Número 70 de la revista Taurodelta

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nº 70 septiembre de 2015

Revista oficial de la plaza de toros de Las Ventas

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El Niño de la Capea, cinco faenas para la historia

Q

Mari Carmen Camacho: el legado de un taurino histórico

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Fernando Savater: “El toreo es muy serio, no se presta al humor”

Q

Toros y gastronomía, un maridaje casi perfecto

Q

José Luis de los Reyes: “No reconozco el estado actual del toreo”

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Temporada taurina

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SUMARIO nº 70 • septiembre de 2015 nº 70 septiembre de 2015

Revista oficial de la plaza de toros de Las Ventas

Q

El Niño de la Capea, cinco faenas para la historia

Q

Mari Carmen Camacho: el legado de un taurino histórico

Q

Fernando Savater: “El toreo es muy serio, no se presta al humor”

Q

6

Toros y gastronomía, un maridaje casi perfecto

Q

José Luis de los Reyes: “No reconozco el estado actual del toreo”

10

Q

Temporada taurina

Q

Ilustración de Portada: Sin título.

Obra de Jerome Pradet, presentada al Concurso de Carteles Taurodelta 2015

Edita: Taurodelta S.A. - C.I.F. A20620456

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Dirección: José María Baviano, b+c Comunicación. byc@byc1.com Coordinación y edición: b+c Comunicación. byc@byc1.com Redacción: José Ignacio de la Serna, David Plaza, Juan Pelegrín, Javier Bajo y Gonzalo Bienvenida. prensa@taurodelta.es.

Tfno: 91.356.22.00. Ext. 241 y 224.

Fax: 91.361.43.43.

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Noticias Taurodelta

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Temporada Taurina

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Entrevista con: El Niño de la Capea

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Clásicos ganaderos: Mari Carmen Camacho

18

Entrevista con: Fernando Savater

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Reportaje: Toros y Gastronomía

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Hablando en Plata: José Luis de los Reyes

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Colaboradores en este número: Joaquín López del Ramo Laura Tenorio y José Carlos Arévalo.

Diseño, Producción e Impresión: Nueva Imprenta, S.L. La Granja, 45.

28108 Alcobendas. MADRID. Tel.: 91 662 48 68 Maquetación: Javier Jiménez de Molina.

Publicidad: Taurodelta, S.A.

Plaza de Las Ventas

Visítenos en la web: www.las-ventas.com

Depósito legal: M-10844-2007

Puede acceder a los contenidos de todos los números de la revista en www.las-ventas.com Información sobre actualidad y actividades en la Plaza de Las Ventas: 902 1931 66

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NOTICIAS

Departamento de comunicación de Taurodelta • Fotografía: Centro de Asuntos Taurinos de la CAM

Misa en la plaza de toros de Las Ventas en honor de la Virgen de la Paloma El pasado sábado, día 15 de agosto, se celebró en el ruedo de la plaza de toros de Las Ventas la tradicional Misa en honor de la Virgen de la Paloma. El oficio fue celebrado por el capellán de la plaza Monumental de Madrid, padre Chechi, y para la ocasión fue instalado un altar en el mismo ruedo de la plaza, presidido por una imagen de la Virgen de la Paloma que se encuentra en la capilla de Las Ventas.

Esta Santa Misa viene celebrándose anualmente en esta festividad y, además, en ella se recuerda a todas las personas del mundo de los toros, y a los empleados de la Plaza de Las Ventas fallecidos durante el año, costumbre que se estableció con motivo de la muerte en el ruedo de Las Ventas del subalterno Miguel Leyton El Coli, herido mortalmente por un novillo de Ángela Rodríguez de Arce, el 15 de agosto de 1964.

Imagen de la Virgen de la Paloma en el ruedo.

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El pasado día 15 fueron recordados especialmente los matadores de toros José María Manzanares (padre) y Agapito Sánchez Bejarano, el ganadero Fernando Pérez Tabernero, el picador Antonio Salcedo y el que fuera Director Gerente del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, Julio Pacheco.

La Virgen de la Paloma es una de las imágenes más veneradas por los toreros madrileños, desde que algunos de ellos, como Vicente Pastor, Marcial Lalanda, Luis Gómez El Estudiante, Manuel Escudero, Julio Aparicio y Antonio Chenel Antoñete, acudieran a la iglesia de La Paloma a dar gracias a la Virgen al término de su actuación y cada vez que tenían una tarde triunfal en la plaza de Las Ventas.

Dos corridas de toros y dos novilladas para el ciclo de encastes minoritarios en Las Ventas El pasado 25 de agosto Taurodelta cerró los carteles de los cuatro festejos que componen el ciclo de encastes minoritarios que se anunciarán durante el próximo mes de septiembre en la Plaza de Las Ventas, a las 18:30 horas.

Domingo 13 de septiembre. Toros de Saltillo, encaste Saltillo, para Sánchez Vara, José Carlos Venegas y Marco Antonio Gómez (de Alcalá de Guadaira, Sevilla, confirma alternativa).

Al igual que ocurriera durante la pasada temporada, Taurodelta ha sido autorizada por el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid a sustituir dos novilladas, previstas en el calendario inicial, por dos corridas de toros. La combinación de ganaderías y matadores es la siguiente:

Domingo 20 de septiembre. Novillos de Villamarta, encaste Villamarta, para Miguel Ángel León, David Fernández (de Cehegín, Murcia, presentación en Madrid) y Juan de Castilla (de Medellín, Colombia, presentación en Madrid).

Domingo 6 de septiembre. Novillos de San Martín (encaste Santa Coloma) para Jesús Chover, Mario Palacios (de Cañamero, Cáceres, presentación en Madrid) y Antonio Mendoza (de México DF, presentación en Madrid).

Domingo 27 de septiembre. Toros de Hnos. Fraile Mazas, encaste Atanasio Fernández (vía Javier Pérez Tabernero) para Fabián Barba (de Aguascalientes, México, confirma alternativa), Pérez Mota y Miguel Ángel Delgado.

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Homenaje a Diego Ventura en la plaza de toros de Las Ventas El rejoneador Diego Ventura será homenajeado el próximo sábado, 5 de septiembre, en la plaza de toros de Las Ventas al cumplirse el décimo aniversario de su primera salida a hombros de La Monumental Madrileña. El acto tendrá lugar a partir de las 12:30 del mediodía en la Sala Cossío y contará con la presencia de Diego Ventura.

Conciertos en Las Ventas durante el mes de septiembre La plaza de toros de Las Ventas acogerá los siguientes conciertos en el mes de septiembre.

12 de septiembre, a las 22:00: Fito y Fitipaldis.

Gira ‘Huyendo conmigo de mí’.

18 de septiembre, a las 21:00: Film Symphony Orchestra Tour 2015.

19 de septiembre, a las 21:00: Melendi. Gira ‘Un alumno más”.

22 de septiembre, a las 22:00: Dani Martín. Gira ‘La cuerda Floja”.

Lo más comentado en redes sociales El regreso de los toros a Illumbe tras permanecer la plaza cerrada a causa de la cerrazón de los abertzales de Bildu fue el tema positivo del mes en las redes. La retransmisión por parte de TVE de la corrida de reapertura a la que acudió el Rey emérito y parte de la familia Real atrajo más miradas si cabe. Los toros volvieron a San Sebastián para quedarse mucho tiempo.

La parte negativa y también muy comentada fue el grave percance de Paquirri en Huesca y la gravísima y dramática cornada que sufrió Jiménez Fortes en Vitigudino y que le tuvo al borde de la muerte. El mundo taurino se volcó con los dos toreros, pero lamentablemente se produjo también una respuesta obscena, terrible e incluso rozando el delito por parte de varios sujetos que se regocijaron hasta producir náuseas entre los taurinos y los que no lo son. Por suerte, ambos matadores se recuperan y seguro que muy pronto estarán de vuelta en los ruedos y dando que hablar positivamente en las redes sociales.

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TEMPORADA 2015

RESEÑAS

Fotos: Juan Pelegrín

Reseña del 2 de agosto

Temporada 2015

Interesante actuación de la terna de novilleros MANUEL VANEGAS: Silencio con un aviso y saludos.

GERARDO RIVERA: Silencio con un aviso y vuelta al ruedo.

ALEJANDRO MARCOS: Silencio con un aviso y saludos.

SE LIDIARON CINCO NOVILLOS DE MARTÍN LORCA (3º).

Y UNO DE ESCRIBANO-MARTÍN

1º Nº 11, Torero, negro listón, 485, 10/11 • Silencio 2º Nº 31, Español, castaño, 470, 2/12 • Pitos 3º Nº 57, Lector, negro bragado meano, 464, 2/12 • Silencio 4º Nº 17, Japonés, castaño bragado, 512, 11/11 • Silencio 5º Nº 14, Valiente, negro, 481, 11/11 • Palmas 6º Nº 30, Cernícalo, negro, 520, 2/12 • Silencio

Manuel Vanegas sufrió una herida en la mano izquierda.

Alejandro Marcos dibujó los mejores muletazos de la tarde demostrando empaque y temple ante sus dos novillos. Gerardo Rivera vino cargado de valor y ganas para enfrentarse al mejor novillo de la tarde, el quinto, con el que tuvo un inicio de faena eléctrico aunque luego fue a menos. Dio una vuelta al ruedo por su cuenta. Manuel Vanegas saludó al cuarto con unas excelentes verónicas además de derrochar ambición durante toda la tarde. Sufrió varios revolcones y terminó en la enfermería.

Parte médico de Manuel Vanegas: “Herida incisa en región cubital palma mano izquierda. Contusiones y erosiones múltiples pendiente de estudio radiológico. Pronóstico reservado que le impide continuar la lidia”. Fdo: Dr. García Padrós

El toreo a la verónica de Alejandro Marcos.

Reseña del 9 de agosto

Temporada 2015

Oreja para Iván Vicente en su vuelta a Las Ventas IVÁN VICENTE: Una oreja y vuelta al ruedo.

RUBÉN PINAR: Vuelta al ruedo con aviso y saludos.

DAVID GALVÁN: Saludos con dos avisos y silencio con aviso.

SE LIDIARON CUATRO TOROS DE GAVIRA Y DOS DE CARRIQUIRI (4º Y 5º).

1º Nº 28, Pordiosero, negro, 555, 9/09 • Ovación 2º Nº 18, Sereno, negro, 508, 3/11 • Palmas 3º Nº 41, Cantarero, negro, 524, 6/11 • Silencio 4º Nº 49, Carabello, colorado, 525, 12/10 • Silencio 5º Nº 7, Huertano, negro listón, 605, 3/10 • Silencio 6º Nº 65, Habanero, negro, 543, 6/11 • Silencio

Iván Vicente regresó a Las Ventas cortando una oreja.

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Iván Vicente cortó una oreja en su vuelta a Las Ventas tras seis años de ausencia. Dejó una faena llena de clase al noble primero con momentos de mucho empaque. Lo saludó con gusto a la verónica. Mató con una buena estocada y paseó el trofeo. Con el cuarto puso todo de su parte en una faena que se pasó un poco de medida. Rubén Pinar protagonizó un trasteo emocionante con el buen segundo; el uso del descabello le privó de la oreja. El quinto sólo le permitió demostrar su aplomo. David Galván ejecutó buenos naturales en su faena al tercero sin que llegara a cuajarla. Dio la vuelta al ruedo. El sexto se partió un pitón al inicio del último tercio haciendo imposible el lucimiento.

El descabello privó a Rubén Pinar de pasear un trofeo.

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RESEÑAS

Reseña del 15 de agosto

Temporada 2015

Oreja para Javier Jiménez en su confirmación CARLOS ESCOLAR FRASCUELO: Saludos y división. ÁNGEL TERUEL: Silencio y saludos.

