EL SIERVO DE UNIS
FBAY LEOPOLDO DE ALPANOEIHE HERMANO CAPUCHINO 1S6 4 - I9SG
SEMBLANZA ESPIRITUAL Y HUMANA DE
FRAY LEOPOLDO DE ALPANDEIRE HERMANO CAPUCHINO La vida ejemplarísima de este Siervo de Dios, quisieron simboliiarli. en un ha? luminoso proyectado al cielo, llevando impresa sobre sí la cruz de Crislo. Asi aparece, en la arquitectura de 1a capilla votiva que cobija sus restos mortales. Este haz, plácidamente luminoso, como la vida del Siervo de Dios, se proyecta a la altura Surgiendo del que es luz del mundo y piedra angular de toda perfec ción, Cristo jesús, simbolizado en el arfa y y se eleva al amparo de los brazos maternales de la Virgen María, representada emblemáticamente por una gigantesca eme.
Fray Leopoldo nació, la mañana luminosa de San Juan de 1364. en Alpandc¡rc„ modesta villa, situada en las florecidas vertientes del sur de la Península ibérica, que de lejos miran al Estrecho de Gibrattar. En 3a pila bautismal recibió et nombre de Francisco Tomás., Los apellidos, heredados de sus padres, fueron Márquez y Sánchez. Al vestir el habilo capuchino, le impusieron el nombre de Fray Leopoldo de Alpandeire, nombre, con el que hoy se le invoca ya en ambos hemisferios. Aún nos quedan testigos de su edificante juventud. Nos cercioran de su carácter dócil, algún tanto ingenuo y de su mucha bondad. «Era lodo corazón», dicen con gratísimo popular. De su tierna infancia nos refieren algunos hechos que evocan el encanto de las FtareciJfas. De cómo dio, en sufragio de las ánimas, dos reales que le había entregado su madre para comprar aceite, y cómo, al presentarse luego en casa sin Aceite y sin dinero, Dios le protegió contra la reprimenda materna, haciéndole
1 a grada de que apareciera de nuevo* en su bolsillo, la mo neda que había depositado en la caja del santero. Cuentan, cómo socorría a los pobres a costa de quedarse él en ayunas, y que más de una vez le vieron caminar descalzo por haber dado de limosna sus zapa* los. Ya próximo a ingresar en el convenio, repartió enlre un gru po de mendigos, todo el dinero que había ganado, durante varios meses de trabajo* en las duras faenas de la recolección, A los treinta y tres años, quebrando el idilio de un amor puro, en orden al matrimonio y venciendo otras serias dificulta des, abandonó la tierra que le vio nacer, y que había cultivado con honradez, para vestir, en Se villa, el austero sayal de ios hijos de San Francisco. L
_
i
_________
Resulta imposible reseñar en pocas líneas el número y ca lidad de sus virtudes. Diremos que su vida se ca 4g!<i' i Pirroq-iil -i* Ai^irattlre racterizó, en cada uno de los di as A pr-ijr i,lr li* prrcds nn;ipnr. dr Yfád. M COHrHTta I] ITHJ'Tii píli de Sus cincuenta y siete años de iuul-imil dr-.rlí' *1 S«rrvc 4' capuchino, por su rara ejempla Di» fre Klnjtrlido t-r. Crista» rri |u.->ir> d-r 1644 rizad y por un eslilo ascético que yo llamaría siglo XX. La perfección por una exactitud amorosa e irreprochable en el cumplimiento de sus deberes, de suyo monótonos, desprovistos de iodo lucimiento y más bien humillantes. Su vida al exterior discurrió como un cristalino rauda!* remansado en tas concavidades pétreas de su fe inconmovible. Exponento de esa fe era su absoluta conformidad con la voluntad de Dios, fundamento de toda perfección. «.No basta clamar: Señor, Señor». Hombre de pocas palabras, rechaza todo argumento que no sean los hechos, dentro del cumplimiento de su misión de ser un instrumento dócil en tas manos de Dios. Vive, al unisono con el divino beneplácito, cada minuto y cada problema, A Dios refiere lodo suceso grande o pequeño, favorable o adverso. Y como para él, la voluntad de Dios es la única razón que cuenta* la acepta siempre con todas sus consecuencias, jubiloso y confiado, porque sabe que cuanto le suceda, está dispuesto para su bien por aquella amorosa Providencia, Por eso cuando en tas horas peores de su última enfermedad le preguntaban por su estado* respondía: «Estoy bien* porque estoy como Dios quiere». i
Reflejo también de esta fe es. su espíritu de obediencia, que rebasa los moldes de la obediencia más perfecta. Refieren rasgos verdaderamente encantadores. A su juicio, la única forma de interpretar los deseos de Dios sobre él, sin posibles errores, es la estricta obediencia. Y era tan amoroso y exacto en el cumplimiento de todo, que podría decirse de sus días, que eran páginas vivas de la regla de San Francisco. Pero siempre con la sencillez en él característica, con santa y alegre naturalidad, sin inquietudes, con el sosiego mistico del que vive inmeno en la Divinidad.
Se santificó en el desempeño de oficios humildes señalados por la obediencia. Fue hortelano, sacristán y aun cocinero. Pero el oficio que le caracteriza es el de limosnero. La iconografía lo représenla portando su alforja.
f riK
fI,*-rilado j Pj dCTeUu) con IU1 compjñrfot dk nfruCudú j luprnnr» ddl ípnnínhj tim S^nllk
11Wi |
Durante medio siglo —toda una larga vida— recorrió bajo ti peso de SU alforja, descalzos los pies, los caminos de varías provincias andaluzas y todos los rincones de Granada, en el humilde y humillante oficio de limosnero, que exige —nadie lo ignora— muy relevantes virtudes para desempeñarlo a la perfección. Generaciones de granadinos nos hablan de aquel sosegado caminar de sus pies descalzos que con relativa frecuencia teñían el polvo de sangre■ o nos lo recuer dan con el rosario en la mano, amoratada de frioí la mirada absorta en un mundo sólo visible para él, y el cuerpo algún tanto vencido ya por el peso de la alforja, las penitencias y las anos, C recriase una parda viñeta arrancada del libro de las floree ritas. Pedía una limosna material para su convento y para el Seminario de Misio neros Capuchinos, Pero daba más que recibía. Daba limosnas de pan a los nece sitados y siempre limosnas de amor. La limosna espiritual de sus oraciones, consejos, consuelos, y el ejemplo de su vida santa. ¡Cuántos encontraron en sus
palabras y por sus plegarlas la paz, la alegría, ln salvación incluso!' Porque aquel fraile humilde Ierra la virlud do transformar la vida, de iluminar los horizontes más ne gros. de mitigar las penas, de aligerar el espíritu, de llevar a Dios...
Practicó a la perfección la Icaria franciscana de la perfecta aTegrra. Cuando proferían a su paso frases compasivas: «¡PobreC¡lo!r mira cómo lleva los pies.. Este si que es santo...}», entonces su compañero le oia desaprobar en voz baja: «Hermano, esto va mal». Pero cuando las cañas se volvian lanzas y las frases eran de □tro tono: «¡Granuja, a trabajar...! ¡Eres un farsante...!»„ entonces re petía con exaltación interna: «Her mano, esto va bien». Frases breves, pero Síntesis práctica de largos i rata dos de as Hética y bella reali zación de la perfecto ategrto fran ciscana. Los regalos de Dios que más ambicionaba eran los padecimien tos. Sus directores espirituales le permitían pocas veces las peniten cias y maccraciones que deseaba. Él entonces se las pidió a Dios. Y Dios le hizo el regalo de un cilicio vivo y permanente. Padecimientos internos muy dolorosos, agrava dos por su constante caminar y que. gracias a la fortaleza de su ánimo, no 1c incapacitaban para seguir en activo. Padecimientos que soportó con el sigilo miste rioso de los caris mas dorante mu chos arios, y que al final descu brieron las exploraciones médicas para asombro y edificación de todos.
