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Luis Salinas
El público “ sabe cuando el artista es sincero”
El virtuoso guitarrista argentino tiene más de treinta años de carrera y ha tocado con artistas como B.B. King, George Benson, Paco De Lucía, Mercedes Sosa o Dino Saluzzi.
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el domingo 11 de octubre, salinas entregó un nuevo show por streaming —”Salinas en casa” y recientemente participó del ciclo Experiencia Leamos de la plataforma Leamos.com.
Cumplís un 24 de junio. Como muchos grandes personajes de la Argentina - Me queda grande ese día. De Messi, Gardel, gigante. Siempre pienso que me tendrían que sacar de ahí.
Sos un embajador de la celeste y blanca en el mundo - No sé. Soy muy agradecido por ser músico y sobre todo de haber podido viajar y tocar lo que amo en diferentes lugares. También hacerlo hoy con mi hijo Juan. Lo más importante es tocar con sinceridad siempre, acá, afuera, donde sea. Desde la sinceridad.
Te asocio con Santaolalla, Mercedes Sosa, Piazzolla, posicionadores de Argentina en el mundo. Contame del streaming, cuál es el espíritu. - Es un tiempo de los más duros que creo que vivimos todos los músicos y la gente en el mundo. Por más que estemos acá, yo no dejo de ver lo que pasa en el planeta y me duele mucho. Además de la incertidumbre, que se cuenten los muertos como números me hace daño. Está todo el mundo en la misma situación de no poder hacer planes, de no saber qué pasa, no podemos vivir de nada también. A veces se pierde de vista que los músicos somos trabajadores también, hay que darle de comer a los hijos, pagar las cuentas. No poder trabajar es duro en el sentido económico y en el sentido de que no podemos sacar lo que sentimos. Ciertos músicos vivimos la música, no es que la tocamos solamente. No poder hacerlo es un daño espiritual y mental.
Está bueno que lo dejes por 24 horas… - Sí, yendo a lo de antes. imaginate que se corte. El que se sumó, se siente estafado. Me quería asegurar de que eso no suceda, es un vivo que se transmite. Tiene una carga emotiva muy fuerte porque hace 100 días no tocaba con mi hijo, o Alejandro el percusionista. Era encontrarse con un hermano y tocar con mi hijo. Eso se nota en la energía detrás de las notas. En ese sentido, es algo único. Los que me han escuchado van a notar que no es lo mismo de siempre, tiene una carga emocional fuerte y por eso también quería sacarlo.
Hablás de lo espiritual y tenés la medalla del virtuosismo. ¿Una cosa no puede existir sin la otra? - Sí, pienso que el público no tiene porqué entender de armonía, melodía o ritmo, pero sabe cuando el artista es sincero. Por eso es muy importante ser honesto con lo que hacés. Sinceramente, también creo que la música es una energía espiritual. Sino serían notas nomás, las aprendés y las tocás. Pero el hecho artístico tiene que ver con lo musical, con lo que está detrás de lo que tocás. Siempre le he dicho a mi hijo o quien toque, hay que vivir el momento como el último. Desde ese lugar, uno se mantiene joven tocando porque cada momento va a ser distinto, aunque toques el mismo tema. Más en esta circunstancia que estamos viviendo. Es una cuestión no solo de ver, sino de sentir lo que está pasando, lo que se está escuchando. Yo le decía a Juan que vivamos esto como si hubiera público, entonces le dije, vamos a encerrarnos a sentir la música, a escuchar y tocar.
¿Qué es una performance si no hay un público presente? - Bueno, yo me hice tocando en vivo. Pero cada cosa es distinta. En vivo es otra cosa, es lo que va pasando y a veces pertenece a la improvisación misma. Es otra cabeza. Además, cuando tocás con el público se produce una complicidad. Siempre digo, cuando voy a tocar un viernes por la noche, “bueno vamos a pasar una noche juntos”. Hay un punto donde está bueno tocar, escuchar, pero llega un punto en el que hay una necesidad enorme de tocar con otros. Eso es lo que más estamos su friendo los músicos.• -
Hugo Fattoruso
A sus 77 años, el ícono uruguayo presentará el disco “Canciones Cantadas”, una colección personal de temas, maquetas, borradores y material grabado con secuenciadores. Además está terminando su segundo álbum a base de acordeón.
el currículum de hugo fattoruso es extenso y lleno de luces: es compositor, arreglador, multiinstrumentista y vocalista. Formó parte de la mítica banda Los Shakers como también de Opa, Barcarola, Grupo del Cuareim, Los Pusilánimes, La Escuelita, Trío Fattoruso, Rey Tambor y Ha Dúo, entre otros. Y colaboró con los músicos como Milton Nascimento, Hermeto Pascoal, Eduardo Mateo, Chico Buarque, Rubén Rada, Jaime Roos, Airto Moreira y Djavan, entre muchos otros. Hoy, además del lanzamiento de los discos (Canciones cantadas y Maquetas y borradores) sigue produciendo con el Quinteto Barrio Sur centrado en el candombe.