JAVIER JIMÉNEZ: Vuelta al ruedo con aviso y una oreja.

SE LIDIARON CINCO TOROS DE SANTIAGO DOMECQ Y ANA MARÍA BOHÓRQUEZ (2º).

UNO DE

1º Nº 36, Aviador, negro listón, 519, 2/10 • Ovación 2º Nº 132, Lucerito, colorado, 536, 12/09 • Silencio 3º Nº 58, Faraón, colorado chorreado, 533, 1/10 • Silencio 4º Nº 8, Juguetón, negro, 540, 1/11 • Silencio 5º Nº 38, Quitasueños, colorado salpicado, 598, 10/09 • Palmas 6º Nº 27, Ingenioso, colorado, 543, 1/10 • Palmas

Javier Jiménez cortó una oreja en la tarde de su confirmación.

Javier Jiménez fue el triunfador del festejo de la Paloma en el día de su confirmación al cortar una oreja al sexto en una faena llena de valor. Jiménez se la jugó sin cuento con un toro muy complicado al que arrancó tandas de mucha emoción. Mató a la primera y consiguió el trofeo. Con el primero logró buenos pasajes sin que la faena llegara a tomar el vuelo que el toro parecía propiciar. Ángel Teruel no tuvo opciones con su primero y con su segundo dibujó naturales de buen trazo, con gusto, que hicieron que los tendidos reaccionaran con aplausos. Saludó al arrastre. Frascuelo dejó algunos detalles sueltos muy jaleados. Fue ovacionado al romperse el paseíllo.

Javier Jiménez demostró mucho valor ante un complicado toro.

Reseña del 16 de agosto

Temporada 2015

Oreja para Miguel Ángel León ÁLVARO CASILLAS: Silencio con aviso y silencio con dos avisos.

VICENTE SOLER: Palmas y silencio.

MIGUEL ÁNGEL LEÓN: Silencio y una oreja.

SE LIDIARON CINCO NOVILLOS DE DOLORES RUFINO Y UNO DE JOSÉ MARÍA LÓPEZ (4º).

1º Nº 10, Margarito, negro listón, 494, 10/11 • Palmas 2º Nº 20, Nenúfares, castaño, 497, 11/11 • Palmas 3º Nº 32, Reingresado, colorado, 530, 12/11 • Silencio 4º Nº 19, Vinagrero, castaño, 524, 12/11 • Silencio 5º Nº 17, Nuevarropa, negro, 492, 1/12 • Silencio 6º Nº 41, Nadamando, negro, 520, 10/11 • Ovación

Miguel Ángel León paseando la oreja del sexto novillo.

Miguel Ángel León cortó una oreja al sexto novillo de la tarde, al que entendió bien por el pitón derecho en el inicio para terminar toreando a gusto por los dos pitones. Lo saludó con buenas verónicas y media además de matarlo de una estocada. Álvaro Casillas se encontró con un buen primero y con un novillo manso pero noble en cuarto lugar. Con ambos ejemplares se empleó sin que su labor trascendiera. Vicente Soler tuvo momentos de interés con el segundo, noble, pero la faena decreció en intensidad y terminó diluyéndose. El quinto, brusco, que se quedó sin picar, le planteó problemas que no pudo resolver. Miguel Ángel León se topó con un toro soso que apenas le permitió dos tandas.

Derechazo de Miguel Ángel León.

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TEMPORADA 2015

RESEÑAS

Fotos: Juan Pelegrín

Reseña del 23 de agosto

Temporada 2015

Interesante actuación de López Chaves LÓPEZ CHAVES: Saludos y silencio con un aviso.

VÍCTOR JANEIRO: Saludos y silencio.

JULIO PAREJO: Saludos con un aviso y silencio con un aviso.

SE LIDIARON CUATRO TOROS DE LAGUNAJANDA (DOS MÁS DEVUELTOS); RISCO (6º) Y OTRO DE CONDE DE LA MAZA (4º).

UN SOBRERO DE EL

1º Nº 10, Mareado, negro chorreado, 537, 10/10 • Silencio 2º Nº 88, Muchorromero, negro listón, 550, 1/10 • Silencio 3º Nº 54, Mosquetón, castaño, 505, 11/09 • Silencio 4º Nº 36, Cocinosito, negro listón bragado, 540, 11/09 • Silencio 5º Nº 20, Majagua, castaño bragado, 554, 10/10 • Palmas 6º Nº 5, Marciano, castaño, 552, 4/10 • Silencio

La espada impidió a López Chaves cortar una oreja.

Domingo López Chaves cuajó la faena más rotunda de la tarde con un exigente sobrero de Conde de la Maza que se lidió en cuarto lugar. El salmantino anduvo muy firme y consiguió con dominio meter al toro en la muleta. Con el público muy entregado a su labor falló con la espada y perdió un trofeo. Con oficio con el flojo tercero y con mucha voluntad ante el encastado quinto, Víctor Janeiro destacó con la espada al fulminar a sus dos oponentes con buenos volapiés. El confirmante Julio Parejo dejó detalles de buen toreo con el toro de su confirmación. Su primero, con poca fuerza, y un sobrero de El Risco de mal juego apenas le dejaron opciones.

Derechazo de López Chaves.

Reseña del 30 de agosto

Temporada 2015

Vuelta al ruedo para Alejandro Fermín MANUEL FERNÁNDEZ MAZZANTINI: Silencio con un aviso al arrastre de cada uno de sus novillos.

JAVIER DE PRADO: Silencio y silencio con dos avisos.

ALEJANDRO FERMÍN: Vuelta al ruedo y silencio con dos avisos.

SE LIDIARON SEIS NOVILLOS DE DANIEL RAMOS. 1º Nº 30, Paciente, negro, 486, 3/12 • Palmas 2º Nº 16, Recatado, colorado chorreado, 465, 11/11 • Silencio 3º Nº 22, Orfeón, colorado salpicado, 461, 12/11 • Palmas 4º Nº 19, Ojeroso, colorado chorreado, 452, 3/12 • Palmas 5º Nº 20, Oleandro, colorado, 450, 3/12 • Silencio 6º Nº 37, Estaquillo, castaño, 505, 12/11 • Silencio

Alejandro Fermín dejó una grata impresión en Las Ventas.

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Alejandro Fermín fue el triunfador del último festejo del mes de agosto en Las Ventas gracias a la firmeza que demostró durante toda la tarde. A su primero lo toreó con hondura en algunas fases de la faena. Se pidió la oreja y dio la vuelta al ruedo. Con el sexto, muy pegado al piso, exhibió valor y se pegó un arrimón que se diluyó por los problemas con la espada. Mazzantini dejó detalles de interés y buen gusto con su primero. El cuarto no le dejó demasiadas opciones. Javier de Prado, con mucha voluntad toda la tarde, tuvo sus mejores momentos durante la lidia del manso quinto al que sujetó en las tablas con derechazos muy ligados.

Alejandro Fermín, valor y gran disposición.

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ESCUELAS TAURINAS

Pablo Mora quiere ser torero El novillero de la Escuela de Moralzarzal dejó tres soberbias actuaciones en el mes de agosto marcando diferencias con sus compañeros. Se perfila como ‘favorito’ para la final a falta de tres novilladas para que concluya El Camino hacia Las Ventas 2015.

Texto: Gonzalo Izquierdo Bienvenida Fotografía: Ricardo Relvas

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l día uno de agosto en Soto del Real se lidió una novillada de Joselito con muchas posibilidades. El maestro, que presenció el festejo desde el tendido, disfrutaría viendo embestir a sus erales y, sobre todo, a la cantera del toreo, que viene apretando fuerte. Ignacio Ruiz representaba a la Escuela de Madrid. Torero de gran técnica para estar sin caballos, pero con ciertas deficiencias para conectar con los tendidos.

Alargó en demasía sus actuaciones y no logró matar bien.

Ruiz, en el segundo de su lote, respondió por gaoneras a un quite de Mora al que invitó a realizar un tercer quite al novillo de Joselito. Pablo no lo dudó ni un momento y clavó sus rodillas en el centro del ruedo para dar faroles hasta que en el cuarto le cogió porque no había más espacio. El percance no tuvo consecuencias y se vivió uno de los momentos de mayor emoción del certamen con la rivalidad entre compañeros.

José Aguilera defiende en esta edición el título de campeón. Tiene el trazo más artista del escalafón sin picadores, pero sus faenas no son uniformes ni bien estructuradas. Cuajó al segundo de su lote con el capote y quiso torear muy despacio a sus dos ejemplares. Si se cuaja, puede ser un importante novillero con picadores la próxima temporada.

En Alalpardo la novillada de La Glorieta fue remendada por dos erales de Fernando Guzmán que no permitieron el lucimiento. Juan Antonio Romero lleva años de novillero, quiere hacer bien las cosas, pero no pasa de discreto en sus actuaciones. Ante el primero, uno de los sobreros, no tuvo opción. En el otro de su lote tuvo una digna actuación sin conectar con la afición que llenaba los tendidos.

Pablo Mora pasea una oreja en Alalpardo.

También se presentó en el concurso Ángel Téllez, que dejó impronta de sus buena maneras en Alalpardo. Pero donde de verdad convenció al jurado fue en Collado Mediano ya que cuajó de verdad al tercero de El Cortijillo. Tanto en el inicio de faena como en el final, no dudó Téllez en arrodillarse demostrando que no quiere quedarse atrás. El novillero de El Batán tiene un gran concepto del toreo. Su clásica personalidad unida a sus ganas de ser torero pueden llevar al joven novillero a hacer el paseíllo en Las Ventas el 4 de octubre.

Completó el cartel de Collado Mediano Salenc, al que se le ve muy hecho y con posibilidad de afrontar compromisos mayores. Torero muy técnico que anda fácil con los novillos y que se muestra muy solvente.

Pablo Mora participó en las tres novilladas. En Soto impresionó su firme-

za, en Alalpardo su amor propio y en Collado Mediano su capacidad. Quiere hacerlo todo muy de verdad y transmite esa entrega a los tendidos de forma natural. Durante la faena al segundo de su lote en Collado Mediano recibió una fuerte paliza. Regresó a la cara del novillo de Lozano Hermanos y resolvió con arrojo sin volver la cara en ningún momento. Impresiona la capacidad del novillero para resolver pese a las asperezas de sus oponentes. Con la espada se le ve falta de técnica, pero la suple con decisión y pureza. Pablo Mora se perfila como favorito, ya que es el primero en la clasificación general.

Se presenta un interesante mes de septiembre para el escalafón inferior en el que El Camino hacia Las Ventas parará en Navacerrada, Hoyo de Manzanares y San Agustín del Guadalix. La gran final será el 4 de octubre en Las Ventas con reses de Jandilla.

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ENTREVISTA

El Niño de la Capea, cinco faenas para la historia La memoria olvida lo accesorio y rescata lo fundamental. ¿Quién recordaría a Capea si su andadura por los años ochenta no hubiera existido? ¿Recordaríamos al valeroso, juvenil y listo matador que tenía el don del toreo y competía con las otras figuras de su generación y con las ya míticas figuras de los años sesenta? No. Los triunfos, por muy continuados que sucedan, no son valor suficiente para que los rescate la memoria. Si recordamos a Capea es porque en la penúltima década del siglo pasado su destreza se transformó en maestría y ésta en arte.

