y te diviso, igual que en el último café frío… sin floración en tus ojos.
ALONDRA
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Nov.2021
Recetas colombianas, sabores y memorias con voz de mujer Creación colectiva Círculo de la palabra femenino, Escuela de Literatura
Pollo a la Yolanda
Julieth Amaya
Receta para 4 personas
Aroma que nos hace sentir amados
Ingredientes
Para cumpleaños o fechas especiales, casi siempre prepara su pollo a la Coca-Cola, pues sabe que es el plato favorito de su familia. Le encanta consentirnos, así siempre tenga que hacer el mismo plato, sabe que nos deleita su sabor y el amor que lo prepara. Ella cocina muy bien, tan bien que a ninguno de nosotros nos queda igual
• 4 presas de pollo • 1 Coca-Cola 1.5 (no se utiliza toda) • 1 salsa de Tomate.
las 4 presas de pollo a la mezcla a fuego medio. Hay que estar pendiente de cómo va el pollo y si se necesita agregar más Coca-Cola, hacerlo para que no se seque ni se pegue. Ella siempre lo acompaña con puré de papa y una deliciosa ensalada.
Elaboración Colocar en una olla Coca-Cola y salsa de tomate, calentar esta mezcla y revolver. Luego incluir
Los frijolitos de Remi Nataly Martínez
—¡Es que en ningún lado hacen frijoles dulces!
Los frijolitos que endulzan, son tan diferentes a los demás
Y me explicó que los frijoles que ella hace se preparan haciendo un rico guiso, luego los frijoles, el plátano maduro picado y el toque secreto: se les añade panela; por esta razón, son completamente diferentes a los de todos los lugares.
Siempre me han gustado los frijolitos de mi casa. En alguna época de mi vida probé diferentes frijoles, pero no me sentía a gusto con ellos. Cuando íbamos a algún lugar me emocionaba la idea de probarlos, pero siempre me desilusionaron, no entendía por qué. Un día decidí entablar esta conversación con mi mamá, ella sonrió y me dijo:
Cuando los hice por primera vez entendí la risa de mi madre, realmente son diferentes y en ningún otro lugar los voy a conseguir así. Receta para 5 personas Ingredientes • 1 pezuña de cerdo • 1 tomate • 1 cebolla larga o cabezona • ½ libra de frijol bola roja
• Plátano hartón maduro • Panela al gusto • Sal y aceite al gusto Preparación Primero ingreso a la cocina, pongo en la olla exprés un poquito de aceite a fuego lento. Pico finamente la cebolla y el tomate, los dejo freír. Adiciono dos pocillos de agua y sal al gusto, agrego la pezuña y los frijoles, tapo la olla y la dejo pitar hasta que queden bien blanditos. Abro la olla, si los frijolitos están blanditos macero unos cuantos y les agrego un pedacito de panela. Finalmente pico el plátano y lo agrego, me aseguro que estén suavecitos como los abrazos de mi mamá. Te sugiero acompañar estos frijolitos con arroz y papa salada, y por supuesto, con la familia sentada en la mesa rodeando a mamá.
Sopa de arrancadas Margarita García Narváez Esta sopita típica de mis recuerdos nariñenses me llena el alma de música, de color, de matices propios de esas montañas. Qué delicia sería preparar una sopita de arrancadas. Así como la preparaban las tías en Aldana. Recuerdo que sacaban la zanahoria, la papa, el repollo de la chacra (o huerta). La tía Serafina en un tazón mezclaba la harina con un huevo fresco y una pizca de sal para formar la masa de las arrancadas, sacarlas a pellizquitos y echarlas al tazón hirviendo. —Corre, corre chiquilla, trae un quesillo—, decía la tía. Para mí era un recorrido hermoso entre la
Ilustración: Brandara
casa nueva y la casa antigua que era en adobe y teja de barro, con patios grandes y muchas flores de mil colores, sembrados en olletas, baldes y platones. Y de nuevo, pasar a la casa vieja, lugar que habían destinado para los cuyes, los conejos y las gallinas. Y mientras tanto, yo volvía con el queso, para acompañarlo de papita salada y ají de maní.
siete hermanos, la única mujer. Le tocó vivir la ausencia del amor por unos brazos tibios. Sus tías fueron su gran familia. Con amor recordamos a la mamita Ventura, matriarca de la familia, quien tendió sus brazos, palabras y dulzura no solo a su sobrina Martinica, lo hizo con todas sus raíces y generaciones. —¿Quién quiere sopita? — decía.
Nos sentábamos alrededor de la hornilla mientras teníamos amenas charlas. Recordábamos a la abuela Rosario, una mujer trabajadora del campo y buena negociante, vivió 105 años y gozó hasta su último día de gran lucidez. Mi mamá Martinica, como le decía el tío Ramon, heredó lo de buena negociante y muy buena sazón. Todos los diciembres Martinica hace unos muy buenos hervidos con maracuyá y lulo. Para ella fue muy difícil ser la menor de
Y todos respondían: arrancadas.
—Uy
sí,
sopita
de
Hoy recuerdo, desde mi querida Funza: ¡Qué viva Pasto y sus mujeres trabajadoras y alegres!
ALONDRA
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Nov.2021
Dulce de papayuela Viviana Guevara Preparo esta receta cuando las papayuelas están en temporada, pues no son muy comunes por donde vivo. Cuando tengo la oportunidad las compro sin pensarlo dos veces, son ideales en cualquier momento, acompañadas de un buen pedazo de queso.
Ilustración: Luisa Valero
Recuerdo esta receta de cuando era una niña y vivíamos en el campo en una hacienda llamada La Gramadera, ubicada en una vereda de Bojacá. Compartía con mis hermanos, Agustín, Nana y la bebé. También estaban los caballos Princesa, Moro y Lucero, la oveja que mi mamá nunca dejó sacrificar porque la quería, las vacas, el perro azabache y un san bernardo, recuerdo que las pocas personas que llegaban a visitarnos se asustaban por su tamaño, pero era un perro muy amable y cariñoso.
La huerta de mi mamá en la que ella trabajaba sin falta tenía gran variedad de plantas medicinales, hortalizas y junto a ellas un árbol enorme de papayuelas que siempre permanecía cargado con sus preciosos frutos. Frente a este, la carretera en la que mi mamá sin falta vaciaba el agua con la que lavaba la loza para asentar la tierra y luego la barría con una escoba de chamizos. Así era nuestra casa, con una cocina enorme, una estufa de leña, el lavaplatos, un mesón y el piso en baldosa con figuras verdes, azules y rojas, dos habitaciones enormes con tablas de madera de seis centímetros de ancho, todas alineadas, encajadas una a una con grandes ventanas, el baño y el comedor. Cada vez que el árbol de papayuela comenzaba a brotar los frutos que estaban bien maduros, mi mamá los recogía en un platón y cuando los acumulaba preparaba el dulce. Recuerdo esta receta porque me evoca el campo, el aire limpio, el canto de las aves y la libertad de los perros al correr, el cantar del gallo, de las gallinas y el piar de los pollitos.
Dulce de personas
papayuelas
para
tres
Ingredientes • Seis papayuelas grandes maduras (2 papayuelas por persona) • Medio pocillo de azúcar o panela (es al gusto) • 1 ½ pocillo de agua de 200 ml • Clavos y canela al gusto Preparación Lava las papayuelas, pela cada una de estas, con mucho cuidado de no retirar del fruto, después tomas la parte más alargada y la cortas por la mitad. Retiras la semilla y comienzas a cortar por tiras. Una vez tengas todas las tiras, prendes el fogón, colocas la olla, agregas agua, azúcar o panela, adicionas canela, clavos y la papayuela. Tapas y dejas a fuego medio por 40 minutos, revisa la contextura de la papayuela (recuerda que debe ser blanda) cuando esté bien cocida dejas enfriar y listo, para servir. Recuerda que la papayuela en el momento de la cocción reduce su tamaño.
