22 Abril 2015 En comparación con otras economías emergentes
Hogares en Chile gastan menos en alimentos y vestuario y más en tecnología, comunicaciones y educación. La última Encuesta de Presupuestos Familiares en Chile, realizada en 2011-2012i (INE), revela que los hogares destinan el grueso de su gasto a los rubros alimentación y vivienda, los que concentran alrededor del 40% del gasto total. Otros ítems tales como vestuario, calzado, salud, educación y servicios de utilidad pública, abarcan aproximadamente otro 25% del total, de manera que un restante 35% permite acceder a consumos no básicos, que pueden ser asociados a condiciones de ingresos más altas. ¿Cómo se compara esta composición del gasto de los hogares en nuestro país con la que tienen otras naciones? Utilizando una base de datos recientemente liberada por el Banco Mundial, referida al consumo de los hogares en noventa países emergentes, hemos evaluado la composición del gasto interno y obtenido algunas conclusiones respecto de su estructura en función del nivel de ingresos y las condiciones de apertura comercial y desarrollo de mercado, entre otros. El análisis de los antecedentes permite concluir que la canasta de consumo de Chile da cuenta de un poder adquisitivo que se ve beneficiado por importantes factores climáticos, geográficos y también macroeconómicos, tales como la apertura comercial, el desarrollo del mercado crediticio y el desarrollo transversal del sector comercio en bienes durables y habituales. Hay una evidente ventaja en los menores costos asociados al consumo de bienes básicos, como alimentos y vestuario, que permite liberar recursos a los hogares hacia bienes y servicios superiores, como tecnologías y comunicaciones, que se asocian con mayores niveles de bienestar de los hogares. Este proceso se ve fortalecido también por los precios competitivos que presenta el rubro tecnológico, producto de la apertura internacional y los niveles de eficiencia del retail local.
Gasto en Alimentos Uno de los principales aspectos que resalta es la menor incidencia que tiene en nuestro país el gasto en alimentos dentro de la canasta de consumo. Según los antecedentes disponibles, las familias destinan un 20,6% del gasto total en consumo a productos y servicios de alimentación y bebidas (dentro y fuera del hogar), muy por debajo del 35,5% que promedia el grupo de noventa naciones emergentes incluidas en la base de datos. La medición a nivel de regiones muestra que el gasto en alimentación en Chile está más o menos dentro de los rangos que presenta América Latina y el Caribe (excluido Chile, 24,5%), pero se aleja sustancialmente de todas las demás regiones cubiertas por la data del Banco Mundial. El mayor porcentaje destinado a alimentos se alcanza en Asia del Sur, que incluye naciones como India, Nepal y Paquistán, con una media de 48%. En las demás regiones este valor es cercano a 40%. Al comparar el gasto en Chile en este ítem en relación a cada uno de los 90 países, se aprecia que ocupa el segundo lugar de menor incidencia en el ranking, luego de Sudáfrica, y seguido de naciones como México (22,7%) y Brasil (23%). Las amplias diferencias que existen entre países en este importante ítem de gasto están relacionadas fundamentalmente con el nivel de ingreso, pero también con aspectos geográficos, climáticos y de mercados y competencia. Todos estos elementos pueden incidir fuertemente en los precios de los alimentos y en la optimización de las cadenas de distribución. La plena integración de Chile a los mercados externos y el fuerte desarrollo del comercio mayorista y minorista contribuyen a optimizar el gasto de los hogares en este ítem. El menor gasto en alimentación acerca a Chile al estándar de los países avanzados, en los cuales la cobertura alimenticia es muy elevada y homogénea. En Inglaterra el gasto en alimentación ha caído sistemáticamente en las últimas décadas, desde alrededor de 30% del total en los años ´50 a 19,7% en 2002 y 16,8% en 2013. De igual forma, en Estados Unidos el gasto en alimentación representa sólo un 13% del gasto totalii.
Vestuario y Calzado Al igual que en el rubro alimenticio, Chile también exhibe una participación del gasto por hogar en vestuario y calzado que es significativamente inferior al que muestra el total de 90 economías emergentes analizadas. Como proporción a la canasta, el consumo en este ítem representa un 3,7% del total, en lugar del 6,9% que muestra la data del BM. Chile gasta un porcentaje similar al de Bolivia (3,5%), Colombia (3,7%) y Guatemala (3,9%), entre otros, pese que el ingreso per cápita de Chile es significativamente superior al de estos países. Un mayor gasto en este ítem lo presentan economías como Rusia (11,1%) y China (9%), además de Brasil y México, con alrededor de un 6,2%. Antecedentes para la economía británica indican un gasto en vestuario y calzado también representa un 6,2% de la canasta. Los antecedentes sugieren que el gasto en este rubro está algo desviado respecto del ingreso per cápita, lo cual puede obedecer a patrones culturales, como también a elementos de mercado. La penetración de la ropa usada, además de las importantes ganancias de productividad del comercio, pueden incidir en una estructura de precios relativos más competitiva que la de otras naciones.
