Notas CPAU. -- Año 15, no. 52 (nov., 2022)

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Revista del Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo ISSN 2591-3484 nov. 2022 año XVI 52 Suelo | Nuevas autoridades | Indicadores CPAU suelo

Obra: Marta Minujín

Autoridades CPAU

Staff

Presidenta Arq. Rosa Aboy Vicepresidente 1° Arq. Néstor Magariños Vicepresidenta 2° Arq. María Hojman Secretaria Arq. Cayetana Mercé Pro-secretario Arq. Eduardo Albanese Tesorera Arq. Graciela Novoa Pro-tesorera Arq. Carolina Day Consejeros/as titulares Arq. Griselda Balián Arq. Andrés Borthagaray Arq. Paloma Carignani Arq. Roberto Frangella Arq. María Dujovne* Arq. Enrique García Espil Arq. Matías Gigli Arq. Carlos Salaberry Arq. Marcelo Vila Consejeros/as suplentes Arq. Carolina Jaroslavsky Arq. Gabriela Muzio Arq. Marta García Falcó Gerente General Esteban López Gerenta Técnico Arq. Pedro Linares Servicios al Matriculado D.M. Federico Carrasco Directora de Biblioteca Lic. Bib. Sandra González Asesor Legal Dr. Eduardo Padilla Fox Asesor Contable Ctdor. Fernando E. Tozzi Comunicación Lorena Obiol

*Titular por un periodo de dos años.

Propietario

2022 Dirección Nacional del Derecho de Autor Expte. 46045728 / La revista notas CPAU forma parte de la Asociación de Revistas Latinoamericanas de Arquitectura (ARLA) El CPAU y la dirección de notas CPAU no se hacen responsables de los conceptos vertidos en los artículos firmados, que son de exclusiva responsabilidad de sus autores/as. www.revistanotas.org revistanotas@cpau.org Tel.: +54 (11) 5239 9400 www.cpau.org / info@cpau.org 25 de Mayo 482, C1002ABJ, CABA Tel: +54 (11) 5239 9401 Fax: +54 (11) 4312 4759 Atención de L a V de 9 a 17 hs
Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo Directora Arq. Bárbara Berson Coordinadora editorial Arq. Vera Blitstein Colaboradores/as permanentes Esteban López Lorena Obiol Obra de tapa Marta Minujín Ilustración de secciones Arq. Federico Contreras Ansbergs Diseño ZkySky Diagramación Carolina Rosso – Estudio Planeador Edición Nº52 / ISSN 2591-3484 Año XVI / Noviembre

Índice

Editorial: Suelo Bárbara

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Tema de tapa

La gestión territorial de los periurbanos Marcelo Corti 06

Uso productivo del suelo periurbano Beatriz Zumalave Rey 10

Percepción, simulación y evidencia de sustentabilidad del diseño urbano Silvia de Schiller 14

El suelo y los ferrocarriles como ríos urbanos Andrés Borthagaray 18

Las cubiertas verdes en el bienestar urbano Sebastián Mouzo 20

Campo-ciudad / urbano-rural Carlos Reboratti 24

Construir el paisaje Andrés Plager 26

Una nueva arquitectura del paisaje Verónica Fabio, Miguel Kanai y Janice Astbury 28

Infraestructura verde a través del renacimiento de la sabiduría antigua Kongjian Yu (Turenscape) 32

Los ciudadanos urbanos ¿podemos ser agentes de cambio? Ximena Celis 38

Institucional

Elecciones 2022: resultados y nuevas autoridades del Consejo 44

Indicadores CPAU: análisis del primer semestre de 2022 46

Selección informativa: índices y costos de la construcción 47

Recomendaciones del GCABA para tus trámites 48

Encomiendas: carga, registro y certificación 49

Nuevos precios de los visados 50

Convocatoria CPAU: La Región Metropolitana y el río 52

Moderna Buenos Aires 54

Cultura CPAU

Biblioteca CPAU: recomendaciones de libros digitales 58

Una exposición: Pidgeon Audio Visual Mercedes dello Russo 59

Un libro: Kentukis Victoria Migliori 60

Una ciudad: Chicago, EEUU Andrea Mielnichuk 61

Este nuevo número de la revista recoge las múltiples miradas sobre el complejo y amplio tema del suelo. A partir de diversos enfoques y en un contexto de crisis climática global, se analiza la conflictiva relación entre lo rural y lo urbano atravesada por la política, la ecología, lo social, la economía, la salud pública, el ambiente. El alcance de las visiones aquí presentadas, supera la exclusiva preocupación por la vida en las ciudades, con el reconocimiento que tanto los problemas como las soluciones se encuentran en una escala mayor. Hoy, el suelo se encuentra en peligro, explotado y degradado. La compleja situación de desequilibrio ambiental de muchos de nuestros ecosistemas ya repercute en catástrofes como las múltiples sequías e inundaciones y la generación de territorios devastados que ya no pueden alimentar ni alojar a sus habitantes.

Podemos abordar la temática del suelo desde muchos frentes: desde la gestión territorial de gran escala, las decisiones políticas frente al calentamiento global, o los incentivos fiscales para desarrollos específicos, hasta las propuestas de huertas urbanas, el estudio de la agricultura de la conservación o la fitorremediación. Y sin olvidar que todas estas propuestas están y seguirán afectadas por la evolución constante de la digitalización, la inteligencia artificial y la automatización. Todo apunta al mismo objetivo: alcanzar el equilibrio en nuestro ecosistema.

La humanidad ha perdido la veneración por la tierra y se ha perdido el ancestral y profundo vínculo que las unía. Es urgente una nueva visión, una nueva mirada que recupere aquel espíritu perdido.

Editorial Suelo
< Foto: Albano García

Tema de tapa

Cada edición de notas CPAU tiene un tema diferente asociado a la disciplina de la Arquitectura y de la relación de ésta con otros campos de la cultura. Este segmento de la revista tiene como objeto profundizar en el oficio arquitectónico, desbordando sus límites para ampliar y multiplicar su dimensión disciplinar.

«La relación de los habitantes con el exterior llegó a ser más íntima; el paisaje y el edificio se convirtió en uno, más armonioso; y, en lugar de algo aislado instalado sin tener en cuenta el paisaje o la ubicación, el edificio se convirtió, inevitablemente, en un conjunto con el paisaje y la ubicación».

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La gestión territorial de los periurbanos

la

y revista Café de las ciudades.

L

a relación entre lo rural y lo urbano –a veces conflictiva, a veces sinérgica, siempre más compleja de lo que se suele presentar–atraviesa la política, la economía, la cultura, la organización social, la salud pública, el ambiente. Todo lo humano tiene alguna connotación que la relaciona con la histórica dialéctica entre campo y ciudad. En este artículo me limitaré, en tanto sea posible (porque a su vez todas estas cuestiones están entrelazadas) al aspecto vinculado al uso del suelo y el ordenamiento territorial, centrándome en el caso argentino.

Desde esa mirada, la zona clave que define la relación entre campo y ciudad es esa franja del territorio que, justamente, no puede definirse con precisión ni como rural ni como urbana. Para darle una entidad conceptual, se ha acordado en nombrar esa zona de transición como el periurbano. Es un área en transición desordenada, que alberga usos necesarios para la vida urbana pero que resultan imposibles de localizar en la ciudad consolidada, sea por las molestias que ocasionan (desde canteras y vertederos hasta

pistas de motocross) o por su demanda de suelo, que excede la de una parcela urbana: ese es especialmente el caso de las chacras o quintas que históricamente conformaron los cinturones frutihortícolas de las ciudades argentinas. El ordenamiento catastral del territorio les reservó parcelas dimensionadas en función de sus necesidades productivas, en general moduladas en función del tamaño de una decena o algo más de manzanas urbanas –es el caso de decenas de ciudades fundadas en la provincia de Buenos Aires por el Departamento de Topografía o las colonias rurales de Córdoba o Santa Fe.

También se dispusieron obras hidráulicas, represas y canales para proveer agua de riego en lugares donde era escasa, como en Córdoba o Villa Mercedes. En la periferia metropolitana de Buenos Aires se generaron enclaves productivos como el de la floricultura en Escobar o las quintas del Parque Pereyra Iraola y sus alrededores.

Desde hace varias décadas, pero especialmente en lo trascurrido de este siglo, esos espacios

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MARCELO CORTI Arquitecto y urbanista. Director de editorial Director de la Maestría en Urbanismo FAUD-UNC. Integra el Estudio Estrategias y la red de consultores La Ciudad Posible.

relacionados directamente al consumo directo de las áreas urbanas vecinas son objeto de una doble presión que amenaza con hacer insostenible su permanencia. Por un lado, la presión “centrífuga” de la expansión urbana, apoyada en el extraordinario salto de renta que se produce al convertir suelo rural (cuya medida de referencia es la hectárea) en suelo urbano, en lotes que se cotizan por metro cuadrado. El solo acto administrativo de que un municipio autorice un loteo en un área rural eleva de 5 a 10 veces el valor del predio así favorecido; no se requiere para ello ni siquiera realizar una mínima obra de infraestructura o delimitación. La otra presión, “centrípeta” en este caso, es el de la producción rural extensiva y altamente tecnificada, que produce commodities de alta rentabilidad pero con muy escasa necesidad de mano de obra –como demuestra la dramática disminución de la población rural dispersa en los últimos censos: en 2001 alcanzaba a 2.604.647 de personas, 7,66% del total nacional; en 2010 se había reducido a 2.292.063 personas y un 5,71% del total.

Los propietarios de esas pequeñas o medianas quintas de las periferias urbanas tienen entonces dos alternativas más apetecibles que las de plantar lechuga o tomate: el desarrollo inmobiliario (lotear su propiedad, producirla como barrio abierto o cerrado) o alquilarla a un

pool de siembra. Cualquiera de esas decisiones afecta no solo al predio implicado sino a su entorno inmediato.

El impacto es múltiple y negativo. Los alimentos de consumo diario ya no se producen en las cercanías de las ciudades donde se consumen; los supermercados compran frutas y verduras a productores ubicados a centenares de kilómetros, lo que no solo afecta la calidad de la alimentación sino que también implica traslados irracionales, con costos de transporte, emisiones, consumo de combustible, etc. Los paisajes generados históricamente por la actividad quintera son arrasados por la deforestación para la siembra extensiva o la producción inmobiliaria (que con más cinismo que ingenuidad es bautizada como “rururbana” o promocionada como “una recuperación del contacto con la naturaleza”). Los montes frutales, las barreras forestales contra el viento y la diversidad de plantas y cultivos desaparecen para dar lugar a mares de soja o remedos de jardines ingleses. Aparece una frontera conflictiva entre la urbanización, que reclama contra la fumigación rural, y los productores que protestan porque la expansión de la ciudad los va corriendo sin darles alternativas económicas viables…salvo las de lotear sus campos y continuar ese crecimiento.

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Tim Mossholder en Unsplash

< Jonathan Kemper en Unsplash

> Daniel Fazio en Unsplash

La irracionalidad del fenómeno queda explicitada en los estudios del Programa Argentina Urbana: la mancha urbana de muchas ciudades argentinas creció entre un 30 y un 40% en un par de décadas, con un aumento poblacional que no superaba el 5 o 10% en el mismo plazo.

Este proceso debe ser objeto de atención por la sociedad y se debe procurar su corrección mediante políticas públicas territoriales, que complementen los programas de apoyo a la producción y comercialización en los cinturones verdes o los incentivos a la agricultura familiar (ver al respecto el importante trabajo del colectivo Periurbanos hacia el consenso). Desde la mirada urbanística que en este breve artículo nos propusimos, las soluciones deben exceder el mero recurso de la zonificación normativa, sujeta a infracciones y excepciones muy difíciles de controlar y aún más de revertir. Por supuesto que son necesarias las normas, pero se precisa además incorporar mecanismos e instrumentos de gestión que otorguen alternativas eficaces para cumplir con los objetivos de frenar el crecimiento disperso y establecer cinturones verdes productivos y paisajísticos que articulen la transición entre el campo y la ciudad.

En esa línea pueden mencionarse algunas iniciativas recientes, aún embrionarias. En la zona este de la ciudad de Córdoba, un estudio de la Agencia de Desarrollo Económico de la Ciudad de Córdoba que tuve la oportunidad de coordinar propone la creación de un Parque Agrario y, entre otros mecanismos de gestión para promoverlo, la aplicación de la Equivalencia de Transferencia de Capacidad Constructiva para fomentar la conservación de la actividad frutihortícola, a cambio de certificados

que permitan invertir a sus propietarios en desarrollos urbanos en la ciudad consolidada (ADEC, 2018). Un estudio próximo a publicar del programa Desarrollo de Áreas Metropolitanas del Interior (DAMI) para la reorganización del sistema de movilidad y transporte de la Región Metropolitana de Confluencia propone la creación de un Fondo de Desarrollo Metropolitano con objetivos similares. Se trata en todos los casos de dar incentivos reales al mantenimiento de la actividad rural intensiva y frenar ese proceso invasivo que la amenaza.

Por supuesto, un programa de estas características requiere a la vez de una regeneración de la naturaleza en la ciudad, con infraestructuras verdes y azules y la introducción de corredores de biodiversidad. No solamente con fines paisajísticos y recreativos sino con el objeto de recuperar en la ciudad densa y compacta unas condiciones adecuadas de relación con la naturaleza, que las hagan apetecibles para la residencia y el trabajo (la pandemia ha evidenciado dramáticamente esa necesidad). Sirven de ejemplo las grandes operaciones de parquización en los ensanches urbanos del siglo XIX; no solo los bosques haussmannianos de París o el Central Park neoyorquino sino aquellos parques memorables de nuestras ciudades argentinas, que en la época de su creación replicaban una superficie de verde equivalente a la de las áreas construidas. Se trata, en definitiva, de construir una nueva y virtuosa relación ambiental y cultural entre la ciudad, el campo y la naturaleza. •

Referencias

Estudio de la Zona Este de la Ciudad de Córdoba (2018). Ciudad de Córdoba: ADEC

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Uso productivo del suelo periurbano

Parques agrarios agroecológicos como sistema territorial y herramienta de gestión ambiental

BEATRIZ ZUMALAVE REY Doctoranda en Medio

Ambiente, Universidad de Girona. Investigadora en el Instituto de Suelos, CIRN, INTA

La producción de alimentos sanos en los periurbanos, donde se concentra la mayor cantidad de población a nivel global, es actualmente un problema que nos atañe a todos.

La Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA) se extiende a lo largo de 100 km, y en ella, además de vivir cerca de 15 millones de personas, la agricultura periurbana mantiene bajo producción cerca de 1,8 millón de hectáreas. Pero, desde las últimas tres décadas, el suelo productivo periurbano sufre de perturbaciones y procesos degradativos que podrían acelerar su deterioro a un punto de no retorno y con él, el abastecimiento de alimentos sanos.

En ese escenario, los parques agrarios junto a los agricultores agroecológicos son actores de cambio que pueden ofrecer un sistema de transformación y de gestión ambiental. ¿En qué medida es posible producir alimentos sanos en el periurbano de la RMBA, teniendo una visión que preserve el suelo y el cuidado del ambiente, a partir de la figura de los parques agrarios agroecológicos?

El contexto

En las ciudades y sus periferias viven y se desarrollan gran parte de las actividades de la sociedad en la actualidad. Sus límites muchas veces son imprecisos y ostentan zonas productivas de abastecimiento de alimentos frescos y otorgan servicios ecosistémicos. En estas áreas se asientan, además, grandes industrias y se multiplican las zonas residenciales al mismo tiempo que los barrios carenciados. También se extiende la contaminación de los recursos críticos como el suelo y el agua. Tal es el caso de la Región Metropolitana de Buenos Aires (RMBA).

En ese contexto, la agricultura periurbana es inseparable de la vida de las ciudades y se define por la dependencia que se establece entre la ciudad y sus cercanías, siendo sumamente compleja y motivo de estudios de varias disciplinas aquí y en otros lugares del mundo.

