Artefactos y artilugios. Artistas cuencanos en acción.

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Foto: Ricardo Bohรณrquez

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ARTEFACTOS Y ARTILUGIOS. ARTISTAS CUENCANOS EN ACCIÓN fue un proyecto curatorial de la Fundación Municipal Bienal de Cuenca expuesto en el Museo de la Ciudad entre el 20 de julio y el 31 de agosto de 2017, con el apoyo del Ministerio de Cultura y Patrimonio y la Dirección Municipal de Cultura, Educación y Deportes del cantón Cuenca. RAÚL PÉREZ TORRES Ministro de Cultura y Patrimonio MARCELO CABRERA PALACIOS Alcalde de Cuenca Presidente Fundación Municipal Bienal de Cuenca FRANCISCO ABRIL PIEDRA Director Municipal de Cultura, Educación y Deportes de Cuenca CRISTÓBAL ZAPATA Director Ejecutivo Fundación Municipal Bienal de Cuenca ARTEFACTOS Y ARTILUGIOS. ARTISTAS CUENCANOS EN ACCIÓN © 2017, Fundación Municipal Bienal de Cuenca CRISTÓBAL ZAPATA Curaduría y Edición RICARDO BOHÓRQUEZ, GALO MOSQUERA, SANTIAGO VANEGAS MANZANO Fotografía JUAN PABLO ORTEGA Diseño y Diagramación YAIR GÁRATE Museografía JONATAN CORDERO, JUAN ANDRÉS MALDONADO, DAMIÁN SINCHI Q. Asistentes de montaje PABLO MÉNDEZ, PRISCILA URDIALES Mediación GABRIELA ANDRADE, GABRIELA BERNAL, FABIOLA CEDILLO, DANIEL COKA, MARÍA FERNANDA GARCÍA, DARWIN GUERRERO, MARÍA JOSÉ MACHADO, JUAN ANDRÉS MALDONADO, PABLO MÉNDEZ, DIEGO MOLINA BELTRÁN, GALO MOSQUERA, ENRIQUE NÚÑEZ, MARCELA ORELLANA («MAZHYX»), JUAN CARLOS PAREDES, ADRIANA PINTADO, VERÓNICA PONS, LORENA SERRANO, MAYRA SILVA, DAMIÁN SINCHI Q., MANUEL TENECELA, PRISCILA URDIALES, SUAMY VALLEJO, JULIANA VEGA, JULIANA VIDAL, GABRIEL ZAMORA, GABRIELA ZUMBA («LÁ GABRIEL») Artistas DIANA QUINDE / Coordinación Técnica AÍDA BUSTAMANTE / Secretaría Ejecutiva SANTIAGO VANEGAS MANZANO, GALO MOSQUERA / Comunicación LUIS SUQUINAGUA / Dirección Financiera FANNY FARFÁN, KATHERINE CÁCERES / Contabilidad MERCEDES ESPINOZA / Documentación DIEGO MARTÍNEZ / Asesoría Legal RAMIRO CARPIO, PAÚL BERMEO / Mensajería Staff Bienal de Cuenca Editorial Don Bosco - Centro Gráfico Salesiano Impresión ISBN: 978-9942-30-551-0 Cuenca - Ecuador, diciembre de 2017 4www.bienaldecuenca.org /5



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un fragmento de su memoria o vivencia afectiva, una relectura crítica del arte mismo, o bien —y con mayor frecuencia en las prácticas contemporáneas— su comentario sobre determinados asuntos de la actualiEsta exhibición se propuso tomarle el pulso al momen-

dad sociopolítica, donde el artista actúa «como crítico

to actual de la escena artística emergente cuencana,

cultural», según el dictum de José Luis Brea.

hacer un estado de cuentas de las operaciones sim-

bólicas que esos artistas habían venido realizando en

habla de ‹arte› —escribe Ticio Escobar— se habla de

los últimos años y de las que son capaces de efectuar

un conjunto de objetos y prácticas que recalcan sus

ante las demandas de un proceso curatorial, pues la

formas para producir una interferencia en la significa-

muestra combinó obras hechas en años recientes con

ción ordinaria de las cosas e intensificar la experiencia

otras comisionadas para la ocasión, de manera que

del mundo». De modo que no hay arte sin este elemen-

esta exposición puede verse también como una peque-

to fáctico u objetual, sin esa prueba sensible o mate-

ña antología de la producción local de la última década.

rial. Pero ante todo, no es posible hablar de arte si esa

Por eso optamos por un título de amplio espectro que

acción intelectual o física, si esa ejecución material no

sea capaz de acoger la diversidad de expresiones,

entraña una interrupción en el orden espacio-temporal

temas y procedimientos retóricos presentes en las

de la vida ordinaria; si esa cesura que introduce la obra

propuestas.

en el flujo cotidiano no es capaz de expandir nuestra

comprensión y experiencia de la realidad. Las respues-

Aunque en el lenguaje cotidiano, entendemos

Pero, ¿qué entendemos por arte? «Cuando se

por «artefacto» una máquina o un aparato creado con

tas del arte a las disyuntivas que plantea el mundo

un propósito técnico específico, el término tiene su ori-

nunca son afirmaciones sino un cúmulo de preguntas,

gen en la expresión latina arte factus, es decir «hecho

signos de interrogación destinados a propiciar una

con arte». Junto a este vocablo colocamos el término

experiencia sensoria-intelectiva de cierta complejidad.

«artilugio», una inflexión semántica de artefacto, del

que nos interesa la idea de la «argucia o engaño para

trado una significativa actividad que da cuenta de su

conseguir algo», pues con la sutileza propia de los arti-

vitalidad, o cuando menos de su franca recuperación.

ficios metafóricos y alegóricos, el artista nos comunica

Lo prueban la irrupción de colectivos como La Komuna

ya sea su «experiencia de lo visible» (John Berger),

o La Mata de Frío Azezino, la aparición de un espacio

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En los últimos años la escena local ha regis-


alternativo de exhibiciones como Salida de Emergencia,

hoy arqueológico de la comunicación, en tanto tradu-

y las numerosas exposiciones individuales y colectivas

ce mensajes de texto cifrados el telégrafo funciona

fruto de iniciativas institucionales o de la autogestión

también como una metáfora de los procedimientos de

de los artistas. En todos esos emprendimientos han

traducción que efectúa el arte. No fue menos ingeniosa

estado involucrados uno o más de los nombres que

la propuesta comunicativa que desarrollaron Santiago

conforman esta exhibición tal cual puede constatar-

Vanegas y Galo Mosquera, recreando, o mejor dicho,

se en sus fichas biográficas. No es menos notable la

deconstruyendo lúdicamente las obras de los artistas

incursión de nuevos gestores y curadores como María

en una suerte de manuales de uso. Uno y otros poten-

José Machado, Gabriela Vázquez o Yair Gárate. Desde

ciaron el concepto curatorial.

el Otorongo hasta Pumapungo, desde San Sebastián

hasta San Blas una corriente eléctrica parece recorrer

selectiva, Artefactos y artilugios reunió 25 obras de

la ciudad.

