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Una partida de cartas interrumpida pág
SIERRA DE GATA ONÍRICA (HISTORIAS, LEYENDAS Y ANÉCDOTAS) SIERRA DE GATA ONÍRICA (HISTORIAS, LEYENDAS Y ANÉCDOTAS)
manuscrito, que parece ser que está redactado en la lengua de los adoradores del Profeta. -¿Y, por qué me lo cuenta a mí? -le respondió con aire desinteresado D.Columbano. -Acudo a Usted, porque algunos amigos me han confesado los grandes conocimientos que adquirió su Señoría en su largo andar por el Mundo; y por el poco aprecio que tiene Vuecencia por las riquezas terrenales. Por todo ello creo que me puede ayudar a descifrar lo que en este libro dejaron escrito los muslimes. -¿A cambio de qué?-preguntó el bromista serragatino. -¡Bueno!, como sé que Usted no le tiene querencia a las riquezas de este mundo, le ofrezco a cambio mi amistad y mis servicios. -¡Bien, así sea! –exclamó el trotamundos. Venga Usted de aquí en dos días y le diré lo que he conseguido descifrar de este manuscrito. A los dos días exactos D.Trifón se personó en la morada de D.Columbano; aunque éste ya le estaba esperando, y en cuanto le vio le ordenó: -¡Acompáñeme!. D.Trifón, como si de un Ángel que va al Olimpo de los Dioses,le siguió sin preguntar, hasta llegar al lugar exacto en el quehabía hallado el libro. Allí el heredero del saber arábigo le dijo: -Dice el manuscrito que en este sitio todo hombre bienintencionado y amante de estas tierras que invierta en ellas las riquezas aquí halladas, encontrará un bien muy preciado a pocos metros del suelo. -¡Yo soy el elegido!-exclamó D.Trifón-. Amo estas tierras y llevo mucho tiempo invirtiendo mis dineros en dar trabajo a estas gentes-aseveró el cínico pretencioso de las riquezas de Alá. Allí dejó cavando D.Columbano a tan embustero y obseso de riquezas; hasta que un buen día, transcurrido bastante tiempo, volvió al lugar. En él encontró exhausto al demente D. Trifón, quien entre balbuceos tan sólo le dijo: -No existe tesoro alguno….¡Me has engañado! A lo que el trotamundos replicó: -Nuncalos hubo, pero tú se lo hiciste creer a tus paisanos. Tampoco te he engañado y por tanto el trato sigue en pie, tienes mi amistad; el bien más preciado en estas tierras. Y a cambio exijo lo pactado, tus servicios. Así es que en adelante comienzas una nueva vida. UNOS LINGOTES DE ORO25 En lo más recóndito de Sierra de Gata, Félix y sus amigos jugaban como el resto de los niños de su edad. Entre travesuras, retos y juegos, que se fraguaban en el inocente mundode su imaginación, se fueron alejando del casco urbano de la población en la que vivían; hasta llegar al sitio conocido por el nombre de las Cabeceras. Allí se encontraron de repente con la entrada a una cueva de la que jamás habían oído hablar. Parados, cuan estatuas pétreas, frente al acceso a lo que parecía el inframundo,ninguno se atrevió a articular palabra; hasta que Félix, el más temerario de todos los que integraban ese grupo de adolescentes, les propuso averiguar lo quepodía existiren el interior de dicha cueva. Sin iluminación y rodeados de una oscuridad misteriosa fueronavanzando durante varios minutos a lo largo de la gruta hasta que se toparon con un pequeño haz de luzque iluminaba un diminuto rincón de la cueva.Ese hilo de luz penetraba por un pequeño hueco del techo de la cavidad y el reflejo en las paredes rocosas de la misma desprendía un color verde esmeralda intenso. En el centro de ese lugar, casi mágico,sobresalía del suelo una inmensa roca que,a modo de púlpito, parecía querer atraerles hasta ella. Félix se fue acercando poco a poco,mientras el resto de sus amigos le observaban con inquietud; temerosos de que en cualquier momento pudiese aparecer algo o sucederles cualquier desgracia eran incapaces de volver por donde habían venido, si no era acompañados por el coraje de su amigo. La luz tenue parecía querer susurrarle algo al chico y con un fuerte magnetismo la gran roca que emergía del suelo le fue atrayendo hasta ella. Una vez frente a la misma la observó respetuosamente y mientras sus amigos tenían clavadas sus miradas en él;éste comenzó a moverse alrededor de la gran mole pétrea,hasta que pasados varios minutos se giró y sosteniendo entre sus manos cinco enormes barras doradas gritó: -¡Chicos somos millonarios! Sus amigos no daban crédito a lo que veían, Félix asía fuertemente entre sus dedos cinco barras de oro. En ese mismo instante y sin que nadie diese instrucciones al respecto todos salieron corriendo de la cueva como almas que lleva el diablo; temían que alguien les hubiese descubierto y que el dueño de ese áureo tesoro saliese tras ellos para recuperar lo que unos intrépidos chicos le habían quitado. La carrera hacia el pueblo fue apoteósica y una vez allí dieron cuenta de su hallazgo a familiares y amigos. La noticia corrió como la pólvora e inmediatamente se presentaron en el domicilio de Félix las fuerzas vivas de Eljas, a cuyo frente se encontraba el alcalde de la localidad; que inmediatamente se encargó de requisar el tesoro y enviarlo al Gobernador Civil de la provincia para que fuese depositado en el Banco de España. Aunque luego fueron muchos los que intentaron localizar dicha cueva,e incluso Félix y sus amigos trataron de indicar la ubicación exacta de la misma, ésta jamás volvió a ser vista y tampoco se volvieron a encontrar más tesoros de este tipo en la milenaria Eljas. Son muchos los que especulan a día de hoy si aquello que les sucedió a Félix y a sus amigos es una leyenda o si
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25 Relato basado en la noticia aparecida en la prensa regional de la época en el año 1939.