Despertar al fuego: receta para un primer Ajiaco Bibiana Pérez El nombre del plato que identifica la gastronomía colombiana en el mundo proviene de una leyenda indígena, en ella se unieron los nombres del gobernador nativo del momento, el Cacique Aco, y el de su esposa Aj. El nombre compuesto donde la mujer fue primero dio origen a lo que conocemos como Ajiaco El don de preparar los alimentos con la magia de las manos de la abuelita Josefina parecía haberse saltado mis genes, primero pasó a mi mami, luego a mi hermana menor; en mi caso seguía dormido. Conectar con el amor desde los alimentos era todo un reto. Hacer que esa rutina diaria contuviera el amor que me habita para quienes preparo deliciosos alimentos vino a mí en forma de miedo y dolor, para después transformarse en maestro desde el corazón. En 2019 inició una época que transformaría la historia de la humanidad reciente, la llamada pandemia por el Covid-19. Aquella que me separó de mis seres amados y me confinó en mi apartamento con poco menos de nada en la alacena y los bolsillos llenos de miedo. En una lona marcada con sus letras, llegó en forma de ingredientes, el amor de los que caminan conmigo, amados escritores. Allí, algunas palabras de cariño y de las instrucciones para preparar, nada. Así que tuve que recurrir a lo que tenía cerca, mensajes de texto para sentir y escuchar a mis aliadas, mi mami y Fran poeta. Ingredientes en casa: (sí, todo esto estaba en la lona)
• Papa sabanera en rodajas • Papa criolla • Papa pastusa (aunque no las identificaba) • Cebolla larga • Arvejas • Mazorca • Ajo picado o macerado • Arracacha • Cilantro Y llegó la hora junto a la estufa, pero sin dejar de lado el celular, mi único medio de comunicación con el exterior. Inicié mi tarea compartida, audios, textos, consejos, recomendaciones y emojis no dejaban de notificar a mi celular, mientras ellas me instruían en cómo hacerlo por primera vez. Pensaba cuán sola me sentía, pero cuanto amor había en sus mensajes a la distancia, “hazlo con amor, no tanta sal, bajito fuego para que no se pegue, lava y pica bien la papa” y lo más gracioso, “me guardas alguito”… tristemente para que las magas detrás de la receta y yo pudiéramos reencontrarnos, pasaron meses. -Hija, en una olla grande pones agua y cebolla picada. Bella, no olvides el ajo, y cuando esté empezando a calentar agregas los ingredientes más duros: las papas blancas, la mazorca y la arracacha. Mientras te haces más hábil con el cuchillo, la puedes rayar, así lo hice. —No olvides la sustancia—, así que puse el pollo. Frente al fogón, con el calor en mi ser anhelaba volver a abrazar a los míos, a mis hijos, pues no sabría cuando los volvería a ver. Mientras esperaba los primeros hervores, las noticias hablaban de calles vacías alrededor del mundo, personas muriendo, animales recuperando
sus espacios, economías en crisis y un planeta pidiendo un nuevo respiro. Al volver frente al fogón —ahora sí los más blanditos, arveja, papa criolla, cilantro, lo dejas hasta que espese—. Fue magia ante mis sentidos: los aromas, los colores, las texturas, hechas de mi mano por primera vez y nadie allí para verlo de frente, el éxtasis de la cocina me despertó para sanar, conectar y esperar el próximo abrazo.
Había escuchado hablar de las alcaparras y la crema de leche para intensificar el sabor y aunque no las tenía, no hicieron falta, pues al probar el fuego de mi pecho, me llenó de orgullo, había preparado mi primer ajiaco. Fue mi noticia del día para mis redes sociales. Muchos me escribieron sorprendidos, prometiendo que pronto nos volveríamos a ver para probar lo que ese día había aprendido. A mis maestras, por la red les agradecí, por estar allí en el celular para mí. Meses después, quien lo probó fue mi hijo, pues después de 9 días en la UCI pediátrica, por una peritonitis aguda, se convirtió en mi compañero de pandemia. —Mami, esto está asquerosamente rico-. Te amo.
ALONDRA
26
Nov.2021
La lectura a viva voz es magia y fuerza para el lector Sandra Patricia Paipa Chaparro • IE Departamental Funza • Docente Red de Lenguaje de Funza
primigenios, donde la calidez de la voz nos generaba ternura y tranquilidad. Más adelante, nos daba el poder de mantener la atención, debido a que cada lectura nos mostraba nuevos caminos, donde la exploración y la curiosidad por saber cómo se desarrollaría la lectura nos llevaba a consumir muchos signos, definiciones y establecer sentidos. Posteriormente, se nos mostraba como se hacía acreedor de conocimiento a quien ostentara su dominio. Ahora, fuera de esas virtudes y propiedades, la lectura a viva voz también está cargada de fuerza, una que posibilita levantar el tono, homogeneizar el ritmo y mantener la atención del oyente, del espectador, pues en muchos casos promueve un espectáculo donde cada participante le imprime un sello personal. Se genera una atmósfera de reciprocidad al querer escuchar todas las voces, a todas las personas, el trasladar la voz del autor a la del interlocutor y poco a poco a la interior, a esa que nos guía como una brújula, nos interroga, nos genera la interacción entre el pensamiento y el sentir. Aquella voz que consolida la idea, que fundamenta la personalidad y el conocimiento. Ilustración: Brandara
Desde la experiencia que he tenido como docente de lengua castellana, gran parte de mi atención ha radicado en la importancia de la lectura, en sus procesos, su promoción y el fortalecimiento de los hábitos lectores en los niños y jóvenes, sin importar la forma como se realice la misma. La lectura a viva voz es una estrategia revestida de magia y fuerza, ya que solo ella puede cambiar, alterar y hasta desafiar al lector más tímido. En el quehacer de la labor docente, me he encontrado con situaciones y experiencias donde la lectura a viva voz promueve la participación, la competencia y el protagonismo por parte de jóvenes por querer leer; cuando desde un inicio, se mostraba como el ejercicio más complejo, inquietante y retador. Con el paso de los minutos y la rotación de la palabra, el espacio de la lectura se convierte en el espacio propicio para mostrar las habilidades, el nivel y las ganas por compartir la voz en medio de párrafos y textos. De esta manera considero que la lectura está cargada de magia, pues ella invita a que sea asumida con temores, pero con cierto grado de valentía. El desprevenido público se mantiene a la expectativa, puesto que en muchos casos la asignación de la palabra surge al azar y solo cuando se asume, emergen los nervios que al paso de los segundos se van consolidando y luego fluye, acompañada de serenidad y seguridad. Las pausas se hacen más conscientes y se destaca la entonación, la buena dicción y una mirada al entorno para reflejar la aceptación de un ejercicio que nos remonta a momentos
Una se complementa con la otra, así como la lectura con la escritura, los procesos que permean la lectura a viva voz se complementan con la experiencia de la misma, por lo que permiten la construcción de conocimiento, la concreción de la idea, la expresividad del ser y la empatía con el entorno. En una ocasión planeé el ejercicio de escritura de una semblanza, yo conocía el texto previamente, pero el joven lo socializaría posteriormente a sus compañeros. Al hacerlo se encontraba con nuevas formas de expresión y la corrección automática de su escritura, es allí, donde se afianza dicha fuerza y le permite entablar la correlación entre su voz y su pensar, y el solo escucharse le daba la posibilidad de mejorar su proceso de escritura. El ejercicio de la lectura, sin importar el tipo de lectura que se realice, afianza a la persona, mejora la autoestima, estimula la imaginación y posibilita la creatividad. Ojalá no solo sea un proceso cognitivo, sino también, un deleite, un gozo estético y social. Que las aulas sean el punto de encuentro de voces, de evocaciones y de vivencias y que la lectura a viva voz esté presente tanto con los pequeños como con los grandes, en las motivaciones personales como en los grandes eventos, en la complicidad entre el lector y el libro, entre la dinámica del profesor con el estudiante, en el acompañamiento del niño con la madre, el padre o el abuelo, en las dinámicas grupales, y finalmente, que la lectura nos alimente el alma y fortalezca el intelecto.
Canto de Alondra No eres un robot, no leas como uno. Es cierto que hay que cuidar la manera de pararse y respirar, pero no por eso puede bajar la calidad de tu lectura. Calienta la voz si puedes, eso te evita fluctuaciones de voz y ayuda a una buena gesticulación de las palabras. Por otro lado, tu expresión también es crucial, dale matices a tu voz en los párrafos que lees, esto hace que la lectura tenga profundidad y no sea una “lectura plana”. Lo mismo aplica para las voces de los personajes, cada uno tiene la suya propia, encuéntrala.
