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Salud prostática
Solo tiene el tamaño de una nuez, pero puede dar mucha guerra en la segunda mitad de la vida. Aunque depende de la perspectiva con la que lo miremos, porque los problemas de próstata son como un faro que nos avisa de lo que puede estar pasando en otros órganos de nuestro cuerpo. ¿Cómo es esto? Lo explicamos en este artículo.
Dos son las condiciones que con más frecuencia afectan a la próstata: la hiperplasia benigna de próstata y el cáncer de próstata.
Hiperplasia benigna de próstata
Como la próstata se sitúa justo detrás de la vejiga y del inicio de la uretra, si aumenta de tamaño puede presionar estos órganos y afectar a la micción. No se sabe bien por qué la próstata crece más de la cuenta, pero parece que los cambios hormonales que ocurren con la edad juegan un papel. La hipertrofia de próstata afecta a un tercio de los hombres de más de 60 años y a la mitad de los mayores de 80. Los síntomas que nos indican que la próstata está agrandada son característicos: necesidad de orinar con más frecuencia, sobre todo por la noche, flujo lento y débil de orina y sensación de que la vejiga no se vacía bien, molestias al empezar a orinar, y goteo de orina al acabar. En algunos casos se producen infecciones de orina, aparición de sangre en la orina, e incluso imposibilidad total para orinar.
Como su nombre indica, este es un proceso benigno que no se asocia al cáncer, pero aunque los síntomas son típicos, éstos también pueden ocurrir en otras enfermedades del tracto urinario e incluso en el cáncer de próstata, por lo que hay que acudir al urólogo para que lleve a cabo una revisión completa y descarte otros problemas.
La hiperplasia de próstata se trata cuando los síntomas afectan a la calidad de vida. Hay varios fármacos que pueden ayudar a disminuir los síntomas urinarios, y que el urólogo puede prescribir. Como alternativa a estos fármacos se ha usado tradicionalmente extracto de Serenoa repens, una planta originaria de México. Estudios recientes han mostrado que tiene una eficacia similar a la de los medicamentos en las hiperplasias leves y moderadas, pero con menos efectos secundarios.
Además de medicamentos o fitoterapia, el fortalecimiento del suelo pélvico a través de ejercicios de yoga específicos y de técnicas de Kegel puede mejorar drásticamente la calidad de vida y vale la pena buscar un fisioterapeuta o entrenador experto en esta área para que nos indique un plan de entrenamiento personalizado.
En los casos más avanzados pueden estar indicadas ciertas técnicas quirúrgicas.
Cáncer de próstata
Afecta a 1 de cada 8 hombres a lo largo de la vida, casi siempre a partir de los 65 años. El cáncer de próstata crece lentamente, se puede tratar bien y tiene tasas de supervivencia muy altas: 100% a los 5 años y 98% a los 10 años del diagnóstico. El principal problema son las secuelas derivadas de la cirugía, de la radioterapia y del tratamiento hormonal. La gran mayoría de los hombres van a experimentar disfunción eréctil, disminución de la libido, dolor durante el acto sexual, incontinencia urinaria o una combinación de estos efectos.
Como en muchos otros cánceres, la genética puede predisponer, y tener un familiar con este cáncer eleva el riesgo de padecerlo. También hay algunas razas más proclives que otras. Sin embargo, el estilo de vida juega un papel fundamental: la obesidad, el síndrome metabólico, la diabetes (sobre todo si mal controlada), una dieta alta en grasas saturadas y pobre en frutas y verduras, la falta de ejercicio, y el estrés son factores que elevan el riesgo de cáncer de próstata.
Cuidar tu próstata es cuidar la salud de todo tu cuerpo
Aunque tener la próstata agrandada no aumenta las posibilidades de tener cáncer de próstata, los factores de riesgo para ambas condiciones son similares. Es más, son también los mismos que anteceden el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, diabetes u otros cánceres. Por tanto, si proteges tu próstata proteges tu corazón, tu cerebro y todo tu cuerpo.
Alimentación
Una dieta rica en frutas, verduras y cereales integrales, y pobre en carne, grasas saturadas y azúcar, es una de las medidas que más pueden proteger la próstata. Además, hay dos alimentos especialmente beneficiosos para la próstata: los tomates y la soja.
El licopeno del tomate es un antioxidante con una especial afinidad por la próstata. Varios estudios han mostrado que los hombres que comen tomates y salsa de tomate, varias veces por semana, tienen un 15-20% menos riesgo de desarrollar cáncer de próstata.
En países asiáticos, donde la soja forma parte de la dieta tradicional, la incidencia de cáncer de próstata es menor que en occidente. Las isoflavonas de la soja tienen un efecto hormonal débil que podría bloquear a las hormonas producidas por el tumor y además, su componente antioxidante es un inhibidor de la replicación de las células cancerosas.
Los estudios muestran que el consumo de productos derivados de la soja (leche de soja, yogur, tofu, tempeh...) disminuye el riesgo de cáncer de próstata.
El conjunto de la dieta puede ser lo más determinante: los estudios realizados en poblaciones adventistas en California han mostrado que los hombres veganos tienen un 35% menos de riesgo de desarrollar cáncer de próstata.
Es una tragedia que tantos hombres todavía asocien su masculinidad a comer carne y otros productos animales. Nuestra sociedad aún relaciona las dietas vegetales con las mujeres y la feminidad y así se lo traslada a los varones a través de todo tipo de mensajes. Irónicamente, por tratar de proteger su masculinidad y no adoptar una dieta saludable, muchos hombres acaban perdiendo su potencia sexual.
El té
Otro hábito que podría beneficiar a la próstata es beber té, sobre todo té verde y té de hibisco, ambos ricos en potentes antioxidantes. El té verde podría inhibir y dificultar el desarrollo de las células cancerosas y además puede mejorar los síntomas de la hiperplasia de próstata. Otro efecto beneficioso de beber té es que reduce el consumo de alcohol y refrescos, lo que ayuda a prevenir el sobrepeso, el síndrome metabólico y la diabetes. Aquellos hombres que ya tengan síntomas urinarios deben elegir té verde desteinado, para evitar los efectos irritantes de la cafeína sobre la vejiga.
Ejercicio
El ejercicio físico moderado-vigoroso reduce el riesgo de hiperplasia y mejora sus síntomas. También mejora la salud del corazón y la circulación, lo que ayuda a prevenir la disfunción eréctil. En los hombres con sobrepeso u obesidad la pérdida de peso que acompaña al ejercicio físico es la mejor protección frente al cáncer de próstata.
Control del estrés
El estrés empeora los síntomas de la hiperplasia de próstata y además debilita al sistema inmunológico en su vigilancia y lucha continua contra el cáncer.
Como con la alimentación, muchos hombres se sienten cuestionados si tienen que hablar u ocuparse de su salud emocional, pero estas reticencias forman parte de una cultura tóxica que acaba matando a muchos hombres o produciéndoles discapacidades importantes. En realidad no hay nada masculino en morir prematuramente de una enfermedad evitable y perder así la oportunidad de seguir siendo una fuente de protección, inspiración y cuidado para nuestra familia y nuestra comunidad. •
Dra. Miriam Martínez Biarge, Núm. Col. Madrid 53.890 www.creciendoenverde.com info@creciendoenverde.com