Texto: José Carlos Arévalo Fotos: Alberto Simón, Botán, Martín y Lendínez

A

l margen de legítimos partidismos, al evocar los años ochenta la reaparición de Antoñete, la revolución de Ojeda y el magisterio de Capea son lo primero que se me viene a la cabeza. Semejante afirmación enfurecerá a muchos, el olvido de otros diestros, de muchas grandes faenas, de otras figuras que mandaron en aquella época, resulta imperdonable, pero así de drástico y selectivo es el recuerdo. Yo ahora me cuestiono por qué el don innato de aquel torero ligero y fresco se convirtió al temple y cómo el temple le dotó de un aura magistral.

EL PERFUME Pero toda maestría tiene un principio. El Capea retirado está ahora delante de mí, sentado en el porche de su casa de “Espino Rapado”, y se lo piensa un instante.

“El primer resorte que me movió al toreo fue el perfume. El perfume de una crema que usaba mi madre después de lavar largas horas en el río. Se me clavaba. Yo tenía 14 años cuando me planté y me fui de casa. Odiaba y amaba aquel perfume. Busqué un trabajo pero apenas daba para comer. Y me fui “a la Capea”, le pedí a Pablo, el dueño de la escuela, que me dejara estar allí, yo haría todos los trabajos que me mandara. Bastaba con que me diera de comer, el resto era cuestión mía. Me preguntarás por qué elegí el toro como salida. Y es que mi mundo era la comarca de la carretera que va de Salamanca a Ciudad Rodrigo. Yo veía parar a El Viti, a Camino en la Venta y veía sus coches maravillosos. Supe que allí se unían mis deseos y la solución”.

Sin embargo, eso no explica el valor, la capacidad de torear, el poder de expresar lo que se siente delante del toro.

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Pedro Gutiérrez El Niño de la Capea.

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“En la escuela, unos y otros nos prestábamos nuestras respectivas mediocridades. Pero el toreo es una búsqueda solitaria. Yo tenía el perfume, que me daba valor, y mi fascinación por el toro. El toro era el problema y mi meta.

Yo debía comprenderle, saber sus porqués, entender sus embestidas. En el fondo, a mí no me ha enseñado nadie a torear. Miré lo que hacían los toreros y vi lo que me hacían los toros”.

A eso yo lo llamo el don. Se tiene el don de cantar o de bailar como se tiene el don de torear. Pero sin oficio, en el caso del toreo sin conocimiento del toro, no sirve de nada. Yo siempre intuí que al joven Capea no le importaba el oficio, que lo daba por supuesto: era algo exigible a cualquiera que se vista de luces. Lo decisivo es algo más, la impronta que un diestro determinado sabe dar a su toreo. En la primera fase de su carrera, la impronta de Capea ofrecía una mezcla muy eficaz. Y calaba de inmediato en los tendidos. Era una ecuación de audacia juvenil y destreza sorprendente.

Iba de prisa al toro, encontraba rápido el sitio de torear, conseguía que le embistieran pronto los toros. Y las faenas estallaban antes de que el público las presintiera. Ese desparpajo, que no deja ver la “técnica” no gustaba a los aficionados, que lo acusaban de torear ligero, pero sí a los públicos, que le otorgaban muchas y merecidas orejas. La verdad es que iba deprisa al toro y luego lo toreaba con temple, es decir, que se apoderaba de sus embestidas de cabo a rabo. Y eso es torear, adueñarse de la embestida de principio a fin. Sin esa capacidad, sin ese conocimiento del toreo, la audacia juvenil del primer Capea no hubiera servido de nada. “El toreo es valor, voluntad y conocimiento”, dice El Capea. Y añade: “También reto.

Recuerdo que al principio toreé varias novilladas seguidas en Bilbao. En una de ellas me pusieron con las dos figuras de la novillería, Manzanares y Galloso, y en el sorteo me correspondió un galán que era un verdadero toro. Los aficionados dijeron en el apartado, hoy se acaba el “Niño”. Me impuse nada más sonó el clarín para el último tercio. Y le corté las orejas. Nadie sabía que en mí había una fuerza oculta: el perfume”.

EL CHISPAZO En efecto, el Niño de la Capea fue figura muy pronto y se mantuvo en la primera fila durante toda su carrera, junto a los grandes de su época, Paquirri, Man-

El toreo a la verónica, la capeína en el día de su confirmación en Madrid y un derechazo de Niño de la Capea.

zanares y Dámaso. Yo le vi torear a menudo, en Madrid y en otras plazas, pero cuando llamó verdaderamente mi atención, cuando tuve conciencia de estar ante un torero fuera de lo común, fue a principios de los años ochenta, en Las Ventas, ante un toro de Dionisio Rodríguez. Era un toro muy enrazado, y los muletazos tuvieron solidez y temple, emoción y cadencia, una serenidad impensable ante la agresividad de la embestida. “De ese toro tengo un recuer-

do agridulce, porque lo apuré de verdad, pero me cogió a la hora de matar. Javier Chopera, mi apoderado, me había dicho cuando fui a buscar el estoque, Pedro, éste no se te puede ir… me partió tres costillas y el esternón”. Pero no se le fue, lo mató con la misma entrega que lo toreó y lo desorejó.

En la década de los ochenta, Capea hace cinco faenas que han quedado impresas en la memoria de la plaza.

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ENTREVISTA

Grandes faenas no previstas por el tendido, inimaginables antes de que el torero diera el primer pase. De ahí que la primera emoción sentida por el graderío fuera la sorpresa: un halo de admiración circunda entonces el estar del torero en el ruedo, el bullicio se acompasa, los oles se ordenan en la partitura del toreo. Y también el silencio. Hay regodeo e imantación. La grada comulga con el ruedo. Los muletazos se desgranan lentos y poderosos, el sitio de torear es de una precisión milimétrica. Se atisba la cornada y sucede el mando, un mando templado, potente, y sin embargo fresco, de una autoridad espontánea –restos de la alegría juvenil de Capea–. Y la plaza ruge, siente y piensa, es una embriaguez despierta, la comunión del toreo al borde de la catarsis. Y fueron cinco insospechadas faenas para la historia. Las que irguieron a Capea como una figura de época en la plaza de Madrid: la mencionada al toro de Dionisio Rodríguez, la del toro de Sepúlveda, la del toro de Gavira, la del toro de Victorino Martín y la del toro de Manolo González. Marcaron la época en que la plaza de Madrid estaba fascinada con el toreo de Antoñete y conmocionada por la revolución de Ojeda. Fue cuando la generación torera de los setenta afirmó no ser una camada de transición y tener peso propio entre las grandes figuras de los sesenta y lo que vino después.

Las cinco faenas ya míticas de Capea afirmaron el liderazgo del torero como primer espectador del toro, el que primero lo ve, el que lo descubre al resto de la plaza. ¿Cómo y cuándo surge esa claridad en la mente del torero? ¿Por qué no hay un atisbo de probatura y desde el primer pase golpea la impronta de que habrá faena? “Es un chispazo –dice Capea–. No un chispazo mágico, sin base alguna. Yo creo que la rapidez de pensamiento se conjuga con el conocimiento, con la experiencia acumulada de muchos toros y con la actitud de compromiso que determinados toreros sentimos en el ruedo. Es un instante revelador, de certeza absoluta, que te dice que si al de Sepúlveda no le das los terrenos de toriles no embestirá ni una vez, que si al de Gavira no le das la mano izquierda tampoco te embestirá, ni por el izquierdo ni por el derecho, que si al de Victorino no le esperas y le consientes y te fajas con él se te subirá a la hombrera, que si al de Manolo González no lo puedes en el primer pase, te podrá él durante toda la faena.

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Muletazo por bajo en el San Isidro de 1988.

Trincherazo de El Niño de la Capea.

Y sí, esto sucede como una revelación, es un momento de claridad absoluta que te exige como respuesta ser tú mismo, el que te crees que eres. A veces, esa respuesta es muy costosa. Como a vida o muerte. Yo veía a Cumbreño –el toro de Manolo Gonzalez– en banderillas y me decía, o lo toreo y entonces me puede matar, o me defiendo y entonces será mi derrota como torero. Pensé en todo, en mi casa, en mi familia… y en que era torero. Pero cuando me fui al toro ya sabía lo que iba a pasar”.

“Lo que no saben muchos es que un torero torea todos los toros de una corrida, los suyos con el capote y la muleta, y los otros con la mente. Pero el compromiso con los propios hace que

su concentración y entrega sean absolutos. El chispazo revelador surge gracias al deseo de ser, de ser siempre tú mismo, y al conocimiento acumulado del toro. ¿Cómo no va a interesarse el torero en el toro, que es su problema y su premio? En mi caso, siempre, desde el principio, me sentí fascinado por el misterio del toro, por qué embiste, cómo embiste, cuándo lo hace, qué te exige para embestir, cómo has de torearlo, en dónde has de hacerlo, a qué distancia, en qué sitio, a qué altura, con qué ceñimiento… El toro me lo ha dicho todo, o casi todo, sobre sí mismo, y también los ganaderos. Recuerdo una noche entera, reveladora, en México, hablando con Javier Garfias. Y por supuesto, no agotamos el tema”.

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EL AURA Los triunfos de Capea en Las Ventas provocan en el torero una extraña mutación ontológica. Capea sigue sin ‘vender’ su maestría, lidia a los toros toreándolos, les regala todo el prestigio de sus embestidas, como si no las forjara él, como si se las regalara el toro. Pero desde la faena a Cumbreño a Capea le rodea un aura, el aura de la maestría, que le acompaña en el ruedo desde que se abre el portón de cuadrillas. No se sabe si él ha cambiado o han cambiado los públicos con respecto a él. Nos fijamos entonces que sus vestidos de torear van más recamados, son más barrocos, como de torero antiguo. Le miramos cuando torea y cuando no, nos fijamos cómo atiende a la lidia a la izquierda del caballo y cómo anda, ya más despacio, para ir al toro, o cómo sale con desparpajo y señorío de las suertes. Da gusto verle en otras plazas, en Sevilla, en Málaga, en Bilbao, su plaza, en Pamplona…

Los públicos son conscientes, entonces, de su maestría, y el espectador advertido observa cómo el torero, cuando es un auténtico maestro, es capaz de cambiar a los públicos, de imponer sin pedirlo, una atención especial a la lidia de sus toros. Y es lógico que esto suceda, porque la mutación capeísta ha conseguido la maravilla de transmutar la maestría en estilo, de convertirla en arte. Un arte que nace de la inteligencia lidiadora y del valor más puro. Se despliega en aquellos años, más que nunca, el temple de Capea, pleno de valor, embriagado de serenidad. No sé si fue entonces o antes, tras la faena al toro de Gavira, cuando pensé la enormidad de que Capea era un

La Capeína de El Niño de la Capea.

torero infalible, un diestro portentoso que, a la chita callando, había hecho realidad la descarada respuesta de Guerrita a la pregunta de un aficionado, Rafael, ¿qué va a pasar esta tarde? Lo que a mí me de la gana.

El aura le acompañó a Capea durante unos años prodigiosos. Hasta que un día, a mi modo de ver, la perdió por culpa de un cornalón inferido por un toro

de Cebada Gago en la plaza de Sevilla.

Después le vi con la misma maestría pero sin aura. “No estoy muy de acuerdo, o por lo menos yo no lo sentí así. En todo caso, recuperé la espontaneidad de mi toreo en México, donde ya había sido figura desde hacía años. Recuerdo que cuando reaparecí en Pachuca, después del paseíllo un aficionado me entregó una herradura confeccionada con flores y me dijo, para que esta herradura le devuelva la suerte que no le han querido dar en España. Aquel día corté tres orejas y me sentí en plenitud”.

