Misiones Salesianas
Emergencia Ucrania
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Los Salesianos trabajan sin descanso para entregar las ayudas humanitarias y económicas y también dar apoyo y acogida a los refugiados. Emergencia Ucrania es la campaña de Misiones Salesianas para colaborar. 30 • abril 2022 Boletín Salesiano
ecesitamos alimentos, medicinas, productos de higiene, generadores de energía, pañales para bebés, sacos de dormir…”. Es la petición que llega de los misioneros salesianos que están trabajando en Ucrania. Tras varios días de conflicto, “se están registrando colas interminables para adquirir productos de primera necesidad y combustible. No sabemos qué va a pasar en las próximas horas”, explican los misioneros salesianos en Kiev. Más de tres millones de personas han huido ya de sus hogares a causa del conflicto a los países fronterizos: Polonia, Rumanía, Eslovaquia, Hungría y Moldavia. “A Chisinau, capital de Moldavia, ya han llegado más de 20.000 refugiados y en nuestra casa ya tenemos una veintena de personas acogidas. Y creemos que esto es sólo el principio”, explicaban los misioneros salesianos en este país hace unas semanas. Hoy (al cierre de esta edición) más de 370.000 personas han huido de Ucrania hacia Moldavia. “Y en Bratislava estamos colaborando con las autoridades porque ya hay más de 50.000 personas refugia-
das”, dicen los misioneros desde Eslovaquia. En este país son más de 250.000 personas las que han cruzado la frontera para salvar sus vidas.
Acogida de refugiados En Polonia, los Salesianos también trabajan en la acogida a los refugiados que se acercan ya a más de dos millones de personas. “Los cines y los edificios públicos se han convertido en escuelas y salas de juego para los pequeños ucranianos”, asegura Monika Lawroska, que trabaja con los Salesianos en el Voluntariado Misionero en Cracovia. Los Salesianos en Polonia han organizado el centro de acogida para los refugiados en el seminario salesiano. Pero detrás de todas estas cifras hay personas, sobre todo, mujeres, niños, niñas y personas mayores, porque los hombres entre 18 y 65 años tienen prohibida su salida. Así, son miles las historias de familias rotas, de preocupación y de incertidumbre. Nadie, hace tan sólo dos meses, pensaba que tendría que abandonar sus hogares para salvar su vida de las bombas. Esta es la