ALONDRA
27
Nov.2021
El que reza y peca empata César Augusto Ramírez Orjuela • Taller de Oralitura y memoria, Escuela de Literatura
A pesar de los años ella aún conserva su tumbao. Y si de revivir mis pasos de salsa se trataba yo no iba a claudicar sin intentarlo. Ella se había quedado soltera por sospecha y a mí ya me habían dicho que se había acabado el amor de tanto usarlo. Como compañeros de universidad nos habíamos gozado en Quiebracanto, por qué no rememorar que luego de amanecer azotando baldosa, nuestra jornada termine fungiendo de piadosos en la iglesia del Cerro de Monserrate. Eso sí, el guayabo desaparecerá una vez desayunemos un tamal con chocolate.
Instrucciones para matar al Coco Leonor Riveros • Taller de Narración gráfica, Escuela de Literatura
La solución es muy sencilla: apaga la luz para que puedas verlo en todo su esplendor. Agudiza el oído. Si abre con sigilo la puerta, traspasa la ventana o se escurre entre las cortinas, déjalo acercarse, enciende la lámpara y espántalo a cocotazos. Su espectro danzará como loco buscando una salida. Se postrará ante los sueños de tu infancia y tú te mantendrás firme hasta que se vaya. Quedará tan adolorido, que jamás se atreverá a rondar los linderos de tu casa. Escarmentará en carne propia los sustos que te ha hecho pasar durante tantos años.
Ilustración: Brandara
La eternidad en un guiño
Golpe
Santiago Jiménez
Beatriz Navas
• Introducción a la Escritura creativa, Escuela de Literatura
• Taller de Poesía Cartografías del Silencio, Escuela de Literatura
La vida es tan frágil como un árbol que crece a la orilla de un rio: En invierno tiene el
Los cucarrones mueren bocarriba.
riesgo de ser arrastrado, en verano puede morir de sed.
Cuando caen en la noche se oye el estruendo y su imposibilidad de levantarse.
La humanidad se siente eterna, divergente entre las especies, no reconoce lo que dictamina el reloj de su tiempo…
Después de gozar el día despliegan las alas
Su esencia transmutará a ser un rumor en el actuar de sus sombras
Nos aferramos a ser una huella, un recuerdo.
tras la fantasía de una luz.
Corren el riesgo sin calcular
Sin comprender que nuestra perpetuidad será un aroma intangible condimentando la vida de nuestros descendientes.
el sucio cristal de la ventana.
ALONDRA
28
Nov.2021
La literatura es mi madero de náufrago Diana Marcela Guarín • Taller de Comprensión y redacción de textos, Escuela de Literatura
La literatura es mi madero de náufrago y una estaca en el corazón, una maldición divina siempre presente desde que uno fonemas y escribo mi nombre por imitación, palabras flotando sobre líneas de luz, tinta china en una agenda de papel salmón, un clic - clac de una máquina de escribir gris marca Brother, un computador blanco con Windows 95.
Con F. Leemos a Baudelaire, a León de Greiff, él siempre trae un Larousse y es nuestro horóscopo diario. Me dice que los platelmintos algún día se comerán su cuerpo, huele a sándalo y a hierba, después entendería que era cierta su profecía con los gusanos.
Tenía 17 años cuando me llaman al teléfono en casa a decirme que lo encuentran muerto, se suicidó con cianuro, la última vez que lo vi recién salía del psiquiátrico. Ahora escribo por él y por mí, por lo que nunca dijo, ambos estamos malditos. Desde entonces son tres puntos suspensivos infinitos y que se repiten en un bucle. A partir de ese momento me persigue la muerte, me susurra al oído, ya no me bastan los dedos para contar las ausencias, cadáveres jóvenes para ella que en su promiscuidad arrastra al silencio. Esta Ciudad huele a tristeza y en su viaducto está la única salida de emergencia un salto definitivo de 55 metros, L y V una soga apretando su cuello mientras su cuerpo palidece. Sobredosis de pánico H en las venas pobrecillo A. caminatas interminables para acabar la película de su cabeza.
Año 1985, mi generación es hija de la lágrima, desastre de Armero, toma del palacio de justicia, carros bomba se detonan en cualquier esquina. 1990 le escribo cartas a Mamá, leo a Gulliver y prefiero vivir en Lilliput, habitante del reino verde o azul, es mejor que estar en el salón de clases, salgo al recreo a buscar la biblioteca, voy a terapia en las tardes para hablar mejor. Soy tímida y tengo miedo, no reconozco a la niña fea frente al espejo, usa lentes y esta despeinada, siempre se lo recuerdan en la escuela. Libro alborada Primer grado “La –nena- mide- la -seda” allí es mejor, del otro lado de la portada donde huele a papel impreso, todos sonríen. A-E-I-O-U / a, e, i, o, u. No me gusta sumar y no se dividir, prefiero a Esopo y a sus animales, una vez más ellos me salvan.
Ahora peso diez kilos más, mis huesos crujen, sigo desayunando tragos de veneno con hielo y ahorro moneditas de 50 pesos para comprarme una escopeta.
Finjo ser adoptada por “Gabo”, me gustan las mariposas amarillas. Después vendrá Sade y Justine, Nietzsche y Sartre. Dios ha muerto y me ahogo en sus lágrimas, espero que no vea lo que hago cuando estoy a solas, la virgen María llora por mí, ella también es mujer y ha sido oprimida.
Ilustración: Brandara
Pasajeros Sandy Niño L. • Taller de Oralitura y memoria, Escuela de Literatura Abrí los ojos, ya no podía seguir más, paré y me agaché, sentía que se me devolvían las tripas mientras apoyaba las manos en las piernas, estaba aturdido. En este punto no sabía ni qué había pasado, yo escuché un grito, y cuando me di cuenta corría tras de mí el gentío. Mi cabeza estaba desacelerando y cuando me enderecé, mareado todavía, vi que algo brillaba sobre la silla metálica. La gente que estaba apeñuscada esperando se subió rápidamente en el bus que acababa de llegar, me quedé solo y me acerqué asustado mirando hacia los lados, necesitaba estar seguro de estar solo en la parada. Lo que vi era una caja forrada en un satín negro con unas letras doradas, traté de cogerla lo más delicadamente posible, no quería ensuciarla. Este fin de año empezaba ahora a pintar muy bien para mí, abrí la caja y vi un reloj maravilloso, nunca en mi vida había visto algo así, lo saqué de la caja y empecé a mirarlo por todas partes, al respaldo tenía grabado la frase “todo se repite”, le había movido todo, yo no había acabado de empacarlo otra vez en la caja y ya estaba pensando en cuánto valía, en donde venderlo, y todo lo que quería comprar, solo podía pensar que este año nuevo todos mis deseos se iban a cumplir. Me abrí la chaqueta y lo guardé en el bolsillo interno, no podía pensar en nada más.
Cuando giré la cabeza me percaté que no estaba en la parada de bus, estaba en el mercado y escuché otra vez ese grito, cuando me di cuenta corría tras de mí el gentío. Empecé a correr, paré, abrí los ojos y había llegado otra vez a la misma parada de bus, me metí la mano en el bolsillo y ya no tenía el reloj, otra vez entre la gente que estaba en la parada vi el reloj en la silla, corrí a agárralo mientras todos se subían al bus. Lo saqué rápidamente de la caja, era el mismo reloj, con el mismo mensaje “todo se repite”, se me hizo un hueco en el estómago, me dejé caer en la silla con el reloj en la mano, qué carajo estaba pasando, lo tiré a la calle y vi cómo le pasaba un carro por encima, cuando me giré, otra vez estaba en el mercado, qué maldita cosa es esta, otra vez corría la gente tras de mí.