1. Este artículo se basa en la tesis doctoral homónima de la autora.

Más allá de estas consideraciones, existe un debate acerca de cómo defender y acrecentar la producción de alimentos frescos y de calidad en el periurbano, sin que esto signifique la pérdida o el deterioro del recurso suelo. Y que, además, prevalezca una perspectiva que tenga como objetivo la mirada integral del ambiente. Este es el eje de la discusión y la motivación central de la investigación doctoral.1

La agricultura periurbana, sistemas de producción y agroecología

Con relación al aporte que hace la agricultura periurbana, Tito (2018) manifiesta que «cuenta con 1,8 millón de hectáreas bajo producción y el 40% del PBI, la RMBA aporta hasta un 90% de las verduras de hoja que se consumen en la ciudad de Buenos Aires y hasta el 50% para el interior del país». Asimismo, esta producción, según señala el Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires (2015), «En las últimas tres décadas, se ha ido incrementando un modelo de agricultura basado en el uso de energía, insumos químicos, pesticidas (herbicidas, insecticidas, fungicidas, entre otros) y fertilizantes» (pp. 5-7). Esto significa que, al no haber una protección acerca de los usos del suelo, un productor de soja puede establecerse al lado de un barrio cerrado o una producción avícola, o peor aún, al lado de una escuela donde se desarrolla agricultura intensiva. Como contrapartida, en la actualidad, según las palabras de Giaccio (2002) «la agroecología se perfila como la ciencia fundamental para orientar la conversión de sistemas convencionales de producción a sistemas más diversificados y autosuficientes» (p. 5). De esta manera, la agroecología, según explica Altieri (1999) «incorpora ideas más ligadas al ambiente y más sensibles socialmente; centrada no solo en la producción sino también en la sostenibilidad ecológica del sistema de producción» (p.17).

Suelo periurbano productivo

Tal como mencionamos al comienzo de este artículo, el suelo productivo periurbano de la RMBA sufre perturbaciones y procesos degradativos que podrían acelerar su deterioro a un punto de no retorno. La estructura del suelo se vio modificada

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perdiendo en algunos sitios sus propiedades, mientras que, en otros lugares, incluso inmediatos a aquellos modificados, lograron mantener o conservar sus propiedades. Por lo tanto, el uso intensivo de los suelos periurbanos ha multiplicado su vulnerabilidad y aceleró su degradación, todo lo cual conlleva una pérdida de nutrientes y calidad, junto a otros procesos ocasionados por el uso extractivo del suelo y el indebido e insistente uso de agroquímicos. Por esta razón es que el cúmulo de factores que impactan en el suelo —de manera directa, indirecta, puntual o difusa, según sea la contaminación de la cual se esté haciendo referencia— dará como resultado una serie de externalidades imposibles de evitar si se continúa con las mismas acciones. Es preciso destacar que los suelos, además de ser el soporte para la vida, son los grandes abastecedores de alimentos (FAO, 2019), convirtiéndose así en el eje central de todo análisis. ¿Cómo alimentar a una población cada vez más numerosa, utilizando prácticas que dañan la salud de las personas?

Marco conceptual

Pero, ¿qué es la agricultura urbana y periurbana? ¿Cómo se define el periurbano? ¿Cuáles son los modelos de producción imperantes? ¿Quién es el sujeto principal de la agricultura periurbana y la agroecología como nuevo paradigma de producción? Estos temas tienen por esencia delinear el primer escenario de análisis posible: por qué es tan vital esta actividad. Acerca de los suelos periurbanos, Morello y Mateucci (2001) señalan que, en la actualidad, el AMBA tiene el más alto índice anual de conversión de tierras agrícolas del mundo, así como también el área con la cantidad más alta de lotes vacíos del mundo. Basta recordar que el suelo no es un recurso renovable —no en términos humanos— y, sin embargo, cabe preguntarse ¿qué destino tiene el uso del recurso? ¿Qué porcentaje de estos suelos productivos quedarán protegidos y enmarcados en un cuerpo de normas que los identifique y los «custodie» de depredadores? Es preciso preservar y asegurar legalmente espacios periurbanos, también, dedicados a la agricultura

Figura 1. Parque agrario agroecológico Parque del Oeste. Fuente: Santiago Burrone.
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con enfoque agroecológico y colaborar con aquellas producciones que quieran iniciar una transición hacia un modelo productivo sustentable.

En la Argentina las experiencias de los parques agrarios son muy escasas y recientes en relación a los modelos europeos. A pesar de esto, en el periurbano productivo de la RMBA coexisten una multiplicidad de experiencias, cada una con una modalidad propia, y que bregan por salir de la invisibilidad. Muchas de ellas tienen largos años de vigencia y dan cuenta de un modo de organización interna validada por los actores que la conforman y por la sociedad local. Y en su conjunto y por su historia definen este periurbano productivo como un lugar atravesado por pequeños intersticios y al mismo tiempo por grandes producciones; pero, aun siendo tan disímiles, lo común es la sinergia, la capacidad para alimentar a la ciudad. Estas fortalezas requieren de una mirada superadora para encauzar tantas oportunidades, potenciar lo productivo y resguardar el suelo.

Los parques agrarios

Se los conoce como parques agrícolas o parques agrarios, y existen desde la década del 90. Un parque agrario, según versa en el Estatuto del Consejo del Consorcio del Parc Agrari del Baix Llobregat del Ayuntamiento de Barcelona (2004) «se concibe como un instrumento para el mantenimiento del espacio agrario, desarrollando al tiempo la actividad económica que le es propia y mejorando la calidad ambiental. De esta forma, el espacio agrícola es un elemento equilibrador desde los puntos de vista ambiental, económico y territorial» (p.4). Según Ávila Sánchez (2019) «un parque agrario guarda un doble objetivo. Por un lado, el mantener la agricultura por medio del desarrollo económico y el potencial productivo y, por otro lado, crear relaciones espaciales y funcionales entre el campo y la ciudad» (p. 9).

En Argentina, son escasas y recientes las experiencias vinculadas con la figura del parque agrario en relación con el modelo europeo. En el ámbito de la RMBA, en el mes de agosto de 2020 se inauguró el primer parque agrario agroecológico, en el partido de Moreno.

El caso de Moreno

El área de estudio se encuentra en el periurbano de la RMBA el partido de Moreno. Está ubicado hacia el oeste y cuenta con 184,17 km2 (Partido de Moreno, 2019, párr.1). En este partido, según Ojeda (2012) «hay más de 200 productores y alrededor de 4500 huertas familiares, siendo que la producción de hortalizas proveniente de la agricultura familiar ofrece alimentos frescos al mercado local contribuyendo a la seguridad alimentaria de la población del partido» (p. 2). La floricultura y la horticultura local generan empleo y trabajo, siendo las localidades más productivas Cuartel V y luego Francisco Álvarez y La Reja. El parque agrario que es sujeto de análisis en este artículo es el Parque del Oeste, en Cuartel V. Está ubicado en la calle Esopo y Juan de Lavalle.

El Plan de Gestión Ambiental

La investigación doctoral para la elaboración de un Plan de Gestión Ambiental contó con tres etapas: en la primera se

abordó el marco conceptual; luego, a partir del corpus informativo elaborado, se realizaron entrevistas semi estructuradas, se transcribieron y se aplicó minería de datos basada en QDA Miner Lite2. Después de haber cuantificado los resultados se focalizó el análisis del contenido para usarlo como insumo en los focus groups. En la tercera etapa, se participó en mesas de trabajo (es decir, los focus group) para delinear un diseño participativo con productores, instituciones locales e investigadores/académicos; todos insumos imprescindibles para la elaboración del Plan de Gestión Ambiental (PdGA). El Plan tiene como objetivo central mitigar o controlar las problemáticas vinculadas con el uso del suelo y la contaminación, y los niveles de dificultades presentes o potenciales para alcanzar la gobernanza del parque agrario de Moreno, asegurando así su perdurabilidad en el tiempo. En relación con el alcance normativo, y en correspondencia al recurso suelo y su regulación legal, la Ley General del Ambiente N°25675 es el marco para la protección ambiental. Se establecen principios y, entre ellos, el Principio Precautorio y el Principio de Sustentabilidad, según lo explica la misma ley, serán los conductores del PdGA para el parque agrario Parque del Oeste. Conceptualmente, «Un plan para gestionar el ambiente es un conjunto de normas y decisiones encaminadas a analizar y resolver la administración ambiental de un determinado lugar, a partir de variados criterios, especialmente técnicos, económicos y ambientales» (Morán, 2013, p. 130) con la finalidad de controlar los impactos ambientales que las actividades productivas pudieran generar. El PdGA está compuesto por ideas rectoras, estrategias y líneas de acción, estructuradas a partir de programas, proyectos y actividades. En su diseño, cuenta con tres vertientes. En primer lugar, el desarrollo del marco teórico, para establecer un diagnóstico teórico del problema a enfrentar. En segundo lugar, las entrevistas realizadas a expertos, para conocer la cosmovisión que tienen los expertos acerca de los temas centrales de análisis: el uso del suelo, las actividades productivas y la legislación vigente. Finalmente, el trabajo de campo, para identificar más acabadamente las expectativas de los agricultores, los problemas de contaminación presentes y latentes y hacer recomendaciones en relación con la gobernanza identificando fortalezas y debilidades. El resultado de ese análisis sistemático y sus relaciones sirve para explicar el fenómeno que se estudia, expresado en el diseño del PdGA. De tal modo, se incluyen programas y planes participativos con un enfoque agroecológico que permitirán desarrollar el potencial económico, ambiental y sociocultural del territorio. Entre ellos se pueden citar:

A. Programa de evaluación de los sistemas productivos y sus impactos ambientales.

B. Programa de implementación de las herramientas productivas de enfoque agroecológico.

C. Programa de capacitación de productores: proyecto para la formación de capacitadores. Proyecto de fortalecimiento de educación ambiental.

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2. Software de análisis de datos cualitativos.

Resultados y discusión

Se diseñó un primer Plan de Gestión, que se convierte en una estrategia para colaborar con un nuevo orden territorial y productivo que tiene, entre sus múltiples beneficios, un paradigma basado en la sustentabilidad consensuado con los actores locales para potenciar el desarrollo económico y sociocultural del territorio y mitigar la contaminación de los suelos. Desde su génesis, los parques agrarios de Moreno se basan en un enfoque agroecológico, y los actores que intervienen tienen una trayectoria en este modo de producción. Asimismo, continúan formándose en estas competencias para desarrollar en su conjunto y de manera participativa producciones agroecológicas o en vías de serlo. Los Parques Agrarios Agroecológicos de Moreno (PAAM), creados por el gobierno local, son una herramienta de ordenamiento y desarrollo sustentable del territorio. Tienen la finalidad de preservar los espacios agrarios en las áreas periurbanas, protegiendo los recursos naturales y facilitando las actividades agrícolas ecológicas, para el incremento del empleo urbano y rural en Moreno (Municipio de Moreno, 5 de octubre de 2020).

Aportes para el consenso

En la RMBA hay una vacancia en relación con esta figura como modelo de preservación del suelo agrario. Esa vacancia, esa necesidad de colaborar con la gestación de políticas públicas es la génesis misma de la investigación doctoral llevada a cabo. La pregunta que queda flotando en el aire, en todo caso, es saber si será posible mantener y resguardar el uso productivo del suelo periurbano. Y si la figura de un parque agrario podrá ser apreciada como un sistema básico territorial y herramienta de gestión ambiental y agroecológica.

Por eso, cabe aquí una reflexión acerca de las posibilidades que ofrece de manera atemporal y en cualquier paisaje la figura de un parque agrario. Se puede concluir que han funcionado en otras latitudes, logrando alimentar a las ciudades de cercanía, organizando la productividad al blindar un suelo para evitar que sea avasallado por industrias y emprendimientos inmobiliarios, formando empleo digno y calificado, generando

arraigo y respetando las culturas ancestrales de manera sustentable y de un modo amigable con el ambiente. ¿Por qué no podría ser implementado de manera creciente en estos suelos fértiles…? En esta Argentina agrícola, cuyos productores seguramente buscan situaciones similares a aquellas relatadas por otros, en distintos países. Promover parques agrarios en la zona de Moreno es una demostración elocuente de que es posible el ordenamiento territorial para el uso agrario de los suelos periurbanos, como una política pública de gobernanza sustentable, a partir de la participación de los actores relacionados, de manera agroecológica generando alimentos de calidad. •

Referencias

Altieri, M. (1999). Agroecología. Bases científicas para una agricultura sustentable. Montevideo: Editorial Nordan-Comunidad. Disponible aquí » Ávila Sánchez, H. (2019). Agricultura urbana y periurbana: Reconfiguraciones territoriales y potencialidades en torno a los sistemas alimentarios urbanos. Investigaciones Geográficas, 98. Instituto de Geografía, UNAM. Disponible aquí » Ayuntamiento de Barcelona (2004). Plan de gestión y desarrollo del parc agrari del Baix Llobregat. Consorci par cagrari del Baix Llobregat. Barcelona. Defensor del Pueblo de la Provincia de Buenos Aires y Universidad de La Plata (2015). Relevamiento de la utilización de agroquímicos en la Provincia de Buenos Aires. Mapa de situación e incidencia sobre la salud. Laboratorio de Química Ambiental y Biogeoquímica, Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. Disponible aquí » Giaccio, G. (2002). La Agroecología y su aporte a la conservación de los recursos naturales. Buenos Aires: Ediciones INTA.Disponible aquí » Los suelos están en peligro, pero la degradación puede revertirse (2015). Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Disponible aquí » Municipio de Moreno (octubre de 2020). El primer parque agrario agroecológico de Moreno ya tiene fecha de inauguración. Ojeda, P; Jiménez, A.; Scibona, J.; Platon, A. y Aguada, M. (2012). Fortalecimiento de los agricultores familiares periurbanos del partido de Moreno: Desarrollo de un proyecto comunitario de maquinaria itinerante a partir de una fuerte articulación interinstitucional. Programa de incentivo al Sector Rural, Instituto Municipal de Desarrollo Económico Local, Municipalidad de Moreno. Buenos Aires. Disponible aquí » Partido de Moreno: historia, barrios, relieve, flora, fauna y más (2019). Buenos Aires. Disponible aquí » Tito, G. (2018). La agricultura periurbana produce alimentos y genera empleo. Revista Todo Ciencia, pp. 1-6.

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Percepción, simulación y evidencia de sustentabilidad del diseño urbano

Pertinencia, identidad y adecuación a situaciones locales potencian la innovación en la producción de hábitat al implementar estrategias de sustentabilidad y resiliencia en diseño.

SILVIA DE SCHILLER Arquitecta (UBA) y doctora en diseño urbano (Universidad de Oxford, UK). Especializada en sustentabilidad urbana, estableció el CIHE y el LEB (1986) y el Programa de Asistencia Técnica (1994). Dirigió Programas UBACyT (1986-2020) y proyectos demostrativos. Asesora a instituciones y codirige la Maestría SAU, SI-FADU-UBA.

Balcones en Tigre. Croquis de la autora de una serie que ilustra distintas calidades de diseño urbano.

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Las demandas de políticas públicas para lograr eficiencia energética en el hábitat edificado revaloran el aporte de las estrategias de diseño y potencian nuevas estrategias, sumando el aporte de energías renovables, contribución al desarrollo sustentable en el ámbito social, ambiental y económico.

El accionar interdisciplinario y la visión mancomunada de áreas involucradas en la producción del hábitat edificado, responden al ambiente y la cultura local, con capacidad de implementar acciones de sustentabilidad y resiliencia urbana.

Los recursos de diseño bioambiental, eficiencia energética y energías renovables dan soporte al desarrollo urbano sustentable y resiliente, aplicando técnicas de análisis en el desarrollo de nuevas capacidades y su transferencia al medio.

En ese marco, se analizan variables de diseño urbano mostrando su impacto sobre la calidad ambiental de los espacios de la ciudad. La serie de calidades urbanas (Bentley et al, 1985; de Schiller, 2004) están referidas a la calidad de diseño que permite lograr entornos exitosos para el usuario de ciudad. Interpretando que las calidades responden a la gente y al lugar, se las puede clasificar en:

Permeabilidad: tejidos urbanos que permiten rutas alternativas, accesos variados y capacidad de movimiento en un sector urbano. Los tejidos ‘permeables’ favorecen la seguridad, flexibilizan la circulación y democratizan el espacio público urbano.

Vitalidad: capacidad de promover contacto social e interacción entre usuarios y actividades, dependiendo de la relación entre edificios y espacio urbano.

Variedad: alienta usos complementarios en espacios urbanos, según la concentración y proximidad de las actividades.

Legibilidad: comprensión del espacio urbano con claridad del uso y circulación a través del tejido, con percepción rápida y directa de la situación espacial.

Robustez: fortalece la capacidad de perdurar en el tiempo y adaptarse a cambios.

Estas calidades espaciales del tejido urbano abierto, variado, de fácil comprensión, y capaz de incorporar modificaciones en el tiempo, se relacionan con los requisitos ambientales de bienestar urbano.

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< Imagen de simulación virtual.

> fotografía tomada en el laboratorio por simulación espacial.

Respuesta a la demanda de innovación y sustentabilidad en el hábitat edificado: simulación física vs. simulación numérica

El uso complementario de simulaciones físicas (analógicas) y numéricas (virtuales) permite detectar fortalezas y debilidades del desempeño de proyectos, calibrar simulaciones y comparar resultados. En base a tres décadas de experiencia en ensayos y demostraciones en el Laboratorio de Estudios Bioambientales del Centro de Investigación en Hábitat y Energía (CIHE), se comprobó que la complementación de ambas herramientas presenta ventajas significativas. En este contexto, se analizan ventajas y desventajas de ambas formas de simulación.