Yo no presencié la andadura de Capea en México. Supe de sus sucesivos rabos en la exigente plaza de Guadalajara y de sus grandes tardes en La México. Sí viví el día de su retirada en el coso de Insurgentes, un espectáculo de emoción desbordante como jamás pude imaginar que me certificó quién era Capea en México. Pero esta es otra historia, como también lo es la de Capea en Suramérica, todas ellas rondas de una larga carrera, la de un torero que siempre fue primera figura en todas partes.

Junto a su hijo, Pedro Gutiérrez El Capea, también matador de toros.

Pero, si ustedes me lo permiten, yo me quedo con las cinco míticas faenas de Capea en Madrid. Sinceramente, creo que fueron incomparables.

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CLÁSICOS GANADEROS EN LAS VENTAS

La inconfundible huella de Núñez en este toro de pelo mulato girón de preciosa estampa perteneciente al hierro de Carmen Camacho.

Mari Carmen Camacho: el legado de un taurino histórico Manuel Camacho Naveda fue un influyente personaje que vivió en primera fila la evolución de la tauromaquia desde los tiempos de Joselito y Belmonte hasta los años 80. Íntimo amigo de grandes figuras, hombre emprendedor, afable y polifacético, de una época en la que los negocios no estaban reñidos con el señorío, don Manuel fue un taurino en el más amplio sentido del término. Ejerció como apoderado, empresario y ganadero de éxito, sus toros ocuparon muchos carteles de lujo durante varias décadas y supo darles una especial personalidad, mezclando diferentes ramas sobre la base fundamental de la brava sangre Núñez. Tras fallecer en 1983, la ganadería pasó a su hija Carmen y su nieta Silvia, quienes mantuvieron la misma línea, si bien en los últimos años, sin motivo lógico que lo justifique, han pasado de triunfar en las ferias al silencio casi total. La crítica situación del mercado ganadero, distorsionado por las prácticas monopolísticas fruto de las modas absurdas, la comodidad y el inmovilismo suicida, ha conducido al arrinconamiento de vacadas excelentes, como ésta, que hoy se limita a la lidia sin picadores, aunque sigue viva en espera de tiempos mejores. Su historia y gran categoría justifican sobradamente que sea la protagonista de este número de Taurodelta.

Texto: Joaquín López del Ramo Fotografías: Joaquín López del Ramo, Manuel Durán y Sánchez Vigil

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acido en la localidad gaditana de Vejer de la Frontera, don Manuel Camacho fue empresario de éxito en el sector de la automoción, y pronto hizo una estrecha amistad con lo más granado del ambiente taurino de esta zona de la Baja Andalucía, que tan decisivo influjo tuvo en el devenir de la tauromaquia. Nada menos que la fami-

lia Tamarón, los Domecq y los Núñez fueron sus referentes ganaderos más próximos, lo que, además de su cercanísimo trato con muchas de las figuras del torero, los principales empresarios y otros actores de máximo nivel del toreo, le dieron un impresionante bagaje de conocimientos y experiencias. En un tiempo en que los profesionales de este es-

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pectáculo sí tenían categoría y cultura taurina, nuestro hombre siempre estuvo entre los mejores.

Don Manuel fue un maestro del trato, participó en numerosas operaciones de compra y venta de ganado bravo, y además era corredor de fincas, lo cual puso en sus manos varias vacadas, entre ellas la antigua y muy prestigiosa de Guadalest, que compró en 1931 junto a Antonio Márquez, quedando más tarde como único propietario, y de cuyo hierro lidió bastantes corridas en plazas importantes hasta 1933. Esta ganadería, por cierto de magnífica calidad, la tuvo posteriormente Julia Cossío, esposa de Juan Belmonte, luego el malagueño José Quesada y más tarde Julio Aparicio.

DE BRAGANZA A CURRO CHICA A mediados de los años 50, nuestro protagonista adquirió en sociedad con Álvaro Domecq y Díez la mitad de la ganadería de Curro Chica. Manuel Camacho se quedó con el hierro y la divisa, que anunció a nombre de su esposa, Francisca García Villalón, ya que por entonces él era titular de otra vacada. Finalmente, y una vez vendida aquella, el propio don Manuel quedó como propietario de la que ahora nos ocupa. Este hierro que tuvo Curro Chica era el antiguo de la casa de Braganza, cuyo dibujo es una corona representativa de la familia real portuguesa, y así ha llegado a nuestros días con pequeñas variaciones.

La ganadería de Braganza se formó a partir del lote de vacas vazqueñas cedido por Fernando VII al infante don Miguel, hijo de su hermana Carlota Joaquina, quien era a su vez esposa de rey Juan VI de Portugal. A la muerte de éste, se produjo en el país vecino una guerra por la sucesión dinástica entre don Miguel y su hermano Pedro, siendo derrotado el primero de ellos y su ganadería repartida entre los correligionarios del nuevo monarca. Tras la llegada al trono de Carlos I, buen aficionado a la tauromaquia, la vacada real portuguesa se rehízo con las reses de la antigua, a las que se agregaron otras del Duque de Veragua, que era dueño en solitario desde 1849 de la antigua ganadería de Fernando VII. Más tarde, siendo su propietaria Doña Amelia de Portugal, se incorporaron varios sementales de Ibarra escogidos por el matador Ricardo Torres Bombita, lo

Lance de Finito de Córdoba a uno de los toros de Carmen Camacho con los que triunfó en Madrid bajo el diluvio el 17 de mayo de 1993.

cual dio lugar a la cruza entre la antigua casta Vazqueña y la de Vistahermosa.

La ganadería sufrió los avatares de la propia Casa Real, por lo que una vez instaurada la Republica, salió de tierras lusitanas, siendo vendida en 1910 al sevillano Antonio Flores Iñiguez, que hizo su presentación en Madrid el 8 de junio de 1913 y logró darle un estimable cartel, ya que sus toros encajaban bien con el gusto de los espadas de la Edad de Oro del toreo. En 1929 la vacada fue enajenada al gaditano Ramón Ortega Velázquez, quien la trasladó a la finca “Los Alburejos”, muy próxima a Medina Sidonia y, siguiendo el consejo de Ramón Mora-Figueroa, echó dos sementales tamarones del conde de la Corte llamados Jilguerito y Chavetero, ambos de magnífica reata.

A nombre de Ramón Ortega, tuvo lugar el debut en Las Ventas del histórico hierro de Braganza el 14 de abril de 1935, en la corrida conmemorativa del advenimiento de la República, que despacharon los rejoneadores Cañero y Mascarenhas y los espadas Chicuelo, Cagancho y Lorenzo Garza, y en la cual hubo varios astados buenos, como Rebuscado, Paradicho y Saleroso, éstos últimos berrendos en negro. El señor Ortega lidió ese mismo año en la Monumental una novillada y un par de sobreros, entre los que destacó Romito, al que le hizo una buena faena Lorenzo Garza el 26 de mayo. La última comparecencia de Ramón Ortega en esta plaza se registró ya iniciada la guerra civil, el 22 de agosto de 1936, con cuatro novillos.

En 1940 adquirió la ganadería el jerezano Francisco Chica Navarro, conocido en el ambiente taurino como Curro Chica, que la poseyó hasta su muerte en febrero de 1955, pastando en la dehesa “San Andrés”. El señor Chica también fue durante un breve periodo dueño de la antes mencionada vacada de Guadalest, pero su fama ganadera le vino con los antiguos braganzas, que colocó en muchísimos carteles de primera fila. Esta ha sido sin duda la ganadería contemporánea de origen veragüeño con más noble estilo y mejor clase, quizás por la mejora que supusieron las aportaciones de los sementales de Ibarra y Tamarón, aparte de dar un tipo de toro bastante bonito, serio pero no excesivamente aparatoso de cara, y con las variopintas capas propias de su sangre: negros, castaños, cárdenos, berrendos de diferentes gamas y, sobre todo, melocotones y jaboneros.

Curro Chica lidió bastante en Madrid a lo largo de la década de los 40, y aunque lo hizo con desigual éxito, quedaron en su palmarés varios ejemplares sobresalientes, entre los que merecen destacarse los siguientes: Tablajero, berrendo en jabonero, al que Jaime Pericás cortó una oreja el 26 de septiembre de 1940, corrida del debut del ganadero en este coso, en la que también hicieron el paseíllo Nicanor Villalta y Pascual Márquez, que confirmó la alterativa. Otro buen astado fue el novillo Azuquero, jugado el 30 de abril de 1941, así como el toro Galileo, colorado, que estoqueó José Ignacio Sánchez-Mejías el 2 de mayo de 1943.

No desentonó con los anteriores el entrepelado Altanero, del que paseó una ore-

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El chorreado Gorrero embistiendo al capote de Rivera Ordoñez, que le cortó una oreja el 29 de mayo de 1996. Obsérvese que se trata de un toro serio de cara, pero bajo y de buenas hechuras.

ja Rafael Llorente tras una faena rubricada con una de sus grandes estocadas el 6 de octubre de 1946. También Altanero se llamó el que probablemente fuera el más bravo y completo de los toros mencionados, lidiado el 5 de junio de 1947, que además fue la última ocasión en que el criador de Jerez compareció en Madrid.

NÚÑEZ CON TOQUE PERSONAL Una parte de las reses compradas a Curro Chica pasó a Álvaro Domecq, que por entonces comenzaba a formar lo de Torrestrella en la ya citada finca “Los Alburejos”, donde en su día pas-

taron los braganzas. Manuel Camacho se quedó con el lote más numeroso, al que adicionó 25 vacas y el semental Jaulero, de Villamarta. El hecho de ser gran amigo del genial Carlos Núñez Manso, le facilitó la adquisición de varios lotes selectos de esa extraordinaria ganadería, que finalmente constituyeron el núcleo esencial de la suya, como también pasó en buena medida con la de don Álvaro. El propio Camacho compró a Núñez y tentó el novillo Catalejo, que luego cedió a Domecq y sería el padre del histórico semental Lancero, básico en la génesis de Torrestrella.

Napolitano, uno de los ejemplares más destacados de la brava la corrida de Camacho lidiada en Madrid el 17 de mayo de 2001. Correspondió a Ortega Cano.

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A mediados de los años 60, Manuel Camacho adquirió a los herederos de Carlos Núñez más de medio centenar de vacas paridas junto con los sementales Guitarrero y Condesano, rebautizado como Marquesito. También echó dos toros de Juan Pedro Domecq, pero no ligaron bien y su prole fue eliminada. A todo lo anterior se sumaron aportaciones frecuentes de progenitores de Torrestrella. No obstante al predominio de la sangre Núñez, no se eliminó lo antiguo de Braganza ni lo de Villamarta, y quizás por ello los toros de Camacho han tenido atributos físicos diferenciados, con un punto más de corpulencia, seriedad en sus caras rizadas y la presencia testimonial del clásico pelo jabonero, procedente de Veragua-Braganza, además de otros como el ensabanado, salpicado, colorado, mulato, chorreado o girón. Y todo ello con el sello especial de “familia” de Núñez, de bonitas hechuras y a menudo “tocaditos” de pitones.

Desde hace muchos años, la ganadería de Camacho se asienta en la finca “La Quinta”, situada en el corazón de la Ruta del Toro, enfrente de Medina Sidonia y al lado de “Los Alburejos”. Aparte de esta y otras dehesas, don Manuel tuvo una de las fincas de bravo con más solera de la provincia de Madrid: “Los Linarejos”, sita en las proximidades de Moralzarzal, y que en tiempos perteneció a los herederos de don Vicente Martínez. Como curiosidad, aún se recuerda en la zona un tentadero que toreó El Cordobés en su momento de eclosión, que congregó en dicha finca a una multitud de aficionados y curiosos, hecho, que sepamos, sin precedentes en un escenario campero.