26 artistas de la ciudad —casi todos cuencanos o

radicados aquí—, elegidos ya sea por el valor, la sin-

No obstante la amplitud de la muestra, hay se-

Con una actitud inclusiva y al mismo tiempo

guramente algunos artistas que faltan para completar

gularidad o novedad de su trabajo, pero ante todo por

esta vista panorámica de la escena cuencana actual.

hallarse en plena actividad creativa. Aunque muchos de

Entre otros, lamento la ausencia de Blasco Moscoso

ellos se han caracterizado por una producción intermi-

y René Martínez, dos artistas que operan con nuevas

tente, cada vez que comparecen en público exhiben un

tecnologías y que en los mismos días de nuestra

talento y potencial que vale la pena atender. Esta es

exhibición exponían en Nueva York en una muestra

una apuesta cuyo resultado queda en manos del tiem-

comisariada por Gabriela Vázquez. Una prueba más del

po y de los propios artistas, de la entereza que tengan

momento de entusiasmo que experimenta el arte local.

para cumplir con su vocación. Lo que cuenta por ahora

es que sus obras puedan prodigarnos un momento de

Nuevamente he tenido la alegría de confeccio-

nar este catálogo con Juan Pablo Ortega, diseñador de

gozo y de reflexión, que estén a la altura de nuestros

la Bienal, incansable explorador de fórmulas y solu-

dilemas y de nuestros deseos.

ciones visuales. En esta ocasión sugirió reemplazar las iniciales de los artistas —de sus nombres— con las señales propias del código telegráfico: las rayas y puntos que conforman el alfabeto Morse. Artefacto

Cristóbal Zapata Cuenca, agosto-diciembre, 2017


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A seis años de iniciada la demencial guerra civil en Siria, el conflicto ha dejado un saldo de más de 250.000 muertos, según la última estimación que hizo la ONU en 2014. La guerra además ha provocado que más de 4,5 millones de personas huyan del país, en uno de los mayores éxodos en la historia reciente. La capital Damasco, Alepo y Homs, entre otras ciudades sirias, están envueltas en la destrucción, el horror y la muerte. A partir de esta catástrofe humanitaria de proporciones apocalípticas, Verónica Pons nos ofrece un conjunto de dibujos sobre los paisajes arrasados de Damasco, entre los que aparecen las imágenes de dos mezquitas incólumes, captadas antes de la guerra, como un guiño de fe en medio de la ruina y el espanto. Los dibujos aparecen insertados dentro de un gran espejo cuya superficie reflectante nos integra en este drama, propiciando precisamente nuestra reflexión y participación en una realidad que nos imputa como seres humanos. En árabe habibti significa «mi amada».

(Quito, 1977)

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Damasco habibti, 2017, ocho dibujos con lรกpices de color sobre papel y espejo; 20 x 20 cm c/u, espejo: 80 x 125 cm. Foto: Galo Mosquera


Dibujos de Damasco Habibti. Fotos: Ricardo Bohรณrquez

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Lá Gabriel viene de un itinerario nómada europeo que le dejó numerosas heridas vinculadas al discrimen por su condición de migrante, y un profundo sentimiento de desarraigo cultural y existencial. Caos es el fruto de ese aprendizaje traumático de la extranjería, de allí que la artista en un acto de reconciliación figurada ha intervenido sus pasaportes con recortes y dibujos para finalmente quemarlos apelando a los poderes purificadores del fuego —el registro de este ritual es parte de la obra—. La ceniza de esos pasaportes insertó en un reloj de arena, un elemento icónico frecuente en la «pintura de vanitas», aquellos bodegones en los que se pueden apreciar además cráneos humanos, flores marchitas y frutas podridas entre otros símbolos alusivos a la temporalidad de la vida y a la inutilidad de las empresas humanas; una tradición que surgió precisamente en la Europa de la Edad Media. De manera que, localizada en la «Sala de las Osamentas» de la antigua Escuela Central, su propuesta se inscribe en las coordenadas del site-specific en tanto dialoga con la propia memoria y museografía del lugar. (Cuenca, 1987)

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Caos, 2017, instalaciรณn multimedia, video, color, 17 min; cristal y cenizas. Foto: Galo Mosquera


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Fotogramas de Caos. Reloj de ceniza. Foto: Margarita Gonzรกlez


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Darwin Guerrero es un hacedor de excéntricos y arduos artefactos. En 2014, junto a Dani Minchalo, desarrolló la instalación Lluvia, una obra site-specific emplazada en el arco del puente del Centenario para cuya realización se utilizaron veinte mangueras con un sistema de riego por goteo, cuatro mangueras con un sistema de riego por nebulización, setenta nebulizadores, cuatrocientos metros de alambre de acero, una bomba de agua y dos reflectores eléctricos. El resultado: una fantástica precipitación artificial bajo el puente, que en medio de la ciudad soleada recordaba las visiones surrealistas de René Magritte. Teniendo nuevamente a la naturaleza como modelo, esta vez despliega sobre el espacio museístico una especie de libro-cascada, confeccionado en la misma sala de exhibición. A manera de un papiro gigante y vacío, esta pieza concebida como una estructura rizomática —en la acepción deleuziana— puede leerse como un cuestionamiento al vaciamiento cultural de nuestras sociedades. Se trata de una «máquina del engaño» que aparentemente no dice nada, pero que está cargada de significados, como corresponde a la maquinaria (Cuenca, 1986)

semiótica que es toda obra de arte.

Máquina del engaño, 2017, papel encuadernado, pastas de cartón y percalina, dimensiones variables. Foto: Ricardo Bohórquez

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Detalles de Máquina del engaño. Fotos: Ricardo Bohórquez


La impronta, la huella del cuerpo sobre la materia es uno de los dispositivos lingüísticos que Juliana Vidal ha privilegiado en su obra. A manera de las fichas nemotécnicas de las bibliotecas, o de minúsculas lápidas funerarias, en Archivos blancos la artista ha escrito los nombres de personas desaparecidas dentro del país, su edad, ciudad y fecha de su desaparición, utilizando una máquina de escribir sin cinta, de modo que lo que alcanzamos a ver es solamente la marca del monotipo, como si se tratara de un grabado. El recurso es de una enorme pertinencia retórica y de una admirable sutileza poética, pues nombra los cuerpos ausentes haciendo casi invisible la grafía de sus nombres, blanqueándolos, redundando en el silencio que los envuelve; como si aquello que se ha vuelto incorpóreo se volviera también ininteligible, extraviado en el limbo de los archivos policiales.

(Cuenca, 1993)

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Archivos blancos, 2017, treinta y dos cuadros, impresiones mecanogrรกficas sobre cartulina y marcos de madera. Foto: Ricardo Bohรณrquez


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Detalles de Archivos blancos. Fotos: Galo Mosquera


Mayra Silva se ha destacado como una fina dibujante de estilo minimalista. Sus cuadros presentan microfábulas en las que diminutas figuras interactúan con el espacio blanco cuyas pausas y vacíos adquieren un insólito protagonismo. En 2014 debutó también con fortuna en la pintura con su serie Los invitados, retratos de tipos y personajes de nuestras fiestas populares, comparsas festivas en medio de una superficie azul cobalto. Años antes, en 2011, haciendo un uso crítico del dibujo, la artista se embarcó en la realización del políptico El oro negro, para el que utilizó fotos de la prensa sobre los campos petrolíferos y las protestas contra la extracción del crudo en la Amazonía ecuatoriana, traduciéndolas a tintas en una especie de pequeño reportaje plástico. En el centro del conjunto vemos un gráfico de los signos vitales elaborado en pan de plata, como símbolo de la amenaza que la explotación de los ecosistemas naturales representa para nuestra supervivencia sobre la tierra.

(Cuenca, 1984)

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El oro negro, 2011, siete dibujos, tinta sobre cartulina y pan de plata, 20 x 30 cm c/u. Foto: Ricardo Bohรณrquez


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Detalles de El oro negro. Fotos: Galo Mosquera


Usando cápsulas de Efexor, medicamento antidepresivo utilizado habitualmente por la artista, Lorena Serrano ha fabricado una diminuta sombrilla que vemos deshacerse de manera gradual, sometida a una lluvia incesante. Con esta poética imagen, la artista elabora no solo una especie de autorretrato irónico y metafórico donde la sombrilla que se desarma traduce su propia fragilidad psíquica y emocional, sino que además simboliza la vulnerabilidad consustancial a la condición humana. Vaciadas de su contenido —ingerido por ella en los últimos cuatro años—, las cápsulas de este video recuerdan también su naturaleza ambigua, los riesgos que el fármaco entraña, peligros ya presentes en la doble acepción que el término pharmakon tenía en la antigua Grecia —antes de que la ciencia médica y la industria farmacéutica le den el sentido de remedio benéfico que conocemos—: cura y veneno.