En las simulaciones físicas analógicas, los ensayos del impacto de sol y viento en laboratorio permiten una visualización directa con ajustes de orientación y detalles para elaborar alternativas y demostrar los resultados de cada propuesta y/o ajuste de diseño. Si bien el acceso a los equipos del laboratorio (túnel de viento, heliodón o simulador del movimiento del sol, cielo artificial e instrumentos de medición) depende del CIHE, la construcción de maquetas de ensayo es muy sencilla y no requiere detalles elaborados de presentación.

En las simulaciones numéricas, los avances en simulación permiten el desarrollo y ensayo de maquetas virtuales con visualización de impactos ambientales en pantalla, aunque el manejo de los programas complejos requiere entrenamiento previo. La creciente disponibilidad de programas sin cargo disminuye el costo, aunque los programas comerciales pueden tener ventajas de precisión y manejo. La visualización en una pantalla en dos dimensiones no ofrece la misma facilidad de comprensión que las maquetas físicas “reales”.

Las experiencias en el Laboratorio de Estudios Bioambientales (Evans, 2004) indican que la simulación numérica complementa la simulación física y la comparación entre ambas técnicas potencia los resultados de cada enfoque. La extensa experiencia docente ha mostrado la importancia de los ensayos físicos y espaciales con maquetas en laboratorio para experimentar

resultados de diseño en diversas escalas y orientaciones en aplicaciones académicas y consultorías. A medida que crece la capacidad de manejo de estas herramientas se confirma que resulta más efectivo realizar simulaciones combinadas, logrando mayor flexibilidad en las pruebas.

Desafíos

El desarrollo de posibilidades para evaluar las calidades de espacios urbanos y simular su comportamiento introduce nuevos desafíos en la toma de decisiones:

Lograr equilibrio entre corto y mediano plazo, valorando el largo plazo por su capacidad de durabilidad, operatividad, mantenimiento, eficiencia y calidad ambiental, asociado al costo social en salud y productividad.

Desarrollar parámetros regionales, nacionales y municipales de edificación y desarrollo urbano sustentable atendiendo la realidad social y económica local.

Considerar el impacto del hábitat construido, combinando el desempeño ambiental de la edificación en estudio y sus funciones.

Introducir conceptos, métodos y estrategias de Edificación Sustentable en la formación académica y la práctica profesional.

La calificación de sustentabilidad requiere capacitación profesional, institucional y técnica para desarrollar normas edilicias y prácticas constructivas, códigos de desarrollo urbano, edificación y eficiencia energética, certificación y etiquetados, valor agregado que orienta el mercado.

Sustentabilidad

en práctica: percibir, experimentar, evaluar, demostrar y transferir

La promoción de estrategias tendientes a reducir el impacto del hábitat construido, con equilibrio social y

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distribución de recursos, colabora como un eje transversal junto a la forma edilicia y los espacios urbanos acordes con el desarrollo sustentable, cuyo desafío es “comprender para mejorar”, “hacer para demostrar” e “implementar para transferir”.

La práctica de proyectos demostrativos permite experimentar nuevos criterios y estudiar enfoques innovadores, para probar y difundir sus resultados verificando su impacto ambiental, social y económico. En el contexto de la edificación sustentable, los proyectos demostrativos transfieren buenas prácticas, logrando reconocimiento y validación como instrumento en el desarrollo de políticas energéticas y ambientales.

Conclusiones

Las crecientes demandas ambientales, sociales y económicas, tendientes a aplicar la certificación de

Edificación Sustentable y Eficiencia Energética, reconocen el valor de incorporar medidas de sustentabilidad en arquitectura y desarrollo urbano, implementando iniciativas de buenas prácticas proyectuales.

El contexto energético nacional requiere sustanciales ajustes para su efectiva transferencia al medio, al incluir el impacto de energía en la evaluación de proyectos con herramientas para evaluar y optimizar el desempeño energético y ambiental del diseño urbano sustentable. •

Referencias

Bentley, I., Alcock, A., Murrain, P., McGlynn, S. and Smith, G. P. (1985), Responsive environments: a manual for designers. Londres: Architectural Press.

De Schiller, S. (2004). Sustainable urban form: environment and climate responsive design [Tesis doctoral]. Oxford: Oxford Brookes University. Evans, J. (2004). Laboratory simulation techniques in the design process to promote sustainability in architecture. En Proceedings, PLEA 2005, Eindhoven: Technical University of Eindhoven.

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El suelo y los ferrocarriles como ríos urbanos

Insumos para una estrategia urbano-ambiental metropolitana.

ANDRÉS BORTHAGARAY Arquitecto FADU, UBA, diploma en administración pública (ENA), doctor en Geografía y Urbanismo (Sorbonne nouvelle). Cátedra Michelin (2022) de movilidad urbana en la Fondation France Japon de la EHESS y presidente de la Fundación Furban. Ex subsecretario de descentralización, transporte y tránsito y planeamiento estratégico, fue precandidato a jefe de gobierno y legislador en la Ciudad de Buenos Aires.

Me ha tocado intervenir, directa o indirectamente, en planes para Buenos Aires. Una de las líneas que intenté sostener, dada la dificultad para hacer cumplir las normas, es que un plan debía priorizar aquello cuyo cumplimiento resulta esencial y cuyo incumplimiento trae las consecuencias más graves para la sociedad. Más que un catálogo de intenciones, un decálogo capaz de ordenar las acciones con un sentido de futuro. Por ejemplo, una estrategia metropolitana, la consolidación de centralidades, la asignación de recursos presupuestarios y una normativa urbanística alineada con el concepto de ciudad que se promueve, la forma en que se da respuesta a los desafíos de inclusión y crisis ambiental, entre otros puntos clave.

Tuve una aproximación también desde lo académico. En la publicación Buenos Aires, tras las huellas del futuro (19582018) hice una aproximación a los esfuerzos que se han hecho a lo largo de sesenta años, desde las formulaciones generales de planes hasta las reglamentarias y las asignaciones de recursos públicos (Borthagaray, 2021). La lectura de largo plazo permite nuevamente ver que mientras los estudios generales aportan un conjunto de valores, ayudan a comprender la realidad y son un insumo para la acción, lo que ha dado lugar a la situación actual de Buenos Aires son las medidas efectivamente adoptadas. En algunos casos parcialmente inspiradas en los planes (el código de planeamiento urbano a lo largo de sus sucesivas reformas, tomaba en parte el plan de 1958-62, aunque se le introdujeron las autopistas urbanas contra todas las opiniones profesionales). En otros, en franca contradicción con los planes, como es el caso justamente de las políticas de autopistas urbanas y los instrumentos normativos. Aún hoy la empresa de autopistas tiene una agilidad y autonomía mayor a la agencia pública que la sociedad de Estado encargada de los subterráneos.

El instrumento general vigente, la ley del Plan Urbano Ambiental aprobada en 2008, debía estar acompañado de

un modelo territorial, entre otra serie de instrumentos, incluyendo un código urbanístico. Como es sabido, se aprobó una versión de este instrumento sin el modelo territorial que debía darle sentido, alterando una secuencia lógica, como lo señaló en su momento el CPAU, junto a otras entidades profesionales.

Vale la pena recordar el artículo 29 de la ley 2030: Artículo 29 - Funciones del Consejo del Plan Urbano Ambiental. Sin perjuicio del ejercicio de sus responsabilidades en las tareas que la Ley y los reglamentos le han asignado, el Consejo del Plan Urbano Ambiental se abocará con carácter prioritario y en forma articulada al desarrollo de: a. Un Modelo Territorial que referencie gráficamente las principales estrategias establecidas en este Plan Urbano Ambiental. b. Un Programa de Actuación sobre la temática Transporte y Movilidad (…) d. La modificación de los instrumentos vigentes a perfeccionar y el desarrollo de los restantes instrumentos propuestos en este Plan Urbano Ambiental, dando especial prioridad al Código Urbanístico. Dichas acciones se desarrollarán con carácter participativo (…).

En un contexto de crisis ambiental y de emergencias económicas y sociales, la cuestión más urgente es qué pasa con los instrumentos concretos sobre los que se construye el futuro de la ciudad, cómo se da la integración entre políticas de uso del suelo y movilidad, las formas de estructurar un crecimiento más inclusivo y sostenible. Frente al calentamiento global, el efecto isla de calor urbano, las consecuencias de la calidad del aire para la salud, es necesario arbitrar la forma en que se preservan espacios verdes, suelo natural y absorbente. Una serie de artículos publicado en Lancet Global Health desarrolla la forma en que las estrategias urbanas se abocan, a partir de sus políticas y metas explícitas, a alcanzar resultados concretos en términos de salud (Lowe et al., 2022). En otro contexto, a partir de imágenes multiespectrales, cada vez más ciudades hacen un seguimiento estricto de la impermeabilización de suelos. Algunos países, como Francia, han incluido en sus leyes objetivos de cero artificialización neta y cero emisión neta (Journal Officiel de La République Française, 2021). Puede parecer algo lejano en nuestro contexto de urgencias económicas y sociales, pero se trata de medidas que permiten reducir emergencias ambientales, consumos energéticos y obras de mitigación que, si se hacen cuando el daño está hecho, son más caras e ineficientes.

Un posibilidad concreta en nuestra ciudad es la preservación de las vías del ferrocarril, con una red metropolitana de

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más de 800 km, como un espacio que, por un lado, permita el medio de transporte más sustentable en términos de eficiencia energética, más inclusivo en términos de sus beneficiarios y más competitivo en términos de costos entre los terrestres, y, por otro, como espacio absorbente, de soporte vegetal y de mejora indirecta de la relación de espacios verdes por habitante. Como ríos urbanos, tal como lo había presentado Sandro Munari en un su artículo “El paisaje ferroviario a revalorizar como espacio verde y público” (Munari, 2017).

Hay una clara de innovación en la manera de formular las estrategias urbanas, nuevos instrumentos en la práctica internacional. Desde hace décadas se insiste en que las políticas necesariamente deben ser metropolitanas, pero en la práctica en la Ciudad de Buenos Aires solo lo son muy parcialmente. Es cierto, es difícil contar con una representación compartida de la región metropolitana. La idea de los ferrocarriles como ríos urbanos, puede asociarse a una representación vinculada a la necesidad de movilidad inclusiva y sustentable, a la cartografía del transporte público metropolitano, a la imagen de un modo que en nuestro caso muchas veces ha quedado rezagado y que para otras grandes metrópolis representa claramente el futuro. Frente a una imagen del ferrocarril como infraestructura del pasado y a la reserva de suelo como oportunidad de desarrollo especulativo de corto plazo, existe una mirada alternativa: como oportunidad para mejorar la relación de espacios verdes (aunque no todos sean accesibles públicamente) y de desarrollo urbano articulado. Mientras que Buenos Aires mantiene básicamente la misma red ferroviaria que cuando su población era varias veces menor a la actual, otras ciudades no han dejado de desarrollar y expandir sus redes como herramienta esencial para un crecimiento urbano accesible y sostenible. Cuando han desarrollado programas urbanos sobre tierras ferroviarias, han incluido programas que combinan una proporción mayor de equipamientos de interés público, vivienda social y nuevos parques que en nuestro caso. En la parte de

desarrollo con interés de mercado, una parte sustancial de los recursos se destina a financiar la inversión ferroviaria. Así, a pesar de esfuerzos relativamente recientes, el retraso en la calidad de la infraestructura y los servicios ferroviarios, con sus consecuencias en el desarrollo urbano metropolitano, no es algo que se pueda explicar solamente por falta de recursos. Existen estrategias para potenciar las inversiones en transporte público con un desarrollo urbano asociado (Suzuki, Cervero y Iuchi, 2013). Este es solo uno de los puntos que, a mi juicio, debería considerar una estrategia metropolitana. Un punto estructurante y con incidencia concreta en la vida cotidiana.

Complementariamente, Buenos Aires tiene mucho que aprender de su propia práctica, de los aportes y limitaciones de los intentos de planeamiento. De las consecuencias de nuevas normas reglamentarias (como el Código Urbanístico), asignaciones de recursos públicos y de espacio en la ciudad. Frente a lo que afecta el crecimiento real de la ciudad, de la región metropolitana como un plan implícito frente al que es necesario tomar posición. •

Referencias

Borthagaray, A. (2021). Buenos Aires, Tras Las Huellas Del Futuro. Entre Urbanismo Explícito y Decisiones de Planeamiento (1958-2018). Buenos Aires: Fundación Tejido Urbano. Lowe, M., Adlakha, D., Sallis, J. F., Salvo, D., Cerin, E., Vernez Moudon, A., Higgs, C. et al. (1 de junio 2022). City Planning Policies to Support Health and Sustainability: An International Comparison of Policy Indicators for 25 Cities. The Lancet Global Health, Serie urban design, transport, and health, 10(6), pp. 882-894. Elsevier Ltd.

Munari, S. (2017). Los ferrocarriles como ríos urbanos. En Andrés Borthagaray (Curador) Arquis, Revista de Arquitectura de La Universidad de Palermo: Movilidad postfósil, 8, pp. 39-43. Buenos Aires: Universidad de Palermo.

République Française (2021). LOI N° 2021-1104 Du 22 Août 2021 Portant Lutte Contre Le Dérèglement Climatique et Renforcement de La Résilience Face à Ses Effets (1) - Légifrance. Journal Officiel de La République Française, 0196, pp. 1-210.

Suzuki, H., Cervero, R. y Iuchi, K. (2013). Transformando Las Ciudades Con El Transporte Público. Integración Del Transporte Público y El Uso Del Suelo Para Un Desarrollo Urbano Sustentable. Washington D C: World Bank.

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Foto: Albano García para Arquis.

Las cubiertas verdes en el bienestar urbano Su factibilidad y perspectivas

SEBASTIÁN MOUZO Arquitecto y Especialista en Planificación del Paisaje (FADU, UBA). Asociado en Grupo Landscape - Arquitectura del Paisaje. Docente en la Licenciatura en Planificación y Diseño del Paisaje y en las Especializaciones en Planificación del Paisaje y Proyecto Urbano, FADU, UBA

Desde tiempos remotos el hombre ha intentado recrear situaciones de la naturaleza utilizando la arquitectura como soporte. Para lograrlo, ha tenido que desarrollar la tecnología necesaria, lo que ha ocurrido desde la época de Babilonia con la construcción de los zigurats y los jardines colgantes en el 700 a.C. Según se ha relatado, ya que no existe ninguna prueba arqueológica de los Jardines Colgantes de Babilonia, fue a orillas del río Éufrates donde el emperador Nabucodonosor mandó a construir, cerca de su palacio, un enorme promontorio de piedra que recreara una montaña artificial. Trataba con ello de aplacar la nostalgia que su esposa Semíramis, originaria del norte montañoso y fértil del país, sentía en la árida llanura mesopotámica. Los jardines se construyeron sobre espacios abovedados, generando galerías que se prolongaban sobre terrazas exteriores ajardinadas, en las que resulta posible que crecieran grandes plantaciones exóticas, irrigadas mediante un complejo sistema de riego.

Con el tiempo los materiales han cambiado, así como las técnicas y las necesidades de uso con las que proyectamos cubiertas verdes. La estructura integrada de arquitectura y paisaje puede tomar muchas formas y tiene el potencial para ofrecer un amplio abanico de beneficios ambientales, estéticos y sociales. Con el soporte de una estructura más resistente, una mayor profundidad de sustrato puede permitir una diversidad y una

mayor escala de plantación. Los sistemas estructurales necesarios para sostener el peso adicional del sustrato, la vegetación y las potenciales cargas de uso, son significativamente más complejos en términos de diseño, tamaño y por ende costos. Se suele pensar, además, que las cubiertas están por siempre ubicadas por encima de nuestras cabezas. Si pensamos que la cubierta puede existir a cualquier altura, las posibilidades sobre nuestro entorno se multiplican. Se puede trabajar con programas diversos, reconvirtiendo inclusive usos originales. Estos paisajes integrados sobre estructuras suelen ser posibles en los lugares más complejos de la ciudad: sobre vías de tren o estaciones, a lo largo de antiguos frentes marítimos o portuarios, o insertados en densas zonas urbanas con diferentes capas de infraestructura por debajo.

Ante la progresiva densificación de la ciudad, las cubiertas verdes a escala urbana surgen como opciones proyectuales que aportan numerosos beneficios, entre ellos:

→ Compensan en cierta medida la reducción de suelo permeable, resultando una herramienta de impacto positivo en cuanto al manejo del agua pluvial, ralentizando su llegada al sistema de drenajes urbanos.