Manuel Benítez fue uno de los toreros que con más frecuencia lidiaron las reses de Camacho en los años 60, cuando la ganadería ya apuntaba las condiciones de nobleza y clase que posteriormente fueron su seña de identidad, especialmente a raíz de apostar más por la sangre Núñez. En la temporada 1970 se jugaron los primeros toros con porcentaje mayoritario de este origen, uno de los cuales fue el excepcional Ramillete, al que Paquirri cortó el rabo en la feria de Granada. Francisco Rivera fue uno de los toreros incondicionales de esta casa, así como luego lo sería Dámaso González, que apreciaron y gozaron en la intimidad con la gran sabiduría del ya veterano don Manuel y en las plazas con

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el magnífico son de sus toros, que en esta década acrecentaron su prestigio entre los toreros por la clase y regularidad de su embestida, muy en la línea de los núñez de aquél momento.

Los éxitos del antiguo hierro de Braganza se acrecentaron durante los años 80, pudiendo servir como exponente de los mismos la extraordinaria corrida lidiada en el Puerto de Santa María el 7 de agosto de 1983, en la que Galloso, Emilio Muñoz y Paco Ojeda cortaron siete orejas y un rabo y el toro Avellano obtuvo la vuelta al ruedo. Otro ejemplo sobresaliente fue el excepcional juego del toro Cobardón, con el que Paco Ojeda cuajó una faena histórica en la feria de Granada de 1986.

LA CORONA VUELVE A MADRID Don Manuel Camacho falleció el 16 de junio de 1983 a los 84 años, y la ganadería pasó a su hija Carmen, que contó con el asesoramiento del administrador Antonio Moreno y la colaboración de su hija Silvia, la cual tomó gradualmente mayor protagonismo. Los nuevos responsables mantuvieron la estrategia de continuidad con la línea ya trazada, y si bien tuvieron que subir algo el tamaño y las cornamentas para adecuarse a las imposiciones del radicalismo “torista”, lo hicieron sin alterar en exceso las hechuras clásicas.

En esta nueva coyuntura, la familia Camacho debuta en Madrid el 27 de mayo de 1990 con un bonito y serio lote que estoquean Manili, Emilio Oliva y Rafael de la Viña y que obtiene el premio a la mejor corrida de la feria, destacando por su nobleza el tercero, un chorreado listón llamado Mariposa. Las camadas de estos años 90 marcan una línea ascendente de éxitos en ferias importantes, en las que la ganadería gaditana triunfa de forma repetida. Retorna a Las Ventas el 12 de mayo de 1992, con Emilio Muñoz, Litri y Mariano Jiménez al frente de las cuadrillas, y aunque algunos morlacos sacan dificultades, salta uno de buena clase llamado Tabernero, que le toca a Miguel Báez.

Más completa es la corrida de la feria de San Isidro de 1993, que despachan en tarde de diluvio Armillita, Finito de Córdoba y Chamaco, y en la que hay tres ejemplares importantes: Barbanegra, el cuarto, y los dos del lote de Finito, que llevan por nombre Montañés y Galero, y con cuya embestida luce la clase pro-

Magnífico estilo de embestida de Mariposo, al que Uceda Leal cortó una oreja en Las Ventas el 20 de mayo de 2003.

verbial de este torero, que corta la oreja de uno y da la vuelta al ruedo en el otro. Este encierro se enmarcó dentro de una camada de altísimo nivel.

La divisa de Carmen Camacho se ausenta de Madrid un par de temporadas, hasta el 29 de mayo de 1996. Pero en dicha ocasión los veterinarios montaron uno de los “numeritos” de capricho autoritario que periódicamente protagonizan, por lo que finalmente sólo se jugaron tres toros, de los cuales dos fueron buenos, Mascotero, y sobre todo Gorrero, al cual cortó una oreja Rivera Ordóñez. Después de este episodio, hay un nuevo lapso de tres años durante el cual los morlacos de Camacho triunfan en ferias de la categoría de Zaragoza, Sevilla, Granada, Bayona o Mont-de-Marsant, pero no vienen a Madrid.

El 1 de junio de 2000 vuelve a anunciarse en Las Ventas otra corrida de esta vacada, para Fernando Cepeda, Uceda Leal y Juan Bautista; de los cuatro toros que se lidian esa tarde dos sacan alta nota: el tercero, Ranchero, y el quinto, castaño de nombre Ramillete.

Más redondo si cabe es el resultado en San Isidro de 2001, gracias a un bravo encierro que torean Ortega Cano, Finito de Córdoba y Javier Castaño y en el sobresalen los toros Napolitano y Barbablanca. Esta brillante etapa se cierra en Madrid con la corrida del 20 de junio de 2003, en la que es obligado re-

cordar al excelente toro Mariposo, del que Uceda Leal obtiene un trofeo.

Hasta el 15 de agosto de 2009 no vuelve a lidiarse en Madrid una corrida completa de esta divisa; la estoquean Juan Mora, José Luis Moreno y César Girón, y aunque los toros muestran nobleza, duran poco, si bien el segundo de los espadas cortar una oreja de Montapeño tras una solvente actuación. Después de un sobrero que lidia Morante el 21 de mayo de 2010, la temporada de 2011 es la última en que la ganadería ha venido a Madrid. El 17 de abril de dicho año lidia una corrida que acusa flojedad, defecto que también muestran los dos toros jugados el 11 de junio siguiente, y el 9 de octubre se juega una novillada que torean Daniel Morales, Cayetano García y Raúl Rivera, también noble pero falta de gas, en la que brilla por su buen juego el quinto, de nombre Zurrón, que fue aplaudido en el arrastre.

La caída brutal del mercado ganadero llevó a vender a la casa Matilla las camadas de añojos de los guarismos 10, 11 y 12, y desde entonces los machos tienen salida de erales. En aras a asegurar la viabilidad económica de la explotación, se cría ganado manso selecto, pero el núcleo de la vacada brava se mantiene con la esperanza de poder lidiar en un plazo breve de nuevo utreros y cuatreños.

Ojalá podamos verlo y esta excelente ganadería vuelva a ocupar el sitio que merece por su historia y calidad.

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“El toreo es muy serio, no se presta al humor; cuando en él hay comedia es a costa de lo que es propiamente la Fiesta”

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ENTREVISTA

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Fernando Savater Es el personaje al que más tiempo nos ha costado oírle dar el “sí, quiero”. Meses.

Muchos meses, aunque debemos decir que sus personales circunstancias justificaban esa reticencia. Fernando Savater es un regalo como interlocutor; su visión del conflicto taurino ofrece una óptica distinta, comprensible, natural, generosa y de una transparente empatía. Él, el filósofo que cuando éramos adolescentes nos enseñó qué era aquello de la ética, hoy desde su condición de “aficionado social” nos da argumentos que bien podríamos añadir a nuestras convicciones taurinas.

Texto: Laura Tenorio Fotografías: Cedidas por Fernando Savater

Pregunta | “La Fiesta hay que defenderla por razones intrínsecas, de tipo ético y estético, no por razones de tradición o nacionalismo”, decía su colega Víctor Gómez Pin en estas páginas.

Respuesta | Desde luego. No me gusta llamarle así, la Fiesta Nacional, entre otras cosas son usos que entiendo desvían la atención sobre lo que es importante. Hay razones evidentemente éticas y estéticas que bastan. Eso de que como somos españoles nos tiene que gustar la Fiesta no cabe; uno puede ser muy español y no gustarle los toros, y no pasa nada. Pero hay buenas razones para apoyar la Fiesta. ¿La ética es una reflexión en tanto que la moral es un código, la norma que consideramos conveniente?

Sí, la ética es fundamentalmente una reflexión. Nosotros estamos condenados a actuar y a elegir en qué modo lo hacemos. Los animales, sin embargo, están programados genéticamente para actuar. En cambio las personas, en cierta forma, tenemos que programarnos a nosotros mismos, elegir nuestro proyecto vital, nuestro proyecto humano.

Eso, tener que buscar razones para actuar, es una carga, porque esas razones deben ser convincentes no solo de una manera pragmática sino que también tienen que estar de acuerdo con valores superiores: lo que debe ser el hombre, por ejemplo, todo eso digo que es un conflicto permanente. Supone de alguna manera una reflexión permanente sobre lo que hacemos. La ética no nos ayuda a hacer mejor lo que hacemos, pero sí a actuar de acuerdo a unos valores más propiamente humanos. ¿A elegir mejor, entonces?

A eso, a elegir estamos condenados; la ética

se supone que son las razones para elegir mejor, efectivamente.

Hablamos de Derechos Humanos, si bien los verdes –antitaurinos– suelen esgrimir lo que ellos llaman “derechos animales”.

Es un uso para mí injustificado. Los Derechos Humanos son algo referidos a los deberes humanos, porque las personas tenemos unos derechos; es decir, podemos exigir una conducta determinada de nuestros semejantes, en tanto que tenemos unos deberes hacia ellos. Pero los animales no tienen derechos, de la mis-

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uchas veces el toro no se merece a sus enemigos y, a veces, tampoco a los amigos que tiene” ma forma que tampoco tienen deberes. Muchos animales tienen utilidad para las personas, no porque ellos se los planteen así sino porque nosotros los aprovechamos así. La vaca no tiene obligación de dar leche y de la misma forma tiene derecho a un tratamiento determinado. Los animales recibirán un trato mejor o peor de acuerdo con la sensibilidad o el tipo de relación que nosotros ten-

gamos con los otros seres vivos. Pero lo que llamamos derechos animales propiamente creo que no existen.

‘Los parlamentos no son para resolver temas morales’, así lo dejó claro a raíz del problema de Cataluña. Pero, don Fernando, a las leyes emanadas del legislativo, ¿no debemos presuponerles un planteamiento moral?

Bueno, vamos a ver, los valores que los humanos desarrollamos siempre tienen un fondo común, por decirlo así. Los valores están inspirados porque creemos que son implicaciones de lo que nos es más favorable, de lo que hace que la vida sea más rica, más humana, más solidaria, etc... Ahora bien, la moral es algo individual, nadie puede obligar por una ley exterior la moralidad de alguien; las leyes podrán inspirar una determinada conducta: no pasar un semáforo en rojo, porque tendrá una multa. Pero lo que nadie puede hacer es inspirar una conducta. No. La ética es una inspiración que no está sancionada externamente, sino que actuamos guiados por ella porque creemos que de ese modo es mejor para la propia humanidad. Cuando uno cumple algo por razones morales no lo hace esperando una recompensa, un triunfo o una medalla, sino que lo hace porque cree que humanamente es preferible para uno. En cambio las leyes están sancionadas exteriormente cuando no las cumplimos.

Para usted, la Fiesta no tiene que defenderse, son los que están en contra de ella quienes tienen que esgrimir argumentos para hacerlo.

Sí, sí, el que tiene que justificar su actitud es quien pretende cambiar las cosas tal como son.

Por ejemplo, el que quiere que se deje de echar ajo en las comidas tendrá que razonarlo él y demostrar que su uso es dañino y que a la larga produce tales enfermedades. Porque el que está comiendo ajos, como se ha comido siempre, no tiene que justificarlo sólo apelar al uso habitual, a menos que haya en contra razones médicas, higiénicas, éticas... Los toros son una tradición en España de muchos años que con un apoyo o con otro ha hecho que se vengan celebrando corridas de toros desde hace siglos, de modo que el que quiera suprimirlas o cambiar ese uso es quien debe dar argumentos suficientes para que las cosas cambien.

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ENTREVISTA

El momento actual, el debate en el que se encuentra la Fiesta, ¿en su opinión podría servir para regenerarla?

