IV Domingo de Pascua
Seminario de Nogales
Reflexión IV Domingo de Pascua Sem. Silverio Emanuel Ramirez Pereyra
Estamos situados en el Domingo IV de Pascua, un tiempo especial en el que la Liturgia nos invita a vivir con gran alegría la Resurrección de Jesucristo, y junto a esto, celebrar tradicionalmente la fiesta de Jesus el Buen Pastor. En este contexto, reflexionaremos el Evangelio de Juan 10,1-10.
En este ambiente de alegria por su Resurrección, Jesús se nos presenta como la puerta, imagen de la libertad y de la confianza. Y también como quien ha venido para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia.
El texto inicia con una parábola con la que Jesus pretende enseñar una gran verdad. La enseñanza inicia con un pastor que entra por el corral. En tiempos antiguos, los pastores llevaban a sus rebaños a un gran redil custodiado por un guarda para que pasaran la noche seguros. Por la mañana, cada pastor hacia salir a sus ovejas llamándolas por su nombre, y las conducía del redil a los pastos. El Antiguo testamento ve a Dios como el Pastor de su pueblo (Sal 80,1). Los jefes de Israel, David por ejemplo, ejercieron este ministerio en nombre de Dios en medio de su pueblo. Como muchos de ellos, a lo largo de la historia, no cuidaron realmente a las ovejas, Dios prometió que él mismo vendria a cuidar a su pueblo, a proveer a sus necesidades y a administrarle la verdadera justicia. Asi llega Jesús, el pastor Verdadero y Bueno enviado por el Padre a Israel, dispuesto a dar la vida por el rebaño.
Actualmente, en algunos ámbitos cristianos, las personas que dejan el redil, intentan arrastrar consigo a otras. Como quienes dejan la Iglesia para fundar otra, a menudo por razones personales o económicas, o quienes van espontáneamente de una iglesia a otra buscando el tipo de mesías que resuelva sus problemas materiales inmediatos de la manera que ellos quieren.
Con estas lineas, hoy somos invitados a entrar por la puerta en el redil de las ovejas, y no saltar por otra parte; a dejar de lado los casos de corrupción y de propio interes, y su lugar buscar el bien comun. Más aún, a escuchar el llamado del Buen Pastor, que va llamando por su nombre a sus ovejas, para llevarnos por los caminos donde El va, y asi, poder deleitarnos con su dulce y eterna compañia.
Que Dios, a través de esta parabola del Buen Pastor, nos permita recordar que Jesus es quien debe guiar nuestra vida. Él es el Pastor que busca siempre nuestro bien y por eso nos invita a entrar y salir por la puerta para encontrar a Dios y encontrar la vida. Dios nos bendiga hoy y siempre.
emanuelrp_90@hotmail.com
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