→ Los diferentes estratos vegetales presentes en la cubierta tienen la capacidad de retener contaminantes provenientes de la polución del aire.

→ Promueven la biodiversidad. Mucho más aún si estos espacios verdes sobre losa se conectan entre sí generando un sistema, o funcionan como links que conectan con la ya existente infraestructura verde urbana.

Existen numerosos ejemplos contemporáneos de este tipo de operaciones. Unas décadas atrás, The Green Bridge, inaugurado en el año 2000, se pensó para generar continuidad en el

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Mile End Park, en Londres. Por otro lado, Diller Scofidio y Renfro, conocidos proyectistas de The High Line de New York, también proyectan en 2019 The Tide, el primer parque lineal elevado en Londres, concebido como atractor de inversiones inmobiliarias en los nuevos desarrollos cercanos.

Y en Buenos Aires también hemos hecho nuestros intentos. En 2013 se concursa el nuevo Centro de Convenciones y Exposiciones de Buenos Aires, y fue un factor positivo que desde las bases del concurso se expresara claramente que por sobre las funciones del edificio debía diseñarse un espacio verde que vinculara los parques Thays y Naciones Unidas con la Plaza Federativa de Brasil. Demás, el concurso del Parque Lineal Paseo del Bajo, en 2017, también planteó el uso de cubiertas verdes sobre ciertos tramos de la trinchera que conforma la nueva vialidad. Esta operación urbano-paisajística tiene su antecedente en el concurso del Corredor Verde del Oeste, en el año 2002: un parque lineal de 11 km, concebido a partir de la propuesta de soterramiento de las vías del Ferrocarril Sarmiento, del que por el momento se construyó un corto tramo.

Todos estos proyectos debieron enfrentarse desde la finalización de su ejecución al mayor desafío de nuestros parques: la falta de un mantenimiento adecuado y la gran deficiencia en la implementación de los sistemas de riego a escala urbana. Quienes trabajamos proyectando en el espacio público sabemos que pocas veces logramos salir airosos a largo plazo en estos temas.

Uno de los más recientes ejemplos de parques sobre losa a escala urbana es Little Island en Nueva York, en el lado oeste de Manhattan, donde alguna vez existió el Pier 54. Con la arquitectura desarrollada por Heatherwick Studio y el paisajismo de Mathews Nielsen Landscape Architects (MNLA), el parque se desarrolla en una extensión de 11.000 m2 y fue terminado de construir en 2021. El proyectista, también autor de The Vessel, parte de la idea de posar sobre el río Hudson una suerte de bandeja cuadrada que recrea la idea de una balsa flotante, cuya estructura está conformada por la unión de grandes piezas premoldeadas a modo de contenedores sostenidos por una columna central. Accediendo a través de dos pasarelas, las alturas de los contenedores varían para generar una nueva topografía diferente a la de la ciudad. Cada sector del parque presenta un microclima diferente en función de dicha topografía, la exposición al sol y al viento. A partir de esas condiciones, el paisaje se estructura con alrededor de 400 especies diferentes entre árboles, arbustos y herbáceas que se adaptan al clima de Nueva York.

El trabajo interdisciplinario fue esencial en este proyecto. La arquitectura, el paisaje, la estructura, el equipamiento y el diseño de los drenajes están proyectados conjuntamente. El desarrollo de un sistema integrado de gestión de aguas pluviales transforma a Little Island en «un techo verde gigante». Una vez que el agua proveniente de las precipitaciones es captada, comienza a infiltrarse a través del sustrato contenido por la estructura, que está diseñada para tratar el agua antes

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Little Island, Nueva York. Foto: Fernando Ariel Medina
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de liberarla nuevamente de forma gradual al río Hudson. En este tipo de obra, el correcto manejo de las herramientas y los procesos son fundamentales para lograr los resultados que podemos ver finalmente en el sitio.

Volviendo a nuestra realidad, y salvando el obvio abismo en cuanto a la disponibilidad e inversión de recursos económicos, aún nos queda un largo camino por recorrer.

Los ciclos de vida de una obra de arquitectura no son los mismos que los de la obra de paisaje, que empieza a establecerse y a desarrollarse recién cuando su ejecución culmina. A esto se suma, en cubiertas verdes de gran escala, la cantidad de

interferencias de diferentes infraestructuras que deben estar resueltas desde el proyecto y correctamente ejecutadas técnicamente. Una vez finalizada, la obra de paisaje deberá estar mantenida por personal capacitado en el manejo del material vivo que estará a su cuidado y al cual deberá ayudar a desarrollarse. Para resultar exitosos, deberá existir un verdadero esfuerzo profesional colaborativo entre los equipos de proyecto privados y estatales, las empresas constructoras de la obra civil, los contratistas encargados de la ejecución de las obras específicas de paisaje, y quienes llevan adelante el mantenimiento. Pareciera que, en estos términos, en nuestra ciudad de Buenos Aires, el juego recién empieza… •

< Recorridos por la isla flotante, terminada en 2021. Arquitectura de Heatherwick Studio y paisajismo de Mathews Nielsen Landscape Architects (MNLA).
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< Detalle de la estructura de sostén de Little Island, Nueva York. Fotos: Fernando Ariel Medina

Campo-ciudad / urbano-rural

CARLOS REBORATTI Geógrafo. Fue investigador principal del CONICET en el Instituto de Geografía y profesor titular regular en la UBA, 1985-2015. Es autor de Ambiente y sociedad. Conceptos y relaciones (2000 y 2010) y El Alto Bermejo. Realidades y conflictos (2000 y 2009), entre otras publicaciones.

Es ya un tema clásico, cuando hablamos de las formas de distribución espacial de la población de nuestro país, hacer referencia a la diferenciación entre campo y ciudad; o, dicho de otro modo, entre lo rural y lo urbano. Pero hay que tener en cuenta que cuando se utilizan esos términos, mirando la realidad demográfica y geográfica de la población del país, nos encontramos que estamos hablando de situaciones extremas o de términos aparentemente claros que encierran una realidad mucho más compleja que esas aparentes dicotomías.

Entre un sector de la población que vive aislada en el medio rural y los que viven en un departamento de un edificio ubicado en una ciudad cualquiera, existe un continuum de situaciones de «proximidad social» o densidad de población que se podrían resumir aproximadamente en siete situaciones: población aislada, caseríos, pueblos chicos y grandes, ciudades medianas, ciudades grandes y áreas metropolitanas, siempre dentro de ese continuum que es muy difícil de tipificar, porque no existe una definición estricta universal. Por otra parte, la distribución de la población no es fija, sino muy dinámica, y va cambiando a lo largo del tiempo, con una tendencia general (ahora sí universal) a la migración de las primeras formas de distribución hacia las de mayor concentración.

Por ejemplo, si muy ampliamente pensamos a la población rural (la «del campo») como la que vive aislada o en pequeños pueblos de menos de 2000 habitantes, en nuestro país viene disminuyendo en números absolutos desde por lo menos 1947 (fecha del cuarto Censo Nacional de Población), pero en números relativos el proceso es mucho más lejano: en 1895 eran el 63% de la población total y en el 2010 solo el 6%. Las causas y consecuencias de este proceso son complejas y tiene que ver con una combinación de causas de expulsión con otras de atracción que cambia con el tiempo y los contextos históricos y sociales. Entre esas causas se podrían incluir, con diferente peso según los contextos, los cambios en los tipos y sistemas de producción agraria, las diferencias geográficas en la calidad de los servicios públicos como educación, electricidad o salud, los diferenciales de ingreso y en general las expectativas de mejoramiento económico y social.

Al mismo tiempo que lo que antes llamábamos el «éxodo rural» se ha prácticamente extinguido, simplemente porque la población estrictamente rural es muy pequeña (menos de 2 millones de personas distribuidas en todo el país), resurgen con fuerza ciertos mitos de las bondades de la vida rural que no son sino remedios imaginarios a los inconvenientes de la vida urbana. Si bien es un fenómeno que todavía no ha sido medido ni analizado en profundidad, hay un cierto sector de la población urbana que intenta una «vuelta al campo», que no es estrictamente un retorno a la vida aislada, sino a agruparse en algunos lugares del país (como Traslasierra en Córdoba) que tienen algunas características singulares en cuanto a clima y paisaje.

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Julián Amé en Unsplash.

A este tipo de retorno al campo ayuda también la expansión de los sistemas de comunicación y las formas de trabajo no presenciales de creciente importancia.

La diferenciación territorial entre lo rural y lo urbano, si bien como vimos se puede definir como un continuum entre espacios de baja densidad de población en grandes espacios hacia otros con altísima concentración de población en espacios relativamente pequeños, necesita en ocasiones una diferenciación o tipificación cuantitativa y medible, para permitir definiciones estadísticas, administrativas, de gestión o planificación. Esto requiere establecer límites precisos en el territorio que, dada la dinámica de la población que hemos mostrado, está en constante proceso de cambio. Tanto por el crecimiento vegetativo de la población como por los procesos de inmigración,

a partir de cierto tamaño del aglomerado urbano el espacio cubierto por la urbanización va en aumento, extendiendo cada vez más los límites de “lo urbano”, proceso que es sobre todo evidente en las aglomeraciones de mayor tamaño. Estas comienzan a rodearse de espacios en proceso de urbanización, donde crecientemente la especulación inmobiliaria tiene un papel preponderante, con la aparición de los llamados countries que, mirado espacialmente, convive (no siempre pacíficamente) con la expansión urbana no planificada, generalmente corporizada en barrios periféricos con muy baja asignación de servicios urbanos. La «vuelta al campo» es en ambos casos totalmente distinta y contradictoria, signada por las diferencias abismales de ingresos que hace que unos lo vean positivamente y los otros como un retroceso. •

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Construir el paisaje

ANDRÉS PLAGER Licenciado en Planificación y Diseño del Paisaje (FADU, UBA), se especializó en planificación urbana y regional (UBA), diplomatura en Bases y Herramientas para la Gestión Integral del Cambio Climático (UNQ). Participó como docente en las cátedras de Planificación Urbana (UBA). Formó parte de la cátedra Thays de la FADU, UBA. Codirigió numerosas tesis de la licenciatura en Planificación y Diseño del Paisaje. Ha dirigido y coordinado el área de proyectos de la Dirección General de Espacios Verdes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Tengo abierto el mail con la invitación a escribir en este número de la revista del CPAU. Desde hace días me siento trabado, “colapsado”; pero estas palabras me permiten una analogía entre mi estado y la temática de suelo, territorio y ambiente sobre la que me proponen escribir.

Para comenzar a describir lo que sucede actualmente en torno al paisaje, debemos previamente realizar una diferenciación, como la hacen Ramón Folch y Josepa Bru: “Al contrario del paisaje, que a pesar de su complejidad constituye una realidad tangible, al ambiente no lo ha visto

nunca nadie. Ni siquiera hay consenso a propósito de cuáles son los elementos que lo constituyen” (2017).

Entonces, todos somos constructores del paisaje, y el punto de partida es la construcción social de ese paisaje, que se encuentra en permanente transformación y es percibido de acuerdo a los valores de la población. Podemos decir que el campo (o la idea del campo) es un tipo de paisaje y que la ciudad es otro, su máxima transformación. Cabría entonces preguntarse si esa denominada tensión entre campo y ciudad es real o solo consiste en grados de transformación en donde las concentraciones y la forma de desarrollo actual juegan –y siempre han jugado– un papel importante. Pero, sobre todo, si esa “naturaleza” (sí, entre comillas), no se trata de la naturaleza de artificio que describe Robert Smithson, como un paisaje dialéctico nunca concluso (2010).

Este continuo diálogo, que se traduce en ocupación del territorio y que además se convierte en diferentes formas de aprovechamiento de los bienes naturales, nos sitúa ante varios aspectos sobre los que quisiera volcar unas breves reflexiones.

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La replicabilidad del espacio público: macetones en la plaza de San Javier delimitando la calle. Traslasierra, provincia de Córdoba.

Tendemos a pensar en los paisajes productivos como grandes extensiones de plantaciones. Existe allí una idea de paisaje ideal, una idea que se contrapone a la imagen que queda, por ejemplo, luego de un desmonte en la provincia de Chaco; o como lo podrían ser también los paisajes en las actividades de la mega minería. Insisto: no es una mera postal, sino un sistema en donde los humanos tenemos un rol. Y por eso debemos entender las complejas relaciones que son necesarias para seguir teniendo ciertos estándares de vida que se dan, sobre todo, en las ciudades. Ah, y por cierto, esos paisajes productivos secundarios o que no queremos ver, dan paso a esas grandes plantaciones, algo que se denomina corrimiento de la frontera agrícola.

Durante la pandemia, he leído, asistido y escuchado el pensamiento de que “deberíamos cambiar”, así como también el de “las ganas de dejar la ciudad”. Entre las formas de avance sobre el suelo medianamente rural, hay un modelo que se repite en casi todo nuestro suelo, por lo general cerca de una pequeña ciudad, que es el loteo, en muchas de sus diversas formas: los regulares, los irregulares, los barrios eco sustentables, los de muchas hectáreas y los de pocas. Y también se pueden encontrar ahora las réplicas de los barrios cerrados cercanos a la Ciudad de Buenos Aires: es posible tropezar con un portal de acceso en los lugares más insospechados, que además tenga un cartel que lo nombre como “Altos de las sierras”.

Estas migraciones urbanas rurales presentan muchas facetas, pero no es mi deseo juzgarlas, sino exponerlas. Hace un tiempo, en un asado en una chacra que produce verduras agroecológicas, se encontraba un referente mundial de esa forma productiva (una persona que admiro), y en la conversación me preguntó qué hacía ahí. Le dije que, por un lado, estaba aprendiendo, y que además me dedicaba a temas de planificación de paisaje y temas urbanos. Giró su cara hacia la de Domingo, uno de los productores de la huerta, hombre curtido por los soles y los años de trabajo, y le preguntó si era dueño de la tierra u alquilaba: “Alquilo”, asintió Domingo. “Ves”, me dijo entonces, “Ahí tenés una de las consecuencias de tu habitar acá, que es la fijación del valor del suelo, y que por lo tanto a muchas personas locales les es muy difícil el acceso a la tierra”.

Por otro lado, en consonancia con lo planteado inicialmente sobre la construcción del paisaje y el ideal de “naturaleza”, vemos que muchas de las migraciones se dan hacia lugares de atracción turística. En otras palabras: cuando dejamos la ciudad estamos empapados de imágenes y conceptos preestablecidos de cuál paisaje es lindo y cuál no lo es, y muchas de estas migraciones se dan hacia paisajes considerados de “alta calidad”, o mejor dicho, en paisajes productivos, ya que el turismo es una forma de producción; pero no se dan en otro tipo de sitios, como podría ser un pueblo en la estepa patagónica.

Es importante agregar que, además, de esta manera se van perdiendo pequeñas producciones, por los loteos, la ausencia de normas y la falta de una dimensión política, ya sea por desconocimiento u omisión. Las escasas

“Palermización” de ciudades: locales con luces de neón en plena ciudad serrana. San Javier, Traslasierra, provincia de Córdoba.

posibilidades de acceso a la vivienda comienza a dar forma a un perfil urbano de “mamushka”: la casita de los hijos delante de la de los padres, o la cabaña para alquilar a los turistas. Se da también un fenómeno que coloquialmente suele denominarse como “palermización”: esa imagen urbana del barrio de la Ciudad de Buenos Aires que se fue transformando con un perfil específico, y que se repite como un espejismo exitoso, mutando identidades. Y, en la misma línea, se observa la repetición del tipo de soluciones para mejoras en el espacio público, como las macetas para delimitar el espacio vehicular.

La forma de habitar, es decir, la ordenación del territorio, presenta y conforma secuelas, por la ausencia de instrumentos de gestión acordes a las disímiles realidades. Ejemplo de esto puede ser la pérdida de playas en la costa bonaerense, debido a los procesos de urbanización sobre las zonas de recarga de arena y las infraestructuras, entre otras cuestiones, atentando no solo contra los servicios ecosistémicos, sino también contra un recurso económico que se termina perdiendo. La tríada de medioambiente, suelo y territorio podemos comprenderla en casos tangibles, tal como está especificado en el trabajo “Análisis regional de las islas de calor urbano en la Argentina”, donde se muestra el aumento de calor en diferentes ciudades del país, como por ejemplo en la ciudad de Oberá donde ese aumento es consecuencia de remover la cobertura vegetal densa para dar paso a un proceso de urbanización con materiales como chapa y asfalto (Casadei, Semmartin y Garbulsky, 2021).

