POLÍTICA
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Fernando Vázquez Rigada
México dilapida su recurso natural no renovable más valioso: el tiempo. El reino de la banalidad lo tiene atrapado y más: consume su creatividad, su energía, su potencial. La República es una que se pospone a cada momento y que no logra su genuino despegue. Vive -lleva años haciéndolo- en la promesa del potencial y se rehúsa a entrar en la certeza de la realidad. 4.5
Tasa de desempleo
4.0 3.5 3.0 2.5 2.0
abr-00 ago-00 dic-00 abr-01 ago-01 dic-01 abr-02 ago-02 dic-02 abr-03 ago-03 dic-03 abr-04 ago-04 dic-04 abr-05 ago-05 dic-05 abr-06 ago-06 dic-06 abr-07
LAS BANDERAS ARRIADAS
Fuente: INEGI
Como en un ensayo de Paz, las máscaras ocultan su verdadero rostro. México es una república, pero monárquica, en donde un pequeño grupo de familias ostentan y heredan el país. Controlan lo mismo los hilos del poder, que las cadenas de la producción, que los yunques del sindicalismo. Un grupo de caciques sigue mandando en esta República Monárquica igual que hace cinco siglos, cuando Cortés desembarcó en Veracruz en 1519. Y al cacique, decía Don Carlos Loret de Mola, se le perdona todo, menos perder. México es además, una república federal, pero centralista. En la medida en la que los presupuestos de las entidades federativas dependan en 90% de los recursos provenientes del gobierno central, el proyecto federalista será una quimera pospuesta dos siglos.
Recursos destinados a municipios por el Gobierno Federal (% del presupuesto federal)
1940
1982
2005
10%
1%
4%
La democracia sigue sin cuajar porque los nudos que atan a la vida nacional son poderosos y no quieren transferir el poder. Todas las transiciones del mundo que lograron ser exitosas lo fueron porque abrieron los candados del establishment previo, lo mismo en Chile que en España que en Sudáfrica. En México, los gobierno panistas caen en la temible profecía de Margaret Thatcher: parecerse cada vez a su peor enemigo. Como el poder sigue sin contar con controles efectivos, democráticos, legales, la mejor noticia, la alternancia, la transmisión periódica y pacífica del poder, sigue estando sometida al embrujo de Macbeth. Como en una tragedia shakesperiana, los hombres del poder del México pierden el rumbo cuando las brujas pronuncian la frase maldita: -Tú serás rey. POR UN PROYECTO DE NACIÓN
México ha arriado sus banderas porque no ha sido capaz de tejer un arreglo elemental: encontrar la fórmula para definir qué banderas le son útiles a la nación entera. Las transiciones democráticas exitosas han partido no sólo de la destrucción que se señaló arriba, sino también de un ejercicio de construcción. Definir cuales son los puntos torales del país futuro, aquellos que trascienden la política y el ejercicio del poder, aquellos que no son negociables ni reformables, es una tarea prioritaria que fue fatalmente pospuesta en la alternancia mexicana.
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España apostó por el desarrollo, Chile por la estabilidad, Italia por la democracia, Japón por la extirpación del militarismo, Portugal por la inclusión. Todas las transiciones han tenido una definición precisa de lo qué perseguían. México no. Por eso la alternancia asfixió a la transición. La paradoja central del nuevo tiempo mexicano es que la democracia, vehículo para entendernos, terminó por envenenar la vida pública nacional. El síndrome del dos de julio del 2006 es la desconfianza y la construcción de varios monólogos públicos, y se forma por una paradoja que no deja de ser cruel: la convivencia mexicana logró sobrevivir -a veces incluso con armonía, casi siempre con decoro- a la dictadura imperfecta, pero no ha logrado soportar los defectos de la democracia imperfecta. Gasto en publicidad gubernamental 3,500 3,000 2,500
Aguascalientes DIPUTADOS PRESIDENTES MPALES. Abstención 55.30% Abstención 55.30% Partido % Partido % PRI 32.90% PRI 33.40% PAN+PANAL 32.30% PAN+PANAL 30.70% Convergencia 12.70% Convergencia 16.20% PVEM 8.60% PVEM 7.40% PRD 6.90% PRD 6.60% NULOS 3.70% NULOS 3.40% PT 1.50% PT 1.20% PASC 1.10% PASC 0.90% NO REGISTRADOS 0.20% NO REGISTRADOS 0.20%
1,500 1,000 500 2001
2002
2003
2004
2005
2006
Fuente: SCHP
La aparición del EPR, el desafío abierto del crimen organizado, la cerrazón de las izquierdas más radicales, los alarmantes grados de abstención en Oaxaca, el despilfarro en los comicios de Baja California, el escandaloso tráfico de influencias en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, demuestran que ha llegado el momento de abrir las puertas al talento político y construir una plataforma nacional de diálogo.