Hay diferencias de calidad entre músicas ¿Qué pensás de esas canciones que tienen dos acordes? - Una canción con dos acordes te puede hacer llorar, te puede emocionar mucho. De hecho me gustan varios estilos de música que se toca con dos o tres acordes, el chamamé por ejemplo son dos acordes o tres, no sé si estoy equivocado. Me encanta el chamamé, me encanta. Hay músicas que no tienen armonías, en Medio Oriente, Egipto. Es un poco diferente. Es que una parte del mundo está acostumbrada a escuchar la escala afinada de esta manera, hay países que tienen una escala más amplia, con más de todas. Entonces no se pueden tocar con un instrumento fijo como si fuera un piano.
¿Cuán consciente sos del respeto que tienen las nuevas generaciones? ¿Te molesta que te traten como una eminencia? - Yo agradezco mucho el cariño, la demostración de cariño no tiene equivocación alguna. Ahora, yo no soy una eminencia, tengo muchos años practicando y entrando a la cancha, ya sea en vivo o en grabaciones y con diferentes propuestas, pero no soy una eminencia, te lo puedo garantizar. ¿El mito de Los shakers se incrementó con el tiempo? - Bueno, no sé responder claramente a esto. Fue un intento. Estuvimos tres o cuatro años generando, grabando y tocando esas canciones.
¿Qué eran Los Gatos para ustedes en ese momento? - Amigos. Nos conocimos en Buenos aires, ellos vinieron y estuvimos juntos en un programa de TV y después de ahí ya nos encontrábamos a charlar, o a tomar un café. Una gente increíble.
¿Competían? - No, yo no vi competencia.
¿Qué era Elvis Presley para vos? - Un carácter bastante particular. Nos gustó a unos cuantos de nosotros que éramos jóvenes. Lo que pasa es que también estaba Ray Charles y Little Richard, pero el rock de Presley a mí me gustó, es bien característico. Es casi una caricatura de algo, es exagerado, parece diseñado. Con todo respeto, parece un cómic, pero en vivo. Elvis era increíble.
¿Qué te genera está posibilidad de hoy de acceder fácilmente a música de todas las épocas? - Nos da posibilidad de ver como las cosas van mudando todo el tiempo.
¿No lo notás como una revolución? ¿Te lo imaginabas? - No, no tengo imaginación para eso, la uso para cocinar (ríe). Quién se iba a imaginar esto, es una locura más grande que una casa.
¿En algún momento sentiste que habías encontrado un límite en la música? - No, entrar en la música significa poner un pie en el infinito. Es muy simple. El estudio y las notas que uno use son cosas diferentes, la música en sí es infinita. Si una persona entra en la práctica de tocar, amateur, leyendo, sin leer, sabiendo como se llama el acorde, sin saber, con profesores o sin ellos. Porque los hay está más que demostrado, no es porque yo lo diga, la música es muy generosa y nos acepta todos. Y podemos tocar desde este nivel a este nivel, de cualquiera, hasta lo que uno vaya encontrando. El asunto no son los niveles, sino que la música es el infinito.
¿Qué se pierden hoy que hay muchos que no tienen una relación con los instrumentos sino con músicas generadas de manera electrónica?
Bueno, hacen algo que yo no puedo hacer, por ejemplo. Yo puedo tocar el piano pero ese tipo de música no la puedo hacer. Los chicos manejan muy bien las máquinas, no es mi caso. Trabajo sí con secuenciadores, junto notas y ritmos, eso lo manejo, pero en la computadora no sé grabar y mucho menos editar, no tengo idea. Traté pero me di cuenta que en este momento no puedo aprenderlo y me resulta una pérdida de tiempo. Es muy complejo para mí. Es igual que una pelota de fútbol, no sé qué carajo hacer (ríe). •