Tan notable en su vida como el apostolado del buen ejemplo, fue el apostolado de la devoción
Irlp-rjfe latir rl hrxnbn:k
V»F C-aríiinidpri y flN del corTúftfü de «1*1 prai+ni* *¡a lo- f n Su íflilT-d ra n nld
I CóIdqÍd d. Ttalagip ■r* '■: i prln t€i n r¡oi da Dial, ln»l Sí
3 la Virgen. Ésta fue siempre para él maternal y amoroso reFuglo, La forma de invocarla eran, sus tres avemarias. Escribo, sus fres avemarias, porque la) como las rezaba Fray Leopoldo* tenían un sello personalísimo. No es fácil explicarlo. Las avemarias caían de sus labios pausadas, hondas.,, como las campanadas dol ánge lus al atardecer; sentidas, como si las rezara postrado anle su freno de Reina. Sobrecogía el ánimo de cuanlos 1e escuchaban, Al decir de muchos que le acom pañaron en el rezo, «daba escalofríos el oírselas». Acusaban el contacto con lo sobrenatural, Llevarán los enfermos a la portería del convenio para que Ies rece sus ave marias; le harán ir por el mismo motivo a Sus propios domicilios. Le rogarán otros que las rece por sus intenciones* en medio de la calle, dondequiera tengan la fortuna de hallarlo. ¡Cuántas veces se las oímos por teléfono! Eran contestadas al olro exlremo del hilo, a veces desde Granada mismo, pero en un sinfín de ocasiones fue. desde ciudades del litoral opuesto de ta península o desde Africa. ¡Y es que aquellas tres avemarias tenían fama de milagrosas! Y en ocasiones lo fueron, rezadas por tocia la familia, de rodillas, junto al lecho del ser querido, cuando había naufragado toda esperanza. ¡Sobre cuántas aflicciones del cuerpo y del espíritu cayeron como milagroso bálsamo! Y aún hoy sigue floreciendo en el mundo esta sementera de avemarias, de tres en fres. Extendiéndose, como las ondas en las aguas tranquilas del lago, esta plegaria, al modo como él las rezaba, se propaga por el mundo en alabanza de María. Era requerido por muchas familias siempre que tenian enfermos de cuidado, pues sus palabras, al parecer intrascendentes, contenían mensajes proíélicos. Eran escuchadas con ansiedad por Los que conocían su estilo, ya que por ellas descifraban el desenlace de la enfermedad. Hablan de dos diferentes reacciones; Una de oplimismo* de aliento, de confianza en Dios. Entonces, por desesperado que fuera el caso, no había mo tivos para temer, Si por el contrario aconsejaba conformidad, aceptación de la voluntad divina. Etc,, era inútil abrigar esperanzas. 6
Y aseguran que en cientos de casos de este género,, nunca se registró un solo fallo. Si luego le comunicaban la curación det enfermo o la solución def problema encomendado, adelantándose a cualquier otra interpretación decía; «La Virgen nos ha escuchadas. * Sobre este don de curaciones y de profecía en que abundó, Comprobados muchas veces y de muy diversas formas, le enriqueció Dios con otros dones sobrenaturales. Se habla de raptos, penetración de espíritu y un excepcional don de consejo. Personas sencillas y personas cultas, teólogos y basta varones cons tituidos en dignidad eclesiástica, nos hablan de la gran paz que infundían las concisas, pero siempre Inspiradas palabras del humilde hermano. Pero sobre todos estos dones sobrenaturales, se destaca el gran milagro de su vida, equilibrada, ideal, loda rebosante de Dios. Preguntan algunos; ¿Qué lenfa de extraordinario? ¿Qué milagros hacía? Semejantes premunías nos hacen algunos viajeros, sobre lodo religiosos de la Orden. Pero ellos mismos reciben a veces la respuesta donde menos lo espera* ban. De cualquier hombre de la calle que fes ha interpelado, quizá para poder decir que tuvo la dicha de conocer a Fray Leopoldo, Tal vez narra algún suceso que presenció él mismo u oyó contar a testigos fidedignos. Tal vez cita algún dicho del Siervo de Dios, que tuvo exacto cumplimiento, o lo llevó al alma la sensación de lo sobrenatural, o le ayudó a ser mejor. Tal vez no hace sino evocar ef recuerdo de aquella figura venerable—predicador del buen ejemplo—que veían invariable, dia tras día y ario tras año, Y es frecuente que rubriquen sus comentarios con éslas o parecidas frases: «Ese si que era un sanio. Era un sanio de tos de verdad».
f'jt
tftpprT
L'.ÍI.C-mQ
Ffll
ít
Di. c-
I
é* .ch ni J !a f.n pn ^r |T > .lij A \i» flff.c i .
'■«(■?».¥1 <ri l .!■ ^.n 'i
■C'
¡1
^
i .■
«"p
’j
Cí'j.l
r^lrtai
(fi
fia ■ cir'íi¿*
■
krf'-a. c* cpd'-íi
nt
i
f> ■ T-i-i-Ci
V
I r.n til •
1
CHiWPla
ili
^
Ci C*j■ ' ► '»r | h-
r
!>e--
%
p"-ypí--
i
Q ¿i f
J
ti b JK pr
í *■■■..
.i-ti
n
d.J
ti-PI'il í'.iEj-’
I.Sl Grj^ f. ,st n-.íqtíi :■. .
Gt
J+Ql ,(U1I1' J.-IHI ■ jírn jr-i Cr l'í»
í_mj
He aquí d mérito; que sea reconocida su virtud por lodo género de gentes, sin necesidad de citar otros testimonios que el convencimiento de ellos mismos, ante aquél dechado de vida austera, candorosa, ejemplar y que llevaba a Dios. Un sacerdote de la Orden que vivió treinta años con el Siervo de Dios y fue su último confesor, dio este testimonio; Si Fray Leopoldo hubiera convivido, en el mismo convento, con los restantes hermanos capuchinos que hoy están en los altares, pienso que Fray Leopoldo, por su virtud, serta uno más entre dios; no desentonaría, en absoluto, junio a sus hermanos ya beatificados o canonizados.
Próximo ya a cumplir sus 89 años, seguía saliendo a la limosna con la fidelidad y eficiencia de sus mejores años. Pero en la larde del 9 de febrero de 1953, el Señor le quiso firmar la jubilación de su cargo de limosnero. Aquella tarde, en un piso de la Placeta de tos Lobos, dio su última lección de mendigo por Dios. Y cayó al pie del cañón, como tos buenos. En la escalera le espiaba el maligno que, como a Job, se lo habla pedido a Dios para probar su virtud. Y el resultado da la prueba fue fractura de fémur. A esto siguieron tres años de sufrimientos. Tres años de acrisolamiento de virtudes. Tres años, más en el mundo de lo invisible que en la tierra. Y a los tres años exactos, 9 de Febrero de 1956, la hermana muerte te abrió tas puertas de I Paraíso.
De tiempo atrás, los objetos que tenían relación con Fray Leopoldo eran con servados por muchas como preciadas reliquias. Las estampas o medallas que repartía; el Irozo de hábito o de cordón, corlado a hurtadillas por los más atre vidos; el crucifijo o la imagen que, con el pretexto de que los viera, habian puesto en sus manos para que los locara; el vaso en el que había bebido agua, y... fuerza es decirlo, hasta la silla donde se había sentado. Pero cuando estos fervores se desbordaron más allá de lo correcto, fue du rante los dos días que su cadáver permaneció en la iglesia, La vigilancia de los religiosos fue incapaz de contener el fervor do los fieles. Fray Leopoldo rehusó siempre vestir hábitos nuevos, pero nunca pudo figu rarse que bajarla al sepulcro con un hábito, tan maltratado, como el que le dejó la devoción de sus admiradores. Le arrebatarían, como poco, dos terceras parles bien cumplidas de su sayal. Su entierro provocó no pocos conflictos de tráfico. Tras dos años de sepultura, en la parcela conventual del cementerio, sus restos fueron trasladados a la iglesia de su convento. Y cinco años después de su muerte, le fue incoado el proceso de Beatificación y Canonización. No sería fácil tarea, la de llevar contabilidad de las personas que constante mente acuden a su sepulcro, ni de los favores que se atribuyen a su intercesión. Son sinnúmero y sorprendentes.
Ante esta vida sencilla, bienhechora como un rayo, de luz, y ante la multitud de gracias que la divina benevolencia se digna conceder por la Intercesión de este Siervo de Dios, la frase que acude a los labios, sin esfuerzo, y que hallamos muchas veces en el libro de autógrafos de su sepulcro, es ésta, fiej cumplimiento de las palabras de Cristo: «Dios ensalza a los humildes.» FRAY ANGEL DE LEÓN ?