(Cuenca, 1982)

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La vida en rosa, 2015, video, color, 2 min 30 seg. Foto: Galo Mosquera


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Fotogramas de La vida en rosa


Sobre la copia de un plano de Cuenca, Adriana Pintado y Manuel Tenecela han destacado y acotado con clorofila las áreas verdes desaparecidas o reconstruidas en la ciudad. Recordemos que la clorofila es un pigmento verde que se halla presente en las hojas y tallos de muchos vegetales, y es responsable del proceso de fotosíntesis. Lo importante es que el pigmento utilizado por los artistas procede de especies endémicas de la zona, con lo cual lo que nos ofrecen en este elaborado objeto escultórico —cuya primera versión data de 2016—, es una suerte de mapa crítico de nuestro entorno ecológico. No obstante el reciente reconocimiento de Cuenca con el premio «Ciudad Verde Global» —en el marco del encuentro internacional Hábitat III— justamente por su plan maestro de protección de espacios verdes, esta pieza viene a recordarnos que el cuidado del entorno natural amerita una vigilancia y un mapeo permanentes.

(Cuenca, 1986) / (Machala, 1982)

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Síntesis, 2016-2017, reproducción fotográfica, pintura, clorofila, vidrio y madera, 90 x 180 cm. Foto: Ricardo Bohórquez


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Detalles de SĂ­ntesis. Fotos: Ricardo BohĂłrquez


Familiarizado con ciertas prácticas y saberes chamánicos, Juan Carlos Paredes ha desarrollado acciones que interpelan ya sea asuntos de género y sexualidad, o bien temas de orden ecológico, de modo que sus intervenciones en la urbe tienen siempre un componente crítico y político. Para este performance partió de un cruento episodio de la historia local, conocido como «Huelga de la Sal», ocurrido en mayo de 1925, cuando miles de indígenas con sus ponchos, bocinas y quipas se tomaron la ciudad para reclamar por la escasez de la sal, cuyo monopolio lo detentaban unas pocas familias y políticos cuencanos, asonada que terminó con la masacre de los líderes rebeldes a manos del ejército. Portando la quipa de una comunidad indígena del Azuay —instrumento utilizado en los Andes ecuatorianos para convocar a mingas y rituales—, el artista recorre algunos centros del poder político y económico de la urbe, en cuyos umbrales traza una línea de sal, como un ejercicio de conjura y maleficio simbólicos.

Este video-acción fue realizado originalmente

para el proyecto Historias de Cuenca (2015), dirigido (Cuenca, 1988)

por el artista español Fernando Baena en el marco del I Festival de Arte Acción de Cuenca (FAAC).

Fiel a su obra y a sus propósitos, la noche de la

apertura de Artefactos y artilugios, el artista trazó una franja de sal al ingreso del Museo de la Ciudad.

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Luego de la huelga de la sal, 2015, video-performance, color, 4 min 39 s. Cรกmara y ediciรณn: Fernando Baena; ediciรณn final: Francisco ร lvarez. Foto: Santiago Vanegas Manzano


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Fotogramas de Luego de la huelga de la sal.


Aunque Daniel Coka ha operado con varios lenguajes, al punto que ganó un salón nacional de pintura, quizá lo que caracterice su trabajo sean los performances en los que reivindica su heterodoxia sexual e increpa ciertos estereotipos masculinos, echando mano de tácticas violentas y de estrategias de travestimiento. Para esta instalación combina varios elementos: una cama deshecha que evoca el trajín erótico, y sobre cuya almohada perfumada asoman dos molduras de anos fabricadas en látex, como si nos invitara a escucha el rumor del mar y del deso prohibido. Al fondo se proyecta un video donde a un paisaje de playa se sobreimprime las tomas de unas manos lavando sábanas manchadas con frases y palabras escritas con semen, tal los fragmentos de un discurso pasional. Con estos dispositivos, e inspirado en el poema «Colibrí» de Raymond Carver, el artista crea un ambiente de profundas resonancias afectivas, mientras elabora una carta de amor en clave autobiográfica.

(New Brunswick, New Jersey, 1990)

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«Colibrí», de la serie Cartas de verano, 2017, instalación multimedia, cama colchón, cobertor de algodón, almohada, látex, parlantes y reproductor mp3. Foto: Santiago Vanegas Manzano


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Detalle de la instalaciรณn. Foto: Galo Mosquera Fotogramas de Cartas de verano


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Fiel a los dominios de la carpintería, conjugando el espacio arquitectónico y el lenguaje escultórico, Damián Sinchi Q. presenta tres esculturas pertenecientes a la serie Instructivos, de la que mostró una colosal realización en la última Bienal de Cuenca. Aunque el título como su forma —a manera de un papel doblado— evoca la idea de un documento escrito que contiene determinadas instrucciones, aplicando con admirable virtuosismo técnicas de ebanistería el artista explora la plasticidad de la madera para dotar a una materia —por principio rígida— de una versatilidad y levedad sorprendentes que recuerda el arte del origami. La magia de Sinchi quizá estriba en eso, en su capacidad para jugar con nuestras sensaciones, otorgando a la madera pliegues y texturas inesperados, haciendo flexible lo sólido, liviano lo pesado.

(Cuenca, 1982)

De la serie Instructivos, tres esculturas en madera de pino, dimensiones variables, 2017. Foto: Ricardo Bohórquez

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Esculturas de la serie Instructivos. Fotos: Ricardo Bohรณrquez


Las fotos y las obras de Gabriela Andrade se han caracterizado por su factura exquisita, por su celoso cuidado en los acabados. Para este tríptico fotográfico ha elaborado unos inquietantes capullos realizados con papel reciclado, desmenuzando las fibras de celulosa para conseguir su efecto traslúcido, mientras los hilos de cabuya que envuelven cada brote otorgan a estos la apariencia de un nido o cavidad uterina. Se diría que la artesanía y la tecnología digital, las formas vegetales y animales se funden para crear una sugestiva metáfora visual del origen de la vida, pero sobre todo una imagen o un retrato de lo ausente o lo perdido si conjugamos la etimología latina de imago con el concepto de «imago» desarrollado por Jung. Como las máscaras de cera con las que se exhibían a los muertos en la antigua Roma, o los bustos de los antepasados que se conservaban en las casas, venerados como dioses (imagines maiorum), los capullos de la artista pueden leerse como la representación de un espectro, de una fantasía vinculada a la matriz, a la madre.

(Cuenca, 1979)

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Imago, tres fotografías digitales, 110 x 70 cm, 2017. Foto: Ricardo Bohórquez


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Detalles de Imago


Juliana Vidal es una de las artistas más activas de la escena cuencana emergente. Ha realizado objetos escultóricos, instalaciones, intervenciones urbanas, y es dueña de un rico portafolio fotográfico compuesto por paisajes naturales y urbanos, misteriosos interiores, y particularmente por sus autorretratos, donde su cuerpo desnudo aparece tocado por la gracia de la luz en medio de arquitecturas melancólicas y pronunciados claroscuros. Las fotos de Líneas de origen son el resultado de la aplicación de alginato (sustancia química utilizada en odontología para obtener impresiones dentales) sobre la piel de la artista. De modo que lo que vemos no es sino la impronta de su piel convertida en una suerte de paisaje abstracto, cuyos pliegues y rugosidades —acentuados por efecto de la sustancia— evocan el deterioro y precariedad consustanciales al cuerpo. Así, esta geografía dérmica es una alegoría de nuestra senescencia y evanescencia.