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realmente dieron con un tesoro que las huestes cristianas o musulmanas escondieron en una de sus precipitadas huidas. EN LA CONSULTA DEL OFTALMÓLOGO María había pedido cita para llevar a su madre al oftalmólogo; ya queéstano paraba de quejarse porque cada vez veía peor y María temía que en cualquier instante pudiese sufrir un percance por la falta de visión. Ambas se encaminaron por la calle Arenal de Madrid,hasta que llegaron a un edificio cercano a la Iglesia de San Ginés. A la altura de esta iglesia emblemática de Madrid la madre de María, la tía Restituta, ledijo a su hija: -Hija, cumu esti jombri me curi le ponguel ciriumás grandi que encuentri al primer santuvea en esta igresia. -¡Amus madri…,no sea usted tan pesimista! -le contestóMaría en un fuerte arrebato. Después de un rato en la sala de espera, la secretaria del especialistalas hizo entrar en el despacho deloftalmólogo. -Bueno, explíquenmequé es lo que les sucede-les inquirió el oculista. -Pues miri señor hemus veniuporqui mi madri tien probremas de visión-respondióMaría al médico. -¿Yqué es lo que le ocurre exactamente señora?-le preguntó el oftalmólogodirectamente a la tíaRestituta. -Pues verá usted señor,yo es qui tenguun dolor de bollagas queme tien comía la moral,porqui es quino pueujacer ná-contestó la tía Restituta al especialista de la vista. El médico se quedó perplejo, hasta el momento había ido entendiendo lo que ambas mujeres le iban diciendo;pero ese término de bollagas para él era totalmente nuevo y no era capaz de entenderlo. -¿Bollagas……?-preguntó el hombrecon voz sorprendida. -Mi mairiquier decir ojos -respondió rápidamente María. La duda estaba aclarada y de esa manera el oftalmólogo pudo realizar el diagnóstico correctamente y enviar a la tía Restituta al especialista para que le operase de unas simples cataratas. EL HIDALGO PABLO PÉREZ LLEGA A HOYOS26 Doce meses había tardado en llegar a su localidad natal, Hoyos, desde que salió del
Perú. Atrás dejaba amigos e inmensidad de propiedades que había ido acumulando en sus conquistas por tierras americanas junto a sus antiguos jefes de batalla, Gaspar de Loaysa,
Francisco Pizarro, etc. La llamada de la tierra y la añoranza por los lugares que le vieron nacer pesaban más en el ánimo de Pablo Pérez que todo el éxito y riquezas logradas en sus mil y una hazañas y aventuras por las tierras hostiles del Nuevo Mundo. Antes de entrar en Hoyos dio la orden al cochero, que le había traído hasta aquí, que parase el carruaje; y al criado que fuese a por el hatillo que venía en la parte trasera del carromato. En cuanto regresó el criado,Pablo tomó el hatillo y se ocultó detrás de unas jaras.
Salió al poco rato, y ante la mirada atónica del cochero y el criado les preguntó a ambos: -¿Qué tal? Estos no pudiendo contener su asombro, exclamando a continuación: -¡Su Excelencia parece un pordiosero!, ¿Dónde pretende ir así? -Dentro de poco lo comprenderéis -les dijo. Mientras tanto dad marcha atrás y volved por el otro camino que conduce al pueblo. Esperadme en la fonda que había cerca de la antigua ermita. Sin más, tanto el cochero como el criado obedecieron las instrucciones dadas por Pablo; a la vez queéste se adentraba por las estrechas y oscuras calles de la población, hasta llegar a una humilde vivienda de una sola planta. Tres veces llamó a lapuerta hasta que alguien se decidió a abrirla. Ante la luz tenue de un pequeño candil la dueña de la modesta morada preguntó al inesperado visitante: -¿Quién es Usted?, ¿Qué quiere a estas horas? A lo que Pablo Pérez contestó con voz aterciopelada: -Soy yo, Lucia. Tu primo Pablo. -¡Por Dios! –exclamó Lucia. Pero si vienes hecho un pordiosero. ¿Para eso tanto empeño en ir a las Indias, para volver muerto de hambre? -Bueno, Dios lo quiso así –contestó con gesto circunspecto. ¿Podría quedarme en tu casa hastaque encuentre algún medio de vida? –preguntó con voz entrecortada, mientras hacía ademán de entrar.
26 Relatoinspiradoen el libro de Domingo Domené: Historia de Sierra de Gata.