¡AUN VIVE NO HA MUERTO! f
*
Cal y sombra de ciprés en el alrio cap-chino. Silencio monacal en La (arde de lebrero. Va cayendo la noche mansamente.,. SüId habla --porque llera- el agua de la I nenie. Mudo está el campanario y escalada el sendero. Va está encendida la aurora en el camino. La loríala en la enramada entona ya su trino. Liara la luna en la veleta, mustia, alada. [Qué dulce pa?r de nacha, aa la madrugada! Las des al fila esperan se destino.., -¡Cama Cristo! se irguió (u vuela. Se quabro la lira. Rompiese al arpa. Se deshijo el laja... El dulce remanso perfuma les lirias. Entonan los salmos, se encienden lo; cirios... Hacia al infinito to pierda; en estrecha abrazo..* Yacan marchitos lis rasas do tes manos. Frio a! alabastro do tu; pies desnudos. Y las ascuas de te amor. Fray Leopoldo. Quedan envueltas on cenizas de reseul<to. Aún palpilan Iré; plegarias en tus labios modas, iUur? no doblen, Granada, que no ha muerto! Pon su nombre en les anales de lu historia. V espera que en tos lories vaticanas Vuelen alegres, floridas las campanas En la aurora del triunfo de su gloria... FRAY ALEJANDRO DE MALAGA, Hermane Capuchino
10
It li sjiiiíí i ii lililí li pérfida laluif Informe del Dr. Garete Royo robre la extraordinaria curación del niño Lola Javier Sánchez Oiüz En los últimos días del mes de julio del pasado año, asistió a mi con sulta la familia del niño LUIS JAVIER SANCHEZ ORTIZ, domiciliado en la barriada de la Encina, bloque C, núm. 3, siendo la edad del niño sie te meses. El niño venía padeciendo una colitis crónica con grave afec tación del estado general. Había sido visitado por varios especialistaspuericultores de esta dudad durante todo el mes de julio, ya que desde entonces venía resintiéndose de esta enfermedad. Cuantos tratamientos le habían instituido cuantos médicos le habían visitado, no producían en el niño efecto beneficioso alguno. Quizá tratando de probar con otro mé dico más, los familiares trajeron el niño a la consulta del médico que suscribe. Puse en práctica los recursos más modernos y eficaces que la ciencia dispone, incluso requerí la colaboración de otros especialistas, concreta mente de un famoso especialista de oídos —por si la causa de aquellas tremendas diarreas, rebeldes a toda terapéutica, pudieran ser sostenidas por alguna enfermedad ótica—. Se aplicaron conjuntamente a los míos los medicamentos que aquel compañero aconsejara, y el niño, a pesar de todo, empeoraba día a día sin que hubiera recurso humano que fuera capaz de atajar la enfermedad. La intolerancia de los alimentos era ab soluta y las diarreas cada vez más Intensas. La gravedad aumentó en los tres primeros días de agosto y el día 4 del mismo mes, el niño estaba tan gravemente enfermo, que hice perder a los padres cualquier esperanza sobre la recuperación del niño. Y el día 5 del mismo mes, comprobé que estaba gravísimo por la mañana. En la tarde del mismo día, y siendo aproximadamente las ocho de la tarde, me requirió un tío del eníermifo con toda premura y urgencia porque su sobrino estaba muriéndose, me suplicaba que fuese pronto porque en otro caso no lo vería vivo. El fío estaba afectadísimo y daba muestras de profundo nerviosismo. Pero «por si algo había que hacer todavía» —decía el familiar— me suplicaba que lo visitase rápidamente. Un automóvil me esperaba a la puerta de mi domicilio para ganar más tiempo. E inmediatamente fui. Y puedo asegurar solemnemente que el estado aparente del niño er^ un cadáver. Apenas si percibía el latido cardíaco. Su respiración era lentísima y profunda. Los ojos vidriados y la temperatura clavadísima. Convulsiones se repetían sin cesar en el en fermito. Allí nada tenía que hacer en mi condición de médico y única mente me limité a alentar a la madre, que con las vecinas de la casa, llo raba en otra habitación porque no quería ver morir a su hijo. El padre,
convencido de la inminente catástrofe, estaba en otra habitación solo y no logré verle» Los familiares restantes lloraban alrededor del niño. En esta situación y sin prescribir ningún nuevo medicamento, me ausenté del domicilio de los padres y rogué me trajeran a mi casa. Mi papel lo creí terminado desde todos los puntos de vista. Al tío, que me acompañaba y conduda el coche, le anuncié el Inminente desenlace, po siblemente producido antes de que ambos llegásemos a mi casa, siendo la distancia entre ambos domicilios —del niño y del que suscribe— unos dos kilómetros aproximadamente. Les hablé de que el certificado de de función podrían recogérmelo a la hora que quisieran, una vez que el niño muriese. Que no tendrían necesidad de esperar hasta el día siguien te para que lo entregase, pues dada la amistad que con el tío me unía, podría sin inconveniente entregarlo a una hora cómoda para ellos. Me quedé en mi domicilio y anuncié a mi esposa la triste noticia del enfermíto. Tenía necesidad de visitar más enfermos y anuncié a las mu chachas de servicio que si alguien venía a que rellenase un certificado de defunción, hiciese el favor de esperarme, pues no tardaría en re gresar. No sé la hora en que volví a mi casa, pero, desde luego, próximas las once de la noche. Momentos después llegó el tío. Inmediatamente salí a atenderlo, en el convencimiento de que venía a recogerme el co rrespondiente certificado de defunción. Mi sorpresa fue enorme y creí que bromeaba cuando me decía que su sobrino se había puesto bueno. No lo podía creer. Le pedí que me llevase nuevamente al domicilio del enfermito, y ciertamente, comprobé que aquello era realidad. Yo no puedo asegurar que estuviese totalmente bien, es verdad; pe ro sí comprobé que allí no existía gravedad alguna, que el niño reía normalmente, la fiebre había desaparecido, el alimento lo toleraba a la perfección y otra vez tampoco era necesaria mí colaboración médica, esta vez, por ausencia de enfermedad ostensible. Les rogué que siguie ran guardando las precauciones máximas ante tan extraña mejoría. Pero la mejoría se afianzó y el niño curó totalmente. Hace cuatro o cinco días lo he visitado de nuevo en mi consulta, por un proceso distinto y sin importancia. Y su estado de salud, como es perfectamente comproba ble, es espléndido. Debo manifestar que ante aquella profunda extrañeza de tan rara y repentina mejoría del 5 de agosto, al preguntar a una abuela del niño sobre lo que allí había sucedido, me mostraron una estampa de Fray Leopoldo. Con esta respuesta sin palabras, sí era posible comprender y explicar todo lo que arriba manifiesto. Granada, a 8 de junio de 1962. Firmado: JAIME GARCIA ROYO i?
POR LOS CAMINOS DE ASIS
II fRRT MIDI K NPMIHtt
(A la mamaria da fray Laopotdo, copuchi.no, miMfto tn Granada m olor da Maridad).
en al tercer año de su tránsito
Per el traje del mundo: El tosco sayal. Por el titile noble : El de «lew a pedir». Para borrar el pasado: El divino ideal. Piara encender el camino: tes loceros de tais. Los labias caJtodu: Para escuchar el alma. Los labios con voz: Para orar saniamente. Los ejes hacia el Ciato : Para vivir la esperanza. Los ojee hacia el mundo : Para amar dulcemente. Las manes -alas puras- para hacer Caridad. Los pies —armante y senda- para forjar la Crin. El corazón henchido de Amor y Verdad. Y ol ser. lodo, en entrega per las almas sin luz. MI loe Fray Leopoldo. Así es todavía,,, |Y será, lo dice un halo de celeste cUridadI El humano corderino más dulce de aquel día... Que amando sus dolores por sendas de humildad: Con sutosco sayal que so paz doblaba y rehusando del mundo toda gloria y honor: por seguir al Pastor at que amante buscaba... ¡Se encontré con la gloria sesnprtema de Dios! JOSE VALDIVIA LOPEZ
A FRAY LEOPOLDO QUE HE ENSEftO A SONREIR EN EL DOLOR ¿Te acuerdas, Iraitocico hermano, cuántos veces ye toqué te herida? (Cuántos veces la llaga dolorida temblorosa te curé mi mine! ¿No recuerdas, que al doler incontenible, en silencio, tes lágrimas me hablaron? Si a Tomás, la fe en Cristo lúe el costado a mi dedo tu sufrir fie lan tangible, que mi duda y el abna se llenaran de ese aroma que estabas impregnada, y i mis labios de barro indefinible.
FRAY ALEJAHOtiO DE MALAGA 0. F. M. cap.
Esa iaelabto pu sobra tu cara, —eatallido do luz, alba (tondaera, Hermano teupeldo. la medMla del incendio de amor que le abrasara... Ib risa Iraecisc&na et agua tiara, q/ue batista de Cristo en la ancha herida, y fodama de paz tu santa vida, cantillo de sol. toocton preclara... Tus ejes manan luz, son ojos llenes, ungidos de perdón v de carite, que itwi al mirar, puros, sureñas... Es Ib vida violeta de pradera. |Y can nieve de luz Ib alma de nido pomo Sierra Nevada reverbera! P. ESTEBAN DE PUENTE GEMI, O, f. M. Cap.
DULCE SENCILLEZ! NI Venerable Birmano Fray Leopoldo da AJpnndein. Candor de niño en te sayal austero. Voz de cielo en tu beca sonriente. Sobre el hombre la aliaría pendente calda, en humildad de Rmosnero, Pleno de glerta lu vivir sedero, con el selle de Dios sobre te frente, |Toda Granada apasionadamente suyo te quise con amor sincerol Tu espíritu, bocho sol de claridades, miniaba tu misión de franciscano en oro y luz de Amor... Sobre tu mane prodigaban su don tus caridades. i Qué bien supiste ungir en santidades esa te dulce sencillez de Hermano! FRAY EUGENIO DE SEVILLA O, F, ti. cap. 13
ASI ERA FRAY LEOPOLDO La vida dt Fray Leopoldo tiene el encanto de un carmen granadino esmaltado de franciscanas florad lias. En espe ra de zu biografía, //triamos este breve espacio con es ras pocas tomadas al azar. Uno de le» hechos mis curiosos, se k> he oido aquí, en Córdoba, a una señora, que de paso por Granada se lo escuchó a la madre de la niña favoreci da con él, ya con líele años, y sin hablar, sin embargo de oir. Al fin, una de las muchas veces que la madre pidió a Fray Leopoldo el milagro de que hablara su hija, escuchór —Señora, hablaré su hija, cuando yo calle. Anle el asombro, y mejor, ante el gozoso espanto de su familia, un día la criatura comenzó de pronto a hablar como si lo hubiera hecho desde que tuvo la edad para ello. Loca su madre de alegría, en aquel mismo instante llamó al convento, preguntó por Fray Leopoldo, y escuchó, que acababa de morir. Fray Sebastián de V.