ALONDRA
29
Nov.2021
El contador de historias Ricardo Insuasty Ovalle
• Promotor Cultural - Biblioparque Marqués de San Jorge
El Contador de Historias es una estrategia de lectura en voz alta, ideada desde el año 2018, para producir una serie de materiales audiovisuales que dieran a conocer de manera creativa algunos de los textos que encontramos en la colección de nuestra biblioteca. El equipo de trabajo ha estado conformado por Jorge Mario Sánchez, quien desde entonces se ha encargado del guion y dirección de los capítulos, Javier Peña quien se ha encargado de la grabación y edición de video y Ricardo Insuasty Ovalle, quien ha prestado su imagen y voz a este personaje.
radio”, como alternativa frente a las restricciones impuestas en la pandemia. El Contador de historias en formato radial, nos ha permitido alargar los relatos, incluir comentarios sobre las lecturas realizadas y amenizar el espacio con algo de música para procurar una experiencia de lectura agradable. A partir de la experiencia en radio, hemos creado otro proyecto de lectura en voz alta, “Cuentos para dormir”, un programa que aprovecha las horas de la noche para fomentar la consulta de obras literarias, quizás más oscuras, dirigidas a público adulto, dentro de las temáticas del terror y el misterio. En este espacio hemos leído autores como Edgar Allan Poe, Agatha Christie, Oscar Wilde y Gastón Leroux.
A lo largo de estos cuatro años, tanto el contador como la idea, se han transformado buscando adaptarse a las exigencias del mundo actual. Hasta el momento, contamos con tres temporadas transmitidas Estamos ansiosos por traer muchos más a través de la plataforma Facebook del Centro relatos desde ambas estrategias y seguramente Cultural Bacatá, donde cada jueves en la tarde Fotografía: Jorge Mario Sánchez escucharán más del Contador de Historias, tanto se han leído a autores como Julio Cortázar, en vídeo como en radio, así que, ¡no se lo pierdan! y Anthony Browne, Emily Gravet y Emilia Ayarza. recuerden, en Funza Ciudad Líder, leer nos libera. Además hemos transmitido dos temporadas a través del proyecto de la Escuela de audiovisuales del CCB “Funza
Crónica de Viernes Santo Juan Carlos Galindo Vargas • Taller de Oralitura y memoria, Escuela de Literatura Los Viernes Santo hay que crucificar a Jesús en un arca, pensé al pasar en la moto por un pueblo.
Paniqueado arranqué la moto y dejé atrás al hombre que no era el Diablo, sin embargo, era lo más parecido a él.
La tormenta paró. Me detuve a limpiar el casco, aún había gotas prendidas de las uñas en el visor. Un hombre apareció y me insistió que lo llevara hasta una gasolinera que estaba a dos kilómetros.
Ese era un alma en pena que se le apareció, dijo mi mamá.
Recordé la frase de mi tía: No se vaya, mijo, hoy el Diablo anda suelto.
Continué en la autopista algunos kilómetros hasta encontrar un carro adelantando en curva, le exprimí el jugo a los frenos. La llanta se bloqueó, derrapó la moto y salí como resorte de juguetería.
Había insistido en que era peligroso viajar, ¡Y más en semana santa!
Yo estaba bien, pero verde de la ira con el hombre de la camioneta Ford. Mi tía aún no sabe nada.
¡Qué suelto, ni qué suelto! Le contesté.
Se lo advertí, el Diablo andaba suelto, me reprocharía.
Canto de Alondra Un factor tan importante como la confianza es la práctica. Lee en voz alta cuando puedas, independientemente si hay un público o no. También lee distintos formatos, un poema no se lee igual que un cuento, incluso un poema no se lee igual a otro poema, la práctica te enseña a detectar la manera más adecuada para cada formato y texto. Finalmente, no pierdas los hábitos que adquieras, saca tiempo para practicar porque nunca sabrás cuándo o a quién le leerás en voz alta y si ese hecho cambie la vida de un nuevo lector.
ALONDRA
30
Nov.2021
Juegos de palabras
Niñas y niños de 7 a 12 años Introduce Dayana Álvarez Piñeros • Docente EFAC Literatura CCB
“Dame los primeros seis años de la vida de un niño; el resto te lo puedes quedar” Rudyard Kipling
Desde el Semillero infantil de escritores funzanos hemos pensado diversas estrategias que, con curiosidad, buscan entender el atlas colombiano. Las palabras dichas son el eje de la exploración, puntos clave para el desarrollo de las habilidades lectoras, orales, verbales y escritas. Propusimos un viaje de exploración literaria en torno a dialectos, experiencias, y formas de vida cotidianas posibles en diferentes territorios colombianos. A partir de mitos, leyendas, cuentos,
expresiones artísticas y experiencias gastronómicas, que permitieron fortalecer la comprensión, la lectura, la escritura y la oralidad en nuestros participantes. A continuación, algunas de las exploraciones de los chiquiescritores. La bici, como medio de transporte inicial, narra las experiencias con recorridos imaginados y posibles por algunos escenarios del territorio colombiano. ¡Adelante, iniciemos este chiquirrecorrido!
Semillero infantil de escritores funzanos Creación colectiva, Escuela de Literatura
Mi viaje en bici María Fernanda Useche 11 años
Mi perro, mi bici y yo Joseph Emmanuel Álvarez Guzmán 7 años Fue un día que me levanté con mi perro que se llama Ozzy, después me fui con él y mi bici a Estados Unidos a la parte de la Florida con la ayuda de un caballo volador, pero cuando nos queríamos ir a Funza de regreso, un dragón nos lo impidió. Corrimos tan rápido que pasamos un portal que nos llevó a Funza a mi bici, mi perro y yo.
Era un día extraordinario, iba a ir a San Andrés, pero el carro y la moto estaban dañados y me fui en bici. Estaba muy cansada, de pronto se hizo de noche y no sabía dónde estaba, miré en el mapa y estaba en Bogotá. Por suerte estaba cerca de donde mis abuelos, me quedé ahí toda la noche. Llegó el día de partir, les di un abrazo y me fui. En el camino vi una gatica y la adopté, se convirtió en mi compañera de viaje, más que eso, en mi amiga, así que la llamé Purr. Seguimos el camino, vimos un lago, Purr se asustó por el agua, pero le dije que no nos acercaríamos. Al irnos vimos un árbol, como teníamos hambre comimos la fruta que elegimos, era una fruta azul y nos sorprendió. Comimos este extraño fruto y tuvimos superpoderes, Purr podía lucir cualquier color y yo me convertía en cualquier animal, los aproveché para cazar y sobrevivir como Purr. Nos fuimos así, pero en el camino Purr se enfermó y tenía que reposar. Pasaron 18 días. Al día siguiente llegamos a San Andrés y nos dimos cuenta de que todos habían llegado antes por el otro camino, tuve aventuras inolvidables.
Ilustración bicicleta: Leonor Riveros
ALONDRA
31
Nov.2021
Cómo puedes ir a Zipaquirá en bicicleta Joshua Adrián Villanueva Osorio 7 años Cojo mi bicicleta, la que quiero tanto porque es de color azul, de Madrid a Facatativá, por la ciclovía paso por empresas, veo muchas flores margaritas, rosas, flores de muchos colores y tamaños. Paso por un romboy, veo muchos soldados, llego a faca, cojo un tiquete y me subo al tren, me suben la bicicleta. Veo muchos colores dentro del tren, el tren arranca, llego a Bogotá y veo muchos edificios de colores distintos. Desayuno y ahora el tren va para Zipaquirá, me bajo y me reciben con una papayera. Doy una vuelta en mi bicicleta y veo muchas cosas de distintos colores y tamaños y veo una iglesia grande y muchos animales.
La bicicleta viajera Juan Luis Gamba Castiblanco 9 años Había una vez una casa donde vivía una familia feliz. Un día, el niño Juan Luis que quería ir a Santa Martha, alistó su bicicleta porque no tenían carro ni moto, luego se despidió de su hermanito David y de su familia, llevó mucha comida, ropa y se preparó. Paró en una isla y se dio cuenta que se demoró dos días. Luego volvió en tres días después de llegar a Santa Marta, saludó a su familia y les contó sobre sus aventuras.
Mi gran viaje Álvaro Nicolás Moreno Quiñones 9 años Alisto mi mochila con agua, algo de comer y juguetes, cojo mi bicicleta y me monto. Arranco a las 10:00 de la mañana, voy al sur y llego al centro de Bogotá, después hago una parada y me estiro un poco y sigo, pasé por puentes, jardines, zonas naturales y muchos lugares más. Después, por la noche llegué a Ibagué, y comí porque no había comido nada en todo el viaje, me hidraté, después, me quedé en un hotel.