Oaxaca DIPUTADOS Abstención 62.90% Partido % PAN 13.00% PANAL 2.60% PASC 1.90% PRD+PT+Convergencia 27.60% PRI+PVEM 47.50% PUP 3.30% NULOS 4.00% NO REGISTRADOS 0.10%
Baja California GOBERNADOR PRESIDENTES MPALES. Abstención 63.10% Abstención 62.60% Partido % Partido % PAN+PES+PANAL 51.40% PAN+PES+PANAL 48.60% PRI+PVEM+PEBC 44.40% PRI+PVEM+PEBC 45.30% PRD 2.40% PRD 2.50% PASC 0.90% NULOS 1.60% Convergencia+PT 0.80% Convergencia+PT 1.00% NULOS 0.00% PASC 0.90% NO REGISTRADOS 0.00% NO REGISTRADOS 0.00% Fuente: Institutos Electorales de los Estados
2,000
0
Resultados Elecciones Locales
México requiere construir un proyecto de nación, un mapa de navegación que le de viabilidad, cierre el tejido social y otorgue generosidad al imaginario colectivo que es México. No se trata de rebasar por la izquierda; tampoco de aventajar por la derecha. Se trata de entender que en México ya no es posible seguir rebasando y, por tanto, dejando atrás a los demás. GENERACIONES Y DEGENERACIONES
Construir un proyecto de nación no es labor de un hombre, sino de una generación. No es patrimonio de un gran talento, sino de una voluntad colectiva. Los tres proyectos de país que ha tenido México nacen de generaciones excepcionales. El proyecto de la
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independencia se nutre de la savia insurgente, de los pensadores que, casi de manera clandestina, se han instruido con los documentos de la ilustración y del enciclopedismo francés. Los liberales son una generación notabilísima de hombres que confían en el poder de la ley y en la constitución de clases medias. Juárez, Ocampo, De la Llave, los hermanos Lerdo, Ignacio Ramírez, todos ellos son producto de un México que se reflexiona a la sombra del bochorno santanista, de los vaivenes aciagos de la política de la discordia. La Revolución abre las puertas creadoras de la juventud. Todos los líderes revolucionarios, salvo Carranza, tienen menos de 40 años, algunos apenas rebasan los 30. Pero la generación que los sustituirá posee un calibre intelectual fuera de serie: México es México durante todo el siglo XX por la estatura de hombres como Vasconcelos, Lombardo, Gómez Morín, o la habilidad de Calles. Proyectos de nación de México. El proyecto independentista.
1811. Los Sentimientos de la Nación.
El proyecto liberal.
1857. La Constitución de 1857 y las Leyes de Reforma.
El proyecto revolucionario.
1917. La Constitución de 1917, los planes revolucionarios, la Convención de Aguascalientes.
Tener un pacto de nación significa, en los hechos, la diferencia entre la prosperidad o la quiebra. La historia así lo indica. EL GENOMA POLÍTICO DE MÉXICO
El primer proyecto de nación del país surgió antes que México mismo. Lo plantea el talento de un grupo de insurgentes encabezados por uno de los héroes nacionales más puros: José María Morelos y Pavón. Su nombre lo dice todo: los Sentimientos de la Nación. Los Sentimientos de la Nación proponen los
cimientos de un país: postula su completa independencia, declara abolida la esclavitud y bosqueja un sistema de división de poderes. La Constitución de Apatzingán muere junto con el caudillo, sus manos carcomidas por el ácido que la inquisición le ha vertido por haber manchado con sus ideas libertarias las Santas Escrituras. El huracán que sigue a la consumación de la independencia sólo será recordado por su capacidad destructiva. México es imperio, República federal, República Central en apenas dos décadas. Por lo mismo, no es nada. Hay 26 presidentes en 33 años. Uno de ellos ocupa once veces la silla presidencial. Bajo su egolatría, México se desgaja. Antonio López de Santa Anna no sólo seduce a la patria: La sojuzga. No hay, en tres décadas, quien sea capaz de cesar la confrontación y detener la espiral destructiva. Un grupo notable de mexicanos lo logra. Crean un proyecto de país. Le dan, en 1857, una constitución. La aplican