CARIDAD HEROICA DE FRAY LEOPOLDO Un fraile original era el hermano Fray Leandro de Écíja. Hombre de recursos inverosímiles, gracioso y ocurrente, se hizo tan céle bre que aún se cuentan sus originales procedimientos. El propio P. Ambrosio de Valentina, celebraba las cosas de Fray Leandro, y el canónigo sevillano Juan F. Muñoz y Rabón, de reconocidos méritos literarios, escribió para él una
inspirada «Güenavenlura» que corre por ahi impresa. A sus cincuenta y siete años fue ope rado en el Hospital de San Juan de Dios, de Granada, siguiéndose la muerte a los pocos días de la intervención, el día de San Antonio de 1913*. Asistíale como enfermero, de día y de noche, nuestro Fray Leopoldo. Los vómitos del enfermo no le permilian tomar alimento alguno. Ni el capellán consintió darle nunca la comunión, a pesar de los deseos del hermano. Pero la gravedad fue extrema y el enfermo suplicó a Fray Leopoldo le trajeran el Sanio Viático, Quería recibir a Cristo por última vez, antes de em prender el viaje que le llevarla al en cuentro definitivo con ÉL Y Fray Leopoldo, que conocía el sentir del capellán, después de pedir ayuda a la Santísima Virgen, como en todo negocio importante, llama a la pueril del sacerdote. —Padre, Fray Leandro, que no tar dará en morir, desea recibir el Santo Viático. —Pero, hermano, ¿no le tengo dicho que es imposible? No podemos expo ner al Sacramento a un espectáculo desagradable. Serla una profanación. —¿Y dándole una partícula muy pe queña? —insiste Fray Leopoldo, —Ni aún asi, hermano; ni aún así. Nos expondríamos igualmente. —Padre —replica el hermano como pesando sus propias palabras—, ¿y si hubiera alguien que estuviese dispues to a tomar lo que arrojase el enfermo?
El capellán se le quedó miran do con los ojos fijos y agrandados por la estrañeza. Era la primera vez que habia oído una propues ta semejante,.. Fray Leopoldo, llenando aquel silencio, profirió con voi tem blorosa de súplica: —Padre. yo esloy dispuesto a hacerlo si usted fe da el Santo Viático. El capellán quedó pensativo unos momentos, en los que la emoción le apretaba la garganta Y cosquilleaba en los ojos. —¡Vamos! —dijo al fin. Y Fray Leandro tuvo el goio de emprender su viaje a la elernidad llevando a Cristo en su pecho. Y Dios recompensó el ofreci miento herólcode Fray Leopoldo haciendo innecesaria su reali zación,
Fr. A. de L. FLORECILLAS DE LA VIDA DE FRAY LEOPOLDO No sé lo que habría hecho la criada. Lo clerlo es que la seño ra marquesa estaba fuera de sus casillas, gritándole. Es el preciso momento en que Fray Leopoldo llama a la puerta para pedir su limosna. Fray Leopoldo ha oído los gritos de la marquesa. Esta quiere sincerarse ante el herma no lego capuchino. «Hermano —le dic ¿ha visto cómo está hoy día la servidumbre? Está in soportable», etcPero los santos no se venden. «Señora marquesa —dice Fray Leopoldo— que también las cria das son hijas de Dios». Fray Gil de Pedroche.
ROMÜÍICE DE IRflí LEDPDIDD DE IMDE1HE ;i: ÍRMELStD KQRIEKD GJ11KRE ¿ji campanas, de tes cJetei darírj-n cori íen^as celntel 171.1 c ir acerca a Jos altarei fray Leopofdo de Alpandete-eSu espirito —fiel rotenlad— iüt'.'t la gln,r»a aparece. ¿J pureia de ti1 inda Cite ícuivírridí en te/enfe y. en- te atetíe u¡ tedot tes ¿Ajelen deten. tu iteras de £1* ftitumo iut fr/ijí r«« ft serien. En la Corte CeteíMÍ sartén fes fan-JM a verle la .'¡jlfiu lnunf*nJc pone fjn?ni tfe Jira pi luí jumes; tes a las de Jos arcán-gelf-f te COnüerrtpPaciwi le afreten; hKh seráficas Elevan a tu lídú a sorprenderte: ijue te dupo.nja y despierte, pírrjiu'e el £tpi>i'ÍL> San-lo «te TífJñrfo en sv frtnle.
¿J-í CJJi+pjnjj de ÍOi ítetet canten cía tengirt! «lultl: rjue fe acerca j J« atearet fray Leopqfdfl de AJpWíW. Sohre te Jrerr* algarda te eapeCtecióíi de te; jenJeí, tei Clausuras capuchinas fJnirei son de xirs mirles,,,. De -Viun icyíque a Jrmena te; bt «í n tir luí [e vierten. la blancura de su pi/eóte re ira feesjntfo ert lit mieles, ¿os cordones teaftCiíCirtOi te dan su jlbrrCia de ftlivifc Por Granada J« jírdmes, non;brandóte, se estremecen. y tedo el aire te Itena de aromas sanios y leves Pof Júníe sus pies pasaron pFtetol di iof ríorecen. ¿41 tlleoCiOX de su Cripta para canteaos se yergoen. Qi4S y Ja r^reite en SU- nG,i;bre golosamente CWlWpCn; y por el aire de toma ya corre un rgnde impaciente de «flendite sea DrOSO y uarcman'w* de fteretes
tai campanas de Jos ctetes cantan cao renguit Celestes; qor te acerca a tes aliares Fray Leopordo de ¿tpandeire.
Id
n m LEOPOLDO DE II1PDI10Í1RE
DICEN, CUENTAN
ni
[Romane* para Granaa’aJ Dicen r|n.- I‘‘j .1 *, Leopoldo. ruu-rulu Talaba 1'1 Ho-uro'. Ni" anpt’les respondían -■¡ii ranearse de irM/UHla rio. (¡ín-ril uii qur iia vii'jrriln. vui'ilaiUf^ vjl sus ¡jaseis.
S.lii FrniKÚ^) ln llevaba |Hir lus
(ÍF I !L ItLiLEI Ií.
DlC-C“H qnr mili’ S‘l a!Uoniim>in|m», la noche de un jmsvc* Santo, li'i vi»nn como a San Pedro, dnjjifrtü i onjida, Cuentan D|U« si vil U- allWjfts elr su ¡n-elir 4->'li(ILtlrHS. | ■ ji'<It .i - El* pthiliii rl dínuiniii til maldad
dr Jmpiur¡‘.-n[urNs.
’i >|ur l;i Virgen entonen» tH! las rumhiaiHt rn ¡hi'day.os dr pao, mu sabm u ¡Juna v en r-rLumii de iillI npriis■
Lo que y<i hí <i- que minea -u piriftiria le Inrluimti I ¡l- |n‘lias que en nnu a euniljn Ni hubieron al Calvario., qur iifnididn tina mu lia na. uu uiÍHlrrioro soldado i*4sm ¡llcts iN' San Miguel, ■alti> ilr ¡-ri • ci E i:■ rn sil amparo; que San KianrÍ.-m'ij I irruid ti lo tuvo sirrnjire J >u Nulo, . s 1 ? r: l .111 -i d ■. 11 ■ i ron CÓ'lfl ilii el
¡m> i-.» <le f.u «Abraco»;
que m «su Jueves Sanio» va. miil.i un1- liubiiiTA ostra» julo que el Señor mi-- piro Ñipara eu iin intima «Mandato»; y que a 3a \ irfen r«ú el Ave María tAnto, que lucro de San Cabria] florecieron »-n sur labios,
lueiilan, tlienp.,.. v no iu jIiju, rlr Fruí [ ,i -is| i-:lIhIi i lu litando la g4-iiie cli- mi Granula: ]¡N^ pnwa, s Ntv [íÉinriu-:!