(Cuenca, 1993)

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Líneas de origen, tres fotografías digitales, 70 X 100 cm c/u, 2017. Foto: Ricardo Bohórquez


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LĂ­neas de origen


Tanto por sus temas como por su pincelada enfática y dramática, la pintura de Juliana Vega se inscribe en la tradición expresionista para la que las formas pictóricas eran tanto el vehículo de la subjetividad y las emociones del artista, como un instrumento eficaz para indagar en las profundidades del alma. No en vano el retrato y el autorretrato se convirtieron en uno de los géneros privilegiados del expresionismo vienés y alemán, cuyos pintores eran capaces de reconstruir biografías completas a través de las líneas del rostro o el perfil de unas manos. En 2011, como pasante de pintura en un hospital psiquiátrico en Quito, la artista se relacionó con varios internos que padecían algún tipo de trastorno obsesivo compulsivo, a quienes —guiada por la simpatía y la fraternidad—, convirtió en personajes de su obra. A esos cuadros ha añadido un autorretrato y un estupendo retrato del actor Pancho Aguirre. El testimonio artístico es conmovedor por sus cualidades estéticas y por su penetración psicológica. Por lo demás, con este ciclo, la artista reanuda el diálogo con los manicomios, esos recintos olvidados del arte ecuatoriano, cuyo único antecedente conocido (Cuenca, 1984)

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es la incursión que en los años treinta llevó a cabo el pintor ecuatoriano César Andrade Faini.


De la serie Hospital psiquiรกtrico, cinco pinturas, รณleo sobre lienzo, dimensiones variables, 2010-2011. Foto: Ricardo Bohรณrquez


Juanito, 2010-2011, รณleo sobre lienzo, 45 x 40 cm.

Carlos P, 2010-2011, รณleo sobre lienzo, 47 x 65 cm.

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Pancho, 2010-2011, รณleo sobre lienzo, 80 x 70 cm.


Inspirada en la idea del «flanerismo» desarrollada por Walter Benjamin, y en el concepto de «deriva» de los situacionistas, en el último año Marcela Orellana se embarcó en una especie de pesquisa urbana, dejándose llevar por el azar a la busca de ciertas improntas, esos rasgos particulares que dejan las personas en las cosas: pedazos de papel anotados, retazos de telas, botones, empaques, etcétera, siempre fragmentos, indicios de mundos y personajes desconocidos a los que redime de su anonimato e insignificancia invistiéndoles de una envoltura afectiva e insertándolos en un orden estético. Pues, con este heterogéneo conjunto de objetos encontrados —algunas veces guardados en bolsitas Ziploc—, la artista ha confeccionado sugestivos collages en los cuales esos vestigios, esas frases sueltas, alternan con sutiles puntadas realizadas en máquina de coser como si suturaran y juntaran simbólicamente lo que la vida ha separado en una brillante demostración de dibujo expandido. El resultado es una especie de partitura donde los rastros son las notas musicales de una sinfonía concreta en cuyo envés se dibuja otra (Cuenca, 1984)

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composición, se teje otra trama, como en el reverso de un tapiz.


De la serie La flâneur, diez cuadros, collages con objetos encontrados e hilo de coser sobre cartulina canson, 21 x 29.7 cm c/u, 2017. Foto: Ricardo Bohórquez


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De la serie La flâneur. Fotos: Ricardo Bohórquez


Desde su debut artístico, en 2014, la pintura de Gabriel Zamora sorprendió por su estallido cromático hecho de vibrantes patrones rítmicos —que recuerdan tanto los tapices murales como los patchworks— que tienden a diluir los códigos clásicos de la perspectiva, pero también por sus inquietantes y claustrofóbicas escenas interiores que expresan un estado de desazón emocional, de suspensión moral, como el que sucede a la fiesta, donde personajes sin rostro, congelados en el espacio, parecen aguardar un anuncio o revelación que no termina de cumplirse. Estas características han acompañado los cuadros de Zamora hasta la fecha, de modo que el abigarramiento plástico de sus superficies pictóricas —llenas de cuadros dentro del cuadro, de citas visuales y de autocitas a su propia pintura— es una clara manifestación de horror vacui no solo como principio de relleno espacial sino en su dimensión temporal: una manera de cubrir el vacío e inestabilidad emocional que atraviesa a sus criaturas. Todo esto sin olvidar el ingrediente lúdico y fantástico de una pintura en la que pájaros, búhos y conejos están cargados (Cuenca, 1982)

de una simbología personal y donde los planos se yuxtaponen a semejanza de los trastrocamientos espaciotemporales de la literatura de Lewis Carrol, uno de los más caros referentes culturales del artista.

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Tres pinturas, acrĂ­lico sobre lienzo, dimensiones variables, 2014-2017. Foto: Ricardo BohĂłrquez


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Cuadro dentro del cuadro, 2017, acrílico sobre lienzo, 50 x 70 cm. Viernes 7 am, 2014, acrílico sobre lienzo, 60 x 80 cm. Lado a, lado b (díptico), 2017, acrílico sobre lienzo, 60 x 120 cm c/u. Fotos: Ricardo Bohórquez


«Sacar fotos con la luz que haya», fue la consigna punk que rigió el trabajo de la fotógrafa estadounidense Nan Goldin dice Alan Pauls. La referencia resulta insoslayable para reseñar las fotografías que presenta en esta exhibición Fabiola Cedillo, cuya exploración de la noche cuencana, bohemia y juvenil, recuerda las imágenes de Goldin por su impulso voyeurista, por los colores sucios, fríos, por esa estética casera, propia de las instantáneas anteriores a la era digital. Cedillo trabaja con una vieja cámara analógica que indistintamente fecha ‘98 o ‘99 en el revelado, de allí el título de la serie. Sobre un fondo negro que evoca la vida nocturna, la artista consteló la pared con los sujetos que ha capturado su mirada indiscreta en bares y discotecas de la ciudad, imágenes en las cuales el fuera de foco o el desencuadre son parte de la aventura de atrapar la escena sugerente, el flanco provocativo de los cuerpos cuando se distraen o descuidan, abocados a la fiesta.

(Cuenca, 1987)

‘98-‘99, Fotografías analógicas, dimensiones variables, 2013-2017. Foto: Ricardo Bohórquez

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Fotografías de ‘98-‘99


En 2015, dentro de los planes de remodelación del Centro Histórico, se demolieron varias viviendas en la avenida Ordóñez Lasso, la mayoría de ellas construidas con adobe. Con los escombros de esas edificaciones, y apoyado en la información proporcionada por sus antiguos habitantes, Enrique Núñez reconstruyó esas casas en una escala de juguete, a manera de los «recuerdos» que se entregan en los bautismos y matrimonios para conmemorar el acto sacramental. Así, apoyado en los testimonios, desplegando dinámicas de la estética relacional, el artista llevó a cabo un acto de donación y restitución simbólica de un patrimonio y una memoria habitacionales extinguidas. Núñez es miembro activo y fundador del Colectivo de Arte Multidisciplinario «La Komuna» que ha hecho del espacio público su plataforma artística.

(Machala, 1987)

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Avenida Ordóñez Lasso, diecisiete esculturas en adobe y silicona, dimensiones variables, 2015. Foto: Ricardo Bohórquez


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Esculturas de Avenida Ordóñez Lasso. Fotos: Ricardo Bohórquez


El historiador y crítico John Golding nos recuerda que Kasimir Malévich «alcanzó la abstracción a través de su percepción del cuerpo humano», al punto de que el artista ruso se refería al Cuadrado negro (1915) —su cuadro más famoso— como la imagen de un rostro. Algo de esto ocurre con las esculturas de Juan Andrés Maldonado que apela al lenguaje del constructivismo en su estilización del cuerpo femenino reduciéndolo a formas geométricas donde la curva, el hueco, la incisión le bastan para aludir su anatomía. Partiendo de bocetos sobre cartulina, el artista proyecta sus piezas en ordenador antes de trasladarlas al cobre, sometiéndolas luego a un proceso de oxidación y lacado para obtener las texturas y efectos cromáticos que exhiben. Aunque la propuesta del artista es primordialmente formal, además de sus cualidades estéticas, tiene la virtud de actualizar la memoria artesanal de la ciudad y de algunas experiencias artísticas como los «cobres» de Edgar Carrasco cuya filiación es evidente tanto por sus soluciones técnicas como por su economía expresiva.