El panorama es complejo, entramado, e interrelacionado permanentemente. Pero podemos entenderlo desde nuestra posición, ya sea como profesionales, o en el debate dentro y fuera de las instituciones o de la organización civil. Y, sobre todo, debemos avanzar desde la educación en reafirmar nuestra posición dentro de este sistema, que no es ni arriba, ni al costado, sino a la par de lo que sucede. •

Referencias

Casadei, P., Semmartin, M. y Garbulsky, M. (2021). Análisis regional de las islas de calor urbano en la Argentina. Ecología Austral, 31(1), pp.1-203. Folch, R. y Bru, Josepa (2017). Ambiente, territorio y paisaje. Valor y valoraciones. Madrid: Barcino. Smithson, R. (1973). Frederick Law Olmsted y el paisaje dialéctico. En: Iñaki Ábalos (ed.) (2010). Naturaleza y artificio: el ideal pintoresco en la arquitectura y el paisajismo contemporáneos. Barcelona: Gustavo Gili.

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Una nueva arquitectura del paisaje

VERÓNICA FABIO Profesora ingeniera agrónoma, magíster en arquitectura del paisaje FADU-UBA. Investigadora asociada del Centro de Investigación de Hábitat y Energía CIHE-FADU-UBA. Project Manager del Breathe Respirar Project en Argentina. Directora del estudio Verónica Fabio & asoc. Sus intereses abordan cuestiones de exclusión social e inequidad en relación al paisaje y al ambiente, y en cómo abordarlas desde la gestión y las políticas públicas.

JUAN MIGUEL KANAI Geógrafo urbano, doctorado en Planificación Urbana y Regional (Universidad de California). Profesor en la Universidad de Sheffield, anteriormente enseñó en la Universidad de Miami y fue oficial de investigación en la London School of Economics. Fue profesor en la Universidad Federal de Amazonas (Brasil) y la Universidad de Henan (República Popular de China). Su trabajo aborda la urbanización del mundo bajo el capitalismo globalizado contemporáneo.

JANICE ASTBURY Magíster en Artes, Geografía (McGill University) y Doctora en Filosofía y Geografía (University of Manchester). Investigadora asociada en la Universidad de Sheffield, donde trabajó en el Proyecto Breathe/ Respirar y en el proyecto LOOPER, como responsable de coordinar el Manchester Urban Living Lab.

El proyecto Breathe/Respirar (PBR) explora las oportunidades de mejorar la calidad del aire en los patios de las escuelas utilizando cercas vivas, y de facilitar los múltiples beneficios conjuntos sociales y ambientales que pueden resultar de la ecologización de las infraestructuras urbanas existentes, que incluyen oportunidades para la educación ambiental y la reconexión de las personas con la naturaleza.

Esta exploración toma lugar por medio de una serie de experimentos en Laboratorios de Vida Urbana establecidos en los patios de las escuelas de Buenos Aires, Argentina. Los experimentos involucran (1) el compromiso de la comunidad escolar (profesores, alumnos, padres y otras partes interesadas) para la creación conjunta del experimento; (2) el diseño y la implementación de las intervenciones en el “patio escolar como paisaje”; (3) la inclusión de actividades que mejoren los beneficios conjuntos; (4) el monitoreo de los efectos integrados; y (5) analizar colectivamente los resultados.

Si bien el proyecto se ha llevado a cabo en colaboración entre investigadores argentinos y británicos desde 2018, nos centramos en los desafíos del proyecto y su implementación en Buenos Aires; evaluando en función de tres premisas que proponemos para una nueva arquitectura del paisaje, que se refieren más ampliamente a la misión y los retos de la profesión

ante la crisis ecológica del planeta y el nuevo rol que las ciudades puedan desempeñar como solución en el contexto de una urbanización global sin precedentes. La metodología interdisciplinaria del PRB se basa en (i) la experimentación internacional de los LVU en los sistemas ecológicos sociales; (ii) la experticia local en educación ambiental urbana; y (iii) la investigación sobre los obstáculos para la provisión de espacios verdes y la articulación de una red de soluciones basadas en la naturaleza.

La crisis ecológica del planeta y el papel de las ciudades más verdes

Para hacer frente al reto medioambiental es necesario comprender cómo la creación de ciudades implica cada vez más la gestión del suelo. En el contexto de la profunda y extensa urbanización del mundo, las ciudades no solo albergan a la mayor parte de los humanos, sino que también producen huellas que se extienden mucho más allá de los límites de la ciudad: las zonas periurbanas presentan topes cada vez más amplios y los largos corredores de urbanización proliferan (Soja y Kanai, 2014; Kanai y Schindler, 2018). Además, los altos niveles de consumo de recursos y la concentración de funciones de mando y control hacen que lo que ocurre y se decide en las ciudades

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afecte a amplias franjas del planeta. De este modo, las profesiones relacionadas con la construcción de ciudades han empezado a redefinir sus atribuciones, su enfoque espacial y sus supuestos sobre lo que constituye el ámbito urbano (Burdett y Kanai, 2005; McHale et al., 2015), y las estrategias globales de sostenibilidad ya no cuestionan el papel central que deben desempeñar las ciudades en desarrollo sostenible (Parnell, 2015).

Las ciudades sostenibles tienen un valor intrínseco. Su urgencia viene dada por el gran número de personas afectadas por las amenazas medioambientales en las zonas urbanas. Los efectos devastadores de la contaminación urbana del aire en la salud humana constituyen un ejemplo de ello. En 2016 el 91% de la población mundial estaba viviendo en lugares donde no se cumplían los niveles de las directrices de calidad del aire establecido por la OMS y se estimaba que la contaminación ambiental y del aire causaba 4,2 millones de muertes prematuras en todo el mundo (OMS, 2016).

Se está acumulando evidencia sobre cómo y dónde la infraestructura verde, incluidas las cercas y las barreras verdes, pueden reducir las concentraciones de contaminantes a nivel del suelo (Hewitt, Ashworth y MacKenzie, 2020). La arquitectura del paisaje debe contribuir a estos esfuerzos, proporcionando su experticia en la selección de especies vegetales óptimas, la integración de las capas verdes en los entornos construidos existentes y diseños que capten el interés del público y concienticen sobre la contaminación urbana del aire, sus fuentes, sus consecuencias y las formas de reducirlas.

Tres premisas para la arquitectura del paisaje

Creemos que una práctica renovada y redefinida de la arquitectura del paisaje puede estar a la vanguardia de los esfuerzos para hacer que las ciudades sean más verdes de manera que contribuyan a la sostenibilidad global. En particular, la profesión tiene la capacidad de intervenir en iniciativas ambientales urbanas, como los proyectos de restauración de los ecosistemas, y al mismo tiempo presentarlas eficazmente a diversos públicos con el fin de obtener un amplio apoyo social para mantenerlos y ampliarlos a lo largo del tiempo. La arquitectura del paisaje puede conseguir que haya más naturaleza en los paisajes urbanos y que esta sea atractiva y legible, haciendo visible el funcionamiento del sistema socioecológico, y enviando a la gente un mensaje diferente de qué es la ciudad y de cómo se puede y se debe vivir en ella. La invitación a aprender e interactuar debe comenzar en la infancia.

Si el urbanismo se planteó históricamente una tensa separación entre los habitantes de la ciudad y la naturaleza, con espacios verdes urbanos diseñados como fichas de la naturaleza en la ciudad, ahora necesitamos intervenciones que demuestren que los entornos urbanos están integrados en los ecosistemas y que los seres humanos forman parte de complejas dinámicas socioecológicas. El creciente interés por las infraestructuras verdes y las soluciones basadas en la naturaleza (SbN), que aprovechan las propiedades ecosistémicas, ha impulsado una serie de experimentos e identificación de las mejores prácticas

en ciudades alrededor mundo. En vez de dar intervenciones centralizadas y a menudo excluyentes basadas en enfoques tecnológicos (Hodson y Marvin, 2010), muchos de estos LVU han destacado el papel de diversas personas que facilitan la prestación de servicios ecosistémicos cambiando la forma en que se gestiona la tierra o el agua de la que son responsables, o que han asumido responsabilidad (Astbury y Bulkeley, 2018; Voytenko et al., 2016) Las siguientes tres premisas proporcionan una guía sobre cómo la arquitectura del paisaje puede desempeñar un papel en esto.

La arquitectura del paisaje debe reafirmar su compromiso medioambiental como pilar de una profesión que produce paisajes para ser “vividos” en lugar de paisajes para para ser “mirados”. Las intervenciones paisajísticas deben tener un impacto estético, recreacional y funcional ligado a su programa ambiental, en otras palabras, con un enfoque interdisciplinario que considere los vínculos intrincados entre el medio ambiente y las dimensiones socioculturales e individuales de la salud y el bienestar de las personas el paisaje.

Las mejoras paisajísticas deben producir mensajes claros, y si es necesario, ir acompañadas de actividades educativas y de sensibilización dirigidas a diversos grupos socioculturales. Los beneficiarios deben ser invitados a apropiarse e identificarse con el paisaje para que puedan desarrollar una mejor comprensión de los procesos socioecológicos. Debemos tratar de abrir los espacios verdes al tiempo que abrimos las mentes de quienes los habitan, para que se conviertan en defensores y cuidadores del lugar.

La metodología del proyecto y su implementación en Buenos Aires

El proyecto Breathe/Respirar comenzó con un objetivo claro de abordar las preocupaciones locales sobre la calidad del aire en una comunidad escolar de Sheffield, Reino Unido. Un grupo de empleados, padres e investigadores universitarios colaboraron en la planificación, diseño, construcción, monitoreo y mantenimiento de una barrera verde para reducir la contaminación del aire a la que estaba expuesto el patio de la

Los niños y niñas son parte del proyecto.

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escuela, debido a su ubicación cercana al tráfico. Tales barreras verdes se utilizan cada vez más en Reino Unido y en otros lugares como respuesta a la creciente preocupación por la calidad del aire y sus implicaciones para la salud y el bienestar (Barwise y Kumar, 2020). En Buenos Aires, los niveles generales de contaminación de la ciudad superan las directrices de calidad del aire de la OMS, y en algunos barrios triplican los niveles aceptables (Greenpeace Argentina, 2018). A pesar de esto, el compromiso de las políticas locales con la contaminación del aire es incipiente (Abrutzky et al., 2014; Murgida et al., 2013). Sin embargo, la conciencia social sobre el tema está creciendo (cf. Greenpeace Argentina, 2018). Esto inspiró la colaboración internacional del PBR basada en el intercambio de conocimientos y el aprendizaje mutuo en lugar de la asistencia técnica unidireccional del Reino Unido. Dirigido localmente desde el programa de Arquitectura del Paisaje de la Universidad de Buenos Aires, la iniciativa recibió el apoyo entusiasta inicial de académicos de múltiples disciplinas, instituciones gubernamentales, círculos profesionales y empresariales y brigadas.

Pronto aparecieron nuevos obstáculos. Entre ellos se encontraban problemas prácticos como, por un lado, los costes y los retos técnicos de controlar la calidad del aire con equipos importados y, por otro, la compleja gobernanza de las escuelas de la ciudad, que requiere múltiples permisos antes de poder

intervenir en los patios de las escuelas. Además, encontramos contradicciones entre la intención declarada del gobierno de la ciudad de aumentar la cobertura verde, a través, por ejemplo, de los programas de alto perfil que se han puesto en marcha en la última década (por ejemplo, Buenos Aires Verde), y la escasez de enfoques de infraestructuras verdes (y azules) para abordar los retos socioambientales y adaptar las infraestructuras urbanas existentes (Kozak et al., 2020). A nivel de la sociedad, las desigualdades sociales y espaciales conforman el abastecimiento y el acceso a los espacios verdes urbanos (Baxendale y Buzai, 2019; Perelman y Marconi, 2016), lo que resulta en una particular escasez de verde en las zonas de clase media densamente construidas y un difícil acceso local a los parques regionales situados en los barrios más pobres del sur. Además, existe una desconexión entre los enfoques ecosistémicos de las ONG pro-naturaleza y las preocupaciones económicas y medioambientales del activismo de los pobres, por lo que la defensa del desarrollo de la infraestructura verde a menudo carece de notoriedad con las preocupaciones de las bases sobre las compensaciones entre las oportunidades de uso y las amenazas de toxicidad en los barrios desfavorecidos (Auyero y Swistun, 2009; Gutiérrez e Isuani, 2014).

La implementación del proyecto en Buenos Aires requirió un proceso participativo con varias rondas de prueba y error para identificar e inscribir a los interesados en una iniciativa

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Actividades escolares con niños y profesores para la manutención del espacio.

de infraestructura verde ampliamente definida; seleccionar áreas de oportunidad, zonas de escuelas con las características de ubicación necesarias para una intervención eficaz (una escuela primaria pública de la ciudad; con un patio escolar en la parte delantera que da a la carretera; en una zona de la ciudad identificada con mala calidad del aire); iniciando diálogos abiertos sobre los posibles beneficios conjuntos que socios y beneficiarios valoran más intuitivamente en las cercas y cómo podríamos basarnos en ellos para hacer más comprensibles los temas de la calidad del aire y la sostenibilidad socioecológica. Este proceso se basó en las lecciones internacionales de los LVU; experiencia local en temas ambientales pluralistas de educación; y conocimientos de las ciencias sociales sobre cómo se desarrollan las políticas de ecologización urbana en la ciudad dadas sus notables desigualdades y su desarrollo fragmentario. El diseño del paisaje para el proyecto piloto fue desarrollado por el equipo de Arquitectura del Paisaje y los estudiantes de la UBA, con aportes de socios internacionales.

Con los primeros resultados, nos centramos en explorar las oportunidades de integrar las cercas vivas y las actividades asociadas con el programa Escuelas Verdes. Este programa se ha dirigido principalmente en cuestiones de sostenibilidad, como el reciclaje y la eficiencia energética, más que en la conexión con la naturaleza y la comprensión de los ecosistemas. Hay una oportunidad de poner lo “verde” en las “escuelas verdes”, lo que facilitaría la multiplicación y la normalización de los patios escolares vivos (y aumentaría la demanda social de arquitectura del ambiente comprometida con el medio ambiente). Paralelamente, el plan de estudios podría adaptarse para reflejar una mayor comprensión de las SBN y de los numerosos beneficios del compromiso con la naturaleza tanto para las personas como para el medio ambiente. Esto podría cambiar la forma en que se imparte la educación ambiental en la escuela primaria para que se centre en la interacción con la naturaleza cercana, que los niños pueden aprender a entender, apreciar y cuidar.

Esperamos que este enfoque multidisciplinario de colaboración en el que trabajan unidas la arquitectura del paisaje, las ciencias ambientales, la psicología, la educación y otras disciplinas, resulten en un aprendizaje en las escuelas de toda la ciudad, enviando un mensaje claro sobre la presencia de la naturaleza en la ciudad y su importante papel en la educación de los niños y niñas. •

Referencias

Abrutzky, R., Dawidowski, L., Murgida, A. y Natenzon, C.E. (2014). Contaminación del aire en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: el riesgo de hoy o el cambio climático futuro, una falsa opción. Ciência & Saúde Coletiva, 19, pp. 3763-3773.

Auyero, J. y Swistun, D. A. (2009). Flammable: Environmental suffering in an Argentine shantytown. Oxford and New York: Oxford University Press.

Baxendale, C. y Buzai, G. D. (2019). Modelos urbanos e infraestructura verde en ciudades de América Latina. Análisis en la ciudad de Buenos Aires. Huellas 23(2), pp. 79-106.

Barwise, Y. y Kumar, P. (2020). Designing vegetation barriers for urban air pollution abatement: a practical review for appropriate plant species selection. Climate and Atmospheric Science 3(1), pp. 1-19.

Burdett, R. y Kanai, M. (2006). City-building in an age of global urban transformation. En R. Burdett y S. Ichioka (eds.) Cities: People, Society, Architecture: 10th International Architecture Exhibition. Venice Biennale, New York: Rizzoli International Publications, pp. 3-23.

Gutiérrez, R. A. e Isuani, F. J. (2014). La emergencia del ambientalismo estatal y social en Argentina. Revista da Administração Pública, 48(2), pp. 295-322.

Greenpeace Argentina (2018). Respiremos aire más limpio en Buenos Aires. Hamilton, C. (2017). Defiant Earth: The fate of humans in the Anthropocene. Cambridge: Polity Press.

Hewitt, C. N., Ashworth, K. y MacKenzie, A. R. (2020). Using green infrastructure to improve urban air quality (GI4AQ). Ambio, 49(1), pp. 62-73.

Hodson, M. y Marvin, S. (2010). Urbanism in the Anthropocene: Ecological urbanism or premium ecological enclaves? City, 14(3), pp. 298-313.

Kanai, J. M. y Schindler, S. (2019) Peri-urban promises of connectivity: Linking project-led polycentrism to the infrastructure scramble. Environment and Planning A: Economy and Space, 51(2), pp. 302-22.