Fray Seba^tiáí* uk Viluviuwi, i y K. M. I.av. 17
fñVO ES DESESPERABAN QUE LLEGARA A LA MAÑANA CON VIDA El joven Rafael Gil Fernández, de 21 años d* edad, natural de Isla Cristina (Huelva), cadete de la Guardia Civil, ingresó en el Hospital Militar de Granada. Padecía Insu ficiencia hepática. Sufrió un coma hepático que le duró cuatro dias, con el consiguiente envenenamiento de la sangre, pérdida total del conocimiento y convulsiones tan violen tas que hubieron de vestirle una camisa de fuerza. La ultima noche era tal la gravedad, que médicos y enfermaros desesperaban, no sólo de la curación, sino de que llegara a la mañana. En tal tributación, su madre, que se hallaba presente, más desolada aún al saber que pocos días arries en la misma sala habla fallecido otro de Idéntica enfer medad, habiendo oido hablar de Fray Leo poldo, se encomendó a él con todo fervor y encendió uiia lámpara ante una estampa del Siervo de Dios. No se hizo esperar mocho su intercesión, pues al poco tiempo reaccionó el Joven, recobrando el conocimiento e Iniciándose una franca e instantánea mejoría, hallándose a la mañana siguiente fuera de peligro; cosa que lienó de admiración a cuantos presenciaron el caso, que, unánimemente, atribuyeron a la Intercesión del Hermano, del que pedían estampas y reliquias. OPOSICIONES CON EXTRAÑO ÉXITO BOLTAÑA (Huesca).—«Llegó a mis ma nos una estampa de Fray Leopoldo en techa que preparaba una difícil oposición, pues pan 75 plazas anunciadas, éramos 1.200 opositores... Hice Ires novenas a Fny Leo poldo. Él resultado fue verdaderamente inesperado, pues creyendo perder la opo sición, no sólo aprobé, sino que obtuve el número 11 de ios 226 aprobados. nEI día 24 de junio pasado, que coincidía con el 95 aniversario del nacimiento de Fray Leopoldo, obtuve un gran éxito que no dudo atribuir a su intercesión, al apro16
bar con una. de las seis puntuaciones más altas «I segundo de los tres ejercicios, y que era el mis difícil.»—Jeté Luis Torres Fuman*/. MAS OPOSICIONES DIFÍCILES GRANADA.—«Le comunico un favor muy grande que hemos recibido de Fray Leopoldo, que es haber aprobado mi mar rido unos exámenes muy difíciles, que de den sólo aprobaron veintinueve, y de toda Andalucía, sólo mi marido. Le salió un tema que él asegura no lo sabia, quedando muy sorprendido cuando vio lo que habla escrito, afirmando que él pudiera decir que no lo habla escrito,»—Marta Teresa Hernán dez /argos. TIENE ESPECIAL PREDILECCIÓN POR LOS NIÑOS MÁLAGA.—«Mi hijita más pequeña en fermó con fiebre altísima. Al principio creyó el médico que sería sarampión, pero pasaron seis días y no habla señales de ello, y la fiebre continuaba, hasta alcanzar los cuarenta y un grados y siete décimas, Esa noche se quejó de que se le enfriaban las manos y ios pies, y m* dijo; «Mamá, /por qué se mueve todo/ Tengo angustia y no de devolver». Comprendí que su corazóndio empezaba a acusar la fatiga de tantos dias de fiebre, y en tan apurado trance, busqué una estampita que lenta de Fray Leopoldo, t Invocando su protección, se la puse debajo de la almohada, dictándole a la niña que le pidiese su curación. »AI día siguiente lenfa menos fiebre y una tremenda erupción de sarampión, y dos dias después desapareció por completo la fiebre y apenas le quedaban señales de la erupción, con gran asombro del médico, que no se explicaba un cambio tan rápida mente favorable. Mando 100 pesetas, como prometí, y le escribo dando gracias al Señor que nos da sanios como Fray Leopoldo, que nos consuelan y ayudan en las fatigas del vivir.»—E. Abe/da.
POZO BLANCO (Córdoba).—El niño Anjetmo María, sufrió un ataque de meningitis doble con todos los jíniomw de un» exu-em* gravedad. Desesperaban de su salvación, lanío el médico do cabecera como el espeó a lista de Córdoba, que hilo por ¿I lodo cuanto pudo, pero poniéndolo lodo en minos de Dios. Al volver al pueblo iba el niño acostado en el asicnlo del coche con toda precaución, pues desconfiaban que llegara al pueblo con vida. Apenas llevaban asi diez minutos cuando el niño abrió los ojos, preguntó dónde estaban y por su padre yf finaimenie. se sentó y pídló de comer. La mejoría iniciada en aquel momento ha sido después total y perfecta basta el día de boy. Sus padres, en agradecimiento, envían 50 per setas para el Proceso. «NO SE HUBIESE RECUPERADO DE HO SER MILAGROSAMENTE^ ALHEDI'N
(Granada),-
El joven José Ramírez Ga rrido, natural de Alhendin, contrajo, durante su servicio militar en Mahón, una coxalgia con artritis., sacro lumbar y sacro ilia ca izquierdas. En te ex ploración clínica se apre ció lo siguiente: asimetría de la pelvis con rotación hacia te derecha, desvia ción hacia te derecha que e;lí mis elevada, ensilladura lumbar aumentada, escoliosis lumbar compensadora. Según la radiografía en columna lumbar, de frente, se observa desviación de te pelvis. Hundimiento del acelábulo izquierdo, desviación a la izquier da de la quinta lumbar, rotación de la cuarta lumbar sobre la quinta lumbar; en la articulación coxofemoral izquierda se ve una imagen de artritis, asi como en tes articulaciones sacroiliaca y sacrolumbar iz quierdas, pronóstico grave. Esto le producía unos dolores agudísimos que le Impedían dar un paso ni aun apoyado en muletas. A pesar del lúe lie 1ratamicn1o a que fue
sometido, apenas se le calmaban ligeramente los dolores y no obtuvo mejoría. Dos años llevaba ya en su casa después de licenciado sin poder moverse, si no era llevándolo entre su madre y su hermana, cuando le eniregaron una cilampa de Fray LeopoldoCon gran fe en te Intercesión del Siervo de □ ios, se la aló con un pañuelo a la pierna, al mismo tiempo que rezaba un Padrenucslro. Al poco de eslo. sinlió un fuerte crujido en el hueso del fémur, qge él Interpreló que se le habia fracturado. Asi se lo manifestó a su madre, sin atreverse a salir de la cama. Pero momen tos después, adviniendo la ausencia de dolor, se levantó dando varios pa sos sin la menor molestia y sin la ayuda de nadie. Hace ocho mese? de esto, y de su antigua y grave enfermedad le queda sólo una ligera cojera indolo ra. Todos los nueve de cada mes viene solo a visitar el sepulcro del Siervo de Dios, Comunicó Su curación a la Hermana de la Caridad que le Cuidaba en el Hos pital Militar de Mahón, Sor Malea Ardid, y ésta le contesta: «Creo, según su estado al salir de ene Centro, que Vct. no se hubiese recuperado, y D* p-jtrn tn puirli. in«n4lg4 prcr Di DI menos sin tratamiento, de no ser milagrosa mente». SE LIBRÓ DE LA MUERTE FROVI DEN C1ALMENTE «Sonto* un matrimonio muy devoto de Fray Leopoldo y a su intercesión, alribuimos el milagroso caso que narra; HalFábase mi esposa en cama con grandes dolores, sin moverte d* día duram* mucho tiempo. Pero un día sintió como una fuerza superior que la hizo levantarse a pesar de los fuertes dolores que sentía. Momentos después se desprendió entero el lecho del dormitorio sobre la cama, que quedó totalmente do blada. Anteriormente estaba también agra decida mi esposa al Siervo de Dio* porqué 19
la libró de ponerse peor, de la bronquitis que padece, durante los cinco meses que duró la obra en invierno* con las puertas y balcones quitados, En acción de gradas, damos 250 pesetas.»—E. C. y C, C. ACLARANDO DETALLES VALENCIA.—«Comuniqué a Vd. la gra da tan grande que me concedió Fray Leo poldo, pero lo hice sin pensar que se Iba a publicar: es más, creo que entonces no sabia que existía el Boletín, y me expliqué mal. Al leerlo en d mes de febrero vi que no era asi. y que yo sin darme cuenta le había quitado importancia al gran favor. Digo allí, que la víspera de operarme des apareció la inflamación, y ésta no es la pa labra. puesto que yo no lenta inflamación, sino un bullo bástanle grande en un pecho, que los médicos (uno de ellos es una emi nencia) sin ponerme en tratamiento de nin guna dase, deddieron que había que operar Inmediatamente, y duran le la operación que estuviera presente un histólogo, para ana lizarlo por si era de carácter maligno (sen cillamente: cáncer) y en ese caso, corlarme el pedio. Yo comencé una novena a Fray Leopoldo con mucha fe y confianza, aplicando una estampa con reliquia sobre la parle enferma; y la gracia extraordinaria fue que la víspera de la operación, que coincidía con el dia quinto de la novena, sólo unas horas antes, con lodo ya preparado, clínica, médicos, etc., me desapareció el bullo, tanto que el médico quedó sorprendido, y me dijo que un caso así no es frecuente. Creo mi deber aclarar esto, pueslo que una inflamación no liene Importancia que se quite tan de repente, pero st un bullo en un sitio tan delicado.» — Pifar Moriffa, UNA RELIGIOSA DE MÉXICO AGRADECE UN SINGULAR FAVOR APIZACO (Tlaxcalé).—«El dia 25 de julio, a las once de la noche, me puse bastante grave por causa de cálculos renales, y al mismo tiempo se me reventó un tumor que yo Ignoraba que existiera, pues era interno- El doctor dijo que él ya no podía hacer nada en mi favor, pues vio que mi rastro no daba esperanza de vida. Me tra20
jeron entonces la reliquia del Siervo de Dios Fray Leopoldo y me la pasaron por todo el cuerpo. Yo no sentí más que como si una mano suave pasara por mí. Inmedia tamente senil d alivio y cuando amaneció, me sentía perfectamente bien: de tal manera que a las cinco de la mañana había dormido ya unas tres horas y tenia gran deseo de acudir al coro para rt2ar las Horas menores. Desde ese día no dejo mi estamplia y la llevo con cariño y gratitud.»—Sor María Guadalupe Vera. ESTABAN PREPARANDO EL ENTIERRO FUENTE PIEDRA (Málaga),—«Una amiga mía se encontraba gravemente enferma y desahuciada de los médicos. Yo hice la no vena al Hermano, y le mandé a la enferma una estampa del mismo. Cuando la recibió estaba agonizando y la familia le habia mandado ya hacer la caja para el entierro. Con sólo la vista, pues ya no podía hablar, le pidió al Hermano fe concediera le salud. Hoy se encuentra curada. La enfermedad era incurable, pues tenia pus en el hígado y por su estado de enfermedad no podía ser operada.»—María Mérrda. ENTREGA EL DINERO QUE TENÍA PARA UNA PULSERA A la portería de este convento se presentó una señora para hacer entrega de 2.205 pesetas, por encargo de otra señora de su familia que vive en Madrid, favorecida por el Siervo de Dios, y cuyos motivos, según tos dalos que nos refiere el Hermano por tero, fueron los siguientes; Le nació un niño con un defecto de visión en un ojo que, a juicio de los médicos, pa recía no tener remedio. Hubiera no obstante* existido alguna probabilidad siempre que se le hubiera intervenido en los Iros primeros meses a partir de su nacimiento. No ha biendo sido esto factible por diversas cir cunstancias. se decidió la operación poste riormente, casi a sabiendas de su Inutilidad, pues a juicio de los técnicos él ojo presen taba todas las características de haber per dido la visión. En tan critica situación, la madre del pe queño lo encomendó con total confianza a Fray Leopoldo, prometiendo que, si contra
íúdo te previno, el níflo llegaba a ver, ella te pri varía efe una pulsera que se iba a comprar, dando Integre su importe para los gastos del proceso del Siervo de Dio*. Como tuvo la dicha de que fueran escuchadas sus súplicas. pues al levantar la cura al tercer día tenia la visión normal, cumplió prontamente su promesa en la forma arriba ex puesta.