(Quito, 1991)

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De la serie La femme, seis esculturas, cobre, bronce y รกcidos, dimensiones variables, 2017. Foto: Ricardo Bohรณrquez


Esculturas de la serie La femme. Foto: Ricardo Bohรณrquez

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Suamy Vallejo es otra de las artistas inquietas y prolíficas de la escena actual. Su repertorio incluye la fotografía, el performance, el objeto escultórico y la instalación. Artífice de oxímoros y paradojas visuales como colocar una vaquita de plástico dentro de una caja erizada de agujas, en esta instalación de ancestro procesual vuelve a combinar en una misma estructura sintáctica dos elementos de naturaleza opuesta, cuya fricción origina un nuevo sentido: el cemento y el césped. Con la asistencia de técnicos en albañilería y agronomía sembró césped sobre 14 bloques de cemento, de 33 x 33 centímetros, un número de significados cabalísticos. Dentro de la lógica del arte procesual se diría que la artista convive con su obra, pues tomando en cuenta que el crecimiento del césped dura alrededor de una semana, está obligada a controlar su desarrollo. Lo cierto es que este se eleva sobre las huellas de zapatos como una prueba de «resistencia», como una metáfora de los poderes y del esplendor de la naturaleza ante la fiera y violenta agresión que sufre cada día.

(Cuenca, 1990)

Filas de resistencia, 14 bloques de cemento y césped, 33 x 33 cm c/u, 2016. Foto: Ricardo Bohórquez

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Detalles de Filas de resistencia. Foto: Ricardo Bohรณrquez


En un proyecto a todas luces experimental, Pablo Méndez y Priscila Urdiales nos proponen un ejercicio interactivo y poético para registrar los cambios lumínicos y cromáticos en el espacio a través de un dispositivo fotosensor capaz de captar y medir la luz que emite el cuerpo del espectador al reflejar la luz natural que pasa a través del vidrio. El sensor mide el grado de luminosidad de cada individuo que se acerca a su área de acción en un radio de tres metros, medición que aparece en el monitor y que se traduce en números, dentro de un parámetro que oscila entre 0 y 1. A su vez los cambios lumínicos captados se transforman en sentencias por medio de un lenguaje de programación. Se trata de frases aleatorias relacionadas al tema de la luz que cambiaban en el transcurso de la exhibición. Si nuestros cuerpos irradian luz y sombra vale la pena ponerse a prueba.

(Cuenca, 1992) / (Cuenca, 1991)

Las dimensiones de la luz, vidrio, sensor de luz, monitor, dimensiones variables, 2017. Foto: Ricardo Bohórquez

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Detalles de Las dimensiones de la luz. Fotos: Ricardo Bohรณrquez


Gabriela Bernal ha construido un bastidor de madera sobre la que ha bordado un mapa del Parque Nacional El Cajas, dentro de la cual ha introducido arena de Hermosillo, la capital minera de México, en el desierto de Sonora. La artista señala que eligió la técnica del punto de cruz —que revela la trama y la urdimbre—, por la similitud con pequeños píxeles que sugieren la inestabilidad de la memoria y de los hábitats naturales. Hogar de numerosas especies endémicas de animales y vegetales, lecho de importantes arterias fluviales que surten de agua potable a la ciudad, en la actualidad El Cajas se encuentra amenazado por diversos proyectos mineros que ponen en riesgo inminente el equilibrio de la zona. Cuestionando los usos del bordado, resignificando su función decorativa, Bernal aprovecha su estadía mexicana para conectar oportunamente dos geografías distantes y diversas, ahora hermanadas por un mismo mal. Ante esta obra, resulta tentador recordar la sentencia nietzscheana de que «el desierto avanza», con la que el filósofo aludía no ya a la muerte del hombre, sino a algo más terrible: que el hombre es la muerte, el desierto. (Cuenca, 1981)

Un dictamen que en la era de las transnacionales mineras y petrolíferas, y en el auge del crimen a escala planetaria, parece cumplirse sin ambages.

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Cajas, bordado en punto de cruz sobre almohadรณn, caja de madera y tierra, 36 x 33 x 7 cm, 2017. Foto: Ricardo Bohรณrquez


Detalles de Cajas. Foto: Ricardo Bohรณrquez

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Detalles de Cajas. Fotos: Santiago Vanegas Manzano


El imaginario plástico de Galo Mosquera procede del arte callejero, particularmente lo que se conoce como «postgraffiti» (cuyos cultores, de procedencia académica, trabajan con la iconografía propia de la gráfica popular). Las esculturas que presenta en esta muestra surgen presisamente de su estudio de las técnicas y diseños geométricos empleados en la construcción de carrocerías de transporte pesado, de donde el artista extrae los patrones que convierte en los motivos icónicos de sus piezas. Se trata de procedimientos desarrollados por los ebanistas populares a través de platinas de metal, latón y madera, en los que se combinan exigencias de orden técnico y estético, pues estas aplicaciones ayudan a reforzar la resistencia del cajón de los camiones. Mosquera no solo reivindica unos códigos visuales que circulan fuera del diseño convencional y que tienen significados específicos (la idea del viaje, del destino, del movimiento), sino que dialoga con distintos momentos de la abstracción geométrica, ampliando desde la periferia su repertorio sígnico y sus posibilidades expresivas. (Cuenca, 1988)

Líneas de refuerzo, tres esculturas, platina sobre plancha de acero inoxidable, 120 x 240 cm c/u., 2017. Foto: Ricardo Bohórquez

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Líneas de refuerzo


Desde los surrealistas hasta la actualidad, son incontables los autores que han desarrollado el formato del «libro de artista», modalidad creativa que admite un sinfín de posibilidades y estrategias compositivas. Bajo el principio del collage, los cuadernos de Diego Molina están concebidos como pequeños álbumes personales donde al calor de sus particulares pulsiones y latencias acopla recortes, dibujos, fotografías, textos, incisiones, objetos encontrados, y un sinnúmero de minúsculos y deliciosos detalles que hacen de cada uno de ellos verdaderas heterotopías de bolsillo, esto es, un lugar donde convergen planos, espacios y elementos que normalmente serían incompatibles según la definición de Foucault. Y como todo diario, se escribe cada día, de modo que los libros van aumentando progresivamente. Aquí no se trata, como en el heroico proyecto de Solá Franco, de ilustrar los episodios de su vida, sino más bien —en la veta del enigmático y fascinante Henry Darger— de dar rienda suelta a las fantasías y deseos del artista, de recrear su experiencia visual. Convertido en un obsesivo cazador y recolector de imágenes, con (Cañar, 1991)

esta práctica cotidiana Molina busca «la posibilidad de crear un libro que quisiera leer, un libro pensado como un proceso mas no como un producto final».

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Diarios visuales, libros encuadernados con recortes, dibujo, pintura, fotografĂ­a y apuntes, dimensiones variables, 2014-2017. Foto: Ricardo BohĂłrquez


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Detalles de Diarios visuales. Fotos: Ricardo Bohรณrquez


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Con una importante educación formal como fotógrafa, María Fernanda García ha centrado su atención en el mundo femenino, retratando y rastreando la vida de mujeres cotidianas. Entre 2012 y 2013, inspirada en algunos experimentos de la artista francesa Sophie Calle, siguió a varias mujeres en el metro de Ciudad de México para indagar en sus rutinas y tareas diarias. Para el proyecto que conforma esta exhibición, realizado entre 2011 y 2012, entró en la intimidad de cuatro mujeres de distintas edades y procedencias que residen en Cuenca, quienes le facilitaron documentos diversos sacados de los álbumes y colecciones personales con los que la artista revisa su trayectoria vital. García usa una vieja máquina de escribir para contar sus historias, con la vocación de una narradora presta a reconstruir estas vidas paralelas cuyo único factor común quizá no sea otro que su condición de trasplantadas a una geografía y cultura diferentes.