Kozak, D., Henderson, H., de Castro Mazarro, A., Rotbart, D. y Aradas, R. (2020). Blue-Green Infrastructure (BGI) in Dense Urban Watersheds. The Case of the Medrano Stream Basin (MSB) in Buenos Aires. Sustainability, 12(6), pp. 21-63.

McHale, M. R., TA Pickett, S., Barbosa, O., Bunn, D. N., Cadenasso, M. L., Childers, D.L., Gartin, M. et al. (2015). The new global urban realm: complex, connected, diffuse, and diverse social-ecological systems. Sustainability, 7(5), pp. 5211-5240.

Murgida, A. M., Guebel, C. F., Natenzon, C. E. y Frasco, L. (2013). El aire en la agenda pública: el caso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Respuestas urbanas al cambio climático en América Latina. LC/W, 563, pp. 137-157.

Parnell, S. (2016). Defining a global urban development agenda. World Development, 78, pp. 529-540.

Perelman, P. y Marcon, P. (2016). Percepción del verde urbano en parques de la Ciudad de Buenos Aires. Multequina, 25, pp. 1-10

Soja, E. y Kanai, M. (2014). The urbanization of the world. En Neil Brenner (ed.)

Implosions/Explosions: Towards a study of planetary urbanization. Berlin: Jovis, pp. 142-159.

World Health Organisation (2016). Ambient Air Pollution: A Global Assessment of Exposure and Burden of Disease.

Intervención piloto del proyecto Breathe/Respirar en una escuela de la Ciudad de Buenos Aires.
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Infraestructura verde a través del renacimiento de la sabiduría antigua

KONGJIAN YU Doctor en Diseño, GSD, Universidad de Harvard. Fundador y decano de la Facultad de Arquitectura y Paisajismo, titular de cátedra en la Universidad de Pekín, y fundador y presidente de Turenscape. Fue elegido miembro de la American Academy en 2016.

TURENSCAPE Equipo de diseño multidisciplinario de diseño arquitectónico, de exteriores, urbano, ambiental y también de ingeniería. La empresa es un instituto de diseño de primer nivel certificado por el gobierno chino. Turenscape ha planificado y diseñado más de 300 ciudades ecológicas y 1000 proyectos paisajísticos en China, y sus proyectos se han ganado una gran reputación internacional por sus diseños innovadores y respetuosos con el medio ambiente.

Este ensayo sostiene que las infraestructuras grises de acero y hormigón, que construimos para conectar nuestro mundo físico, son construcciones superficiales o incluso falsas que están destruyendo las conexiones reales y profundas entre los seres humanos y la naturaleza, y entre diversos procesos y flujos naturales. La alternativa es la infraestructura verde, o ecológica, cuya construcción puede inspirarse en las antiguas sabidurías campesinas. Durante los últimos veinte años, en Turenscape se ha intentado revivir algunas de esas sabidurías y combinarlas con ciencias y tecnologías modernas para resolver algunos de los problemas más molestos del entorno urbano actual, especialmente en relación con el agua. Las soluciones son sencillas, de bajo costo y bellas, y se han aplicado a gran escala en más de doscientas ciudades de China y otros países.

Infraestructura gris y conexiones rotas

Algunas personas podrían pensar que nuestro mundo, a través de las infraestructuras que construimos, está más conectado que nunca, digital y físicamente: por un lado, tenemos Facebook y WeChat1 y, por el otro, carreteras y oleoductos por todas partes. Lo cierto es que sucede lo contrario. Estamos

N. de la E.: aplicación similar a Whatsapp, de uso generalizado en China.

más desconectados que nunca de las comunidades a las que pertenecemos y nos hemos alejado de nuestros vecinos y de las personas que amamos. Físicamente, hay una interconexión visible en los paisajes que habitamos: hay autopistas que conectan asentamientos urbanos y rurales; líneas eléctricas que transportan energía y conectan las centrales eléctricas con las familias; tuberías que drenan aguas residuales y conectan nuestros inodoros con plantas de tratamiento de aguas servidas; acueductos que transportan agua potable y conectan los embalses con nuestras cocinas; líneas aéreas que transportan alimentos y conectan las granjas del hemisferio sur con las heladeras del norte; camiones que transportan fertilizantes y herbicidas por las carreteras y conectan las fábricas de las ciudades del este con los campesinos que trabajan los arrozales en el oeste montañoso. Hemos creado un mundo conectado, pero esas conexiones son falsas: la matriz del paisaje y sus procesos invisibles están fragmentados y desconectados. El movimiento y los ciclos del agua, los nutrientes, los alimentos, la energía, las especies y las personas están rotos. La relación de interconexión entre el aire, el agua, el suelo, los nutrientes, las especies y las personas está siendo interrumpida, y de una forma perjudicial, como nunca antes.

Les doy un ejemplo relacionado con el agua. Más del 75% de las aguas superficiales de China están contaminadas, el 50% de las más de 660 ciudades chinas sufren inundaciones y desbordamientos urbanos, y más del 60% de las ciudades chinas no cuentan con suficiente agua para beber y para otros usos. El nivel freático de la llanura del norte de China desciende más de un metro cada año, y se ha perdido más del 50% de los hábitats de los humedales en los últimos cincuenta años. Todos estos problemas relacionados con el ciclo del agua que afectan a nuestras ciudades y a nuestros paisajes están, de hecho, interconectados, pero las soluciones de infraestructura convencionales diseñadas para resolverlos son fragmentadas y aisladas y tienen un enfoque muy acotado. Construimos plantas de tratamiento de aguas para eliminar los nutrientes que podrían utilizarse en los fertilizantes para la agricultura. Se

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gastan miles de millones de dólares al año en la construcción de diques, presas y tuberías de hormigón para controlar inundaciones y aguas pluviales, pero estas estructuras a la larga producen sequías más intensas, disminución de los niveles de agua subterránea y pérdida de hábitats. Un acueducto de mil millas construido para desviar el agua del sur al norte de China causó graves daños al ecosistema de los tramos inferior y medio del río Yangtzé. Los jardines y paisajes ornamentales, así como los campos agrícolas, se fertilizan en exceso, y todos esos nutrientes terminan en el sistema hídrico y contaminan lagos y ríos. De nuevo, la solución convencional tiene un enfoque acotado: construir costosas plantas de tratamiento de aguas que necesitan enormes cantidades de energía (principalmente de la quema de carbón) para funcionar, lo que a su vez genera más contaminación atmosférica.

Una solución alternativa podría ser la construcción de infraestructuras verdes, o ecológicas, que crean una conexión profunda y verdadera entre el hombre y la naturaleza, y entre diversos procesos y flujos naturales.

La antigua sabiduría campesina

Las conexiones entre los campesinos y sus tierras de cultivo ilustran la interdependencia atemporal entre la cultura humana y la naturaleza. Una alternativa para reconstruir las profundas conexiones entre los seres humanos y la naturaleza y entre los diversos procesos naturales proviene de la sabiduría campesina: para preparar el campo, regar, fertilizar, cultivar y cosechar, actividades que han transformado los paisajes a gran escala y han sostenido a la humanidad durante miles de años.

Una categoría de la sabiduría campesina es la preparación de los campos mediante el corte y el relleno. El enfoque del campesino de cortar y rellenar engloba una acción integral: los movimientos de tierra creados para la agricultura se producen en el lugar, con un costo mínimo de mano de obra y un transporte mínimo de material desde o hacia el lugar. Por lo tanto, tiene un impacto mínimo en los procesos y patrones naturales de la región. Esta táctica ha sido aplicada por

campesinos de casi todo el mundo como forma de transformar en paisajes productivos y habitables entornos que de otro modo serían inadecuados.

La segunda categoría de la antigua sabiduría campesina reside en la gestión del agua y la irrigación de los campos. Los métodos modernos de irrigación utilizados tanto en la agricultura como en el paisajismo están representados por un sistema de tuberías y bombas casi invisible que no tiene relación con el terreno circundante ni con los recursos hídricos disponibles. La visión campesina de la irrigación está profundamente arraigada en procesos y patrones naturales. Miles de años de experiencia agrícola han hecho de la irrigación una de las técnicas más sofisticadas de las sociedades agrícolas. El uso de la gravedad para regar los campos requiere un conocimiento preciso, y la armonía entre la naturaleza y una intervención sutil del ser humano puede convertir una ciencia tan seria en una forma de arte, un medio interactivo para construir comunidades e, incluso, una fuerza espiritual.

La tercera categoría de la sabiduría campesina es la fertilización. Es un componente mágico de la agricultura tradicional y un eslabón fundamental que cierra el círculo reutilizando los materiales de la vida humana. Todos los desechos de los humanos y de los animales domésticos, así como la materia vegetal, se reciclan y convierten en fertilizantes. Este ciclo de nutrientes se rompe en nuestros entornos urbanizados e industrializados. Lo que los campesinos llaman fertilizantes se definen hoy como “contaminantes” de nuestros lagos y ríos.

La cuarta categoría de la sabiduría campesina es el cultivo y la cosecha. A diferencia de la plantación y la poda en jardinería, destinadas a crear una forma ornamental agradable, la manera de plantar del campesino se centra en la productividad. La plantación comienza con la siembra de las semillas, y el proceso de gestión sigue el ritmo de la naturaleza como estrategia de adaptación al clima y las condiciones del entorno. Una vez más, la naturaleza autosuficiente de las antiguas economías agrícolas exige que cada hogar cultive diversos productos,

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como cereales, verduras, fibras, medicinas, frutas, madera, combustible e incluso fertilizantes, de forma proporcional a las necesidades estacionales de la familia y dentro de los límites de la naturaleza y las capacidades humanas. El significado de la cosecha no se limita a la producción de alimentos y productos. Las cosechas son productivas según su capacidad de enriquecer el suelo, purificar el agua y sanear la tierra. En otras palabras, los campos de los campesinos son productores netos, en lugar de consumidores netos, de energía y recursos.

Eso no quiere decir que haya que renunciar a la comodidad de la urbanización y volver a la vida primitiva del campesino. Estas características esenciales del campesinado iluminan la base subyacente a partir de la cual reconstruir las conexiones entre la naturaleza y los deseos humanos, equilibrando los procesos naturales y la intervención cultural, y nos ayudan a recuperar las relaciones armoniosas entre los seres humanos y la naturaleza.

Revivir la antigua sabiduría para crear una infraestructura alternativa

Imaginemos cómo se verían nuestras ciudades si no drenáramos el agua de lluvia con tuberías y bombas, sino que utilizáramos la antigua sabiduría campesina en la preparación de los campos y creáramos una esponja verde en la ciudad que retuviera el agua de lluvia, creara diversos hábitats y recargara el

acuífero. Así, los espacios verdes de la ciudad se convierten en una infraestructura ecológica que brinda múltiples servicios al ecosistema que regulan el entorno urbano para que sea resistente a las inundaciones o a las sequías y permite producir agua limpia y alimentos en plena ciudad. La biodiversidad aumentaría de forma espectacular, los residentes urbanos dispondrían de una red verde donde trotar, desplazarse y relajarse, y el valor de los inmuebles aumentaría gracias a la belleza de la naturaleza ¡y el acceso a ella! Eso es lo que hemos intentado hacer en muchas ciudades en los últimos veinte años: transformar la ciudad en una ciudad esponja (ver las figuras 1-4). Imaginemos cómo se verían nuestras ciudades si abandonáramos los altos y rígidos muros de hormigón contra las inundaciones y, en cambio, reviviéramos la antigua sabiduría campesina y creáramos terrazas con vegetación en las riberas de los ríos que se adaptaran a las subidas y bajadas del caudal. Las soluciones ecológicas, como los estanques y las presas bajas, están diseñadas para ralentizar el flujo de agua y dejar que la naturaleza se tome su tiempo para nutrirse, de modo que se puedan crear diversos hábitats que enriquezcan la vegetación y la vida silvestre, ¡y los nutrientes puedan ser absorbidos por los procesos biológicos! Eso es lo que hemos hecho para transformar los ríos madre de muchas ciudades chinas (ver las figuras 5-8).

Figuras 1 y 2. El paisaje preexistente y el construido: “esponja verde” para una ciudad resiliente al agua, Parque Qunli Stormwater, en la Ciudad de Harbin, Provincia de Heilongjiang, China.
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Figuras 3 y 4. El paisaje preexistente y el construido: Parque Tianjin Qiaoyuan, China.

Imaginemos cómo se verían nuestras ciudades si el agua de los ríos y los lagos, rica en nutrientes (eutrófica), pudiera limpiarse a través del paisaje como un sistema vivo, de la forma en que los campesinos han reciclado los residuos orgánicos, en lugar de utilizar costosas plantas depuradoras para eliminar los nutrientes. Podríamos producir agua limpia y alimentar

la exuberante vegetación. Se podría mejorar la biodiversidad autóctona. Podríamos convertir los espacios recreativos en parques urbanos y, así, los parques urbanos podrían convertirse en productores en lugar de consumidores de energía y agua. Eso es lo que hemos hecho para transformar el paisaje en un sistema vivo que medie el agua contaminada (ver las figuras 9 y 10).

Imaginemos cómo se verían nuestras ciudades si las antiguas zonas industriales ahora abandonadas, y posiblemente contaminadas, se recuperaran mediante los procesos de la naturaleza, si la antigua sabiduría del sistema de estanques y diques se adaptara para crear un terreno que recoja el agua de lluvia (en lugar de desviarla por tuberías), inicie la evolución de una comunidad vegetal y remedie, en el proceso, el suelo contaminado. Al mismo tiempo, las estructuras industriales se conservan como patrimonio cultural de la ciudad. Se crea un paisaje único, con una dinámica vegetación autóctona y un recuerdo palpable del pasado, lo que atrae a los residentes urbanos tanto por su belleza como por la diversa vida silvestre que mantiene en plena ciudad. Esto es lo que hemos hecho en varias ciudades industriales (ver las figuras 11 y 12).

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Figuras 5 y 6. Un paisaje resiliente: Parque Yanweizhou, Ciudad de Jinhua, Provincia de Zhejiang, China.
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Imaginemos cómo se verían nuestras ciudades si volvemos a convertir parte del suelo urbano en paisajes productivos en lugar de en costosos céspedes o jardines ornamentales, de modo que se pueda reducir el transporte de alimentos a larga distancia. Que el arroz, los girasoles, los porotos y las hortalizas se cultiven en la ciudad, que el sol y la luna indiquen el momento de la siembra y la cosecha, que el cambio estacional sea notado por los residentes urbanos, que el proceso de cultivo de alimentos sea conocido por los jóvenes ¡y que se aprecie la belleza de los cultivos! Así, nuestra ciudad no solo será más productiva y sustentable, sino que alimentará una nueva estética y una nueva ética de la tierra y los alimentos. •

Figuras 7 y 8. El paisaje construido y el preexistente: Parque del humedal Minghu en Liupanshui, Provincia de Guizhou, China.

Figuras 9 y 10. El paisaje construido y el preexistente: Parque Shanghai Houtan, China.

Figuras 11 y 12. El paisaje construido y el preexistente: Parque Zhongshan Shipyard, Provincia de Guangdong, China.

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Los ciudadanos urbanos ¿podemos ser agentes de cambio?

XIMENA CELIS Coordinadora de Cambio Climático en Política y Legislación Ambiental (POLEA, México). Magíster en Cooperación Internacional para el Desarrollo (Instituto Mora) y Magíster en Educación Ambiental (Universidad ORT-México). Ha trabajado y coordinado proyectos ambientales, sobre todo en temas de cambio climático, educación ambiental, agua, gobernanza y participación ciudadana. Su formación está orientada a la coordinación de proyectos que fomenten el desarrollo sustentable y estén alineados a la Agenda 2030 y al Acuerdo de París. Ha sido consultora para el BID y colaborado con el Banco Mundial y ONU-Hábitat.

En el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas, se destacó que ya en todas las regiones del mundo se están experimentando afectaciones en el clima. Mencionan que la mayoría de estos cambios que observamos y sentimos no tienen precedentes en cientos de miles de años, y que algunos de los cambios que ya están ocurriendo, como el aumento continuo del nivel del mar, no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o milenios. Algo importante que también destaca este informe, es que ya está comprobado científicamente que la actividad humana es la causante de las variaciones en el clima y de los eventos extremos que estamos viviendo.

En ese sentido, debemos ser conscientes de que el cambio climático ya es una cuestión del presente, que ya lo estamos viviendo, y que este informe nos lo afirma con datos duros y bases científicas. Lo que nos queda por hacer como humanidad es actuar para que las

consecuencias no sean tan devastadoras como lo que ya se pronostica si no actuamos a tiempo. Y actuar a tiempo significa no superar los 1,5 grados centígrados de temperatura promedio global en este siglo: para lograrlo, es necesario realizar varias medidas orientadas hacia una descarbonización y neutralidad de carbono en el 2050, como lo plantean las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés) en el Acuerdo de París.