Las cosas cuando se convierten en mera rutina, cuando solo tienen como objeto ganar dinero, aprovecharse del turismo o cosas por el estilo, tienden a ir poco a poco degenerando. Esta iniciativa en contra de los toros, es relativamente moderna, pues nos lleva a reflexionar sobre ellos. La necesidad de defender los toros, la necesidad de justificar ese uso que más o menos es rutinario, todo lo que nos lleva a atraer la atención sobre el mundo de los toros también nos lleva a tener que asumir que estos no pueden ser de cualquier modo, sino que deben celebrarse cumpliendo unas normas estéticas. El toreo es un uso que está ligado a formas de arte, a formas de conducta, a cierta estética y todo eso hay que cuidarlo. Hoy los toros corren el riesgo de convertirse en un espectáculo de pura rutina, de puro comercio, pura falsificación. Quizá, reflexionar sobre ello para tener que protegerlos ante quienes los consideran algo negativo nos haga buscar otra vez una regeneración y una mayor pureza de la Fiesta.

Es curioso pero hoy estar indignado es como tener un status, sin embargo ser aficionado supone moverse en lo políticamente incorrecto.

Efectivamente, la indignación goza de un prestigio social, supone o refleja un inconformismo ante lo establecido, una actitud casi heroica, en tanto que el aficionado no es más que una persona que acepta, aprueba, asume un uso establecido y que tiene cierta fama de antiguo, de cosa del pasado. Sin embargo, el aficionado lo asume, le parece bien, no le importa que sea cosa del pasado, de alguna forma decide no tener que mirar alrededor para ver si en su entorno hay o no personas con un mejor o peor gusto estético.

‘Lo malo de los políticos es que se parecen mucho a quienes les votan’. La frase es suya.

Siempre se habla de los políticos como si fueran seres venidos de otro planeta y no, los políticos son de aquí. Los políticos es verdad que se parecen mucho a quienes los eligen, tienen una serie de debilidades, de insuficiencias, etc., que les hacen sumamente parecidos a sus votantes. En vez de ser, de alguna manera, más nobles, más desprendidos, más sabios que quienes les eligen, al contrario, se parecen demasiado a ellos. Ojalá pudiéramos escuchar: ‘Pues yo voy a votar a Fulano, porque es muchísimo mejor que yo, una persona capaz de sacrificios, capaz de trabajar por los demás,... Desgraciadamente la mayoría de las veces uno elige a políticos sabiendo que no son mejores que uno mismo.

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”L

a moral es algo individual, nadie puede obligar por una ley la moralidad de alguien”

Salvando las distancias, ¿podríamos utilizar ese símil al referirnos a aficionados y a los diestros de los que son partidarios?

Jaja, no, no, ahí yo no soy capaz de entrar. Enrique Tierno Galván, antes de ser alcalde escribió a favor de los toros. Él decía que buscamos el valor o el coraje del torero para de alguna manera compensar la carencia que de ello tenemos nosotros; o sea, no elegimos a toreros como seríamos nosotros, sino muy al contrario, los elegimos para compensar nuestras deficiencias.... Yo, desde luego, si lo hiciera, si eligiera un diestro como yo, el torero nunca saldría a un ruedo.

Bueno, el oficio sabe que se adquiere; otra cosa es el valor, que se presupone.

Qué va, no hay una persona más incapaz que yo para ponerse delante de un toro. He ido a capeas con amigos y jamás he sido capaz de dar un pase a una vaquilla. Lo mío era quedarme tapaíto y aplaudiendo a los demás valientes.

Sé que usted no se tiene por un aficionado al uso.

No soy asiduo a la plaza, sí lo soy al hipódromo, pero ya tengo localidades para ir a

Illumbe, que este año vuelve a dar toros después de varias temporadas sin ellos.

Usted que es un gran conocedor y amante del mundo del caballo, ¿hubiera sido aficionado al toreo antes de la implantación del peto, allá por 1929?

Esa es una pregunta difícil de responder. Es verdad que soy muy muy aficionado a los caballos y, probablemente, no me hubiera gustado ser testigo en aquellos años de cómo se sacrificaban a los equinos en las corridas de toros. Incluso actualmente, cuando en el tercio de varas veo que al toro no se le hacen las cosas bien, lo paso mal.

A usted le gustaban Romero, Paula y Ordóñez.

Bueno, es que yo iba a los toros con un grupo de amigos muy partidarios del toreo de arte, y ése lo han hecho muy bien Curro, Paula y Ordóñez, entre otros diestros, por supuesto. Ya no están en activo y, tal vez por eso, voy mucho menos a los festejos. Tengo que decir que lo que sé de toros lo aprendí con estos amigos, ellos fueron los que me enseñaron a ver los toros.

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Ironía es un método de despertar al otro diciéndole cosas que parecen barbaridades, exageraciones, paradojas, para que reflexione y se dé cuenta de lo que uno le está queriendo decir. La verdad es que hay quien prefiere utilizar esa especie de camino desviado (la ironía), que bien utilizara Sócrates. En un tendido desde luego no tiene lugar. El toreo es muy serio, no se presta al humor ni a estos usos; de hecho, cuando en el toreo hay comedia es a costa de lo que es la Fiesta propiamente, porque ha ocurrido algo grotesco o algo impropio, que es lo que hace reír. Pero cuando los toros, el toreo, son como deben ser no tienen gracia alguna. El Bombero Torero puede ser muy gracioso pero no tiene nada que ver con el toreo, más bien al contrario, porque el toro es uno de los animales menos dados a las bromas.

Guarda un cartel del año 74, de la tarde de cuando Antonio Bienvenida se despidió de los ruedos en La Chata.

Aquella tarde fui a la plaza con uno grupo de amigos. No fue una tarde extraordinaria pero sí fue una corrida muy significativa. Junto a Bienvenida hicieron el paseíllo Curro Romero y Rafael de Paula. Guardé el cartel porque me pareció un digno recuerdo. Tengo que decir que ésa fue la única vez que fui a aquella plaza, porque ni antes ni después volví a ella.

”L

o malo de

los políticos

es que se parecen mucho a quienes les votan” Parece que es usted, y permítame que se lo diga así, un “aficionado social”.

Pues sí, es una buena forma de decirlo. Efectivamente, el grupo de amigos que antes íbamos juntos a los toros, a Madrid, La Maestranza o cualquier otra plaza, hoy rara vez nos juntamos; ya sabe, los avatares de la vida, que a cada uno nos va llevando por un derrotero. Si a los caballos puedo ir solo, a los toros soy incapaz, porque concibo el ir a ver un festejo como un ritual de amistad, de

compañerismo. Sí, sí, lo de aficionado social es buena expresión.

Usted ha hecho “faenas originales” analizando la ética de personajes literarios históricos, como Sherlock Holmes o Julio Verne. ¿Se atrevería a hacer lo mismo con Belmonte, verbigracia?

Sí, por supuesto. Pero Belmonte es un personaje real, no es literatura. Podría hablar de su ética taurina, de la pureza, de la sinceridad o del arrojo de su toreo, pero en cuanto a persona no me atrevo hablar de su ética, no. La moral creo no se puede ver desde fuera; la ética se basa precisamente en las actitudes que adoptamos teniendo en cuenta a la persona como sujeto. Y cada uno de nosotros sólo conoce a una persona como tal, como sujeto, que es a sí mismo. No sabremos jamás por qué razones hace otro una cosa, podremos intuirlo, pero no saberlo. La moral es algo íntimo y personal y no se puede juzgar.

Usted considera la filosofía como una crítica permanente. ¿Cuándo es conveniente la ironía?, ¿cabe en un tendido?

En 2013, fue considerado como uno de los pensadores más influyentes del mundo.

Eso es algo a lo que en modo alguno hice caso. Soy vanidoso, pero no idiota. No creo ni me creo esas cosas –una revista especializada le situó en el puesto 47 entre los considerados los 65 filósofos más relevantes a nivel mundial.

Podría darnos un titular que tenga que ver con la Fiesta.

Pues...’El toro muchas veces no se merece a sus enemigos y, a veces, tampoco a los amigos que tiene’. Porque en ocasiones, los amigos, por casticismo, por nacionalismo barato, terminan por ser más dañinos que los propios enemigos; estos son obstinados, absurdos a mi juicio, obtusos y de lo más frikis, pero es verdad que en ocasiones los partidarios del toreo son casi más peligrosos.

Cuando conoces a algunos aficionados piensas: ‘¡Ay, Dios mío, mira que si me he equivocado!’. ¿El toreo es cultura y no ideología política? ¡Por supuesto! Estoy firmemente convencido de que es así.

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REPORTAJE

Toros y gastronomía, un maridaje casi perfecto Una tarde de toros no sería lo mismo sin visitar un bar, tomar una copa, una cerveza o comer en un sitio propicio para la tertulia taurina. Amigos, familia, toros y gastronomía suelen ser los ingredientes imprescindibles para que el plan sea casi perfecto, a expensas de lo que pase en el ruedo.

Texto: David Plaza Fotos: Juan Pelegrín, Álvaro Marcos, Archivos UCTL y Xabier Gutiérrez

E

n los reveladores estudios económicos que viene haciendo el profesor Juan Medina, además de las cifras de IVA taurino y entradas vendidas, está el volumen de negocio inducido y que se corresponde con actividades que también se benefician de los toros. La gastronomía y los hoteles son los dos sectores que más lo notan.

De marzo a octubre el turismo taurino abarca España, Portugal y Francia, beneficiándose bares de toda la vida, restaurantes sin estrella, o con una, dos o tres e incluso también las cadenas de comida rápida. Si en estos restaurantes pedimos una hamburguesa probablemente

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sea en el único lugar en el que hallemos algo de carne de toro de lidia. Eso o que comamos en uno de esos lugares de culto –que los hay– donde comer un excelente rabo de toro con patatas. Córdoba, Sevilla, Madrid y otros lugares con gran tradición taurina sirven este suculento guiso. A pocos metros de Las Ventas el restaurante “Casa Toribio” quizás sea el gran estandarte del rabo de toro de lidia. No sólo sirve las piezas obtenidas a lo largo de la temporada en Madrid, sino que controla una gran parte del mercado.

EL GRAN HÁNDICAP DE LA CARNE DE TORO DE LIDIA La carne de toro o de vaca lidiada nunca ha tenido valor económico ni tampoco culinario. El alto estrés hace que

sea dura y que su paladar sea mucho menos amable que si hubiese sido sacrificada en un matadero sin toreo de por medio. La baja cifra de reses sacrificadas, algo menos de 10.000 si contamos con las cifras de festejos mayores celebrados en la actualidad, han ido dejando en el olvido un producto que podría ser mucho más valorado.

Lo realmente curioso es que antes de su destino final, el toro es el rey entre el resto de los animales que forman parte del sector ganadero. Vive en un entorno único, semiasilvestrado. Se le considera guardián de la dehesa, un espacio en donde suele criarse tres o cuatro años en unas condiciones fabulosas y con alimentación estrictamente natural. El traslado a la plaza se desarro-

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El alto nivel de estrés del toro en la plaza implica que la carne no tenga valor.

lla también en “suites de cinco estrellas” en comparación con bovinos, ovinos, caprinos y porcinos que viajan hacinados a los mataderos. Pero los toros no son un espectáculo perfecto, ni fácil. Es un rito sacrificial sobre todas las cosas, que muestra a lo largo de la lidia las dificultades a las que se puede ver sometido un hombre ante un animal seleccionado para combatir. Los extremos del individuo afloran, la disciplina y el entrenamiento físico y mental luchan para que el humano no ceda y convierta en arte las embestidas de la “bestia”.