(Cuenca, 1986)

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Pierrette, Elsa, Heidi, Leticia, cuatro libros encuadernados con fotografías análogas, facsímiles, textos mecanografiados e ilustraciones, medidas variables, y video, color, 13 min 40 s., 2011-2012. Foto: Ricardo Bohórquez


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Detalles de Pierrette, Elsa, Heidi, Leticia. Fotos: Ricardo Bohรณrquez


Louise Bourgeois decía que «la escultura es el cuerpo». En muchas de las acciones públicas que ha llevado a cabo María José Machado parece ilustrar literalmente esta convicción no solo porque trabaja con su cuerpo, sino porque a veces la vemos mimetizarse con una figura esculpida, particularmente cuando ha encarnado a la Virgen María sosteniendo a Jesucristo en sus tableaux-vivants de «La Pietá», tema de la iconografía religiosa al que ha dedicado varias acciones. Esta vez, motivada por una antigua nota de la prensa donde se ve a una mujer trasladar un ataúd para su hijo —conseguido gracias a la caridad pública—, en medio del tráfico de la Ciudad de México, Machado se lanza a la calle para recorrer nueve kilómetros durante más de dos horas, cargando entre sus brazos una pesada lápida de mármol —con un sobrerrelieve de la Dolorosa— por las inmediaciones del área de emergencias del Hospital Regional en Quito, zona poblada de salas de velación. Con esa travesía extenuante e incluso extrema —para Machado el arte es una suerte de deporte extremo— la artista revive en modo alegórico el vía crucis y el duelo maternos, (Cuenca, 1984)

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pues el dolor físico y el riesgo que el periplo importa son los que dan a la obra su sentido profundo.


Piedad, registro de acción, video, color, 17 min 35 s., 2015. Cámara: Diego Piedra y José Luis Tapia; edición: Diego Piedra; archivo: Cuerpo Pacífico. Foto: Ricardo Bohórquez


Lápida de mármol con sobrerrelieve de la Dolorosa. Foto: Ricardo Bohórquez Nota de prensa mexicana que inspiró la acción de la artista, reproducida en la revista digital El Fanzine. Documento histórico dedicado a la divulgación artistica. Edición macabra grotesca y sangrienta, N° 51.

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Fotogramas de Piedad


GABRIELA ANDRADE Cuenca, 1979. Licenciada en Artes Visuales por la Universidad de Cuenca, presentó su exposición individual Frecuencias en Fulano Galería (Cuenca, 2010). Ha participado en varias muestras colectivas, entre ellas: Tácticas sagradas / ensayos profanos: arte de mujeres (El Túnel / Arte Alternativo, Cuenca, 2014); Ejercicios corporales para todo el año (Galería Proceso / Arte Contemporáneo, Cuenca y MAAC, Guayaquil, 2012); Kimsacocha entre el oro o la vida (vestíbulo Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca, 2011); Últimas maniobras. Artistas cuencanos emergentes (Galería Proceso / Arte Contemporáneo, Cuenca, 2008); Cartografías del deseo (Asociación Humboltd, Quito, Guayaquil y Cuenca, 2005). Como parte del colectivo Artemisa, obtuvo una Mención de Honor en el Salón Nacional de Arte de la VIII Bienal de Cuenca (2003), conformó además la muestra oficial de esa edición. Adicionalmente participó en el proyecto curatorial Paraísos perdidos. Revisitando los cines de Cuenca (Bienal de Cuenca, 2015). GABRIELA BERNAL Cuenca, 1981. Licenciada en Artes Visuales por la Universidad de Cuenca. Su práctica comprende pintura, video, escultura y performance. Presentó su primera exposición individual en Espacio Vacío (Guayaquil, 2012). Con el proyecto El patio de atrás, fitografía de un microsistema y con el cortometraje Dos en el camino ganó los Fondos Concursables a la Producción Artística del Municipio de Cuenca, en 2013 y 2010 respectivamente. Participó de la Residencia Artística Franja Arte-Comunidad en Puerto el Morro (Provincia del Guayas, 2013), y en las exposiciones colectivas Últimas maniobras. Artistas cuencanos emergentes (Galería Proceso / Arte Contemporáneo, Cuenca, 2008); La chispa que incendia la llanura (CAC, Quito, 2012), Tácticas sagradas / ensayos profanos: arte de mujeres (El Túnel / Arte Alternativo, Cuenca, 2014), entre otras. Como parte del colectivo Artemisa, obtuvo una Mención de Honor en el Salón Nacional de Arte de la VIII Bienal de Cuenca (2003). Actualmente cursa una Maestría en Producción Artística en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), en Cuernavaca, México. FABIOLA CEDILLO Cuenca, 1987. Fotógrafa y escultora, creadora de «Aula. Escuela y Laboratorio de Fotografía». Recientemente ha ganado el Women Photographers Grant de «New Generation Prize», por lo cual ha sido nominada para World Press Photo. En el 2016 ganó «The Portrait of Britain» del British Journal of Photography, y en el 2015 los Fondos Concursables del Minis-

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terio de Cultura y Patrimonio. Es autora del libro Los mundos de Tita (2016), publicación con gran suceso internacional: finalista en Photobook Festival Kassel (Alemania), Photobook Bristol (Inglaterra); Belfast Photo Festival y Cork (Irlanda); Gazebook. Sicily Photobook Festival (Italia), Fotolibros Iberoamericanos (Portugal, 2017), y Premio de Fotolibro Latinoamericano 2017 (México). Este proyecto además ha sido parte de festivales como Pingyao International Photography Festival (China); Just Another Photo Festival (India); Photo Vogue Festival (Italia); Patata (España); Encontros da imagen (Portugal); Planche(s) Contact 2013 (Francia), entre otros. DANIEL COKA New Brunswick, New Jersey, 1990. Estudió Dirección y Producción de Cine Digital y Artes Visuales en la Universidad de Cuenca. La pintura, la instalación y el performance son los lenguajes artísticos con los que opera. En 2015 ganó el Salón de Junio de la Municipalidad de Machala con su obra pictórica. En 2016, en la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay presentó el ciclo acciones performáticas Caín. Fue parte del proyecto curatorial Paraísos perdidos. Revisitando los cines de Cuenca (Bienal de Cuenca, 2015). Alterna su residencia entre Cuenca y Portland, Oregon, EE.UU. MARÍA FERNANDA GARCÍA Cuenca, 1986. Se graduó de la Facultad de Artes Visuales de la Universidad de Cuenca y cursó Antropología Aplicada en la Universidad Politécnica Salesiana. En ese mismo año obtuvo una beca para el taller de técnicas fotográficas alternativas con el artista argentino Esteban Pastorino. En 2013 realizó un diplomado en fotografía en la Academia de Artes Visuales en Ciudad de México, donde trabajó como asistente de la fotógrafa Yvonne Venegas. Al mismo tiempo cursó un taller en el Centro de la Imagen de Oaxaca con la fotógrafa Vida Yovanovich. En el 2014 recibió una beca de la Senescyt para realizar una Maestría en Artes Visuales con mención en fotografía documental en la Universidad de Stellenbosch, Sudáfrica. Su trabajo se ha expuesto de manera individual y colectiva en México, Ecuador, Alemania y Sudáfrica. Actualmente vive y trabaja en Cuenca. DARWIN GUERRERO Cuenca, 1986. Realizó sus estudios de Artes Visuales en la Universidad de Cuenca. Ha participado en talleres, seminarios y exposiciones colectivas en algunos países, así como en proyectos vinculados a la comunidad. Entre las exhibiciones colectivas destacan: Entornos (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2016); Estadios (Galería Proceso / Arte Contemporáneo, Cuenca, 2015); Aquella locura divina llamada ironía (Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo, Guayaquil, 2015); Una cartografía del arte contemporáneo en Ecuador (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2014);