Mi viaje en bici Santiago Gutiérrez Pérez 10 años Me voy a ir a la sierra nevada en mi bici azul, voy a pasar por agua nadando en mi bici, voy a pasar por aire con las ruedas de mi imaginación y voy a pasar por nieve con el sentido de la fuerza.
Al día siguiente recargué mi botilito de agua, después me estiré y seguí mi recorrido todo derecho. Pasé cerca de Armenia, y después de comprar algo de comer seguí adelante, sin ninguna distracción, ni flores, ni animales, ni ninguna otra cosa. Después cuando se hizo de noche, quedé a la mitad entre Ibagué y Palmira. Esa noche no dormí, solo hasta llegar a Palmira. Cuando llegué me quedé en un hotel hasta la mañana, después hice lo mismo que la anterior vez. Después me demoré cinco horas más en llegar hasta llegar al Desierto de la Tatacoa. Hice una celebración cuando llegué.
ALONDRA
32
Nov.2021
Sobre el almohadón de plumas Bárbara Guzmán
• Taller de Literatura Universal, Escuela de Literatura
Publicado en 1917 por Horacio Quiroga, este relato refleja el desencanto de la convivencia de la pareja después del matrimonio. La referencia del estremecimiento de la mujer cuando observa la alta estatura de Jordán en consonancia con el mismo estremecimiento que siente con la forma y el color de la casa; la blancura, las paredes altas sin rasguños, el eco de los pasos al andar por las habitaciones. Todo el conjunto que a su vez denota el frío de una relación con un hombre hostil e impasible que la sume en el olvido de sus sueños condenándola a la soledad y el silencio, desatando en ella un profundo abatimiento que es reflejo de lo que para ella llegó a ser el matrimonio: una prisión en un palacio encantado. Esto permite conjeturar que el almohadón de plumas es un cuento de terror, pues desde su inicio narra una situación de unión y convivencia como un hecho macabro que condena a una mujer a vivir sumida en la desdicha. Con la aparición de la enfermedad de Alicia, el lector vincula su causa con la soledad que padece y su incapacidad para comunicar su abatimiento tras un enlace que no se corresponde con lo esperado, sin embargo, a medida que avanza la trama, el lector se sorprende con algunas revelaciones que se van dando en el relato, como las imágenes producto de las alucinaciones de Alicia a causa del progreso de la enfermedad que la consume y que se convierten en el indicio de un desenlace inesperado marcado por la fatalidad. Hay un dejo de surrealismo en esta historia cuando los médicos reconocen que una vida se acaba “desangrándose” (pero no hay rastros de sangre) día a día sin saber la causa y abandonan a su suerte a Alicia porque: “una enfermedad que mostraba progresos severos de noche apaciguándose en el día no dejaba vestigios de una causa posible y según el pronóstico de los médicos “poco había por hacer”. Asimismo, el peso
del almohadón de plumas que le impide a la sirvienta levantarlo, el animal monstruoso —redondo, viviente y viscoso—, que sale de su interior y ha bebido en cinco días toda la sangre de Alicia corresponde a un parásito diminuto en su medio habitual y que es común en las almohadas de plumas. Es una parte del cuento que muestra una deformación de la realidad: un parásito que vive en una almohada y que cobra un tamaño desproporcionado al beber la sangre de su víctima.
Ilustración: Brandara
El tema del cuento es el abandono de la propia persona que se hace latente en la frase: “y aún vivía dormida en la casa hostil, sin querer pensar en nada hasta que llegaba su marido”. Esta renuncia permite que se anide la enfermedad en el cuerpo de Alicia y que poco a poco llegue su extinción. Su imposibilidad de rebelarse contra un matrimonio que la atormenta es el reflejo de la sumisión que asume la mujer en una sociedad machista como es la sociedad latinoamericana para el tiempo en que fue
Canto de Alondra
escrita esta historia, en la cual es el hombre quien posee los derechos mientras la mujer es obligada a callar y asumir un rol pasivo, conformista con las circunstancias por adversas que sean. Ello puede evidenciarse cuando Jordán con profunda ternura pasa la mano por la cabeza de Alicia y ella rompe en llanto lo que constata que hasta la ternura del hombre le estaba vetada a la mujer, el llanto es asimismo vergüenza e impotencia. Este llanto también es producto de la dicotomía entre la ternura y la rudeza de Jordán que genera desasosiego en Alicia. Esa rudeza de carácter en Jordán no se hace visible en el texto, pero se infiere y se constata casi al final de la historia cuando el médico le anuncia que el caso de Alicia es serio y que no hay remedio posible y él resopla: —¡solo eso me faltaba!— y golpea bruscamente la mesa. El almohadón de plumas fue escrito por Quiroga después de una serie de acontecimientos trágicos que marcaron su vida para siempre y quizá por ello, este cuento refleja el horror, la soledad y el desencanto de una joven tras haber contraído matrimonio con un hombre a quien realmente no conocía, sucumbe a la enfermedad que finalmente la lleva a la muerte. Es posible que, a través de su personaje, Quiroga esté mostrando en esta historia los sentimientos que lo embargaban tras la muerte de sus hermanos y de su amigo. Los temas que reflejan crueldad y muerte son recurrentes en la obra de Quiroga en la que prima el mundo psicológico de sus personajes, de ello se deriva que estos padezcan alucinaciones, depresión, angustia y que sus destinos están marcados por la fatalidad del mismo modo que estuvo marcada la vida del autor.
La lectura en voz alta no empieza necesariamente con el texto y tampoco acaba con el punto final. Depende mucho del espacio que se dé a cada lectura, pero en general, se empieza con una “prelectura”, cuando tú como lector conoces el texto que vas a leer frente a todos. Esto es necesario porque sabrás qué acontece, cómo se desarrolla y lo más importante, cómo lo vas a leer. Así mismo, la lectura no acaba al terminar la última palabra, la lectura en voz alta termina cuando el público manifiesta comprensión de lo que se les ha leído, espera su retroalimentación, fomenta el diálogo.
ALONDRA
33
Nov.2021
Boom de autoayuda Gloria Esperanza Mora
• Taller de Literatura Universal, Escuela de Literatura
Aunque los libros de autoayuda son para muchos una realidad ficticia y en algunas ocasiones sin bases científicas, no podemos negar que sí poseen una gran carga sociocultural, una idiosincrasia de seres que ven en ellos una posible salida en su constante “búsqueda de la felicidad” o un alivio en el arduo trabajo de “eliminar la ansiedad”, pero con el degradante de que quien no lo consigue termina aún más frustrado y con muchas más incógnitas por resolver.
El segundo tema lo titularía Atinandole al destino. Manual práctico para control de salpicaduras cuando utilizas el inodoro. La fuerza de este libro radicaría en lograr contagiar el entusiasmo de su autor hablando abiertamente de lo que él llamaría “conciencia de sí mismo”, el poder de sentir un control personal sobre lo incontrolable. Las técnicas presentadas aquí estarían encaminadas a erradicar esas pequeñas partículas de fluido amarillento que se
Aunque para los intelectuales eruditos de alta gama este tipo de libros no sirven, éstos si han pasado a engrosar las listas de modas pasajeras prometiendo siempre cambiar tu vida, hacerte perder peso y/o ganar en el amor. He notado, sin embargo, que gracias a una innata curiosidad heredada, aún falta tratar ciertos temas que en mi concepto deberían hacer parte de las bibliotecas improvisadas que acogen esta gran ola de información auto pretendiendo ayudar al ser humano. Hoy les presento una lista de tres posibles temas que creo que al ser tratados cubrirían esa necesidad de dar pronta y definitiva solución a estas situaciones traumáticas y poco agradables, ayudando así a liberar las tensiones causadas entre entes que interactúan diariamente con ellas haciendo de nuestra existencia un oasis de esperanza. El libro número uno, se titularía Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. Cómo enseñarle a un hombre, dentro de su propia casa, a encontrar lo que necesita. Sería considerado como uno de los mejores libros de autoayuda y desarrollo personal alrededor del mundo, y desde luego, en mi opinión, sería uno de los básicos que todas las chicas deberíamos tener en la mesita de noche ya que es imperativo salvaguardar nuestra salud mental y emocional si lidiamos con uno o varios hombres en nuestro diario vivir. Consiste en un sencillo manual en el cual la autora nos plantea pasos básicos que se deben implementar en el hogar para que, no sólo se vea ordenado, sino que también cumpla la saludable función de lograr que esa criatura de género masculino que comparte tus espacios comunes sea capaz de encontrar de manera fácil los objetos que requiere sin tener que sufrir una crisis existencial y terminar con la decepcionante solicitud de tu pronta y eficaz ayuda.
