V Domingo de Pascua
Seminario de Nogales
Reflexión V Domingo de Pascua Sem. Pablo Rodriguez Espinoza
Hoy en este quinto Domingo de Pascua, Jesús nos invita a que tengamos paz, que nuestro corazón este tranquilo, que aunque se nos presenten circunstancias de dolor y de cruz, no nos alejemos de la presencia amorosa del Padre celestial y de Cristo nuestro Señor.
El Evangelio nos presenta la asombrosa imagen de la Casa del Padre, una casa grande donde hay un lugar para nosotros. Cristo mismo se compromete a prepararnos un lugar, aun más asombroso es que Él mismo afirma volver para llevarnos a ella, siendo así el anfitrión de aquellos a quien ha escogido y de quienes han dado su vida por el Reino de los Cielos.
Después, Jesús nos dice: “yo soy” una de las afirmaciones que deben apacentar nuestro corazón, pues se define como el Camino, la Verdad y la Vida, y lo es; No es un camino que podamos seguir, como muchos que se nos ofrecen, no es una verdad más de las que el mundo nos presenta, la cual podemos usar como un “outfit” utilizándola hoy, adaptándola como una nueva manera de vestir y que podamos mañana desechar y cambiar, sin ninguna preocupación o consecuencia; tampoco es vida que se agota, que pasa, que es efímera, marchitándose día con día, envejeciendo y perdiendo vigencia al pasar de los años. Cristo es El Camino, es la única ruta para llegar al Padre y así alcanzar nuestro fin último, aquel fin sin fin del que habló san Agustín, aquello que el ser humano busca por si mismo y no por cosa del que hablaba Aristoteles. Cristo es La Verdad, no una verdad parcial, que pierde vigencia, no una ilusión o un espejismo de una realidad incierta, Cristo es el Rostro del Padre, es la Revelación total de Dios hacia el hombre, es la Verdad que opaca todas las verdades, es el Ser que posee todos los seres en sí mismo, no hay más alta luminosidad, no hay conocimiento más perfecto que la sabiduría que procede de Dios y esta está depositada en Cristo nuestro Señor. Por último, Cristo se revela como La Vida, solo en Cristo tenemos vida y la tenemos en abundancia, solo Él posee la vida, solo Él ha resucitado, solo en Él ha venido a la muerte y gracias a eso tenemos la esperanza de la vida eterna.
Podemos seguir por nuestra existencia deteniéndonos en los aparadores de las grandes tiendas y opciones que se presentan a lo largo de nuestra vida, deslumbrados con caminos que no nos llevan a la felicidad, vistiéndonos con verdades que solo apagan pequeñas dudas, sin nunca llevamos a descubrir la gran pregunta de nuestra existencia o podemos seguir vistiéndonos con la verdad que más nos acomode viviendo, incluso, en un espejismo, en una mentira que jamás nos acercará a la Verdad de todo cuando existe, el qué, por qué y para qué de la existencia humana.
Es por eso que podemos poner hoy en nuestros labios las palabras de Simón Pedro: “Señor a quien iremos, tú tienes palabras de vida eterna”, totalmente convencidos de que Jesús es la Palabra encarnada del Padre en quien se cumple la Voluntad de Dios y donde podemos verdaderamente aspirar a la máxima expresión de nuestras potencialidades humanas, a la felicidad para que estamos hechos, a la Vida que se nos dio desde la creación del mundo que, si bien, por el pecado habíamos perdido, por el sacrificio voluntario de Cristo en su pasión, muerte y resurrección se nos ha sido devuelta para gloria de Dios Padre Todopoderoso.
Es Pascua, el paso de Señor, alegremos por que por su Resurrección tenemos la Vida que se nos había prometido.
pablore1991@gmail.com
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