FELIZ ALUMBRAMIENTO
Lilü rc i**ilii ín-iít Si.-id3 P*(D ffid i di uP <1 mO únlít d b lO PUitiTt ¿ti SmíVC df Pial, i« npw**pibr? df Iflsa, «»l
HAiat d* tú Cid nn MIJA5 (Mitiga).-«Envio SCO pesetas para ayu dar al proceso de Beatifi cación del venerable her mano Fray Leopoldo, a quien le debo el gran favor de haberme ■oído en mis oraciones para que mi mujer diose a tes Ol hijo que esperaba. El primer hijo lo 1uvo mal, y tuvo que ser operada, y para este segundo, el dodor que la in tervino recomendó se hospitalizase de nue vo. puesto que no daba segundad de buen exilo en el parlo. Yo, ciegamente, me he confiado a fray Leopoldo durante mes y medio, y me ha oido. Sin problema* de ninguna clase, en casa, ha dado a luz un hijo muy hermoso.»—Jasé fifa/KO Afarcón.
GRACIA EXTRAORDINARIA DE ORDEN ESPIRITUAL VENTROSA (Logroño). —-icM i padre ha fallecido a tes 74 anos, Durante teda su vida estuvo apartado y en contra de Dios, con tumazmente. Pocos días antes de su muerte llegó íu conversión: se confesó. Para mayor gloria y honra del bendito Fray Leopoldo, a quien se te venia encomendando desde hacia tiempo, he de declarar que esla con versión se debe, evidentemente, a su inter cesión, Deseo vivamente se publique cs1a gracia excelentísima como te lenía prome tido, si llegaba.» —Ramón Ramírez Alba.
df lí« v¡i¡l<i
ri*l
Rvdnqu, P. O*.
ui piíiidt. ti £¡+l*ú da DiC-i Ai F4-CÍ Irtlúh I* IcT ■ hllAtú bit
o la iiqvltrda de-l grupo.
CON BUENAS PALABRAS. LO DESAHUCIARON SAN FERNANDO (Cádlz).-*En el mes de abril, un hijo mió de tres anos se puso repentinamente enTermo. El médico. Iras tes análisis consiguientes, diagnosticó una apcndicitis. Llevado a la climca antes de la hora señalada, pues el niño se agravaba por momentes, los médicos, previa apresurada consulla, aseguraron no se podía operar, pues aparecía un encharca miento pulmonar y. con buenas palabras te desahuciaron, de ciéndome que si quería dejarlo allí lo dejara, pero sin esperanza alguna. En este trance mi madre y yo acudimos a la intercesión de Fray Leopoldo. En el irayecte de vuelta a casa, y cuando humana mente parecía lodo ya perdido, reaccionó y fue mejorando, respondiendo luego al tratenúenlo, hasta su completa curación, mi lagros a a juicio del mismo médico.» —AugeJes Esjpp'n de fiema!. CAMBIÓ RADICALMENTE DE CONDUCTA CARTAGENA. — ^Tengo un hijo que por
causa del alcohol era una desgracia. Malgas taba el dinero y 1a genle se reía de él- Una 11
amiga mía que vive en Granada me mando una estampa de Fray Leopoldo, recomen dándome le rezara lodos los dias. Asi lo he hecho, y desde aquellos dias parece que no es el mismo. Publico esta favor como pro metí. y k enviaré 5ÍI péselas.»—E. Z. ME PREGUNTABAN QUÉ SANTO ME HABÍA RECLAMADO ATEA LA VIEJA (Al ¡cante}.-«Cansada de visitar médicos y hacerme radiografías, no conseguía mejoría alguna, pueí una in flamación grande ki impedia ver el motivo de mi enfermedad. Por último al conocer a Fray Leopoldo, al que Dios da tanta poder, me encomendé a el, y entances vieron que lenia mucha» pkdrat en la vetkula. decla rando necesaria la operación. Informaron a mi marido de la sospecha que tenia de que li inflamación se debiera a algo cance roso, El dií 4 de febrero me opíniron y í los ocho dias estaba en mi casa. A mi ma rido le daban la enhorabuena de que toda resultó bien y a mí me preguntaban qué sanio me habla redamado y qué reliquias llevaba, porque lo veian como un milagro. Así que lo publico para que sirva para su beatificación, cosa que deseo extraordinarijmenie para tañer tan gran intercesor, Envió 100 pesetas.» —/oseta Airada.
SE ENCONTRABA EN ESTADO AGÓNICO GRANADA.— #EI 2ó de febrero le dio un ataque a uno de mk hijos que fue asistido por un especialista de niños. Todo trata miento fue inútil, y a las tres horas se en contraba en «lado agónico, pues íurgieron tarta complicaciones, Viendo e1 estado del niño., el médico me dijo: «Si Vd. quiere lo puede llevar donde le pongan oxigeno, pues no se puede hacer más; y Si quiere Vd, Iraer Otro médico, también lo puede hacer para que no le quede ese disgusta». Mi hijo esta ba sin pulso y sin vista, Yo entonces le puse en el pecho una estampa de Fray Leopoldo, con reliquia. Seguidamente ta llevamos al hospital y dos médicos que lo reconocieron lo encontraron casi bien, Y al frotarte con algodón para inyectarte cardillo!, «1 niño te dio perfecta cutflJl, recobré el conoci miento y hasta pregunta qué hacia allí. No fue necesario hospitalizarlo, y continúa su vida bien, por lo que tengo la seguridad de que fue Simplemente un milagro y me gus taría que se publicara. El niño se llama Vicente Javier Corricondo Sánchez, tiene ocho anos, y yo, tu madre. Antonia Sanche*. Mi marido te encuentra en Madrid y por eso no firma.u
OPERACIÓN URGENTE MÁLAGA. — «Encontrándome grave mente enferma de un embarazo «cclópito con rotura Eubáriea» y teniéndome que operar urgentemente. me encomendé a Fray Leopoldo, poniéndome su cilampa bajo la almohada. A pesar de lo grave de
ti operación y do haberme faltado el corazón dos veces, a las doce horas me encontraba muy restablecida, siendo po sible que a los once dias marchara a mi cau y siguiera haciendo vida normal. En agradecimiento, envío 200 pesetas para el proceso,» —María Agulió de Sanlapau. POR SEGUNDA VEZ 5E OPERABA DEL CORAZÓN LAS PALMAS (Canarias). —«En un caso bástanle difícil, por Iralarse de una segun da operación de corazón, sin grandes es* persniH —segOn la ciencia médica—me encomendé de lleno al Siervo de Dios Fray Leopoldo, por medio de su triduo-novena» pidiendo Su intervención si la Providencia lo eflimaba conveniente. Nueslras súplicas fueron escuchadas surtiendo el erecto de seado. por lo cual, en acción de gracias, Eo pongo en conocimiento de Vds. y le envió una limosna de SO péselas.» — Sor Marina flflriM. DABA POR PERDIDAS NOVENTA MIL PESETAS
consiguió nada por tener yo Mft documento al hacerle enlrtga del dinero, firmado por él. redactado en un» 1¿rminos que no consliluian elemento judicial con poder su ficiente, según me había manifestado ya en un principio el letrado ni presentarte «I cuo. Agradecido, envío 5.200 pesetas.m—A. C M.
