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Declaración
Declaración
Era mi oportunidad, Laura estaba justo detrás de mí en la fila de la fuente. Cuando me tocó beber, me incliné y susurré “te quiero”, con la esperanza de que mis palabras se enredaran con el agua para rozar después sus labios. Justo entonces, Mario, el abusón de mi clase, se abrió paso a codazos, saltándose el turno, me apartó de un empujón, y se refrescó la cara con mi declaración de amor.
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Lo bueno es que ya no me pega por las tardes, a la salida del colegio.
Lo malo es que no ha dejado de perseguirme.
Raúl Clavero Blázquez Madrid