y, como consecuencia, el país se incendia. Tienen la enorme valentía de enfrentarlo todo: A los grupos conservadores, a la mayor potencia mundial, Francia, y tienen, sobre todo, el coraje de afrontar las consecuencias de la victoria. México es genuinamente soberano cuando Manet pinta el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo en el Cerro de las Campanas. No es casual que bajo los esfuerzos conciliadores, políticos y jurídicos de los liberales surgiera el primer momentum democrático del país. Duró una década, pero fue un periodo rico en exposición de ideas y en experimentalismo institucional. Por ello, el proyecto liberal logró sobrevivir al porfiriato que lo secuestró, lo
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Agosto de 2007 Presidentes de 1824-1857 Periodo
Presidente
Periodo2
Presidente3
Periodo4
Presidente5
1824–1829
Guadalupe Victoria
1841–1841
Francisco Javier Echeverría
1847–1847
Pedro María de Anaya
1829–1829
Vicente Guerrero
1841–1842
Antonio López de Santa Anna
1847–1847
Antonio López de Santa Anna
1829–1829
José María Bocanegra
1842–1843
Nicolás Bravo
1847–1847
Manuel de la Peña y Peña
1829–1830
Pedro Vélez, Lucas Alamán y Luis de Quintanar
1843–1843
Antonio López de Santa Anna
1847–1848
Pedro María de Anaya
1830–1832
Anastasio Bustamante
1843–1844
Valentín Canalizo
1848–1848
Manuel de la Peña y Peña
1832–1832
Melchor Múzquiz
1844–1844
Antonio López de Santa Anna
1848–1851
José Joaquín de Herrera
1832–1833
Manuel Gómez Pedraza
1844–1844
José Joaquín de Herrera
1851–1853
Mariano Arista
1833–1834
Valentín Gómez Farías
1844–1844
Valentín Canalizo
1853–1853
Juan Bautista Ceballos
1834–1835
Antonio López de Santa Anna
1844–1845
José Joaquín de Herrera
1853–1853
Manuel María Lombardini
1835–1836
Miguel Barragán
1845–1846
Gabriel Valencia
1853–1855
Antonio López de Santa Anna
1836–1837
José Justo Corro
1846–1846
Mariano Paredes y Arrillaga
1855–1855
Rómulo Díaz de la Vega
1837–1839
Anastasio Bustamante
1846–1846
Nicolás Bravo
1855–1855
Martín Carrera
1839–1839
Antonio López de Santa Anna
1846–1846
José Mariano de Salas
1855–1855
Rómulo Díaz de la Vega
1839–1839
Nicolás Bravo
1846–1847
Valentín Gómez Farías
1855–1856
Juan Álvarez
1839–1841
Anastasio Bustamante
1847–1847
Antonio López de Santa Anna
1856–1857
Ignacio Comonfort
desvirtuó y lo traicionó. Por lo mismo, México se ve en la necesidad de generar un segundo proyecto de país, apenas iniciado el siglo XX, el siglo de la convulsión. La violencia no tendría precedente. Tampoco su capacidad creadora. La Revolución dio origen a un nuevo proyecto de país, distinto pero complementario de aquel de la era liberal. Distinto porque ponía énfasis en la gran masa marginada; porque el fulgor armado une a los extremos del país bajo los ejércitos populares. México ya no sería regiones, sino una idea única y total. Coincidente porque reafirma principios como el laicismo y, al menos en su origen, pretende construir, otra vez, una democracia. México llega a su cita con la construcción nacional, otra vez, lastimado, dividido y asechado desde el exterior.
Por ello, el proyecto de nación de la Revolución Mexicana se centra en dos objetivos fundamentales: Institucionalización y justicia social. Ambos objetivos, en cierta medida, se logran. México se transforma bajo la fuerza del proyecto. Crea un entramado institucional, conecta al país con infraestructura, alfabetiza al 90% de la población, otorga seguridad social, inicia un proceso de industrialización y consolida a la clase media. La alternancia mexicana, coincidente con la llegada del siglo XXI, debió desembocar en la creación de un gran pacto nacional. No se hizo. Las consecuencias, que hoy padecemos, son amargas pero no son concluyentes. La confrontación se puede, aún agravar. El momento de las coincidencias indica que la labor más urgente del país es hacer coincidir al país legal con el país real.
