LA TORTUGA Y EL COYOTE (Cuento tradicional de los indios de NorteamĂŠrica)
L
a tortuga estaba metida en un buen lío. Esa mañana había salido del río para dar un paseo por tierra firme. Pero, sin darse cuenta, se alejó demasiado del agua. El día era cada vez más caluroso, y la pobre tortuga no sabía si sería capaz de volver a casa.
Y entonces, todo se complicó: un coyote muy hambriento descubrió a la tortuga y le dijo: –¡Qué suerte encontrarte, tortuguita! Ahora mismo voy a cocinarte en un fuego y luego te comeré. –Ya te gustaría –respondió la tortuga con una gran sonrisa–. Mi caparazón es tan resistente que el fuego no le haría nada... –¿Ah, sí? Pues entonces subiré al árbol más alto y te dejaré caer desde allí. Tu caparazón chocará contra las piedras y se romperá en pedazos. –¿Estás de broma –rió la tortuga–? Mi caparazón es más duro que las piedras. No me harías ni un rasguño... –Se acabó –dijo el coyote cada vez más enfadado–. Voy a tirarte al río para que te ahogues, y así te podré comer. La tortuga puso cara de susto y empezó a gritar. –¡No, por favor, no lo hagas! Por lo que más quieras, no me tires al río... El coyote, orgulloso de su inteligencia, no escuchó a la tortuga. La subió a su lomo, corrió hacia la orilla a toda velocidad y la dejó caer en el río. Ya en el agua, la tortuga se sintió segura. –Muchas gracias, coyote. Me has traído hasta mi casa. Me has salvado la vida. La tortuga, muy feliz, se alejó nadando mientras el coyote la miraba desde la orilla sin poder hacer nada.