MÁLAGA. —«Habiendo adquirido a una
A LA MISMA HORA MEJORABA
empresa cefiflruciera» el derecho a un piso, previa entrega de un anticipo consistente en 90.000 pesetas, se descubrió posteriormente que dicha empresa constructora se dedicaba a ta estafa. A pesar de haber puesto el «unto en manos de un abogado de gran presligio en esta Ciudad» no se pudo conseguir le devo lución del importe que le había, entregado; entonces acudí a la intercesión de Fray Leo poldo de Alpandeire, recibiendo la coratonadl. o como se llame, de entrevistarme con la madre política del que era gerente de dicha constructora, que fue la que con* siguió, haciendo gestiones ante su yerno, para que me devolviera el dinero, habién dome entregado el total. Debo advertirte que judicialmente no se
MONTEVIDEO (Uruguay). —«El domin go 15 de diciembre de 19&3 me dirigí al Convento de las Hermanas Clarisas a pedir oraciones por uní sobrina que tengo en Roma y que se encontraba sumamente grave de una enteritis birósica. Los médicos no daban esperanzas, y además» si so salvaba. CHiStia el peligro'de que lu fiebres tan. altas le hubieran atacado al cerebro, lo cual hubiera sido una verdadera tragedia, pues la nenita en ese entonces no tenía más que nuíve meses. Las Hermanas me prometieron rezar y me dieron la estampa de Fray Leo poldo, aconsejándome que te empezara una novena con la promesa de que Si se salvabl mi sobrina onviara una carta para jp proceso de santificación. 23
At día siguiente nos enteramos de que la enfenmlla estaba mucho mejor, porque le habían hecho una transfusión dé sangre a eso de la hora 22. Justo cuando acá son las IB, momentos en los que yo salía del Convento con el propósito de empezar esa noche la novena. A los tres días el encefalografía dio normal y al poco tiempo estaba como sí no hubiera tenido nada. Quiero cumplir, pues, con mí promesa comunicándoles la grada que me hizo Fray Leopoldo, y enviar también las 25 pesetas para el proceso de santificación. Muy agra decida,»—Susana Ta raneo. NADIE LO HUBIERA CREÍDO GRANADA.—«El día 13 de Julio, mi sobrina de tres años, Inmaculada Tamayo, se cayó de una reja donde eslaba subida, quedando del golpe sin poder Incorporarse, pues apenas se ponía de pie, se le doblaban las piernas y se cala al suelo como desma dejada, Se la llevó al Hospital Clínico donde le hicieron una radiografía que acusó dos lesiones en las vértebras. El médko le dijo a la madre que habla que tenar mucho cui dado para que ía ñifla siguiera el plan que te ponía de reposo, porque de ello depetv día el que la niña sanara o se quedara inútil para toda la vida. La llevaron al día siguiente al Sanatorio Ruiz de Alda, Yo, mientras, me quedé im plorando a Fray Leopoldo que en su mano tenia el que la niña sanara, que no la dejara, que toda mi esperanza estaba en él, y así, lodo el tiempo que la ñifla estuvo en el Sa natorio: y cuál no serla mi sorpresa cuando llegaron diciendo que le habían hecho una nueva radiografía y estaba completamente limpia. Yo, ni nadie, lo hubiera creído si no hubiéramos visto a la niña andar sola y al poco rato salir corriendo como antes de caerse, cuando aquella misma mañana, al ponerla de pie se caía al suelo exactamente igual que el día anterior. Estoy muy agra decida al Hermanico y quiero publicarlo para su gloría, pues estoy completamente convencida de que sin su intervención, 9a niña no hubiera curado tan pronto.*—Leía Nevado Tapia. LE PARECIÓ QUE PEDÍA UN MILAGRO DEMASIADO GRANDE GRANADA.—«Cumplo una promesa he día. hace ya más de un año a Fray Leopoldo, 24
Habiendo nacido mi primera hija me diante operación de cesárea, por defecto congénito mió, y encontrándome esperando otro hijo, me fue entregada una fotografíaestampa de Fray Leopoldo, a quien me en comendé para que en esta nueva ocasión todo resultara mis favorable, cosa bien di fícil. pues por el médico había sido advertida de que había de ser operada de nuevo. El día 16 de junio del año pasado, presentóse el nacimiento y tras una espera de veinte horas, viendo la Imposibilidad de que el nacimiento fuera normal, el médico deci dióse a operar, ya que me advirtió que si la criatura llagaba a encajarse, nacería muerta. Mientras hacían los preparativos en el quirófano, confesé, y seguí pidiéndole fuer zas y ánimo al Corazón de jesús, de quien soy devola. De pronto me vino a la memoria ie estampa de Fray Leopoldo, del que no me había vuelto m acordar desde que me dieron su estampa, y le dije: «Ya sabía yo que esto era un milagro demasiado grande para que lo pudieras hacer, le he pedido demasiado». No bien terminé de decirle esto, noté que lio Iba a tener. S* lo dije a mi madre quien salió del cuarto corriendo a llamar a la matrona, pues el médico había salido del hospital mientras preparaban el quirófano. Sin salir de mi habitación y sólo con la ayuda de la matrona, nació normal mente mi segunda hija. Al regresar el mé dico, ya eslaba mi habitación y yo, como si nada hubiera pasado. Lo primero que me dijo fue: «Hija mía, puedes decir muy bien que eslo ha sido un milagro». Yo así lo creo, y desde ese momento no he dejado de darle gracias e invocarte a cada momento. Prometí a Fray Leopoldo publicar esto, que yo creo un gran favor concedido por su Intercesión y por dio le escribo a Vd. por si cree de interés este caso mío para el proceso de beatificación, haga uso de él.» Marra Dolores Gvzmén de Mora horro. VARIOS AÑOS SIN PRODUCIRSE LOS ATAQUES SEVILLA—El caso que nos comunica y firma don Benigno González García, es el siguiente: «Desde 1947 padecía fuertes ataques al Hígado, teniendo que inyectarse con fre-
ASI VIO EL POETA A FRAY LEOPOLDO EN LA BELLEZA DE SU ANCIANIDAD SANTIFICADA Un díl U rtil Íí Ui otl fipnc * ’v (C‘Hk*. dcbt?|i> de rul i! -rt -flor Jiiht ¡J LbíTirM ^CJonrjff.ci No fr.1 ■‘lili >1V-1*9(21 Hk* . pul1 tti. I.il futo* ij i Jri¡±i qvt pcrscrn^: !■ tft i' sc-n pw h
(Granada 1951) Alrajrnk i-n .hit Figura: 4|LIL* MUS 1111tLiI¡14Lh'~ ht'tirilljls.
■ li- l'A'üIljQpliii v Fliirrrill^ ihum líi ^rariu i fimiru.
En el bol clin Fray Leopoldo. Vid? y Favores, que servimos gratuitamente lodos los meses, se pueden leer y admirar los favores sin número que Dios sé d«gr»n conceder por intercesión de su Siervo.
Si-mlirur virtud rt ¡su ufiem. *
y t-ii Eil llor de úu ¡miiviu-in maduran fruto# ile t-irin-Lu v raptan* di- süi-rild-iih. So \i\ir
^íriirin^ ■«U1 inriru>if
Iut de eirjji. ¿itlm» mlen^u* á«il hueñi 15iih- camina... ■Y I o rilo a Dins hr lia acerando
*
Todas las mese?, el día nueve, e*lá atierla i los fieles, durnnlc todo el día, la cripta donde reposan Eos resras del Siervo do Dios en la Iglesia de Padres Capuchinos de Granada. *
*
*
que de |iiPK«|iida d ¡siiia Iiiiijjus Sé L' lian lli'iiiidik
■I’1'U- l.in>ZlLU IJK CÓRDOBA*
Para comunicar los favores abren idus o solicitar reliquias diríjanle a; P,', VICEPOSTULADOR.— CONVENTO DE CAPUCHI NOS.— GRANADA (ESPAÑA)
II. F .Al. Cap. (Can faí debidas /fceriCfát)
tuenc¡a calmantes para poder soportar el dolor. Él mes de agosto de 1959 los ataques íe reprodujeron tan intensamente que hubo de guardar «ma larga perlada. Cinco me ses duró el proceso de enfermedad, sin que los numerosos medicamentos adminisIrados lograran atenuarla. Unos amigos granadinos le entregaron una estampa de Fray Leopoldo de Al pando i re, a quien rogó su intercesión para que el mal desapare ciera. Dial más tarde estaba totalmente curado y lleva cuatro años sin que los ata ques se reproduzcan. Es de señalar que desde 1947 a 1961, los ataques eran cada dos o tres meses, durante éstas, unos siete u ocho días,™ LE SACA DE UN «.ATOLLADERO* VALENCIA.—«Por fa* vorecer a un familiar, y aconsejado por su aboga do, Le firmé de buena fe, un documento de crédito para una suspensión de pag«, que para tr.tnquilidad de mi conciencia consulté también con mi confesor. Pero las cosas no leí salieron bien y nos vimos envueltos en un proceso y durante dos años sufri miles de tor mentos, pendiente siem. pre de las consecuencias por mi calidad de funcio nario público, aunque gracias a Dios tengo un e* pedí ente y un» carrera brillan1e y bien conside rado de mis superiores. Por casualidad llegó a mí una estampa de Fray Leo poldo. Me encomendé a él prometiéndote enviar 50 pesetas para su proceso si me sacaba bien de tal atolladero. Hoy, agrade cido a la intercesión de Fray Leopoldo, mando 1.000 pesetas en acción de gracias y para una misa.»