La copia de la copia de la copia (Galería de Arte del Palacio Municipal de Puebla, 2014 y Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo, Guayaquil, 2013). Junto a Dani Minchalo realizó la instalación Lluvia (Puente de El Centenario, Cuenca, 2013). Participó además en el Fluid New Media Lab (Local Project Art Space, New York, 2012), y en Dimensiones variables (Galería Proceso / Arte Contemporáneo, Cuenca, 2011). Adicionalmente fue parte del proyecto de video-performance Historias de Cuenca, dirigido por Fernando Baena (Festival de Arte Acción Cuenca, FAAC, 2015), y del proyecto curatorial Paraísos perdidos. Revisitando los cines en Cuenca (Bienal de Cuenca, 2015). También intervino en el Laboratorio de Proyectos Pedagógicos Artísticos dirigido por Luis Camnitzer, organizado por el Ministerio de Cultura y Patrimonio (Quito-Ibarra, 2013). MARÍA JOSÉ MACHADO Cuenca, 1984. Licenciada en Artes Visuales por la Universidad de Cuenca, tiene una Maestría en Teoría y Filosofía del Arte por la misma universidad. Gestora, docente y productora cultural independiente, es propietaria de Cu.Gallery, galería de artes aplicadas y diseño ecuatoriano, y de Salida de Emergencia, espacio dedicado al arte y al diseño. Es además cofundadora del evento Cuarto Aparte. Entre otras exposiciones colectivas participó en Últimas maniobras. Artistas cuencanos emergentes (Galería Proceso / Arte Contemporáneo, Cuenca, 2008); Tácticas sagradas / ensayos profanos: arte de mujeres (El Túnel / Arte Alternativo, Cuenca, 2014), y en el proyecto curatorial Paraísos perdidos. Revisitando los cines de Cuenca (Bienal de Cuenca, 2015). Actualmente se desempeña como Coordinadora de Proyectos Culturales de la Dirección de Cultura del Municipio de Cuenca. JUAN ANDRÉS MALDONADO Quito, 1991. Estudió en la Escuela de Artes de Albacete (España) y en la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca. Ha participado en las exhibiciones colectivas: Colateral (No Lugar, Quito, 2014); Terra. Huellas de arcilla (Casa de Chaguarchimbana, Cuenca, 2014); Art walk (Sono Estudio, Cuenca, 2015); EA 4. Objetos singulares (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2015); El Portal. Sueños transitorios, acción telecompartida en tiempo real entre artistas localizados en la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca (Ecuador), Teatro do Frio (Oporto, Portugal) y ArtekLab (San Sebastián, España, 2015). Ese mismo año en la galería de la Gobernación del Azuay presentó su muestra individual Espacios. Ha cooperado además en el montaje y museografía de distintos proyectos expositivos. PABLO MÉNDEZ Cuenca, 1992. Cursa estudios en la Carrera de Lengua, Literatura y Lenguajes Audiovisuales en la Universidad de Cuenca.

Fue parte del equipo de mediación de la XIII Bienal de Cuenca y cocurador de la muestra Lenguajes del deterioro (Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca, 2016). Junto a Priscila Urdiales trabajó en la mediación de Artefactos y artilugios. Artistas cuencanos en acción. DIEGO MOLINA BELTRÁN Cañar, 1991. Estudió Ilustración Digital en la Universidad de Cuenca. Ha participado en las exhibiciones colectivas Uno plural (Salida de Emergencia, Cuenca, 2014); Lenguajes del deterioro (Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca, 2016); Perder la cabeza (Museo de la Ciudad, Cuenca, 2017), y en el proyecto curatorial Panspermia. 24 horas de creación (Museo de la Ciudad, Cuenca, 2017). Presentó además la muestra individual Las mil maneras de imaginar (Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca, 2017). Fue parte del equipo de mediación de la XIII Bienal de Cuenca. GALO MOSQUERA Cuenca, 1988. Estudió Diseño Gráfico en la Universidad de Azuay, y egresó de la Maestría en Estudios del Arte de la Universidad de Cuenca. Desde 2012 forma parte del colectivo La Mata de Frío Azezino. Ha participado en varias exposiciones y certámenes dentro del país. En 2015 ganó los Fondos Concursables del Municipio de Cuenca, y en 2016 los del Ministerio de Cultura y Patrimonio. En el 2017 publicó el libro Postgraffiti: cartografía del rotulismo popular en el transporte pesado del Ecuador, investigación que sustentó su tesis de maestría. Actualmente se desempeña como asistente de diseño y comunicación de la Bienal de Cuenca. ENRIQUE NÚÑEZ Machala, 1987. Miembro activo y fundador del colectivo de arte multidisciplinario La Komuna. ha participado en las exposiciones colectivas: Lenguajes del deterioro (Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca, 2016); EA5, muestra de la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2015); Lucidity Festival (Santa Bárbara, California, Estados Unidos, 2015); Hazlo vos mismo (Museo Pumapungo, 2014); La temperancia (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2014); Uno plural (Salida de Emergencia, Cuenca, 2012); Real imaginario (Centro Municipal Casa de las Posadas, Cuenca, 2012). Fue parte del equipo de mediación de la XIII Bienal de Cuenca. MARCELA ORELLANA («MAZHYX») Cuenca 1984. En la Universidad de Cuenca estudió Artes y Psicología Educativa. Ha expuesto en numerosas muestras colectivas dentro y fuera del país, entre ellas: Tácticas sagradas / ensayos profanos: arte de mujeres (El Túnel / Arte Alternativo, Cuenca, 2014); Una cartografía del arte contemporáneo en Ecuador (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca,


2014). Ese mismo año fue ganadora del tercer premio del Salón de Junio de Machala, y seleccionada para la 5th World Biennial of Student Photography, de la Academia de Novi Sad en Serbia, y para el 27 Festival Les Instants Vidéo. Pour une libre circulation des corps et des désirs (Marsella-Francia, Milán-Italia). Participó además en la 5ta Trienal de Acuarela (Fundación Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo, Santa Marta, Colombia, 2015), y en el Festival internacional de vídeo-arte Art House Madrid (Centro de Artes de Vanguardia La Neomudejar, 2015). Tuvo a su cargo la coordinación del programa educativo de la XIII Bienal de Cuenca. JUAN CARLOS PAREDES Cuenca, 1988. Egresado de la Escuela de Artes Visuales de la Universidad de Cuenca, estudió Diseño Gráfico en el Instituto Sudamericano de su ciudad. Participo en «Fuera de clase», programa de formación artística de la Fundación Municipal Bienal de Cuenca (2015). Exposiciones colectivas: Lenguajes del deterioro (Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca, 2016); Hazlo vos mismo (Museo Pumapungo, Cuenca, 2014); El Portal. Sueños transitorios, acción telecompartida en tiempo real entre artistas localizados en la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca (Ecuador), Teatro do Frio (Oporto, Portugal) y ArtekLab (San Sebastián, España, 2015). Adicionalmente fue parte del proyecto de video-performance Historias de Cuenca, dirigido por Fernando Baena (Festival de Arte Acción Cuenca, FAAC, 2015), y del proyecto curatorial Paraísos perdidos. Revisitando los cines en Cuenca (Bienal de Cuenca, 2015). ADRIANA PINTADO Cuenca, 1986. Licenciada en Artes Visuales por la Universidad de Cuenca. Ha participado en las exposiciones colectivas Lenguajes del deterioro (Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca, 2016); II Salón Regional de Artes Plásticas de la Casa de la Cultura Núcleo del Cañar (Azogues, 2011); Manos arriba (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2010); 3 veces al día y santo remedio (Alianza Francesa, Cuenca, 2009); Arque/ tipos (Salón del Pueblo, Cuenca, 2009), y en el Salón Nacional de Arte Contemporáneo Mariano Aguilera (Quito, 2007) entre otras. Enseña arte a niños y jóvenes. VERÓNICA PONS Quito, 1977. Licenciada en Artes Visuales por la Universidad de Cuenca, tiene una Maestría en Teoría y Filosofía del Arte por la misma entidad académica. Debutó con la muestra individual Hic et nunc (Alianza Francesa, Cuenca, 2002). Junto a Ariadna Baretta fue parte de la muestra oficial de la VIII Bienal de Cuenca con la instalación Merienda de locos, presentada en la Galería de la Alcaldía (2004). Participó también en el Salón Nacional Mariano Aguilera (Centro Cultural Metropolitano, Quito, 2005). Vive y trabaja en Cuenca, donde se desempeña