Un tercer título sería Huecos que llenan espacios. La importancia de los hoyos en los calcetines. Este sería uno de los mejores libros de autor. Un libro creativo y que sorprende a todo el que lo lee por su altísimo nivel de introspección y autovaloración. El desarrollo de este libro estaría basado en una serie de razones muy bien argumentadas que analizarían la realidad para extraer las enseñanzas, de por sí muy valiosas para la vida, encontradas en los hoyos que un calcetín puede tener y los lugares exactos donde se presentan desplegando un sin número de emociones que desempeñan un papel fundamental en la cotidianidad de los seres humanos. Pocos son los autores que se atreven a abordarlas separando prejuicios personales de los prejuicios sociales para darnos cuenta de que nos estamos perdiendo aprendizajes vitales que encaminan el rumbo de nuestras vidas adquiriendo lecciones innegables de estos agujeros. Realmente un libro muy recomendado para quienes sienten que su existencia ha perdido objetividad, pues el relato emocional de cada situación presentada por los calcetines analizados hace que nos impliquemos en ellas activamente, asimilando mucho mejor las doctrinas que un sencillo y en ocasiones desapercibido hoyo nos pueda trasmitir. Son muchos más los temas que creo pueden ser abordados dentro de los libros de autoayuda pero, por el momento, solamente les presento tres que consideró vitales. Espero sean también de su agrado y que pronto los encontremos en la lista de los más vendidos, pues serían un gran éxito entre la comunidad que espera ansiosa un nuevo boom de autoayuda en estos tiempos de crisis.
Ilustración: Brandara
quedan adheridas en el borde pulcro de un inodoro mixto causando en muchos casos respuestas poco agradables por parte de la comunidad femenina. Trataría sobre habilidades que le serán útiles en el arte de orinar de pie en espacios cerrados, cosa que a largo plazo y con mucha práctica ayudará al género masculino a obtener más éxito en sus relaciones interpersonales, descubriendo un atractivo que despierta admiración y empatía en el sexo opuesto. El autor exploraría diferentes ángulos para acrecentar el autocontrol eliminando así fobias impuestas por la fémina sociedad.
Canto I Santiago Jiménez • Semillero Juvenil de Escritores Funzanos Lira de Homero, ostra gigante, caparazón hundido, afrodita brillante
ALONDRA
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Nov.2021
Ya no llores más, abuelo Dagoberto Márquez Ordóñez • Escritor “¡Qué pasa con mi país!”, grita un hombre preocupado, “si en mi finca vivía feliz cultivando café y cacao”, y mirando al cielo exclamó: “¡Dios mío!, me han desplazado a un sitio que no conocemos con mis hijos y mi esposa, estamos desesperados. Que los niños no se den cuenta de lo mucho que sufrimos, verlos llegar a un lugar sin amigos ni vecinos”. Eso me ha puesto a pensar cuál será nuestro destino, lo que debemos afrontar miles de campesinos: “Déjennos trabajar en paz, es lo único que pedimos; y no vengan a exigirnos que cambiemos de cultivos. Quien no compró, ni labró la tierra, ahora es dueño de mi casa, mi tractor y de mi huerto, no podemos avanzar si construimos destruyendo, si yo digo la verdad en vida me siento muerto, si todos hablan de paz ¿por qué el campo es un incierto?” En las calles gritan, como aquel hombre en el desierto, que sus palabras no son oídas y todas se van con el viento, como el padre campesino que les pidió a los violentos, no desplacen a mis hijos a mendigar a los pueblos, pero nadie lo escuchó y ayer mismo fue el sepelio. Acompañada de sus tres hijos y en el vientre otro de ellos, una mujer campesina llorando esto decía: “Lloro con dolor y sentimiento por la hermosa tierra mía, antes llena de pan coger, ahora sembrada de porquería, ya no hay nada para comer, con lágrimas nos exponía, mis pequeños hijos vienen con hambre y con sed hace dos días.
Ahora qué voy a hacer si pierdo lo que tenía, mi esposo y mi ranchito donde feliz con ellos vivía, quedé sola con mis hijitos que lloran todos los días, ¿En dónde está mi papito? extrañan su compañía, me arrancaron la esperanza, me quitaron la alegría, que en mi corazón no haya venganza, pido a la Virgen María, porque la paz solo se alcanza con perdón y sabiduría”. Esas fueron las palabras que la joven mujer dijo ese día. Colombia, tierra tan buena, no la podemos dañar, tenemos que cultivarla con abono de libertad ¿Para qué tanta violencia? y queriendo terminar, con estas bellas costumbres que pocas nos quedan ya, buenos días comadrita, buenos días sumercé, saludos a mi compadre que cuándo se deja ver. Ya no se va la gente al lado y lado del camino, rumbo al pueblo un domingo a vender el producto campesino, eran familias enteras extraños o conocidos, todos trabajaban en equipo como lo hace un buen vecino. Con su bastón en la mano habló un hombre muy inquieto: “Esta patria hay que quererla”, le dijo el abuelo al nieto abrazándolo y le dijo “no te preocupes mi viejo, la amaré como a mi madre eso yo te lo prometo”, el niño limpió sus lágrimas como dándole consuelo, susurrándole al oído “ya no llores más, abuelo”.
Narrativa Gráfica • Creación colectiva del Taller de Narración gráfica Imagen y palabra, Escuela de Literatura Un taller en donde las imágenes y las palabras conversan, proponen y construyen lugares para observar desde distintas posibilidades ópticas, así se define Narración gráfica, imagen y palabra. En esta oportunidad, se adaptó un fragmento de un libro de divulgación científica, El mono desnudo, publicado en 1967 por el zoólogo y etólogo británico Desmond Morris. Esta es una muestra desde las posibilidades gráficas y las intenciones plásticas que cada participante elaboró para dar cuenta de su apuesta reinterpretativa.
Hay ciento noventa y tres especies vivientes de simios y monos. Ciento noventa y dos de ellas están cubiertas de pelo. La excepción la constituye un mono desnudo que se ha puesto a sí mismo el nombre de Homo sapiens. Esta rara y floreciente especie pasa una gran parte de su tiempo estudiando sus más altas motivaciones, y una cantidad de tiempo igual ignorando concienzudamente las fundamentales. Se muestra orgulloso de poseer el mayor cerebro de todos los primates. Es un mono muy parlanchín, sumamente curioso y multitudinario, y ya es hora de que estudiemos su comportamiento básico. Desmond Morris EL MONO DESNUDO Plaza & Janés, S.A. Editores 1969
Ilustraciones: Juan Carlos Galindo
ALONDRA
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Nov.2021
Ilustraciones: Lilibeth García
Ilustraciones: Santiago Sarmiento Méndez.