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Agosto de 2007 REYES HEROLES
En diciembre de 1976, México contenía el aliento. La sangre de la plaza de las Tres Culturas estaba aún fresca. También el vuelo siniestro del halcón, una tarde de junio de 1971. Grupos guerrilleros, rurales y urbanos, se habían formado como consecuencia de la cerrazón. La política crujió. El Presidente daba muestras de tener cercado a su sucesor. La oposición ni siquiera se molestó en presentar candidatos a la presidencia. La hermana del presidente electo sufrió un atentado. Al drama social siguió el económico. El vendaval del sistema -Luis Echeverría- devaluó la paridad la víspera de entregar el poder de 12 a 24 pesos por dólar. El país durmió, el 20 de noviembre, bajo la zozobra: un golpe de estado, decía la murmuración, era inminente. El nuevo presidente, José López Portillo, dio un golpe de timón. En su discurso inaugural convocó al reencuentro de los mexicanos; extendió la mano, la palabra y las instituciones. Bajo el talento de un mexicano excepcional, Jesús Reyes Heroles, se construyó una gran plataforma de diálogo que desembocó en la legalización de los extremos: se fundó el partido comunista pero también el sinarquismo, se oxigenó la arena pública y se crearon los diputados de partido para dar voz en el congreso a las minorías. La creatividad venció al rencor. La política superó a la vendetta. La participación política se nutrió mediante nuevas instituciones. Ese es el camino que debemos seguir hoy.
Características de la Reforma de 1977 � Se le denominó Ley de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales (LOPPE). � Definía y hacía posibles los procedimientos de registro de nuevos partidos políticos. � Amplió la representatividad de la Cámara de Diputados, al pasar los distritos electorales de 196 a 300. � Estableció los diputados por representación proporcional en sustitución de los anteriores diputados de partido, estos serían 100, con lo cual la Cámara quedaría constituida por 400 diputados.
UN PACTO PARA EL FUTURO
Felipe Calderón, por lo pronto, no posee en su gabinete un talento político que pueda fungir como el Reyes Heroles de México o el Adolfo Suárez de España. Esa es una primera preocupación. El presidente deberá ajustar su gabinete a efecto de darle calado, creatividad y altura de miras. El primer gabinete fue de desgaste, por el arranque y por la confrontación con el hampa. Pero la mano dura solo sirve para demoler y termina, tarde o temprano, demoliéndolo todo: incluso a su creador. 70% 65% 60%
Aprobación presidencial 68%
64%
58%
55% 50% 45% 40% 35% 30%
Enero
Abril
Fuente: El Universal
Agosto
Es el presidente el que debe plantear los términos de un nuevo arreglo político para generar un nuevo proyecto de nación que debe basarse en tres ideas fundamentales: Democracia, libre mercado e igualdad.
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Para construirlo, se debe realizar una vasta conciliación nacional que admita los rasgos generales esenciales de este proyecto. México no puede posponer más su consolidación democrática. En este sentido se retoma el proyecto revolucionario de institucionalizar al país. La segunda ola de institucionalización debe partir bajo la lógica de una gobernabilidad democrática, transparencia y reglas equitativas.
5.6
5.4
5.8
5.6
6.3
6
6.8
6.7
7
6.9
7.2
7.1
7.4
7.3
7.8
7.4
8.2
8
Universidades Iglesia Ejército Estaciones de radio Com. Nac. de Der. Hum. Cadenas de televisión Medios de com. Periodistas IFE Periódicos Bancos Presidente de la Rep. Sup. Corte de Just. Policía Eempresarios Sindicatos Partidos políticos Senadores Diputados
8.2
Confianza en las Instituciones 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0
Fuente: Consulta Mitofsky
Las necesidades actuales se centran en ampliar el alcance de las instituciones y ponerlas por encima de los intereses de grupo. Por años, México se movió por proyectos de clase -política, empresarial, social-, más que por proyectos de nación. Las instituciones deben abarcar y definir. Abarcar a una franja de mexicanos que aún se encuentran excluidos de su alcance. Definir con precisión las mejores políticas para consolidar el proyecto de país. Un rasgo esencial es la urgencia de dotar de gobernabilidad democrática al Estado Mexicano. Durante años, correctamente, el Estado Mexicano tuvo como distintivo los amplios márgenes de gobernabilidad que poseía. Era, sin embargo, una gobernabilidad autoritaria. En la medida en que se fueron desmontando instituciones claves del