Y todo sobre una base litúrgica y unos

valores que no pueden trocarse por artificios y engaños. Son 20 minutos de un alto voltaje, por lo que cuando el toro sale de la sala de despiece a la carnicería, esa carne se vende a algo menos de 3 euros el kilo. Sólo el rabo de toro puede ser más caro.

MARIO SANDOVAL: EMPEÑO Y DESAFÍO PERSONAL La diferencia respecto a una res no lidiada se llama pH de la carne. De todo esto sabe mucho Mario Sandoval y su equipo del restaurante Coque, recono-

El ganado de desecho de algunas ganaderías llegó a estar presente en los mejores restaurantes.

cido con una estrella Michelín. Tiene cierto aire de rebelde, pero con causa, lleva años trabajando contra viento y marea para poner en prestigio a la carne de toro proveniente de un festejo taurino. En febrero de 2014 la Asociación de Cocineros y Reposteros de España, que en ese momento él presidía, firmó un convenio de colaboración con la Unión de Criadores de Toros de Lidia.

El objetivo era difundir y dar a conocer en todo el país y por todo el mundo el valor extraordinario de esta carne. “La carne tiene un aspecto más rojizo y su textura, más tersa, necesita unos días de maduración”, explicaba Mario en una columna aparecida en la edición digital de El Mundo. Una ambiciosa apuesta que en parte se debe a los lazos que unen a la familia Sandoval con el toreo.

Rafael, hermano de Mario, y brillante sumillier de Coque (ver revista Taurodelta nº 21), fue matador de toros y toda la familia es muy taurina, incluyendo a José Ramón Sandoval entrenador en la actualidad del Granada.

El trabajo de Mario y de todo su equipo todavía aún no ha visto la luz en los medios de comunicación. Desde Coque prefieren guardar silencio por el momento, pero el proceso ha consistido en explorar con el Centro de Investigaciones Científicas de Madrid distintas vías de investigación que pretenden demostrar que “el toro de lidia tiene unas características distintas al animal que no pasa previamente por la plaza habien-

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REPORTAJE

do sido criado exactamente del mismo modo. Nadie antes ha hecho un análisis a fondo”, explicaba. Y remataba con este contundente final, un alegato a tumba abierta a favor de la carne de lidia: “Es el momento de que se pague al precio que merece la carne del toro de lidia”, afirmaba Mario Sandoval. “Que el lomo cotice a un precio, la paletilla a otro y que al final que si usted se lleva los seis toros de la corrida que sepa que eso tiene un precio. Creemos que es una carne tan buena y de lujo como la del cerdo ibérico, con la única diferencia de que la costumbre y la cultura del cerdo ibérico está mucho más extendida.

Ahora lo que queremos es ir más allá con el toro de lidia, buscando una funcionalidad extra para que los ganaderos, además, puedan sustentar estas ganaderías que cuestan tanto mantener y que a muchas de ellas, algunas históricas les ha llevado a la triste desaparición”.

SACHA, UN PLACER PARA LOS SENTIDOS Sacha Hormaechea es un bohemio en la expresión más bella de la palabra, un gran erudito de la cocina y de la fotografía, también cazador de documentos históricos y con un finísimo olfato para saber los puntos exactos de cocción, en los fogones y fuera de ellos. Generoso hasta decir basta y con una afición desmedida por todo lo que le gusta, también por la tauromaquia. Varios artículos suyos lo definen como un excelente conocedor del Madrid más taurino y puro. Conoce al centímetro “La Venencia” y a Jorge Laverón, una prolon-

gación de la barra, periodista olvidado y una de las más preclaras mentes del toreo en Madrid. La botillería que fundaran sus padres hoy es gracias a Sacha un lugar de referencia para todo el que quiera comer bien.

La excelencia se sirve sin artificios y en ella ha estado presente la carne de toro bravo, pero no lidiado en la plaza.

Hace tiempo que ya no la prepara, pero durante un tiempo la carta de su casa servía un tartar de toro bravo tan delicioso que hasta al barrio madrileño de Chamartín llegaron grandes chefs y amantes de la buena cocina a probarlo.

Fue en una época en la que algunas ganaderías de bravo, entre ellas “Concha y Sierra” y “Jandilla” criaban el desecho de tienta en sus fincas y un tiempo más tarde lo sacrificaban y lo vendían a grandes restaurantes. “Fue la primera vez que empecé a cocinar esta carne”. Quedó fascinado con el resultado: “la carne era de una suavidad, de un equilibrado y una melosidad que pocas veces se daba en un animal de consumo. Era deliciosa, no tenía nada de grasa. No he conocido una carne igual”, confiesa.

Sacha fue uno de los primeros grandes chefs en cocinarla y se lamenta porque aquel experimento no llegara a buen puerto. Al estar criado como un atleta, las partes más apetecibles de esos toros no eran generosas, así un solomillo de una erala apenas llegaba al medio kilo de peso. No contempló seguir con reses lidiadas en la plaza por la enorme diferencia que hay. El toro de la pla-

El chef Mario Sandoval está trabajando para que la carne lidiada tenga mayor reconocimiento.

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za llega a la mesa “con una cantidad de ácidos lácticos y demás que hace que el consumo no se pueda hacer. Recordemos que toda esa carne antes se daba a asilos y a lugares de obra social. Esto mismo sucede con la caza, por eso nada tiene que ver ahora cuando los ciervos son sacrificados en granjas sin que tengan ese estrés; se nota muchísimo. Un ejemplo práctico lo tenemos a diario en los documentales de National Geografic. Si te fijas, los leones después de cazar se comen las vísceras y luego entierran lo demás hasta que esté más apetecible”. Acto seguido cuenta que al toro de lidia podría pasarle lo mismo que le pasó al cerdo ibérico hace 20 años. La burbuja que se produjo en la industria del jamón tuvo que encontrar salida al resto de las partes. Hoy en día es un producto de lujo.

“El otro inconveniente es que además la carne de toro de lidia se sacrifica en una época determinada de tiempo, que principalmente es verano y que para nosotros supone también un sacrificio a destiempo”. Estas son las razones, salvo aquél maravilloso episodio, por las que la gastronomía taurina a su juicio es testimonial. Salvo algún plato aislado, las calderetas en algunos pueblos y el rabo de toro, la carne del toro de lidia no aparece en los recetarios de cocina.

Sorprenderá a muchos lectores saber que podría figurar con letras de oro si se continuara aquella experiencia de vender el desecho a los grandes fogones. Y no sólo por los solomillos, ya que algunos costillares y morcillos fueron cocinados por Sacha con un resultado delicioso. “El lomo lo hacías a una temperatura no muy alta, le echabas un aceite arbequina ligero y se convertía en una carne muy especial porque era como muy dulce. El gran lujo que tenía esta carne es que no necesitaba de maceración, las temperaturas no tenían que ser muy altas porque era suave, tierna, melosa… No se parecía en nada a lo que estábamos acostumbrados porque ese animal no había sufrido ninguna perversidad, había estado criado bien, vivido en la dehesa de una forma genial.

El solomillo era mejor no cocinarlo y hacerlo en tartar. Es de las mejores carnes que he tomado nunca”, vuelve a repetir como si fuera un mantra. “Hasta aquí vinieron a probarla cocineros de España y de otros lugares de Mundo”.

Sacha se puso a torear sin probaturas, cogió la carne y apeló a los registros de otras veces y a su intuición, claro. Una

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Xavier Gutiérrez es uno de los grandes puntales del Laboratorio Arzak.

carne que cuando llegaba a la mesa rompía todos los esquemas, “era sorprendente y comparable a pocas”. Rompía también porque en esa carrera por descubrir la trazabilidad de los alimentos que hay ahora “la del toro de lidia es la carne con mayor trazabilidad de la historia”. Tanto que “sí se notaba cuando venía de un encaste o de otro: por el color diferente, o porque una era más potente y la otra más suave”. Precisa que se notaba la diferencia, pero “no es que fuese mejor o peor”. A diferencia del ridículo precio que tiene la de lidia, la carne de desecho era una muy cotizada, pero Sacha no cree que se debiera al alto precio la no continuidad de este nuevo negocio. “El alto valor mitológico de esta carne hacía comprender a la gente que tenía que valer más que una carne de ternera, por eso y porque las condiciones de su crianza no eran, por supuesto, las mismas”. Y se atreve a aventurar lo que habría sido esta carne en Japón: “si para nosotros el valor de la carne de Kobe es mágico, imagínate lo que habría pasado en el mercado japonés con la carne de toro, hubieran pagado fortunas”, asevera. “Si les explicas que es una de las mejores carnes del mundo –que es verdad–, que el toro está criado en esas maravillosas condiciones, que solamente

hay 5.000 reses que se sacrifican al año y la mitología que hay al respecto” la habría lanzado como producto.

EL OTRO PUNTO DE VISTA DE XABIER GUTIÉRREZ Claro que también hay cocineros que reconocen no cocinar carne de toro. Es el caso de Xabier Gutiérrez, una de las piezas maestras del Laboratorio Arzak. A los segundos de iniciar la conversación encuentras en el bueno de Xabi a un tipo con una bonhomía admirable. Polifacético: pensador, psicólogo y escritor con nada menos que 17 libros, confiesa su afición a la tauromaquia aunque no haya terminado en sus fogones. “He tenido muy poquita experiencia con la carne de toro de lidia. La manera que tiene de morir el toro crea a la carne un estrés muy serio y por la dureza y textura es complicada que esa carne se haga gastronómicamente interesante”. Sin embargo, es aficionado y tiene un respeto por la tauromaquia infranqueable. Todo esto lo llevó a elaborar un libro –su otra gran pasión– titulado “Harina y Arena”.

El lector y observador no encontrará una sola receta con carne de toro, pero irrumpirá un mosaico de “miradas cruzadas” entre el cocinero y los toros de Victorino de una belleza irreprochable.

El libro también posee la riqueza del len-

guaje con un diccionario gastronómico taurino, interpretado por Xabier en situaciones que pueden darse en la lidia no menos difícil de la cocina. Así “coger el toro por los cuernos” es el “convencimiento de algunos cocineros de afrontar los problemas de manera directa y con determinación” para procurar que nunca te pille el toro y que con tanto ingenio define: “Absolutamente desbordado de trabajo. Las camareras se apiñan delante tuyo pidiendo la comida y tu eres incapaz de sacar plato alguno.

Terrible”.

Antes de despedirnos y quedar listo para las mulillas este reportaje, compartimos el alborozo de Xabier Gutiérrez y de muchos donostiarras por el regreso de los toros a Illumbe. El bueno de Juan Mari Arzak también lo ha celebrado en declaraciones aparecidas en algunos medios de comunicación. Y, por supuesto, que las arcas de restaurantes, hoteles y bares lo han notado: “han sido 7.000-8.000 personas que se mueven, como pasa con el público francés, y claro que se ha notado”, declara Xabi. Pero en “lo conceptual ha sido mucho más importante el regreso de la fiesta a Donosti porque hemos recuperado la libertad los aficionados y esto es muy importante”.

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HABLANDO EN PLATA

José Luis de los Reyes: “Soy de la generación de los 80 y no reconozco el estado actual del toreo” A lo largo de la historia ha habido banderilleros que supieron ver y también contar el toreo. Algunos llegaron a influir decisivamente en la forja de figuras. Belmonte o José Tomás sirven como ejemplos, pero esa transmisión oral siempre tuvo un valor incalculable para predicar los valores y el respeto por la profesión de torero.