Ilustraciones: Martín Carvajal
ALONDRA
36
Nov.2021
Ganadores Concurso Municipal de Cuento Itinerario Wilson David Muñoz Heredia Recuerdo estar viendo el itinerario de viajes, que es casi como planear la vida: los hoteles, las calles adoquinadas, los cafés donde repostaron tantas personas ilustres, las cascadas, los caminos de carretera, el viento que sopla desde los árboles hasta la ventana, la vista con la montaña lejana. Pensaba en el cruce de palabras, las lenguas de tantos heraldos de misteriosas torres de Babel, las anécdotas que incluyen desiertos y océanos. Yo podría traer una de esas historias, convertir los días en eterna memoria para mi familia. Pero anunciaron el confinamiento. Todo se derrumbó en una suerte de fuerza centrípeta: el mundo se contrajo tanto que la naturaleza volvía a ser misteriosa y etérea. La humanidad parecía revertir hacia las cavernas. Y nosotros, que estábamos preparados para ir en busca del mundo, volvimos al inicio. El encierro nos obligó a todos a reducir nuestro volumen. De pronto, nos estorbábamos en casa, en el pasillo hacia la cocina, en la sala, en la entrada del baño, incluso en los cuartos chocábamos unos con otros. La casa seguía siendo la misma, pero la sensación del espacio se hizo menor. No. Éramos nosotros mismos. El exterior se convirtió en algo inhóspito, donde ya no solo acechaba la incertidumbre. Había miedo. Pero yo le tenía más miedo a la soledad de las calles, a la falta de personas y a la presencia de sombras. Por eso yo seguía moviéndome como queriendo encontrar mi lugar, porque la amplitud del mundo terminaba en cuanto el hombro de mi esposa, que se encontraba con mi espalda, o mi hijo, se interponía en mi camino o alguna voz que me obligaba a despejar el espacio. Podría estar recorriendo los innumerables caminos. Abrazando la inmensidad del horizonte con su brisa marina. Contar las estrellas y no encontrar suelo sin luces. Pero estaba volviendo a la animalidad del territorio. Pero en esa regresión, llegamos a un punto cercano al no retorno. Aprendimos a movernos de nuevo. Nuestros espacios estuvieron marcados, los pasos se volvieron cautelosos. Afuera parecía que
nada cambiaba, pero la ventana se volvió el lugar preferido de todos. Desde nuestra caverna, asomábamos el rostro buscando un poco más de calle, de senderos, de praderas. Estudiábamos las posibilidades, pero yo seguía frustrándome al saber que nada podría alejarme tanto de aquí como para olvidar que todo se cerró. De repente, el mundo me pareció intolerable. La prohibición de sus caminos se instaló con arraigo. Creí que todo había terminado. Los castillos y las playas se extendían indefinidamente en el tiempo y ninguna fecha parecía mermar la sensación de lo imposible. Fue cuando el mundo decidió expandirse por lo invisible. Se creó una paradoja, porque enclaustrados, repentinamente, todas las experiencias se presentaron frente a la pantalla. Aparecían nuevas sociedades, entendíamos la política de países fantásticos, la cultura se mostraba en todas sus formas. Y seguía siendo intangible. Pero no puedo decir que el planeta se hizo accesible. Se hizo plástico cuando a través de las pantallas la virtualidad imitaba el canto de un ave, la caída impertérrita del agua de una catarata, el sonido cáustico de los cascabeles. La virtualidad nos hizo creer que nos podemos acercar. Y, sin embargo, los veo a todos tan lejanos, en un espacio que jamás pisaré, un aire en el que mis dedos no bailarán. Justo cuando quisimos lanzarnos al mundo, éste se recluyó detrás de un muro invisible. Continúo esperando. Si bien ahora salgo al encuentro con los árboles, el exterior sigue estando inconmensurablemente lejos. Tal vez no fue la pandemia. Tal vez no fue el mundo. Veo el calendario y el mundo ha avanzado a sus pasos. Los delfines volvieron a Venecia, los monos pudieron escalar a la cima del Amazonas sin encontrar humo, los tigres se encontraron con los muros milenarios de Tailandia. Todo fluyó, así que tal vez pienso es en mi suerte, en la que acompaña a mi familia. Tal vez es que siempre estuvimos recluidos, y que salir de aquí es una cuestión de vencer algo más fuerte que el virus que puso al mundo de cabeza: nacer donde nací.
Ilustración: Ela Enia Montañera
ALONDRA
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Nov.2021
Entre Trazos Angie Catalina Jaimes Rincón La muerte comenzó a rondar las casas, atemorizaba con cerrar nuestros pulmones con cada minuto que corría en el reloj. El trabajo escaseaba. Durante las noches las preocupaciones me obligaban a abrir los ojos, comenzaba a caminar entre diferentes pensamientos e ideas de negocios, imaginando que me sacarían de este aprieto económico por el que estaba pasando. Así viví varias noches, desvelada por el ruido de la mente, por el eco de la muerte que nos acechaba. Una muerte microscópica que podía estar presente en la habitación en la que dormíamos, interceptando nuestras paredes, nuestra cama o nuestra ropa.
Julieta estaba feliz, ella sólo quería dibujar más cosas para saber qué podía pasar. Dibujó una naranja grande y jugosa. Yo la examiné, la olí, la partí, la probé de a poco y terminamos comiéndonosla. Dibujó una flor y decoramos la mesa, el olor a dulce inundó toda la casa, ya no me importaba si olía a alcohol, ahora estaba la naturaleza en nuestro hogar. No hay mejor remedio que lo natural, decía la abuela.
Todas las mañanas me levantaba antes de las seis, dedicaba entre treinta y sesenta minutos a la búsqueda de trabajo en distintas plataformas virtuales, revisaba mi hoja de vida una y otra vez, e incluso la adaptaba para perfiles que discrepaban en alguna medida del mío, con el fin de tener más posibilidades de acceder a la ruleta laboral. Después de este tiempo dedicaba casi dos horas a desinfectar la habitación y demás espacios de la casa, el olor a alcohol penetraba por más de una hora los muebles, las cortinas, el armario. Disfrutaba de este olor intenso, era la confirmación a la tarea cumplida. Preparaba el almuerzo y durante la tarde me dedicaba de lleno a los dos entrenamientos personalizados que aún conservaba desde antes que comenzara la pandemia. Hacíamos las tareas con Julieta, cenábamos e íbamos a la cama, Julieta a dormir, yo, a caminar entre pensamientos hasta lograr quedarme dormida por un buen tiempo, luego despertaba en la madrugada y nuevamente continuaba con la lucha para conciliar el sueño. Esta fue mi rutina durante el primer mes. Un día la realidad se volvió más estrecha, uno de los personalizados enfermó y suspendió el trabajo, quizás no volvería por un buen tiempo. El otro estaba intermitente, pues ya no contaba con el mismo soporte económico. Cuando recibí la noticia Julieta estaba dibujando, fue como un fuerte sacudón. Ahora estábamos ahí, en nuestra habitación, yo sin saber qué hacer para salir de este aprieto, mientras Julieta pintaba el cielo de rosado. Sentí una angustia que oprimía mi respiración, era un frío helado que recorría todo mi cuerpo, me sentí mareada. Entonces, me senté en el borde de la cama, busqué el aire con diligencia para no desmayar. Al rato sucedió algo que no me esperaba, Julieta había encontrado tiempo atrás un lápiz de color en las piedras de Chivo Negro. Habíamos ido para el cumpleaños de la abuela, fue un picnic lleno de risas y juegos, Julieta había curioseado en el hueco de una roca monumental y de allí había sacado este extraño lápiz. El color era de madera, pero era rústica, con una que otra astilla. El centro era marrón y tenía visos verdes. A Julieta le había encantado. Lo conservaba con delicadeza porque era diferente a todos los demás. No lo había usado antes. Lo sacó de la cartuchera de colores de mi armario esa mañana porque sentía que iba a ser un día especial para dibujar. Lo que no sabíamos era que este lápiz de color no era para nada particular. Ella dibujó una nube marrón, mientras lo hacía, la nube empezó a pasar del papel a ocupar un espacio tridimensional. Al principio me asusté y corrí la silla hacia atrás. Era una nube de algodón, ni siquiera era café, era blanquita y pequeñita. Julieta intentó tocarla con su dedo índice, pero yo no la dejé. Después de un rato que pareció eterno, decidí hacerlo yo. Era una ilusión, como una nube de verdad, mi dedo la atravesó y fue disipándose con el tiempo. Por un largo rato me olvidé de todo, de la pandemia, del mercado, de las cuentas, fue como si con la nube se disiparan todas mis preocupaciones.
Ilustración: AuH
Así, Julieta dibujó los huevos del desayuno. Dibujo una planta de tomate con muchos tomates grandes y jugosos. Dibujó una planta de fríjoles, una de alverja, una de calabacín, y construimos un inmenso huerto, que, a su vez, empezamos a cuidar con los vecinos que colindaban con nuestra casa. Ahora, ayudábamos a las personas que cómo nosotras, estaban pasando por momentos difíciles a causa de la pandemia. Cuidamos nuestro lápiz, no excedemos su uso porque entendemos que, como todo en el mundo, este también se gasta y se acaba. Intentamos usarlo sólo en emergencias, pues ya nos ha regalado una importante fuente de trabajo. Doy gracias a mi hija por no dejar de dibujar, pues encontramos la solución, Entre Trazos. Dedicada a todos los padres que, como yo, seguimos luchando por un mundo natural.
