Relato lengua castellana

Page 1

Pequeña gran persona

"Me gustaría saber, se dijo, qué pasa realmente en un libro cuando está cerrado”. Teresa se sentó derecha, cogió el libro y comenzó a leer. En el mundo de Espatusca habitaban seres tan pequeños como un pulgar; digamos que era una pequeña civilización de personas diminutas. El pueblo viviría feliz y en paz, si no fuera porque un enorme monstruo sembraba el caos entre los habitantes de Espatusca. Cuenta la leyenda que numerosos hombrecillos se enfrentaron a la bestia y ninguno sobrevivió; todos fueron devorados.


Desde aquel momento, nadie se atrevió a intentar derrotarlo. Un día de invierno, cuando todos los habitantes se hallaban en sus hogares, la bestia optó por volver a atacar. Y así fue; el terrible monstruo acabó con la vida de muchas personitas. Entre las personas fallecidas destacaba Aurora, la hija del rey de Espatusca. Esto despertó la rabia en la nobleza y el rey, padre de la joven, harto de aquellas horribles persecuciones, anunció una noticia que sorprendió a todo el pueblo. Dicha noticia anunciaba que el joven que derrotara a la bestia sería recompensado con un valioso botín compuesto por una cantidad de dinero inimaginable. La propuesta llamó la atención de muchos jóvenes, pero por miedo a formar parte del postre del monstruo ninguno se atrevió a probar. Todos menos uno, Nico. Se trataba de un joven de familia numerosa y desgraciadamente muy pobre, que en cuanto leyó el anuncio les comunicó a sus padres su plan. Estos, sin embargo, no se lo permitieron. La familia le rogó que ni lo intentase, que ya demasiadas desgracias tenían. Esa misma noche, Nico caviló sobre los horribles acontecimientos que estaban causando tanto dolor a los habitantes de su pueblo y que se seguirían produciendo si el monstruo seguía vivo. Sin pensárselo dos veces optó por la opción de intentar derrotar al causante de ese caos. Y así fue, en cuanto empezó a amanecer el joven se dispuso a acabar con esa bestia. Lleno de valor, salió de casa sin levantar sospechas. Las horas transcurrían y Nico seguía andando con el fin de llegar al castillo de ese horrible ser. El monstruo vivía a las afueras de Espatusca, en un enorme castillo muy viejo. Durante el trayecto, Nico se alimentaba de la fruta que iba encontrando por el camino. También se hidrató con el agua de los riachuelos. Anduvo horas y... ¡Al fin! El castillo de la bestia ya era visible entre toda la maleza que había alrededor.


Cuando llegó a su destino, observó que el castillo estaba rodeado de numerosas enredaderas. "Sería fácil escalar por ahí “, pensó, “si no fuera porque la altura es inimaginable" El chiquillo empezó a trepar procurando no mirar hacia abajo, la altura era bastante impactante. Pudo observar una enorme ventana y decidió entrar. Lo hizo sigilosamente, con un miedo tremendo. La ventana rechinó al abrirla, pues ya era bastante vieja. Cuando se introdujo en el castillo, vio que había numerosas puertas, todas con un aspecto tenebroso. ¡No había tiempo! Tenía que elegir una de aquellas puertas para ver lo que había detrás. Eligió una puerta al azar. Cuando abrió dicha puerta, observó una habitación medianamente oscura, salvo por una pequeña franja de luz que la alumbraba un poco. Con dificultad contempló que aquel sitio estaba lleno de cachivaches "¿Por qué un monstruo tan tontorrón tendría utensilios tan extraños? ", se preguntó Nico cuando vio encima de una pequeña mesita unas probetas. ¡Parecía la habitación de un brujo! Pues dicho habitáculo no era propio de un monstruo con toda esa cantidad de objetos. Halló unos legajos mal conservados y un bastidor roto en una esquina; amén de muchas otras cosas inútiles. Miró hacia el techo y vio un tragaluz, he ahí de donde provenía la poca claridad que le permitía ver algo. Salió corriendo de la habitación y siguió caminando por el enorme corredor del castillo, el suelo estaba entarimado. Aquello era un caos, solo había puertas, pero ninguna le llamó suficientemente la


atención como para abrirla. Hasta que halló un enorme portalón y no dudo en entrar. Lo abrió con todas sus fuerzas. Como era diminuto no tuvo ninguna dificultad para introducirse en ese lugar, pues solo tuvo que abrir la puerta un poco. Unos enormes pies fue lo que vio nada más entrar; unos pies capaces de aplastar a seres pequeños como lo era el propio Nico. No tardó en darse cuenta de que sin duda esos pies pertenecían al monstruo y, para su sorpresa, este se encontraba durmiendo como un bebé. -¡Mira qué bueno parece cuando está durmiendo!-decía Nico con trémula. Solo podía hacer dos cosas: quedarse quieto o entrar en acción. Eligió la segunda opción. Anduvo despacito por todo el cuerpo del enorme bicho, tenía que aprovechar que este se hallaba dormido. Cuando llegó a la cara del monstruo se quedó perplejo observando las enormes fosas nasales que ese enorme ser tenía. Con intriga se fue acercando y... ¡El chiquillo fue aspirado por dichas fosas nasales! No se lo podía creer, en un abrir y cerrar de ojos estaba dentro del organismo del monstruo. Mantuvo la calma y recorrió el interior de su cuerpo. Todo era bastante viscoso y pegajoso, sintió un poco de asco. Recorrió un conducto donde se encontró una enorme "bolsa" que se contraía y bombeaba. Empezó a sentir un fuerte temblor. Nico no tardó en darse cuenta de que se trataba del corazón, lo había estudiado en biología y lo reconoció a la perfección. Tenía una oportunidad valiosa y enseguida recurrió a un pequeño cuchillo con el que procedió a apuñalar numerosas veces el corazón del monstruo. Al instante, el cuerpo de aquel terrorífico ser empezó a temblar y se fue llenando de


sangre. El monstruo empezó a gritar y a retorcerse, y Nico salió disparado por las fosas nasales de la bestia; lugar por donde había entrado. Eso sí, lleno de mocos. Cuando Nico reaccionó, pues se había dado un gran golpe contra una de las paredes de aquel cuarto, apareció ante sus ojos el monstruo. Estaba tirado en el suelo y rodeado de un gran charco de sangre. Nico había derrotado al monstruo, no se lo podía creer. En su cara se reflejó una gran sonrisa de oreja a oreja. El joven salió del castillo y se dispuso a informar y dar la gran noticia a toda la población. Y como ya os imagináis, todo el mundo se quedó perplejo y muy contento. Celebraron un enorme banquete, una fiesta inmensa donde todo el mundo asistió. ¿Y la recompensa? Nico recibió el enorme botín del que se hablaba, pero decidió compartirlo con todos los habitantes de aquella pequeña comunidad. FIN Claudia González Abilleira 3ºB


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.