Texto: David Plaza Foto: Cedida por José Luis de los Reyes

J

osé Luis de los Reyes podría ser un gran formador porque le sobra afición, posee cultura y sabe transmitirla. Podría estar preparando y asesorando a toreros, pero no lo hace, anda alejado del toreo y no parece tener rencor. Tanta distancia se debe al abrupto cambio que a su juicio se ha producido: ”Me siento de una generación de toreros que ha vivido lo antiguo y que no reconoce el toreo actual; está cambiadísimo y no somos tan mayores”.

Aquella finquita a las afueras de Barajas pueblo, llamada “El Olivar”, fue el hervidero del toreo a comienzos de los 80.

Y hoy es una de las pistas de la Terminal 4 de Madrid-Barajas. Allí entrenaban Antoñete, Curro Vázquez, Ortega Cano, Paco Alcalde, Frascuelo, El Yiyo y sus hermanos; banderilleros como Chicorro, El Jaro… se juntaba una pléyade de toreros y escuchábamos hablar de toros a nuestros mayores. Somos herederos de una forma de ver el toreo que lamentablemente hoy se ha perdido, entre otras cosas porque no hay tradición oral. Creo que el toreo se transmite de una generación a otra, pero se necesita el sitio donde se den cita veteranos con jóvenes y que haya mucho respeto, como había antes. ¿Le fue difícil entrar en ese grupo?

Hablar con ellos era muy fácil, te podías ir a andar con Antoñete, con Curro… o con Ortega; tenías que ser muy torpe para que no aprendieras. ¿Y cómo es que quiso ser torero?

Mi padre era un gran aficionado a los toros, lector de todo lo taurino que le caía en las manos. Él me inició, porque para ser buen aficionado siempre tiene que haber alguien que te sepa explicar bien.

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Un fin de semana por la mañana me llevó al Olivar y aquello me dejó prendado. Irradiaban torería y distinción. Le dije a mi padre que quería ser torero, dejé de estudiar –estaba en FP– y me puso a trabajar con buen criterio. Compaginé la preparación con el trabajo como pude. ¿Cómo aprendió?

Hubo un par de toreros que me imbuyeron de valores, respeto a la profesión y saber coger un capote y una muleta, pero muchas cosas las aprendí por intuición. No recuerdo que se hablara tanto de la técnica como ahora. Era más fácil que todo eso, te decían: ponte ahí, échasela y cuando venga tira de la muleta y para atrás. Se ha perdido albur. De chaval veía a Manolo Vázquez o Antoñete, a los que no se les puede tildar de ser dechados de técnica y era impresionante. Muchas veces no sabías qué iba a pasar, ese es el albur que en mi opinión hoy le falta al toreo.

Y se enroló en la escuela Llegué después de estar en la parte seria del cómico taurino del Kiki. Cuando llegué a la escuela entré a formar parte de la generación de Bote, Joselito, El Fundi, Andrés Caballero, Carretero, Carlos Hombrados… un montón de profesionales con el oficio muy bien aprendido y en contra de lo que la gente piensa eran todos distintos. Guardo un gran recuerdo de la escuela y de Enrique Martín Arranz. ¿Llegó a torear en Madrid?

Sólo dos veces y sin caballos. Eran festejos con muy buen ambiente, todos los jueves a las 20:30h. Estos festejos de promoción tenían un aire más familiar, más sencillos y divertidos. ¿Y de novillero y matador?

Sólo actué en dos novilladas con caballos, en cuatro corridas de toros y en bastantes festivales.

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Pese a que uno no toreara mucho, ¿qué suponía ser torero para toda aquella generación?

Los toreros nos sentíamos diferentes a los demás, era el hecho diferencial de ser torero, un orgullo de clase. ¿Y es posible todo esto ahora?

Ahora estoy muy despegado, pero no veo que existan esos centros de peregrinaje donde iban a entrenar los toreros que querían empezar con otros más curtidos o incluso con figuras. En mi época echábamos todo el día hablando y pensando en el toreo. Y no estábamos en la Prehistoria del toreo, han pasado sólo 35 años de aquello. Había mucha admiración y confraternidad. ¿Por qué se hizo banderillero?

Fue con 28 años. Maté mi última corrida de toros un mes de septiembre de 1992 y a la semana siguiente ya estaba de banderillero con Andrés Caballero en un festival. No me dio tiempo a planteármelo, me di cuenta que tenía que cambiar un pelín los esquemas pero no me exigió de ningún ratimago en especial. ¿Le costó dar el paso?

Para ser banderillero hay que estar completamente convencido, si es así ya llevas un tanto ganado. Pero además creo que es conveniente haber agotado la vía de querer ser torero, saber que se siente ahí cuando coges la muleta y te pesa el brazo…, cuando te mira un animal y te rilas; a mí todo eso me dio mucho bagaje.

Rápidamente le llegaron colocaciones.

Tuve mucha suerte. En la temporada de 1993 comencé fijo con el novillero Romerito, que encabezó el escalafón. Antes de que acabara esa temporada me llamó Curro Vázquez para torear con él. Fui a Sevilla, después Madrid en Otoño y luego ya la colocación para 1994 que era su despedida de los ruedos. Fue un sueño hecho realidad. Y además Curro tenía el sello de dar

buen bajío. Después de Curro estuve con Uceda Leal, también me llamó Cristina Sánchez y simultaneé con los dos. Pero Cristina salió a hombros en una novillada nocturna en Madrid y Uceda prescindió de mis servicios. A partir de ahí viví toda la carrera de Cristina.

La temporada con Curro Vázquez es su mejor recuerdo.

Fue un antes y un después. La forma de hablarte, de transmitirte tranquilidad, todo iba más despacio. Cuando debuté en Sevilla y con él, no sabía si iba a ser capaz, pero fue tan fácil…

Era un formador espectacular.

Aquellas concentraciones largas que le gustaba hacer antes de Madrid me sirvieron también para conocer el saber enciclopédico de Curro. Tiempo después he intentado transmitir aquellos conocimientos a chavales nuevos con los que toreaba. ¿Cómo le gustaba torear de capote?

Con el capote suelto y con las muñecas; no siempre lo conseguí porque la fase final de mi carrera lo cogía más amarrado debido a la falta de facultades y a que lo pasaba mal. ¿Y con los palos?

En banderillas no me he sentido incómodo aunque no era muy versátil. Como no tenía fama de ser un banderillero nato tampoco era esclavo de tener que poner siempre un buen par y cuando lo ponía, me lo cantaban. Sabía hacerlo bien gracias a un excelente banderillero llamado Orteguita. Fue nuestro profesor de banderillas en la escuela. ¿Ha admirado a alguien?

A Carretero. Es como mi hermano. Creo que es el mejor que ha habido en esto en los últimos 50 años. ¿Consiguió lo que esperaba?

He sido muy afortunado. Como torero he tenido muy poco valor, pero he sido muy largo de afición y siempre ha intentado beber de buenas fuentes..

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PERSONAJES DE LAS VENTAS

Joselito Calderón, 20 años en el palco de Las Ventas toros, novilladas y festejos de rejones.

Una cifra récord. Por eso mi retirada tenía que ser en Las Ventas.

Texto: Taurodelta Fotografía: Álvaro Marcos y Juan Pelegrín

E

l pasado 14 de mayo se cumplieron 20 años desde que Joselito Calderón subiera por primera vez como asesor taurino al palco de Las Ventas. Dos décadas en las que siempre ha tratado de pasar desapercibido, contentar a la mayoría y ser el apoyo preciso y oportuno de cuantos presidentes tuvieron la suerte de tenerle a su vera. ¿Recuerda el cartel de su primera tarde como asesor?

Lo recuerdo perfectamente. Se lidió una corrida de toros de José Escolar. Hicieron el paseíllo José Antonio Campuzano, Alejandro Silveti y El Fundi, que cortó esa tarde la primera oreja de su carrera en Madrid.

Atrás dejaba una carrera en la que vistió el traje de luces.

Fui novillero durante los años comprendidos entre 1960 y 1968. Mi debut con picadores fue en Valencia el 1 de mayo de 1965. En la temporada de 1968 se planteó la posibilidad de tomar la alternativa, pero decidí hacerme bande-

Eso ayudará, y mucho, a la hora de subir al palco.

Por supuesto, conozco perfectamente la plaza. Sin embargo, se ven las cosas muy diferentes en el ruedo que en el palco.

Desde arriba eres más capaz de ver los defectos, por ejemplo.

Joselito Calderón, más de 20 años como asesor en el Palco de Las Ventas.

rillero. Vestí la plata hasta 1994, año en el que toreé mi última tarde, el 29 de octubre, a las órdenes de Óscar Higares, en una corrida en la que hizo el paseíllo junto a Curro Romero y Manolo Sánchez. Me retiré en Madrid, como no podía ser de otra forma.

Fueron muchos paseíllos en Madrid.

Exactamente 1006, contando corridas de

¿Qué sensaciones tiene en el palco?

Responsabilidad, ante todo. Los integrantes del palco tratan que el espectáculo se desarrolle de la mejor manera posible; pero son muchos espectadores, profesionales... poner a todo el mundo de acuerdo es prácticamente imposible. ¿El mejor momento que ha vivido en el palco?

La primera salida a hombros de Sebastián Castella. Me tocó estar en el palco en varias ocasiones anteriores en las que al torero francés se le resistía, por unos u otros motivos, la Puerta Grande. Y ese día, que me tocó estar junto al entonces presidente César Gómez, me alegré muchísimo de que lo consiguiera.

Y

si Joselito Calderón lleva más de 20 años en el palco de Las Ventas, el pasado 23 de agosto accedía a él por primera vez como presidente realizando una suplencia Gonzalo de Villa.

En Taurodelta también hemos querido conocer algo más sobre este Inspector Jefe del Cuerpo Nacional de Policía y su debut en el palco de la primera plaza del mundo. ¿De dónde le viene su afición a los toros?

La afición me viene de niño. Nací en Cenicientos, pueblo cien por cien taurino de la Comunidad de Madrid. Allí he presidido durante los últimos años, además de en otras localidades de la Comunidad. ¿Qué sensaciones tuvo en el palco de Las Ventas?

Llegaba con la experiencia de siete años como delegado en Las Ventas y la presidencia en otras plazas y por ello no me resultó extraño. Pero está claro que el palco de Las Ventas es diferente, impone. Soy consciente de que lo que allí se

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Gonzalo de Villa, acompañado de la terna del 23 de agosto, antes de su debut como presidente en el palco.

hace se convierte en espejo del resto de plazas, pero las sensaciones fueron muy buenas. ¿Cómo asumió la responsabilidad?

Para mí fue un honor presidir una corrida en Las Ventas.

Mi deseo es que tenga continuidad, pero eso ya depende de la Jefatura Superior de Policía.

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LA IMAGEN DEL MES

Los toros regresan a San Sebastián

A

parentemente es la foto de un paseíllo cualquiera. Tres matadores de toros, con sus nueve banderilleros y sus seis picadores. Nada más.

Nada menos.

En realidad se trata de un paseíllo muy especial, el primero en la plaza de toros de Illumbe, el coso de San Sebastián, que no había sido pisado por toreros durante los últimos dos años por el capricho de una formación política que se olvidó de que su obligación al frente del consistorio era gobernar para todos.

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Texto: Juan Pelegrín Foto: André Viard

Una figura consagrada como Enrique Ponce; una gran estrella que salta las barreras del toreo, José María Manzanares; la joven revelación de la temporada, Alberto López Simón. Difícil encontrar un cartel más redondo, mejor rematado para una fecha tan señalada. En los días siguientes Pablo Hermoso, El Juli, Perera, Morante, Castella, Talavante, Urdiales, Morenito de Aranda y Paco Ureña pisaron sobre las huellas de esa primera terna que devolvió la normalidad a la ciudad de San Sebastián, de la terna que borró con su paseíllo dos años de arbitrariedad.

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