ALONDRA
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Nov.2021
Los lobos Cresencia Hernández González En una tierra lejana habitó hace mucho tiempo una manada de lobos. Eran muy unidos, cazaban juntos, buscaban lugares donde resguardarse del invierno y donde disfrutar de la primavera. Compartían más que cualquier otra manada y eso los hacía fuertes. La pareja de lobos alfa era muy inteligente y comprometida con su manada, siempre sabían dónde encontrar alimentos, en qué lugar estarían seguros del peligro y cómo hacer para que los lobos se mantuvieran unidos, eso era lo más importante. Los lobeznos eran felices aprendiendo de ellos, tenían la esperanza de convertirse en alfas o en lobos mayores, fuertes y leales, dispuestos a hacer todo por su manada. Cada lobo tenía una personalidad única, alguno era divertido, otro era más reservado, uno era muy terco, otro era más comprensivo y así sucesivamente, eran muy diferentes entre ellos, pero eso nunca fue un problema para estuviesen juntos, al contrario, se complementaban de una manera fantástica y aprendían uno del otro. Pero si de lobos maravillosos hablamos, no había nadie como la loba alfa, ella traía a cuestas la sabiduría de los años, recordaba todo lo que había aprendido desde que era una pequeña lobezna hasta que se convirtió en alfa y usaba sus conocimientos para guiar a la manada. Los demás lobos siempre acudían a ella cuando tenían dificultades, pues sabían que la alfa los escucharía y les daría alguna sugerencia. Los lobos le confiaban sus miedos e ilusiones, incluso el lobo alfa acudía a ella en busca de consejo. Todos tenían puestas sus esperanzas en ella, pues era el corazón de la manada.
Un día se encontraban los lobos descansando en un prado, el paisaje era hermoso y los lobeznos no paraban de correr de un lado a otro, tan inquietos como siempre. Los lobos mayores observaban tranquilos a sus crías, felices de que fueran tan activos. La loba alfa vigilaba a su manada, orgullosa de la unión que tenían. De repente, ella se sintió muy cansada, como si hubiese corrido por todo el bosque durante un día entero, así que aprovechó la calma para dormir un rato. Así pasó la tarde, la noche y la mañana siguiente. Al lobo alfa le extrañó que su compañera siguiera durmiendo, pues ella era la primera en despertar. Sutilmente la sacó del sueño en el que estaba porque ya era hora de ir a cazar, pero la loba alfa no quería, se sentía sin energía para eso. El lobo alfa entendió y dejó que ella siguiera descansando mientras él y los demás lobos iban a la labor, pero dejó a algunos lobeznos cuidándola. La manada se fue en la mañana y volvió al medio día. En cuanto llegaron, el lobo alfa fue a ver cómo estaba su compañera y de paso le llevó alimento. Se sorprendió cuando la vio, la loba alfa estaba débil y seguía cansada, no era la misma alfa vigorosa de siempre. El lobo alfa insistió en que comiera, pero ella no tenía ganas, apenas probó un bocado. Así pasaron las semanas y la alfa no daba señal de mejora, todos estaban muy preocupados por ella, no entendían qué estaba pasando. La loba alfa era un ser tan bueno que los demás animales del bosque fueron a visitarla cuando se enteraron de que no estaba bien. Una mañana, el lobo alfa fue a ver a su compañera como siempre lo hacía y se alarmó cuando no la vio. No despertó al resto de la manada para no asustarlos, por lo que fue solo en su búsqueda. Recorrió el bosque entero, árbol por árbol, arbusto por arbusto y nada, no había rastro de la loba alfa, hasta que vio un caminito de flores, él lo siguió con sigilo, atento a cualquier señal. El camino terminaba en el prado en el que alguna vez habían descansado, era un lugar muy lindo, tranquilo y acogedor. El lobo alfa miró expectante al horizonte, luego cerró los ojos y sintió cómo el viento soplaba algunas hojas a su alrededor, escuchó un aullido lejano y de inmediato comprendió lo que sucedía, la loba alfa no iba a volver. Cuando el lobo alfa regresó con su manada ya todos estaban despiertos, se preguntaban la razón de la ausencia de las dos figuras alfa. Los lobos mayores lo miraban con intriga. Al alfa le bastó con un gesto para que ellos entendieran. Los lobeznos seguían confundidos. Llegada la noche, la manada partió rumbo al prado y todos le aullaron a la luna en honor a su loba alfa. El lobo alfa supo que, desde ese momento, tendría más responsabilidades, era su deber guiar y proteger a la manada, tal como a la loba alfa le hubiese gustado. Fueron semanas difíciles, pero con el tiempo los lobos comprendieron que debían continuar (a la loba alfa no le hubiese gustado que no siguieran adelante) el camino era largo e inhóspito, por eso había que explorarlo. La loba alfa sabía que el futuro de los lobos dependía de que se mantuvieran unidos, esa era su esperanza y por eso lo inculcó a todos siempre que acudieron a ella. Los lobos continuaron su camino, con la mirada al frente y el recuerdo de la loba alfa en sus corazones.
Ilustración: Ela Enia Montañera
ALONDRA
39
Nov.2021
Concurso Municipal de Ortografía para Instituciones Educativas Categoría infantil
Salomé Cabrera Forero • Colegio Cooperativo Comunal • Primer lugar
Isabella Oviedo Arrubla
• Colegio Parroquial Santiago Apóstol • Segundo lugar
Juliana Bautista Arévalo • Gimnasio Campestre Valsenales • Mención honorífica Tercer lugar
Categoría juvenil
Valery Peña Contreras
María Andrea Gutiérrez Forero
Neyef Neme Ríos
Juan David Cardona Gómez
• Colegio Nuestra Señora del Rosario • Primer lugar
• Colegio Cristiano Integral • Mención honorífica Tercer lugar
• Colegio Parroquial Santiago Apóstol • Segundo lugar
• I Departamental Funza • Mención honorífica Tercer lugar
Fotografías: Carlos González
ALONDRA
40
Escritores Álvaro Nicolás Moreno Quiñones
Gloria Esperanza Mora
Miriam Ruby Morales
Angie Catalina Jaimes Rincón
Gloria Mora
Nataly Martínez
Bárbara Guzmán
Isabella Niño
Nicolás Cruz González
Beatriz Navas
Isabella Tapias
Nydia Reyes
Bibiana Pérez
Jadeh Álvarez
Rocío Castañeda Medina
Carolina Medellín
Jessica Obando
Samuel Álvarez
Carolina Quiñones
Jhosua Asencio
Samuel Tinoco
Cecilia Fajardo de Ramírez
Joseph Emmanuel Álvarez Guzmán
Sandra Patricia Paipa Chaparro
César Augusto Ramírez Orjuela
Joshua Adrián Villanueva Osorio
Sandy Niño L.
Cresencia Hernández González
Juan Carlos Galindo Vargas
Santiago Gutiérrez Pérez
Dagoberto Márquez Ordóñez
Juan Luis Gamba Castiblanco
Santiago Jiménez
Daphne Monsalve Ravelo
Juan Sebastián Morales
Santiago Pérez
Diana Marcela Guarín
Julieth Amaya
Sara Hurtado
Diana Trujillo Trujillo
Lawrens Ribero
Sebastián Guerrero
Emily Asencio
Leonor Riveros
Thomas Pérez
Jhosua Asencio
Luciana Brand
Viviana Guevara
Emma Chunza Ladino
Marcela Alfonso
Wilson Amado Gamboa
Endri Martín Torres Romero
Margarita García Narváez
Wilson David Muñoz Heredia
Fanny Diaz
María Clemencia Botero Yali
Zharick Avendaño
Francy Liliana Díaz Rozo
María Fernanda Useche
Ilustradores Álvaro Nicolás Moreno Quiñones
Gabriela Carvajal García
Martín Carvajal
Andrés Ricardo Vargas Garzón Guapucha
Juan Carlos Galindo
Samuel Álvarez
AuH
Julieta García Torres
Santiago Sarmiento Méndez
Brandara
Leonor Riveros
Sara Puerto Velasco
Ela Enia Montañera
Lilibeth García
Emanuel Upegui
Luisa Valero
Fotografía: Felipe Llanos
Nov.2021