Gasto en Vivienda Así como Chile se distingue por su relativamente bajo gasto en alimentación y en vestuario y calzado, lo opuesto ocurre con al gasto en vivienda, que absorbe el 20,8% del total, duplicando el registro de los noventa países emergentes (10,4%). Este registro de gasto en vivienda considera no sólo el gasto en alojamiento a aquellos hogares que arriendan la vivienda en la que viven, sino que también el gasto imputado a aquellos hogares habitados por sus propietarios. Al comparar el gasto en este ítem se aprecia que Chile es uno de los países donde este gasto es más elevado, al igual que en Montenegro (23%), Sudáfrica (25%), México (26%) y Tailandia (29%).
El mayor gasto en vivienda se relaciona con mejores estructuras económicas e institucionales que incentivan la inversión y el desarrollo urbano, con políticas de fomento y subsidio a la vivienda y con el desarrollo y profundidad del mercado financiero. De hecho, las estimaciones disponibles apuntan a que aproximadamente un 80% de los hogares son propietarios de la vivienda en que residen. También puede estar incidiendo en el caso de Chile su condición de país sísmico, que impone mayores costos a los servicios de construcción. En todo caso, el informe del BM aclara que la data correspondiente a gasto en viviendas tiene limitaciones comparativas entre países, puesto que las Encuestas a los Hogares de cada uno de los países de la base utilizan diferentes metodologías para imputar el gasto en arriendos. Gastos en Educación y Tecnologías Los hogares en Chile también son más intensivos en el gasto en educación, telefonía y tecnologías de la información (TIC) que los que muestra la media de las noventa economías emergentes. El gasto en educación absorbe el 6,7% de la canasta de consumo total, en lugar del 4% que muestran la data del BM. Ocupa en cuarto lugar en el ranking de mayor proporción de gasto, conjuntamente con México, China y Ghana, que resalta por su objetivo es convertirse en un país de ingreso medio hacia 2020 y que está dedicando en forma intensiva recursos hacia la educación.
El gasto medio per cápita en Educación en Chile que se deduce de la Encuesta de presupuestos familiares es de US$ 430 al año, con una fuerte pendiente entre el quintil de menor ingreso que gasta sólo US$ 87 per cápita, y el de mayor ingreso, que gasta US$ 1.162 per cápita. En todo caso, el valor medio es sustancialmente superior a los registros per cápita de los países que más gastan en términos absolutos en según la data de BM, que son México (US$ 158), Brasil (US$ 149) y Jordania (147). En todo caso, los antecedentes para Chile están referidos a las capitales
regionales del país, y es presumible que en el resto del territorio el gasto en educación per cápita sea inferior a este valor, poniendo un sesgo a la baja al valor promedio de la EPF. El gasto en telefonía también es algo superior al que promedian los países emergentes. A equipos de telefonía y servicios telefónicos los hogares en Chile destinan un 4,1% del gasto total, en lugar del 3,7% que muestran el promedio de los países analizados. El gasto medio en los países de América Latina es de 3,2%, y en particular de 2,3% en Perú, 3,7% en México y 3,1% en Brasil. La brecha de gasto se abre más fuerte en el resto de las tecnologías de comunicación, donde Chile ostenta un gasto equivalente a 5,7%, en lugar del 1,2% que muestra la media de los emergentes. En esta partida se incluyen todas las categorías de bienes durables, salvo automóviles, destacando electrónicos, aparatos de TV y PC´s. Chile es de hecho el país que más gasta en TIC´s, conjuntamente con Perú, y seguido a alguna distancia por China (2,8%) y Rusia (2,7%). La alta preponderancia del gasto en tecnología no puede desligarse de la apertura a los mercados externos, la existencia de acuerdos bilaterales con países líderes en desarrollo y producción de tecnologías, y de eficientes redes de comercio y distribución.
En los demás ítems de gasto se aprecia un perfil relativamente similar. El gasto en salud es de 5,3%, vs un 5,6% la media de los emergentes, en servicios de utilidad pública Chile gasta un 9,6% del total vs un 8,8% los noventa emergentes. En vehículos y transporte Chile asigna un 10,6% de su gasto total, en lugar de un 8,8%. Por último, en materia de servicios financieros, los hogares en Chile asignan un 2,7% de su presupuesto a financiar servicios financieros, más que duplicando lo observado en las naciones emergentes (1,1%). Esto da cuenta de la mayor profundidad del sistema financiero y su penetración en los hogares, tanto en créditos de consumo como hipotecario. Constituye, de hecho, la sexta economía con mayor gasto en este ítem, luego de Colombia (7,3%) y Sudáfrica (13,9%), que poseen, el primero, un alto gasto en vivienda y el segundo, un alto gasto en vehículos y transporte.
En definitiva, la canasta de consumo de Chile da cuenta de un poder adquisitivo que se ve beneficiado por importantes factores climáticos, geográficos y fundamentalmente macroeconómicos, tales como la apertura comercial, el desarrollo del mercado crediticio y el acceso transversal a través del sector comercio de bienes durables y de tecnologías. Hay una evidente ventaja en los menores costos asociados al rubro alimenticio y de vestuario, que permite liberar recursos a los hogares hacia bienes y servicios superiores, que elevan el bienestar en la medida que aumentan los ingresos de las familias.
i VII Encuesta de Presupuestos Familiares, 2012, INE. Para efectos de hacer comparativa esta base con la base del Banco Mundial, se considera como total de gastos aquella que incluye los arriendos imputados de alojamiento. ii Fuente: Bureau of Labor Statistics.