Los Intrusos - Susanna Isern, Sonja Wimmer - Tierra de Mu

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A aquellos que navegan siguiendo la Estrella Polar. Susanna Isern

Colección Imagina un Bosque

Los INTRUsos © texto: Susanna Isern 2021

Susanna Isern

Sonja Wimmer

© ilustraciones: Sonja Wimmer 2021 © edición: Tierra de MU 2021 www.tierrademu.com mu@tierrademu.com Corrección: Torsitrad Maquetación: Tierra de MU www.tierrademu.com mu@tierrademu.com Primera edición: marzo 2021 ISBN: 978-84-122108-1-1 Depósito legal: SA 62-2021 Impreso en Eslovenia por GPS Group Todos los derechos reservados. Queda prohibida toda forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sin la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por ley. Si necesita escanear

Los INTRUSOS Una historia con dos finales


Todos los animales que podáis imaginar vivían en aquel bosque: ardillas que brincaban entre las ramas, lobos que espiaban a los ciervos, gorriones que cuidaban de sus crías, peces y ranas que convivían en la laguna, osos, erizos, tejones, zorros...


Una noche de luna llena, cerca de allí, desembarcó un bote. Sus tripulantes provenían de tierras lejanas. Habían recorrido montañas, desiertos y mares siguiendo la Estrella Polar.


A la mañana siguiente, un montón de animales que jamás hubieseis imaginado amanecieron en el bosque. El primero en darse cuenta fue Pinzón. Todavía descansaba en su nido cuando vio aquella enorme lengua atrapar las Se trataba del animal más alto que había visto. Sin despegar sus pies del suelo, era capaz de llegar hasta las ramas más elevadas de los árboles. —¡Alerta! ¡Un intruso! —pio Pinzón, atemorizado.


Osa también se llevó un susto de Osa también se llevó susto de vio muerte cuando, al un abrir los ojos, muerte cuando, abrir los ojos, vio su las nubes y losalpájaros sobrevolar lasdormitorio. nubes y los ¿Dónde pájaros sobrevolar habría ido asuparar dormitorio. ¿Dónde habría a parar el techo? Entonces, pegó ido un respingo el techo? Entoncesunpegó un respingohabía y lo descubrió, ser gigantesco y loarrastrado vio. Un ser había pasar elgigantesco tejado al intentar arrastrado tejado al intentar entre su el casa y unos árboles.pasar entre su casa y unos árboles. —¡Cuidado! ¡Un intruso! —voceó Osa, —¡Cuidado! ¡Un intruso! —gruñó Osa aún incrédula. aún incrédula.


En la tranquila laguna, sucedió algo muy extraño: unas olas poderosas comenzaron a agitar el agua. ¿Cuál era la causa? Los peces y las ranas observaron estupefactos como un gran animal y su cría chapoteaban felices en la orilla. —¡Atención! ¡Intrusos! —gritaron temerosos.


Los ciervos descubrieron un misterioso animal rayado pastando junto a su manada. Su pelaje era tan peculiar que parecía un laberinto sin salida. —¡Intrusos! —advirtieron mientras correteaban de vuelta a casa.

Los árboles estaban más animados que de costumbre. Ardilla miraba boquiabierta a un acróbata increíble, mientras los pájaros se cruzaban con una pareja de coloridas y ruidosas aves que no dejaban de parlotear. —¡Intrusooos! —gritaban todos.


Los animales del bosque no tardaron en reunirse para hablar de lo ocurrido. —¡Esto no puede seguir así! Han invadido nuestra tierra —dijo Ciervo. —La mayoría son enormes, ruidosos y comen demasiado —señaló Ardilla. —Estoy de acuerdo. Tenemos que hacer algo o pronto acabarán echándonos de nuestras casas, incluso del bosque —dijo Pinzón.

—A mí me dan un poco de pena… Pero quizás tengáis razón —añadió Osa, dubitativa. —Deberíamos hablar con ellos y pedirles que se vayan. ¡Aquí no hay sitio para todos! —concluyó Rana.


—Pero allí hay una tremenda sequía. Apenas queda agua —explicó el animal de la laguna. —Además, cada vez hay menos árboles y hojas frescas —dijo el más alto del mundo. —En esa zona hay demasiadas peleas y a mí me gusta la tranquilidad —señaló el herbívoro rayado.

Así lo hicieron. Los animales del bosque exigieron a los recién llegados que regresaran a su tierra.

—Aquí todo es distinto —suspiró el gran animal que había destruido accidentalmente la casa de Osa.


A pesar de las explicaciones de los forasteros, los animales del bosque no comprendieron sus motivos. O quién sabe, quizás no quisieron comprenderlos. De la noche a la mañana, desaparecieron tras los árboles igual que habían llegado. Todo volvió a la normalidad.


Pero la mala suerte quiso que, a los pocos días, se desatara un terrible incendio en el bosque.


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