El 85% de la población de América Latina habita en zonas urbanas. En ellas existe desigualdad social, aumento de la pobreza, segregación, violencia y degradación del medio ambiente. Asimismo, la alta concentración demográfica lleva consigo una sobreexplotación de los recursos para mantener su abasto, además de que las amenazas climáticas ponen en riesgo la subsistencia de las personas que las habitan. Las ciudades son las que mayor cantidad de suministro energético consumen a nivel mundial y son las responsables del 70% de las emisiones de gases y compuestos de efecto invernadero (GyCEI) que ocasionan el calentamiento global. Son las mayores generadoras de residuos sólidos (RSU), ya que en ellas vivimos más de la mitad de la población del mundo. Y esto continúa en aumento.

Vivir en las ciudades, con todas las comodidades que nos ofrecen, tiene un costo climático elevado. El problema es que pocos ciudadanos urbanos somos conscientes de ello. Pocos somos sensibles a lo que representa el hecho de que dispongamos de agua potable y electricidad constante en nuestros hogares; el que vayamos al supermercado y esté repleto de alimentos sin que sean

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Darío Bonzi en Unsplash
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de temporada y productos de todas partes del mundo; el que vayamos a un centro comercial, y exista una oferta desmesurada de productos (ropa, calzado, electrónicos, muebles, accesorios, etc.) a nuestra disposición. La propaganda publicitaria a la que estamos expuestas todas las personas, es parte de que, emocionalmente, tengamos la necesidad de querer adquirir estos productos, sin cuestionarnos si realmente los necesitamos y querer aprovechar los “fabulosos descuentos y ofertas” que nos presentan, así nos endeudemos por varios meses.

En este mismo sentido, pocos sabemos o somos conscientes de que detrás de cada objeto que vemos y adquirimos, este requirió de recursos naturales y emitió GyCEI en su proceso de elaboración, empaque y distribución. Los conceptos de huella de carbono, huella hídrica, huella ecológica y agua virtual, son ajenos a la mayoría. Entonces, ¿cómo ser ciudadanos urbanos promotores de cambio?

Pues primero, conocer de estos temas, ser sensibles y conscientes de que nuestras acciones diarias tienen impacto en la naturaleza, que todo lo que hagamos está íntimamente relacionado con nuestro entorno natural; que los humanos somos una especie más que habita el planeta Tierra y que debemos respetar a las otras especies y vivir en equilibrio y armonía con ellas así como con nuestro entorno. Por otro lado, es importante reconocer que también somos parte y responsables de las afectaciones climáticas que hoy ya estamos viviendo por nuestro actuar diario. Cuestionar nuestros hábitos de consumo: ¿cómo nos alimentamos, cómo nos movemos, qué compramos y con qué frecuencia, cómo es nuestro consumo de agua y energía?

¿Qué medidas podemos hacer para comenzar a transitar el camino hacia ser ciudadanos agentes de cambio? Una vez que ya interiorizamos lo mencionado anteriormente, debemos comenzar a transitar hacia modelos de vida más sustentables y sabernos también parte de la solución. Igualmente, estar ciertos de que las acciones deben ser de todas y de todos; que nos competen a todos los sectores de la sociedad en torno a una corresponsabilidad conjunta, pues todos vivimos en este planeta (los gobiernos, sociedad civil, academia, sector privado, etc.). Para ello, la acción local es indispensable.

Debemos comenzar a poner en marcha acciones sustentables en nuestro día a día, sobre todo las orientadas al consumo, como por ejemplo repensar,

reutilizar, reparar, restaurar, reducir, reciclar y recuperar. En cuanto a la alimentación, debemos consumir productos locales para reducir la huella de carbono y apoyar a las economías locales; comenzar a hacer nuestro huerto de traspatio, que nos provee de múltiples beneficios como seguridad alimenticia, un mejoramiento de la salud, la generación de una economía solidaria, empoderamiento de mujeres, jóvenes y sus familias, rescate de la agro-biodiversidad y riqueza biocultural.

En ciudades donde la seguridad hídrica ya es un problema, debemos recolectar el agua pluvial en todos los edificios públicos, y en grandes explanadas o espacios para su almacenamiento, así como incentivar la instalación de estos sistemas en edificios privados. En el manejo de los residuos, debemos educar a la población para que reduzca la cantidad que produce; los residuos de las ciudades (en su mayoría orgánicos) deben ser debidamente separados: el desecho orgánico se incorpora a la composta y se utiliza en los huertos, y para el no orgánico es necesario crear centros de acopio o puntos verdes de reciclaje donde se aplique el modelo de economía circular retribuyendo a los ciudadanos con diversos beneficios.

En el tema de la eficiencia energética, en nuestro hogar se puede comenzar con cambiar a focos de bajo consumo y ahorradores; desconectar de la electricidad los electrodomésticos que no utilizamos –pues aunque están apagados, si están conectados, siguen consumiendo energía–; instalar paneles solares y tener calentadores de agua solares; y promover que los gobiernos utilicen un alumbrado público con energías renovables. Para la movilidad, es necesario promover el uso de la bicicleta, caminar y/o utilizar el transporte público para reducir nuestra huella de carbono; así como realizar la menor cantidad de viajes aéreos largos posibles y al utilizarlos pagar el impuesto por emisiones. Además, los gobiernos deben promover incentivos para la movilidad eléctrica.

Todas las personas debemos saber que el cambio está en nosotros y que nuestras acciones diarias tienen un impacto directo en nuestro entorno natural. Debemos transitar el camino para ser ciudadanos civilizionarios, es decir, tener una visión planetaria y una conciencia ecológica, ser agentes de cambio, ser parte de una ciudadanía resiliente para el bienestar de todas y todos, que promueva la equidad y la justicia socioambiental.

• < Julián Amé en Unsplash 41 •

Institucional

Esta sección es un espacio de comunicación del CPAU con la matrícula. Aquí encontrarás las acciones que lleva a cabo el Consejo, actualidad de la profesión, actividades, guía para realizar trámites y más.

«La salvación del medio ambiente está siendo el más brillante negocio de las mismas empresas que lo aniquilan» Eduardo Galeano

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Elecciones 2022: resultados y nuevas autoridades del Consejo

El jueves 22 de septiembre se realizó la renovación parcial de consejeros y consejeras para el periodo 2022-2024

La jornada electoral

Entre los votos que llegaron por correo y los votos presenciales de la jornada electoral que se realizó el jueves 22 de septiembre en nuestra sede, en esta elección contabilizamos 650 votos válidos. Además, hubo 1 voto en blanco y 17 votos impugnados.

En cuanto a los resultados: la lista Celeste obtuvo 345 votos, la lista Unidad consiguió 238 votos y la lista Blanca consiguió 67.

A continuación, compartimos la lista de quienes se suman al Consejo junto con Rosa Aboy, Griselda Balián, Andrés Borthagaray, Paloma Carignani, Carolina Day, Roberto Frangella y Néstor Magariños. •

Consejeros/as que asumen por la Lista Celeste

Albanese, Eduardo Vila, Marcelo Novoa, Graciela Mercé, Cayetana Hojman, María Jaroslavsky, Carolina (suplente) Muzio, Gabriela (suplente)

Consejeros/as que asumen por la Lista Unidad

García Espil, Enrique Sallaberry, Carlos Gigli, Matías Dujovne, María (suplente) García Falcó, Marta (suplente)

Consejeros/as que asumen por la Lista Blanca

No ingresaron consejeros/as por la Lista Blanca.

ELECCIONES 2022
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Nuevas autoridades

En la primera reunión de Consejo posterior a las elecciones, que tuvo lugar el martes 4 de octubre 2022, se eligieron las nuevas autoridades y los presidentes/as de comisiones.

Presidenta

Arq. Rosa Aboy

Vicepresidente 1° Arq. Néstor Magariños

Vicepresidente 2° Arq. María Hojman

Secretaria Arq. Cayetana Mercé

Pro-secretario Arq. Eduardo Albanese

Tesorera Arq. Graciela Novoa

Pro-tesorera Arq. Carolina Day

Consejeros/as titulares Arq. Griselda Balián Arq. Andrés Borthagaray Arq. Paloma Carignani Arq. Roberto Frangella Arq. María Dujovne* Arq. Enrique García Espil Arq. Matías Gigli Arq. Carlos Salaberry Arq. Marcelo Vila

Consejeros/as suplentes

Arq. Carolina Jaroslavsky Arq. Gabriela Muzio Arq. Marta García Falcó

*Titular por un periodo de dos años

Comisiones

Arquitectura: arq. Marcelo Vila y su alterna la arq. Carolina Day

Urbanismo: arq. Andrés Borthagaray y su alterna, la arq. Grabriela Muzzio.

Formación y Asuntos Universitarios: arq. Rosa Aboy y sus alternas las arqs . Marta García Flacó y Carolina Jarolavsky

Ejercicio Profesional: arq. Griselda Balian y su alterna arq María Dujovne Ética y discplina: arq. Carlos Sallaberry y su alterno el arq. Matías Gigli. Prensa y difusión: arq. Cayetana Mercé y su alterna la arq. Valeria del Puerto

Representaciones del CPAU

COPE, a cargo de la arq. Graciela Novoa, acompañada por el arq. Andrés Borthagaray.

CAAP: arq Marta García Falcó, junto con la arq. Gabriela Muzzio y el arq. Augusto Penedo.

Junta Central de los Consejos Profesionales: arq. Rosa Aboy y arq. Enrigue García Espil.

Les deseamos una buena gestión, responsable y comprometida.

45 •

Indicadores CPAU: análisis del primer semestre de 2022

Con un informe de la actividad del sector y datos macro, elaborado por un economista, presentamos las cifras de los dos primeros trimestres del año.

Tal como lo anunciamos en la presentación de nuestro Programa Indicadores CPAU, comenzamos a recabar y analizar la información que resulta de nuestras encomiendas de obras, demoliciones y habilitaciones para elaborar informes trimestrales.

A los dos primeros del año, que adjuntamos en este envío, le incorporamos un informe que incluye otras cifras del sector y un análisis elaborado por un economista.

Para confeccionar nuestros informes trimestrales utilizamos la misma metodología que en la primera presentación (década 2012-2021 y año 2021). En esta oportunidad, analizamos los siguientes parámetros: escala, tipo de obra, superficie a construir, destino, demoliciones y habilitaciones.

Igual que en la presentación pasada, geolocalizamos las encomiendas en base a la

dirección indicada por la persona que presentó el trámite pero, en esta oportunidad, incorporamos la geolocalización de las habilitaciones registradas.

“La información analizada contribuye al conocimiento y la reflexión sobre la industria de la construcción privada de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), fundamental para la economía urbana y el trabajo de nuestra matrícula. Además, desplegamos las obras en el territorio y mostramos las áreas de mayor intensidad, así como los sectores de menor inversión”, detalla el arq. Néstor Magariños, director del Programa Indicadores CPAU.

Ver informe 2° trimestre Ver informe 1° trimestre Ver análisis económico semestral Ver informe 2021 y década (2012-2021)

Resumen de costos de la construcción y precio real 1er semestre 2022

Bolsa de cemento en USD

Salario promedio construcción en USD (registrado)

Índice de costo de la construcción CABA en USD

m2 promedio real CABA en USD

ene-20 USD 6.36 USD 516

USD 10,1 USD 2212 jun-22 USD 5.6 USD 408 (abril 2022) USD 8,25 USD 1841

Variación -12% -21% -18% -17%

Fuente: elaboración propia en base a GALP inversiones; IERIC, Instituto de Estadísticas CABA y CEMA.

Aun considerando la fuerte caída en el valor del m2 ocurrida en CABA a partir de enero de 2020, el índice de costos de la construcción publicado por el instituto de estadísticas de CABA muestra una caída mayor que el valor de venta (considerando la cotización paralela, -18% en el

costo de la construcción y -17% el valor del m2 real en dólares). Es decir, que aún en el contexto de fuerte caída de precios la caída en los costos dolarizados compensa durante el período la caída de precios. •

PROGRAMAS CPAU
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Selección informativa: índices y costos de la construcción

Suscribite a nuestra Selección Informativa y recibí los valores publicados por organismos públicos, entidades empresariales, revistas y portales especializados.

La Selección Informativa es un conjunto de newsletters, elaborados por la Biblioteca CPAU, que abordan los temas de mayor interés para la matrícula.

Uno de los datos más solicitados por nuestros usuarios y usuarias son los valores de los índices y costos de la construcción. Estos son utilizados para realizar cómputos, presupuestar obras y ajustar contratos. En tanto que los datos retrospectivos son requeridos por quienes se dedican a realizar pericias.

En respuesta a esa demanda, enviamos cada mes a las personas suscriptas al servicio de Selección Informativa un compilado que reúne los datos publicados por organismos públicos, entidades empresariales, revistas y portales especializados. •

Para recibirlo completá este formulario Allí también vas a conocer nuestra oferta completa de newsletters.

En el sitio web del Consejo podés consultar los valores publicados desde el 2014 a la fecha.

Si necesitás datos anteriores al 2014, podés solicitarlos a biblio@cpau.org o a nuestro WhatsApp

47 •

Recomendaciones del GCABA para tus trámites

acercamos

Uno de los principales inconvenientes que detectamos en las consultas que nos llegan al CPAU es cómo el cambio constante de normativa hace difícil poder comprender el circuito vigente de las tramitaciones.

En relación con esto, el GCABA generó una serie de documentos que son de utilidad al momento de encarar un nuevo trámite porque contienen información relevante y, consideramos, de utilidad para los/as profesionales.

Conocer el paso a paso de las tramitaciones, saber cuáles son las soluciones a los errores más comunes y tener acceso a los formularios correctos te ayudará a optimizar los plazos y, además, evitará subsanaciones de formalidades. Además, permite conocer la línea de tiempo real de un trámite.

→ Consejos para presentar tus trámites

→ Proceso del trámite para una obra

→ Consulta obligatoria a la DGIUR

→ Instructivo para el llenado de la carátula en los planos

→ Ejemplo de cómputo y planilla de superficies para el cálculo de plusvalía

→ Instructivo para la presentación de Sistemas de Seguridad Contra Incendio

Pago de los trámites

A partir del 1º de noviembre de 2022, las transferencias y los depósitos en la cuenta corriente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dejarán de estar habilitados como formas de pago válidas en los trámites de la Subsecretaría de Gestión Urbana. La única forma de pago mediante transferencia será a través de la plataforma Interbanking.

Además, seguirán vigentes otras opciones para abonar, como las terminales de Pago Automático en las sedes comunales, Pago Electrónico, Pago Fácil, Rapipago, Provincia Net Pagos, Todo Pago, Mercado Pago y Banco Ciudad (medios electrónicos).

Canales de consulta

Vas a poder consultar y seguir tus expedientes a través de la mesa de ayuda escribiendo a ssgu. consultas@buenosaires.gob.ar y contactando a BOTI al 11 5050 0147 por WhatsApp enviando la frase “Trámites de obra”. •

TRÁMITES
Te
una serie de documentos que te van a ayudar cuando tengas que presentar un trámite nuevo
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Encomiendas: carga, registro y certificación

Te contamos dónde cargar tus trámites, cómo presentarlos y abonarlos de manera digital y a distancia.

devolución o el reclamo de dinero. El reintegro de importes incorrectos puede demorar hasta 15 días hábiles.

Consultá nuestros datos bancarios

Accesos

al sistema de carga de encomienda

→ Habilitaciones

→ Frentes y fachadas

→ Obra, instalaciones, informes técnicos, presupuestos y otros

Firmas

Una vez cargada tu encomienda en el sistema correspondiente debés imprimirla, firmarla y hacerla firmar a tu comitente.

Pago de la encomienda

Verificá previamente cuál es el importe correcto de tu trámite acá

• Transferencia bancaria

Debe ser por el importe exacto. De lo contrario el trámite sufrirá demoras administrativas por la

• Tarjeta de crédito Podés operar con Visa, MasterCard y American Express o débito (Visa o Maestro). Ingresá al perfil de nuestro sitio web con tuS datos de acceso y aboná a través del carro de compras

Presentación digital de tu encomienda al Consejo

Una vez obtenidos la encomienda y el comprobante de pago, ingresá a tramites.cpau.org y cargá tu trámite. Completá todos los datos requeridos del pago para poder identificarlo.

En 48 h aproximadamente te informaremos por mail el estado de tu trámite.

IMPORTANTE: todas las comunicaciones y envíos de trámites, se realizarán a la cuenta de mail que tengas registrada en el CPAU.