sistema, se fue reduciendo esa capacidad, al carecer de instituciones democráticas que las sustituyeran con efectividad. Como bien señala Yehezkel Dror, no es la sociedad la que se ha vuelto ingobernable: es el Estado quien ha perdido su capacidad de gobernar. En su dimensión política, pues, el esfuerzo de institucionalización para consolidar un proyecto de país debe caminar en dos sentidos: Desmontar el viejo sistema y generar un nuevo entramado para la democracia. La gobernabilidad democrática parte del diseño de nuevas instituciones que faciliten la incorporación de actores políticos y promuevan la confrontación pública de ideas, hagan accesible la participación política de minorías, transparenten los procesos de toma de decisiones, modernicen la regulación gubernamental y contengan arreglos institucionales para auditar el poder. Pero el entramado institucional no sólo debe responder a una creciente participación política con estabilidad, también debe hacerlo a las necesidades de los actores económicos que serán quienes articulen un genuino desarrollo económico nacional. Los niveles de opacidad deben disminuir y la única forma de hacerlo es a través de la institucionalización de los procesos legales y administrativos que impactan a la actividad económica. Índice de opacidad Corrupción
Sistema legal
Pol. Ec. nociva
Finlandia
3
11
23
17
9
13
Australia
19
16
26
33
10
21
Alemania
28
14
33
17
32
25
España
39
25
32
50
23
34
Brasil
47
48
32
40
35
40
México
65
60
35
33
25
44
India
74
44
49
30
46
48
Indonesia
82
54
90
22
49
59
País
Prácticas de Marco.Reg. Gob. Inadecuadas Ineficiente
Fuente: Price Waterhouse Coopers
Rankin de Opacidad
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Porcentaje de la población que vive con menos de 2 dólares al día. País
%
México
20.4%
Chile
9.6%
Uruguay
5.7%
Corea
1.8%
Panamá
17.1%
Malasia
17.3%
Fuente: World Development Report 2006.
El libre mercado es la mejor forma que conocemos para estimular la creación de riqueza. Es el sistema que permite la creatividad, la innovación, la competencia y la cultura del servicio. El problema es que México tiene mercado, pero no es libre. Si no se liberan las energías productivas del país, la riqueza no se repartirá. Los monopolios implican una camisa de fuerza que impide que llegue el crecimiento, que éste genere desarrollo y que el desarrollo genere igualdad. El mercado no alcanza para todos. Como dice René Villarreal, no es posible pedir al mercado lo que no puede hacer. Y una de las cosas que, por si misma, el mercado no hace, es impulsar la justicia social. De ahí que la prioridad del Estado mexicano, como base toral de un proyecto de nación, sea generar la igualdad entre los mexicanos. Lo hará en la medida en que pueda generar instituciones que funcionen adecuadamente y un entramado legal que facilite la inversión y la construcción de una genuina infraestructura intelectual para el desarrollo, pero, al mismo tiempo, que garantice un desarrollo armónico, integral y multiplique los ganadores. Equilibrar los niveles de desarrollo humano y económico entre los dos Méxicos, el del sur empobrecido y el del norte pujante, es la más alta exigencia moral, política e histórica del siglo XXI. El centro más preocupante de tensión y riesgo para el futuro reside en la dura disparidad entre dos niveles de desarrollo. Es un abismo económico, cultural y social. ¿Puede ser posible un México dividido por una frontera así? No, por supuesto. El proyecto de país que requerimos debe prestar atención a los rostros empobrecidos de la nación, a los lamentos del rezago, a todos aquellos que nacen, día a día, sin la posibilidad de un futuro. El riesgo es real y latente. La
posibilidad de una fractura no es remota. Por ello, la intervención del estado será fundamental y decisiva para intervenir en donde el mercado no baste para construir las oportunidades elementales de dotar a todos los mexicanos de una vida digna, sana, educada, y de un trabajo remunerador. RECTA FINAL
México requiere reencontrarse. La consolidación del futuro de la República depende de la capacidad que se tenga para renovar a una clase dominante agotada. Las dirigencias partidistas sólo velan por sus intereses. La lógica del juego indica que, entre más cara sea la democracia, más jugoso será el negocio. Las utilidades se reparten lo mismo entre los partidos que entre los medios. Los grandes empresarios hacen todos sus esfuerzos posibles por conservar sus monopolios. Los sindicatos son lagunas cuyas aguas estancadas devoran la posibilidad de movilizar los recursos humanos de la nación a favor de la democracia. Los maestros frenan la capacidad creadora de la infancia. Llegó el momento de renovar al establishment mexicano, y eso sólo puede hacerse mediante la apertura del juego democrático y en un marco de legalidad. Hay que abrir la puerta a nuevos jugadores y nuevos talentos, lo mismo en la política, que en las empresas, que en los sindicatos, que en la vida intelectual. La mejor forma de hacer retoñar a la nación es mediante la proliferación de ideas y propuestas. No hay tiempo que perder.