SOLUCIONA URGENTE PROBLEMA DE VIVIENDA CE UTA.— ¿Vivía en una casa casi en ruinas desde hacía mucho tiempo, con mis tres hijos, sin tener sitio para ello. Hice ludas las gestiones posibles para encontrar una casa y todo fue en vano. Hasta que un d i a se lo encomendé a Fray Leopoldo, pi diéndole se dignase interceder para que con la ayuda de Dios, me concedieran una vivienda. Al poco tiempo me dieron la gran noticia. Se presentó un señor en mi casa y me entregó una carta en la que me comu nicaban que me había sido concedida una vivienda de ciertos Grupos que se estaban
terminando en eJ campo exterior y que pertenecía al Sindícalo, después de un sor teo entre todos los solicitantes. Con fervor y muy agradecida, envío 50 pesetas.»— Reyes Martes Domínguez.
más. Duerme lodo el tiempo que la defan en la cama, hasta diez horas ; y si se levanta a media noche para Mallines, en seguida que vuelve a la cama sigue durmiendo.»— M. Abadesa del Convenio de Belén.
«SINTIÓ COMO UNA MANO QUE LE QUITABA EL DOLOR»
UNA FAMILIA RECONOCE SU PROTECCIÓN
ANTEQUERA (Málaga).—«Tenemos una postulante que ingresó el 11 de febrero, A causa de un exceso de trabajo, se pasó las cinco últimas noches antes del Ingreso sin dormir. A pesar de ello se encontraba bien, pero durante el viaje le entró un dolor de cabeza que no se le volvió a quitar. Aquí seguía sin dormir, pero con la cor tedad y fatiga de los primeros díai, no deda nada. Cuando acordó tenia una enfermedad, que los módicos se lo echaban a falta de vocación, y las medianas que le mandaban no le hadan nada. El día 5 de marzo la lievamos a Córdoba a un especialista de Psiquiatría. Dijo que lenta los nervios des trozados y la puso un tratamiento fuerte. Parece que mejoró algo, pero pranlo volvió atrás y el insomnio le seguía. La pobrecita no hada nade mis que llorar porque no quería Irse del convenio. No sabiendo qué hacer, se le vino al pensamiento hacer una novena a Fray Leopoldo: la comenzamos el día 9 de este mes de abril. Ella seguía pa sando los dias malísima, sobre todo el 16 (octavo de la novena), tenia un dolor de cabeza tortísimo, devolvía la comida y deda que ningún día había tenido el cuerpo tan mato como óate. Le llevé una reliquia de Fray Leopoldo y se la puse debajo de la almohada, A las 11 de la noche dijo que no podía sufrir más el dolor lan fuerte de ca beza y se puso la reliquia en ella: rezó tres Padrenuestros y con mucho fervor le pidió la curación. Dice que en el momento sintió como una mano le pasaba por la cabeza quitándole el dolor y aj mismo tiempo dándole un sueño que en seguida se quedó dormida. Por la mañana estaba tan dormida que no sintió la campana. Hasta las nueve y veinte estuvo durmiendo y cuando despertó estaba loquita de conlenta, diciendo qué se encontraba completamente bien. Desde ese día dejó las medicinas sin volver a tomarlas 36
MÁLAGA.—«Hace unos meses venimos haciendo a diario la novena de Fray Leo poldo, Se ha convertido en un elemento cotidiano de nuestra vida. Y nuestra vida es de un Irabajo incesante: niños peque ños. una madre Impedida, ¡yo que sé! Desde que empezamos, vengo notando de una manera visible cómo la mano de Dios parece que nos va guiando; son detalles pequeños unos. Importantes otros, siempre oportunos, Pero por importante que sea el asunto, hay algo más. Desde que em pezamos noto más conformidad, más pa ciencia, ante los mil sinsabores de cada jomada. Y esto se lo debemos al buen Fray Leopoldo que intercede por nos otros. Que Dios le bendiga,»—Eulogio Merino de Sedaño. «SI El JUEVES NO HA MUERTO.,.» PUEBLA DE ALMORAD4EL (Toledo).«Me dio un ataque de parálisis tan fuerte a la cabeza que los médicos me mandaron al especialista de Qulnlanar de Ka Orden, Yo apenas podía hablar, y este médico me mandó con loda rapidez al apera dor de caben para una intervención rápida, pues me dijo, como todos los otros, que se me estaba formando pus. Pero viéndome tan agolada dijo a mi esposo: —Llévensela; hoy es lunes, sJ para el jueves no ha muerto me la Iraen sin per der tiempo. Al llegar a casa, mil hija Merceditas, con lágrimas en los ojos, me pasó la reliquia por la parle paralizada, pidién dole que no tuviera necesidad de opera ción. A los tres días me volvieron a llevar y al hacerme la radiografía habla des aparecido el pus por completo. Esto me hizo mejorar y que desaparecieran aque llos dolores desesperados. Envío 50 pesetas para el proceso y otras 50 para la Beca.»— Marta ñaf/esleroí.
*1 (\v-|. . A L it . ....
Lile medallón di 25 cm de dtame*ro es í#n ifiiimc- .ii ife griM^d de! |¡ -nii j :i: ic- Dr Eijuli:- FiriKC'nirO del Libontano C ardioviicutar pura Orugia del Í”r>rirr5n, d p Ij. LJr ivn mdji de Nltvj YarV. Fui ■ncdeiidQ por Él ñii^o y. acompañado ct su eipfsa I lii rfH. vino £ riepiuihjr Ifi jur-ilrc ll ícpukro d-tl Í íCTto de D>os
Cnpij y sepulcro dandi los 'ísIos mortales del Siervo de Dio» cipfnn el dta de I» reum-nín-snón. 3c-bri ella ij iimbolicj eipilFi tlwiyi que. linio ceno la cripta. Ii ha dedicado ta devwdn y igr¿dvcur irniu di los r iki
EN El SEPULCRO DE FRAY LEOPOLDO Desde un principio presidió el acierto lodo lo referente al sepulcro de Fray Leopoldo, hasta darnos a sospechar que haya sido por inspiración de la Virgen. La capilla-tripla, en medio de su estilo moderno, resolla bonita y singular en Su clase, respondiendo estupendamente a su fin: pregón en piedra de una santidad austera y sencilla hasta su colmo. La total ausencia de imágenes y adornos desen tienden el pensamiento de todo lo que no sea el espíritu de Fray Leopoldo, abra zado a la cruz que se alza sobre el altar en alas de mármol, A las puertas mismas del sepulcro, con el patio de enlrada. llega la Orden Capuchina como ella es: austera, pobre...¡ y Granada, con sus jardines del Triunfo, como ella fue siempre: bonita y piadosa hasta dejárselo de sobra. Por sucesivas edificaciones quedó reducido a límites bástanles modestos el extenso campo lla mado del Triunfo, por el monumento que los antiguos levantaron en él a la In maculada, llamándolo Triunfo para cantar el de la Virgen sobre el demonio en et momento de su Concepción. £1 elegante Triunfo quedó separado del convento por una fea plaza de toros, que con sus esquinas y corrales convirtió aquello en lugar inmundo. Me consta la devoción de Fray Leopoldo a la imagen que en airosa y labrada columna culmina el monumento. En los malos dias de la República, malas personas derribaron uno de los pequeños ángeles que la adornan. Triunfante et Movi miento Nacional, Fray Leopoldo me dijo una mañana: —Padre, vengo de hablar con el alcalde, para que el angelito que echaron abajo sea puesto en su sitio. A la plaza da toros —¡qué ironía!— le dieron por fin la punidla, formando en su ámbilo primorosos jardines y trasladando a su frente el Triunfo: pareció esto como si la Virgen hubiera querido acercarse más al sepulcro de su gran devoto. Perfecto símbolo de su realidad, frío, es el mármol en que eslán labrados muchos sepulcros gloriosísimos. El que guarda los reslos de Fray Leopoldo, lo enciende y florece la devoción de Granada, los días mensuales aniversario de su muerte, sobre todo. Desde tas primeras horas de la mañana se suceden sobre él las misas por encargo, y ya todo el di a, hasta bien entrada la noche, es un ccmNnuo desfilar por la cripta, en espera de colas que salen al patio de enlrada. A veces el comentario que caldea el ambiente: —Estas cuatro mujeres han vertido andando desde tres leguas, como promesa por otros tantos favores alcanzados. Salieron del pueblo a las cuatro de la ma drugada. —Ese muchacho vive en Alhendín, No podía andar desde hacía dos años, y al atarse un pañuelo a la pierna con una estampa de Fray Leopoldo sintió un crujido, y míralo, curado. La cola es multicolor y mu insocial: ricos, pobres, militares, viejos, estudiantes, niños, novios,,- Ya en el sepulcro, besos, lágrimas, oraciones y ofrendas. Me impresionaron los niños: aupados por sus padres, era cosa de ver los ojillos tan devotos que ponían y los besos tan sonoros que daban. A las diez de li noche: flores, veías y cartas reseñando favores cubrían por completo ti sepulcro glorioso. La consigna de ¡Fray Leopoldo en los altaresE ha sido arrolladora, espontánea y auténticamente popular. Resulta que un canónigo* juea de la Causa, es el pá rroco del Sacro-Monte, llamando su atención el que no haya cueva ni casa en su parroquia donde no cuelgue un retrato del sanio Limosnero. Viento en popa navega Fray Leopoldo a los altares! FRAY SEBASTIÁN DE VILLAYICIGSA 11**- r h 'pu
PIjju d*J Tnuivfo. donde eiu ii■uedo el convento di Capvchmw. ton el [Tror.y^ nhy j |i | fimiLoli dj¡ 1 qwt h ilutfe en Li pijirj ini«r«r