Si tenés alguna consulta, envianos un correo a la casilla: red@cpau.org También podés consultar las preguntas frecuentes •

TRÁMITES
49 •

Nuevos precios de los visados

Luego de un año, actualizamos los valores de las tramitaciones.

Desde el Consejo tomamos la decisión de aumentar aproximadamente un 30% el valor de los visados de encomiendas a partir del 15 de noviembre de 2022. Si bien este porcentaje no se equipara ni refleja en modo alguno la inflación del último año, es necesario reconsiderar nuestras tarifas de visados y certificaciones.

La última actualización la habíamos determinado en noviembre de 2021 para aplicar en enero de 2022. Además, adoptamos el criterio de revisar los valores cada cuatro meses mientras la inflación general se mantenga en el orden de los dos dígitos. Será en los meses de abril, agosto y diciembre de 2023.

Por el momento, no ajustamos el valor del derecho anual. Su actualización será a partir del 2 de enero con un porcentaje que aún no definimos.

A pesar del contexto inflacionario pudimos mantener todos nuestros beneficios: matriculación bonificada a menores de 31 años y a arquitectas que fueron madres en 2022, seguros de mala praxis y contra accidentes en obra, asesoramiento legal, sobre ejercicio profesional, impositivo y previsional, capacitación profesional, biblioteca actualizada, fecha de prueba para documentación de obras.

A continuación, te detallamos los nuevos valores:

OBRA

Metros cuadrados Valor

Hasta 250 m² $7.000.-

Hasta 1.000 m² $16.000.-

Hasta 2.500 m² $33.000.-

Hasta 5.000 m² $66.000.-

Hasta 10.000 m² $164.000.-

Supera los 10.000 m² $281.000.-

Servicios que abonan por la categoría mínima (hasta 250 m²): Auxiliar de la dirección de obra, Dirección de Demolición, Gerencia de Construcciones, Inspección de obra, Dirección Ejecutiva de Estructuras, Responsable de Higiene y Seguridad, Representación de la dirección de obra, Representación Técnica (Auxiliar | De.147/2.2.1.8.1./b), Representación Técnica de Demolición, Representación Técnica por Excavación, Supervisión de Obra, Cartel de Obra, Informe Técnico, Planos, Gerencia de Proyectos, Integración del equipo de proyecto, Jefatura de proyecto, Licitación y Estudios de Propuestas, Permiso de obra en etapa de proyecto, Dirección general de proyecto, Proyecto de excavación, Revisión de proyecto, Plano y Cálculo de Estructuras, Proyecto de Demolición, Presupuestos, pliegos de condiciones, Croquis preliminares, Anteproyecto, Proyecto, Aviso de Obra, Gestión, Planos para obtener permiso de obra, Planos conforme a obra, Planos previos.

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TRÁMITES
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HABILITACIONES

Metros cuadrados Valor

Hasta 120 m² $4.600.-

Hasta 360 m² $7.000.-

Hasta 1.000 m² $16.000.-

Hasta 2.500 m² $31.000.Hasta 5.000 m² $54.000.-

Supera los 5.000 m² $107.000.-

INSTALACIONES COMPLEMENTARIAS

Metros cuadrados Valor

Hasta 250 m² $2.100.-

Hasta 1.000 m² $5.000.-

Hasta 2.500 m² $10.000.-

Hasta 5.000 m² $21.000.Hasta 10.000 m² $43.000.-

Supera los 10.000 m² $74.000.-

CERTIFICACIONES

Metros cuadrados Valor

Acervo profesional $1.000.Matrícula $1.700.Presupuesto $4.600.Informe $4.600.-

Habilitaciones que siempre pagan por escala menor hasta 120 m²: Declaración responsable de actualización de datos o transferencias, Redistribución de usos

Rectificatorias que tiene cargo: agregar o eliminar rubro, cambio o modificación de comitente, cambio de superficie a habilitar (siempre y cuando no cambien de categoría de metros), agregar o eliminar sobrecarga, actualización de fecha, cambio de número de puertas, agregar o quitar plantas.

VERIFICACIÓN DE FRENTES Y FACHADAS

Metros cuadrados Valor

Hasta 180 m² $4.600.Hasta 360 m² $7.000.-

Más de 360 m² $15.000.-

Para la certificación de frentes y fachadas, debe considerarse la superficie de la fachada (considerar solo el frente).

OTROS TRÁMITES

Metros cuadrados Valor

Habilitaciones de cartel o estructuras transitorias $4.600.-

Impacto ambiental $4.600.Informe técnico $4.600.Medición o tasaciones $4.600.Pericias $4.600.Rectificatoria $2.300.-

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La Región Metropolitana y el río

Te invitamos desde el CPAU, a través de la Comisión de Formación y Asuntos Universitarios (COFAU), a participar de la segunda edición del concurso y reflexionar sobre la RMBA y la relación con el Río. Nueva fecha de inscripción hasta el 24 de febrero de 2023.

Destinada exclusivamente a estudiantes avanzados/as de las carreras de Arquitectura, Planificación del Paisaje, Urbanismo y Diseño de las universidades públicas y privadas del AMBA, la Convocatoria este año se enfocará en la ciudad y sus costas ribereñas y tendrá por nombre La región metropolitana y el río, entendiendo que ese río, en singular, puede aludir a diferentes costas, desde el Río de la Plata, hasta el Delta, el Reconquista o el Arroyo Maldonado, entre otros.

Esperamos recibir propuestas de estudiantes orientadas hacia una reflexión crítica y también, trabajos materializados en ideas o como propuestas de intervención. Por supuesto, son bienvenidos los trabajos que propongan una síntesis a través de un ejercicio reflexivo-propositivo, ya sea desde la mirada del urbanismo, el ambiente, la arquitectura, el paisaje, las movilidades, la gestión pública, el diseño de equipamiento urbano, la historia del territorio, el género, el diseño industrial, la vestimenta, etc. Los ríos y

costas de la Región Metropolitana interpelan a diferentes disciplinas y carreras y es por eso que las potenciales miradas y perspectivas son múltiples: pero en todas ellas, se convoca a que la dimensión del cuerpo y de la persona estén presentes.

A partir de estas ideas invitamos a las y los estudiantes a participar de un espacio de reflexión en el marco de la segunda convocatoria anual Cuerpos en el Espacio Público que apunta a construir un reservorio de ideas y producciones visuales que vaya creciendo cada año, con la intención de generar una mirada amplia, que incluya una diversidad de perspectivas y de experiencias.

Cada participante, o equipo, puede presentar un trabajo gráfico o audiovisual, donde el texto o la voz pueden incluirse dentro del soporte. El formato es libre. •

CONVOCATORIA CPAU
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Cierre de inscripción: 24 de febrero de 2023

Ir al formulario de inscripción

Cierre recepción de trabajos: 10 de marzo de 2023

Conocé más sobre los requisitos y las bases

Mirá también las ediciones anteriores

Si tenés alguna duda o consulta, podés comunicarte a cuerposenelespacio@cpau.org

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Premio Gratia Artis 2022 para el CPAU

En la reunión plenaria del pasado 18 de agosto, la Academia Nacional de Bellas Artes determinó otorgar el premio Gratia Artis 2022 al Consejo Profesional de Arquitectura y Urbanismo, “en virtud de haber consagrado su prolongada actividad al reconocimiento del valor cultural de nuestra arquitectura”.

Así lo expresa la carta firmada por su presidenta, Matilde Marín, en la que también destaca especialmente “dentro de sus múltiples actividades, haber creado y dado impulso al programa Moderna Buenos Aires, dedicado al estudio y difusión del patrimonio arquitectónico contemporáneo con calidad y continuidad relevantes”.

Ver nota de la premiación

Una vez levantadas las restricciones, Moderna Buenos Aires volvió a organizar sus recorridos presenciales por la ciudad. Una vez al mes, se visitan grandes obras de arquitectura de la Ciudad de Buenos Aires, a través de recorridos guiados con explicaciones históricas y contextuales. Con infinidad de exponentes de la arquitectura moderna en el Microcentro, muchos de los recorridos se han concentrado allí. Sobre este sector, la arquitecta que guía

las visitas, Tamara Balyan, ha expresado que es «el recorrido más claro porque nos permite ver ejemplos de tipologías que surgen en ese momento [de la década del treinta], y con eso se plantea una introducción a la modernidad y sus ideas más relevantes».

Los invitamos a suscribirse a nuestro newsletter para recibir más información sobre los próximos recorridos.

MODERNA BUENOS AIRES
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Siguen los recorridos mensuales por la ciudad
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Atelier para artistas, de los arquitectos Bonet, López Chas y Vera Barros. Foto: Alejandro Leveratto.

Cultura CPAU

Esta sección está dedicada a recomendaciones de colega a colega sobre obras de Arquitectura, libros, música, muestras y ciudades del mundo. Además, reflexiones, notas de opinión y correo. ¡Animate y participá! Escribinos a revistanotas@cpau.org

«La pregunta no es si podemos o no afrontar un cambio a energía limpia y a alimentos más amigables con el medio ambiente, sino si podemos darnos el lujo de seguir viviendo con un planeta que se calienta y asumir todas sus consecuencias».

Peter Singer

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Biblioteca CPAU

Abierta todo el año de L a V de 10 a 17 hs biblio@cpau.org

Aquí la Biblioteca del Consejo presenta libros y revistas relacionados con el tema de tapa.

Ya está disponible la Biblioteca CPAU Digital. Hace click acá para descubrir todo el material.

Planificar y gestionar ciudades sostenibles.

Di Costa, G. comp. (2017). Buenos Aires: CPIC.

Ponencias del Congreso de Ingeniería Urbana del CPIC, dedicadas al medio ambiente en las ciudades; transporte urbano, desarrollo urbano, recursos hídricos e inundaciones.

Horacio Torres y los mapas sociales: la construcción teórica del caso Buenos Aires.

Abbá, A. P.; Kullock, D.; Novick, A.; Pierro, N.; Schweitzer, M. (2011).

Sobre las investigaciones de la estructura urbana del Área Metropolitana de Buenos Aires del arquitecto Horacio Torres (1932-2001).

Recicloscopio III: miradas sobre recuperadores urbanos, formas organizativas y circuitos de valorización de residuos en América Latina.

Schamber, P. J., comp.; Suárez, F. M., comp. (2011).

Se analizan las redes y organizaciones sociales de los recuperadores y su articulación global, que permite vislumbrar una gestión integral de residuos donde se contempla la inclusión social y la sustentabilidad ambiental.

Para integrar el AMBA hay que trabajar desde el borde.

Pschepiurca, P. (9 de junio de 2020).

ARQ: diario de arquitectura, 929, 9.

Territorio y economía popular en el conurbano bonaerense: aportes para el reconocimiento de procesos metropolitanos gestados en la posconvertibilidad.

Vio, M. (octubre 2018). Área: agenda de reflexión en arquitectura, diseño y urbanismo, 24, 56-71.

Guía para generar suelo urbano en ciudades intermedias

Tella, G. (mayo 2018). Revista Obra: materiales y tecnologías de construcción, 58, 6-8.

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Diseño BAAG

Lugar de exposición Espacio Disponible Fecha de exposición dic. 2021 - mar. 2022

A partir del 29 de octubre 2022 podrá visitarse en Graham Foundation, Chicago, EEUU.

Una exposición Pidgeon Audio Visual: los arquitectos hablan por sí mismos

Florencia Álvarez Pacheco Arquitecta, Universidad de Buenos Aires. MS en Prácticas Críticas, Curatoriales y Conceptuales en Arquitectura, Columbia University. Docente en FADU-UBA. Ha co-curado exhibiciones en Arthur Ross Architecture Gallery, Graham Foundation, e Istanbul Design Biennial entre otros espacios de arte, diseño y arquitectura contemporánea.

Del 17 de diciembre de 2021 al 26 de marzo de 2022 tuvo lugar en Disponible la exposición Pidgeon Audio Visual: los arquitectos hablan por sí mismos, curada por Florencia Álvarez Pacheco y diseñada por el estudio BAAG.

Mónica Pidgeon fue editora de la revista Architectural Design durante treinta años y posteriormente del RIBA Jornal de 1975 a 1979. Esta experiencia editorial le brindó la posibilidad de conocer una gran cantidad de arquitectos, diseñadores y artistas conformando una interesante agenda que le permitió lanzar su proyecto independiente Pidgeon Audio Visual (PAV). Bajo esta plataforma grabó, editó y difundió conversaciones con estos personajes de la cultura arquitectónica en un formato audiovisual compuesto por 30 minutos de audio, recortados de conversaciones más extensas, sumada a una selección de 24 diapositivas elegidas por los propios autores. La idea de Pidgeon era que los arquitectos hablen de sus trabajos e ideas volcando ese contenido en un formato que sea de rápida difusión, accesible y comercial tanto para la academia como para el público en general amante de la arquitectura.

Para la muestra se seleccionaron nueve presentaciones, expuestas en tres proyectores respetando el formato original de 35mm replicando la experiencia del dispositivo para el que fueron ideadas. Se reprodujeron las presentaciones de Reyner Banham, Zaha Hadid, Lawrence Halprin, Kisho Kurokawa, Esther McCoy, Cedric Price, Alison & Peter Smithson, James Stirling y Anne Tyng con la posibilidad de escucharlas en el idioma original o dobladas al español por arquitectos locales. La exposición se completó con documentos personales de Pidgeon que muestran los vaivenes del armado de estas conversaciones, el proceso de conformación de PAV, a las antípodas de la inmediatez de las comunicaciones contemporáneas, además de hacernos parte de la intimidad de sus intercambios.

A través de la exposición no solo se honra el trabajo de una protagonista mujer de la cultura arquitectónica, sino que nos permite recomponer un periodo de la arquitectura valioso y diverso como lo fue el último cuarto de siglo narrado por los mismos protagonistas.

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Autora Samanta Schweblin

Idioma Castellano Año 2018 Género Novela, terror Editorial Penguin Random House

Un libro Kentukis, de Samanta Schweblin

Samanta Schweblin Argentina, 1978. Egresada de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA, ganó en 2001 el premio del Fondo Nacional de las Artes por su primer libro: El núcleo del disturbio. Su trabajo fue reconocido con numerosas distinciones: recibió el Premio Casa de las Américas, el Premio Juan Rulfo y el premio José Donoso, entre otros. En 2014 fue reconocida con el Premio Konex. Es considerada una de las mejores autoras argentinas de las últimas décadas; ha sido traducido a 24 idiomas.

Aveces no se trata de inventar nada, sino de mirar y relacionar las cosas de otra forma, decidir qué contar y cómo hacerlo, elegir puntos de vista diferentes. Esto es lo que hace Samanta Schweblin en su libro Kentukis. El libro hace foco en las relaciones humanas, a partir de las nuevas formas de relacionarnos con las personas que proponen los dispositivos móviles y las aplicaciones.

¿Pero qué es un kentuki? Un kentuki es simplemente una especie de peluche enlazado a un dispositivo móvil. Este peluche conecta a dos personas: quien adquiere el kentuki (el “amo”) y quien lo controla de forma remota (el “ser”). Estos seres conectados pueden habitar en diferentes lugares del planeta.

Estas personas aceptan un juego en el que alguien elige mirar y otro elige ser mirado. En definitiva, lo que propone un kentuki es el acceso

remoto de un ciudadano a la vida de otro. A partir de esta idea el libro desarrolla diferentes historias alrededor del mundo, algunas solo se plantean en un único capítulo, mientras que otras se van tramando a lo largo de todo el libro.

A la vez que se conectan personas, los kentukis permiten distintas interfaces entre diferentes tipos de espacios: el espacio que habita quien es un kentuki, el espacio que habita quien posee un kentuki y la percepción que de ese espacio tiene el primero. Este entramado espacio temporal está mediado por una cámara que bien podría ser la de nuestro celular.

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Una ciudad Chicago, Estados Unidos

Por Andrea Mielnichuk

Superficie 607.44 km²

Coordenadas N 41°52′55″ O 87°37′40″ Población 2.746.388 habitantes Alcaldesa Lori Lightfoot

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Chicago Loops y callejones de State St.
Tienda Apple John Hancok Center
River walk
Oak St. Beach Illinois Institute of Technology
1.
Willys Tower (ex Sears)
Millenium park
The beam en el Millenium Park

Este nuevo número de la revista recoge las múltiples miradas sobre el complejo y amplio tema del suelo. A partir de diversos enfoques y en un contexto de crisis climática global, se analiza la conflictiva relación entre lo rural y lo urbano atravesada por la política, la ecología, lo social, la economía, la salud pública, el ambiente.

La humanidad ha perdido la veneración por la tierra y se ha perdido el ancestral y profundo vínculo que las unía. Es urgente una nueva visión, una nueva mirada que recupere aquel espíritu perdido.

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