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como profesora de Estética en la Facultad de Diseño de la Universidad del Azuay. LORENA SERRANO Cuenca, 1982. Licenciada en Artes Visuales por la Universidad de Cuenca. Entre 2007 y 2008 estudió alfarería en el Taller de Cerámica «El Puco» en Buenos Aires. Ha participado en las exposiciones colectivas Últimas maniobras. Artistas cuencanos emergentes (Galería Proceso / Arte Contemporáneo, Cuenca, 2008); 12 más 1 (Casa de los Arcos, Cuenca, 2009); Proyecciones del cuerpo femenino, Centro Cultural Metropolitano, Quito, 2011); Tácticas sagradas / ensayos profanos: arte de mujeres (El Túnel / Arte Alternativo, Cuenca, 2014); La Temperancia (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2014); Barro, concepto y localidad (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2015). En 2011 presentó las exhibiciones individuales Descomposiciones (Fulano Café-Galería, Cuenca) y Serotonina (Espacio Vacío, Guayaquil). MAYRA SILVA Cuenca, 1984. Estudió Artes Visuales por la Universidad de Cuenca, donde fue distinguida como la mejor dibujante de su promoción. Ha realizado exposiciones individuales y colectivas dentro y fuera del país. Ganó el Primer Premio en el V Salón «Eduardo Kingman Riofrío» (Loja, 2010) y en el Salón de Julio (Guayaquil, 2010). Fue además Premio Único en el Salón Regional de Artes Plásticas de Azogues. Entre otras exposiciones colectivas participó en Últimas maniobras. Artistas cuencanos emergentes (Galería Proceso / Arte Contemporáneo, Cuenca, 2008) y Tácticas sagradas / ensayos profanos: arte de mujeres (El Túnel / Arte Alternativo, Cuenca, 2014). DAMIÁN SINCHI Q. Cuenca, 1982. Licenciado en Artes Visuales por la Universidad de Cuenca, realiza una maestría en Estudios del Arte en la misma Universidad. Ha expuesto dentro y fuera del país (Cuba, Brasil, Chile, México). Exposiciones colectivas: Estilo libre. 11 artistas ecuatorianos (Galería Proceso / Arte Contemporáneo, Cuenca, 2010); La copia de la copia de la copia (Museo Antropológico y Arte Contemporáneo, Guayaquil, 2013); Una cartografía del arte contemporáneo en Ecuador (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2014); Gigantes y derivas. Procesos del arte monumental (Ex cárcel de la ciudad de Cuenca, 2016). Fue parte de la muestra oficial de la XIII Bienal de Cuenca. Exposiciones individuales: Imágenes del plasma (Salón del Pueblo, Cuenca, 2009) y Simbionte (Alianza Francesa, Cuenca, 2017). MANUEL TENECELA Machala, 1982. Licenciado en Artes Visuales por la Universidad de Cuenca. Ha participado en las exposiciones colectivas Lenguajes del deterioro (Casa de la Cultura Núcleo del Azuay,


Cuenca, 2016); en el Salón de Junio (Machala, 2011), en el II y IV Salón Regional de Artes Plásticas de la Casa de la Cultura Núcleo del Cañar (Azogues, 2011 y 2013), y en la exposición paralela a la IX Bienal de Cuenca: Ejercicios, espacios personales (Casa de las Palomas, Cuenca, 2007). PRISCILA URDIALES Cuenca, 1991. Licenciada en Artes Visuales por la Universidad Estatal de Cuenca. Ha participado en varios talleres de formación artística y en varias exposiciones colectivas a nivel nacional, entre ellas: Panspermia (Museo de la Ciudad, Cuenca, 2017), Lenguajes del deterioro (Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca, 2016) y Reticencias (No Lugar, Quito, 2014). Fue parte del equipo de mediación de la XIII Bienal de Cuenca, y junto a Pablo Méndez trabajó en la mediación de Artefactos y Artilugios. Artistas cuencanos en acción. SUAMY VALLEJO Cuenca, 1990. Estudió en la carrera de Artes Visuales de la Universidad de Cuenca. Ha participado en diferentes exposiciones colectivas dentro y fuera del país, entre ellas: Exposición ser ahí (Galería de Arte No Lugar, Quito, 2015); Festival de Arte Acción Cuenca (FAAC) en 2015; Festival Nacional de Performance (ENAPE, México, 2016). Lenguajes del deterioro (Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca, 2016); Self Identities (Galería Laura Haber, Argentina, 2016); A lo otro o lo otro (Estudio N, Guayaquil, 2016); Vocación del fracaso (Curare Alterno, Pereira, Colombia, 2016). Ha obtenido diferentes premios por su trabajo fotográfico. Fue parte del equipo de mediación de la XIII Bienal de Cuenca. JULIANA VEGA Cuenca, 1984. Tiene una licenciatura en pintura y grabado por la Universidad Central del Ecuador. Ha participado en varios talleres de arte contemporáneo y pintura en Argentina y Cuba. En 2011 fue profesora de pintura en un hospital psiquiátrico en Quito y ha sido parte de varias exposiciones colectivas dentro y fuera del país. Fue gestora y curadora de la muestra Exposiciones enredadas dedicada al tema de la justicia social (Museo Pumapungo, 2016). Actualmente se desempeña como Coordinadora Educativa del Museo Pumapungo. JULIANA VIDAL Cuenca, 1993. Estudió Artes Visuales en la Universidad de Cuenca, cooperó con diversos colectivos de arte con los que ha expuesto dentro y fuera del país. Su último trabajo en grupo dio como resultado el proyecto de arte público La Carretilla-Arte Ambulante. Entre otras exhibiciones en las que ha participado, consta: Colateral (Centro de Arte Contemporáneo, Quito, 2016); Mudanzas (Casa de la Cultura Núcleo del Azuay, Cuenca, 2016); Cuando las otras somos todas (Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, 2016); Terra.

Huellas de arcilla (Casa de Chaguarchimbana, Cuenca, 2016); Maquinaciones (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2015); Arte mula (CEAB, Maracaibo, Venezuela; No Lugar, Quito, 2015); Cartografías del arte contemporáneo ecuatoriano (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2015). Además fue parte del proyecto curatorial Paraísos perdidos. Revisitando los cines de Cuenca (Bienal de Cuenca, 2015). En 2017 presentó su muestra individual Des-dobla-miento (Salida de Emergencia, Cuenca). GABRIEL ZAMORA Cuenca 1982. Cursó un año en la Facultad de Diseño de la Universidad del Azuay, y apenas un ciclo en la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca. Su formación es fundamentalmente autodidacta. Ha realizado las exposiciones individuales: Fin de fiesta (Salón del Pueblo, Cuenca, 2014), Amor violento (Alianza Francesa, Cuenca, 2016), Romper para ver por dentro (Alianza Francesa de Quito y Club La Unión, Quito, 2017) La gravedad siempre gana (Museo Municipal de Arte Moderno, Cuenca, 2017). Asimismo, su obra ha sido expuesta en las muestras colectivas: Todo se destruye (República Sur, Cuenca, 2015), Construyendo ideas (Yuyay, Cuenca, 2016) y Liberté (Chacana, Cuenca, 2017). GABRIELA ZUMBA («LA GABRIEL») Cuenca, 1987. Inició sus estudios de diseño de interiores en la Universidad del Azuay, y a su vez tomó pintura en la Academia Olmedo Alvarado. Realizó una maestría en arquitectura efímera, gestión de eventos e instalaciones museográficas en el Instituto Europeo di Design en España; y trabajó para la galería Street Art Limited en Zürich. Forma parte del colectivo La Mata de Frío Azezino y del colectivo Informal. Su investigación Espacio en el espacio, publicada en 2017, se enfoca en la recopilación de arquitecturas populares.


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ARTEFACTOS Y ARTILUGIOS. ARTISTAS CUENCANOS EN ACCIร N se imprimiรณ en el mes de diciembre de 2017, en Editorial Don Bosco - Centro Grรกfico Salesiano de la ciudad de Cuenca, Ecuador, con un tiraje de 500 ejemplares.


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Foto: Santiago Vanegas Manzano


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